miércoles, 17 de febrero de 2021

NO SOY YO CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

 

NO SOY YO

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

 


“El recuerdo del primer amor nunca jamás se muere.

Se apagarán las llamas, pero el fuego seguirá encendido.

Montecristo”.

“Quiero estar siempre contigo.

Tan simple y complicado como eso”. Ch. Bukowsky.

“Te quiero por ser la melodía que susurra en mi silencio,

por ser mi sonrisa después de un suspiro y por ser la realidad

de todos mis sueños”. Ron Israel.

“Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito,

quiero   leerte línea tras línea, letra por letra, espacio por espacio”.

Mario Benedetti.

“Cuando me hablas… me pierdo en la melodía de tu voz, y por más

que busque no encuentro como dejar de mirar tus ojos.

Ciertamente no hay salida… cuando me hablas…” Pablo Neruda.

 

“Me encontraba ahí, podría decir que era el lugar perfecto o que todo era perfecto o muchas cosas más, pero una declaración de esa índole no revestía la menor importancia. Lo verdaderamente importante era que estuve ahí. El encuentro de sus ojos y los míos, lo borroso de los límites de sus piernas y mis brazos. El aroma a sentimientos encendidos modelado por un cariño que tornaba todo de tonos sensitivos y tranquilidad de espíritu,  aunque desde otra perspectiva solo se divisara un incendio voraz.

Lo anterior no importa y lo posterior, solo decantó. La transferencia no fue sin dolores de corazón y miedos infinitos. La rareza de sentir mis órganos y plenitud despegarse de mí e inundar esa maravilla que me observaba con dulzura de niño enamorado. Con cada latido, la necesidad de gritarle que lo amaba, que nada sería igual. ¿Cómo puede un hombre detenerse bajo la piel de su amado? La respuesta no importó, yo estuve en ese lugar. Con la última gota de pasión y mano desplegada sobre su rostro, ponía fin a este encuentro que quizá  ya había vivido mil veces, no sé, pero que en ese momento no pude recordar. La emoción nos invadió a los dos y, mis ojos en agua que no pude ni quise esconder. Recobramos la respiración y nos devolvimos el amor entregado para hacer el cambio otra vez. Lo sobrepujante de mi amor se fundió en un tierno abrazo y le contó que no lo quería perder. La gotita de miel de su lengua encontró mi labio inferior y descansó.

El juego del amor había llegado a su final pero los límites de este amor, lo recorreríamos una vez más”.

 

“El delgado film de agua se empecinaba en dilatar el encuentro entre tus labios y los míos, pero nosotros provocamos su decepción. Nos elevamos girando con suavidad e imaginé las puntas de los dedos de tus pies abandonando el frío del mundo y apoyados en mi tranquilidad. Súbitamente se apoderó el deseo de abrazarte y al fundirnos, mis ramas mayores tomaron posesión de tu espalda, cediste tu soberanía con espasmos que se clavaron en mí sin dolor, o sí, pero no importó. Mis dedos temían a la conjunción de tu intimidad y la falta de pudor, pero arremetieron con avidez mientras el manantial hacía santo lo que previo sabía impuro.

Humilladas, las gotitas de llovizna, cambiaron a fase placer y se iluminaron y cómplices proyectaron el arco multicolor que traspasaba nuestros párpados y nos cambió el tono a nivel superior. Tus alas consolaron mi aflicción, la ineficacia al expresar este amor que   a veces no encuentra el camino a tu corazón aunque sé que lo sabes. Encontré tu lengua en la desesperación y esa gota que se posó entre los dos y mudó su piel y se hizo miel, acaramelando el beso que rogué interminable o a morir.

Bajó el telón, hora de partir, y esa continua sensación de querer más. Nos miramos parados en el abismo y la sonrisa desató la nieve y el viento frío obligó al abrazo y la ternura nos bañó. No era necesario hablar, nos apretamos las manos y nos dijimos amor en palabras mojadas.

Nadie puede decir que amó, si no ha tomado un baño junto al ser que ama “.

 

Guillermo salió del ensimismamiento y recuerdo de la noche de amor, de la contemplación del rostro de Pedro dormido,  tras la resaca y el  esfuerzo placentero, prendado de sus labios hinchados de besos, de las mejillas arreboladas, del cabello revuelto, y a regañadientes se despegó de él para ir al encuentro con su cuñado, no podía decidirlo solo,  imaginar el dolor que sentía propio le atenazaba la garganta, tenía que  pedir ayuda, llevar a Pedro a su posible vida plena con sus recuerdos, era hacerlo transitar una senda dolorosa, temeraria, que podría hacerlo huir nuevamente de su mundo, simplemente no podía articular lo que él previamente se había negado a oír de labios de ese hombre que traía de regreso a Camila.

 

Agustín sintió que las palabras se agolparon en la garganta, mientras las lágrimas se suspendieron en los párpados, el dolor de Pedro era el propio, pese a que su hermano no tuviera recuerdos, no dejaban de ser gemelos, su otra mitad, su misma esencia, y  cuando elevó la mirada clara hacia los ojos conmovidos de Guillermo, estaba encharcada.

__ ¿Qué se supone que haremos con todo esto ahora, Guille? _ interrogó  sabiendo la respuesta, mientras Gaby los escuchaba como sumergida bajo el agua del río, tomando en sus manos los papeles,  conmocionada a cada paso y línea de la carta que devolvía a su amigo al pasado de dolor, mas también a la única posibilidad de recuperar un pasado que era su vida, lo malo, y también lo bueno.__ Guillermo, no puedo, si  todo esto viene a que sea yo quien tenga que decirle de esa caja a Pedro, no voy a poder, si tú que eres más fuerte no pudiste, no me lo pidas hermano, se supone que estaba presente cuando ese tipo apareció.

 

__ Ya te dije que sí, pero que no lo entendió,  en un momento dado, entró en una especie de trance, y eso no lo captó, o no solo hubiera ido al bar, no sé qué hubiera hecho de oírlo y entenderlo. No pude decírselo, no me animo __ confesó derrotado al fin,  eludiendo la mirada clara__. No entiendo esta jugada del destino justo ahora en que todo estaba encaminándose, luego de tanto sufrimiento. Pero me temo que si lo poco que entendió lo empujó a huir y ahogarse en el alcohol, para colmo que lo hizo delirar y pensar que ella vivía, no sé lo que pueda sucederle con todo esto.

 

El silencio los envolvió, en tanto Agustín reprimía el llanto y caminaba de un lado al otro, la mirada perdida,  las manos revolviendo los cabellos, y Gaby llevando la mirada de uno al otro, dolorida por los dos, por todos.

__Amor, Guille te pide ayuda porque eres su gemelo, se supone que aunque Pedro no guarde recuerdos del pasado, sienten  lo mismo, su dolor será o es el tuyo _ intercedió Gaby__. ¿No es así?

__ ¡Ni por asomo es lo mismo! __ casi gritó el novio__. Seremos gemelos, y obvio que hoy me duele lo que turba a Pedro, pero yo tuve una vida apacible, sana,  más que por su ausencia…  sin otra pérdida __ continuó con una disculpa en la mirada__, lo que mi hermano sufrió a manos de esa loca y de quienes la acompañaran es inimaginable para cualquiera de nosotros, aun para mí que llevo sus genes, y  aunque sintiera lo mismo eso no me da el coraje para decirle esto, ni siquiera para tomar una decisión, al menos  a las apuradas __ concluyó.

 

__ ¿Los chicos? __ musitó Gaby al fin para sacarlos del sitio lejano al que habían viajado.

__ Por suerte, Daniela se los llevó a pasear, el día entero __ le hizo saber Guillermo__. Es divina esa mujer, agradezco al cielo que Malena la aceptara.

 

Agustín detuvo el paseo y se desmoronó en el sillón, pero en sus ojos había certezas.

__Cuñado,  pase lo que pase, si no quieres que entre  mi hermano y tú existan secretos, y  porque tiene derecho a decidir, hay que decírselo. Ni siquiera sabemos qué hay en esa caja, suponemos que es la fórmula, que tal vez por ello Camila escapó de ese sitio misterioso que cuenta y la mataron, o por la fórmula misma, pero…

Guillermo supo lo que pensaba antes de las palabras.

__ ¿Qué?

__Que también suponemos que esa organización macabra quedó desbaratada, ahora, a la luz de lo que dice esta mujer, ya no puedo asegurar que la vida de mi hermano no siga en una lista negra, si esa gente poderosa que asesinó a Camila sabe de él, no querrán dejar cabos sueltos, por mucho que sepan que hoy no tiene recuerdos __ arguyó angustiado Agustín__. Tal vez en ese sitio  ni siquiera esté la fórmula, sino una advertencia, datos, esta mujer creo estaba demasiado convencida de que iba a morir, y fue dejando en mil partes de todo.

 

__ Yo pienso igual _ comenzó Fabián que se unió a la charla__, y le doy un voto…  medio voto de confianza, yo creo que no miente esta vez, piensen que conoció de muy joven a Pedro, fueron novios, luego pareja, algo de cariño por él y el nene debía sentir, yo creo que lo que dice es verdadero.

__ No es descabellado lo que dice Fabián _ arriesgó Gaby que seguía con la carta en las manos__, Guille, entre todos podemos hablar con Pedro o no.

