SINO.
CAPÍTULO OCTAVO.
“Puedes traicionarme una vez.
Una única vez”. Isaac Hayes.
Una única vez”. Isaac Hayes.
“Si no puedes vivir sin tratarme bien,
deberás aprender a vivir lejos de mí”. Frida Kahlo.
deberás aprender a vivir lejos de mí”. Frida Kahlo.
Guillermo empezó a morir en su mundo, empezó a pensar
que ahora tocaba entender qué hacer con todo ese daño que le habían regalado,
las lágrimas dolían y el tiempo ahogaba, los días empezaron a convertirse en el
lugar donde ya vivía la tristeza, él seguía en su habitación, mirando tras el
mismo cristal cómo la gente tenía una vida, sentía la lluvia y veía montones de
paraguas en un ir y venir de un lado a otro, sin parar, sin cruzarse. Su mirada
se detuvo en uno amarillo parado en la esquina, y su mente volvió a perderse.
Por las noches no dormía porque sentía miedo de perder los pocos sentimientos que aún le quedaban, solía estar todo el día encerrado allí o trabajando montando personajes y empezó a olvidar cómo eran las sonrisas genuinas.
Pedro dejó de sonreír hace tiempo, y lo peor es que ya nadie se daba cuenta, empezó a perderse en la espiral destructiva del "no puedo", empezó a creerse que por su culpa las cosas nunca le salían bien, y eso le creaba la oportunidad de sin darse cuenta, hundirse más y más en esos sentimientos que dolían. Empezó a no poder dormir, a llorar hasta tarde, a sentir el peso de las horas que se iban desplomando delante de su vida. Y, empezó a no depender de nadie porque aquella vida le estaba enseñando que todo el mundo se iba, que nada ni nadie es para siempre.
Por las noches no dormía porque sentía miedo de perder los pocos sentimientos que aún le quedaban, solía estar todo el día encerrado allí o trabajando montando personajes y empezó a olvidar cómo eran las sonrisas genuinas.
Pedro dejó de sonreír hace tiempo, y lo peor es que ya nadie se daba cuenta, empezó a perderse en la espiral destructiva del "no puedo", empezó a creerse que por su culpa las cosas nunca le salían bien, y eso le creaba la oportunidad de sin darse cuenta, hundirse más y más en esos sentimientos que dolían. Empezó a no poder dormir, a llorar hasta tarde, a sentir el peso de las horas que se iban desplomando delante de su vida. Y, empezó a no depender de nadie porque aquella vida le estaba enseñando que todo el mundo se iba, que nada ni nadie es para siempre.
Guillermo odiaba su cuerpo, nunca tuvo complejos y ahora no le dejaban tranquilo, aquella mirada sonriente que siempre había en sus ojos empezaba a perder brillo, y la culpa era de todas esas veces que lloraba la soledad que le construía los miedos, y de todas esas veces cuando decía que estaba bien y seguía rompiéndose por dentro. Todo se venía abajo detrás de sus ojos tristes, ya no había sentimientos guardados en él.
Pedro estaba a un paso de perder todos sus sentimientos, de rendirse, y si aún no lo había hecho, era por no decepcionar todavía a más gente de la que ya pensaba haber decepcionado. De sus labios no hacían más que salir mentiras, "estoy bien", "no me pasa nada", ni las sentía, ni se dejaba arropar por el calor de su gente. Él daría lo que fuera por ser otro hombre, uno como las demás, porque sus días sin luz lo dejasen ver más allá de todos sus años de soledad, por no haber entrado nunca en ese mundo, en el frío mundo roto de la decepción.
Guillermo quería no seguir decepcionándose y poder mirarse a un espejo sin darse más pena, su vida era una eterna pregunta, "¿podré ser feliz algún día?"
Y entonces él se levantó, y se dio cuenta que
mucho de la vida tiene que ver dependiendo del color del cristal por el que
miras por la ventana, y entonces dejó atrás la aburrida manera de ver el mundo
tras aquel cristal y bajó a la lluvia, se paró en la mitad de la acera y se dio
cuenta del aire, de la lluvia, se dio cuenta de la vida.
En la esquina, debajo del paraguas amarillo, Pedro estaba empezando a sentir que quien únicamente lo entendía, era la música de sus cascos que lo acompañaba cada día, cuando vio a un hombre parado bajo la lluvia, los brazos abiertos y una sonrisa en su vida.
Él lo vio, se metió debajo de su paraguas amarillo y se coló en su vida, Pedro solo quería sonreír, y él le salvó la sonrisa.
Se conocieron y al toque se enamoraron, Pedro tenía cerrada la esperanza, Guillermo venía dolido de otros sentimientos. Juntos encontraron lo que les llevaban negando toda una vida, eran dos mitades que llevaban el deseo irremediable de encontrarse.
En la esquina, debajo del paraguas amarillo, Pedro estaba empezando a sentir que quien únicamente lo entendía, era la música de sus cascos que lo acompañaba cada día, cuando vio a un hombre parado bajo la lluvia, los brazos abiertos y una sonrisa en su vida.
Él lo vio, se metió debajo de su paraguas amarillo y se coló en su vida, Pedro solo quería sonreír, y él le salvó la sonrisa.
Se conocieron y al toque se enamoraron, Pedro tenía cerrada la esperanza, Guillermo venía dolido de otros sentimientos. Juntos encontraron lo que les llevaban negando toda una vida, eran dos mitades que llevaban el deseo irremediable de encontrarse.
— Para que sientas dentro de tu vida todos los latidos de mi cuerpo __dijo él.
—Para que nunca dejes de sentir que formas parte de mi piel _ dijo Pedro.
Y de pronto, esas palabras las escucharon con la mirada, como si el destino les hubiese estado buscando desde hacía muchas vidas. En los ojos de ellos dos se podía leer "tratar con cuidado, estas personas contienen sueños". Y ahora tocaba intentar no olvidar nunca cómo se quiere para siempre.
Subieron a su casa y al entrar, Guillermo le dijo, —"Lo siento, se me acabó el café, pero si quieres "queda té" para toda una vida". Y entonces, en la mirada de Pedro, volvió a encontrarse ilusión.
Y dejaron de ser gente rota, y fueron felices, y se comieron el mundo a sentimientos.
__
__Nadie tiene la culpa, ni tú,
ni yo, ni él, ni siquiera Juan. Ellos son así. Lo tenemos que aceptar.
Al oír esas palabras, mi padre
se levantó tambaleándose y le aferró el brazo hasta hacerle daño.
__Estás muy equivocada. Yo
nunca lo aceptaré. ¡Nunca! ¿Me has comprendido? Ya se lo he dicho a él. Ya no
lo considero hijo mío.
__Pero lo es… “
__
_ ¿Pedro? Amorcito, ¿estás
llorando? __Ver a Pedro con el rostro empapado y temblando, le clavó
una daga en el pecho, y lo llevó a su regazo, lo trató de calmar en el abrazo
__. No cielito, en tu caso no tiene por qué ser así, ya ves, tu mamá lo tomó
bien, es otra época, ellos en ese medio están acostumbrados, tranquilo.
__No, Guille, será lo mismo, no
conoces a mi padre… será igual, lo sé. Me va a odiar y perderé a todos, quizá
no a mamá, pero él hará lo mismo, nuestras historias son paralelas, es nuestro…
sino.
