domingo, 18 de abril de 2021

EL EMBAJADOR TERCERA PARTE CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

 

EL EMBAJADOR

TERCERA PARTE

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

 


Me enamoré de ti sin conocer el sabor de tu boca,

sin  el calor de tu cuerpo ni el aroma de tu piel. “Montecristo”

“Día doce sin ti: he conocido a alguien, soy yo.

Voy a darme una oportunidad”. Elvira Sastre.

“Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar”.

Pedro Calderón de la Barca.

 

_ Beto, disculpa __ pidió Pedro__, no imaginé que alguien llegara acá, ¿crees que fue Juan? ¿Cómo supiste que tenías que venir?

__ Lo  intuí, luego de que llamaras salí con intención de ir a lo de Gaby, en la esperanza de que el viejo durmiera y que el  capataz, chofer y guardia que tiene me ayudara,  y junté a tres hombres para medir y demarcar las zonas que necesito, pero apenas lanzarme al ruedo, presentí que me estaban siguiendo__ explicó __, y para serte sincero, lo mismo me sucedió cuando traje a Guille, pero ese día, luego los perdí, y me sentí medio paranoide, después de todo hay granjas por acá, pero hoy algo me cosquilleó en las tripas, y  más allá de desviarme del camino para dejarlos avanzar, me mandé para acá, y no sé si son tipos de Juan o cualquiera tras de ustedes, el tipo tiene coartada.

 

Hablaban en el patio, luego de que Pedro dejara acostado a Guillermo.

__ ¿Qué?

__ Ni bien salimos con Guille de Manos que Curan el tipo y su gente me informan que se fueron  a la mansión, donde lo agarraste a trompadas,  y se mandó otra fiesta, no volvió a salir de allí, lo cual no significa nada, solo que allí tiene una fortaleza, medio país lo odia, hay una guerra de guerrillas…

__ ¿Entonces?

__Y entonces que nos puede atacar cualquiera, Pedro, lo sabes, son comunistas, nos odian __ se sinceró Alberto__, ni qué decir a Guille. Cuando llegamos, tus amigos de la granja estaban maniatados, es obvio que no conocen el sitio secreto y pensaron que estaban allí, luego se mandaron para acá pero ya veníamos detrás y  tú saliste, creo que no quedó ninguno para contarlo, limpiaremos la zona con los muchachos, iré a ver a Gaby, me da miedo amigo, y a rastrear en las zonas conocidas mientras ustedes están en la cueva, si Guille empeora, me llamas al toque y traigo un médico.

 

__ Está bien, ve, y disculpa, si todo está más o menos en orden,  prometo ir contigo a asegurar la estancia del padre de Gaby, y luego viajo solo a la capital, tú te quedas con el embajador, ahora no sé quién  lo o nos atacó, ni siquiera quién es el blanco, es decir él seguro, pero saben que si lo quitaran de en medio lo suplanto, en fin, gracias de nuevo, cuando corrobores que todo está en orden, si Juan sigue encerrado,  avísame o ven a buscarnos, ya les advertí en la misión que cuiden de los chicos, no quiero que mientras yo no esté Guillermo se aventure hacia allá, aunque dudo que no lo haga, te pido que los cuides, hermano, pero necesito ver cómo está todo en la embajada, y en los colegios, si allá no hay nada raro, no termino de confiar en… Miguel, ya sabes, no me cabe aunque Orestes lo mandara__ le dijo por el representante de la CIA.

__Lo sé, yo lo tengo cruzado también, pero bueno, nos hicieron para desconfiar supongo, ve con Guille, yo les cuido las espaldas.- Alberto se paró en seco pensativo y se volvió__. Pedro, no me gusta que viajes solo, ni yo puedo ir contigo, ¿y si llamáramos a gente de nuestro otro grupo?

__Déjame pensarlo, no sé si es el momento más tenso, sabes en qué andan _ le pidió__, ve tranquilo, no entrarán al refugio.

 

Pedro regresó al búnker, corroboró las entradas, las cerró, y fue con Guillermo que sin que lo advirtiera, había escuchado todo.

 Pedro lo arropó, le cubrió el rostro de besos suaves, apenas como plumas, hasta que la mirada penetrante del embajador, lo taladró.

 

__ ¿Te duele mucho?

__Tengo miedo, no fue nada esto __ le dijo con gesto adusto.

__Fue, pudieron… No quiero ni pensarlo siquiera, perdona por dejarte. No temas, acá no llegarán.

__Por vos temo, oí todo lo que hablaste con Alberto__ le confesó__, no quiero que me oculten las cosas, ya de por sí ustedes son un enigma, no secretos de familia además, él tiene razón, no quiero que viajes solo, muerto vos, sería nada tomarme a mí__ le dijo en tono duro.

__Guille, lo pensaré, viajaré, no me pasará nada, salí porque lo intuí hace un rato, un cambio de aire y lo siento, nos entrenan para ello __ le confesó.

__No te culpes por lo de recién, en todo caso, la culpa fue mía, porque te seguí.

Pedro simuló ofenderse.

 

__Cierto embajador, es usted imposible __ le dijo muy serio__, ¿por qué salió de acá si yo me levanté con sigilo? ¿No seguirá desconfiando de mí? No tengo un amante en el patio, le aviso __ continuó.

__Tonto, salí por lo mismo, porque temía que algo te sucediera __ admitió.

__Y pudieron violarte y secuestrarte. __Pedro se estremeció al oír sus dichos, se levantó como resorte para disimular las lágrimas.

__ ¿Adónde se supone que vas?

__ Por hielo amor, en un rato tendrás todo hinchado, te dieron un culetazo descomunal, no lo niegues.

__Tus mimos me sanan, ven.

__Ya regreso, y no te duermas, en estos casos, no debes dormirte.

Salió disparado, para recomponerse, antes de buscar hielo, se echó agua fría en el rostro, preparó un té para los dos, y regresó con una bandeja a la suite, Guillermo lo estudiaba de hito en hito.

Pedro con amor, le ahuecó las almohadas y con suavidad le colocó la bolsa tras el golpe, ante los refunfuños del embajador, que solo intentaba atrapar sus labios.

 

__Ya Guille, no juegues que tengo que cuidarte, ahora te daré el té con una pastilla.

__ ¿Veneno? A vos te quiero.

__Muy gracioso, de haber hecho caso y vuelto a tu pueblo, no estaría muerto de miedo por ti, no es veneno, solo un analgésico, o me odiarás por  los  mimos cuando te taladre el dolor, y no refunfuñes, lo tomarás.

__Estoy bien, no fue nada __ insistió__. ¿Sabes las veces que Fabián llegó así del colegio o la calle?

__Esto no fue un juego de niños, y un golpe así puede tener consecuencias tardías, tendré que ponerte en manos de algún médico de la casa, para que te vigile cuando yo no esté.

__! Pedro!

__Shhh…__ Acalló la protesta tomando él la pastilla y traspasándosela en el beso a la boca, empujándola con su ávida lengua a la garganta, recién cuando Guillermo tragó, cortó el beso y le dio el líquido, y lo aturdió con besos y palabras.

 

__Enloquecido con mi razón abierta, taciturno frente al espejo con manos tímidas y nerviosas, voy armando entre intentos y tramando el sueño deseado, ese donde reinas sin miedo, ríes sin pretexto alborotando el silencio, caminas despeinado modelando tu atuendo, corres descalzo hundiendo elegancia en el verde pasto, hablas con tanta esperanza que ahuyentas las preguntas y desnudas el deseo, vaya ironía, tu inocencia es daga que sangra las ganas de tenerte embravecido en mi pecho.