 

Todos fijaron en ella la mirada atónita, a la vez cargada de interrogantes.

__ Si tanto temen por  él por cómo lo desestabilizó  todo ayer, Agus es su gemelo, yo su letrada…__la mirada que les dedicó era pícara.

 

Agustín la interpretó.

__ Tiene razón, bien podríamos viajar nosotros a Canadá, y enterarnos al fin de todo, y luego evaluar qué se dice a Pedro __ propuso más tranquilo el hermano, Guillermo negó con la cabeza luego de pensarlo minutos.

__No. No en principio al menos, no quiero mentirle, no quiero ocultarle nada __ afirmó__. Si él se negara a acudir al menos para saber, entonces podría ser una opción, pero antes debe de saberlo todo.

 

__ ¿Qué cosa es lo que debo saber? __ Los asombró Pedro asomándose a la sala con sigilo, y aún cara de adormilado, mientras Guillermo al verlo sintió que se le helaba la sangre__. ¿Qué estaban hablando todos en mi ausencia? Hermano si viniste a darme un sermón por lo de la supuesta borrachera de ayer, ya le expliqué a Guille miles de veces que no podía tomar alcohol antes, porque me llevaban a cada rato y me inyectaban esas porquerías, pero se supone que desde que llegué a Buenos Aires al menos estoy libre de ello.

__Lo de anoche no me hace gracia _ lo conminó el hermano __, pero no vinimos temprano por ello, dormiste demasiado por la resaca pero en realidad queríamos hablar algo importante en familia _ comenzó Agustín sin siquiera tener idea de cómo continuar.

 

En dos pasos el hermano estuvo a su lado, y lo abrazó como intentando absorber el dolor y sufrimiento de ese ser que era su mitad, lo mismo, mientras Gaby  anticipó que terminaría llorando, y Guillermo se unió a Pedro rodeándolo por los hombros.

La pena que destilaba la mirada de Agustín, la angustia que lo horadaba desde los ojos color café, la tensión que Pedro percibió en las manos de su amor, en la expresión de mandíbulas apretadas le paralizaron el corazón, si bien se dejó guiar por ambos hacia el sillón, en el camino devolvió besos a Gaby y Fabián, en quienes la inquietud  emanaba desde cada poro.

Guillermo sintió como aguijones la mirada clara que lo traspasó intentando leer la verdad en su alma, y tragó el nudo que le impedía comenzar el relato. Una gran tristeza asomó a sus ojos, el deseo de llorar se agolpó en su garganta, mientras vio en Pedro lágrimas de anticipación suspendidas humedeciendo sus bellos ojos.

El silencio se instaló de nuevo, un remolino de inquietud se alojaba en todos instalándose en el pecho sin permiso, al fin los ojos dulces de Pedro se elevaron buscando los de Guillermo en muda pregunta y en este esa desolación que sentía propia condujo a que una fría determinación se apoderara de su pecho como un desafío a decirle todo al fin.

 

__ ¿Regresó ese hombre acaso? __ se adelantó Pedro.

__No. Ni lo hará, Gaby lo contactará como abogada cuando decidamos algo __ le comentó Guillermo__, ni yo deseo volver a verlo.

__ Guille, de esa plata ni hablar.

__No amorcito, lo sé, nuestros hijos no serán educados con ese dinero, no lo necesitamos.

__Ya basta cuñado__ el temblor en la barbilla, el sudor en la frente de Agustín llevó a galopar el corazón de Pedro_, tienen razón, siento la desazón de mi hermano, el desconsuelo, el dolor, debajo de la piel, y en el alma, yo  le contaré.

 

Pedro percibió  en su gemelo que había en su mirada tal desesperado reflejo de su conmoción interior que se le aflojaron las rodillas, Guillermo buscó sus ojos y quedó prendado de su mirada pura, límpida. Pedro se dejaba capturar sin resistencia por los dos, movido por la confianza plena en esa familia recuperada, cautivo de las palabras al tiempo que rebuscaba en sus recuerdos confusos del día anterior, hasta que a Guillermo se le congelaron las palabras en la boca cuando lo vio llorar, en silencio lo atrajo hacia él, lo tomó en sus brazos, acunó sus lágrimas, absorbió los sollozos con aire protector, que era lo que en definitiva buscaba, lo que siempre había sido y deseaba ser, servirle de pilar, de apoyo, de sostén, ser su refugio su coraje y fortaleza, su amante, su esposo, su amigo. En ese instante asumió sus roles y acarició con ternura su cabello alborotado y su espalda.

 

__Llora precioso, te hará bien _ susurró con suavidad al oído.

__ Me confundo, yo estuve con ese hombre, pero en un momento, ya no soporté seguir escuchando, me puse de pie, luego me ahogaba, y necesité salir, no sé  qué cosa no recuerdo de lo que dijo, ni de lo que guardo cuánto creo si lo declaró esa mujer _ argumentó entre lágrimas que Guillermo seguía absorbiendo mientras Agustín componiendo una serenidad que no sentía, intentó continuar con el relato.

 El aliento caliente de Guillermo penetró en la conciencia de Pedro, que de pronto se enderezó y se enjugó las lágrimas.

 

__ ¿Qué dijo ese hombre que no entendí o no escuché? ¿Por qué? Quiero saberlo.

__Fue cuando saliste _ mintió Guillermo para no torturar más su cerebro herido.

Agustín suspiró, derrotado.

__No te gustará, hermano.

__Igual quiero saberlo.

__No es del todo malo tampoco _ terció Gaby animando a su novio a hablar, y por fin entre todos fueron completando los retazos que Pedro había perdido.

Pedro escuchaba todo a través del embotamiento que daría el murmullo de las aguas de un río adquiriendo protagonismo. Camila, la novia que alguna vez había admirado, el ejemplo de mujer entregada a su profesión que luego le vendió, la que nunca pedía perdón a Bruno por sus ausencias extrañas, cuya memoria perturbaba sus días y noches… ¿Podía ser el monstruo que todos decían hasta un par de días atrás o su salvadora, capaz de  dar la vida por dejarle sus recuerdos en alguna fórmula? Él en ese momento no podía admitir ni una cosa ni la otra.

 

__ ¡Mentira! _ gritó Pedro en un arrebato que sorprendió a todos__ Guille, hermano, ya callen, están repitiendo lo que dijo un desconocido, cosas que tal vez está inventando porque siguen persiguiéndome, o que ella le dijo, no pretendo manchar su memoria, ni su honor, ni siquiera la odio, intento perdonar pero nunca olvidar.

__Pedro __ repuso el hermano__, entiendo y a todos nos pasa lo mismo, todos desconfiamos de lo que de ella venga, pero ya ves que lo de Daniela fue cierto, que hoy los chicos están con su mamá, que en eso no miente, que Daniela corroboró lo que dijo, es más, Gaby está en tren de rehacer las partidas de nacimiento con los datos reales, y esos datos, Daniela los obtuvo de Camila.

__Lo mismo no puedo pensar de ese modo en  el resto __porfió Pedro con desesperación, pues a pesar de su negativa, sentía que algo de verdad rezumaba de las palabras, y de haberla, eso lo pondría en una disyuntiva y cruce de caminos que no sabía si podría resistir. __Mienten __ alcanzó a decir con voz débil__, todos mienten.

 

__! Pedro, reacciona! __lo conminó Guillermo__. Es complejo lo que debes decidir, pero ya no estás solo amorcito, ni rodeado de desconocidos, hoy somos una familia, nos cuidaremos unos a otros.

__No. Es muy lindo lo que dices, y justamente por ello, no puedo dejar que lo que conseguimos lo arruine la visita de ese tipo, menos las mentiras que transmite.

__ Te apoyaremos en lo que decidas __intentó el hermano__, nadie como nosotros sabe qué no deseas recordar, no podemos imaginar lo que te hizo vivir ella, y que deseas dejar sepultado, pero piensa que tal vez podrías recordar nuestra infancia, cuando conociste a Guille, cuando se casaron, o decidieron concebir a los chicos, cuando…

 

Una ráfaga de imágenes que como rayo surcó  la mirada de Pedro de estadías en  hospitales y aparatos, y que Guillermo percibió al instante, paralizaron el corazón de Pedro. Era más de lo que podía resistir en tan poco tiempo, Guillermo pudo captar el momento en que se derrumbaba, y tuvo que sujetarlo pues quiso ponerse de pie y los pies le fallaron.

 

__! Mierda, Pedro no! __bramó desesperado__. Se los dije, yo lo vi ayer, no puedo volver a perderlo, no debimos hablar,  al menos todavía, hijo llama al neurólogo.

 

Guillermo subió las escaleras de dos en tres con Pedro en sus brazos y el rostro encharcado, susurrándole todo su amor. Abrió la puerta de la suite de una patada y depositó a su amor sobre el edredón. Luego sin contener las lágrimas ni dejar de mirarlo, le quitó las zapatillas para masajearle los pies. Supo que él no estaba del todo inconsciente sino aturdido, y a medida que la sangre corrió por las venas comenzó a fijar la mirada en lo que lo rodeaba, incluido el hombre que se concentraba en reanimarlo. Guillermo tomó el frasco de perfume de la mesa de noche y lo destapó para ponérselo debajo de la nariz. Su aroma desató el llanto en Pedro.

