EL EMBAJADOR
TERCERA PARTE. CAPÍTULO TREINTA Y UNO.
RUMANIA.
“Te quiero como mi libro favorito,
para leerte cada noche, línea
tras línea, letra por letra, espacio
por espacio”. Mario Benedetti.
Un hermoso y tierno amor no es nada
fácil de encontrar, pero cuando
lo tienes y lo pierdes, es imposible
de olvidar. “Montecristo”
“Hay heridas tan profundas en el amor
que,
en vez de abrirnos la piel, nos abren
los ojos”. Pablo Neruda.
Guillermo despertó sin saber dónde
estaba, mas si con el aroma que lo embebía, todavía, el de Pedro, y en él la
promesa de un amor diferente, de una vida lejos juntos, de un… sí quiero casarme con vos, y de pronto como
por reflejo su cuerpo se estremeció, extendió la mano hacia las sábanas
revueltas… pero él no estaba allí. Otra vez lo había abandonado.
Se sentó restregándose los ojos, miró
a su alrededor, estaba solo en la casa de Manos que Curan, y de súbito el recuerdo de Silvina invadió su mente. Las
lágrimas se columpiaron en la cornisa de sus párpados, y sintió que la soledad
de no poder hablar con nadie le pesaba, que eso la había traído de regreso.
“Silvina, querida, hace tan poco que
te fuiste y sin embargo pareciera una eternidad si veo todo lo sucedido.
Preciosa mujer de mi vida, la única mujer que hubo y habrá en mi vida. Necesito
tanto tener con quién hablar de todo y
tengo a tan poca gente en quién confiar. Con vos todo era transparente, nos
conocíamos tanto que nos leíamos en una mirada, y es lo que no logro volver a
hallar. Sé que todo lo ves desde donde estés, que quizá te preguntes qué estoy
haciendo como a veces hago yo, pero quiero decirte que no te olvido ni te
quiero menos, que siempre fui sincero y fiel, nada de lo que viene sucediendo
lo imaginé nunca, y jamás tal vez habría ocurrido de seguir con vos, en aquella
vida en paz que construimos, tan diferente a este torbellino de adrenalina en
que vivo. Tenías razón, ser embajador no era como venir a conocer el sitio en
el mundo del abuelo, esto, por el contrario, es un caos, vivo entre amenazas,
atentados y gente que no comprendo, entre cámaras y micrófonos, intentando
hacer lo mejor que me sale, en un país comunista donde nunca sé desde dónde
pueden atacarme, porque a veces siento que no solo de ellos vienen las
amenazas, como sé que no tuviste ningún accidente, eso era imposible, sé que
alguien te saboteó el coche. Esto nadie lo sabe, no quiero que los chicos
sufran más todavía, es tan poco lo que han expresado su dolor, casi menos que
yo, pero lo sé, y pensé que aceptando este cargo podría descubrir quiénes lo
hicieron. Sin embargo el vértigo me arrastró, las prisas me empujaron y cuando
menos quise darme cuenta estaba en ese
despacho rodeado de extraños, de gente que se supone es mi equipo… de gente que
poco conozco… excepto a uno, sí, a ese uno que sabes me cambió la vida para
siempre, para bien o para mal, Pedro es un antes y un después en todo mi
querida, pero no hace que lo nuestro no haya sido hermoso ni que no te amara,
de hecho serás siempre la única mujer en mi vida, la madre de mis hijos, mi
amiga, el ser en que siempre confié.
Hablar de Pedro, es enfrentar un
enigma, y un desafío, eso es él, misterio, belleza, seducción y valentía, a veces dudas y temor, pero de pronto su
mirada clara y su sonrisa con hoyuelos derruyen todo eso, y me enfrentan a
otro, a ese ser que no puedo negar que amo, que me da el aire que llena mis
pulmones, la fuerza para enfrentarlo todo, que me llena de energía vital, que
tiñe un horizonte de esperanzas y anhelos, que me hace sentir vivo, deseado,
amado otra vez, y cuando está cerca de pronto todo se ilumina, y me divierto,
me roba sonrisas, me hace decir que sí quiero dejarlo todo para emprender una
aventura loca lejos, donde de súbito me veo prometiendo amor a un hombre, y te
juro que jamás me había sucedido, que nunca antes de él lo deseé, menos lo
imaginé. Es más, no entiendo cómo llegué a prometerle matrimonio anoche desde
ese primer día en que su intensa mirada me detuvo e impelió a volverme en
Washington, porque entonces vi a un chico insolente, desaliñado, impertinente,
no a este hombre en que por momentos me pierdo, con el que por horas me fundo
en uno, para luego pensar, recuperar la razón y el control que su presencia me
anula, y volver a desconfiar, a saber que es extraño, que tiene secretos, que
es… soldado, mercenario, que además o encubierta en su misión de ser mi subjefe
responde a otros, es un torbellino de sentimientos contradictorios lo que
siento y percibes, lo sé, pero es que así es lo que veo en él, al menos por
ahora, pese a que sé algo más, no es suficiente. Al principio pensé que deseaba
mi cargo, que era un oponente, que deseaba sacarme de en medio, de hecho estuvo
envenenándome, deseaba que me volviera a casa, pero luego de oír cómo lo
explica, lo creo, tiene sentido… que lo
hizo para protegerme, porque en verdad yo no sé nada de este mundo de peligros
e intrigas y él sí, casi creo nació y creció en él, al punto de divorciarse y
dejar lejos a sus hijitos por no exponerlos. Ves, allí veo su alma, ama a los
nuestros, y ellos a él. Les buscó colegio, los lleva y trae, les lleva de paseo
si estoy trabajando, se preocupa por ellos, más que por los propios, o ve en
ellos un poco a los suyos. Creo que él no lo sabe, pero más de una vez he
entrado sin llamar y esconde algo en los bolsillos, y sé que son fotos de sus
hijitos, no las dejaría en las oficinas, nadie como él conoce de los peligros,
los lleva en la ropa, y llora en silencio, pero siempre sonríe.
Y pese a que sé lo del veneno, lo de Matías, no puedo dejar de sentirme
seguro cuando se encuentra cerca, como en ese día en que salvamos a esa nena,
en que me sentí útil como nunca gracias a vos, eso también, por lo que aprendí
sin querer al verte. Y siento que me protege,
que de haber deseado quitarme de en medio y mi cargo, pudo hacerlo miles
de veces, pero no… me salvó, se jugó el cargo, la vida, sacó de la galera un
avión para llevarme a Zúrich cuando el primer atentado, se quedó cuidándome,
hizo proteger a los chicos, y volvió a salvarme cuando tontamente me confundí
con Matías, y me sacó de la capital ahora tras otro atentado, me salva la vida
una y otra vez, y al tiempo me promete una juntos lejos de todo, dispuesto a
dejarlo todo. Es entonces cuando me lleno de culpa por desconfiar de él, porque
en verdad no lo merece, no tiene sentido, y si maneja armas, aviones, y va a la
guerra, es porque es soldado, como yo enseño, como vos salvabas vidas, el
cumple su deber.
Y cuando desparece como hoy, sin
decirme a dónde va, para qué, escudándose en esas misiones secretas, me
desespero, de miedo por lo que pueda sucederle, y siento que si lo pierdo me
muero con él, que es mi pilar hoy, mi sostén seguro, mi consuelo, y refugio, y
me corroen los celos porque es hermoso, pero a él también, casi asesinó a Arismendi
porque coquetea conmigo, pero yo siento que hace un doble juego y también
entonces surgen las dudas. Sin embargo cuando está cerca siento que me es fiel,
y que su pasado es eso, antes de mí, que no puedo ni tengo derecho a reclamarle
nada, y que en cierta forma es parecido al mío, tuvo una esposa, tiene dos
hijos, en eso lo es.
No sé qué hacemos fuera de la capital, pero lo
creo cuando me dice que tras el atentado debe de ser así, y más cuando veo que
hasta el presidente está refugiado por acá en esa mansión, mas también acá esa
guerra de guerrillas nos pone en riesgo, o mejor dicho a él, porque a mí me
cuida aun no viéndolo, sé que nunca me deja solo, que me tiene en este sitio o
en la misión. Y querida, quiero adoptar a un nene, sé que lo sabes y entenderías,
Abdul es algo especial para mí y yo en su vida, sé que su lugar es junto a
nosotros, a Fabián, a Malena y a mí, a
Pedro porque lo adora también.
Tus hijos, otro peso que me agobia,
nunca les he dedicado menos tiempo, y necesito que eso cambie. Creo que pronto
según cómo siga todo esto con Pedro al menos a Fabián debería decirle la
verdad, es grande nuestro muchacho. Ellos estarán bien, querida.
