lunes, 5 de julio de 2021

EL EMBAJADOR TERCERA PARTE CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

EL EMBAJADOR

TERCERA PARTE

CAPÍTULO TREINTA Y CINCO


Una carta de amor. (Salvo el crepúsculo)

Todo lo que de vos quisiera

es tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo,

como un perro que pasa, una colina,

esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,

el olor de tu cuerpo,

lo que decís de cualquier cosa,

conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco,

yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,

que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el grito

de tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad.

Julio Cortázar.

 

__ Quizá necesitaba volar un poco __razonó Guillermo__, probar mis alas luego de perder a mi mujer, y acepté este cargo tan solo para conocerte, pero ahora que lo hice, quisiera refugiarme de nuevo en mi palacio, en un refugio solo nuestro y de los chicos.

__Y podremos hacerlo mi amor. Cada beso que nos damos significa una promesa de ello y más__ ratificó Pedro__, yo siento--- y se llevó la mano al pecho para identificar la sensación que acompañaba sus palabras_ que estamos unidos a pesar del tiempo y de la distancia. Nunca sentí esto con nadie, y sé que este lugar no nos pertenece aunque posibilitara que nos amáramos, que algún día podremos ir donde corresponda para armar esa vida que soñamos, iremos juntos, nos instalaremos en un sitio libre, sin embargo ahora no podemos, aunque si lo hiciera por un tiempo, jamás podría olvidarte, algo nos ata acá todavía –las lágrimas brotaban como lluvia fina y mojaban el rostro de Pedro y las manos de Guillermo que lo sostenían, y cuando este vio los ojos anegados, las pestañas húmedas, el sollozo retenido en sus propios labios, un cántaro de dolor se rompió en su pecho.

 

Pedro era suyo. Aunque hubiese tenido que matar, y besar a otros, y aprendido miles de cosas en esos grupos donde estaba, él le pertenecía de un modo que solo él mismo sabía. Ese lazo no podía romperse, y si Dios no lo bendecía, de todos modos sabrían que se tenían el uno al otro.

Lo arrastró junto a él y se echó de espaldas con él en su regazo para consolarlo, de tanto dolor que conoció en esas horas como del que compartían por esa incierta separación, Pedro se aferraba a él con vehemencia como cuando le confesara de su hermano, en el fondo volvía a ser ese niño, y Guillermo agradecía ese pozo cristalino que pese a tanto dolor el mundo no había podido enturbiar. Acarició los cabellos enredados, tironeando de hebras con sus fuertes manos. Pedro respiraba hondo intentando calmarse, su calor traspasaba la camisa de Guillermo que sintió el despertar de su hombría, así eran ellos, cambiaban roles, y dominancia, se amaban en desmesura.

__Ya está precioso, no puedo verte llorar.

__Entonces dime que vendrás conmigo fuera de este infierno algún día.

Pedro aguardaba esa respuesta con el corazón en los ojos, harto ya de esa vida de peligros, mas sin palabras, Guillermo bajó la cabeza y rozó sus labios con dulzura. Un toque leve de pluma los encendió como si acercaran un carbón encendido. Pedro también lo besó, hasta que los dos se rindieron. Guillermo abrió los labios gruesos con los suyos, y la lengua embistió en el interior, dominante y poderosa, barriendo con todo vestigio de cordura. La necesidad de beber uno del otro era tan intensa que no les bastaba tocarse, había que fundirse, perderse por completo en el otro hasta desaparecer. Pedro se encaramó sobre el regazo de Guillermo y le arrancó besos nuevos que ni él mismo sabía que existían. Guillermo absorbió la lengua y la degustó, para después entregarle la suya con ardor. Estuvieron un rato no medible amándose solo con la lengua y la mirada, gozando el intercambio de almas y fluidos, de sonidos y de aire idéntico respirado, hasta que el calor y la pasión les exigieron quitarse las ropas, y las manos raudas y con prisas se colaron bajo las telas, desandaron cierres, desabotonaron, hurgaron ansiando pieles y zonas íntimas, mientras echaron las cabezas atrás en éxtasis más de una vez. Pedro cerró los ojos, una sonrisa despuntó en los labios mientras Guillermo clavaba la vista en ese rostro amado guardando cada gesto, ansiaba proporcionarle el placer más grande que pudiese conocer. Estaba seguro de que él había sido su primer hombre, a veces dudaba de la virginidad de Pedro, pero no deseaba pensar en eso, no le importaba siquiera ser el primero, sino especial, único, no por ser vírgenes serían más felices, aunque Pedro pudiera haber sido en cuerpo de otros, eso no cambiaría lo que sentía por él. El vínculo de ellos estaba escrito en el cielo desde antes de nacer.

 

__Más… _susurró Pedro.

Guillermo intensificó  la caricia, deslizó sus dedos bajo el bóxer, recorrió selvas,  montes, y salientes, frotó, acarició,  arrancó humedad, friccionó, modeló, surcó y penetró, dejó sus dedos donde luego deseaba entrar por entero, y volvió a besarlo, lamiendo con ansias su boca como los animales cuando se olfatean y reconocen. Un torrente de calidez mojó su mano, y sintió que deseaba satisfacerlo mucho más aún, él tomaba el mando en esa despedida.

Lo sostuvo con una mano, con la otra se abrió la bragueta de los pantalones, deshizo barreras, y su miembro se alzó con tal ímpetu que casi se introdujo sin permiso en el interior de Pedro. Guillermo lo untó con fluidos de los dos, y comenzó a penetrarlo sin apuro, deseaba que el momento fuese eterno, solo asomó la punta, para salir de inmediato, y besarlo en profundidad. Alternaba en ese nuevo juego embestidas con la lengua y embates con su sexo, una y otro, una y otro, hasta que Pedro se convirtió en un muñeco de trapo al que podía mover a voluntad, pues él aceptaba el juego con placer, aferrándose donde pudiese a ese hombre amado, rodeándolo en nudos de brazos y piernas inverosímiles, abriéndose más y más a él, ofreciéndole todo lo que tenía para dar sin pudor ni reservas y dando cobijo, reteniendo, y dejando avanzar, aunque otro llegara a ellos alguna vez, cada uno supo que solo serían siempre el uno del otro, y que nada ni nadie borraría ese sello de sus cuerpos.

__Mi Pedro _ susurró en la boca abierta sobre la de él.

 

 Dejó que le quitara la camisa, lo acunó contra su espalda sudorosa, la lengua cálida intentó leer pezones, que se endurecieron.

__Basta. Aún no. Esta vez me toca a mí.

Pedro era un demonio con ángel cuando se lo proponía y quería, y Guillermo sin haber aprendido antes técnicas amatorias, por instinto seguía dictámenes que los elevaban a alturas insoportables. Suspiró mientras lo alzaba sobre su miembro erguido de nuevo, y sin más demora, lo penetró con alma y vida hasta más allá de lo concebible, mientras Pedro se dejaba caer como una pluma sobre el agua, con suavidad, luego con abandono, buscando torcer el cuello, encontrar la mirada pues esos ojos oscuros de placer lo retenían como un imán. Por fin conocían el amor completo, el hacer el amor por amor, el que apenas se intuía en besos. Una vez que se sintió lleno con la masculinidad de Guillermo, comenzaron a mecerse, el pactado vaivén en el que ambos se contenían, esperaban el momento culminante con temor de que llegara demasiado pronto, pues querían disfrutar de ese mundo del uno, como si un viento marino los envolviese en su olor salado que se mezclaba con el almizcle de los cuerpos y pieles fundidas, estaban inmersos en la pasión que había ido creciendo a la sombra de un sol imponente, lenta, segura, hora tras hora, día tras día, mes tras mes, alimentada por silencios compartidos, confesiones, dolor de separación y alegrías de miradas. Guillermo era Pedro, Pedro era Guillermo, eran el uno, y todo era como debía ser.

El estallido los unió en un solo grito que se elevó al infinito y los sacudió con estertores prolongados, mientras uno lo contemplaba al otro arrobado, el otro lo adoraba con los ojos, haciendo acopio de otros momentos sagrados y de esos, pues en ese mundo de peligro, nunca sabían si lo volverían a vivir, hasta que en esa muerte instantánea los cuerpos se enfriaban, y se abrazaban en silencio.

 

__En algún lugar y tiempo todo será así… siempre __ dijo al fin Pedro en un ensueño__. Lo prometo.

__No puede no pasar, hoy sé que el amor es un acto de fe, de voluntad, un acto de verdadera libertad, lo sucedido era inevitable, nos pertenecemos el uno al otro, aunque se empeñe la vida en separarnos, este amor resistirá.

Se adormilaron unidos, para soñarse y seguir amándose hasta el despertar rato después.