Agustín y Gaby esperaban en el vano de la puerta, cuando Pedro balbuceó.

__El médico no…, médico no, es solo que esto me espanta, médico no… __sollozó.

Agustín indicó a Fabián que esperara, sabiendo del terror de Pedro a la medicina, a todo lo relacionado.

__Amorcito, hazlo por mí, deja que te vea el neurólogo__ suplicó Guillermo__. Solo una visita, lo prometo, anoche bebiste sin poder, y delirabas, ahora esto…

__No.

__Guille… __ lo alertó el hermano, y Guillermo se rindió.

__Está bien, por ahora no lo llamaremos, pero una cosa más que suceda, y ya no te pediré opinión  __ lo amonestó Guillermo, mirándolo con fijeza, atento a cualquier signo de conmoción, listo para cambiar de opinión si hacía falta. Pedro se repuso lo suficiente para hablar.

__Solo quiero pedirles una cosa __ dijo en un murmullo.

__ ¿Qué?

__ No quiero… no puedo ahora con esto, necesito dormir, descansar un rato _ pidió, Guillermo miró a Agustín que asintió sin palabras__. Hace dos días que no vemos a los chicos, y no quiero que Malena termine pensando que volví a desatenderla__ continuó__, quiero dormir, reponerme, y luego pasar el resto del día con ellos y Daniela, que cenemos en familia, ¿puede ser?

__Claro, me parece bien _ asintió Guillermo aliviano, amén de ser su propio deseo__, lo otro puede esperar, nadie nos apura, me quedaré a velar tu sueño, y ellos organizarán todo para que cenemos en familia, no viste aún a la monstruito enamorada de la madre.

__ Es divina, no una monstruito.

__Lo sé, si es tu retrato, como para no ser divina, solo que tiene su carácter, pero pareciera estar aflojando _ sonrió Guillermo, mientras Agustín lanzó una idea.

__Guille, hermanito,  no creo que mi novia se enoje si regreso a casa un tiempo, quiero estar cerca, buscaré algunas cosas, y ocuparé mi cuarto, si me dejan _ informó.

__Es tu casa _ le confirmó Guillermo__, y de Gaby y la nena ahora, vengan los tres.

__Guille, Betsy suele ser terrible__ avisó la amiga.

__ Nunca como los nuestros, vayan, busquen las cosas y múdense, la casa es grande, y a la nena le hará bien estar con los nuestros _  ofreció Guillermo__, está muy solita siempre.

__Vayan _ se sumó Fabián__. Gaby yo quiero hablar algunas cosas con vos, ¿puede ser?

__Claro. Nos vemos en un rato, llama cualquier cosa __ se despidió, y salieron todos cerrando la puerta.

 

__Guille, ve con ellos si quieres.

__Permaneceré a tu lado un día, un mes, un año, velando tus sueños, alimentando tu cuerpo, arropándote _le susurraba__, si fuera necesario no lo dudes que me quedaría a tu lado, los chicos están con la madre y tu hermano, la servidumbre seguirá con sus tareas, yo solo necesito verte repuesto y fuerte. Solo yo entiendo la raíz de tu mal, y soy el indicado para conjurarlo, nadie te ama y necesita como yo, me moriría si volvieras a irte… a olvidarme _susurró.

__No amor, no temas, nunca más, fue solo la conmoción, nunca más olvidaré que te amo, que somos un ser, lo prometo.

 

Pedro intentó erguirse, y la fuerte mano de Guillermo se plantó en su pecho.

 __De a poco __aconsejó.

Pedro lo miró sorprendido de tenerlo, en sus pesadillas de la noche, había vislumbrado a Guillermo, aunque en su cerebro esas imágenes se confundían con sueños macabros en los que veía también el rostro de Camila. En ese momento de lucidez, Guillermo aparecía con su contorno nítido, su mirada de amor que lo analizaba y sus rasgos tallados, el hombre que siempre había amado y que lo estaba cuidando como a un bebé.

__ ¿Dónde están los chicos? _ se alarmó de súbito.

__Ya te dije, con la madre. Ellos están bien, regresarán en un rato.

Pedro respiró aliviado, y se dejó caer sobre las almohadas. Estaba tan pálido que su tez se diluía en el blanco de las sábanas.

__Cuando mejores, y decidas lo que decidas, deberás fortalecer tu carácter ante las adversidades sabiendo que no estás solo.

 

Pedro miraba el paisaje por la ventana, sus ojos estaban apagados, Guillermo lamentaba lo sucedido, pero entendió que la vida estaba hecha de pruebas  y a todos les tocaba el momento de vivirlas.

__No creo que en esa caja pueda haber nada peor de lo que he vivido _ de pronto musitó, Pedro__. Tal vez aprenda a tomar sin miedo mis decisiones.

Guillermo estuvo a punto de responder que siempre podía haber algo peor que lo presente, pero calló, pues su amor no se encontraba aún con su espíritu y mente fuertes.

__Las tomaremos juntos cuando hayamos pasado todas las pruebas necesarias, Pedro. Tenemos un sendero que recorrer, pero ahora de la mano.

 

De pronto Guillermo vio todo con nitidez. Apuntalar a Pedro en lo que decidiera sería su meta, y sin dudar lo seguiría donde fuese. Tal vez viajaran a Canadá, tal vez aceptaría la propuesta de su cuñado, pues no deseaba dejar sin saber qué guardaba esa caja, pero cuando las miradas se encontraron, sintieron que sellaban un destino sabiendo que cada hombre tenía un camino interno que recorrer, aunque a su lado lo acompañaran otras huellas, y ellos sabían qué pasos les darían su forma.

Guillermo miró el rostro amado. Pedro contenía el aire como si quisiera reservarlo. Lágrimas suspendidas humedecieron sus bellos ojos. Sin pensarlo, él extendió una mano y enjugó una que estaba a punto de caer.

 

__Uniremos fuerza precioso _le dijo con una voz desconocida.

La mano de Guillermo permaneció abierta y Pedro posó en ella la suya. Guillermo la apretó con fuerza, y la llevó hacia su pecho, donde la oprimió con intensidad. Pedro sintió el latido de su hombre, lento, acompasado, tan distinto al de él, ligero y desordenado. Poco a poco, su propio corazón fue siguiendo ese ritmo y se encontró más sereno, respirando al unísono y compartiendo el ánimo de ese hombre que luchaba a su modo para  devolverle la salud, el equilibrio. Parecían haberse fusionado en uno. Pedro miró a Guillermo y leyó en sus ojos café algo difuso, pero sintió una calma repentina, un estado de placidez que desbordaba el momento que estaban viviendo. Comprendió que a lo largo de aquel viaje azaroso que comenzó cuando apenas se había recibido, los acontecimientos se habían enlazado de tal modo que resultaba inevitable encontrarse ahora allí, al lado de Guillermo, esperando milagros, velando mutuamente por sus almas. ¿Quién apoyaba a quién? Ya él no lo sabía, pero lo importante es que lo hacían. Le parecía mentira sentirse así aun sin recuerdos, pero tenía la certeza de que tenía que fortalecerse, de que si llegara a morir Guillermo moriría con él, o una parte pues se quedaría su cuerpo para velar por los chicos, lo había dejado solo en el olvido demasiado tiempo, no resistiría otra vez, y aun sin memoria, con el paso de los días percibía un entrañable lazo con el hombre que sentía como parte de sí mismo. Y cuando lo había mirado, lo había hecho desde el fondo de su ser, con una intensidad que en nada se parecía a la pasión profunda de la que él lo sabía capaz, lo había mirado como si lo reconociese desde una vida anterior, y Pedro había sentido que le pertenecía de un modo extraño, estaba seguro que le estaba diciendo con los ojos, mucho más de lo que recordaba había admitido alguna vez con palabras.

 

__Guille, lo que en verdad deseo hoy, ahora, es que me esperes, es que nos casemos en quince días…

__Estamos casados.

__Para mí no, quiero vivirlo __ se empecinó, y le arrancó una sonrisa franca a Guillermo__, quiero eso, y que luego nos tomemos unos días, no en la costa por los recuerdos pero en algún sitio lindo, con los chicos, todos, me gustaría una luna de miel, pero no quiero dejarlos solos ahora.

__Me parece bien _ asintió Guillermo, también yo puedo esperar para decidir algo con el resto, y también quisiera una luna de miel, pero reconozco que será mejor llevarlos, y a la madre –admitió__, tienes que reponerte y lo planearemos, no tocaremos el otro tema, solo Gaby está arreglando lo de las partidas de nacimiento, es lo justo para los chicos y para Daniela.

__Sí, eso me parece bien, lo merecemos todos, que al fin quede en claro la filiación de todos.

__ ¿Te duermes? __preguntó Guillermo.

__Si te quedas… no sé __replicó con picardía__ Guille, hoy eres todo para mí __ confesó emocionado.

__Soy la voluntad de tus devaneos,  soy el capricho inclemente de tu ego.  Soy alguien cuando te veo, soy nadie cuando te pierdo. Soy quien te mendiga una mirada,  soy quien te implora en sus rezos.

