martes, 7 de septiembre de 2021

EL EMBAJADOR TERCERA PARTE CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

EL EMBAJADOR

TERCERA PARTE

CAPÍTULO TREINTA Y SIETE




Reflexiona bien, y todo el tiempo que necesites.

Pero luego procede lo más rápido que puedas. “Montecristo”

“No te preocupes por las personas de tu pasado,

Hay una razón porque no llegaron a tu futuro”. Paulo Coelho.

“La vida se encoge o se expande en proporción

al coraje de cada uno”. Anais Nin.

 

__ ¿Pedro? __insistió el embajador.

Cuando estoy contigo siempre siento el eterno presagio

que nuestros momentos, no serán eternos. “Montecristo”.

“Aprenderé historias para contarte, inventaré nuevas palabras

para decirte en todas, que te quiero como a nadie”. Frida Kahlo.

Te amo porque siempre estuviste aquí,  porque siempre estás

y lo estarás y amaré tu recuerdo, si tú no estás. “Montecristo”.

 

Todo sucedió en el mismo instante o así pareció en la mente de ambos. Los disparos, la sangre, la muerte que diluía la vida, el trance de Pedro, la urgencia del embajador, que desde el alféizar de la ventana lo instaba a huir, Pedro libraba sus batallas con el pasado, con su gran pérdida, con sus guerras, con su dolor.

 

“Pedro, por favor reacciona. Te necesito, sin vos estaba cansado de todo, de sentirme solo y abatido, de esta ciudad que será de mis ancestros pero me parecía sucia y aburrida, de pensar en Silvina y que la mente me devolviera solo un fantasma, de imaginar un cuerpo junto al mío y al volverme solo encontrar un vacío de hielo. Desde verte lo supe, en verdad quería hablar con un hombre, escuchar  a un hombre, coquetear y poseer, amar a un hombre. Estaba solo y los recuerdos del pasado no me colmaban, al contrario me enfurecían por lo injustos, y luego con tus ausencias me harté de tus demoras, de tus excusas, tus argumentos fútiles me exasperaban, solo hoy me siento pleno al acompañarte, al caminar la misma senda, no me dejes, precioso, vuelve a mí, Agustín y Abdal ya no están, solo yo te espero. Con vos descubrí, después de años de sentirme dormido que tenía un motivo para vivir.”

 

__ ¡Pedro, ven aquí! _ volvió a gritar Guillermo que intentaba trepar por la ventana de la cocina que daba al patio trasero, por la que acababan de huir el resto de sobrevivientes.

No había tiempo para nada.

Guillermo al fin había logrado subir al alféizar de la ventana que comunicaba con el patio, pegó un salto y salió. Pero al asumir que Pedro también moriría si no abandonaba la estancia en segundos, regresó sobre sus pasos para rescatarlo, al tiempo que aquel registraba lejos la voz, esa voz que llamaba, que pronunciaba su nombre, desesperada y amada se filtraba, se colaba, desgarraba desde su interior y lo impelía a regresar a otro sitio, a la vida, a la luz del sol.  Entonces el rostro se coló en la mente, nítido, su amor, su hombre, el embajador, él estaba allí, y tenía que protegerlo, reaccionó y pegó el vuelco de conciencia.

Guillermo en medio de la maniobra, mientras insultaba en todos los idiomas y temblaba de miedo, comprobó que Pedro estaba a punto de treparse a la ventana, lanzó un largo suspiro de alivio, y lo tomó del brazo  arrastrándolo, arrancándolo de las garras del pasado que se lo arrebataba en muerte, lo ayudó a apoyarse en el marco, y luego lo jaló con fuerza, la camisa se enredó y se rompió, algo cayó, mas la cámara de fotos y el morral seguían colgados al cuello.

Los percances lo demoraron, pero al fin Pedro le sonrió, pisó el otro lado, estaban seguros.

 

__ ¡Pedrito, mi Dios, me diste un susto de muerte!

Pedro permaneció en silencio, solo hablaba su mente: “¿Y ahora qué debemos hacer?”

La situación se había desmadrado. Apenas un momento atrás  miraba a Guillermo con deseo y ahora debían correr para salvar sus vidas. ¿A dónde ir? No conocía el lugar, estaba solo, sin su grupo de apoyo, desarmado. Observó el entorno y descubrió a sus vecinos que les llevaban varios metros de ventaja, al menos ellos estarían bien, conocían la zona, hallarían refugio, pero ya todos habían atravesado el patio. De un tirón, Guillermo creyéndolo perdido de nuevo le tomó la mano y siguieron al grupo a la máxima velocidad que daban sus pies. En esa huida se jugaban la posibilidad de vivir.

Uno de los laterales del patio se comunicaba con otro. La mujer mayor y el dueño de casa como Abdal habían muerto, la más joven cruzó a ese patio y ellos, por detrás. Y así, gracias a este sistema preparado para escapar, avanzaron a casas vecinas.

Finalmente, los tres aparecieron en un terreno baldío que daba a la calle. La mujer cruzó la acera y desapareció. Dieron por sentado que se había guarecido en alguna morada, pero no acertaban en cuál. Sin posibilidad de seguirla, no se les abriría ninguna puerta.

Pedro había recobrado su fortaleza de soldado, evaluó dos esquinas, eligió una y con Guillermo de la mano, dobló. A la carrera, avanzaron varias calles hasta alejarse por completo de lo recio del ataque.  Las explosiones iban quedando atrás. Agotados, sintiéndose fuera del peligro mayor, jadeando,  se apoyaron en cuclillas contra un vehículo abandonado. Escondida detrás, la noche había caído por completo y ahora era su cómplice, los protegía.

 

__Descansa, Guille, ya nos alejamos del ataque _ dijo Pedro, hablando de manera entrecortada, después de tremenda corrida y susto el corazón le iba a galope, mas al mirar a su lado, respiró aliviado, su mayor tesoro estaba allí, sano, salvo __. Murió Abdal… Lo vi. Estaba muerto _ explicó agitado y con los ojos brillantes.

_Lo asesinaron _ replicó Guillermo.

__ Tenía esposa e hijos __ mencionó más para sí mismo, y aunque ambos estaban en shock, Guillermo se debatía entre condolerse por el hombre, preocuparse por Pedro, seguir corriendo o ubicar un lugar más seguro donde guarecerse.

 

__Todos los muertos tienen familia, hasta el degenerado que ordenó esto, nosotros tenemos hijos carajo, ¡reacciona Pedro! __ bramó de súbito Guillermo, y Pedro dio un respingo.

 

Esta vez no solo llegó la voz y lo atravesó la mirada del embajador con ira,  sino que  pasearon por su mente los rostros de Dayana, de Thomas, de Fabián, de Malena, y regresaba al de Guillermo, mierda, ellos estaban vivos, debía dejar ese pasado, recuperar el soldado que era, buscar soluciones.

__ Perdón _ balbuceó mirando a Guillermo más allá de las pupilas___. No es frecuente, pero a veces me sucede, maldición… a veces me bloqueo, me voy a otro lado.

__Lo sé, lo entiendo perfectamente __ reconvino Guillermo más calmo__, no sería humano si no comprendiera lo que te causa la muerte de alguien, pero ya está, amorcito, piensa en que eres soldado, en que tenemos hijos y debemos salir de este lugar, vivos. Pero no necesito que pidas perdón, solo que reacciones, casi me matas del susto cuando te vi volverte.

__Por eso, perdón, las veces que esto pasa, no estoy solo, siempre voy a misiones muy complejas pero con un grupo, o está para rescatarme quien más reconoce mis señales…

__ Alberto, lo imagino _  dijo Guillermo__, y agradezco haber estado a tu lado hoy, de haberte hecho caso…

__ De haberme hecho caso, estaría muerto, o moriría de miedo al quedar atrapado acá sin saber si este infierno es general, o local, sin saber de ti, pero de estar  a salvo, yo haría lo que contigo jamás, algo suicida.

__Lo puedo imaginar, cruzar la valla de noche, sin guía,  caminando entre disparos, y más me felicito por estar con vos, o también moriría imaginando lo peor.

__ Guille, tenemos que irnos __ convino Pedro__, sabes que jamás te pondría en riesgo, no cruzaremos a ciegas la valla, pero hay que buscar un sitio.

