EL
EMBAJADOR.
TERCERA
PARTE.
CAPÍTULO
18.
“Ay, Muerte,
Si otra vez volviera a verte,
iba a platicar contigo
como un amigo:
mi lirio, sobre tu pecho,
como un amigo:
mi beso, sobre tu mano,
como un amigo;
yo, detenido y sonriente,
como un amigo.
iba a platicar contigo
como un amigo:
mi lirio, sobre tu pecho,
como un amigo:
mi beso, sobre tu mano,
como un amigo;
yo, detenido y sonriente,
como un amigo.
*Nicolás Guillen”.
"No es tener sexo lo que cuenta, sino tener
deseo. Hay demasiada gente que tiene sexo sin deseo. Todas esas mujeres
escritoras hablan tan mal del tema, cuando es un mundo que a una le cae encima.
Yo he sabido desde niña que el universo de la sexualidad era fabuloso, enorme.
Y mi vida no ha hecho sino confirmarlo.
Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe, apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre."
Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe, apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre."
*Marguerite Duras, Le Nouvel Observateur, 1986.
Previos…
__Señor embajador, permítame presentarle a su
equipo, a los jefes de departamento __dijo Pedro con una seriedad que a
Guillermo le asombró__. Esta es Valeria Janklow, encargada de asuntos
administrativos. Miguel Mendoza, encargado de asuntos políticos. Nancy
hatfield, encargada de asuntos económicos, Diego Velásquez, jefe
administrativo. Marcial Thompson, de agricultura. A Santiago Malvárez, de relaciones
públicas ya lo conoce. Eladio Gómez, de comercio y el coronel Marini, a quien
también conoce.
Miguel Mendoza, asesor sobre temas políticos,
así como también agente de la CIA tomó la palabra, y a Guillermo la mirada le
causó escalofríos, mientras… no adivinaba que Pedro mantenía la mirada
baja por dos motivos, uno era que lo estaba dibujando, la fascinación que le
causaba su rostro, no podía dejarla pasar.
“No temas, Guille, no temas”, se dijo para
sí.
A la mañana cuando se encontró con Pedro
esperándolo, este le dijo que tenían que salir de inmediato.
Guillermo enarcó las cejas.
__ ¿Por qué?
__Porque quiero mostrarle la verdadera
Rumania… Porque no quiero que Juan Arismendi lo engatuse con sus
palabras dulces… señor embajador.
__ ¿Estoy
hablando con mi subjefe de misión o con una pareja celosa? _interrogó Guillermo
deteniendo la mirada en la de Pedro __. Arismendi no me ha seducido nunca.
__Todavía,
porque no ha tenido tiempo, pero lo hará, él mismo o mandará a alguien, y no
siempre te darás cuenta. No siempre es el que sonríe y te dice a todo que sí
quien te cuida y valora. Y respondiendo
a tu pregunta estás hablando con los dos, con el hombre que se enamoró de ti y
con tu colaborador.
El
día en que confíes en mí, entonces quizá ya no deba cuidarte.
__Pedro,
es arriesgado, no podemos.
__Lo
sé. Y no te pido nada, solo el día que te enamores y no dudes de mí podré
pedirte que dejemos todo en pos de vivir nuestro amor, pero ese día no es hoy.
Te cubrí de besos, como gotas que caen desde
el cielo, deseosas de humedecer a la tierra, de llover sobre las flores y estas
le dan la bienvenida.
Te llené de caricias, como la brisa que mueve a las palmeras que danzan alegres, como el viento que despeina tus cabellos, suave y refrescante.
Te arropé entre mis brazos, como la noche arropa nuestros sueños, como la montaña es cubierta por las nubes y un cóndor me mira a lo lejos.
Y me achiqué para meterme en tu pecho, para meterme dentro de tu corazón y nunca más salir, tú acariciaste mi rostro tiernamente y tus ojos quedaron grabados en mi mente, tus labios se juntaron a los míos, pasión y ternura, dulzura y picardía.
Nos prometimos amor, nos amamos en silencio y el silencio me susurró al oído tu nombre y un suspiro fue un grito.
Te entregué mi amor sin reservas, como el río se entrega al mar, como el sol se entrega al cielo y el día a la noche. Y sin embargo, no terminas de amarme, simplemente porque no confías enteramente en mí.
Te llené de caricias, como la brisa que mueve a las palmeras que danzan alegres, como el viento que despeina tus cabellos, suave y refrescante.
Te arropé entre mis brazos, como la noche arropa nuestros sueños, como la montaña es cubierta por las nubes y un cóndor me mira a lo lejos.
Y me achiqué para meterme en tu pecho, para meterme dentro de tu corazón y nunca más salir, tú acariciaste mi rostro tiernamente y tus ojos quedaron grabados en mi mente, tus labios se juntaron a los míos, pasión y ternura, dulzura y picardía.
Nos prometimos amor, nos amamos en silencio y el silencio me susurró al oído tu nombre y un suspiro fue un grito.
Te entregué mi amor sin reservas, como el río se entrega al mar, como el sol se entrega al cielo y el día a la noche. Y sin embargo, no terminas de amarme, simplemente porque no confías enteramente en mí.
--Mis sentidos viven dentro del habitáculo
que los contiene: el cuerpo; algunos afloran y me subyugan; también se
superponen tratando de eclipsarse cuando en realidad por momentos se potencian.
Esta tarde, algo me impulsó a recordar etapas de mi vida; a pensar y comparar; a releer antiguas cartas y creer que tantas palabras escritas, me fueron dirigidas con espontánea sinceridad.
Me doy cuenta, pasados algunos años, que las frases detallando sentimientos, que mi cerebro recuerda y atesora, van desapareciendo. Trato de ignorar el hecho y de esa forma, el río provinciano tan nombrado en ellas, nuevamente se asemeja a mi mar.
El aire se convierte en una suave brisa que me envuelve, y hoy como ayer me abandono a él con los ojos cerrados, convertido quizás en una estatua viviente. Pero cuando abro los ojos, no solo miro, sino que veo más allá de las cosas: un árbol puede ser un bosque; una playa cercana toda la costa y un pedazo de mar, el océano entero.
Toco las superficies y disfruto de ellas... no interesa si imprevistamente se acaba lo suave y comienzan las asperezas.
El camino que recorro descalzo me conecta con la tierra y cuando al atardecer, paseo por la arena húmeda, ansío que alguna ola desvanecida alcance mis pies, para creer que de esa forma comparto sus secretos. Puede que sea inocencia o quizás una forma de ilusión.
El sol ya se esconde coloreando el cielo de un color increíblemente rojizo. Todo es mágico en este día. Dentro de unas horas aparecerá la luna llena sobre el mar, formando una escalera de plata, que desearé subir.
El aire está cargado de voces, risas, murmullos y graznidos de gaviotas; escucho el golpe incesante de las olas sobre las rocas; aíslo consciente la estridencia del tránsito; levanto la cabeza hacia el cielo en busca de tu imagen y creo hallarla.
Aún existe la magia, cuando me permito divagar...
Mi cerebro sigue enviando órdenes a mi cuerpo y corroboro entonces que mis sentidos no envejecen.
No mido el tiempo, ya no; todo sucede alrededor y pareciera que no formo parte de nada, solo estoy tratando de aferrarme a algo que presiento frágil y sé, que en cualquier momento, ese “algo” me soltará y quedaré a la deriva. No temo dejar de ser; temo haber vivido sin saber fehacientemente si fui. No es fácil mi vida hoy, no fueron simples los últimos meses, ni he terminado de adaptarme a esto, lo sé.
Esta tarde, algo me impulsó a recordar etapas de mi vida; a pensar y comparar; a releer antiguas cartas y creer que tantas palabras escritas, me fueron dirigidas con espontánea sinceridad.
Me doy cuenta, pasados algunos años, que las frases detallando sentimientos, que mi cerebro recuerda y atesora, van desapareciendo. Trato de ignorar el hecho y de esa forma, el río provinciano tan nombrado en ellas, nuevamente se asemeja a mi mar.