Puedo ser quien conquiste a la nada,  por tenerlo todo en tus besos. No tengo voluntad para negarte  mi vida, para ofrendarte mi alma en un segundo.  Daría mis mil vidas pasadas por besarte, te daría mi universo por tu mundo.  Soy lo que tú quieras que yo sea,  soy un pedazo de nada si no eres mío.  Soy un alma en pena que te anhela, sin tu amor...  soy un muerto que camina.  Soy quien te ama día a día,  soy quien te sueña mientras duermo.  Soy quien te ofrece en silencio su vida,  aunque en tu indiferencia yo me muero.  Soy la luz de tu cuerpo,  soy la sombra que te ilumina.  Soy la voz de tus secretos,  soy el silencio que te mira.  Soy los labios que en secreto te besan,  soy la luna fiel que te abriga.  Soy tus huellas que  no dejan a tus pasos,  soy tu sombra mientras caminas.  Soy quien sufre por tus penas,  aunque muera de pena... Todo eso soy, así te amo precioso, no intentes volver a olvidarme _ dijo en una súplica.

 

De pronto Pedro cerró los ojos y Guillermo pensó que dormiría,  pero  ante sus palabras dejó que su mente vagara por recuerdos sueltos. Las últimas visitas a clínicas, el último estudio, sus días como extranjero en cada sitio sin sentirse de ninguno, sin hallar aroma a hogar más que en la mirada de Brunito, las mentiras de Camila en Chile que lograba recordar, sus tantas preguntas mudas y declaradas, la supuesta muerte, la foto de Malena, el reencuentro con quien siempre había sido su esposo sin recuerdos, y el amor renaciendo en contra de todo y todos, el rostro de Guillermo cincelado perfecto, sus manos sensibles, su pecho fuerte, su piel blanca de  nácar, la frescura de su lengua, el redescubrir su sexualidad junto a él, las sonrisas de los gemelos, sus peleas las primeras veces, la rebeldía de Malena, el vaho malsano de la muerte traicionera siempre rondando, la incomprensión, el temor, las dudas, el caminar entre dos mundos, entre lo bueno y lo malo, el dolor de Guillermo ante su olvido repetido, de ese hombre que terminaba siempre siendo su sostén, que siempre veía el lado luminoso, sin desear ver la sombra que se proyectaba del otro lado. Y, él, en cambio, con su mente nublada, armada por retazos sin certezas emergía siempre de las sombras, había vivido en ellas, sombras del pasado que lo acechaban aun cuando ni siquiera lo recordara. Pedro se sentía corriendo para alcanzar el lado luminoso, y siempre se le negaba.

Abrió los ojos, se topó con los de Guillermo  con miles de interrogantes.

__ ¡El lado luminoso de mi vida! ¿Dónde está la luz si no en ti, Guille?

__Amorcito no me asustes, ¿de qué hablas ahora? __preguntó con la voz rota__. Murmurabas de a ratos mas pensé que soñabas.

Ver las ojeras de Pedro, las lágrimas asomando, percibir el temblor en sus manos, el dolor y la pena dibujados en las pupilas, el todo fue un lanzazo de dolor para Guillermo. Hacía propio el sufrimiento de Pedro como el cáliz amargo de la vida.

__Pedro __ lo amonestó  con firmeza mas también con ternura__, nada de lo que sucedió, y menos la aparición de este tipo pasó por tu culpa, en todo caso en cada vez yo te dejé ir junto a ella, la primera porque estaba casado, no eras mío, la segunda por descuido, mi deber era viajar con vos y nadie te habría arrebatado de mi lado, si quieres culparte, yo cargaré con la parte que me corresponde en esto, pero ahora sí al fin aprendí la lección, y para bien o para mal nunca más te dejaré solo, no volveré a soltarte la mano. __ Guillermo percibía el estado de ánimo de su amor con la misma nitidez que si ocurriese bajo su piel, porque desde esa mirada primera que Pedro no recordaba, un lazo invisible, una comunión en otro plano, le dijo que sería suyo, que lo venía siendo, y lo sería para siempre, antes que su cuerpo había visto su alma, se había alojado en su corazón, y lo mismo su cielito lindo, y por ello quizás aun sin recuerdos volvía a él, podía volver a amar una y otra vez, era una ruta, una senda dibujada en el mapa de la vida para los dos, para recorrer juntos desde mucho antes de nacer, un destino que  nada ni nadie podría modificar. La sintonía entre ellos era absoluta, inclusive en aquellos momentos en que no alcanzaban a vislumbrar la razón de los pasos que daban, todo parecía acomodarse, a costa de lágrimas y dolor, pero al fin todas las piezas regresaban a su sitio.

 

__ No te culpes que me siento peor __ lo retó Pedro, yo no debí alejarme nunca de ti, pues aquel encuentro que me relatas en la biblioteca, pese a que todo apuntara a algo prohibido, el amor nacido, la lucha que  asumimos para concretarlo, cada encuentro, que no me llevara el cáncer, que te recordara luego, que hallara la foto de Malenita ahora, todo es parte de una trama sobrenatural, un gran tapiz en el que nuestras vidas estaban bordadas de antemano, y es      en vano pretender tener voluntad para torcerlo__. Apenas voy conociéndote, pero por intuición y no por la razón de una mente atontada sé que eres fuerte, capaz de soportar cualquier afrenta, de defender a quienes amas, mi roca, el pilar que me sostiene en quien me acostumbré a confiar, pero también sospecho que en el fondo de tu ser existe un dolor profundo al que estás habituado a ignorar, y sé que solo yo me adentro en el niño puro que fuiste, ese que al resto del mundo ocultas bajo infinitas capas, mas lo vislumbro a veces, y deseo encontrarlo, ser su dueño, de la esencia capaz de nutrir semejante tronco, sé que allí habita una dulzura inesperada para muchos __articuló entre balbuceos.

 

__ ¿Sabes lo que es amar y perder? Me refiero a sentir que estás junto a esa persona y sientes bullir la sangre en las venas, te carcome la impaciencia en las manos, anhelas poseerla como la última cosa de tu vida, y prefieres morir antes que perderla…, antes de no tenerlo, todo eso sentí por vos desde conocerte, presiento que desde antes, y con el aliento contenido esperé que recordaras o volviera a sucederte en cada uno de tus olvidos, porque el sentir fue este para los dos.

 

Pedro quedó suspendido de los ojos que lo horadaban, una gota de agua salada surcó el rostro para descender a los labios y quedó pendiente de esa lágrima, y ante la mirada que prometía consecuencias su boca esbozó una sonrisa de felicidad, su rostro compuso una expresión soñadora, apreció la forma en que se delineaban los rasgos amados. Guillermo iba a replicar y de pronto quedó prendado de la mirada límpida, tomó el brazo de Pedro, él no se resistió, nunca había en verdad intentado alejarse de él, se dejaba capturar como si no esperase nada malo pese a no recordar lo vivido. Tiró de él hasta pegarlo a su cuerpo, y cuando lo  vio abrir los labios para decir algo, estampó en ellos su boca caliente y ansiosa, enlazó las caderas con los brazos y casi lo fundió a su vientre mientras su lengua entraba con descaro en la intimidad de Pedro y acariciaba el interior de las mejillas y el borde perlado de los dientes. El beso tal vez duró solo segundos, fue violento y posesivo, pero al retirarse, Pedro creyó que se desmoronaba.

 

__ Así fue la primera vez _ sonó la voz ronca de Guillermo__. Ante tus primeras dudas quise demostrarte cómo era para vos sentir uno de mis besos, el de un hombre,  para que pudieras luego de conocerlo elegir tu camino, te dije que no podías tomar ninguno sin saber lo que dejabas atrás, pues te empeñabas en seguir lo que no eras, en convencerte de lo que no estabas seguro, como ese tonto noviazgo con Camila.

 

El corazón de Pedro latía como un potro desbocado, el torbellino de sensaciones que solo un beso le desencadenaba le decía del poder  que Guillermo ejercía, todo el resto, el mundo quedaba empequeñecido ante él, y de pronto tuvo un dèja vu, nunca pensó en que sería besado por un hombre, nunca de esa manera.

Guillermo tampoco había resultado indemne al beso. Quería dejarlo dormir, sabía de su mente atribulada, del sacudón emocional de las últimas horas pero todo su ser latía con un ansia contenida. El tacto de Pedro era como la lluvia fresca en un tórrido día de verano, el sabor de su boca, su lengua sedosa y pendenciera alguna vez inexperta, el modo en que se plegó a sus deseos, lo dejaron con ganas de seguir explorando su suave interior, así había sido la primera vez, sucumbió por haber sorbido del fruto prohibido, y ya no tuvo regreso.

Pedro lo miraba y volvía a quedar suspendido de los ojos de color café que lo traspasaban por entero, de pronto ese hombre duro, fuerte se convertía en otro mucho más peligroso, relajado, juguetón, un rasgo más en la sucesión de capas que había ido develando desde regresar esta vez, al fin esperaba para siempre, ese Guillermo cercano, sensible intuía era solo suyo, tal vez de sus hijos, era sin embargo un hombre, no por la apostura social, no porque su valor moral dependiera de ella, de la moral, sino que había algo de superioridad en el concepto, que no encontraba en la mayoría de los pares.

Guillermo por toda respuesta a sus pensamientos capturados, extendió una mano, atrapó el rostro antes de que Pedro se diera cuenta, antes de que alcanzara a esquivarlo. Como había hecho tantas veces, acarició con sus dedos rugosos las mejillas, los labios, dibujó los hoyuelos, paseó al mentón mientras estudiaba reconcentrado cada trocito de piel como si estuviese analizando algo extraño. Más que una caricia, parecía una exploración de territorio a reconquistar y marcar. Pedro tembló bajo ese contacto minucioso.