__ ¿A dónde?

__A un lugar en pie más seguro, no podemos permanecer en una calle.

__ ¿Y el auto?

__! Maldita sea!

__ ¿Qué?

__Mi bloqueo, estuve encima de… No rescaté las llaves, su celular, si tenía un arma, todo lo mío se desvaneció en la explosión, como la vida de esta pobre gente, de mis soldados, y no saqué nada, y al coche por ahora, no podemos acercarnos, pero antes de iniciar la búsqueda, por favor, vigila, debo enviar un mensaje__ anunció mientras se descolgaba la mochila para buscar su teléfono. Cuando halló su burner buscó el llamado rápido hacia Alberto, se maldijo al comprobar que solo tenía un dos por ciento de batería. Maldijo haberse distraído y no haber dado con un enchufe mientras estaban en la casa, no haber quitado el celular de Abdal donde habría algún mensaje de contactos…  Escribió el mensaje de inmediato, las palabras refulgieron en la pantalla: “Nos atacaron. Mi contacto ha muerto. Estoy huyendo hacia la nada, y el embajador está a mi lado, adjunto algunas fotos, ayúdanos si puedes.”

Por suerte todo salió rápidamente y llegó a destino.

Al comprobar que había terminado la comunicación y no quedaba batería, le pidió a Guillermo el común para verificarla.

 

__ Lo perdí en el escape.

__ Ay, amor, qué haremos, iba a escribir a Marcos. _ Mas antes de iniciar el mensaje, la pantalla se apagó. La batería había quedado en cero, vacía por completo __! Mierda, se apagó!

 

Quedaron taciturnos pensando a dónde ir hasta que Pedro habló.

__ Podríamos ir a una fábrica, alguna oficina en pie debe de haber.

__ Yo preferiría guarecernos en la casa que te mostré, la de manos que curan, estaba bastante entera, y puede tener elementos que sirvan, aunque queda lejos, pero no podemos quedarnos aquí en la calle.

Pedro sopesó sorprendido las opciones.

 

__ Quizás _ arriesgó__, podríamos intentar cruzar la guardia.

__! Estás loco! ¡Nos van a acribillar!

__Tienes razón, jamás nos permitirán avanzar, nos tomarían como prisioneros o algo peor. Tal vez tengas razón, vamos a la casa, aunque quede más lejos _ reconoció__.  A resguardo podremos pensar opciones, ver lo de los teléfonos, el auto, sí, vamos amor.

 

De pie, otra vez avanzaron tomados de la mano, pero en esta ocasión Guillermo recordaba más el camino. Iban de puntillas. Si durante el día la ciudad era insegura, la noche la volvía más peligrosa. Cualquiera podía ver en ellos un posible enemigo y dispararles.

Por momentos, se detenían, dudaban, echaban un vistazo y seguían. Eligieron una callejuela, pero un gran montículo de escombros les obstruyó el paso y debieron treparlo para aparecer del otro lado. Luego se metieron por una serie de patios intercomunicados y caminaron un largo trecho por casas abandonadas hasta que dieron finalmente con la  calle de la casa. Pero, atónitos y descorazonados, comprobaron que el lugar  parecía otro luego del bombardeo.

 

__ ¿Y ahora? ¿Dónde iremos? Esta maldita guerra no deja nada en pie, y no tenemos dónde ir a pasar la noche __ expresó Guillermo.

En un momento se dejó abatir, recordando la otra casa de manos que curan, Pedro vio sus lágrimas, que al fin se permitía un momento de flaqueza.

 

__ Cálmate Guille.

__! Mira ese maldito boquete! ¡Maldita guerra y maldito el que la dirige! ¡Malditos estos que pelean y se matan!

__Ya se nos ocurrirá algo __ consoló Pedro, abrazándolo.

__ Está todo mal __ respondió resignado.

__ Cálmate, todo estará bien __ repitió, abrazándolo con fuerza, logró sosegarlo__Mira bien, hay zonas enteras, y entrando con cuidado por el boquete podemos quizá quedarnos, tranquilo mi amor, calma.

__Pero ya no será seguro, si no hubiera explotado esa maldita  bomba…

__No importa __ minimizó, Pedro__. Ven, vamos adentro. Al menos esta noche estaremos bajo techo,  nadie nos molestará, nadie sabrá que estamos allí.

 

Entraron por el boquete, con la decepción de comprobar que tanto la luz como el agua corriente estaban cortadas, debieron esperar a que los ojos se acostumbraran a la penumbra, y entonces supieron que días antes la casa había funcionado con normalidad. Constaba de dos plantas pero por seguridad decidieron quedarse abajo, la luna que ingresaba por las ventanas apenas les servía para reconocer sus siluetas.

Se sentaron en el piso, junto a una ventana, y se quitaron morrales y mochilas del cuello.

 

__ Guille, tal vez me equivoque, pero es todo muy extraño, cada vez estoy más seguro que esto lo armó ese enfermo de Juan,  es una emboscada o distracción para  que dejara solo todo el resto, aun a ti _ afirmó Pedro__, primero lo del refugio, luego apenas enterramos al papá de Gaby, al fin allí atacó uno de sus hombres, me contactaron para hacer fotos de esto, ¿para difundirlo o para sacarme de en medio pensando en que tú quedarías solo en otro sitio? ¿Por qué me volaron la Ranger con mis hombres, armas, teléfono?,  no me quedó otra que seguir al guía, y las instrucciones, nadie tenía por qué saber que tú te colarías en esto, y si es él, esto le vendría de maravillas para encontrarte solo, y llevarte, fuera porque te quiere para él o para asesinarte, y de paso contaría con que yo entrara y no saliera de acá. Una guerra armada por él, aparentando que venía desde rebeldes o desde afuera, lo dejaría como víctima, y de paso le permitiría eliminar a grupos rebeldes __ siguió cada vez más convencido.

__ Tiene lógica, pero sería un monstruo _  convino Guillermo.

 

__Lo es amor, no tengas dudas,  lo es, no tienes más que ver cómo vive su pueblo para saberlo _reconvino Pedro__, me pregunto si la otra casa, si nuestros lugares fuera de acá estarán como estos o enteros, necesito saber de Alberto, de la misión, de la mina, de la casa, maldito sea. Pero tranquilo, todos estarán bien, no sé la gente de Manos que Curan, espero que no estuvieran en la casa, pero en el resto de sitios tienen refugios, y supongo que mi primer mensaje les llegó.

 

__Nuestro refugio, el tuyo en verdad, de haber seguido allí estaríamos seguros de todo _ soñó Guillermo.

__Lo sé mi vida, pero lamentablemente según mis vecinos el camino está cortado, ni podemos intentar llegar, ¿tienes hambre?

__No, sí tengo mucha sed.

 

Pedro sacó de la mochila la botella de agua mineral que había cargado antes de salir, y la bebieron a medias. Los cereales energéticos y galletas  que acostumbraba a llevar en misiones permanecieron intactos,  se servirían cuando los desearan.

__Deberíamos recorrer aunque sea esta planta, ver si sale agua del grifo, cargar la botella, la casa donde vivo está bien equipada, tal vez esta también _ propuso Guillermo.

 

__Es peligroso ahora amor _ respondió Pedro__, lo haremos por la mañana, podría haber cables u otros obstáculos, ya por hoy tuvimos demasiado. Ahora descansa.

__ Dudo que pueda dormir.

__ Ven aquí entonces _ dijo Pedro, y apoyó suavemente la cabeza del embajador contra su pecho, es lo que necesitaba, él no estaba acostumbrado a las armas, al peligro, a una guerra, solo necesitaba abrazos, contención, el contacto con el ser que amaba que lo calmara. Y la verdad: Pedro también lo necesitaba. Acababan de salvarse de ser asesinados por una balacera, había sufrido uno de sus bloqueos, salido ilesos o salvados de ser aplastados tras la explosión de edificios. Y el mundo y sus idiotas normas sobre lo que estaba bien, así los estuvieran espiando, podían irse a la mierda. Lo que estaba mal era esa guerra, esas muertes de inocentes, el hambre, no un amor como el de ellos, y estaba seguro de que desde hacía tiempo Guillermo al fin opinaba lo mismo. Lo pegó aún más contra él y así se quedaron un buen rato.