Cerró el diario y se acostó.
Intentaría dormir aunque el martirio de Juan y Guillermo desalojaban al sueño o
bajo los párpados aparecía siempre Guillermo, y volvía a oír su voz de bajo, y
el corazón le latía desenfrenado. “No más castigos, no más penitencia por ser
distinto, cielito, concédete el perdón y la vida plena que mereces”. Lo pensó
en la otra habitación dormido, era un despropósito, y lo apremió la necesidad
de verlo. Se puso los jeans y abandonó el dormitorio con sigilo, en pocos días
estarían con los amigos y deberían simular al menos por un tiempo. Deseaba y temía conocer la historia completa de Juan
Arismendi, hasta ahora tan similar a la suya. Un chico escondido en sí mismo
por temor a esa brutalidad y marginación por sentirse distinto, marcado,
marginado. Encendió la luz del pasillo y con cuidado entreabrió la puerta de la otra habitación,
la silueta de Guillermo se perfilaba en la penumbra de la estancia y como cada
vez que lo veía el corazón le dio un brinco, la alegría le trepó por la
garganta, la sonrisa despuntó en los labios. Se acercó en puntas de pie,
sobrecogido por las ganas de tocarlo, por la irrealidad de la situación y por
la angustia de perderlo, era el ser más perfecto que conocía, le era imposible
desalojar el temor a la pérdida.
Durante sus investigaciones de
actores famosos con quienes trabajara su madre lo había imaginado de modos
diversos, sin acertar con la persona magnífica que era como hombre. Le dio por
pensar que con él junto a él, nada malo podría sucederle pese a esa culpa que
sentía ese ser divino por la muerte de Juan, le inspiraba una confianza ciega,
a él, Pedro Beggio, receloso y suspicaz, pero ¿de dónde surgía? Era pura
intuición. ¿Qué sabía de Guillermo en pocos días? Mucho y nada.
“Obcecado, sin cansarme, te
busco sin encontrarte extraviado en las
insondables sombras del camino cruel de mi destino, extraño y sufro en esfuerzo
vano los susurros de tu boca de rosas, amarte y besarte. Si pudiera hablar
contigo en un recodo del camino, yerma mi vida tu ausencia la destruyó en mil
pedazos, se aquieta la vida en la luz de
tus ojos, un remanso entre tu callado silencio, y pedirte perdones tardíos.
Muero de amor, sufro en las llamas de mi infierno, añoro tus manos tibias como
mariposas en la brisa, vivir amores
rebosantes llenos de alegría y sonrisas y te fuiste en silencio, y dejas mi
vida un destierro. Se ahoga mi vida en este día, pena grabada a fuego, fríos silencios, indiferencias de mis amores
impíos, mi conciencia me castiga y condena, en mis delirios muero condenado, dolor de mis culpas sin
remedio. Y culpable de herir tu amor, es mi cruel tormento defraudarte mas buscaré la dulzura de tu aliento y suave como
brisa entre un espejo de tu sombra, murmullos y sonrisas y la esperanza de
vivir contigo un nuevo encuentro. Mi alma sin tu amor, es solo una sombra efímera.”
Se arrodilló junto a la cama, a
la altura de la cabeza y le estudió de cerca, su belleza era indescriptible y
arrebatadora, lo dejaba sin respiro. Las pestañas negrísimas formaban un arco
sobre su piel blanquísima, y ese tono de miel, caramelo, café de su iris, le
habría dibujado el contorno de las cejas también muy negras, y hundido los
dedos en el cabello. Se quedó mirándole la boca, su parte favorita. Apretaba
las manos para evitar tocárselos y despertarlo. Qué inefable sensación de dicha
experimentaba sabiendo luego de esos días que de haberlo tocado, habría gozado,
en lugar de padecerlo, de sufrir, era liberador, él lo era, su redención, su
sanador.
Permaneció estático cuando
Guillermo comenzó a alzar los párpados. Nada había delatado que estaba
despierto o por despertar, no se había
movido ni producido sonidos con la boca ni cambiado el ritmo de la respiración,
simplemente tropezó con su mirada y se tomó como lo más natural encontrarlo
allí, de rodillas junto a la cama, incluso le sonrió con tranquilidad.
__Yo me habría asustado _pensó
en voz alta, sin explicar el sentido de la declaración, a juzgar por la
respuesta de él, le había comprendido.
__Yo también solo que con vos
es diferente.
__No podía dormir. En cambio tú
dormías tranquilamente.
__Suelo tener pesadillas _le
confió__ y despertar gritando.
__Pues no esta noche.
__No, esta noche, con vos cerca
no.
¿En qué pensabas mientras me
observabas dormir? No me pareció continuar con la historia de Juan, vivimos
años buenos pero también momentos muy duros y no solo por el juicio del afuera.
__Pensaba en que deseaba tocarte, y en la felicidad que eso me
causa, en cuánto quisiera darte todo como te he dicho, y sentir que si te toco no experimentaré ningún ataque de pánico.
__Guillermo alzó la mano y Pedro en un acto reflejo alejó el torso__. ¿Quieres
tocarme? __preguntó con miedo mal disimulado.
__Sí.
__Solo mi madre puede tocarme.
¿Por qué ella sí y el resto del mundo no?
__Porque el amor de ella como
te demostró al saber de lo nuestro es incondicional, lo sabes, y por nada de lo que hagas o hayas hecho dejará
de amarte, sabes que jamás dejará de amarte por lo que a vos tanta culpa te
genera. Y yo tampoco _añadió segundos después y Pedro tragó para deglutir el
nudo que le atenazaba la garganta__.
¿Puedo tocarte?
Asintió, y sus ojos siguieron
el recorrido de la mano con el aliento atrapado en el pecho donde el corazón se
le había desbocado.
__Ya te he acariciado, ¿por qué
tanto miedo?
__Cada vez que lo haces es como
la primera. No me fío de mí, le temo a la reacción, y al mismo tiempo ansío poder entregarme a ti
aunque no sé nada de hombres, de sexo entre ellos, menos con mujeres.
__ ¿Quieres saber cosas
técnicas? Nada que pueda decirte al momento de sentir lo recordarás.
A veces nos creemos expertos en
temas sexuales, incluso en la intimidad podemos darnos el lujo de jugar al
súper héroe erótico, pero ¿estamos al corriente de los nuevos términos que
alimentan esta fantasía? Veamos.
Es cierto que en diversas
ocasiones los tocamos intuitivamente (esto depende de los gustos y las
intimidades peculiares de cada pareja) por simple iniciativa ante el placer sin
percatarnos del concepto que encierran, mas, la modernidad ya se ha alzado con
sus definiciones a veces difíciles de pronunciar. Ejemplo:
·
Matutolagnia: es el gusto por practicar el sexo mañanero de toda la vida, al
despertarnos. Es muy placentero y una de las mejores maneras de empezar un día
llenos de energía al despertar y ver a nuestro lado a la persona amada; también
es una manera inmejorable de “bajar” ese priapismo del despertar tan común en
muchos hombres.
