lunes, 5 de noviembre de 2018

"SIGNIFICAR". CAPÍTULO DIEZ.


"SIGNIFICAR".

 CAPÍTULO DIEZ.



Llegado a cierto punto la vida dejaba de hacerle regalos a uno. Se convertía en una jefa vociferando órdenes, obligaciones. El deber ser…  mucho más perentorio que el ser. Alzó el rostro, Pedro canta y la voz lo acaricia.

¿Por qué no aceptar que algunos sueños se hiciesen realidad?

"No estoy seguro de que yo exista, en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados".
-Jorge Luis Borges.
“Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad
errante, hasta tu compañía!” Pablo Neruda.
“Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitología tibetana) no es espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges”.
Nueva Vindicación del Tiempo.
Jorge Luis Borges.

__Te declaro culpable... sí, a  vos precioso. Sos quien quitó mi paz interior, despertó mis recónditos temores, sacudió mi insoportable rutina, pulverizó mis angustias más agudas.
Asomaste lento, escondido en atrapante intriga e inquietante novedad. De avance constante, delicia difusa y valiente actitud.
Mi juicio no advirtió que venías por mi alma.
Y no es que me tomaste desprevenido. Al contrario, tu belleza bien que disparó mis alarmas de coraza.
Pero mi defensa fue en vano. El ataque vino camuflado. Tras lo visible, tu corazón era quien comandaba. Imposible vencer…
Ahora te deseo de manera audaz, al borde de perder la cordura.
En ocasiones pregunto a mi compañera, la soledad, ¿qué me has hecho? Más no encuentro una soberana razón, ni el más mínimo indicio.
Y caigo en la cuenta de que mi aturdida hombría ha sido puesta en jaque.
Ya no puedo repelerte. Tampoco quiero. Sonrisa cómplice en mi rostro. Esa que sé que te encandila, te atrapa, te enloquece.
En el aire que respiro, tu aroma. En los acordes de un tema, tu jadeo. En la oscuridad de la noche, tu mística. En la tenue luz de la luna, tu contorno. En el horizonte, tu presencia. En mi locura, vos.
No existe pensamiento liberador. Ya no soy dueño de mis ideas. Me has invadido. Lo acepto. Sos culpable. No hay dudas.

Solo cuento con una opción.  Más temprano que tarde contraatacaré.
Y entonces... lo bello de lo intangible, cobrará vida corpórea y lo etéreo arderá en sublime pasión.
Tu ser se estremecerá como nunca lo ha hecho. Aclaro, no soy descomunal. Solo que vos me has llevado al límite, has tomado posesión de mi fuego sagrado.
En represalia iré por tu cuerpo. Y de la misma manera que hiciste tuya mi alma, haré esclava mía tu piel. Y en infinito orgasmo iniciaremos nuestro viaje de ida.
__ Soy tuyo, Guillermo, y siempre sabrás dónde estoy, nada te pido nada poseo, solo te disfruto y deseo que sepas lo que es sentirse amado, porque presiento que no lo has conocido junto a Juan.
__Pedro, llevo treinta años con él, tengo un hijo, soy gay, tengo miles de secretos y normas, soy una farsa que se mueve montando personajes en el escenario en que convertí mi existencia, el amor como la amistad solo nace entre dos seres virtuosos o algo así dijo Aristóteles, y yo soy el pecado, vos la virtud.
__Nadie es del todo virtuoso, Guille, ya ves, quizá yo no ande por la vida mintiendo abiertamente, y sin embargo omitir que me atrae el hombre y lo masculino no es  ser sincero, de algún modo también monto mi farsa.
__No es así, yo soy un ángel caído, Pedro, un alma oscura y atormentada escondida tras un matrimonio ejemplar, vos soy amable, casto, caritativo, fuerte, yo atraigo el pecado, vos las virtudes, casi diría que tienes las siete mientras sin molestarme a contar yo domino los siete pecados.
__Pues te amo así entonces, nadie merece vivir atormentado, Guille, me gustaría que  dejes la máscara de lado conmigo y que de a poco puedas dejarme ver quién eres y sanar tus heridas, pero no pienso presionarte, sabes donde vivo, mi puerta está abierta y te espera.

Guillermo acaricia mi mejilla con el dorso de los dedos y un estremecimiento se apodera de cara fibra de mi ser.
__Pedro. ¿Quién sos? A veces creo que detrás del ebanista hay mucho más, sos culto, inteligente, osado y valiente, y me pregunto por qué no te conocí a los dieciocho años cuando empezaba a vivir y no recién ahora.
__No soy más que lo que ves, Guille, solo que quizá me atrevo a decirlo, aunque solo frente a quien deseo. Y lo que hoy digo es que me enloqueces como nunca nadie logró. Armoniosa, la boca se me espesa en tu beso. Es el mar que me atraviesa. Regresa en la invasión callada y fuerte disipando el espacio sin tenerte, disipando las noches de mi muerte: tu boca, redentora de mi suerte. Y como un ángel o un mortal poseso  navegas la honda ruta de mi hueso.
Es tu boca la errante que atraviesa  la ruta silenciosa de lo inerte, dando vida a los astros, con su beso. Y los astros recorren estaciones  en las flores que crecen con sus dones.
Tantos años y ya me ves, sorbiendo en tus jardines como ayer, y lo hago cual bebé que en mi nacer  te bebo en mi alimento y tu placer. Déjame alimentarme en tus pezones, hundirme tal semilla y renacer: volver y amarte con la sed primera.
__Veo tus labios y recaigo  en el vicio de tus besos, y me siento adicto sin remedio, un paria sin control de sus deseos, un dependiente de tu saliva de anfetamina, que me acelera la sangre.
No tengo control de impulsos si me miras, si te muerdes los labios, me muerdo los dedos para controlar, para tratar de no abalanzarme sobre ti y morder tu boca, probar tu lengua, llenar mi sed de ti.
Yo que tan independiente me creo, vivo subordinado al aleteo de tus labios de mariposa, vivo enganchado a la humedad de tus dientes a tu sonrisa traviesa que me provoca y me seduce.
Soy un fanático de tu boca, un seguidor inamovible de tus labios, he querido dejar de verlos, de saborearlos, pero no tengo fuerza para oponerme, no tengo la voluntad necesaria para dejar de verlos, estoy perdido en el vicio de verte y besarte.
Mi síndrome de abstinencia me mata, no soporto dejar de probarlos, cuando los estoy dejando de besar ya los estoy necesitando, no hay forma de no estar atado a ellos.
Deja de mostrarme tu boca, de saborearla, no hagas leña de mi deseo, dame la vida de tener todos tus besos, dame mi vicio, dame los besos eternos, que siempre he querido, no me importa morir de sobredosis de besos, no me importa quedarme en el delirium tremens, no me importa no tener ya más cordura, si mi voluntad es tuya, la cordura...ya me sobra.
__ Casualidad. El amor es una bella casualidad que llega para embriagar de dulzura los sentidos y la misma vida. Fue casualidad nuestro encuentro, bastó con cruzar nuestras miradas para quedarme flechado, y sin hablar sonreímos. ¿Como si ya nos hubiéramos conocido? Casualidad es amarte sin pensar, solo amarte porque me nace, porque hiciste crecer este sentimiento como río que desemboca en tus abrazos, y se queda en la orilla de tus sábanas. Casualidad no es casualidad, yo te esperaba…  lo sientes, lo sabes. Amarte no es casualidad es el destino que hace que nuestros caminos terminen en un amor infinito. Llegaste para alegrar mi otoño y pintar de arco iris mi vida.
__No creo en las casualidades, ni en el sino más que a medias, una parte depende de nosotros, ¿volverás?
__No creo poder dejar de hacerlo, despertaste mi alma dormida, saturaste de belleza mis sentidos, me despertaste de un largo periodo de adormecimiento, no sé si es pecado, si no tiene perdón, mas creo que te amo o que te voy a amar, Pedro Beggio.
__Y yo, Guillermo Graziani, y perdón si soy egoísta y no puedo pensar en tu esposo, reconozco que no me cae bien y que poco me importa de él, porque en verdad me parece que tampoco te ama solo que no puede soltarte.
Mi cuerpo encaja a la perfección en el tuyo, como si te perteneciera desde eones, y siento que he nacido para amarte.
Puedo ver el brillo en tus ojos y, a través de ellos, siglos y siglos de oscuridad, soledad y dolor.
¿En qué momento, mi querido Graziani, te atreviste a despojarme de todo? ¿Cuándo fue que lo decidiste?