 

__Cielito, no voy a vivir sabiéndote solo y en peligro __  afirmó preocupado Guillermo.

__Todos lo estamos, amor, y no me pasará nada, tranquilo mi amor, tranquilo __ lo alentó Pedro con una sonrisa colmada de hoyuelos__. Puedes llamarme por el celular especial que te dejé o por el teléfono satelital, aunque ese de noche,  y avisándome por el otro, pues podrían captarlo si no estoy en zona liberada, y de lo contrario, espera a que llame yo __ reconvino Pedro__. Y ya que estamos, escribe algo a Abdul, que de camino pasaré por la misión, y también tocaré contactos para acelerar la adopción, no del gobierno, obvio.

 

__ ¿Y por qué no puedo quedarme acá? Al menos sería libre de llamarte, y dijiste que es seguro, lo más seguro _ inquirió Guillermo enredado a Pedro sin querer separarse esta vez.

__Por varios motivos __ intentó explicarle__. Es el sitio más seguro, y tal vez algún día lo necesitemos, pero, primero, necesito que quedes en vigilancia médica por unos días, y no me digas que el golpe no fue nada, porque no me convencerás.

El embajador lo taladró mas Pedro continuó.

__Segundo, si desaparecieras, todos sospecharían que estás en la embajada, luego… me seguirían, y no es lo que deseamos, ¿verdad?

__Tercero, sin mí, dejo a Alberto solo para cuidar de todos, de ti, de Gaby, de Sonia, de la mina, de la misión,  necesito que los que pueden se concentren en sitios cercanos, por lo mismo no te dejo con los chicos, estarías demasiado lejos si algo pasara, recuerda lo que tardamos cuando pasó lo de la nena que llevamos al hospital.

__Está bien, ya entendí, mejor ni sigas, pero no me dejes sin llamadas, o me iré detrás de vos sin avisar a nadie _ le advirtió muy serio.

__No te atrevas, porque te dejo encerrado Graziani.__ Pedro lo miró con un atisbo de inquietud aflorando en la mirada dulce__. Cuando no me sienta vigilado, cuando pueda escabullirme de escuchas llamaré, y  volveré lo antes posible, créeme, si corroboro que allá hay menos peligro que acá, vendré por todos.

 

Pedro se sentó en la cama, le tomó el rostro entre las manos, mirándolo en profundidad.

__Amor mío, confía en mí pase lo que pase. Te llamaré y puedes hablar con los chicos, y a la misión, no me hace gracia dejarte donde ese… Juan aparece cada dos por tres, pero más me importa tu salud, y que estés cerca de Alberto, te amo más allá de la vida, daría mi vida por ti, lo sabes, ¿no es así?

__No quiero que des tu vida por nadie, te llevarías la mía__ respondió con pesar Guillermo.

__No puede no pasar que logremos la paz y nuestros sueños embajador, pero el camino no es fácil, necesito que tengas paciencia y confianza, coraje y voluntad, ¿sí?

__La tendré, pero no quiero estar separado de vos, eso me molesta _ admitió__. Prométeme algo, que pasarás una última noche conmigo cuando regresen de lo de Gaby, al menos sabré que sales sano de acá, por favor.

__Haré lo posible, lo prometo mi vida, aunque pensaba viajar de noche, pasaré así me revisas y ves que viajo entero.

__No te burles __ reconvino enfurruñado__, otra cosa, ¿puedo quedarme con la foto donde estás con tu hermano? No tengo ninguna, y me emociona esa, cuando regreses te la daré, y la cuidaré como un tesoro.

__Claro que puedes, hay un montón donde estaba esa, puedes sacar las que quieras, soy tuyo, y ellas lo son, además, no necesito fotos, el alma de Agustín está en la mía, su físico lo veo en mi reflejo en el espejo, te la regalo si la quieres, y tengo una igual, y la de los chicos en pequeño conmigo siempre, te la mostré en la embajada una vez __ le dijo nostálgico.

__La de los chicos, sí, lo recuerdo, no se ven tan bellos como en las grandes que vi acá, pero sí, las mostraste, habla con ellos, deben de extrañarte horrores __ le pidió.

__Lo intentaré, pasa que no sé qué es peor, o cómo extrañan más, si no sabiendo nada o al cortar una llamada, pero necesito oírlos, seré egoísta creo_ admitió.

__ ¿Qué harás hoy exactamente?

__Y… si el embajador me requiere esta noche, amén de ver que sigue bien, ir con Beto a ayudarlo en lo de Gaby, ir a la misión, y a la mina, si todo está en orden, regresaré al atardecer, y al alba, parto __ le informó, Guillermo lo abrazó en silencio.

 

__Ven y sedúceme embriagando mi cuerpo con tu aroma, eriza mi piel con el desliz de tus labios besando mi alma. Me regocijo en tus ojos de miel, siendo las colinas de tu pecho mi delirio,  pero el estar entre tus piernas  o dentro de ti es mi necesidad... Tu  marea es solo el comienzo a tan anhelante éxtasis de placer y satisfacción. Hoy sos el motivo por el cual vivo y lucho día con día, tus besos los trasformo en  páginas de vida  y tu mirada en inquietantes pautas ocasionando suspiros profundos llenos de pasión y deseo, inquietantes sensaciones erizando tu piel y controlando tu mente. Ven y sedúceme para así descubrir el elixir compenetrando pasión y deseo más allá de lo habitual y más aún de lo peculiar. Recorre cada espacio de mi piel, hazlo suavemente hasta erizarla, confunde mis sentidos hasta llegar a la locura. Bebe despacio mi aliento, con el ritmo esparcido a los latidos del corazón, esos latidos que marcan cada poro de mi piel. Desbórdate en mí  y deja que tu cuerpo se anide en el mío como queriendo doblegar mi locura y volar hasta el cielo.

Desliza suavemente tus manos, juega con mi piel, hazla volar, no te detengas, haz cimbrar mi cuerpo, déjame sentirte hasta el final. Cierro mis ojos y te imagino en mí, evoco tu presencia y la imaginación vuela hasta vos, es maravilloso pensarte y no dejarte de sentir. Amor mío déjame seguir  en vos.

__Te dejo, amarme o imaginarme, porque yo haré lo mismo __ susurró Pedro dibujando garabatos en el pecho__. El amor es igual aquí o allá,  el amor duele más cuando hay lejanía afectiva, así estés al lado y no haya distancia, te darás cuenta que el amor ya pasó,  ya no existe, se fue, culminó. El amor es igual aquí o allá,  la lejanía no existe para el amor verdadero, para ese amor que se nutre de una caricia, de un mensaje, de una llamada, de un abrazo, de un beso, de ese amor que va por un mismo carril. El amor es igual aquí o allá,  la soledad te entristece pero el corazón se agita, vibra y se siente feliz porque tiene amor, amor verdadero, ese amor que une dos almas. Tú, yo y nuestro amor es así, y será eterno porque es verdadero aunque tú estés en el   norte y yo en el sur,  es un amor apasionado, lleno de ternura y comprensión, así será hasta que podamos  estar juntos los dos amor.

__Espero que llegue ese día, juntos y con los chicos, libres y felices _aceptó el embajador.

Pedro miró el reloj, y al fin no soportó su deseo, cubrió el cuerpo amado, unió los labios en el mismo aire bebiendo las últimas palabras.

 

Estoy tejiendo tus cabellos con mis manos, bebiendo de tu boca hasta el último sorbo,  sintiendo  taladrar en mi pecho tus latidos y tus muslos enredarse entre los míos cual feroz anaconda. Estoy sintiendo  deshacerse en mis labios tus pezones,  dulces, maduros y erectos y mis dedos explorar tu espesura húmeda y candente con sus montes y salientes. Mi lengua te recorre poro a poro,  recreándose en cada valle,  en cada colina, en cada mata, buscando la fuente de la vida. Por fin llega a tu monte encantado, lo recorre,  cruza al vecino, se demora en  medio, entra a la puerta, asomo mi virilidad, me cobijas y engulles, me llevas al vaivén  y se derrama mi ser  en el  túnel de fuego,  allí se pierde, se funde y burbujea con tus  paredes ardientes, el magma hierve a borbotones  y nuestras cimas tiemblan de deseo  mientras pierdo mi rumbo en tus entrañas.  Tu alcancía me aferra y me succiona hasta abducirme el alma,  me embriago del fruto de tus  pezones, de tu boca, de tu piel y estallan nuestras auras. De repente, el  estallido nos arrebata y una ola gigante nos arrastra, tu alarido se funde con el mío  y ascienden en una tromba. Siento la última gota de mi sangre vaciarse en la tuya  y el universo descarga en mis sentidos  una catarata divina.

_Te amo, te deseo,  necesito olerte, tocarte, succionarte, perderme en tus abismos hasta nacer de nuevo en tu corola,  necesito ahogarme en tus gemidos, fenecer en tus aguas,  sentir cómo tu  ser primigenio se derrama en mi boca. Necesito morir entre tus brazos y renacer de nuevo, para sumirnos una y mil veces en la pequeña muerte compartida.