Y tú, enrojecido soplando elogios al cielo, coreando el silbido de los gorriones con nido en tu huerto, persiguiendo huella de la mariposas que trae mensajes en sus colores, lavando la cara con la gota que cayó del pétalo, llenas tus manos con la tierra mojada de la que amas sentir su textura, doblas tu mirada clavándola en mi retina lanzando reto como esperando que salte en tu vuelo, me llamas y caigo de mi nube para conjugarme en tu verbo.

Amo verte libre y cautivo en tu sentido de vida,  varón que me horada con su mirada penetrante, hermoso y pletórico dominando mi universo, vestido de invierno con fragancia de primavera dejas húmedas mis ilusiones, sutileza destila de tus pasos mientras pegan duro en el suelo de mis suspiros, atrápame y no despistes más tus intenciones, soy devoto de tu aliento, imploro al infinito la miel de tus besos, no temo quedar sin defensa ni argumento, porque amarte es la fuerza de mi sueño.

La luz abrupta y tirana hirió el momento, sin embargo desperté con la esperanza de ser víctima de tus ojos, preso de tus brazos y tu pecho, habitante de tu cuello, invasor de tu espalda, jardinero de tu vientre, de tu pelvis con sus fuentes, cause de tu mar, compañero de siempre regando tu boca, y mientras tanto, amándonos con la delicia que fue engendrada en la inocencia de este dulce sueño.

Bésame despacio, mientras te recorro todo y  sin prisa deslizo tus ropas. Bendita tu piel mi vida, amo tu figura, increíble belleza. Haces que agradezca tu existencia, eres perfecto,   amo toda tu persona, tus placeres. Me transportas al tenerte todo, me haces ver bailar el mundo bajo tus pies, si toco tus labios de fuego el cielo se abre, se pinta de color. Nada supera tu aroma, es magia en mi boca. Detienes el tiempo si te tengo como loco, por debajo de la sábana respiro de tus labios, donde dejo mis besos. No puedo contener mis instintos, en  unos minutos estoy en ti abrazado a tus caderas, si supieras qué me haces sentir en esos momentos. No puedo estar sin ti, absorbo,  despacio te hago mío. Mi amor,  tu espalda me llama donde anidan mis caricias y besos. Tomo ventaja,  te dijo lindas palabras al oído, que te derriten, bajo por tu cuello, salto a tu pecho. La frescura de tu piel, me dejas unos momentos, un tiempo para que te des cuenta cuánto te necesito, y lo comprendes porque dejas que te haga de todo.

Te tengo y me voy despacio para poder disfrutarte todo y saber a qué sabes, te quedes impregnado en mí,  me haces sentir vivo porque  eres mío. Cuando estoy cubierto por un techo de nubes viajeras se me revelan sueños que en algún momento serán visibles para un mundo real. Los besos que nacen de los soñados se convertirán en pétalos de blancas rosas nacidas en libertad.  Empapado de caricias nacidas al compás de las notas más bellas seguiré nuestra senda de amor vida mía, y tomados de las manos recorreremos caminos adornados de primaveras eternas que se nos darán regaladas para vivir este amor nacido de tanto tiempo atrás.

Enjuago mis recuerdos y los llenos de esperanza, amanecerá un nuevo día y estará lleno de amor para cuando  llegues vida mía y al fin de nuevo se abrazarán nuestros cuerpos, se sellarán nuestros labios con los más deliciosos y tiernos besos. Te amo mi amor, te amo.

 

Aquí hay vida, nace la pasión. Aquí existe tu tintero donde te sumerges  y al explotar me conviertes en verbo. Aquí existe el universo ese que le llamas lujuria  mientras tus dedos se sumergen en el espacio infinito del deseo. Aquí hay colisión  de cuerpos que se abrazan sintiéndose dioses del arte de amar sin miedo. Aquí renacemos  cada vez que te atreves,  que te dejas llevar por la sangre que hierve  al sentirme tuyo. Aquí está la luz que necesitas  para alumbrar ese camino  que pierdes mientras deambulas  en cuerpos sin vida.

 

__ ¡Cuánto, cuánto tiempo pasó, sin que yo te conociera! Te amé sin conocerte, pero sabiendo que existías en el delirio de encontrarte en los senderos de la vida. Cuántas veces te soñé con mis ojos húmedos despiertos. Pero seguí buscándote, cargando un atado de ilusiones, te imaginé etéreo, como un ángel a la luz de los faroles perdido en mis senderos viejos, cargados de misterios. Y así, un día cualquiera nuestros senderos se cruzaron  y tú te encontraste con mi vida en aquel tórrido verano y allí comenzó otra historia despertando a mis letargos… de amarte con el alma, hacerte mío, decirte que te amo. Quédate esta noche conmigo, amor de todas mis esperas, deja que mi savia encuentre en tu  túnel tibio su camino, vivamos juntos mis otoños y tus primaveras, un destino de este nuevo amor, entre mi pasión impune que no cesa. Tú eres ese error que contigo lo cometería siempre. Y muchas veces, y a propósito. Siempre serás ese amor silencioso y fugaz que vigila mis pesares, el grito prohibido que acaricia la piel de los recuerdos. Te alzaste como rey escapando de mi desenfreno, huyendo de la tentación más exquisita de deseos incontrolables, te anidas en el vacío de tu alma frívola y desolada. Tu corazón yace en las penumbras de un misterio infinito y tormentoso que sacude las embestidas del tiempo, convirtiéndose en una constante eternidad provocativa de los sueños. Cuando llega la noche,  te transformas en tornados que absorben todos los sentimientos que guardo con la complicidad de mi almohada somnolienta, encarcelándonos al más torturador proceder del engaño malvado. Tus imposibles me desconcentran provocando mi olvido ante lo incierto de interrogantes,  envejecidas por la demora de respuestas nacidas en la incertidumbre de las dudas. Mi alma blanca y limpia sucumbe ante la vergüenza incapacitada, donde oculta la transparencia de lo banal y perturbador de los efectos impensables de lo ilógico de la mente. El ego de tu autosuficiencia impone la urgencia problemática para que no te olvides en los momentos de placer y deseo, derivando un puro ardor que quema las entrañas de tu extraño amor. Porque Dios me concede oídos cuando no puedo escucharte,  porque Dios me regala labios y no consigo besarte,  porque Dios me brinda amor y yo no logro amarte.

 

¿Sueño o Realidad? Sentí que entraste a mis sueños, y te acostaste a mi lado, en esa mi cama fría, que de poco tomó calor, tus caricias con mano de terciopelo, recorrieron todo mi cuerpo  suavemente y con ternura, haciéndome sentir que ahí estabas. Tu cuerpo encima del mío, lo sentí claramente, y los dos fuimos uno, de la noche hasta despertar, y sin poderlo creer, o sí, tu silueta en mi sábana quedó marcada, al igual que tu aroma único, que aún en mí quedó impregnado. A pesar de la fría noche, no quedaron sábanas, ni frazadas, todo tirado por el piso, y mi ventana abierta de par en par. Claramente no fue un sueño, o sí, pero ambos sabemos lo que pasó, si en verdad estaba soñando, no quisiera despertar, y así podernos seguir amando, con principio sin final, porque la marca que dejaste en mi pecho, solo tú sabías hacerla en forma de corazón. Eres un estímulo constante  recorres a voluntad todo mi ser, enloqueces todos mis sentidos, mi corazón repite tu nombre, en cada latido como un eco infinito llama e invita a tu alma a que anide en mi pecho para que por fin te quedes  a vivir para siempre conmigo.

