jueves, 18 de marzo de 2021

SINO CAPÍTULO CATORCE

SINO

CAPÍTULO CATORCE


"Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada pero me quiera para todo".

Mario Benedetti

 “El infierno no está en el remordimiento.

Está en el corazón vacío”. Khalil Gibrán.

Siempre habrá ángeles apasionados en tus infiernos

y tentaciones diabólicas en tu paraíso. “Montecristo”.

 

Guillermo esperó a que Pedro cerrara la puerta y luego con sigilo cerró la propia, mas en cuanto lo hubo hecho, lo lamentó. Pero, como había observado al presentárselo a los demás, esta parte de dejarlo cada noche tampoco era fácil. En realidad, todo era como un reto, pero el mayor desafío era cómo manejar sus recuerdos de Juan, la culpa, su sentido de lealtad hacia él, y su propia conciencia. Esa era la parte más difícil como quizás el que Pedro le terminara de confesar qué lo torturaba amén de ser gay y el temor a su padre, y por el momento no sabía cómo superarlo, además sospechaba que Pedro tampoco. Mientras estaba tumbado en la cama con sus recuerdos de Juan, luego los pocos días con Pedro, no podía menos que preguntarse si estaría dormido en la incómoda cama, si llevaría algo para dormir, en su rostro, y con la mente embebida en ese ser que le robaba el aliento,  se quedó dormido, y al despertar, en la mañana, descubrió que había soñado con él. Mientras se duchaba, se afeitaba y vestía se dio cuenta de que estaba impaciente por verlo.

“El niño enamorado se ve a sí mismo, y una oscura nube de angustia lo envuelve y lo obliga a recordar. Lo entristece esta vida que se va y sin embargo fue una buena vida, el niño es así. Respira profundo y recompone su actitud, tanto por agradecer, tanto por mejorar.

Con los ojos llenos de ilusión se planta en estado de ansiedad, mira adelante, pretende que no se terminó, quiere dar una vuelta más. Cierra sus ojitos y extiende su maño esperando hallar lo que siempre tuvo, lo que siempre buscó. Esa manía de creer en el amor, de soñar de a dos, de empujar el miedo a otra jurisdicción. Plantado ahí, donde quiere estar, llama con la desesperada fuerza de un corazón que jamás se rindió.

El niño de amor, no quiere pensar. Desempolva sueños y empieza a recordar. Fantasías de  hombrecito feliz, el amor que nunca llegó en las condiciones que solía anhelar. Él es así, sentimientos sin maquillar, el temor que empuja su redonda nariz, las mismas ganas de volar.

Ojos de muñequito que no se puede resignar, abre su corazón al aroma tierno que viene del sur. Ve la mano extendida, comprende muy bien el amor. La figura se presenta con autoridad y le grita por donde caminar. Oye el rumor de cosas que no tienen explicación salvo para los que quieren oír. Cree en el amor y lo embriaga esta lejana y compleja sensación de dejarse querer. El llamado lo vuelve a cautivar. Presiente que es su hora para ser feliz.

Se dieron la mano y fueron niños como ayer. Amor puro que ya casi no hay. Si tan solo se pudiera explicar, si fuese capaz de mostrarte lo que siento por los dos”.

 

Cuando Guillermo entró a la cocina  a desayunar, se encontró con que Pedro ya estaba allí, tomando café con leche leyendo una revista de arte, y que no había nadie más a la vista. Pese a la salida y  poco dormir habían sido los primeros en aparecer, y Pedro le preparó el café negro amargo, con las tostadas con mermelada como ya sabía que deseaba y le cedió en tanto la revista.

 

__ ¿Has dormido bien?

Se mostraba interesado y preocupado por él, tenía que admitir lo mucho que eso le gustaba, era apasionante que alguien se interesara de nuevo por él.

__Más o menos _ admitió Guillermo__, a veces aún tengo sueños con Juan, con el final, con lo que quedó luego de mí, pero anoche no fue así en verdad, el que me robó el sueño, fue otro, un jovencito precioso que me tiene atolondrado _ confesó con una sonrisa, y Pedro le brindó la suya llena de hoyuelos y luz.

__Pero…

__Pero… es pronto, te deseo y te amo, mas al mismo tiempo no deseo desertar de Juan, ni física ni emocionalmente tengo ese derecho incluso si él ya no está, porque yo fui… al menos el responsable de su muerte. Me gustaría saber qué habría pensado él de esto… lo nuestro, y si lo habría aprobado, me gustaría pensar que sí.

__Guille, te comprendo y no deseo presionarte, pero no puedo aceptar que sientas culpa _ le recriminó Pedro mientas acomodaba las cosas para el desayuno__, si le preguntara a cualquiera acá, nadie me diría eso, no puedes ser culpable de la muerte de nadie.

___Me encanta que nunca me presiones, otra de las cosas que me gustan de vos, hay tantas cosas que me gustan de vos, muchas más de las que hubiera esperado, pero si no fui culpable, al menos fui el responsable, una muerte que no debió de ser, demasiado joven para morir, no soy un loquito que se victimiza diciendo que fue adrede, obvio que no, jamás le haría daño ni al incordio de Silvina, pero admito mi responsabilidad que me persigue hasta en sueños.

__No es así, no me has contado todo, es difícil pasar de una vida a otra, de estar con el ser amado y que de pronto ya sepas que no volverás a verlo, a oír su voz, su risa, debe de ser espantoso y lo entiendo, pero las cosas a veces escapan de nosotros, no le busques justificación, no te enojes con Dios ni menos contigo, simplemente son así, y debes aceptarlo __ le dijo asombrándolo__, yo no puedo ni imaginar algo así, ¿cómo pasar de una vida con alguien a la siguiente sin estrés, amargura,  adaptación? Supongo que hace falta tiempo.

__Me parece que no lo había pensado nunca, no pensaba tener que hacerlo, luego de dudarlo mucho, el tiempo que pasamos buscando a la hermanita, afianzó lo que teníamos, y llegué a creer  que pasaría mi vida con él _ admitió Guillermo__, y sin embargo… se fue, y acá estoy, enamorándome de otra persona, cosa que sí jamás imaginé que iba a suceder.

__Yo tampoco, pero a veces, la vida, el destino… nos lleva a enfrentarnos a situaciones que no esperábamos, o a las que más temíamos.

Pedro lo miró con dulzura, y Guillermo se derritió, no pudo huir de la tentación.

_Bésame con tus labios que brotan de tu cáliz, bésame con esa ansiedad de sentir mis sabores, la miel de tu boca que anhelo tanto, bésame y sabrás cuánto amor te profeso, me perderé antes en tu mirada, tu sonrisa majestuosa que es mi debilidad, mi corazón solo late por vos, bésame…  no pondré resistencia ante tu pasión infinita, en silencio se contestarán tantas preguntas, susurraré mil palabras hechas de fuego, despierta la fiera que llevo dentro, devorarte sería mi entrega sin detenerme un momento.

Pedro no se hizo rogar, se inclinó y se unieron en la intimidad del beso con sabor a café, y a ellos.

 

__ De solo imaginarme las fantasías pensadas por tu mente cuando cierras los ojos..., siento ese deseo de entregarte mi fuego, me sofoca una angustia secreta, me atormenta la ternura, el cuerpo se me torna todo llama, por los poros me bebes desnudo, credo que me nutre, sombras de deseo me ladran tu olor a mar me guía a tu oleaje, rituales como aullidos,  sinuoso, implacable  rastreas mi piel como serpiente, envenenas todos mis sentidos._ Pedro se sonrojó mas continuó__. Me siento un hombre impúdico, atrevido queriendo llegar a lugares escondidos con mis besos, irrumpiendo tus rincones, propaga en mí tu amor…  en mi boca, en las noches me acosa la sed de ti porque te aman hasta mis huesos, incendiado ante tus brasas, ardes en mis venas, apacigua tu mirada impertinente que me desviste, que me acaricia sin tocarme, entra por mi pecho  y baja por mi espalda, disfruto el tacto de tus dedos que se dejan guiar, tu mirada incrustándose en mis piel, tú desnudo, seda entre mi cuerpo.  Desatas mi geografía con tus manos, estacionándote en cada paisaje, opio palpitante emana entre mis piernas, ahogamos la mirada en un piélago de saliva y sudor incandescentes, volvámonos locos, abandónate, enséñame el sabor de tus líquidos, rindámonos a esta atracción magnética, que gritan nuestros átomos, sé mi sueño, sin vacilaciones ni permisos, ahora que abro los ojos mírame y hablemos, destrózame la cintura, ráptame, amordaza mis silencios, fragilidad de la ascensión momentánea donde morimos, invádeme con tu ir y venir, hasta quedarnos tendidos entre sábanas. Vuelves a cerrar tus ojos,  ambos temblamos de placer, deseo escuchar que llegas al éxtasis, adoro empaparme de tu sudor, cierro ahora los ojos, en la oscuridad memorizo tu ser,  hurta mis labios, mi boca, mis besos, naveguemos por nuestras gotas, juntemos nuestros bosques, quedémonos saciados en nuestros regazos, hasta el alba, quedarnos derrotados, inundados en nuestras pieles.

