viernes, 30 de junio de 2017

"PROHIBIDO". CAPÍTULO VEINTICUATRO.



"PROHIBIDO".

CAPÍTULO VEINTICUATRO.
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"...hasta darse cuenta de que todo hay que inventarlo otra vez, que el código no ha sido estatuido, que las claves y las cifras van a nacer de nuevo, serán diferentes, responderán a otra cosa. El peso, el olor, el tono de una risa o de una súplica, los tiempos y las precipitaciones, nada coincide siendo igual, todo nace de nuevo siendo inmortal, el amor juega a inventarse, huye de sí mismo para volver en su espiral sobrecogedora,...
*Julio Cortázar / Rayuela cap. / 92.
“El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía”. Anaïs Nin.
“El instinto erótico pertenece a la naturaleza original del hombre. Está relacionado con la más alta forma de espíritu”. Carl G. Jung.
“Las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres
Pueden  fingir una relación entera”. Sharon Stone.
“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo:
La  imaginación". Octavio Paz

Domingo 20 de diciembre de 2016. Dos meses después.
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__En algún lugar de Chile.

... Madre… perdón, la ola ¿recuerda? Era enorme, me ahogué un instante, como cuando murió mi hermano.
… Todo pasó hijo, todo estará bien, recuerda que lo hablamos cuando viajaste.
…¿Por qué me trajo acá?
.. Lo pidieron del Obispado, para evitar el escándalo que se disparó en Misiones. En horas te darán la dispensa.
…¿Cómo?
… Te expulsaron, hijo, es lo que deseabas, ¿verdad?
… Supongo que sí, ¿Guille lo sabe?
… No. Pidieron que no te viera, al menos mientras no tengas la dispensa.
… Está sufriendo por mi culpa, debo llamarlo, madre, por favor. Debe saber que vivo, se lo suplico.
… No te alteres, hijo, está bien. Le avisaré. Han estado llamando, le diré que estarás bien, sólo eso por ahora.
…Gracias, madre, dígale que no tema, que… regresaré.

Dos meses después.

Bs. As. Provincia.
“Hace dos meses de todo, de la pesadilla de creer muerto a Pedro, de perderlo de vista, de que casi me muero en su ausencia, mas estando aún en Misiones, la madre llamó. No era la misma, no al menos para conmigo, tan sólo me dijo que Pedro había despertado, que viviría, que pidió que me avisara, que estaría bien pero con una larga rehabilitación.
Supe por ella el porqué de no haberlo encontrado, su bendita institución, de nuevo imponía reglas, los convencieron de mantenernos alejados, al menos hasta que obtuviera la dispensa, y pensé más que nunca que el egoísmo de evitar el escándalo dominó la situación.
No pude protestar demasiado, al menos mi casi infarto trajo la comprensión de mi hijo, se quedó a mi lado, estuve dos días internado, y a la semana regresamos los cuatro a Bs. As.
¿Cuatro? Sí, porque Felipe vino con nosotros, fue como tener cerca algo de Pedro.
Conocí a su familia, y me logré su respeto, también vi la miseria, en la casa, en los hermanos, y quise darle a uno, la oportunidad de ser y de hacer, como alguna vez pude con Beto, que sé que empezó a quererlo, a identificarse con él.
Básicamente, me dieron dieta y aspirinetas, un ansiolítico que evito tomar, un plan de caminatas regulares que intento cumplir entre el estudio y el departamento, camino como autómata, pensando en él.
Fabián quiso llevarme a la casa, está Ana, me infartaría de verdad, le dije que no, y Gaby continuó la demanda de divorcio. Mi hijo en consecuencia me visita a diario, quiere que me mude a un sitio mejor, pero el tres ambientes cerca del estudio me parece perfecto para dos, porque Felipe vive conmigo.
Le buscamos un colegio, para que inicie clases en marzo, le tomé exámenes de lo que Pedro llegó a enseñarle, me temo que deberá comenzar la primaria a los trece años, Beto lo ayuda especialmente, le presentó a Gaby, pasa horas con ellos, y en casa me habla de sus días junto a Pedro.
Antes de regresar, los padres me firmaron un poder para tenerlo a mi lado y darle  posibilidades de estudiar, ante escribano y abogado, mas soy consciente que necesitaremos una tutoría,  de ello me estoy ocupando en el juzgado de familia, para evitar los pensamientos recurrentes.
No he querido atender a Jorge pese a que sé que  ha llamado,  el enojo no me abandona, pero dejó a Gaby el mensaje que  la dispensa de emergencia llegaría a Chile por correo, Pedro estará fuera de la iglesia, aunque siempre sea… un sacerdote.
Me siento perdido, no sé dónde está él, por qué no regresó a buscarme,  el porqué hoy no tengo llamados. He sentido miles de veces el impulso de ir a su iglesia, a pegarle a Matías, mas la última vez me echaron, sé que no me dejarían ni siquiera verlo, sin embargo a veces me encuentro en la puerta como sintiendo su presencia allí, aunque sea imposible.
Intento trabajar, pero no soporto las voces, pierdo la mirada en la ventana, entre la gente lo busco, paseo a veces los Bosques de Palermo y en cada rostro creo poder encontrarlo,  y no es.
Me refugio en el trabajo, en cocinar y enseñarle a escribir a Felipe, mas Pedro tiene la capacidad de deslizarse sinuosamente acudiendo de improviso a la mente, deteniendo el tiempo en los recuerdos en el departamento, en la calle, donde fuera con él.
Puse otra cama en la suite, Felipe duerme a mi lado, pasamos horas charlando, me cuenta de sus horas con él en Misiones, es como tener una rendija por donde colarme a su vida de aislamiento allí”.

Estudio Graziani y Asociados.

__Marcos, Alberto, ¿qué vamos a hacer con Guille? __preguntó  Gaby preocupada al verme encerrarme en el despacho __. Apenas come, dice trabajar pero no va a tribunales, no habla casi, sólo con Felipe, los médicos dicen que está mejor, pero  debería ir a un psiquiatra, no sé.
__Necesita a Pedro, Gaby. A veces quisiera que estallara en llanto como al ir a Misiones antes de verlo así, apagado, impasible… moviéndose como autómata __ dijo Alberto con ceño, tomándose la cabeza.

__ Yo podría ir a la iglesia  __ sugirió Felipe dejándolos atónitos __, digo a la capilla donde vivía antes, podría preguntar si saben algo del paradero, a mí no me conocen.

