domingo, 12 de julio de 2020

EL EMBAJADOR TERCERA PARTE. CAPÍTULO TREINTA Y UNO. RUMANIA.



EL EMBAJADOR
TERCERA PARTE. CAPÍTULO TREINTA Y UNO.
RUMANIA.



“Te quiero como mi libro favorito, para leerte cada noche, línea
tras línea, letra por letra, espacio por espacio”. Mario Benedetti.
Un hermoso y tierno amor no es nada fácil de encontrar, pero cuando
lo tienes y lo pierdes, es imposible de olvidar. “Montecristo”
“Hay heridas tan profundas en el amor que,
en vez de abrirnos la piel, nos abren los ojos”. Pablo Neruda.

Guillermo despertó sin saber dónde estaba, mas si con el aroma que lo embebía, todavía, el de Pedro, y en él la promesa de un amor diferente, de una vida lejos juntos, de un…  sí quiero casarme con vos, y de pronto como por reflejo su cuerpo se estremeció, extendió la mano hacia las sábanas revueltas… pero él no estaba allí. Otra vez lo había abandonado.
Se sentó restregándose los ojos, miró a su alrededor, estaba solo en la casa de Manos que Curan, y de súbito  el recuerdo de Silvina invadió su mente. Las lágrimas se columpiaron en la cornisa de sus párpados, y sintió que la soledad de no poder hablar con nadie le pesaba, que eso la había traído de regreso.
“Silvina, querida, hace tan poco que te fuiste y sin embargo pareciera una eternidad si veo todo lo sucedido. Preciosa mujer de mi vida, la única mujer que hubo y habrá en mi vida. Necesito tanto  tener con quién hablar de todo y tengo a tan poca gente en quién confiar. Con vos todo era transparente, nos conocíamos tanto que nos leíamos en una mirada, y es lo que no logro volver a hallar. Sé que todo lo ves desde donde estés, que quizá te preguntes qué estoy haciendo como a veces hago yo, pero quiero decirte que no te olvido ni te quiero menos, que siempre fui sincero y fiel, nada de lo que viene sucediendo lo imaginé nunca, y jamás tal vez habría ocurrido de seguir con vos, en aquella vida en paz que construimos, tan diferente a este torbellino de adrenalina en que vivo. Tenías razón, ser embajador no era como venir a conocer el sitio en el mundo del abuelo, esto, por el contrario, es un caos, vivo entre amenazas, atentados y gente que no comprendo, entre cámaras y micrófonos, intentando hacer lo mejor que me sale, en un país comunista donde nunca sé desde dónde pueden atacarme, porque a veces siento que no solo de ellos vienen las amenazas, como sé que no tuviste ningún accidente, eso era imposible, sé que alguien te saboteó el coche. Esto nadie lo sabe, no quiero que los chicos sufran más todavía, es tan poco lo que han expresado su dolor, casi menos que yo, pero lo sé, y pensé que aceptando este cargo podría descubrir quiénes lo hicieron. Sin embargo el vértigo me arrastró, las prisas me empujaron y cuando menos quise  darme cuenta estaba en ese despacho rodeado de extraños, de gente que se supone es mi equipo… de gente que poco conozco… excepto a uno, sí, a ese uno que sabes me cambió la vida para siempre, para bien o para mal, Pedro es un antes y un después en todo mi querida, pero no hace que lo nuestro no haya sido hermoso ni que no te amara, de hecho serás siempre la única mujer en mi vida, la madre de mis hijos, mi amiga, el ser en que siempre confié.
Hablar de Pedro, es enfrentar un enigma, y un desafío, eso es él, misterio, belleza, seducción y valentía,  a veces dudas y temor, pero de pronto su mirada clara y su sonrisa con hoyuelos derruyen todo eso, y me enfrentan a otro, a ese ser que no puedo negar que amo, que me da el aire que llena mis pulmones, la fuerza para enfrentarlo todo, que me llena de energía vital, que tiñe un horizonte de esperanzas y anhelos, que me hace sentir vivo, deseado, amado otra vez, y cuando está cerca de pronto todo se ilumina, y me divierto, me roba sonrisas, me hace decir que sí quiero dejarlo todo para emprender una aventura loca lejos, donde de súbito me veo prometiendo amor a un hombre, y te juro que jamás me había sucedido, que nunca antes de él lo deseé, menos lo imaginé. Es más, no entiendo cómo llegué a prometerle matrimonio anoche desde ese primer día en que su intensa mirada me detuvo e impelió a volverme en Washington, porque entonces vi a un chico insolente, desaliñado, impertinente, no a este hombre en que por momentos me pierdo, con el que por horas me fundo en uno, para luego pensar, recuperar la razón y el control que su presencia me anula, y volver a desconfiar, a saber que es extraño, que tiene secretos, que es… soldado, mercenario, que además o encubierta en su misión de ser mi subjefe responde a otros, es un torbellino de sentimientos contradictorios lo que siento y percibes, lo sé, pero es que así es lo que veo en él, al menos por ahora, pese a que sé algo más, no es suficiente. Al principio pensé que deseaba mi cargo, que era un oponente, que deseaba sacarme de en medio, de hecho estuvo envenenándome, deseaba que me volviera a casa, pero luego de oír cómo lo explica, lo creo, tiene sentido…  que lo hizo para protegerme, porque en verdad yo no sé nada de este mundo de peligros e intrigas y él sí, casi creo nació y creció en él, al punto de divorciarse y dejar lejos a sus hijitos por no exponerlos. Ves, allí veo su alma, ama a los nuestros, y ellos a él. Les buscó colegio, los lleva y trae, les lleva de paseo si estoy trabajando, se preocupa por ellos, más que por los propios, o ve en ellos un poco a los suyos. Creo que él no lo sabe, pero más de una vez he entrado sin llamar y esconde algo en los bolsillos, y sé que son fotos de sus hijitos, no las dejaría en las oficinas, nadie como él conoce de los peligros, los lleva en la ropa, y llora en silencio, pero siempre sonríe.
  Y pese a que sé lo del veneno, lo de Matías, no puedo dejar de sentirme seguro cuando se encuentra cerca, como en ese día en que salvamos a esa nena, en que me sentí útil como nunca gracias a vos, eso también, por lo que aprendí sin querer al verte. Y siento que me protege,  que de haber deseado quitarme de en medio y mi cargo, pudo hacerlo miles de veces, pero no… me salvó, se jugó el cargo, la vida, sacó de la galera un avión para llevarme a Zúrich cuando el primer atentado, se quedó cuidándome, hizo proteger a los chicos, y volvió a salvarme cuando tontamente me confundí con Matías, y me sacó de la capital ahora tras otro atentado, me salva la vida una y otra vez, y al tiempo me promete una juntos lejos de todo, dispuesto a dejarlo todo. Es entonces cuando me lleno de culpa por desconfiar de él, porque en verdad no lo merece, no tiene sentido, y si maneja armas, aviones, y va a la guerra, es porque es soldado, como yo enseño, como vos salvabas vidas, el cumple su deber.
Y cuando desparece como hoy, sin decirme a dónde va, para qué, escudándose en esas misiones secretas, me desespero, de miedo por lo que pueda sucederle, y siento que si lo pierdo me muero con él, que es mi pilar hoy, mi sostén seguro, mi consuelo, y refugio, y me corroen los celos porque es hermoso, pero a él también, casi asesinó a Arismendi porque coquetea conmigo, pero yo siento que hace un doble juego y también entonces surgen las dudas. Sin embargo cuando está cerca siento que me es fiel, y que su pasado es eso, antes de mí, que no puedo ni tengo derecho a reclamarle nada, y que en cierta forma es parecido al mío, tuvo una esposa, tiene dos hijos, en eso lo es.
 No sé qué hacemos fuera de la capital, pero lo creo cuando me dice que tras el atentado debe de ser así, y más cuando veo que hasta el presidente está refugiado por acá en esa mansión, mas también acá esa guerra de guerrillas nos pone en riesgo, o mejor dicho a él, porque a mí me cuida aun no viéndolo, sé que nunca me deja solo, que me tiene en este sitio o en la misión. Y querida, quiero adoptar a un nene, sé que lo sabes y entenderías, Abdul es algo especial para mí y yo en su vida, sé que su lugar es junto a nosotros, a Fabián,  a Malena y a mí, a Pedro porque lo adora también.
Tus hijos, otro peso que me agobia, nunca les he dedicado menos tiempo, y necesito que eso cambie. Creo que pronto según cómo siga todo esto con Pedro al menos a Fabián debería decirle la verdad, es grande nuestro muchacho. Ellos estarán bien, querida.
Soy un lío de mociones y sensaciones, pero no tengo amigos, y tal vez esto solo puedo hablarlo con vos, sé que estás cerca, que siempre estarás. Y te pido perdón si no se entiende cómo puede sucederme esto, pero amo a Pedro tanto que duele, y lo deseo de una manera peligrosa y asombrosa, aun deseándote a vos como siempre fue, a su lado descubrí otra cosa, algo diferente en mi esencia, en mi cuerpo, en mi sexualidad, y me completa en alma y cuerpo, me  hace sentir diferente y pleno, y lo necesito, lo amo, aun en los peores momentos, aun cuando pienso que tiene secretos, que miente, que puede matar, aun viendo sus zonas oscuras, lo sigo amando, sé que ya no podría seguir viviendo sin él, cuando se aleja es como si me desgarrara el alma, como si se llevara mi corazón, y quizá de eso se trate el amor, ya no me importa si quiso matarme o asustarme, lo mismo me arriesgo, lo mismo lo amo, lo mismo quiero esa vida que promete, y lo mismo te amé y te amaré siempre a vos, mi única mujer.”
De súbito el rostro de Pedro se coló en la mente y Guillermo lanzó el aire que no supo estaba conteniendo en un sonoro suspiro dejándose caer en la cama clavando la mirada en el techo.
“¿Dónde estás precioso? Muero de curiosidad y de celos también, de miedo, ni siquiera puedo imaginarte en peligro porque se me para el corazón, se me hiela la sangre, prefiero  recordarte amándome, seduciéndome… ¿Qué será lo que duerme en tu dorada piel que mis manos se vuelven adictas a ella y se embriagan de caricias?
¿Qué clase de café está servido en tu mirada que mis ojos no pueden dejar de buscarla para beberlo en cada encuentro donde esos brillos se atrapan? ¿Qué será lo que se esconde detrás de tus labios que a mi boca tanta sed provoca y entre besos con desesperación la lengua hurta ese néctar para su alimento? ¿Qué será lo que tu aire en mi respiración provoca que si no lo tengo cerca para respirarte siento que mi pecho se sofoca? ¿Qué será lo que de tu voz me hechiza… que de tan solo oírla desaparece todo sonido y para mí se enmudece el mundo?
¿Qué será lo que hace estallar en mí la luz de tu sonrisa… que enciende mis sentidos, mi alma y entibia mi ser de amor? ¿Qué será ese misterio tan tuyo que me hace perder la conciencia, desquicia la razón y hace el corazón  enloquecer? ¿Qué será ese misterio tan tuyo que te vuelve mi diaria necesidad, que de tan solo pensar en perderte  me deja al borde del abismo?
¿Qué será amor? Dime ¿qué será eso tan tuyo, eso tan oculto y misterioso que vive en tu ser que me ha enamorado el alma y me lleva a comprender que esta vida no será vida si no la vivo aferrado a tu amor?
Perdón a tus labios, por besarlos con el arrebato de las tempestades y la fuerza de los tornados...
Perdón a tu piel, por erizarla de tal manera que el fuego de ella quemará la mía  hasta dejarla fundirse  en una.
Perdón a tus suspiros por confundirlos con el viento de los huracanes, y por dejarlos subir al cielo...
Perdón a tu  fuente por dejar que se derramara en un caudal de deseos hasta la oscuridad profunda de mi cuerpo...
Perdón por creer que no era yo, quien despierta  todo esto cual si mi locura me gritara por dentro... Quizá, no era yo... ¿Qué digo? No era yo con Silvina, antes, viví medio siglo en la farsa, solo él me despertó de un largo periodo de adormecimiento… Pedro.

