“EL OTRO”.
CAPÍTULO
SEGUNDO.
“Y debo decir, que
confío plenamente en
la casualidad de
haberte conocido”.
Julio Cortázar.
“El destino se ríe de las
probabilidades”.
Edward
Bariloche, sábado 23 de
abril de 2016.
19.00 horas.
…¿Precioso, no?
___Sin saber el porqué,
Pedro necesitó extraer del bolsillo el atado de cigarrillos, con elegancia sacó
uno, lo encendió dando una profunda calada, y al contestar se volvió hacia la voz, jamás
imaginada en mente alguna que pudiera existir.
…Increíble___. Los sonidos
se desvanecieron perdiéndose en la brisa
como el humo que exhaló pensando
que sería su último aliento, mientras en
la inmensidad de aquella mirada,…, el cigarrillo se escurrió de entre los dedos
olvidado al piso, y los ojos oscuros se derritieron en esas manos…. envidiando
al intruso que sintió sus caricias.
Una fuerza poderosa emergió
desde las entrañas, encendiendo los cuerpos por igual, sintiéndose los dos en
el mismo calor, quizá ansiando la calma
al ardor echándose a las heladas aguas de lago.
El titiritero dio la
oportunidad, el momento en que dos vidas paralelas de súbito se cruzaron, en la
magia de un segundo en que el tiempo se detuvo, el espacio fue el mismo.
Las palabras y la mente se
fugaron al olvido, sólo pudieron contemplar la belleza, primero en los
ojos buscando en lo profundo, el
tintineo luminoso que reflejó al “otro”, luego correteando ansiosos por el paisaje regalado de cabo a
rabo, de este a oeste, sintiendo que el lago, la cordillera, los jardines y el
resto de la creación, quedaban lejos de tanta majestuosidad presente a pasos
uno del otro.
__De pronto Guillermo supo
que a nadie había entregado llave alguna
de los muros de piedra en que acorazó a su corazón, y sin embargo aquellos curiosos
ojos de miel, cual disparo certero al
centro del ser, habían logrado deshacer
cual martillos cada piedra, cada capa, cada milímetro de la inútil
fortaleza pensada dos años atrás.
Supo en la mirada, que había
estado muerto, y que no se arrepentía de haber volado hasta allí, de entregar
en esa mirada a ese “Otro” el mismo corazón que comenzó sin permiso a latir de
nuevo,…, por él,…., para él.
“…No puede existir una criatura más bella que este lugar, precioso sos vos. Y no deseo más que volar a tu lado,…., llevándote en mis alas a otro planeta, a otra galaxia, donde nada ni nadie más que nosotros exista, para en la inmensa soledad desahogar a tu lado el verbo Amar, en un sueño intenso y profundo dejar estallar a esta pasión que ruge en las entrañas, sin desperdiciar un instante de vida más.
¿Adónde estuviste escondido estos siglos de ausencia?”
“… Esa mirada me repasa, me penetra, corretea por mi cuerpo, me aturde, me embelesa, y me enloquece al punto de desear fundirme en ella, introducirme desde esos ojos a tus entrañas y en el mismo momento exterminar la tortura del ansia que me quema, me devora a fuego lento, en esta pasión que quiere emerger desde lo más profundo de mí, desconocida y furiosa, latente, divino sentimiento, combinado con indescifrable deseo, en perfecto complemento que jamás encontré.
No puedo estar sintiendo que el aire se quedó fuera de mí, que el corazón alocado está horadando mi pecho deseando escapar hacia el tuyo, que me tiembla la carne, que el sudor me recorre, que me embriago en tu aroma, que saboreo tu cuerpo, en el que muero por perderme dentro y por todas partes como jamás, deshacerme y mezclarme, incrustarme y quedarme debajo de tu piel, en este encantado sueño celestial que no sé si puede ser real. Pero no puedo…., en este diseño armado antojadizamente por el dueño de “esto”, no admitir que sé que soy de ti tu amo y señor, tu único dueño, en la exploración de tu alma, con paciencia y devoción…., de cada milímetro de tus senderos y montes, de ondas y valles de tu cuerpo de dios”.