Alberto le revolvió el pelo, adoraba a ese chico que era su imagen a esa edad.
__ No saben, pibe, sólo deberíamos dar con los padres, pero nadie contesta en los contactos que teníamos, opino que cambiaron los números, por esto mismo. Jorge tampoco sabe nada__ dijo Alberto agotado __. Sólo sabe que salió la dispensa a días de llegar nosotros acá. Según él es normal que Pedro tome un tiempo de aislamiento, creo que Guille lo sabe, que el intento de suicidio fue para evitar el traslado, pero también por culpas y esa mierda. No sé, creo que a como fue educado, tiene la mente lavada por los curas, al seguir siéndolo debe de ser muy complejo para él pensar en armar un hogar, más con un hombre, creo que necesitará tiempo, que llamará como dijo la madre al avisar que estaba vivo, el problema es que Guille soporte la espera.
¡No! __ Las miradas siguieron la suya.

Beto se incorporó como impulsado por un resorte, Juan acababa de entrar.
__
“Pedro, amorcito, ¿dónde estás?  Necesito que regreses, sé que debes estar viendo la ola gigante que todo lo arrasaba, pero no puedes dejar de amarme, sé que debes soñarme, quizá me escribas en tu diario.
¿Cuántas veces abracé tu alma herida con la ternura de mis brazos?
Aunque abrazar tus sentimientos es hoy una quimera que está en mi cabeza, era la realidad que movía a mi corazón para​ amarte como te amé desde chocar la mirada.
¿Cuántas veces quise con vos luchar contra demonios y recuerdos, esos que liaban tu vida y no permitían que vieses al hombre que yo veía? No sé si alguna vez logré algo en  vos hombre, pero sí que llevé la carga de tus malos momentos y sufrí por ellos, por vos, y entiendo que necesites tiempo, que nunca saliste al mundo, que desde niño fuiste sólo de Dios, pero ¿cuánto?
Y ahora  te has escondido de todos balbuceando mil durezas, llenándome la vida de maldiciones que me hirieron hasta la torpeza de llorarte navegando por los mares de la herida casi como si hubieses muerto, la ausencia es la misma y no dejan de brotar las lágrimas amargas  que endulzando mi mañana me impiden avanzar.
Te abrazo en sueños, te imagino aun entre todos. Se lo prometí al cielo y al infierno de no soltarte jamás, pero no soporto el pánico de no volverte a ver aunque tu mamá me dijo que te diera tiempo. Y aquí sigo masticando tu mortal partida, y maldita sea la esquirla que me mata cada noche y no me deja sentir en paz.
Sueño con volver a ser el bello azul del cielo turquesa y en el mar dejarme por el sol acariciar, flotar entre suaves nubes, ser aroma en tus cabellos, sabor en tus lujuriosos labios, trampas para tu lengua, camino para que tu piel resbale sobre mi piel, ser arena fina, brisa fresca, sentimiento en tu cuerpo al volverse agitado el latir de mi corazón, tomar entre mis besos cada brillo de tu piel, sentir todas tus sombras disfrutar las mieles de sus recovecos, entender todas tus formas,  colorearlas en dorados, convertirlas en deseos lentamente realizados, sentirte en mí,  sentirme en ti y ser uno con cada parte de nuestros cuerpos ser ninguno y ser un todo, ser el infinito azul del cielo reflejado en las turquesas del mar, entrar en tus pensamientos,  ser tus futuros anhelos, entrar entre tus ojos, tocar los linderos de tu alma, ser el espíritu que añoras del llanto del sol en el mar, acariciarte todo, sentirte resplandeciente fundir tus formas con mis formas tus brillos con mis sombras, flotar sobre la arena, girar tus piernas con mis piernas, sentir lo dulce de tu aliento, saborear lo exquisito de tus besos…”

La puerta se abrió y las miradas se encontraron, Guillermo con la mirada le indicó a Beto que lo dejara con él, había intentado esquivarlo para no terminar preso, pero el descaro de estar allí, no podría perdonarlo.

__Guille, quiero que hablemos __ dijo en un hilo Juan sin sentarse __. Me contaron que casi te infartaste, necesitaba saber cómo estás.

La reacción de Guillermo le hizo dar un respingo, fue un alarido, mientras se incorporaba apoyándose sobre el escritorio usando los brazos como pilares.

__ ¡Hijo de mil putas! ¿Te contaron?
¿Quién? ¿Jorge?
¿Te contaron que por tu culpa Pedro quiso matarse y que  no lo consiguió por milagro?
Nos mataste a ambos, Juan. __ La voz se deshizo en llanto, contenido desde que llegara de Misiones __. Estoy muerto sin él.

¡No te acerques hijo de mil putas!

__Guille, por favor, no hice más que intentar ayudarte, era una locura, sé que tiene la dispensa mas seguirá siempre siendo cura, no podrás  adaptarlo al mundo, regresa a mi lado, adoptemos a ese chico, déjame ayudarte, olvídalo,  no regresará, tal vez ni siquiera esté fuera de la iglesia __afirmó Juan suplicando.

__! Qué mierda dices!  __rugió Guillermo __ .No vuelvas a acercarte, menos nombres siquiera a Felipe, es todo lo que me quedó de él, cercano a él, desaparece o te mataré, Juan, a vos y a Matías, si Pedro no se contactara en días, los mataré a ambos.

___No te ama, Guille, siempre amará a Dios.

Guillermo rodeó el escritorio, se abalanzó sin tiempo contra Juan acertándole un puñete en el rostro, pateándole el vientre, tumbándolo contra el piso, las patadas continuaron,  la furia era una bestia desconocida que bulló sin aviso en la sangre, sin permiso invadió cada fibra y si no entraban Marcos con Alberto para dominarlo,  habría continuado hasta matarlo.

___Para, Guille, te vas a infartar __gritó Alberto, mientras Gaby y Marcos intentaban reanimar a Juan.

__ Che, casi lo mataste, te va a denunciar __dijo Marcos preocupado __.Creo que tendré que llamar a una ambulancia.

__ No  __dijo Juan en un hilo de voz __. Deja, me lo merezco, supongo.
Mientras entre todos asistieron a Juan, aterrado Felipe y Beto llevaron a Guillermo al departamento, llamaron al médico, y a Fabián.

__Bueno Guillermo, está todo en orden, pero dijimos que debía estar tranquilo, deberé recetarle un ansiolítico, no puede repetirse esto.
__Estaré bien Dr.
__ Pa, tienes que hacer caso, no me obligues a tomar otras medidas  __ afirmó serio Fabián.