El golpe en la puerta lo sacó del ensimismamiento, y colocándose un albornoz, se sentó en la cama,  mientras hizo pasar a la criada de la casa.
Ella le avisó que tenía una llamada, y casi conteniendo el aliento luego del vuelco que dio el corazón pensando en Pedro fue a atender, mas era su hijo.

__ ¿Hijito? ¿Sucedió algo en la misión? __ interrogó asustado al oírlo.

__No estamos ya en la misión, papá, pensé que quizá lo sabías _ respondió Fabián algo aturdido.
__ ¿Cómo?
__ ¿No estás con Pedro o no hablas con él?
__No hijito, no siempre, hace unos días que no sé nada de él _ contestó Guillermo cada vez más confundido.

__Bueno, algo así me dijo, por eso me pidió que te llamara, por las dudas _ contestó Fabián__. Ayer muy temprano fue a buscarnos a la misión, nos llamó la atención que no fueras con él, pero nos dijo que no quería preocuparte, y nos trajo a la ciudad, a Malena y a mí, pero acá nos encontramos con todos los chicos del personal de las embajadas occidentales.

__ ¿Cómo? ¿Están solos en la mansión acaso?
__No viejo, cómo se te ocurre que Pedro nos dejaría con los traidores esos, no, estamos todos internados en el colegio _ explicó con calma el hijo__. Al parecer todo está complicado acá y también nos dijo que allá, y que por eso lo mejor sería que permaneciéramos todos en el colegio, además así no perderemos el año. ¿De veras no sabías nada?

__En absoluto. ¿Y tu hermana?
__Ahora en clase, por eso preferí llamarte, porque por lo que me pidió Pedro pensé era mejor que te llamara a solas para hablar más libre. Pero estamos bien, más tranquilos que en la casa seguro, solo que te extrañaremos, pero él me dijo que me hará llegar un teléfono para que solo hablemos contigo _le confesó y a Guillermo le emocionó saber a su chiquilín lindo cuidando a sus hijos y previendo cada detalle__. Papá, quédate cerca de él y de Alberto, prométemelo, sé que están todos en peligro, algo pasa, pero también sé que ellos son los únicos que nos cuidan, Pedro siempre nos quiso y cuidó, ¿lo prometes? Cuando se enojaron y paseabas con Matías no quisimos ponerte mal, pero fingimos sentirnos bien, cuando a  quien de verdad nos gusta tener cerca  es a Pedro.

El nudo le atenazó la garganta, por ello apenas pudo responder con voz más ronca.
__Lo prometo, hijito, seguramente ya hablaré con él y me explicará, no sé cuánto más podamos estar lejos de la ciudad, cuídense, cuida de Malenita, te quiero hijito, y sospecho que a mí también me hará llegar uno de esos teléfonos, he visto que lleva a la misión, así estaremos comunicados.
__Te quiero papá, cuídate, y quédate cerca de Pedro.

Guillermo cortó pensando en las palabras de su hijo, que siempre había visto en Pedro a un ser honesto y bueno, dio un respingo cuando una voz que no esperaba lo sacó del trance.

__ ¿Anda cerca el guardaespaldas o podemos hablar?
__Señor presidente, ¡qué sorpresa! __ exclamó volviéndose mientras intentaba recomponerse__. Si se refiere a Pedro, no es mi guardaespaldas, es mi subjefe, y creo está en la… está en la embajada, no se preocupe.

__ Bueno, entonces podemos tomar un café sin que corra riesgo de morir degollado _ dijo Juan con sorna, y Guillermo sintió asco__. En realidad Pedro era diferente hace años cuando llegó por primera vez, ha cambiado mucho, pero más en su presencia, creo que los dos sabemos el porqué.

__No sé de qué habla, pero le pido disculpas por lo que sucedió en su casa, yo…
__En primer lugar tutéame, estamos solos, y en segundo lugar, Pedro descargó sus celos, no nos engañemos, no eres tú quien debe pedir disculpas _ respondió dando un paso y más acercándose a Guillermo que instintivamente retrocedió__. En realidad iba camino al hospital, y como nos interesa  tanto ayudar a los chicos, y yo no he terminado de agradecerte lo que hiciste por el mío, pensé que podríamos ir juntos.

__ ¿Estás acá por su convalecencia o sucede algo grave en la capital? _  aventuró Guillermo, mientras un par de oídos curiosos los escuchaban a poca distancia.

__ Para serte sincero, las cosas no están bien allá, mis asesores me aconsejaron quedarnos un tiempo acá, y veo que los tuyos a ti, no me cabe duda que… Pedro conoce mejor que nadie cuándo y dónde esconderte __ se sinceró Arismendi aunque la familiaridad con que nombró a Pedro a Guillermo le cayó como un puñete en el estómago.

__Entonces es verdad que algo grave sucede.
__Suceden atentados, y se espera algo peor __ dijo misteriosamente Juan__, en realidad el servicio secreto no tiene en claro contra quién o quiénes van dirigidas las amenazas, el riesgo, de allí que estemos todos lejos por ahora, espero saberlo pronto. Como verás no somos los comunistas quienes atacamos a los occidentales siempre.
¿Vienes entonces conmigo?