 

__No temas, yo temo que vuelvas a olvidarme _ le acotó Guillermo__, y necesito que me sientas en la piel, que me recuerde ella si tu mente se fuera alguna vez.

Pedro negó con la cabeza, desmintiendo lo que decía con su temblor.

__Entonces te temes a vos mismo.

Guillermo le oprimió con algo de fuerza el mentón, descendió la mano sobre el cuello, y la extendió abierta sobre el pecho, donde se dibujaban los pequeños pezones anhelantes. La dejó allí, hasta que el calor de la palma arreboló las mejillas de Pedro que no lo miraba, seguía el curso de su mano como en trance. Ese contacto no podría olvidarlo, su razón quizá, su piel y sus nervios disparados jamás, empecinados en demostrar que solo ese hombre despertaba sus descargas eléctricas.  Poco a poco, la convicción de que todo lo que había hecho obligado o por amnesia lejos de él comenzaba a derrumbarse, de que sin él de su vida solo quedarían escombros, hizo mella en su resistencia, de la que alguna vez había enarbolado en pos de que había algo que valía la pena conseguir, ignorando que esa meta solo podía ser Guillermo, y esa conciencia de ignorancia abrió paso a las lágrimas que  bañaron las mejillas, cayendo en la mano de Guillermo, todavía alojada sobre su pecho. Él la movió bajo la manta sin dejar de mirarlo hasta jugar con sus pezones, luego deslizó la mano exploradora hacia abajo descansando un momento en su vientre. Emanaba tal calor de esa palma, que Pedro se sintió invadido por el fuego. La mano caminó más laderas y senderos, hasta adentrarse en la selva y los montes más abajo, hasta cubrir el hueco entre las piernas, sus valles y salientes, y allí se demoró, a sabiendas que el calor de la mano obligaría a Pedro a aflojarlas. En efecto, este no supo cómo cedió ni en qué momento se dejó recostar sobre la cama, mientras afuera se desataba una tormenta, el viento gemía, las hojas susurraban, los truenos cortaban el aire.

 Guillermo se tendió a su lado, sin usar nada más que aquella mano atrevida. Con la cabeza apoyada en la otra, el codo en la cama y la intensa mirada contemplativa, acarició los muslos de Pedro que seguía ensimismado en sentirlo en cada poro. Guillermo profundizó el masaje recorriendo las piernas, adoró los pies, cada dedo, al tiempo que los dedos se introdujeron y amasaron, estrujaron y recorrieron túneles, y juguetearon en la masculinidad de Pedro al punto que este dio un respingo.

 

__Quieto.

Hurgó en ese recoveco de valles,  salientes y montes íntimo, friccionó con la misma minuciosidad con que antes había explorado el rostro, sin dejar de mirarlo, como si a través de él encontrara preguntas durante largo tiempo formuladas.

Pedro estaba petrificado ante el torbellino de caricias, incapaz de detenerlo, Guillermo mientras,  recorrió el largo de los muslos una  y otra vez, volviendo a los secretos lugares de Pedro, sitios que este no conseguía mantener fuera de su alcance, pues tenía las manos paralizadas, sujetando la colcha como si con ello pudiera protegerse del vendaval. De manera casual, los dedos curiosos comenzaron a entrar y salir  de la hendidura entre los glúteos cosquilleando en la cavidad más allá de manera insistente, mientras la otra mano seguía su trabajo por delante. Pedro miraba el techo con los labios apretados. A medida que esa caricia se intensificaba, los labios se entreabrieron, en un gesto que Guillermo captó de inmediato. Aceleró ambas manipulaciones en un ritmo intenso que hizo estragos en su esposo.

La sangre le latía en las sienes, fluía a lo largo de los muslos y se amontonaba en su pelvis, en su miembro. Pedro sintió que se desarticulaba como un muñeco de trapo. Empezó a temblar de modo incontrolable, abrió las piernas, sin reparar en que la mano de su hombre había entrado por debajo del cinto y la prenda, y continuaba trabajando en esas sensaciones que lo abarcaban por completo. Solo existían ahora las manos de Guillermo, y su propio desenfreno interno que lo sumía en el más absoluto desamparo. De pronto, sin previo aviso, las manos se retiraron, y un frío glacial se apoderó de Pedro.

 

__Duérmete. Yo me ocuparé de todo hasta que despiertes.

El esposo sintió que se hacía pedazos por dentro. Había estado a punto de alcanzar algo revelador e infinito. Algo que dependía de ese hombre suyo, con exclusividad, y él se lo había negado con crudeza. Entonces respiró hondo tratando de calmar su ansiedad y dominar su deseo, y se ovilló debajo de la colcha intentando conciliar el sueño.

 

Detrás de él, Guillermo lo contemplaba, pensativo, su esposo aun sin recuerdos estaba dispuesto al amor, era más de lo que había recordado, hervía la sangre bajo su piel de porcelana, anhelaba el néctar, y pronto la primavera arribaría. Estaba herido, tal vez sangrara aún más, sin embargo sentía que a la larga, las heridas cicatrizarían.

Por el rostro de Guillermo desfilaron numerosas expresiones: satisfacción, ilusión al principio, dudas después, y al final un asomo de rendición que captó como alegría. Si lograban pasar esa última prueba sin  buscar venganza, perdonando lo que fuere, pensando en sus vidas más allá de que encontraran recuerdos, amenazas o cualquier cosa… si aun como en el hoy sin pasado Pedro lo elegía y amaba, aquel sendero que habían emprendido juntos tantos años atrás, con Camila muerta,  ya no sería doloroso sino pleno de ilusiones nuevas. Dios habría regresado a su vida, él siempre agnóstico, podría descubrir de nuevo el resquicio de luz que siempre relucía en algún lado, sin importar la oscuridad reinante. Con el alma suspendida miró al hombre que amaba, parecía hablar en sueños, nombrar a sus amantes, y se sorprendió pues los recordaba y lo celaba en sueños.

 

__ Tuviste… quiero decir, no creo que en mi larga ausencia te hayas aislado de todos y condenado a la soledad… tuviste hombres.

Pedro lo miraba con sus ojos velados de tristeza.

__Yo ya tengo hombre  __ Guillermo cubrió el rostro con sus manos grandes__, siempre ha sido el mismo, el primero y único que he amado. Lo que ocurrió en nuestro primer encuentro, aunque no puedas recordarlo, tan breve e intenso, echó por tierra las convicciones de los dos, tu creerte novio de ella, mi matrimonio de farsa, sin duda, si fuese creyente, diría que nuestras almas se habrían encontrado en algún lugar antes, si nos vimos sacudidos por las mismas dudas, y sometidos a las mismas pruebas.

 

Pedro ignoraba hasta qué punto su presencia borraba en el cuerpo y alma de Guillermo todo cuanto  él había vivido antes. De haberlo recordado o sabido, se habría sentido más seguro y relajado.

__ Solo te amé siempre a vos cielito, aunque me haya encaprichado con alguno.

Guillermo no quería someterlo a más preocupaciones ni darle detalles pero Pedro se los exigió.

__ ¿Ana?

__No. Ella solo cuidó  de mi hijo, nunca sentí nada por las mujeres. Un ex compañero de facultad de adolescente que me hizo saberme gay, Juan, por quien mantengo un profundo respeto y cariño, novios que me buscaba Fabián al verme tan ausente, temiendo que me dejara morir, ese último que sabes, Nazarre, era su profesor, él me lo presentó, con él salí como una vacación para aturdirme cuando creí que habías muerto en el accidente, y con un fiscal, Miller se llama, pero no fueron nada, no significaron nada, no tienes que pensar en ellos.

__ Pero ese tipo volvió por ti __ le recriminó hablando de Franco.

__ No sabía que estabas vivo__ lo amonestó con la voz y la mirada__, si quieres puedo invitarlos a todos a la fiesta de la renovación de votos, así te ven, te los vuelvo a presentar y disipo tus dudas.

__No hace falta. ¿Los chicos? ¿Los conocieron?

__ Solo Fabián, Malena no. A ella siempre solo le hablé de vos. En tu ausencia ella siempre fue mi consuelo, encontraba en el  parecido…  tu rostro, tu mirada, tu dulzura y al tiempo la misma rebeldía a veces. Y Fabián siempre se quedó pegado a mí, temiendo que hiciera alguna locura, nunca de saberte vivo habría intentado buscarme novio, más bien pobre hijo, él es quien ya debería estar casado.

__ ¿Acaso es… gay?

Guillermo se echó a reír con ganas.

__No precioso, nada que ver con lo nuestro, le gustan todas creo, aunque anda noviando con Valeria, una chica que conoció en la facultad, pero creo que por ahora no se ha animado a traerla _ confesó el padre.

__ ¿Acaso eres un cuida con él? __ Se asombró Pedro.

 

__Con él, no, si quieres podemos invitarla a la fiesta, así la conoces, con la que deberé andar armado es con Malena, y ni se te ocurra que no lo haga, con lo bonita y seductora que es, desde ya debería _ dijo serio y Pedro lo miró con un gesto de reproche.