— Digamos que hace varios milenios. Quizás así sea.

La sorpresa de  Pedro se mezclaba con cierta nostalgia que le llegaba de tiempos remotos. Lo miró fijamente y la melancolía la invadió por completo, vagos recuerdos aparecían como destellos de una historia sin fin... Una lágrima negra como la noche que los cobijaba, rodó por su mejilla y él, lo acarició con el dorso de su mano, tratando de absorber un poco más de su esencia: como si beber su sangre en el beso feroz no hubiera bastado, ni siquiera el hecho de saber que ya nunca más volvería a perderlo. Pedro sujetó su mano y la apartó de sí, se acercó lentamente y comenzó a besarlo. De a poco iba sintiendo cómo crecía su deseo, era como estar ardiendo en las mismísimas llamas del infierno, su cuerpo ardía, su boca ardía, su mente... también. Sumidos en ese delirio demencial, se fueron abandonando ante el fuego de la pasión. A lo lejos, en una de las habitaciones de la casona, Juan aún esperaba a su esposo, sin sospechar. La luna llena apostada en el firmamento, observaba celosamente a los amantes furtivos. Ellos, habían logrado por un instante, zambullirse en las arenas del tiempo: de pronto, Guillermo abrió sus ojos, sintió despertar su conciencia y comprendió que todo su mundo giraba en derredor de aquel amor; y por sobre todas las cosas, comprendió que así había sido siempre, desde el momento mismo de la creación.
__
Guillermo se ha despedido de Pedro en la puerta del taller. Después del diluvio, el día está húmedo y el aire crujiente como aquel celofán, límpido, irradia sobre las cosas revelando texturas y colores.
Solo, con el aire acondicionado de la camioneta soplándole aire frío, Guillermo aprovecha para asegurarse que luce igual que cuando sale del estudio o de casa a hacer compras, que nada lo delata. Que es en el mundo el abogado, el penalista, el padre, el esposo, retornando al hogar al atardecer. Tiene el impulso de llamar a José y contárselo pero se contiene, será mejor hacerlo personalmente.
Me acosté con otro hombre, repite la consciencia estrepitosamente, tirando la frase dentro de sus parietales, a ratos a ritmo de pulsaciones briosas, otros con leve chirrido de una misteriosa puerta. ¿Será que posee características masculinas irresistibles porque no siente culpa sino euforia? Nunca antes ha sentido tal sensación de autonomía. La decisión ha sido rotundamente suya. No obedece a nada más que a su propio deseo, y es una noción nueva de poder. De libertad. Es la confianza en su atractivo, en su propio cuerpo. Le dio placer que Pedro lo viera. No le importó su edad, ni pensó en eso hasta el final. Con qué naturalidad tomó todo. ¡Qué diferencia con Juan!
Sí que Pedro había sido irreverente, apresurado. A Juan el orgasmo le tomaba más ceremonia, más tiempo. Pero con Pedro, a ninguno de los dos les hizo falta nada, solo desnudar piel y almas.
Ve aparecer las edificaciones de su calle, el día transcurriendo impávido, los coches estacionados, el verde intenso de los jardines tras la lluvia, palideciendo en la luz evanescente del atardecer y entiende cuántas horas pasó con Pedro. De súbito el coche de Fabián está aparcado en la puerta de su casa, en la rampa del garaje, su hijo, tal vez tan rebelde e irreverente como él, como Pedro. Él llegaba preparado para ver a Juan, a su esposo sin inmutarse, pero su hijo, que es tan perceptivo, ¿qué pensaría de su padre si lo supiera?
En un instante, Guillermo se transforma, pasa de la felicidad íntima de ejercer su libre albedrío a la noción de que su vida no es solamente suya para hacer con ella lo que le venga en gana. Su hijo está en la casa, su hijo lo mirará con ojos que esperan que él sea su pilar y que se mantenga sólido en el tiempo, inmutable, que él sea el muelle al que amarren todos los barcos de esa familia cuando regresen del mar tras enfrentarse solos a tiburones y peces, lo que sea que decidan enfrentar para construirse un espacio propio y darle sentido a cada mañana.

__
Observo desde el alféizar de mi ventana los primeros ecos de la noche, con la esperanza de que uno de ellos atrape la escasez de mi voz y llegue hasta donde estés.
Hace demasiado tiempo que en mi seno, no dormitan aquellos besos que eran como pétalos lacustres adornando la alegría que nos encumbró. Teníamos la vida, en cada concavidad de los sueños. Sé, por esa locura tuya de quererme aunque fuera a ratos pequeños, que el tiempo es solo signo contemplado desde el pálpito de los deseos. La vida, pareciera querer saltar
desde la ventana de mis ojos al vacío del encuentro. Deseo tanto que tus manos salgan tendiéndome nuevas sorpresas...Te amo con mi aliento y con mi alma, en mi silencio y en mi calma, en la oración de mis ansias, en mis horas de prestancia. Te amé en el dolor y la tristeza, en días de pobreza, cuando todo era incierto porque este amor era solo nuestro. Te amaré contra todo y contra todos porque eres mi refugio y mi reposo, porque eres mi callado y solo anhelo amor, deseo envejecer y morir a tu lado.
Me gusta mirarte,  guardar tu imagen en mis recuerdos para cuando no estés volver a mirarte. Me gusta abrazarte sentirte tan cerca como si fueras parte de mi cuerpo. Me gusta.  ¡Cómo me gustas! Que no hay nada que te reemplace, me gusta besarte,  saborear esos labios que me transportan a mundos distintos donde solo hay deseo, pasión. Me gusta todo de ti me gusta tenerte, sentirte, amarte hasta morir.