El aire se convierte en una suave brisa que me envuelve, y hoy como ayer me abandono a él con los ojos cerrados, convertido quizás en una estatua viviente. Pero cuando abro los ojos, no solo miro, sino que veo más allá de las cosas: un árbol puede ser un bosque; una playa cercana toda la costa y un pedazo de mar, el océano entero.
Toco las superficies y disfruto de ellas... no interesa si imprevistamente se acaba lo suave y comienzan las asperezas.
El camino que recorro descalzo me conecta con la tierra y cuando al atardecer, paseo por la arena húmeda, ansío que alguna ola desvanecida alcance mis pies, para creer que de esa forma comparto sus secretos. Puede que sea inocencia o quizás una forma de ilusión.
El sol ya se esconde coloreando el cielo de un color increíblemente rojizo. Todo es mágico en este día. Dentro de unas horas aparecerá la luna llena sobre el mar, formando una escalera de plata, que desearé subir.
El aire está cargado de voces, risas, murmullos y graznidos de gaviotas; escucho el golpe incesante de las olas sobre las rocas; aíslo consciente la estridencia del tránsito; levanto la cabeza hacia el cielo en busca de tu imagen y creo hallarla.
Aún existe la magia, cuando me permito divagar...
Mi cerebro sigue enviando órdenes a mi cuerpo y corroboro entonces que mis sentidos no envejecen.
No mido el tiempo, ya no; todo sucede alrededor y pareciera que no formo parte de nada, solo estoy tratando de aferrarme a algo que presiento frágil y sé, que en cualquier momento, ese “algo” me soltará y quedaré a la deriva. No temo dejar de ser; temo haber vivido sin saber fehacientemente si fui. No es fácil mi vida hoy, no fueron simples los últimos meses, ni he terminado de adaptarme a esto, lo sé.
__Y yo lo entiendo, y esperaré todo lo que me
pidas, solo te pido que pase lo que pase, recuerdes que te amo, que puede
parecer otra cosa, pero siempre te estaré amando.
__ ¿Qué puede parecer?
__Cualquier cosa con tal de no arriesgarte,
daría mi vida por ti, señor embajador, recuérdalo, vamos. De
momento, amor mío, me soñaré en tus brazos,
me soñaré bailando y dejándome acariciar, dejaré que mis zapatos vacíos de amor
se pierdan dejándose llevar por los tuyos y entre paso y paso nos acercaremos a
ese momento enamorado que todo lo envuelve, me dejaré besar, cuando acerques tu
cuerpo al mío y en esa sensación de explosión de deseo danzaremos, vida mía.
Sé que mañana será otro día, que seguiré anclado en la penumbra de mis sueños, de mis nostalgias, en mis calladas noches sin luna, ahí, donde en la oscuridad se esconde la risa, y una lenta agonía, deja, que mis pasiones mueran, en ese lugar donde solo habita la soledad, solo tu sombra amor mío invade mis pensamientos recordando lo que es un amor soñado, la noche vida mía, se presenta triste, y yo, necesito perderme en mi locura y en estos desórdenes, necesito cansarme para dormirme y soñarte en mis brazos, sin pedirte permiso amor, te amaré hasta que el sol me regale su luz, y aunque mis heridas sangren al despertar y al no tenerte apretaré los dientes, me vestiré de primavera, y disfrazaré mi sonrisa, para comenzar así a vivir un nuevo día en soledad.
Bailemos amor toda la noche, quiero morirme de amor en tus brazos. Extasiado en lo hermoso de tus ojos que vi anhelantes, ansiosos de caricias. Y vi aflorar de tus labios una sonrisa que hizo más bello a tu rostro hermoso. Y tus palabras a mis oídos, fueron acoso,
apasionado a tu cuerpo me abracé y no sé cuántas veces te besé hasta embriagarme con néctar de tu aliento. Huracanado al amor fuimos sintiendo que apasionado quemaba nuestra piel.
Sé que mañana será otro día, que seguiré anclado en la penumbra de mis sueños, de mis nostalgias, en mis calladas noches sin luna, ahí, donde en la oscuridad se esconde la risa, y una lenta agonía, deja, que mis pasiones mueran, en ese lugar donde solo habita la soledad, solo tu sombra amor mío invade mis pensamientos recordando lo que es un amor soñado, la noche vida mía, se presenta triste, y yo, necesito perderme en mi locura y en estos desórdenes, necesito cansarme para dormirme y soñarte en mis brazos, sin pedirte permiso amor, te amaré hasta que el sol me regale su luz, y aunque mis heridas sangren al despertar y al no tenerte apretaré los dientes, me vestiré de primavera, y disfrazaré mi sonrisa, para comenzar así a vivir un nuevo día en soledad.
Bailemos amor toda la noche, quiero morirme de amor en tus brazos. Extasiado en lo hermoso de tus ojos que vi anhelantes, ansiosos de caricias. Y vi aflorar de tus labios una sonrisa que hizo más bello a tu rostro hermoso. Y tus palabras a mis oídos, fueron acoso,
apasionado a tu cuerpo me abracé y no sé cuántas veces te besé hasta embriagarme con néctar de tu aliento. Huracanado al amor fuimos sintiendo que apasionado quemaba nuestra piel.
Entre sonrisas y palabras de ternura esos
recuerdos del ayer evocamos, y del fracaso del pasado nos burlamos a nuestros
años haciendo travesuras. Dirán tal vez, que solo son locuras que van llegando
con el pasar de los años lo que sí es cierto, es que nos seguiremos amando muy
a pesar de nuestros distintos caminos, pero en nosotros, jamás existirá el
olvido y
más nos amaremos con el pasar de los años. Muchas veces son caprichos del destino
el que se ensaña con la felicidad, pero el destino también revanchas nos da y más parece esto no tener sentido.
más nos amaremos con el pasar de los años. Muchas veces son caprichos del destino
el que se ensaña con la felicidad, pero el destino también revanchas nos da y más parece esto no tener sentido.
Al azar con el tiempo, los dos volvimos a
revivir aquel viejo y marchito amor y hoy estamos frente a frente tú y yo, saboreando
del amor lo más sublime para el amor, nunca es tarde un refrán dice y el mismo destino
de nuevo nos reencontró.
Ese tiempo del ayer que no vivimos por circunstancias
ajenas a nosotros, es para muchos un romance de locos, somos conscientes, y este idilio lo sentimos. Y
embargados del ayer nos consumimos en este ardiente fuego pasional. Hoy, a los
ojos nos pudimos mirar con cada beso, recordamos el ayer y aun así no sé
cuántas veces te besé hasta sentirme en tus labios naufragar.
Y hoy yo soy el malo, soy quien siempre atrae
a los pecados, recuérdalo, si crees que soy un pecador no te gastes en
averiguarlo, tengo los siete pecados capitales, sobre todo la lujuria si se
trata de ti, y tú eres la suma de virtudes en esta historia, pero no
arriesgaría jamás tu vida ante nadie.
__ ¿Qué virtudes tengo yo?
__Eres cordial, compasivo, amable con los que
deseas, creo que justo y que podría seguir sumando, pero si mi mayor pecado es
la lujuria, me sentiré feliz, porque la provocas tú. Si
de lujuria se trata, y si el infierno existiese, por pecar de lujuria sería el
segundo al mando allá entre las llamas del averno, es que no pretendo dejar de
cometerlo, sobre todo contigo. Es para mí algo imposible no sentirla cuando te
miro, cuando te acaricio, cuando me miras, cuando me acaricias, cuando nuestros
labios se juntan en un beso que parece no tener fin, cuando ese beso, esas
caricias, esas miradas nos llevan a ir más allá, a degustar placeres carnales,
a juntar nuestras pieles en un solo ser, a buscar el tan anhelado fruto
prohibido bajando por nuestros vientres. Toco a tu puerta para que le des
posada a aquella parte de mi ser que inquieta se presenta, firme y erguida cual
soldado en desfile, frente a la entrada buscando el calor y la humedad en ti,
abres y le das la bienvenida y terminamos siendo uno entre jadeos y gemidos. Si
he de pecar por lujuria, quiero pecar feliz contigo, si he de sufrir entre
llamas eternas por ello, pues bienvenido sea ese fuego calcinante.
