sábado, 6 de noviembre de 2021

NO SOY YO CAPÍTULO CUARENTA. ÚLTIMO.

 

NO SOY YO

CAPÍTULO CUARENTA. ÚLTIMO.

 


“No me importa si amarte es el camino al pecado y al infierno.

Por un beso tuyo poder soportarlo todo”. Montecristo.

“El que tiene imaginación, con qué facilidad

saca de la nada un mundo”. Gustavo Adolfo Bécquer.

“Por el brillo en los ojos, desde el comienzo de los tiempos,

las personas reconocen a su verdadero amor”. Paulo Coelho.

 

¡Qué alegría hay en el rostro de dos seres que se aman! Transforman su vida, y forman con su amor una montaña. Se agarran con gran anhelo, con su dulce voz se hablan, y van tejiendo su nido encima de la montaña. Frotan sus cuerpos hermosos como quien lima esmeraldas sacando con su gran brillo lo más bello de sus almas. Grandes proyectos se enlazan como se teje una trenza, que cada hora asegura nuestra débil existencia. Amor,  no me dejes nunca, pon alegría en mis venas, y que nunca se derrumbe como un castillo de arena.

“Un ángel es como una flecha de luz, irrumpe

en la oscuridad a través de su paso.” Karen Goldman.

“Quien sabe del dolor, todo lo sabe”. Dante Alighieri.

 

“Me despertó  el alba durmiendo en la curva de tus pestañas  y el sol remoloneando en tu iris, descansando en tu alma precioso.”

 

__ ¡Pedro, dije que no!

__ Por favor _ suplicó el esposo mirándolo haciendo un mohín apuntando con el pancito.

__ Que el pancito no __ lo retó Guillermo, con expresión divertida que lo delataba__, dije que el pancito en la salsa no, encastras todo luego.

__Que sí.

El silencio y las lágrimas columpiándose en la mirada penetrante alertaron a Pedro.

__ ¿Qué sucede?

__ No es un recuerdo, ¿no es así?

__ ¿Recuerdo? _ se confundió Pedro.

__Perdón precioso, es que por momentos como dice tu hermano, dices o haces cosas tan iguales a otra época, que…

__Que piensan que estoy recordando, no amor, no sé lo que me sale como antes, solo quería probar la salsa, ¿pasó otra vez? __ interrogó con timidez y la ternura inundó  los ojos de color café.

__ Miles de veces, desde siempre, desde la primera vez en que te invité a comer pastas, hasta…, cada vez. Luego de casados también.

__ Y nunca me dejabas.

__Nunca quería que lo hicieras con el pancito, al fin siempre te daba a probar con la espátula de madera, y terminábamos compartiéndola en un beso, mientras no estabas en casa.

__ ¿Cómo?

__ Que luego de casados, cada vez que íbamos a besarnos, aparecía el inoportuno de Fabián, y al fin terminábamos cenando los tres.

__Ahora él no está __ le dijo en tono pícaro Pedro.

 

Pedro lo miró con picardía, Guillermo le dio con la cuchara a probar la salsa, acercándose y anhelando esa boca, mientras presurosas manos apagaban el fuego de la cocina, otro crecía en las entrañas de los esposos renovados.

 

En la penumbra adivinaron sus contornos, y geografías en el roce y en las caricias, uniendo y estrechando los cuerpos y Guillermo tomó conciencia del peso de la cabeza en sus hombros, de la curva de su cadera contra la suya y su sonrisa lo volvía a deslumbrar iluminando el todo.

Sintieron que todas las equivocaciones de esa vida habían sido solamente pretextos para finalmente llegar a este instante precioso en que se tenían uno al otro y para el otro, próximos, vulnerables, abandonados. El aire les comenzó a faltar y los corazones galopaban. Y volverían a ser uno del otro, porque así estaba escrito en el pergamino de Dios, desde el comienzo del mundo.

El joven notó el cambio de respiración, levantó la cabeza apoyada en el pecho y las miradas lo dijeron todo y todo lo reflejaron...

La tibia proximidad lo envolvió  a Guillermo como en un manto misericordioso. Cerró los párpados y lo atrajo buscando esos labios deliciosos, abriéndolos en un beso absoluto, síntesis de las esperanzas de vidas, húmedo, largo cálido, desafío a la muerte, suspiro, aliento, fuego, agua, sollozo de amor. Recorrió su boca redescubriéndola, aspiró su aliento, sació su sed con su saliva, dispuesto a prolongar aquel momento hasta el próximo final, sacudido por el huracán de los sentidos, seguro de haber vivido hasta entonces nada más que para esa noche prodigiosa en la cual se hundiría para siempre en la intimidad de ese,  su hombre. Su hombre niño, el olor de su cuello, las palomas en sus manos, sentir ese amor, esa pasión que los quemaba en la hoguera, soñándolo despierto, deseándolo dormido hasta entonces, su vida.

Ninguno supo cuánto más le dijo al otro en susurros. En ese murmullo sin pausa, ese manantial de palabras en los oídos, ese río de gemidos y jadeos de quienes hacen el amor amando.

 Temían que la noche en esa vida también lo fuera para colmar ese vendaval.

Con lentitud y cierta torpeza, porque las manos temblaban, se abrieron los botones uno a uno y se descubrieron las axilas, los hombros, la nuez de adán, los pezones, tal como venían intuyéndose antes de la primera vez y de cada una, antes de cada olvido.

 

En la concavidad de las palmas abarcaban los pezones y anidaron dos golondrinas tibias y secretas nacidas a medida que los dedos las provocaban y hacían estremecer. Esta vez el  mayor quiso ser poseído y sentirlo al joven, que buscó arrodillado el calor en su pecho, inhalando la fragancia a madera y canela, hasta recorrerlo desde la caricia en los pies reconociéndolos como los había soñado. Ascendiendo para descender el cierre del pantalón bajándolo para recorrer el abdomen, detenerse en el ombligo dibujado por su lengua ardiente, y luego recorrer con sus dedos la espalda haciendo erizar el vello. Y se vieron desnudos en detalle, contra el infinito. El joven con los labios trazó los caminos, cavó sus túneles con los dientes, subió sus colinas, anduvo sus valles, y así dibujó los mapas de su geografía. Y dejó al esposo dibujar  los suyos. Cuando no quedó ropa entre ellos, perdidos ya casi en la oscuridad, fueron como los dos primeros seres en el universo, antes del pecado original. No había espacio para otros, lejos estaba la fealdad de la guerra, o la inminencia del fin, el olvido o la muerte,  solo existía la luz de ese encuentro.

 

Nunca habían amado así  hasta la vez previa en esa vida, ese amor sin barreras, la entrega sin dudas ni reservas, ni recordaban haber sentido tanto gozo, comunicación profunda y reciprocidad.

Maravillados descubrían nuevamente las formas de los cuerpos, su calor, su aroma, su sabor, se exploraban conquistándose palmo a palmo, sembrándose de caricias hacía poco reinventadas.

Nunca habían disfrutado así de la alegría de los sentidos, tómame, bébeme, devórame, poséeme, recíbeme, porque sí, porque así del mismo modo, te tomo, te poseo, te devoro, te inhalo, te bebo, y te recibo yo. Ocultaron los rostros aspirando el aroma de la piel y se amaron embriagados. Y en la mirada, el espejo de uno devolvía la imagen del otro embellecida  por el amor compartido.

Paso a paso iniciaron las etapas de un rito imperecedero...

Guillermo lo acogió en su interior y se abandonó, mientras el joven se sumergía en los más privados jardines, anticipándose cada uno al ritmo del otro, avanzando hacia el mismo fin y sonrieron en perfecta dicha por haber encontrado al hombre perseguido de siglos en las fantasías y buscado en los cuerpos equivocados a lo largo de vidas. Y largamente, sin apuro, el joven habitó en el par, deteniéndose en el umbral de cada sensación, saludando al placer, tomando posesión al tiempo que se entregaba. Cuando los cuerpos vibraron como delicados instrumentos, y hondos suspiros alimentaban al otro, una formidable represa estalló y la fuerza del torrente los sacudió, inundándose ambos en aguas felices.

 

Y así permanecieron estrechamente unidos en tranquilo reposo, descubriendo el amor en plenitud, respirando y palpitando al unísono hasta que la intimidad renovó el deseo, pero el joven dejó ingresar  a Guillermo que creció en su interior y buscó sus labios en un beso interminable como la fusión. Con el cielo como testigo, premiados por un inagotable ardor, una pasión desaforada, retozaron bajo la luna, hasta que el alma se les fue en suspiros, y sudores, y murieron por último, abrazados, con los labios juntos, soñando el nuevo encuentro.

 

__ Precioso el casamiento, ¿verdad? __ susurró Pedro recordándolo, y grabándolo en cada poro para evadir sus olvidos, las trampas de su mente.