 

__Me gustaría que no se te hubiera caído el teléfono __ le hizo saber Pedro.

__ Y a mí que el tuyo que no es rastreable estuviese cargado __retrucó Guillermo.

__Qué papelón hice llorando. __ Guillermo se sintió ridículo.

__ No como el mío al bloquearme y no sacar ni la llave del auto a Abdal.

Los dos rieron, se sintieron ridículos, toda la situación lo era.

Acabaron desternillándose de risa, hasta que no pudieron parar las carcajadas, la risa provenía de los nervios acumulados, mas fue para ellos una verdadera catarsis.

__Necesitamos dormir las suficientes horas como para reunir fuerzas para enfrentar lo que requiera el mañana, amor.

 

-Cada vez que pienso en ti,  son tu ojos lo primero que recuerdo  y sobre todo con esa forma de mirar,  que me seduce, me cautiva, me desarma  y me deja en un estado de locura,  porque esa forma tuya de mirar es capaz de robar la vida a tu antojo  o colmarla de felicidad,  por eso aunque la distancia me impide mirarte  con el viento envíame tus besos,  tratando con ellos poder seducirme y quiero  ser yo esa persona que tú deseas, por ello quiero que sean mis ojos  los que tu mirada vean al amanecer, mis manos las que acaricien tu cuerpo y mis labios los que despierten  tus pasiones dormidas,  por eso déjame seducirte y amarte,  para que así podremos ser tú y yo, sueño y realidad,  ya que no quiero vivir deseándote de día  o soñándote cada noche  y solo deseo que tu forma de mirar  sea el presagio de un sueño cumplido.

 

--Despierto y hoy quiero susurrarte al oído, con palabras mudas, lo mucho que deseo tenerte, acariciarte, besarte y ahogarme en tus labios, mientras te envuelvo en mis brazos y así comenzar mi día.

Te miro y solo temo por ti, y me invade esta sensación que tan bien conozco, que libera el ansia  que solo brega por salir. Vuelvo al momento, en que con mis ojos bien abiertos, me acerco a ese ser que exuda masculinidad, para bien o para mal, poco me importa, y siento la misma impresión que le produciría al cazador atravesar la presa. Sentir la falta, derrochar jadeos, abrir enigmas y encontrar sus secretos… Ah, recuerdo aquellos primeros instantes en los que palidecía y caía de espaldas o eso me parecía, a veces intuyo el estar yendo por terrenos ilícitos, pero, ¿ilícitos para quién? Y, ¿por qué? Para la moral embustera que los rige, sí, a ellos, no a mí que soy sincero, que persigo la mía, mi propia moral, mi ley, que me lleva por un camino que elijo porque él antes me eligió, uno que me subsume, me empuja, me mastica, me demuele y rehace, me traga. No la combato, no la peleo, la tomo de la mano y sigo ese camino… Diferente, temerario, creyendo en mí, confiando en él, busco adentro de mí y arrojo afuera aquello que no hallo, me encuentra quien esté a mi altura, el placer y amor por un par ha sido y es la base de mi vida, y me deleitan las personalidades atrevidas, con arrojo, intrépidas, temerarias… ¿ Mi reflejo, acaso? No me importa el afuera, no quiero ya esta guerra ni peligro,  ni la mirada curiosa ni los juicios, ni espías ni micrófonos, nada deseo que me aparte de los brazos de este hombre, del cuerpo viril intuido ante la cercanía, de las ganas que vengo acumulando, del deseo de salvarlo y mantenerlo alejado del horror, no me arrepiento de lo que intenté por alejarlo, solo deseaba evitarle esto.

 

__ ¿No duermes? __ sonó la voz ronca del embajador.

__ Pienso en ti, solo en ti_ respondió Pedro__. En que deseo ser el sol que te dé calor y el aire que respiras, la fortaleza que te aleje del peligro __ le susurraba al oído.

__ ¿Y quién te dijo que es eso lo que yo quería de vos y necesitaba? _lo provocaba Guillermo.

__Te amaré hasta el paroxismo, Guille.

__ ¿Y si no quiero solo amor? _ retrucó el embajador__. ¿Serías capaz de inventar y ofrecerme algo nuevo?

 

__Conmigo encontrarás el cúmulo de sensaciones que jamás habrás experimentado. ¿Te atreves a ese viaje? ¿Estás en condiciones de que te conduzca hasta el delirio? Claro que para ello primero deberíamos salir de aquí, creo.

Guillermo rio, lo perforó con la mirada colmada de deseo, se acercó aún más, apoyó sus manos en los muslos de Pedro, fibrosos, fuertes.

 

__ Sos tan bello que me resultas insoportable, aun en medio de la guerra _ dijo Guillermo mientras lo miraba de arriba abajo __, y me atrevo a todo, contigo a todo.

__ Seamos cómplices entonces embajador, en la cama, en la vida, en la calle, abusemos el uno del otro _  le propuso Pedro.

__ Totalmente de acuerdo, la vida es ya __ respondió Guillermo y lo cubrió con su cuerpo sellando los labios en el beso. Pedro no pudo, no quiso rechazarlo, necesitaba borrar lo sucedido, las muertes, las imágenes, su bloqueo, y lo dejó invadirlo con su lengua ávida, que hasta entonces se había contenido. El beso se  pronunció cuando lo empujó hacia el piso y le inmovilizó los brazos por sobre la cabeza. Los pezones quedaron expuestos, las manos tocaron las notas exactas, ya cada uno conocía las del otro a  la perfección.

__ Eres tan precioso, Pedro, te deseo a cada rato, me desconozco _  susurró, Guillermo, mientras enterraba su boca en el cuello para ir descendiendo con sus besos, subiendo con sus manos, delineando la geografía, esculpiendo los accidentes. Cuando los labios lo decidieron, mordieron la tela, subieron la remera, encontraron las cúspides enhiestas y se prendieron una a una  de ellas, mientras Pedro no reprimió el quejido de placer. Excitado, Guillermo halló lo que buscaba, con una mano le barrió el bóxer, y Pedro sin tapujos gimió de placer cuando los dedos frotaron su íntimo secreto escondido que ocasionaba en su cuerpo sensaciones maravillosas.

 

-Este es el sitio más divino de un hombre __ le susurró Guillermo mientras no se desprendía del beso de los labios que adoraba__. Con solo concentrar  mis manos o mi boca allí puedo hacerte enloquecer. __ Y Pedro vio que él abandonaba la boca para arrastrarse hacia abajo y hundir la cabeza entre sus piernas.

 

__ ¿Qué?

__ Vos me enseñaste, ahora voy a probar de tu elixir y hacerte vibrar __ lo alentó Guillermo mientras iniciaba su arte con labios, y lengua, probaba la esencia__. Relájate, disfrútalo.

 

Pedro se desplomó sobre el piso resignado por la fuerza y pasión volcánica que ejercía ese hombre. No podía luchar contra lo que sentía por él.

Cuando llegó la succión al límite, Pedro se mordió el labio, pensó que  moriría si lo inminente que intuía llegar no sucedía, y Guillermo notando su ansiedad supo que era el momento. Abrió su pantalón, sacó su miembro enhiesto y palpitante, lo volteó, se sentó sobre sus muslos, besó sus nalgas y sin dejar de acariciarlas con sus manos, lo penetró en movimiento rítmico y seguro, y luego siguieron juntos el vaivén al ritmo en que jugaban sus lenguas.

 Guillermo embestía más y más mientras viajaban más allá de la guerra, el sonido del afuera se difuminaba en ese placer ascendente, y al fin lograron explotar ellos y al unísono, cayendo Guillermo desplomado sobre la espalda de Pedro, que todavía gemía ante el desborde de sensaciones inesperadas.  Guillermo aun en la penumbra adoró su imagen desmadejada, con las mejillas arreboladas, los labios hinchados, los ojos perdidos, la respiración agitada, la frente perlada de sudor, y la sonrisa afloró en sus labios masculinos antes de dormirse. Pedro inconscientemente acarició el cabello de su amante para dormirse al fin poco después, con Guillermo abrazado a su espalda. Poco después Pedro sintió las manos en su vientre, y el pene que comenzaba a erguirse y apuntaba a sus nalgas.