 

“Yacía con tranquilidad inquebrantable, como cualquier ser que descansa en paz. Yo me acercaba con miedo, suponiendo lo peor, lo inevitable. Me sacudió la imagen de aquel hombre que estaba a punto de cambiar su fisonomía y estado. Antes que apareciera el fuego, debido al calor desmedido, presencié el virulento cambio de carne a carbón mineral.

Decidí colgar, pegar el cartón blanco sobre la pared. Tomé el marcador y dibujé y dibujé hasta estar bastante conforme con el producto de mi imaginación plasmado sobre él. La silueta conocida solo reflejaba, o pretendía reflejar un estado, la cuestión era poder visualizar lo que mis sentidos tratan como algo natural e inequívoco, pero que mi mente pretende escudriñar con el solo objeto de llegar a conclusiones tangibles, retirarlas del campo meramente emocional para desplegarlas sobre el manto de la lógica absoluta y tranquilizar mi agitado corazón.

Ante la presencia del agobiante calor, el carbón brutal, metódicamente, se fue transformando en brasas ardientes y lo negro desapareció y en su lugar, rojo-anaranjado y resplandor que embellece. La muerte no siempre es trágica o sí, pero en este caso, dejar de existir como simple hombre para convertirte en erotismo, representó un cambio que solo se puede explicar si se habla el idioma del amor con afluencia.

Un último vistazo, y comenzaron los trazos. Líneas rectas que nacían desde sectores del cuerpo dibujado hacia afuera y que esperarían pacientes una definición, que de ser ajustada, colocarían luz sobre mi atribulada alma. Sobre la línea que salía de la mano escribí: “belleza”; sobre la que salía de la cabeza: “interés”. Posaba mi atención sobre una zona y escribía. “Delirio” describió sus piernas y “deseo” su frente superior. Para representar su vientre escribí: “suavidad” y la palabra “laberinto”, dirigía a los labios. El punto de ignición bocetado en dos dimensiones, llevaba en línea recta hasta una palabra que la escribí en rumano, una de las pocas que me acordaba como dibujar los caracteres y sonaba muy graciosa.

El fuego se extingue y  el cóndor aquieta su aletear y así este hombre  volvió a su estado no natural de simple mortal. Se quemaría pronto otra vez y deseaba que su fuego me arrastrara con él  al caldero de fusión donde lo que uno cree saber, desaparece y lo que se siente, nadie lo podría entender. Cerré mis ojos unos segundos y aunque no lo deseaba hacer, los abrí. El de  temperatura normal estaba allí y seguía siendo una belleza sin igual o mejor, acrisolado tras el fuego chispeante del amor, me besó un instante y supo a oro. Lo refinado estaba allí e indisputablemente era para mí.

Ante el experimento consumado, no me quedó más remedio que aceptar que no todo se podía entender, que este amor no se tenía que entender, que amarlo sin pensar era lo natural. Muy a mi pesar, los sentimientos ganaron otra vez y los felicité, su triunfo significaba mi bienestar y felicidad, significada que por esta vez los sentimientos estaban muy por encima de la razón. Dejaba la habitación cuando recordé que algo no estaba en su lugar. Volví sobre el papel, empuñe la fibra, y sobre la figura  de hombre escribí; “mi hombre,  incendiado de amor”. Te amo”.

__ Somos la historia que el tiempo no borrará. Somos la historia que nunca se terminará. Somos pasión. Somos sueños. Somos ilusión. Juntos una historia por escribir. Una historia por vivir día, noche, y nada se borrará. Todo se escribirá en nuestro libro, en nuestras páginas. Un libro que solo hable de ti, de mí y de cómo se fundió un corazón. En una historia sin fin. Una historia donde caminamos dormidos anhelando no despertar. Una historia real de sentimientos unidos más que de cuerpos, más que esperanzas... Una historia llena de sueños que no tendrán fin. Una historia en un sueño compartido bajo un mismo corazón.

 

Al sonido de tus dedos caigo a tus pies. Despojando las ropas dejando el pudor, liberando al demonio que habita en mí. Al momento  que tu voz ordena salto y hago oscilar  mis caderas a ese ritmo  que me lleva a aullar deseo y entregar el deseo  que llevo entre las piernas. Al chasquido  de ese sonido  para vivir esta lujuria sin límites, sin "no", sin miedo. Solo disfrutar el momento en el infierno  que siempre me sabe a gloria.

__Es tarde amor, debemos  alistarnos _ dijo Pedro.

__Lo sé,  al fin vine a buscarte por unas horas porque quería desafiarte, pelear, y te retuve días, casi me secuestran, te descubrí en tu misterio, te amé y me amaste, mas no sé si tenía derecho a irrumpir en este templo donde vienes por paz, y por todo lo que guardas _ le confesó emocionado.

__ No era mi plan, pero me alegro de que lo hicieras, ahora  mi mochila es más liviana, y también yo te conozco mucho más _ aseguró Pedro__. Fue un regalo inesperado y grato. Amor mío, vuelto a pedirte que te cuides, que pase lo que pase confíes en mí, que no te alejes de nuestros lugares, me veas o no, yo siempre te estoy cuidando. Somos dos almas desnudas, que al mirarse a los ojos comprenden el mar de sentimientos  que nos unen y atan, que a pesar de estar  distantes, sabemos que nos tenemos en el corazón y mente. Somos un sueño posible de realizar, lo soñamos estando juntos, en la verde y acogedora pradera, esa donde los sueños para que se cumplan, se sueñan en colores. Somos la confianza, la sensibilidad y lealtad, la que nos hace ser inseparables, extrañarnos a través  de las cortinas del tiempo, que se abren o cierran, cada vez que nos necesitamos. Somos dos personas que se unieron para dejar atrás, en los silencios de los recuerdos, lo que nos perjudicaba  y a la vez nos dañaba. Nadie te amará como te amo yo, tantos lugares donde nos amamos.  Te necesito y recuerdo las miles de cosas distintas que hicimos. Me siento sin vida cuando no sé de ti, me pierdo, caigo pero tú estás conmigo…  lo siento así.

Te dijo lo que a diario voy sintiendo, lo que llevo adentro, me faltan tus besos, escúchame te llevo bien clavado en mi pecho. Mi amor déjame decirte cuánto te amo en una gran velada llena de placer nada más. No te burles pido noche y día estar contigo, vivo de los recuerdos, de los sueños.

Escucho tus risas y te deseo, colócate entre mi pecho para decirte que eres mi mayor necesidad. Nunca había amado así, el día que te vi fue el más feliz. Solo te está hablando mi corazón antes de partir quiero decirte que por donde vaya pondré mi mano en mi corazón y te sentiré, y seré feliz.

Dicen que desde que te vi me ha invadido la locura, y yo les digo a todos que están locos ellos pues nunca perdí la cordura. Loco sería arrancarte de mi corazón delirante, olvidarte y ser presa de no poder mirarte. Nada más cuerdo que amarte ni más loco que olvidarte. Sí, se ha infectado mi sangre del amor y su locura. Nunca he padecido tanta fiebre ni he delirado tanto como sentir mil mariposas  aleteando por mi vientre, y ver cómo se pone mi piel por pensarte y por tenerte. Si a esto lo llaman locura pues, ¡sí, sí, estoy loco! Loco por morder tus labios, por besar tu frente, por ser solo tuyo y loco por el miedo a perderte. Si a esto le llaman locura por solo un minuto de amarte acepto que digan: Ahí va el loco y les regalo mi cordura, sin inmutarme seguiré mordiendo los besos  de tu boca mientras se enlazan tus brazos a mí. Y tú, tan loco bebiendo de mi cordura.

Tu espalda es génesis y vórtice, bocanada de descanso y promesas…  desnuda y  cubierta. Tu espalda es mi descanso, mi sosiego, es la calma después de haberte amado. Tu espalda es un refugio donde desaparecen mis dudas si estoy angustiado. Tu espalda es la paz y la calma,  en las noches que paso desvelado. Tu espalda tiene el fin de cada día, es el sueño y un beso ya descansado. Y si todo se me hace cuesta arriba, si la vida se ensaña con mi vida, más que nunca, tu espalda es mi aliada  y amiga. Pues si es dura la mano del destino, tu espalda es la fortaleza donde me desaparecen los miedos.

__Lo sé precioso, pero no demores,  no olvides que estaré esperándote.  Todos los destinos son inciertos, he aprendido a vivir cada momento sin esperar nada, pero con vos es diferente, con vos lo quiero todo. __ Un asomo de inquietud se pintó en el bello rostro de Pedro y Guillermo descubrió en la mirada de miel un deseo tan descarnado que lo hizo retroceder, esa sonrisa cautivadora con la que compraba voluntades, sintiendo las peligrosas señales de encantamiento en su cuerpo, sabiendo que verlo y olvidarlo era un imposible, y también esos ojos de miel lo envolvieron en un cálido amparo que añoraría en cada día de ausencia.