Quiero pecar siendo libre de tenerte entre
mis brazos, pero la lujuria nace del amor carnal entre dos, así que no creo que
sea tan pecado capital como dicen ¿quieres pecar conmigo una y otra vez?
Después del pecado de lujuria, me tumbaría
junto a ti en la cama, lleno de pereza, acariciando tus cabellos, abrazado a tu
cuerpo desnudo, simplemente disfrutando el uno del otro.
La gula sería por comerte todo, de pies a
cabeza, una y otra vez, a besos, a mordidas, a palabras dulces y apasionadas,
gula por nunca saciarme de ti por completo, pero dejemos algo para luego ¿te
parece? solamente un poco, nada más, como una semilla que crezca hasta nuestro
nuevo encuentro.
Al final, he de concluir, de manera personal,
que si el paraíso existiese, todo esto sería lo más cercano a este, por lo que
concluyo que el pecado, al menos el pecado a tu lado, te lleva tanto al cielo
como al infierno. Pero el mayor pecado sería el no amarte, ese sí debería
tomarse como un pecado, uno que no cometería jamás.
Dime si al mirarte puedes sentirme. Dime si puedes ver
en mi mirada mi alma. Dime si me pudieras amar lo que imaginas al ver mis ojos.
¿Qué sientes cuando te miro y sin verte te imagino? ¿Son tus deseos los míos? Siento
tu mirada en esos ojos tuyos al verme, siento tu murmullo, tu voz y pensamientos
escondidos por orgullo, tímido eres al no expresarme lo que sientes, en tu piel, tu cuerpo maduro. Deseos infinitos pasan por
tu mente. Hace mucho tú deseas encontrar la mirada mía, que te lleve a cruzar
este puente de deseos infinitos. Libera desde dentro tus deseos de sentirte
libre, de sentir tienes en tu piel ganas de amar y ser amado, bello y lindo señor. Sin tabúes y discreción,
con amor y pasión desmedida. Un momento un instante o toda la vida. Ve en mis
ojos y dime lo que miras.
__Pedro, mis hijos se han encariñado con vos,
quieren que vengas a casa a cenar, ¿puedes?
__Cuando diga señor embajador, claro que
puedo, dejaría todo por compartir una cena en familia.
---------
__Cada seis semanas, un avión C_130 de la
fuerza aérea norteamericana aterriza en un aeropuerto pequeño de los
alrededores de Bucarest. La nave llega cargada de alimentos y otros artículos
imposibles de conseguir en Rumania, y que han sido pedidos por los miembros de
la embajada norteamericana a través del economato militar de Francfort. Hoy
llega el avión de provisiones, y te invito a dar una vuelta por el aeropuerto
conmigo.
Guillermo iba a contestarle que no porque
tenía mucho trabajo y no le veía demasiado sentido a la invitación, pero como
Pedro no era hombre de desperdiciar su tiempo, resolvió ceder a la tentación de
la curiosidad y aceptar.
__De acuerdo.
En el trayecto se cuidaron, fueron comentando
problemas de trabajo, siempre en un tono impersonal.
Al llegar, un sargento de marina armado, les
abrió un portón para que pasara el coche, minutos más tarde presenciaban el aterrizaje
del C- 130.
Detrás
de un cerco, en el límite del aeropuerto, se habían congregado centenares de
rumanos que observaban con cara de deseo la descarga de la máquina.
__ ¿Qué hace toda esa gente aquí?
__Sueñan. Miran algunas de las cosas que nos mandan:
carne buena, jabones, perfumes. Es como si se enteraran por una especie de
telepatía.
Guillermo escrutó los rostros ávidos.
__ Qué increíble __murmuró.
__Para ellos, ese avión es un símbolo, la
puerta de acceso a saborear un mundo desconocido. No es solamente un transporte
de carga, sino que representa al añorado país libre que vela por el bienestar
de sus ciudadanos.
Guillermo se volvió para mirar a Pedro, en el
fondo de esos enormes ojos, lo que vio fue compasión, pena, no pecado.
__ ¿Por qué quiso traerme aquí?
__Ya se lo dije, porque no quiero que
Arismendi le engatuse con palabras dulces. La verdadera Rumania es esta.
__
No sabía dónde se encontraba cuando despertó
impaciente por abandonar aquel letargo donde estaba metido.
Se incorporó y aún alelado desplazó sus ojos por la estancia con gesto de asombro pues no tenía claro si soñaba o dormía, si era la hora de dar las buenas noches o los buenos días.
Necesitaba dejar de flotar, centrarse en lo que deseaba y rechazar todo aquello que no le parecía real, ponerse a distancia de aquella sutil bruma que lo envolvía con un lazo de desgana que apenas le permitía moverse y subir los brazos.
Esa sensación que estaba viviendo era una locura, un viaje peligroso a una velocidad a veces pausada y otras desmedida, donde se suponía que el trayecto y el final eran inciertos, consciente de que estaba despierto, pero no sabía que le pasaba, gritó: Finaliza pesadilla.
¿Qué excéntricos instantes eran aquellos donde estaba inmerso?
Apoyó las manos con decisión sobre el colchón e impulsándose sintió el firme y frío suelo bajo sus descalzos pies, pero después de este esfuerzo le sobrevinieron mareos y una gran angustia le atenazó la garganta impidiéndole tragar, obligándole a ir corriendo al baño para deshacerse del exceso de salivación.
Oleadas de miedo se batían en su interior. Refrescándose la cara para despejarse se dijo que tendría que averiguar de algún modo, lo que le estaba sucediendo.
Pero... no fue capaz de moverse.
La sensación de náuseas había desaparecido y aunque estaba decaído, empezó a caminar algo tambaleante hacía el dormitorio.
Según avanzaba notó que se despejaba, tomó la súbita decisión de tomarse una infusión para salir de aquella extraña situación.
La quietud y el silencio reinante en la casa lo apaciguaron, se animó y abriendo la ventana de la cocina tomó una bocanada de aire fresco, mientras contemplaba cómo giraban las campanitas del móvil que colgaban del techo.
Mientras ponía agua al fuego, pensó que hay cosas que nos suceden y sorprenden y a las cuales no le encontramos explicación lógica.
Me tomaría la infusión y quizá consiguiera olvidar lo acaecido.
A través de la ventana empezó a llegarle el zafarrancho matutino propio de la ciudad que despierta de sus sueños.
Justo en ese momento, sonó el timbre seguido de unos golpes algo siniestros en la puerta.
¿Quién llamaba tan de mañana? -Mientras me dirigía a la puerta pensé -
¿Qué azaroso acontecimiento me esperará al abrir?
Era la vecina, con su habitual vestido negro sacado del armario con olor a humedad, muy arrugado, que sonriente me pedía taza en mano un poco de azúcar pues se le había acabado y no quería beberse su té amargo, pues bastante amarguras nos daba ya la vida. - Me decía rezongando sin mucho convencimiento –
Se incorporó y aún alelado desplazó sus ojos por la estancia con gesto de asombro pues no tenía claro si soñaba o dormía, si era la hora de dar las buenas noches o los buenos días.
Necesitaba dejar de flotar, centrarse en lo que deseaba y rechazar todo aquello que no le parecía real, ponerse a distancia de aquella sutil bruma que lo envolvía con un lazo de desgana que apenas le permitía moverse y subir los brazos.
Esa sensación que estaba viviendo era una locura, un viaje peligroso a una velocidad a veces pausada y otras desmedida, donde se suponía que el trayecto y el final eran inciertos, consciente de que estaba despierto, pero no sabía que le pasaba, gritó: Finaliza pesadilla.
¿Qué excéntricos instantes eran aquellos donde estaba inmerso?
Apoyó las manos con decisión sobre el colchón e impulsándose sintió el firme y frío suelo bajo sus descalzos pies, pero después de este esfuerzo le sobrevinieron mareos y una gran angustia le atenazó la garganta impidiéndole tragar, obligándole a ir corriendo al baño para deshacerse del exceso de salivación.