Estos deseos sin límites cuando me hierve la sangre y tu nombre aclama y la yema de tus dedos  respiran por mi piel encendiendo el rescoldo de las brasas que antes de ti estaba apagado. Hoy llevo en el alma la fuerza de amarte y el deseo de sentir en la piel desnuda,  veo tus ojos desabrochando mis ganas de ti y tu mirada penetrante  alucinando mi cuerpo obsesivo de mis cumbres, presas en tus manos, con la pasión y el deseo de arder con fuego que no se apaga… una hoguera encendida  con llamaradas ardientes, que enciende los labios en el beso, bajando a mi pecho prendido de pasión,   como nodriza llevo mis pezones a tu boca y te alimentas con placer, la pasión crece…  la piel se estremece al contacto de tus labios  en los míos y el fluido se junta, bajo el vuelo de un suspiro se deja sentir en el aire, el amor de dos almas de dos cuerpos que se juntan en uno solo en deseos sin límites para entregarnos a la pasión  y al amor ardiendo como teas,  consumiéndonos complacidos  de amarnos sin límites en el beso encendido de pasión sin límites. ¡Te amo, Amor! Néctar divino que mis labios probaron.  Qué dicha tan grande experimenté. No puedo creer que probé tus besos que saboreé tus labios. El sabor de tus besos embriaga y hace vibrar,   beso que hierve la sangre en las venas y acelera el palpitar, néctar divino que da vida a mi ser como sé que él no sabe apreciar. Mis labios están humedecidos, me queda tu sabor a whisky y menta con sabor a quiero más. Tus besos me regalaron sueños de amor, ternura y sonrisa. Tus besos me regalaron color,  alegría y vida, me hacen vibrar, me hacen susurrar palabras de amor y siento que en tus labios quiero vivir. No sé qué haría por escuchar de tus labios un te quiero, un te amo en cada amanecer. Quiero entregarte mi vida en un beso.
Busco tus labios ardientes, las ganas me consumen y mi desesperación me condena.

Las madrugadas interminables solo traen tus recuerdos y castigan mis deseos, amargo desvelo,   mis labios ansían los tuyos y tú no vienes  y siento que todavía guardo en el alma el sabor de tus besos.
En tu mano estoy, mi vida. Difícil me es escapar de lo que se me está olvidando sentir. Tu mano, siempre me calma, no la abras más porque me iría de ti y ya no me podrías sentir más. En tu mano, está todo  lo que es mi ser una ruina de huesos y piel, demonios y pesares sin saber cómo desecharlos cual dolor crónico sin final. Recuerda el despertar de los sentidos y el recorrido por todo  mi cuerpo en sus más íntimos pensamientos. Cuando llegue la hora de mi muerte no te sientas solo, de alguna manera seguiré  unido a tu piel.
Tarde lluviosa y llena de melancolía, hoy vida mía cierro mis ojos para sentirte, para hacerte a mi lado, para acurrucarme en ti, y dejar que transcurran las horas y nos acerque a la hora donde todo se convierte en sueño, donde las almas que se aman de verdad, sueñan tan alto, y sienten tan alto, que nada ni nadie las puede separar, ahí donde solo nuestro es este sueño de amor.
No es el amor solo el encuentro de dos cuerpos, allí donde mueren de deseo y pasión, donde las bocas se secan y los labios arden temblorosos, donde por los adentros vuelan millones de mariposas, no, el amor, es mucho más, el amor es la fusión de dos almas, con el mismo palpitar, dispuestas a volar sin saber el destino, son dos almas que se escapan de cualquier plano físico a pesar de montañas, mares y océanos llenos de mareas de inconvenientes.
Yo te amo así, con locura, con mi corazón y mi mente, y me urgen tus ojos para seguir viviendo, para no perderme en los caminos oscuros de esta realidad oscura que cubre mis días sin ti, urge que tus labios me besen y dejen grabado con sello de amor mil melodías en mi sonrisa, urge, que tus dedos dibujen en mi espalda mil caricias para soñar, urge vida mía sentir tu aliento cerca de piel, para así perdernos entre la locura y el olvido.
No tardes vida mía, urge. Esta noche amor mío pídeme lo que quieras, pídeme dormir un sueño de amor currado en mis brazos, pídeme un beso eterno, con una sola mirada sabré leer en tus labios tu sueño de amor, pídeme una vida llena de caricias,  te las daré hasta el final de nuestros días, pero no me pidas vida mía que te olvide que te arranqué de mi vida, no podría, porque ya me encuentro de tus ojos y vivo soñándote enredado en tu alma, déjame hacerte feliz, déjame hacerte sentir lo ya olvidado, mirándonos en los ojos de la luna y vivir nuestro sentir sin miedos ni tiempo que nos marque el recorrido de nuestras locuras de amor mientras te sientes amado, déjame abrazarte con mi locura, déjame volverte a la vida.
Esta noche amor, enrédate en mí, no camines solo por los silencios, busca mi sonrisa,  ella te espera para adorarte, y llenarte de sensaciones nuevas, baila en mis labios amor mío, y perdámonos por las calles del olvido, solos los dos porque te necesito toda una vida para mí, esa que estás por vivir.
Esta noche te he besado mi amor, te he besado apasionadamente, lentamente, esta noche soñé que eras mío, que venías a buscarme, me tomabas de la mano para caminar sin miedos, ni oscuridades, tú, mis noches llenas de magia, y yo, tu  enamorado te entrego los secretos de mi alma, entre sueños.
Ven a buscarme esta noche amor. Si tú quieres nos hablamos nuevamente,  si lo deseas recordamos lo vivido, solo si tú quieres y no vas por el olvido. Te propongo buscar, cual tesoros, el mejor día que vivimos. Aquel cuando al amor le ofrecíamos suspiros, ese tiempo que aún no sé por qué he perdido.
Si tú quieres vamos hilando las historias, porque algún día se borrarán en las memorias.
Te propongo una vez más darnos la mano y sentir si es certero nuestro tiempo.
Si tú quieres lo intentamos mil veces, solo si tú quieres y me dejas transformarlo. Sé que vive en cada frase de tu vista, mi plegaria que fue traición y desvelo. Si tú quieres, pero solo si tú quieres, vayamos por un nuevo encuentro,  yo te lo seguiré proponiendo,  hasta el último suspiro allí en mi lecho. Te propongo que lo pienses un momento, ¡ya es tarde y no resta mucho tiempo!