__ Estaré bien hijo, lo que hice lo estaba reprimiendo desde hace meses, ya pasó.
__Casi mataste a Juan. No te denunció de milagro.
__Hice lo que debía  de hacer, quédate a cenar con nosotros, Fabián, Beto, vos también, no puedo seguir así, quiero decirles algo.

__
En un pueblo de Chile, a cuatrocientos kilómetros al Norte de Santiago. Dos meses atrás.

El padre Manuel sabía que Pedro había estado al borde de la muerte, como todos en Bs. As. y en el Obispado, el médico expresó su compasión por cómo lo viera, le expresó de su estado y Manuel también sintió el corazón compungido cuando viajó a verlo. Tenía la cara blanca como la muerte, los labios azulados con magulladuras por los tubos, vio que le estaban haciendo transfusiones, y el médico le explicó que podría tardar meses en recuperarse de la hemorragia casi letal que había padecido. El cuello estaba oculto en vendajes, los padres apenas podían hablar, y sintió la misma compasión por ellos. Se sentó junto a la cama, no le salían las palabras, a Pedro le costaba mucho hablar, lo mínimo que intentara decir lo llevaba al llanto.

__No hables, hijo __dijo al fin el sacerdote.

Le tomó una mano y Pedro poco a poco volvió a dormirse. Manuel se estremeció ya que parecía estar muerto.

La noticia de la tentativa de suicidio había llegado a la iglesia. Seminaristas y colegas pasaban los días haciendo conjeturas, Manuel los oía y había hecho el anuncio breve y solemne en el comedor a la hora de la comida, en principio como le llegara la noticia, diciendo que Pedro se había suicidado, que no se celebrarían misas por él, que seguramente cuando el cuerpo fuese entregado sería incinerado y enterrado junto a su familia, por decisión del arzobispo. Ahora el recuerdo de lo que se pensó el primer día le hizo estremecer.
La iglesia marcaba que si alguien se suicidaba no podría enterrarse en cementerios católicos, lo más humano que el Arzobispo dispondría de haber muerto sería incinerarlo, aunque la iglesia católica prohibía aquello, era lo que se había pensado, y dar la urna a la  familia, se permitiría porque el suicidio era tomado como un caso de dispensa especial.
El padre Manuel no obstante pidió un minuto de silencio por su alma al pensarlo muerto, y el resto de la gente de la iglesia, estaba colmado de preguntas,  mientras cuando miró en derredor observó a Matías Olazabal que estaba llorando.
Horas después éste llamó a la puerta de su despacho.

__ ¿Te ocurre algo, muchacho? __le preguntó tras dejarlo pasar.

Matías en silencio tomó asiento, antes de echarse a llorar.
__Es culpa mía ___ sollozó.

Sabía que algo terrible había pasado y el remordimiento lo carcomía.

__Lo que hizo Pedro, ha sido un fuerte golpe para todos, pero estoy seguro que no has tenido nada que ver con lo sucedido, hermano Matías __repuso con calma el cura  ___.Las circunstancias eran algo complicadas, y por lo visto tenía un problema de salud que desconocíamos, quizá lo llevó a tomar esa terrible decisión.
__Un monaguillo contó que el padre Pedro se había cortado el cuello __ balbuceó Matías ___.A Manuel no lo gusto oír eso.

__Te aseguro, que esos rumores son falsos __mintió.

__ ¿Y  dónde está, Pedro? ¿Dónde está, padre?
__ Pedro estará bien, Matías, los padres llamaron, estaba en una iglesia en Misiones, al parecer sufrió un cuadro de sangrado abdominal por una úlcera, lo debieron internar, pero estará bien.

Sin embargo Matías, había visto salir del despacho a los curas del arzobispado. La iglesia era un mundo pequeño, una comunidad cerrada y pese a hallarse en brazos de Dios, no estaba libre de chismes. Y el día de la tentativa habían corrido muchos, al padre Manuel lo disgustaba demasiado mas ahora deseaba tranquilizar al seminarista.

__Le escribí un anónimo sobre ellos, padre __confesó Matías entre sollozos lo que Manuel intuía __, porque pensé que Pedo estaba coqueteando con Graziani, a él lo conocí antes de llegar acá ___.Estaba celoso, no quería que Pedro tuviera lo que yo había perdido antes de entrar acá…Graziani es gay, me gustaba, y me rechazó siempre.

__Hiciste mal, hermano __dijo disgustado Manuel que recordaba la carta perfectamente y la inquietud que le había provocado __. Pero tus temores eran infundados. Ellos eran sólo buenos amigos, se admiraban mutuamente y no debemos inmiscuirnos en los problemas del mundo. Estamos libres de ellos. Ahora olvida todo este asunto y vuelve con tus hermanos. Pedro no regresará a esta comunidad, Graziani es laico y está en su lugar.

Cuando despidió a Matías llamó a los sacerdotes mayores que acudieron al despacho cuando postulantes y jóvenes se hubieron acostado.

Había veinte rostros mirándolo, y el sacerdote pidió a cada uno de ellos el primer día que apagaran los rumores que corrían. Era un momento muy triste para todos, en especial para ellos, y debían proteger a la comunidad de habladurías. No tenía sentido seguir ahondando en detalles de lo sucedido o avivar las llamas de un posible escándalo. Habló de forma firme y tajante, cuando preguntaron sobre su paradero dijo lo mismo que a Matías, su intención era mientras corrían los trámites de dispensa, si estaba muerto o moría lo mismo, de lo contrario, se aconsejaría a los padres que por su bien y el de las almas que confiaron, no regresara a la ciudad por un tiempo prolongado.

__ ¿Pero... son ciertos los rumores, padre? __interrogó uno de los sacerdotes más ancianos __. Dicen que estaba enamorado de un fiel, de un abogado que confesaba, que por ello lo trasladaron. Pero ¿se suicidó? Todos se pasaron el día haciendo conjeturas.