Los amantes del fuego nuevo son idólatras enlazados, enraizados desde el alma hasta los dientes. Hoy la noche me atosiga y el silencio me seduce, musitándome secretos vehementes y lascivos; de esos secretos sediciosos y ermitaños que buscan siempre un cómplice, un extraño, un señuelo. Mi cuerpo mira sus cráteres, mi alma siente sus lunares. Espasmos níveos y salvajes. Sueños lúbricos y ardientes, boca seca, verdad siniestra; no es acaso la verdad la que se asoma entre las grietas de esta adusta realidad; solo para engendrar más verdad en nuestros corazones, más deseo en nuestras pasiones, más miedo en nuestros temores.

__

 

Alberto pasó por la casa, por la mina, por las residencias de Arismendi, y no halló nada que delatara enemigos o sus movimientos, y siempre fijaba la vista en el paisaje y pensaba en Gaby. Luego de visitar a Pedro, condujo con ansiedad y velocidad inusitada hasta la estancia de Gaby y su padre. Le abrió la puerta el capataz chofer, que si bien no le sonrió, le demostró en su mirada que se alegraba de verlo. Lo acompañó hasta la sala, donde Gaby estaba frente a su pc. Al verlo, se puso de pie con un respingo, había prometido a su padre ya no verlo fuera del trabajo mas él estaba aquí, echó un vistazo poco amigable al empleado, y Beto captó el intercambio de miradas, se sintió incómodo. ¿Acaso ella amonestaba al negro por haberle permitido entrar?

 

__ He llegado en mal momento __ dijo, apenas el empleado abandonó la sala__. Pasa que las cosas no están seguras, Gaby, quería ver que acá estuvieran bien, me crucé con Sonia pero en manos que curan.

 

Alberto se aproximó y se inclinó para besarla, ella apartó la boca, y le ofreció el cuello.

__ ¿Qué pasa? ¿No quieres verme?

Gaby bajó la vista, apretó los labios. “No quepo en mí de la felicidad que tengo de verte”, pensó.

__Cuando llamaste, te dije que estaría muy ocupada con lo que me envían de la embajada y los asuntos del campo, ¿están bien Pedro y el embajador?

__ Hubo otro atentado _ le dijo Alberto, al fin debería saberlo y preocuparse por ella__, pero están a salvo. Bien. Gaby, es sábado. Deberías tomarte el día libre.

__Estoy muy ocupada _insistió, con fastidio, e intentó alejarse de él, pero Beto la sujetó  por el brazo desnudo y le calzó la mano bajo la axila.

__ ¿Tan ocupada que ni siquiera tienes un momento para mí, ni para que hablemos de tu seguridad y la de tu padre? __le susurró y ella vibró cuando los labios de él le acariciaron el pabellón de la oreja.

__Alberto, por favor __ se quejó sin convicción.

__Dime qué ocurre mi amor, supongo que sabes que te amo, ¿verdad? El domingo pasado cuando nos despedimos me prometiste llevarme al lago, estábamos felices. Y ahora, te noto fría, enojada, distante.

__ Papá se descompensó. Estuvo enfermo, en cama toda la semana. La discusión contigo lo puso muy mal, tuvo un ataque. Él es diabético, Albert, por ello perdió la pierna, y ratos como los que vivió pueden matarlo.

__Juro que no discutiré más con él, es más, ni le diré de la seguridad de esto, de nada __ expresó él__, Gaby yo no sabía que cada día al salir de la embajada hacías sola semejante viaje, al menos allá con cámaras y micrófonos, entre espías te creía más segura, acá no lo están __ expresó contrito, y prometió__. ¡Cuánto siento lo de tu papá, mi amor!  __dijo luego de una pausa en que dejó vagar la mirada por el perfil de Gaby, y adivinó cuán empecinada estaba en apartarlo__. Imagino lo preocupada que habrás estado por tu padre. Y yo, lejos de ti, debiste llamarme.

 

__No quiero que vuelvas, Beto, se lo he prometido _  susurró, sin convicción__. No quiero que papá se ponga mal por nuestra culpa, nos veremos solo en el trabajo.

__ No me pidas eso __suplicó él,  apretó la mano en torno al brazo delgado, y le pegó los labios a la sien__. No vuelvas a decirlo, por favor.

__ Albert…_ musitó, con la voluntad y la voz quebradas__. Por favor, vete. Papá podría encontrarte o enterarse que estás, y ponerse mal de nuevo.

__ ¿De veras quieres que me vaya y no vuelva? __ la interrogó suplicando la verdad.

 

Alberto noto cómo la muchacha comprimía la barbilla para frenar los temblores y vio las lágrimas que brotaban entre sus pestañas apretadas. Las fosas nasales se dilataron, desesperadas por inspirar, al tiempo que ella encogía el pecho para que los sollozos no explotasen. La sujetó con vigor, casi con violencia, hasta sentir que ella se rendía en sus brazos y lloraba.

 

__! No quiero que te vayas! _le susurró con vehemencia, entre sollozos ahogados __. ¡No quiero que me dejes, siempre estuve tan sola! ¡Dios mío, cuánto te amo!

Alberto hundió la cara en el hombro desnudo de ella, y lo empapó de lágrimas y saliva. Se mantuvieron abrazados con fervor hasta sentir los músculos entumecidos. Emergieron al rato, cansados y serenos. Se miraron a los ojos húmedos, las pestañas pegadas, y sonrieron con ternura.

 

__Llévame a la laguna, por favor.

__Sí. ¿Y esos hombres?

__Ellos estarán trabajando con tu empleado, tu papá ni se dará cuenta, vendré con Pedro a colocar cámaras y otras cosas.

 

El empleado se presentó en la sala, anunció que los caballos estaban listos, la cocinera apareció con una canasta repleta de manjares, y una sábana doblada.  Beto casi soltó una risotada ante el complot doméstico.

__Le diré a su padre que ha ido a la parroquia, niña, descuide __se apresuró a decir la mujer__. Nosotros nos haremos cargo de él.

__No te olvides de la medición de azúcar.

__ Vaya amita, sabemos qué se hace.

 

Los caballos adivinaron la energía que dominaba a los jinetes, y se lanzaron a galopar a gran velocidad. Beto admiraba la capacidad y destreza de ella, codiciaba su cuerpo inclinado sobre la cruz del animal, y notaba el modo en que la camisa se adhería a la cintura delgada, y el pantalón, a sus glúteos firmes. Tuvo una dolorosa erección, apretada contra la gruesa tela de los jeans. Al alcanzar la laguna, saltó del caballo, bajó a Gaby del suyo con apremio y la besó apretándola por las mandíbulas, penetrando en su boca, irrumpiendo con la lengua, que latía y pulsaba con la misma cadencia desesperada de su pene. Tembló y gimió cuando las manos de ella le levantaron la remera y se escurrieron por su espalda. Ella se apartó con impaciencia, y lo dejó pasmado y tembloroso. La siguió con ojos ávidos mientras ella extendía la sábana bajo un árbol.

 

__Ven, amor mío __lo invitó, y se tendió de espaldas, con las rodillas plegadas y los brazos en cruz.

 

Alberto caminó enceguecido hacia ella. No admiraba la laguna detrás de ellos, ni la belleza del paisaje, ni las bandadas de pájaros en vuelo ejecutando danzas coordinadas. Sus ojos eran solo para ella. Cayó de rodillas delante de ella, que levantó los párpados y extendió las manos.

 

__Quiero ser tuya, sentirte dentro de mí.

__Gaby… __exclamó, en un susurro ahogado, y se sintió torpe e incapaz.

Le quitó las botas y las medias, le admiró los pies largos y delgados, las uñas prolijas pintadas de rojo. Le gustaba la combinación del esmalte con el color de su piel, lo excitaba su femineidad. La besó en los empeines, los tobillos, antes de desajustarle el cinto y bajarle los pantalones, que sin miramientos echó a un lado, sus manos enormes le recorrieron las pantorrillas, los muslos, y se detuvieron a centímetros de la entrepierna. Ella sofocó un chillido de frustración y extendió la mano para frotarse el monte de Venus, como si buscase calmar el ardor.