·
Parcialismo: desde jóvenes vamos aprendiendo cuáles son las zonas erógenas, es
algo que consideramos muy importante al ver que su conocimiento y manipulación
nunca fallan. Pero, ¿existen otras? Sí. Hay otras un tanto distintivas en
algunas personas y principalmente usadas por quienes gustan de tal práctica;
así que no te alarme si en la relación sexual notas que la otra persona es
atraída por tus párpados o tus codos.
·
Altocalcifilia: es el término para aquellos a quienes les gusta el sexo
relacionado con el uso de tacones altos convirtiéndolos en el fetiche central
para lograr el clímax en el acto sexual.
·
Ursusagalamatofilia: las fantasías sexuales siempre han sido un plus al erotismo.
En este caso nos referimos a animales y pueden ir desde los más elaborados como
depredadores salvajes hasta los más sencillos sacados de la ficción, por
ejemplo: una conejita de playboy es sugerente y consigue maravillas en el
éxtasis (al menos es lo que dicen por ahí, no señalen al mensajero)
·
Tickling: ¿tiene usted cosquillas eróticas? Bien, este concepto es de su
incumbencia pues no es otra cosa que llegar al orgasmo mediante cosquillas que
tu pareja te ocasionará en tus zonas erógenas hasta lograr tu éxtasis sexual.
·
Abdorgasmo: esto es el sexo loco de toda la vida en las situaciones menos
idóneas: a caballo, conduciendo, remando, montando bicicleta, nadando, etc.
·
Bangover: esto lo pudiéramos llamar la práctica sexual “olímpica”. Sí, es el
término usado para definir los dolores (agujetas) que se nos presentan en los
músculos el día después de un maratón sexual; las posturas y poses recurrentes
y repetitivas que nos llevaron a coronar el éxtasis nos harán saber sin lugar a
dudas que estamos en presencia de bangover.
¿Sirve esto? Yo creo que no,
que cuando se ama de verdad, todo se da naturalmente, y no recordaré nada de
esto cuando hagamos el amor, precioso, pero no pasará nada que no desees hasta
que me lo pidas. Y yo sí confío en vos, plenamente _ dijo, y le pasó el índice
por el filo de la mandíbula.
__ ¿Por qué? _ susurró apenas,
conmovido por el contacto que le había erizado la piel al punto de causarle un
ligero dolor y nada de pánico.
__No lo sé. Tal vez nos
conocemos de otra vida, por suerte no soy cristiano y puedo afirmar que siento
la familiaridad de conocerte de otras
vidas _añadió con acento ligero y Pedro rio apenas.
__ ¿De veras lo crees?
__preguntó, consciente de que su índice ahora descendía por el tabique nasal.
__Me gustan tus pecas y me
pierdo en tus hoyuelos _ comentó, y Pedro recordó que aquel comentario dicho
por otros le habría causado revulsión, el de Guillermo un estremecimiento de
placer y anticipación__. Tu nariz es perfecta, tu boca alucinante __agregó un poco
después, y se quedó mirándolo__. Quiero besártela.
__ ¿Le temes a trabajar con mis
padres y que lo nuestro pase a algo mayor? _balbuceó Pedro.
__El rodaje terminó, Pedro, y
luego de la fiesta hice algo que no sabes.
__ ¿Qué?
-- Le presenté la renuncia a la
productora de tu papá. No es tu culpa, no te adelantes. Irrevocable. Seguir
trabajando con ellos siendo tu pareja me parecía por ahora una carga, y no
quiero volver a caminar como si en lugar de ello me arrastrara por un peso
demoledor. __Volvió a elevar la mano y le pasó el dorso por las mejillas.
__ ¿Así fue con Juan?
__A veces pero el peso mayor
fue su… muerte, entonces llegaste vos, y te vi en el plató y el corazón me dio
un salto, y me sentí vivo, y no quise como antes haber muerto con él o en su
lugar, y temí que si entraba a cambiarme al salir ya no te encontraría.
__Creí que era bueno
disimulando pero contigo fracasé estrepitosamente. __ Pedro sonrió, y un mechón
se deslizó a la frente, que Guillermo acomodó tras la oreja.
A cada movimiento, Pedro le
prestó atención desde el roce de los dedos sobre la frente hasta el que siguió
en el pabellón de la oreja y detrás.
Guillermo iba dejando rastros de placer sobre su piel, nada de contrariedad o
aversión. Le costaba respirar de la emoción contenida.
__No creo que puedas imaginar
lo que me causó verte cada día en el set
de filmación.
__Quiero imaginarlo, cuéntame _
pidió Pedro.
__Sentí un alivio tremendo al
descubrir que no te había perdido. Lo más increíble es que un pensamiento tan
extraño causado por alguien a quien no conocía no me provocase
incomodidad, a alguien como yo tan
reservado y pudoroso, menos necesidad de combatirlo, acercarme a vos me parecía un comportamiento
natural. Fue extraordinario _concluyó más para sí, y miró hacia abajo, como si
le destinase al pensamiento una ulterior reflexión.
__ ¿Te preguntabas por qué
estaba siguiéndote?
__Pensé que te enviaba tu madre
para vigilar mi trabajo _respondió tras un breve silencio__. Lo ha hecho antes
no bromeo.
A Pedro le perturbó la respuesta.
__ ¿Y pese a eso no querías
perderme?
__No quería, no. Simplemente
fui feliz al ver que seguías allí y cuando te alejabas me provocaba desazón.
__Guille… _se conmovió.
__Y tuve miedo de volver a
depender tanto de alguien, aunque no fue lo mismo ni lejos con Juan _. ¿Y qué me importan tu silencio o tus
lacónicas palabras? Si ayer feliz me decías te amo y hoy te encierras en tu
laberinto de sentires, te abrazo, sé que allí estás, te beso, sé que necesitas
el silencio y la compañía, me siento a tu lado, sin decir palabra alguna, la
playa arrulla al sol que pronto se irá a dormir, la luna se asoma y vos
descansas sobre mi pecho, nada necesitamos decirnos, basta un abrazo,
basta la cercanía de tu piel con la mía, el cantar de nuestros corazones, la
armonía de nuestra cercanía, me acuesto sobre la arena mientras sobre mí vos descansas, te dejo soñar, te dejo sentir
y te puedo sentir, te amo en silencio, te amo y lo sabes, me amas y lo sé,
acaricio tus sueños, cobijo tu alma cansada, amado mío, no solamente te amo en
las sonrisas y el bullicio de carcajadas sino en tus silencios y tristezas, en
tus no tan buenos ratos, toma mi mano y siente mi amor por vos. Te presentas
así, tan lleno de belleza, cargado se sensualidad, desparramando coquetería, de
mirada profunda y desafiante, elegante y de palabras dulces e inteligentes
¡cómo no sentirme tentado por vos! pero me detienes, con un gesto de tu mano
paras el ímpetu con el que me acerco.
Sonríes y el mundo entero parece mirarte, la luz es tenue pero tu presencia es arrolladora, estamos solos vos y yo, deslizas tus dedos por tu boca, sabes que me provocas, que me tientas a más no poder, eso te encanta, lo disfrutas a placer.
Tu dedo en tu boca me indica que no pronuncie palabra alguna, entonces me quedo absorto mirándote mientras poco a poco desnudas tu cuerpo, lo haces muy lentamente, como para que estalle de deseo.