__Cosa que nosotros no haremos, hermano __repuso severamente Manuel. Desconozco las circunstancias de la vida de ese hombre, tampoco deseo conocer los motivos por los cuales el... Pedro está internado, y no deseo que continúen dando vueltas al tema. Está vivo, internado, con los padres, es lo que deben de saber, en manos de Dios donde todos estaremos algún día quizá. Estoy convencido de que no hubo nada entre él y ese hombre, los dos eran inteligentes, hombres y e inocentes.
Si existió algún tipo de atracción entre ellos, estoy seguro de que no fueron conscientes de ello. Y no deseo volver a oír hablar del asunto. ¿Está claro, hermanos? Se acabaron los rumores. Y para asegurarme de que los deseos tanto míos como del obispado se cumplen, se mantendrá la institución en silencio durante un mes a partir de la mañana. Y cuando hablemos de nuevo, que sea sobre temas santos.
__Sí, padre __respondieron al unísono los sacerdotes, resignados por la fuerza de las palabras.

Pero para Manuel era algo más que una orden. No podía soportar las cosas que decían sobre Pedro. Lo quería demasiado para oír su nombre ligado al escándalo que había empujado a un joven intachable sacerdote a intentar suicidarse. Y se alegraba de que nadie hubiese estado junto a él en ese momento. Por fortuna los sacerdotes que lo habían visto caer en un charco de sangre deseaban tanto como él mantener el secreto. La rauda partida de Pedro para Chile había impedido que se supiera la causa, y por el momento, mientras viviera se diría la teoría de la úlcera perforada.
El padre despidió a los hermanos y se quedó solo en el despacho durante largo rato. Luego fue a la iglesia y se arrodilló para rogar a la santísima Virgen que lo ayudara, mientras, lentamente, daba rienda suelta a los sollozos que llevaba todo el día pidiendo liberar. No podía soportar siquiera perder a Pedro, no quería ni pensar en lo que podría sucederle si vivía en un mundo cruel que tantos estragos había causado en él desde niño, para el que no estaba preparado. Ojala él y ese hombre hubieran escuchado la sabiduría de sus corazones, ojalá se hubiesen detenido antes de que fuera demasiado tarde… pero estaban tan embobados y ajenos a los riesgos, que todo había desbarrancado. Rezó por el alma de Pedro, sabedor de lo torturado que debía de sentirse ahora. Y mientras lo hacía, tuvo la certeza de que no podía haber peor infierno para ellos que ése.
No volvió a visitarlo, pero llamaba con frecuencia al hospital para preguntar por su estado, los informes eran cada vez más alentadores. Habían cesado las transfusiones y le habían dado cuanto podían sin correr el riesgo de causarle reacciones alérgicas, adversas. Ahora debía alimentarse, y su cuerpo debía cicatrizar por sí mismo con el tiempo. El cura sabía que el cuerpo lo haría mucho antes que el corazón y el alma, Pedro siempre sería sacerdote, jamás podría sentirse un ser común en las calles, menos conviviendo con un hombre, aunque pudiera vivir, era muy complejo que soportara una relación de pareja
Con el voto de silencio impuesto y sus palabras, cesaron los rumores. Se había visto con el Arzobispo y sacerdotes del obispado, también con Jorge, aunque habían tomado una decisión difícil, era la única posible. Aceptar a Pedro de nuevo en la comunidad aunque se arrepintiera,  sería como plantar una semilla defectuosa en un jardín sagrado. Al menos eso le dijeron cuando le dieron la dispensa para remitirla a Chile. Solicitó clemencia que de haberse tratado de otro, no  lo habría hecho. Más no estaba en condiciones de reingresar en la orden, aunque dijeron quizá alguna vez, lejos, pero no ahora… El arzobispo se mostró inflexible y ahora esperaba la llegada de Pedro, viajaría a  recibir su adiós en días luego del alta, a recibir la noticia que al fin no quiso enviar por correo.


Bs. As., un mes atrás.
Ciudad Autónoma.
Iglesia del Pilar.
“Guille, tengo tanto miedo, titubeo, tambaleo, me siento perdido y no puedo hoy ir a ti, perdón amor, no aún, debo cerrar esta etapa, debo aprender que estas puertas no se abrirán, debo saber caminar solo, antes de correr hacia ti. Te amo y estoy aterrado. Vidas ordinarias, sentimientos escondidos, emociones guardadas, calladas gargantas y labios agrietados en la consternada prosa social. Caminantes sobre asfaltos tan surrealistas como la misma vida, diálogos de sordos entre los semáforos de la intolerancia, amistades que  venden abrazos y piden siempre cambio, pensadores de cantina que creen cambiarán el mundo, salvajes y perseverantes escritores que cambian letras en medio de un mar, que huele alcantarillas de ignorancia y televisión.
Serpiente de siete cascabeles, que te enredaste en el árbol del edén y nos llenaste de los miedos no escritos: Ignorancia, inseguridad, frialdad de alma, pobreza, insomnio, pecado y desamor. Siete miedos que vagan en silencio por la sangre del ser humano, miedos que cabalgan en blancos caballos y vuelan rasantes sobre nuestras vidas.  Son resaca de políticas religiones, venenos de impuestas educaciones  y una maldita interpretación de esa “democracia” que día con día nos quieren vender y que compramos porque creemos que en ella, alcanzaremos nuestros sueños. 
 Sociedad del desdén y el protegido interés de unos cuantos.  Pueblo qué te haces a ti mismo y día a día te reinventas, porque tu enseñanza nace del sufrimiento y vencerás la ignorancia, tu fortaleza se forja en el sentir de tus manos y de ahí, un día nacerá tu seguridad. Construyes y vistes un hogar y en ese dulce calor ya no vivirá jamás, una frialdad en tu alma. Te apartas cuando el mal rico escupe y lloras tu necesidad, lees y revientas tus cuentas, alargas centavos más allá de su metal y besas alegría cuando los tuyos comen…Y eso no es pobreza, es la más grande riqueza que el Creador te pudo dar: tu imaginación, tu poder de amar y el gran abrazo que das a otras vidas, aunque a veces no lo entiendan... Reflejas sueños cuando te miras en tu espejo, entre arrugas y perdidas añoranzas, entre lagañas de vida y cicatrices de dolor. Respiras olor a esperanza e ilusión, a exóticas vainillas y a trabajados cafetales, quizás tus dedos mantienen el óxido de las herramientas o el jabón de tanto traste lavado, pero cada noche tu sueño vence la pesadilla y el descanso al maldito insomnio que un día alguien, sembró entre dudas y movedizas arenas.  Veo la ola cada noche amor, y aquella arena firme en la que anclaba hoy se mueve, no eres tú en tu firmeza aún, ni en sueños ni en la realidad. También desconozco la tuya, tu mujer, tu hijo, tu gente, todo te debe de hacer dudar. Y veo este mundo lleno de miedos aunque aparenten sonrisas seguras.
 Amas en el miedo, tu corazón siente y la razón pone pausa, tu alma necesita del dulce gemido y tu educación grita, tu piel enchina sus poros y la religión los duerme. Te invade el deseo, la pasión exhala humedad y se acorta el tiempo, el aliento compite latidos y el pecado llega a tu mente. Disfrázate de libertad, goza tu momento, deja que tu albedrío vuele y encarcela al pecado, me digo mas no puedo aún, recoge las llaves, busca el precipicio más hondo y tíralas. Sumérgete porque el amor es cielo, sentirlo es abrazar algodón de nube y su orgasmo, es un volcán absorbiendo los cometas del Universo. No tengas miedo, porque si un día llega el desamor a tu vida, piensa que sólo es un pasajero que se baja del tren de tu destino y como tal es desechable, cambiable y olvidable, espero asimilarlo, pensé”.
__
Con todo lo sucedido en el mes, el padre Manuel no estaba preparado para ver a Pedro en semejante estado. Estaba tan pálido y asustado que parecía un fantasma. Se sentó trabajosamente en el mismo sitio en que había recibido la noticia del traslado la primera vez, estuvo a punto de morir entonces y supo que quizá ahora lamentaba estar vivo. Al mirarlo vio algo roto, vacío en sus ojos. Dejar a Dios no sería simple, menos para Pedro que desde niño lo buscara como único pilar y compañía.