__ Usted,  el hombre que robó mis sueños,  compañero de días inciertos,  de noches de desvelo.
Usted  el hombre perfecto  para mis días perversos, usted que ha llenado  mis horas de soledad  con caricias tantas  a pesar de mis defectos. Hoy, esta noche y esta luna  solo serán para usted conjugando el sustantivo te amo  con la pasión del verbo amar callando los suspiros  con la fuerza del silencio  y las ardientes caricias  que de mi piel han de brotar, sentir el caer de la lluvia  que nos ha de adormecer  acunando tantos besos  que de mi boca a la suya  siempre han de florecer. Ven, vierte tus deseos  en mis pérfidos secretos, deja que tus locos sueños  se diluyan en mis sueños,  arranca la palabra que nace  de mi alma en dulce  verbo, ven a mis brazos amor, te enseñaré que la pasión  que fluye de este amor por vos es tan grande como  inmenso es el universo.
__Hoy en la noche te soplaré al oído una música sobre ti en palabras envueltas con vivaces compases y alientos del deseo de encontrar un ser divino y duradero en mis sueños,
y ese ser eres tú, !divino Dios! de conocerte con el solo hecho de ver lo que expresas y exprimes en mi interior, solo el amor sabrá si nuestros caminos se cruzarán en pos de una paz y tranquilidad supremas, que nos lleven a lo misterioso de las profundas almas en un solo corazón cautivos en todo momento por el deseo, y placer de amarnos. No te preocupes aunque tú no estés ahí, aunque nunca te vea, aunque todo sigue siendo un sueño, una fantasía, sigo viviendo de ello,  sigo inspirado en lo que tú has provocado en mí. Cuídate y cuando leas mis escritos,  mis misivas llenas de tanto amor sobre ti, piensa que aquí estaré hundido en mi mundo esperando el renacer de un beso que me eleve a lo abstracto del cielo. Seguiré amándote, prefiero mantenerme en las penumbras de la sombra, y amarte así en el anonimato de una esperanza que aun lejano tomará vida cuando llene tu corazón de palabras hermosas y sentimientos profundos demostrándote la calidad de vida cuando existe amor.
__A pesar de las cosas que te suceden, piensas que la vida es benévola contigo. Respiras tus días como “una golosina”, aspiras aromas diferentes y agradables, ¿te regocijas por tus sueños intactos, por los consuelos, y porque cada etapa te premia?, yo te felicito por todo ello, por tu optimismo, por tus desvelos.
Es cierto que a nuestro alrededor siempre hay alguien disconforme, y para los que un nuevo día, es nada más que comenzar una rutina; disiento contigo en que somos capaces de conformar a nuestro antojo el que nos toca transitar; es verdad que nada tiene que ver con que este amanezca con sol o sin él. Si bien hay veces que lloramos en días espléndidos, en cuanto a clima se refiere, es nuestra alma la que sufre y eso no es antojadizo. Algo o alguien nos produjo  dolor. Si “una amapola detuvo tu andar” y lo recuerdas, es porque hay una cicatriz. Si tanto amaste, sientes nostalgia por ello; si amas puedes ser feliz, o no (eso lo eliges). Si la distancia te aleja, en lugar de acercarte, si un perfume te recuerda cosas, es porque están en ti y tienes el libre albedrío para disfrutarlo o no. El bien y el mal, no son lo mismo, porque nos producen cosas diferentes. Dices “si infierno y carencia de reyes es la nada”, la nada es peor que la soledad, y te aseguro que ya eso es un infierno.
Es gratificante oírte decir que cuando pliegas tus sábanas, un aroma sube a tu mente ¿de qué?: recuerdos, pasiones, o simplemente abrigo. Lo más importante es saberse vivo. Existir para uno, y los que te quieren, si lo deseas guardar en la memoria: tiempo de infancia, etapa adolescente, madurez y todo el cariño que te brindaron y brindan aún, a través de todos y cada uno de los días de tu vida.
Existir, tener un lugar sobre la tierra, es la esencia del ser. Claro que es importante también para los que te quieren, pero eso ya pertenece al prójimo, dejó de ser tu problema. Cada ser allegado a ti por parentesco o afecto, siente tu existir de diferentes maneras. Lo puedes percibir quizá, pero es una vivencia personal y única de los seres que te rodean.
Perdona este análisis de tus pensamientos, creo que tienes la necesidad de expresar por medio de la escritura lo que sientes, en cierta forma afirmarlo, y eso es bueno. Deja a los demás que se involucren con sus personales maneras de querer, o si lo prefieres de amar; quizá descubras que no es como lo desearías; quizá sea mayor el resultado de lo que esperas de cada uno, lo esencial es que sea verdadero. No sirve la mentira para definir afectos; tampoco poseemos una medida para tener la certeza de la veracidad e intensidad de ellos. Contamos solamente con nuestra verdad, con nuestra forma de amar al prójimo. Lo demás son simples deseos… A veces se cumplen, otras no.
Con mi mente logro cada detalle de tu rostro y tu cuerpo, cada detalle real o imaginario
del acto, y aun lo subrepticio que añadir o sustraer  le quisiera al movimiento. Benditas manos que se amoldan a tus contornos y pasean por cada línea de tus parajes, y advierten palmo a palmo las fibras que te hacen bello, cada contorno de perfil, y todos los modos y gestos de tu rostro. Dichoso estos ojos que captan la geometría de tu figura, la contextura que encaja en el espacio  de tus medidas, y la delicada ternura, que desde la compostura que inclina tu rostro, hasta el reflejo translúcido que se origina de tu alma, ellos con precisión de filigrana lo detallan.
Doy gracias al Supremo,  por destinarme con mente, sentidos y este móvil cuerpo para hacer el sufijo donde manifiesto que vivo, sino también el predicado de amarte; sin embargo, a pesar que te sueño, te pienso, te imagino, te dimensiono, te acumulo y hasta llego a asirte en todos los hechos totales en concreto y lo inverosímil de los cuentos estéreos, casi palpables; mis manos no te atan a la veracidad de los hechos, mis palabras entran por tu oídos, pero no calan en tu cerebro pensante, y no colman la entraña de tu corazón amurallado de mármol.
Aún con la inteligencia y la sagacidad que en prodigio, la ventura y el Creador dispusieron para este pobre mortal, no he quebrantado tu voluntad impoluta, no he conseguido la estrategia certera, que doblegue y te convenza para que a rienda suelta, sientas lo que emocionas mis ideas, sensaciones y cada minúscula partícula de célula, por ti.
¿Para qué tanta virtud? En todo eso no estás tú.


__Pedro, amorcito, está mi hijo en casa, tengo que cortar, cuídate y sueña conmigo, como yo lo estaré haciendo, me hiciste el mejor regalo de mi vida en este día de lluvia.
__Y tú, Guille, y tú. No me olvides porque yo en sueños te estaré amando.
En el péndulo indescifrable de un reloj,  mis ansias fantasean con la llegada de tus pasos;
esos tacos que erizan cada poro de mi cuerpo,  inhibiendo todo rastro de culpas y de miedos; no es pecado si tú me estás amando,  no es pecado si con el alma te deseo.  Las noches que él me ha robado fortalecen el perdón de mis deseos;  no es pecado amarte en silencio,  es pecado fingir que no te quiero;  llevas en tu cuerpo la firma de tu dueño,  pero yo soy el dueño, de lo dulce de tus besos.  El rubor de tus mejillas oculta tu secreto,  que nadie se entere que pecamos en lo nuestro;  no hay pecado en un beso muy discreto,  no hay pecado si ajeno es tu cuerpo.
Cada noche que duermes a su lado,  es un día que muero sin remedio; y aunque él sueñe dichoso a tu costado,  soy yo quien reina en tus sueños;  pecado no es que tú me estés amando,  pecado es creer que tú tienes un dueño.
Si mi vida borrara tu pasado,  gustoso por ti la perdería;  borraría los besos que él a ti te ha dado,  arrancaría sus caricias de tu vida;  no es pecado vivir de ti enamorado,  es pecado que tú no seas mío;  quizás  ocurran los milagros,  quizá soñemos juntos algún día;  quizá pasemos juntos nuestros años,  quizás él se aleje de tu vida;  no es pecado que yo te esté amando,  es pecado que me ames pero que tú no seas mío.

__

Guillermo mira su casa, la hermosa construcción que heredó él  al casarse. Dentro de un momento, él entrará por esa puerta, volverá a enhebrar el hilo de su rutina de esa ilusión de hogar tejida con dedicación. Pedro y ese Guillermo que llega de un motel sórdido, que todavía guarda en el pelo la saliva imperceptible de besos húmedos y que lleva el oído lleno de sonidos roncos de él y su propio jadeo, quedarán fuera, anulados, vencidos, derrotados instantáneamente por la visión del auto de su hijo estacionado en el parqueo de su casa. De un manotazo, nervioso, vuelve el espejo retrovisor para mirarse con cuidado, asegurarse de que no se le pase por alto el signo que señale el descarrío de la tarde.
Mete los dedos en el pelo, lo peina, se alisa la cara, toma su morral junto con una bocanada de aire y baja con la espalda recta y mientras camina hacia la puerta deja de sentirse culpable porque el cuerpo no coincide con la noción de padre sacrificado, su cuerpo es de hombre ágil, y está lleno de energía. Es padre, pero también es él, un hombre que avanza sin titubeos sobre sus zapatos, mete la llave en la cerradura  y entra.
Oye ruidos en la cocina, risas, la voz de su hijo, Fabián.