__El embajador no irá señor presidente. __La voz que a oídos de Juan sonó impertinente, era la de Alberto, que entonces entró y lo saludó con prisas acercándose a Guillermo, susurrándole algo al oído.

__Lo siento Juan _ se disculpó este__. Me dice el coronel que tenemos que ir a la misión, pero en otro momento iremos claro.

__Bueno, parece que si no está Pedro no deja de dejarte custodia, ¿verdad coronel? Está bien, siempre eres bienvenido en casa, sabes el camino.
__Gracias, lo tendré en cuenta.

__ ¿A dónde está? __interrogó Guillermo a Alberto luego del tenso silencio mientras se perdía en un camino desconocido que le recordara al viaje con la nena en medio de la tormenta, mientras el cielo plomizo amenazaba con lo mismo.

__ ¿Te tuteo?
__Obvio, no vas a tratarme de embajador en medio de la nada, de paso te agradezco que me rescataras de Arismendi, aunque no sé por qué presiento que la mentira no fue casual, menos tu aparición, te pensaba en la quinta de Gaby con ese temita de la seguridad.
__ Ya me ocuparé de ello, cuando termine con el temita de ustedes, que si no es por uno es por el otro, tengo que estar detrás _ lo amonestó, Alberto y Guillermo enarcó las cejas.

__ ¿De nosotros? ¿En qué país anda Pedro si puede saberse al menos?
__ Espero que aún en este, que mi intuición no me falle _ replicó Alberto molesto.

__ ¿Qué? __Guillermo lo fulminó con la mirada pero el coronel no se dio por enterado__. Es un aliciente, imaginé que podría haber sido enviado por esa gente misteriosa a Irak, o estar cumpliendo alguna misión para El Mossad, ya nada me sorprendería de ustedes.

__ Ya Guille,  sí, podría estar en cualquiera de esos lados y contratado por todas las inteligencias del mundo__lo miró__, pero lo que para él era una inyección de adrenalina hasta hace unos meses, hoy sería un no rotundo, no aceptaría nada que le ofrecieran más allá de lo de la mina o de lo que anda haciendo. ¿Y sabes por qué hoy diría que no? ¿Mejor dicho por quién? __Lo miró.

__ ¿Y qué se supone que anda haciendo y dónde? Porque yo me enteré por mi hijo por ejemplo que ayer los sacó de la misión y que los llevó al colegio.
__ Te vio, eso pasa Guille, de lo contrario, al menos nos hubieras acompañado a llevarlos, aunque ni sueñes que te dejaría allá, o solo acá _ le retrucó Alberto con cara de pocos amigos.

__ ¿Que me vio dónde? Ya deja de hacerte el misterioso que no estoy entendiendo nada.
__Digamos que en algo parecido a lo que vi yo hace un rato pero algo más íntimo, en el hospital, con este tipo, y  está a punto de estallar peor que las explosiones que esperamos en la capital o por acá _ confesó y Guillermo se rebulló en la butaca.

__ ¿Pedro me iba a llevar con ustedes y los chicos?
__ Iba, sí, pero cuando llegamos a la casa nos mandaron al hospital, y cuando llegamos allá, estaba este Juan tomándote la manito, y vos como si nada,  para que aquel no terminara matándolo, lo saqué de entrada y por suerte me puse al volante y arranqué o va a terminar preso o fusilado  por soldado de elite que sea.
__  Yo no le tomé de la manito a nadie, no tengo la culpa si no sé qué hace este tipo por acá y se me aparece por todos lados, acabamos de prometernos una vida con tu amigo, algún día debería confiar en mí, ¿no es así?
__ Debería, si  no fuese porque hace cinco minutos te encandilaste con un traidor, y te fuiste de luna de miel, y luego casi lo tuvo que matar a este porque te seduce en todas partes, claro… debería. Guille, Pedro no es de palo, precisamente, y  bastante bien aguantó lo del francés, y lo que no terminas de entender, es que no lo mueven los celos, al menos no solamente,  su función hoy en la vida es cuidarte, y no haces  más que ponerte en riesgo cada vez que mira hacia otro lado.
__Soy grande, puedo cuidarme solito __ adujo mirando al frente.

__ ¿Te tengo que recordar los atentados y las veces que ya llevamos salvándote? __Alberto resopló__. Mira Guille, yo sé que Pedro te contó algunas cosas, lo más que se puede, por eso te hablo  con más libertad,  si en alguien puedes y debes  confiar es en él, y solo en él, ni siquiera en mí, Pedro es la persona más fiel del mundo, le cuesta abrirse, puede parecer reservado o ponerse caretas, tiene un pasado…  lo tenemos todos, puede empuñar un arma y al igual que yo mato por él o por Gaby, él mataría por vos, por los chicos.
__ ¿Envenenándome?
__Ni vos te lo crees eso, sabes que estaba intentando, aun a costa de su dolor,   que regresaras a Kansas,  salvarte __ le contó Alberto sin apartar la mirada de la ruta que se introducía en una zona boscosa donde la penumbra ganaba el terreno__. Pedro guarda secretos… todavía, tiene un pasado complejo… que todavía no llega a contarte, porque no puede, tú lo tienes y seguramente no todo le dijiste.

__ No vas a comparar, yo llevaba una vida en paz con una esposa médica, de profesor y abogado, con mis hijos, no en aviones de guerra y…
__ Pedro también tuvo una esposa, y tiene dos hijitos que adora, y te recuerdo que para dejarlos fuera de todo peligro creo los dejó al amparo de Moravia y la madre. Mira, Guille, tal vez pienses que para él todo vino en bandeja de plata, que se casó con Camila para trepar, pero te cuento que él tenía un lugar diplomático ganado desde mucho antes, que todo en la vida se lo hizo solo, y que su poder va mucho más allá de la CIA y de Estados Unidos. Pero lo que vos viste, fue a un muchacho simple, desaliñado y despeinado, lo miraste con desdén al conocerlo, y luego por lo que vi, lo trataste bastante mal ya estando acá, y sin embargo él te amó desde ese primer encuentro, desde que supo que Labrapoulus se empeñó en largarte al ruedo y que fueras el embajador, tomó la decisión de dejarlo todo por protegerte, a vos y a los tuyos, a todos, aun resignando sus otros intereses, supo que no estabas preparado para no caer en las redes del poder, no solo del comunismo, de los propios, de los cinco tipos que dominan el mundo, de cosas que te llevaría una vida entender, y por ello primero te apoyó, pero ante lo del primer atentado amándote como te ama, quiso alejarte, no envenenarte, asustarte y que regresaras a casa para protegerte.
__ Alberto, yo…
__Déjame seguir, porque me juego el pellejo con esto, no debería estar diciéndote nada de todo esto pero cuando él te dice que te cuides de la seducción de Matías, del supuesto agradecimiento de Juan porque salvaste al hijo, sabe por qué lo hace, no dudes que llegado el caso no dudarían en hacerte desaparecer de un plumazo, y si hoy este se esconde por acá es porque creemos se está gestando algo grande, tal vez con la muerte del líder rebelde no todos desaparecieron, y Arismendi no sabe bien por dónde viene la cosa, y Pedro está totalmente concentrado en averiguar qué mierda está pasando, si esos atentados son en tu contra, o en contra de él, de los dos, y si tiene que ir contra la CIA, o el MOSSAD, o quien sea que te amenace, no dudes que lo hará, por vos mata, y por vos muere __ dijo con tono firme y Guillermo se estremeció__. Ayer mismo quiso poner a salvo a los chicos occidentales, por tratados internacionales en teoría los colegios no pueden ser atacados, por Abdul no pudo hacer nada porque legalmente no es de ustedes, lo cuidarán las hermanas. Y me consta que lo único que hoy pretende es que no te maten, a ninguno de nosotros, y no dudo que luego de esto esté harto de todo como empiezo a estarlo yo, y quiera esa vida… libres, cree en ello Guille e intenta seguir vivo para entonces, imagínate creando ese hogar con Pedro en Argentina, casándote, teniendo hijos, como empiezo yo a verla con Gaby pese a que el padre me odia, Pedro dejará todo por vos, pero deja de exponerte.