Te acercas a mí, intento tocarte pero no me dejas, seductor me atrapas con la mirada, tus manos se deslizan dentro de mi ropa y sin prisa dejas mi pecho desnudo, dejas toda mi piel al aire.
Tomas mi mano y la llevas a tu boca, tu boca que es mi tentación, ya nada puedes evitar, ya nada quieres evitar, la noche es nuestra compañera, nos amamos como desaforados hasta el amanecer, con locura y ternura nos sorprende la mañana, exhaustos pero plenos. Bésame, por favor.
Pedro lo miró con fijeza y solo
halló bondad y sinceridad en el alma que tan fácilmente se le reflejaba en los
ojos. Se inclinó y bajó los párpados
antes de que sus labios tocasen los de él y que su barbilla le acariciase el
mentón. Había besado antes y lo había disfrutado, sin embargo ese contacto
fugaz, sutil, apenas un roce sobre la boca de Guillermo Graziani lo condujo a
un nuevo plano, no solo al de comunicación con otro ser humano y al del placer
físico sino a uno en que se sentía como si hubiese vuelto a casa. Como si
hubiese hecho algo que, si bien era nuevo al mismo tiempo le resultaba
familiar, pero sobre todo era como estar haciendo algo de lo que se había
privado durante demasiado tiempo y de lo cual ya no prescindiría si quería
volver a sentirse completo, entero y en armonía. Ese conocimiento afloró de un
sitio recóndito que no provenía de la razón, pues si se detenía a analizar lo
que estaba viviendo solo habría podido considerarlo bajo una sola luz: se
trataba de una locura, tanto como esos días que iría a pasar de vacaciones con
ese grupo de amigos que nada sabían de él.
Se deslizó sobre él. Lo sujetó
por el cuello y lo atrajo para profundizar el beso. Aunque abrió la boca y le
devoró los labios, Guillermo no lo tocó. Pedro, que percibía su esfuerzo por
mantener las manos quietas para no asustarlo, lo amó por ello.
¿Lo amaba? Él que no se creía
capaz de ese sentimiento, pero lo que este hombre le provocaba le daba vértigo. Ocurría demasiado aprisa y sin embargo ahí
estaba, encaramado sobre él, besándolo
como si se tratase de un hombre normal, sin fobias. ¿Lo amaba? Volvió a
preguntarse. ¿Lo amaba si apenas lo conocía? Después de todo, ¿qué era amar? Le
habría gustado preguntárselo a alguien. Lo que fuese que Guillermo le
inspirase, era fuerte y poderoso, lo dominaba, ¿para qué negarlo si tenía
alojada en el pecho esa opresión desde que él había actuado frente a sus ojos?
Guillermo Graziani era su destino, era su sino,
lo supo en ese instante en que sus lenguas se entrelazaban como si lo
hubiesen hecho infinidad de veces, como si la afenfosfobia jamás hubiese
existido, y no le importaba si su padre lo odiaba al saberlo, tampoco lo que le
restara saber del pasado de Guillermo, menos la opinión de esos socios.
__Tócame _ le suplico, y él le
apoyó las manos abiertas y tibias sobre la base de la espalda.
__ ¿Qué sientes? _quiso saber
Guillermo, solícito, la voz exquisitamente agitada y más grave que de
costumbre.
__Felicidad _respondió,
embargado de una emoción que le impedía expresarse.
Se abrazaron y se trató de una
abrazo completo sin limitaciones ni represiones ni miedos y siguieron besándose
y explorándose y permitiéndose sentir vivamente, mientras se alimentaban de la
energía del otro, de la pasión del otro, y lo hacían a través de sus bocas y de
sus lenguas que parecían conocerse desde la noche de los tiempos.
Acabaron agitados y un poco
trastornados por la intensidad del momento. Pedro se incorporó apenas y no tuvo
dudas ni vergüenza al internarse en sus ojos. Los de Guillermo se habían vuelto
tormentosos y tan negros como su cabello, y comunicaban desconcierto y
turbación pero sobre todo fascinación. Pedro le despertaba fascinación.
Guillermo le acunó la mejilla antes de hablarle:
__Gracias por esta entrega.
Gracias por confiar en mí. No creas que para mí esto es común y corriente.
Acabo de vivir una experiencia, la experiencia más extraordinaria de mis casi
cincuenta años.
__ ¿Por qué contigo es todo tan
fácil? __La pregunta había sido retórica, él, sin embargo, le contestó.
__Quiero pensar que me dejas
tocarte y besarte porque sabes que mi amor por vos es incondicional, y que nada
que hayas hecho cambiará lo que siento y es lo mismo para mí.
__ ¿Amor? ¿Sabes que esto es
amor?
__Sí, lo sé.
__ ¿Cómo?
__Porque con solo pensar en tu
ausencia me asusto, porque le das sentido a todo lo que me rodea y soy. Te
encontré Pedro. Sos la parte de mí que me faltaba.
Recostó la mejilla en su pecho
para que no viera cuánto lo perturbaba su declaración. Alzó apenas las pestañas
para mirarlo y se sorprendió al encontrarlo con los ojos cerrados y una sonrisa
de satisfacción y contento. El simple gesto de él lo hizo feliz. La sensación
le explotó en el pecho y temió que acabase. ¿Cómo volvería a la vida de antes?
No la toleraría después de haber experimentado algo tan inefable, mágico,
único.
__ ¿Qué piensas? _quiso saber
Guillermo.
__Que no toleraría volver a la
vida de antes.
__ ¿Qué vida de antes?
__La vida en la cual tú no
existías.
Guillermo frunció el entrecejo.
__ ¿Por qué tendrías que volver
a esa vida tan desagradable sin mí en ella? _inquirió, y lo hizo reír.
__Soy así, Guille. Siento que
lo bueno terminará tarde o temprano que son solo momentos. Era muy feliz hasta
que entendí que era distinto y ya no pude _explicó.
__Lo que acabas de decir no
deja de tener ciertos aspectos positivos, a saber: soy algo bueno y te hago tan
feliz como cuando eras casi un niño. ¿Es así?
__Más feliz, de hecho.
__Más feliz _ repitió él, disimulando
malamente lo envanecido que lo había vuelto esa declaración__. Será cuestión de
mantenerlo de ese modo para la felicidad de mi Pedro.
“Mi Pedro”, repitió para sí,
estremecido de gozo, y enseguida se acordó de algo que deseaba saber.
__ ¿De verdad te llamas
Guillermo?
__ ¿Y eso?
__Digo, los artistas suelen
tener pseudónimos, otro nombre real _explicó Pedro.
__Pues no yo, es mi nombre
real, ¿acaso no te gusta Guillermo?
__Me encanta, es el nombre con
el que te conocí, es el que quiero usar. ¿A ti cómo te gustaría que te llamase?
__Como desees. ¿Mi amor? ¿A qué
le temes amorcito?
__A la gente que me destruyó,
quiero que dejen de dominarme __
balbuceó.
__Hazlo si lo necesitas pero
quiero que sepas de que no te destruyeron.
__Y ahora me dirás que lo que no
te mata te fortalece.
__La frase de Nietzsche no es
así.