__! Fabián! _ exclama, caminando raudo hacia allá.

__! Sorpresa! __dice su hijo mientras se lanza en sus brazos, lo besa, lo despeina__. Tu hija cayó de sorpresa.

__ ¿Malena está acá? __interroga Guillermo, Male, su hijita más pequeña, su sol, está ayudando en la cocina a Julieta.

__Es lo que dije, viejo, para que no digas que te olvidamos.
__ ¿Qué pasó? ¿Y la universidad? ¿Estás dispuesto a tener vacaciones? __le pregunta Guillermo, tomándolo por los hombros, pellizcándole la mejilla.

__Me anoté en un proyecto voluntario como parte de una clase _dice Fabián__. Pa, no te enojes, vamos a trabajar en un barrio construyendo casas por tres mangos y por un mes apenas. No te avisé para darte una sorpresa _sonríe.

Guillermo tiene debilidad por el hijo,  aunque ama a Malena. Es dulce con él. A diferencia de Malena, Fabián es extravertido, bromista. A veces le preocupa que sea un niño grande. Se consuela diciéndose que debe tener paciencia, que él eventualmente madurará.
__ ¿Y qué sorpresa culinaria me tienes, Malena? _pregunta acercándose a la hornilla.

__Prohibido mirar, papi _ dice ella, apenas un año y algo menor que Fabián, levantando las manos para impedirle el acceso__, tendrás que esperar a que venga tu esposo y nos sentemos a la mesa.

__Vuelvo en un minuto _dice Guillermo__,  me pondré algo más cómodo__. Abre una botella de vino, hijo, y sírveme una copa. Quiero que me cuentes de este proyecto. ¡Qué alegría tenerlos por acá!

__Estás guapo, viejo _ le dice Fabián__. Te veo más joven. Parece que tuvieras un pacto con el diablo, vos.

__Cinco kilos menos.  __ Guillermo sonríe y se gira hacia su cuarto.

¿Notaría algo su hijo? Lo había mirado ligeramente intrigado. ¿O lo había imaginado? En su cuarto se desviste, echa la ropa a la cesta de la ropa sucia, huele el bóxer temiendo a Julieta. No siente nada especial, pero no está seguro, tampoco es hora de ponerse paranoico, el paso con Pedro está dado y no tendrá regreso. Pero no sabe si su olor y el del sexo se quedaron en su olfato, porque en el motel se lavó, pero quizás es que no puede ni quiere quitárselo de la mente. Se mete bajo la ducha, se lava entero con especial cuidado, sin poder evitar estremecerse, las manos de él están por todos lados como la misma  sensación del agua acariciando y  limpiándolo de sus besos, de sus yemas, de su lengua, pero es inútil está allí, tiene la piel fresca y ardiendo, escaldada de él.
Pedro es miel sensual en cada beso, es fuego que le invita en su mirada. Flor que perfuma sus deseos y erotiza a sus sentidos. Sabe de andares por su piel desnuda, de los húmedos caminos que transita. Vibra cuando abren sus trincheras y se elevan en suspiros a sus cimas.
Sabe de placeres escondidos en los deseados refugios de sus curvas. Aprendió el lenguaje de gemidos cuando come la fuente apetecida. Él  sabe darlo todo cuando ama, es suave paloma entre unos brazos, gato mimoso en sus caricias. Volcán en erupción ardiendo en lava, tiene un nombre y acompaña a un apellido, se da a su hombre sin pedirle nada.

“Déjame amarte en silencio, no hables,  deja que mi respiración te diga cosas hermosas al oído, deja que mi aliento acaricie tu cuello hermoso, deja que el silencio de mis manos pasen por tu piel desnuda con caricias tiernas. Deja que mi mirada desnude tu cuerpo con dulce amor.
Deja expresarme en el silencio con solo rozar tu oído y sientas la vibración que sale de mi alma por solo amarte, que sea tu sueño único para que pueda habitar en tus pensamientos. Déjame ser la alegría de tu amanecer en un canto de amor inolvidable y ser oxígeno de tus latidos para que sientas la pasión que despiertas en mí, ser agua para cubrir todo tu cuerpo y recorrer cada parte de ti sintiendo la suavidad de tu piel.  Déjame sentirte mío en la esperanza de tu amor, amarte en silencio.
Fue  ese primer beso que  me diste, demarcando tus labios con los míos y agitado mi corazón palpitaba al sentir tus labios rojos y tersos acariciar los míos. Dulces y tan suaves, casi como en mis sueños. Entrelazamos excesivamente nuestras lenguas, ellas parecieron fundirse y  húmedas inquietas jugaban en un ritmo inverosímil, sintiendo la adrenalina correr por el torrente sanguíneo de nuestros cuerpos. No queríamos que  el tiempo pasara,  nuestras miradas se cruzaban, por un instante cerramos los ojos para seguir sintiendo el delirio y pasión que nos delataban y provocaban nuestros besos. Que nos hacían reír a carcajadas al ver otros que  con disimulo nos miraban, envidiando y anhelando aquellos besos poder sentir.
El tiempo ya se agotaba y la despedida se acercaba, dejando grabados en la mente y corazón el momento vivido por tan solo un primer beso de pasión dado por un gran amor.
Déjame hoy saborear, y beber la miel de tu boca, porque quiero esos labios, que me han dado tantos besos y han dibujado en mi boca esa sonrisa y que día a día, solo deseo tus ardientes labios, por eso, quiero tus besos, esos besos, que me has dado tantas veces en mis sueños dorados, esos besos, que eran cálidos, dulces  y apasionados, que embriagaron  y embriagan mi corazón, por ello, quiero nuevamente tener esos besos, que avivan el fuego de mi boca,
y que hacen, recorrer el deseo por mi piel, como si fuera un río de lava, por eso, vivo soñando con esos labios tuyos, que han enloquecido mi ser.
Esta noche, quiero ser el modisto que desviste el entramado de tus ropas. El enmarañado íntimo de tus encajes. Descolgar la pedrería de tu cuello, desincrustar con mis labios el carmín de carne  de tu boca, aclarar las sombras de tus ojos. Quiero esta noche rodear tu espalda, y en la mudez de mi roce con el tuyo, desprenderte la chaqueta que tu cuerpo sustenta. Besar la languidez de tu cuello, en el sigilo callado de mis labios.
Y en el suave jadeo de tus suspiros del vaivén de tu pecho, abrazarte transpirando tu piel, al tiempo que mis manos liberan cada botón estrangulado en los ojales de tu camisa, abriendo el paisaje de tu pecho, al horizonte asombrado de tus botones erectos, a los montículos atrapados”.
Enviar…
__
Guillermo está mareado de imágenes y sensaciones, se obliga a mirarse en el espejo, se coloca perfume tras las orejas y el cuello.
Fabián lo espera en la sala cerca de la cocina, no puede seguir mensajeando erotismo recién nacido con Pedro, no ahora, su hijo mira hacia el patio interior con la fuente y la silla de la abuela. Le extiende la copa de vino frío.

__Salud, papá.
__Salud, hijito. ¿Recuerdas a Mirna acá?
__Claro, la veo a veces.
__Ahora antes que aparezca tu hermana cuéntame de tu proyecto.

Fabián estudia abogacía y sociología y el proyecto consiste en unir a las cuadrillas en una organización no gubernamental que convoca gente joven para construir viviendas para gente con escasos recursos.
Guillermo piensa qué cerca está de pronto su hijo de Pedro, del barrio y su gente.