 

El placer a tu lado es un placer pleno… Noche de placer de cuerpos entregados a la lujuria,   cuerpos entregados al deseo, labios empapados de usted, de su néctar, néctar impregnado en mis labios, en mi lengua,  el deseo de tu cuerpo impregnado en mis manos, en mi piel,  ojos lujuriosos con miradas ardientes de deseo,  dos cuerpos y un solo propósito, disfrutar del sexo,  disfrutar de los múltiples orgasmos que regalan las caricias de unas manos ajenas.

En mi aliento tu olor, en mis papilas tu sabor,  una mezcla de deseos que se agolpan en mi cerebro, dos cuerpos cómplices de una nueva forma de poseerse donde se dejan llevar por el deseo de sentir lo inexplorado, sin restricciones,  sin prejuicios,  sin pudor,  sin rechazo  a experimentar más placer.

Dos cuerpos que se entregan, se sienten, se moldean, se descubren, el beso furtivo de dos amantes que se desean, el deseo, la excitación nos envuelven, tanto deseo contenido por tanto tiempo que al encuentro se convierte en una voraz explosión, con un simple beso encendemos la mecha  de algo sin marcha atrás, algo que nos marcará,  un antes y un después. Los besos, suaves, tiernos, fuertes, poderosos, intensos, la excitación marcada por el simple roce de nuestros cuerpos produciéndonos una exorbitante excitación  consiguiendo explotar en nuestra mente alcanzando  la plena excitación, una excitación impetuosa  dejando que arrastre nuestros cuerpos al deseo, penetrando en ti, sintiendo la estimulación de las caricias, descomunal pasión que despierta tu mirada en medio de nuestras caricias, besos ahogados y el universo  estallando en una locura en la que nosotros fuimos los únicos responsables de tanta excitación.

 

__A tu lado aprendí a vivir. Sé que no siempre estoy en lo cierto pero sabes cómo hacerme sentir: un hombre afortunado con el simple gesto  de tus abrazos y esos besos que me enloquecen,  eres una persona  tan deliciosa, siempre atenta,  como no voy a estar loco de amor por ti. Tú,  siempre tan perfecto,  cuidando cada detalle, mimándome  y por eso amor mío te cuido  como lo más preciado de este mundo,  con cada caricia que te regalo  mis sentimientos salen a flor de piel. Siempre en mi corazón,  con la delicadeza de un suspiro,  un amor eterno delicado,  cada noche rodeándote entre mis brazos, cada noche juntos será perfecta,  tú eres la luz de mi camino,  en ti encontré  la magia del amor,  a tu lado soy el hombre más feliz del mundo,  encantado de la inspiración divina  que tú me brindas cada día de mi vida, vida que yo aprendí a vivir a tu lado __ susurró Pedro__. Por la mañana necesitaremos encontrar una ducha _ dijo Pedro con picardía.

__ Qué complicado es el amor, a veces es alegría, a veces dolor, otras es nada, tantos que pudieron enamorarme, pero yo me enamore de ti, cierro los ojos, cada despertar precisamente aquí estás, quiero estar siempre a tu lado, respirarte, saber qué  piensas, darte tantas sorpresas, contigo el tiempo se detiene, crisis, cartas, latidos, inocencias, el miedo se convierte en osadía, nada se quiere saber de cenizas, nada de cuevas ajenas, ni de fobias, solo esos encuentros que piden dos cielos, dos cuerpos y cuatro manos ardientes. No hay nada tan profundo como el alma y el vértigo, esos labios húmedos, esos besos tiernos apasionados siendo un deleite como fruto, dos seres suspirando cariño, cruzando miradas conmoviéndose a los sentimientos, encendiéndose entre el cielo y el suelo, salvarse del odio, de los resabios, todo el amor, ese consuelo en un abrazo de esos que truenan huesos, el calor del viento en mis labios, la historia de nuestras vidas se confabula, como en una película grabada en mi memoria,  la  cama cómplice de tantos juegos seductores.  Tus manos encontrando mis secretos, inertes nos volvemos beso tras beso, este amor es más que amar, es perderme en tus brazos, fundirme en tu boca, leyendo mis capítulos prohibidos, el vino se hace bueno cuando por las noches nos embriagamos de amor, temblorosas figuras lentamente desvestidas, rituales entregados a la pasión, al deseo, dulce primavera me encuentro entre tus labios y mi razón.

 

__Mis otoños viejos quieren completar mi historia. Siento que estoy viviendo una vida prestada,  que la robé,  donde la pasión y el gozo del amor esquivo, ya no la repetiré. No quiero encontrarme más  con dudas,  tristezas y dolor. La soledad nunca fue compañía, tal  vez una sombra sin color y fue silencio, asombro sin quejas, tiempo, espacio para el amor. Siento  que  mi historia que vive en la memoria  está completa. Mis pupilas miran sin ver, se asombran, debo aprender a soñar, el sendero es solo de ida y no hay vuelta, se hace camino al andar. El tiempo me  dijo  que  puedo volver a empezar, y volver a amar. Y llegaste  tú, en el calor de tus abrazos,  siento poder volver a soñar, no quiero soñar te quiero a ti amor, no me despiertes, nunca jamás.  A veces, el pasado es una lección para reflexionar, y nunca para repetir…

__

 

La luz del alba los encontró incómodos, deseando que lo vivido hubiera sido una pesadilla.

 

-Acaricio tu cuerpo, con mis manos enjabonadas, mientras el agua tibia de la ducha nos recorre, tratando de mantenernos frescos, llevándonos lentamente,  comenzamos esos juegos eróticos,  que tú y yo tanto disfrutamos y gozamos, agua y pasión se confunden en los labios  que se unen y se degustan, mientras va creciendo la ansiedad en los cuerpos, con una lluvia de besos, voy cubriendo lentamente tu ardiente piel, mientras miles de gotas de agua enjabonada, parecen tratar de competir con nuestra pasión  y mientras nuestros cuerpos adheridos  ya se han complementado con furia  y el agua seguía cayendo,  acariciándonos y embriagándonos  hasta el punto final que nos lleva  a un éxtasis total. En nuestros océanos existe tanto roce  colándose por nuestros pensamientos,  mis venas se inflaman cuando me quitas el frío de nuestros huesos,  un beso es la inmortalidad en que me demoro en tu boca, por este dulce temblor, ¡tacto de amantes! mi amor se alimenta en forma desenfrenada, condenándome a ser tu abrigo, alimentarme, beber de ti es lo más majestuoso, es probar tu néctar sempiterno.  Formas parte de mi ocaso, sobre mi tierra árida, conquistando mi alma sosegada, seduciéndome con tal delicadeza y fragilidad, te enseñaré el secreto de mi nombre, desnudando tu cuerpo que aún no poseo, carne que devoró mis deseos impuros, quiero solo ser esa estaca que se clave en ti, serás mi esclavo, mi víctima, mi posesión, solo entrégate a la gloria de mi estirpe, mi tentación más prohibida..., muestra inocencia y concupiscencia. Libaré el dulce veneno que nace de tu boca, presas somos del deleite carnal en que las fantasías toman su lugar, husmeo  tus armas en su totalidad, tus labios besaré  mordiéndolos, tocaré tu varonil cuerpo tomándolo, tu piel grita…  acaríciame, hiéreme; ascenderás a ese natural éxtasis de total sumisión en encuentro de ensueño.

 

Amanece, y aún siento  el sabor de tus labios en los míos, tus suspiros en mis oídos, el calor de tu cuerpo abrigándome, tu perfume impregnado en  mí, tus deseos haciendo nacer mi placer, después de haberte tenido anoche y el deseo vuelve a nacer.

 

Pudieron ducharse, usar el retrete, cargar la botella del agua mas probablemente el agua duraría poco tiempo porque se trataba de la que había quedado en los tanques antes de los bombardeos y los cortes, estaban casi seguros que habían interrumpido el suministro de agua corriente.