__Ni siquiera sabía que era de
él _ admitió, y pensó que Guillermo era culto, empezaba a demostrarlo con
certeza.
--Nietzsche dijo: Lo que no te
mata te hiere de gravedad y te deja tan apaleado que luego aceptas cualquier
maltrato y te dices a ti mismo que eso te fortalece.
__Vaya si lo cambiaron.
__Así es, sin embargo yo no
estoy de acuerdo con ello. Sí creo que si sobreviviste a una situación
traumática es porque eras extraordinariamente fuerte antes de enfrentarla.
__Yo era un niño muerto de miedo
cuando mi padre… me pegaba _adujo Pedro__. Era un niño callado y tímido, solo
eso.
__No sabías cuán fuerte eras,
pero lo eras y por eso sobreviviste y todavía estás de pie, y cuerdo, como yo a
pesar de lo que viví con Juan y su muerte.
__No estoy cuerdo, Guille.
__Lo estás, no tienes idea
cuánto.
A ver, y no quería hablar de
esto. Que sufras una fobia no significa que hayas perdido la cordura. Es el
modo al que recurre tu mente para lidiar con la culpa de ser gay, ya te
expliqué. Eres fuerte, en extremo fuerte antes y hoy, las crisis solo sirven
para que saques a relucir tu potencia y para que luches. Debes de haber sido
muy amado por tu madre al menos y debes haber vivido en un ambiente estable y
cordial en la primera infancia __conjeturó y Pedro solo asintió a ese punto muy
conmovido__. Gran parte de tu fortaleza viene de allí, de haberte sabido amado
de bebé y en los primeros años, no fue mi caso, pero también nace de ti, de las características de tu personalidad. Con
eso nacemos _declaró.
__Tú __dijo, y le dio vergüenza
que le temblara la voz__ eres extremadamente fuerte.
__Lo soy _convino él sin
rastros de pedantería, y le acarició la frente __, pero al igual que vos, a
causa de la culpa me castigué todos estos años, convirtiéndome en un personaje,
en alguien que está en el mundo pero no del todo, que prefiere no comprometerse
con alguien para no sentir el vacío que causaría su ausencia, y que se somete a
condiciones y disciplinas muy severas, de las cuales lo más agobiante es la
soledad.
__Ya no volverás a estar solo.
La sonrisa de él fue el premio
a una declaración espontánea, nacida de su corazón, para nada meditada, pues si
hubiese destinado un instante a razonarla, quizá no la habría pronunciado, y él
no le habría regalado ese gesto que le iluminaba los ojos en la penumbra de la
sala.
__ ¿Eso quiere decir que vos
estarás siempre conmigo, mi Pedro?
Pedro habría querido prometerle
que sí, que no deseaba otra cosa, que no tenía ni idea de cómo reaccionaría su
familia, de cómo organizaría su vida, su trabajo, pero que en ese momento, ahí,
acostado sobre su cuerpo, con las manos de él en su espalda, tenía la certeza
de que estaba donde debía estar. Sin embargo se sentía extraño. Las veces que alguien le había atraído, había
sido algo lento, gradual, en cambio lo que Guillermo le provocaba era
vertiginoso, desconocido y lo asustaba. Por eso, expresó:
__ ¿Es normal esto que nos
pasa? ¿Es normal si apenas nos hemos conocido?
__ ¿Qué sientes vos?
__Que yo
quisiera amanecer en tus brazos, hombre de mis sueños, reflejarme en tus
ojos,
besar tu ardiente boca, acariciar tu piel con mis labios y hacerte el amor una vez y otra vez. Hoy y como siempre mi amor, no es nada nuevo pasarme por tu vida para decirte que hoy al igual que ayer mis besos desean acariciar tus labios, tampoco es nada nuevo confesar que mis suspiros solo son tuyos, que llevan tu nombre, que cada vez la distancia de nuestros cuerpos se estrecha, te siento más cerca aunque la distancia sea eterna, y me duela el alma toda al no tenerte, aprendí a ser feliz aunque solo pueda amarte en mis sueños, donde besas mis silencios. No te rindas me dice el corazón, el amor, al fin y al cabo es sueño, ilusión, es pasión, es, todo eso que nos hace soñar, sufrir, vivir, es, puro sentimiento que navega en la sangre de un alma enamorada.
besar tu ardiente boca, acariciar tu piel con mis labios y hacerte el amor una vez y otra vez. Hoy y como siempre mi amor, no es nada nuevo pasarme por tu vida para decirte que hoy al igual que ayer mis besos desean acariciar tus labios, tampoco es nada nuevo confesar que mis suspiros solo son tuyos, que llevan tu nombre, que cada vez la distancia de nuestros cuerpos se estrecha, te siento más cerca aunque la distancia sea eterna, y me duela el alma toda al no tenerte, aprendí a ser feliz aunque solo pueda amarte en mis sueños, donde besas mis silencios. No te rindas me dice el corazón, el amor, al fin y al cabo es sueño, ilusión, es pasión, es, todo eso que nos hace soñar, sufrir, vivir, es, puro sentimiento que navega en la sangre de un alma enamorada.
Lleno cada rincón de mi alma de sueños contigo, para renacer en un nuevo día, despierto en mis madrugadas cuando el sol atrevido y descarado acaricia mi piel, despierto, y te busco, otra madrugada más, donde los sueños juegan con mi alma, me espera otro día donde la sangre se rompe por dentro, donde margullo en cada uno de mis sueños, donde recojo cada beso que dejé en tus labios, y lleno mis maletas de ellos, juego con las sonrisas que regalé a tus ojos, y cierro de nuevo mis ojos para sentir ese suspiro que sale de tu boca cuando me sueñas, en este momento vida mía, necesitaría tus ojos para perderme en ti, antes de que llegue la noche negra, y me robe los sueños que llevan tu nombre.
Alma mía, déjame pensar que en mis sueños te encuentro, que te encuentro bailando en la comisura de mis labios, déjame que sueñe que estás en la orilla de mis deseos esperando mis besos, besos que se besan como siempre han querido, besos de pasión y dulzura, que solo tú eres su dueño. ¿Será que el mar sabe de mis cuitas con tu amor, vida mía? Cuando sus aguas acarician mi piel siento cómo me desnuda el alma, siento cómo sus vaivenes quieren hacerme sentir que estoy vivo al tiempo que muero por ti.
Nunca supe de rendiciones ni pasos atrás, le hablé al mar, nunca he retrocedido por mucho abismo oceánico que hubiese bajo mis pies, ni niebla que me cegara sin poder ver tus ojos en mis sueños, por eso, quiero que sepas amor que esta noche seguiré perdido en tus ojos, que jugaré con tus besos como siempre, pero también te diré mi amor, que me sentiré morir sin tus labios dulces, sin tu olor a verdad, te prometo vida mía que nada más despertar, al abrir mis ojos te buscaré en el aire y mis pies descalzos me llevarán a tu encuentro, donde dejaré para ti mis versos de amor para que sean el coro manso de tus sueños, en la arena húmeda de mi piel.
Te amo. ¿Y tú?