_ Muy gracioso quedamos con dos alianzas cada uno __ respondió entre risas Guillermo revolviéndole el cabello endemoniadamente alborotado__, pero llevaría dos por dedo si son tuyas.

__ No te burles, ya suficiente tuve con Agustín, pero  creí que correspondía que las comprara yo esta vez. __ Lo miró como pidiendo disculpas.

__ Está bien precioso, está perfecto, aunque era obvio que yo desearía devolverte una como la que te quitaron en alguna parte, está perfecto así, además los chicos lo disfrutaron mucho, y no pelearon porque cada uno llevó un par _ reconvino Guillermo feliz.

__ No sé cómo fue el otro casamiento, pero este siempre será único para mí, y dichoso para ti _ dedujo Pedro__, en el primero ellos no estaban, y fue precioso verlos tan unidos, tan iguales y juntos por fin, además reconociéndose en nosotros y en su verdadera mamá.

Guillermo asintió transido de emoción, las palabras huyeron al exilio.

 

__Tu nena mimada era una reinita, y Brunito un príncipe _ dijo al fin con lágrimas bailando en los párpados__, ojalá tuviéramos a los cuatro que eran.

__Ya Guille, agradece que están ellos, que se recuperaron y se aman al fin, que Malenita me aceptó y creo que pude ganar su confianza.

__Su confianza y su amor de siempre, siempre te esperó aunque no lo reconociera, te extrañaba en cada minuto, nunca dejé de hablarle de vos.

__ Me sorprendió lo de mi hermano, casarse así, sin más,  y sospecho que junto a la letrada deberá estudiar otra cosa, no la veo a ella dejando todo para seguirlo a sus viajes.

__ Yo creo que no quiso perder la oportunidad de que ella se le escabullera, e hizo bien, ella dudó mucho entre Antonio y Alberto, al fin los perdió a los dos, por suerte esta vez dio el salto, se arreglarán, serán felices. Vi por años a Agustín sin hallar a nadie, sin sentar la cabeza como dice tu hija __ afirmó Guillermo.

__ Nuestra hija. ¿De verdad nunca tuvimos luna de miel?

__ No, un par de días  cada vez, ahora por ellos, antes por el trabajo, nos debemos vencer esa fobia a los vuelos y un viaje como debe de ser precioso, cuando ellos se adapten definitivamente a la madre, quisiera ir a Europa con vos _ pidió Guillermo.

__ Y yo, también podríamos hacer un crucero.

__Cielito, ya basta, no temo subir a un avión si es que vamos juntos, lo que nunca más deseo es dejarte en un aeropuerto.

__ Y nunca más me quedaré en ninguno sin ti, ni volveré a viajar solo. Guille, se lo pedí a mi hermano, pero quiero hacerlo contigo, si mi mente volviera a…

__Shhh… __ Adivinó la intención y lo calló depositando las yemas de los dedos en los labios__, eso no va a suceder, estás sano, y todo lo que vivamos será una página  de una hoja, del libro de nuestra vida, la parte previa que no recuerdas, te la contaré una y miles de veces y con ella un día escribiremos el libro anterior, pero mejorado, sin las separaciones, sin las amenazas, ni las pérdidas, ¿puede ser?

__Vale… pero….

__ Sin pero… eso no va a volver a suceder, y sin considerar que aún no has tomado una decisión de la que no quiero hablar.

__No, ahora no. Mejor vamos a cenar, o esas pastas ya irán a la basura.

 

Y así lo hicieron, en medio de arrumacos y a deshora,  cenaron en  el comedor de la acogedora cabaña del Delta que les consiguiera Agustín, perdidos el uno en el otro, sintiéndose en su hogar, en el puerto seguro y refugio.

 

__ ¿Sabes? Aun sin recuerdos y lejos,  ella me pedía tanto, me pedía cosas que yo no podía darle, aunque me creía casado, me ahogaba, me dejaba sin aire, sentía un ansia inexplicable que al fin era la que tenía por vivir de verdad. Ella me imponía el camino, y nadie me preguntaba qué quería, si es que algo deseaba, y yo sentía que precisaba tiempo, que a su tiempo algo cambiaría, algo habría, lejos o cerca, y no me gustaba que me impusiera nada de nada, y esa urgencia que la impelía no era la mía, aunque tampoco en aquel torbellino de experimentos dilucidaba cuál era mi deseo… A veces sabía que era un hombre, sí, que me desvelara, me ordenara, que me mirara con ese brillo de tus ojos que refulgen, como cuando yo te miro, uno que no moviera la mirada de mi cuerpo como yo no lo hago… Hombre mío y para siempre, no a medias tintas, no podía con poco, necesitaba más y no era con ella, quería mucho, lo quería todo, y tú y solo tú eres mi todo. Al reencontrarte me sentí hastiado de todo lo que antes me dio tranquilidad, las palabras aun sin entender me calaban hondo, y al pensar en ella solo sentía malestar y vacío. Entendí que junto a ella era como un pozo vacío, seco, resquebrajado sin agua, al que hubieran vaciado adrede como fue. De pronto la ropa me quemaba la piel, no quería ni decírmelo a mí mismo pero a veces no me sentía hombre, porque de solo imaginar la intimidad con ella sentía arcadas, y no entendía el porqué.

 

Guillermo se perdió en la mirada y en el torbellino de pensamientos, al oírlo creyó que se desvanecía, empalideció. La sangre abandonó su rostro, la respiración se hizo agitada. En un segundo revivió todo lo sucedido años atrás. El desasosiego de cada pérdida, el amor y la muerte. El amor por Pedro, cada final, su final o el propio, en esos momentos le daba igual.

__ Guille, ¿qué sucede? No te veo bien.

__Nada mi amor __ mintió y respiró hondo.  Desde que estaba él, ahora la mayor parte del tiempo era compartido. Solo aceptaba comer con él, que él lo alimentara o al revés. Le gustaba escucharlo, responder a sus dudas y preguntas para rellenar esos vericuetos perdidos del pasado, compartir silencios, y sobre todo, mirarlo. No había visto en pares ninguna belleza similar a la de Pedro. En su momento olvidó por él por completo que tenía esposa y un hijo, que amantes de antaño habían colmado su voracidad, como nunca le había sucedido antes de él, de nuevo solo Pedro le regalaba alegría y paz. Y ni siquiera le molestaba que refunfuñara, que fuera algo chúcaro como al llegar, le causaba gracia, lo obligaba a desafiarse a sí mismo, y cuando lo hallaba observándolo con ojos inquietantes, aquella mirada de miel era capaz de perturbar a cualquiera que se le atreviera. Pedro le devolvía el brío que creía desvanecido. Si lo perdía de vista no encontraba el ímpetu y la energía, porque él sin querer era su fuerza vital. La necesidad urgente de verlo, lo acompañaba siempre, se quedaba sin aire al pensarlo, al sentir la pasión que desataba dentro suyo, en la urgente necesidad de verlo que lo acompañaba siempre. Solo su mirada hoy lo mantenía vivo, la promesa de sus ojos le regalaba una vida por delante, la fe de una promesa. Y sin él nada tenía sentido.

 

__Pedrito, es preciosa esta casa,  ¿verdad?

__Sí, y el sitio es encantador. Yo no quiero volver a la playa por un tiempo, pero reconozco que me gusta estar en sitios cercanos al agua, siempre lo estuve, en Chile y acá.

__Por eso, pensaba, tal vez va siendo hora de vender aquella casa, estuve mal y solo demasiado tiempo,  esta es pequeña para toda la familia, pero si está en venta, tal vez podamos ampliarla, y en un año tener nuestra casa del Delta, ¿qué opinas? __ propuso Guillermo encantado con la casa y el lugar.

__No me  disgusta la otra, pero entiendo que para ti pudo ser difícil, si es lo que deseas, lo haremos, amor, yo como con  mi trabajo, mi familia,  mis hijos,  tú, estoy reaprendiendo todo, también puedo desear vivir acá, de hecho me encantaría tener ese yate, y navegar por el Delta, salir al mar. Tal vez mi hermano y Gaby deseen vivir acá mismo o cerca, Fabián por ahora. ¿Crees que despegará al fin?

__Pobre hijito, se ha pasado la vida cuidando de nosotros, y ahora quiere disfrutar de sus hermanitos, creo que si avanza con Valeria,  pese a su nuevo proyecto, no se apartará de casa.

__ ¿Proyecto? __ se asombró Pedro. Guillermo quiso tragar las palabras, mas ya habían sido lanzadas.

__Olvídalo, te contaremos todo al regresar a casa _intentó.

Pedro lo persiguió con la mirada, le buscó los ojos que Guillermo le retaceaba, como si las palabras hubieran muerto en la garganta.

