sábado, 11 de noviembre de 2017

"VECINOS". CAPÍTULO CUARENTA Y UNO.



"VECINOS”.

CAPÍTULO CUARENTA Y UNO.


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Pedro oía y sollozaba del otro lado de la voz, paralizado por las noticias, Malvarez sin atender a las lágrimas que escuchaba, avanzó en el relato.
“La vida, ese Paréntesis.

La imagen puede contener: 1 persona, sentado y texto Cuando el no ser queda en suspenso
Se abre la vida ese paréntesis
Con un vagido universal de hambre
Somos hambrientos desde el vamos
Y lo seremos hasta el vámonos
Después de mucho descubrir
Y brevemente amar y acostumbrarnos
A la fallida eternidad”.
*Mario Benedetti /

__Tengo que dar con él antes que el resto de la policía siga buscándolo y perdamos todas las pistas como siempre. Volveré a llamarte __prometió y salió del puerto con rumbo desconocido.

Miércoles, 02 de noviembre de 2017. Provincia.

Malvarez a medida que salía de la zona portuaria no lograba fugar su mente de Guillermo y su lugar de cautiverio. Estaba seguro de que había estado en el galpón y que le habían golpeado, también de que seguía con vida, al menos, todavía. Pero, ¿dónde lo habían llevado?
Fue ahí cuando recordó el relato de Juan Arismendi y su secuestro.
La modalidad de algunos criminales estaba en la perversión de sentir el poder en sus manos, y Miguel era uno de ellos. En ciertos casos tenían a las personas secuestradas bajo los mismos parámetros y en los mismos lugares, a pesar de los riesgos, era su perfil. En aquel momento se había tomado la molestia de elaborar un mapa probable en base al relato del abogado, pensó que en algún momento le serviría. Así que conociendo que  alguien podría acceder a sus archivos, tomó su libreta de anotaciones y sacó un papel con números, coordenadas y algunos datos que había obtenido durante la conversación con Juan  en su oficina.
Se detuvo en un semáforo, y leyó una por una las anotaciones.
Aproximadamente diez cuadras por la avenida El Libertador hacia el Norte desde el Bajo, fue siguiendo la calle, sabía que al fin cruzaría la General Paz, que el sitio estaría en Provincia.
Pensó en que sus anotaciones eran fidedignas, pero nunca había efectuado ese trayecto, tampoco confiaba en la policía, al menos hasta tener a Guillermo fuera del alcance de Miguel y los suyos. De las notas también surgían dudas. ¿Para qué lado de la General Paz debía ir, para el norte o el sur? En aquel momento se aseguró de ver en los mapas cuáles eran las zonas más pobladas y tomó en cuenta, que por la autopista hacia el norte el área era muy poblada. Según el relato de Juan, su camioneta había salido de la ruta principal y recorrido un camino paralelo durante unos cinco minutos hasta tomar un desvío.
“Camino de grava, tierra húmeda, casa antigua.”

Estos datos no le servían de mucho en la situación actual pero tenía que arriesgarse. Recordó que había una salida a cierta altura coincidente, y que ese camino conducía a una zona más despoblada, donde quizás pudiera estar la casa que estaba buscando.
Tomó la interestatal hasta la salida de dicha avenida. Pensó en lo fácil que habría sido llegar al sitio si su colega y amigo viviera, él tenía un gran sentido de la orientación, siempre daba en la tecla con los lugares que necesitaba recorrer. Admiraba eso de su viejo amigo, lo extrañaba.
El viaje había durado el tiempo que indicaban sus anotaciones, aproximadamente media hora. La zona sur era tal cual la tenía en su mente, algo más despoblada que la céntrica o incluso que la parte norte. Por ese motivo, estaba seguro de que lo encontraría en algún sitio. Continuó por la avenida hasta su finalización y tomó por una avenida comercial. Allí  se agudizó su sentido de la ubicación. El tiempo era exactamente el que Juan había dicho, tenía que estar allí. Hizo unas cuadras más hasta que encontró un descampado. El piso era de tierra húmeda y seguramente el paso continuo de autos y camiones lo hacía irregular. De ahí los tumbos de la camioneta que había advertido el abogado.
Avanzó unas cuadras hasta que se topó con el camino de grava que Juan había detallado. Frenó el automóvil y apagó el motor.
 A unos cien metros había una casa, más bien tenía el aspecto se estar abandonada, pero era un excelente lugar para tener secuestrado a alguien y pasar inadvertido. Un viejo techo a dos aguas con algunas tejas rotas le daba el aspecto de las casas que se habían construido a la vera de la ruta en la época de la construcción de las autopistas. Las paredes eran de madera y se notaba la falta de cuidado y el paso del tiempo.
Un automóvil negro estaba estacionado en la parte de atrás. Comenzó a caminar agazapado hacia la casa, tratando de esconderse en los viejos arbustos que rodeaban la propiedad.
Quería tragar saliva, pero tenía la boca completamente seca. De pronto tuvo un recuerdo fugaz: una noche en la discoteca había visto a Miguel recostado sobre uno de los sillones de la parte reservada, con la cocaína desparramada sobre bandejas de plata, el revólver que le asomaba por el pantalón y el séquito de mujeres que jugueteaban drogadas a su alrededor. Luego la pelea y el disparo que marcó sus dolores y su incipiente renguera.

