viernes, 31 de agosto de 2018

"SIGNIFICAR". CAPÍTULO OCHO.



"SIGNIFICAR".

 CAPÍTULO OCHO.

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"Vos dirás que la eligen porque la aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella."
*Julio Cortázar / Rayuela /

Tras frecuentar el barrio de Pedro, sin embargo, las historias de esas celebraciones le causan vergüenza, lo incomodan…, demasiado, y su mente y su alma vuelan a… un sitio muy diferente, a los brazos de un hombre muy diferente…  al taller de… Pedro.

“En las noches a oscuras ansío tu presencia,  por doquiera está impregnada tu esencia.
Tus caricias tersas en mi espalda dejaron esa sensación de placer de dos que se amaron. Caminos cruzados, ¿quién se cruzó en mi camino  y troncó mi destino?, llamar suerte al destino  quizá  no sea lo más adecuado. Destino, Vos ¿quién sos para poner patas arriba mi vida?, ¿por qué me persigues, qué te hice yo,  qué ocurrió para que me sigas así,  para que me mires desde lo alto, persiguiéndome, acosándome...?
Soy un simple mortal que quiere vivir, que quiere luchar por un futuro mejor, por tener una vida propia, dichosos aquellos que viven  sin mirar atrás sin sentirse  perseguidos ni acosados, de ustedes es la vida y el destino.
Nosotros, los que nos sentimos acosados  y perseguidos por un destino maldito, bien por haber nacido en un barrio marginal  o de una raza discriminada  o una minoría inferior  que siempre  ha sido apaleada, nos tenemos que esforzar  y luchar peleando por demostrar  quiénes somos y no lo que fuimos. No nos lo pusieron fácil, pero tampoco lo necesitamos, sabemos pelear, enseñar los dientes  a quien necesita  de vez en cuando ser bamboleado para que  vea que no somos malos. Porque siempre hay que demostrar  lo que uno es cuando dependiendo  de dónde vengas, raza, religión,  país, género e incluso los barrios
o regiones ya estás fichado, porque... Es este el sentimiento de un amor infiel, Pedro.
Amarnos siendo yo casado es la rosa y la hiel... Es cruel  el castigo de este amor en el tiempo. Somos las sombras, la rosa y espina,  contactos en momentos, noches y esquinas. Nos dañamos haciendo más grande la herida, así es nuestro amor, cosas de la vida.
Y aquí estamos, subsistiendo en nuestro mundo, nuestro pecado es un amor tan profundo como inevitable”.



Ser abogado y esposo de un médico al que muchos visitan lo hace objeto de atenciones. Después de todo no se sabe cuándo necesitarán de un favor especial de Juan o del estudio y quedar bien con él les podrá servir eventualmente de salvoconducto. Su vida social es así. La frivolidad y la hipocresía que sin embargo tienen su contraparte en esos espacios de cumpleaños más íntimos, aunque siempre los chicos malos que juzgan y aquellos con cara de mosca muerta hacen su aparición. El dueño de casa tiene una estancia y cría caballos, es el que lo recibe seguido de la sonrisa de la esposa que no va con la presencia irrelevante.  Le presentan a más gente y solo disfruta de la gente mayor, como una  tía anciana que acapara su atención mientras corren el vino, y las picadas.

__Yo no tengo orgasmos frecuentes _dice un amigo__.  Pero sí muy intensos. Ya no me importa el hombre de turno la verdad. Antes me dedicaba a complacer a mi pareja. Ahora me dedico a mí mismo. Ahora cierro los ojos y me imagino que estoy con el actor de turno que me fascina.

_No hay como el reino de la fantasía _dice  la mujer mayor que le recuerda a Cuca. Pero lo que tienen que saber, y se los dice una que tiene casi ochenta años, es que nada que no quieren que termine, se termina. Al contrario, y no tienen que rendir homenaje a nadie. Se puede ser lo que uno realmente es a cualquier edad, ir en pos de los sueños propios. Yo no haré una dieta más en lo que me reste de vida y he decidido ser una gordita feliz.
__No es sano __dice uno de los presentes__. No te pases de la raya ni nos otorgues tu receta como si fuera buena cosa, porque no todos con tu peso llegarían a tu edad, mira a muchos de estos flacos, la verdad es que hoy el físico en este mundo cuenta.

__La cena __aparece el dueño de casa__, vengan al buffet.

Cenan y hablan de todo un poco, Guillermo apenas atiende y responde, su mente vaga a otra parte, además se muere de hambre. Tiene semanas comiendo ensaladas y sopa de verdura con lo que ha logrado perder varios kilogramos de peso, y las mejoras en su cuerpo, en ese momento lo hacen feliz, no se queja del resultado. Ahora se mira al espejo y le gusta lo que ve lo cual tiene un efecto mágico en su ánimo y también uno aterrador porque cada día le cuesta más imaginar qué pasará cuando ya nada tenga sentido, cuando deba aceptar sus años. Y también viendo a sus amigos en la reunión, los arreglados y los sin arreglar, se pregunta quiénes serán más felices.

__Ya gente, cambien de tema, este asunto de la edad _grita uno__, envejecer no es fácil ni le gusta a nadie, es como cruzar un puente colgante. Agárrense fuerte pero no se suelten.


Son las siete de la tarde, recién se encienden las luces en el barrio, cuando Pedro escucha la voz de Camila llamándolo desde la puerta. Va a abrir. Mientras mete la llave en la reja del portón mira al suelo. Camila lleva sandalias nuevas estilo gladiador, se enroscan sobre los tobillos, los pies son largos, las uñas perfectamente pintadas  en azul, y un vestido corto, que la hace ver muy joven, y Pedro sonríe a modo de cumplido.

“Vestía una indestructible armadura sobre aquella piel de terciopelo y le daba una apariencia dura, fría e inquebrantable, ocultando debajo de ella, el corazón herido de amores ajenos, sombríos y traicioneros. Lo inundaba una lluvia de desengaños vividos, de errores pasados, de falsas promesas; pero en el fondo de esa marea yacía agonizante el espíritu de un duende, o delfín, de esencia pura, lleno de vida, de virtudes y por sobre todas las cosas lleno de amor para dar, sin embargo, guardaba oculto aquel tesoro protegido de aquellos piratas embusteros.
Yo, humilde pescador de amores, por el peso de mi cesta llena, de los que ahora son recuerdos, caí al mar durante una tormenta, vencido por la braveza de sus aguas, me hundí rendido al infortunio, cansado de esperar, lleno de melancolía, resignado a dejarme llevar por la marea.
De pronto, un brillo encendido llamó mi atención, aquella armadura, cual coraza de aquellos seres que ocultan hermosas perlas en su interior  atrajo de pronto mi atención.  -Si iba a morir en el fondo del mar, que fuera al lado de un ser tan bello y majestuoso- me dije a mí mismo, y nadé hacia él, con temor de los peligros que esconden las profundidades, me arriesgué a descubrir la belleza que ocultaba, dispuesto a morir con él, el alma de un noble duende del mar rompió la armadura y salvó mi vida llevándome a la superficie, a recuperar el oxígeno y la vida que había dado por perdida.
Él, no es un pirata, de aquellos que habían osado pretenderlo, no llegó a él con afán de robar nada, en cambio, estaba dispuesto a morir con él, no sin antes, descubrir su verdadera esencia como su último deseo.
Ambos permanecieron juntos desde entonces, Pedro desechó  la armadura, Guillermo dejó de pescar, comprendieron que protegiéndose el uno al otro podrían vivir mejor y quizá por muchos, quizá por pocos años, pero con la felicidad de haber hallado después de aquella tormenta la paz que ellos deseaban y disfrutando juntos del tesoro que cada uno guardaba en su corazón.”