__No sigas o  de verdad te raptaré __ lo amonestó Guillermo sobre los labios__. A veces temo, siempre temo perderte, y sueño…

Flotaba sobre tu cuerpo infinito e intocable. Con mis brazos extendidos, inmóvil, solo podía mirarte. Mi alma estaba perdida, eras como el Río Estigia que haría invulnerable nuestro amor o seguiría mi camino al mundo de los muertos.

Casi en la desesperanza me posicioné sobre ti, muerto de amor. Te crecieron alas y con tus plumas nuevas me cubriste, abrigaste mi desesperanza y me diste vida. Mis lágrimas enjugaron tu pecho y cristales irradiaron la luz que me devolvió la plena vida a tu lado. Volamos juntos a la eternidad.

__Ya, para con ello, no me perderás, no voy a morir, nunca te dejaré, no hables de muerte  y si lo hago, iremos juntos a la eternidad _ se enojó Pedro__. ¿Y qué sentiste por ellas?

Digo, un divorcio, debe de ser una pequeña muerte, debe de ser difícil poder elegir entre esas cosas __ dijo en voz baja__, poder decidir hasta dónde llegar, dónde trazar la línea.

__No en mi caso __reconoció Guillermo__, admito que fue fácil, Silvina nos dejó, y a Ana con su adicción no la soporté pese a que puedo perdonarla porque me ayudó con el nene, pero todo fue una cadena de errores desde la muerte de Juan, al que no elegí perder, solo tuve que aceptarlo, no tuve opciones permitidas, pero con ellas no puedo culparme porque sé que tomé la decisión acertada.

__Estoy algo confuso _ murmuró, Pedro, también enojado, me mentiste cuando te conocí, no confiabas en mí.

__ ¿Cómo?

__ Me dijiste que no hubo nadie, no me hablaste de ellas, ni del nene, y solo dijiste que Mirna conocía de tu elección sexual, y había sucedido de todo __ le recriminó, Pedro.

__No precioso, no quise mentirte _ dijo mirándolo con intensidad__, a ellas a veces las olvido, no tuvieron nada que hacer en mi vida, bueno obvio, pese a ello estoy muy agradecido, una me dio  lo más valioso que tuve, a Fabián, la otra lo cuidó, pero no me marcaron, y a decir verdad, no quería volver a verte, menos enamorarme de vos, te vi tan jovencito, tan yo a tu edad, me sentí tan responsable estando tu madre a un metro,  eras tan peligroso para mí y por ello no  entré en detalles supongo, solo te aclaré lo que era, y pensé que así huirías, pero fue a la inversa, y cuando me perseguiste, entendí que no habría modo de huir de vos, pero no pretendí mentir ni ocultar , sos la persona en quien más confío en el mundo. Además soy muy reservado, pocos me conocen, y son temas dolorosos, no me pareció asustarte de entrada contándote lo de mi padre, lo de Juan _ le aclaró acariciándole la mano, y Pedro asintió conforme__. Me sentía demasiado culpable, como que había destrozado demasiadas vidas. __ Estaba siendo sincero con él, sin importarle lo doloroso que le resultaba.

__No puedes hacerte eso__ dijo Pedro con amor que empezaba a comprender lo traumático que había sido todo, puede que estar juntos, no fuese tu destino o el suyo. Quizá tu vida con él había tocado su fin.

__Yo le puse fin, de manera definitiva _  insistió Guillermo__, sé que debo seguir adelante, dejar de echarme la culpa, empezar algo de nuevo, iniciar un nuevo libro, con hojas a llenar, y entonces recuerdo lo que pasó, mi responsabilidad en ello, y no es fácil huir de todo.

__Y a mí me parece que tienes que dejar de cargar todo ese peso, Guille _ dijo Pedro, con suavidad, tendiendo la mano, tomando la suya__. Te lo debes a ti mismo, no puedes seguir castigándote toda la vida.

Guillermo asintió, Pedro le daba paz y alegría, era sabio a su corta edad, le decía cosas muy buenas, se sentía conmovido.

 

__ ¿Qué crees Guille? ¿Que torturándote podrás seguir adelante? ¿Sientes que le debes la vida y que no deberías volverá ser feliz? Porque de ser así, es una posición muy dura, es necesario que salgas de allí.

__Lo haré, hoy sé que puedo. Juan era una gran fuerza en mi vida y era, también una persona con gran fuerza propia, no me ha dejado ir fácilmente. Me parece que esperaba que estuviera así, con él, para siempre. Luego se fue, yo estoy aquí, y hasta conocerte no sabía cómo continuar.

__Pues ahora estoy acá, y paso a paso lo haremos juntos, sin precipitarnos.

No lo hacía ni el uno ni el otro.

 

__ A veces me digo que lo idealizo porque murió, que quisiera que estuviera vivo, mas que a la larga solo seríamos amigos, yo ocultaba lo que era, él ya no podía hacerlo, amén de que abandonó los estudios, tantas hermanas mujeres… cuando él deseaba serlo, y no sé si yo al llegar donde estoy, lo tendría aún de la mano, pero eso no me permite aceptar su muerte desde luego, solo que tal vez no fuera mi sino.

__ Y no, visto así, no.

__ Sos extraordinariamente bueno, Pedro _ dijo Guillermo con admiración.

__Eso díselo a tus amigos _  dijo Pedro en broma y Guillermo levantó los ojos al cielo.

__ O se empiezan a comportar como es debido o a ellas las mataré _  dijo riendo__, Marcos e Isabel conocieron desde siempre a Juan, Gaby y Beto eran unos críos entonces, no sé qué causa común han armado, o qué pretendían para mí, pero no quiero que me armen citas a ciegas, te lo aseguro. __De súbito, Guillermo se puso serio_. Sé que quieres conocer mi historia, te la debo o nunca me contarás la tuya del todo, y no quiero que creas que no confío en vos.

__ ¿Qué sucedió con tu padre tras aquella discusión con tu mamá? _ interrogó Pedro.

__De todo, lo defraudé tanto, aunque en el fondo lo hice desde nacer, que hasta se cuestionó desde mí su virilidad, nunca me perdonó creo,  nunca lo entenderá, comenzó a emborracharse, a ponerse violento, a tener aventuras, hasta que se separaron, pero Mirna como tu madre, le perdonaría una y mil veces, todo, al fin,  volvió a aceptarlo, siguen juntos de hecho. La vida les pegó duro, primero los volví a ver cuando Juan y yo hallamos a Hannah, la hermanita, y apenas me miraba, pero poco después, Miguel… murió__ confesó estudiando la expresión de Pedro__. Era un mal tipo, cielito, yo sería gay, pero él fue un delincuente, y murió a manos de ellos, fue entonces cuando mi padre  muerto también Juan, me dejó entrar algo en sus vidas _ continuó__ a regañadientes, siempre estudiándome, buscando qué aventura podría tener con tal o cual, hasta que me harté y puse distancia, o no dejaría de torturarme, no habla de lo que soy, nos vemos poco, hablo más con mi madre, ellos se fueron a un largo viaje, y ahora  estamos en paz digamos, nos soportamos.

 

Justo en ese momento entró Marcos a la cocina e interrumpió la charla.