“…Volemos juntos precioso, a un sitio inexplorado por el humano, degustemos de este sueño, sin pensar en mañana, ni en hoy siquiera, sin tiempo ni espacio, sin el “otro” de nadie, me enamoré en un instante y emanas lo mismo.
Demos rienda suelta a esta pasión que no parece humana, ni siquiera sé si es real o te sueño, como quiera que fuese, lo quiero vivir, y al llegar el alba poder dar gracias a la vida, por haberme destrozado sinsentido, y haber renacido conociendo el Amor.”
__Como autómatas o seres libres de la ley de gravedad, los pasos fueron dados en sintonía, y al sentir la proximidad, oleadas de calor más refulgente fueron quemando la piel, horadando cualquier cosa al paso, mientras descargas eléctricas iluminaron alrededor el aura ya única, y nada ni nadie podía detener el avance ominoso al centro de rendición de armas, al lugar pactado de antemano, donde sabían agonizarían los dos por igual, como un déja vu de siglos de padecer y de disfrutar de las unión sublime en la muerte orgásmica, del éxtasis mayor sin arrepentimientos ni culpas, de que “otros” ahora olvidados, estuvieran cerca de allí.
Ninguno de los dos deseó que el instante eterno robado tuviera fin, y por igual desearon declararlo todo, el Amor nacido o quizá reencontrado, mientras morían en el anhelo de sellarlo en promesa, con el alma en las manos, de ser solamente uno del y para el otro, y dejar caer el primer beso de…Amor.
…¿Participas de la convención mundial?
…¿Y tú?
___Apenas trémulos sonidos hilvanaban suaves palabras que sumaban caricias al fuego esparcido desde los ojos, a la energía del aura única, arremolinada en los cuerpos, impeliéndolos a unirse, ciñéndolo al otro, dejando en las manos tendidas, el alma y la vida, porque el corazón de uno ya estaba alojado en el habitáculo del otro, jurando en susurros la pertenencia eterna, el Amor para siempre, donde gritaron al unísono el primer “te amo”, sin testigos allí dentro, mientas en el contacto externo, murieron en la electrocución del primer toque real.
…Guillermo, me
llamo Guillermo Graziani, penalista de Bs. As.
___Las
palabras se amontonaron torpes en la emisión, anexadas las miradas, ahora
entrelazados los dedos en la mano aferrada, y en el mismo revoltijo imprevisto,
Pedro se presentó, haciendo aparecer la primera sonrisa, y Guillermo pensó que
esos hoyuelos exquisitos eran el lago donde deseaba apagar el fuego, o quizá
terminar de incendiarse en él y con él.
…Pedro Beggio,
abogado penalista de Bs. As., encantado de conocerte en medio de este gentío,
Guillermo.
___Quedaron flotando suspendidos, ajenos al viento frío, al rumor escandalizado del lago, a las curiosas chismosas que en el cielo los espiaban antes del tiempo previsto para no perder el brillo, envidiosas de verlo mayor que el propio, y en el encantamiento ciego al entorno, no vieron asomarse a uno de…”los otros”.
…!Guillote, al
fin!
Pensé que…Perdón,
no sabía que estabas ocupado.
___Una súbita
punzada que dolió como el mismísimo placer,…, acusó directo en Pedro al llevar
la mirada al rostro de…”el otro”.
… Ya me iba,
hola.
…Juan, perdón,
acabo de conocerlo, el es abogado como yo, penalista, Pedro, Pedro Beggio, mi
amigo es Juan Arismendi, es abogado pero civil.
… Hola, Juan,
bueno al menos ya somos tres de Bs. As.,
porque dentro de un rato en la recepción, lo que menos oiremos es español.
…Verdad, lindo
pibe sos, Pedro.
…¿Perdón?