__Es una versión de hábitat para América Latina. Se hace un censo de las comunidades, se determina qué familias tienen mayor necesidad y se les construye una vivienda de dos habitaciones con un sistema prefabricado. Nosotros vamos a participar pero a la vez evaluar el impacto que algo así tiene en la comunidad en su conjunto.
__ ¿Y dónde vas a vivir?
__En el barrio. La gente del barrio nos hospedará.
__Vas a ver a mi hermanito sufriendo papá _dice Malena, irónica, sentándose.

__Basta hija, le das poco crédito a tu hermano.
__Papá, nunca ha pisado la tierra y dice vivirá en ese barrio. He oído historias de otros que están en ese proyecto. Es muy filantrópica la idea, pero los voluntarios deben acostumbrarse a vivir como vive la gente más pobre de este país, arroz y frijoles mañana, tarde y noche, o pan y mate cocido si prefieres, dormir en el piso. A nuestra generación lo único que le queda como alternativa es la caridad política.
__No es mala la gente pobre, hija, ni todos son ignorantes. __La mente de Guillermo vuela al barrio, a Pedro, a Camila.

__ ¿Cuándo dejarás de añorar el heroísmo, hermanita? _dice Fabián, mordaz.

Malena calla.
__Para heroísmos ya hubo golpes y revoluciones. Y quizás empezó así, Malena, con estudiantes aprendiendo a soportar la vida dura de otros _interviene Guillermo para mediar__. A mí me parece magnífico que Fabián haga ese trabajo y estoy seguro que va a aprender mucho.

__Eso no soluciona nada, solo pone parches _dice Malena__. Pero bueno, así es la vida, el dulce encanto de la burguesía… Yo quisiera que vieran cómo viven las comunidades del Río Coco y de Jujuy, de la periferia del país y de cada provincia, zonas como esas. La pobreza es abismal.

__Un techo no le viene mal a nadie, Malena. No podemos ayudar a todos lo sé, pero por Dios __interviene molesto, Fabián.

__Pero se conforman. Son tan pobres que se conforman, igual que te conformarás vos sintiéndote muy abnegado y responsable por esas pocas semanas _responde incisiva la hermana.

Juan abre en ese momento la puerta de la casa. Guillermo sale a recibirlo. Ya es otro Guillermo, el mismo de siempre. La conversación con sus hijos lo ha conmovido y desconcertado. Juan y él han vivido en una burbuja, apartados de los vaivenes políticos, pero cada uno de ellos tiene su pequeña historia, como todos en el país. Y en el país la indiferencia es casi imposible. Los hijos son buenos, sensibles, siente orgullo de ellos. Le duele no haberles podido heredar otras circunstancias, oírlos anhelar una justicia que constantemente elude a quienes la buscan.
 A la hora de la cena, mirando alrededor, parece flotar sobre la mesa como un espíritu. Escenas de la tarde se le mezclan con el pescado que ha hecho Malena que no come carnes rojas, con las natillas del postre.
La noche se hace eterna, Juan comenta de casos del hospital, le encarga algo de mala praxis, pero Guillermo solo tiene una imagen y sensaciones que hormiguean en la piel, y no pertenecen a su marido, que dice estar exhausto y se duerme sin intentar hacer el amor, lo cual agradece.

Pedro, te añoro, te siento, te extraño. Quiero dejar en tu cuerpo mi huella recorriéndolo despacio con mis manos. Y con mis besos dejarte la piel mojada, con el viento de mi boca recorrer tus poros. Sembraré en tu cuerpo mi cariño, y mis sueños paseando por tus deseos, para ver tus miedos y sobre el lecho de los dos, con nuestros ojos cavaremos profundo nuestro amor, con los besos. La música del amor ocupará  el movimiento del placer, nuestros sentidos se perderán con las miradas. Vos sobre mí, y yo sobre vos, agradeciéndonos los sueños que juntos cumplimos en nuestros abrazos con cariño. Dejaré que pases sobre mí, en la acera de mi cuerpo y  en tus pasos sobre él mirarte, aún pintado de rojo para siempre soñarte sobre las mareas del tiempo con tu pasión, tu llanto, tu cobijo, tu mar, tu viento.
Cada noche te busco  entre mis verbos,  y entre mis recuerdos,  pero no puedo encontrarte, y solo puedo verte en mis sueños, cómo anhelo volver a tenerte y así revivir esos amaneceres,  esas tardes de caminatas o esas noches de pasión,  mas cómo poder respirar  en las mañanas, cuando me falta el aire,  cómo recordar tu mirada  si no he llegado a conocerte,  cómo tenerte, si nunca te tuve o si te tuve, hoy no te tengo, mas, pasan las horas  y trato de encontrar esa mirada  en cuantas personas veo, y trato de recordar  aquellos momentos  ya olvidados y a veces dudo de mi cordura, o si realmente exististe alguna vez o has sido producto de mi imaginación, por eso solo espero  en silencio encontrarte, y por ello sigo esperándote, mientras las horas, pasan sin piedad, pero yo sigo buscándote y caminando, caminando…
Añoro esas horas de tu convalecencia en que te cuidaba y no necesitaba excusas para verte, estar lejos de vos, hoy, es sentir y ver frente a mí a la muerte.
Déjame, hermana muerte déjame acariciar  las arrugas de su cara de acero inolvidable,
los surcos infranqueables  del tiempo  sobre su rostro.
Déjame, hermana muerte las estrías de su fisonomía las cicatrices de sus heridas, las lágrimas, del cristal de sus ojos,  su piel cicatrizada de sus despojos, ser el zafio gusano de la rugosa manzana, de su cuerpo, la naranja entera que hace la mitad de mi piel. Déjame, hermana muerte déjame  sus últimos vocablos, sus gramaticales oraciones, los sonidos de su voz su aliento y sus suspiros, la imagen final de su mirada en las llagas heridas de sus ópticas,         la última ráfaga de amor  en sus pupilas. Déjame, al cierre del blanco de sus ojos antes que el velatorio del cielo. A  vos, te dejo, mi mortal amigo las caricias que precises, las arrugas de su cara imborrable, los surcos in-traspasables de su infinito en los gestos que lo definen. A vos te dejo, mi mortal amigo las trincheras de sus batallas, sus guerras perdidas sus victorias calladas, todos los amores de su vida que te hizo mejor persona. Para vos, mi mortal amigo te dejo todos sus besos, que lo despertaron joven y adolescente, los labios de padre que besan a todos los niños, su idioma de amante en el lenguaje de su madurez. Te dejo su biografía, sus genes su historia, su sangre, su piel reseca y su tumba,  su nombre y su epitafio.
Te dejo, mi mortal amigo la viva momia tras la muerte del sucedáneo de tu existencia
de tu sintética vida sin él. Para la existencia te dejo mi mortal amigo, la siempre espera de su ser, su jovialidad siempre amable hasta vuestra eternidad, pidiéndole al tiempo
que aligere su tiempo, a la eternidad que te busque,  a Dios que te evite  el purgatorio, al diablo, el infierno paraíso de este mundo, y a mí, mi mortal amigo paria de esta existencia exiliado de esta vida, le pediré a él, desde la otra orilla de la existencia, que siempre jovial, acaricie, te bese joven y eterno, y que el tiempo, Dios y yo nunca más, te persigan.
 Extraño esos mimos de amor que hoy me quieres dar. Y con el roce de nuestra piel marear la mente y el corazón hasta que se aloquen de deseos encendiendo la hoguera de sensaciones placenteras invadiendo los sentidos de besos y caricias en mimos sin control. Quiero que se ponga demente el corazón dándole el timón a la pasión para inventar un infierno de sensual seducción. Y seré tu demonio  en el fuego de nuestra locura para alistar mi cuerpo para amarte y desbordarte en mil tentaciones del arte corporal cuando ese momento se tiñe de rojo pasional mezcla de amor y pasión.