Soy un lío de mociones y sensaciones,
pero no tengo amigos, y tal vez esto solo puedo hablarlo con vos, sé que estás
cerca, que siempre estarás. Y te pido perdón si no se entiende cómo puede
sucederme esto, pero amo a Pedro tanto que duele, y lo deseo de una manera
peligrosa y asombrosa, aun deseándote a vos como siempre fue, a su lado
descubrí otra cosa, algo diferente en mi esencia, en mi cuerpo, en mi
sexualidad, y me completa en alma y cuerpo, me
hace sentir diferente y pleno, y lo necesito, lo amo, aun en los peores
momentos, aun cuando pienso que tiene secretos, que miente, que puede matar,
aun viendo sus zonas oscuras, lo sigo amando, sé que ya no podría seguir
viviendo sin él, cuando se aleja es como si me desgarrara el alma, como si se
llevara mi corazón, y quizá de eso se trate el amor, ya no me importa si quiso
matarme o asustarme, lo mismo me arriesgo, lo mismo lo amo, lo mismo quiero esa
vida que promete, y lo mismo te amé y te amaré siempre a vos, mi única mujer.”
De súbito el rostro de Pedro se coló
en la mente y Guillermo lanzó el aire que no supo estaba conteniendo en un
sonoro suspiro dejándose caer en la cama clavando la mirada en el techo.
“¿Dónde estás precioso? Muero de
curiosidad y de celos también, de miedo, ni siquiera puedo imaginarte en
peligro porque se me para el corazón, se me hiela la sangre, prefiero recordarte amándome, seduciéndome… ¿Qué será
lo que duerme en tu dorada piel que mis manos se vuelven adictas a ella y se
embriagan de caricias?
¿Qué clase de café está servido en tu
mirada que mis ojos no pueden dejar de buscarla para beberlo en cada encuentro
donde esos brillos se atrapan? ¿Qué será lo que se esconde detrás de tus labios
que a mi boca tanta sed provoca y entre besos con desesperación la lengua hurta
ese néctar para su alimento? ¿Qué será lo que tu aire en mi respiración provoca
que si no lo tengo cerca para respirarte siento que mi pecho se sofoca? ¿Qué
será lo que de tu voz me hechiza… que de tan solo oírla desaparece todo sonido
y para mí se enmudece el mundo?
¿Qué será lo que hace estallar en mí
la luz de tu sonrisa… que enciende mis sentidos, mi alma y entibia mi ser de
amor? ¿Qué será ese misterio tan tuyo que me hace perder la conciencia,
desquicia la razón y hace el corazón
enloquecer? ¿Qué será ese misterio tan tuyo que te vuelve mi diaria
necesidad, que de tan solo pensar en perderte
me deja al borde del abismo?
¿Qué será amor? Dime ¿qué será eso tan
tuyo, eso tan oculto y misterioso que vive en tu ser que me ha enamorado el
alma y me lleva a comprender que esta vida no será vida si no la vivo aferrado
a tu amor?
Perdón a tus labios, por besarlos con
el arrebato de las tempestades y la fuerza de los tornados...
Perdón a tu piel, por erizarla de tal
manera que el fuego de ella quemará la mía
hasta dejarla fundirse en una.
Perdón a tus suspiros por confundirlos
con el viento de los huracanes, y por dejarlos subir al cielo...
Perdón a tu fuente por dejar que se derramara en un
caudal de deseos hasta la oscuridad profunda de mi cuerpo...
Perdón por creer que no era yo, quien
despierta todo esto cual si mi locura me
gritara por dentro... Quizá, no era yo... ¿Qué digo? No era yo con Silvina,
antes, viví medio siglo en la farsa, solo él me despertó de un largo periodo de
adormecimiento… Pedro.
El golpe en la puerta lo sacó del
ensimismamiento, y colocándose un albornoz, se sentó en la cama, mientras hizo pasar a la criada de la casa.
Ella le avisó que tenía una llamada, y
casi conteniendo el aliento luego del vuelco que dio el corazón pensando en
Pedro fue a atender, mas era su hijo.
__ ¿Hijito? ¿Sucedió algo en la
misión? __ interrogó asustado al oírlo.
__No estamos ya en la misión, papá,
pensé que quizá lo sabías _ respondió Fabián algo aturdido.
__ ¿Cómo?
__ ¿No estás con Pedro o no hablas con
él?
__No hijito, no siempre, hace unos
días que no sé nada de él _ contestó Guillermo cada vez más confundido.
__Bueno, algo así me dijo, por eso me
pidió que te llamara, por las dudas _ contestó Fabián__. Ayer muy temprano fue
a buscarnos a la misión, nos llamó la atención que no fueras con él, pero nos
dijo que no quería preocuparte, y nos trajo a la ciudad, a Malena y a mí, pero
acá nos encontramos con todos los chicos del personal de las embajadas
occidentales.
__ ¿Cómo? ¿Están solos en la mansión
acaso?
__No viejo, cómo se te ocurre que
Pedro nos dejaría con los traidores esos, no, estamos todos internados en el
colegio _ explicó con calma el hijo__. Al parecer todo está complicado acá y
también nos dijo que allá, y que por eso lo mejor sería que permaneciéramos
todos en el colegio, además así no perderemos el año. ¿De veras no sabías nada?
__En absoluto. ¿Y tu hermana?
__Ahora en clase, por eso preferí
llamarte, porque por lo que me pidió Pedro pensé era mejor que te llamara a
solas para hablar más libre. Pero estamos bien, más tranquilos que en la casa
seguro, solo que te extrañaremos, pero él me dijo que me hará llegar un
teléfono para que solo hablemos contigo _le confesó y a Guillermo le emocionó
saber a su chiquilín lindo cuidando a sus hijos y previendo cada detalle__.
Papá, quédate cerca de él y de Alberto, prométemelo, sé que están todos en
peligro, algo pasa, pero también sé que ellos son los únicos que nos cuidan,
Pedro siempre nos quiso y cuidó, ¿lo prometes? Cuando se enojaron y paseabas
con Matías no quisimos ponerte mal, pero fingimos sentirnos bien, cuando a quien de verdad nos gusta tener cerca es a Pedro.
El nudo le atenazó la garganta, por
ello apenas pudo responder con voz más ronca.
__Lo prometo, hijito, seguramente ya
hablaré con él y me explicará, no sé cuánto más podamos estar lejos de la
ciudad, cuídense, cuida de Malenita, te quiero hijito, y sospecho que a mí
también me hará llegar uno de esos teléfonos, he visto que lleva a la misión,
así estaremos comunicados.
__Te quiero papá, cuídate, y quédate
cerca de Pedro.
Guillermo cortó pensando en las
palabras de su hijo, que siempre había visto en Pedro a un ser honesto y bueno,
dio un respingo cuando una voz que no esperaba lo sacó del trance.
__ ¿Anda cerca el guardaespaldas o
podemos hablar?
__Señor presidente, ¡qué sorpresa! __
exclamó volviéndose mientras intentaba recomponerse__. Si se refiere a Pedro,
no es mi guardaespaldas, es mi subjefe, y creo está en la… está en la embajada,
no se preocupe.
__ Bueno, entonces podemos tomar un
café sin que corra riesgo de morir degollado _ dijo Juan con sorna, y Guillermo
sintió asco__. En realidad Pedro era diferente hace años cuando llegó por
primera vez, ha cambiado mucho, pero más en su presencia, creo que los dos
sabemos el porqué.
__No sé de qué habla, pero le pido
disculpas por lo que sucedió en su casa, yo…
__En primer lugar tutéame, estamos
solos, y en segundo lugar, Pedro descargó sus celos, no nos engañemos, no eres
tú quien debe pedir disculpas _ respondió dando un paso y más acercándose a
Guillermo que instintivamente retrocedió__. En realidad iba camino al hospital,
y como nos interesa tanto ayudar a los
chicos, y yo no he terminado de agradecerte lo que hiciste por el mío, pensé
que podríamos ir juntos.
__ ¿Estás acá por su convalecencia o
sucede algo grave en la capital? _
aventuró Guillermo, mientras un par de oídos curiosos los escuchaban a
poca distancia.
__ Para serte sincero, las cosas no
están bien allá, mis asesores me aconsejaron quedarnos un tiempo acá, y veo que
los tuyos a ti, no me cabe duda que… Pedro conoce mejor que nadie cuándo y
dónde esconderte __ se sinceró Arismendi aunque la familiaridad con que nombró
a Pedro a Guillermo le cayó como un puñete en el estómago.
__Entonces es verdad que algo grave
sucede.
__Suceden atentados, y se espera algo
peor __ dijo misteriosamente Juan__, en realidad el servicio secreto no tiene
en claro contra quién o quiénes van dirigidas las amenazas, el riesgo, de allí
que estemos todos lejos por ahora, espero saberlo pronto. Como verás no somos
los comunistas quienes atacamos a los occidentales siempre.
¿Vienes entonces conmigo?
__El embajador no irá señor
presidente. __La voz que a oídos de Juan sonó impertinente, era la de Alberto,
que entonces entró y lo saludó con prisas acercándose a Guillermo, susurrándole
algo al oído.