 

__! No! __ la detuvo Alberto, y le retiró la mano__. Eso es solo para mí. Después, despacio… __prometió.

 

Le desabrochó la camisa con una lentitud que exasperó a Gaby. Sus manos se afanaban sobre las de él sin conseguir apresurar la faena. Él separó las pecheras de la camisa para revelar el torso pero no se la quitó, ella se arqueó y gimió cuando la punta dura, caliente y húmeda de la lengua de él se le clavó en el ombligo. La arrastró por el centro del vientre, por el valle entre sus senos, por el cuello hasta el mentón saboreando la sal de su sudor y disfrutando de la suavidad de su piel.

__Levanta la espalda para que te desabroche el corpiño.

Entonces le aflojó la prenda, que descansó sobre el escote de ella, le cubrió los pechos con las manos, los contuvo, los masajeó mientras satisfecho sonreía, por el modo en que ella se contorsionaba y gemía. La boca de él atrapó un pezón y lo succionó, el otro era objeto del juego de sus dedos. Gaby estrujó la sábana con la mano y clavó los dedos de la derecha en la cabeza rubia para acercarlo a su mama, para impelerlo a unirse a ella.

 

__! Oh! _ gritó, y las aves que bebían en la orilla de la laguna echaron a volar. Beto se había metido bajo el elástico de su tanga y le acariciaba la entrada de la vagina__. Albert__ imploró, cuando el suplicio se tornó insoportable__, esto es un festín de pieles.

Lo vio erguirse sobre ella, imponente, gigante, sólido, confiable. Sus ojos lo siguieron mientras él, con apremio torpe, se bajaba los pantalones y los bóxers  y liberaba su pene. Le sonrió con envanecimiento cuando ella levantó las cejas en expresión de asombro. Rasgó el envoltorio de un condón. Y embutió su miembro erecto y enorme dentro de él. Se recostó sobre ella, cuidando de no aplastarla, y, mientras le besaba el cuello, le pregunto:

 

__ ¿Te gusta lo que viste?

__Sí _ suspiró ella__. Muchísimo.

__ ¿Todavía lo quieres dentro de ti?

__Sí amor, ahora, sí.

 

Ella no pudo acabar la súplica. Beto la penetró decidido, en su impulso, resbaló con facilidad dentro de la vagina blanda,  lubricada, ajustada. Y ambos parecieron congelarse, ella, con la cabeza echada hacia atrás. La boca entreabierta, los párpados bajos,  Beto con la espalda arqueada,  el cuello en tensión. Soltaron el aliento contenido, e iniciaron un vaivén con sus pelvis hasta adquirir una vertiginosidad que sacudía a Gaby y la enviaba cerca del tronco de un árbol. Los gemidos de ella en el placer lo enloquecieron, y empujó, y la golpeó ente las piernas hasta que su carne la penetró por completo, e imaginó que le alcanzaba el útero. La violencia de la eyaculación lo dejó exánime, y mientras gritaba, transido de gozo, lamentó que su semen no quedase en ella.

Junto al alivio, volvió la calma a la laguna, cuya fauna se había alborotado a causa de los estertores de los amantes. Sin embargo, no duró mucho. Alberto, aún dentro de ella, percibió, indefenso cómo su pene crecía en tanto ella le susurraba frases eróticas y le acariciaba los glúteos.

 

-¡Qué maravilloso eres en el orgasmo! Te pareces a un animal salvaje. No podía dejar de mirarte. Tus gemidos me pusieron la piel de gallina. Cuando me penetraste, sentí dolor y luego que me llenabas con tu pene enorme y hermoso. Quiero que lo pongas en mi boca, ¿te gustaría?

__Gaby _ suspiró él, de nuevo duro y excitado.

 

Hicieron el amor durante horas, una mezcla de pasmo por la insaciabilidad que los dominaba y de frenesí por la pasión que se inspiraban, alimentaba una y otra vez el deseo. Se amaron en todas las posiciones, aun ensayaron otras novedosas con el desparpajo y la libertad de amantes que se conocen desde hace años. Se amaron en el agua, sobre la orilla, contra el árbol, sobre la sábana, con él de espaldas y ella a horcajadas, o ella en cuatro patas porque él adoraba verle las nalgas mientras la penetraba.

Devoraron los manjares y bebieron jugos del termo, se durmieron abrazados. Al despertar se dieron cuenta de que era el atardecer. Entre apuros y risas, recogieron los restos de comida, vajilla y la sábana, y emprendieron el regreso. Los caballo ahora descansados, habían comido y bebido, por lo que galoparon sin reparos hasta la mansión.

Entraron riendo mas se detuvieron como si un hechizo los hubiese paralizado. Su padre sentado en la silla de ruedas, aguardaba a la hija en el vestíbulo. Y no tenía dudas que su rostro reflejaba lo que había sucedido, ante la mirada del padre se sintió sucia avergonzada.

 

__ ¿De dónde vienes? Dudo mucho que pasaras el día en la parroquia.

__Papá, ¿por qué te has levantado?

__ ¿Qué mentiras vas a decirme?

__Buenas tardes, señor __ intervino Alberto.

__! Con usted no deseo hablar! Ha venido a esta casa a mancillar la reputación de mi hija, para arrastrarla como si fuese una cualquiera.

__! Señor!

__! No, Alberto! __ Gaby giró con violencia y apoyó a mano sobre el pecho de su amante__. ¡Por favor, no discutas con él! ¡Vete! No quiero que vuelva a sufrir un ataque.

__! Está manipulándote!

_ ¿Manipulándola? __se enfureció el viejo__. ¿A mi propia hija? ¡No quiero que arruine su vida junto a un hombre poco respetable como usted!

__! Usted no me conoce!

__Conozco su apellido y lo que hace, sus manos están manchadas de sangre.

__! Basta! _ vociferó, Gaby, y su clamor se propagó por el silencio de la casona__. Basta – insistió, corta de aliento__. Por favor, Alberto, vete, te lo suplico.

 

Alberto recordaba la última escena en esa casa mientras iba hacia la mina. No tenía ganas de hacer  nada, salvo echarse en una cama y pensar en Gaby, sin embargo, frente a él estaba la compleja tarea de trazar el perímetro de seguridad de un radio de diez kilómetros  pasara lo que pasara, su ánimo no podía ser más negro, pero no los dejaría liberados al peligro. Eso al menos, no.

-----

A Guillermo lo aturdía el silencio, Pedro lo miraba, lo cuidaba, mas no era el mismo  de siempre, de súbito lo envolvió en una sonrisa seductora que caló profundo en los ojos café mas la conmoción por todo lo vivido había penetrado en su alma creando un sinsabor extraño en él, la mente se le perdía rememorando los rasgos, la voz de Guillermo mientras lo atacaban, y él solo corría, y corría tratando de llegar, las palabras de los agresores danzaban en su mente, los ojos en la noche lo horadaban y taladraban su voluntad.

 

La noche era fresca, y los nubarrones tejían un encaje que ocultaba la luna de a ratos, mas Pedro había encendido la hoguera para que el calor desde la chimenea los abarcase. Hizo café, y unas tortillas de jamón y queso, le dio de comer en la boca, a Guillermo le maravillaba cómo se esmeraba en sus cuidados, le estudiaba  el golpe, le cambiaba el gel helado, lo había rescatado, pero pese a todo cuando se echaba a su lado y perdía la mirada más allá del techo, podía palpar su preocupación, hasta que de pronto, sin preámbulos, como acostumbraba a hacerlo todo, le dijo:

 

__ ¿Qué pasó en verdad cada vez que te encontraste con Arismendi? Además de lo que sé… ¿te tocó, de manoseó de algún modo? _hubiese dicho… “¿te violó?”, mas cambió la palabra.