Oleadas de miedo se batían en su interior. Refrescándose la cara para despejarse se dijo que tendría que averiguar de algún modo, lo que le estaba sucediendo.
Pero... no fue capaz de moverse.
La sensación de náuseas había desaparecido y aunque estaba decaído, empezó a caminar algo tambaleante hacía el dormitorio.
Según avanzaba notó que se despejaba, tomó la súbita decisión de tomarse una infusión para salir de aquella extraña situación.
La quietud y el silencio reinante en la casa lo apaciguaron, se animó y abriendo la ventana de la cocina tomó una bocanada de aire fresco, mientras contemplaba cómo giraban las campanitas del móvil que colgaban del techo.
Mientras ponía agua al fuego, pensó que hay cosas que nos suceden y sorprenden y a las cuales no le encontramos explicación lógica.
Me tomaría la infusión y quizá consiguiera olvidar lo acaecido.
A través de la ventana empezó a llegarle el zafarrancho matutino propio de la ciudad que despierta de sus sueños.
Justo en ese momento, sonó el timbre seguido de unos golpes algo siniestros en la puerta.
¿Quién llamaba tan de mañana? -Mientras me dirigía a la puerta pensé -
¿Qué azaroso acontecimiento me esperará al abrir?
Era la vecina, con su habitual vestido negro sacado del armario con olor a humedad, muy arrugado, que sonriente me pedía taza en mano un poco de azúcar pues se le había acabado y no quería beberse su té amargo, pues bastante amarguras nos daba ya la vida. - Me decía rezongando sin mucho convencimiento –
__! Claro, claro, espere un momento!
Y empezó así de nuevo la rutina de un nuevo día, seguro de que aquella mujer agradecería el ofrecimiento.
__ ¿Dormiste bien papá? __le interrogó Fabián
a un Guillermo adormilado con ceño.
__Más o menos hijito, es el trabajo supongo,
tengo sueños con aviones, viajes, cosas que
veo a diario y se repiten en sueños, ya me acostumbraré.
__ ¿Invitaste a Pedro a cenar papi? _preguntó
Malena lamiendo la mermelada como el padre, de la cuchara.
__Sí hijita, vendrá una de estas noches.
__! Yupi! Ojalá nos lleve de nuevo a esquiar,
es muy bueno.
__No le pidas nada, Malena, tiene tanto
trabajo como papá.
__No le pido, él nos ofrece, se lo pasa bien
con nosotros, es bueno, papi.
__
Todas las mañanas cuando iba a trabajar,
Guillermo advertía las largas colas que se formaban frente a las puertas de la
embajada para ingresar al sector consular. Siempre pensó que eran personas que
acudían con problemas menores para que se los solucionara el cónsul. Sin
embargo, un día en particular se acercó a la ventanilla y la expresión que vio
pintada en esas caras lo impresionó tanto, que sintió necesidad de ir a
conversar con Pedro, es la verdadera Rumania, se dijo.
__ ¿Por qué espera toda esa gente en la
calle? __preguntó.
Pedro lo llevó hasta la ventana.
__Son, en su mayoría, judíos rumanos, y esperan que se entregue un
formulario para solicitar la visa.
_Pero, ¿por qué no acuden a la embajada de
Israel?
__Por dos motivos.
Primero porque suponen que nosotros estamos
en mejores condiciones de llegar a Israel que el propio gobierno israelí y
segundo, porque creen que viniendo aquí, hay menos probabilidades de que la
policía rumana se entere de sus intenciones. Están equivocados, desde luego.
__Señaló por la ventana. __ Justo, ahí enfrente, en aquel edificio, hay varios
departamentos llenos de agentes que fotografían con lentes telescópicos a todos
cuantos entran y salen de la embajada. La verdadera Rumania, señor embajador.
__! Es terrible!
__Así
son las reglas de juego que ellos estipulan. Cuando una familia solicita la visa
para emigrar, todos sus integrantes pierden las células de trabajo, y se los
echan de sus departamentos. A los vecinos se les ordena no dirigirles más la
palabra. Después pasan tres o cuatro años hasta que el gobierno les hace saber
si les otorga la documentación para salir, y por lo general la respuesta es no.
__ ¿No podemos hacer nada nosotros?
__Constantemente lo intentamos, pero a
Arismendi le encanta jugar al gato y al ratón con los judíos. A muy pocos se
los autoriza para abandonar el país.
Guillermo reparó en las expresiones de
angustia pintadas en esos rostros.
__Tiene que haber un modo _aventuró.
__No se aflija tanto _le aconsejó, Pedro.
Y he
aquí a ti, tu suave esencia me toca, me
atrapan tus ojos brillantes, me exalta el sabor de tu boca y tus caricias
embriagantes. Todo el amor se derrama por los poros de mi piel, con gozo mi alma te ama y con tu amor colmo mi
sed, la sed que tengo de ti, y de tu ser quiero beber, siento en mi sangre
correr las ansias en pos de ti, a ti
siempre he de ceder porque por ti soy feliz. Es hermosa nuestra unión, con tus
besos me deslumbro y entre tus brazos me voy, me introduces a tu mundo de
pasión, de gozo y satisfacción. El fuego
que traen los vientos no queman los sentimientos, las paredes de tu cuerpo y las caricias
ardientes, tus sutiles cálidos besos
tocan y activan la fuente, la fuente de mi inspiración que me otorga
disposición para amarte frente a frente y consumar nuestra unión en un ambiente
silente con gritos del corazón.
En
esas noches solitarias, donde el sueño parece no querer arribar, ni
venir, pienso, pienso y pienso solo en ti, mas lentamente el deseo comienza a invadirme, ese deseo
incontrolable por tenerte, entonces trato de imaginarme junto a ti y solo logro
que crezcan mis ansias por tenerte, transformándose
en una desenfrenada y loca pasión, mas ese deseo me lleva a sentir tus
labios, a oler tu aroma, a sentir el calor de tu cuerpo y me imagino cómo
nuestros cuerpos se funden, en el más infinito placer, saboreando cada parte de
tu cuerpo hasta lograr en ti perderme, pero, lentamente una tenue
luz comienza a invadir mi habitación y así como las sombras desaparecen,
lentamente, mis pensamientos también parecen disolverse, pero lo que sí sé que
este deseo y esa pasión que despiertas en mí, no cesarán hasta que se hagan realidad, porque solo deseo
que amanezcas conmigo _susurró Pedro y Guillermo se estremeció mas logró
controlar su deseo.
__
¿Podríamos ir a cenar a alguna parte solos?
__
¿Es una invitación?
__Es
una pregunta.
__Cuando
desees.
El
problema de las diferencias horarias aún agotaba a Guillermo. Cuando era de día
en Washington era medianoche en Bucarest, y no era raro que lo despertaran los
telegramas o los llamados telefónicos a la madrugada. Cada vez que llegaba un
cable nocturno, el soldado de guardia de la embajada se comunicaba con el
oficial y este enviaba a un mensajero a la residencia para despertar a
Guillermo. Después, él quedaba tan excitado que ya no podía volver a conciliar
el sueño.
“Es
emocionante. Sinceramente pienso que puedo realizar una labor destacada con
tanto por hacer, o por lo menos lo intento. No soportaría un fracaso. Todo el
mundo espera mucho de mí. Silvina, ojalá estuvieras aquí para darme aliento. Te
extraño, tanto. Pedro tiene razón, siento cosas por él desde el deseo, pero no
termino de confiar. ¿Me oyes, Sil? ¿Estás por acá, en algún lugar donde yo
puedo verte? A veces, el hecho de no obtener respuesta me vuelve loco… Y en
verdad, es solo él quien siempre está, Pedro”.
__
__
¿Pasa algo, Pedro? _interrogó Alberto cuando este lo llamó a la burbuja.
__Creo
que deberé hacer lo que menos deseo,
Beto, es decir desalentarlo, y cumplir con mi tarea.
__Lo
amas, ¿verdad?