__ ¿Han visto a Isabel? _ preguntó.

__Ninguno de nosotros la ha visto _ dijo Guillermo__, nadie ha aparecido aún por acá, aunque no pareces muy preocupado.

 

Marcos se sirvió café. Habían tenido otra pelea por la mañana, a causa de su relación con Sonia, y ella le había dicho que nunca lo superaría, que tendrían que divorciarse. Él le había pedido, una vez más, que lo perdonase y, luego, acabó enojado por la incapacidad que ella demostraba para sobreponerse y perdonarlo, y cuando él perdió los estribos, ella se marchó, furiosa, de la habitación.

En aquel preciso momento, estaba fuera en la piscina, tratando de enfrentarse a sus sentimientos, de dolor y frustración. Le dolía mucho más porque la otra apenas pasaba los treinta. Como resultado, ella se sentía vieja, acabada, no querida. Por el momento no acababa de recuperar la confianza en sí misma ni su amor por Marcos, quien de repente le parecía un extraño.

Este se sentó junto a Guillermo y Pedro para charlar con ellos, y Pedro le ofreció tostadas. Cuando Gaby y Beto aparecieron en la cocina, les hizo nuevas y les sirvió café.

Isabel entró, envuelta en una toalla. E hizo caso omiso de Pedro. Actuó como si no estuviera allí. Las mujeres se mostraban intransigentes y hasta Guillermo pensaba que no había nada que hacer, excepto que el yate de los famosos las deslumbrara, mas si la relación entre Pedro y él llegaba a ser seria, ahora sabía que sus mejores amigos,  ya que a los compañeros de trabajo no los comprometía como tales, no lo aprobarían ni serían parte de esa nueva vida. Le parecía terriblemente injusto, pero no veía cómo podía cambiar las cosas, a menos que ellos estuvieran dispuestos a hacerlo. Se preguntaba, si en caso de haber sido Pedro otra persona, las cosas serían diferentes. Lo dudaba y estaba furioso con ellos por su actitud, por lo menos en el caso de Isabel y Gabriela. Estaba disgustado más por Pedro que por él mismo. Sus amigos no le daban la más mínima oportunidad, casi lamentaba haberlo dejado organizar el día en el yate con ellos. Si iban a tratarlo de esa manera, pensaba que no se lo merecían. Estuvo inusualmente callado mientras acababan de desayunar y luego le propuso a Pedro que salieran a navegar, deseaba al fin terminar la historia de Juan y de su hermanita.

 

_ Estás enojado, ¿verdad? __ le preguntó, Pedro, una vez en el barco__. ¿Es por lo que he dicho esta mañana sobre empezar una nueva relación? __ Se preguntaba si lo había ofendido.

__No, es por la forma en que se están comportando mis supuestos amigos, en especial las mujeres, tenías razón, están actuando como niñas, empiezo a estar harto.

__Hemos de tener paciencia _ dijo Pedro, con consideración y más tolerancia de las que él sentía o quería concederles.

__Casi amento haberte traído aquí _  dijo con tristeza__. No mereces esto.

 

Pero, en cierto sentido, la situación hacía que la transición le resultara más fácil. Quería protegerlo y sentía lealtad hacia Pedro y no solo hacia Juan. También a Pedro le debía algo, o mucho. Se había abierto a él, había sido sincero, se había jugado al acercarse.

Estaban sentados uno al lado del otro en el barco y lo atrajo hacia sí, lo besó intensamente poniendo el alma en la saliva. Sintió una euforia y una excitación que no sentía desde hacía años. Volvió a besarlo, nunca era suficiente, sin detenerse a respirar, y luego le sonrió. Le había parecido la única forma de dar salida a la rabia, y sin ninguna duda, había sido la mejor elección. La malicia de sus amigas solo había servido para unirlos más.

 

__ ¿Estás bien? _le preguntó Pedro después del beso, todavía preocupado por él.

Guillermo le obsequió como respuesta una sonrisa alegre, tenía aspecto  muy atractivo y joven.

__Muy bien.

 

Luego lo besó de nuevo, Pedro le rodeó con los brazos el cuello, y de momento lo hizo olvidar de dónde estaba, o de por qué estaba disgustado. En lo único en que podía pensar era en ese muchacho y en lo extraordinario que era besarlo, ni siquiera se acordó de Juan, para nada. Solo pensaba en Pedro, en lo mucho que le importaba.

Navegaron en silencio durante un rato abrazados, luego Pedro señaló a lo lejos, y Guillermo lo vio. El hermoso yate se dirigía hacia ellos, surcando las aguas lentamente, con sus elegantes líneas. Era increíblemente hermoso. Lo miraron y se sonrieron el uno al otro, era uno de esos momentos que ambos sabían que recordarían para siempre.

__Me haces muy feliz _  dijo Guillermo, con una sonrisa, sentimientos que no experimentaba desde hacía años. Estaba impaciente por pasar el día en el barco con él, y lamentaba que hubiera invitado a los demás. Quiero despertar en y con vos. Solo quiero amanecer en la luz de tu mirada, ese indómito azabache que perfuma tus pupilas, para perderme en sus sombras de mágicas llamaradas y besarles de reojo con miradas clandestinas. Quiero poder despertar enredado entre tus brazos, para aspirar el aroma de tu piel, al tiempo de santiguar con tus besos a mis labios y beberme de una vez en un suspiro a tu alma. Deseo fervientemente recorrer tu geografía, de manera indefinida hacer brotar en tu vientre mariposas coloridas, aguas claras de tu fuente sagrada e inaugurar latitudes de manera irreverente.

 

Tenían tiempo aún,  deseaba contar su historia, le urgía, nunca se había sentido tan cómodo en su vida, ni siquiera con Juan que era tímido e inseguro, Pedro era amable, suave, cálido, y antes de amarrar el barco para ir a decirles a los otros que el yate se acercaba, decidió hablar, igualmente ellos lo verían desde la casa, ya lo aguardaban con ansiedad, tomó a Pedro de la mano, y buceó en la mirada hasta alcanzar el alma.

 

__Guille, pero tu hermano era muy joven, ¿cuándo murió? _ quiso saber Pedro.

__No era mi hermano, solo recogido por mi padre, era amigo del suyo cuando murió, y sí, estudiaba abogacía, como mi hijito, era el macho, el ejemplo, el fiestero y mujeriego,  era todo lo que mi padre esperaba de mí y no fui, solo que lo que menos hacía cuando estaba lejos de casa era estudiar, hasta que lo echaron, lo suspendieron y vino  por mi ayuda _ confesó Guillermo__, yo no le creí nada ni nada podía hacer, y poco después lo echaron de la facultad__. Convenció a mi padre de que trabajaría en tanto buscaba nueva plaza, y en ese pase por el país se metió con lo peor… con narcos, y traficantes, al fin murió en su ley, no quiero hablar de él precioso, joven sí, pero tal vez evitó así hacer mucho daño de mayor.

__Guille, no digas eso _ le recriminó Pedro asombrado.

__Es la verdad cielito, los tipos como él no cambian, y en verdad el que era demasiado joven y bueno para morir era Juan, necesito contarte todo, no quiero que sigas pensando que no confío en ti, aunque duela y me quiebre, quiero que sepas todo.

__Está bien.

__ Juan era muy sensible, alegre, sano, pero demasiado tal vez para esta sociedad,  y yo intentaba apuntalarlo _ comenzó__. Hannah, su hermanita era igual, retraída, tímida, pero muy inteligente, ella deseaba ser escritora famosa, vivía leyendo, desde pequeña escribía cuentos que solo le leía a Juan, eran almas afines, todo lo contrario de la relación casi nula que tenía con las otras hermanas. Sus padres no eran malos, pero ella llegó en un momento donde ya no esperaban más hijos, no recibió el mismo afecto y aceptación que los otros, y quizás eso la llevó a encerrarse en un mundo separado y en ese mundo solo entraba Juan, era su afín, su igual, su pilar y referente, con él se aislaba en las fiestas que daban sus hermanas, no le gustaba la vida que ellas llevaban, pero con él pese a la diferencia de edad, era una, y luego desde él se pegó a mí _ la voz se quebró al tiempo que la mirada se perdió a lo lejos, Pedro le aferró la mano.