__Yo… Si pudiera odiarte en vez de amarte... Si
pudiera olvidarte en vez de recordarte. Si pudiera irme en vez de quedarme. Si
pudiera soltarme de tu abrazo en vez de aferrarme. Si pudiera ser pájaro y
verte desde tu ventana. Si pudiera ser espejo para ver tu rostro reflejado. Si
pudiera irme lejos para dejarte ser feliz. Si pudiera besar tus labios y no
quedarme con las ganas. Si pudiera olvidar tu nombre para no repetirlo mil
veces. Si pudiera no desear lo tibio de tu cuerpo sobre el mío. Si pudiera
olvidar que me vi en tus ojos y tú en los míos. Si pudiera olvidar la desnudez
de tu cuerpo en el mío. Si pudiera olvidar las noches con vos y vos conmigo. Si pudiera romper tus fotos
donde te miro y te deseo. Si pudiera no llorar escuchando una canción que me
regalaste. Si pudiera dejar de leer tu poesía que me enamora. Si pudiera borrar
todos los poemas que me has inspirado. Si pudiera morir mañana y sepultar todos
“los te amo”. Si pudiera agradecer a Dios lo que pasé con vos feliz. Si pudiera
olvidar el día que te conocí y cambiaste mi vida. Si pudiera decirte hoy que ya
te olvidé, pero ¡te amo, mío! Ahora mañana y siempre serás mío. ¡Siempre tuyo,
siempre mío!
Y más, mis deseos son tus
labios carnosos, es un espejo donde se reflejan mis deseos, el lugar exacto,
donde se delatan mis sonrisas prohibidas, donde despiertan mis expresiones más
sedadas, donde me imagino los sabores jamás probados. Mis ojos, juegan con tus
bellas curvas y mi mente no te olvida, porque te tiene resaltado, mis húmedas
lágrimas, ciñen tu cuerpo, para mis gustos. Tus gemelas montañas, me invitan a
descubrir un paseo, conquistar las cimas y acariciar sus pieles acarameladas,
divisar, disfrutar de todas tus desconocidas características. Tus dos gotas de
agua, que se incrustan en tu pecho, suficiente para morir a tu lado... ahogado,
recorrer el mundo en vos, sin morir de sed, encontrarte, entregarme y amarte a
tu merced.
Me llegó un rumor de alguien muy cercano a mí, que a la postre
sería verdad, decía con palabras muy sencillas, en una conversación entre dos
amigas, decía una que no conozco bien, dando quejas en asuntos de amor, para
nada bien me ha ido en la vida, de tantos amores ya ninguno queda, mejor sigo solo y no me meto
en tanto lío, la otra que sí conozco bien, mi lucero, mi cielo y atardecer, no
tardó en contestar, mira amigo mío, en cuestiones del corazón, yo sí tengo
mucho que decir, pues encontré en mi
esposo todo, lo que toda mujer ama, la persona ideal para compartir el resto de mis días, por eso
en el día del amor y la amistad, con un regalo que él tanto espera, le voy a
sorprender, un definitivo sí, con pasión saldrá de mis labios, sí, tu esposa quiero
ser.
Amorcito, yo no sé qué es
normal, para mí normal es que una vaca dé leche, que al gato maúlle, que el
perro ladre, pero si como vos dices nosotros no somos normales, estaremos
acostumbrados a que nos pasen cosas extrañas. Pedro, me han sucedido tantas
cosas en la vida, e imagino que a vos también. ¿Por qué no permitirnos que nos
suceda una más, solo que esta, a diferencia de las otras, es hermosa? Tan
hermosa que tengo miedo de que se trate de un sueño.
Pedro rio de felicidad, y lo
contagió a él y rieron mirándose a los
ojos hasta que las risas languidecieron y las miradas se intensificaron, las manos
de Guillermo ascendieron por la espalda de Pedro y le sujetaron por la cabeza
para acercarlo a su boca. El beso comenzó con cautela por parte de él, hasta
que Pedro se volvió osado.
Entonces el deseo crudo de Guillermo se desató, y lo
envolvió en un abrazo tan fuerte y posesivo que aguardó conteniendo el aliento
a que llegara el ataque de pánico. Pero no llegó, y así, entre la dicha, la
gratitud y la excitación, Pedro se aferró a él con igual pasión.
__ ¿Amaste a alguien antes de mí? _preguntó Guillermo aún
jadeante y conociendo la respuesta.
__Solo quise mucho a Camila, amar… eso no. ¿Y tú a Juan?
__No lo amé como a vos.
__ ¿Qué sucedió con él Guille? Dime solo eso _quiso
saber, y se detestó por los celos que lo asaltaron.
__Murió ante mis ojos, murió en mis brazos, no pude
salvarlo, se asfixió. __Se incorporó súbitamente y lo cuestionó con la
mirada__. Delante de mis ojos se quemó, se lo devoró el fuego. Es la primera
vez que lo cuento luego de años. Ha vivido en mí por veinticinco años, y hoy
gracias a vos pude sacarlo fuera.
Se contemplaron en silencio. Pedro lo imaginó un
adolescente enamorado, feliz y de súbito arrancado de ese idilio por las
llamas, y dentro de ellas a ese chico que había seducido, quemándose,
ahogándose y él luchando por salvarlo y apretó la garganta para sofrenar el
llanto. Le temblaron los labios cuando se inclinó para besarlo en la frente, y
allí se demoró y lo besó y lo olfateó hasta que sus labios se movieron hacia
abajo y le acariciaron los párpados y también los pómulos, y la nariz, y a
Pedro le emocionaba que él fuese moviendo la cabeza en un gesto de invitación
para que lo tocase en la porción que
había quedado sin el bautismo de su boca.
__Guille _le susurró sobre los labios__, quiero que sepas
que me siento honrado de que un hombre estupendo como tú me haya elegido para
revelar un secreto tan importante.
__De a poco amor mío te lo contaré todo, pero esta noche
no, esta noche quiero ser feliz con vos.
__Amor mío __repitió, fascinado por lo normal y al mismo
tiempo extraordinario que sonaba.
__
Lo sobresaltó el timbre del despertador, Guillermo seguiría viaje a la costa, eran las ocho. Se
había quedado dormido, y lo más increíble acurrucado en el cuerpo de él. Se
incorporó lentamente para no despertarlo y percibió la mano fuerte de él que se
le ajustaba a su cintura. Alzó la vista y lo encontró despierto.
__Buen día.
__Buen día _ contestó, de pronto tímido__. Lo siento, no
quería despertarte.
__Tengo que empezar la jornada si quiero llegar antes de que me acribillen con llamados,
aunque por mí, me quedaría con vos un par de días más.
Pedro sonrió y se inclinó para besarlo.
__Espero que no te hayas entumecido. Dormí encima tuyo
creo.
__No puedo concebir mejor manera de dormir, con vos
encima de mí. Por lo que será mejor que vaya acostumbrándome a estar
entumecido.
Pedro rio y volvió a besarlo. El despertador seguía
sonando en el otro dormitorio. Cortó el beso y corrió a apagarlo. Los jeans se
le habían arrugado, pero no tenía otros, se cambió la ropa interior y se puso
una camisa negra. Se perfumó generosamente. Al salir de la habitación se dio
cuenta de que la puerta del baño estaba cerrada, se oía la ducha que corría.
