sábado, 3 de abril de 2021

EL VIAJE CAPÍTULO 136


EL  VIAJE

CAPÍTULO 136

“Mirando el río que fluía lento, lento

teñido por aquel atardecer tan rojo

fuimos gritando nuestros nombres contra el viento.

¿Me amas en serio?...   ¿o no?

Después bailamos ese vals tan delirante

entre tus muecas y mis saltos de gigante

nos encontramos en un beso de repente.

Esto es muy bello para que sea cierto

demasiado bello, demasiado bello.

Amor mío…

¿Cómo cambiaste tanto el aire que respiro?

¿Cómo logras meterte en cada pensamiento?

Por Dios júrame que existís, que no es un sueño.

Amor mío

¿Qué es lo que te hace diferente de la gente?

Frente a vos que sos para mí tan importante

todo el amor que puedo se vuelve impotente.

Después de haber pintado el cielo de poesía

compramos pan recién salido y nació el día

nos vio durmiendo junto a la orilla del río

con las manos unidas.”

('Todo el amor que puedo'. Marilina Ross)  

 

Nordelta, 31 de marzo 2021.

“Su mirada frente a mí era todo lo que podía ver, lo demás eran trazos de un niño sobre papel, líneas sin definir. Mis ojos vidriosos por la emoción, y el fuego que se acababa de extinguir. Solo él  y yo en este mundo y juro que lo disfruté. Extendí mi mano a su mejilla, la necesidad de tocar, de asegurarme que no era una ilusión. No había bueno ni malo, ni cosa hecha ni por venir, era el amor que otra vez nos vino a buscar y nos dejamos encontrar. Lo tenía ahí, donde soñaba esa vez y lo acaricié. Reparé en su emoción de persona querida y de verdad. Me acerqué lo suficiente como para saborear su color, y no resistí más y lo besé, no ya en la furia de un amor sin miligramos de control, lo besé en la pureza de este amor, en el encanto de un corazón que ya no puede latir. En el descanso que tanto añoré.

Recostado en su cuello solo el recuerdo de sus piernas apretándome y el aliento que quema cualquier sensación, le había amado, me había deseado y el amor venció. Sin arrepentimiento te vuelvo a acariciar y te susurro “gracias” aunque no lo puedas escuchar. Los ojitos más preciosos del mundo, la decoración, mi decoración. No fue un sueño, no, ni tampoco la imaginación. Fuimos uno y dos, dos y algo más. Ruego por encontrarte otra vez, por volvernos a amar, por morir y resucitar. Mañana… otra cita con tu amor. Mañana… o quizá de nuevo hoy”.

 

Guillermo dejó a Pedro durmiendo, al menos eso le pareció, cuando supo que alguien deseaba verlo, y no sin asombro, recibió a Matías, que lucía extraño y algo desaliñado. Lo saludó desde lejos pues la segunda ola de la pandemia los mantenía  lo más aislados posible como desde que se iniciara.

Los trillizos contaban con cuatro años y medio, Belén y Paula dos adolescentes que eran el quebradero de cabeza de Guillermo que no hacía más que buscarles botellitas de bebidas alcohólicas, espantarles acosadores como él siempre les diría y oler aromas para detectar si  habían sido tentadas con alguna droga ante su esposo que intentaba calmarlo y sus regaños por descarrillarlas. Belén no obstante estaba de novia y amenazaba, a punto de cumplir los dieciocho años con irse de casa si su papá seguía persiguiéndola, a lo que este le respondía con una mirada asesina, aunque menor a la que dedicaba a Julián, el muchacho que la amaba, y no dejaba de demostrárselo, lo había conocido   en las redes durante la cuarentena, eso ya para Guillermo era motivo suficiente para ser no merecedor de confianza, mas apenas  salir de la fase de aislamiento, el chico se había presentado en la casa para conocer a los papás de los que tanto les hablara su novia, que no obstante sus cruces con el mayor, los adoraba. El muchacho estaba cursando abogacía, y fue un punto a favor, aunque a menudo, Guillermo cuando se enojaba lo olvidaba. Sin embargo su mayor preocupación, por ahora seguían siendo los peques, para mayor precisión las nenas, a quienes hubiera querido poder congelar en el tiempo de solo pensar  e imaginar el momento en que llegaran a los quince.

Las chicas no habían deseado fiesta de quince años, deseaban un viaje a Europa con los papás como habían gozado sus hermanos, pero todo quedó en la nada, al menos de momento ante el inicio de la pandemia, y Guillermo aunque no lo ponía en palabras pensaba en otra manera de compensarles lo que no deseaba ni creía poder afrontar.

Él seguía sano y fuerte, apuesto y seductor como el día en que encontrara a Pedro, pero todos lo cuidaban como si fuese de cristal, y  poco menos a Pedro,  pues Fabián insistía que las lesiones que había sufrido tras el atentado de Miguel lo dejaba en grupo de riesgo, de nada valía para el hijo mayor que este protestara diciéndole que había sanado, por tanto  casi no salían del Delta y no recibían a nadie fuera de la burbuja sanitaria, tampoco los niños ni las chicas concurrían aún a clases presenciales. La visita de Matías que junto a Diego ya no eran parte del bufete sino que llevaban uno propio, no fue muy  festejada por  el colega.

 

 __ ¡Qué sorpresa Matías! __ saludó Guillermo manteniendo el distanciamiento,  recordando que acostumbrado a andar entre su gente no llevaba protección, ni máscara ni barbijo, y Matías apenas una máscara, pero la expresión del rostro del más joven lo impactó y le invitó a sentarse en el living __. ¿Viniste solo?

__ Sí, en verdad perdona por el momento, sé que puedo ser inoportuno, pero necesito pedirte consejo, hacerte una, muchas consultas __ balbuceaba inseguro evadiendo la mirada__, en algún momento fuiste alguien muy cercano, y sé que puedo confiar en ti _ afirmó.

__ ¿Se trata de un cliente? ¿De un caso? __interrogó Guillermo cada vez más intrigado.__Matías era desde siempre un muchacho despreocupado, alegre,  vital, mas ahora lo percibía entre abatido, culposo, triste, preocupado.

__ Yo mismo soy el cliente __ alcanzó a decir__, o tal vez termine siéndolo  Diego, nos separamos, Guille _ le confesó elevando la mirada estudiando la reacción del amigo.

__ ¿Cómo? ¿Luego de tantos años y con dos hijos? __Guillermo habló más para sí que para el otro, pensando en que él si perdiera a Pedro luego de    saber que era su destino, que nadie puede ir contra él, moriría, o que su alma se iría como aquella vez en la luz, y solo su cuerpo se quedaría un tiempo por los chicos, o ni siquiera.

 

Conmocionado por la inesperada noticia, olvidó la pandemia y  quiso reconfortar al amigo, se sentó a su lado, sin percatarse que la sonrisa que Pedro venía a regalarle con todos sus hoyuelos de luz, de la mano de los trillizos se congeló como el aire en los pulmones cuando vio una escena demasiado conocida y odiada, al tiempo que la falta de protocolo para alguien que consideró extraño en el contexto, le hizo bullir la sangre. Guillermo era alérgico, por ahora  el médico no consideraba las vacunas disponibles adecuadas para él, y era fundamental que guardara las medidas preventivas, por él, y por todos en la casa.