Yo padecí un conflicto en mi alma con vos. Yo anhelaba volver a amar, pues pensaba que había amado a Silvina, y a mi modo tal vez, diferente cariño, pero esto es mayor, soñaba recuperar caricias, miradas cómplices, roces, abrazos, volver a sentir la dicha de caminar juntos a la par de la mano la misma senda, compartir silencios, apaciguar las ansias, y  vi ejemplos en gente que me rodearon de que era posible, que me confirmaban que ese amor era posible, yo lo creía perdido con la muerte, y volví a encontrar esa mirada, volvía a creer en poder beber de la fuente de un sentimiento profundo sin saciar jamás mi sed, me condenas a permanecer para siempre junto a ese pozo de felicidad, que antes era un sueño inconfeso en momentos de soledad y desamparo, no me condenes a ellos de nuevo, no puede no pasar que esta vez nuestro amor resista… hasta la muerte.

 

Pedro se perdió en esa mirada, y poco a poco una madeja  de sentimientos se fue desenrollando en su pecho, por su cabeza pasaban oleadas de momentos vividos y en su pecho latían emociones que apenas podía controlar. Era ese un momento suspendido en el tiempo, durante el cual la vida entera se derramó ante él, y no lo dijo mas por ese instante sintió temor, mucho había por andar, y de súbito ese amor que lo volvía vulnerable le quitaba esa sensación temeraria de ser inmortal.

 

 El silencio dominó parte del viaje cuando Alberto pasó por ellos, el embajador y Pedro, siguieron amándose con la mirada, las voces acariciantes en sus tonos, los roces, y caricias de manos, los besos furtivos, los abrazos certeros, hasta que una alarma despabiló a Pedro, Alberto había modificado  la ruta.

 

__ ¿Qué sucede? _ interrogó atento.

__ No quería alarmarlos, pero el indeseable hizo traer hasta a la mujer y al pibito, está acorazado en su fortaleza, y hay milicias populares armadas por todos lados,  muero por ver a Gaby, creo que quiera o no el padre, los sacaré y llevaré con Sonia a mi casita, es modesta, nadie molestará allí, esto arde, Pedro __ confesó y Guillermo se estremeció--. El tipo anda paranoico, cree que hay un grupo de los que apoyaban  al rebelde muerto que pese a  ello, y justamente por carecer de líder, andan tras él siendo más peligrosos.

__En un país hambreado y explotado como este no me extrañaría, no creo que haya un movimiento organizado como antes, pero el pueblo desesperado es de temer _reconvino.

__ Eso me temo __ apoyó Alberto__, ni el ejército le es fiel, turbas de campesinos han visitado los cuarteles, si se dan vuelta,  puede suceder cualquier cosa, en realidad, no sé qué encontrarás en la capital.

__ ¿Crees que el ataque a Guillermo no fue casual? __ preguntó de súbito Pedro__ ¿Podrían ahora ir por Gaby, o alguno de nosotros?

__No me parece, creo que lo del embajador vino de ese cobarde de Arismendi, esto es otra cosa, Gaby me confesó algo, que les cuento en confianza _continuó__; es algo que vislumbré en la fiesta donde a punto estuve de armar con vos un cuadrilátero, uno de los guardaespaldas de Juan,  miraba de forma indecente a mi mujer, le dijo cosas desubicadas, y casi lo agarré como vos a Juan, pero resultó ser ex de ella, de años, y ahora ella le tiene más miedo a ese tipo que a las milicias.

__ ¿Cómo?

__Es que dice que ellos dan trabajo a mucha gente en la finca, que no los atacarían, que son gente querida, pero ese tipo… la anda rondando, y ella lo dejó cuando lo descubrió con varias, y el  muy cretino le pegó, quiso retenerla y ella le dio primero, pero él la arrojó al piso, le dio una golpiza, y Gaby huyó, y ahora caído en la desgracia, quiere recuperarla, a él le teme __ les contó  Alberto__. Y lo peor es que el viejo lo aceptaba porque con él,  ella se quedaría cerca, a ese desgraciado lo aceptaba, a mí poco menos me cree un sicario.

__Ya Beto, no lo eres, tranquilo, Gaby te ama, y  no permitiremos que ese tipo se le acerque, el padre no puede querer a alguien así tan solo para retener cerca a la hija.

__No lo sabe, lo de los golpes, ella no se lo dijo.

__ Si es necesario _ se ofreció Guillermo__, yo mismo lo hablaré al viejo, Gaby merece ser feliz.

__Hay más, me preguntaba por qué el padre no deseó regresar a América, y  resultó ser que muerta la mamá de Gaby, el viejo se enamoró de una rumana, de una… comunista, poderosa y corrupta, de temer me parece, es con ella  con quien se acostaba su ex, hasta que un día regresó antes del trabajo y los vio en la cama, allí les dijo de todo y vino la golpiza, los dos viven en los palacetes de Arismendi, y cuando el padre la atosigaba por haber dejado a ese tipo, ella un día no lo soportó ya más y le dijo la verdad. El viejo destrozado por la doble traición hizo el ACV, y ella ya no se perdonó, se sintió responsable y pidió quedarse en Rumania. El padre pese al engaño de esa mujer nunca la dejó, mientras pudo la veía cree Gaby, y ella lo ató a este país _ concluyó Beto__. Disculpen, necesitaba contarles, así conocemos el terreno que pisamos, yo no entendía el porqué de ese empecinamiento del viejo de estar acá, ni de su rechazo, ni de los temores y culpas de Gaby, ahora lo sé todo, pero en definitiva, tenemos tres frentes, uno personal de Juan por el embajador y contra vos, Pedro, otro personal de ese tipo por Gaby, uno general local contra Arismendi, y quizás un cuarto externo, o mixto contra el embajador, que es el que avistamos en la capital, en la seguidilla de atentados, en el mayor que vislumbramos, en el que vas a investigar, ¿ es así?

__Sí, amigo, lamentablemente, es así, y a eso se suma nuestra misión de proteger la mina, y la misión de las hermanas, a los chicos, en cierto modo a la gente de Manos que Curan, pero si eso escapa a nosotros, siempre podemos recurrir a nuestros otros contactos _ afirmó Pedro, mientras Guillermo dejaba que los conceptos penetraran en su mente.

 

Se despidieron casi a hurtadillas, las miradas decían lo que ya no articulaban en palabras, solo leían la promesa del reencuentro, Pedro deseaba poder afirmar que todo estaría bien, pero intuía que quedaba mucho andar antes de encontrar la paz.

__Ve siempre acompañado Guille, donde sea y muévete lo menos posible, por ahora Juan está asustado y encerrado, pero no sabemos cuánto le dure, ni quiénes estén detrás de todo lo que sucede.

__ ¿Y qué podría sucederme peor  de lo que viví?

__Esto __ y Pedro lo empujó contra una pared.

Guillermo se sintió transportado por el abrazo que lo envolvía, cálido, potente como el aliento que quemaba cuando Pedro buscó sus labios sin preámbulos, ansioso por probarlos, y Guillermo abrió los propios, curioso por las sensaciones que cada vez prometían.

El beso, anhelante al inicio, fue dando paso a una dulzura inusitada para el momento. La lengua voraz que penetró la boca de Guillermo como una proa conquistadora se adentró en él para acariciar sus suavidades interiores, degustar y grabar la tersura de sus dientes, rozar la textura de la lengua compañera, y Guillermo solo gozaba del contacto, Pedro le transmitía una fuerza interior que lo protegía, del mismo modo que su fuerte cuerpo lo preservaba del viento y tormentas, sintió de nuevo que ese hombre era una fortaleza a la que podía aferrarse en momentos de zozobra, joven espíritu intrépido que lo conquistaba, que jamás se doblegaba y que de  golpe,  del infortunio sacaba el impulso para seguir adelante.

Guillermo devolvió los avances con idéntica pasión, lo que enardeció a Pedro que experimentó un súbito arrebato, una oleada de sentimientos, pues había un núcleo cristalino en el ser profundo de ese hombre, algo intocado que se alimentaba de su fuego, y a ese fondo quería llegar él, mas ahora solo les quedaba ese instante, el beso terminó dejándolos anhelantes, lánguidos y envueltos en un éxtasis sin nombre.

 

__Te ha gustado __ dijo Pedro con voz ronca y tierna.

Era una afirmación que no aguardaba respuesta. Para ambos había sido un descubrimiento solo en ese beso la plenitud que los embargó, pues aun expertos en besos, nunca sintieron antes que se les fuera el alma en ellos hasta en ese momento de la despedida.