__Desde
que lo vi en Estados Unidos, pero eso no es lo que importa.
__
¿Y él?
__No
lo sé, a veces creo que empieza a sentir algo, en otras creo lo opuesto, para
el caso poco importa, está en peligro, no puedo pedirte ayuda siquiera, es solo
que lo presiento, no duermo, lo sigo, vigilo su casa, y no solo por amor.
__
¿Quieres que te ayude?
__No por ahora, solo deseaba ponerte al corriente.
__No por ahora, solo deseaba ponerte al corriente.
“Cómo abrazarte sabiéndote lejos, sintiendo este espacio vacío de nuestros cuerpos, llenándonos la voz del
espíritu, que se hunde en nuestra
piel como una bendición, vivo extrañándote
aun sintiéndote cerca en cada espacio de mi cuerpo, saber que eres la sábana que me cubre de tu ausencia y me llena de ti en mis noches de desvelo, donde no te tengo.
Porque tus idas callejeras te arrebatan
de mis brazos, cuando escucho tus pasos
irse tras otra boca que no es la mía,
aunque no haya ninguna y solo lo imagine, cómo dejar de sentir el latido de tu
piel en la mía que palpita por tenerte, en
este espacio vacío de los dos. Tu cuerpo y mi cuerpo llamándose a gritos con la
esperanza de juntar su soledad, en un corazón que late por los dos, esperando
en un abrazo juntarnos para siempre ser
muy mío y yo muy tuyo, morir para vivir, vivir para morir, en tu carne, en mi carne, en tu vida, en mi vida y ser de los dos, la pasión y el deseo, a fuerza de perdón. Dejando ir las culpas y
los olvidos, por último juntar nuestros
cuerpos en armonía con el universo en
una noche de pasión y una balada de amor,
darnos en cuerpo, alma y espíritu, llenándonos
la voz del espíritu, como una bendición
que nos juntó desde el día de la
creación entre el verbo y la carne, de
un amor inmortal de dos que se amaron y
se viven en cada recuerdo de amor, era necesario morir para vivir este amor que nos condena al exilio”.
Estaban
haciendo el cafecito de la mañana.
__Tenemos
un problema.
__
¿Sí, Pedro? ¿Solo uno?
__Uno
más urgente. Una delegación de doce prelados de la iglesia rumana solicitó una
entrevista con usted. Resulta que una iglesia de Utah los ha invitado a viajar,
pero el gobierno no les otorga la visa.
__
¿Por qué no?
__A
muy pocos rumanos se los autoriza a salir del país. Hay un chiste sobre el día
en que Arismendi tomó posesión del mando.
Dicen que fue al sector del palacio que da al este y saludó al sol naciente:
“Buenos días, camarada sol”. “Buenos días”, le respondió el sol. “Todo el mundo
está feliz de saber que usted es el nuevo presidente de Rumania”. Esa noche,
Arismendi se dirigió al sector oeste del palacio para contemplar la puesta del
sol. “Buenas noches, camarada sol”, dijo, pero este no le respondió. “¿Por qué
esta mañana me habló con tanta amabilidad y ahora ni siquiera me dirige la
palabra?” “Porque ahora estoy en Occidente, así que váyase al demonio”.
Arismendi tiene miedo de que, una vez fuera del país, los prelados manden al
demonio al gobierno.
__Voy
a hablar con el ministro de relaciones exteriores a ver si consigo algo.
Pedro
se puso de pie.
__ ¿Le
gustan los bailes folclóricos?
__ ¿Por
qué?
__Porque
esta noche estrena una compañía rumana de danzas y dicen que es muy buena.
¿No
quiere ir?
Guillermo
no cabía en sí de asombro. Lo último que hubiese imaginado de Pedro era que lo invitara
a salir a uno de esos eventos, esperaba una cena íntima.
Pero
lo más increíble fue oírse a sí mismo responder que sí.
__Bien.
__Pedro le entregó un sobrecito. __Aquí tiene tres entradas, de modo que puede
llevar a Fabián y a Malena. He pensado que salen poco, puede que les guste. Son
obsequio del gobierno rumano. Solemos recibir entradas para casi todos los
estrenos.
Guillermo
quedó enojado, decepcionado, sonrojado, sintiéndose como un tonto.
__Gracias,
¿no suele ir a ellos? _atinó a decir.
__Evito
aceptar regalos del gobierno rumano _respondió__. Le diré a Florián que pase a
buscarlo a las ocho.
__Pedro,
a veces siento que no sé qué hago acá, que estoy perdiendo mi tempo cuando
podría estar haciendo cosas trascendentes en otra parte _ confesó Guillermo __.
Lo que es claro es que no quiero pasar la vida cortando cintas, inaugurando
bibliotecas ni yendo a eventos, necesito hacer algo por la gente que más lo
necesita.
__
Esos sentimientos... Amor, respeto, paz, bondad son los que jamás se perderán, descubre que hay suficiente bondad en el corazón
humano para creer en un mundo de paz ofreciendo tu respeto con la mano extendida y el amor de tu corazón. Y siempre una palabra
generosa, un abrazo, una sonrisa serán
recibidas, cada día de tu vida por la gente a la que le muestres tu honestidad. Verás
que el dolor que hemos vivido y los problemas que hemos experimentado, seguirán
dando el poder de caminar por la vida con
la cabeza alta y sin temor. Y no olvides jamás que al igual que tú habrá otras
personas cuyo amor y comprensión siempre
estarán contigo y se merecen todo tu
respeto.
Las
cosas que haces acá son trascendentes para el pueblo, pero si quieres mi
opinión, yo en tu lugar saldría corriendo hasta Kansas, y regresaría a esa vida
en paz que tenías allá.
Pero
te pediría en ese caso que me esperes allá, que no me olvides.
Sin
tiempo se arrojó a sus brazos, y acercó los labios.
__ Y
he aquí a ti, tu suave esencia me toca, me atrapan tus ojos brillantes, me
exalta el sabor de tu boca y tus caricias embriagantes. Todo el amor se derrama
por los poros de mi piel, con gozo mi alma te ama y con tu amor colmo mi sed,
la sed que tengo de ti y de tu ser quiero beber, siento en mi sangre correr las ansias en pos de
ti, a ti siempre he de ceder porque por ti soy feliz. Es hermosa nuestra unión,
con tus besos me deslumbro y entre tus
brazos me voy, me introduces a tu mundo de
pasión, de gozo y satisfacción. El fuego
que traen los vientos no queman los sentimientos, las paredes de tu cuerpo y
las caricias ardientes tus sutiles cálidos besos tocan y activan la fuente que
me otorga disposición para amarte frente a frente y consumar nuestra unión en
un ambiente silente con gritos del corazón. Con sabor a miel son los besos que nos dimos, de las miradas penetrantes se renuevan
nuestros sentidos.
No sé si el cantar de los pájaros nuestra calma ha traído que hasta el sentir indomable en burbujas de amor se ha convertido. Atrápame en tus brazos fielmente, en un nudo de amor llévame a tu pecho, no olvides que una propuesta congruente es la que nos tiene unidos.
Atrápame en tus brazos con paciencia, sedúceme en tu rincón florido, siémbralas para adornar nuestro amor acontecido.
En la plenitud de mi alma enamorada se asoman pensamientos buenos, se asocian con tu despertar sincero que con dulces encuentros los disfrutaremos. Atrápame en tus brazos mi sol naciente, enreda en tus dedos mi cabello, embriaga con tu aroma mi olfato y con tu aliento recorre mi cuerpo, gemidos atesorados en la memoria, deseos atrapados en una piel sedienta, hambrienta y desesperada, manos traviesas buscando diversión clandestina, labios húmedos y mordisqueados dispuestos a explorar tu cuerpo censurado. Una mirada reveladora de secretos íntimos, vocabulario obsceno, el cual coquetea con tus hormonas, seducción que me invita a la desnudez, obedezco sin timidez, jugando a la pornografía, mi puerta a la lujuria no lleva cerradura.