__Lo siento Juan _ se disculpó este__.
Me dice el coronel que tenemos que ir a la misión, pero en otro momento iremos
claro.
__Bueno, parece que si no está Pedro
no deja de dejarte custodia, ¿verdad coronel? Está bien, siempre eres
bienvenido en casa, sabes el camino.
__Gracias, lo tendré en cuenta.
__ ¿A dónde está? __interrogó
Guillermo a Alberto luego del tenso silencio mientras se perdía en un camino
desconocido que le recordara al viaje con la nena en medio de la tormenta,
mientras el cielo plomizo amenazaba con lo mismo.
__ ¿Te tuteo?
__Obvio, no vas a tratarme de
embajador en medio de la nada, de paso te agradezco que me rescataras de
Arismendi, aunque no sé por qué presiento que la mentira no fue casual, menos
tu aparición, te pensaba en la quinta de Gaby con ese temita de la seguridad.
__ Ya me ocuparé de ello, cuando
termine con el temita de ustedes, que si no es por uno es por el otro, tengo
que estar detrás _ lo amonestó, Alberto y Guillermo enarcó las cejas.
__ ¿De nosotros? ¿En qué país anda
Pedro si puede saberse al menos?
__ Espero que aún en este, que mi
intuición no me falle _ replicó Alberto molesto.
__ ¿Qué? __Guillermo lo fulminó con la
mirada pero el coronel no se dio por enterado__. Es un aliciente, imaginé que
podría haber sido enviado por esa gente misteriosa a Irak, o estar cumpliendo
alguna misión para El Mossad, ya nada me sorprendería de ustedes.
__ Ya Guille, sí, podría estar en cualquiera de esos lados
y contratado por todas las inteligencias del mundo__lo miró__, pero lo que para
él era una inyección de adrenalina hasta hace unos meses, hoy sería un no
rotundo, no aceptaría nada que le ofrecieran más allá de lo de la mina o de lo
que anda haciendo. ¿Y sabes por qué hoy diría que no? ¿Mejor dicho por quién?
__Lo miró.
__ ¿Y qué se supone que anda haciendo
y dónde? Porque yo me enteré por mi hijo por ejemplo que ayer los sacó de la
misión y que los llevó al colegio.
__ Te vio, eso pasa Guille, de lo
contrario, al menos nos hubieras acompañado a llevarlos, aunque ni sueñes que
te dejaría allá, o solo acá _ le retrucó Alberto con cara de pocos amigos.
__ ¿Que me vio dónde? Ya deja de
hacerte el misterioso que no estoy entendiendo nada.
__Digamos que en algo parecido a lo
que vi yo hace un rato pero algo más íntimo, en el hospital, con este tipo,
y está a punto de estallar peor que las
explosiones que esperamos en la capital o por acá _ confesó y Guillermo se
rebulló en la butaca.
__ ¿Pedro me iba a llevar con ustedes
y los chicos?
__ Iba, sí, pero cuando llegamos a la
casa nos mandaron al hospital, y cuando llegamos allá, estaba este Juan
tomándote la manito, y vos como si nada,
para que aquel no terminara matándolo, lo saqué de entrada y por suerte
me puse al volante y arranqué o va a terminar preso o fusilado por soldado de elite que sea.
__
Yo no le tomé de la manito a nadie, no tengo la culpa si no sé qué hace
este tipo por acá y se me aparece por todos lados, acabamos de prometernos una
vida con tu amigo, algún día debería confiar en mí, ¿no es así?
__ Debería, si no fuese porque hace cinco minutos te
encandilaste con un traidor, y te fuiste de luna de miel, y luego casi lo tuvo
que matar a este porque te seduce en todas partes, claro… debería. Guille,
Pedro no es de palo, precisamente, y
bastante bien aguantó lo del francés, y lo que no terminas de entender,
es que no lo mueven los celos, al menos no solamente, su función hoy en la vida es cuidarte, y no
haces más que ponerte en riesgo cada vez
que mira hacia otro lado.
__Soy grande, puedo cuidarme solito __
adujo mirando al frente.
__ ¿Te tengo que recordar los atentados
y las veces que ya llevamos salvándote? __Alberto resopló__. Mira Guille, yo sé
que Pedro te contó algunas cosas, lo más que se puede, por eso te hablo con más libertad, si en alguien puedes y debes confiar es en él, y solo en él, ni siquiera
en mí, Pedro es la persona más fiel del mundo, le cuesta abrirse, puede parecer
reservado o ponerse caretas, tiene un pasado…
lo tenemos todos, puede empuñar un arma y al igual que yo mato por él o
por Gaby, él mataría por vos, por los chicos.
__ ¿Envenenándome?
__Ni vos te lo crees eso, sabes que
estaba intentando, aun a costa de su dolor,
que regresaras a Kansas, salvarte
__ le contó Alberto sin apartar la mirada de la ruta que se introducía en una
zona boscosa donde la penumbra ganaba el terreno__. Pedro guarda secretos…
todavía, tiene un pasado complejo… que todavía no llega a contarte, porque no
puede, tú lo tienes y seguramente no todo le dijiste.
__ No vas a comparar, yo llevaba una
vida en paz con una esposa médica, de profesor y abogado, con mis hijos, no en
aviones de guerra y…
__ Pedro también tuvo una esposa, y
tiene dos hijitos que adora, y te recuerdo que para dejarlos fuera de todo
peligro creo los dejó al amparo de Moravia y la madre. Mira, Guille, tal vez
pienses que para él todo vino en bandeja de plata, que se casó con Camila para
trepar, pero te cuento que él tenía un lugar diplomático ganado desde mucho
antes, que todo en la vida se lo hizo solo, y que su poder va mucho más allá de
la CIA y de Estados Unidos. Pero lo que vos viste, fue a un muchacho simple,
desaliñado y despeinado, lo miraste con desdén al conocerlo, y luego por lo que
vi, lo trataste bastante mal ya estando acá, y sin embargo él te amó desde ese
primer encuentro, desde que supo que Labrapoulus se empeñó en largarte al ruedo
y que fueras el embajador, tomó la decisión de dejarlo todo por protegerte, a
vos y a los tuyos, a todos, aun resignando sus otros intereses, supo que no
estabas preparado para no caer en las redes del poder, no solo del comunismo,
de los propios, de los cinco tipos que dominan el mundo, de cosas que te
llevaría una vida entender, y por ello primero te apoyó, pero ante lo del
primer atentado amándote como te ama, quiso alejarte, no envenenarte, asustarte
y que regresaras a casa para protegerte.
__ Alberto, yo…
__Déjame seguir, porque me juego el
pellejo con esto, no debería estar diciéndote nada de todo esto pero cuando él
te dice que te cuides de la seducción de Matías, del supuesto agradecimiento de
Juan porque salvaste al hijo, sabe por qué lo hace, no dudes que llegado el
caso no dudarían en hacerte desaparecer de un plumazo, y si hoy este se esconde
por acá es porque creemos se está gestando algo grande, tal vez con la muerte
del líder rebelde no todos desaparecieron, y Arismendi no sabe bien por dónde viene
la cosa, y Pedro está totalmente concentrado en averiguar qué mierda está
pasando, si esos atentados son en tu contra, o en contra de él, de los dos, y
si tiene que ir contra la CIA, o el MOSSAD, o quien sea que te amenace, no
dudes que lo hará, por vos mata, y por vos muere __ dijo con tono firme y
Guillermo se estremeció__. Ayer mismo quiso poner a salvo a los chicos
occidentales, por tratados internacionales en teoría los colegios no pueden ser
atacados, por Abdul no pudo hacer nada porque legalmente no es de ustedes, lo
cuidarán las hermanas. Y me consta que lo único que hoy pretende es que no te
maten, a ninguno de nosotros, y no dudo que luego de esto esté harto de todo
como empiezo a estarlo yo, y quiera esa vida… libres, cree en ello Guille e intenta
seguir vivo para entonces, imagínate creando ese hogar con Pedro en Argentina,
casándote, teniendo hijos, como empiezo yo a verla con Gaby pese a que el padre
me odia, Pedro dejará todo por vos, pero deja de exponerte.
__ ¿Y por qué siento que Arismendi se
acerca a mí como venganza hacia él porque hoy lo sabe cerca de mí? ¿Qué pasa
entre ellos?
__Celos no, Guille, ya no, Pedro tuvo
que cometer errores para salvar vidas, yo tuve que hacerlo, pero te aseguro que
hoy no te ha sido infiel ni con la mirada, y yo lo vi llorar cuando lo dejaste de lado por Matías, yo…
__ ¿Cuánto más podremos estar todos
lejos de la embajada?
