martes, 7 de mayo de 2019

“LA CÁTEDRA”. CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.


“LA CÁTEDRA”.
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.
Viernes, 24 de diciembre de 2016.

TRES MESES DESPUÉS. 31 de marzo de 2017. Bs. As.

__Le creo, ¿Y Pedro…  dónde está?

__En el Ártico.


__! Dios! Con solo oírlo se me congela la sangre _ dijo Guillermo con las lágrimas rodando y el corazón contrito.



__No se preocupe, nosotros moriríamos en menos de una hora a noventa grados bajo cero, pero él tiene experiencia, ropas especiales,  va a regresar sano y salvo, quiso rechazarlo, pero no pudo, mas entiendo es la última misión __dijo Gutiérrez con pena por los dos.



__ Tiene experiencia pero no la edad y el entrenamiento de hace diez o veinte años Gutiérrez, le creo con lo del nene, él quiere lo mejor para él, y no me asombra que quiera adoptar a otro chico en condición de calle, lamentablemente, tampoco que deseara suicidarse,  gente de mi entorno le dijo mentiras dolorosas, y yo estaba enfermo como para buscarlo antes.

__Le aconsejo que no viaje, los chicos están bien, no les falta nada, podrían cruzarse, le prometo que en cuanto él me avise que regresó lo llamaré, aunque de verdad creo que apenas termine esta misión, intentará la custodia del muchacho y regresará, no seguirá lejos de Argentina, tiene que volver al menos a la empresa sino a todos sus lugares __ afirmó Gutiérrez con seguridad.
___

25 de diciembre 2016. Tres meses antes. Nueva York.

__Sí, mucho. ¿Por qué no vienes a pasar la noche a mi sofá? Es Navidad. Y en mi apartamento hace más calor que aquí.
__Estoy bien aquí, no quiero abusar, ya te has portado fenomenal conmigo.
__Sé que estás bien. Pero quiero que vengas conmigo a mi casa. Dicen que mañana va a hacer más frío todavía. No quiero que te congeles o enfermes. Además quiero presentarte a mi hermano.

El chico titubeó y, entonces, como si le faltasen las fuerzas para discutir, abrió la puerta del todo, se levantó del suelo con la ropa y las zapatillas puestas, enrolló el saco de dormir y lo siguió. No pudo resistirse a la idea de dormir en un sitio caliente, y Pedro parecía cada vez más bueno, quizá, solo quizá, podría ser muy importante en su vida, se permitió soñar.
Agustín hizo de campana. Llevaba fecha del día anterior, Pedro respondió con rapidez.

“Tengo información de Willy. Está sano y salvo y en buenas manos. Llámeme por favor.” A continuación añadió su número de móvil.