__No necesito que me demuestres nada si hablar de esto te hace daño, Guille _ le pidió, mas él negó con la cabeza.

__Pensaba en las semejanzas, Juan tenía hermanas gemelas, lo mismo que vos, solo que en su entorno además no había otro varón, sino su hermanita pequeña, su tesoro. __Lo miró más compuesto y continuó__. Luego de que mi padre nos insultara y echara del mundo, fue a casa de los de Juan, e hizo el mismo numerito, luego supimos todo por la hermanita, algo por mi madre, y si bien ellos terminaron echando de la casa a mi padre por las groserías que nos propinó, al fin pensaban igual, que éramos dos enfermos, que minábamos la masculinidad de los hombres, como si pudiéramos elegir cómo sentir, no entendieron que habíamos nacido así, que no había vuelta atrás, y el padre de Juan habló a las hermanas, y les dijo más o menos lo mismo que el mío en casa, que Juan no volvería a ver a nadie de la familia en tanto no recapacitara. __Guillermo rio sin ganas__. Que era… marica…, etc., pero a su favor al menos dijeron que yo lo había confundido, que con el tiempo quizá recapacitara y volviera a la “normalidad”, y una perorata similar a la que montaron en casa.  La madre en privado dijo a su marido que si bien le enviaría sus cosas a casa como había ordenado, ella continuaría llamándolo por teléfono, no sé qué le dijo él, el caso es que no supimos nada, solo que las familias hicieron un frente común en contra nuestra, solo mi madre nos llamaba de vez en cuando. Hasta que en una cena, Hannah preguntó por Juan, hasta cuándo no podría verlo, y ante la intransigencia de su padre al decirle que él no volvería a casa, ella le dijo que entonces ella menos seguiría allí, pero era menor de edad, y eso le espetó el padre que la mandó a dormir, ella en silencio se puso de pie y se retiró de la mesa, creo que te lo había contado.

Escapó por la ventana, dejó una nota y vino a casa, pero nosotros luego de ese espantoso día y de tantas emociones, nos habíamos dormido, tanto, que nunca oímos que ella llamó a la puerta, Juan nunca pudo perdonárselo, ni yo aunque lo llevara en silencio, porque pudimos evitarle su desgracia __ convino con pena en la mirada que conmovió a Pedro.

 

__Otra vez la culpa no _ le volvió a porfiar_. Ustedes acababan de pasar por un tsunami, era lógico que se durmieran, ya basta Guille con la culpa.

__A como sea, a la mañana la madre vio la nota de Hannah donde decía que ella sin Juan en esa familia no encajaba, que no la buscaran,  que no regresaría…, “ahora ya te has librado de nosotros, de los raros de la familia, papá,  adiós”, o eso dijo ella cuando llamó desesperada a Mirna sabiendo que ella me hablaba, para contarle, a partir de allí, pocas veces los padres de Juan hablaron con nosotros, mi madre era la intermediaria única entre  todos, y Juan se terminó de derrumbar, no podía consolarlo, no podía hacerlo razonar, ni comer, ni dormir, y entonces supe que no podría solo con eso, tal vez sí con el rechazo de todos, pero no con sentir la culpa por la huida de Hannah, y decidí que yo sí tenía la fortaleza para ser su pilar y lazarillo, y así se lo dije a mamá y a él cuando a las cuarenta y ocho horas la policía no había logrado tener noticia alguna. Ella no tenía amigas, sus únicos amigos éramos Juan y algo menos yo.

__ ¿Qué hiciste?

__Me puse a armar dos bolsos,  Juan me miraba entre las lágrimas, le dije que saldríamos a buscarla, le prometí que la encontraríamos, la policía estaba tras redes de trata, nosotros no podríamos con ellos, pero desde saberlo habíamos caminado el barrio pensando en que estaría cerca, mas no la hallamos, entonces volvimos a hacerlo, y en esa segunda ronda dimos con unos pibes del submundo de la noche, no estaba con ellos, pero una de las chicas al ver a Juan deshecho, nos dijo que la habían visto aquella noche, que les había llamado la atención porque observaban que era una chica seria, y que sin embargo parecía perdida cuando nadie atendió, y fue hasta ellos a preguntarles si no sabían nada de nosotros, supongo que la pobrecita quizá creyó que habíamos huido, o algo similar, el caso es que ellos negaron, le ofrecieron… polvo, no sé, lo que consumen, ella lo rechazó, solo les pidió referencias sobre algún sitio donde pasar unos días, le nombraron la pensión donde algunos paraban  y la vieron irse con paso cansino.

Teníamos dinero que nos hizo llegar mi madre, no demasiado, pero siempre podríamos trabajar, estábamos de vacaciones todavía, y ellos  nos hablaron de puntos de la noche, de redes de trata, que era el peor de los escenarios o eso creímos entonces, ya la imaginábamos en la triple frontera o en Mendoza saliendo del país…  mas también hablaron de otros grupos, de gente fanática, de sectas, de pseudoreligiosos que tentaban jóvenes, de centros  espirituales como les llamaban, había muchos de los chicos que habían ido a parar a ellos, muchos en Córdoba, y que pocos habían regresado para contarlo, esos pibes durante dos noches nos mostraron un mundo aterrador y desconocido, y mapas de sitios escabrosos y por intuición, presagio, presentimiento, conociendo cómo era ella, supimos que estando la policía tras los más pesados, debíamos ir por esos otros grupos, sectas, comunidades que estilo hippies compartían aquella filosofía, vudúes que captaban jovencitas, a como era ella supimos que podría ser presa fácil, y fuimos tras esa posibilidad, le contamos a mi madre, y a la semana tomamos un micro hacia Córdoba, sabíamos de esos fanáticos del Uritorco, etc., y fuimos por ese lado. Nos comentaron que muchos fugitivos de sus padres iban para la zona, y tomamos ese camino, era mejor que seguir en casa llorando culpas sin hacer nada.

Nos hospedamos en pensiones baratas de la ciudad, luego en fondas camino al cerro, porque  a poco de llegar supimos de ciertas comunidades que vivían en Capilla del Monte y en el mismo cerro, algunas remedando grupos espirituales libres.

El resto lo supimos de su boca, mucho tiempo después, cuando estuvo en condiciones de hablar, de recordar.

 

“ Hannah hizo autostop desde Buenos Aires, tardó horas pasando de coche en coche,  a todos les decía ser una estudiante de vacaciones que iba a visitar a los abuelos, y lo cierto es que en menos de un día, ya en Córdoba se sintió libre, viva por primera vez, y a medida que se adentró en las sierras vio y palpó esa libertad en jóvenes de su edad, entonces todos le parecían felices y contentos y se sintió al fin liberada del ambiente opresivo en que siempre había vivido, y de pronto sintió que ese mundo mágico era el sitio en el que deseaba vivir, lejos de esos extraños con quienes había convivido, con quienes nada tenía en común. En cierto modo, se alegraba de lo sucedido, Juan tenía a Guillermo y tal vez pronto ella tendría a alguien. Juan y Guillermo sabrían por la nota que ella no los juzgaba, que los aceptaba y que siempre los querría, les había pedido que fueran felices, a pesar de todo y de todos. En cuanto a los demás… le traían sin cuidado. Esperaba no volver a verlos jamás, un padre cruel capaz de echar a un hijo de la casa por sentir diferente, una madre ausente desde ella nacer, hermanas frívolas y superficiales, ella nada quería de  ellos, no deseaba seguir soportando aquello, menos si Juan ya no estaba para ella allí.

Se sintió tan anónima como cualquiera, había chicos aún más jóvenes que ella, a nadie le importaría ver a una más de aspecto igual al de todos, su cabello rubio era corriente, su belleza lo mismo, no era presuntuosa en el vestir, tal vez sus hermanas no pasarían desapercibidas en ninguna parte, pero ella sí, podía perderse con sus trece años en la muchedumbre como durante la vida entera lo había hecho en su casa, nadie al fin sabía si estaba o no estaba, si llegaba o se marchaba, qué leía, siempre todos preguntándose por dónde estaría, y tuvo el convencimiento de que allí podría hacer lo mismo.

 

__ ¿Estás perdida hermana? _  Una chica delgada cubierta por una especie de túnica, y un sucio chaquetón, le ofreció un trozo de pan, mas ella temía que como los chicos de su barrio le escondieran allí polvo o alguna droga. La chica la leyó.