Los ojos almendrados lo taladraron, el silencio de Guillermo lo exasperó.

 

__ ¿Sí o no? No hay medias tintas en eso, lo que sucede en este país echa por tierra todas las convenciones y hace bestias  de los hombres civilizados, no andes con vueltas, lo vi hace un rato.

Guillermo negó con la cabeza.

__ ¡No lo hizo! __ exclamó Guillermo, alterado__. Y hace un rato llegaron a tiempo.

 

__Es que no entiendo qué buscan, por qué te secuestrarían, qué pretenden que confieses y quién, o solo tal vez quieran amenazarte, burlarse de los temores,  eres tan educado y amable que puede que lo tome como seducción. __ Le atacaron unos celos feroces, él sí ahora tenía derecho a reclamarlo, y solo deseaba que la atracción que él sentía, el amor fueran correspondidos__. Eres tan hermoso. ¿Acaso no sabes lo bello que eres?

Silencio.

 

__ Mírame _ y se levantó para tomarle el mentón, las miradas se cruzaron, firme y decidida la de Pedro, desconcertada la de su amor, el soldado tiró de él hasta que lo pegó a su cuerpo, y rozó sus labios con los propios. Un beso etéreo, el toque de una pluma, y luego lo repitió con más fervor, Guillermo no respondía, y las palabras se le atropellaron en la boca, cuando entonces una lágrima se escurrió por las mejillas.

 

__No llores, por Dios. __ Si había algo que desarmaba a Pedro era verlo llorar, preferiría echarse al río, ir a la más peligrosa misión, enfrentar las balas con su pecho.

 

Guillermo lo miró tras un velo de lágrimas.

__No soy un mal tipo, no estoy disponible para cualquier hombre.

__Para cualquiera no, solo para mí __ y se arrojó sobre él sin delicadeza, mas evitó aplastarlo con su cuerpo fibroso deteniéndolo con los brazos, sus manos lo recorrieron de arriba abajo con vehemencia, deteniéndose en zonas que sabía vulnerables, como los pezones, las caderas, la  hombría, Guillermo se debatía, pero sus intentos de enojo no eran auténticos, en verdad anhelaba sentirse amado, ya no podía pensar que para Pedro era solo un deleite del momento, un bocado que se le ofrecía con facilidad, mas luchaba sin razón murmurando protestas, hasta que Pedro aprisionó sus manos, con el aliento entrecortado por la excitación.

 

__Mejor acepta que solo yo soy tu hombre, que así será para siempre, te deseo hasta que me duelen los huesos, anhelo verte asomar ante mis ojos cada mañana, a mi modo te amo desde el primer instante,  aun cuando me odiaste, y a veces…

Las lágrimas emergieron a los ojos café, mas Guillermo las tragó a tiempo.

__ No quiero que pienses mal de mí _ dijo con voz muy queda__, ni creas que te usé para descubrirme.

__ ¿Por qué? ¿Por lo del infeliz de Matías? ¿Crees que no puedo entender el engaño, la seducción manipuladora? Por Dios, Guille, si yo soy un hombre o era antes de ti un hombre capaz de eso y más, sé quién eres, un buen tipo, y para mí solo has sido mío, fui tu primer y único hombre.

__ Así lo siento, ¿y yo, lo soy para vos Pedro?

_No fuiste el primero, tampoco el único, pero sí serás mi único amor, sé que envejeceremos juntos, quiero tener hijos contigo, amén de haber sido bendecidos cada uno con hijos, quiero una vida contigo… Y quisiera, pese a lo que lo quiero,  matar a Marcos por haberse encaprichado con que fueses el embajador, y no porque desee tu cargo, jamás pensé en regresar a este maldito país, solo vine por ti, para cuidar de ti, y Alberto me siguió, como viene haciendo desde la muerte de mi hermano.

__ Quiero que me dejes ir a hablar con el presidente, cara a cara, soy el embajador después de todo _ lanzó de pronto Guillermo y el corazón de Pedro dio un vuelco__, sabré ver en su máscara si es él quien quiere verme fuera de juego.

 

Pedro se incorporó como un resorte, lo fulminó con la mirada, Guillermo vio las llamas en sus ojos que se volvieron carbones, su bello rostro endurecido por la ira, los puños apretados.

 

__ ¿Te volviste loco, Graziani? ¿Es que no entendiste nada? Lo molí  a golpes y lo volvería a hacer y no por celos si comprobara que fue él el mentor de lo de hoy, sé que no me la dejará pasar.

__ ¿Cómo?

__ Que es una serpiente, con expresión de cordero, que por soldado de elite que yo sea,  no soy inmortal, que solo vine a este país para cuidarte, y Alberto, lo dejé abandonado a su suerte por ti, cuando apareciste acá,  cuando pensaba hallar un poco de paz  y ordenar mi mente, viniste por mí, ¿para ahora decirme esto? Le fallé al amigo que me sostuvo en la guerra, que me levantó del infierno, que me acompañó en cada sitio, el que sabe que su amor está en riesgo, debería estar en la capital, pero solo estoy acá para seguir cuidándote, y me consume irme, y no poder dejarte seguro acá con hombres de elite, porque sé que necesitas vigilancia médica, pero temo que salgas, no soporto imaginarte en peligro…

__ Acá también llegaron.

__No a este sitio, acá solo entramos Alberto y yo, solo él podría hacerlo, pero…

 

Pedro cayó de rodillas, y fue entonces que algo se desató en su interior, sacudiéndolo entero con el cimbronazo. Una bola de fuego nació y comenzó a crecer desde sus entrañas, rodó a la garganta, brotó por la boca en forma de un grito, estalló, algo que brotaba de sus tripas, un magma que quemaba su cuerpo mientras gritaba surgía en forma de llanto y dolor, de rabia e impotencia, se había roto el dique de contención, su aparente calma de siempre, y declaró la guerra a quien fuese que amenazara a su amor desde ese momento, nunca lo había hecho pese a las desgracias…  otra guerra, Agustín, no ver a los chicos, su sexualidad, porque mantenía la fe en que la paz se restablecería, pero sintió que las amenazas y atentados contra su hombre hacían que nada fuera como antes.

Guillermo se incorporó a su lado, lo envolvió en sus brazos, acunó lo que fuere que lo atormentara como horas atrás cuando supo de su hermano, y entendió que pese a ser impredecible, a que él siempre se sentía protegido y seguro entre sus brazos,  que también Pedro lo necesitaba, podía ser vulnerable.

¿Y si lo asesinaran a él? El solo pensarlo lo paralizó. ¿Qué sería de él sin Pedro? ¿Qué haría en ese país desolado, miserable, lleno de traidores y peligros? Un miedo cerval le recorrió el pecho. Tan solo horas antes habría dado la vida por él, lo había rescatado, él le brindaba amor a raudales, placer, pero también protección y confianza como jamás antes había experimentado, ni siquiera con Silvina, ¿por qué nunca se lo decía?