__Guille, amor mío, aunque los chicos me salven de momento, yo seguiré amándote en secreto, y siempre serás parte de mí aunque no me elijas. Es verdad que por un momento vi el río y me tentó la idea de terminar con todo, pero  Willy me salvó por algo, hay demasiado que puedo hacer en lugar de matarme. Aunque me desangre tu ausencia, a veces en la desgracia que veo en las misiones, en la vida que llevaba el nene,  logro pasar un día sin pensar en  ti aunque te amo desesperadamente.
Aquella última vez nos dijimos muchas cosas, fueron palabras que se desbordaban de mis labios, que salían del corazón sin tapujos, atribulado por tu partida sin distancia, una lejanía sin serlo, mis lágrimas no alcanzaban para rebozar mi tristeza, solo llenaban de vacío mi alma, mientras yo trataba de ser fuerte para alegrar mis penas, lo cual no era fácil.
Solo a tu lado me sentía feliz, solo contigo quería vivir, permanecer siempre juntos, no me importaba decirle a todo el mundo  cuánto te amo y te extraño cuando no estás a mi lado, no obstante ya no lo estás, por eso soñarte ha sido el mejor de los placeres, así en mis sueños estás presente, al despertar puedo sentir tus caricias hablándome palabras bonitas, diciéndome que aún me quieres, todo me sabe a ti, sintiéndote que abrazas hasta mis sueños más profundos, abrigándome con tus besos, arrumacos en todo mi ser.
Pasaron meses en que compartimos muchas cosas, nuestros corazones se flecharon de inmediato, sin temor al trecho que se interponía entre nosotros, aferrándonos a una ilusión imposible, que luego nos dimos cuenta que era un error, dejándonos llevar por impulsos apasionados, obsesión y celos por parte de los dos, que al final nos hizo mucho daño, fue así que lo nuestro terminó.
Sin embargo yo seguiré amándote en silencio, en mi intimidad donde más te echo de menos, porque yo sí te quise de verdad, eres lo que siempre soñé, me enamoré locamente de ti, y no pudo ser.
Ahora cada palabra que escribo aquí en mi pecho, mis lágrimas se resbalan sin consuelo, con mucho sentimiento y añoranza por no tenerte, te quedarás en mi vida cariño mío, te quiero por siempre, pero nunca más sabrás tú de mí, no quiero hacerme más daño del que siento... Yo seguiré amándote en secreto, pero eso tú jamás lo sabrás.
Mis manos que entre su diario vacío  sienten tu piel aun sin tocarte, recuerdan tus líneas aun sin haberte vivido, en momentos que la inconsciencia  te hace real perciben el estallido de tus poros, sutiles caricias entrego a esas líneas de tu cuerpo que la noche parece dibujar a trasluz en el aire, pero que de mis manos parecen tener cautivas.
En  la noche siento te ocultas de mis deseos, a espalda de mi realidad  siento la proximidad de tus labios quemar mi boca y me volteo, para hallarte sumergido en un rincón de la cama y consumir allí tus besos, mas siento te arrastra de mi lado la penumbra, el reflejo de mis brazos es atraparte entre la oscura soledad… pero inconscientemente solo tu aroma queda  atrapado en ellos.
Me bebo sediento de ti, aquel inexistente aroma que la inconsciencia hace presente, me resisto a despertar pues sé que al hacerlo,  todo de ti de entre mis brazos desaparecerá… así te obligo a revelarte a los sueños, te siento real, siento mi rostro descansar en tu pecho, tus cabellos sobre mi rostro, tu voz suave diciendo… amor, no te prives de mí.
Pero te escurres con la noche, al llegar el despertar de la mañana, pero duerme entre mis labios el sabor de tu boca, aun sin haberte besado, siento que cargo en mi espalda tus dormidos besos que en algún descuido de la noche, tatuaste para que sin tener tus labios los lleve bajo la piel.
¿Por qué entonces? No logro entender, a qué juega el destino que me priva de ti, me priva de sentirte en mi realidad del día y hacer de nuestras  noches un sueño de pasión… Déjame ahogar esta añoranza de amarte en el fuego de tu boca, déjame abrazarte cada noche y que tu aroma se impregne en mis sentidos… déjame, por siempre, perderme de amor por los rincones de tu cuerpo.


Las horas pasaban, muy lentamente para Pedro si no estaba en misión. Ellas se burlaban, necias, abiertamente.
Los segundos eran  como granos de arena que cada vez que pasaban, soltaban una pena. Los minutos, difíciles de encontrar, ni el más optimista, podría lograrlo. Los relojes danzaban  sin prisa  a escondidas melodías eternas, como su propia vida. Alguna vez  creyó  en la profecía de días felices  que llenaban su vida. La escuchó tantas veces, y nunca fue verdad  y   hoy afrontaba la cruel realidad. Nada parecía, combatir el tiempo verdugo implacable, sin ningún remordimiento. Esperar y tiempo  iban de la mano, apararlos  siempre  había sido en vano. Hasta dudó un momento  de la ansiada espera. Llegó a preguntarse, de verdad, quién era.
¿A qué o a quién esperaba  todo este tiempo que casi logró  llevarse su último aliento? Siempre estuvo roto, ceñido, incompleto, faltaba esa pieza, que lograría el resto.  Esperanza, ilusiones, alegrías, belleza... Palabras simples, y a la vez tan complejas. Lo único cierto, en esta terrible escena que la aliada espera  siempre desespera.