__Está limpia _ le dijo__ Me parece que no eres de aquí.

__No lo soy.

La chica tenía quince años y llevaba allí menos de uno, desde que había huido de su casa en Santa Fe, y aunque ella vio los avisos de búsqueda en los periódicos y en los medios, no experimentaba el menor deseo de contestar, y sus padres y amigos aún no la habían localizado.

__Me llamo Sophia. ¿Tienes sitio donde dormir?

__Todavía no _ respondió Hannah, a punto de decir que muy poco dinero además.

__Hay un lugar cerca. Puedes quedarte el tiempo que quieras. Lo único que hay que hacer es ayudar con la casa, limpiar, cocinar, eso…

Por fuera todo era bonito y agradable, lo que la chica no dijo era de las pestes, de las ratas, de los chicos muertos por sobredosis y además, ¿no eran cosas que ocurrían en todas partes? Ellos eran una hermandad que como aquellos de otra época buscaban solo amor, paz y felicidad. Una oleada de amor para contrarrestar la locura del mundo. En el sitio para ellos el tiempo se había detenido, lo único que importaba era el aquí y ahora, el amor, la paz, los amigos, la contención. La chica la besó con dulzura en las mejillas y la tomó de una mano para acompañarla  a la casa entre las sierras donde ella vivía con el resto de unas cincuenta personas que solo deseaban un mundo diferente, la mayoría lucían túnicas, otros atuendos indios coloridos, otros jeans y camisetas, y Hannah con los suyos y su suéter de marca se sentía como un bicho raro, pero la chica que la recibió en la puerta le prestó un descolorido vestido holgado de seda rosa procedente de una tienda barata, y ella cambió su ropa, se soltó el cabello que llevaba a la cintura, calzó sandalias bajas, y por la tarde, parecía una de ellos. Comieron un plato indio y pan cocido en el horno de barro del fondo de la casa, y alguien le ofreció un porro. Luego ella se tendió en un saco de dormir, y contempló muy contenta a sus nuevos amigos, se sintió rodeada de calor y una aceptación que jamás había conocido, tan diferente a su casa, de los decretos dictatoriales de su padre, de la sumisión de su madre, de los decretos paternos contra Juan por ser distinto, de la estupidez de sus hermanas, egoístas y vanidosas, de esa gente que jamás la había comprendido.

“Alma fragmentada, rota en miles de pedazos, despedazada su vida con intención despiadada no siente el corazón, perdió la ilusión, el alma, la sonrisa, su cuerpo está indolente, ajado, su alma cansada. Tan llena de amor, y tantos recuerdos dolidos,  cansada, despojada, con la mirada ida, los recuerdos ausentes destrozada por la vida, en un mal juego a todo o nada, su frágil corazón rajaron cruelmente. No puede alimentar sus sueños de fantasías,  transformaron su mundo en un continuo negro acontecer, ni aun resurgiendo de sus crueles agonías podría volver sobre sus pasos para sentirse mujer.

En diminutos cristales la fraguaron los desengaños, esparcidos están sus pedazos implacablemente por doquier, rasgada su alma en incontables y diminutos pedazos que cualquiera al tropezarlos terminaría de romper. Es imposible juntarlos, ni el amor tendría argumentos, no bastan las ganas, ni los esfuerzos de un ser querido para juntar sus partes rotas, se intentó y no se ha podido ya que resaltan las cicatrices al pegar los segmentos.

Se resquebraja convertida en polvo de papel esparcido, pobre mujer rota. ¿Cuál es tu gran angustia o tu queja?

Grita hasta el martillo que la atenaza fraccionando hasta sus más profundos gemidos. ¿Por qué permites que te aplasten las rocas que la vida deja? Ya entiendo tu inaudito deseo al quedarte lejana, inerte no quieres probar mieles, sin compasión te quebró el desamor, por eso prefieres vestirte de tu soledad, que siente como tu suerte, para borrar toda huella. Convertida en polvo quieres unirte al correr del viento, volar mezclada entre el olvido y con la nada olvidar tu derrota sintiéndote libre al fin, escapándote del triste abatimiento

¡Prefiriendo ser papel que una mujer rota!”

_____________

Pedro escuchaba el relato sin poder articular sonido, un nudo le robaba las palabras,   se sentía profundamente conmovido y al tiempo rozando sus propios límites, sabía que podría llegar el ataque de pánico, cuando se identificaba o visualizaba a esa niña desvalida vagando por las calles, y Guillermo lo percibió antes de verlo.

 

__ ¿Cielito, te sientes bien? ¿Quieres que calle?

Negó con la cabeza, aunque con dudas,  Guillermo entendió que deseaba que continuara.

_____________

Cuando al otro día la iniciaron en el mundo de las drogas, le pareció adecuado, hasta correcto y bonito. Fue un supremo acto de amor que tuvo lugar en un sitio lleno de incienso y con la chimenea encendida. Las alucinaciones la llevaron del cielo al infierno, y de nuevo al cielo. Sabía, que cuando despertara, sería una persona distinta. Se lo dijeron antes de que ingiriera una pequeña cápsula de LSD, mezclada con azúcar. Cuando la droga hizo su efecto vio espíritus amigos por doquier y habitaciones llenas de personas conocidas. Más tarde en cambio vio alimañas, murciélagos, arañas y cosas terribles, pero ellos la tomaron de la mano mientras los enfrentaba, y cuando empezó a sentir punzadas de dolor por todo el cuerpo, la acunaron, le cantaron nanas, como jamás lo había hecho su madre, ni siquiera Juan había hecho algo así por ella. Cruzó mares y desiertos caminando o arrastrándose y, al final, llegó a un bosque encantado lleno de hadas y duendes que la acariciaron con sus manos mientras los espíritus cantaban. Después, los rostros que la velaron toda la noche en espera de que se liberara del mal de su pasado, se acercaron de nuevo a ella. Se sentía purificada y sabía que ahora era una de ellos. Los malos espíritus habían muerto en aquel viaje, la habían abandonado, y  ya era pura. Ahora ya podían completar el ritual. La desnudaron muy despacio, la untaron con aceites aromáticos, mientras todos la acariciaban suavemente. Aquella noche, ella llegó muy lejos y algunas zonas del cuerpo le escocían, pero las mujeres hermanas le aplicaron masajes para prepararla, y la obligaron a tenderse a pesar de sus gritos. Al principio, la chica se resistió, pero cedió enseguida, ablandada por los murmullos y por la música. Le dieron de beber algo caliente, volvieron a untarla con aceite, dos guardianes le aplicaron aceite en la parte más íntima, y ella se estremeció de angustia y de placer. Luego, se acercaron nuevos hermanos, los espíritus que sustituirían a los que había dejado a sus espaldas, se arrodillaron a su lado mientras las hermanas cantaban, uno a uno, la penetraron. Se escuchó una música más fuerte, volaron pájaros encima de su cabeza y esta sintió  punzadas de dolor y oleadas de éxtasis mientras ellos iban entrando y saliendo hasta que, al final, volvieron las hermanas, la cubrieron de besos y se introdujeron en su interior hasta hacerle perder el sentido. Cesó la música, la estancia quedó a oscuras. Su vida pasada se esfumó como la luz, y la chica se agitó, preguntándose si todo habría sido un sueño, pero, cuando se incorporó y miró el entorno vio que todos la esperaban. Se sorprendió de que fueran tantos, pero los reconoció, uno por uno y les extendió los brazos, llorando. Ellos se acercaron y la abrazaron. Ya era una mujer, la fraternidad se había consolidado. Le dieron otra pastilla de LSD a modo de recompensa y de nuevo se elevó como si fuera una de ellos, vestida con una túnica blanca.

Cuando los hermanos y hermanas se volvieron, Hannah les correspondió, les besó y acarició,  a las hermanas también, le comunicaron que ahora tenía derecho a hacerlo, que era una expresión de amor, del que todos se tenían mutuamente. A lo largo de las semanas sucesivas, participó a menudo en el ritual. Cuando llegaba alguna cara nueva a la casa, era ella, Luna la llamaron quien la recibía, con dulzura y su rubio cabello cubierto de flores. Ya su nombre no importaba, desde que se drogaba con LSD, jamás se había sentido tan feliz. Al cabo de  cuatro meses llegó su Sol, el hermano que la reclamó como dueño. Se la llevaba a la cama todas las noches y la acunaba en sus brazos, eran la luna y el sol. Y le recordaba a Juan. Ella iba a todas partes con él, y a menudo, él se volvía a mirarla con una sonrisa mística.