 

__Me contarás todo ya _porfió, Pedro__. ¿De qué proyecto hablas?

- Está bien, pero es solo una idea, no te enojes, por favor _le advirtió__. Mi hijito y ahora Gaby le dan medio voto de confianza a… ella, y piensan que como soy albacea de esa fortuna que nunca usaremos…

__ Guille… ¡nunca!

__Nunca para los chicos o para nosotros, pero mi hijito cree que podríamos donarla a una institución seria de investigación, alguien que pueda ayudar a gente como vos,  o con  otras patologías si quieres.

 

El rostro de Pedro se transformó, una sombra cruzó la mirada, se puso de pie y anduvo el camino hacia la ventana, perdió la mirada en el río mientras Guillermo contenía el respiro, rogando que no tuviera otro ataque de pánico, que no se escapara de su mundo.

__ Podría ser plata negra de esa organización maldita que ni siquiera conocimos. ¿Olvidas que estuve en una lista? _ el tono subió__. ¿Olvidas que quisieron asesinarme? Eso sin tener en cuenta lo que me robaron, mis recuerdos, años contigo y los chicos… con mi familia. Sin considerar que aún puedo estar en la mira de alguien.

__No amorcito, cómo olvidar el tiempo más duro de mi vida, donde solo sobreviví  por Malena y Fabián, sin honrarla, sin ser yo porque no  estabas vos, pero ella era muy inteligente, ahora ya no puede hacer daño, ese dinero puede haberlo ganado bien, y aun si no, poco sentido tiene en una caja de seguridad, cuando podría ayudar a otros. Yo me liberaría de él con gusto si puedo ponerlo en manos de mi hijo y Gaby, si se pudiera.

 

El silencio tenso persistió, Pedro cerró los ojos, no quería traerla a la mente, ese recuerdo era el que justamente deseaba perder, pero ellos tenían razón, era una fortuna, de nada servía no usarla, con tanto por hacer por otros, sin darse cuenta lo supo antes de expresarlo, se volvió y sus ojos se posaron en los de Guillermo.

 

__Perdón amor, tienes razón, así fuese plata negra, hay tanta necesidad, tal vez podríamos ayudar a fundaciones de huérfanos, a  refugios, a…

__El sueño de Fabián es si se puede, usarla en una fundación de investigaciones médicas, Pedro, a cargo de gente honesta, del país preferentemente _ le quiso hacer saber.

Pedro suspiró y asintió.

 

__Está bien, tienes razón, no voy a demoler un sueño de nuestro hijo por mis prejuicios, háganlo, pero no quiero ser parte, como tampoco deseo que me omitan u oculten cosas. ¿Qué más debo saber? _lo enfrentó.

__El resto es tu decisión, dijimos que no hablaríamos ahora, nada más ahora precioso, solo cuando lo desees.

 

En verdad Guillermo tampoco sabía que Agustín planeaba pasar su luna de miel entre Canadá y la costa Este de Estados Unidos, luego de ir por el contenido de esa caja misteriosa, donde todos adivinaban se hallaba la fórmula que tal vez le devolviera los recuerdos a su hermano, y de hecho ya estaría en manos de ellos al día siguiente, para descansar en otra caja pero en Buenos Aires, custodiada por Agustín y Guillermo, por si alguna vez, Pedro tomaba esa decisión, o si su salud lo requiriera.

 

-Te pertenezco más allá del olvido amor, porque así  como el bello picaflor besa y bebe su néctar de una rosa en un arrebato,  te robé un beso de miel de tu boca.

_Me perteneces porque desde ese mismo instante, te entregaste dichoso a mi amor y mi alma supo que serias mío, regalándome tus primaveras en flor.

_Te pertenezco porque toda mi alma y corazón renacen, viven y gozan  solo por ti, cuando tus ojos desnudan mi alma, entregan mi calma al  amarte así. Me perteneces porque mi boca se pierde en la tuya, bebiéndola como un sediento  y con mis manos y aliento en loca, dulce porfía recorro tu cuerpo.

_Te pertenezco desde el instante que recorrió mi boca todo el oasis de tu cuerpo y tu gozo extasiado,  bebiendo lujuria, buscando el éxtasis supremo.  Me perteneces porque desde el aroma de tu piel, entre tus tibias caricias sublimes quedo preso en el deseo que seas mío, siento que vivir sin ti es imposible. Te pertenezco porque contigo redimo fantasmas y recuerdos de otoños viejos sediento de tus perfumadas primaveras amándote, mis ojos ciegos.

-Me perteneces porque eres como brisa que trae bellas ilusiones de dulces amores  que viven, aman, sueñan, pegados a mis pupilas, entre tus soles. El estado de la total felicidad, siempre será una quimera pero solo el amor auténtico  es capaz de alcanzarla.

Resistiré siempre de pie todo los golpes del destino,  resistiré y nunca me dejaré vencer por el dolor, lucharé con los brazos abiertos desde el corazón aunque herido estaba,  resistiré ante todo por ser feliz, resistiré siempre por sonreír limpiamente con el alma y no figure más una sonrisa inventada, resistiré por vivir,  por buscar siempre en la gente paz y amor,  resistiré por vivir a la vida.

Siempre resistiré a lo injusto para que sea justo, resistiré con las fuerzas que Dios me da, resistiré a mi destino porque mi alma y corazón nunca dejarán de luchar,  nunca se rendirán.

Resistiré a todo con una gran sonrisa limpia para que Dios y mis muertos me vean feliz, resistiré como siempre luchando por vivir ahora que aprendí que las lágrimas como las penas fueron del pasado, resistiré como siempre luchando siempre por sonreír y nunca más llorar. Lo prometo mi amor.

 

__ No veas los años pasar. Vívelos, que tus pies te llevarán por el camino más largo hacia la felicidad, porque la felicidad son solo puntos en el mapa de la vida, y el verdadero disfrute está en buscarlos.

Que tus ojos reconozcan la diferencia entre un colibrí y el vuelo que lo sostiene. Aunque se detenga seguirá siendo un colibrí, y es conveniente que sepas para que no te confundas, que todo tiene su causa y consecuencia.

Que tus manos generosas sean siempre agradecidas en el recibir, y que su gesto más frecuente sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.

Que tus oídos sean fieles a la hora del reproche... para que puedas mantener el equilibrio en cualquier circunstancia.

Que la espalda sea tu mejor soporte y no la carga más pesada.

Que tu boca refleje la sonrisa que hay dentro, para que sea una ventana del alma y no la vidriera de los dientes.

Que la lengua encuentre las palabras más exactas para expresarte sin que te malinterprete y que sea la verdad la única cómplice.

Que las uñas crezcan lo suficiente para protegerte, sin lastimar a nadie.

Que la piel te sirva de puente y no de valla con su propia esencia.

Que tus cabellos den abrigo en tus ideas, que siempre adornan más que un buen peinado.

Que tus brazos sean la cuna de los abrazos y no camisa de fuerza para nadie.

Que tu corazón tenga su propia melodía llena de amor, para que tu vida sea el instrumento más acorde al universo hacia delante...

Te deseo que todo tu ser sea la creación increíblemente perfecta para las adversidades, que la sangre fluya como un volcán en erupción.

Que cada membrana, cada fibra, poro, sea tu pertenencia y tu ritmo de vida, que todo salga como fluido, limpio y claro. Tan solo te deseo que no seas como yo... aunque siempre seas mío. Tan solo deseo que seas único como yo.

 

Guillermo le sonrió colmado de amor.

__No puede no pasar.

__ ¿Lo prometes? ¿Al fin vamos a poder estar juntos tú y yo?

__No puede no pasar, lo prometo, claro.

Me sorprende que aún tengas gula de mi piel, que te guste recorrer mis lunares y compares sus colores, que te atragantes con mis besos y saborees mis pezones.

Me sorprendes muchas veces con el sexo, me dices que hacer el amor conmigo es cada vez más intenso y aún descubres el universo con esa mirada en el silencio.

Me sorprende que cada día me complaces con tus gestos, que todo a mi alrededor sea perfecto, ¡el mundo a mis pies! y contigo al lado mío no necesito ya nada... solo tus cinco sentidos.

No imaginé llegar a estar así, de esta manera…  pensando en ti… y sentir lo que me haces sentir...  lo que vivo cuando te traigo a mi mente. Mi cuerpo te siente, tus  ausencias cobran vida cuando empiezas a escribir en mi piel. Ahí estamos, los dos excitados de emoción, sudando nuestro deseo, complaciendo nuestro  cuerpo… nuestra piel y cada sentimiento. Olvidándonos de todo y  haciendo nuestro  el universo. Me besas, te beso, en mí vas escribiendo algo casi perverso. Tus manos me acarician, como  cascada voy cayendo sobre tus dedos, y más profundizas, más te venero, soy  dios de tus deseos. Me tomas gota a gota, disfrutando las mieles de mi fuente, elixir solo tuyo al sentir la caricia de su amado sol, tú mi eterno amor... Inúndame la piel con el agua blanca  de tu mar.