“Ojalá que estés dentro, así terminaremos lo que empezó aquel día”, pensó.
Sacó su revólver y siguió tras los arbustos, moviéndose hacia la casa. Soltó aire despacio, la presión que tenía sobre el gatillo le pareció excesiva, casi dolorosa. No iba a disparar, pero no se sentía seguro en esa posición. Permaneció agazapado intentando ver hacia dentro de la casa.
Vio por una de las ventanas lo que debía ser la sala principal, el living, y una luz mortecina que colgaba de un cable, unas sombras se reflejaban en una de las paredes de la sala. Siguió y gateó sigilosamente rodeando la casa, no podía esperar a que llegara el alba. No había ruido ni ninguna sombra en el exterior que lo persuadiera de evitar seguir adelante. No estaba en condiciones de realizar grandes proezas, sólo constaba con un revólver, su renguera arraigada en la pierna que llevaba pegado el apellido Mendoza y a la vez las ganas de encontrarse cara a cara con ese hombre nuevamente.
Sacó el seguro del revólver, y se tiró al piso. El crujido de la puerta al abrirse le puso en guardia. Oyó  unas pisadas en los escalones de madera y vio al hombre alto, fumando un cigarrillo perdiendo la mirada en la nada. Permaneció tirado en el piso, inmóvil a la espera que desapareciera de su vista para poder moverse.
Luego de unos minutos, el sujeto alto y desgarbado volvió a entrar. El inspector se incorporó levemente y avanzó casi arrastrándose, hacia la parte trasera de la casa. Sólo se veía una puerta de alambre sin llave y dos ventanas tapiadas con madera  y hierro.
No tenía idea de cuánta gente habría dentro de la casa, ni si le alcanzarían las balas, por lo que una bala desperdiciada, podía ocasionarle la muerte, y por ende luego a Guillermo.

Por un minuto sintió  miedo. Se le cruzó por la cabeza la idea de que Guillermo podía no estar allí dentro, que sus cálculos habían fallado. Sin embargo, intentaría entrar y averiguarlo, ya estaba ahí, no tenía otra pista para seguir y tenía ese presentimiento que nunca le había fallado.
Permaneció escondido detrás de la casa hasta que empezó a brillar el esplendor de la noche, supuso que ya era más de medianoche. Necesitaba oscuridad para  moverse con mayor comodidad. Se acercó a una de las ventanas para comprobar si veía o escuchaba algo, pero fue inútil. Las maderas y el hierro que las recubría aislaban todo tipo de ruido.

Volvió detrás de los arbustos y comenzó a rodear la casa, agazapado. En una de las paredes laterales divisó otra ventana de lo que sería seguro un cuarto o una despensa, pero a la distancia a la que se encontraba  no podía ver nada. Se mantuvo un buen rato a la altura de esa ventana.
La noche había caído en la ciudad, el calor arreciaba, y la niebla y la humedad se elevaban. El inspector se levantó  no obstante las solapas del impermeable y sintió la humedad de la tierra penetrar en sus maltrechas piernas poco a poco.
Cuando la oscuridad ya no permitía distinguir a unos metros de distancia, se fue acercando por el costado, no sin antes tomar unas piedras del cantero y guardarlas en sus bolsillos. Pensó que la única forma der tomar la casa por asalto era intentar saber cuánta gente había dentro.

Caminó con cuidado pero de prisa hasta la parte delantera de la casa y miró por una de las ventanas principales. Vio dos hombres, uno de ellos estaba sentado en el sillón en donde podrían haber estado Miguel o Juan, de acuerdo con el relato del abogado. Todo coincidía, esa tenía que ser la casa. Pero a la vez sintió un escalofrío, si estaba equivocado y esa gente no tenía nada que ver, no podía matarlos fríamente y sin razón. No vislumbraba a Guillermo, aunque algo le decía que debía estar allí dentro.
En ese momento, desde el sendero de grava unas luces iluminaron la casa, un auto se acercaba. Malvarez dio un salto hacia atrás y se arrojó detrás de los arbustos. Si lo veían, todo estaba perdido. Divisó una camioneta que estacionó en lo que alguna vez pudo ser un garaje. Bajó un hombre delgado, con un gorro oscuro en la cabeza, y a los gritos llamó a alguien que en seguida salió de la casa.

__Flaco, ven aquí y ayúdame con este pusilánime __le ordenó al hombre que se había parado detrás de la camioneta.

Al abrirse la puerta, la luz interior iluminó un cuerpo recostado sobre una especie de camilla, tapado con una sábana blanca y con las piernas vendadas, Malvarez tembló. No podía distinguir si era un hombre o una mujer, pero estaba seguro de que algo tenía que ver con lo que estaba buscando.
Otro hombre salió de la casa. Pudo verle el rostro cuando se acercó a la camioneta: tenía unos bigotes gruesos que le llegaban hasta la comisura de los labios y el pelo rubio casi blanco hasta  a la altura de los hombros. Entre los dos tomaron la camilla y la llevaron dentro de la casa.

__ ¿Qué hay? __preguntó el hombre de bigotes gruesos mientras transportaba la camilla.

__Si éste se nos muere, Mendoza nos pateará a nosotros, así que hay que cuidarlo. Cuando terminemos con la tarea, lo tiraremos al río, pero por ahora hay que cuidarlo _afirmó el otro.

”Bingo”, pensó Malvarez. Sus cálculos no estaban errados. Esa era la casa y el cuerpo de la camilla era Guillermo. Ahora tenía que actuar.

Unos minutos después volvió a acercarse a la ventana de la casa y divisó a los dos que  había visto al principio y el que venía de la camioneta. Los tres conversaban, uno de ellos tenía una taza de café en la mano y los otros fumaban recostados en uno de los sillones. Santiago tomó las piedras que tenía en el bolsillo, se retiró un poco de la ventana y las arrojó contra los escalones de la puerta de entrada. El crujido de las maderas alarmó a los hombres. Todavía tenía un ángulo pequeño por el que podía ver hacia adentro. Uno de los sujetos reía, mientras que otro tomó un arma y salió temblando, tal vez de miedo. Sus amigos lo alentaban desde adentro para que echara un vistazo.