__El tiempo que nos lleve saber qué se
está gestando en contra de ella, de vos, no está abandonada, hiciste muchas
cosas buenas, pero no creas que Juan no te las cobrará una por una llegado el
caso, por ello Pedro te pide que te alejes, que no confíes en él, y…, te voy a
contar algo, pero no quiero que le digas que lo hice, ¿puede ser?
__Lo prometo.
__ Lo que vio ayer lo hizo medio echar
la toalla al piso, rendirse, y cuando está así, enojado, furioso o frustrado
huye, necesita centrarse a solas, y si lo conozco creo saber dónde está, y como
solo tenemos el ahora, el futuro no llegó, menos en este sitio, no quiero dejar
que se aleje sin que hablen, así que te estoy llevando a su refugio en este
país, y aunque no te hable, aunque te
eche… diga y haga lo que sea que fuere,
tienes el modo de convencerlo, de seducirlo, de arreglar las cosas, antes de
que en ese estado cometa alguna locura, sin vos se debilita, se hace vulnerable
y no quiero que le pase nada.
Guillermo quiso responder pero las
palabras murieron en el nudo que le atenazó la garganta.
__Yo estoy acá con Pedro, y estaré
siempre a su lado, porque le debo la vida, pudo pensar en él, huir y yo no
estaría acá.
__ ¿Qué? __ se sorprendió Guillermo__.
No me habló de eso.
_No lo hace nunca, es humilde, no
alardea, pero muy de pibes, fuimos a Vietnam, como tantos idiotas, y
resumiendo, me dieron Guille, mejor dicho caímos en una emboscada, nos dieron a
los dos, pero a mí en la pierna. Pedro despertó, y pudo haber huido sin mí,
pero se cercioró de que estaba vivo, y se quedó a mi lado, me alentó, me
reanimó, se sacó la ropa para improvisar torniquetes y parar la hemorragia. Le
supliqué que se salvara, o lo quise engatusar con que fuese por ayuda, porque
sabía que él sin mí llegaría con los nuestros, y qué hizo, se quedó, me
asistió, y como pudo, con mi porte y el de él, me cargó, de a ratos me
arrastró, me sacó de la trampa mortal, yo perdí el conocimiento, supongo
que él también, pero cuando desperté
estábamos los dos en un hospital de campaña, no solo me salvó la vida, sino, la
pierna, ese es Pedro. Cuando te dice que es tu amigo, cuando te dice que te
ama… es para siempre, no tiene dobleces, ¿entiendes?
__Nunca lo imaginé.
__Y no. Porque él parece un modelo de
revista, y nadie imagina las cosas de las que es capaz, y lo que hace por la
gente que ama, como ayer.
De pronto el trueno que siguió al relámpago
que iluminó sombras fantasmagóricas hizo dar un respingo a Guillermo, que
entonces entendió que estaba llorando cuando sus lágrimas murieron en las
comisuras de los labios.
__Beto, ayer no pasó nada, ese tipo
avanza, yo retrocedo…
¿Estás seguro que sabes dónde está?
¿Te lo dijo o lo intuyes?
__Lo intuyo porque lo conozco de
memoria, la primera vez que vino a Rumania, con su propias manos además de
ayudar a construir la misión y equiparla, se hizo una casita, muy humilde en
medio del bosque, tiene caballos, le encanta salir a galopar cuando puede, y es
donde se esconde cuando quiere recuperar el eje, o tras regresar de cada misión,
solo yo conozco el lugar, y ahora te levo allí, espero que sepas arreglar las
cosas, porque no te aseguro que mañana no se vaya no sé a dónde intentando
saber por dónde llega el peligro que se cierne, sobre todo alrededor de vos,
amén de que prometió hacerme la segunda con el padre de Gaby.
__ ¿Y me piensas dejar por acá en
medio de la nada? ¿Y si no está donde crees?
__Si no está, entras y lo esperas, en
algún momento, vendrá, confía en mí, y arregla lo que tengas que arreglar _ le
reclamó, Alberto.
__ ¿Está muy enojado?
__Peor aún… resignado… vencido…
frustrado creo.
Llegamos, esperaré cinco minutos y me
iré. Es por el sendero, ten cuidado que está oscuro y llueve, pero a cien
metros verás la casita, es de ladrillo, apenas, pequeña, con árboles que casi
logran ocultarla, simple como en verdad es Pedro, regresa a él, y con él, tus
hijos estarán seguros, ahora habla con
él.
__La certeza de amar, radica en
hacerlo sin mutilar las alas que hacen volar nuestros sueños.
Quizás hubiéramos sido seres humanos normales
y perfectos como dirán muchos, pero el amor nos transforma en unos sencillos
cavernícolas envueltos en sus locuras y nos conceden la hipotética ventaja de
ser emisarios.
La verdad es que nos pudiéramos haber
escondido inteligentemente en personajes calmados, de esos que no se inmutan
por nada, que solo miran hacia una dirección sin importarles quién camina a su
lado, de esos que escuchan sin mirarte a las pupilas de tus ojos.
Hubiéramos podido divulgar proyectos y
temas de puro convencimiento económico, pero sin un ápice de buenos
sentimientos y huecos de valores esenciales en la vida.
Para mí hubiera sido la perfección
para un futuro soñado, entre comillas,
porque en la realidad jamás despertará en mí el deseo de tal
acontecimiento. Los embajadores del
saber afirman que cuando el amor llega y penetra en el corazón se ama hasta la
muerte, nos quema como una hoguera todo el cuerpo, perdemos el control de la mente, amanecemos
sin saber cómo transcurrieron las horas, solo intentamos derrotar ese cansancio
pegajoso para comenzar nuestras labores diarias.
__Entregamos el corazón y ya no
podemos mirar a nadie más, entrégalo Guille, dáselo a Pedro sin dudas.
El amor no es solo una perfecta
sonrisa, trae consigo también decepciones que lastran tu orgullo, lastiman tus
sentimientos, te hace llorar, derramando lágrimas de sangre por la agonía de
sufrir por algo que parecía hermoso y eterno,
derrumbándose en pedazos lo que creímos haber construido fielmente. Pero
encauzamos el destino liberándonos en las noches de luna llena donde aullamos
como una manada de lobos, dejando atrás las impurezas que con dardos
envenenados penetraron en las entrañas del alma. La desilusión me atrapa cuando
escucho lo que piensan del amor algunos personajes, que parecen marionetas guiadas
por la maldad que abunda en estos tiempos,
hablan vulgarmente de todo lo que le llame la curiosidad tan solo para
criticar bajo el oscuro velo de la hipocresía. Hay personas que no merecen
llamarlos seres humanos, pues para ellos
el amor no es otra cosa que una palabra sin sentido, sin profundidad, en su
escala de números pertenece al cero, lo
catalogan como un acto físico existencial y absurdo. Aquellos como nosotros los
soñadores continuaremos defendiendo a capa y espada ese sentimiento que hace vibrar
al mundo, seguiremos predicando sin miedo su concepto, contagiaremos con
nuestros besos al viento para que llegue a cada rincón del planeta ,
compartiremos cada copa de salud sin reservas,
regalaremos cada dosis de amor que nace y brota de nuestro interior.
Sufrimos es la realidad por nosotros,
y en muchas ocasiones por el dolor del prójimo que nos impacta al ver sus
situaciones e intentamos reflejarlas para difundir cada historia ajena al mundo
que nos hemos dibujado de colores y no a la verdad que se distingue por el
blanco y el negro, los colores básicos de la existencia innata.
Actuamos como máquinas programadas por
un chip en el cerebro y una batería en el pecho, nuestra piel es helada y los
sentimientos congelados debido a la falsedad que promueve la mediocridad de
algunas mentes. Las bibliotecas ya ni se visitan, libros que yacen ahogados en
polvo donde escuchamos sus lamentos en el clamor de sus páginas, mientras
continúa arrastrando multitudes el sonido voraz de un distribuidor de billetes.
Si son autocríticos se darán cuenta que quizá
tengan más prendas de vestir en sus closet que verdaderos amigos en los
cuales confiar.
Pero tengo la fe y la esperanza que
algún día nuestra raza humana comprenda lo frágil que somos en esta realidad
que vivimos. Ve Guille, eres afortunado, en Pedro tienes el amor, el mejor
amigo, el mejor compañero, la vida, ve por él.
Guillermo alzó la vista. Unas espesas
nubes grises encapotaban el cielo. Si no se daba prisa y Alberto se marchaba
quedaría atrapado en medio de la nada o peor aún, en medio de una tormenta. Con
más fuerza de voluntad que miedo. Se internó en el monte y siguió por el
estrecho sendero que se abría entre la vegetación. Se había levantado un súbito
ventarrón que mecía el pasto de un lado al otro con fuerza y soplaba entre los
árboles, emitiendo un sonido inquietante. La estela de humo que se asomaba por
encima de unos árboles fue sin embargo la señal que necesitó para elegir el
sendero correcto, y de súbito dejó de importunarle la distancia o la posibilidad
de que lo sorprendiera la tormenta en medio del monte. La posibilidad de ver a
Pedro era su norte, el único deseo era encontrarlo y hablar con él. Y mientras
iba ganando terreno no dejaba de pensar en lo que le diría cuando lo tuviese
enfrente. Tal vez estaba tan enojado que no quería verlo o lo regañaba por
haber salido a buscarlo. Era una posibilidad, pero no iba a amilanarse… no
ahora que sabía tanto más de él, y que estaba a punto de lograr su cometido.