 

__Sé que no te merezco _ musitó Pedro entre sollozos__, sufro y cargo con el remordimiento eterno, haber matado, y ser capaz de hacerlo por la gente que amo me escoce el alma, compartir esa indignidad con muchos no me sirve de consuelo, pero ¿de qué soy culpable? Puedes no elegirme, hasta despreciarme porque estas manos _ las miró__ las manos que te arrancan suspiros, están manchadas de sangre, pero ¿acaso podía dejar ir solo a mi hermano? ¿Podía dejar que asesinaran a los míos? Y ya luego… no pude manejar lo que vino, esa necesidad de arriesgarme a todo coste, de buscar la muerte para acallar la culpa, y el dolor, hasta que te vi, hasta que quise redimirme empapándome de ti… Pero me rechazaste, me odiaste, me juzgaste, y te fuiste con Matías, y soporté, y ahora que estamos dando todo por ti, quieres ir a las fauces de la bestia. __ Le clavó los ojos anegados__. ¿Quieres saber cómo asesinó a ese pobre hombre que lo sacaría del poder? No… no puedo decírtelo, es demasiado doloroso. ¿Sabes qué haría Juan contigo? Poseerte, violarte, tomarte hasta hartarse para luego torturarte y fusilarte o peor, encerrarte para su gozo, ¿crees que eres el único?

 

Guillermo se estremeció.

__Tiene a esa pobre mujer de pantalla, hasta a ese hijo a la deriva en la capital, y solo piensa en salvar su pellejo, por Dios, que yo puedo ser un mercenario, un… pero no soy lo que él, aunque si quisieras exponerte, tendría que pasar por sobre mi cadáver para llegar a ti, o lo mataría por ti, a él o a quien desee dañarte __ explotó, y lloró en silencio__, la sensación de abandono que experimenté cada día en la embajada cuando me tratabas con desdén, me dejaba vacío.

 

__Yo no pienso que seas todo eso que dices, solo es que para algo debe de servir que sea quien soy, me siento un inútil custodiado siempre, y dejando que corran todos los riesgos ustedes, está bien, no tengo preparación militar, no soy soldado, apenas era un profesor y abogado, pero puedo dar trompadas, verbales y de puño también, y quizá podría  matar por vos, yo no te veo como a él, no eres cruel como lo es ese psicópata, no te sientas así, lo que sucedió al conocernos tuvo más que ver con mi inseguridad y desconocimiento de mí mismo que con vos, no supe nada de vos, apenas atisbé tu dolor en estos días, cómo podría juzgarte __ le susurró acariciándolo__. Y sé que tienes que ir con Alberto a colocar defensas en casa de Gaby, pero no quiero que te vayas sin mí a la capital.

 

__Basta con eso, Guille, debo ir, necesito ir a la embajada, no confío en todos como crees, quiero aparecer, ¿acaso piensas que no puede venir un ataque desde dentro?

Guillermo lo miró incrédulo.

__ ¿De quién desconfías?

___Menos de Gaby, Sonia y Alberto… de todos, sobre todo de Mendoza, no me cierra, no me gusta, y no me digas que lo eligieron mis parientes, y que es parte de la CIA,  eso no cambia nada __ le confió dejándolo mudo__. Además les prometí a los chicos ir a verlos, quiero pasar por la misión, verificar la seguridad de los colegios, mostrarme allá solo, sí…  Lo que crees tal vez, sé defenderme, y quiero comprobar si puedo ser yo el objetivo de alguien si no estás a mi lado.

 

__ ¡Pedro!

__ Necesito saberlo, tengo enemigos, seguramente a montones también, empezando por Juan, puede que se cobre las  trompadas estampándome un tiro por la espalda, es muy cobarde para venir de frente  o en público. Y quiero llamar a  mis hijos, los extraño horrores Guille, Camila no sabe nada de mí, ellos menos _ musitó recrudeciendo el llanto.__ Guillermo sintió que se le encogía el corazón, él no los veía por seguridad desde hacía días y desesperaba, los de Pedro eran chiquitos, y cuánto hacía que ni siquiera podía oír sus voces, recordó la foto escondida, y apretó el abrazo__. Además necesito hallar algo para nosotros, una casa, una fortaleza si es necesario, pero nuestra, sin micrófonos ni espías, así tenga que recurrir al mismo Marcos o a mis amigos, necesito poder dormir contigo hoy y siempre, que los chicos estén contigo, son míos también, no quiero seguir durmiendo solo, amándote a escondidas, viendo ojos  en todos lados.

 

__Precioso _ se conmovió Guillermo.

 

Pedro ofrecía su dolor, su alma y sus labios mientras lo miraba, tentador. Guillermo sintió que la sangre corría desbocada por sus venas y que la ingle le palpitaba, estaba a punto de desgraciarse allí mismo.

De pronto Pedro ante el silencio se acostó boca arriba, con los brazos cruzados bajo su cabeza, como si se dispusiese a disfrutar de una tarde de sol mientras perdía la mirada.

 

_No soy tu prisionero Pedro _ musitó Guillermo__, quiero estar a tu lado hoy, mañana y siempre, correr riesgos con vos.

__ Eres mi amante, mi amor, mi futuro esposo si es que la propuesta y las promesas siguen en pie _ afirmó __. Entiendo que no sea lo mejor para ti, por todo lo que te he contado, que me rechaces,  que seas arisco, pero solo intento salvarte, es mi único objetivo aunque sea tu amante, y seas mi único amor, aunque buscaras a otro allí afuera como ya sucedió, lo mismo seguiría cuidándote.

 

__ Vos sos el más bonito, el mejor amante.

Pedro se incorporó y lo miraba desde muy cerca, horadando con sus ojos los color  café, buscando algún signo de falsedad, algo que demostrara secretos en ese hombre desconcertante, y Guillermo se sintió desarmado ante la mirada insistente, cómo no agradecerle su amor, y que lo salvara a cada rato de todo peligro.

 

__No quiero pelear con vos, no ahora.

__Iré por más hielo, por café _ musitó Pedro.

__Olvídalo. __ Guillermo lo aferró del brazo y lo tumbó__, me siento perfecto, no quiero un enfermero, quiero a mi amor.

 

Las lágrimas brotaron de los dulces ojos de miel, rodaron por los senderos de las mejillas, humedecieron  las manos unidas.

 

_He vivido como medio hombre hasta que  me hiciste verte, y si tuve las agallas para aceptar un cargo que no me pertenece por derecho, para seguir adelante tras la muerte de mi mujer por mis hijos, las tengo para hacer frente a un nuevo amor __ le dijo firme.

__No te pido que ames como yo lo hago, en cuerpo y alma, dándolo todo… todavía, solo que seas mío, fiel,  mi macho, mi compañero, que vivas en mi casa y me permitas estar con ustedes, solo ustedes acá son mi hogar, ya no puedo ir y venir sin rumbo, volver cada noche a mi casa solo __ musitó Pedro__, quiero ser otro padre para los chicos y que tú lo seas para los míos, tener más. __Pedro estalló en llanto, reventó la angustia que durante tanto tiempo había acumulado, la pena, la tristeza, la vergüenza, las culpas, y un impulso de rebeldía brotó de su pecho y se abrió paso hasta sus labios.

 

__! Te amo embajador! ¡Y no soy un asesino como muchos! ¡Soy solo un sobreviviente!

Quiero crear como en estos días los recuerdos gratos que compartiremos en la vejez, porque ese es el destino que nos espera, lo supe siempre, ambos tenemos hijos propios mas tendremos por fin también hijos que gocen de ambos padres, adoro que seas pudoroso, me encanta incomodarte, porque forma parte de esa nueva historia escrita a trompicones acá, pero que será el libro de vida.