__ ¿Y por qué siento que Arismendi se acerca a mí como venganza hacia él porque hoy lo sabe cerca de mí? ¿Qué pasa entre ellos?
__Celos no, Guille, ya no, Pedro tuvo que cometer errores para salvar vidas, yo tuve que hacerlo, pero te aseguro que hoy no te ha sido infiel ni con la mirada, y yo lo vi llorar cuando  lo dejaste de lado por Matías, yo…
__ ¿Cuánto más podremos estar todos lejos de la embajada?
__El tiempo que nos lleve saber qué se está gestando en contra de ella, de vos, no está abandonada, hiciste muchas cosas buenas, pero no creas que Juan no te las cobrará una por una llegado el caso, por ello Pedro te pide que te alejes, que no confíes en él, y…, te voy a contar algo, pero no quiero que le digas que lo hice, ¿puede ser?
__Lo prometo.
__ Lo que vio ayer lo hizo medio echar la toalla al piso, rendirse, y cuando está así, enojado, furioso o frustrado huye, necesita centrarse a solas, y si lo conozco creo saber dónde está, y como solo tenemos el ahora, el futuro no llegó, menos en este sitio, no quiero dejar que se aleje sin que hablen, así que te estoy llevando a su refugio en este país, y  aunque no te hable, aunque te eche…  diga y haga lo que sea que fuere, tienes el modo de convencerlo, de seducirlo, de arreglar las cosas, antes de que en ese estado cometa alguna locura, sin vos se debilita, se hace vulnerable y no quiero que le pase nada.
Guillermo quiso responder pero las palabras murieron en el nudo que le atenazó la garganta.

__Yo estoy acá con Pedro, y estaré siempre a su lado, porque le debo la vida, pudo pensar en él, huir y yo no estaría acá.
__ ¿Qué? __ se sorprendió Guillermo__. No me habló de eso.

_No lo hace nunca, es humilde, no alardea, pero muy de pibes, fuimos a Vietnam, como tantos idiotas, y resumiendo, me dieron Guille, mejor dicho caímos en una emboscada, nos dieron a los dos, pero a mí en la pierna. Pedro despertó, y pudo haber huido sin mí, pero se cercioró de que estaba vivo, y se quedó a mi lado, me alentó, me reanimó, se sacó la ropa para improvisar torniquetes y parar la hemorragia. Le supliqué que se salvara, o lo quise engatusar con que fuese por ayuda, porque sabía que él sin mí llegaría con los nuestros, y qué hizo, se quedó, me asistió, y como pudo, con mi porte y el de él, me cargó, de a ratos me arrastró, me sacó de la trampa mortal, yo perdí el conocimiento, supongo que  él también, pero cuando desperté estábamos los dos en un hospital de campaña, no solo me salvó la vida, sino, la pierna, ese es Pedro. Cuando te dice que es tu amigo, cuando te dice que te ama… es para siempre, no tiene dobleces, ¿entiendes?
__Nunca lo imaginé.
__Y no. Porque él parece un modelo de revista, y nadie imagina las cosas de las que es capaz, y lo que hace por la gente que ama, como ayer.

 De pronto el trueno que siguió al relámpago que iluminó sombras fantasmagóricas hizo dar un respingo a Guillermo, que entonces entendió que estaba llorando cuando sus lágrimas murieron en las comisuras de los labios.
__Beto, ayer no pasó nada, ese tipo avanza, yo retrocedo…
¿Estás seguro que sabes dónde está? ¿Te lo dijo o lo intuyes?
__Lo intuyo porque lo conozco de memoria, la primera vez que vino a Rumania, con su propias manos además de ayudar a construir la misión y equiparla, se hizo una casita, muy humilde en medio del bosque, tiene caballos, le encanta salir a galopar cuando puede, y es donde se esconde cuando quiere recuperar el eje, o tras regresar de cada misión, solo yo conozco el lugar, y ahora te levo allí, espero que sepas arreglar las cosas, porque no te aseguro que mañana no se vaya no sé a dónde intentando saber por dónde llega el peligro que se cierne, sobre todo alrededor de vos, amén de que prometió hacerme la segunda con el padre de Gaby.
__ ¿Y me piensas dejar por acá en medio de la nada? ¿Y si no está donde crees?
__Si no está, entras y lo esperas, en algún momento, vendrá, confía en mí, y arregla lo que tengas que arreglar _ le reclamó, Alberto.

__ ¿Está muy enojado?
__Peor aún… resignado… vencido… frustrado creo.
Llegamos, esperaré cinco minutos y me iré. Es por el sendero, ten cuidado que está oscuro y llueve, pero a cien metros verás la casita, es de ladrillo, apenas, pequeña, con árboles que casi logran ocultarla, simple como en verdad es Pedro, regresa a él, y con él, tus hijos estarán seguros,  ahora habla con él.
__La certeza de amar, radica en hacerlo sin mutilar las alas que hacen volar nuestros sueños.
Quizás hubiéramos sido seres humanos normales y perfectos como dirán muchos, pero el amor nos transforma en unos sencillos cavernícolas envueltos en sus locuras y nos conceden la hipotética ventaja de ser emisarios.
La verdad es que nos pudiéramos haber escondido inteligentemente en personajes calmados, de esos que no se inmutan por nada, que solo miran hacia una dirección sin importarles quién camina a su lado, de esos que escuchan sin mirarte a las pupilas de tus ojos.
Hubiéramos podido divulgar proyectos y temas de puro convencimiento económico, pero sin un ápice de buenos sentimientos y huecos de valores esenciales en la vida.
Para mí hubiera sido la perfección para un futuro soñado, entre comillas,  porque en la realidad jamás despertará en mí el deseo de tal acontecimiento. Los embajadores  del saber afirman que cuando el amor llega y penetra en el corazón se ama hasta la muerte, nos quema como una hoguera todo el cuerpo,  perdemos el control de la mente, amanecemos sin saber cómo transcurrieron las horas, solo intentamos derrotar ese cansancio pegajoso para comenzar nuestras labores diarias.
__Entregamos el corazón y ya no podemos mirar a nadie más, entrégalo Guille, dáselo a Pedro sin dudas.
El amor no es solo una perfecta sonrisa, trae consigo también decepciones que lastran tu orgullo, lastiman tus sentimientos, te hace llorar, derramando lágrimas de sangre por la agonía de sufrir por algo que parecía hermoso y eterno,  derrumbándose en pedazos lo que creímos haber construido fielmente. Pero encauzamos el destino liberándonos en las noches de luna llena donde aullamos como una manada de lobos, dejando atrás las impurezas que con dardos envenenados penetraron en las entrañas del alma. La desilusión me atrapa cuando escucho lo que piensan del amor algunos personajes, que parecen marionetas guiadas por la maldad que abunda en estos tiempos,  hablan vulgarmente de todo lo que le llame la curiosidad tan solo para criticar bajo el oscuro velo de la hipocresía. Hay personas que no merecen llamarlos seres humanos,  pues para ellos el amor no es otra cosa que una palabra sin sentido, sin profundidad, en su escala de números pertenece al cero,  lo catalogan como un acto físico existencial y absurdo. Aquellos como nosotros los soñadores continuaremos defendiendo a capa y espada ese sentimiento que hace vibrar al mundo, seguiremos predicando sin miedo su concepto, contagiaremos con nuestros besos al viento para que llegue a cada rincón del planeta , compartiremos cada copa de salud sin reservas,  regalaremos cada dosis de amor que nace y brota de nuestro interior.
Sufrimos es la realidad por nosotros, y en muchas ocasiones por el dolor del prójimo que nos impacta al ver sus situaciones e intentamos reflejarlas para difundir cada historia ajena al mundo que nos hemos dibujado de colores y no a la verdad que se distingue por el blanco y el negro, los colores básicos de la existencia innata.
Actuamos como máquinas programadas por un chip en el cerebro y una batería en el pecho, nuestra piel es helada y los sentimientos congelados debido a la falsedad que promueve la mediocridad de algunas mentes. Las bibliotecas ya ni se visitan, libros que yacen ahogados en polvo donde escuchamos sus lamentos en el clamor de sus páginas, mientras continúa arrastrando multitudes el sonido voraz de un distribuidor de billetes. Si son autocríticos se darán cuenta que quizá  tengan más prendas de vestir en sus closet que verdaderos amigos en los cuales confiar.
Pero tengo la fe y la esperanza que algún día nuestra raza humana comprenda lo frágil que somos en esta realidad que vivimos. Ve Guille, eres afortunado, en Pedro tienes el amor, el mejor amigo, el mejor compañero, la vida, ve por él.