“Y... ¿Ahora qué hago sin ti? ¿Qué hago con este llanto que traigo en el parpadear de mis ojos?
Doy pasos en medio de una sala de estar de un lado a otro, mirando el paisaje de un silencio que como dueño abarca todo lo que mis ojos tristes pueden alcanzar.
Y suspiro en el vacío de mi recámara, donde se escucha el eco de mi respiración, donde tantas veces mi almohada me ha abrazado en las noches, donde se han mojado mis sábanas con la soledad hiriente del tiempo burlón.
Se escucha el sonido de mis pasos, el rechinar de los maderos que forran el piso de la casa... El sol que tímido alumbra por la ventana, entrando sin pedir permiso, como si fuera el señor al que hay que darle las respuestas de todos los acontecimientos.
Qué solos se ven los sillones de la casa, que triste el patio sin las plantas que tanto regabas cada amanecer. Qué  silencio en la cocina, ahora que ya no estás. Y la recámara tan fría como si estuviera yo durmiendo en el llamado frío polar.
Mis huellas se notan en el pasillo, cada minuto que pasa me recuerda tu mirada, me recuerda tus palabras antes de que yo saliera a trabajar.
A veces sonrío solo a causa del recuerdo de aquellos diálogos, en medio de noches y madrugadas que parecían no tener fin. En ese entonces la casa no estaba tan sola, ni tan llenos de polvo los ventanales. El patio era un bosque diminuto en medio de la ciudad donde las flores se veían retoñar cada día.
Luego ahogo en medio de un café tu ausencia, tu partida, hasta que la soledad parece abandonar mi casa cuando es hora de salir una vez más, como todos los días a la misma hora
¿Ahora qué hago sin ti?  Aún la vida no me enseña cómo debo continuar.
Extraño el ruido de las olas rompiendo sus proas en la playa, el horizonte donde el sol naufraga cada tarde y la noche comienza su desembarco de nostalgias que son oleaje en el corazón.
Extraño el frío salino de las arenas húmedas donde mis huellas se las roba el mar ola a ola con su verde mano. Extraño la brisa nocturna en mi rostro, y esa sensación de libertad que da el mar. Extraño el tibio espacio de tus brazos. La ternura que vulneró  mis miedos. La entrega que derritió mis hielos. El refugio que me dio tu corazón cuando herido por desamores me posé en tu ventana. Extraño el amor, ese compartido sin miedo en un lecho, ese que es pan en una mesa, ese que es calor en la mirada. Aquel que te espera con un beso o el que te llama solo para oírte. Extraño el Amor como extraño morir cada día mientras extraño tenerte en mis brazos y mis labios tus besos,  suspiro imaginando tu piel tibia entre mis dedos  como greda. Tengo una razón para no olvidarte, de mi boca ni una palabra, de mi corazón sentir tu presencia habitándolo aunque tus labios digan otra cosa”.

Pedro estaba sentado en el sofá, leyendo tranquilamente su diario, cuando Willy regresó con la bolsa de las compras y le devolvió el cambio con diligencia. Acto seguido comenzó a anotar las horas que dedicaba a hacer los recados, para que él pudiera pagarle por el tiempo que invertía. Cuando lo vio escribiendo Pedro sonrió con ternura y asintió con la cabeza.

__! Qué profesional! _ dijo complacido. Y se llevó otra sorpresa al ver la letra pulcra y legible.

El chico pasó parte del día dedicado  a pasar la aspiradora y a limpiar el apartamento, lo ayudó a mover muebles y tiró basura con plantas muertas. Por la tarde fueron los tres a dar un paseo, pasaron primero por el colegio público que Pedro tenía in mente, no quedaba lejos, pero aún no sabían dónde podrían alojarse, y  el chico y Agustín hicieron una mueca.
Pedro deseaba saber más del nene pero se mostraba reacio, reservado. Como si se tratase de una flor, supo que debería esperar a que los pétalos se abrieran solos.

__Hermano, busquemos algo bueno privado, yo lo pagaré con mi beca _ dijo Agustín__. ¿Adónde te enviarán ahora?

__Agustín el dinero no es problema, solo quiero que me prometan que donde sea que fuere no escaparán en mi ausencia, no sé dónde me vaya, puede ser Siria o Afganistán, Palestina…
__ Eso es muy peligroso, dijiste que sería la última misión y más corta __protestó el hermano.

__Es que no decido yo, y avisé tarde, quizá sea la penúltima, pero ya les he dicho a los dos que lo dejaré, bueno al menos los viajes en terreno, quizá continúe en trabajo de oficina.
__Pero… prometiste que regresaríamos a Buenos Aires.
__Agustín, y lo haremos, calma, antes necesito regularizar la situación de Willy.
__No quiero perjudicarlos, puedo seguir solo como hasta ahora __dijo el chico y a los hermanos se les saltaron las lágrima.