No sé si el cantar de los pájaros nuestra calma ha traído que hasta el sentir indomable en burbujas de amor se ha convertido. Atrápame en tus brazos fielmente, en un nudo de amor llévame a tu pecho, no olvides que una propuesta congruente es la que nos tiene unidos.
Atrápame en tus brazos con paciencia, sedúceme en tu rincón florido, siémbralas para adornar nuestro amor acontecido.
En la plenitud de mi alma enamorada se asoman pensamientos buenos, se asocian con tu despertar sincero que con dulces encuentros los disfrutaremos. Atrápame en tus brazos mi sol naciente, enreda en tus dedos mi cabello, embriaga con tu aroma mi olfato y con tu aliento recorre mi cuerpo, gemidos atesorados en la memoria, deseos atrapados en una piel sedienta, hambrienta y desesperada, manos traviesas buscando diversión clandestina, labios húmedos y mordisqueados dispuestos a explorar tu cuerpo censurado. Una mirada reveladora de secretos íntimos, vocabulario obsceno, el cual coquetea con tus hormonas, seducción que me invita a la desnudez, obedezco sin timidez, jugando a la pornografía, mi puerta a la lujuria no lleva cerradura.
Mis
gestos son la invitación al placer, mi fuego es el infierno adictivo, mis besos
son el cielo esperado, un ángel en apariencia, un demonio en la perversidad.
¿Estás
dispuesto a ser mi esclavo de la adicción sexual?
__No
me provoques o bésame con el beso de tu boca, que se me antoja delicadamente,
quiero saber qué escondes en tus labios: Seducción, placeres, deseos, pasión y
emociones, que me
encantan y me seducen.... Bésame, solo uno quiero. El corazón me lo invoca, mi piel te provoca, mis labios te lo imploran. Mi boca quiere solo tu sabor de dulce miel, mi cuerpo solo te seducirá a placer. Abre tus labios, bésame y embriágame de tu esencia, que mis labios son impacientes, no saben esperarte, mi cuerpo te anhela siempre, agoniza si no tengo tus besos, pecado sería no tenerte si eres dueño de mi amor y mi ser. No hagas que me arrepienta de reconocerlo. ¿Cuánto me fascinan tus labios rojos? Me vuelven locos, me derrito solo con rozarlos, con saber que solo son míos. Es la dicha de estar enamorado, de hacerme tan feliz porque te amo. Mátame las ganas y los deseos, erízame la piel, son tan placenteros, que es una delicia y dulzura a la vez, mis sentimientos por vos florecen, un solo beso tuyo y mío
en nuestra delicada piel, bésame, no te quedes en silencio, no tengas miedo de amarme, solo con ese beso que es mi agonía, es perder la razón, estando en tus brazos mi hermoso dueño de mi corazón.
encantan y me seducen.... Bésame, solo uno quiero. El corazón me lo invoca, mi piel te provoca, mis labios te lo imploran. Mi boca quiere solo tu sabor de dulce miel, mi cuerpo solo te seducirá a placer. Abre tus labios, bésame y embriágame de tu esencia, que mis labios son impacientes, no saben esperarte, mi cuerpo te anhela siempre, agoniza si no tengo tus besos, pecado sería no tenerte si eres dueño de mi amor y mi ser. No hagas que me arrepienta de reconocerlo. ¿Cuánto me fascinan tus labios rojos? Me vuelven locos, me derrito solo con rozarlos, con saber que solo son míos. Es la dicha de estar enamorado, de hacerme tan feliz porque te amo. Mátame las ganas y los deseos, erízame la piel, son tan placenteros, que es una delicia y dulzura a la vez, mis sentimientos por vos florecen, un solo beso tuyo y mío
en nuestra delicada piel, bésame, no te quedes en silencio, no tengas miedo de amarme, solo con ese beso que es mi agonía, es perder la razón, estando en tus brazos mi hermoso dueño de mi corazón.
__Esta
noche, te esperaré cuando regreses a la residencia y te llevaré a cenar _susurró,
Pedro y quedó en el aire flotando la promesa.
Esa
noche en el jardín más oculto a las luces de curiosos, Pedro tendió una manta
en la hierba.
__Ven,
Guille _lo invitó tendiéndole una mano.
Guillermo
sabía que era una locura tenderse con él en la manta. Pero lo hizo igualmente.
Desconfiaba tanto como amaba a ese hombre irreverente que lo confundía y atraía
como imán, sin poder resistirse a sus encantos. Y ahora que lo tenía frente a
él no podía hacer otra cosa que darle la mano.
__ ¿Alguna
vez te has tumbado en el suelo al lado de un hombre para mirar las estrellas? __preguntó
él, tirando del embajador hasta que estuvo tumbado a su lado.
__No…
Pedro
entrelazó los dedos en los suyos y los colocó encima de su corazón. Su latido
fuerte y regular lo tranquilizó.
__Sos
hermoso, Guille, como un ángel de ojos café y canela.
__Yo
creo que vos sos precioso, Pedro _dijo a regañadientes pero sin poder evitar
acariciarle la mandíbula, hundiendo las yemas en los pocitos del rostro,
resiguiendo la línea y maravillándose de la sensación de la barbilla prolija
que embellecía el rostro.
Pedro
sonrió y cerró los ojos. Guillermo le resiguió los rasgos de la cara con los
dedos durante largo rato hasta que el brazo se le empezó a dormir.
__Gracias
_dijo él abriendo los ojos__. Ojalá te hubiera conocido en otro lugar, en otras
circunstancias.
Guillermo
sonrió y le apretó la mano sintiendo cómo el corazón de su adonis se aceleraba.
__ ¿Alguna
vez te han besado bajo la luz de la luna?
Guillermo
negó con la cabeza no deseando contarle de algunas de sus fobias.
__Entonces
me alegro de ser el primero en varias cosas. __Incorporándose un poco y
apoyándose en un brazo, se inclinó sobre él con una sonrisa arrebatadora en los
labios gruesos y los ojos brillantes.
Guillermo
cerró los ojos justo antes de que los labios gruesos nacidos para pecar se
encontraran con los suyos. Estaba flotando.
Los
labios de Pedro eran cálidos y acogedores y se posaron sobre los suyos con
cuidado, como si tuviera miedo de lastimarlo. Inseguro y receloso, Guillermo permaneció
quieto, con la boca cerrada, Pedro le acarició la mejilla con el pulgar,
mientras su boca se movía delicadamente sobre la de él.
El
beso no fue el que Guillermo esperaba.
Se
había imaginado que sería un beso al descuido, algo violento y apurado. Se
había imaginado que sus besos serían desesperados, urgentes, que sus dedos
buscarían partes de su cuerpo que entonces no estaba listo para dejarse tocar. Pero
Pedro dejó las manos donde estaban, una en la parte baja de la espalda, la otra
en la mejilla. Fue un beso tierno y dulce, el tipo de beso que Guillermo se
imaginaba que un amante le daría a su amor después de una larga ausencia.
Le
estaba besando como si lo conociera desde siempre, como si le perteneciera
desde eones. Era un beso apasionado, lleno de emoción, como si cada fibra de su
ser se hubiera fundido y extendido sobre sus labios para poder transmitírselas
a él. Su corazón dio un brinco ante esa idea. Nunca se había imaginado un beso
que pudiera ser así, Pedro le daba su ser en él. Y cuando la presión de los labios
disminuyó, sintió la frustración, casi ganas de llorar. Era consciente de que
nadie volvería a besarlo así, nunca más. Nunca, ningún hombre podría estar a su
altura. Jamás.
Un
suspiro hondo precedió al beso que le devolvió en la frente antes de apartarse.
__Abre
los ojos.
Al
hacerlo, Pedro se encontró un par de ojos café, excepcionales y llenos de
sentimientos, aunque no fue capaz de descifrar sus emociones. Le sonrió y lo
besó en la frente una vez más antes de tumbarse y mirar las estrellas.
__ ¿En
qué piensas, Pedro?
__Pensaba
en lo mucho que te he esperado. Esperaba y esperaba… y nunca llegabas _respondió
él con una sonrisa melancólica.