Pedro se ocupó buen rato en comprobar si la electricidad  llegaba a alguno de los enchufes. Pero nada. La luz había desaparecido de allí hacía mucho tiempo. Sabía que en la capital a veces  las personas tenían luz y agua tres horas sí, tres no, si en la capital, y en paz las cosas eran así, no podía imaginar cómo lo harían en guerra y en zonas rurales. Comenzaba a aceptar que sería imposible cargar su celular y pedir ayuda a Marcos, pero debía intentarlo, si el tendido eléctrico funcionaba cerca de la guardia de la entrada…

 

__ Mejor no me digas lo que piensas _ le advirtió Guillermo__, desde ya olvídate de la luz que iluminaba a los guardias porque no irás, ¿entendido? __Pedro lo miró con expresión de súplica__. Ni solo ni acompañado, dije que no, ¡Dios!, no sé si te prefiero soldado intrépido o bloqueado, cuál es más peligroso.

__ Guille necesito el celular, avisar a Washington _  explicó Pedro.

__ Ya dejaste mensajes, ese chico del colegio y Alberto lo harán saber donde se necesite.

__Eso espero, de Beto ni siquiera, solo deseo que estén a salvo, ya pasaron demasiado __ afirmó con pena.

 

__ No serán tan idiotas de ir de nuevo por ellos, tranquilo, estarán seguros.

 

El calor era insoportable, comieron galletas y se quitaron las remeras, allí disfrutaban de verse sin ellas y nadie más los vería, aunque en ese mundo devastado, polvoriento y gris, los espléndidos torsos y los jeans parecían fuera de contexto, no por ello dejaron de admirarse, las figuras refulgían.

 

__Mi remera y mis pantalones no son muy prudentes para andar, pero saldré de acá, Guille, y solo _ propuso Pedro, y Guillermo dio un respingo__ y veré cómo está la calle. Tal vez encuentre electricidad. También necesitaremos comida.

 

__ ¿Qué?

__Sí… __ afirmó sin querer explicitar que temía que la salida no fuera tan rápida.

Mientras se preparaba para salir oyeron voces provenientes del exterior, espiaron por los resquicios, y media docena de jeeps cargados de milicianos armados avanzaba hacia la zona roja. Uno de los vehículos se detuvo, algunos hombres bajaron, y oyeron el canto de consignas políticas.

 

__ Creo que tenemos que  esperar un poco _  dijo Guillermo__, hay demasiado movimiento en las cercanías.

__ ¿Debemos? ¿Tenemos?

__ Te acompañaré _  se apresuró Guillermo.

__Ni lo sueñe embajador, ya me salvó la vida una vez, no tendrá tanta suerte otra, ahora llamaré menos la atención si ando solo, y ya regresó el soldado.

 

Recién al mediodía la calle estuvo en completa calma y retomaron la idea de salir e incursionar por los alrededores.

Tras cerciorarse por última vez del panorama, Pedro anunció lo inevitable.

 

__Me voy. Trataré de buscar la manera de marcharnos pronto de aquí. __ Luego ensimismado en su meta, agregó a modo de deseo__: Si solo pudiera cargar mi burner…

Necesitaba novedades del exterior. Si alguien había logrado comunicarse o bien con el grupo de elite o con Marcos, de ser así se habría activado un plan de salvataje. Les enviarían un nuevo contacto, papeles, vehículo para que salieran ilesos, y su grupo tal vez un avión, a cualquier costo.

 

__ Tu pelo, precioso __ dijo Guillermo.

__ ¿Qué tiene?

__Es demasiado claro y está alborotado, puede llamar la atención y podrían dispararte de lejos, no te pareces a uno de ellos por cierto. O peor, querrán secuestrarte, y yo moriría.

__Tienes razón, no me di cuenta de lo peligroso que puede ser aquí ser diferente _ respondió consciente de que le faltaba lucidez para dar el siguiente paso.

__ Espera, ahora sí podré recorrer la casa, pero algo encontraré _ dijo Guillermo y abandonó la sala por un instante. Luego volvió con una gorra oscura, y Pedro con su ayuda se la acomodó intentando ocultar lo más posible.

__Preocúpate por la cabeza, los ojos  no resaltarán, he visto a varios con los ojos más claros, y puede que pases por un paisano _ lo alentó Guillermo__. Listo, aunque tu remera celeste y los jeans me preocupan, vete, antes que me arrepienta y te siga.

_! Guille, lo prometiste! Iré por mi mayor anhelo, electricidad en un enchufe, veré las calles y buscaré comida. __ Se cargó la mochila al hombro__. Ni te asomes, Guillermo, por favor.

__ Y vos cuídate __ lo amonestó dándole un beso y un empujón y no lo dejaría salir.

 

__Tú,  cuídate, no hagas nada peligroso, que tenemos que salir de aquí… vivos. Recuerda, fuiste tú quien me recordó que nos esperan nuestros hijos, además esa vida que soñamos para alguna vez, fuera de esto, del peligro, de este país y del nuestro, piensa en ello, y yo me aferraré a eso.

 

Guillermo pensó en las últimas palabras. Albergaba la esperanza de que pudieran marcharse pronto, mas no contaba con certezas, se descorazonó pensando en los chicos, en la misión, en los amigos,  ante la posibilidad de quedar atrapados por largo tiempo, y mucho más cuando recordó la noche anterior y comprendió que un disparo, una bomba, podría acabar con su existencia, con la de Pedro, con las dos. Con el recuerdo de lo sucedido la posibilidad no era descabellada.

Intentando animarse pensó en Marcos, en Orestes, si el mensaje llegaba a ellos moverían cielo y tierra para liberarlos, aun a costa de una fortuna. ¿Y si morían? Al fin y al cabo nadie era eterno, pero justamente ahora no se le antojaba que llegara el fin.

 

Intentando no pensar en Pedro, para calmar la ansiedad, inspeccionó uno a uno los ambientes que lo rodeaban, al fin y al cabo, no podían ser tan diferentes de la casa donde él vivía. Necesitaba encontrar algo que les ayudara a subsistir en ese sitio  tan desfavorable. De pronto mientras caminaba divisó la cocina, recordó las palabras de Pedro sobre los peligros de derrumbe, pero debía llegar allí, estaba seguro que algo útil hallaría, rogando no hallar un cadáver.

Se movió con cuidado, pero nada vibró ni peligró.

Cuando llegó,  constató lo que imaginaba: los bidones de agua mineral que el personal solía beber de los dispensers  seguían en su lugar. También encontró velas y algunos utensilios de cocina, cubiertos, abridores, rollos de papel, platos y vasos descartables, hasta un mantel de plástico, y la añoranza por la casa en la que había habitado le ganó. Lo mejor del hallazgo fue varios paquetes de galletas de agua, hoy todo un manjar.

Avanzó por el pasillo y llegó a lo que alguna vez fuera un cuarto destinado a farmacia y atención de urgencias. Al descubrir los frascos de medicamentos  desperdigados, mas el resto de objetos y camillas, ropas, gasas, elementos  y pastillas en cajas intactos, congelado todo en el tiempo, quiso llorar. Excepto los paneles y frascos de vidrio rotos,  casi no se veían huellas de los ataques. La normalidad que allí se respiraba que le recordó la otra casa  le dolió. Cerró los ojos con fuerza recordando la otra, casi pudo sentir el murmullo de los empleados y enfermeros, de los médicos, el ajetreo en la casa y en la calle, las bocinas de cuando urgía partir hacia algún sitio en una mañana cualquiera.

También recordó los desayunos, las cenas furtivas compartidas en su cuarto con Pedro y la idea de comida lo hizo regresar a la realidad, allí tenían un tesoro, gasas, alcohol, medicamentos, pero tenía que haber en cada cuarto tal vez comida no perecedera, y fue entonces que halló un escritorio intacto, y de pronto en los cajones  barras de cereales, de chocolates, como cuando desde las camionetas se detenían en las gasolineras y cargaban para todos lo mismo guardándolo donde fuese. En otro de los cajones halló recetarios, papeles, biromes, lápices, y en otro peines, toallitas higiénicas, y fue tomando de todo un poco, en ese momento nada era desechable.

De pronto en otra de las habitaciones halló una especie de oficina, a simple vista con nada demasiado útil excepto un sacacorchos, un encendedor y unos cojines de un gran sillón, si debían pasar más noches allí, podría usarlos para improvisar una cama.