__Guille, es una nenita.

__Por eso mismo, es ahora cuando tenemos que cuidarla, luego será tarde, ya debe de haber algún compañerito de colegio revoloteando, he estado muy ocupado como para fijarme, pero debería.__ El padre me desvela por ahora. Cómo me gusta el padre __ susurró Guillermo__. ¡Me gustas cuando tiemblas! Cuando tus caricias son extremas, te desbordas con mi voz, mis manos agresivas turban tu silueta, me paladeas con tu lengua, me gusta tu mirada que me cautiva completo, brillantes deseos que se vuelven fuego, llamaradas por dentro.

¡Me gustas, mi alma te ansía¡ Apareciste de pronto en mi horizonte, no percibías más que mi cuerpo perfecto, sentí tus ósculos impetuosos, de mi piel tu aroma a tu antojo, con tu mano mi cara acarició, con mis labios te besó y resucitó, la brasa de la pasión es intensa, destilando amor y tantas sorpresas.

¡Me gustas, levitas despacio a mi cumbre! La mezcla de elementos cálidos, fundiéndose en la eterna noche apasionada, dulce escena de pasión constatada,  añorado deseo efervescente,  ser el primero que te robe de tu amanecer todos tus sentidos como un ladrón hasta agotar tus latidos a mi alma.

¡Me gustas, suspiro cuando te sueño! Dueño mío, si me abrazas apagas mi  sed, me encandilan tus pupilas, no ceses, quiero estar abrigado cuerpo a cuerpo, fréname lo sublime de este instante, transpórtame que yo  me rindo a ti, enredado en ti  quiero amarte,  aplacar esos poros de tu piel, tu aliento en mis oídos, tu ligero musitar  palabras entrecortadas para poder desafiar  cada encuentro  que sea tan nuestro.

 

Pedro parecía dormido, Guillermo leía recostado a su lado, la voz le llegó como un eco.

__Perdona si soy un cobarde _ comenzó Pedro en un hilo  de voz que lo hizo dejar el expediente y acercarse__, si no soy capaz de viajar a Canadá, perdona si aun dentro de un tiempo, no puedo soportar el temor de descubrir que más allá de lo poco que recuerdo, pueda haber algo macabro, siniestro, algo que me convierta en un ser despreciable, aun frente a ti, que me haga no merecer la felicidad que hoy me dan tú y los chicos. Perdona si ni siquiera puedo confiar en que exista esa clave, esa caja, en que tema que tal vez abramos una caja de Pandora y no quiera hacerlo porque ya no soportaría más dolor.

__ Pedro… ¿deliras como anoche? Despierta, es una pesadilla _ intentó Guillermo pues no encontraba su rostro ni podía leer su mirada.

__No estoy borracho, no estoy soñando, solo necesito pedirte perdón, por si dentro de un mes, de varios, no puedo o no quiero creer que esa caja exista, o que allí se encuentre algo que me devuelva el que fui, aunque así fuera pese a que me cuesta creer que una mujer desalmada y egoísta capaz de todo diera la vida por devolverme mi mente, ¿qué de bueno hay allí?

 Mis padres y su amor, las correrías de mi infancia y adolescencia con mi hermano, los amigos del colegio y la facultad, el conocerte, mi amor por ti, la época de descubrirnos como amantes furtivos, el cáncer y mi huida con ella, tu dolor, el primer reencuentro gracias a Fabián, el casamiento, la decisión de ser padres, otra despedida… todo eso puedo volver a armarlo, y mejorado a través de todos ustedes, pero ¿merece la pena por esos momentos mirar lo que pueda haber sido de mí como animalito de laboratorio para esa gente? ¿Y si me usaron para hacer cosas inimaginables?__Pedro se estremeció__. Perdona si no puedo además soportar el regresar a todo ese ritual…  estudios, pinchazos, pruebas, mapeos, biopsias, médicos, no sé si pueda, si quiero, si debo, a veces pienso que debería estar en terapia, pero tampoco lo soporto, ustedes son mi remedio, mi sanación. Perdona si dentro de un tiempo, te digo no quiero viajar, no creo que eso exista, no confiaré jamás en algo que venga de ella, no quiero que desarrollen esa fórmula, menos saber lo que le cause a mi cerebro tan manipulado, perdona y no me condenes por ser un cobarde, Guillermo. __El rostro de Pedro denunciaba su dolor cuando se volvió y Guillermo corroboró que no dormía y menos deliraba sino que se estaba confesando, simplemente dejaba fluir ante él su tristeza, sus dudas e incertidumbre en un torrente de palabras,  su sentir en las manos, que era el suyo, y aunque suspiró extasiado ante el sonido de su nombre en esos labios que amaba, al ver las lágrimas en ese rostro exquisito que le era irresistible mientras deslizaba las palabras finales, una daga hurgó en su pecho, hizo suyo el mismo dolor, los mismos interrogantes, y un rictus amargo asomó a sus labios. Guillermo escuchaba pendiente de cada una de sus palabras. La sencillez de Pedro no dejaba de admirarle, aunque en un momento, Pedro se tomó el rostro entre las manos. Guillermo lo sacudió.

 

__No mi amor _ animó sorbiendo las lágrimas__, nunca pensaría que sus un cobarde, porque yo antes de confesarte todo con tu hermano y  él mismo que siente como vos, que es tu misma alma y carne, sentimos lo mismo, nunca te vamos a juzgar, decidas lo que decidas, te amamos, ya nunca nadie te volverá a hacer más daño. Deja de sentirte el centro del mundo, no sos culpable de nada, nunca hiciste nada malo aun drogado, no es tu natural ser cruel o un delincuente. El drama ocurrió más allá de tu alcance, Pedro, todo habría ocurrido de todos modos, aun la muerte de Camila y las de esa lista, aunque vos no estuvieses en medio, y nada dependió de vos, solo te usaron.

 

Pedro lloraba sin consuelo, si bien escuchaba a Guillermo, el peso de su conciencia se aliviaba, pero la tristeza era tan grande que no podía albergarla.

__Todo fue en vano… __balbuceó.

__ ¿A qué te refieres?

__Porque nunca debí irme con ella y nadie hubiese sufrido_ gritó Pedro de pronto con rabia, un estado de ánimo desconocido hasta para este él del hoy __. Me dejé convencer por mi familia, por ella, por todos  de que solo ella podría salvarme del cáncer, en lugar de escucharte solo a ti, llegué a convencerme a mí mismo.

 

__ Pedro, ya basta con eso, hasta yo al fin estuve de acuerdo, no culpes a tu familia, menos a vos, ella te salvó esa vez, esa parte de su carta es verdadera.

 

Los ojos de Pedro, arrasados en lágrimas, más luminosos que nunca, se posaron en el rostro de Guillermo con una chispa de ilusión.

_ ¿Me perdonas?

Guillermo contuvo el aliento, la dulzura y la mirada le movieron las fibras del alma, la belleza, atizó el deseo. Lo atrajo a sus brazos. Una explosión estaba a punto de  brotar de su pecho. Era el temblor de la tierra antes del fuego, la anticipación de la tormenta, el flujo del torrente antes del remanso en el lago. Tomó a Pedro por los brazos y los oprimió con fuerza.

_ ¡Nunca, pero nunca más me vuelvas a pedir perdón por nada! _ dijo con voz enronquecida.

Y cubrió la boca del esposo con un beso devorador.

__

 

__Fabián, estoy trabajando con las partidas de nacimiento que me pasó Daniela, con las verdaderas,  sobre todo con la de Brunito _ le informó Gaby que había oído la propuesta de Fabián respecto de la herencia de Camila__. Es un lío, pero necesito que el nene aclare al fin que su madre no fue Camila,  que es Daniela, y que tiene dos papás, mismo Malena, lo merecen.

__Me parece perfecto __ convino__, pasa que la fortuna que dejó esta mujer es un montón, no es como para echarla a la basura ni creo que puedan, y es claro que ellos no quieren ni oír hablar de ella. Menos la usarán para los chicos.

__Pero llegado el momento, ellos podrían desear otra cosa.

Fabián lo pensó, pero solo minutos.

__Lo dudo, si salen a ellos, no la querrán, a medida que tomen conciencia de lo sucedido, no la tocarán.

__ ¿Entonces?

__Le dije a mi viejo que podríamos donar eso al CONICET, a investigadores que ganan dos pesos, para ayudar a la causa, en definitiva no todos son como esa gente _  explicó Fabián y la medicina avanza gracias a la investigación __. En verdad se la disfracé, me parece que a la larga ellos no irán a Canadá, pero la idea de que vayan ustedes es genial, no pueden desconocer lo que hay allí, en eso mi papá está de acuerdo o sentiría una amenaza latente.

__ ¿Y?  Iremos con el hermano, obvio que sí llegado el caso, así sea solo con el consentimiento de Guille, tampoco Agustín quedaría con la duda.

__ Bueno, pienso, Camila no es la única investigadora del mundo _  siguió Fabián y vislumbró el atisbo de comprensión en Gaby__, con ese dinero, si hallan la fórmula, se podría pagar donde fuera la cantidad y fases de estudios que se necesiten para asegurar que no hará daño, y que devolverá la plenitud a Pedro, y tal vez, en un tiempo, si el cambia de opinión, tendríamos su sanación íntegra _ concluyó__. Hoy prevalece el trauma, no podemos echar por la borda la vida de la mina, te dije que aun dándole medio voto de confianza yo opino que no miente y que es la fórmula.