… Nada, que el lugar es impresionante, no hay nada comparable, al menos viéndolo así.
… Nada, que el lugar es impresionante, no hay nada comparable, al menos viéndolo así.
Las
habitaciones no son menos que esto, y el hotel todavía es un misterio, acabamos
de llegar en el vuelo de hace rato.
… También yo,
entonces viajamos en el mismo, no debe de haber otro.
Impensable----,
(no haberte presentido allí) ___, digo, raro que no nos vimos, supongo que
estaba medio adormilado. Perdón.
No sé cómo
crucé la calle y casi termino dentro del lago, algo me trajo hasta acá cuando
iba rumbo a recepción a recuperar mi notebook con las diapositivas para la
presentación.
… ¿Tienes que
exponer?
… Sí, como la
mayoría supongo.
¿Y tú?
…
También___los labios finos sensualmente se curvaron en una sonrisa esculpida y
a Pedro se le difuminó Juan con el mundo que circulaba alrededor___, sólo que
cuido mejor de mis cosas y no he perdido mi computadora, Dr.
… Tienes
razón, mejor voy por ella o puede terminar en manos de vaya a saber qué
extranjero que no entienda nada de mi inglés rudimentario, permiso, nos
estaremos viendo, en un rato.
… Claro, por
supuesto.
___Pedro luchó
denodadamente porque sus piernas se movieran, por despegar los pies enterrados
en el sitio, por dar el primer paso que lo alejara de Guillermo, el rostro
magistral de dios pagano que ahora llevaba un nombre que le tintineaba como el
baile de aves en el vientre, mientras Guillermo no lograba dejar de traslucir la algarabía del
ser en los labios, empeñados en sonreír hasta el fin, mientras Juan paseaba la
mirada de uno al otro, incrédulo del espectáculo que le hacían presenciar.
La mirada
penetrante lo aguijoneó erizándole el vello de la nuca, hasta verlo desaparecer
tras la última sonrisa encantada en el interior del hotel, y paralizado en
mente, alma y cuerpo, Juan no dejó de
examinar la expresión del rostro, y de perder las esperanzas de recuperarlo,…,
que nacieran en el avión, o quizá el día en que Matías hizo las valijas dos
años atrás.
…¿Y eso qué
fue?
…¿Qué?
…Te mató el
pibe, Guille, estás embobado, nunca te vi así, por Matías jamás, menos por mí
obviamente.
…¿Qué dices,
Juan? Acabo de conocerlo, de verlo, ni sé lo que digo, vamos a tomar un trago
al piano bar, tengo la garganta seca.
.. Conozco ese
síntoma creo.
…!Basta, dije!
__Pedro flotó los pasillos alfombrados, sin siquiera sentir el peso del bolso recuperado, tambaleándose al paso de otros en ellos, sin menos recordar que “Otro” estaba en su suite, en su cama, desde hacía dos años atrás, menos que nada sentía en comparación con lo que estaba experimentando, por el otro que fuera su esposo, al que debía respeto, al que jurara promesas de amor, con el que intercambió por dos años cartas en San Valentín, al que le había hecho presentes en cada fecha relevante, el “Otro” que le regalara la alianza, que sin saber cómo mientras estuvo con Guillermo se había quitado del dedo, y recién entendía que en un acto fallido, había ocultado en el bolsillo del pantalón.
…!Dios!
¿Qué hice? ¿En
qué momento me quité la alianza? ¿Para qué?
Estoy casado,
por favor, estoy enamorado de Matías, me necesita, él tiene novio, pareja o lo
que sea ese tipo que apareció. ¿Qué mierda pasó allí afuera?
Un espejismo,
una alucinación por el lugar, el encantamiento del Lago, algo irreal, mi
realidad está tras esta puerta, es mi hombre, el que libremente elegí hace dos
años como esposo, el que me sueña, el que me espera, es Matías.