__Estás destinado a romper todos mis moldes conocidos, cielito.

Cuando tienes sexo y no hay amor terminas con un vacío que te provoca  ir en busca de más sin encontrar nada más que un círculo infinito de ausencia y decepción, cuando haces el amor con la persona que amas solo deseas más y más, por lo que te llena, por lo que te deja, por lo que te empata, porque te complementa  el corazón y te nutre el alma.

 

Pedro acompañó al embajador hasta dar con uno de los médicos, y contarle de lo sucedido sin dar detalles, cuando hubo corroborado que quedaba en buenas manos, que lo vigilaría y le haría los exámenes que pudiera, partió raudo hacía su destino, ante un Guillermo que lo dejó ir a regañadientes, y solo con la promesa de verlo a la noche, a cualquier hora.

__Lo llevaría al hospital embajador _ le comunicó el médico de Manos que Curan, pero acá estaremos seguros, aquello se encuentra al borde del colapso, heridos de bala, hombres y mujeres violados, niños mutilados, ancianos destrozados, esto es un caos, y para colmo los insumos se pueden agotar, los rebeldes están cortando el paso a los camiones hasta de los nuestros o de la cruz roja, yo tendría que ir a ayudar, nos estamos turnando _ le confesó el hombre apesadumbrado.

__Y ese cobarde del presidente se esconde __ pensó Guillermo en voz alta.

__Es todo por su culpa, malditos comunistas, tienen a la gente como animales, privados de todo.

En tanto Guillermo seguía el relato del médico, Pedro oía que hasta en la mina algunos pobres nativos que habían llegado pidiendo trabajo siendo piel y huesos, ahora se alistaban a las milicias, y hasta disturbios se habían sofocado. Guillermo se enteraba desde otras fuentes, y sabía que esa mina no era de Juan, que había tenido que cederla.

 

 

Pedro conducía un jeep negro que se mimetizaba con la negrura del camino. Beto iba a su lado, en silencio, ambos ensimismados en sus cavilaciones, arrullados por la quietud de la noche y la soledad del entorno, pensando en el ser que amaban.

Un bullicio repentino los alertó: gritos, corridas, disparos, rugidos de motor. Retreparon en sus asientos, se miraron, se entendieron, pero Alberto se dio cuenta de que estaban a metros de la entrada de la estancia de Gaby y el corazón se le detuvo. Pedro consultó el espejo retrovisor, dio un volantazo, y se ocultó en la vegetación del camino.

 

__ ¿Crees que sean rebeldes? _ se preocupó Alberto.

__Si duda, habrán salido de correrías para poner nervioso al presidente. Los dejaremos pasar. No tengo ganas de hacerle favores a Juan ni de toparme con un grupo de borrachos drogados.

Una camioneta Toyota medio destartalada, cubierta por ráfagas de barro y con reflectores en el techo, pasó a alta velocidad con su caja abarrotada de hombres. Pedro alcanzó a contar diez, once con el conductor, y avistó las siluetas de los AK-47 que los rebeldes sostenían como lanzas y de los machetes que blandían al ritmo de la música que emergía de la cabina del vehículo. Un Peugeot iba a la zaga. Para sorpresa de los soldados de elite que ahora eran, ambos vehículos se estacionaron a corta distancia.

 

__! Maldición! Están en la entrada de la estancia de Gaby _ se alertó Alberto.

__Aguarda, veremos qué hacen.

__Pedro, hablé con ese pobre negro que los cuida, él mismo me dijo que solo tiene una escopeta y cuchillos, está solo _ se lamentó Beto__. Si están intentando entrar, lo harán sin problemas. No tiene una medida de seguridad.

 

Con los automóviles detenidos al costado de la ruta, la música sonando, los rebeldes bailando y aullando sobre la camioneta, las puertas se abrieron, y bajaron dos hombres. El del Peugeot vestía de civil, el de la Toyota, de uniforme de uno de los grupos rebeldes que actuaban contra el gobierno, antes alistados con el asesinado en el exilio. Se reunieron e intercambiaron las palabras, la luz de los reflectores caía sobre ellos, resultaba fácil distinguirlos.

 

__ Es él _ exclamó Alberto, es el ex de Gaby, el de la fiesta, maldito hijo de mil… __ se pasmó Beto__. ¿Qué mierda está haciendo aquí? ¿Acaso Gaby tenía razón? ¿Pero por qué vuelve a ella justo ahora o no es a ella sino que es una seguidilla de ataques a nuestro grupo, Pedro?

__No lo sé, pero por ahora lo que veo es que planea, solo o por orden de Juan, o de la mujer esa, un ataque a la estancia de Gaby con esos hombres, que pueden actuar por convicción o por dinero.

__ ¿Qué vamos a hacer solos? Llegamos tarde _ jadeó Beto.

__Vamos soldado, no será la primera vez, ¿no es así? ¿Traes tu Glock? __ Beto asintió__. ¿Traes cargadores de repuesto?

__Sí _ dijo, y se palpó el interior de la campera.

__Bien, con tu arma y la mía tendrá que bastar para cargarnos a  todos.

Como suponían, la Toyota se puso en marcha y se internó por el camino de tierra que conducía al portón de ingreso, Fran como se llamaba el ex de Gaby regresó al coche y no se movió del lugar.

 

__ Maldito, debí matarlo en la fiesta, es él quien da las órdenes __ bramó Alberto.

__ ¿Estás listo? __ habló calmo Pedro, mientras chequeaba la carga de su Colt M 1911.

__Vamos, por el amor de Dios, vamos.

Se agazaparon para correr hasta el automóvil donde Fran esperaba. El tipo dio un respingo y soltó un grito ahogado cuando Beto golpeteó varias veces la ventanilla del lado del conductor con el cañón de la pistola.

__! Abre o esta vez no te salva ni el demonio, te perforo!

Fran miró hacia el lado del conductor y se topó con el rostro de Alberto, que no disimulaba sus intenciones. Maldijo entre dientes. Había tomado el coche más lujoso de la flotilla estacionada en la mansión de Juan, pero desconocía si estaba blindado, y no necesitaba saber más de armas para convencerse  de que las pistolas que ostentaban esos dos alcanzarían a destrozar los cristales. Abrió la puerta y descendió con las manos en alto.

__ ¿Qué sucede? ¿Otra vez ustedes? ¿Por qué me amenazan con pistolas?

__! No te hagas el idiota, pedazo de mierda! __vociferó Alberto, y le sujetó por el cuello de la camisa.

__ ¿Cuántos hombres enviaste a invadir la estancia?

__ ¿De qué estás hablando? ¡No sé nada de eso!

__ ¡Lo sé todo! ¡Respuesta incorrecta! _ se enfureció Alberto, y disparó sin apartar la mirada de los ojos del rumano a los pies, que se desmoronó en medio de aullidos.

 

Pedro levantó las cejas y fijó la mirada en su amigo, como en los viejos tiempos, jadeaba como un perro rabioso.

__! Habla! __ordenó Marini__. ! O te licuaré otra parte más dolorosa!

El rumano levantó la mano, suplicó piedad.

__ ¡Son diez hombres! Solo robarán las obras de arte, nada más, para financiar sus movimientos.

__ ¡Basura! __ dijo Alberto__. También traicionas al que te da de comer, y le pateó la mandíbula.

Fran cayó inerte, junto al automóvil.

__Son once, Beto, vamos.

 

Los dos regresaron al Peugeot para sortear rápidamente la distancia que los separaba de la casa. Desde lejos repararon que los rebeldes ya habían ingresado en la propiedad, la cual parecía envuelta en un ánimo festivo y no víctima de un saqueo. Todas las luces estaban encendidas, se oía música y exclamaciones. A través de las contraventanas que daban a la galería principal, observaban el desquicio que provocaban esos hombres, que bajaban los  cuadros y embolsaban adornos y tapices con el cuidado que emplearía un elefante.

__Entremos por la puerta trasera. Gaby la deja abierta para que acceda a su dormitorio por allí.

 

A pasos del ingreso, Beto percibió que el estómago se le convertía en una pelota de plomo, fría al oír el alarido de terror de Gaby, corrieron los últimos metros e irrumpieron en el instante preciso en que un rebelde se bajaba el cierre para violarla en su cama. Alberto sin dudarlo elevó su arma y, con una serenidad sorprendente, disparó contra el intruso, que cayó sobre Gaby. Los otros, que, mientras aguardaban su turno, se dedicaban a hurgar cajones y el joyero, se pusieron en alerta demasiado tarde, Pedro los alcanzó con dos balazos, a uno le dio en la frente, al otro en el ojo.

Alberto se lanzó sobre la cama, arrojó el cadáver al suelo. Gaby aún gritaba, presa de un ataque de pánico,  lanzaba manotazos sin reconocerlo, y patadas. Alberto le sujetó las muñecas con una mano y le apretó las rodillas con la otra para reducirla. Le habló con fiereza al oído.