 

 __  ¡Matías, qué haces en nuestra casa, por la cresta! _ le espetó empujando a los trillizos hacia atrás echándoles una mirada de advertencia que las nenas interpretaron__. ¿Es que acaso no sabes que en  casa hay gente de riesgo para andar tan ligero como se te canta  por tu edad y salud?

 

Dicho esto, luego de  intercambiar una mirada que Guillermo leyó como precediendo a la tormenta, voló hacia el vestíbulo, y apareció con una bolsa que puso en las narices del invitado indeseado de su esposo, al parecer, mientras él mismo con la otra mano, le daba una bolsa de un barbijo  especial a Guillermo. Ni lerdo ni dormido, este previendo el estallido, quiso levantarse del sillón para alejarse de Matías, pero Pedro le puso la mano en el pecho, y sin que tuvieran tiempo a reaccionar, luego de haberle ofrecido la bolsa para que Matías sacara un  barbijo descartable para él, no supieron cómo pero les cayó a cada uno  un pomo de alcohol en gel y la humedad del aerosol sanitizante con que Pedro los estaba rociando, ante las risas de los niños, oyendo los improperios que soltaba el padre, o los dos… como siempre.

 

__ Pedro, para,  ¡ya basta! ¿Te volviste loco? __ le espetó Guillermo__.  Ya deja de bañarnos en esa cosa que me lo estás echando en los ojos.

__ Por allí también entra el virus, Graziani, y tu amiguito apareció acá sin aviso, al menos que yo sepa, y desde la calle, ni siquiera guardaban distanciamiento __ gruñó mientras se iba hacia  la mesa a dejar los trastos, y luego desapareció solo el tiempo suficiente para lavarse las manos.

 

Guillermo miró a los trillizos y advirtiendo que Barby se vendría  a sus brazos, la detuvo con señas, la debilidad de su hijita no había cambiado, y era consciente de que en parte aunque exacerbado por los celos, Pedro tenía razón.

 

__ Hijita, ve con tus hermanos, papá está sucio, no te acerques _ le dijo__. En un rato estaré con ustedes, aunque sospecho que antes tu papi me hará entrar a una bañera con alcohol setenta.

__Papá, no le hagas caso, como siempre papi está celoso __ le confirmó lo ya sospechado por el mayor__, aunque un poco de razón tiene, pero es que…

__ ¡Bárbara Graziani Beggio! __ exclamó Pedro___, desaparece de acá, lleva a tus hermanos donde sabes, papá perdió la oportunidad.

__Papi, no te enfades.

__ Perdón… _ intentó terciar Matías pero la expresión de Pedro le dijo que mejor callaba.

__Ya cielito, termina este circo, ya nos empapaste en alcohol, nos pusiste bozal, y estamos distanciados, Matías vino a consultarme por un caso, ¿serías tan amable de dejar que lo escuche?

-Mira, un caso… ¿Qué pasa Matías? ¿Ponen solos un bufete y ya te surgieron las dudas penales? Porque en ese caso te informo que quien está yendo al estudio es Fabián, y yo mismo si me necesita, a veces Alberto, hasta las marmotas de Juan y José, pero nos quedamos luego en cuarentena en la ampliación o nos hisopamos para no poner a nadie en “riesgo”, ¿lo entiendes? Puedo aclararte en el estudio la duda que quieras _le remarcó con intención, o mejor aún, podrías consultar el libro de Guiiermo.

__Perdón, Pedro, no es un caso de un cliente, en verdad, puedo hablarlo con ambos _ dijo Matías intimidado por la mirada llameante del Pedro que le recordó la de otra época__, pasa que justo me recibió Guillermo, y como lo conozco desde hace tanto tiempo, confío en que quizá pueda ayudarme.

__ Guiiermo, claro que lo conoces de tiempo atrás, de tanto que no necesito recordar para no amargar a mis hijos, en ese caso, consúltalo, pero espero seas breve, porque tiene una familia que lo necesita… “vivo” __ agregó.

__! Pedro! __ le advirtió Guillermo, pero lejos de llegar el tono amenazante, Pedro se sentó frente a uno y al otro, sobre sus talones, y los despojó de sus calzados, al tiempo que les colocaba unas sandalias __. ¿Qué…?

__  Estos me los llevo… a sanitizar, cuando desees irte _ mirando a Matías__ no tienes más que silbarme.

 

Guillermo se paró, y Pedro casi lo acostó de nuevo de un empujón que lo dejó entre atónito y divertido, estaba exagerando la preocupación, estaba celoso, y tenía ganas de matarlo, por el tema que vino a plantear Matías, pero al tiempo ganas de comerlo a besos.

__ ¿Te volviste loco? ¿Y ahora qué? __ fingió un enojo que no podía sentir.

__El piso también lo infectaron, se quedan allí, ya viene Julieta a limpiar,  puedes estar contento con el lío que armó tu visita, doctorcito _le lanzó a Matías, al tiempo que salía a buscar a la mucama.

 

__Guille, disculpa, debí haberte avisado, llamar y verlos a los dos, o no venir – se disculpó Matías__. Pasa que Pedro es más allegado de Diego, necesitaba soltarme contigo, pero creo que no es momento.

__ No, espera, ya que nos desinfectó como cree mi esposo, te quedas, y hablas _le ofreció Guillermo __, desde ya y sin saber qué sucedió, me suena a una locura, piénsalo.

__Guille, en realidad hablar de esto contigo no es fácil, porque Pedro y tú se cuidan uno al otro, en realidad siempre lo han hecho _ reconoció__. Ustedes son dos personas extraordinarias. Entiendo a Pedro, cuando vino de Chile, le hicimos la vida a cuadritos, y me incluyo, todos seguíamos tontos contigo, luego para rematarla intenté seducirlo a él, hice todo mal, amén de tu historia con Ana, Silvina, el pobre  aguantó de todo,  porque supongo que ustedes son almas gemelas, me habría gustado tener una relación así con Diego, pero sospecho que ese tipo de vínculo surge desde la adversidad, el de ustedes venció a la muerte misma. Yo no soy capaz de imaginar a Diego sobreviviendo a todo lo que ustedes pasaron juntos dándose fuerza, coraje, esperanza y amor, ni siquiera a mí mismo de hecho, no tenemos la fortaleza de ustedes… o nuestro amor nunca lo fue como siempre dices, pues no resiste.

 

__Para serte sincero _ reconoció Guillermo__, yo daba dos pesos por esa relación cuando nos contaron, me pareció algo así como un premio consuelo,  vos andabas tras de mí, Diego tras de Pedro, de súbito decidieron  casarse… pero luego pensé que me había equivocado, y más cuando nos pidieron que los ayudáramos a adoptar.