__ Luna, ven a mí…

Hannah, conocía la magia de lo que a él le gustaba, sabía cómo calentarle las pócimas de hierbas, cuándo había que traerle la droga, cuándo acariciarle la carne. Siempre que alguien llegaba se llevaba a cabo el ritual y ella era la que primero acudía para untarlas con aceite, cuidarlas, les daba la bienvenida a la tribu y las preparaba para sus hermanos con manos diestras. Sol era un chamán, pero podía tener mujer, solo a ella, a diferencia de otras tribus le explicaba, y estaba orgulloso de ella, la premiaba con pastillas y a la muchacha le parecía extraño que la vida pudiera ser tan distinta, llena de colores y personas a las que amaba, que la amaban a ella. Atrás había quedado la soledad de su vida anterior, se había olvidado de todos, y cuando Sol le palpó el vientre y le dijo que estaba embarazada, que ya no podría participar del ritual, se echó a llorar.

__No llores, preciosa, tienes que prepararte para algo mucho más importante. Estaremos a tu lado cuando un diminuto rayo de luna atraviese los cielos, y venga a ti, pero entretanto…

Le redujo la dosis de ácido, pero le dejaba fumar marihuana, riendo al ver que le aumentaba el apetito, y se le empezaba a notar la pancita, cuando un día bajó por una calleja y vio un rostro del pasado, sin estar segura de quién era. Regresó a la casa y se lo contó a Sol.

__He visto a un conocido.

Él no se preocupó. Todos ellos veían a personas conocidas en sus mentes y en sus almas,  a veces, estas se aparecían de una forma más concreta, él mismo solía ver con frecuencia a su mujer e hijo muertos poco antes de que entrara a la comunidad, y no le sorprendió que ella viera a un conocido. Se alegraba, era señal de que ella había elevado su nivel a uno superior. El niño, era en parte suyo, la conduciría aún más alto antes de su llegada.

__ ¿Quién era?

__No puedo recordar cómo se llama.

Él la miró sonriente, por ahora debía conservarse limpia y pura para la llegada del niño, solo podía tomar lo justo para mantenerse en estado de iluminación. No más o el niño podría asustarse. La criatura les pertenecía a todos y todos eran parte de él, tanto hermanos como hermanas. Y sabía que lo habían concebido la noche de la iniciación. El niño sería una bendición, y fue cuando eso dijo, que ella recordó con claridad el rostro, y el nombre de Juan.

__

__Como imaginas, algo o Alguien nos condujo al sitio correcto, tal vez porque ella siempre cuando oía peleas en su casa, decía que deseaba irse a la India o al menos ser evacuada en el Uritorco, y  Juan reía y me contaba, por ello quizá fuimos hacia allí. Las madres algo sensibilizadas por la pérdida de la chiquita, nos siguieron pagando la mensualidad de la casa, y nos dieron el dinero inicial para la pensión y los gastos, aunque hicimos algunos trabajillos para mantenernos, y un día en que vi que no teníamos nada para comer, y que Juan no se levantaría, fue cuando le dije que iría por comida y bebidas, y entonces la vi, o creí verla, porque en verdad dudé y mucho, era  y no era ella, estaba tan cambiada como la gente del lugar decía que sucedía con quienes ingresaban a esos grupos esotéricos como ellos les llamaban.

__Guille, ¿seguro que era ella? _indagó Juan cuando le conté.

 

Fue en esos días en que vivíamos en esas posadas y postas, lejos de todos, en que casi nos sentimos  un matrimonio, nadie de quien ocultarnos, nadie para juzgarnos, en parte en ese sitio y en ese dolor, sentí que continuaríamos juntos para siempre, pero nunca sabemos cuándo el destino se tuerce, cuándo elige Dios o el Universo, y no nosotros. Para desesperación de todos, ya llevábamos cinco meses fuera, tres de abandono de los estudios, nuestros padres no quisieron saber nada del asunto cuando Mirna quiso contar, para ellos todo era una excusa para vivir libremente nuestra homosexualidad o juntarnos con otros. Yo insistía en que  allí podrían esconderse chicos fugitivos sin ser encontrados ni por la policía, o hacinados en esas comunidades o en pequeñas postas, con drogas, flores, inciensos  y sacos de dormir, intuía que Hannah podía ocultarse allí, lo presentí nada más llegar, solo había que encontrarla. Así pasamos meses recorriendo infructuosamente callejas, sierras, cerros, y hasta la ciudad, y ya no disponíamos de mucho tiempo, queríamos reanudar los estudios rindiendo compensatorios, y nos pusimos como límite tres meses más, no podíamos seguir fuera eternamente, eso me repetía Mirna, pero yo sentía que se equivocaba, que la chica podía haberse instalado allí en busca del amor que nunca había recibido en su casa, Juan estaba de acuerdo conmigo, pero se sentía cada vez más desanimado, me pedía que yo me hiciera cargo, que lo arrastrara, que enfrentara lo duro, y ahora de pronto tenía la certeza de haberla visto vagando por la calle, aturdida, envuelta en una túnica blanca, con flores en la cabeza, y los ojos tan nublados por las drogas que es probable que ni siquiera me hubiese visto. Por un instante pensé que sí, y que me había reconocido, o asociado con Juan, pero luego, ella siguió de largo. La seguí hasta una destartalada casa que, al parecer, albergaba una colonia de colocados, el olor a incienso y aceites llegaba a la calle, en la escalera de entrada había como veinte personas, entonaban canciones tomados de la mano, otros fumaban porros. Y cuando ella llegó, se separaron abriéndole camino y la ayudaron a subir hasta llegar a la puerta donde la esperaba un hombre mayor, de pelo cano que la introdujo al interior de la casa, era todo tan surrealista que no sabía cómo contárselo a Juan. Canturreaban, reían, yo nunca me drogué, al menos más allá de probar un porro alguna vez, y traté de explicárselo más la descripción de la chica.

 

__Podría ser ella, pero ¿qué le han hecho? _ repetía aturdido.

Vagamos por las calles juntos, y otras chicas que vimos hasta a Juan también le parecieron que podrían  ser su hermana, y así cada día nos separábamos y recorríamos las calles de la zona, si Hannah estaba por allí, era un milagro que aún no la hubiéramos encontrado. Por la noche, regresábamos a la posta que alquilábamos, comíamos en la habitación, nunca visitábamos sitios de homosexuales, ni otros, y a la mañana retomábamos la búsqueda. Era un esfuerzo agotador. Las madres, escapando de ellos, viajaron algunas veces, pero, al final, era peor, y las convencimos de que nos dejaran a nosotros, que las llamaríamos en caso de tener novedades. Mi padre seguía igual en sus trece, si llamaba para hablar con mamá y atendía él me cortaba, por fin ella le pidió que no atendiera, e instaló otra línea luego para ella. Yo había sido abandonado por todos menos por mi madre, a Juan le sucedía otro tanto, sus hermanas lo querían pero temían al padre, aunque estaban tristes, casi no salían, las fiestas habían acabado,  entre ellas hablaban, y se agradecían mutuamente la ayuda en la búsqueda y a nosotros pero no iban más allá. Era como si el mundo se hubiese detenido, y esperara una noticia, y a cada día aumentaba el temor a que esa fuese que la chica estaba muerta.

__

__Cielito, vos no estás bien, no me lo niegues _ se preocupó Guillermo__, mejor iremos a recibir a tus amigos.

__No son mis amigos, yo como la hermanita de Juan no tengo amigos, son  conocidos de mis padres _ musitó__,  me identifico con ella… en algunas cosas, en lo que aún no te puedo contar, y apenas respiro intentando no caer en el pánico, pero necesito saber, superarlo _ le confesó.

 

__ ¿Te drogaron? ¿Te violaron?

__! No! No lo sé, era un niño. Guille, al fin de la dictadura, te lo dije, creo que no __ admitió con reservas y un manto de tristeza, Guillermo lo estrechó en sus brazos y percibió que temblaba.