Desbordémonos de amor, enloquece mis sentidos… vivamos  este amor hoy,  mañana.

Soy tu hombre, tú mi par.  No imaginé llegar a estar así, de esta manera…  pensando en ti… y sentir lo que me haces sentir... lo que vivo  y mi cuerpo te siente, al fin.

__ Gracias por esperarme, Guille, gracias por tanto tiempo amándome _ le susurró Pedro emocionado.

 

 __ Te amé desde que eras un chico, y  te puedo amar por siempre, porque para amar no necesito los años nuevos y mucho menos los años viejos, no importa los años que tenga.

Y te puedo amar, a pesar del tiempo, el tiempo solo existe en nuestra mente, el amor está en el alma y esa no tiene tiempo.

Y te puedo amar, cada una de las arrugas, que serán las lecciones de vida aprendidas, serán las líneas de un camino andado, de una historia de vida forjada por la vivencia, se arruga la piel, pero el alma queda intacta.

Y te puedo amar, con la vehemencia de la primera vez, esa primera vez que prevalece cada día a pesar de los años, cada día será la primera vez cuando lo que entregas es el alma con amor sublime. Y te puedo amar, con la transparencia de mi alma, más allá del cuerpo, pero con la pasión encendida, esa pasión que se enciende al mirarte aun a través del tiempo. Y te puedo amar a ti vida mía, porque mi alma es eterna, y en la eternidad no existe el tiempo, por ello te he amado y te amaré a través del tiempo y más allá de la muerte.

Y en el plano concreto, ¿compramos esta casa y el terreno entonces para hacerla a gusto y traerlos a todos en un año?

__Vale,  al fin todos juntos, hasta con mis papás si lo desean _ dijo Pedro sintiendo la completitud y serenidad de la pertenencia al fin.

 

 Antes del alba, con sigilo, Pedro despertó ansiando caminar hacia el río, observó a Guillermo dormido, su rostro relajado en una sonrisa feliz, le depositó un beso de pluma, y se vistió como pudo en la penumbra para salir a recorrer la ribera, deseaba pensar, sabía que debía tomar una decisión,  y su mente y razón se oponían a su intuición y alma.

Guillermo sintió la ausencia antes de volverse, y el alma se le encogió, el temor le erizó el vello del cuerpo, no podía aceptar que se alejara, que no lo llamara para lo que fuere.

Encendió la lámpara de noche y corroboró lo que ya sabía, Pedro no estaba a su lado, y una lágrima rodó por la mejilla.

 

“No precioso, no, otra vez no. ¿Por qué si te sientes mal no me llamas, no me pides que te dé cobijo, por qué huyes? No sé ni lo que pienso, es claro, siempre estuviste solo, además sin recuerdos, al menos yo pude aferrarme a ellos. No vuelvas a irte, cielito. Perdona que nombrara lo de ella, se me escapó sin querer, era una promesa no hablarte de nada de eso.”

 

Se incorporó y se vistió con prisas, mas sentía el cuerpo pesado, el pecho oprimido, la garganta atenazada, y de a poco fue recorriendo la habitación, como siguiendo una huella invisible, hasta que al pasar por el desorden que dejaran en la mesa ante la premura de amarse, sintió el alivio de que al menos el vino seguía allí, como él lo había dejado, le daba pánico que volviera a emborracharse.

Recorrió cada cuarto, aunque todo le decía que no estaba en la casa, y al fin observó la puerta que desde la cocina salía al sendero que iba al río, y lo supo, él estaba allí, había buscado pensar en esa maldita decisión allí, junto al agua.

No sintió el tiempo que le llevó salir y seguir sus pasos,  el aire le faltaba o le sobraba, apenas sabía si podía respirar y atajó con las manos el latido del corazón batiendo en el pecho y las sienes, en la penumbra rota por el reflejo de la luna en el agua, entonces lo vio, y detuvo la marcha, transido de dolor, sintió alivio y compasión, pero sobre todo amor, un profundo amor nacido años, demasiados años atrás capaz de rescatarlo y defenderlo de todo, de todos. Y anduvo el camino sin darse cuenta, así como Pedro, sentado en la orilla con la mirada perdida en el agua, como buscando leer en antojadizas imágenes que la noche dibujaba en ella respuestas, tampoco necesitó volverse para saberlo cerca.

Guillermo tomó una bocanada de aire que le devolvió la calma solo cuando pudo dejarse caer, y abrazarlo desde  atrás, Pedro solo apoyó la cabeza en su pecho.

 

__ ¿Así de fácil te dejas abrazar por cualquiera atorrante? _intentó retarlo.

__ No necesito la vista para saberte a mi lado _ respondió con ternura__. Aunque todos digan lo contrario, yo no le daré el gusto a mi mente de que pueda volver a olvidarte, y por tanto aprendo a recordarte grabándote con furia a fuego con cada sentido, con todos, es una explosión sensorial lo que me alerta cuando te acercas, es tu aroma lo que la brisa me trajo primero, y a ello responderé siempre,  sé que reconocería tu aroma, tu sabor, la textura de tu piel, el tono de tu voz y tu rostro  entre millones y en cualquier parte, y que te seguiría amando aun si mi mente te volviera a olvidar, y lo mismo vengo haciendo con los chicos, con mi hermano, ya no más despedidas Guille, solo si en verdad sigo en peligro, si muriera…

__ No sigas, por mi vida que nadie volverá a hacerte daño.__Guillermo se dejó caer en la tierra y lo llevó a sus brazos__. Jamás nadie te hará daño, esta vez Camila sí está muerta, y no creo que esa gente que la asesinó se fije en nosotros, si está tan alto, no son ellos quienes te buscaban, y de la primera organización no quedó nadie. No vuelvas a salir solo, no me dejes __pidió.

__No quería despertarte, es que necesité  caminar  a la vera del río, no iba a demorar _ susurró acurrucado en los brazos continentes.

__Perdona por romper esa promesa, no debía decirte nada de nada, se me escapó lo de la fundación, no tienes que estar ahora pensando en ello, ni siquiera sé si puede hacerse, menos en otra cosa que no deseas.

__Quiero que compremos esta casa, mejor dicho este terreno. _ Pedro elevó la mirada y halló en la de Guillermo asombro__. Es un lugar maravilloso, para todos, pero lo que más deseo  es que nuestros hijos crezcan acá, que corran por un hermoso parque que haremos, que mi hermano y la familia que está iniciando nos acompañe, y Fabián, y mis padres. Sé que no será mañana, pero en un año tal vez podamos tenerlo todo listo, y un yate amarrado acá, eso deseo mi amor, quiero regresar con fuerza al estudio, aunque el dinero no falta ya quiero ocuparme del trabajo, y además que pongamos en marcha la obra de esta casa para que sea nuestro hogar, grabar esos hechos del hoy, que mañana serán recuerdos de mi nuevo libro, y pensaba qué maravilloso inicio podría ser este bello casamiento que nos regalaste a los chicos y a mí. _Lo miró con los ojos colmados de amor.

__ ¿En eso pensabas entonces?

_Salí sabiendo que podía seguir dando vueltas a otro tema, pero me ganó el mirar hacia delante, desde el hoy, no sé si quiero algo que no sea inesperado en esas páginas de las que te hablo, y de pronto, al pasear la mirada por el sitio, supe que deseaba enfocarme en esto, en la familia, y en este sitio, y también entendí que aunque lo más bello que he vivido fue ese matrimonio, el libro debe dar inicio con mi llegada a tu casa esa primera vez, cuando al verme, Male y Fabián me echaron, pensando en que te volvería a dejar.

__ Amorcito, eso…

__ Tenían razón, ¿acaso olvidas tú ahora cómo me costó aceptar quién era? ¿Olvidas lo mal que nos llevamos al inicio? Ellos tenían motivos para desconfiar, y yo tenía el deber de ganarme esa confianza perdida.

__Nunca fue tu culpa la ausencia, no podían desconfiar _ porfió Guillermo.

__Sí que podían,  no pude reconocerte, en contra de todas mis creencias, porque así pensaba yo, cuando dos almas se aman de verdad,  viven tan alto, sueñan tan alto, y sienten tan alto, que nada ni nadie las puede separar, así pensaba yo mas no te reconocí.

No es el amor solo el encuentro de dos cuerpos, así pensaba yo, yo pensaba que allí donde mueren de deseo y pasión, donde las bocas se secan y los labios arden temblorosos, donde por los adentros vuelan millones de mariposas, el amor, es mucho más, y así seguía pensando yo, el amor es la fusión de dos almas con el mismo palpitar, dispuestas a volar sin saber el destino, son dos almas que se escapan de cualquier plano físico  a pesar de la miseria mortal que me tocó vivir, el sentirse amado en el día de hoy es un lujo y una bendición y así pensaba yo. Y sin embargo por meses dudé, cuánto costó mi entrega.