__Al principio creí haberme enamorado de Diego, y él de mí, al tiempo que se convirtió en otra persona para adaptarse a mi molde, se ocupaba de la casa, luego de los niños, me soportaba que yo no estuviera en ella entre el estudio de ustedes y Baunes, el club, y a la inversa, a veces el que se adaptó fui yo, y con los años te das cuenta que de pronto dejas de ser quien eras, y ya no sabes quién eres, qué haces, por qué _ dijo abatido, una tristeza sutil nublaba los ojos claros__. Con el tiempo descubrí que Diego pasaba menos tiempo en casa que yo, que los niños quedaban con las niñeras, que él volvió a su club y con sus amigos, y al fin yo tampoco estaba nunca, tanto que no me había dado cuenta, pero empezaba a sentirme infeliz, empezaba a advertir que éramos menos conocidos, que estábamos cada día más lejos, más serios, más distantes.

Los dos somos inteligentes, creativos, valientes, pero sospecho que en el mundo profesional, en lo personal distamos mucho de haber experimentado lo que ustedes, por ello los dos los respetamos mucho, sé que acarrean miedos, pasaron cosas límites, pero a pesar de esa historia son personas fuertes, sanas, honestas, racionales, afables, casi un modelo para el resto de nosotros, nada de lo que les ha ocurrido los amargó y resintió.

__ No. La verdad es que no, por eso mismo aprendimos que la vida pasa muy rápido, para mí más, pues antes de Pedro anduve perdido en farsas la mitad del tiempo, y ahora no quiero perderme la parte buena, como mi vida con él, y con los niños. Al final, eso es lo único que importa, lo ves mejor en momentos como el que estamos viviendo. Lo demás que disfrutes... está bien, pero es menos importante, por eso te digo que no se apresuren, ¿se fue?

__No, yo me mudé a un mono ambiente por ahora _ dijo en un hilo__, el vendió su loft en Puerto Madero, y no me pareció justo que se fuera, lo dejé con los chicos, y los veo a ustedes con los trillizos, por no mencionar… _ Matías rompió a llorar como un niño, Guillermo se rebulló molesto, no sabía ni entendía del todo la situación,  y no quería acercarse.

 

__ Guiiermo _ le gritó Pedro desde cuatro metros de distancia__. Tus hijos te necesitan, Francesca está imposible, y Barby quiere tus brazos, y tienes ahora que bañarte y cambiarte __ le recalcó las normas impuestas, mientras de reojo vio al otro sollozando, y al tiempo las nenas le dibujaban con los labios al papá que papi estaba celoso, que ellas estaban bien.

__Ya cielito, en un rato iré.

 

Pedro dudó entre preguntar a Matías por qué lloraba como buen marica  que lo consideraba, o sacar a su esposo de allí, pero no hizo ni lo uno ni lo otro, y de nuevo desapareció con las nenas.

__Un día le dije que estábamos trabajando demasiado, y separados, desde que nos fuimos del bufete, al fin terminamos viendo clientes en domicilio, con la pandemia y eso… y nos dijimos que a los cincuenta bajaríamos el ritmo para estar más en casa, más con los niños, pero creo que faltaba demasiado, empezamos a beber demasiado además _ reconoció Matías.

__ No te sientas presionado por lo nuestro, cada pareja es un mundo, tienes que vivir a tu manera, yo lejos de Pedro creo que no soporto ni una hora, y a él le sucede igual, pero no todas las parejas son o terminan igual, no pierdas de vista lo que es importante, mira que todo puede cambiar en un instante y lo peor que puede pasarte es arrepentirte de lo que no hiciste.

__A veces creo que no soy el esposo que creí sería, que no quiero ser, que no soy el mismo que se casó con Diego, que soy un esposo y un padre de mierda, Guille, yo no quería a los chicos, lo hice…  por él, solo deseaba una pareja, ser feliz y hacerlo feliz __ reconoció y Guillermo elevó la ceja__, creo que no nací con el gen de padre en mi ADN, me moriría  con la cantidad de hijos que tienen ustedes, y no es miedo como intenté justificarme al inicio, es que no deseo ser padre.__ Bajó la cabeza avergonzado, Guillermo guardó silencio sopesando la confesión que a esas alturas de su vida le parecía imposible, ellos iban por más__. ¿Tú no te arrepientes de nada?

 

__Lo cierto es que no. Estamos llenos de hijos, y quizá parezca que no nos divertimos demasiado, pero lo compensamos en la luna de miel, o algunas escapadas en el yate, antes en algunos juegos a solas __ contestó con sinceridad__. Creo que me arrepiento de mis años sin Pedro, de no haber nacido  en el mismo país, en el mismo lugar y crecido con él, de esa época sin él, pero aunque llevaba una vida esperándolo, lo único que importa es que al fin lo encontré, y lo amé, y que pudimos perdernos mas siempre nos tuvimos el uno al otro, aun en los peores momentos, o ninguno habría sobrevivido.

 

__   Guiiermo, la cena está lista, solo falta el papá a la mesa, ¿o Matías piensa quedarse, acaso? _ cargó de nuevo Pedro esta vez acercándose por detrás a su esposo aunque sin tocarlo como dejando en claro que antes debería pasar por baño y cambio de ropa.

__ No, gracias, no me quedaré, es más, ya me estaba yendo _ dijo Matías  esperando que Pedro le devolviera su calzado.

__No hemos terminado, no te estabas yendo __  remató Guillermo, y la sangre de Pedro hirvió, sintió la tensión de los músculos bajo la camisa, las mejillas y los ojos inyectados,  pero la furia estaba dirigida a su esposo.

__Por la cresta Matías, ¿se puede saber a qué viniste? Yo ya pasé por esto, contigo peor que con Juan, y los otros, porque estabas con Guiie y luego te pegaste a mí, hiciste de todo, y te recuerdo que se supone que estás casado, y más aún, me siento más amigo de tu esposo que de ti, me resulta más fiable __ le espetó en tono de voz nada amigable__. Además teníamos con los niños una sorpresa para Guiiermo, y por tu culpa la está perdiendo.

__ ¿Sorpresa? _ se interesó Guillermo__. ¿Le sucede algo a Moni? _ Pese a las contras y a lo charlado durante los días de aislamiento, por deseo de ella, habían decidido la inseminación mixta, y esperaban ya la primera ecografía para conocer cuántos hijos más se sumarían a los seis que tenían, siempre deseando uno que fuera un Beggio, el otro que fuese Graziani.

 

__ Te estamos esperando con el médico, olvidaste hasta la ecografía por este _ se enojó, Pedro.

 

Matías se sintió más culpable que nunca por lo que acababa de confesar y antes de pensar,  sus labios lanzaron las palabras.

__Nos estamos separando _ le dijo el otro de súbito, y de pronto Guillermo vio avanzar en el rostro de Pedro una procesión de emociones… confusión, enojo, asombro, pena, y él que lo conocía  las detectó a cada una y lo estudió con curiosidad.

__ ¿Que hiciste qué?

__Lo hicieron los dos en todo caso _ balbuceó Guillermo, aunque en el contexto de lo que acababa de decirle Matías ahora dudó.