__Gato __un grito se escuchó desde el interior__, vamos, ve a dar una vuelta hasta que encuentres al ratón que anda ahí afuera.

Las risas de fondo tapaban las maldiciones que les estaba dedicando. El sujeto de los bigotes gruesos y el de la camioneta permanecieron dentro de la casa.
 __Está bien, daré una vuelta. Policía no se ve.

Salió y cerró la puerta. Miró hacia ambos lados, bajó los escalones crujientes y se dirigió hacia la camioneta.
__Malditos bastardos _balbuceó y giró sobre sí mismo. Observó la casa y comenzó a rodearla.

El inspector comenzó a moverse despacio hacia el otro lado, si sus cálculos no le fallaban, se encontrarían en la parte trasera. Casi resbala con una de las plantas, pero apoyó las manos en el barro y logró mantener el equilibrio. De haber caído al piso con todo su peso, seguramente se habría dado un disparo en las entrañas. Volvió a colocar la mano derecha en el revólver que seguía en el bolsillo de su impermeable y el dedo sobre el gatillo. No quería perder un minuto ni una bala.
El hombre, algo torpe para caminar, había llegado a la parte trasera de la casa, se acercó a una de las plantas y abrió su cremallera. El ruido de la orina que golpeaba sobre las plantas se oía desde donde estaba agazapado el inspector. Sólo unos dos metros los separaban, siguió acercándose por detrás de las plantas hasta tenerlo casi de frente. Acomodándose el pantalón y maldiciendo a sus amigos, el hombre emprendió la vuelta.

“Es ahora o nunca”, pensó Malvares. Saltó sobre el hombre, que era bastante más alto que él, y le golpeó la cabeza con su revólver dos veces, como había aprendido hacía mucho tiempo en la escuela de policía… y perfeccionado en luchas callejeras.
El sujeto quedó tirado como una bolsa en el piso. Lo tomó de los pies, lo arrastró hasta las plantas y le sacó el arma, al menos tendría así más balas. Volvió a meterse entre las plantas y fue bordeando la casa hasta el frente.
Por la ventana observaba a los dos hombres fumar incansablemente en la sala principal. El humo se enrollaba haciendo formas extrañas alrededor de la lámpara que colgaba del techo. El escenario era ideal para entrar y tomarlos por sorpresa, pero decidió esperar un poco más. Pensó que alguno saldría a buscar al amigo, y ése… sería el momento.

Unos minutos después el crujido de la puerta lo puso en guardia. Se quedó inmóvil sosteniendo el revólver y tratando de mantenerse pegado a las plantas que lo cubrían. No tenía una idea clara de qué hacer.
Cuando oyó el crujido del primer peldaño, comenzó a transpirar  más allá del calor. Pero empuñó el arma y continuó inmóvil. “Esto no acaba aquí”, pensó.

Recordó las prácticas de emboscadas en la escuela de policía y cuán lejos estaban de lo que se siente en  la realidad.
Hacía tiempo que no pasaba por estas situaciones y el cuerpo ya no le respondía como cuando era joven.
Oyó los pasos sobre la grava, el hombre de bigotes gruesos había salido a buscar a su amigo y se acercaba por el camino hasta la camioneta. Santiago estaba a unos dos metros de ese lugar.

__Gato, ¿dónde diablos te has metido? __ gritó__. ¡Hace calor aquí afuera!

Era el momento. Inspiró profundamente, sacó el revólver de su impermeable y puso el dedo sobre el gatillo. Sentía demasiada presión, pero no dudó. Apuntó al cuerpo y, casi conteniendo la respiración, apretó despacio y disparó. El estruendo pareció hacer añicos el aire, como si fueran vidrios que se rompen.
El grandote cayó pesadamente sobre la grava, y su cabeza se desplomó unos segundos después que su cuerpo.

__ ¿Qué diablos…?  __se escuchó un grito desde la casa.
El tercer hombre salió corriendo y, al ver el cuerpo de su compañero tirado, desenfundó un arma y miró hacia todas partes. Se agazapó detrás de un sillón que estaba en el porche de la casa, se lo oía temblar de miedo.

__ Gato, no jodas, gato… ¿estás bien? __preguntaba.

Malvarez permaneció tirado en el piso, inmóvil, con el dedo sobre el gatillo, preparado para lo que sería otro tiro certero en cuanto aquel hombre bajara los peldaños de la escalera.
Como no hubo respuesta del gato, el sujeto comenzó a moverse. Se pegó a la pared como intentando cubrirse y regresó a la casa.
__ ¡Mierda! _se lo escuchó decir cuando cerraba la puerta.

Santiago se incorporó y, agazapado, fue hasta el borde de la entrada, quería verlo de cerca por la ventana. El hombre caminaba enloquecido en la sala sin saber qué hacer. Se tomaba la cabeza con una mano mientras con la otra blandía su revólver de un lado al otro. Estaba totalmente confundido, esto no había sido parte del plan y se gritaba órdenes a sí mismo.

__ ¡Piensa!, ¡haz algo!

Cuando desapareció de la vista del inspector, éste aprovechó y subió por los peldaños tratando de no hacer ruido, pero imposible, la madera crujía con el soplar de una brisa. Se acomodó a un costado de la puerta principal.
Sólo eran unos segundos, debía entrar y tomarlo por sorpresa, no tenía opción, o podría asesinar a Guillermo. Aquel hombre era demasiado cobarde para salir a buscarlo, y también para desobedecer a Miguel.
Contó hasta diez y puso su dedo en el gatillo. La gotas de sudor por sus mejillas surcaban a chorros, no sentía ni frío ni calor, sólo adrenalina… Lo movilizaba un sentimiento de justicia.