Por la mañana, Pedro estaba aún en la cama cuando sonó el móvil, en efecto era la tía de Willy.
__ ¿Quién es usted? __le preguntó a Pedro de inmediato__ ¿Una asistente social de alguna institución para adolescentes? ¿Policía? __Se la oía desconfiada y a la vez aliviada.

Pedro le explicó cómo se habían conocido y que el chico dormía en su departamento.
__ ¿Hace cuánto que no lo ve? __le preguntó a su vez, intrigado por la tía y por lo que habría ocurrido, preguntándose si la mujer le diría la verdad. Tenía una voz agradable que denotaba inteligencia.

__Desde setiembre. En casa era imposible. Vivimos en un piso minúsculo, tengo muchos hijos que duermen en la habitación, yo en el sofá, Willy tenía que dormir en una manta en el suelo y un chico no puede vivir así. Si su madre viera que no tiene casa se le partiría el corazón. __Comprendía que la situación en casa de Pedro sería temporal sin embargo él no estaba del todo seguro__. Además no le gusta mi pareja _ añadió con tiento, una vez que supo que Pedro no desempeñaba ningún cargo oficial__. Bebe algo de más y se la pasan discutiendo. A Willy no le gusta cómo me trata. Es un chico muy protector, tuvieron una pelea y mi novio le pegó. Y la verdad es que los dos juntos no pueden estar, y mi pareja se queda en casa de vez en cuando, el nene dormía en el baño, en la bañera cuando él venía, y solo hay un cuarto de baño. El padre del nene se parecía mucho a mi novio, le pegó varias veces y también a la madre, ella era tan buena… quería a ese hijo con locura. Era lo único que le preocupaba, y yo me hice cargo cuando falleció, pero es que entonces solo tenía un bebé, hoy en cambio no tengo dinero ni sitio. Debería entrar en programa de acogida y encontrar una casa decente, pero cuando se lo dije se escapó.
__Efectivamente, me parece que sabe lo suficiente de esos refugios y no quiere ir ni siquiera por un tiempo, y quizá sea demasiado mayor para que una familia quiera adoptarlo, a los trece años pocos desean hacerlo.
__Pero él es un buen chico, y muy inteligente _ dijo su tía con afecto__. El pobre tuvo la mala suerte de que muriera su madre. Y su padre nunca estaba en casa. Lo arrestaron por tráfico de drogas y murió en la cárcel, hace tres años, aunque igual el nene no lo veía ya casi nunca. Yo soy la única familia directa que le queda.

Pedro sintió un nudo en la garganta, pensó en la suerte de Agustín, en que había  miles de chicos como Willy pero él tenía algo especial, algo que le había llegado al alma y además,  aunque no lo supiera le había salvado la vida.
__Por mi trabajo actual me gustaría que fuera a un albergue para adolescentes sin hogar si no logro cambiarlo, quizás a un colegio con mi hermano que tiene su edad, de momento ha aceptado retomar los estudios _dijo con esperanza.

__No durará mucho en ninguno de los dos __replicó ella sabiendo de lo que hablaba, lo conocía muy bien__. Siempre acaba escapándose de todo. También se irá de su casa. Es como un pájaro silvestre y si se acerca demasiado a él acabará volando. Yo creo que tiene miedo, o lo mejor cree que nos vamos a morir todos, como sus padres. __Aquel dato resultó valioso__. Pero es un buen chico _ añadió la mujer.

__ ¿Quiere que intente llevarlo a verla? _ se ofreció, Pedro.

__No va a querer. Solo dígame dónde está. Yo personalmente  no puedo hacer nada por él, si usted pudiera hacerlo estudiar, tal vez si cambia de trabajo podría darle la custodia legal.

En resumidas cuentas, la mujer había tirado la toalla, era una boca más que alimentar, no tenía dónde dormir, amén de llevarse mal con su pareja a la cual elegía, era leal a ese hombre más que al sobrino y era evidente que deseaba no verlo. Realmente, el chico no tenía a nadie en el mundo, era huérfano en el sentido amplio de la palabra  y  con un terror al abandono tan grande que huía de cualquiera que se le acercara.
__Le informaré si consigo llevarlo a un albergue o colegio, en unas semanas tengo una misión en Palestina, y me gustaría dejarlo instalado antes de irme _ dijo aunque en ese momento estaba más preocupado que antes, realmente el chico no tenía a quién acudir si no podía contactarlo, Agustín no sería abandonado por Marcial, pero su primo rechazaba de plano a Willy.