__ ¿Cómo te encuentras, hijo mío? __La pregunta era innecesaria. Su estado era obvio. Estaba muerto por dentro, al menos eso reflejaba su mirada__. ¿No vinieron tus padres?

___ No.  Regresaron a casa, estoy bien, padre. Siento mucho todos los problemas que he causado. Pensé que tendría cita con el Arzobispo.
__Pedí ser yo quien te hablara, Pedro, y aceptó.

La voz de Pedro era débil, su aspecto frágil, estaba delgado, aún llevaba el cuello clerical y la sotana raída que quizá le dieron en Misiones, como rechazando una realidad que tanto había pedido. Sin embargo la palabra problema resultaba demasiado débil para significar el daño en su vida y en la de Guillermo que se estaba destruyendo lejos, y quizá cerca sería peor.

__Imagino cómo te sientes, hijo.

El padre Manuel sabía que él estaba torturándose por dentro, pero nadie podría ayudarlo. Tenía que encontrar su propia paz y, con el tiempo, su propio perdón. Pero no sería fácil.

__Reconozco que soy el único responsable de lo sucedido  __dijo con labios trémulos __.Guillermo es laico, el que debió evitarlo he sido yo, vivo haciendo penitencia, la haré por el resto de mis días.
__No debes olvidar, hijo, que amar  a otro que no fuera Dios era pecado, pero el suicidio es un acto egoísta, no sólo a los ojos de Dios, sino a los ojos de las personas que dejas atrás. Por lo primero se te dio otra oportunidad, ante el intento de lo segundo el Arzobispo no quiso saber más. Algo superior a ti te indujo a hacerlo. __Es una manera de absolverte yo, aunque en verdad el suicidio es una terrible señal de debilidad__. Y tú eres una persona muy fuerte, Pedro __prosiguió, esforzándose por mantenerse  frío ___, y sea lo que sea que la vida te depare, nunca olvides que estarás a la altura de las circunstancias. Dios no te dará más de lo que puedas soportar. Y cuando pienses que no puedes más, quiero que recuerdes que sí puedes. No lo olvides.
Era un mensaje salido del corazón, pero Pedro ya no podía tolerarlo. Cada vez que le decían que era fuerte significaba que estaban a punto de hacerle daño.

__No soy fuerte, padre, por ello hice lo que hice __susurró __. ¿Por qué la gente  se empeña en decir que lo soy?... ¿Es que  no se dan cuenta…? __. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

__Tienes más fuerza de la que crees, y mucho más coraje, de lo contrario, no estarías vivo, menos acá. Un día comprenderás.  Las personas que te han o hemos herido son las débiles. Son ellas las que no pueden hacer frente a los problemas. ___Como tus compañeros, el hombre que los delató, el mismo hombre que te sedujo __. Pero tú estás plantando cara, puedes.

__Él no es responsable, es fuerte, ni siquiera sabe dónde estoy, me ama de verdad, pero yo no sé si aun amándolo, puedo olvidar que siempre estaré casado con Dios.

Pedro no quería oírlo, como tampoco lo que Manuel estaba a punto de confirmarle.

__Me temo, Pedro que tengo para nosotros una mala noticia que darte.__ Iba a ser rápido, duro, cruel, pero el padre no tenía elección, y no podría cuestionar el juicio de sus superiores, por otra parte era el deseo íntimo de Pedro aunque lo aterrara. La vida de Manuel, era una vida de obediencia y no podía romper sus votos ahora, ni siquiera por Pedro__. El Arzobispo ha decidido que debes dejarnos. Independientemente de lo que sucediera entre tú y… ese hombre. __ El cura sintió que le faltaba el aire, pero no podía dar marcha atrás pese a la mirada de pánico de Pedro__, ahora hay una grieta en el muro que construimos a tu alrededor. Ya nunca será lo mismo, no podrá repararse. Si desearas quedarte, la grieta sólo se haría más grande cada día. Y quizá lo que hiciste, lo que compartiste con él, sea señal de que no perteneces a la iglesia. Quizá tu sociedad, tus padres, nosotros te empujamos a entrar a este mundo, quizá te quedaste por miedo.

___! No, padre! Yo me sentí bien con ustedes, desde niño me sentí bien… sólo hace meses que empecé a ver el mundo con ganas de estar en él.

Estaba luchando una batalla entre dos mundos, dos amores, dos vidas, y Manuel se obligó a mantener la calma. Tenía que llegar al final  y  quería hacerlo cuanto antes.