Se paró frente a la puerta de par en par y atinó a cerrarse nuevamente, pero su cuerpo lo impidió. Ya estaba dentro de la casa. Miró hacia los dos lados de la sala, y recordó el relato de Juan, el lugar era tal cual se lo había descripto, sólo unas sillas viejas y rotas y dos sillones bajo aquella luz mortecina, Juan lo había hecho bien, sabía que lo iban a asesinar y que Guillermo correría su misma suerte.

Oyó pisadas que provenían del fondo del pasillo. Avanzó por la sala, se pegó contra una de las paredes, con la mirada fija en el pasillo que conducía a los cuartos. Levantó el arma y vio la cara del hombre asomándose por una de las puertas. Por una milésima de segundo ambos permanecieron inmóviles. Se escucharon gritos incomprensibles, Santiago disparó una vez y se escondió detrás de la pared de la sala, sólo los separaban tres metros. El hombre también abrió fuego y se metió en lo que suponía sería una de las habitaciones. La bala le rozó la cabeza al inspector y dio en la pared de madera, haciendo estallar polvo y esquirlas.
Unos segundos después tardó el hombre en cruzarse de una habitación a la otra, entonces el inspector apuntó y volvió a disparar. La bala se incrustó en las costillas y lo tumbó en el medio del pasillo, pero aún con vida.
Santiago se acercó despacio y pateó unos metros el arma que el herido todavía tenía en la mano.

__ ¿Dónde está? __le preguntó.

Respondió con una seña sobre su cabeza indicando la habitación que estaba frente a él, Santiago abrió la puerta y la luz del pasillo inundó aquel cuarto oscuro.

__Guillermo, ¿estás ahí?
__ Inspector _balbuceó__. Gracias a Dios.

El moribundo se arrastró unos metros para intentar tomar el arma, pero Malvarez descerrajó dos disparos que le dieron en la cabeza y en el pecho. Quedó tendido una vez más, pero esta vez, muerto.
Entró en la habitación, y vio a Graziani tirado sobre el colchón, con las piernas entablilladas y casi todo el cuerpo vendado.

__Te he visto en mejores condiciones _bromeó.

__Sácame de aquí. Tenemos que alertar a Pedro, a Fabián, a los míos. Están en peligro.
__ ¿De qué hablas?
__Salgamos de acá __repitió__. Miguel y Matías irán por ellos, deben de estar en la casa del Delta.

__Sí, tu amigo está allí con ellos.
__ ¿Beto? No.

El inspector tomó el colchón e intentó arrastrarlo, pero le fue imposible. Así que decidió ayudarlo a incorporarse y caminar como pudieran.
Una vez en el auto, abrió la puerta trasera y lo ayudó a recostarse en el asiento, con las piernas apoyadas contra una de las puertas.

__No puedes estar así, debemos ir a un hospital _dijo Santiago.

__Eso después, tenemos que ir a casa. Ese enfermo visitará a cada uno y probablemente los asesine.
__ ¿Qué tienen que ver Pedro y Alberto con esto? __ preguntó mientras tomaba el camino de vuelta a la ciudad.

__Que Miguel es mi hermano, Matías el hijo y vino por todos y por todo, al parecer he heredado a sus dos padres, además del odio de  ser bastardo _ balbuceó.

El automóvil del inspector se detuvo bruscamente a un lado de la carretera.
__ ¿De qué hablas? __ preguntó Santiago girando para mirar a su interlocutor a la cara.

__Si la teoría que esbozó el bastardo de Miguel es cierta, mi padre es… __un silencio se suspendió en el aire___ “su” padre, y además un degenerado que según él  engañaba a mi madre con todas en cualquier parte, y quizá nunca haya reconocido como hijo, no sólo a Miguel.

La cara del inspector demostraba sorpresa y vacilación.
__Además quiere matarnos a todos pero antes torturarlos, porque al parecer su padre adoptivo también ha dejado un fideicomiso a mi nombre. No lo sé.
__He tenido muchos casos en mi carrera, pero tengo que reconocer que nunca uno como éste. ¿Cómo que tu padre…? __continuó__. ¿Le crees?

__Sí, mi padre es su padre, lo que no sé con certeza es si hay más hermanos, los detalles. ¿Puedes avanzar por la carretera y llamar al número de Alberto? _replicó fastidioso.

Santiago continuó la marcha, marcó el número y le alcanzó el celular para que Guillermo hablara. Pero nadie contestó, ni en la casa ni en el celular. Tampoco en lo de Cuca, ni Ana, ni en el estudio.

__Por suerte no están, pero debo llamar a Gaby, puede que el enfermo vaya allí si no encuentra a los demás, quiere encontrarse con todos.

Tampoco logró comunicarse.
__ ¿Qué haremos ahora? __preguntó Guillermo.

__No tenemos opción, tendremos que ir a buscarlos casa por casa hasta encontrarlo y terminar con esto, estamos sólo tú y yo, aunque a juzgar por tu estado estoy sólo yo.


Nordelta. Horas antes.
__!Mierda! Miller, pensé que ayudarías, se trata de Guillermo, es conocido, amigo de Moravia __ gritó Beto y alertó a todos en la casa, Fabián despertó y miró a Pedro que lo aferró a su pecho.

__No es tan simple, Alberto, Orestes lo aprecia, pero el poder Judicial está podrido, no hemos conseguido que nos den el caso, está media policía y otro tanto acá pagos por Miguel, lo van a proteger.
__Ya, Miller, mató a un policía, a Juan delante de mi nariz, se llevó a Guillermo, ¿necesitamos también su cadáver?
___Mi papá, Pedro, él no… __ musitó Fabián irrumpiendo el llanto sin aviso, Pedro lo acarició deteniendo las lágrimas con los dedos  mirando a Beto amonestándolo, aunque la tenaza que tenía en la garganta amenazaba con deshacerse en llanto.