__Papi __ llamó Francesca__, ven, por favor, Moni quiere que vengas.

__Luego hijita.

__Ahora _ suplicó la enamorada de papi, y terminó arrastrándolo de la mano, ante  el asombro de los otros, pero Pedro a ella nunca le negaba nada.

 

Guillermo se excusó con Matías y lo siguió, antes de que desapareciera, le aferró el brazo y le clavó hondo los ojos penetrantes que lo leían.

 

__ Te aviso que lo que estás haciendo  es una vergüenza, lo de rociarnos con alcohol, fue con saña, las excusas que inventas no las cree ni José, ya basta,  déjame que este termine de desahogarse, luego tengamos la cena en paz.

 

Pedro se pegó más cerca de lo que ya estaban y no se dejó amedrentar, le clavó más la mirada, la demoró antes de las palabras.

__Este… nos hizo la vida imposible, se llevó varias palizas, y cuando pensaba que al fin se había corrido de en medio, resulta ser que me entero que se separó de Diego y ya se pegó a ti como lapa otra vez, amén de que ni siquiera ha pensado en los chicos, nosotros,  desde el caso y la casa de acogida, somos parte de cada niño que fuimos llevando a un hogar, ¿y si se los quitaran y llevaran a un orfanato otra vez? Este seguro que ni cuenta se dio __ continuó__. Piensa bien lo que haces Guiiermo, de nuevo, no.  Lo aclaro desde el vamos, lo veo revoloteando como al mariposón de Roma y lo estampo, estás avisado _rugió__. Voy con mi hijita, y te perderás la sorpresa, porque no es una excusa, ni son solo celos como estás maquinando, cuidarte de la inconsciencia de este… tampoco, ¿o no sabe acaso que no puedes vacunarte y que puede  entrarnos el virus? Hasta Fabi entendió que somos muchos  y se queda en la otra parte de la casa, vienen de a uno, y este entra como si nada. Tu hijo mayor y yo pasamos días en la ampliación para no volver acá cuando vamos al estudio, y sabes cómo me cuesta estar lejos de ti y de los chicos…

__Ya, bueno, déjame ir con vos y listo en ese caso.

__Ni loco, por lo mismo, ya que siempre dijiste que eres un hombre grande, bueno, para este virus lo eres, no te voy a exponer, ni dejarías solos a nuestros hijos _ le retrucó Pedro.

__ ¿Solos en esta casa? Tienen a Moni.

__No me corras por el lado de salir Guiie, es y será no.

__Se hisopó hace una par de días, es joven, está sano, Matías digo.

__Si hace un par de días, ya no sirve o ni siquiera tiene el resultado, eso de sano, no lo sabes, voy a ver si vamos a tener uno o diez hijos, cuando te des cuenta el médico se habrá hartado de esperar y  tendrás que ver solo el video, no me parece justo con Moni, que es la que pone el cuerpo _ le recalcó enojado, dio un tirón y se soltó del amarre y antes de que Guillermo reaccionara desapareció en uno de los pasillos.

 

__Uau, Guillermo, los felicito__ se asombró Matías que no pudo evitar oír el altercado__, y más los admiro, no lo sabía, me siento peor aún, aunque olvídate de nuevo de dormir de un tirón por las noches por los próximos cinco a diez años, lo sabes _bromeó el abogado.

__ Lo sé, aún no salimos de los peques, aunque las chicas tienes lo suyo, primero los biberones _ dijo Guillermo__, luego las pesadillas nocturnas, la fiebre que me aterroriza a mí, más adelante el vaso de agua de madrugada… Después de eso quieren dormir en tu cama por dos años, luego está el gorila bajo la cama, el elefante en el armario, el colegio, y luego los acosadores, y cuando duermen de corrido, vos ya no puedes porque llevas años sin hacerlo, espero dormir lo suficientes antes de que estos nazcan __ dijo riendo__, luego no volveré a hacerlo, excepto que lo deje solo a Pedro.

 

__Lo dudo, qué raro, no volvió. Mejor me voy de verdad. Lo que acabas de decir me deja como una basura, nunca hice nada de todo eso por los chicos, o iba Diego, o la niñera, no los soporto, Guille, ni siquiera puedo cargarlos, no me salen sus juegos, pierdo la creatividad con ellos, ni yo lo entiendo, me molestan los ruidos, los gritos, que rompan cosas...

 

__ ¡Guiiermo, ¿vienes o postergo todo?!

__Ya me voy, Pedro _ dijo serio Matías, quisiera de verdad quedar con los dos y pedirle consejo a ambos.

 

Julieta entró con sigilo y se acercó a Pedro que dio un respingo, sintió el rubor, y miró a Guillermo.

__ ¿Qué?

__Lo buscan al señor Pedro _ dijo Julieta con timidez, o quizá a usted doctor _ dirigiéndose a Matías, es el señor Diego.

__ Mierda, por la cresta, me hartaron por igual, sea o no uno más amigo o no, ¿se pueden ir a su casa, a la que vivan, a un hotel, al auto, a reconciliarse a o al juzgado y no volver por favor? Julieta, dile a Diego que se lleve a su esposo y que no estoy, de verdad… me fui.

_ Pedro, vine a… ¿Matías? ¿Qué haces tú acá? __interrogó Diego que entró sin esperar ante la mirada atónita de Pedro que no alcanzó a salir.

 

__Lo mismo que tú supongo, solo que yo vine a hablar con Guillermo _ le contestó el marido sin mirarlo.

__Y yo con mi amigo, pero estando tú…

 

Guillermo se desconectó de la pareja conflictiva ante una alarma que fue creciendo en su interior, penetrando lentamente en su mente, y antes de las palabras,  Pedro sintió el calor de la mirada que presentía furiosa, una inquietud que vibró en su pecho le advirtió de la estocada frente al hombre que lo taladraba con sus ojos como si quisiera devorarlo,  fuera de ira o ¿qué…?

__ ¿Y ahora cielito? ¿Quién de los dos trae a sus pretendientes a casa? ¿No vas a fumigar a tu amiguito como hiciste con nosotros? ¿No vas a repetir el ritual anti coronavirus con tu amigo? _ le espetó con la mandíbula tensa y los labios finos apretados en una línea.

__  Este al menos tiene barbijo, y no es mi pretendiente _ le dijo Pedro no muy confiado.

__Pedro, eres mi único amigo _ remató Diego__, no te enojes Guille, pero no tengo ni a un perro, Pedro no me eches, recuerdo cuando nos conocimos en el loft, bueno en el gimnasio en realidad, qué buena época.

 

Guillermo sintió que podría matar, quizá fuese un asesino en potencia, pues estaba a un paso de desear ver muerto a Diego por solo recordar a Pedro con equipo de gimnasia, aunque él ni siquiera los viera entonces, la sangre le golpeaba con tal fuerza en las sienes que pensó le estallarían, pero las palabras tronaron antes.

 

___! Diego, te vas de casa! ¡Los dos se van! Y así decidan matarse el uno al otro, ni al velorio nos inviten, ya, ¡fuera!