___Con
dificultad y temblando, temeroso como un niño que viene de hacer algo prohibido
por su padre, se recolocó presuroso la alianza, y tomando una bocanada de aire,
apoyó la mano en la puerta, mientras deslizaba la tarjeta- llave, cuando una
risa de lejos en el pasillo, le hizo volver el rostro, y las miradas se
congelaron en la captura, cuando Guillermo abrazado por Juan, llegaba a la
habitación a dos puertas de la que compartía con Matías, confirmando su
sospecha, de que no era un amigo del montón.
Guillermo se
liberó del abrazo, suplicando con los ojos escocidos, mientras Pedro sintió la
tenaza en la garganta, el nudo en el estómago, y las aves desfallecer en la
agonía del sollozo, de ver a Guillermo con.. “el otro” y sin tiempo para la
duda se sumergió en la suite, donde la imagen de Matías en la cama, dormido y
bello también, lo cacheteó devolviéndolo a su realidad, presente en esa suite, en esa cama, en ese hombre que
lo esperaba siempre, sin soltarse de su mano jamás.
___Sin darse
cuenta había salpicado el rostro con lágrimas que secó con la ropa, con sigilo
dejó el bolso, y turbado agradeció encontrar a su esposo dormido, mientras hecho
un lío de emociones y sensaciones encontradas, fue al ante- baño y se empapó el
rostro y el pelo con agua fría, mirando en el espejo, un rostro que no era el
que saliera de allí mismo, minutos atrás.
…¿Pedro?
¿Mi amor?
¿Estás allí?
__Sacudió la
cabeza, trató de secarse, y colgó el saco, desprendiendo dos botones de la
camisa, en un intento de capturar el aire que faltaba, porque no estaba el Otro
allí, y temblando todavía, se asomó a la habitación, donde Matías sonriendo, lo
miró tendiéndole los brazos para que se enterrara allí.
…¿Qué sucedió?
¿Me dormí?
… Así parece,
recuperé el bolso, es bellísimo este lugar.
… Mi esposo es
lo más bello, más que el lugar.
___Matías le
mordisqueó el lóbulo de la oreja, mientras las manos se colaron bajo la camisa,
y en un furioso arranque inusitado, Pedro se incorporó de súbito, soltándose de
los brazos, mirándolo en súplica, mientras Matías dejó asomar lágrimas al ver
el reflejo del rechazo en la mirada de Pedro, por primera vez desde conocerlo.
… Pedro, mi
amor, ¿qué sucede?
… Nada,
perdón, estoy raro por el viaje, el lugar, no lo sé. Creo que iré a darme un
baño, quizá como dijiste al spa, a correr o a nadar un rato antes de la
recepción.
… Espera, voy contigo, te dije que deseaba un rato de
spa, vamos a cambiarnos, a nadar en la piscina climatizada, luego tendremos
horas de charla de lo mismo, de traje, corbata, y champán.
¿Seguro que es
lo que te sucede?
¿No estás
enojado conmigo por lo que hablamos antes del viaje?
…
Enojado…contigo..., no.
Algo
preocupado, puede ser, pero enojado no.
“…Conmigo lo
estoy.
¿Qué mierda
fue ese rechazo?
Nunca lo hice,
siempre lo deseé, lo busco cuando no lo tengo, lo amo a él, ese otro tiene
dueño y también yo.
¡Basta!
Debo
despejarme nadando junto a él, el deseo reaparecerá como cada vez, así debe
ser.
No puedo
repetir la historia, no sé el porqué del accionar de Matías con su ex, tampoco
ocultándome a mí la realidad, pero no soy como él, jamás lo podría dejar, por
“otro”, menos puedo estar pensándolo por un encuentro casual, con un
desconocido, del cual apenas sé su nombre ahora,…, que además tiene pareja”.
__Guillermo se
echó vestido en el somier, en trance hipnótico cegado todavía por esa sonrisa, mientras Juan hablaba de
algo que le era imposible de escuchar, porque en su mente y en su cuerpo,
ronroneaba esa sensual exquisita voz de esa belleza de hombre que ahora sabía
era Pedro, Pedro Boggio.