En el baño común para los dormitorios halló botellas de plástico con jabón líquido con dosificador, cepillos de dientes y pomos de dentífrico. Fue acercando todo a la nariz, y al aspirar, las fragancias  le fueron trayendo el recuerdo de escenas y personas que desalojó, no podía distraerse. Las camas estaban inutilizables, rescató algunas mantas y almohadones, y decidió regresar al salón con su pequeño botín para descargarlo sobre el escritorio ubicado junto a la ventana que descubrieron al colarse el alba y con ella la luz, testigo de su amor y sueño durante la penumbra de la noche. Su creatividad ya armaba la estancia, el mueble serviría de mesa, y acomodó las mejores dos sillas que halló junto a él. Armaría un sector para las comidas, y otro para el descanso, necesitaba proveerse de una especie de cocina y  el baño por ahora funcionaba.

Frente a los sencillos comestibles que poseía: galletas, cereales, golosinas, se tentó, se moría por atiborrarse con algo, pero no le pareció justo. Indudablemente nunca en esa casa pensaron en ser atacados, no halló rastros de sótanos y zonas de refugio donde se guardaran provisiones, y era más que obvio que lo que no se había destruido había sido robado, excepto los tesoros que había hallado, aunque algunas puertas permanecían cerradas, trabadas.

Le pareció que Pedro tardaba demasiado, y nervioso espió varias veces por las distintas ventanas. En la calle no había movimiento. Apenas tres milicianos con armas al hombro de vaya a saber qué bando pasaron caminando. Más tarde vio pasar un camión con guardias que viajaban en la caja trasera, reían, gritaban, como si nada pasara, y de pronto ese mundo indolente mas teñido de hostilidad lo atemorizó.

¿Qué pasaría si esos hombres los descubrieran escondidos allí? ¿Considerarían quién era, acaso creerían que era el embajador y por ello salvarían la vida? No estaba seguro. No sabía a quiénes iban dirigidos los ataques.

Caminaba ansioso como perro enjaulado cuando escuchó ruidos y comprobó que era Pedro, había regresado.

 

__ ¡Qué alivio amor! Afuera hace un calor insoportable, y el olor a pólvora es irrespirable _ dijo mientras se quitaba el peso de la espalda y dejaba al descubierto la remera empapada.

 

Al reparar en el sudor, asumió que debería bañarse, lo que implicaba un problema adicional en esa nueva vida, encontrar agua suficiente. Pero decidió centrarse en lo positivo, y del interior de la mochila sacó buena cantidad de frutos frescos que cortó cerca de allí, de árboles de un patio abandonado, había descubierto algunas plantas indemnes cargadas de frutas.

El resto no era positivo.

 

__Los milicianos no sé de qué bando, han colocado un nuevo puesto de control cercano, a pocas calles de acá __ informó__, por lo cual deberemos extremar los cuidados y será más difícil llegar a la salida. En los alrededores no he hallado casas habitadas ni electricidad, por lo tanto el celular sigue muerto. Las pocas estancias en pie lucen vacías y abandonadas. Saldré de nuevo en un rato e intentaré hurgar más lejos para encontrar algo más y en tanto,  necesito moverme hasta dar con alguna zona que cuente con electricidad. Por ahora solo entiendo que podremos salir de acá con ayuda exterior, y sin poder comunicarnos con nadie tampoco podemos coordinar un plan aunque hayan recibido mis mensajes. Tengo que lograr comunicarme con Alberto o Marcos, y para ello necesito cargar el burner.

__ Si piensas en salir nuevamente a buscar provisiones es que crees que nos quedaremos días al menos por acá, ¿es así?

__Espero que no _ convino Pedro__, pero no puedo engañarte,  como no veo ninguna salida rápida, lo mejor será precavernos.

 

Guillermo hubiera querido indagar sobre la cantidad de días que permanecerían allí, qué comerían o qué harían si caían en manos de esos hombres, pero no se atrevió. Pedro no tendría las respuestas, y él temía escucharlas o elucubrarlas.

Optó por mostrarle su botín e informarle que al menos tenían bidones de agua.

Con la última luz de la tarde Pedro salió a inspeccionar otras casas que había seleccionado en su primera recorrida.

Guillermo se quedó armando una cama con los cojines, almohadones, mantas y restos de cortinas que servirían de sábanas, lo que había hallado y rescatado de las habitaciones. No había una cama ni sillón factible de usar, ni siquiera colchones disponibles, los saqueos debieron dar cuenta de lo que se salvara de los bombardeos. Pasarían la segunda noche en ese improvisado refugio. Por un momento, pensó en los chicos, en la misión, en los amigos, y al caer en cuenta de lo que significaba la situación de ellos y la ignorancia del resto, a punto estuvo de quebrarse, una losa de angustia le pesaba en el pecho.

 

_ ¿Cómo saldremos de aquí? ¿En verdad quisieron tenderle una trampa a Pedro? ¿A ambos? ¿No tiene nada que ver con nosotros? Dios, si existes, te suplico que nada malo le suceda a Pedro, estamos juntos en esto y en la vida, acabamos de iniciar un camino con audacia, y esta situación venga de donde venga y contra el que sea empeora día a día.

Pedro… ¡Cómo lo amo y necesito! Y pensar que al inicio lo vi tan lejano de mis principios, de mi mundo, de mi vida y sus percepciones morales, hasta lo consideré un… asesino.

 

Decidió espantar esos pensamientos, eso era el pasado, ahora él era su amor, como él era quien más lo había escuchado, quien lo atendía y entendía, quien lo amaba, Pedro nunca había deseado dañarlo, sino salvarlo, ahora podía ver su halo protector, su refugio, era su faro en medio de la tormenta, y ante lo unidos que estaban desde salir de la capital, ante esa cama que acababa de armar,  se dio cuenta de que él estaba cada vez más cerca, de que ya no distinguía los límites, de que sentía como un grueso lazo que los anudaba fuertemente y para siempre, Pedro ahora era lo único en su mundo, y él en el de Pedro. Todo lo demás  __ hijos, seres queridos, amigos, trabajo, derechos como ciudadanos, hasta su inmunidad diplomática en ese caos _ se había esfumado. En este mundo de destrucción solo estaban… ellos. No había nadie más, y quién podía saber por cuánto tiempo, o siquiera si lograrían sobrevivir, solo pensaba en que sucediera lo que  sucediese,  el destino les deparara el mismo fin.

 

El fantasma de que Pedro huyera solo aparecía de soslayo, lo desafiaba, pero no, no podía dejarlo ganar batallas y sin embargo…

 

“Llévame contigo precioso.  Y si te vas..., ¿crees que podrás olvidarme, así porque sí? ¿Acaso, quedará lo nuestro  como un recuerdo nada más? Dime, ¿qué haré?, ¿en dónde quedarán los besos de tus labios? ¿Las caricias de tus manos a quién envolverán con su aroma?

Aquel  amor que profesaras cuando entre mis brazos nos perdíamos... Aquel que sustentamos  con los sueños.  Los que unieran a dos corazones que sin motivos, sin justificación hoy, tan solo quedarían los sinsabores. Llévame con  nuestro amor que no terminó.

 Y si te vas solo, sea para buscar ayuda y rescate o porque así lo deseas, llévame con mis besos de dolor. ¡El beso de amor ese, ese me lo quedo yo! No mires hacia atrás... No contemples ya mi alma. No me quites estas ganas de vivir. Camina y vete en paz... Ve con tu luz al reírte, llevándome en un beso y nada más..., que yo sabré acomodarme ahí, donde  solo vos  sabes. Llévame y no en un recuerdo.”

 

Llevaban una semana instalados en los restos de la casa y su rutina diaria no sufría variaciones: desayunos y cenas frugales realizados con las provisiones que habían logrado acopiar y que dosificaban con cuidado. Se alimentaban de galletas, cereales, golosinas y frutas, hasta que Pedro halló un saco de  avena y una bolsa de cebollas con brotes verdes que no dudaron en comer verdes.