__ Pedro  ¿te gustan mis sandalias? ¿Verdad que son lindas? _ ríe ella captando la mirada de él.

__Si fuera escultor, copiaría tu sonrisa y tus pies en mármol para mirarlos día y noche. No es cualquiera la que puede sacarle tan buen partido a unos zapatos como esos.
__ ¿Cómo vas sin los clavos?

Ella había acompañado a Pedro al médico. Le tocó reprimir el horror mientras el traumatólogo desenroscaba las delgadas varillas de su brazo.
__Demasiado bien debo decirte. No sé si pueda cumplir con la orden de no trabajar una semana más.
__! Pedro! No valdría la pena que lo echaras todo a perder.
__No te olvides que ahora tengo un relleno de titanio en el hueso _rio__. La sierra, el formón y el torno me llaman. Ya pasó Diego a decirme que nos quieren contratar para unos muebles en la casa donde él está poniendo nuevas ventanas. Tú no tienes idea de cómo la madera me habla a mí _sonríe__. Me cuenta historias, tanto como me llaman y hablan los libros.

__Hay más tiempo que vida, Pedro.
__Por supuesto, pero nunca he entendido la sabiduría de ese refrán. ¿Y qué? No importa lo que dure el tiempo. Si uno no está en él igual da que no exista. Algo de eso hay en que esté acá, y no con mis padres llevando una vida de niño rico.
__De acuerdo, pero tú sabes lo que quiero decir. El que va despacio, llega lejos pero yo tengo que llegar rápido a mi casa, o me da miedo andar de noche __sonríe con vivacidad__ y  solo vine para contarte que hoy a mediodía pasó por la farmacia el marido de tu amigo Guillermo, el médico. Me parece que no sabe pero sospecha que él te ha estado visitando.

__ ¿Qué le dijiste?
__La verdad. Que lo he visto de vez en cuando pero que no me doy cuenta porque estoy en mi trabajo y no pendiente de ti.
 __ ¿Y te lo preguntó directamente? Te dijo ¿sabes si mi esposo ha estado visitando a Pedro?
__Claro que no. Dio muchas vueltas. Me decía cosas como “mi esposo se preocupa mucho por él porque se siente culpable el pobre”. Seguro para que yo le dijera cómo él te cuidaba y venía a verte… tú sabes cómo son esos trucos en las conversaciones, como se ponen esas zancadillas. Pero yo no soy quién para meter un chisme, ¿me entiendes? Aunque debes saber que hay muchos rumores en el barrio y si él anda de curioso…
__No pasa nada entre Guillermo y yo, Camila.
__No te lo estoy preguntando, pero él es gay, eso lo saben todos.
__ ¿Y?

Ni él ni ella se han sentado. Conversan apoyados en el torno en la penumbra. Pedro va y enciende la luz. Se fija en los rasgos de Camila, el rostro anguloso, fino, pálido, el pelo rubio recogido en una coleta larga, la blusa crema, la minifalda. Piensa que parece una colegiala. Mira las manos de ella. Tiene la manía de sacarse y volver a ponerse en el índice el anillo de oro que le regalara su madre. Pedro percibe su incomodidad, pero también que pese a su belleza, no despierta deseo alguno en él.

__Camila, Guillermo es muy amable, educado. Nos hemos hecho amigos. Pero claro, es gay y guapo, y la gente no me conoce novias, tiene la mente calenturienta pero es el colmo que el mismo marido ande averiguando, venga a jugar de detective, y contigo.
__A mí me preocupas tú, Pedro. Por eso pensé que mejor te ponía sobre aviso.
_Y te lo agradezco. Así como tengo mucho en común con Guillermo te digo que el marido no termina de cerrarme, no me gusta su mirada, menos sus actitudes, mira desde arriba porque lleva la chaqueta, creo.
__Me voy _dijo ella __.Me alegro de que estés mejor. Te ves mejor _ sonríe__. Ya no pareces androide, rehabilita como te indicaron. No me acostumbraba a verte con esas varillas clavadas. Acuérdate de desinfectarte bien los puntos como dijo el doctor.

Camila camina hacia la salida. Pedro va detrás de ella sin saber qué decir, súbitamente tímido, un poco avergonzado, sintiéndose como un niño díscolo al que le llaman la atención.

“Hechizo... Eso es lo que  Guille usó en mí y el marido desconoce, algún tipo de brebaje, un veneno que no mata pero que vuelve prisionero a quien lo prueba. Cuando cae la noche, una inconmensurable sed seca mis labios, mis ojos solo quieren verlo, su mirada me hunde en un abismo placentero, un hipnótico lugar que me adormece, me abriga, solo quiero percibir ese único aroma cálido de su dermis, verlo de cerca, muy de cerca.
Dios…  qué me pasa, tiemblo, necesito de él. ¿Qué es esta ansiedad? Quiero saborearlo como apenas lo hice en ese beso, catar su sudor, sus fluidos, me he vuelto en su vampiro, quiero escapar de mi sarcófago y devorarlo suavemente, alimentarme de su placer, fundirme con él en el calor de nuestros cuerpos y terminar en cenizas bajo su brillo solar.
¿Guille  es pecado o yo soy pecador? En cualquier caso si esto es amor, el amor perdura más allá de todo, es más fuerte que la distancia, sobrevive al tiempo, resiste a la muerte y quiero que un amor así me arrase al fin.
Trae el vino mi amor, embriágame esta noche, pero emborráchame de amor. Suena en mi mente una melodía para esta noche, con acordes de suaves caricias sobre su piel, entonando los verbos más dulces susurrándole al oído… amar, besar… Tocando las notas con matices de sensualidad y delicadeza, usted doctor se merece la mejor partitura, cada noche que la perfección de su cuerpo  sea mi partitura, mi pergamino, mi lienzo,  permítame tocarla como nadie, hacer música es mi deseo, sentirlo estremecer con cada octava, cada arpegio, cada movimiento sincopado o disonante. Hagamos que nuestra mente fluya en esta canción, donde sus gritos son la exaltación más grande  para este humilde servidor que desea escucharlo con locura. Y no me importa tu marido, Guille, no respeto a ese Juan, no me gusta él”.
__

Lo que ignoran Pedro y Camila es que a Juan no le sentó bien interrogar a Camila. No era su estilo y durante la conversación con la muchacha su mente no cesó de acosarlo con reproches. Se vio a sí mismo en el reflejo de las ventanas como un hombre mayor, inseguro, abatido, mezquino. Lo colmaron imágenes de escenas de celos de la literatura y el cine, y él no es celoso. Y sin embargo, aun en medio de las críticas de su conciencia, el deseo de saber lo aguijoneó sin control sobre todo porque percibió que ella medía cada palabra con cautela y hacía un esfuerzo mayúsculo por disimular la sorpresa de verlo frente a ella de modo que él _incrédulo de su propio atrevimiento___ la hostigó, la rodeó de palabras, intentó confundirla, admirando a su pesar la ecuanimidad de Camila, mirando su rostro ovalado, su boca de labios delgados pero perfectamente delineados, la mirada honesta pero a la vez escurridiza, las manos nerviosas jugando con el anillo que quitaba y volvía a colocar. Es inocente, pensó en algún momento, y se sintió paternal, tierno, y al fin la soltó de su examen, le preguntó por su vida, el trabajo en la farmacia, hasta pensó en ofrecerle otro en su consulta, y al fin la vio relajarse, dejar de jugar con el anillo, sonreír, una sonrisa alegre, bonita, que la iluminó toda.
__
Camila sale apurada de casa de Pedro. No quiere que él note que ve  más allá de las palabras y su desasosiego, porque lo cierto es que cuando Pedro habla de Guillermo se ilumina y nunca con ella ni con nadie ella lo vio tan hermoso. No tiene nada urgente que hacer ni le da miedo la noche. Solo han sido excusas para escaparse. Últimamente sufre. Querría que Pedro dejara de comportarse como si ella fuese la hermana menor. Nunca pensó que él cambiaría así con ella, ya ni siquiera le dice piropos como el día del accidente.
Pero está deslumbrado con las atenciones de Guillermo, y la gente comenta, y ella lo siente, ¿Pedro es gay? Y Guillermo lo es, y Pedro lo parece, además de ser de esos a los que le gustan mayores. Diego lo es, y lo piensa. Se lo dijo.
“Vos estás muy jovencita, Camila para saber de estas cosas _bromeó con malicia en una de sus visitas a la farmacia__. Pedro es como yo, pero le atraen maduritos”.