Debía de ser Guillermo. La noche anterior no se había bañado. Le dieron ganas
de entrar a preguntarle si necesitaba jabón, toallas, champú, solo que había de todo y muy
a mano, incluso hasta cepillos de diente
nuevos. La verdad es que estaba buscando excusas, quería verlo desnudo en esa
actividad tan íntima que comparten las parejas normales como la de entrar al
baño cuando el otro lo está usando o bañarse uno al otro o juntos. Se acobardó
porque no quería provocarlo para luego echarse atrás.
Un poco deprimido marchó a la otra habitación a ordenar la cama. Y luego marchó a la
cocina.
Pedro enseguida se reanimó con el aroma a café recién
molido que se filtraba en la cafetera. Dispuso
tostadas y medialunas, mermelada y mantequilla, jugos en el pasaplatos cuando
Guillermo se presentó recién bañado y con el cabello mojado, y a Pedro lo
poseyó un deseo incontenible. Admiró
lo a gusto que se sentía, saltaba
a la vista pese a lo que decía que se sentía a gusto entre la gente, sabía cómo
tratar a las personas, tal vez aprendido en las filmaciones y personajes y
trasladado a la persona, se adaptaba, era asombroso el don que poseía. La
capacidad de resaltar en cada uno lo mejor de sí, no por nada sus fans lo veneraban.
Lo sorprendía la ductilidad para subir y bajar, acomodarse y transformarse, y
conservar siempre la esencia, era lo que había aprendido de él observándolo a
distancia y en el set.
Él debía de haber significado un reto para su habilidad.
¡Con qué paciencia y tacto lo había tratado desde el
primer momento compartido! Ahora que lo meditaba, nunca a su lado se había
sentido en peligro ni tenso, ni en guardia, por el contrario, la necesidad de
tocarlo resultaba arrolladora.
__ ¿Cómo tomas el café? _quiso saber con la intención de
memorizar cada gusto.
__Negro y amargo _contestó él serio, la vista fija en
él__. ¿Y vos?
__Con leche y azúcar o solo pero dulce.
Se sentó del lado de la cocina, frente a él. Guillermo
comía con maneras impecables al tiempo que austeras y naturales, hasta que
cuando acabó, se puso de pie. Y rodeó la columna en dirección a la cocina.
Pedro lo vio entrar y avanzar hacia él, y el corazón le
palpitó en la garganta. Se puso de pie, y sin pensarlo, le arrojó los brazos al
cuello.
__!Qué fácil es contigo!
Guillermo sonrió en silencio mientras le acariciaba el
rostro resiguiendo los rasgos como si hubiese perdido algo, se lo analizaba con
ojos escrutadores.
__Gracias.
__ ¿Por qué? _ Se extrañó Guillermo.
__Por ayudarme a sanar.
__Gracias por hacerme tan feliz.
No quiso contradecirlo. Temía romper el ambiente tan
perfecto, pero lo más probable era que terminase por desilusionarlo. Se miraron
antes de que Guillermo se inclinara y le
tocase los labios con los suyos. Fue Pedro quien lo invitó a profundizar el
beso porque sabía que él aguardaba su permiso, así parecía haberse establecido
entre ellos. Le acunó las sienes y le mordisqueó el labio inferior antes de
invadirlo con la lengua. Lo oyó respirar, entre sorprendido y excitado y
enseguida se vio transportado a otra dimensión en la que solo ellos existían y
ningún problema los abrumaba. Guillermo lo acorraló contra la mesada, y ni
siquiera ese proceder lo asustó. Siguió
tan abstraído como la noche anterior sobre él. Al percibir la excitación de
ambos clavándose en el otro sufrió un instante de turbación y apartó la boca.
Ocultó el rostro en su pecho. Sonrió a la nada cuando Guillermo lo besó.
__ ¿Demasiado? _preguntó con soltura y naturalidad.
__Un poco. Perdóname _suplicó, y alzó la vista.
__Nunca me pidas perdón por algo que no controlas. Juntos
iremos superando los escollos.
__ ¿Lo prometes?
__Lo juro por mi vida _ expresó, solemne, y Pedro
permaneció extático mientras él insistía en esa acción de momentos atrás cuando
le repasaba con ojos ávidos, actitud que lo habría puesto nervioso si la mirada
de él no hubiese comunicado tanta devoción__. Me quedaré un día más con vos _ anunció
Guillermo, y le besó la nariz__. Todavía no puedo separarme de vos __le confesó
al oído.
__Yo tampoco _admitió Pedro.
El celular de Guillermo rompió el encantamiento, era
Alberto.
__Beto, mañana llegaré, si mi hijo se adelanta, inventa
algo __le dijo ante el reclamo del amigo.
__ ¿Vienes con él?
__Solo en principio. Pedro irá unos días después, como
para ir preparando el terreno, por lo que me dijiste no lo tengo demasiado
fácil.
__Guille me dijiste que era un lindo pibe _ dijo Beto __.
Pero por lo que dice Gaby, no imaginé que tanto, según ella solo ha visto chicos así en las revistas de moda. Te
ha obnubilado __concluyó y a Guillermo le supo a regaño.
__Su belleza es indiscutible _acordó Guillermo__, y creo
que es el reflejo de su alma _dijo sobrecogido por el anhelo de echarse a sus
brazos y besarlo.
__ ¿Te pasan cosas fuertes con él, verdad?
__Sí, como nunca antes, y tú sabes lo inusual que es eso
en mí.
__Lo sé Guille, pero como te dije antes lo conociste
ayer, me sorprende tu comportamiento cuando siempre fuiste cauto y prudente, con Juan todo fue gradual y lento.
¿Qué es esta locura? ¿No sabemos quién es? además de ser
el hijo de…
__Yo sé quién es y tú lo dijiste, cuando conociste a
Gaby… “Lo vi, y de pronto la vida me pareció más hermosa que nunca”. ¿Quién
dijo que hay un tiempo para saber que una persona es magnífica? Pedro lo es, lo
sé. Además llegó para sacudirme de mi largo periodo de adormecimiento donde
estuve escondiéndome para no sentir por temor, y no puedo continuar en la farsa
y la mentira de mis personajes.
__Está bien Guille, intentaremos que todo salga bien.
“__Estás equivocada Mirna. Yo nunca lo aceptaré, no lo
considero a Guillermo hijo mío.
__! Pues lo es! __contestó ella, furiosa, dando un tirón
para que su esposo le soltara el brazo__. Es nuestro hijo tanto si es cojo como
manco, ciego, sordo, mudo, inválido, enfermo mental o asesino… Sea lo que sea.
Podemos dar gracias a Dios de que solo sea homosexual. Es mi hijo hasta que yo
muera o se muera él, y también lo será tuyo hasta entonces, tanto si te gusta
como si lo censuras. __El padre de Guillermo se quedó asombrado ante la
vehemencia de su esposa__. No puedes desterrarle de tu vida o la mía. Guillermo
no irá a ninguna parte. Es nuestro hijo y más te vale aceptarle. De lo
contrario, puedes irte al infierno. No permitiré que le causes a ese chico más
angustias de las que ya sufre. Bastante pena tiene siendo lo que es.