 

 Gaby elevó la mirada, la clavó en el joven con asombro, pensativa dejó pasar minutos.

__ ¿Qué opinas? Yo te ayudaré con todo, pero estoy empezando y por ahora solo  no podría, tendríamos que hablar con el abogado que vino.

__Me parece una idea lógica y genial __ dijo Gaby sonriendo__, pero ni yo sé cómo lo podríamos hacer, solo llego hasta ir por lo que allá encontremos, pero Camila se aseguró de que Guille sea albacea pero que su fortuna vaya a los chicos al ser mayores de edad.

__ ¿Entonces?

__Y entonces no tengo idea de cómo podríamos desviar ese dinero hacia lo que pensaste _ reconoció ella con pesar__,  ni sé si se puede hasta que lo decidan los chicos, y sería perder los años que los estudios clínicos de investigación requieren.

__ ¿Renuncias al desafío? _ se turbó Fabián.

__De ninguna manera, adoro a Guille y a Pedro, pero es complejo, necesitaré consultarlo con especialistas, esto me supera también a mí, tal vez con jueces…

__ ¿Entonces lo haremos, lo intentaremos?

La abogada asintió.

__Como abogado ansioso joven lo quieres todo para ya, para ya ayúdame a darles su identidad a los chicos _ pidió Gaby__, luego iremos a ver y recibir lo que ese abogado tenga, esa clave incluida, y nos tomaremos el tiempo que necesitemos para ver qué deciden Guille y Pedro. Luego seguiremos, como te dije, ahora estoy tapada de trabajo, pero por supuesto que aunque lo veo difícil… lo intentaremos, por el resguardo de una futura plenitud plena de mis amigos… todo, lo haremos todo _ concluyó.

 

__

Guillermo estaba en llamas, y el incendio de su sentimiento había sobrepasado los límites permitidos para lo que había pretendido en ese momento. Pedro no se resistió, dejó que sus labios finos pugnaran por abrir los suyos, y que cuando lo consiguieron la lengua entrara salvaje y descontrolada, buscando rincones desconocidos, nuevos, saqueando el interior de la boca con ansia desmadrada. Luego permitió que él lo acostase y volviera, que apoyase su cuerpo entero sobre el suyo, sintiendo el latir de su vientre como propio, como el del propio. Guillermo le acarició por entero, los costados, mientras su boca seguía el recorrido con ferviente anhelo, sorbiendo el calor que él desprendía, bebiendo el sudor mezclado, mordiendo la piel. En cierto momento, lamió el cuello como un animal salvaje, desde las orejas a la garganta, y se detuvo allí donde el corazón palpitaba desbordado.

Las manos masajearon las nalgas, los labios mordieron la lengua,  lamió la hendidura.

__Ábrete precioso _ exigió.

 

 Por instinto Pedro se elevó desde las caderas, Guillermo lo alzó desde abajo, apretándolo contra su bajo vientre, hincando el cuerpo en ese hueco, en esa hendidura tibia que solo había podido imaginar por años, pidiendo paso, al tiempo… ordenándolo, con ese talante que Pedro tan bien conocía, y que había aprendido a conocer como un ruego, antes que como una orden.

Las piernas de Pedro cedieron, las nalgas lo mismo, y su hombre soltó un gemido de satisfacción. Le masajeó el sexo por delante, hurgó con sus dedos en cada sitio y en el interior de Pedro sin reparos.

El dedo recordó la primera vez, aquel ingreso estrecho, aquella barrera que ningún hombre había atravesado y gruñó de satisfacción, Pedro solo había sido suyo.

Con un grito victorioso extrajo el dedo y volvió a masajear el miembro, que sabía  tan sensible a sus caricias, con solo tocarlo, toda la piel de su esposo vibraba igual que la cuerda de un arco tensado. Lo frotó con el canto de la mano, hasta que Pedro conmocionado soltó un gemido. Entonces, bajó la cabeza y, sin atender a nada lamió el centro de placer con avidez, su lengua se adentró por donde pudo con la misma destreza que el dedo, por delante, por detrás, derrumbando todas las defensas de Pedro. Al captar el momento en que se hallaba al borde del abismo, en que comenzaría a dejar salir sus temblores, alzó la cabeza, lo miró con fiereza. Pedro también lo miraba al borde del abismo sin fondo, pensando en que no podía ser tan cruel otra vez de llevarlo a ese sitio de paroxismo y luego alejarse. Sin embargo, Guillermo sonreía, no como la seriedad de momentos antes.

 

__Sos  mío, Pedro. Lo has sido siempre, solo que no lo sabías al llegar, no lo recordabas, ningún hombre pasó antes ni pasará a través de vos, solo yo.

 

 Y así diciendo, Guillermo dejó salir su miembro impaciente y lo hundió en él hasta el fondo de sus entrañas, con un grito que ahogó todo lo demás. Luego lo sintió hasta  en sus entrañas, empezó a penetrarlo y hamacarse con firmeza, mirándolo a los ojos y estudiando cada línea de expresión del rostro angelical. Lo cabalgó con energía controlada, llevándolo hacia un desbordante anhelo que él acentuó acariciando de nuevo por delante. Lágrimas rodaron por las mejillas de Pedro muriendo en las comisuras de los labios, la sonrisa pintada en el rostro, Guillermo las sorbía sin descanso. Al fin, cuando Pedro creía que ya no quedaba nada más por sentir, se vio arrasado hacia un torbellino que lo consumió entero, se escuchó gritar, con una voz distinta a la de siempre, y el mundo desapareció a su alrededor, salvo el rostro de Guillermo, que ocupaba su pensamiento y todo su ser. Sus espasmos se prolongaron hasta que sus fuerzas agonizaron, y se derrumbó bajo el peso del cuerpo amado, Guillermo también jadeaba, exhausto aunque en él latía un placer que parecía exigir más. Pedro cerró los ojos, era un hombre entregado a su único amor, lo recordara su mente o no.

_En los océanos del tiempo y el espacio nos extraviamos, como dos navíos que perdieron su brújula nos desconectamos. Dolió de nuevo la pregunta que siempre me haces a través de muchas vidas, ¿en dónde estaba?  Yo estaba buscándote amor mío, como siempre, pues siempre te gusta que te encuentre en cada vida.  Muchos cielos vimos en vidas pasadas, muchas estrellas nos bañaron con su luz, dejando en nuestras almas marcados los recuerdos de otras vidas. Y ahora de nuevo estás aquí, buscando el nido que hiciste durante tantas noches en mi pecho.

Ahora que de nuevo me viste, y que nuestros cuerpos son tan diferentes, pues siempre nos gustaron los amores entre edades muy diferentes, logré hacer que reconocieras mi mirada. Y que de nuevo vieras el reflejo en mis ojos de tu alma inmortal, y no este disfraz que en este momento nos viste. Tus besos fueron el elixir sagrado que me devolvió el aliento de otras vidas, y por un eterno segundo pude ver nuestros pasados, pude ver la magia de nuestro amor y también las veces que tanto amor nos llevó a caminar de la mano de la locura... Cuántas veces descubrimos que a veces tanto amor mata. Y en otras en que tanto amor, nos llevó a conocer las galaxias infinitas.  En esta vida mi cielo, decidiste que este sería tu cielo, y que yo solo sería un fugaz pasajero, querías que desde la distancia viera la belleza y huías, que viera desde la distancia... la majestuosidad de tus alas...

__ Por ti estoy derritiéndome _ balbuceó Pedro__,  te saboreo, disfruto tanto de tu paladar, de tus labios exquisitos, pretendo seducirte, agasajarme de tu océano bendito,  que nos cubra el estresor de la seducción, todo se vuelve sensual, codiciado, apetitoso, manjar de dioses, delicias de dos reyes, cuando mi lengua decide tener sed de ti. No me importa a qué sepas, si a vainilla, chocolate, fresa, a nuez, a pistache, o a mil sabores que pretendo degustar, solo sé que me fascina embriagarme de ti, de tu pasión y sexo, de esas noches de placeres intensas, donde solo te hago explotar con el vaivén de mis caderas; el fuego interno intensifica, consumiéndonos, recorriéndonos en cada partícula. Frío o caliente me apeteces,  mi manjar prohibido, en mí  te derrites, es en el encanto de tu cuerpo desnudo en el que descubro el sabor y la fragancia que me domina, tus labios de pecado y tu boca miel pura; el azúcar quemada sobre la crema fría, que me engolosina. Das fruto a mi vida. Eres mío, eres un fresco helado en el que apaciguas el calor y el fuego mismo que tengo por dentro, eres el postre más rico, mi realidad única, yo tu amante sin límites, sin tabúes, sin miedos, pervertida mente sensual y erótica ante tus caprichos y fantasías en que te devoro, a pura gloria me sabes; me aferro con tal fuerza y saña, que me lanzo a la batalla en el que solo quiero pertenecerte y sentir tus brazos.

 

__Duerme querido mío __ atinó a decir apenas Guillermo arropándolo aunque no hiciera falta.__ Cuando la respiración le hizo saber que dormía recién Guillermo dejó aflorar su sentir pasado y del hoy.