Desde ese día ella no duerme, se pregunta si Pedro estará enamorándose de Guillermo, que además de ser hombre mayor de cincuenta es casado. El marido parece buena persona pero si anda investigando es porque el esposo le da qué pensar. No se pondría celoso sin motivos. Desde la farmacia ella no puede saber cuántas veces llega Guillermo de visita donde Pedro, pero la manicurista, afirma que casi a diario. ¿Sería eso cierto? Ella misma también fue por unas semanas todos los días después del trabajo. Pero a nadie extrañaba sus visitas. Por trabajar en la farmacia, ella inyecta, visita enfermos. Más bien la gente del barrio le pregunta por Pedro como si le hubiesen encargado su cuidado a ella. En cambio, Guillermo no tiene razones para llegar a diario. ¿Qué harán juntos? Se pregunta. Y no se atreve a contestarse. En la parada sobre el bus, que a esa hora va atiborrado de gente. Sufriendo apretones y empujones todo el trayecto a su casa piensa en Guillermo que seguramente jamás ha viajado en bus. ¿Cómo es que pasan esas cosas en la vida? __se pregunta__, ella parecía estar cautivando a Pedro, y de pronto, un suceso inesperado y cuando lleva un rumbo más o menos predecible se despeña por un acantilado y se hace añicos el sueño de una vida.

Su primer impulso ha sido salirse del juego, alejarse, dejar que Pedro decida, no forzar nada, pero Guillermo no está jugando limpio, está creando circunstancias, mientras ella, Camila, se resigna, se alza de hombros, le despeja el campo, y la pone en jaque. Pero es mentira, admite para sí, no busca el mate, no es cierto que le importe poco esa partida. Pedro le importa, le gusta. ¿Por qué entonces se aparta? ¿Orgullo? ¿Sirve el orgullo? Pedro no puede ser gay, ella es la que lo conoce de años. Si ella le deja el camino libre a ese otro no tendrá a nadie más que culpar que a ella misma. ¿Y si Guillermo lo tantea porque tiene una hija joven y bonita que presentarle? Claramente él es gay y no es libre, ella que sí lo es, es la que no tiene que esconderse para quererlo, ¿por qué dejar que Guillermo se entrometa lo quiera para él o para una hija? Y sin embargo no encuentra dentro de sí energía que tendría que desplegar para dar la batalla. No es que le dé pereza, le deprime. No encuentra en ningún rincón de sí misma el ánimo para jugar a la seductora ni competir. Que Pedro se hunda por su propio peso, piensa, rabiosa. Si él es así de tonto, ¿por qué lo voy a querer?
__

Guillermo está solo con José en la sección de bicicletas del gimnasio, le gusta charlar con el fiscal, es gay y un amigo, aunque intuye que siente algo más, respeta que sea casado.
Al fondo hay más gente haciendo pesas, y tiene ganas de charlar con alguien. Son las once de la mañana de un día encapotado y oscuro como la tormenta que pareciera prepararse en su vida, y el gimnasio desanimado y solitario luce gris y lento como un elefante. A pesar de esto, hablan muy bajo. Se aseguran de que nadie los escuche.

__A veces pienso que es absurdo esto que hacemos, José, pasarnos horas sudando para vernos mejor, porque la imagen vende.
__Yo no pienso así, Guillermo, hacer esto nos mantiene sanos, y la belleza es una aspiración humana, a todos nos gusta lo bello. Somos los humanos los portadores de la estética consciente del planeta.
Guillermo sonríe, no se le  habría ocurrido.
__Me gusta tu teoría, pero a veces pienso que nos embellecemos para competir, y la verdad es que veo a Fabián desaliñado, despeinado, y siempre aparecerá más bello que yo aunque me mate. Aunque no es extraño, nuestra naturaleza animal nos hace competir y cada vez que salimos al mundo pasamos revista a las huestes enemigas.

Guillermo apenas puede seguir la conversación. Jadea con el esfuerzo. Esos meses le han demostrado que la madurez no es el temible flagelo. Con su dieta de verduras y frutas, las vitaminas, el ejercicio, se siente renovado. A veces le duelen las rodillas, pero la sensualidad se  le ha acentuado. Su cuerpo está sensible, poroso al aire, al sonido, a los sabores y sensaciones. ¿Será que está enamorado? A veces cerca de Pedro siente que el corazón se le agranda por dentro y le palpita por todas partes, que la risa baila dentro de él, y hay una nueva alegría desconocida.
Tiene razones para ser feliz, su esfuerzo, su amor, su trabajo, Fabián que ha llegado a la edad adulta con cuanto necesita para hacerse una vida con significado y plenitud, tiene suficientes amigos. No se arrepiente y sin embargo voces constantes le han asediado por años reprochándole sumisiones, falsedad, no amar ni comprometerse, sin embargo ¿qué persona no quisiera otra realidad que la que él posee? A este punto él es un corredor que descansa de una maratón antes de iniciar la próxima, esa donde correrá para sí mismo, para complacerse, para ser lo que no se ha permitido ser mientras el nene era pequeño aun cuando pudo  vivir su sexualidad en libertad, al fin terminó atándose a Juan.
Hoy necesita completarse, para ser lo que no ha podido ser, y justifica su vanidad diciéndose que quiere verse fuera igual que se siente por dentro y quiere darle a la vida su mejor rostro hasta que la vida misma le anuncie el momento de detenerse, de hacer lo que todo ser humano hace, clavar su bandera en la carrera y desaparecer. Y claro que la idea de la mano grande apagando la luz del escenario y bajando el telón le es difícil de aceptar. No concibe la muerte, le parece un despropósito, un error de Dios si existiera. La ceguera. No volver a ver nada de lo que le es familiar, ninguno de los rostros de la gente que quiere. Y sin embargo la posibilidad de una vida más allá de la muerte le da miedo. ¿Y si no le gusta? ¿Cómo será eso de flotar en el cielo una eternidad? ¿Qué va a hacer él en la eternidad? Reencarnar sería diferente. ¿Pero… en quién? Y de todas formas, no se sabría él mismo, según se dice no tendría recuerdos de nada de lo que era su vida, su vida. Juan, Fabián, Beto. Marcos. No puede evitar pensar en que hay una crueldad desmesurada en todo ese asunto. Eso lo hace dudar de la existencia de Dios. Venir a la vida para aprender, se dice, y para luego olvidarlo todo. ¿Qué tipo de Dios es el que de un tajo corta la red de la existencia, suprime el recuerdo, lo entierra a uno solo, lo fuerza a abandonar el partido cuando no es su deseo y lo deja abandonado? Por eso no es religioso. ¿A quién le importaba que  él  se arriesgara con Pedro? No ha dejado de pensar y sentir el beso que se dieron. El sexo con Juan no desvaneció el mareo  del recuerdo, porque de hecho, besa y posee, se deja poseer, pensando siempre que el que está allí es… Pedro. Y se siente cargado de electricidad como la que desprenden los dedos de Pedro cuando lo rozan, inquieto.
La máquina elíptica se detiene cuando expira el tiempo programado. José también termina. Caminan los dos hacia los vestuarios, los hombres los miran pasar, hay un leve intercambio de miradas, ninguna la siente en la piel como llega palpable la de Pedro. Dentro del vestidor, Guillermo se vuelve hacia el fiscal.