Salía cada día al exterior en busca de víveres de las casas abandonadas, pero no daba con ninguna que contara con electricidad. Si bien ya había descubierto cuáles tenían generadores resultaba muy riesgoso presentarse allí, sus moradores podrían recibirlo pero también denunciarlo o podrían pertenecer a algún grupo radical y tomarlo prisionero, o aun dispararle. En medio de la guerra en esa ciudad tomada, la muerte podía sobrevenir por mucho menos que entrar a una casa.

En cada excursión, Pedro se animaba a ir más allá, ya conocía la ciudad  y no temía perderse ni encontrarse con milicias, y en cada una le negaba la salida al embajador, convencido de cuidarlo de todo riesgo. Pedro había desarrollado la habilidad de detectar casas abandonadas con elementos útiles como la navaja con la que pensaba podrían rasurarse, o con alimentos, si bien vivían el día a día. Con Guillermo habían acordado   hacer solo dos comidas, obviando almuerzo y merienda, sin claridad de cuánto duraría la estancia allí, era mejor cuidar lo poco que tenían. Por tanto solo desayunaban y cenaban, para beber tenían el agua de los bidones, que tampoco sabían hasta cuándo alcanzaría. Los baños funcionaban con el agua almacenada en los tanques, aunque desconocían por cuánto más les duraría.

En el ambiente flotaba la atracción entre ellos, a veces no se cuidaban de demarcar límites y descubrían una nueva intimidad entre sus cuerpos, y más allá de ello por primera vez convivían en una sala de cuatro por cuatro, se apoyaban en la lucha diaria por sobrevivir, interactuaban y en ese intercambio se conocían y descubrían mutuamente, hablando cuando era necesario, callando y solo mirándose, estando. Pues para desnudar una personalidad y el alma, nada mejor que vivir al límite encerrados en un cuarto, acechados por el peligro,  y así continuaban conociéndose en profundidad.

Guillermo en su relato de vida se mostraba simple, humilde, sensible, profundo, y en ocasiones sagaz como cuando le aconsejaba a Pedro sobre la lucha por subsistir, y en esa dualidad permanente del embajador, hallaba el subjefe su atractivo de hombre impredecible, enigmático, misterioso, él que sabía descifrar a la gente, a veces o muchas se sorprendía ante Guillermo, y hasta un día lo había hallado rebuscando elementos de limpieza en los armarios y barriendo la sala. Pedro lo veía andar solo en bóxer y camisa abierta por la sala, nuestro hogar pequeño como la bautizaran, y se sentía acompañado, esperanzado, feliz.

Claro que la aparente normalidad y el buen humor alternaban con periodos de nostalgia, podía esfumarse y convertirse en tristeza, frustración, impotencia, Pedro podía ser huraño o ensimismarse y tornarse irritable, para ninguno de los dos resultaba fácil saber que no sabían cómo ni cuándo saldrían de allí, si es que no morían antes. Por sus experiencias, a Pedro la situación le provocaba una ira reflexiva como desde aquella primera guerra: ¿Por qué existían? ¿Por qué tanta muerte y un ser humano capaz de ellas y tantas atrocidades? Si existiera un mundo en paz, ellos podrían estar con sus hijos disfrutando de ese amor, haciendo lo que desearan, capturando bellezas naturales, y de inmediato caía en por qué había quedado atrapado allí, más allá de que existiera una trama premeditada por alguien, él había aceptado, porque deseaba hacer saber al mundo de las injusticias que se cometían en diferentes partes de ese mundo, como lo hacía en cada misión.

Amaba su trabajo, hasta conocer a Guillermo no le había importado saber que podría quedar atrapado o morir en algún lugar, pero hoy, él era su meta, su norte, y deseaba la vida.

 

Guillermo, por su parte, cada vez descifraba más la psiquis de ese hombre precioso de ojos que hablaban y acariciaban, por el cual cada día se sentía más atraído_ era valiente, audaz, impulsivo, odiaba las injusticias, y al tiempo risueño, amable respetuoso, alegre. Por su vida de soldado nunca antes de Camila había aceptado relaciones serias, y con ella luego supo que la familia  no compatibilizaba con sus actos, y para más supo que deseaba a los  hombres, y prefirió dejarla volar.

En las largas conversaciones no dejaron temas por tocar, Pedro casi lo había relatado todo en el refugio, pero compartieron sobre gustos literarios, musicales, artísticos, y Pedro le confesó a Guillermo que a veces se había animado a cantar, a bailar y probar algún porrito en su adolescencia. Guillermo en cambio habló de su apacible vida de abogado y profesor en Kansas, lo cual de inmediato Pedro trasladó  a una similar en una ciudad libre.

Esa tarde la dedicaron a disfrutar de amarse bajo el agua, ya no dependían de esas pequeñas aguas que más les recordaba a los campos de Hitler y habían organizado un sistema de ducha. En ollas o lo que fuere y tras varios acarreos, habían logrado acopiar  buena cantidad de agua desde una de las casas aledañas, y no tenían  necesidad de calentarla con el clima reinante.

Se amaron, se ducharon, rieron de cómo habían logrado afeitar las barbas ya crecidas con esa navaja que encontrara Pedro, y aun así se alegraban, se divertían, disfrutaban de cada momento intentando no pensar en el siguiente o en el afuera.

Por esos días paciencia se había convertido en la palabra clave, y si bien no contaban con los elementos adecuados para llevar adelante una vida normal, las horas sobraban, el nuevo sistema para bañarse había quedado inaugurado y en marcha, estaban juntos, y si lograban soportar eso, qué no cuando pudieran llegar a estar libres en cualquier lugar y con los hijos.

Cuando terminaron esa tarea de higienizarse sin comodidades, el relax de sentirse limpios los invadió en forma de felicidad y charlaron largo y despreocupadamente.

Inventaban tener lo inexistente, y Guillermo amante en otra época de cocinar y de ocuparse de su jardín, acomodaba la mesa, disponía las raciones de lo que tuvieran sobre el escritorio y cenaban con los últimos vestigios de luz natural en intento de resguardar las velas para casos de emergencia. A esa altura del día, con apenas la ingesta de un desayuno liviano,  estaban ya muertos de hambre. La comida escasa y compartida los unía, las sobremesas se extendían y los temas se profundizaban al tiempo que la confianza entre ellos se tornaba infinita. Por la noche, muchas veces el sol caía por completo, y seguían conversando a la luz de la luna que entraba por las ventanas de la calle.

 

__ ¿Tienes misiones largas en las que pases por hambre y cosas como estas? _ indagó Guillermo a su amor.

__Sí, mi vida, a veces o las más de las oportunidades llevamos solo elementos energéticos, a base de golosinas especiales, pastillas, infusiones, no podemos cargar con comida, lo que necesita un soldado son armas y elementos de comunicación, es decir todo lo que hoy me falta, y sí, las misiones abarcan desde horas pero con días de planificación hasta meses, lo que sea necesario _ explicó.

__ ¿Y cómo soporta la gente de países como este vivir con la guerra acechando todo el tiempo?__ continuó Guillermo mientras comía su ración de cereal que encontraba exquisita__. Creo que vivir así durante años, no podría soportarlo.

__Se vuelve hábito, costumbre como todo para ciertos hombres amor. Comienza poco a poco. Un día despiertan y se enteran que se desató un conflicto. Se sorprenden, luego se asustan cuando se produce la escalada de violencia, pero a continuación vienen los cambios y se van acostumbrando porque no llegan de repente.

__ ¿Cómo sería?

__Primero se acaba la vida nocturna, restaurantes, bares,  teatros, reuniones sociales. La calle se va llenando de militares, se deprecia la moneda local y la comida comienza a faltar. Para ir de un lado a otro tienes que pasar esos controles de guardias, luego llegan atentados, caen las bombas, te aturden las balas, suenan las alarmas y corres, y llegan los saqueos.

__Igual no entiendo cómo te acostumbras a vivir así, hay zonas que siempre han estado así.

_La guerra se siente como cuando hay conflictos en una familia. La situación está mal, pero los lazos no se rompen fácilmente, si es tu casa, son tus parientes y amigos, te quedas con ellos, te amoldas porque es tu gente. Además, la opción es dejar tu hogar, lo que construiste en lo material y afectivo.