__ Guiiermo, baja la voz que asustarás a los chicos.

 

Guillermo se volvió hacia la voz sensual que en otro momento lo enloquecería, profunda acariciante, hechicera del adonis maldito que sabía cómo derretirlo, pero no sería ahora, la furia  le llegaba hasta los huesos, le clavó la mirada y los dedos en los hombros ante un Pedro azorado que abrió los ojos como ventanas.

Esperando el grito, lo asombró la suavidad mordaz de la voz, las emociones se sucedieron de nuevo en su rostro, temor, enojo…, y se le anudó la garganta como si las palabras que podrían escarbar en un doloroso y oscuro rincón que llevaba muy escondido, ya  estuvieran lanzadas.

 

_ ¿Qué? __musitó apenas.

__Lo llamaste… __ dijo Guillermo mordaz pero en tono casi inaudible__. Vos llamaste a Diego para provocarme y vengarte de que viniera Matías.

__Yo… No… ¿Yo?

__No Guillermo, hace mil que no hablo con Pedro, vine solo, por mi cuenta, él no tiene nada que ver _ defendió Diego, mas Guillermo solo le dedicó una mirada asesina de un instante para devolverla hacia Pedro.

__ Te mueres de ganas de volver al gimnasio con él, ¿verdad? _ le dijo con intención,  mientras Pedro sintió que se le clavaba su desconfianza como daga__. Aprovecha que se queda solito, y yo no puedo andar por la calle, ve _ le siguió recriminando Guillermo subiendo el tono de voz, tanto que apareció Fabián. __ Guillermo sabía que estaba haciéndole daño, eso le encogía el corazón, pero la sola imagen de lo dicho por Diego le causó una rabia que  le abrasaba el pecho, y si no la lanzaba sentía lo consumiría, hasta que de pronto lo supo, los ojos de Pedro brillaron, las lágrimas colgaban de la cornisa de los párpados, los labios  gruesos temblaron, y recordó al chiquillo asustado de La Toma, supo lo que había hecho, y quiso capturarlo en sus brazos, pero Pedro ya estaba fuera de su alcance, corriendo hacia cualquier lado.

 

 

__! Pedro! _le gritó Guillermo pero ya había desaparecido.

__ Papá, ¿qué le hiciste? __ le espetó Fabián __, ¡cómo se te ocurre!___. ¿Qué hacen estos dos acá?

__ Déjame hijo, tengo que ir por él, le dará el ataque, lo sé, me odio, lleva años sin él, pero lo vi.

__ ¿De qué hablas, qué ataque? ¿Qué sucedió? Los gritos los escuchamos desde la otra punta, Guillermito lloraba, quería venir, ¡papá! _le gritó Fabián a un Guillermo que daba vueltas sin decidir qué hacer, mientras Matías y Diego se escabullían tras disculpas ignoradas.

 

__ Papá _  se hizo escuchar Belén que traía de la mano a las peques que lloraban__. ¿Qué le hiciste a papi que salió llorando?

__ ¿Llorando?

__Pues sí, y suerte que estaba el doctor aún en casa, porque se echó al piso, temblaba, se ahogaba.

__!No! ¿Dónde están? ¿Lo medicó?

__No, solo le hizo respirar y le hablaba, papi se fue calmando, pero no quiso pastillas, solo quería… irse, de hecho apenas pudo respirar, nos dio un beso, y salió corriendo, a la cochera creo _ afirmó la muchacha con la voz quebrada__, tenemos miedo papá.

 

__ Fabián dame tu llave, tu auto.

__ Ni loco,  no quiero que se maten los dos ahora, déjalo que se calme,  déjalo respirar – se plantó el mayor.

__Lo herí, malditos celos de mierda, nunca debí desconfiar, él no es como yo, no lo llamó, ese idiota vino solo, pasa que empezó a decir estupideces, lo herí y le causé lo peor, tengo que ir por él, dame tu auto _ la voz y la mirada eran súplicas.

__! No! Está bien, iremos los dos, vos no vas a manejar así… vamos.

 

“Hoy me desperté de la mejor manera. Quizá debí advertir eso como un indicio de lo funesto que sería el resto. Es que los nubarrones no tardaron en aparecer, cosas comunes de la humanidad, nada sobresaliente ni patológico, solo esta vida que tiene sus bemoles. Ya pasado el mediodía, la cosa se tornó bélica. Es que la acumulación de molestias pugnaba por salir y obligarme a tomar acción.

Por suerte no poseía una Thompson, sino se hubiese complicado todo. Me imaginé a mí mismo parado en el estribo de un viejo Chevrolet, con el arma en la mano, ajusticiando a esos personajes que ayudan en gran manera a que no vea la vida, por lo menos en momentos así, color de rosa. Creo que la primera ráfaga de balas sería dirigida al chino que iba a morir con los caramelos que preparaba para darme de vuelto, en sus manos. Ya que estaba, le apunté a la yegua de la hija del verdulero y su cara de…  Ah, me acordé de los que arrancan el día con eso de que la vida es bella, ¿qué son…  ciegos? La vida es bella pero en los momentos en que realmente lo es, hay otros momentos, ¡por favor! Recobraba la razón cuando se me cruzaron las chicas, chicas… chicas digamos… que parece que aman hacer proselitismo gritando a viva voz y como si defendieran realmente una causa a favor de la humanidad: quédate en casa. Cuánta gente sin nada que hacer ni pensar hay en el mundo ¡por Dios!

La angustia asomaba el hocico pero la paré en seco. Hoy era día de rencor, no de lagrimear sin causa. Pensar que los que me ven, creen que soy tan apacible, razonable y estoy siempre de buen humor. Miraba el reloj y este no pasaba. Estático como nunca, todo parecía una maldición en la que el énfasis estaba puesto solamente en que mi día esté arruinado, y lo estaba. Yo, capeaba la tormenta con cero estilo, mi pensamiento estaba solo clavado en el futuro, en mañana o qué sé yo.

La noche me encontró, manejando el auto que a esa hora era lo único que podía manejar y no con tanta pericia ya que varias veces me encontré en un lugar que no entendía, ni sabía cómo había llegado ahí y reprochado a bocinazos para que avance o haga algo. Cerca de las diez de la noche llega el mensaje y escucho tu voz. El viento sur se llevó las nubes y salió el sol. ¡Salió el sol a las diez  de la noche! Lo vi retroceder y posicionarse sobre mí y el aire fresco y puro me reavivó. Me avergoncé de mi anterior actitud, pero entendí que debía disfrutar de tu clima esta vez. El poder de este amor que sopla una bella persona y que torna lo infeliz, en nubes de algodón de azúcar y aroma a placer. Sigo sin entender por qué no estoy contigo”.

 

 

 

“Aquí estoy entre tus brazos disfrutando de los latidos de tu corazón, me emociona escuchar tan cerca de dónde proviene ese sentimiento llamado amor. Me haces sentir, me haces emocionarme  tan cerca de mí, tantas veces lo imaginé  sin saber que sería mucho más hermoso de lo que pensé. Oigo tu respiración y disfruto tocar tu cara tan cerca de mí,  disfruto tanto este instante tenerte en mis brazos es tan reconfortante.