__En todo caso nada justifica que yo te dejara en ese aeropuerto, o mejor dicho siquiera que no viajara con vos __ convino Guillermo__. Hoy lo pienso y no hay excusa que lo justifique, como el trabajo y lo que fuere que ya no recuerdo hizo que ante tal llamado, falso, pero llamado al fin yo no subiera a ese avión con vos. Si desde la primera mirada eras todo para mí.

Solo de sentirme dentro de ti ya era suficiente motivo para sentirme dichoso y feliz. Pero no,  yo aun quería más. Quería que te estremecieras y luchaba para hacerte gritar, mientras jugaba debajo de tu ropa quería sentir tus dedos acariciándome la espalda, la piel donde fuera, y oír tus gritos cortos ahogados de placer que me ponían nervioso pero sabiendo qué hacer. Disfrutar de tu pasión tan loca dibujando el contorno de tu cuerpo con los dos labios que tiene mi boca. Notar tu placer conteniendo  el mío y comiéndote despacio para no hacerme el lío. No,  no quería terminar. Solo pensaba amarte. Hacerte  temblar para que  nunca te apartaras, para que me pidieras más y más gritándomelo en la cara porque te quería tener pero te quería sentir y quería verte disfrutar mientras estaba dentro de ti. No me podía conformar  entrando dentro de ti y  sentirme feliz sin más. No,  eso no podía ser.  Sería muy seco, como buscar el placer confundiendo el amor con el sexo. Yo quería mucho más. Quería amor salvaje, pero ya una vez dentro de ti yo me sentía un ángel y  no me quería salir. Y sin embargo no pensé en viajar con vos, y te dejé en ese aeropuerto, no lo entiendo, no me lo perdono, no…  habiéndote perdido antes.

__Ya mi vida, eso ya pasó, tenía que ser así, o la nena habría quedado sola  quizás. O Daniela quizá la habría llevado con ella lejos, los caminos de Dios son perfectos, lo importante es que nos conocimos, nos amamos, y nos reencontramos y pude volver a amar y tú nunca dejaste de hacerlo. _ De pronto Pedro desvió la mirada__. Dime la verdad, ese hombre que estaba en tu vida cuando llegué, ¿lo querías?

__ ¿Qué? _ se preocupó Guillermo__. ¿Franco?

__Ese, sí.

Las manos de Guillermo besaron con devoción las de su esposo, los ojos persiguieron la mirada hasta encontrarla, y entonces recién habló.

__No mi amor, nunca amé a nadie que no fueras vos, él y otros fueron una vacación, sexo, hasta una imposición de tu hermano a veces, una molestia en otras, nada por compartir, pese a que a veces se colaba en mis viajes, no, no era nada, nada precioso, y no me siento orgulloso de decirlo, pero nunca pude amar más que a un ser, a vos. 

Recién bajé casi al trote, y te vi, tuve que detenerme a sosegar mi corazón desbocado, y me fui aproximando sin conciencia, y me tomé el tiempo para observarte con otros ojos, con ojos nuevos y descubrí en vos una nueva belleza, porque vos en tu holos exudas belleza y simpleza. La luz de la luna en diagonal le robaba destellos a tu cabello, y admiré tu entereza de años, y entonces sentí esa cobardía de haberte dejado ir con y hacia ella tantas veces. Entonces me paré a tu lado, creí que ni te habías dado cuenta pues la tierra amortiguaba mis pasos, pero vos te habías dado cuenta aguzando los sentidos en ese nuevo recordatorio que estás usando, y que me reconocieras sin ni una palabra entre nosotros me llena de dicha, una dicha extraña y nueva.

__  Siento  que desde que me impuse lo que hago, mis sentidos se han agudizado, y en verdad forcé el oído y nada parecía fuera de lugar, pero el aroma estaba ahí, y cada vez más cercano, y me sentía observado, con cosquillas en la piel aun cerrando los ojos, hasta que tu mano grande y fuerte se cerró sobre la mía y en la familiaridad disipó toda duda.

 

Sin decir nada Guillermo se acercó más y lo apretó contra su pecho, Pedro lo dejó hacer, hasta que se aferró a su cuello, emocionado y temblando. Como los antiguos amantes que eran, se buscaron las bocas y se devoraron los labios y las lenguas dentro de un universo propio, más allá de lo racional, unidos por la pasión y la alegría de haberse recuperado tras tanto camino perdidos en la niebla. Un Guillermo que no se reconocía acariciaba sus cabellos, y besaba al esposo con una ternura inusitada en la frente, en los ojos, mientras Pedro se acurrucó en sus brazos al tiempo que una sonrisa amanecía unos dientes blancos y parejos.

Cuando terminaron de mimarse, se separaron apenas, Guillermo lo tomó de la mano en un desborde de alegría.

 

__Vamos __le susurró, y emprendieron la marcha ya imaginando lo que sería el sitio en el tiempo.

_Pensaba que sería lindo ahora que Gaby se casó con mi hermano, que con Alberto todo quedó atrás, que volviera al estudio, ¿verdad?

__ Sí, siempre tuvo su sitio, fue mi alumna preferida y la quiero mucho, le diremos.

__ ¿Y yo?

__ ¿Vos qué?

__ ¿Sigue en pie lo de ser tu socio penalista, y mis condiciones del cincuenta por ciento en los casos penales, que no trabajo los viernes…?

 

El viento que comenzó a acariciarlos se llevó con él las risas y el sonido de los besos.

Era Imposible dormir con Pedro allí, tibio, vibrante, vivo, a su lado desvelado como él. El deseo bullía en la sangre de Guillermo y decidió dejarlo salir. Sin pensarlo más giró hacia él, se zambulló en su belleza, posó la mirada y la mano en la zona baja del abdomen mientras que Pedro se exaltó ante la repentina invasión. Guillermo lo percibió mas no dijo nada, no podía confesarle su irrefrenable deseo de hacerlo suyo, de sentirlo gemir y gritar bajo su cuerpo, beber de su boca, acariciar cada centímetro de su cuerpo. No era adepto a las palabras bonitas o al menos no lo fue en el pasado y menos sin Pedro, y quiso que este comprendiera el lenguaje de sus manos.

Se inclinó sobre él, y buscó su boca, Pedro al inicio en la sorpresa vaciló entre dejarlo entrar con su lengua o susurrar, pero cuando los dedos esbeltos caminaron su cuello y le acariciaron la piel desnuda, solo pudo gemir y abrir los labios, incrédulo de alguna vez haber olvidado aquello. Y como esa misma noche, se devoraron y bebieron a besos, enredados brazos y piernas.

Con destreza, Guillermo lo giró, le hizo sentir su deseo pétreo. Pedro nunca había experimentado en esa posición una sensación similar que venía a sumarse a las que estaba registrando. El cuerpo poderoso tenso, cálido debajo del de él, le otorgaba un placer ignorado y mayúsculo. Poco podía hacer, mas sus manos decidieron por ellas recorrer los caminos de las piernas, las rodillas, más allá, hasta que urgido por el deseo se retorció para besar los hombros sin dejar en el olvido los finos labios hambrientos y siempre diestros.

Guillermo deseaba contener su deseo, no quería penetrarlo de inmediato, deseaba alargar el momento, hacerlo inolvidable, dar tiempo a su esposo para grabarlo en la piel a fuego lento. Le acarició las nalgas mientras Pedro hurgó en sus muslos, sintió su tensión cuando las manos fuertes sujetaron los glúteos, pero fue solo un instante y Pedro le permitió seguir explorando debajo del bóxer,  Guillermo acarició secretos, correteó luego por la suave piel de la espalda. Ascendió por delante hasta sus pezones, y rozó los costados sintiéndolo estremecerse.

Volvió a tumbarlo sobre el colchón, y con resolución le quitó la remera, sellando los labios con un tierno beso.

La boca descendió por el cuello, labró y mordisqueó la carne, allí desde donde la yugular se henchía de placer. Pedro gimió ante la tibieza y humedad de su lengua, y se aferró a su torso perdido en el renovado torbellino de sensaciones y ansias.

Guillermo se quitó la camisa y sus pieles se reconocieron, se unieron, fusionaron sudores, mezclando temperaturas y texturas, manos y dedos recorrían aquí y allá, bocas buscándose, lenguas danzando desesperadamente. Era todo disfrutarse, todo sentir y Pedro estaba extasiado, su mente no era necesaria, menos sus recuerdos, nunca había imaginado que pudiera experimentar tanto solo con el cuerpo, con los sentidos sin necesitar la razón. Lo que al encontrarlo había imaginado de Guillermo no tenía ni punto de comparación con lo que estaba viviendo con ese hombre al que no recordaba de años pero de quien recordaba con los poros  que reconocían ahora su olor y la textura.