__ ¿Te parece que yo soportaría serle infiel a Juan? Vos me conoces.
__Uno no sabe de lo que es capaz hasta que hace lo que jamás imaginó. __ José bromea pero súbitamente lo mira con zozobra. __ ¿Con el carpintero?

¿Has pensado en lo que  arriesgas? __le pregunta.

Guillermo no responde. Se desviste y se mete en la ducha. José hace lo mismo. Salen después. Se envuelven en blancos albornoces. Se paran frente al espejo de pared a secarse el pelo, las miradas tropiezan en el espejo, José lo mira pensando cuántas veces ha envidiado su suerte, o mejor dicho la de Juan, la casa impregnada de vida, de olores, del hijo, la constancia del marido.

__ ¿Y si Juan se entera? __pregunta retomando la conversación. __ No sabes lo que es estar solo. No es fácil. A veces me encanta el silencio pero a menudo nada me gustaría más que encontrar a alguien cuando regreso a casa y solo veo volutas de polvo flotando en los rayos de luz que entran por las ventanas. Un perro al menos me haría falta pero ni eso tengo porque perros y gatos me producen alergia.

¿Por qué quieres hacerlo? ¿Estás enamorado o tienes curiosidad?
__No sé. No lo sé, todavía. A veces pienso que es solo calentura. Pedro me encanta pero la edad de él es como un freno, ¿sabes?, una distancia que me cuesta franquear. Pero, por otro lado es hermoso, y culto, y me encanta estar a su lado, me divierte, me admira. Y lo que sé es que quiero tocarlo, besarlo, hacer el amor con él. Cuando estamos juntos me siento feliz. Valora lo que soy como soy, no busca cambiarme ni él quiere parecer diferente, simplemente es, y me encanta. Pedro me ve, José. Me admira, incluso ríe, y me hacer reír. Juan hace demasiado tiempo que no me ve, para él, soy…  parte del paisaje.
__Creo que es lo que puede suceder tras veintiséis años de verse a diario.
__Siento que mi vida no ha sido mía. Ha sido de él y de Fabián. Ni siquiera tuve más hijos solo porque a él no le gusta. Quisiera conocer la libertad de pensar en y por mí.
__Mis necesidades son el reverso de las tuyas.
Sueño con encontrarme a alguien que me acompañe pero parece que no está en mi destino, o quizás intuyo que el matrimonio es una jaula de oro y plata y valoro demasiado mi independencia. Un amante de larga duración no sería suficiente _sonríe.

__Yo pienso que sos muy fuerte. Los hombres fuertes le temen a un par fuerte. Y como no te gustan los hombres fallidos, débiles, te quedas solo.
José se encoge de hombros. Se para frente a él.
__Controla tus impulsos, ya pasaste por esto antes de Juan o mejor dicho antes de casarte. Tras tantos años con él, no te será fácil acostumbrarte a otra piel, a otro ser.
__Lo sé, lo sé _dice Guillermo soltándose e intuyendo que la de Pedro es la suya, la misma esencia__. Pero no tendría que dejar a Juan, ni siquiera se enteraría quizá. ¿Por qué negarme esa experiencia? He sido fiel tanto tiempo. Podría casi jurar que Juan ha tenido a otros tipos como congresos ha ido solo.

__Bueno _sonríe José __.Sabes que no soy capaz siquiera de imaginar ese tipo de monogamia _admite con un gesto de derrota.

Terminan de vestirse hablando de otras cosas. Se despiden en el estacionamiento.

__
¿Por qué negarme esa experiencia, precioso? Guillermo lo ha dicho sin pensar pero el significado de la frase es exacto.
¿No es acaso la vida una búsqueda de experiencias, de emociones nuevas a cada paso? ¿No se acaba su sentido cuando todo pasa a ser predecible? Le duele el breve sentir que ha dejado pasar años parado en el mismo sitio. El estudio, el sexo sin amor con Juan y el bienestar de Fabián. Se percata que ha empezado a tener una visión finita del tiempo. Ya no la sensación eterna del tiempo de la juventud cuando hasta la muerte es mentira y desafiarla no inspira miedo.
Cuando la dictadura, la universidad estaba alborotada, y las autoridades daban por sentado que cada estudiante era un guerrillero, él coqueteó con la idea de desaparecer, unirse a algún grupo y pelear. Solo la desconfianza ideológica lo detuvo, los panfletos confusos donde la poesía y el heroísmo súbitamente se trastocaban en frases duras y él leía entre líneas un pensamiento que impondría sin miramientos una sola interpretación de la realidad y la verdad, la cara opuesta de la moneda, en los hechos,  la misma cosa. No se marchó a la guerra ni a la guerrilla, colaboró a escondidas más por presión social y vergüenza que por convicción, pero recordaba la seducción, el canto de sirena de morir por un propósito noble. Ser joven entonces era imaginar la muerte no como el fin sino como el principio de una eterna libertad. Muy distinta era su reacción ahora. Sentía avaricia por la vida, necesidad de acumularla, de llenarla de hechos, de sentido… ¿de Pedro Beggio?

__Hoy quiero que esos instantes  tan diáfanos... tan intensos vividos junto a vos invadan nuestras realidades y sean ese mañana eterno nacido del profundo deseo. Fluir juntos en las pasiones  y detenernos en los besos,  en los abrazos, en la piel que arde en los infiernos.
Donde todos los segundos  sean ese momento único  de encontrarme y de sentirte,   de sentirme y de tenerte.  Sembrar jardines de caricias,   de poemas escritos con lujuria en lo profundo de los gozos, en los placeres compartidos, en los delirios que acarician  y que despiertan los anhelos.
¿Qué importa entonces aquella penumbra, aquellos despojos,  aquel corazón vacío si ahora es nuestro tiempo?
Tiempo de alimentar esos silencios con la cadencia de un te amo o la armonía de un te quiero, tiempo en donde el placer es este camino tuyo y mío hacia sensuales horizontes  en la geografía de los cuerpos. Sí... Hoy quiero esos instantes tan diáfanos, tan intensos junto a vos mi amor... en esa llama encendida, en nosotros y en ese fuego  que arde así  tan impetuoso
en el calor de nuestras almas, en el fulgor de las pasiones o en el brillo del sosiego.
Mi memoria disfruta, a cada instante;  tu presencia es holograma,  en mí late: apacible y seductora,  ensoñada y tentadora, con tus ojos diamantinos, tus labios de tiernas fresas, a instantes edénicos transportan a mi alma, sabiendo que, también eterno, sos su dueño.
Te abraza mi alma, a cada instante; y vos, con tu rictus de mi  adonis tierno, bello rostro acaramelado, faciales trazos divinos, cejas que imantan, ojos que extasían, respirando en disimuladas fatigas; me atas tierno con tus negros y finos sedales, como la vez primera lo hicieras… hace tanto tiempo.
Mítico nuestro amor, reprogramado; efervescente  en cada mueca de cariño;
todo vos, todo yo… tu alma gemela, mirándonos en mutuos espejos, dichosos, enviándonos los sedientos besos; mientras volamos en sueños reeditados… a la magia de nuestros tiempos  inmortales.