__Beto, legalmente tiene a la policía de su parte, y no tenemos el caso, Moravia está haciendo lo imposible por pelearlo, pero ahora, sólo actué de oficio en el momento en que fue al estudio, hasta la grabación me sacaron de las manos.
__ ¿Qué?
__Las escuchas, las tiene el Procurador, se las dará al juez que sortee, Beto.
__Pero… Guille puso la vida solo en eso, y ni siquiera lo resguardaste, ahora se mandó solo..., nada. Nada, ya veo que no vas a hacer nada. ¿Ni siquiera puedes enviar custodia?
__Oficialmente no, y no sería demasiado confiable.
___ ¿Ni siquiera a casa de mi novia que está cuidando a Cuca y a la madre?
Mierda, Miller dedícate a otra cosa, viejo, claro, me cuidaré solo, pero no me vengas a meter preso cuando le saque la cabeza a alguno.
__Alberto, espera, no hagan locuras, puedo disponer de una empresa privada de mi confianza, déjame hacer un llamado.
__Está bien, olvídalo,  para empresas privadas, las contrato yo, trata de que en la mañana Moravia gane el sorteo y encuentren a Guille, porque con él, está el inspector, y si matan a uno, tendrás a otro policía muerto.
Con razón hicieron pasar la muerte de Juan como ajuste de cuestas, para que éste quedara libre. __Cortó.
__Beto, ¿qué haremos? No quiero quedarme acá sin hacer nada.
__ ¿Quieres ir… a dónde? Mira Pedro, lo único que podemos hacer ahora por Guille es cuidarnos entre nosotros, no tenemos apoyo de la policía, tampoco llamó Malvarez, no tengo manera de saber dónde se metió, salta el contestador.
__Beto, Pablo, Miguel conoce de memoria esta casa, yo mismo vine un día y estaba acá con Guille, si lo tiene secuestrado  y se entera por Ana que Fabián no está con ella, dos más dos, se vendrá para acá.
__ ¿Entonces? Porque también conoce el edificio, te recuerdo que asesinó al salir a Juan y secuestró allí a Guille, aunque puede que tengas buena idea si es la que creo, en teoría no imaginaría que estamos en el sitio de donde se llevó a Guillermo _balbuceó Alberto más pensando para él.

__ Tienen razón, Alberto, Miguel mandó a sabotear el coche acá, las cámaras captaron al tipo, entra como quiere a esta casa, la conoce desde que era un niño _dijo Pablo recordando el último accidente.

__ En el edificio mi departamento creo que no lo conoce, el encargado no está armado pero puede servir de ayuda, pero, ¿y Gaby con las viejitas?
__ ¿Y Ana?
__Que se joda tu mamá, Fabián, no voy a pensar en ella, es amante de Miguel.
__!Beto! __dijo Pedro mirándolo, Alberto estaba echando humo por los oídos.

__Perdón, no es con vos, pibe, no tenemos que estar todos juntos, eso le facilitaría las cosas a Miguel, siempre pensando que a Guille lo salve Malvarez, no puedo ubicarlo, no me llamó, allí no puedo hacer nada.
__Vamos nosotros a mi departamento, esta casa será el primer lugar donde vendrá ese loco, Beto. Fabián puede descansar en mi habitación, Pablo montar guardia, tenemos dos salidas, el encargado _continuó Pedro.

__Me parece bien, y  llamaré a Marcos, lo mejor será que agrupe a todos los demás en el estudio con el ayudante del inspector de custodio, no creo que Miguel vuelva a los lugares donde ya lo vieron.
 Iré a llamar a todos, vamos, prepara las cosas, Pablo, nosotros nos vamos al departamento  de Pedro.
__Pablo podría quedar en el de Guille, si Miguel entra allí, desde el mío se oye todo, podríamos llamar a la policía, alguno honesto debe de haber.
__Los ruidos, claro, no es mala idea.

Alberto fue por el teléfono de línea para mantener el celular abierto, y llamar a Marcos, y Pablo a juntar algunas cosas.