__Pero… amorcito, si tus padres estaban en Los Ángeles, no comprendo cómo fuiste a parar al estadio, no me cuentas y me desespero_ admitió Guillermo con inquietud creciente.

__ Ellos no estaban, pasaron la dictadura fuera, solo Agustín y yo nos habíamos quedado con mis abuelos, las nenas  estaban con ellos, y… a nosotros nos llevaron allí, mi abuelo murió, mi abuela enfermo, no pudo evitarlo, y nos separaron además _ logró contar_, mis padres no lograban entrar al país cuando supieron, hasta que unos amigos cuando ya los opositores fueron más fuertes, los ayudaron a entrar a escondidas, pero nada hallaron en la casa de los abuelos, no nos encontraron hasta un año después, hasta que logramos salir del infierno. __Se estremeció__. Guillermo supo que debía dejarlo allí, miles de torturas pasaron por su mente.

___

_ En verdad fue la policía la que les dijo que  Hannah podría estar muerta, haber sido sacada del país, o de estar viva, quizá nunca la encontrarían. Las familias estaban destrozadas, la madre de Juan ya no trabajaba, el padre sufrió un infarto, aunque se recuperó, el mío andaba por allí borracho entre mujeres, todo se había derrumbado, menos las mujeres, y un día llamé a  Mirna, para decirle que pensaba que había visto a Hannah, lo hice porque aquella tarde, Juan y yo habíamos seguido a la chica que yo creí era su hermana, y nos dimos cuenta de que lo era, pasa que vestida así, perdida, drogada, y con varios kilos más, era desconcertante, pero supimos que la habíamos encontrado.

__

__ ¿Hijo están seguros? _ preguntó  Mirna__. ¿Le puedo confirmar a su madre?

__Casi seguros, madre _ respondí__ Está muy rara, con ese aspecto, en esa secta, cuesta mirarla con detenimiento, nunca anda sola, no queremos que le des falsas esperanzas y se decepcione, no estamos completamente seguros, pero queríamos saber qué hacer ahora.

__ La policía dijo que avisáramos.

__ ¿Y si fuera otra chica?

 Cuando le comenté lo que estaba viendo,  me dijeron que ocurre bastante a menudo, chicos que se fugan, que caen en manos de esa gente, les avisaremos, y viajaremos, ¿sí?

__Como desees, pero mejor espera mi llamado, consultaremos con sacerdotes y lugareños para tener la certeza, con la policía local.

 

Esa misma noche pude llamar.

__

__La policía dice que es ella madre, puedes decirlo, hemos hablado con el sacerdote que trata de ayudar a los chicos, le dijimos al comisario dónde está, tiene a una docena de policías de civil en los alrededores, el padre la conoce, parece que la llaman  Luna pero no cree que sea tan joven como Hannah, que acaba de cumplir catorce, aunque aparenta más edad. __Guillermo no quiso decirle a Mirna el resto de revelaciones que el cura le había hecho sobre aquella secta entregada a extrañas prácticas eróticas de sexualidad en grupo. Les habían arrestado varias veces, pero nunca consiguieron demostrar que fueran menores de edad o que observaran conductas aberrantes, todos afirmaban lo contrario, era imposible demostrarles nada. El sacerdote les dijo además que en la secta consumían preferentemente LSD y algo de cocaína, y lo peor de todo es que la chica estaba embarazada, pero eso menos Guillermo se atrevió a decirlo. En caso de que fuera otra chica, no había razón para torturarlos__. Mamá, dice Juan que sus padres decidan si quieren que la arresten o solo la interroguen.

 

__ Te paso hijo con la mamá de Juan, dile que se ponga al teléfono, se le parte el corazón por los dos a ella, no está enojada con ustedes, menos desde que están dejando todo por hallar a la hermanita. Lleva cinco meses sin verlos y Dios sabrá qué estará pasando con esa criatura, dile a Juan que hable con su madre.

__

__ Te prometo que lo hará, la próxima vez llamará él _ respondí, Juan solo lloraba y temblaba de susto, ni fui capaz de pedírselo.

__Está bien. ¿No podrían limitarse a llevársela de allí para que ustedes pudieran verla bien?

Guillermo exhaló un suspiro porque era precisamente lo que habían intentado conseguir de ellos.

__Podrían, siempre y cuando se trate de Hannah. Si no lo fuera, si la chica no se hubiera fugado de su casa y fuera mayor de edad, podría demandarlos por arresto indebido. La policía camina con pies de plomo en estos casos.

Se me notaba tan cansado que Mirna se compadeció. Pero todos querían recuperar a la chiquilla a toda costa.

__

__Mañana me reuniré con los agentes de civil, si podemos los dos. Ellos vigilarán la casa y volverán a seguir a la chica. Si conseguimos hablar con ella, lo haremos. Si no, la arrestarán so pretexto de que se encuentra sometida a influencias perniciosas o algo por el estilo.

__ ¿Acaso consume?

Guillermo vaciló mientras miraba a Juan, ambos estaban hartos de Capilla del Monte, de la gente que esperaba ver ovnis, de pseudo orientales y chamanes, de doctores del amor y más, de vagar por posadas, de basura y de drogas. Estaban a punto de dejarlo, y ahora… si fuera ella…

__Sí, mamá, no tiene casos que los engañemos. En caso de que sea ella. No tiene buena cara.

 __ ¿Ha sufrido algún daño?

La voz de Mirna denotaba tal angustia que Guillermo se conmovió y más imaginando cómo estaría la madre de Juan pegada a ella, como lo estaba este pegado a él sin dejar de llorar mas incapaz de tomar el toro por las astas.

__No. Está muy aturdida, vive en un sitio muy raro, con una especie de secta o tribu.

__Oh, Dios mío.

__Juan llamará mañana a Andrea mamá. En cuanto sepamos algo.

__ ¿Te parece que reservemos pasajes para nosotras por las dudas?

__Cálmate _ respondió Guillermo__. Las llamaremos tanto si es ella como si no.

__Gracias cariño.

 Mirna abrazó a su amiga, y le relató que eran los mejores hijos que una madre pudiera desear, tanto si eran homosexuales o no. ¿Qué importaba eso? Mirna pensó que Guillermo le deparaba muchas más satisfacciones que Miguel, que era insensible, y jamás hubiera abandonado los estudios durante un semestre para buscar a nadie, es más Juan era su mejor amigo al fin, pero desde saberlo gay lo detestaba, como los varones de ambas familias.

___________

Un sollozo alertó a Guillermo, antes de volverse lo supo. Pedro tenía el rostro anegado, y parecía a punto de sufrir una convulsión, temblaba como si los arreciara una tormenta, y estaba pálido como si la sangre hubiese huido del cuerpo, apenas  sentirlo en sus brazos no encontrando su mirada, le tomó el rostro entre las manos, y centró los ojos  hasta el fondo de los vericuetos del alma, el dolor que allí leyó se le clavó como daga en la suya y lo paralizó, intentó cubrirlo de un manto sagrado, depositó una lluvia de besos de pluma en el rostro, en la coronilla, absorbió en cada lágrima la sal y el dolor, acarició el cabello empapado en sudor frío, y serpenteó por la espalda y el cuello con los dedos intentando que aflojara la tensión.

 

__Shhh… Amorcito estoy aquí, no te vayas de mí, mírame _le suplicó en susurros para no sobresaltarlo aún más__. Pedrito, cielo, estás conmigo, acá, en el barco, estamos solo tú y yo, te amo, ¿recuerdas? Nunca nadie volverá a hacerte daño, Pedro…

 

Mantuvo el abrazo y las palabras hasta que  fue logrando que se relajara, que la catarata se convirtiera en sollozos e hipos, y hasta tenerlo envuelto relajado en sus fuertes brazos, Pedro no hablaba, pero cuando lo supo mejor, él se sintió desfallecer.

__ Soy una bestia, perdón precioso _ murmuró__. Siempre fui un egoísta de mierda, siempre pensando en mí, solo en mí… en mi diferencia… en mi dolor… en mis culpas.