Guillermo alzó la vista. Unas espesas nubes grises encapotaban el cielo. Si no se daba prisa y Alberto se marchaba quedaría atrapado en medio de la nada o peor aún, en medio de una tormenta. Con más fuerza de voluntad que miedo. Se internó en el monte y siguió por el estrecho sendero que se abría entre la vegetación. Se había levantado un súbito ventarrón que mecía el pasto de un lado al otro con fuerza y soplaba entre los árboles, emitiendo un sonido inquietante. La estela de humo que se asomaba por encima de unos árboles fue sin embargo la señal que necesitó para elegir el sendero correcto, y de súbito dejó de importunarle la distancia o la posibilidad de que lo sorprendiera la tormenta en medio del monte. La posibilidad de ver a Pedro era su norte, el único deseo era encontrarlo y hablar con él. Y mientras iba ganando terreno no dejaba de pensar en lo que le diría cuando lo tuviese enfrente. Tal vez estaba tan enojado que no quería verlo o lo regañaba por haber salido a buscarlo. Era una posibilidad, pero no iba a amilanarse… no ahora que sabía tanto más de él, y que estaba a punto de lograr su cometido. Aunque corría el riesgo de salir mal parado, él no iba simplemente a quedarse con los brazos cruzados, menos después de enterarse de lo que Beto le contara. Un escalofrío y un salto en el pecho le invadieron al pensar en ellos en medio de una guerra, a punto estuvo de dejarse abatir por la idea, pero por ello y más que nunca valoraba a ese hombre único que tantas pruebas había pasado, y que amaba y era suyo. Su enojo era su culpa, y lo aceptaba, tenía que ser capaz de valorarlo, y espantar a los otros, darle celos para probarlo no era buena idea, y ahora sufría por lo que Pedro podría estar pensando de él.
La casita de la que le  había hablado Beto, era una vivienda pequeña de paredes de ladrillo con techo de doble agua. Los postigos de la única ventana que alcanzaba a ver desde su posición permanecían cerrados. La puerta de entrada era de madera y parecía sólida, también estaba cerrada. De inmediato se sintió atraído por el lugar, quizá por saber que Pedro lo había levantado con sus propias manos. A un costado vio unas caballerizas, un par de caballos pastando, con  los hocicos hundidos en la hierba, e imaginó por  primera vez a su cielito galopando, nunca lo había pensado, sin embargo ahora la imagen era vívida. Entonces miró hacia la casa, esperando ver aparecer a Pedro, pero nadie se asomó. Enfiló hacia la puerta delantera de la vivienda, se plantó frente a la puerta, dio unos golpes, pero nadie respondió. Quizá había tocado muy despacio. Insistió con mayor vigor con el mismo resultado. Sin embargo estaba seguro de que Pedro estaba allí, los caballos y el humo que salía de la chimenea lo confirmaban. Movió el pomo, no estaba cerrado con llave y la puerta se abrió, la cerró con cuidado una vez dentro a fin de mantener el calor. Barrió con la mirada  el lugar que estaba vacío, lo primero que sus penetrantes ojos café curiosos hicieron fue recorrer la estancia palmo a palmo, deteniéndose en cada objeto. Por las dimensiones que había calculado desde el exterior, no le sorprendió que solo se tratara de un ambiente. El piso era de piedra. A pesar de lo rústico del lugar, estaba limpio y ordenado.
Había solo una mesa con dos sillas. Unos estantes de madera con pilas de libros desordenados, apilados uno encima de otro. Se acercó y leyó en los lomos, títulos de historia y novelas clásicas que había leído. En un rincón, bajo la ventana, una cama pequeña con unas mantas era el sitio de descanso, una chimenea donde ardían leños completaba el ambiente, a su lado un armario cerrado y una pequeña puerta que supuso iría al baño.
Afuera el viento rugía con más fuerza, haciendo que los postigos de madera se sacudieran. A Guillermo casi le dio un vuelco cuando un trueno ensordecedor partió el silencio,  haciendo que las paredes temblasen, se cubrió las orejas, cerró los ojos, se acercó a la chimenea, se frotó las manos.
¿Dónde se había metido Pedro? La llama del único farol titilaba con la brisa que se colaba por los resquicios amenazando con apagarse. No debía de ser tarde, sin embargo la tormenta había oscurecido todo. Fue hacia la ventana y perdió la mirada en las penumbras, en las sombras que veía tras la cortina de agua, pensando en todo lo que Alberto le dijera, en quién era su Pedro en verdad. Empujó uno de los postigos. Una ráfaga de agua y viento le azotó el rostro, aguzó la vista intentando adivinar presencia tras la cortina de agua, pero él  no estaba. Mientras luchaba contra el viento intentando cerrar la ventana, la puerta se abrió de golpe. Su corazón se detuvo, sintió que era una figura de gelatina que podría ser moldeada a voluntad por la mirada que le horadaba la espalda, se estremeció en cada palmo y fibra, mientras se volteó despacio, los labios le temblaban, y no estaba preparado para el tumulto de sensaciones que lo recorrieron de pies a cabeza cuando las miradas se encontraron, no podía creer que siguiera perturbándolo de ese modo con su cercanía, con la intensidad de la mirada que hacía que se sintiera desnudo.
Allí estaña Pedro, con su imponente porte y las piernas separadas. Aunque el frío se había colado al interior condensando el aire, él no se movió de su sitio. Traía leña para mantener la chimenea encendida, tenía el cabello alborotado y mojado. Guillermo tragó saliva, la ropa se le había pegado al cuerpo marcándole los músculos. Respiraba ligero por el esfuerzo que habría hecho para llegar bajo la lluvia con peso. Guillermo fue incapaz de articular palabra, mientras él permanecía allí, petrificado, taladrándolo con la mirada. Se sintió culpable por haber invadido su intimidad de esa manera, pero ni siquiera podía abrir la boca para pedirle disculpas. Su primer impulso fue salir corriendo, sin embargo, no lo  hizo. No se iría de ese refugio hasta que él no lo escuchara. Tragó saliva, y armándose de valor lo miró a los ojos, directa y profundamente.

__Pedro, tenemos que hablar.


Pedro no le contestó. Cerró la puerta de una patada, y avanzó hacia él. Arrojó la leña delante de la chimenea y se frotó las manos para entrar en calor.
¿Qué demonios estaba haciendo Guillermo allí? Ese sitio era su refugio, y nadie se atrevía a llegar allí, sin su permiso, en verdad solo una persona lo conocía, Alberto, pero ni siquiera él lo hacía, porque respetaba su intimidad, y cuando sabía que él estaba allí rumiando sus penas, esperaba su regreso al mundo para aconsejarlo o guardar silencio.  Pero  hacía tiempo que no creía en la casualidad, su madre siempre decía que el destino envolvía y unía a las personas sin que ellas se dieran cuenta, y que lo que estaba escrito nadie lo podría cambiar, sería para siempre, ¿acaso su destino en verdad era reencontrarse una y otra vez con Guillermo pese a que él se negara, lo  echara, desconfiara, y al fin regresara para volver a irse? Pero se había recluido allí para escapar de él y ahora se lo encontraba allí, tentadoramente hermoso y con la clara intención de hablar con él.

__ ¿Me escuchaste? _ insistió Guillermo preocupado por su enigmático silencio.

Pedro tuvo que morderse la lengua para no decir algo indebido. No tenía derecho a estar en ese lugar, ni a seguir atormentándolo de esa manera luego de exponerse una y otra vez a todo riesgo, de dejarse seducir por uno y otro tras cada una de sus advertencias.

__ ¿Qué haces aquí, Guille? ¿Quién te habló de este sitio? __preguntó finalmente, mientras contemplaba cómo las llamas del fuego iban devorando poco a poco los leños ya convertidos en brasas. No se atrevía siquiera a mirarlo.

__Ya te lo dije, vine a hablar con vos __Intentó acercarse pero desistió de hacerlo cuando comprendió que Pedro estaba molesto con su presencia.

__No sé cómo llegaste, pero no debiste haber venido _ dijo en tono cortante, Luego, volvió a refugiarse en el silencio.

Guillermo entonces comprendió que no estaba preparado para sentir su rechazo, y de pronto supo todo lo que le había hecho sufrir con el suyo desde conocerlo, tuvo muchas ganas de llorar, pero no lo hizo. Si había tenido el coraje de llegar hasta allí, no podía acobardarse precisamente entonces, estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuese necesario para que se decidiera a hablar con él. Mientras, se dedicó a observarlo. Tenía el ceño fruncido, y el fuego se reflejaba en sus ojos verdosos. Desde su posición podía disfrutar de su magnífico perfil, delineó con un dedo invisible su nariz respingada, su barbilla arrogante, se detuvo en sus gruesos labios entreabiertos que rogaban ser besados y luego posó sus ojos en la prominencia de la nuez de Adán que se asomaba debajo de la barba más crecida. La ropa mojada se le pegaba al cuerpo en una visión perturbadora, sin embargo, no podía apartar la mirada. Contuvo el aliento cuando Pedro se quitó la campera y comenzó a desabrocharse los botones de la camisa.