Pase lo que pase yo te cuidaré, quiero hacerlo,  al verte tan cerca he comprendido que no habrá motivo alguno que me haga alejarme de ti y olvidarme de todo lo que sentí desde el primer día que te conocí. Amo estar así abrazados, cerrando los ojos,  sintiéndonos tan cerca y saber que todo este bello amor  por algo sucedió y vivirlo  es lo más hermoso que nos ha sucedido a los dos”.

 

__Papá, deja de musitar y dime adónde se supone que vamos _ lo sacó Fabián del ensimismamiento __, aunque mejor sí vas pensando cómo seducirlo para que te perdone, no tienen cura ustedes.

__Hijito, ya basta, que me siento demasiado mal solito, amén que tengo que sentirlo, yo sé que debe de estar en el estudio, en la ampliación, a un hotel en plena pandemia no iría ni loco, gracias a Dios si aún me escucha, que estamos en ella, o se iría a Chille, ¿cerraron el Cristo verdad?

__P.a., me haces reír sin ganas, sí, cerraron los vuelos desde allá y acá y el Cristo, no irá a Chile, es más,  insisto, que si no lo persiguieras, regresaría más calmo __ le dijo risueño el hijo.

 

__No, si me quedo en casa, me muero, a Chile no puede huir,  el celular lo lleva, pero lo apagó, ya Pedrito, dónde estás, a ver, yo puedo encontrarlo, yo lo hice siempre.

__  Dale viejo, concéntrate, si lo rescataste de la luz, más puedes en la tierra _ sugirió el hijo.

__Ya lo sé, a la ribera, el río, cuando por poco lo matas al conocerlo huyó a la ribera y lo hallé de primera…

__Justo eso tenías que recordar, ya bastante me culpo solito y mi buena lección recibí, aunque fuese en la otra vida como dices aún me lo reprocho __ se entristeció Fabián.

__Bueno, era lógico, luego la arreglaste… A ver, en Chile se me escapó de nuevo, y yo lo encontré sin conocer ni las calles, hijito, solo yo puedo encontrarlo, es en el río, en ¿el yate? Él se calma viendo el agua, extraña el mar, más cuando tiene los ataques.

__Puede que sí, pero en el yate no, está cerrado el puerto, debe de estar cerca, o en el estudio de última, habla menos y trata de ubicarlo, vamos que te tengo fe.

__El río.

__ Papá, es el río más ancho que conozco,  no querrás que vayamos a nadar, ¿verdad? Espera __ se asombró Fabián__, mira__ el coche, está estacionado, es ese, está solo acá, te dije que estaba cerca.

 

Fabián aceleró los metros que los separaban, mas al paso se desalentaron cuando Pedro no estaba al volante, solo el coche.

 

__! Mierda! Se mató, lo secuestraron, se suicidó _ exageró el padre.

__Ya papá…  termínala, solo se bajó para caminar, siempre el mismo vos __ lo retó Fabián.

__ Que llames a hospitales y policías, a los nuestros, que no quiero que venga toda la prensa tampoco.

__Ni hospitales ni policías, papá, razona por favor, Pedro quizás ahora mismo quisiera matarte, pero no dejaría a los chicos, debe de estar abajo, anda, ve a la ribera,  y ruega que no haya corrido, aunque luego del ataque… no lo creo, deja el celular encendido, yo iré al estudio __ propuso, el padre lo escuchó atento y asintió, porque en verdad veía a Pedro cerca del río, o mejor dicho lo sentía.__ Baja despacio, el primero que lo encuentra avisa al otro, si en una hora ninguno lo halla… veremos, ve.

 

Guillermo abrió la portezuela, se apeó del coche, miró hacia el río mientras el oído le dijo que Fabián había acelerado, fue recorriendo, reteniendo el aire,  los senderos, aguzando los sentidos, y  de súbito no supo si lo imaginaba o era real, pero un perfume, un aroma asaltó sus sentidos, lentamente, muy sutil, apenas un atisbo de algo, pero era el suyo, estaba cerca, lo supo con certeza, y de nuevo un aleteo de pájaros inquietó su pecho, se detuvo, dejó que la mirada divagara a lo lejos, que vagara libre, y lo intuyó o lo vio, un ovillito en la arena cerca de la orilla… Una emoción nueva le invadió el pecho mientras contemplaba o imaginaba en ese rostro que era solo suyo, los bellos rasgos de Pedro… hermoso… desamparado… necesitado de ayuda… herido como al conocerlo en Mendoza. El amor pleno afloró a sus ojos aunque empecinadamente su razón y su mente siguieran furiosas, sin  oírlas, sus piernas fueron con sinuosa lentitud hacia el río.

Un atisbo de humor chispeó en los ojos café cuando imaginó la furia que le descargaría su adonis, pues eran lo mismo, el uno.

 

__Pedro lo percibió antes de verlo, así era siempre entre ellos, el rumor de las pisadas, los ruidos de la noche cortados apenas por la respiración, el brinco de sus latidos… estaba cerca, él sabía que no podía huir de él, siempre lo encontraría, nunca podría escapar demasiado lejos, pero estaba atontado luego del ataque apenas controlado, dolido, enojado, no sentía las fuerzas para discutir, ni el alivio para  reconciliarse, por qué nunca lo dejaría solo un rato…  posesivo, ogro, y arrogante, se dijo, pero su amor eterno, su destino, el único.

Cuando estaban muy cerca, solo le llegó la voz.

 

__ ¿Adónde fuiste?

__Por ahí.

__Esa no es una respuesta.

__Vete Guiiermo, espérame en la casa.

__Con vos o acá me quedo, tenemos que hablar.

__Ahora no puedo, vete te digo, no lo empeores, estoy enojado aún, apenas controlo el ataque, vete _insistió.

__Si me voy duermes luego fuera de mi cama __ lo amenazó Guillermo__,  en la habitación de invitados, y regresas caminando, porque me llevo el coche __ remató, a Pedro le zumbaron los oídos.

__Si no soportas no dormir conmigo, ni siquiera antes de casarnos… ya deja de extorsionarme, que te vayas Guiie, no quiero pelear ahora.

__ ¿Por qué fue al ataque? Sabes que lo que dije no lo siento.

__No eres el ombligo del mundo, fue por lo que oí decir a ese imbécil de sus hijos, cuando yo, nosotros… estamos trayendo a un mundo que se cae a pedazos ni sé cuántos, y me siento egoísta y más culpable que él, por lo opuesto.

__Eso no tiene sentido, nosotros apostamos por la vida entre tanta muerte, además huimos hace años de ella porque esos hijos nos llamaron, ¿lo olvidaste?

__No.

__ Además si la madre los quiere, no pudimos hacer nada. ¿Por qué no aceptaste un clonazepam?

__Porque quiero esperar, me costó demasiado dejarlo. ¿Qué más te dijo ese idiota?

 _Poco.