 

__ ¡Soy yo! ¡Alberto! ¡Tú Alberto! ¡Estás a salvo, mi amor! ¡Tranquila, nada malo va a sucederte, tranquila!

__ ¿Albert? _gimoteó, y se aferró con vigor desesperado al cuello de su amante__. ¡Albert!

Se apartó de ella y le sujetó el rostro cubierto de lágrimas para estudiarlo. Se mordió el dorso del índice al descubrir el labio hinchado sangrante en ella.

__! Alberto! __ le llamó, Pedro__. Los demás vienen hacia acá. Oyeron los disparos.

__ ¡Gaby, deprisa! ¡Quédate detrás de mí!

__! Mi papá! ¡Debemos ir por él!

 

Pedro y Alberto se apostaron en la puerta que daba al corredor interno. Eliminaron a los dos primeros rebeldes que se aventuraron en el pasillo. Otros _no podían asegurar ni contar cuántos eran__se atrincheraron al final del corredor, desde donde dispararon sus AK -47 sin darles respiro, se trataba de una lluvia permanente de proyectiles. Ellos no respondían con la misma constancia, pues no llevaban tantas balas. Cuando los rebeldes, alentados por la pasividad de sus enemigos se decidieron a sortear la distancia, ellos abrían fuego y los desalentaban.

__Alberto, escúchame. Tendrás que distraerlos para que yo pueda ingresar desde atrás por el comedor para sorprenderlos. Dispara en caso de que intenten avanzar. Nos queda poca munición.

 

Pedro se evadió por la contraventana por la que habían entrado y rodeó la propiedad. Entró en la sala y ubicó a los rebeldes. Eran cuatro, dos seguían disparando contra su amigo, mientras los otros se ocupaban de acumular cuadros y objetos de valor. Según sus cálculos, en la sala debía toparse con seis. ¿Dónde se encontraban los otros dos?

Con el efecto sorpresa a su favor, y la precisión de su puntería, con tres disparos certeros eliminó a tres. El cuarto arrojó el arma y aseguró que se rendía, Pedro le ordenó que se echara al piso, y se hizo con el arma, el hombre colocó las manos sobre la nuca con presteza.

__! Beto! _llamó__. Ven hacia la sala. Cuida las espaldas pues faltan dos. No sé dónde están.

 

 Pedro arrancó los cordones que sujetaban las cortinas y, mientras  Alberto apuntaba al rebelde, le ató muñecas y tobillos en la parte baja de la cintura, Gaby pegada al costado de Alberto, lloraba y balbuceaba el nombre de su sirviente y de su padre.

__Albert _ se desesperó__. ¡Mi papá! ¡Por el amor de Dios! ¡Está solo en su dormitorio!

__Tú ve al dormitorio _ indicó Pedro__. Yo iré a la cocina, Gaby, ¿dónde están las habitaciones de los sirvientes a ver si  los hallo?

__Hacia allá _indicó con un dedo y voz temblorosa.

Gaby profirió un alarido que rasgó el silencio de la mansión cuando sus pies tropezaron con un cuerpo. Tanteó la pared hasta dar con el interruptor de la luz. Su fiel sirviente yacía a sus pies, con el rostro cubierto de sangre. Alberto se acuclilló para palparle el pulso en la carótida. Gaby se dejó caer sobre el torso del fiel sirviente y se echó a llorar.

 

__! No ha muerto! _ exclamó Beto__. Siento su pulso _ dijo, y la separó__. Tesoro, no llores, él es fuerte, resistirá.

__Resiste mi querido __le rogó Gaby al oído.

 

La luz de la habitación estaba encendida. No emergía ningún sonido de ella. Beto se detuvo, la detuvo a Gaby cuando ella intentaba lanzarse dentro sin precaución.

__! Te quiero siempre detrás de mí! __ le exigió__ ¡No te expongas!

 

El llanto de Gaby al descubrir la mancha de sangre en la pechera del pijama de su padre, al descubrirlo inconsciente en el suelo recrudeció, a un costado de la cama, Beto, sin embargo, no le permitió correr hacia él hasta no comprobar que el dormitorio estuviese vacío. Enseguida le pidió a la joven que empuñase la pistola mientras se ocupaba de acomodar al viejo en la cama.

__! Dios mío! __ exclamó ella__. Está herido. ¡Oh, Dios mío! ¡No, por favor, no! ¡No permitas que se muera! __ Las pestañas rubias del hombre aletearon__. ¡Papá! ¡Despierta papito! ¡Por favor, no me dejes, despierta!

El hombre levantó los párpados, y la acción pareció implicar un esfuerzo descomunal, movió los ojos hacia un costado y el otro, acarició a su hija, los fijó en Alberto.

__Tenía razón _ susurró, y él se inclinó para escucharlo__. Usted tenía razón. La casa… insegura. Le encargo a mi hija…

__! Papá!

__Cuide de ella.

__Lo haré señor __prometió Alberto.

 

Las comisuras del hombre temblaron cuando sus ojos encontraron los atormentados de Gaby.

__Hija de mi corazón, perdóname por todo _ expresó en voz clara, y murió aferrado a esa mirada.

 

La cabeza cayó a un costado, con los ojos abiertos y una sonrisa. Beto pasó la mano por los párpados y los cerró, y su acción sirvió para que Gaby comprendiera que había perdido a su padre. Beto apretó los puños, se mordió el labio cuando el clamor de ella lo surcó como un latigazo. La recogió del suelo y la apretó contra su pecho.

__Amor mío _ repitió incontables veces_ mientras la joven gritaba.

_ ¡Papá!

Pedro apareció en la habitación y apoyó la mano en el hombro de Gaby.

__Ya me ocupé de los rebeldes que quedaban, pero dos de las mucamas tienen heridas de machete, y creo que las violaron.

__Mi fiel sirviente está vivo…

__Sí, él vive __ dijo Beto por sobre el llanto de ella__. Tenemos que llevarlos al hospital.

Beto condujo a Gaby a su dormitorio y  la ayudó a cambiarse. En silencio, mientras ella lloraba sin fuerzas, le quitó la bata y el camisón y con disimulo le revisó cada centímetro cuadrado de piel. No halló heridas, ni siquiera un rasguño, había llegado a tiempo, como con el embajador.

__Gaby, amor mío, quiero que me digas la verdad. ¿Llegué a tiempo o alguno de esos animales logró forzarte?

Ella negó con la cabeza

__Llegaste a tiempo mi amor. Llegaron a tiempo para mí. Pero no para mi papá.

__Gaby _ exclamó, y la envolvió en un abrazo estremecedor__. ¡Lo siento tanto! Daría cualquier cosa por ahorrarte este dolor.

__Él no te dejó protegernos. Albert. Abrázame fuerte y nunca me dejes.

--¡Nunca mi amor! ¡Jamás!

Internaron a los empleados en el hospital, al fiel sirviente le habían abierto, de un machetazo, un canal diagonal, desde la frente hasta el mentón, y, no solo preocupaba la herida, sino la contusión en el cráneo. No obstante luego de la sutura y de ser mantenido en observación, el hombre mostró una evolución favorable, sin síntomas de  coágulos que se forman entre el cráneo y la duramadre. Las criadas estaban heridas, muy lastimadas, y fueron suturadas, desinfectadas las heridas, y enseguida se les suministraron antibióticos y antirretrovirales para comenzar la profilaxis posexposición al VIH, los antibióticos para prevenir infecciones por clamidias, gonorrea y sífilis, la inmunoglobulina humana y la vacuna contra tétanos y hepatitis B.

En cuanto al papá de Gaby, después de certificar el deceso por haber recibido un certero disparo que perforó el corazón, lo llevaron a la morgue del hospital, y lo guardaron en la cámara frigorífica.

Apenas acabaron de curarle el labio partido y  de revisarla en busca de quemaduras o golpes, Gaby se dirigió a ver a sus empleados, no pudo ingresar a ver a su preferido pues estaba en terapia.

Ella y Alberto pasaron la noche en el hospital junto a las camas de las criadas violadas que se durmieron tras horas de llanto y sedadas.

Era de madrugada cuando Pedro se acercó al amigo y le susurró que se marchaba a lo de Guillermo.

Consultó el reloj y pareció dudar de ir a verlo.

__Ve __le dijo Alberto__. Debe de estar preocupado esperando noticias y sin dormir, y tiene que saber de esto.

__Vendremos a buscarte en la mañana __ ofreció.

__Está bien, tendré que hacerme cargo de todo ahora, mi iría ya con ella a nuestro país, pero no es momento de decidir, y hay muchos trámites que hacer, no viajes aún.

__No, claro, dos atentados en horas, y la mina, me quedaré al entierro, verificaré que todo quede en orden,  ocúpate de ella __ le  dijo Pedro mirándola con pena.