__ Estás hasta las manos, Guille, y yo que  solo pregunté cómo estaba el pibe _dice Alberto, encerrado con él en el despacho.
__Creo que sí, hablé con José, pero no le dije tanto como siento, Beto, solo vos lo sabes.
Hay sentimientos que son difíciles de expresar, o peor aún, hay personas incapaces de demostrar lo que sienten, viven largos años con este sentimiento a flor de piel sin encontrar el momento para estallar y dejarse llevar, no quisiera seguir siendo una de ellas. Qué difícil es abrazar, un te quiero, o tan solo acariciar el alma con una frase que si no se usa se vuelve obtusa y sin sentido, se cae en un abismo y se pierde lo que uno siente que en tan solo una palabra,  se puede expresar. A veces siento, más bien necesito decir lo que pienso, pero fiel a mi forma de ser debo callar, es que yo soy y quiero, y no sé por qué no puedo y prefiero marchar o seguir igual. Venciendo la oscuridad, el naranja se destaca sobre el azul del mar, el amanecer me encuentra vulnerable y en soledad, los primeros rayos de sol oprimen mi pecho pidiendo respuestas que yo no puedo dar, solo una hoja en blanco donde impregno su nombre y mi más seguro sentimiento en una sola palabra y luego en esta botella la arrojo al mar, esperando algún día llegue a él mi mensaje de amistad. Creo que Pedro es mi amor, el amor de mi vida, ese que vale la pena, ese que resiste, que perdura, que no lo abate el tiempo.
__Y qué te digo, Guille, sos mi amigo, Juan no viene a verte, no parece interesarle lo que a vos, no viaja con vos cuando tiene congresos, ni te acompaña a tus convenciones, ni siquiera es cariñoso con Fabián ni quiso tener hijos, solo es sexo con el contrato civil, intuyo.
__Algo así, Alberto,  creo que no pudiste resumirlo mejor, me apaga, me hunde, me aburre, no me ve, y Pedro me enciende, es… todo lo contrario, todo lo que quiero.
__Te entiendo porque es lo que yo siento y solo conocí con Gaby, juégala como seas feliz, hermano, ese amor se da una vez en la vida, y con mucha suerte. Fabián es grande, está más lejos que con vos, no te niegues a amar.
__Mi vieja, siempre me decía que volara, que dejara nacer mis alas y que jamás dejara de usarlas,  y de alguna manera junto a Juan, las dejé caer.
 “Las alas me las regaló mamá. Dice que tenía menos de un año cuando empezó el adoctrinamiento, quería que yo le hiciera a las mujeres lo que papá le hizo a ella: enamorarla con locura.  Obviamente ella no supo que sería gay. ‘Las alas’ es una expresión que usaba porque decía que haciendo lo que me decía, yo podría ‘volar’, hacer lo que quisiera con mi vida en lo que respecta al amor. Hasta el hartazgo me repitió: ‘Solo párate frente a ella, abre tus ojos y mírala fijo, eso es lo único que tienes  que hacer y ver cómo se empieza a estremecer y cae bajo el embrujo de esos preciosos y transparentes ojos hechiceros’.
Las alas las comencé a utilizar como un juego, más para probar que mamá estaba loca que para seducir pero recuerdo que esa primera vez me paré frente a la mujer que atendía en la panadería de unos treinta años, yo tenía doce años, y la miré con fijeza mientras me preguntaba qué iba a llevar. Mamá tenía razón, la mujer empezó a tartamudear y a balancearse nerviosa sobre sus piernas, yo no le quitaba la vista de encima. Pagué y me preguntó mi nombre. Le pregunté cuánto costaban los alfajores de chocolate y se los señalé. Con la boca abierta fue y trajo uno y me lo regaló, yo insistí en pagarlo pero no, no hubo caso. ‘Chau bombón’, me dijo al irme. No se lo conté a mamá para no darle la razón pero creo que lo intuyó, supongo que ayudada por los elogios de Dora, la panadera, hacia su hijo, con el tiempo llegamos a ser amigos. Bueno, mi vida siguió así y mamá contemplaba con orgullo cómo me iba convirtiendo de a poco en un rompecorazones. Creo que todo se basaba en mantenerme alejado del amor verdadero, aquel que le robara a su hijo, eso creo.

He salido con todo tipo de mujeres, y hasta me encariñé con muchas pero toda ley tiene una trampa y caí, caí como un nene inexperto, hoy el trampeado por unos ojos increíbles soy yo. Me siento obligado a confesarte esto, me tiemblan la piernas, hoy el atontado frente a unos ojos preciosos soy yo. Y no son de mujer obvio, pero la miel y dulzura de los de Pedro me cautivan.
Camino a casa pensaba que mamá cometió un error, no me advirtió que más personas tenían las mismas “alas”.

__
Pedro ha regresado a la rutina de sus costumbres de almuerzo en el mercado del barrio donde las dueñas de las comideras lo conocen y le sirven platos abundantes, el café espeso y dulce, y a las caminatas sobre las aceras donde negocios de empeño, salones de belleza, talleres de reparación de autos, refresquerías y ventas de abarrotes y suministros se intercalan con casas de habitación, algunas de las cuales aspiran a ser fortalezas inexpugnables, cada ventana y puerta cubierta de rejas ornamentales. En los últimos años, el barrio ha dejado de ser un lugar tranquilo y seguro y los robos domiciliarios son frecuentes. A paso rápido pues no se atreve a correr, todavía, ese día Pedro llega hasta el árbol de ceibo en la calle principal, un árbol ancho y frondoso que es como el espíritu del vecindario, que lo ha visto todo allí, desde el tiempo de dictadores, hasta días guerreros. Ya pocos se fijan en los túmulos en las esquinas en memoria de uno u otro combatiente, túmulos feos, cuadrados, pintados en rojo y negro. Mojones de historia de un país que ha resuelto cada conflicto a sangre y fuego por siglos. Hay un gobierno de derecha en el poder y nadie se ocupa de honrar la memoria de revolucionarios muertos de ningún bando, los embates económicos y las elecciones mandan.
Pedro camina de prisa. El aire pesa bajo el cielo oscuro donde se fragua el aguacero de la tarde pero él está disfrutando de cada paso luego de los días de encierro. Con los clavos en los brazos no se animó a salir y ser objeto de potenciales caídas, de escarnio de jóvenes  prestos a hacer burla de los transeúntes o empujones. Echó de menos ese diario ejercicio que lo conectaba con la vida a su alrededor, los rostros conocidos, las historias de cuitas económicas, males de amor o enfermedades.
Los primeros días cuando volvió a caminar su ruta habitual  lo enterneció que quienes lo conocían salieran a saludarlo  tan solo de verlo pasar, alegrándose de su recuperación. También le preocupó que le preguntaron insistentemente por “el señor que lo llevó por delante y que lo cuidara, tan elegante”. Inútil pensar que Guillermo pasaría desapercibido en esas calles poco frecuentadas por gente adinerada. Le dio un poco de vergüenza imaginar lo que pensarían de él, las preguntas tenían un reverso de morbo, censura y envidia bajo el anverso de zalamerías. No tendría que afectarle. Si le afecta es porque en esos entornos una red invisible de pobreza y esfuerzos compartidos los iguala a todos. Quien la rompe, quiebra el mudo pacto que lo coloca al mismo nivel de los demás.
Apura el paso. Se cruza con perros callejeros flacos y vagabundos, perros de nadie que igual se metían en una casa que en otra. El viento empieza a soplar susurrando secretos al arrastrar hojas, los quejidos de las ramas que se doblan le hablan, pasea la basura. A su alrededor los transeúntes aligeran el paso. Llovería en cualquier momento un aguacero de castigo, de esos en que la lluvia cae a mansalva, a manotazos, los hilos gruesos de agua sacudidos como sogas aporreando cuanto se halla al descampado.