__
__ ¿Lo amas? __ interrogó Fabián mirando el alma de Pedro.

__Más que a mi vida, Fabián.
No lo hicimos para dañar a tu mamá ni a ti, el amor es, uno no elige, te atraviesa, nacimos así, es la esencia, sólo que tu papá lo supo siempre, con Juan desde niños, y yo no, porque con lo que me pasó, no podía desear ni sentir placer…  por nadie, y no me di cuenta de nada.
Te prometo que conocí a Guille por lo de los ruidos en el edificio tal cual te contó, estaba ya separado de tu mamá.
Todo empezó como un juego, yo le conté que trabajaba con la música para pagarme los estudios y mi historia, parte de la que te contó. Él quiso hacerme sentir placer, pero sin enamorarse, pero no pudo, se resistió, porque…
__ ¿Porque?
__Me contó la historia de Bruno, de tus abuelos, la sabes, ¿verdad?
__Sí, más o menos. Sé que siempre se sintió culpable aunque nunca entendí el porqué.
__No es culpable de nada, y no fue un accidente, es sólo que eso lo supimos hace poco, el padre de Miguel, tal vez con él los mató. Pero Guille en esa época era… rebelde. Los padres, tus abuelos… eran algo distantes, y él como Bruno se criaron en un internado.
__También es medio distante conmigo.
__No, no es lo mismo,  Guille te adora, se mantuvo a distancia por miedo, él sabía del peligro que era Miguel. Pero sus papás eran diferentes, y esa noche Guille se fue a la casa de la playa, Bruno intentaba ganárselos siendo ejemplar, Guille era el rebelde.
__Y ninguno consiguió nada.
__Me temo que no. El caso es que Pablo la vio venir, y contó que Guille haría una fiesta en esa casa, Bruno viajó para taparlo,  Guille lo sentía a él como el padre ausente, tus abuelos fueron en auto, el padre de Miguel se hacía pasar por el mejor amigo de tu abuelo, y esa noche pasó a buscar el yate para usarlo con una mujer, allí tuvo la excusa perfecta para sabotear el coche, se fue en el yate, y regresó como el primero en llegar cuando ya habían chocado, tu papá se salvó porque no era su hora, y pensó siempre que era su culpa, no vivió nunca otra cosa.
Al mismo tiempo, el padre de Miguel se hizo el bueno, él pasó meses en coma, era jovencito, quedó al mando de todo, el tipo hizo como que lo ayudó y accedió al testamento. Así supo que a  Miguel no sólo tu abuelo no lo había reconocido como hijo en vida sino que no le dejaba herencia, excepto que…
__Que mi papá se muera y luego yo, y que él tenga un hijo… Matías.
__Eso es, pero Fabián, hoy tu papá iba a contarte todo, él pensaba que Miguel caería de un momento a otro, que estaba cercado, entonces te daría todo esto, él no quiere nada.
Esta casa estaba un desastre, la acomodamos sólo para ti, si Miguel no cae, quiere enviarte a Boston, no es falta de amor, es desear salvarte, y se cuidó él antes para ser tu escudo, hasta pospuso el divorcio para que Ana siguiera siendo su mujer, y Miguel no intentara hacerla la suya y quedar cerca de ti. No hizo nada más que pensar en ti, te lo juro.
El sólo usaba esta casa cada año para la fecha aniversario de la muerte de Bruno, para llorarlo en silencio, luego dejaba todo al cuidado de Pablo.
__ ¿De verdad que supo todo hace poco?
__ De verdad.
¿No estás enojado por… lo nuestro?
__No. No sé, es raro, no lo imaginé, pero es normal supongo, sos mi amigo, sos buen tipo, tienes una historia terrible, y si se aman, está todo bien.
¿Van a Viajar a Italia a buscar a tu mamá?
__Íbamos, sí, me ayudó mucho, Beto y él, nunca habría pisado la embajada, ni siquiera había atado cabos sobre que mi historia se cruza con la dictadura en Chile,  pero eso no importa ahora, sino que tu papá regrese a salvo, que Miguel pague por todo.
__Iré a lavarme la cara, gracias por contarme, nunca había entendido a mi viejo, creí que no me quería demasiado, yo los quiero… a los dos.
__

Fabián se incorporó, y caminó como si llevara una mochila en los hombros, Pedro dejó caer las lágrimas que venía conteniendo, amaba a ese muchacho, era el hijo del amor de su vida, daría su vida por salvarlo.
Se dejó caer hacia atrás y fugó la mirada encharcada en el techo, como musitando una plegaria.