__Lo
siento, Pedro. Siento no haberlo sabido, siento haber demorado tanto. Lo siento
precioso.
__
Ninguno
de los hijos demostró interés en ir al teatro.
Malena
había invitado a un compañero de escuela a cenar que Guillermo miró con
estricta atención.
__Es
mi amigo italiano _explicó la niña molesta__. ¿Puede venir aquí?
__Si
no se convierte en habitual que te visiten amigos a tu edad, puede hijita, por
Dios que eres muy pequeña, no me asustes.
__Y
a mí, papá, nunca me atrajeron demasiado las danzas folclóricas _agregó
Fabián__. Para ser exactos me duermen.
__!
Hijo!
Guillermo
los miró y terminaron riendo los tres.
__Está
bien, por esta vez se salvan.
Se
preguntó luego si los chicos se sentirían tan solos como él. Pensó si no podría
invitar a alguien para que lo acompañara. Mentalmente fue recordando los
nombres: El coronel Marini, no, es demasiado amigo de Pedro, Miguel Mendoza,
menos, tiene una mirada siniestra y pertenece a la CIA; Sonia… definitivamente
no, es amiga de Gaby que ya puede ser amante de Alberto. No había nadie con
quien tuviera deseo de estar.
Mejor,
voy solo, decidió.
Florián
estaba aguardándolo cuando salió por el frente.
__Buenas
noches, señor embajador. __Le hizo una
reverencia antes de abrir la portezuela del auto.
__Qué
alegre está hoy, Florián.
El
hombre sonrió.
__Yo
siempre lo estoy, señor. __Cerró la puerta y se ubicó al volante. __En Rumania
tenemos un dicho. “Besa la mano que no puedes morder”.
Guillermo
decidió atreverse y preguntarle.
__
¿Es feliz viviendo aquí, Florián?
El
chofer lo estudió por el espejo retrovisor.
__
¿Le doy la respuesta oficial del partido, señor, o prefiere la verdad?
__La
verdad, por favor.
__Conste
que podrían fusilarme por lo que voy a decir, pero ningún rumano es feliz aquí.
Solo
los extranjeros, que son libres para hacer lo que quieran. Nosotros somos
prisioneros. Hay escasez de todo. __ Justo en ese momento pasaban frente a una larga cola junto a una carnicería. __ ¿Vio
eso? Hacen cola durante cuatro horas para conseguir una costilla de cordero y
la mitad de esa gente después va a quedar desilusionada. Lo mismo pasa con
todo.
Y sin embargo, ¿sabe usted cuántas casas
escondidas tiene Arismendi? ¡Doce casas!
Lo sé porque he llevado allí a muchos funcionarios del gobierno. Y cada
residencia es como un palacio. Entretanto, tres o cuatro familias tienen que
vivir amontonadas en departamentos
ínfimos, sin calefacción. __ Florián se detuvo bruscamente, como si hubiese
hablado por demás. __le pido que no le cuente a nadie esto que he dicho.
__Desde
luego que no.
__Gracias.
Sería una pena que mi esposa se convirtiera en viuda. Es joven… y judía, y en
este país hay un problema de antisemitismo.
Eso
Guillermo ya lo sabía, una vez más, Pedro no le había mentido.
__ “Aquí
circula un cuento acerca de una tienda a la que se le promete abastecer con
huevos frescos. A las cinco de la mañana ya se había formado una cola pese al frío
helado. A las ocho, los huevos no habían llegado y la cola era más larga aún.
Entonces, el propietario dijo: “Como no van a alcanzar para todos, que se vayan
los judíos”. A las dos de la tarde los huevos seguían sin llegar y cada vez
había más gente. El dueño anunció entonces que debían retirarse los que no
fuesen miembros del Partido. A medianoche la cola continuaba a la intemperie y
tampoco había noticias de los huevos. El propietario cerró entonces la tienda y
comentó: “Aquí no cambia nada. Los judíos siempre consiguen lo mejor de todo”.
Guillermo
no supo si reír o echarse a llorar.
Pero
voy a hacer algo al respecto, se prometió.
El
teatro quedaba en Rasodia Roman, una calle de mucho movimiento donde abundaban
los puestos de venta de flores, sandalias plásticas, blusas y lapiceras. El
recinto era pequeño y muy adornado, una reliquia de pasados esplendores. El
espectáculo en sí fue aburrido, el vestuario demasiado chillón, y los bailarines,
poco agraciados. Fue una función interminable. Y cuando por fin concluyó,
Guillermo se sintió feliz de poder salir y respirar el aire fresco de la noche.
Florián lo esperaba junto a la limusina en la puerta del teatro.
__Lamentablemente
vamos a demorarnos un poco, embajador. Tenemos una goma pinchada, y nos han
robado la de auxilio. Ya mandé a buscar una, que no debería tardar más de una
hora en llegar. ¿Quiere esperar adentro del auto?
Guillermo
contempló la luna llena que brillaba en el firmamento.
Era
una noche de un frío intenso, vigorizante. De pronto tomó conciencia de que no
caminaba por las calles de Bucarest desde que llegó al país, y eso lo impulsó a
tomar una decisión.
__Me
vuelvo a pie hasta la residencia.
El
hombre asintió.
__Está
muy lindo para caminar _dijo.
Guillermo
se alejó por la calle en dirección a la plaza central. Bucarest era una ciudad
exótica, fascinante. En las esquinas había misteriosos carteles: TUTÚN… PIINE…
CHIMIST…
Tomó
por Calea Mosilor y luego por la Strada Maria Rosetti, por donde pasaban
trolebuses colores rojo y marrón, colmados de pasajeros. Pese a lo tarde que
era, la mayoría de las tiendas estaba abierta y en todas había colas. En los
bares se servían gogoase, unos deliciosos buñuelos. Por las aceras transitaban
innumerables personas con pungi, las bolsas para compras hechas de piolín.
Guillermo tuvo la sensación de que esas personas iban extrañamente calladas, y
lo tomó como un mal presentimiento. Todos lo miraban, en especial los hombres,
que le envidiaban la ropa. Guillermo entonces apuró el paso.
Cuando
llegó a Calea Victoriei dudó en qué dirección debía seguir y no le quedó más
remedio que detener a una persona que pasaba por allí.
__Disculpe,
¿podría decirme cómo…?
El
hombre lo escrutó con una mirada breve y atemorizada, y se alejó de prisa.
__
¿Cómo iba a hacer para regresar? Trató de acordarse de qué recorrido había
hecho con Florián y le pareció que la residencia debía quedar hacia el oeste.
Caminó en ese sentido y muy pronto se encontró en una callejuela lateral poco
iluminada. A la distancia alcanzaba a divisar un bulevar ancho e iluminado.
Allí podré conseguir un taxi, pensó.
Al oír
pasos a sus espaldas, involuntariamente giró sobre sus talones. Un hombre
corpulento, alto. De sobretodo, se le acercaba rápidamente. Guillermo caminó
más de prisa.
__Perdón
_dijo el hombre con claro acento rumano__. ¿Está perdido?
Tuvo
una enorme sensación de alivio. Seguramente era algún policía. Quizás hasta lo estuviese
siguiendo para cerciorarse de que no le ocurriera nada.
__Sí.
Deseo regresar…
De
pronto oyó el ruido de un auto que llegaba a gran velocidad, y el chirrido de
los frenos. El peatón aferró a Guillermo y él alcanzó a oler su fétido aliento,
al tiempo que esos dedos gordos le lastimaban la muñeca al intentar empujarlo
hacia la puerta abierta del coche. Guillermo se debatía por soltarse.
__!Suba
al auto!
__!No!
__gritó él__. ¡Socorro!
Desde
la acera de enfrente se oyó una exclamación, y una figura humana llegó
corriendo hasta ellos. El hombre del sobretodo se detuvo, al no saber muy bien
qué debía hacer.
__!
Suéltelo! __ le ordenó el extraño. Acto seguido
aferró al hombre con fuerza y Guillermo quedó súbitamente libre. El individuo
que iba al volante se bajó del auto para ayudar a su cómplice.