Aunque corría el riesgo de salir mal parado, él no iba simplemente a quedarse
con los brazos cruzados, menos después de enterarse de lo que Beto le contara.
Un escalofrío y un salto en el pecho le invadieron al pensar en ellos en medio
de una guerra, a punto estuvo de dejarse abatir por la idea, pero por ello y
más que nunca valoraba a ese hombre único que tantas pruebas había pasado, y
que amaba y era suyo. Su enojo era su culpa, y lo aceptaba, tenía que ser capaz
de valorarlo, y espantar a los otros, darle celos para probarlo no era buena
idea, y ahora sufría por lo que Pedro podría estar pensando de él.
La casita de la que le había hablado Beto, era una vivienda pequeña
de paredes de ladrillo con techo de doble agua. Los postigos de la única
ventana que alcanzaba a ver desde su posición permanecían cerrados. La puerta
de entrada era de madera y parecía sólida, también estaba cerrada. De inmediato
se sintió atraído por el lugar, quizá por saber que Pedro lo había levantado
con sus propias manos. A un costado vio unas caballerizas, un par de caballos
pastando, con los hocicos hundidos en la
hierba, e imaginó por primera vez a su
cielito galopando, nunca lo había pensado, sin embargo ahora la imagen era
vívida. Entonces miró hacia la casa, esperando ver aparecer a Pedro, pero nadie
se asomó. Enfiló hacia la puerta delantera de la vivienda, se plantó frente a
la puerta, dio unos golpes, pero nadie respondió. Quizá había tocado muy
despacio. Insistió con mayor vigor con el mismo resultado. Sin embargo estaba
seguro de que Pedro estaba allí, los caballos y el humo que salía de la
chimenea lo confirmaban. Movió el pomo, no estaba cerrado con llave y la puerta
se abrió, la cerró con cuidado una vez dentro a fin de mantener el calor.
Barrió con la mirada el lugar que estaba
vacío, lo primero que sus penetrantes ojos café curiosos hicieron fue recorrer
la estancia palmo a palmo, deteniéndose en cada objeto. Por las dimensiones que
había calculado desde el exterior, no le sorprendió que solo se tratara de un ambiente.
El piso era de piedra. A pesar de lo rústico del lugar, estaba limpio y
ordenado.
Había solo una mesa con dos sillas.
Unos estantes de madera con pilas de libros desordenados, apilados uno encima
de otro. Se acercó y leyó en los lomos, títulos de historia y novelas clásicas
que había leído. En un rincón, bajo la ventana, una cama pequeña con unas
mantas era el sitio de descanso, una chimenea donde ardían leños completaba el
ambiente, a su lado un armario cerrado y una pequeña puerta que supuso iría al
baño.
Afuera el viento rugía con más fuerza,
haciendo que los postigos de madera se sacudieran. A Guillermo casi le dio un
vuelco cuando un trueno ensordecedor partió el silencio, haciendo que las paredes temblasen, se cubrió
las orejas, cerró los ojos, se acercó a la chimenea, se frotó las manos.
¿Dónde se había metido Pedro? La llama
del único farol titilaba con la brisa que se colaba por los resquicios amenazando
con apagarse. No debía de ser tarde, sin embargo la tormenta había oscurecido
todo. Fue hacia la ventana y perdió la mirada en las penumbras, en las sombras
que veía tras la cortina de agua, pensando en todo lo que Alberto le dijera, en
quién era su Pedro en verdad. Empujó uno de los postigos. Una ráfaga de agua y
viento le azotó el rostro, aguzó la vista intentando adivinar presencia tras la
cortina de agua, pero él no estaba.
Mientras luchaba contra el viento intentando cerrar la ventana, la puerta se
abrió de golpe. Su corazón se detuvo, sintió que era una figura de gelatina que
podría ser moldeada a voluntad por la mirada que le horadaba la espalda, se
estremeció en cada palmo y fibra, mientras se volteó despacio, los labios le
temblaban, y no estaba preparado para el tumulto de sensaciones que lo
recorrieron de pies a cabeza cuando las miradas se encontraron, no podía creer
que siguiera perturbándolo de ese modo con su cercanía, con la intensidad de la
mirada que hacía que se sintiera desnudo.
Allí estaña Pedro, con su imponente
porte y las piernas separadas. Aunque el frío se había colado al interior
condensando el aire, él no se movió de su sitio. Traía leña para mantener la
chimenea encendida, tenía el cabello alborotado y mojado. Guillermo tragó
saliva, la ropa se le había pegado al cuerpo marcándole los músculos. Respiraba
ligero por el esfuerzo que habría hecho para llegar bajo la lluvia con peso.
Guillermo fue incapaz de articular palabra, mientras él permanecía allí,
petrificado, taladrándolo con la mirada. Se sintió culpable por haber invadido
su intimidad de esa manera, pero ni siquiera podía abrir la boca para pedirle
disculpas. Su primer impulso fue salir corriendo, sin embargo, no lo hizo. No se iría de ese refugio hasta que él
no lo escuchara. Tragó saliva, y armándose de valor lo miró a los ojos, directa
y profundamente.
__Pedro, tenemos que hablar.
Pedro no le contestó. Cerró la puerta
de una patada, y avanzó hacia él. Arrojó la leña delante de la chimenea y se
frotó las manos para entrar en calor.
¿Qué demonios estaba haciendo
Guillermo allí? Ese sitio era su refugio, y nadie se atrevía a llegar allí, sin
su permiso, en verdad solo una persona lo conocía, Alberto, pero ni siquiera él
lo hacía, porque respetaba su intimidad, y cuando sabía que él estaba allí
rumiando sus penas, esperaba su regreso al mundo para aconsejarlo o guardar
silencio. Pero hacía tiempo que no creía en la casualidad,
su madre siempre decía que el destino envolvía y unía a las personas sin que
ellas se dieran cuenta, y que lo que estaba escrito nadie lo podría cambiar,
sería para siempre, ¿acaso su destino en verdad era reencontrarse una y otra
vez con Guillermo pese a que él se negara, lo
echara, desconfiara, y al fin regresara para volver a irse? Pero se
había recluido allí para escapar de él y ahora se lo encontraba allí,
tentadoramente hermoso y con la clara intención de hablar con él.
__ ¿Me escuchaste? _ insistió
Guillermo preocupado por su enigmático silencio.
Pedro tuvo que morderse la lengua para
no decir algo indebido. No tenía derecho a estar en ese lugar, ni a seguir
atormentándolo de esa manera luego de exponerse una y otra vez a todo riesgo,
de dejarse seducir por uno y otro tras cada una de sus advertencias.
__ ¿Qué haces aquí, Guille? ¿Quién te
habló de este sitio? __preguntó finalmente, mientras contemplaba cómo las
llamas del fuego iban devorando poco a poco los leños ya convertidos en brasas.
No se atrevía siquiera a mirarlo.
__Ya te lo dije, vine a hablar con vos
__Intentó acercarse pero desistió de hacerlo cuando comprendió que Pedro estaba
molesto con su presencia.
__No sé cómo llegaste, pero no debiste
haber venido _ dijo en tono cortante, Luego, volvió a refugiarse en el
silencio.
Guillermo entonces comprendió que no
estaba preparado para sentir su rechazo, y de pronto supo todo lo que le había
hecho sufrir con el suyo desde conocerlo, tuvo muchas ganas de llorar, pero no
lo hizo. Si había tenido el coraje de llegar hasta allí, no podía acobardarse
precisamente entonces, estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuese necesario
para que se decidiera a hablar con él. Mientras, se dedicó a observarlo. Tenía
el ceño fruncido, y el fuego se reflejaba en sus ojos verdosos. Desde su
posición podía disfrutar de su magnífico perfil, delineó con un dedo invisible
su nariz respingada, su barbilla arrogante, se detuvo en sus gruesos labios
entreabiertos que rogaban ser besados y luego posó sus ojos en la prominencia
de la nuez de Adán que se asomaba debajo de la barba más crecida. La ropa
mojada se le pegaba al cuerpo en una visión perturbadora, sin embargo, no podía
apartar la mirada. Contuvo el aliento cuando Pedro se quitó la campera y
comenzó a desabrocharse los botones de la camisa.
__ ¿Qué vas a hacer? __la pregunta
estuvo de más- Era evidente cuál era su intención.
Pedro volteó la cabeza, y con una
sonrisa socarrona, retrucó.