__Es así porque tú lo has protegido durante toda la vida
como a una nena, Mirna _dijo él implacable y con rabia__. Se lo disculpas todo,
dejas que se esconda bajo tus faldas. __Se desplomó en una silla y se echó
nuevamente a llorar mirando a su mujer__. Y ahora se ha puesto tus faldas.
Menos mal que no anda por la calle disfrazado aunque el otro creo que pronto lo
hará, casi diría que se pinta. __Aquellas palabras eran tan crueles que Mirna
lo abofeteó. Él no se movió, pero la fría mirada de sus ojos la llenó de espanto__.
No quiero volver a verle en esta casa. Si viene, yo mismo lo echaré a la calle.
Se lo he dicho a él, te lo digo a ti y se lo diré a toda la familia. Y si
alguien no está de acuerdo conmigo, por la puerta se va a la calle. Guillermo
ya no existe. ¿Está claro?
Y espero que la familia de ese otro haga lo mismo, por
favor, qué ejemplo dará a las hermanas.
__Las hermanas de Juan lo adoran, no lo van a rechazar
por…
__! Basta!
Mirna se quedó muda de cólera. Sentía deseos de asesinar
a su esposo con sus propias manos. Por primera vez en su vida, a pesar de todo
lo ocurrido hasta entonces, lamentó haberse casado con él, y así se lo dijo
antes de abandonar el dormitorio dando un portazo.
Aquella noche durmió en el dormitorio de Guillermo y, a
la mañana siguiente durante el desayuno, su esposo volvió a partirle el
corazón. Lejos de meditar sus palabras y comprender había envejecido diez años
en una noche y Mirna recordó los comentarios que antes hiciera a Guillermo.
Temía que la verdad matara a ese hombre cerrado y terco, y en aquellos momentos
le pareció que eso era efectivamente lo que iba a ocurrir. Él se bebió el café
en silencio, miró el periódico sin verlo, y después la miró y miró a los demás,
estaban a la mesa sus padres y Miguel, y habló en un tono monótono y
desapegado, apagado. Hecho curioso, era una de las pocas veces que desayunaban
juntos en meses, los abuelos habían llegado en esos días y que Miguel estuviese
levantado a esa hora era un milagro.
Su esposo les comunicó a todos que a partir de entonces,
Guillermo no existía para él porque era homosexual, y mantenía relaciones con
Juan Arismendi que había por años fingido ser amigo de la casa. Los abuelos lo
miraron horrorizados y echaron a llorar, y pareció que Miguel iba a vomitar.
Se levantó de un salto y empezó a proferir gritos contra
su padre mientras Mirna se agarraba a la silla.
__! Eso es mentira! __gritó Miguel en defensa de su viejo
amigo no de su hermano, el cual era en cierto modo un extraño para él__. No es
verdad.
Su padre lo miró, tenía ganas de propinarle un puñete y
le señaló la silla.
__Siéntate y cierra la boca. Es verdad. Los sorprendí
ayer mismo. __El rostro de Mirna había tomado un tono ceniciento, sintió odio
hacia su esposo, por el daño que les estaba causando a todos, especialmente a
Guillermo__. Guillermo ya no es bien recibido en esta casa. Les prohíbo que
vuelvan a verlo, y como yo me entere que cualquiera, así sea la servidumbre le
ha visto, tiene orden de marcharse. Por lo que a mí respecta, no existe. No lo
mantendré, no lo veré, no volveré jamás a hablar con él. ¿Lo ha comprendido
todo el mundo?
Todos menos Mirna asintieron en silencio, con los ojos
llenos de lágrimas. Acto seguido, el hombre salió de la casa, tomó su automóvil
y se dirigió a casa de los Arismendi, mientras los Graziani permanecían
alrededor de la mesa del desayuno, mirándose en silencio.
Miguel reprimió las lágrimas y pensó en lo que iban a
decir sus amigos cuando se enteraran del asunto. Era lo peor que podía ocurrir
y se moría de angustia solo de pensarlo. Sentía deseos de matar a Juan el muy
cerdo… Ya hubiera tenido que suponerlo cuando no aceptaba jugar al fútbol.
Maldito maricón.
Era absurdo preguntar a su madre si era cierto, aunque
parecía increíble. Su padre los había sorprendido y ninguno podía imaginar algo
peor. Lo consideraban algo espantoso, y en lugar de la pacífica estampa de dos
muchachos frente a una chimenea, el uno con la cabeza apoyada sobre las
rodillas del otro, cruzaban por su mente toda clase de escenas lascivas. Sin
embargo, el asunto estaba claro, y no admitía excusas.
Mirna les miró a todos y habló en tono sereno y mesurado.
Su dolor era inmenso. Su esposo acababa de destruir la labor de más de veinte años.
¿Qué sería de aquellos chicos? ¿Qué pensarían de Guillermo y de sí mismos?
Pensaba en las hermanas de Juan. ¿Qué pensarían de su esposo por haber desterrado
a su hijo de sus vidas, y de ella por haberlo permitido? Tenía que decir algo,
ahora era la ocasión. Al diablo con su esposo.
__Yo no pienso lo mismo. Quiero a Guillermo tal y como
siempre le he querido, y si esos son sus sentimientos yo estaré siempre a su
lado cualesquiera que sean sus preferencias sexuales. Quiero que todos lo
sepan. Cualquier cosa que hagan dondequiera que vayan, cualesquiera sean los
errores y cualquier cosa que sea un hijo, buena o mala y tanto si yo la apruebo
como si no, siempre seré la madre y amiga. Siempre un hijo debe de poder ir a
su madre. Siempre debe de hallar un lugar en su corazón, en su vida y en su
casa, y ojalá en casa de Juan opinen como yo. Supongo que su padre con el
tiempo recapacitará pero por ahora no puede entenderlo.
__Yo tampoco _ dijo Miguel, levantándose y descargando un
puñete sobre la mesa__. Es lo más asqueroso que he oído en mi vida.
Después se levantó y besó a cada uno, mientras lloraban
por el nieto o el hermano perdido, por la decepción y por el impacto del
secreto revelado. No acababan de comprenderlo, aunque el mensaje de Mirna era muy claro.
__Lo que tú pienses al respecto es cosa tuya, Miguel. A
mí no me importa lo que hagan. Si
sienten así y no hacen daño a nadie, yo lo acepto.
Mirna miró a su hijo y leyó en sus ojos la distancia que
le separaba de él. Se parecía demasiado a su padre. Miguel subió corriendo al
piso de arriba, entró a su habitación y cerró dando un portazo”.
__ ¿Y en casa de Juan sucedió lo mismo?
__En casa de Juan… se desencadenó una tragedia, y terminó
pagando su hermana menor, la más pegada a él, pero es demasiado duro amorcito,
eso te lo contaré luego.
__Todo cuanto dijiste, lo vi pero en mi casa, estoy
seguro Guille, sin saber lo que dicen de Juan, sé que lo que te sucedió a ti
aun en esta época… es mi sino.
CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON
LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Blanca Bellísima
ResponderEliminarFlor Bellísima
ResponderEliminarGloria Hermosa
ResponderEliminarLily Rz Magnífico
ResponderEliminarMirta Uhau
ResponderEliminarConmovedor Eve, y tan lleno de ternura y amor que no puedo dejar de estremecerme...
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Muy tierna Eve Monica Marzetti
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