Pedro no ve pero oye el chirrido de los frenos. Se vuelve justo cuando el vehículo de Guillermo bordea la acera para detenerse a su lado. Él lo ha visto y le indica que suba. No lo duda, el corazón le brinca en el pecho como cada vez que llega. Abre la portezuela y se sube al asiento del pasajero justo cuando el agua se deja caer de golpe y un relámpago sacude el perfil del cielo con un destello.

_Qué cálculo _exclama__. Me salvó del diluvio universal.

__Me alegro de ser útil esta vez, y tutéame _sonríe Guillermo.

Pedro está a punto de preguntarle qué lo trae por allí, pero opta por evitar la obvia respuesta que lo enorgullece. De seguro Guille iría rumbo al taller.
__ ¿Por qué no me lleva a dar una vuelta? Podemos esquivar la lluvia si nos alejamos de aquí. Esta nube seguramente no nos sigue.

Guillermo lo mira preguntándose cuándo regresó el usted. No dice nada, pero le toma la palabra. Esta vez, en lugar de enfilar calle arriba, dobla en la pista suburbana rumbo a la carretera Sur. Llueve a baldes pero la camioneta de él es alta y nueva, y los parabrisas funcionan vigorosamente. En pocos minutos atraviesan tramos anegados de la pista e inician el ascenso entre cortinas de agua. El ruido del agua, el estruendo de la tormenta, los obliga al silencio. Los dos van pendientes del camino como en una película de suspenso en que los protagonistas se empeñan en salir de un atolladero. El aguacero es tan violento que impide ver más allá de pocos metros.

__ ¿No sería mejor que estacionaras hasta que pase?  _dice Pedro, observando el ceño de Guillermo, el esfuerzo que debe de hacer para mirar por dónde va.
__ ¿Temes que esta vez te fracture una pierna? _dice con humor Guillermo.

Súbitamente, él gira y cruza un portón bajo un arco color amarillo. Están en la parte posterior de lo que parece un edificio con una serie de cocheras, una al lado de la otra. Guillermo busca una cochera cubierta y entra. Apaga el motor. Suspira, y empieza a reír con la cabeza apoyada en el respaldar del asiento. La lluvia ha quedado fuera y el silencio suena a descanso. Le toma unos momentos a Pedro comprender lo que ha pasado: están estacionados en uno de esos moteles, hoteles sórdidos de la ruta que se alquilan por turnos para citas de amor clandestinas y a los que los clientes entran directamente a la habitación estacionando el coche que queda oculto tras una cortina de metal.

__ ¿Qué hotel es este? __pregunta él. Lo mira a Guillermo con una expresión entre divertida e incrédula.

__No lo sé. Tienes que admitir que no fue mala idea.
__Excepto en que no tarda en llegar el cobrador.
__Esperará que escampe y entonces nos vamos _ríe Guillermo.

__O nos quedamos __dice Pedro, mirándolo fijo__. Podemos conversar en otro lugar que no sea el taller.
__Hace un siglo que no visito un sitio como este _admite Guillermo.

__Yo no he venido nunca, y es nuestra oportunidad __dice Pedro.

Sin esperar, se baja del coche y cierra la cortina de la cochera.
Luego sube las gradas hasta la puerta de la habitación. La abre y se detiene en el vano a esperar a Guillermo. No piensa en nada, consumido por el deseo de que él se atreva, que descienda del carro. Afuera cae un rayo con estruendo, la lluvia no amaina.
Guillermo no quiere pensar. Lo mira desde atrás del volante, toma su morral y baja. Se vuelve y pulsa al críquet que emite el sonido indicando que ha activado los cerrojos del coche.
Tiene la sensación de desdoblarse, de dejar atrás a un Guillermo que lo mira asombrado de su arrojo, un hermano mayor adusto y cauteloso. Pero el que avanza hacia Pedro es su yo descalzo, el que entra en la habitación. Pedro cierra la puerta y allí mismo, antes de que él pueda mirar la cama, la mesa, la silla de madera, lo pega contra su cuerpo y lo besa.

__Ni un atisbo de añejos agobios debe arropar los párpados de nubes, respiro la primavera deseando nacer entre grises y rocíos en fuga silenciosa, atrás el silencio feneciendo en palabras,  voces que se rozan con esperanza renovada,  deseos despabilándose ansían tus labios abrazando tu cuerpo con insolente apetencia, libando anhelos que parimos hace  eones,
tibios, con la avidez de las almas, despiertan. Nuestro encuentro es el rincón más hermoso de nuestro ser, en el fondo de nuestras almas, allí nos sentaremos a platicar de los momentos, donde separadas nuestras manos, se palpan en miradas enamoradas.
Nuestra cita, es allí, en el lugar que Dios nos destinó para amarnos, en su tiempo, en su misericordia, sacándonos del extravío de días sin motivo, trayéndonos al jardín del amor, donde podemos amarnos sin tocarnos.
Nuestro encuentro atardecido, es en la sangre celestial que recorre nuestros cuerpos, y acelerada  espera su reposo en un beso apasionado, en la mejilla del corazón, amado mío, abecedario tántrico de la pasión.
Nuestra cita es, bajo la luz de la luna del río grande, acariciados por su brisa que trae el mar, testigo fiel que guarda el eco alborozado de tu piel junto a la mía, alegría interminable que rebosa nuestros poros, maravilloso y bendito caballero.
Nuestro encuentro, con el permiso del Señor, será, porque tú y yo, también la ansiamos  __le susurra__. ¿Sabe acaso el sol de tanto brillo con que te miro amor y mirando sigo para que sea la llama mi castigo  y en ese infierno ser su diablillo?
¿Sabe el arco iris de tantos colores  o las nubes entienden de sabores? pues yo conozco de sus fervores  como de sus tan cálidos fulgores.
¿Sabe la brisa que si tanto atiza  acaba muriendo cuando aspira pues entre sus pulmones espira  si cayendo va la tarde cobriza?
Nada en el universo es seguro, nada tiene garantía, el amor no es una planta que puedas plantar eligiendo la semilla y ordenarle que crezca en tu jardín cuidado, Guille, es una hierba que caprichosa y contra todo pronóstico crece a la vera del asfalto. Lo que tienes con Juan, lo que hayas conocido antes y durante no es más que desamor.
En cada suspiro flota la envidia  que da el desamor a su sonrisa y con una triste balada precisa  supo que en el océano no ardía.
¿Sabe el infierno de tanto fuego  que juego en su llama sin miedo y con ello me siento que puedo  si todo mi cariño se lo entrego?
¿Sabe la luna, la luz que regala  o el dorado sol que tiene brasa a mí su mirar es quién abrasa  y al fulgor sus ojos hacen gala?
¿Sabe la mar de su tempestad,  ese reino de tan bellas flores,  quién no conoce de los rubores adorando sus falsas deidades?
¿Sabe el amor lo que es amarte si te miro y cómo  su verbo me invade,  hago de todo porque agrade pues mis labios ansían besarte?
Qué bello fue haberte encontrado y más cuando robé un beso de tus labios, en un breve instante pude descubrir lo que es la magia del amor, deseaba que este amor fuese correspondido, fue un momento vivido en mi alma, en mi corazón y en aquel bello día en que te conocí.
Te deseo por tu manera de ver la vida llena de bondad y anhelaría vivir en tus sueños como una chispa de luz al final de la oscuridad y por tu tierna valentía, ahora después de aquel beso
robado, que me ha llenado de alegría.
Hoy me sigo cuestionando y espero una respuesta,  qué es lo que debo hacer, en este gran momento en el cual me he enamorado del ser más angelical que ha cruzado en mi camino, te amo,  tú eres mi gran amor, solo hay una cosa la cual me gustaría saber: si  este amor que siento hoy por ti algún día será correspondido, porque tú eres lo más importante para mí.
__Necesito que consumamos este fuego, que quema el alma y la piel, que me tiene desesperado sin poder encontrar dónde saciar mi sed,  sentir tus besos, estas ganas de besarte en la intimidad, de ser tuyo solo tuyo, hacer del amor un deseo interminable de caricias  que queman los sentidos,  sos mi pasión, mi fuego, sos todo en mí cuando estás hablando conmigo. Tu voz me lleva  al infinito,  es tan suave que creo que estoy en un jardín de hermosas rosas. Que toco suavemente sus pétalos y te  estremeces al contacto de mis manos, que  tienen alas  al recorrer tu cuerpo lentamente,  como si fuera la última vez, que te tengo en mis brazos, sos mi vicio, mi adicción, sos vos quien me enseñó a amar, con tus frases dulces  y tiernas, con esos locos deseos de amarme, en todo momento, en todo los lugares.
Sin importar que seamos los eternos amantes, que se aman con locura sin fin, que volamos  donde vive el arco iris, donde están los sueños  de todos los amantes del mundo, donde tenemos  un cuento por escribir, una novela por narrar. 