__ ¿Tú qué crees? __Con un rápido
movimiento se despojó de la camisa y la dejó encima de la campera.
Aunque no fuera la primera vez que lo
viera desnudo, el corazón le dio un vuelco, la garganta se le quedó seca, era
tan endemoniadamente hermoso que robaba el aliento, despojaba de todo juicio y
cordura.
__No voy a pescar una neumonía simplemente
por ahorrarte el momento __ replicó al notar cómo Guillermo lucía afectado. Se
llevó ambas manos a la pretina del pantalón y se detuvo un instante__. No hace
falta que te escandalices. Tú y yo sabemos muy bien que has hecho mucho más que
contemplar mi desnudez. ¿Ya lo has olvidado o quieres que te refresque la
memoria?
Guillermo prefirió no contestarle.
Pedro percibió la furia en sus
adorables ojos café y enseguida se arrepintió de sus palabras. No quería
importunarlo, pero sentía que era la única manera de defenderse, de levantar un
muro momentáneo entre ellos hasta aclarar sus ideas, de que él se marchara y no
lo torturase con su presencia. Bajo la mirada atónita de Guillermo, se deshizo
también de los pantalones mojados hasta quedar en bóxer, pero le salió el tiro
por la culata porque Guillermo mirando hipnotizado no se movió un ápice de su
sitio.
__Vine a buscarte porque tenemos que
hablar – dijo, por fin, haciendo un gran esfuerzo por no distraerse con su
espléndida anatomía y el dibujo de sus músculos tan bien esculpidos.
Pedro se apartó el cabello del rostro,
y al hacerlo, Guillermo no pudo dejar de emitir un suspiro ahogado por suerte
por el ruido de truenos del afuera.
__ ¿Qué es tan urgente que no podía esperar
a que volviera a la casa? __inquirió, dándose la media vuelta.
Guillermo tragó saliva, seguía allí
estaqueado junto a la mesa con las piernas sin respuesta, como si fuesen de
gelatina. Una cosa era Pedro desnudo echado en su cama, y otra muy distinta
plenamente consciente con ese inescrutable brillo en la mirada que no se
atrevía siquiera a descifrar, a pocos metros de distancia.
__Se trata de Juan, de lo que crees
haber visto.
El rostro de Pedro se transformó.
¿Había ido hasta allí para hablar de ese tipo?
__No hace falta que digas nada de él,
ni de sus intenciones, ya las conozco __ respondió, esforzándose por evitar que
él descubriese lo mal que se sentía por cada situación en que se exponía al
riesgo o a otros__. Es más, si lo que te preocupa es que me interponga a que
haya algo entre ustedes, como ya te he demostrado cuando fue con el francés,
puedes quedarte tranquilo que no lo haré. __ Tomó una de las mantas y comenzó a secarse el torso.
Guillermo, hipnotizado por sus
movimientos, apenas logró enfocarse en lo que tenía que responderle. Pedro le
hablaba con frialdad, como si el hecho
de que otro hombre pretendiera ganarse su alma y cuerpo le importara muy
poco. Por un instante, lo embargó la más asfixiante de las incertidumbres. ¿Y
si había malinterpretado todo? Estaba tan confundido con su actitud que
empezaba a creer que los supuestos celos que había despertado en Pedro no eran
más que fruto de su imaginación, y aunque le doliera lo que estaba a punto de
descubrir no se iría de allí hasta descubrir la verdad.
__Las actitudes de Arismendi, como sus
declaraciones, me toman por sorpresa __ manifestó, tras aclararse la garganta__.
Jamás imaginé que se fijaría en mí, es más supuse y a veces creo que sos vos quien le interesa.
__ No voy a volver a decirte lo mismo
de siempre, tampoco a recordarte que más allá de lo que hiciste por su hijo,
ese tipo es enemigo de nuestro país y de nosotros, tampoco que mientras ocupes
el cargo que te dieron, estás bajo mi protección. Cuando te vayas podrás hacer
lo que te venga en gana. Si te hace ilusión que un hombre como Juan te seduzca,
nadie te lo va a impedir, ni siquiera yo.
Guillermo apretó los puños hasta que
los nudillos se le quedaron blancos, y los ojos echaban chispas.
__! Por supuesto que me complace que
el presidente del país más opositor que tenemos me pretenda, es apuesto, y
seductor, inteligente! Tanto como que el nuestro me eligiese para el puesto
simplemente porque comulgo con sus ideas. Hasta creo que mis hijos aprobarían
que me casara con ese hombre.
__ ¿Estás pensando en huir y casarte
con Arismendi? __ se pasmó, Pedro.
Guillermo le lanzó una mirada
desafiante.
__ ¿Por qué no? __rebatió, montando en
cólera__. ¿Acaso él no es digno de querer blanquear su vida conmigo? ¿O tal vez
el que no es merecedor de casarse con un hombre como él soy yo? En todo caso,
Pedro, ¿qué diantres te importa a vos lo que haga o deje de hacer con mi vida
amorosa?
Después del exabrupto, Pedro se quedó mirándolo. Estaba rojo de furia, con un
destello en los ojos que los volvía más oscuros y enigmáticos. Tres arrugas se
le marcaban en la frente y tenía los finos labios apretados como los puños
mientras el pecho subía y bajaba en clara actitud combativa que lo volvía
adorable. En vez de provocarle enojo sintió una profunda ternura. Sin querer,
se le escapó una sonrisa y supo que acababa de cometer un tremendo error.
__ ¿Qué es tan gracioso? __ le espetó
poniendo los brazos en garra.
__Tú, Guille _ respondió mareándolo
con los hoyuelos impertinentes que lo distraían, aun a costa de ganarse algún
insulto extra__. En el fondo no dejas de ser el centro del universo, el hombre
fatal acostumbrado a obtener todo y a todos con solo chasquear los dedos.
__ ¿Eso es lo que piensas de mí? __A
Guillermo le hervía la sangre. Estaba indignado por el comentario, pero de
repente Pedro se desentendió de él, dándole la espalda para ocuparse de la ropa
mojada. No quería que descubriese cuánto lo había incomodado su pregunta. Se
puso nervioso al escuchar que se acercaba a él.
__ ¿No vas a responderme? _ se
empeñaba en continuar con la discusión. Se puso a su lado para que pudiera
verlo. Como él prefería ignorarlo, le quitó la ropa de las manos y la arrojó al
suelo para volver a tener su atención.
Pedro le lanzó una mirada furibunda,
pero Guillermo no se amilanó, todo lo contrario, se estremeció desde la cabeza
hasta los pies cuando, además de la ira, percibió el deseo contenido en esos
ojos almendrados que tanto adoraba.
El silencio que se generó entre ambos
era solo perturbado por el crujir de los leños en la chimenea, y el sonido de
la lluvia que ahora caía con más intensidad sobre el campo. Guillermo no podía
seguir callando lo que sentía, Necesitaba que él supiera cuánto lo admiraba
además de cuánto lo amaba.
__Aunque no lo quieras ver, yo soy un
hombre recto, que no provocó a los otros, me confundí una vez, pero peor fue que dudé de vos, porque no te
conocía. __Le imprimió seguridad a sus palabras a pesar de que le temblaba la
voz__. Nunca había deseado a un hombre, pensé que solo amaría a Silvina, pero
hoy sé muy bien lo que sucede entre pares que se gustan.
__ ¿Y qué sucede entre dos hombres
cuando se gustan según tu escasa experiencia? _ quiso saber Pedro. Había dejado
la ira de lado, pero se mantenía a la
defensiva, valiéndose de la ironía. Se encontraba semidesnudo, delante del
culpable de sus desvelos, no podía bajar las defensas.
Guillermo tragó saliva. ¿En verdad
acababa de hacerle esa pregunta? No supo por qué lo hizo, ni cómo, pero no
evadió la mirada. Quizás era la señal que había estado esperando para dejar el
miedo y las dudas paralizantes de lado, el temor al rechazo, al engaño, a
descubrir que su corazón le pertenecía a otro y que podría dejarlo al borde de
un abismo muy peligroso, terminar con el suyo roto en miles de pedazos.
__Supongo que algo muy similar a lo
que sucede entre nosotros cada vez que estamos juntos _ le soltó tratando de
sonar lo más seductor posible. No se conformó con mirarlo de esa manera tan
provocativa, se acercó un poco y le acarició con suavidad el brazo desnudo,
sintiendo cómo la piel de Pedro vibraba al simple contacto, y la electricidad
que los atravesó como un rayo ante el simple roce. __ Desconocía el poder de un
beso, el torbellino de sensaciones que nacen justo acá. __ con la punta del
índice, se tocó en medio del pecho__: Y llega hasta aquí _ agregó, deslizando la
mano por su abdomen hasta llegar más allá del límite__. Lo que viví y sentí con
vos cada vez, no se puede expresar con palabras.