 

Pedro llegó a la casa de Manos que Curan y apenas entró al jardín vio la luz que se filtraba por la ventana del dormitorio de Guillermo. Lo encontró sentado, con la cabeza apoyada en el respaldo, la angustia pintada en el rostro, y saltó al verlo trepar el alféizar, lanzándose al cobijo de los brazos agotados mas continentes, adivinando en el gesto lo peor.

__ Me estaban matando el miedo y la angustia __ le dijo__, pensé que te habían matado los rebeldes o que habías tenido un accidente.

__Estoy bien, mi amor, lamento que hayas sufrido por mi demora. __ Lo tomó por los brazos y lo apartó de él__. Guille, ha sucedido una desgracia.

__ ¿Gaby?

-El padre. Un grupo de rebeldes entró a la propiedad, llegamos junto a ellos, estaban saqueándola, los redujimos, pero alcanzaron a matar al papá de Gaby, y a herir a los sirvientes.

__! Dios! Es mi culpa por retenerte en el refugio. ¿Y Gaby?

__No amor, no es culpa más que de ellos, atentaron también en tu contra, aunque son cosas diferentes, Gaby está bien físicamente, llegamos de nuevo justo a tiempo, para sacarle de encima a un negro que pretendía violarla.

Pedro le ahorró los detalles escabrosos, pasó una hora por su casa a ducharse, la muerte se olía en la piel, y le pesaba en el alma, sabía que el embajador no preguntaría, pero su dolor se le hacía carne, lo condujo hacia la cama.

__ Quiero verlos __ le propuso.

__No ahora, mañana, vienen momentos difíciles en que te necesitarán.__ Se recostaron.

Pedro le relató en detalle lo sucedido.

__ ¿Y ahora?

__ Alberto si fuese por él se la llevaría a nuestro país, creo que pediría la baja __ admitió abrazándolo__, pero tienen que ver qué hacer con las propiedades, trámites, sirvientes, en fin, hay que esperar, no sé qué hará. Admito que si se van lo sentiría muchísimo, pero entenderemos que lo que decidan será lo mejor, ¿verdad?

__Claro, precioso, sé lo que los quieres, y lo que te golpearía, pero…

¿Y tu viaje?

__Pospuesto,  quiero quedarme a los funerales, y ahora no cuento con Beto, tengo que verificar  el estado de cada sitio, se demorará unos días amor.

__ ¿Ese tipo que mandó esto murió?

__No. No en nuestras manos, hicimos algo mejor, le devolvimos el paquete al palacete de Juan, él se encargará del castigo mucho mejor que nosotros, no lo dudes, y no te tortures, esto fue una revancha porque Gaby lo rechazaba, no tiene que ver con lo tuyo, ese fue Juan, tampoco con los rebeldes, a esos les pagó __ le explicó__. Duerme amor mío, te torturaré con mis entradas furtivas unas noches más _ le susurró con una leve sonrisa triste que no alcanzó a la mirada.

 

__Dulce tortura,  aunque lamento la causa, pasaré el día  con ellos, y cuando te ausentes los cuidaré _ afirmó el embajador__. ¿A dónde irán a vivir?

__Les ofrecería llevar a las chicas a la embajada, a ellas nadie las atacaría, pero Gaby deberá estar por acá por trámites, y no se separará de Alberto, estará en su casa, es segura.  A todo esto, Sonia aún no sabe nada, no la despertaré ahora, por la mañana le diremos todo.

Mi amor, tienes que saberlo, no estamos solos y menos ahora, cuando supimos  que se preparaba algo grande recurrimos a nuestro grupo de elite, ellos te cuidan, nos cuidan, nunca voy solo a ninguna parte, aunque hoy sí lo estábamos, no suele ocurrir __ admitió ante un Guillermo atónito__, te lo digo para que no vivas pensando en  que corro peligro, tendré que ir a la mina, hay revoltosos allá, a la misión, a cada sitio, antes de hacer acto de presencia en la embajada amén de informar en Washington.

__ ¿A  Orestes?

__A Marcos _ dijo rotundo__. Todo bien con mi exsuegro, pero ya te expliqué, Marcos se hizo cargo de mi familia cuando se caía a pedazos, y mi fidelidad primera es para con él, en definitiva es quien debe de rendir cuentas con su pueblo y el mundo,  no tengo nada que decir de Orestes como padre, y abuelo, con Camila somos amigos, pero yo trabajo directamente para Marcos, en verdad nunca me cerró que no peleara esa  presidencia que era más de él, pero prefiero no indagar en sus planes.

__ Entonces desconfías _ se alarmó Guillermo.

__ Tomo precauciones, solo eso, y te cuido, no tengas dudas que si veo peligro inminente, te sacaría de acá al instante _ reconvino.

__ ¿Cómo? ¿Cómo entró tu gente a este país?

__Algunos infiltrados en la mina, otros por tierra donde las fronteras son un colador, te asombrarías de cómo llegamos a cada sitio, cómo burlamos radares y surcamos el cielo, algún día de viejitos les contaré a nuestros nietos esos secretos que aún no sabes, ¿de dónde crees que salió el avión con el que te llevé a Zúrich cuando el atentado? Sabes que acá viene uno con suerte mensual.

__No lo imaginaba, pero me quedo más tranquilo. ¿Crees que puede haber un golpe de estado?

__No me parece, con el líder en exilio asesinado, no tienen un cabecilla para ello, hasta que otro aparezca, será peor, guerra entre ellos, luchas internas… salvo que se levante en pleno el ejército, pero no es lo que creo, estos cambios llevan tiempo, solo ese hombre tenía todo para cambiar la situación, mas también es verdad que ningún dictador es eterno, mira a Hitler, pero no creo que le haya llegado el momento a Juan todavía, esta gente está perdida, desperdigada, matando y saqueando sin mando __ razonó__. Justo lo que podría haberse evitado sin aquel asesinato, con una toma pacífica del poder.

 

Guillermo se durmió o dormitó en brazos de Pedro, que lo sentía rebullirse y hablar entre sueños. No descansaba tranquilamente, sino presa de la tensión que lo mantenía inquieto, hasta que las miradas tropezaron, pues él solo revivía lo sucedido. Lo miró con la pena desbordando los ojos, Pedro se sintió derrotado, aunque esbozó una sonrisa que a Guillermo le devolvió la confianza, al tiempo los ojos color café parecían decirle a Pedro: “No te apures en irte… sé que piensas en que se defendieron matando… no te juzgo, no me importa, eres soldado, un sobreviviente, tranquilo mi amor, tranquilo.”

No obstante Guillermo clavó los ojos en los de su hombre, percibió su tristeza como si pudiese absorberla y lo tomó por los hombros.

__Si estás triste, puedes llorar, ahora que sé todo puedo entender lo que cada uno de estos enfrentamientos te causa.

Las lágrimas brotaron a borbotones, las pupilas de miel fijas en las de Guillermo, prendiéndose de esa mirada como de una tabla de salvación, y este lo alentó a desahogarse sostenido en un hilo de emoción, solo Pedro era capaz de entregarse así por todos, sin vueltas.

Guillermo lo abrazaba y soñaba con superar esa etapa, se hallaba soñando con esa promesa de un hogar cálido, seguro, adonde regresar cada noche juntos, donde compartir el tiempo que no tenía desde aceptar el cargo con los chicos de ambos, donde intercambiar  inquietudes, con ese hombre de mente despierta para contarle sus ideas más íntimas, ese ser  capaz de pensar por sí mismo y por todos, sin ceder a requerimientos caprichosos, él captaba su independencia como un don de espíritu, su alma y cuerpo habían sido conquistados por todo eso.

__ ¿Qué piensas?

__En nuestro futuro, en que por algo acepté este cargo, y pagué el precio de llegar acá, y fue para conocerte supongo _ admitió__. Me sentía perdido sin mi mujer, y con los chicos, y terminé acá.

__La asesinaron ¿verdad?

__Ella no pudo tener un accidente __ admitió Guillermo__, y tal vez parece cobarde que no me quedara a investigar, pero luego de conocer  las intrigas del poder, supongo que pondría en riesgo a mis hijos para nada, ella descansa en paz, y más cuando yo esté con ellos, con vos, libres. Pedro, no sé qué haría hoy si te separaras de mí.

 

Pedro le echó los brazos al cuello antes de que Guillermo pudiera reaccionar, y le estampó un beso ardiente. Sus labios ya no eran tímidos, ya ellos no pedían permiso, y los del embajador no tenían otras huellas. Así probaron la suavidad del otro, y el instinto posesivo se rebeló con furia.