__No te creo.__ Quiere volverte a seducir, apenas se divorcie lo tendrás pegado de nuevo _ siguió Pedro en tono monocorde__, y lo que dijiste no es justo, yo no he tenido hombre alguno más que tú, solo Andrés en Chile intentó un beso cuando deseaba saber si era gay en el boliche, pero porque imaginaba que eras tú, lo empujé, te lo conté y declaré lo que supe al llegar a casa, lo sabes, Matías en cambio fue uno de tus amantes.

 

__Tiene otro, se enamoró de un tipo rico, de un magnate.

__No te creo, menos a él, inventa para acercarse, vete ya __ gritó Pedro aún más furioso.

 __ Si es lo que quieres, ya sabes las consecuencias.

 

Guillermo rogando que lo detuviera se dio la vuelta, y comenzó a alejarse. Dejó a un Pedro pasmado, que lo sentía alejarse. El atisbo de ternura que él le había inspirado, se convirtió en puro odio, una rabia incontenible, un deseo de pegarle en el centro de aquella espalda arrogante y ancha, que le decía a las claras que ya había terminado con él. Con él al que había herido de la peor manera, a él, capaz de hundir a un hombre en la tierra con una mirada, con una sonrisa con hoyuelos. ¡Ya se lo haría entender a ese esposo arrogante y ogro que el destino le diera! ¿Quién se creía que era?

Apretó los puños con fuerza, y arremetió contra Guillermo, justo antes de que saliera de su alcance, y lo imprevisto del ataque, impidió a este evitar o esquivar el golpe que le dio justo entre los omóplatos, y fue la misma sorpresa lo que permitió que recibiera otro, en medio del pecho, cuando se dio la vuelta. Azorado, atinó a sujetar a la fierecilla por las muñecas, sintiendo una fuerza que emanaba de su cuerpo y lo impulsaba como un imán, mientras Pedro lo miraba entre fascinado y furioso, sosteniéndolo en el aire como a un muñeco de trapo. Los pies de Pedro rebulléndose batieron demasiado cerca de sus partes íntimas, por lo cual decidió cambiar las cosas, reuniendo las muñecas en una sola mano, con la otra lo abrazó por la cintura, pegándolo a su cuerpo endurecido, lo cual acalló el revoloteo de Pedro, que se mantuvo quieto y rígido entre sus brazos. Ahora ambos rostros estaban muy cerca, los anhelados labios casi se rozaban. Pero Pedro ahora no tenía deseos de acariciarlos. Movido por un impulso maligno, capturó el labio inferior de Guillermo en un tarascón, mordiéndole con tanta fuerza como pudo, dadas las circunstancias.

 __ ¡Carajo!

 

Lo soltó, y Pedro cayó desmadejado al suelo, espantado de lo hecho y de sus consecuencias. Lo que no esperó es que su esposo lo recogiese del suelo como si fuese un fardo, lo cargase en su hombro, y empezara a caminar presto. Enmudecido por el miedo, solo podía luchar para desasirse, en vano, Guillermo lo superaba tras el ataque en fuerza por mil, lo apretaba con tanta fuerza con sus manos, que a Pedro le dolían hasta los huesos. No se detuvo hasta llegar al río, que indolente serpenteaba en su cauce. Y allí, sin soltarlo, recordando cuando él mismo cayó en la piscina y Pedro lo salvó volviendo a caminar, lo sumergió, no una vez, dos, tres veces en el agua fría, dejándolo más tiempo la última vez, hasta que Pedro dejó de forcejear, exhausto hasta casi desvanecerse. Entonces lo levantó bien alto en los  brazos extendidos, observándolo. La figura delgada y esbelta, la ropa pegada al cuerpo, o colgando empapada, el cabello sobre la cara enmarañado. Componían una extraña figura los dos, pasado el primer momento de furia, un hombre imponente alzaba a su esposo empapado como dando una ofrenda al cielo.

 

__ ¡Dios, precioso, qué hice! __fue su primera respuesta racional.

Entonces lo fue bajando despacio, midiendo el daño que podría haberle causado, en parte furioso todavía, pero más asustado por su propia reacción hacia él. Cuando los pies de Pedro tocaron el suelo, soltó una de las manos para retirarle el cabello de la cara. Estaba bien. No estaba muerto, ni herido, boqueaba por la falta de aire momentánea, nada más. Pero él lo solucionaría. No en vano había visto decenas de maniobras de reanimación cuando estuvieron internados. Con la misma rapidez con la que lo había sumergido, lo acostó boca arriba y se arrodilló a horcajadas sobre él, le pegó en el pecho para que escupiera el agua y al ver que no la tenía, unió su boca a la de Pedro insuflándole su aliento para reanimarlo.

Fue esto más que nada lo que devolvió la razón a Pedro, el ansiado contacto con esos labios. Sintió, en medio de espasmos, al sabor metálico de la sangre que él mismo le había provocado, así como la fuerza que emanaba de cada bocanada de aire. Ninguno supo en qué momento, aquel mecanismo de recuperación, se convirtió en beso.

Tal vez fuese la suavidad con la que Pedro juntó los labios bajo la presión de la boca dura de su esposo. O quizás el roce involuntario de la lengua invasora con la de Pedro. Pero sucedió. Como una marea, el deseo entró en ellos, más intenso de lo que hubieran podido esperar o imaginar. La lengua de Guillermo, penetró en la dulzura de Pedro, invadiéndolo, presionándolo, hurgando, obligándolo a reconocer la pasión que lo consumía. Osado este abandonó su boca a las invasiones de aquel esposo duro que tan pronto lo ofuscaba como lo cautivaba, y se sintió aplastado contra la arena o la hierba húmeda de la ribera, percibiendo cada músculo del cuerpo de Guillermo sobre el suyo, notando cómo las piernas antes a cada lado de las suyas, ahora ocupaban su centro, obligándolo a abrirse, a dejarlo apretarse contra él, disparando sensaciones, excitándolo más y más. Y aunque Guillermo no le permitía tocarlo, pues se había adueñado otra vez de sus muñecas, él percibió el temblor de la pasión en el cuerpo de su esposo. La dureza viril saludaba a la suya, dejándolo impotente ante cualquier cosa que él quisiera hacerle, pues ya no se sentía dueño de su voluntad, la había perdido, y el miedo a esa sensación de rendición y abandono lo hizo abrir los ojos, y entonces, vio algo que lo llenó de espanto: ¡él lo estaba mirando! En lugar de ver los ojos entrecerrados como en cualquier amante apasionado, el tenía su mirada implacable clavada en él mientras lo besaba, era el dueño de la situación, Pedro creyó entrever que eso le producía gran satisfacción.

Aturdido e indignado, lucho por liberarse, pero no tuvo que esforzarse. Él lo soltó enseguida, y lo miró burlón.