__No puedes quedarte ni una noche aquí, hijo mío. Las puertas de la iglesia han sido cerradas para siempre ante tu elección, pero no nuestro corazón, menos el alma. Rezaré por ti hasta el día de mi muerte, te he querido como a un hijo. Pero ahora debes irte. Acá tienes el sobre, dentro la resolución de la dispensa especial de emergencia otorgada apenas intentaste…
Cuando salgas de acá, irás al cuarto de vestidos, dejarás el cuello, la sotana, te serán entregados un pantalón o dos, una remera, una camisa, un suéter, un saco, y algo de dinero de tus últimos sueldos de clases __. La voz le temblaba pero se obligó a continuar mientras recordaba el día en que Pedro llegó a la iglesia años atrás con el rostro aterrorizado. Ahora veía ese mismo terror, pero ya no podía ayudarlo, sólo quererlo de lejos __. Has de buscar trabajo, el anterior lo perdiste con el traslado, un sitio donde vivir, puedes hacer muchas cosas, hasta estudiar, tus padres sé que pueden ayudarte, que el dinero en ti no será un problema. Dios te ha regalado inteligencia, bondad, servicio, y una familia, te protegerá. Y tienes un don increíble como escritor que deberías aprovechar, puede que un día proporciones alegría a mucha gente. Pero ahora debes cuidarte mucho. Sé sabio en tus decisiones, no corras hacia ese hombre, vive en el mundo, siente las calles, la gente, ve con tus padres, quédate en Chile, al menos un tiempo, Pedro, acá pueden juzgarte, pueden haber rumores, allá estarás a salvo de todo y dejarás a salvo de la condena a ese hombre que por lo que sé tiene un  hijo.
Dondequiera que vayas nuestras oraciones irán contigo. Lo que hiciste estuvo mal, serás o has sido excomulgado, has pagado un alto precio por lo hecho. Ahora debes trabajar para perdonarte. ___Alargó una mano para acariciar por última vez al muchacho que tanto quería __. Debes perdonarte, hijo…. Como yo te perdono.

Aferrándose a la mano, Pedro dejó caer la cabeza sobre el escritorio y rompió a llorar copiosamente, incapaz de creer que estaba siendo expulsado, aunque había sido su deseo, se había hecho real y dolía más que el alivio que pensó que sentiría. La iglesia había sido su único hogar casi toda su vida, su familia los curas y seminaristas alejado de sus padres, muerto su hermano, era el lugar donde lo habían protegido de todo mal, y había traicionado a la comunidad, había violado su confianza para siempre, y ahora con la manzana comida hasta el corazón, la serpiente había vencido, tenía que abandonar el paraíso.

__No sé si podré __sollozó.

__ No tenemos elección. Se te dio una oportunidad, no hay otra. Es lo justo para los demás. No puedes convivir con el resto luego de lo ocurrido.
__No le cuente a nadie.
__No lo haré, pero lo saben, hijo. Por mucho que intentemos ocultarlo, en el fondo de su corazón todos saben  que algo terrible ha sucedido. Y si te vieran, nunca volvería a ser lo mismo para ti. Vivirías con la sensación de haberlos traicionado y al fin acabarías odiándolos a ellos y a ti por ello.
__Ya me odio por la traición __repuso entre sollozos.

Había acabado quizá con la paz del único hombre que amó en su vida, que quizá perdió a su hijo, él a Dios. Ahora tenía que perder todo lo demás. Y mientras se percataba de todo lo que había perdido y lo que estaba a punto de perder, lo invadió un pánico incontrolable y deseó  nuevamente morir. Pero lo más horrible luego de salir de alta es que sabía que no lo conseguiría, debería probar de su deseo, vivir en el mundo.
__Pedro __dijo Manuel con calma mientras se levantaba, como el día del traslado, la noche previa, como el día en que se conocieron, y le miró consciente de que era un día terrible pata los dos ___, ahora debes irte, nadie debe verte o sería todo peor.

Le entregó un sobre con la dispensa por escrito, papeles y documentos, algo del dinero de sus sueldos no cobrados y detrás le tendió el diario que había encontrado el padre que entró a su habitación bajo el colchón, al leer que estaba dirigido a Guillermo, nadie lo había mirado, lo reconoció al instante recordando haberlo dejado bajo la almohada. Su mano tembló al tomarlo.
Se miraron profundamente demorándose una eternidad, leyéndose el cariño, y Pedro sollozando se acercó, el padre lo acogió entre sus brazos,  tal como lo había hecho cuando llegó años atrás.

___ ¿Iras a un hotel? __preguntó.

__No lo creo, estoy rehabilitando aún,  iré al aeropuerto y a Chile, me recluiré un tiempo lejos de mis padres, de todo, quizá  cultive alguna granja o dé clases, no sé aún, necesito recuperarme físicamente, y ordenar mi mente, mis emociones.
__Me parece bien, pero no rechaces a tus padres, ellos te quieren, y yo, siempre te querré __dijo al niño que había sido, al hombre que hoy empezaba a ser,  más cuando alcanzara el otro lado de la montaña que la vida le había puesto delante.

Estaba seguro de que Pedro llegaría sano y salvo al otro lado de la Cordillera y de esa montaña de vida, pero tenía un largo viaje por delante y el camino no sería sencillo.

__Lo quiero mucho, padre ___balbuceó __. ¿Ni siquiera podré volver alguna vez a verlo?

___No hijo, es mejor que no vuelvas por acá, siempre estaré contigo. Rezaré mucho, pero no regreses.
Y sin decir adiós, el padre lo condujo a la puerta e indicó al sacerdote que aguardaba que lo acompañara al vestuario. Allí cambiaría la ropa por la de calle, y debería ir a comprar su ropa desde entonces, aprender la vida del afuera.
Con las lágrimas como riachuelos surcando las mejillas, Pedro salió temblando al pasillo, se volvió para mirar a Manuel por última vez, como fue barriendo cada rincón al pasar sabiendo que no volvería a ver el lugar que fuera su hogar por cinco años.
Respetando el voto de silencio, el sacerdote siguió a Pedro al vestuario. Le señaló la ropa que le habían asignado. Camisa y pantalón negros acorde con su estado, una desvencijada maleta con un suéter y una remera, poco más, y Pedro se quitó la ropa y el cuello, con la mente ocupada por el recuerdo de cuando se los quitara para encontrarse a hurtadillas con Guillermo, para ir a pasear por los parques o ir al departamento prestado, ahora debía pagar el precio por aquello, perdía para siempre el cuello y la sotana con todo lo que ello implicaba, así como a la gente relacionada con ellos.
 Sin mediar palabras, se abrazó  al sacerdote mientras las lágrimas resbalaban por las mejillas. Era un día triste para todos, iniciaba un duelo, dejaba años de una vida que moría allí dentro, y el cura supo que jamás podría contar a nadie el dolor que había leído en la mirada de Pedro. Era una lección para ambos. Pedro había sido arrojado al mundo sin nada que lo ayudara en el plano espiritual, aunque estaban sus padres y Guillermo en ese mundo, aún no podía acudir a ellos.