Amaneció  y despierto con mis brazos adormecidos por el bregar constante en mis sueños por no dejarte escapar,  cuando veo que es mi almohada, intento desde los muros implacables que nos separan derrumbarlos al más placentero estilo astral con la combinación perfecta de un arcoíris que destella la nostalgia  y a la vez la felicidad de encontrarte en un espacio tan reducido que no sentiría el viento al chocar en mi rostro, aquí estoy esperando tu calor que llegará en el tiempo deseado por los inevitables sentimientos que hacen hablar al corazón, siento tu amor que me quema,  me entregaría a la muerte con gusto si tu ardor me consume en una hoguera implacable llena de pasiones, tu cuerpo quedará imposibilitado de amar a otro,  porque sentirás ese placer de acercarte a cada instante a mis verdades y reducir la distancia entre las dudas de tus errores y la seguridad de tus deseos que giran constantemente en la soledad de tu alma, descubriremos juntos la respuesta al paradigma de hacer caer esas paredes que nos congelan,  está cerca el momento de transformarnos en esa brisa aliada a nuestro destino que alejará todos los obstáculos convertidos en polvo, vuelve a llegar la noche,  mis ojos con ganas de cerrarse para buscarte en lo profundo de mi interior,  abrazo mi almohada para que aparezcas en mi mundo de fantasía, y alimentar el deseo que cuando despierte seas  vos el que encontraré  entre mis brazos endulzados por el perfume natural que destila tu piel.
Te anclas con fuerza a mi cuerpo y yo hago lo mismo al tuyo, nos arrastra esta furia natural, incapaces  de luchar contra este torrente, por él nos dejamos llevar, inmersos en un torbellino de pasión nos encontramos en los sueños, la razón y la cordura de nuestras mentes han escapado, solo nos queda aferrarnos a los sentidos para pasar esta furia que nos envuelve.
Siento tus uñas rasgando mi espalda cuando buscas retomar el aliento y en ese momento son tus ojos los faros que iluminan más allá de los míos, cegando mi perdida razón, diciéndome con la mirada lo que en palabras no alcanza… y me llevas a beber tu respiración… y me ahogo en el ardiente aire de tu boca.
Perdido… en un instante de lucidez me veo perdido, sin hallar el horizonte en este cálido mar que es tu cuerpo, solo navegan mis besos impulsados por los sentidos enloquecidos por el deseo, mis caricias reman suaves provocando un lento oleaje que tu piel estremece… no tengo destino fijo navegando en vos, solo me dejaré arrastrar por esta tempestad natural que nos atrapó.
Desorientados por propia voluntad, del real mundo nos fugamos, solo existe para nosotros este tiempo… este espacio, en el que despertamos la tempestad más esperada, más deseada por nuestros cuerpos y donde nuestras almas enamoradas se confunden en una sola luchando tan solo porque esta tormenta nos consuma y sentir que cada parte de nuestro ser se inundó de este amor verdadero.
Perdidos en este universo finito que es nuestro lecho… cielo y mar, tierra y aire, lo sos todo  para mí y has desintegrado la inmensa nada que me abrazaba… tan solo me queda entregarme por completo a tus corrientes y tus aires, dejarme consumir por completo en vos, que por siempre este amor que arde en mí, sea tu sustento.

___
Veintiséis años han estado juntos Guillermo y Juan. Se han hecho adultos uno al lado del otro. De tanto verse han dejado de notar que cambian. En esta etapa empiezan lentamente a percatarse de que la vida tiene un fin y a preguntarse si les satisfacen los días iguales con que hasta ahora han llevado la existencia.
Piensan que han sido felices. La vida les ha soplado al oído que ser feliz es acostumbrarse  la mansedumbre de días irrelevantes,  que la certeza de lo conocido tiene en sí su propia recompensa.
 Pero, como todo convencimiento nacido de la racionalidad, este se tambalea cuando las emociones sueltan sus vientos huracanados. La tentación de lo impredecible puede convertirse fácilmente en el vértigo. Como insectos en la noche oscura que de pronto se topan con el brillo de una lámpara, cada uno ha empezado a volar hacia el resplandor.
El último hervor de la juventud  borbotea y pinta la realidad con colores difusos. El brillo del sol y del aire tiene la promesa de la ingravidez y hacia allá van, se echan a navegar sobre sus fantasías sin saber nada de arrecifes.

Guillermo siente de pronto su vida vacía y la necesidad imperiosa de significar la existencia, alguien alguna vez le dijo que solo el amor podía hacerlo, y en Pedro empieza a creer que puede que sea así.
Camila ha comenzado a conversar más a gusto con otro empleado en la farmacia, contratado esa misma semana, es lindo, se dice, diferente pero al tiempo parecido a Pedro, se llama Matías, y no es que lo quiera conquistar, le parece que no gusta de ella, pero sí curiosamente la ayuda a distraer al marido de Guillermo.
Y es que Juan también sufre las tentaciones del barrio. Ha repetido sus visitas a la farmacia. Diciéndose que busca saber sobre Guillermo, intenta descifrar la turbación de Camila, saber si acaso es él quien la causa o que la chica oculta algo. Pero además ha conocido a Matías, el nuevo empleado, joven, delgado, dulce, con unos ojos claros donde siente que se zambulle y puede verle el alma, presiente  que es gay aunque es cariñoso con ella.
Urde una trampa de que investiga para un congreso médico la costumbre de automedicarse de la gente y la frecuencia en el consumo de antibióticos, para entrevistarlos, y también al jefe y solicitar que le permitan observar a los clientes algunas tardes.
Llega, toma notas, los contempla. Bebe con parsimonia las botellas de gaseosas que atenta ella o Matías, le sirven.
Conversa con ella pero cada vez más con el muchacho, joven como el carpintero, se dice, le cuenta de sus pacientes del hospital, las septicemias que ha debido tratar porque la gente no sabe hacer uso correcto de las medicinas. Le explica, lo instruye, el muchacho lo admira. En un esfuerzo económico que apenas puede permitirse estudia medicina y Juan lo atrae como un imán.