 

“Se han apagado ya las ardientes fronteras de nuestros tiempos. Te convertiste en un hombre con cuerpo de  adonis en tu belleza eterna, la miel de tu pelo te cubre los ojos y el sol se enamora de tus piernas.  Desde siempre, supiste que  vos eras mi deseo prohibido. Te acercas con mínimo ropaje, sabes de mi pasión por vos, mi tormento,  enciendes la ilusión a mi pasión con una caricia de brisa de tu aliento.  Mi verbo enmudece ante tu belleza y tu candor. Sos como un ángel de alma enigmática que en mí  busca el amor, el parpadeo fugaz del cielo de tus ojos, y tu aroma. Bebo la brisa que sin prisa y sin pudor besa todo tu cuerpo.  Lo breve de la figura menuda de tu cuerpo, me incendia sediento y miro tus frutos prohibidos entre mi lujuria de pasión y tormento. Despiertas mis duendes de lujurias con solo ver tu boca. Entre mis horas lentas perdidas en el tiempo cansado de esperas y perdido en la tibieza de tu cuerpo y tu boca.  Una dulce pasión embravecida, se estrella en mis pupilas. Tu boca entreabierta y tu aliento virginal de pasión me desespera.

¿Me abrirás tu  ruta de miel para olvidar todas mis esperas? Quiero todo el tiempo de tu vida, y amarte hasta el fin de la mía. Tu gozo es mi delirio, en la lujuria que seas mío gozando en tu pecho en lo profundo de tus sombras dulces, y de beber tu fuente  a besos. Voy a estrujar hasta tus sombras con mis manos. Perdido en la espera del amor, siempre serás mi fruto y cimiente y dibujaré en tu tibia espalda desnuda mi nombre, mordiéndote. Te desnudo lentamente, como mariposa que deja su capullo. Ahora estás en mis brazos, sos mi ensueño de amores  y haciéndote mío, en los delirios de una tarde de lujuria y de soles.  Y te poseo suavemente, como lirio que navega en su remanso. Vienes a mí, cansado de soledad y de esperas en tu viaje de sueños, amores lujuriosos y de alguien que te quiera con un gozo extremo. Porque tu piel es eso, pétalos perfumados y la locura que seas mío en el fuego de tu cuerpo, volando a las regiones donde vive la vida. Y naces a la vida y al amor, como mariposa en primavera. Entregado y extasiado en tu necesidad de amar, ardes en tu fuego y te duermes en mi regazo entre gozos, suspiros, sueños y sosiego.  Y como llegaste te fuiste, no sabiendo que sos mío una y otra vez.  Grabada en mi alma quedó la promesa de un nuevo encuentro. Y voy a extrañarte en soledad y espera “me dije”, suspirando en el tiempo.  Regresa amor, o moriré por vos.

Voy amarte toda mi vida, todos los años, los meses y los días que me queden por vivir, todas las horas y todos los instantes que permita mi razón  mientras mi corazón pueda latir te amaré.

Adornaré con flores los jarrones de la vida donde la lluvia las riegue con nuestro amor en primavera y al llegar otra vez el verano el calor aumentará la pasión de nuestros besos, si vida mía…  así será, y de nuevo la ilusión, y de nuevo la vida, dejaremos los otoños atrás liberándonos de todos los miedos causantes de ese camino en soledad, y cuando las hojas vuelvan a caer, por la estación otoñal de nuestras vidas cogidos de la mano caminaremos sobre ellas, como alfombra que nos lleva a un nuevo atardecer donde amarnos será nuestra prioridad.

Caminemos vida mía, caminemos, ya la felicidad está ante nuestros ojos, recorramos este tramo y dejemos que nuestras pieles se unan para siempre.  Te amaré todos los años, los meses y los días de mi vida.

Hoy empecé a bordar mi pasado en un lienzo en blanco.  Puntada tras puntada fui dándole forma a cada lágrima, dolor y sentimiento amargo. Con colores tenues e hilo frágil bordé el resentimiento y la amargura, deseando que al pasar de las lunas se vayan borrando y quede en figuras indefinidas.  Con hilos en seda y colores vivos le da forma a las esperanzas, las ilusiones, los anhelos.  Se bordó con esmero y delicadeza cada pensamiento de alegría, cada sonrisa, cada brillo en las miradas.  Bordar cada sentimiento, cada pensamiento, cada sueño, dio como resultado un lienzo de vida nuevo. A partir de ahí se comenzarían a alzar las alas al viento, volar tan alto, tan alto y dejar atrás el pantano en el que me estaba hundiendo.

Tengo mi vida yerma y mustia de recuerdos desvelados. Largas las noches que busco en los recuerdos de haberte amado como el aroma de una bella flor que agoniza en un libro olvidado. Siento, entre mis horas lentas que se fue mi vida, sin vivir. Y de sentirte lejos vida ya lejana, dejas jirones en mi alma herida de caricias robadas bajo la luz desmayada de la luna, escondidas. Mi amor sufre con pasión, en las sombras de mis sueños. Tú no estás, el tiempo se detuvo y te fuiste, en un triste pasado,  vuelve y ámame, y tiembla de pasión con un beso de mis labios. Vacía soledad mi morada, alumbrada en crepúsculos de olvido. De un amor prohibido, cuando entraste a mi vida, eras mi destino encendiendo mis fuegos, perdidos en pasiones y dulces desatinos. Te amo por lo que fue y lo que pudo ser, y no ha sido. Angustias de sentir soledades y espejismos, en nieblas y rumores de pasión desatada y deseos arrebatados, de prohibidos amores. Perderme entre tus pezones  turgentes, era mi dulce tormento.  Dormirme en tu vientre, era mi morada y sentir tus labios en mi espalda, un dulce derrotero de guirnaldas. ¡Tanto te busqué en senderos yermos! que más te amo. Nunca pensaré en un viaje sin partida y no llegar nunca a tu vida en un sediento esperar lo inaudito y horas de tristezas sin alegría. Yo te esperaré siempre, y me entregaré a todos tus destinos. Seré peregrino en los caminos buscándote, mi cuerpo estremecido y recordaré aquella tarde envejecida de penas, y mi corazón herido.

¡Basta de búsquedas y esperas, en senderos de deseos! Te encontré amor, y tú serás como una estrella con tu nombre,  tuya será mi vida y amarte, cuando al fin me dejes ser tu hombre. Y serás mi alba, un arco iris de colores y el perfume de las flores. Tus primaveras amarán mis otoños al beber tu amor en mi cantero y el amor nos salvará de las tormentas que alejaron los ¡te quiero! Ven amor, bésame como la abeja a la miel, y la brisa a las flores. Y serás mío lenta, suavemente, con la pasión de todas mis esperas despertando mis esencias de otoños entre tus nuevas primaveras.  Y te amaré hasta el fin de mis días.  Y serás un nuevo amanecer en mi alma, vida mía. Y en ese día, guardaré una fresca flor en el libro de la vida. Templo de todos mis  inviernos, mar de fuego donde me vierto por entero,  cuerpo que se me torna todo fuego,  ansia de ternura y caricias en las que navego. Amo la desnudez que desnuda todo el calor que nos derrumba sobre las paredes de deseo que de nuestro ser beben nuestras bocas sin límites ni pregunta.

Amo tu invicta belleza que me salva y me enamora. Habítame, penétrame. Sea tu sangre una con mi sangre. Anden tus manos en mis manos que todo en conjunto  colma ese hervir de mi piel al mirarte.

Atrapado en tus encantos y belleza, condenado a tus locuras infantiles, embrujado a tus posturas seductoras, prisionero de tus besos y caricias, fascinado por tu dulzura que derrite.

Es que puedes ser tremendamente apasionado y fogoso pero hermosamente dulce y tierno, infantilmente terco y obstinado pero perfectamente equilibrado y centrado.

Me interno en tus infiernos y entonces tus demonios me guiñan un ojo, en sus rostros miro la picardía y la malicia que invita a confrontar pero tal es su desconcierto cuando entre ellos  comienzo a danza, en sus rostros de horror una sonrisa se empieza a mirar.

Me dejas subir a tus cielos, uno a uno los recorro y tus ángeles llegan a mi encuentro, con mucha alegría y felicidad, con inocencia y sobriedad, disfruto de su compañía y los seduzco y ellos me entregan sus divinos secretos.

Y me quedo en vos, en tu compañía que deslumbra y embruja, descubro mi primavera en tus ojos y tu sonrisa, reposo mi alma en la hermosura de tu ser, me pierdo en tu pecho y en tu vientre palpitantes, entrego mi corazón a la frescura de tu amor.

Te elijo a vos, perfectamente imperfecto, maravillosamente humano, me elijes a mí, con mis aciertos y errores pero colmado  de amor por vos, nos elegimos el uno al otro, sin ninguna duda.

 Llenos de miedos y cicatrices pero sabiendo que juntos podemos sanar y seremos felices, que sanaremos por amor, renaceremos en amor, viviremos nuestro amor.”

 

Pedro que todo había leído y oído posó su mano sobre la mejilla del hombre.

__Amor _ susurró__, pase lo que pase el tiempo de las lágrimas terminó.

 

Se miran hasta el fondo de los ojos, donde asoma el alma.

Guillermo bebe de Pedro, este descansa en Guillermo sintiendo la certeza de las palabras dichas…

 

CONTINUARÁ-

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.