__ ¿Qué? __Pedro lo miró entre el manto de agua sin comprenderlo.

__ Que  pensé que el paralelismo que venías viendo era entre la reacción de mis padres, de los de Juan y lo que puede suceder con tu padre, y que temo perderte, que siempre pensé que destruyo a todo el que se me acerca por lo que sucedió con Juan, pero  no entendí que lo peor que podía relatarte era la historia de la hermanita pequeña, es que  vos también como yo omitiste cosas, mi vida _ le reprochó con dulzura mientras Pedro seguía  mirándolo, y las lágrimas resbalaban por las mejillas__. No tienes la fobia al contacto por maltratos de tu padre como dijiste alguna vez o por la culpa de ser gay, ¿verdad?

Pedro negó con la cabeza, aún no podía hablar.

__ Te sientes identificado con Hannah, ¿es eso? __ interrogó sin dejar de acariciarlo ni de sostenerlo anclado a su mirada.

__Al menos yo no podía quedar…, no podía tener hijos. Por Dios Guille dime que ella está bien, que logró salvarse, que hoy ella está viva, que pudo salir de esa mierda,  por favor.

__  Shhh…

Hannah hoy está bien, con un pasado enterrado que aflora como en todos, pero por lo que sé, tiene un hombre que la ama, y unos hijos que la adoran, hasta nietos, cálmate, a ella la sacamos, aunque no pudo conservar a ese hijo, pero tiene otros, que nacieron desde el amor genuino, y no de droga, no está enferma, es feliz, con el dolor eterno de la muerte de Juan, el mismo que guardo yo, con una relación   distante con su familia, pero formó la propia, se recuperó, cálmate, perdón.

__No. Nunca me pidas perdón.

__Es que solo mencionaste lo de… ¡Maldita sea, Pedro! Te lanzaron a un campo de concentración y no lo dijiste más que al paso, y no termino de entender qué te hicieron esos bestias, cómo sucedió siendo quienes son tus papás, o…__ Guillermo de pronto lo presintió, lo supo, lo miró con más intensidad como deseando ahorrarle las palabras_. Pedro, cuando empezó la dictadura tanto en Chile como acá, vos no habías nacido, menos tus hermanitas, que no me lo creo, gemelas como las hermanas de Juan, Hannah pasando por algo similar a vos, cuántos caminos comunes.

__ No te dije la verdad, y no claro que no habíamos nacido, lo que sucedió en el estadio fue al final, en el  89 creo, no estoy seguro.

__ ¿Te drogaron? Y no me digas que no lo sabes porque no voy a crearlo.

__Era un nene, Guille, tal vez _ musitó con el dolor atravesándole el pecho__. Pero no como a ella, por desgracia.

__ ¿Cómo?

__Que si lo hicieron, fue apenas, porque pese a la edad, al tiempo, aún recuerdo los rostros,  el entorno, el patio, la mugre, aún siento que tiemblo de frío por las noches aunque sea verano, el hambre, todo, ojalá como Hannah me hubieran dado algo para anestesiar los sentidos, para luego olvidarlo todo, pero no, lo recuerdo como si estuviese allí, por ello creo que no me drogaron.

__ ¿En qué me mentiste? ¿Por qué no lo contaste cuando hablamos de la fobia y yo deduje que había algo muy grave debajo de ella?  ¿Algo por lo que te estabas castigando con la fobia?

__Me daba vergüenza _balbuceó__. Tanto como tú, eres un grande, yo te veo inmenso, yo me siento vacío ante ti, y no pensaba que volvería a verte, menos que me iría enamorando, que me harías saber lo que soy…

Guillermo asintió.

 

__Está bien. Te identificas con Hannah más que con Juan o conmigo por ser gay, ¿por qué? _ interrogó intuyendo las respuestas__. Crees que no te drogaron, aun así, sigo sin entender cómo te secuestraron, dónde estaban tus padres.

__ Guille, te lo conté, como pareces haberlo olvidado, volví a tener vergüenza, ellos no siempre fueron lo que hoy, te dije que mi padre dilapidó la herencia de los suyos y que perdimos todo, que es un bohemio, que solo mi madre lo apuntaló y sigue haciéndolo, te conté cómo de la noche a la mañana con Agustín de cinco años, yo de seis, mis hermanas de tres,  mamá vendió todo, despidió a los sirvientes, y buscó una casita humilde donde solo conocimos el frío y el hambre, también te conté que mi padre no lo soportó y que nos abandonó __ le dijo y lo miró con pena.

__Sí, eso lo sé, y sé lo que significó y sigue siendo tu madre en la familia.

__Bueno, mi padre no tuvo mejor idea cuando se fue de casa que intentar coquetear con los milicos, no estaban en Hollywood, ni mis abuelos vivos, ni nosotros con ellos ni teníamos otra cosa que un dormitorio para cuatro, y un sofá donde dormía mamá en la sala, Guille, fue entonces cuando nos secuestraron, y nos vendió como izquierdistas mi padre.

 __ Oh, no lo puedo creer, Amalia lo perdonó…

__Cada vez, ella trabajaba día y noche, de noche iba a un teatrito del barrio donde le pagaban migas, pero todo servía, pero cuando mi padre lo supo, le pidieron otra osa… que bailara y cantara para esos asquerosos, y ella lo hacía, cada noche por nosotros. Nos daba la cena si había, nos dejaba acostados, y Agustín y yo debíamos cuidar de las nenas, no abrir a nadie, no movernos, no respirar. _Pedro tragó el nudo que le atenazó la garganta a medida que desenterraba los recuerdos__. Hasta que una de esas noches, algo me despertó, como si me hablara un ángel al oído, y lo supe antes de que sucediera, toqué a Agustín que también dormía con un ojo, y allí estaban, solo agradezco que fuimos lo suficientemente veloces como para sacar por la ventana del patio a mis hermanitas, las escondimos, con mamá habíamos ideado una casita en el patio, por las dudas, no había sótano, ni nada más, y allí las dejamos con la esperanza de que ella las hallara al regresar, apenas habíamos cerrado la ventana, y ellos entraron, el resto puedes imaginarlo… uno tomó a mi hermano que no quería soltarme la mano, otro a mí, nos preguntaban por nuestra madre, por el resto de la familia… Cuando desperté estaba temblando en el patio del estadio Nacional, entre rostros anónimos, desencajados, cadáveres, heridos, mujeres, niños…

La voz de Pedro se quebró, el corazón de Guillermo se encogió, lo llevó a su pecho, lo quiso fundir a su piel.

 

__ ¿Te violaron como a Hannah? ¿Es ese el origen de la fobia al contacto?

__Sí, y no, no me penetraron, era muy chico, me hacían acariciarlos y… ya puedes imaginarlo, si lo hacían entre ellos y los pescaban los fusilaban, si  humillaban prisioneros, no, ¿entiendes lo que sentí por tu amigo del bar víctima de la pedofilia?... y también me tocaban, pero era muy chico, y no entendía, solo sentía asco, náuseas, mucho asco… como supongo sintió Hannah cuando salió de la borrachera de la droga, caminos cruzados, vidas  marcadas,  mi sino el de ustedes, y también el de ella, el del chico del bar,  no puedo seguir ahora Guille, no me obligues a seguir.

__No mi amor, claro que no, perdón, nunca imaginé que lo de la nena… ¿Y la culpa de qué sientes?

__ No puedo, Guille, no ahora… yo te contaré todo, lo prometo, yo te pedí saber lo de Hannah, no imaginé lo que sucedería, no sabía, pero sí sé que hay sanación, que existe un ser en el mundo que me salva, que me rescata, que me sanará de todo… tú… mi sino…

 

__Eres irresistible a mis ojos que no pueden dejar de mirarte, eres irresistible a mis manos que no dejan de buscarte para poder acariciarte sin cesar, eres irresistible a mis labios que no quieren parar de besarte, eres irresistible a mi mente que sin importar lo que haga no deja de pensarte día y noche, eres irresistible a mi corazón que en cada latido ha de pronunciar tu nombre, eres irresistible a mi piel que no deja de desearte ni un instante. Irresistible eres y deseo tenerte por la simple razón  de poder cuidarte eternamente, mimarte y adorarte… mi sino.

 

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.

 

 

1 comentario:

  1. Veronica Lorena Piccinino
    Era este Eve Monica Marzetti
    ... no lo.violaron pero estuvo sometido a maltrato y abuso.... si. Me acuerdo la historia....

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