__ ¿Qué vas a hacer? __la pregunta estuvo de más- Era evidente cuál era su intención.

Pedro volteó la cabeza, y con una sonrisa socarrona, retrucó.
__ ¿Tú qué crees? __Con un rápido movimiento se despojó de la camisa y la dejó encima de la campera.

Aunque no fuera la primera vez que lo viera desnudo, el corazón le dio un vuelco, la garganta se le quedó seca, era tan endemoniadamente hermoso que robaba el aliento, despojaba de todo juicio y cordura.
__No voy a pescar una neumonía simplemente por ahorrarte el momento __ replicó al notar cómo Guillermo lucía afectado. Se llevó ambas manos a la pretina del pantalón y se detuvo un instante__. No hace falta que te escandalices. Tú y yo sabemos muy bien que has hecho mucho más que contemplar mi desnudez. ¿Ya lo has olvidado o quieres que te refresque la memoria?
Guillermo prefirió  no contestarle.
Pedro percibió la furia en sus adorables ojos café y enseguida se arrepintió de sus palabras. No quería importunarlo, pero sentía que era la única manera de defenderse, de levantar un muro momentáneo entre ellos hasta aclarar sus ideas, de que él se marchara y no lo torturase con su presencia. Bajo la mirada atónita de Guillermo, se deshizo también de los pantalones mojados hasta quedar en bóxer, pero le salió el tiro por la culata porque Guillermo mirando hipnotizado no se movió un ápice de su sitio.

__Vine a buscarte porque tenemos que hablar – dijo, por fin, haciendo un gran esfuerzo por no distraerse con su espléndida anatomía y el dibujo de sus músculos tan bien esculpidos.

Pedro se apartó el cabello del rostro, y al hacerlo, Guillermo no pudo dejar de emitir un suspiro ahogado por suerte por el ruido de truenos del afuera.
__ ¿Qué es tan urgente que no podía esperar a que volviera a la casa? __inquirió, dándose la media vuelta.

Guillermo tragó saliva, seguía allí estaqueado junto a la mesa con las piernas sin respuesta, como si fuesen de gelatina. Una cosa era Pedro desnudo echado en su cama, y otra muy distinta plenamente consciente con ese inescrutable brillo en la mirada que no se atrevía siquiera a descifrar, a pocos metros de distancia.
__Se trata de Juan, de lo que crees haber visto.
El rostro de Pedro se transformó. ¿Había ido hasta allí para hablar de ese tipo?
__No hace falta que digas nada de él, ni de sus intenciones, ya las conozco __ respondió, esforzándose por evitar que él descubriese lo mal que se sentía por cada situación en que se exponía al riesgo o a otros__. Es más, si lo que te preocupa es que me interponga a que haya algo entre ustedes, como ya te he demostrado cuando fue con el francés, puedes quedarte tranquilo que no lo haré. __ Tomó una de las mantas y comenzó  a secarse el torso.

Guillermo, hipnotizado por sus movimientos, apenas logró enfocarse en lo que tenía que responderle. Pedro le hablaba con frialdad, como si el hecho  de que otro hombre pretendiera ganarse su alma y cuerpo le importara muy poco. Por un instante, lo embargó la más asfixiante de las incertidumbres. ¿Y si había malinterpretado todo? Estaba tan confundido con su actitud que empezaba a creer que los supuestos celos que había despertado en Pedro no eran más que fruto de su imaginación, y aunque le doliera lo que estaba a punto de descubrir no se iría de allí hasta descubrir la verdad.

__Las actitudes de Arismendi, como sus declaraciones, me toman por sorpresa __ manifestó, tras aclararse la garganta__. Jamás imaginé que se fijaría en mí, es más supuse  y a veces creo que  sos vos quien le interesa.

__ No voy a volver a decirte lo mismo de siempre, tampoco a recordarte que más allá de lo que hiciste por su hijo, ese tipo es enemigo de nuestro país y de nosotros, tampoco que mientras ocupes el cargo que te dieron, estás bajo mi protección. Cuando te vayas podrás hacer lo que te venga en gana. Si te hace ilusión que un hombre como Juan te seduzca, nadie te lo va a impedir, ni siquiera yo.
Guillermo apretó los puños hasta que los nudillos se le quedaron blancos, y los ojos echaban chispas.
__! Por supuesto que me complace que el presidente del país más opositor que tenemos me pretenda, es apuesto, y seductor, inteligente! Tanto como que el nuestro me eligiese para el puesto simplemente porque comulgo con sus ideas. Hasta creo que mis hijos aprobarían que me casara con ese hombre.
__ ¿Estás pensando en huir y casarte con Arismendi? __ se pasmó, Pedro.

Guillermo le lanzó una mirada desafiante.
__ ¿Por qué no? __rebatió, montando en cólera__. ¿Acaso él no es digno de querer blanquear su vida conmigo? ¿O tal vez el que no es merecedor de casarse con un hombre como él soy yo? En todo caso, Pedro, ¿qué diantres te importa a vos lo que haga o deje de hacer con mi vida amorosa?

Después del exabrupto, Pedro se  quedó mirándolo. Estaba rojo de furia, con un destello en los ojos que los volvía más oscuros y enigmáticos. Tres arrugas se le marcaban en la frente y tenía los finos labios apretados como los puños mientras el pecho subía y bajaba en clara actitud combativa que lo volvía adorable. En vez de provocarle enojo sintió una profunda ternura. Sin querer, se le escapó una sonrisa y supo que acababa de cometer un tremendo error.
__ ¿Qué es tan gracioso? __ le espetó poniendo los brazos en garra.

__Tú, Guille _ respondió mareándolo con los hoyuelos impertinentes que lo distraían, aun a costa de ganarse algún insulto extra__. En el fondo no dejas de ser el centro del universo, el hombre fatal acostumbrado a obtener todo y a todos con solo chasquear los dedos.

__ ¿Eso es lo que piensas de mí? __A Guillermo le hervía la sangre. Estaba indignado por el comentario, pero de repente Pedro se desentendió de él, dándole la espalda para ocuparse de la ropa mojada. No quería que descubriese cuánto lo había incomodado su pregunta. Se puso nervioso al escuchar que se acercaba a él.

__ ¿No vas a responderme? _ se empeñaba en continuar con la discusión. Se puso a su lado para que pudiera verlo. Como él prefería ignorarlo, le quitó la ropa de las manos y la arrojó al suelo para volver a tener su atención.

Pedro le lanzó una mirada furibunda, pero Guillermo no se amilanó, todo lo contrario, se estremeció desde la cabeza hasta los pies cuando, además de la ira, percibió el deseo contenido en esos ojos almendrados que tanto adoraba.
El silencio que se generó entre ambos era solo perturbado por el crujir de los leños en la chimenea, y el sonido de la lluvia que ahora caía con más intensidad sobre el campo. Guillermo no podía seguir callando lo que sentía, Necesitaba que él supiera cuánto lo admiraba además de cuánto lo amaba.

__Aunque no lo quieras ver, yo soy un hombre recto, que no provocó a los otros, me confundí una vez, pero  peor fue que dudé de vos, porque no te conocía. __Le imprimió seguridad a sus palabras a pesar de que le temblaba la voz__. Nunca había deseado a un hombre, pensé que solo amaría a Silvina, pero hoy sé muy bien lo que sucede entre pares que se gustan.

__ ¿Y qué sucede entre dos hombres cuando se gustan según tu escasa experiencia? _ quiso saber Pedro. Había dejado la ira de lado, pero  se mantenía a la defensiva, valiéndose de la ironía. Se encontraba semidesnudo, delante del culpable de sus desvelos, no podía bajar las defensas.

Guillermo tragó saliva. ¿En verdad acababa de hacerle esa pregunta? No supo por qué lo hizo, ni cómo, pero no evadió la mirada. Quizás era la señal que había estado esperando para dejar el miedo y las dudas paralizantes de lado, el temor al rechazo, al engaño, a descubrir que su corazón le pertenecía a otro y que podría dejarlo al borde de un abismo muy peligroso, terminar con el suyo roto en miles de pedazos.

__Supongo que algo muy similar a lo que sucede entre nosotros cada vez que estamos juntos _ le soltó tratando de sonar lo más seductor posible. No se conformó con mirarlo de esa manera tan provocativa, se acercó un poco y le acarició con suavidad el brazo desnudo, sintiendo cómo la piel de Pedro vibraba al simple contacto, y la electricidad que los atravesó como un rayo ante el simple roce. __ Desconocía el poder de un beso, el torbellino de sensaciones que nacen justo acá. __ con la punta del índice, se tocó en medio del pecho__: Y llega hasta aquí _ agregó, deslizando la mano por su abdomen hasta llegar más allá del límite__. Lo que viví y sentí con vos cada vez, no se puede expresar con palabras.