 

Guillermo contempló los ojos encendidos por la luz del fuego, el cabello alborotado enmarcando el rostro suave, el cuerpo vigoroso y fibroso, la boca, los labios gruesos humedecidos de sal, y cayó bajo el embrujo de estos. Lo tomó por los hombros, arrojó el gel helado lejos, antes que Pedro pudiese reaccionar, oprimió su boca contra la suya, en un beso donde confluían el miedo, las dudas, el dolor y el deseo tanto tiempo contenido, salvajemente reprimido por toda la vida. Hundió su lengua hasta la garganta de Pedro, apretó su cuerpo contra su figura sintiendo el ardor del contacto masculino. Pedro parecía haber olvidado cómo se besaba, pues se dejó invadir, en estado de vulnerabilidad que sorprendió a Guillermo. Luego del beso devastador se separó apenas para contemplarlo, fijando sus ojos ahora negros bajo la pasión que lo consumía.

__Hazme el amor para sanarme,  solo el amor sana todo mal _ dijo con voz profunda...

 

Pedro quedó congelado, se llevó los dedos a los labios, los sintió hinchados, magullados por  la fuerza del beso inesperado, le había al fin robado un beso como jamás había recibido en su vida, ni siquiera de él mismo antes.  Tampoco Guillermo había salido ileso del mismo beso que lo sorprendió.

 

__ Sostengo que no creo que sea Juan quien quiere mi vida __ le golpeó con las palabras en el pecho, Pedro sucumbió de nuevo, se sintió vulnerado en su amor propio, en su confianza, y deseó que Guillermo supiese cuál sería su objetivo a partir de ese momento.

__ Sea como fuere, me quede acá o no, no veo la hora de acabar con el tirano que sojuzga Rumania_ exclamó con la voz vibrante de ira__, como no pudo hacerlo ese pobre rebelde.

__Visto lo que hizo con él, está por verse si lo logras __ lo desafió en intento de disuadirlo.

 

Pedro no necesitaba más para desahogar su frustración sobre el, durante mucho tiempo  en la embajada se había negado el permiso para pensar en él como suyo, con libertad, mas ahora lo tenía a su lado, prisionero de sus armas, indefenso, poseedor de un secreto por momentos,  que no acababa de develarse. ¿Por qué defendía siempre a esos traidores?

 

__Ven acá __ murmuró.__ Enredos que se vuelven locura, tantos verbos que desbordan sentidos, mi pasión por ti, qué caricias guardadas salvajes descubrimos.  Vaivén en tus pupilas,  largos gemidos despertados en labios  destrozados  de besos, frutos ignotos, zumos descubiertos, venas que se revelan, ¡salvaje mío devórame! ¡Ámame así, envuélveme en tu bruma! Presagio de ardor que  resuena en mi natural que para mí es tu cuerpo, elevas el misterio, mis manos son hogueras de cinco llamas, con tus temblores plasmo ecos de angustia, labras mi sendero de sangre, mi boca  se graba como un sello en tu boca, abrígame en tu cuerpo ¡amado mío! arrópame en halagos, tu fragancia aún flota en el aire, en la brisa que hace tu presencia. Es la fiesta de la piel que vibra como arte, besos que se graben de tu tinta en el pliego de mi tez, mezcla de alma y carne tiembla en mi interior, irreverentemente fiel a las caricias y besos de pasión,   quiero aspirarte hasta saciar nuestros mares y  naufragar, no puedo detener el constante torbellino de la pasión, creo  imágenes fantaseando cada detalle que nos hace enloquecer. Tu aroma es mío desde el momento de nuestro encuentro, he aprendido a amarte hasta en la oscuridad, cada anochecer bajo el altar de la luna, testigo de este éxtasis que nos envuelve profundamente cuando enlazamos nuestros sexos, bebamos nuestra ambrosía, atúrdeme con tus susurros, descíframe murmullos suaves con palabras que dicen todo, atrévete a gozarme, que siempre haya fiesta en nuestras pieles, navega en mi paciencia, en mis turbulencias. Embriágate de mí. Embriágate de esta ilusión descontrolada, sacia esta necesidad de sentirte solo mío y entregarte todo este amor que guardo en la calor ardiente de mi cuerpo porque no estás presente cuando te más te ansío.

__Has hechizado suavemente mis sentidos y me haces sentir que cada vez que me entrego a ti es la primera vez, aduéñate de este instante y has que dure para siempre, libérate al entregarte y deja que mis ganas logren su objetivo.

Una noche no es suficiente para ser tu amante y saciar las ganas que queman mi carne, penetra en mi ser... quiero sentir cómo enciendes mi cuerpo, mis entrañas y mi piel.

Hazme el amor otra vez, que sea despacio... pero que mis ganas se ahoguen en el vértigo de tu fuego, donde tu piel y la mía se vuelven infinito; no puedes absorberme más porque con tan solo sollozar en mi cuello no puedo decirte mentiras, soy tuyo de pies a cabeza.

Escuchar tu respirar, sentir tu gemir, hace que me olvide hasta de mi existir, porque te persigo con mis besos inquietos detrás de tus labios traviesos que me ponen ansioso porque saben qué te excita y al excitarte tu lengua se humedece y me recorre suavemente…  perverso.

Comenzando por mis pezones, bajando con tus manos por mi espalda y la humedad de tu lengua deslizándose por mi cintura, siguiendo por mi cadera y encendida esa hoguera con tus dedos entre mis piernas... me haces gruñir y tus dedos  y manos logran derramar el mar, sienten las olas  que tu lengua y tu boca  no pueden dejar de probar.

Eres mi amante fiel, ese que cada vez más me hace enloquecer de placer, embriágate de mí como lo hago yo de ti, justo cuando te vacías por completo en mí.

 

Guillermo al escuchar el tono de la voz sintió que un cosquilleo de excitación lo recorrió por entero, a la vez que cierto temor ante la rotundidad de la mirada, pese a las palabras de amor, lo sabía hierático, lo había provocado, adrede, quería demostrarle que podía ser  fiero, fuerte, que lo llevara con él hacia el enemigo, y temió le saliera el tiro por la culata.

Pedro lo paralizaba, como antaño hacía el Caburé con sus presas, para poder devorarlas a gusto. Él era un ave hipnotizada por esos ojos oscuros de pasión como la noche, iba a devorarlo… lo sabía. Y lo peor era que no le importaba, que lo deseaba a rabiar.

Pedro alargó el brazo y lo capturó con facilidad, se habían levantado un rato durante la charla, entonces  con agilidad felina saltó obstáculos y cayó sobre Guillermo, protegiéndolo de su peso con sus brazos, cuidando el sitio del golpe, percibió el aroma cálido del perfume de su piel, la suavidad de ella bajo se pecho, la geografía de hombre que parecía encajar de modo perfecto en sus propias formas, y la recorrió con manos avariciosas, deseando atravesar la piel, hendir la carne. Guillermo se retorcía de placer, estaba uno decidido a tomarlo, el otro a brindarse con pasión entero.

Deslizó la boca por el hueco del cuello lamiéndolo, saboreándolo, a mordiscos suaves sin llegar al golpe, hasta recorrer y andar caminos para detenerse en las comisuras de los labios tiernos. Allí succionó con pasión, obteniendo la primera victoria al sentir que la lengua podía penetrar con holgura, Guillermo era una caja de sorpresas, lo desafiaba, lo hacía arder de celos, lo rechazaba con las manos, mas lo albergaba en su boca, una constante contradicción excitante, quizá siempre fuera así. Pedro empujó una y otra vez, abriéndose paso, gozando de la tibieza de saliva y ósculo, hasta que los besos fueron insuficientes para tanto ardor.

Hurgó con las manos atrevidas y dedos intrépidos bajo el bóxer para encontrar el sitio que anhelaba, que era suyo, solo suyo. Allí detuvo la caricia, insistente, hizo de todo en selvas, montes y fuentes, hasta que se desbordó alguna gota perdida de deseo, erizándolo de pasión, la llevó a su boca, succionó el dedo, luego lo hizo Guillermo con otro, era su esencia, su sabor, estaban dispuestos a la contienda, los dos lanzaron gruñidos de satisfacción, el de Pedro sacó a Guillermo del ensueño en que había caído en las caricias previas.