… ¡Guillermo!
..¿Qué sucede
que gritas?
… Que llevo
una hora diciéndote que vayamos al spa,
o al bar que dijiste, y no me escuchaste ni una palabra, estás extasiado
pensando en ese pendejo.
¿Acaso crees
que es gay y que vino solo?
… Yo no dije
eso ___de pronto la realidad que Juan pronunció lo abofeteó fuerte por todos
lados___, no lo había pensado.
… Claro, si te
dejó sin pensamientos, me doy cuenta que no puedes pensar que está en esa suite
con una esposa radiante, haciendo el amor, mejor fue hacer un escándalo porque
nos vio medio abrazados, como anduvimos toda la vida.
… No dijo que
estuviera con una mujer.
… No claro,
más vale, si se conocieron un minuto,
basta Guillermo, menos mal que nunca te volverías a dar de cabeza ¿no?
… Por supuesto
que no.
Tienes razón,
me encandiló ese chico, me encantó, me envolvió, se confundió con la magia del
lago, de la cordillera, del lugar, fue eso, una alucinación, un encantamiento,
un sueño, nada más, no existe.
… Existe,
claro que existe, pero no es tuyo, ni lo
será, es un hombre más.
…. No es un
hombre más, es lo más bello que he conocido en años, además…
…¿Qué?___elevando
el tono de voz___.
¿Además qué?
… Además no lo
siento desconocido, lo prometo, es como si
una extraña familiaridad nos envolviera, a los dos. Algo en común, o un
conocimiento previo.
…¿O la
intimidad de amantes eternos?
Vamos,
Guillermo, termina con las estupideces románticas, que así te fue con el otro,
por dejar de lado la razón, la que usas
a diario y te caracteriza, espero que no seas tan estúpido como para repetir el
intento.
Pedro Beggio
se me antoja re- contra casado, con una mujer, te lo sello.
Y no te hablo
así por celos, no. Te quiero bien, demasiado tiempo llevo aguantando ver a un Graziani arruinado,
llorando por los rincones un desamor de alguien que no te mereció nunca, que no
supo amarte, y yo sí lo sé. Yo te amo, Guille, y no haces más que lastimarme a
cada instante mirándome como a un…., hermano.
___Las
lágrimas descendieron por el rostro de Juan, abatido, con los hombros caídos,
las marcas de ruta pronunciadas, y un Guillermo compungido por el amigo, lo
llevó hacia sus brazos acunándolo allí, como al amigo, con derecho a sexo que
fuera y era hasta horas atrás.
Pedro hizo mil
largos, con una fuerza de gigante, necesitando esparcirse por el agua, diluirse
y desaparecer en ella, no tomar forma humana nunca más, quiso agonizar allí. Si
Guillermo Graziani no era parte de su juego de cartas, no deseaba tener más
forma, ni mente, ni alma, ni nada, no ser. Su íntimo deseo ahora era “no ser”.
Sin embargo
los relojes siguieron la marcha presurosa de las manecillas, la lógica y la
mente mandaron que los compromisos deben cumplirse, y allí estaba el ser
racional, poniéndose su mejor traje, sin escuchar el arrullo de palabras de
Matías que le acomodaba a su antojo el pelo, lo besaba de a ratos, y le
abotonaba la camisa, para sentarse a admirarlo y sopesar cada paso, cada prenda,
como si fuese su modelo personal.
… ¡Guau! Estás
hermosísimo.
… Tú también,
bajemos que es tarde.
No hagas
espectáculos en público. ¿Puede ser?
…¿Cómo? ¿Desde
cuándo me dices semejante cosa o te avergüenzas de que sepan que somos esposos?
… No dije eso,
no es lo que quise decir.
… Pero lo
dijiste, te avergüenza que lo sepan en
público, Beggio, hazte cargo de tus dichos y de tus hechos. No soy ciego,
Pedro. No te equivoques, siempre andamos de la mano, en la calle, en el
estudio, en los congresos.