A lo
lejos se oía el ulular de una sirena que se acercaba. El sujeto del sobretodo
le gritó algo a su compañero, y ambos subieron presurosos al vehículo para
escapar precipitadamente.
Un
automóvil azul y blanco, con la palabra Militia escrita al costado y una luz
intermitente en el techo, estacionó junto a Guillermo, y de él se bajaron dos
hombres de uniforme.
En
idioma rumano, uno de ellos preguntó:
__ ¿Está
bien, señor? __ Y luego agregó en un inglés titubeante. __ ¿Qué pasó?
Guillermo
procuraba dominar sus emociones.
__Dos
hombres… trataron de obligarme a subir a un auto. Si no hubiese sido por este
caballero… __Se volvió.
El
extraño ya no estaba.
__
Durante
toda la noche en sueños forcejeó para desprenderse de los agresores. Se despertaba
presa de pánico, se dormía, volvía a despertarse. No hacía más que revivir la escena.
Los pasos a sus espaldas, el coche que estacionaba, el hombre que trataba de
meterlo en el coche. ¿Sabían que él era el embajador o simplemente querían
robarle a un turista que suponían norteamericano por su atuendo?
Cuando
llegó a la oficina, Pedro estaba esperándolo. Sirvió las dos tazas de café de
cada mañana y se sentó del otro lado del escritorio de Guillermo.
__ ¿Cómo
le fue en el teatro?
__Bien.
__Lo que sucedió después no era asunto de él.
__ ¿Lo
lastimaron?
Guillermo
lo miró sorprendido.
__ ¿Qué?
__Le
pregunto si lo lastimaron cuando intentaron secuestrarlo.
__ ¿Y
usted cómo se enteró?
Pedro
replicó con voz irónica.
__Embajador,
en Rumania no hay ningún secreto. Uno no
puede darse un baño sin que todos lo sepan. No fue muy sensato de su parte salir
solo a caminar.
__Ahora
ya lo aprendí y no volverá a suceder. __Fue la respuesta de Guillermo.
__Bien.
¿El tipo le robó algo?
__No.
Pedro
frunció el entrecejo.
__No
comprendo _confesó. Si lo que buscaban era sacarle algo, podrían haberlo hecho
en la calle. Si intentaron introducirlo en el coche, obviamente se trató de un
secuestro.
__ ¿Y
a quién puede convenirle secuestrarme?
__No
debe de haber sido gente de Arismendi porque él no quiere que se deterioren las
relaciones. Seguramente fue algún grupo disidente.
__O
delincuentes comunes que planeaban pedir rescate.
__En
este país no hay secuestros por dinero. Si pescan a alguien cometiendo ese delito,
no lo llevarían delante de un juez sino de un pelotón de fusilamiento. __Bebió
un sorbo de café. __ ¿Puedo darle un consejo?
__Lo
escucho.
__Váyase
de vuelta.
__ ¿Qué?
Pedro
apoyó su taza.
__ No
tiene más que elevar su renuncia, empacar y volver con los chicos a Kansas,
donde estará seguro. Tal vez la próxima vez no fallen.
La
indignación tiñó las mejillas de Guillermo.
__Señor
Pedro Baggio, reconozco que cometí un error, que no fue el primero, y
probablemente tampoco será el último que cometa. Pero para este cargo me nombró
el Presidente de los Estados Unidos, de modo que hasta que él no me despida, no
quiero que usted ni nadie me digan que debo volverme. __Trató de no
descontrolarse. __Yo espero que el personal de esta embajada trabaje conmigo,
no en contra de mí. Si le resulta difícil de cumplir, ¿por qué no regresa
usted? _Temblaba de furia.
Pedro
se levantó.
__Avisaré
para que le dejen sobre su escritorio los informes de la mañana, señor.
__
Ese día,
el único tema de conversación en la embajada fue el intento de secuestro del
embajador. ¿Cómo hicieron para enterarse? ¿Y cómo lo supo Pedro Beggio? A
Guillermo le habría gustado saber el nombre de su salvador para poder
agradecerle. Si bien apenas pudo ver un pantallazo de él, la imagen le quedó
grabada, era la de un hombre joven y atractivo, de unos cuarenta años. Tenía
acento extranjero… posiblemente francés. Si se trataba de un turista,
seguramente ya habría abandonado Rumania.
Una
idea lo atenazaba, y no podía descartarla. La única persona de su conocimiento
que quería librarse de él era… Pedro Beggio. ¿Y si él hubiera orquestado el
ataque para asustarlo e inducirlo a marcharse? Pedro le había dado las entradas
para el teatro, o sea que sabía dónde iba a estar. Guillermo no podía sacarse
esa duda de la cabeza.
__
__ ¿Y
Pedro? _preguntó Alberto.
__No
se irá, Beto, y si le pasara algo, me moriría, fue él, el que se hizo el héroe,
fue él.
__ ¿Arismendi?
__No. Peor… Matías. Matías Olazábal.
__Pedro…
__Haré
lo que deba de hacer, pero no le hará daño a… el embajador.
CONTINUARÁ.
TERCERA PARTE-
LIBRO DE ANCLAJE: EL CAPRICHO DE LOS DIOSES.
SIDNEY SHELDON.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES
COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Flori Bello
ResponderEliminarBlanca Excelente
ResponderEliminarCarmen Y esa noche solitaria se convirtió en noche de pasión y deseo..
ResponderEliminarEstá noche pasional. no quiero que se vaya quédate por siempre..
Para seguir metida entre sus brazos. y disfrutar así sus abrazos
Susana Hermoso
ResponderEliminarEdelmira Precioso
ResponderEliminarJuly Muy bella
ResponderEliminarSandy Hermosa
ResponderEliminarHirany Hermosa y sentida, el dolor que causa la ausencia de el amor, gracias
ResponderEliminarMiryam Excelente
ResponderEliminarMelissa Tremendo
ResponderEliminarVictoria Bellísimo. Gracias
ResponderEliminarPatricia Bellísimo!!!
ResponderEliminarGladis Hermoso
ResponderEliminarMyrnaQue hermosa
ResponderEliminarMaria Dolores Gracias amiga Eve Mónica Marzetti.
ResponderEliminarJulia Bellísimo!!!!
ResponderEliminarA ver si entendí. Ese Olazábal quiere matar al embajador? O hacerle algo malo? ... este amor es complicado y doloroso. La desconfianza de Guillermo ha os Pedro no es buena
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Esto me huele mal...Gracias
EliminarComplicada trama Eve...No entiendo bien qué papel juega aqí Matías, pero supongo que no quiere que Guillermo se vaya y por eso frustó el fingido secuestro que organizó Pedro para salvarlo de algo peo...Espero que Guillermo confíe de una buena vez en Pedro y que juntos puedan oponerse a Arismendi...
ResponderEliminarMATÍAS NO ES BUENO, RECIÉN APARECE, YA VERÁN EL ROL, QUIÉN QUISO SECUESTRARLO NO SE SABE TAMPOCO, Y EL ROL DE PEDRO TAMPOCO, O SEA NADA SALVO QUE LO AMA, EN ESO ME REFERÍA LORENA A SU AMBIGUEDAD, NO EN EL AMOR, ME FRACTURÉ EL BRAZO ALI, POR ESO DARÉ COMO PUEDA, CON UNA MANO, NO TE ENFADES SI CAMBIO EL ORDEN, BESOS MIL,
EliminarMe encanta Eve el embajador , me gusta este Pedro con sentimientos , diria extremos por lo que Guillermo es y en un pais complicado como esos sentimientos de Guille por Pedro,Matias me patece que nada bueno viene aportar en esta historia de amor , bueno mi querida Eve algo pude opinar mis manos tiemblan un poco pero aca estoy presente y decirte gracias por tus bellas novelas besitos
ResponderEliminarMatías rara vez es bueno, era el único que me faltaba que apareciera, pero tendrá un rol símil en farsantes solo que cielito hará justicia y pronto ya verás, por acá tengo que entrar parte que soñé muy al inicio y por suerte recuerdo, muy linda, gracias por estar, mi amor.
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