Con el hombre que latía entre sus brazos, Pedro supo que había estado a punto de tomarlo allí mismo junto a la chimenea, quería cuidarlo, y como pudo se las arregló para llegar con él de nuevo a la cama y tenderlo con delicadeza, acomodando su cuello, Guillermo ahogaba los quejidos y suspiros, los gemidos y bramidos que las caricias le provocaban y las atajaba con sus manos pese a que disfrutaba a rabiar con ellas, mas deseaba provocarlo.

La felicidad colmaba sus sentidos al sentirse tan deseado, tan amado, al verse correspondido con el mismo ardor que él sentía, cosa que nunca ahora supo sintió con Silvina pese al sexo rutinario, al cariño que creyó era amor. Ahora tenía un hombre a la par de sus fantasías,  a su medida. Lo había encontrado en el sitio y forma más inesperados, al fin. Esperaba por conocer con él la plenitud que antes solo había alcanzado en soledad, el saber cómo era unirse en la carne con un hombre de verdad, lo aprendió con Pedro, solo con él, nada fue Matías, pronto al recuperarlo tuvo ese conocimiento.

Pedro, en el colmo de la exaltación, ya lo estaba penetrando, ciego ante todo lo que no fuese aquel cuerpo que lo enardecía, que se le ofrecía con cierto recato incomprensible.

Entró en él de una estocada, ahogando el grito de triunfo que el orgullo exigía. Hasta el fondo y más, brutal e inexorable, mas quedó petrificado en el rictus de conciencia, debía cuidarlo.

 

__ ¿Estás bien?

Guillermo asintió.

 

No obstante permaneció quieto, observándolo unos segundos, asimilando expresiones, y luego comenzó a moverse con cuidado, procurando no lastimarlo, mas al cabo de unos segundos supo que todo estaría bien, el ritmo de sus embestidas fue en aumento y arrastró a Guillermo, que lo siguió en idéntica excitación, abriendo maravillado los ojos ante cada sensación que percibía, reinventaban maneras y poses, formas de amarse y de amor.

La cima del placer los envolvió a ambos, en un crescendo magnífico, y después de haber tocado el cielo, se desplomaron en agonía, exhaustos, con sus sentidos confusos, jadeantes y felices, todo a un tiempo.

 

__ ¿Quién eres Guille? __ inquirió Pedro aún dentro de él__, a veces no te reconozco, cuando me rechazas o me despistas con otros…

 

__Ya te expliqué, soy un hombre descubriendo el amor por su par, ya es demasiado tarde para volver atrás.

__Ahora estoy a tiempo de convertirte en mi amante al fin, solo mío, por el tiempo que dure nuestro tiempo acá, para siempre, y más si salimos vivos algún día hacia otro sitio __ dijo de pronto triste__. ¿Sentiste esto con otro? ¿Antes?

 

Había dado en el clavo sin saberlo. Aquella era la pregunta que se venía formulando aun desde cuando creía odiarlo, nunca sintió lo mismo con mujeres, Matías había sido galante, y lo buscaba para disfrutar con la vista de su desnudez, para tocarlo, mas jamás mostró esa decisión de tomarlo como este hombre lo hacía una vez y otra, poniendo alma y cuerpo, dando a la par el todo.

 

__ Solo contigo.

Y para demostrarle que estaba en lo cierto, lo besó con frenesí, hundiendo la lengua hasta el fondo de la garganta de Pedro que se asustó cuando invirtió los roles y lo atacó, y otra vez sintió una mezcla de temor y alegría de vivir las sensaciones por él también tanto tiempo esperadas.

Volvieron a unirse… como si fueran amantes desde siempre…

 

__Un bello esplendor impío se reflejó entre el mar y el cielo… Así te conocí para enamorarme, con solo el placer de mirarte y despertaste mis ansias perdidas, y apresuradas de poseerte. El sol bebe sin consuelo tu espalda, y me pierdo por ti. Tus ojos de trigo y miel sonríen, cuando juegas en la arena y sometes mi cuerpo y sangre a una pasión que me condena. Te beso y siento tu lengua y tu boca dulce, de fresas y perlas. Y me condenas a la quimera de tus primaveras y seas todo mío porque revives mis otoños contigo en una vida nueva, todavía.

Besé con amor la mariposa tatuada donde comienza tu espalda. Mi boca lujuriosa se desliza entre las vértebras de tu columna  y bebiendo néctar como picaflor su flor, bebí de tu boca rosada. Y fue un dulce elixir que sació tibiamente el oasis de mi sed. Tus manos impúdicas abrevan en los rincones de mi cuerpo y provocas a mi pasión embravecida, y mi alma toca el cielo. Regálame amor mío para siempre, tu boca y tu bella desnudez cuando entregas tus encantos suaves. Mis otoños renacen con la fuerza de la vida, con tus caricias. Siento el calor, aromas y contactos, que van dejando tus manos extasiadas por amor sobre mi cuerpo cuando murmuras, te amo. Deseándote con pasión te llevé a la lujuria del amor consentido. La noche cubrió con polvo de estrellas el  brillo de tu cabello con tu mirada iluminada por la pasión, en tus ojos de caramelo. Así será nuestro amor, y nunca renunciaré al placer de tenerte.

Aunque sé que llegué tarde a tu vida, perdido en una noche gris amándote extasiado con la dulzura de tu boca y una dicha sin fin. Mis manos son pluma y tinta, que escriben versos en tu espalda. Ellos serán los más tristes cuando me olvides en una noche y será cuando mis otoños pierdan tus primaveras, que viven por ti.

__Eso nunca sucederá, te amo para siempre Guille,  y más allá de la muerte, este amor es eterno, sobrehumano, un regalo del cielo aunque no le merezca _afirmó adormilado Pedro__. ¿Dónde te pongo estos besos  hechos a la medida del antojo, a la intención de activar tu mente con el fuego de esta llama  entre mis dedos? A la voluntad de seducirte  sin tocarte,  hacer verbos tus deseos, desbordar tu mar con la mirada  y con mis manos  hurgar la arena de su orilla.  Quiero entrar en ti  sin forzar los sentimientos,  enseñarte a amar  sin condiciones ni advertencias, anhelo descubrir el misterio  de dormir entre tus brazos, la magia del latido de tu pecho  y escarbar en tus más íntimos secretos. Me imagino cómo será  despertar a tu lado con la simplicidad de una sonrisa,  respirar el afrodisíaco aroma  de una piel de madrugada, saciar el hambre  y beber las manías de la locura. Sé que nada en la vida es imposible,  hagamos realidad la fantasía  con tan solo responder a mi pregunta. ¿Dónde te pongo el primer beso?

__Ya lo hiciste, lo posaste en mi alma, en aquella primera mirada atrevida, aunque yo intentara esquivarla, fue un rotundo fracaso _ se rindió… el embajador.

 

 Volvieron a amarse como si las estrellas, tejiendo un destino inexorable, hubiesen decidido que iban a encontrarse en esa tierra distante, insegura, enemiga, con los corazones por igual… huérfanos de amor

 

 

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

LIBRO DE ANCLAJE. EL CAPRICHO DE LOS DIOSES.

 

 

 

 


1 comentario:

  1. Veronica Lorena Piccinino
    Exquisito capítulo Eve Monica Marzetti
    ... cuando están juntos lo describía con tanta delicadeza que es un placer leerlo... pero Juan de verdad es tan malo? ... Gracias

    ResponderEliminar