Rompe la inmensidad de la noche,
empápate de mi desnudez, fluye con tus humedades los laberintos escondidos de
mi ser, seré tu licor, embriágate de mi sin estupor, al compás de tus caricias,
conviérteme en realidad, satúrame con tus besos, invéntame como me quieres,
devórame con tus labios sumérgete en mis adentros.
Sometido nuevamente ante tus antojos,
invéntame desbordando amaneceres en tu cuerpo, moldea con tus anhelos, la
madura fuente prohibida, mi prisión será la cárcel de tu piel, hurga por cada
rincón, somos más que dos cuerpos indómitos llevados al pecado, a la seducción…
húndete en mis secretos atrevidos, con tu boca dulce
perfección. Mi vientre palpita cuando inventas cada caricia, tus manos fuertes
surcan mi anatomía vibrante, me hipnotiza el penetrante olor, ese aroma que
vaga suntuoso, siendo un hombre, sensual y peligroso, confinado me tienes a tus sentidos, tus ojos
transformados en deseo, en súplica por entregarte, mi naturaleza vive, asalta
mis rincones, devórame que quiero ser tu destino, préndete a mi ser, sin
detenerte.
__Extraño a mi compañero, al que le di mis sueños, su boca
la taberna donde bebía, mi cuerpo hecho de tiempo nada conmovía su corazón de piedra,
recopilación de mis miedos, cuando pienso
que toda mi luz se agota en esta noche
de vigilia sin su presencia, ese de dedos, de manos magistrales, donde yo
quise aprenderlo de memoria, mi corazón se va de su sitio en elecciones inciertas que me trajeron a este
punto, no puedo reciclar los suspiros, un beso que cerró de golpe la soledad.
Él destrozó mi cordura, me cansé de noches fáciles, ya no fui su inspiración,
instante perdido en que otro se adelantó, me lo quitó de las manos, fue más
fuerte su olor a macho, su sabor a placer, sus mieles, su humedad, tu postre
hecho a la carta, la marea retrocede sin tus caricias, sin tu ropaje, la
ausencia de tu ser, debilita mis sentidos, la historia que no podrá realizarse,
error mío mirar aquel ayer con los ojos de hoy.
El que me dedicaba su erotismo, se
coló entre mis piernas, deambulando mi espalda, mi cuerpo ya no responde, la
naturaleza pregunta, ¿Dónde se quedó la pasión? Que el frío se vestía de calor,
buscando en la oscuridad su alma desnuda, todavía huelo a ti, a esa fragancia
que despertó en mí, como sus palabras hechas poemas, cada poesía descrita en mi
cuerpo con concupiscencia, con ese palpitar en que la noche era una causa
poderosa en que mis instintos se hacían agrestes. Recorrí tu océano índico,
estudiándolo pacíficamente, como memorizándote
las pecas, tus poros con los besos que
me atreví a comerme, olvidando que mis labios conocieron tu fuego, mortíferas
trampas de amor hechas pasión, no, ya no eres mío, te entregaste entero a mis
pasiones, me perdí añorándote, me pediste tiempo para reflexionar, fue mentira
tu lealtad, solo me embriagaste con tu romance, mi ardiente silueta te extraña,
moriré sin volverte a mirar, lágrimas bañan mi rostro, al mar se van, la frase en mis labios expiró.
La sensualidad sin amor es pecado,
excitación privada, poros abiertos abriéndose a las mejores marejadas, placer
en los oídos incontenibles de susurros de palabras, erizando la piel, letras
transformadas en deseo, uñas que se aferran salvajes como fieras atrapando a
sus presas, lenguas que sincronizan cada sinfonía en una danza, se confunden
los contornos, perdiendo la respiración, los estribos, devorando con hambre y
sed, este pensamiento que nos hace actuar, llamado pecado. Experimentando ese
instante trémulo, sublime, donde dos mundos se entregan, se enlazan, son
cautivos, manos que se deslizan entre
los encajes, cuerpos imperfectos, anchura de espaldas, yemas que claman locura, haciendo verano,
fuego incendiándose por dentro, magnetismo, fuerza de atracción natural divina,
deliciosa debilidad, porque el pecado se empieza con las ganas de poseer lo
prohibido, te has convertido en mi penitencia, mas no te transformes en mártir,
el cuerpo se llena de caricias de miradas perversas, ante pieles sensibles que
son belleza. Viajar en esa geografía, es memorizar cada momento perfecto, de
emociones, de latidos, regalándose sensaciones indescriptibles, como volcanes explotando a raudales que
adictos en sangre se vuelven ruidos incoherentes, con ganas de pecar, de amar,
de seducir, son dos ángeles convertidos en maldad sin culpa alguna, ofreciendo
un paraíso que es el mejor de las artes, deshabitado ocio de la carne, sexo que se funde irremediablemente ante los
besos candentes, como átomos invisibles en el aire, marcas en la oscuridad que
la luna se vuelve testigo. Cometiendo pecado tras pecado, siendo mi amante
secreto, el pecado más abrupto al que le entrego mi naturalidad, mi pasión, mis
sentimientos.
__Comienzan mis labios a hidratar de los
besos de amor tus sentidos, van suaves mis caricias preparando la superficie de
tu cuerpo para este recorrido incierto que solo la pasión a tus deseos revelará
y tus pulsaciones que se aceleran haciendo que enloquecido tu corazón galope
arrastrando mis latidos.
Incierto trayecto comienzas a
transitar al abrigo de mi piel, sudor de pasión enrarece el aire que las bocas
entre besos atrapan, poseídos los cuerpos desnudos transitan esta hermosa
carrera que es amarnos, nos detenemos en ocasionales momentos cuando un orgasmo
tuyo es como bocanada de aire que relaja tu pecho, es el impulso para seguir
corriendo.
El deseo que domina la razón y los
latidos, traspasas aquella distancia que impone tu mente y tu cuerpo envuelto
por el mío se pierde en un movimiento al compás del nuevo despertar de los
sentidos adictos a este amor que los recorre, los inunda y entre bocanadas de
gemidos los húmedos besos perfuman de pasión la piel.
Te llevo a esa incierta meta que las
ansias de amarnos a tu cuerpo muestra en una danza de pasión a la que fundidos
estamos… momentos perceptibles atrapas entre nuevos orgasmos que anuncian a tus
sentidos que al éxtasis, como tu carrera de media milla estás a punto de llegar,
donde tu cuerpo a él por completo se entrega, el amor nos abrazó al deseo y en
esta carrera en busca de la total entrega nos llevó felices a alcanzar la meta
en esta noche.
_Somos dos partículas unidas, dos
sistemas distintos, que de forma sutil
traemos sistemas únicos, mi armamento lo preparé para tus besos, tus labios
sellando mis labios dejando huellas con tu nombre, imaginando que tu fuego se
extienda en mi océano bullicioso, mi figura sin ley física, ritmo celestial de
nuestros pasos, manos cálidas en una
cuántica conexión. Fruta prohibida que consumo a diario, sombras de montañas,
besándonos, amándonos, acariciándonos, conteniéndonos, en siluetas vivas,
condensación absoluta, la manía indescriptible de sentir el amor, cómo explicar
mi pasión, olisqueándonos tal vez, viviendo de nuestra sustancia en sutileza,
existiendo en este holocausto de tu belleza, vivir extasiados bajo la tormenta
de dulzor, frescor de nuestros cuerpos, cuando solo somos uno bañados en sudor.
Yo soy sensualidad, tu carnalidad, amo
nuestra plasticidad, liturgia de amarnos, dudas en fonemas en sonidos de
palabras, tabernáculos conteniéndonos
cuando ausentes estamos, ardiendo voceando alaridos; elementos combinándose, vivenciando
nuestros mundos que pululan, almas revestidas de carne, incendio de
percepciones sensoriales en esta nocturnal noche de sensibilidad.
Soy correspondido en el flujo
existencial, materia de vida, contacto permanente de cuerpos en seducción,
geografías rejuveneciendo al contacto bendito del sexo, en plenitud, gozo
adorándote, renaciendo, dos
metamorfoseándome en sintonía de nuestras cumbres, duplicándonos asombrosamente
haciéndonos idénticos, pureza soberbia, deseando tu vaporosa espalda, embebiéndome
en tus sabores naturales, dejando mis poemas en ambrosía de tu textura, amores prohibidos
deshojándonos sin pesadumbre.
Pedro sintió cómo se le iba secando la
garganta a medida que Guillermo hablaba. No era solamente lo que decía, el verdadero
peligro estaba en el tono sensual que utilizaba para dirigirse a él. Su mano
comenzó a subir hasta apoyarse en su hombro, la otra a aferrarse a la nuca y
descender hasta rozar el hueco del cuello. El espacio entre ambos se fue
reduciendo en apenas un instante, y él que no podía pensar con claridad, no era
capaz de apartarlo de su lado, más bien se sentía flotando en un halo mágico,
unido a él por una fuerza extraña.