La farmacia en una esquina del barrio es próspera, con estantes llenos de productos de tocador y dispensadores de gaseosas y café, tarros de dulces y galletas. Juan pasa generalmente al atardecer. Ya  a esa hora Guillermo ha regresado a su casa, de manera que el matrimonio no se ha topado en el vecindario por uno de esos milagros inexplicables de los horarios entre hombres con oficinas y  otros que laboran dueños de su tiempo, como lo es Guillermo en el estudio. Camila se ha acostumbrado a ver llegar al doctor, se ha resignado a que ahora es su compañero el que llama su atención, y no le sorprende ver que un día de tantos, los invite a almorzar en un discreto y bucólico parador campestre mas ella deja el sitio a Matías y se queda en la farmacia. Ya sabe distinguir cuando los hombres miran a un par.
Juan se asombra de la elocuencia con que logra conversar con Matías. Le invade el deseo de contarle su infancia, retratos de vida sumergidos en los áticos de su memoria, que el joven escucha atento a cada detalle... La atención de Matías, le hace pensar en él en el libro autobiográfico que le regalara Malena: “En esto creo”. Carlos Fuentes, el autor lo ha organizado como claves para entender su vida y lo que ha aprendido de esta.
En la palabra: Amor, Fuentes habla de la calidad de la atención, la capacidad del amante de estar atento a las señales, a las palabras, al transcurrir de la vida del otro. ¿Cuánto hace que no le sucede con Guillermo?  Y más, leyendo eso, pensó que en su casa, en su trabajo, nadie le brindaba ese tipo de atención, que por ello nunca pudo dar a su esposo. Él pasa por ser una cifra conocida, redonda, sin misterios, simple, para su esposo, sus hijos adoptivos o sus colegas en el hospital. Esa manera de su entorno de verlo sin  pararle miente que no le ofende.
Se ha acostumbrado a llevar la máscara del imperturbable profesional, siendo casi invisible el ser humano que está debajo. Ha sido solo la mirada abierta, clara, atenta de Matías que lo toca a tientas intentando adivinarlo lo que le motiva a contarle quién es.
Al hacerlo experimenta el proceso de recuperarse a sí mismo. Se oye pensar en voz alta y hablar de ideas y recuerdos que recién descubre ha guardado celosamente dentro de sí. Le complace tomar conciencia de que no ha vivido en vano, de que ha reflexionado sobre su vida aunque solo ahora encuentre las palabras para expresarlo.
Recuerda la cita de Sócrates en inglés: “ The unexamined life is not worth living”, que se podía entender como que una vida sin reflexión no merecía ser vivida.
Hablar con Matías es como estrujar la fruta de su existencia y paladear el jugo que se ha destilado.
¿Por qué él y nunca Guillermo? Él lo ha mirado a sus anchas, un joven quieto y sin pretensiones.  Matías no sufre como Guillermo el mandato de ser bello, de ser el mejor, de ser imponente en tribunales. No ha perdido su tiempo queriendo vivir para la aprobación ajena, como debe de reconocer también lo hace él  a veces. Es simplemente lo que es, sus bellos ojos verdes atentos, el rostro anguloso, la nariz recta, el cuerpo esbelto y delicado, su pelo natural. Tanto Matías como Camila con sus grandes ojos castaños y su cabello rubio atado en una coleta están hechos del mismo material, ellos también ocultan  su ser interno, viviendo su vida sin remover el aire alrededor, sin la necesidad de hacerse notar, tal como vive él, desde hace años.

Juan, el médico responsable, el marido correcto, se sorprende mientras se entrega a sus oficios añorando la tarde. Analiza sus emociones. Piensa que quizá tras tantos años su matrimonio navega en la familiaridad de la rutina, es un barco que flota a la deriva en el ancho mar, el rumbo marcado solamente por los asuntos prácticos, la empresa de criar a los hijos de Guillermo, de sobrevivir en una sociedad que exige la permanencia de la pareja. Ciertamente que el sexo con Guillermo ha tenido un repunte desde que  conoció al ebanista… curiosamente debe de reconocerlo y no está seguro o sí, de atribuirlo a lo que sea que habita en la imaginación de su esposo más que a sus méritos.
“Todas las parejas terminan igual”, recuerda que repetía Guillermo cuando jóvenes veían a parejas heterosexuales en el shopping, el domingo por la tarde con un par de hijos berreando, y cree que no están lejos de ellos. Hoy reconoce que ha sucumbido al deseo de la novedad seducido por la idea de Matías.
Las visitas vespertinas despiertan en él la irresistible tentación de tocarlo. En los almuerzos dibuja distraídamente estadísticas  sobre la mano de él, se pregunta si acaso su esposo no lo hace con Pedro. Le ha explicado acariciándole el brazo, los trazos de complejas cirugías que debió realizar, y percibe en la yema del dedo el vello del joven erizándose, la piel estremeciéndose en cada poro. La tarde que lo lleva a contemplar el atardecer desde el mirador en lo alto del río, le dice que quiere mostrarle un camino perdido que baja al Templo del Amor. No bajarán, pero el sitio es hermoso como la tierra antes del diluvio, le dice.
En el camino solitario, rodeado de vegetación, mientras la luna crea reflejos en el vidrio delantero de la camioneta, la misma con la que Guillermo embistió a Pedro, pide permiso para darle un beso.
Matías sonríe ante su formalidad, es joven pero hace años que se sabe gay y le gusta mucho Juan, sucumbe ante el recato que jamás imaginó posible en un hombre.
El beso los sumerge en la luz plateada, en el canto de cientos de grillos y el vuelo de insectos.
Dentro del vehículo, él baja la palanca que recuesta el asiento y torpe por las circunstancias, pero encendido por el ardor del cuerpo del joven,  a medio desvestir ambos, acalorados por la humedad que sube como un vaho desde el gran ojo líquido, hacen el amor como colegiales ardorosos y desesperados.
__

Pedro no sufre, pero el recuerdo de Guillermo no lo deja. Sus recodos, montes, esquinas, y curvas, suavidad, su piel, la sensualidad de sus labios, todo él entregándose con todo el peso de una conciencia consciente __valga la redundancia_ de lo que hacía tanto como quiere hacerlo él. Guillermo no se le entregó sin pensar. Sabía que transgredía las normas, que no estaba supuesto hacer aquello, pero lo hizo. Y ese saber de él, ese hacerlo a pesar de… es para él una revelación que lo halaga pero que también lo obliga a hurgar más allá de la informal sensación de haber hecho algo deliciosamente prohibido.
No puede dejar de preguntarse cómo es que han podido acceder a la intimidad de la desnudez en medio de las disimilitudes. Se admira de  que la piel predomine sobre la razón, de que el alma supere a la norma y accedan piel y alma a… igualar vidas diametralmente… diferentes.
Él dijo que eran dos hombres. Habló del gato del Conde de Montecristo. Pedro reconoce que hay diferencias que solo esconden la realidad de esa esencia similar de los seres humanos. Guillermo es un destello, un milagro en su vida. Pero le intriga que él no tema.

¿Qué esperará de mí?, se pregunta.  Él no puede darle más que Amor, contacto, ese intangible fluido que flota entre ellos cuando están juntos, el magnetismo de los imanes.
No le gusta interrogarse así mas no puede evitarlo, pero es cierto, que en ese Amor, tiene el poder de… SIGNIFICAR.

Continuará.
Hechos y personajes son ficticios.
 Cualquier parecido con la realidad es coincidencia.
Lenguaje adulto. Escenas explícitas.



13 comentarios:

  1. Alicia Cuanta fuerza, transmites en tus letras..Gracias

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  2. Veronica Lorena Piccinino Me gusta que Juan se vuelva a enamorar de alguien. Tanto el como Guillermo merecen un buen amor... la costumbre los desgasta pero son dos hombres buenos que necesitan creer en el amor.

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    1. Veronica Lorena Piccinino Yo cuando escribo a Juan lo hago con José. Me gusta esa pareja.. ..ahora en tu historia Eve Monica Marzetti vas a tener que enfrentar vi la verdad a Guille y juan.

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  3. Manolo Gracias, Eve Monica Marzetti saludos y bendiciones.

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  4. María Del Pilar Wao, que manera tan linda y limpia de expresar la intimidad.

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  5. Genial Eve, por fin el insoportable de Matías va a hacer algo bueno enamorando a Juan; hasta es posible que me llegue a parecer lindo...Espero que Guillermo no se tome demasiado tiempo y se decida a revelar sus verdaderos sentimientos y a vivir su amor con Pedro...

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