Somos los eternos amantes que se escaparon  de un cuento, para sentir el amor en plenitud.
Besarnos con pasión, sentir tu saliva, sentir tu  calor que me quema, me atrapa, sos mi dulce duende del mar, que me lleva al país donde viven solo los enamorados,  es ese que inventamos los dos  para amarnos eternamente mi amor.

__Como siempre, he vuelto de nuevo a creer en ti, en tus bellas palabras, que me dijiste aquella tarde, en verdad, yo no sé por qué te extraño tanto a ti, y siento que al tenerte, todo mi cuerpo arde.
Van días, que ya no te busco, ni tampoco te llamo, no es porque no te necesite, es por el bien de los dos, pues me acostumbraría a tus besos, por eso lo hago, me muerdo la boca, al recordar tus cálidos besos. Quizá   tú no entiendas, que es mejor apartarme, pues la vida ahora, te enseñará a olvidar, me dije en estos días,  perderás mi cariño y hasta dejarás de amarme,  pasará el tiempo y algún día me recordarás. Es difícil creerlo, lo que pasó aquella tarde, tú con mucha alegría, llegaste a mí, yo al mirarte a los ojos, me sentí cobarde, debí de apartarme y alejarme de ti. Pero cuando subí a la camioneta supe que no hay retorno de esto.
Pero tus manos luego, acariciaron las mías, y mi cuerpo tembloroso se dejó llevar, me dijiste tus verbos alegran mis días, por eso hoy quiero robar tu corazón.
Me sentí inútil y la tarde pasaba, más pronto mi beso, tu boca selló, no pude negarlo, sentí que te amaba, y pude abrazarte sin ningún recelo. Me dijiste, sos loco y callé tu boca, y apagaron tu sed mis labios sedientos, cuando dejo de verte mi alma no puede borrarte de mi pensamiento.
__No me has robado nada, te he regalado mi corazón, es tuyo, precioso, y cuídalo, es la primera vez que lo entrego.
Por eso te digo, yo sé que es inútil negar mi sentimiento, porque vos sos mi vida, vos sos mi amor.
Todo se concentra en una palabra, Amor, ese es el sentir que tengo  cuando llega a mí la tibieza de tu  voz, la que acuna mis sueños, la  hacedora de mis noches en tus  dulces brazos, cuando me haces vibrar y volar con tus caricias de tierno tenor, donde las pasiones no se controlan y el éxtasis llega sin prisa pero sin pausa a nosotros, porque aun lejos, hemos hecho el amor...  Quiero lograr la calma para poder apaciguar tanto fuego en ebullición,  ese ahogo que queda en el pecho, esos deseos de tus labios, el placer que provoca verte, tenerte, estar con vos hace que el infinito otorgue a nuestras almas el encuentro tan querido, un arco iris donde se va reflejando el entorno y nuestros corazones se acoplan con cariño.
Veo reflejado en tus bellos ojos el éter, pues va más allá de la carne hacia ese lugar donde se conjuga  con toda la magnitud que significa dos en uno, espíritus afines, almas que al verse abren sus corazones envueltos en arrumacos, somos diamantes que brillan cuanto más  se los pulen, el esplendor cual sol y me hundo en tus ojos tan míos.
Soy el hombre más feliz de estar enamorado, amar a alguien como tú, ser correspondido, por esa razón soy muy afortunado de haberte conocido y siempre encontraré el momento para decirte lo que siente mi corazón.
Una de las cosas más bellas de la vida es cuando conoces al ser de tus sueños,  el cual significa todo en tu existencia y solo para darte cuenta que al final él era todo para vos.
Siempre cuando una puerta se cierra habrá otra que se abra y en ese momento llega la felicidad, pero algunas veces nos castigamos, miramos mucho tiempo a aquella puerta que se ha cerrado, que no volteamos a ver la que se abrió.
Es verdad que jamás sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es verdad
que no sabemos de lo que nos estamos perdiendo, como cuando llegaste a dar luz a mi vida.
__Te ofrezco mi corazón y todo mi amor,  siempre te demostraré lo mucho que te amo, pero espero que me ames, con la esperanza de que cada día crezca nuestro amor, pero si no crece deseo que seas el más feliz porque el amor que siento hoy por ti es más grande que el mismo universo.
Amo  tus ojos color café y canela, Guille. Diáfanos e indescifrables como el amanecer,  como los atardeceres elegantes y agraciados,  románticos y sutiles como el amor adolescente, afables  y tiernos  como la ternura de un niño, agraciados y dulces, embelesan al que los mira.
Mirada afectuosa que invita a contemplarlos, penetrante que escrudiña la intimidad, canta a la vida la esperanza de vivir, sinfonía de verdad en busca de felicidad, ilumina la senda del que cruza su mirar.  Ojos café que entienden de una vida de romance, sueño e ilusión, alegría y conquista, desencanto y frustración, pena y tristeza,  renuncia y desolación, perdón y olvido,
dispuestos a seguir adelante sin mirar atrás.
La magia de tus ojos café enciende la pasión, nacen en tus ojos el amor y la ternura, locura, magia y encanto que embriaga, sin razón irreflexiva que enajena,  donación incondicional sin esperar nada.
Enamorado del café de tus ojos por ser tuyos, los amo porque miran con ardor lo bello de amar,  hechizan mi ser y usurpan lo mejor de mi inspiración,  el color de tu mirada conjura mi pensar, mi primer amor  tiene ojos color café.
__Yo pienso lo mismo, pero de los tuyos _murmura en los labios.

Quiero y deseo pensarte en mi silencio, sentirte que te tengo a  mi lado, notar en mi cuerpo tus caricias,   que estás a mi lado,  saber siempre que los dos nos  besamos deseando siempre este sentimiento adorable de la vida.
Pensar siempre en vos y ver que te estoy mirando, aunque mis ojos estén cerrados, desear ver  que me miras de frente y tocar tus manos para notar tus caricias, sentir el contacto de tu piel sabiendo que sos mío, desear  satisfacer mis sueños para que  mis manos te acaricien, necesito verte a través de la noche y  las estrellas y la luna me digan ahí te entrego tu  amor deseado, siente con él la vida y la felicidad.
Lo más importante de mí es saber que los dos nos miramos, nos pensamos a ciegas en este silencio deseado original y  mutuo sin estar juntos, este  silencio que nos hace tener  mucha imaginación de tantas delicias, hoy y esta noche las  estrellas bailarán al compás de la
luna oculta para sentir el cariño que los  dos deseamos ofrecernos juntos en nuestra misteriosa lejanía. Dame un poquito del azúcar de tu corazón, para endulzar mi alma.