__Guille… __ Su voz brotó de los
labios masculinos en apenas un susurro. El pulso se le aceleró cuando Guillermo
respondió curvando los labios en una sonrisa. No podía caer en su juego tan
fácilmente, fuese cual fuese, no podía. Aferrándose a su fuerza de voluntad,
minada por su excitante cercanía, lo sujetó por las muñecas para detenerlo
antes de que cometiera una locura. __ No
es prudente que sigamos con esto, no
sería justo sin antes aclararlo todo. Si amaste a Matías, si quieres coquetear
con Arismendi, olvida lo que ocurrió entre nosotros, quizá fue solo un error,
yo debería olvidarlo, y así podrás hacer lo mismo y continuar con quien desees.
__ ¿De verdad puedes olvidarme, Pedro?
__Guillermo bajó la cabeza y posó los ojos en su entrepierna, en donde se
percibía el deseo apremiante bajo el
bóxer__. Me parce que cierta parte de tu anatomía se acuerda muy bien.
El atrevido comentario, sumado al
descaro en su mirada casi lo hacen sucumbir a sus provocaciones. Su propio
cuerpo lo estaba traicionando.
__! Basta, Guillermo! ¡No juegues
conmigo como siempre para luego dejarme por otro! __ No fue una orden, más bien
fue una súplica desesperada en un último intento de hacerlo entrar en razón. Él
seguía desafiándolo con cada mirada, en cada gesto, haciendo tambalear su
cordura.
__ ¿No te gusto más, Pedro? ¿Tan poco
interesante soy para vos? __ Le estaba apretando las muñecas y su calor le quemaba la piel. Guillermo
estaba impedido de tocarlo, pero llevó el juego al límite cuando se humedeció
los labios con la lengua en un claro gesto de invitación.
Pedro sintió un latigazo en la ingle,
y unas ganas incontrolables de devorarlo, de cerrarle la boca con un beso o miles.
Mientras la sensatez intentaba rebelarse en contra de sus deseos, cada fibra de
su ser le pedía a gritos que lo tomase entre sus brazos, lo besara sin pausa
hasta dejarlo sin aire, dejándose llevar por lo que sentía.
__ ¿Por qué estás haciendo esto,
Guille? ¿Qué importa lo que yo piense cuando pareces encantado con la atención
que te presta el primero que se cruza en tu camino contra todo riesgo? __ Meter
a Matías y a Juan en medio de la conversación le permitía frenar sus propios impulsos,
Guillermo necesitaba un escarmiento, él no podía ceder así, sin más__. Has
venido para hablarme de uno de ellos, pero veo que tus intenciones son muy
diferentes. __ Respiró profundo mientras batallaba con la acuciante erección
que ya no podía disimular y se dispuso a continuar__. No sé qué quieres
escuchar, pero está bien, lo reconozco. Eres un hombre hermoso, capaz de
enloquecer a cualquier hombre. __ Vio que él sonreía complacido__. De hecho
Juan cayó preso de tus encantos apenas te conoció, si mal no recuerdo, y el
otro aunque con otros fines, supongo que babeaba por ti también. Yo no soy de
piedra, Guillermo. Es muy difícil contenerme cuando me provocas con insolencia,
haciendo que me hierva la sangre y mi miembro se ponga duro. La pasión solo se puede apaciguar de
una manera. ¿Es a eso a lo que has
venido? ¿Quieres quitarte las ganas conmigo y luego jugar el papel del
noviecito recatado con el presidente?
Las crueles palabras que le expresó Pedro en la cara le borraron
la sonrisa de un plumazo. Como pudo, Guillermo consiguió soltarse, y antes de
que él volviera a abrir la boca, le propinó una fuerte bofetada que lo obligó a
retroceder. El intenso escozor que sentía en la mano era insignificante frente
a la humillación por la que acababa de pasar, quería gritarle la verdad, una
verdad que anidó en su pecho sin permiso, que callaba más de lo que se atreviera
a consentir, que lo estaba ahogando. Pero lo maldijo y se maldijo por haber
permitido que la situación se le fuera de las manos. Un relámpago estalló en el
cielo en el preciso instante en el que Guillermo se dirigió hacia la salida,
huyendo del hombre que tanto amaba mas que tanto había herido, y desvalorizado
por no conocerlo, por no saber leerlo.
Semidesnudo como estaba, Pedro salió
raudamente del refugio para tratar de alcanzar a Guillermo. Lo vio intentando
montar a uno de los caballos, él no sabía hacerlo. Intentó poner un pie en el
estribo, mas el caballo nervioso y asustado por la tormenta empezó a corcovear.
A Guillermo no le importó. Estaba más que dispuesto a alejarse de allí, aun a
costa de sufrir un accidente en la huida.
En apenas un par de zancadas, Pedro estaba
junto a él.
Guillermo intentaba aferrarse a la
montura para tomar impulso cuando sintió los fuertes brazos de ese hombre
imposible alrededor de su cuerpo.
__Déjame _le gritó, retorciéndose con
desesperación para volver a tomar impulso y en su afán de que lo soltara.
__No vas a irte así, Guillermo
__replicó Pedro, alzando la voz por encima del ensordecedor sonido de la lluvia
que ahora caía con intensidad. Lo obligó a que se volteara. Sin soltarlo en
ningún momento por temor a que saliera corriendo__. ¡No voy a dejar que te
vayas y termines tirado en el monte con una pierna rota o algo peor!
__! Y a vos qué te importa lo que
pueda pasarme! __soltó, golpeándole en el pecho con los puños cerrados.
_! Basta! __Le sujetó las muñecas para
detenerlo__. Ahora sí te estás portando como si fueses más pequeño que tu niña.
Guillermo le lanzó una mirada asesina, no podía utilizar las manos para liberarse, entonces le dio un codazo y una
patada, y Pedro no tuvo más remedio que soltarlo. Aprovechando su descuido se
echó a correr. Pero su intento de fuga se vio frustrado apenas unos metros más
adelante cuando una piedra se interpuso en su camino, y terminó de bruces en el
suelo, con el rostro en el barro. Mientras Pedro carcajeaba recitó una retahíla
de improperios. Ni siquiera se animaba a darse vuelta para mirarlo, hundiendo
ambas manos en al charco en que había caído consiguió ponerse de rodillas.
__Déjame ayudarte _ le ofreció Pedro
tendiéndole la mano.
__! No hace falta! ¡Yo puedo solo! __le gruñó.
Aunque le llevase todo el día, no aceptaría su ayuda, miró a su alrededor en
busca de alguna cosa para ayudarse, pero no había nada, solo el brazo de Pedro
extendido hacia él. Tragándose su orgullo, dejó que lo ayudase. Apenas logró levantarse, y sin darle siquiera
las gracias, enfiló de nuevo de regreso al monte.
__Guillermo, vuelve aquí _ le ordenó,
Pedro. El agua fría cayendo sobre su piel desnuda le calaba los huesos, aun
así, no pensaba desistir__. ¡No cometas una locura! ¡No te vayas!
Pedro, harto del comportamiento infantil
de Guillermo, fue detrás de él para detenerlo, no le echó ninguna advertencia,
sabía que sería inútil, lo que el embajador necesitaba era un escarmiento, no
iba a permitir que atravesara el monte solo, y con semejante tormenta.
Apenas lo tuvo al alcance de la mano,
y antes de que volviera a escaparse, Pedro lo sujetó de la cintura para
obligarlo a darse vuelta. Guillermo ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar
cuando con una fuerza nunca demostrada lo cargó encima de su hombro como si él
fuese un fardo. No podía patalear porque Pedro lo tenía inmovilizado contra su
pecho.
__! Pedro! ¿Qué demonios estás
haciendo? ¡Bájame! __le reclamó mientras llovía tan copiosamente que le costaba
mantener los ojos abiertos.
__ ¡No lo haré! __ Le gritó, Pedro, avanzando
por el terreno fangoso con cuidado. Los dos ya estaban demasiado sucios y
mojados como para terminar en una situación peor__. Ni sueñes que volverás a
escapar de mí… Embajador.
CONTINUARÁ.
LIBRO DE ANCLAJE. EL CAPRICHO DE LOS
DIOSES, SIDNEY SHELDON, EL MAESTRO DEL SUSPENSO.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.
Veronica Lorena Piccinino
ResponderEliminarClaro que no quiere escaparse del chiquito.. son hermosos y se pelean sin sentido... gracias Eve Monica Marzetti
Veronica Lorena Piccinino
EliminarEve Monica Marzetti para la próxima muchos mimos entre ellos ... es lo más lindo porque demuestran en cada encuentro lo mucho que se quieren . Ese amor verdadero que nos regalaron en la ficción
ResponderEliminar· Responder · 13 h
Paola Vanina Duarte
yo también estoy
Es una muy hermosa historia de amor como todo lo que escribes
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