Nos quemamos las alas. Destruimos lo incierto, penetramos nuestras esencias como jugando y nos enamoramos mientras conocíamos nuestro lado oscuro.
Nos atrevimos a reventar las ansias, ardimos de pasiones esdrújulas, y me enseñaste a sentir, placer, deseo, pero sobre todo Amor, y sólo por ti...
Desde el primer momento te amé, ¿fui necio en insistir buscarte, en llamarte, en pretender tenerte sólo para mí? Juan también te amaba, dio la vida por ti, pero no pude apartarme, sin ti, no soy nada, vuelvo a ser la nada de antes.
Decías dañarme con tu ignorar al comienzo, jamás me importó, fui piedra en tu camino de no desear amar ni ser amado, pero lo mereces, y pasó, y está bien, alguna vez encanté tu alma con alguna nota de amor. Me sentí útil y feliz por única vez en la vida, amé y sentí que te rendías, te saqué de la adicción antes del tratamiento y superé mi conflicto con ella.
Cuando se ama, nada nos importa, la muerte de los besos no existe, se arde en deseos pasionales.... fuimos demonios, perversos ángeles, almas oscuras dijiste. Íncubos y súcubos...nosotros dos, sin siquiera saberlo.
Fuimos fuego contra fuego a pesar de la distancia. Te amo como el loco a su locura sin importar perderme aun en la adicción.
Ahora aun siento que mi amor tiene  la llama encendida por el tuyo. Por eso sé que estás vivo.
Anhelo escuchar tu voz declarando tu amor y mil besos diciendo que me quieres, entre delicadas y sutiles caricias con tus suaves manos recorres cada parte de mi cuerpo, es como estar en el paraíso y la magia de tus gemidos y tu acelerada respiración muy dentro de mis sueños, no deseo abrir mis ojos para sentir la presencia de tu alma muy junto a mí, regresa mi amor, estás vivo, tienes que estarlo, mi alma y cada fibra y átomo de mi ser se estremecen al pensarte porque vives, y siento tu dolor en mi carne..
Imagino el roce de tus manos por mi cara…  como al comienzo de las plumas y pétalos con el roce de tus labios,  imaginando la silueta de tu cuerpo y en este maravilloso sueño que es una entrega de amor me estremezco como si fuese real.
Siento tu pecho respirar, tus pezones erguidos  tan suaves y disfrutando del dulce néctar del amor, cierro mis ojos para sentir la entrega de tu pasión, es triste soñar con imposibles imagino que me llevas al paraíso, hoy de mis sueños me alimento, camino, escribo y mi corazón late cada día pues mi vida es un infierno si no te sueño a mi lado.
Me aproximo para sentir el roce de tu piel, tu mirada me revela amargura y dolor, porque el amor que algún día nos unió se ha terminado en vísperas de nuestra libertad, pero no, me niego a ello, no vas a morir, no tú.
Me aproximo para explicarte que eres el amor de mi vida, pero tu sonrisa ya no es la misma, tus caricias no tienen la pasión de esos momentos de nuestra unión, el sabor de tus labios sabe a tristeza y soledad. Y no, sólo me dormí y fue un sueño.
Me aproximo y con voz fuerte te explico que ese amor que alimentamos en todo este tiempo jamás se desvanecerá entre la brisa del amanecer, que todavía hay una pequeña chispa de luz en el horizonte y vale la pena salvar este amor de la triste agonía.
Te ofrezco mi mano junto a la tuya y apretándola junto a nuestros corazones, y me abrazas muy fuerte mientras me dices amor… deseo estar siempre a tu lado porque aunque encuentres tristeza en mis ojos, y la sonrisa que no es la misma, y que mis caricias ya no tienen la pasión y el calor  a que estabas acostumbrado, y mis besos ya no tienen el sabor de aquel día en que te conocí, te juro que este amor está intacto, porque eres el amor de mi vida y todos los años que me quedan los brindaré para ti y no deseo perderte mientras viva.
Y lo sé, presiento que estás sufriendo, que todo será más largo de lo previsto, pero sé que el amor resiste, tú me lo enseñaste, y sé que hoy tu hijo sabe la verdad y nos ama, Guille, amor, vive, lucha, resiste, debes acompañarme a Italia, a enfrentarme a mi verdad, puedo solo, pero elijo que seas mi sostén como estuve en el cementerio cuando fuiste a despedir a Bruno, como voy a tu grupo, amor te necesito.
No siembres distancias sobre mis tierras, no te muestres ni quedes lejos, te siento cerca, desde tu horizonte distante contemplas mi vera, me quieres a tu lado, pero te daña mi presencia porque temes que me hagan daño.
Acerco mis pasos, escondes tus huellas; te busco en el silencio, mas el viento se guarda impresa la voz de tu alma latiendo inmersa, con que me privas de todo cuanto acontece en la tierra.
La luz del sol no toca mi piel si tus manos no viajan en ella, ni la mañana en sus pájaros me trae tu melancolía secreta que habita en mis adentros, porque mi corazón la alberga; cuando tú me faltas, en mi alma, algo se quiebra…
Qué será de las constelaciones que sobre mi espalda se recuestan, si tus caricias ya ausentes no las recorren enteras; qué será de mis sueños, y de los verbos que mi sangre segrega a borbotones salvajes, porque este amor, moribundo me deja.
Destruyamos la distancia, resurjamos de la tierra, pues en mi búsqueda has venido: aquí tienes mis tormentas; mi corazón en tus manos, totalmente expuesto se encuentra: resguárdalo, amado, de las miserias que esconden las piedras.
Vives en mí, te llevo viajando en mis venas, mi voz suave te busca, ¿la oyes cruzando las estrellas? Mi abrazo silente, esconde el recuerdo de tus huellas; mi amor tempestuoso, en un puñado de notas en mis canciones que son para ti, a tus manos tiernas se entrega.
Guille, amor, por Fabián por tus amigos, por Bruno, por nosotros no te rindas, amor mío, no te rindas. Aférrate a nuestro amor, a nuestros momentos,  no me dejes, no nos dejes ahora.
Quiero sentir el calor de tu cuerpo en mí...Abrazarte muy fuerte y sentir el toque de tus dedos en mi piel dejándome erizado, sin ti volvería a anestesiarme, esta vez para siempre, sólo siento por ti. Necesito besar tu boca con mucha intensidad, besos ardientes llenos de pasión.
Todo mezclándose dentro de nosotros...Sudando, gimiendo, gritando. Locos apasionados en la habitación a media luz  mirándote...Sintiendo tus movimientos en mi pelvis... Diciendo palabras locas: Te quiero, mi hombre, mi amor...
Haciendo  el amor con fuerte deseo, entregando mis tesoros más raros. Los cuerpos unidos, tan unidos que son, como uno. Nuestro placer es tan intenso que llega al infinito pero sólo juntos explotando en las luces celestiales iluminando el universo formando nuevas estrellas, creando vida, amor, felicidad.
Te siento caminar en mis noches a solas entre mis pensamientos, entre mis átomos, diluirte en mi sangre peregrinando entre mis neuronas, elegante como eres, bello, plácido, seguro, silente dialogas, cuestionas, valoras, llegamos así a reflexiones y conclusiones, concertamos la vida, pero juntos.
Siempre te duermes en mi corazón, te acurrucas entre mis ventrículos, vibras al unísono de ellos, me llenas de ternura y emoción.
Siempre recorres mi piel, me saturas hermosamente con tu sabor a miel, me dejas tu calor y candor, dejas mi piel con un bello rubor.
Siempre te diluyes y fusionas en mí, viajamos entre estrellas y nebulosas, admiramos cosas sublimes, grandiosas quedamos absortos, extasiados de tanta belleza y magnificencia.
Siempre nos preguntamos si debemos dejar tanta belleza y su elocuencia y regresar a la dimensión terrenal, o quedarnos allá en lo excelso, etéreo, sublime y sideral.
En cada éxtasis comulgamos con Dios, con el Universo, y lo aprendí de ti y por ti.
__

La voz de Beto que entró en una exhalación lo sacó del ensueño, y en minutos acordaron entretener a Miguel dejando luces encendidas, y salieron en dos coches, rumbo al edificio, mientras… Marcos iba por Ana, por Gaby y el resto de la gente para encerrarse en el estudio.

__Beto, tengo dos amigos que tienen un departamento en Puerto Madero, no creo que los conozcan ellos __ dijo Pedro recién recordando a Diego y Raúl.