__Lo lleve a donde lo lleve no aguantará, volverá a la calle. Sabe buscarse la vida. Y no creo que retome la escuela.

A pedro le pareció un destino funesto sabiendo dónde lo había recogido, pero su tía estaba más que dispuesta a aceptar__. Es muy soñador y cree que algún día logrará un buen trabajo solo porque es listo, y usted y yo sabemos que no es así.

__Por eso quiero que retome el colegio, de momento está de acuerdo.
__Siempre dice lo mismo _repuso su tía resignada__, que no le parta el corazón _le advirtió__. Desde su madre no se encariña con nadie. Creo que era demasiado pequeño cuando murió.

A Pedro le sorprendía que la tía pensara que el chico había quedado afectado para siempre, y que dejase que buscase la vida en las calles, él solo, sin intentar cambiar un poco las cosas siquiera. Pedro sí estaba dispuesto a intentarlo, del mismo modo que lo hacía con las personas de las zonas del mundo en las que trabajaba, precisamente para intentar que cambiara su situación. Y Willy era un muchacho brillante que vivía en un  país y ciudad privilegiados, él le daría una oportunidad.
__Le informaré de dónde va y de qué está haciendo –informó.

Pedro estaba dándole vueltas al asunto mientras preparaba el desayuno esa mañana, quería contarle a Willy del contacto con su tía pero no se atrevía.
__ ¿Qué tal si hoy echamos un vistazo a esos albergues para jóvenes? _mencionó luego de desayunar y vio que su mirada se tornaba fría y pétrea.

__Prefiero trabajar para ti y ganar el dinero __respondió él eludiendo el tema.

No quería afrontar el hecho de que él no tardaría en marcharse, se dio cuenta que la perspectiva entristecía a los jóvenes. No obstante, estaba decidido a encontrarles un lugar seguro en el que vivir y matricularlos  en un colegio antes de irse. En ese momento solo podía pensar en eso.
Sin decir nada compró carpetas, cuadernos, bolígrafos, calculadoras y todo el material necesario para las clases y lo guardó en secreto.

Pasaron la Nochevieja los tres delante de la tele. Vieron descender la bola de Times Square y a la muchedumbre que se había reunido en la plaza. Los  tres estaban emocionados y lo pasaron fenomenal juntos.
El lunes siguiente al fin fueron a un colegio privado rechazado el que Pedro les enseñara días antes, y el director los recibió para hablar de la matrícula. Con Agustín no hubo problemas, al momento de presentar a Willy, Pedro no mencionó que vivía con él de manera temporal, deseaba que tuviese todas las bazas posibles para inscribirse en el centro. Le preguntaron cuál había sido su última escuela, y él explicó que antes vivía con su tía. En ese colegio estaban acostumbrados a los cambios de domicilios y no hacían preguntas. De momento los dos podrían  terminar octavo curso antes del inicio del instituto.
__ ¿Es usted su tutor legal? __preguntó el director, y Pedro tardó unos segundos en contestar.

__No, la tutora sigue siendo su tía, pero no vive con ella.
__Entonces necesitaremos que ella firme los impresos. __Se los tendió__. En cuanto lo haga, lo inscribiremos en octavo. Tendrá que ponerse al día, si no asiste a clase desde setiembre, si lo hace en el próximo podrá iniciar el instituto, es decir si se gradúa en junio entrante.

Willy se quedó taciturno al oír eso. Al salir del centro miró a Pedro.
__ ¿De verdad tengo que venir?
__Sí, de verdad y estudiar un montón pero Agustín te ayudará. Y necesitaremos que tu tía firme los papeles, ¿me dejas que la llame?
__Bueno. Supongo. A ella no le importa si voy al colegio o no.
__Seguro que sí le importa _replicó Pedro con firmeza. Sabía que el chico estaba en lo cierto, pero no podía saberlo de su boca dado que él no sabía que había hablado con su tía__. Y a mí también me importa, no tienes alternativa, salvo que quieras pasarte la vida encadenado a los peores empleos. Es imposible que consigas un trabajo decente si ni siquiera terminas la escuela.
Willy sabía que tenía razón y le daba mucha rabia oírlo.