Usando todo el acopio de fuerzas de las que disponía, guardó la ropa en la valija, y siguió al sacerdote barriendo el que había sido su hogar por última vez con la mirada.
Llegaron al portón demasiado pronto. Pedro se detuvo y el sacerdote de recepción abrió la puerta lentamente. Los tres permanecieron quietos durante unos instantes, y Pedro cruzó el umbral, sabiendo que esta vez era muy diferente a cuando escapaba a encontrarse con Guillermo. Se volvió hacia los sacerdotes, cuando las miradas se encontraron,  el sacerdote mayor se volvió y cerró la puerta, desapareciendo para siempre detrás de ella.

 Pedro contempló la puerta. No sabía adónde ir ni qué hacer. Sólo podía pensar en lo que había perdido, en Guillermo, en su vida. La Iglesia y todo era un torbellino de emociones encontradas, demasiadas pérdidas para su debilitada salud, la cabeza le daba vueltas. Echó a andar, pensando en el sitio que había escogido para alquilar… una humilde casa, y el trabajo que quizá podría conseguir en la escuelita del pueblo.
 Pensó en quedarse a dormir en Bs. As., veía pasar a los coches y autobuses, recordó sus idas a la facultad, pero no supo dónde ni cómo ir a la casa  de nadie. Paralizado aún, pensó en la posibilidad de ir con sus padres, mas la desechó, estaba empezando una nueva vida a los treinta y cinco años, como un recién nacido. Llamó desde una cabina a su madre, pensó en llamar a Guillermo cuando un fuerte mareo le recordó que no había comido por horas, no tenía tampoco hambre. La gente pasaba a su lado con prisas. Todo el mundo parecía tener un destino, menos él. Se sentía como una piedra en un río, rozada por la corriente y lo que ésta arrastraba a su paso. Finalmente entró en una cafetería y mientras esperaba el servicio pensó en las palabras del cura. No entendía por qué todos lo veían fuerte, lo sintió como un mal presagio, como signo de que la gente que amaba lo abandonaba, ¿si acaso Guillermo había regresado con Juan o con su mujer?
Quizá le decían o le preparaban para serlo para que pudiera vivir sin ellos.
Pidió un café, sintiéndose muerto por dentro, aterrado de que Guillermo también lo hubiese olvidado.

__Un mes después-

Bs. As., Provincia.

__ ¿Te gusta la pasta papá? Mira que la preparamos con  Felipe. __Sonrió Fabián para animarlo.

__Está buena hijito, gracias.
Hijo, quiero pedirte un favor, puedo pedirle a Beto, pero está recién casado.
__Dime.
__No quiero que llegue Navidad y yo ser una carga de llanto y de dolor, no puedo seguir superviviendo en la añoranza e ignorancia, necesito encontrar a Pedro, oír de sus labios si me ama o desea estar solo, verlo en su mirada, sus padres no contestan llamados, no puedo localizarlos. Sé que si me ven no podrán negarme el sitio donde está él.
__ ¿Entonces? __interrogó Fabián asustado __. Papá no estás bien, ¿quieres que vayamos los tres a Chile?

__ No. Quiero que te quedes acá cuidando de Felipe, que siga su vida a tu lado, en la casona está Ana, no quiero que lo trate mal, tampoco puedo llevarte, amorcito, no sé si encontraré a Pedro.
___Pero…
__Sin peros, iré solo esta vez, luego veremos qué sucede.

Iré a casa de los padres, sé que me dirán dónde encontrarlo, presiento que quiso aislarse para evitarme a mí tener que salir de la ciudad, pero dos meses son muchos y no me importan los juicios del afuera si los hubieran, tampoco quedarme donde él decida si no está preparado para regresar ahora. Sé que tiene la dispensa aunque sea cura siempre.

__Guille, quiero estar donde ustedes __imploró Felipe.

__Lo sé lindo, pero no puedo sacarte del país por ahora, déjame encontrar a Pedro, ya veremos.
__Papá, tampoco quiero separarme de ustedes, si lo encontraras y decidieran ausentarse de Bs. As., déjanos estar con ustedes, puedo estudiar en otra provincia.
__Veremos hijo, lo veremos, se los agradezco, a los dos.
__Regresarás a tiempo de pasar el fin de años juntos.
__ No lo sé, te prometo llamar en cuanto sepa algo, los llamaré hijito, ahora iré a preparar la valija, saqué pasaje para la madrugada, avisa a Ana, quiero que vayas a casa a traerte ropa y ya duermas acá, saldré muy temprano.