Se enredaron y Pedro lo cubrió con su cuerpo sin dar respiro al beso. Poco a poco, Guillermo se dejaba invadir, recibía la lengua voraz de Pedro en su boca, la acunaba con dulzura y salía a su encuentro, acariciándola. Si lo sorprendió aquel avance, no lo demostró, y respondió a las caricias del hombre que sentía formaba parte de su vida como sus hijos, desde antes de nacer, hundió los dedos en sus cabellos, se aferró a él para sentirlo más cerca aún, buscando en el calor de él un refugio y un consuelo, ofreciendo el suyo. El beso se tornaba profundo, exploraba rincones desconocidos entre ambos, Pedro suavizó el embate de su lengua para hacerse perdonar el ímpetu inicial, se movió para darle espacio, pero Guillermo se aferró a él como hiedra, enredó sus piernas en las otras, y el contacto los enardeció, sintiendo la calidez, el pubis ardoroso, la pelvis moviéndose en balanceo rítmico al que uno y otro se acoplaba con gusto, y así frotándose los cuerpos vestidos, la cordura se fue de paseo.

 

 

-La voluptuosidad es una manifestación artística entre dos cuerpos perfectos, es el fuego, el azar como rito, poderes de liviana arquitectura, venenos hechos de saliva, inventando artes, interrogándonos de pie ante el espejo, temblores precipitados de ese oscuro encuentro, ciñéndonos con miedo al dulce placer, indecible juego de la carne más secreta, puertos que se abren entre sábanas, ¡somos amantes! En una sinergia de besos, de caricias inagotables, instantes de torrentes latidos desbocando lo brutal de nuestras fragancias,  al nombrarnos, solo por esta noche, encendamos el poder de la imaginación, nos debemos el encanto de la coincidencia, seamos como dos locos que se despojan de dudas, abrigando los deseos..., en el viaje del inefable instinto. Liberémonos de tantos tabúes, no nos compliquemos la existencia, posesionemos de nuestras delicadezas, ¡amado mío, de cabellos de negro! Sonrisa de don Juan,  con el pecho como un manjar, somos dos artistas consumados al erotismo, sincronías del destino en que nos debemos tantos verbos, tantos sustantivos, señuelos atrevidos conociendo los delitos, llenos de vocablos infinitos.  Amo las caricias que me traspasan el alma, tus susurros  al oído.  Tus manos en mi cintura. Aquellas miradas deliciosas como el café que nos tomábamos. Los dos sin quererlo nos fuimos acostumbrando el uno  al otro. A veces sin hablar, en otras sin parar. Para mí, esos momentos en que vivo contigo son la alegría de saber que estás allí, en y para mi vida. Solo sé que me hace falta sentirte presente. Que la vida son dos días y  yo ya estoy a más de la mitad. Por eso tu presencia, tus alegrías es lo que quiero, saber de ti.

__Te extraño precioso, pero no tanto tu cuerpo, es más, en ese momento cuando dejas de ser mi amante y te conviertes en mi amigo, en mi compañero, en ese después de, cuando empiezan  las charlas interminables, los besos, las caricias, y las risas, los silencios y las miradas, las llegadas de las madrugadas, tu silueta en la cocina, los dos cocinando, tus risas cuando te susurro al oído, tu cocina, ese plato que yo  te cocino, los silencios en la naturaleza mirando al cielo, tu cabeza en mi hombro, soñar a tu lado despierto, me siento raro cuando no te extraño y extraño extrañarte, y entonces te extraño, mi mente se lía y no sé qué piensa, pero sé que te siente, extraño el café mirándote, y leer  tu mirada, pasear,  discutir muy seria mente, muy, muy seriamente hasta explotar en risas por no poder aguantar las caras de rabia inexistentes, solo es jugar a ser malos para perdonar y abrazarnos, excusas y risas, siempre te extraño…  cuando estás y cuando te vas, pero más a mi amigo, a mi compañero, ese que llena mi alma y mi vida, el que deja la puerta abierta para que pueda mirar sin ser visto, con intención silenciosa que sabe que me provoca, me dice… anda, ven,  ayúdame que me sobra la ropa, ese mirar al horizonte desde un banco en un parque, esos paseos, esos besos en la mejilla,  esos que persiguen labios, me gusta admirarte y te extraño tanto que, hasta me siento raro cuando no te extraño, pero lo que más extraño de ti no es a mi amante, es a mi amigo, a mi compañero, a esas charlas de después de…, que duran hasta muy entrada la madrugada. Aunque adoro hoy ser tu amante con esa promesa de alguna vez ser esposos __ le admitió el embajador.

 

__Amantes _ susurró Pedro__.  Somos el sol y la sombra, el mar y la playa, te dibujo en mi pecho, me acunas en tu sonrisa. Amantes de esos que solo aman, Adanes de la costilla del otro, del hambre de frenesí, del grial, somos el inicio del todo. Amantes, que lo dan todo sin esperar que pasará mañana, amantes, que viven y mueren en cada beso, somos el hoy, somos este instante… somos ese dulce pecado.  Amantes, qué más allá de todo navegamos juntos,  no importa si hay viento, las tormentas solo mecen tu silueta y mi pecho, en muestro velero, apenas caben tus labios y los míos. Amantes, que cruzan la vida sobre el arco iris, descuelgan las estrellas para iluminar el camino y, absorbemos nuestros aromas, como si fuera nuestro último aliento...

 

Pedro se dejó mimar, Guillermo acariciaba sus pies, entibiaba con sus fuertes manos la piel de las piernas.

 

__Mmm… _ronroneó, mientras cerraba los ojos.

Guillermo recorrió las pantorrillas, también buscaba golpes, heridas, no los halló, sí llegó al bóxer, acarició los pliegues de las ingles, los montes, Pedro se arqueó para permitirle el acceso y Guillermo se arrodilló ante sus piernas abiertas despojándolo de toda barrera, tocando cada nota exacta de sus secretos.

__Creo que te has hecho daño aquí _musitó tocando con suavidad el glande, corriendo los dedos por el pubis.

Pedro siempre estaba dispuesto, sin importar el tiempo que pasara, el cansancio, era un hombre apasionado, sensual, atrevido.

__Y aquí _ siguió diciéndole, mientras uno de los dedos marcaba las nalgas antes de ingresar en el oscuro interior.

Pedro se abandonaba con languidez exquisita, y a Guillermo la sangre le latía con fuerza suficiente como para hervir, así que abrevió el momento, y se incorporó para abrirse los pantalones. Al poner en contacto sus cuerpos, la reconocida sensación de pertenencia los invadió a ambos. Guillermo deslizó las manos y lo alzó un poco para dejarse caer y penetrarlo en profundidad, antes había devorado sus pezones con avidez. Entró en él de una sola embestida que lo llevó al centro mismo del ser de Pedro. Permanecieron quietos, mirándose a los ojos, sintiéndose una sola carne, una piel, un sudor, un alma, hasta que el deseo les exigió moverse y Guillermo lo cabalgó con suave ritmo al principio, con más apremio luego, con desmesura al fin, jadeando y balanceándose al borde del precipicio de emociones. Pedro enroscó sus piernas hacia atrás en torno a las de él, y llegaron juntos al éxtasis en un grito sofocado por prudencia y respeto al lugar. Se desplomaron en el uno, el uno sobre el otro y en el otro, deshechos por las ansias y conteniendo sus latidos. Pedro acarició durante largo rato la piel, Guillermo el cabello empapado, recorrió luego las cejas, dibujó los labios más gruesos que nunca, los pómulos y los hoyuelos, y salpicó el rostro amado de pequeños besos. Pedro con los ojos cerrados lo dejaba hacer, el pecho, aún palpitante.

__Tus besos... Me los diste por todo mi cuerpo, no dejaste un rincón virgen. Querías empaparte de mí, sentir mi sabor, mi olor y grabarlos para siempre. Sentir cómo yo me estremecía con cada uno de ellos. Yo sentía mi trepidar y tú seguías el recorrido de besos. Querías que con los besos yo explotara de placer. Y lo conseguiste. Quería que con tus manos exploraras lo más íntimo. Me separaste mis piernas, con mucha delicadeza, mis nalgas, y tocaste lo más secreto mío. Yo conseguí ir al cielo. Sí. Tú seguías besando.  Somos tú y yo. El dolor calmó, no hallaste heridas, juntos llegamos a otro mundo sin dolor, un futuro que puede ser el porvenir. __Te amo… embajador.

 

Recién luego se durmieron profundamente, lo que no impidió que a las seis se vistieran, y se pusieran en marcha rumbo al hospital, la vida fuera era cada día más dura y peligrosa, pero el amor soliviantaba el peso, aliviaba la carga, despejaba el camino.

 

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

 

 

4 comentarios:

  1. Veronica Lorena Piccinino
    Una belleza .... pero este amor presiento que tendrá desgracias que sortear ... Te felicito Eve Monica Marzetti. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veronica Lorena Piccinino
      Eve Monica Marzetti espero se queden juntos y que no estén con otros en el camino... esperaremos lo que siga. Besos Eve

      Eliminar
    2. Eve Monica MarzettiAutor

      Veronica Lorena Piccinino no, traiciones e infidelidades no, solo peligros.

      Eliminar