Rompe la inmensidad de la noche, empápate de mi desnudez, fluye con tus humedades los laberintos escondidos de mi ser, seré tu licor, embriágate de mi sin estupor, al compás de tus caricias, conviérteme en realidad, satúrame con tus besos, invéntame como me quieres, devórame con tus labios sumérgete en mis adentros.
Sometido nuevamente ante tus antojos, invéntame desbordando amaneceres en tu cuerpo, moldea con tus anhelos, la madura fuente prohibida, mi prisión será la cárcel de tu piel, hurga por cada rincón, somos más que dos cuerpos indómitos llevados al pecado, a la seducción…   húndete en mis  secretos atrevidos, con tu boca dulce perfección. Mi vientre palpita cuando inventas cada caricia, tus manos fuertes surcan mi anatomía vibrante, me hipnotiza el penetrante olor, ese aroma que vaga suntuoso, siendo un hombre, sensual y peligroso,  confinado me tienes a tus sentidos, tus ojos transformados en deseo, en súplica por entregarte, mi naturaleza vive, asalta mis rincones, devórame que quiero ser tu destino, préndete a mi ser, sin detenerte.
__Extraño a mi  compañero, al que le di mis sueños, su boca la taberna donde bebía, mi cuerpo hecho de tiempo  nada conmovía su corazón de piedra, recopilación de mis miedos,   cuando pienso que toda mi luz se agota  en esta noche de vigilia  sin su presencia,  ese de dedos, de manos magistrales, donde yo quise aprenderlo de memoria, mi corazón se va de su sitio en  elecciones inciertas que me trajeron a este punto, no puedo reciclar los suspiros, un beso que cerró de golpe la soledad. Él destrozó mi cordura, me cansé de noches fáciles, ya no fui su inspiración, instante perdido en que otro se adelantó, me lo quitó de las manos, fue más fuerte su olor a macho, su sabor a placer, sus mieles, su humedad, tu postre hecho a la carta, la marea retrocede sin tus caricias, sin tu ropaje, la ausencia de tu ser, debilita mis sentidos, la historia que no podrá realizarse, error mío mirar aquel ayer con los ojos de hoy.
El que me dedicaba su erotismo, se coló entre mis piernas, deambulando mi espalda, mi cuerpo ya no responde, la naturaleza pregunta, ¿Dónde se quedó la pasión? Que el frío se vestía de calor, buscando en la oscuridad su alma desnuda, todavía huelo a ti, a esa fragancia que despertó en mí, como sus palabras hechas poemas, cada poesía descrita en mi cuerpo con concupiscencia, con ese palpitar en que la noche era una causa poderosa en que mis instintos se hacían agrestes. Recorrí tu océano índico, estudiándolo pacíficamente,  como memorizándote las pecas, tus poros  con los besos que me atreví a comerme, olvidando que mis labios conocieron tu fuego, mortíferas trampas de amor hechas pasión, no, ya no eres mío, te entregaste entero a mis pasiones, me perdí añorándote, me pediste tiempo para reflexionar, fue mentira tu lealtad, solo me embriagaste con tu romance, mi ardiente silueta te extraña, moriré sin volverte a mirar, lágrimas bañan mi rostro, al mar se van,  la frase en mis labios expiró.
La sensualidad sin amor es pecado, excitación privada, poros abiertos abriéndose a las mejores marejadas, placer en los oídos incontenibles de susurros de palabras, erizando la piel, letras transformadas en deseo, uñas que se aferran salvajes como fieras atrapando a sus presas, lenguas que sincronizan cada sinfonía en una danza, se confunden los contornos, perdiendo la respiración, los estribos, devorando con hambre y sed, este pensamiento que nos hace actuar, llamado pecado. Experimentando ese instante trémulo, sublime, donde dos mundos se entregan, se enlazan, son cautivos,  manos que se deslizan entre los encajes, cuerpos imperfectos, anchura de espaldas,  yemas que claman locura, haciendo verano, fuego incendiándose por dentro, magnetismo, fuerza de atracción natural divina, deliciosa debilidad, porque el pecado se empieza con las ganas de poseer lo prohibido, te has convertido en mi penitencia, mas no te transformes en mártir, el cuerpo se llena de caricias de miradas perversas, ante pieles sensibles que son belleza. Viajar en esa geografía, es memorizar cada momento perfecto, de emociones, de latidos, regalándose sensaciones indescriptibles,  como volcanes explotando a raudales que adictos en sangre se vuelven ruidos incoherentes, con ganas de pecar, de amar, de seducir, son dos ángeles convertidos en maldad sin culpa alguna, ofreciendo un paraíso que es el mejor de las artes, deshabitado ocio de la carne,  sexo que se funde irremediablemente ante los besos candentes, como átomos invisibles en el aire, marcas en la oscuridad que la luna se vuelve testigo. Cometiendo pecado tras pecado, siendo mi amante secreto, el pecado más abrupto al que le entrego mi naturalidad, mi pasión, mis sentimientos.


__Comienzan mis labios a hidratar de los besos de amor tus sentidos, van suaves mis caricias preparando la superficie de tu cuerpo para este recorrido incierto que solo la pasión a tus deseos revelará y tus pulsaciones que se aceleran haciendo que enloquecido tu corazón galope arrastrando mis latidos.
Incierto trayecto comienzas a transitar al abrigo de mi piel, sudor de pasión enrarece el aire que las bocas entre besos atrapan, poseídos los cuerpos desnudos transitan esta hermosa carrera que es amarnos, nos detenemos en ocasionales momentos cuando un orgasmo tuyo es como bocanada de aire que relaja tu pecho, es el impulso para seguir corriendo.
El deseo que domina la razón y los latidos, traspasas aquella distancia que impone tu mente y tu cuerpo envuelto por el mío se pierde en un movimiento al compás del nuevo despertar de los sentidos adictos a este amor que los recorre, los inunda y entre bocanadas de gemidos los húmedos besos perfuman de pasión la piel.
Te llevo a esa incierta meta que las ansias de amarnos a tu cuerpo muestra en una danza de pasión a la que fundidos estamos… momentos perceptibles atrapas entre nuevos orgasmos que anuncian a tus sentidos que al éxtasis, como tu carrera de media milla estás a punto de llegar, donde tu cuerpo a él por completo se entrega, el amor nos abrazó al deseo y en esta carrera en busca de la total entrega nos llevó felices a alcanzar la meta en esta noche.
_Somos dos partículas unidas, dos sistemas distintos,  que de forma sutil traemos sistemas únicos, mi armamento lo preparé para tus besos, tus labios sellando mis labios dejando huellas con tu nombre, imaginando que tu fuego se extienda en mi océano bullicioso, mi figura sin ley física, ritmo celestial de nuestros pasos,  manos cálidas en una cuántica conexión. Fruta prohibida que consumo a diario, sombras de montañas, besándonos, amándonos, acariciándonos, conteniéndonos, en siluetas vivas, condensación absoluta, la manía indescriptible de sentir el amor, cómo explicar mi pasión, olisqueándonos tal vez, viviendo de nuestra sustancia en sutileza, existiendo en este holocausto de tu belleza, vivir extasiados bajo la tormenta de dulzor, frescor de nuestros cuerpos, cuando solo somos uno bañados en sudor.
Yo soy sensualidad, tu carnalidad, amo nuestra plasticidad, liturgia de amarnos, dudas en fonemas en sonidos de palabras,  tabernáculos conteniéndonos cuando ausentes estamos, ardiendo voceando alaridos; elementos combinándose, vivenciando nuestros mundos que pululan, almas revestidas de carne, incendio de percepciones sensoriales en esta nocturnal noche de sensibilidad.
Soy correspondido en el flujo existencial, materia de vida, contacto permanente de cuerpos en seducción, geografías rejuveneciendo al contacto bendito del sexo, en plenitud, gozo adorándote,  renaciendo, dos metamorfoseándome en sintonía de nuestras cumbres, duplicándonos asombrosamente haciéndonos idénticos, pureza soberbia, deseando tu vaporosa espalda, embebiéndome en tus sabores naturales, dejando mis poemas en ambrosía de tu textura, amores prohibidos deshojándonos sin pesadumbre.
Pedro sintió cómo se le iba secando la garganta a medida que Guillermo hablaba. No era solamente lo que decía, el verdadero peligro estaba en el tono sensual que utilizaba para dirigirse a él. Su mano comenzó a subir hasta apoyarse en su hombro, la otra a aferrarse a la nuca y descender hasta rozar el hueco del cuello. El espacio entre ambos se fue reduciendo en apenas un instante, y él que no podía pensar con claridad, no era capaz de apartarlo de su lado, más bien se sentía flotando en un halo mágico, unido a él por una fuerza extraña.