Sin que se diera cuenta, de un momento a otro, estaban desnudos. Guillermo le besaba en el pecho, chupaba sus pezones, deslizando luego lentamente la lengua sobre sus botones, deteniéndose apenas en las cúspides, rodeándolas, humedeciéndolas, haciéndolas vibrar, Pedro gimió. Cuando la boca se cerró en torno a ellos y los succionó, Pedro emitió un quejido a la par que su cuerpo se elevaba y quedaba esperando, buscando,  ansiando más y más placer

 

-Nuestros cuerpos se mecen al ritmo del vaivén lujurioso que nos consume y nos entregamos al placer, entre caricias y gemidos piel a piel.

Solo un amor trascendental penetra en los poros de un cuerpo fulgurante de deseo y pasión.... _Haz de tu iracundo mástil un plenilunio en este mar de ganas. Mis labios ansían tu boca de miel,  estremeces mi cuerpo cuando tus tersas manos me acarician, como suave aliento del viento, en la miel de mis deseos navegarás, en el placer infinito de un encuentro de amor serás la abeja volcada en el placer de la miel de mi delicada y fresca  masculinidad, ven y sutilmente acaricia con tu lengua los pliegues que palpitan de ansias rotas. Bésame. Bésame y desvísteme como solo tu mirada lo sabe hacer, cuando caigo rendido al amor ya sin sentido. Bésame y que se pare el tiempo bajo esta intensa noche, que nos envuelve en el jadeo más extravagante.

Entra sin permiso en el santuario de mi cuerpo que abriste suavemente y delicadamente con tus dedos temblorosos y húmedos. Déjame conocer tus suspiros más profundos, saborear las caricias que brotan de tu piel, hasta que se diluya la pasión,  pasión que beberemos de nuestros labios gota a gota, serán instantes de miel y una lenta agonía placentera.

Estás en cada inhalación que en mi sangre se convierte en suspiros, suspiros que dejan en mi boca el sabor de tu boca, la ilusión que  mi corazón estalla de inmenso placer, sintiendo tus dedos recorrer mi espalda mientras bebes de mi cuerpo el elixir que tus manos provocan en él. Mis besos ya dibujan tus  accidentes aunque a veces te sientes extasiado aun sin rozarlos, acaríciame amor y desata esta pasión que yace detrás de mis poros. Bésame amor mío.

 

Guillermo ya no lo hizo esperar, las palabras diluyeron sus defensas y tocó su hombría con sus dedos  húmedos, acariciando delante, en laderas y detrás de manera circular, abriendo puertas,  buscando elixires y humedades.

Y Pedro estaba rendido, ya sabía que nada de lo que él hiciera podía ser resistido, ya lo tenía en claro aun desde cuando intentaba evadirlo. Sus manos, sus dedos, su boca, todo él lo enloquecía arrancándole a su cuerpo acordes ignotos. Cuando Guillermo descendió y posó su lengua en su ombligo, la agitación lo acometió ocasionándole tal ansiedad que no pudo contener el grito de placer.

Las manos de su hombre llegaron primero a su virilidad, luego las siguieron su lengua, sus labios, sus dientes y entre todos hicieron su obra, Pedro gritó, se aferró a sus cabellos, lo que estaba sucediendo era extremadamente placentero, no quería que finalizara nunca. La excitación iba en aumento y lo llevaba a extremos desconocidos.

Cuando Guillermo entendió que estaba en la cornisa, lo volvió y montó sobre él y de una estocada profunda lo embistió, lo penetró como si en ello le fuese la vida. No hubo dolor, apenas una sensación indefinible desplazada de pronto por puro goce. Guillermo lo cabalgó con maestría mientras besaba su espalda, sus hombros,  su nuca, sus labios. Eran un alma, un solo cuerpo en perfecta armonía, como si nada hubiese sucedido, como si siempre hubieran estado juntos, como si fueran dos piezas creadas para estar ensambladas más allá de tiempo, olvidos y distancias.

Estallaron al unísono en mil gemidos y temblores, gritando sus nombres en cientos de estrellas y puntos rojos que acudían a la visión.

 

Cuando se saciaron el uno en el otro, Guillermo se desplomó sobre Pedro, apoyando su cabeza sobre su hombro, para luego permitirse colocarlo de costado, y Pedro le acarició entonces la frente sudada con tan dulzura que se durmieron a la par.

Cuando el alba los arrancó del ensueño, Guillermo estaba tendido boca arriba y era Pedro quien posaba su cabeza en su regazo, una de las manos del primero lo rodeaba por debajo del cuello y la otra entrelazaba al hombre, la tibieza que emanaba  de sus cuerpos desnudos ascendía por el aire evocando los sonidos del amor nocturno.

Guillermo abrió los ojos, los fijó en Pedro. Estaba hermoso como siempre, relajado, con los ojos cerrados, y supo que al abrirlos estos expresarían aun sin recuerdos, más que miles de palabras.

 

_Tus cristales de tu amor aún, el tiempo  no logra sacarlos de mi mente, los tengo presentes en cada te quiero, en cada tierno  te amo, que me hace perderme en ti  y en el dulce candor de nuestros días felices. Cada fragmento son esas tibias caricias, que me hacen tocar el cielo y al evocarlas  con esa emoción de cada entrega, llegan  a mi memoria y me hace sentirte aquí en mi piel y en mi alma. Como migajas de cristal de fino diamante,  que brilla en mi imaginación, cada vez que  se funden en mis pensamientos, la añoranza de tus besos, que arde como brasa  en la hoguera de mis recuerdos  me hace sentir el calor de cada uno de ellos. Bellos cristales vagan en mis pensamientos, los llevo como suaves caricias  que se desborda en mi alma y añoran volver  a tenerte y perderse en el suave aliento  de tu amor, de ese bello romance que abriga nuestro corazón. Cristales de tu amor habitan en mi mente,  van cabalgando por mi conciencia  y llenan dulcemente a mi corazón y se ahogan en un latido y se expresan en un tibio suspiro, lleno de ti y del anhelo de tu dulce cariño,  que acaricia mi alma.

 Hemos inventando el paraíso, rompiendo el silencio, descubriendo complicidades, desencadenando pasiones, deseos,  sumando debilidades, sentimientos, erotismo y sensualidad,  decretando sustentar naturalezas, con este calor sofocante que nos hace explotar la erupción de nuestros fluidos, el sudor infundido en la magia secreta, la bravosidad en que nos revelamos en cada entrega, en el umbral de este lecho que nos enerva. Llegando a tu delicado edén en éxtasis, ímpetus hacia la cima, que en vuelo mental cautiva, desordena, contemplando mil fervores, dos cultos en un solo nombre, ¡el tuyo mi gran hombre!  Tentáculos insaciables renaciendo en esto que se vuelve tortura, que noche a noche la extensión explora cada cumbre, nada nos intimida, ni le tememos a la osadía, de nuestras sombras apetecidas, en el paraíso encontrado. Acogiendo nuestros desiertos muertos, ley irresistible, el corazón sensible, mentes locas, de tanto ardor temblando, de esos besos apasionados, en cada oscilación ¡somos olas bravas!  Lontananzas de mortal flaqueza, náufragos que en piel anhelamos tocar, sentir, deleitar,  embreñando néctares de dulce miel, bajando desde la altura, ardiente idea de dicha, que el cáliz nos ofrece al plácido camino de este torrente. Talles erguidos en este oasis, olores ricos colmando frescuras en total gloria, sombrías horas que el tiempo culmina, que la memoria sin cesar renueva, cayendo en el abismo sin fin, por el feroz instinto de dos perversos convertidos en amantes,  en el fragante reposo palpitante,  en los cansancios  perdidos en la almohada,  soñando en la vileza de nuestros pecados, de nuestros vicios acelerados transgrediendo la sangre, exhalándonos como un gran tesoro.

Somos nosotros mismos de aquella tarde, de hace años cuando tenías toda la memoria, de aquella noche, de aquel espacio sideral, en que morir es ideal, sin darnos cuenta, nos percibimos, nos estrujamos, laberintos incendiados, choquemos, palpémonos, primero con las manos,  con el temblor de nuestros cuerpos a oscuras, necesitamos atendernos, comencemos a despojarnos, desabriguémonos al natural, ¡amigo mío, auxíliame, no tengo miedo! solo abrázame.  Ya no tengo a dónde huir, más que estar en tus ramas, me alcanzas, aplastado por ti, manejas mis cumbres, mis laderas, mis tesoros secretos prohibidos,  soy instrumento donde sabes perfectamente cómo teclear, me aprisionas, amémonos sin ojos, sin espacio, sintiéndonos el alma, como dos ciegos restregándose la vida, ¡porque existimos! Presenciando tanta dicha, queriéndonos morir de tanto gozo, libertad, tibia dicha, beatitud, mar reposado, hondo, invulnerable al tiempo. Manjar de mi lengua, tu boca tan jugosa,  vino derramado en mi espalda, mezclándose con tus sabores distintos, recóndito paraje donde se funden en la sombra dos delirios, dos obsesiones, víveme en carne, en espíritu, ¡mío te haces, te describo en mi ostentación! ¡Erótico corazón mío! Aceleras mi pulso con tu sensual amorío, tus labios en fuego, huésped sicalíptico zambulléndote por todo mi rincón inédito, monosílabo ardiendo, diptongos hechos fuego, inexplicables incoherencias estructurándose. Tú pones la madera y yo la chimenea, cálido encuentro, mi ahogado grito te llama en nuestra dimensión, me siento tuyo, eres tan mío, frío invernal que da escalofríos, pero estás tú como volcán, rugiendo, convulsionando, perdiendo la noción del espacio, cavilando deseos imperfectos, hasta alcanzar el ímpetu salvaje, conociéndonos como reflejo de un nítido reflejo, bello espectáculo de profundas sensaciones, olfatos percibiendo aromas de poros excitados, sublimes quedan reposando ante tanto deseo desbordado.