No me pasó por
alto que hace un rato me rechazaste abiertamente, y que ahora dijiste lo que
sientes, que no quieres que sepan que
eres mío.
¿No quieres
que lo sepa quién?
¿Qué me perdí
en esta obra?
… Estás
delirando, no es momento para tus celos, Matías, nunca te he dado motivos, y si
piensas que me avergüenzo de esto, es un problemita grave que vienes
arrastrando, que empecé a ver en la charla de anoche, no me pases la pelota, no
tiene que ver conmigo.
__La
imprudente punzada de culpa tomando forma de angustia apareció en Pedro por
primera vez en su vida, en sus 38 años jamás sintió que su mente, su alma o su
cuerpo, o los tres, engañaran a nadie, y hoy en cambio siente, aquí y ahora,
que su ser no pertenece a su esposo, y que acaba de engañarlo sin haber cometido
adulterio.
…Disculpa el
tono, lo enganché a lo de anoche, no tiene nada que ver. No pasa nada, ven,
vamos a mirar el paisaje nocturno antes de
mezclarnos con esa muchedumbre para interpretar el papel de abogados
protagónicos.
… Es lo que
somos.
.. Es parte de
los que hacemos, nada que ver con lo que somos.
… Bueno, ¿a
qué filósofo conociste ahora?
…¿Piensas
seguir discutiendo? Dije la verdad, no me considero que soy porque mi profesión
sea exitosa, o sea la de abogado, nada que ver, soy, lo que soy. Punto.
… Mi esposo
eres, por las dudas.
…Lo sé.
___El
espectáculo de la naturaleza en el escenario que el ventanal mostró, acalló las
voces, pero no la mente de Pedro, menos su imaginación, casi creyó percibir el
aroma que la brisa fría transportaba desde dos ventanales más allá, y se
estremeció de cabeza a pies.
La insolente
luna llena le plantó cara, y agotada de
amar al lago desde el cielo, se dejó caer en la inmensidad de las heladas aguas
que sin embargo la abrasaron al fin en los brazos.
Impúdica y sin
tapujos tendió su manto blanco abarcándolo, con el cielo y sus hermanas como
testigos ansiosas, del amor consumándose allí por fin, derramando el agua y el esplendor
en el éxtasis, haciendo vibrar al universo por entero.
Arrullada
y satisfecha, con el rostro arrebolado,
la luna supo en un dejo de tristeza, que había engañado a su eterno esposo, el
sol, que todo lo veía, que todo lo sabía, y que en el alba al cruzarlo vería el
estigma del resplandor mayor que daba el amor, y que ella solamente podría
sufrir la condena de mirar a su amante muy lejos, debajo de nuevo, acariciando
a lametazos la tierra mirando hacia arriba, y ella mientras,…., se reflejaría
en las aguas tranquilas por la eternidad a escondidas, escuchando al viento,
acariciarlos en suspiros al pasar por allí.
Su esposo era
el sol, no el agua, no el lago, así lo había decidido Dios antaño, y curiosamente mezquino, aun con él, sólo podía
amarlo una vez cada tanto, pasando el resto del tiempo eterno, mirándolo de
lejos en el crepúsculo y…., en el alba.
__Las
escalinatas alfombradas, iluminadas por arañas de cristal llevaban al salón al
final, que dejaba ver, el espectáculo natural del afuera tras los cristales, y
hombres y mujeres, ya reían y compartían tragos y charlas.
Cuatro almas entraron, de a dos emparejadas, y se
mezclaron entre los demás sin barullo, sin embargo solamente dos que vibraban
en sintonía, se buscaron, se abstrajeron sin excusas del ruido que quedó lejos,
como letanía desinteresada, como el eco de la ninfa que maldijo a narciso, y al
fin las miradas chocaron girando el techo con la luces, sin que los labios
hubieran siquiera rozado copa alguna.
CONTINUARÁ.
Hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Lenguaje adulto.