En algún lugar de Chile, Pedro dedicaba días a trabajar la tierra de la huerta que estaba cultivando, alquiló una casa de dos dormitorios y comedor en un pueblo pequeño al Norte, cercano al hospital, comía lo que sacaba de allí y carnes, empezó a dar clases particulares aunque en marzo tendría trabajo como maestro rural en la escuelita, llamaba a sus padres, escribía, intentaba concentrarse en recuperar el cuerpo, en el día la mente se ocupaba,  en la noche Guillermo lo habitaba en mente y cuerpo, el alma estaba en él, mas no deseaba llamarlo, no todavía, no sin estar tranquilo, entero, seguro de poder contra todo y contra todos, de  quizá escuchar que no lo elegiría ahora.
“Guille, te amo, mas no sé si te haré bien. No estoy en mi mar y escucho el graznido de la gaviota, no veo mis montañas y oigo el resbalar de sus nieves, no estoy en tus brazos pero siento la ternura de tu piel. Respiro cada amanecer y en su rocío empapo mi día, huelo noches y mis ojos se embrujan con la mirada de tu luna. Prendo mis ceras y chorrean del lado equivocado, lleno copa con mi añejo tinto y sus gotas no descuelgan cristal. Escudriño el orificio de la vida y en su imagen pierdo consistencia, siento distantes labios cuando mi mano acaricia el natural vigor y recuerdo nefastos olores, cuando mi pensamiento pervierte el silencio. Entro perdido en mi laberinto, respiro nostalgias y duermo mis sueños.   Escucha el temblar de las teclas de un piano en manos del artista, escucha el fervor de un viento cuando acaricia el árbol, escucha el frío de la tierra cuando descalzas tus pies, escucha al amor cuando besas una piel, escucha el silencio cuando el eco es eterno y retumba fuerte en tus sienes. Alcanza el verso cuando huye de la poesía y besa sus letras, abraza en tus puños la palabra cuando la muerte la deshace, llora cuando veas al cielo perder su azul porque quizás tu sombra lo hace gris, sonríe a tu luna cuando el mar cambia su marea porque quizás ese gran poder, también  mueva tu alma. Porque un día en ella lloverá, el pensamiento encogerá el camino de la esperada muerte y un mal presagio volará rasante entre las hebras de tu corazón. Vivirás tus últimas horas entre rotas querencias, envenenados suplicios que llegarán a tus angostas manos, para llenar un vacío y un inventado silencio, atormentará tus últimas noches y tus sueños…Tus sueños quedarán por siempre encerrados en el claustro del no tiempo, me dice mi propia voz. Como me atormenta de día y de noche en tu ausencia susurrando:
Te encierras en tus nostalgias y no vives. Abre los ojos de tus sentidos y deja que los pájaros canten para que descubras la música de la naturaleza, que las nubes deshilachen sus algodones para que tus sábanas se llenen de ternura, que el viento muestre su fuerza para que en él,  te muevas en lo imposible y deja que el lobo  habla a  tu luna y así no te sentirás tan solo en sus brazos. Recuerda soledad y véncela, porque en el camino del destino está sembrada. Recógela tierna y no vieja llena de espinas, siéntela momentánea, porque no sabe de eternidades y cuando te quiera poseer, pídele una muestra de amor y verás que sólo tus paredes acariciará. Llora tus recuerdos, porque sólo eso son. Ríelos y saca sus ternuras. Apachúrralos en tus brazos y si los sientes, miéntete,  porque son pasado y no regresarán. Quiérelos  y escúchalos porque te darán experiencia, porque para eso están. Déjalos una noche en tu almohada, rasguña sus heces y lávate las manos, sé cómplice del olvido y sólo dale detalles, sé el brujo de la suprema enseñanza y recoge sus pizarrones, sé cautivo del tiempo y pídele que te dé espacio para comprender tus errores, sé humano y aprende. Todo ello me digo cada hora, cada instante mas de logro estar seguro del sendero, fueron  muchos años, llevo apenas días libre, con una libertad que no sé usar siquiera. Y me encuentro a veces mas no siempre con   nostalgias lloradas y aprendidas, nostalgias de fe y enseñanza, nostalgias de vida y ajenas muertes…Nostalgias que escriben música y poesía en el alma del soñador. Nostalgias atrevidas que llegan siempre a mi mente y no dejan que mi cuerpo se reinvente, nostalgias vividas que no tienen espacio en mi destino, nostalgias pervertidas en el tiempo de un silencio que ya duerme en otros brazos. Quiero razonar tiempo, desplegar espacio en mi mente, sentir otra vez teclas de piano emocionar los acordes de mi vida, llorar defectos y sudar emociones. Quiero besar labios de esperanza y acariciar piel en mi destino, quiero sentir la ternura de una posesión en el roce erótico del pecado y quiero ser capaz de inventar un rezo, en el claustro de los miedos. Quiero vengar tiempo, expandir universo, envolverme en el polvo de mil estrellas, calcinar ceras y emborracharme de añejos tintos. Quiero ir más allá de una fatal nostalgia, de un sentimiento que huele a podrida humedad, de un abrazo que sabe a enseñada hipocresía. Quiero  escucharte de cerquita, hundir mis labios entre tu pecho, mis manos entre tus piernas y escuchar tu voz cuando me diga: “murió tu nostalgia en mi piel, tu razón vomitó recuerdos, tu imaginación está en mis manos y mi corazón, ya escribió en tu alma”.

Chile.

__No Dr. No lo vemos, ni vive acá,  llama una vez a la semana, pero no está ni siquiera con nosotros.
__ Sra., Amalia, sabe que lo amo, lo busqué en la capilla, los seguí con Felipe, pero tuve un pre infarto, y me internaron en Posadas, sé que le dieron la dispensa, lo amo, me desangra su ausencia.
___Lo sabemos, Dr., quizá él lo sabe, pero nos explicaron que necesitará tiempo de soledad, para saber lo que es… desde cocinarse a hacer las compras, a estar con la gente fuera, y no deseamos que lo juzguen en Bs. As.
Está rehabilitando el cuerpo recién, no es simple para alguien que desde niño vivió para Dios asumir que hoy le dicen que ese Dios lo juzga como pecador, mas que seguirá casado con él __dijo la mujer apesadumbrada, Guillermo asintió.
__Lo entiendo, créame que no deseo presionarlo. A mí no me importa el juicio del mundo, tampoco el de la iglesia pero a él sí, pero necesito que sepa que lo amo, que mi hijo lo sabe y acepta, que me separé de mi mujer, que quiero una vida con él, no importa cuándo, podré esperarlo lo que fuere, por favor, necesito verlo, que no pase las fiestas aislado, la Navidad más que nada.
__Sabemos, le pedimos que viniera y no quiso.
Se lo escucha mejor, físicamente está más fuerte, y anímicamente mejor, no sabemos si verlo será bueno o malo, pero sí leemos en la mirada su amor, además recuerdo el sueño recurrente que me contó en su viaje, y usted era su base, confiaré en usted, y que Dios los acompañe, cuídelo, y háganos saber de lo que decidan.
__Lo prometo, prometo amarlo y respetar lo que desee, amarlo más que Dios.


22 de diciembre de 2016.
Norte de Chile.

Pedro estaba escribiendo, agotado el cuerpo de ejercicios y de trabajo en la huerta decidió tomar una sopa, y escribir, la oscuridad rodeaba la casa, sin embargo un ruido lo hizo aguzar el oído, no era habitual allí escuchar más que lamentos y susurros de hojas arreciadas por el viento, y el canto de los grillos, cuando los golpes en la puerta lo sobresaltaron, sus padres no tenían la dirección, pero no era raro que algún si techo llamara a esas horas, con una vela encendida en la única mesa del comedor, se dirigió a la puerta de la humilde casa, y al  abrir, se le escapó el corazón,  mejor dicho sintió en la mirada y en la sonrisa que el suyo volvía a latir luego del intento de morir, y que el de Guillermo caía a sus manos, cuando las miradas se encontraron respiró el mismo aire, y las palabras no salieron de él.

__ ¡Qué difícil es llegar acá, amorcito!

No supo cómo ni cuándo, pero al instante siguiente, estaba cobijado, seguro, entre los brazos del hombre de su vida, sintiendo el pecho henchido de amor, con el mismo latido y el alma en sus manos, Guillermo estaba allí, Guille, su  Guille lo seguía amando, como él,… más que a Dios.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.