Guille… Mis sueños. Se extendieron tanto al reconocer que lo bello de la vida es continuar entrelazado en tus brazos y respirar la dulzura de tu piel.

De tu mano quiero descubrir mi destino,  quiero saber el camino justo de la ternura que llevas en tu mirada. Deja despertar en la caricia de tus sueños,  en tus brazos confirmar mi deleite de mi dulce despertar.  Está noche palpé la armonía, el equilibrio en mí en tanto desajuste,  solo tus manos tocando mi alma y llegando al interior de mi corazón  Quiero dormir, quiero soñar contigo quiero el equilibrio de ese desajuste del día,  quiero todas las noches vivir en tu tranquilidad.  Y dormimos juntos.  ¿Qué dices? ¿Y si vienes y me abrazas y dormimos juntos hoy y siempre?

Desnúdame el alma con tu intención, aunque esa intención sea una locura... Erízame el cuerpo con tu imaginación, y con tu imaginación recorre mi piel poro a poro...  Arráncame la piel con tus labios, arráncame los suspiros, arráncame el aliento entre suspiros, arráncame los gemidos hasta llegar a la locura. Enciende mis sentidos con tu mirada, con esa mirada que con solo verme me erizas la piel. Envuélveme en tus ojos detenme en tu mirada. Desbórdame en la locura, desborda mi caudaloso mar  hasta llegar a tu desembocadura. Y si no quieres mi vida, no la imagines,  solo arráncamela con un suspiro. Te amo y presiento que siempre te amé.

 

EPÍLOGO.

 

Y de nuevo renovaron el pacto, se abrazaron con desesperación. Se amaron frenéticamente, como si alguien los persiguiera, como si algo estuviera al acecho. Y se arrojaron luego del desayuno a la cama para seguir amándose con violencia, y gritaron de placer, sin importarles herir el silencio de la zona. Pasaron horas con los cuerpos lánguidos por el deseo saciado, y se soltaron. Después de mirarse un buen rato, de investigar cada rincón del rostro amado buscando sellarlo en la memoria para siempre, cerraron los ojos y se persiguieron en el sueño.

Pedro en sus sueños le seguía hablando. “Allí esposo de siempre y de hoy cuánto lo amo, si murieras moriría contigo sin embargo tú sobreviviste a mis huidas mas yo necesito respirar el aire que respiras y morir solo la muerte que te lleve, vivir sin ti era una muerte en vida, no puedo, no quiero volver a olvidar esto… lo nuestro.

La pasión incesante que solo tú me has enseñado, la que un día reinició en el arte de amar a un par siendo muy joven.

Ven, a mí que entonces era virgen de hombre, amor que no caduca aun en el olvido, hombría que  es toda mía, que me perfora las entrañas, sangre de mi sangre, pesada, oscura, profunda. Hunde tus dedos y virilidad dentro de mí,  que yo perforaré las tuya para siempre, mi amor.

 

__Viejo, ¿vas a demorar eligiendo ropa mucho más tiempo que en tu último casamiento? No cambias más.

__ Ya hijo, que de solo pensar que hoy empiezo a perder a los chicos, no puedo ni encontrar los botones.

__No perderás a nadie, además que sepa también soy tu hijo y te hice ganar a Valeria y a Guillermito.

__Lo sé hijito, ¿y Pedro?

__En tus ansias y celos de él tampoco cambias más. Está hace rato haciendo fotos y videos con Daniela, Agustín y los chicos, bueno no tanto ya, y si no te apuras, Malena con sus quince recién estrenados cuando aparezcas ya tendrá novio __ le susurró Fabián ocultando la sonrisa ante el respingo de Guillermo y la mirada furibunda.

 

__ Ya termínala, antes muerto, que cumpla quince es mi peor pesadilla, que sea más bella que el padre peor, pero juro que no me la quitarán hasta que no se reciba de dos carreras.

__ Pa.

__Nada de pa…, no va a meterse con el primero, es demasiado, por suerte Brunito tiene unos años para los dieciocho.

__ ¿Y? ¿Crees que por eso ya no tiene novia o novias?

 

El padre le lanzó con una almohada.

__ Mejor me voy, hay gente de la fundación que quiere hablarme.

__ Va bien eso, ¿no es así?

__Más que bien papá, cada vez abarcamos más áreas e incorporamos a más profesionales, Gaby y yo apenas nos arreglamos, suerte que Pedro y vos están con Beto a full en el estudio.

__Me alegro de que al fin lo hicieran, y yo haberme desentendido, pero hijito, no molestes a Pedro con eso.

__No papá.

A propósito, ni siquiera ha preguntado luego del estallido al saber que su hermano fue por la fórmula, ¿te ha dicho algo al respecto?

__Nada, solo que está bien así, que no necesita del pasado, que en el hoy se siente pleno, que tiene todos los recuerdos que necesita para ser feliz, que no necesita más que este presente con el que día a día construimos el futuro porvenir.

__Es una pena, o no. ¿Qué sé yo? Lo que Gaby y el hermano han traído lleva años en una caja de seguridad, y seguramente allí seguirá, no podemos juzgarlo ni obligarlo si es feliz así.

__Lo es hijito, lo es, ya se convenció de que no volverán a intentar asesinarlo, de que nadie más hurgará en su cerebro, de que no tiene lesiones ni perderá su nuevo mapa de ruta, y con lo que le hemos relatado de lo bueno de antes es con lo único que desea convivir, está todo bien así, y tampoco yo soportaría que volvieran a internarlo, ni la incertidumbre de lo que pudiera suceder si eso fallara.

__Igualmente la fundación está investigando la fórmula, y en un futuro tal vez sea inocua, hasta dicen quizá sirva para tratar algunos tipos de amnesias y pueda darse por vena sin invasión cerebral.

__Está muy bien hijito, que sea útil a otros.

__Y siempre habrá un futuro abierto para llegar a ese pasado, si Pedro lo deseara.

 

Pedro que con sigilo había escuchado todo pintó una sonrisa en su rostro y entró, fue a los brazos de su esposo.

 

__ Al fin, ¿te cansaste ya de bailar con toda la gente invitada aprovechando que yo no muevo ni un pie?

__Tontín, solo he bailado con Gaby y Daniela, y con mi reina claro, aunque ya me la quitaron, ¿es divina  no?

__Como vos, mi condena a partir de hoy, pero empezaré al regreso del viaje a Europa a espantar acosadores.

_Me voy __ dijo Fabián risueño, esos dos eran felices al fin y él que había vivido tanto su dolor lo era por partida doble.

 La casa del Delta los albergaba a todos, ellos estaban juntos luego de tanto, sus hermanos lo mismo, él amaba a Valeria y a Guillermito que ya tenía cinco años, la fundación marchaba y en un rincón, esa fórmula mágica que sabía podía devolverle los recuerdos a Pedro, si él algún día lo deseaba, estaría esperándolo. Con sigilo besó a cada uno y salió de la habitación.