__Está bien, Pedro, no involucres a más gente, nos arreglaremos así, todo estará bien, Fabián, estaremos bien __lo tranquilizó abrazándolo por primera vez.


En algún lugar de la Panamericana.

__ ¿Y la policía?
__La policía está alertada de todo esto desde antes de lo de Juan, Guillermo y seguramente cuando acabemos con ese enfermo, mi carrera también habrá terminado en esta ciudad. Son mis últimas cartas, pero bien valen la pena _afirmó el inspector.

Ninguno de los teléfonos daba señal, por lo que se dirigieron a la Casa del Delta.
__Tendrían que estar allí.
__Los hallaremos y los pondremos a salvo __intentó tranquilizarlo__. Tú no puedes moverte por la ciudad, ni siquiera puedes caminar.

__Lo sé, y a decir verdad no sé cuánto tiempo puedo aguantar en este estado, me curó un veterinario, la golpiza fue dura, tengo dos dedos fracturados, la cabeza me está matando de dolor, pero más me duelen Pedro y mi hijo.
__Tómate estas pastillas, alguna ventaja tiene mi pierna media rota, al menos hasta que un médico te vea. Te calmará los dolores __aseguró Santiago extendiéndole un frasco de pastillas y una botellita de agua mineral.

Guillermo tomó dos y recostó la cabeza contra el asiento, inclinándose hacia la puerta, mientras guiaba a Santiago hacia la Casa del Delta, alejada del ruido habitual.
Durante la hora que duró el trayecto, el inspector tuvo tiempo de pensar dos jugadas, una por si estaban en la casa, la otra por si estaban en el edificio, Guillermo se había quedado dormido en al auto, atormentado porque debería postergar el viaje a Italia.
“Pedrito, tu mamá, tenemos que rescatarla, perdón amorcito. Quisiera decirte tantas cosas como que te amé desde verte en el edificio mas no sé si podré.
Cuando te miré algo sucedió dentro de mí, llámese mariposas, remolino de emociones o no sé, lo cierto es que a partir de entonces, el viento huele a rosas, como esos pétalos que te dejaba como pistas en la casa, son más intensas mis pasiones, todo aquello que buscaba, en vos lo encontré.
Sos hermoso, romántico y enamorado, tus ojitos esconden un misterio que estoy dispuesto a descifrar, bien pudiera comparar tu belleza con la de un dios, con esa luna llena en plena madrugada que tanto me hace suspirar.
Yo te miro; me quedo atónito ante tu hermosura, ¿será acaso que me llegó el amor que pienso que no existe  hombre más  íntegro ni en toda la literatura?
A veces pienso que sólo en mis sueños habitas, que no sos real, pues me pareces aún más bello incluso que el mismo adonis o  cualquier otra deidad.
¿Cuándo te miré viéndote?..., ¿o te soñé?, no estoy seguro, pero..., ¿qué más da?

Algo sucedió dentro de mí, llámese locura o fantasía, llámese falta de cordura o música, algo sucedió dentro de mí que no sé cómo explicar.
¿Será acaso que me llegó el amor que pienso que sos sólo  vos el hombre que puedo amar?, ¿que no existe a mi alrededor nadie más, que sólo me siento vivo cuando  me miras, que  sos en mi mundo la escuadra y el compás?”

__
Algo le decía a Santiago,  que en la Casa no hallarían a nadie, y en efecto sin siquiera despertar a Guillermo, entró con el coche con las luces apagadas, y con sigilo se asomó a la casa, estaba abierta, con las luces encendidas y todas las cosas revueltas,  por allí ya había pasado Miguel con los suyos, y al no encontrar a nadie, había destrozado todo.
Subió al auto, y se puso en marcha hacia el edificio, estaría cerca del estudio, debía detenerlos allí, o podrían terminar con todos, la suerte estaba echada.
 Pedro y Fabián podían estar en el edificio, y lo peor, en manos de Miguel, pero no estaba dispuesto a fallar, no esta vez en que terminaba su carrera, antes, vaciaría el cargador… en la cabeza de su enemigo. Si la policía no estaba de su lado, entonces ya no seguiría sus reglas, no permitiría que Guillermo o Alberto se mancharan las manos.
Salió de la casa, y puso el pie en el acelerador.

__Muy bien, Mendoza, nos veremos, esta vez estás allí, no te quedan lugares, y esta vez, estoy dispuesto a disparar antes que vos.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSOINAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

17 comentarios:

  1. Sol Urvino Superar la culpa es un gran desafio, pero tambien es el unico modo de liberar ese amor. UN BESO, EVE.

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  2. Maria A Te agradezco infinitamente esas bellas historias que siempre nos dedicas . Que tengas un feliz día, amiga. 💓🌞🌺

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  3. Mary Más que bello.....
    Lindo día...Eve Monica Marzetti

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  4. Veronica Lorena Piccinino muy lindo capitulo Eve... gracias por compartirlo.

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    1. Eve Monica Marzetti Es hermosa Vecinos Veronica Lorena Piccinino, al comienzo me pedían capítulos diarios, hasta saber los secretos, es un amor inmenso.

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  5. Espectacular Eve, una trama increíble donde la maldad de Miguel no da tregua...Espero que esta vez sí esté cerca su fin...

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  6. Intenso capítulo Eve, el destino los unió,ala vez los confronta con la realidad Miguel tan siniestro y ellos expuestos al peligro el amor los fortalece, gracias por tanto genia ;) besos !

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  7. Veronica Lorena Piccinino bellisimo capitulo... cada uno de ellos tienen una historia de vida dura, me gusta esa complicidad entre ellos... gracias Eve Monica Marzetti

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