 

__Espero que se haya enfriado tu furia precioso, y cuando estés dispuesto, vengas conmigo.

__! Arrogante! Tuve razón. Matías te expuso, luego sentí celos porque no me llamaste a estar con ustedes, ni lo invitabas a irse, luego no te importó la sorpresa, no quise ver la ecografía, qué gracia si no era contigo, y luego el idiota dijo lo de los hijos, y me sentí culpable por desear más, pero lo oí y lo odié, porque nosotros apostamos a la vida con nuestros hijos.

__Es un problema de él, una carencia, un vacío, algo en él que le falta, no sos culpable de nada, y sé que no llamaste a Diego, perdóname.

Guillermo suspiró, que el cielo lo ayudase porque él ya no podía luchar contra sus sentimientos. Despejó la frente de Pedro con una mano mientras que con la otra lo acomodaba sobre la arena.

 

__ ¿Te duele algo?

__No, no. ¿Y a ti?

__Sí, el corazón por el lío que se armó, por lo que te dije e hice, por las lágrimas de las nenas, por la sorpresa malograda…

__Shhh…

 

Pedro extendió sus brazos para que Guillermo no pudiese alejarse, y se incorporó a medias, rozando sus labios con los propios, fue todo lo que necesitaba Guillermo para perderse nuevamente. Atrapó su boca suave en un beso feroz, urgente, que reclamaba la entrega absoluta. No permitió que la lengua de Pedro jugase con la suya, primero la absorbió hasta causar dolor, manteniéndola junto a su garganta mientras sus manos recorrían ansiosas por entero los senderos y rincones del cuerpo de Pedro que yacía bajo su cuerpo. Sus llanos y curvas mojados lo excitaban, desataban en él una furia posesiva que nunca antes había sentido ni sentiría por nadie.

Pedro levantó sus piernas, las anudó a Guillermo para atraerlo al beso y que lo tomara así, semisentado, presionándolo contra él hurgó en su boca, se puso a la altura de su pasión, entregando y dando al mismo tiempo, palmo a palmo. Se desvistieron a trompicones, Guillermo acarició las piernas desnudas, firmes, perfectas que lo envolvían, mientras buscaba la posición para poseerlo, Pedro estaba prendido a él como hiedra, y no podría volverlo, pero se las arregló para quitarse presto el pantalón y bóxer en un movimiento antes  de volver a caer sobre su esposo que lo esperaba con ansias y sin desenroscarse se había colocado de costado para facilitarle la entrada, que Guillermo no demoró, con un gemido de satisfacción y alivio se adentró en él de un solo golpe, penetrándolo hasta lo más profundo del ser, sintiéndose de nuevo completo, y a la vez vacío de dolor y de culpa.

Ese hombre lo redimía de todos sus errores y pecados, le permitía sentirse puro y mejor persona y hombre.

Lo miró, vio el brillo de los ojos.

 

__ ¿Te estoy haciendo daño?

Lo temió luego de lo sucedido.

__No _aseguró Pedro con voz quebrada__. Me estás haciendo feliz.

 

Guillermo empezó a embestirlo con furia, sin dejar de observarlo, como siempre hacía para embeberse de él. Pedro resistía los embates que abrían sus entrañas con firmeza, con énfasis y agregaba dulzura al acariciar el rostro cumpliendo un sueño de seguir un camino, de los labios a las comisuras, a las clavículas, siguiendo el filo de las mandíbulas hacia el hueco bajo la oreja, y dejó que sus dedos esbeltos juguetearan en esa zona, con el lóbulo. Luego los dedos incursionaron en los labios finos hasta que lograron entreabrirlos y entraron en la boca, para acariciarla por dentro. Guillermo chupó los dedos con ahínco y fruición y hasta masticó las yemas sin cuidarse demasiado del dolor que provocaba, pero Pedro se sentía tan pleno que no hallaba más que placer.

 

En un momento dado, Guillermo se irguió sobre Pedro para poder observar la unión de los cuerpos, magia que siempre lo azoraba, y como para asegurarse de que aquello era  real, y no un sueño. Pedro estaba siendo suyo a pesar del día otra vez, volvían a ser el uno esa noche junto al río, nadie se lo podría quitar, era ese su hogar, dentro de él.

__Mío __murmuró con voz ronca__ Mío solamente.

 

__Sí… y tú, también eres mío solamente __ dijo Pedro entrecortadamente pues estaba llegando al límite de su pasión.

 

La mente captó la frase justo antes de que se nublara por completo y perdiera todo contacto con lo que no fuera él, antes de los empujones finales, los espasmos, el estallido en el interior de su cuerpo, el grito que el río absorbió rabiosamente, mientras la espuma llegó hasta los pies enredados en el abrazo final.

 

Cuando Guillermo elevó la cabeza…  exhausto,  descubrió que Pedro tenía los ojos cerrados, parecía dormido. ¿Cuánto tiempo habría transcurrido? Podría haber sido media hora o la eternidad, en la casa estarían preocupados, los celulares estaban anulados por el agua, Fabián desesperado. Pero quería contemplarlo un poco más. Qué hermoso se veía…  Se puso de costado, con el codo apoyado, la cabeza en la mano para disfrutar de la mejor visión que se le ofrecía generosa, a la luz de la luna. Pedro resplandecía como un duende, como una joya de mar. Dejó que su mano vagara suavemente por los senderos de su pecho, trazo círculos en los pezones que no había alcanzado en su arrebato de pasión, luego descendió al vientre, se perdió en el ombligo, bajó hacia el lugar secreto de selva y montes que solo a él le pertenecía, allí reposó su mano, posesiva, mientras sus ojos recorrían de nuevo, todos los rincones de su hombre, mágico o no, que los dioses le habían enviado.

Luego de mucho, a regañadientes se puso de pie, tomó a Pedro de los hombros para despertarlo.

 

_ ¿Qué?

__ Vamos, es tarde, y deben de estar preocupados, además estás empapado.

__ Nuestro aspecto es algo que deberemos explicar.

__No necesariamente, intentaremos entrar por la puerta de atrás, Fabián debe de estar enloqueciendo, necesito llegar a la habitación y llamarlo por el interno, vamos amor mío, solo mío.

 

Cuando la luna les sonreía mientras las estrellas titilaban, dos siluetas tomadas de la manos, recorrían senderos hacia… La casa del Delta, porque El Viaje de la vida… continuaba allí.

 

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

Cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

Lenguaje adulto. Escenas explícitas

 

5 comentarios:

  1. Isabel Bonilla
    Eve Monica Marzetti
    Graciassssssss
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    1. me encantó tuve que leer los dos anteriores xq ya no me acordaba bien. Aparte leí capítulo 45, 46, 47, que me encantan y cuando Pedro vuelve a caminar

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  2. Isabel Bonilla
    Eve Monica Marzetti
    me encantó tuve que leer los dos anteriores xq ya no me acordaba bien. Aparte leí capítulo 45, 46, 47, que me encantan y cuando Pedro vuelve a caminar

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  3. Respuestas
    1. ¿Lindo verdad? Soñé otro capítulo y se me fue, qué lástima, ¿ufa quién eres? Siempre lindo y eternos en su vida cotidiana, espero cuando surja darlo pronto, beso

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