 

_Ven  y deja que mi boca  transite por tus labios, que hoy quiero recorrer la geografía de tu cuerpo, mientras mis besos  dibujan minuciosamente  tu esbelta figura, ven, que hoy mis manos recorrerán  cada centímetro de la corteza de tu ser,  y amémonos con deseo y pasión,  pero ven  y que el rocío del amanecer nos encuentre abrazados en la hierba mojada y que tu piel y mi piel se hayan transformado  en una sola, después de haber pasado una noche de amor y placer, cubiertos tan solo  por un manto de estrellas,  y esa bella luna,  testigos silenciosos  de esos momentos de frenesí  que se adueñaron de nuestros cuerpos,  por eso ven, ven, que solo deseo volver a tenerte con varios principios, pero siempre con el mismo final, así amanezco cada mañana, después de haberte tenido en mis sueños, con resaca de pasión y con el aroma de tu cuerpo  aún impregnado en mis sábanas y aguardando a que llegue la noche para volver a tenerte…

_Ángel de amor…  Cómo podría respirar si tú no estás, si cada día me enamoro  de ti, de tu cara, de tu sonrisa,  cada día me enamoro más y más,  este amor que siento por ti  se hace más grande,  se hace más intenso,  cada día se hace más real. Te amo porque en mi vida  no existe nadie más,  te amo con mi corazón  repleto de alegría,  con el alma plenamente feliz,  te amo y te amaré por siempre  hasta el fin de mis días. Tú eres la persona que  me hace feliz, la persona más  importante de mi vida,  tú eres mi ángel, mi hombre, mi dueño. Tú eres el dueño de mi vida, de mi corazón…

Yo seré tu ángel más perverso, déjame llevarte hasta mi infierno, permíteme poseerte cada día  como nadie lo ha hecho jamás. Cierra los ojos, no tengas miedo, no muerdo, solo beso,  buscando tu placer deja que  te lleve hasta mi infierno donde solo nuestra lujuria  y pasión existen sin ningún complejo, en una habitación tú y yo entregándonos  al amor, eso es lo que yo más deseo. Déjame quemarme en tu cuerpo, no me tengas miedo,  seré tu ángel perverso, seré  tu ángel de amor, Guillermo Graziani.

__Llegaste como el tibio sol del amanecer y mis otoños florecen. El silencio se hace verbo, en un grito desesperado de ternura por vos y la necesidad de amar, y allí mi vida renace y perdura.  Mi pasión se enciende con los gemidos ardientes de tu amor. Porque vos sos eso, un dulce murmullo de hombre hijo de duendes y dioses y alientas mis fuegos, enciendes llamas y hogueras con caricias. Tu continente, es un cristal ardiente como el sol poniente. Cuando tus manos me desnudan  y te desnudo en la penumbra y te posesionas de mi cuerpo y siento tu tibio aliento y premura. Tu cuerpo sobre el mío, se mueve como el fuego en las brisas. Tu cuerpo menudo se vuelve de fuego, y tus manos lava ardiente y como un ángel o demonio entregas cuerpo y alma para siempre. En la vigilia del alba, miro tu paisaje cuando caminas desnudo. El sol ilumina tu cuerpo de adonis, tu sonrisa, y tus ojos de  miel y revive mi deseo, como al sediento un dulce oasis en el desierto. Amor, comencemos otra vez lo que no va a terminar nunca porque tú eres la único protagonista de todos mis ensueños.

-Somos nosotros mismos de aquella tarde, de aquella noche, de aquel espacio sideral, en que morir es ideal, sin darnos cuenta, nos percibimos, nos estrujamos, laberintos incendiados, choquemos, palpémonos, primero con las manos, con el temblor de nuestros cuerpos a oscuras, necesitamos atendernos, comencemos a despojarnos, desabriguémonos al natural, ¡amigo mío, auxíliame, tengo miedo! solo abrázame.  Ya no tengo a dónde huir, más que estar en tus ramas, me alcanzas, aplastado por ti, manejas mis cumbres, mis laderas, mis tesoros secretos prohibidos,  soy instrumento, donde sabes perfectamente como teclear, me aprisionas, amémonos sin ojos, sin espacio, sitiándonos el alma, como dos ciegos restregándose la vida, ¡porque existimos! Presenciando tanta dicha, queriéndonos morir de tanto gozo, libertad, tibia dicha, beatitud, mar reposado, hondo, invulnerable al tiempo. Manjar de mi lengua, tu boca tan jugosa,  vino derramado en mi espalda, mezclándose con tus sabores distintos, recóndito paraje donde se funden en la sombra dos delirios, dos obsesiones, víveme en carne, en espíritu. ¡Erótico corazón mío! Aceleras mi pulso con tu sensual amorío, tus labios en fuego, huésped sicalíptico zambulléndote por todo mi rincón inédito, monosílabo ardiendo, diptongos hechos fuego, inexplicables incoherencias estructurándose. Tú pones la madera y yo la chimenea, cálido encuentro, mi ahogado grito te llama en nuestra dimensión, me siento tuyo, eres tan mío, frío invernal que da escalofríos, pero estás tú como volcán, rugiendo, convulsionando, perdiendo la noción del espacio, cavilando deseos imperfectos, hasta alcanzar el ímpetu salvaje, conociéndonos como reflejo de un nítido reflejo, bello espectáculo de profundas sensaciones, olfatos percibiendo aromas de poros excitados, sublimes quedan reposando ante tanto deseo desbordado.

__ A veces, solo a veces, quisiera ser manantial, y bañar tu cuerpo, cuando siente ansiedad, envolver a tu cuerpo  con toallas de confort, saber, quiero saber, reemplazar esos estados; de tristeza,  desasosiego,  de desazón. Y llenarlos de felicidad,  abundancia y de mucho amor... Saber, quiero saber... que tú estás en mí, en cada suspiro de aire qué necesito para vivir.

“Yo sé que existo porque tú me imaginas”.  Donde el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras y los recuerdos lo asaltan, cierra los ojos para ver y siente que la memoria del olvido o la vida lo apuñalan. Consciente de esa circunstancia y de la inutilidad de los conceptos que hasta ahora han sido hechos palabras  intenta encontrar la única palabra irrefrenable, todavía no creada, talismán infalible que lo explicará todo,  como una luz inesperada, significando la honda  realidad que describiera o aquello que nombrara o equivaliese.

A ver, amar, acariciar, oler, oír, morder. . .  hasta que un día creyó escucharlo pero no entendió su cántico. Ahora quisiera ser paisaje, luz, ambiente, alga enredada,  gaviota, cielo, nave, vela, viento, soplo de brisa, agua salada, arena leve, sol recortando la sombra, sonido de caracola. . .  no ser nada. Y canta el dolor o la desesperanza como la ternura del alma,  el fracaso del mundo, los sueños lejanos, el eco vacilante, las arpas ancladas; la gris manquedad de la frustración como las viejas iglesias, la ceguedad, las praderas asombradas  o las hierbas delicadas; la tristeza irremediable del fracaso de los sueños  como lo que nunca entierra el olvido, las noches densas,  el vals de las olas, los gestos de amor, los destinos remotos,  los despojos del mar o las riberas pálidas.  

__Fue solo un sueño, no puede suceder, eso es parte de un pasado que ya no puede regresar, porque aprendí, con creces y dolor, y nadie me desviará del sendero.

Y en ese sendero, con lagunas, baches y sin recuerdos, solo existe un faro en medio de la tormenta, y ese faro es él, siempre ha sido él, y siempre lo será, no necesito de fórmulas, no quiero más estudios, no deseo recordar, simplemente porque en el volver a amar, encontré la completitud de mi ser, en mí, en mi esencia que es la de él, la de mi amor único, la de Guillermo, el único que me supo amar.

Pedro tomó el libro  de horas que estaba escribiendo en el día a día. Lo dejó, y quiso completar el previo, el de recuerdos pasados que había recabado desde relatos de su familia entera.

 

“Había una vez un hombre no sé bien de qué edad perdida que una y otra vez lo olvidó todo…

Despertó de un largo letargo sintiéndose solo y triste, perdido en un mundo de desconocidos, todos aquellos recuerdos que creía importantes en la vida estaban perdidos por siempre. No sabía quién había sido, a quiénes había amado. ¿Era quizás un príncipe o un demonio?

Aun sintiéndose perdido, confundido, decidió que intentaría recuperar su esencia. Pero los días pasaron, los meses, los años pasaron y, por más que intentara con porfía y todas sus fuerzas, los recuerdos no regresaban.

 

Con el paso del tiempo, simplemente se rindió, dejó de intentar con su cabeza y pudo al fin desgajar su alma y abrir su corazón.

Comprendió entonces, que los recuerdos perdidos, no eran tan importantes en su realidad, pues su ser y esencia permanecían allí, intactos, más puros que nunca, inundados de amor.

Y aquella que él creía que había sido una maldición se convirtió en la más asombrosa bendición. Cuando pudo olvidar quién fue, tuvo lo oportunidad de permitirse ser quien quisiera, de dejar brillar su esencia como jamás lo había hecho antes.

Había una vez un hombre, que tuvo que olvidarlo todo para recordar quién era… y… volver a amar, desde esa esencia pura, sin mente, al único hombre de su vida, al mismo, al de siempre, a su todo, a Guillermo, su par, su mismo ser.

 

FIN.

 

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

 CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO.

ESCENAS EXPLÍCITAS.

 

GRACIAS GUILLEDRAS AMANTES DE ESTA HISTORIA.

NO SOY YO.

 

1 comentario:

  1. Veronica Lorena Piccinino
    Me encantó Eve Monica Marzetti.... estos finales felices y el amor que se profesan es lo que perdura por siempre en nuestros corazones... personajes a los que extraño.... Gracias

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