La mera explicación teórica a Guillermo le provocaba dolor, y sin embargo era lo que en definitiva pensaban ellos hacer algún día, solo que para vivir en libertad, en otra sociedad.

 

___ ¿Sigues pensando que esto lo inició Juan?

__Creo que sí, todo me empuja a pensar en él. Tal vez al país hayan ingresado grupos terroristas de otras nacionalidades, que alentaron y financiaron a los grupos rebeldes que combaten en distintos lugares para tomar el control de pueblos y ciudades, suele suceder siempre, y además se enfrentan entre los grupos locales, y hasta intervienen según sus intereses potencias internacionales, pero la chispa la incendió él.

-Me asombra la resiliencia de algunos pueblos que pese a la guerra siguen adelante con sus tareas como si todo fuese normal.

 

Hablaron del tema por horas, ya habían cenado cuando empezaron a soñar con lo que harían al escapar del conflicto, y sin querer el tema derivó hacia las comidas, como si nombrándola se acercaran a los platos preferidos y el estómago rugiera menos, pero por más que lo hicieran se irían a dormir con el mismo casi vacío, estaban al límite de pasar hambre.

 

__ ¿Sabes? Sueño con un día en que lleguemos a Argentina, y te lleve a comer una parrillada, es lo que hice cuando estuve en una misión allá _ le contó Pedro.

__ ¿Qué es una parrillada?

__Distintos trozos de la mejor carne del mundo asada a la leña. Tienes que ir allá para apreciarla.

__ Ojalá tengamos la oportunidad.

A Pedro el tono lo sumió en la melancolía, Guillermo no estaba convencido en que ese sueño se hiciera real alguna vez, la actualidad lo aplastaba, y le dolió. La noche caía, llenaba de sombras el ambiente. Ya no podían ver las figuras pero sentían el calor, una serie de explosiones se escuchaba a lo lejos.

Entre los dos recogieron la mesa y acomodaron las sillas, y en pocos minutos se acomodaron en la improvisada cama. Pese al sueño, el reinicio de los estallidos, no los dejaba dormir.

__ ¿Los sientes? _ preguntó Guillermo.

__ Sí. No temas por los chicos, mi vida, sé que los extrañas, pero estos desgraciados jamás  atacarían un colegio de niños de occidente, sería declarar una guerra donde en verdad buscan entrar, y tampoco atacarán la embajada, no estando tú allí __ lo tranquilizó Pedro.

__ Igualmente, le dije a Fabián que irías, si Beto o ese chico amigo no les avisa, estarán alarmados, pobres hijos _  dijo Guillermo añorándolos__, pero no me hagas caso, yo los veo a diario normalmente, vos llevas meses lejos.

__ Estoy más acostumbrado, aunque si mi mensaje no llegó a Marcos y a Cami, ya debe de estar preocupada.

Un fogonazo iluminó el espacio.

__ Están cerca, ¿verdad?

Pedro permaneció callado, no quiso alarmarlo, no deseaba confirmárselo. Durante minutos ambos mantuvieron el oído atento a las bombas que continuaban explotando.

__No temas Guille, no llegarán acá __ arriesgó Pedro aunque ocultaba una cuota de turbación.

__No solo le temo a las bombas sino a que nunca podamos salir de acá.__ Pedro lo envolvió en sus brazos, las detonaciones no cesaban, las paredes vibraban con las ondas expansivas. La paz no tenía cabida, y desde la calle llegaban gritos de guerra, junto con el paso de camiones, las frases recorrían el aire anunciando muerte.

Los cuerpos se acurrucaron.  En el abrazo se contuvieron. La negrura de la noche se mezclaba con el amor y el miedo. Afuera el terror, y el caos en estado puro, adentro el alma, la armonía, el amor aunque teñido de terror.

Minutos de temor, de sirenas, de humo, de bombas y el agradecer estar juntos. Porque en la soledad ese suplicio hubiera sido imposible de resistir. En la calle, el mundo se caía a pedazos.

Llevaban un rato así inmóviles, abrazados, cuando al fin las explosiones cedieron, la tranquilidad iba regresando poco a poco, y otra vez el agradecer… la oportunidad de estar vivos… y juntos.

 

Liberados del terror, ambos cuerpos comenzaron a concentrarse en la realidad más pequeña y cercana. Mientras el ruido languidecía hasta apagarse por completo, sus sentidos aumentaban de sensibilidad. Y los oídos estaban puestos en la respiración rítmica del otro, el olfato en el aroma que hechizaba ¿A jabón o natural? Las manos se extasiaban en la suavidad de la caricia a la piel o al cabello, el festín  era el cúmulo de sensaciones que estas despertaban, en sentir cómo las respiraciones se aceleraban, en la proximidad de pieles, en las piernas entrelazadas. Y cuando en el ambiente se respiraba quietud, entre ambos la piel parecía bullir con exigencias indomables.  Guillermo distinguió el apremio de su cuerpo, e hizo lo esperado por Pedro que se mantenía a la espera, quieto para no romper el hechizo. Giró, y los rostros quedaron enfrentados, pegados, sus respiraciones se acercaron pidiendo más y el beso llegó en la cercanía, como entrega de almas en los fluidos. Guillermo respondió, y en ese cuartito rodeado de destrucción y violencia se produjo la magia que desalojó al miedo, que fue reemplazado por deseo, avidez, esperanza y vida.

Se besaron durante eternos minutos. Sus bocas, sus labios, sus dientes, sus lenguas se buscaban, se reconocían, se deseaban,  se saboreaban, se bebían, y prejuicios, guerra y angustias, todo, quedaba afuera. Una sirena los volvió a la realidad mas continuaron abrazados, y así, mirando un sitio que no veían se mantuvieron enlazados hasta que las respiraciones se calmaron, y al fin durmieron.  La vida no se daba por vencida. El destino o Alguien los había puesto allí, y con ello les había regalado todo el tiempo del mundo, contra planes  siniestros de otros, para encontrarse y conocerse en profundidad, para amarse más allá.

“Si realmente fuera más hombre, te entendería de una forma en que sintieras la suavidad y la comprensión como un abrigo para la piel helada, pero como soy un niño, te invito a correr y jugar y a rasguñarnos  a pellizcos y tironéame el pelo que me hace reír.

Si tan solo fuese más hombre, te extendería un cheque con el tiempo que necesitas, y un reaseguro de que siempre voy a estar. Como niño que soy, te tironeo y te quiero despertar. Te empujo a la montaña rusa que está subiendo, no permito tiempo ni para pensar.

Pudiera ser más hombre y derramar litros de tranquilidad y acariciarte con ellos hasta que pudieras descansar. Niño loco que soy, me aburro en la tranquilidad. Quiero verte de fuego, rojo, y también azul. Me gusta tu mirada de confusión, tus caricias de  hombre que acepta lo que tenga que pasar.

Quería ser más hombre y siempre saber qué hacer y qué decir. Que me vieras como una montaña en la que te pudieras esconder hasta que pase el vendaval. Qué cosas tiene la niñez, te llevo al miedo y al temor. La arena que se mueve bajo los pies. Solo te puedo hacer reír, y juntos cuando sea preciso, también llorar.

Hubo un tiempo donde sabía muy bien quién era yo, pero quería algo más. Pensaba en los hombres y en la imagen que deseaba representar. Por suerte lo entendí, yo solo soy esto, lo que soy, un niño caprichoso que necesita jugar. Antes pensaba en dejar de jugar y ahora, en este tiempo de encabezar los próximos a viajar, defiendo mi manera de vivir. Quizá  ya tengo los ojos abiertos y antes no podía ver.

Te propongo este juego de a dos. No me quiero aburrir, no quiero ser un señor, no quiero que te conformes con mi amor, quiero que pidas más. Mi amor por vos tiene condición, no te puedo querer pase lo que pase. Te prometo mi amor, si es que te haces niño  también, siempre que me invites a jugar. Te voy a seguir amando si me  muerdes y moreteas, si logras que hoy nuestro amor sea circular, mañana triángulo equilátero y pasado un rombo o lo que quieras formar. Mi amor por vos es de niño y si eres  niño  para mí… siempre te voy a amar.

Te amo… embajador, y prometo que saldremos vivos de acá, que llegaremos a formar ese hogar…  libres.

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

 CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.