__Guille… __ Su voz brotó de los labios masculinos en apenas un susurro. El pulso se le aceleró cuando Guillermo respondió curvando los labios en una sonrisa. No podía caer en su juego tan fácilmente, fuese cual fuese, no podía. Aferrándose a su fuerza de voluntad, minada por su excitante cercanía, lo sujetó por las muñecas para detenerlo antes de  que cometiera una locura. __ No es prudente  que sigamos con esto, no sería justo sin antes aclararlo todo. Si amaste a Matías, si quieres coquetear con Arismendi, olvida lo que ocurrió entre nosotros, quizá fue solo un error, yo debería olvidarlo, y así podrás hacer lo mismo y continuar con quien desees.

__ ¿De verdad puedes olvidarme, Pedro? __Guillermo bajó la cabeza y posó los ojos en su entrepierna, en donde se percibía  el deseo apremiante bajo el bóxer__. Me parce que cierta parte de tu anatomía se acuerda muy bien.

El atrevido comentario, sumado al descaro en su mirada casi lo hacen sucumbir a sus provocaciones. Su propio cuerpo lo estaba traicionando.
__! Basta, Guillermo! ¡No juegues conmigo como siempre para luego dejarme por otro! __ No fue una orden, más bien fue una súplica desesperada en un último intento de hacerlo entrar en razón. Él seguía desafiándolo con cada mirada, en cada gesto, haciendo tambalear su cordura.

__ ¿No te gusto más, Pedro? ¿Tan poco interesante soy para vos? __ Le estaba apretando las muñecas  y su calor le quemaba la piel. Guillermo estaba impedido de tocarlo, pero llevó el juego al límite cuando se humedeció los labios con la lengua en un claro gesto de invitación.

Pedro sintió un latigazo en la ingle, y unas ganas incontrolables de devorarlo, de cerrarle la boca con un beso o miles. Mientras la sensatez intentaba rebelarse en contra de sus deseos, cada fibra de su ser le pedía a gritos que lo tomase entre sus brazos, lo besara sin pausa hasta dejarlo sin aire, dejándose llevar por lo que sentía.

__ ¿Por qué estás haciendo esto, Guille? ¿Qué importa lo que yo piense cuando pareces encantado con la atención que te presta el primero que se cruza en tu camino contra todo riesgo? __ Meter a Matías y a Juan en medio de la conversación le permitía frenar sus propios impulsos, Guillermo necesitaba un escarmiento, él no podía ceder así, sin más__. Has venido para hablarme de uno de ellos, pero veo que tus intenciones son muy diferentes. __ Respiró profundo mientras batallaba con la acuciante erección que ya no podía disimular y se dispuso a continuar__. No sé qué quieres escuchar, pero está bien, lo reconozco. Eres un hombre hermoso, capaz de enloquecer a cualquier hombre. __ Vio que él sonreía complacido__. De hecho Juan cayó preso de tus encantos apenas te conoció, si mal no recuerdo, y el otro aunque con otros fines, supongo que babeaba por ti también. Yo no soy de piedra, Guillermo. Es muy difícil contenerme cuando me provocas con insolencia, haciendo que me hierva la sangre y mi miembro se ponga  duro. La pasión solo se puede apaciguar de una manera. ¿Es a  eso a lo que has venido? ¿Quieres quitarte las ganas conmigo y luego jugar el papel del noviecito recatado con el presidente?

Las crueles palabras  que le expresó Pedro en la cara le borraron la sonrisa de un plumazo. Como pudo, Guillermo consiguió soltarse, y antes de que él volviera a abrir la boca, le propinó una fuerte bofetada que lo obligó a retroceder. El intenso escozor que sentía en la mano era insignificante frente a la humillación por la que acababa de pasar, quería gritarle la verdad, una verdad que anidó en su pecho sin permiso, que callaba más de lo que se atreviera a consentir, que lo estaba ahogando. Pero lo maldijo y se maldijo por haber permitido que la situación se le fuera de las manos. Un relámpago estalló en el cielo en el preciso instante en el que Guillermo se dirigió hacia la salida, huyendo del hombre que tanto amaba mas que tanto había herido, y desvalorizado por no conocerlo, por no saber leerlo.

Semidesnudo como estaba, Pedro salió raudamente del refugio para tratar de alcanzar a Guillermo. Lo vio intentando montar a uno de los caballos, él no sabía hacerlo. Intentó poner un pie en el estribo, mas el caballo nervioso y asustado por la tormenta empezó a corcovear. A Guillermo no le importó. Estaba más que dispuesto a alejarse de allí, aun a costa de sufrir un accidente en la huida.
 En apenas un par de zancadas, Pedro estaba junto a él.
Guillermo intentaba aferrarse a la montura para tomar impulso cuando sintió los fuertes brazos de ese hombre imposible alrededor de su cuerpo.
__Déjame _le gritó, retorciéndose con desesperación para volver a tomar impulso y en su afán de que lo soltara.

__No vas a irte así, Guillermo __replicó Pedro, alzando la voz por encima del ensordecedor sonido de la lluvia que ahora caía con intensidad. Lo obligó a que se volteara. Sin soltarlo en ningún momento por temor a que saliera corriendo__. ¡No voy a dejar que te vayas y termines tirado en el monte con una pierna rota o algo peor!

__! Y a vos qué te importa lo que pueda pasarme! __soltó, golpeándole en el pecho con los puños cerrados.

_! Basta! __Le sujetó las muñecas para detenerlo__. Ahora sí te estás portando como si fueses más pequeño que tu niña.

Guillermo le lanzó una mirada asesina, no podía utilizar las manos para liberarse, entonces le dio un codazo y una patada, y Pedro no tuvo más remedio que soltarlo. Aprovechando su descuido se echó a correr. Pero su intento de fuga se vio frustrado apenas unos metros más adelante cuando una piedra se interpuso en su camino, y terminó de bruces en el suelo, con el rostro en el barro. Mientras Pedro carcajeaba recitó una retahíla de improperios. Ni siquiera se animaba a darse vuelta para mirarlo, hundiendo ambas manos en al charco en que había caído consiguió ponerse de rodillas.
__Déjame ayudarte _ le ofreció Pedro tendiéndole la mano.

 __! No hace falta! ¡Yo puedo solo! __le gruñó. Aunque le llevase todo el día, no aceptaría su ayuda, miró a su alrededor en busca de alguna cosa para ayudarse, pero no había nada, solo el brazo de Pedro extendido hacia él. Tragándose su orgullo, dejó que lo ayudase.  Apenas logró levantarse, y sin darle siquiera las gracias, enfiló de nuevo de regreso al monte.

__Guillermo, vuelve aquí _ le ordenó, Pedro. El agua fría cayendo sobre su piel desnuda le calaba los huesos, aun así, no pensaba desistir__. ¡No cometas una locura! ¡No te vayas!
Pedro, harto del comportamiento infantil de Guillermo, fue detrás de él para detenerlo, no le echó ninguna advertencia, sabía que sería inútil, lo que el embajador necesitaba era un escarmiento, no iba a permitir que atravesara el monte solo, y con semejante tormenta.
Apenas lo tuvo al alcance de la mano, y antes de que volviera a escaparse, Pedro lo sujetó de la cintura para obligarlo a darse vuelta. Guillermo ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando con una fuerza nunca demostrada lo cargó encima de su hombro como si él fuese un fardo. No podía patalear porque Pedro lo tenía inmovilizado contra su pecho.

__! Pedro! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Bájame! __le reclamó mientras llovía tan copiosamente que le costaba mantener los ojos abiertos.

__ ¡No lo haré! __ Le gritó, Pedro, avanzando por el terreno fangoso con cuidado. Los dos ya estaban demasiado sucios y mojados como para terminar en una situación peor__. Ni sueñes que volverás a escapar de mí… Embajador.

CONTINUARÁ.
LIBRO DE ANCLAJE. EL CAPRICHO DE LOS DIOSES, SIDNEY SHELDON, EL MAESTRO DEL SUSPENSO.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.


4 comentarios:

  1. Veronica Lorena Piccinino
    Claro que no quiere escaparse del chiquito.. son hermosos y se pelean sin sentido... gracias Eve Monica Marzetti

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    1. Veronica Lorena Piccinino
      Eve Monica Marzetti para la próxima muchos mimos entre ellos ... es lo más lindo porque demuestran en cada encuentro lo mucho que se quieren . Ese amor verdadero que nos regalaron en la ficción

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  2. · Responder · 13 h
    Paola Vanina Duarte
    yo también estoy

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  3. Es una muy hermosa historia de amor como todo lo que escribes

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