__
Como el aguacero, piensa Guillermo, como el relámpago. No hay sonidos que los de sus lenguas, sus respiraciones, el ritmo de sus palpitaciones, las bocas como moluscos hambrientos, mientras se atreven las manos a descender por la espalda, rodeando la curva de las nalgas, y no saben cómo se deshace la ropa, pero de inmediato están piel contra piel, la mano de Pedro curiosa, activa, la de Guillermo imprudente, ambas acariciando el todo del otro.

--Vivo sin ti y vivo sin mí,  y pienso que eso no es vivir, me haces falta, mucha falta, no me amanece la vida  cuando no estoy contigo, no me siento, no me tengo, navego en un mar sin destino,  en aguas bravas llevándome de ti,  en suspiros de olvido,  te busco y estoy sin ti,  atravieso mares, ríos,  y tú te has ido sin mí,  estás con él porque es tu marido,  ahogo esta pena en mi llanto  y en mares de olvido me pierdo,  recodando lo mucho que te amo
¡Más que a mi vida!
Te gustan las sábanas revueltas, y como el ladrón vas robando amores, nada de lo que dices eres,  solo una caricatura temo, apenas te conozco, donde el vicio de tu ego te codena  a vivir solo con tu pena,  vivo sin ti y ya no me duele, porque muerto estoy bajo tu olvido, y ahora olvido lo que fuiste para mí,  mi alma, mi vida y mi todo,  mi razón de ser y de vivir, mas anoche comprendí  que cerca de ti ya no quiero estar, eres nocivo para mi corazón,  me olvido de mí, por vivir para ti,  pero hoy me suelto de tus brazos,  y comienzo a vivir una vida sin ti.
¡Tú no lo entiendes!
Pero esa noche que me dijiste Pedro por primera vez ya te amé.
Me cambió la vida, me la echaste a perder... pero hoy me voy de ti, me llevo el amor que tanto quise darte, y los besos que de mí rechazaste,  nada tuyo es mío y nada mío es tuyo, vive tu vida, que yo viviré la mía. Punto final a esta locura de amarte, a esta vida loca que deseé vivir contigo.
__ ¿Y eso? No mi vida, no. Eso es lo que necesito decirle a Juan, Pedro, pero, es demasiado, todo es demasiado. Es muy pronto para dejar una vida atrás y a la vez necesito de vos.
La última vez que te vi dijiste que te vería pronto, hasta hoy han pasado más de 7 días y tu ausencia sigue estando conmigo, los días han pasado, no regresé, el único lugar al que regresas es a mis pensamientos, más cuando suena alguna de esas canciones que tanto te gustan, hasta parece inevitable no pensarte, parece que la vida se empeña en recordarme que alguna vez serás mi mundo y también parece que no quiere que te deje en el olvido, pero de recuerdos no se vive, así que esta noche cerraré mis ojos y haré de cuenta que esa historia es, existe. Siento celos al imaginar que sales a la calle, de pronto te mire alguien y pueda descubrir todo eso que me hiciste sentir la primera vez que mis ojos te miraron.
__El amor es más fuerte que el miedo, Guille y yo te amo. Te llevo en mi corazón siempre, aun después de tu partida,  tus recuerdos siguen intactos en mi memoria,  los misterios inviolados de la magia, son todavía recientes y a ti te  aguardan otras alegrías para que tu destino sea insigne. Dibujemos una sonrisa para enmascarar el dolor profundo,  para seguir adelante con nuestras vidas, eso no nos hace mejores ni más fuertes, solo nos ayuda a curar nuestras heridas de un amor que llego a su fin, que no es este.
El amor es un canto de amor fecundo de dos que confunden sus almas para festejar la vida, nadie  debería privarse de los beneficios del amor, tener ese  privilegio, es un milagro que la vida nos otorga alguna vez, es como un día soleado a la apertura a la vida, lo importante es que no lo dejes pasar, para vivir en presente para no quedarte en el pasado, es la vida dos veces.
Ten presente que Dios te acompaña, en esta, para  que surjas a una nueva vida, aun a pesar de mí y de  ti mismo, recuerda que uno muere y revive en  cada acto de amor para prologar el goce sublime por la vida misma, en un eterno acto de amor terreno.
Solo me queda resignar este amor que siento  por ti, darte las gracias por lo que fue y dejarte partir, que es la forma más noble de quererte, pero no puedo, no quiero dejarte ir, esto es único, y no lo amas a él, Guille, no amas a Juan.
__No, o no estaría acá. Hagamos el amor, Pedro, porque de hecho te amo a vos.

Guillermo le acaricia la espalda, surca el cuello, las orejas, presa de una sensación que es pasión pero a la vez es ternura, sabiduría de hombre que se abandona al desaforo pero quiere prolongarlo, lograr que el cuerpo le diga cosas, que le cuente cómo ha deseado encenderlo, cómo lo ha imaginado bajo su boca mientras muerde a Juan. Pensar en Juan no le produce culpa. No importa. Él está allí, con Pedro, presente por entero. Quiere sentir y dejar que cada poro encuentre su placer, él es en ese instante solo su cuerpo, su cuerpo todo, listo para dejar de ser suyo y compartirse con… Pedro.

__
De camino al trabajo, Juan siente flojera en los huesos, señal de un minutero cuya cuerda terminará de desenrollarse un día de tantos.
Siempre odió todo lo femenino. El agujero en medio de las piernas, ¿produciría una sensación de vacío?, piensa. Es absurdo lo que piensa pero siente rechazo, siempre fue así.
 La menstruación le da asco. El olor, la sangre oscura. De niño los paquetes que dejaba su madre en la papelera le llenaban de curiosidad. Hasta el día en que abrió uno y vio la mancha roja con vetas en la compresa y vomitó. Desde entonces no más recordarlo el olor flotando en la memoria le produce asco. Algo similar le produce ver amamantar. Uno está supuesto como hombre a admirar aquello, el niño indefenso pegado a la madre, está produciendo alimento pero a él esa función femenina lo incomoda. No puede separarla de la visión de las vacas en la hacienda con los baldes bajo las ubres sobando las inmensas tetas de la que mana el líquido blanco. El ciclo animal de las mujeres le es demasiado elemental, mamífero. Ningún hombre quizá lo admitiría, menos lo hablaría, sin embargo, lo ha hecho con Guillermo, y es una de las causas por las que no arriesga a ser padre, no quisiera tener hijas. Pero no se trasgrede ese pacto entre ellos, al menos ya no se habla. Considera afortunado al ente masculino desprovisto de esas cavidades y glándulas, sin padecer esa biología lunar, atávica razón de sentirse superior, piensa. Pero no lo puede explicar a las mujeres, hay que ser políticamente correcto, más en su profesión, debe aceptar que todos son iguales, pero no es cierto.

Él iba al gimnasio desde joven. En los vestidores se desnudaban los hombres. Sus cuerpos eran fuertes, simples, y en su época de adolescente los contemplaba con fascinación: las piernas largas, nalgas firmes, los brazos de sus compañeros. Le atraían las líneas rotundas, económicas de su anatomía, su olor, admirables en sí mismas, hasta que se supo definitivamente gay. Pero al fin cada género era Narciso atraído por su idéntico reflejo natural. La aceptación era generalizada, y pronto quizá condujera a la bisexualidad.

Rato más sigue pensando, está inquieto, se estaciona en el sitio asignado para él en el hospital. Ha empezado a correr viento… será un día lluvioso.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.