__Además si terminamos octavo –dijo Agustín__, cuando regresemos a Buenos Aires podremos ir juntos al secundario.

Aquella noche llamaron a la tía, la mujer no tuvo ningún reparo en firmar los papeles aunque volvió a advertir a Pedro de que su sobrino acabaría dejando los estudios y se largaría. Era enfermera y Pedro accedió a acercarle los impresos esa noche al hospital, de nuevo el sobrino se negó a acompañarlo.

__Te espero con tu hermano aquí _dijo en voz baja.

Daba la impresión de que no tenían un vínculo importante. Lo habían dejado a la deriva y nadaba solo, Pedro no quería que se ahogara en el proceso, y se había comprometido a ayudarlo, tenía firme convicción de cumplir con su compromiso. Por eso se le daba bien su trabajo actual, porque nunca se daba por vencido y porque siempre estaba dispuesto a seguir batallando hasta obtener resultados, con el lema de que nada era imposible. Le dolía el alma que se sintiera tan solo y desconectado de los demás que ni siquiera tuviera ganas de ver a su tía.
Pedro encontró a la mujer sin problemas, iba vestida de uniforme de asistente sanitaria. Era afroamericana, muy guapa, más o menos de treinta y cinco años, pero de pasada la mujer mencionó que los padres del chico eran blancos.

__Le agradezco lo que está haciendo por él _ dijo luego de firmar los impresos para la escuela__. Espero que no lo decepcione.

__Entra dentro de lo posible, pero lo intentaré _ dijo Pedro__, y si deja el colegio, lo arrastraré de la oreja de vuelta personalmente. No pienso perder esa batalla.

__ ¿Por qué lo hace?
La mujer lo miraba extrañada. Se lo veía un muchacho lindo, vivía en una zona de ricos, era abogado y tenía otro buen empleo, no podía comprender por qué se ocupaba de su sobrino.
__Merece que le den una oportunidad y yo puedo hacerlo _ dijo sinceramente__. Tengo un medio hermano huérfano al que mi padre se la dio, creo que puedo hacer lo mismo. Todos lo merecemos. Unos tenemos más suerte que otros. El  nene está en su derecho a tener una buena vida, igual que todo el mundo. Aún es un chico, aún es posible. Solo necesita que le echen un cable. Yo solo me tengo a mí mismo y a mi hermano, si logro acomodar mi empleo, puedo pasar tiempo con ellos.

La mirada de Pedro reflejaba algo extraño, ternura mezclada con tristeza, pero no quiso preguntar más. Se limitó a decir que su sobrino era un chico con suerte, aunque Pedro sabía que hasta ese momento no la había tenido, e igual que había hecho con otras personas quería procurar que la suerte y la oportunidad de luchar por una vida mejor acompañaran a Willy, seguro que mejor que dormir en un saco en una caseta o vagón abandonado, en la calle, sin nadie que se preocupase por él.
La tía le dio las gracias de nuevo y Pedro se marchó.

Nada más entrar al departamento, Willy se volvió hacia él.
__ ¿Ha firmado? __preguntó.
__Ha firmado y te manda un beso __mintió al tiempo que atendía un llamado de Marcial, estaba pasando unos días de vacaciones, y volvieron a discutir.

__ ¿Hay algo entre ese chico y tú? __inquirió irritado.
__Marcial, estás loco, es un chico, todo el mundo merece una oportunidad, en su caso yo formo parte de la gente que puede dársela, de hecho a parte de una tía que no dispone de tiempo ni de techo o dinero para él, de momento soy la única persona que tiene en la vida, y estoy acostumbrado a bregar con la burocracia y a luchar contra molinos de viento. Este chico necesita de alguien que crea en él y de momento esa persona soy yo.
__Pues es afortunado por tenerte en su equipo. Lo que no acabo de entender es por qué te metes tú. En un par de semanas estarás en un campamento de refugiados en la otra parte del mundo, esquivando balas y lo más probable es que él haya vuelto a la calle. Siempre escoges causas perdidas _remató en tono cortante. Deseaba que Pedro regresara a una vida normal.

__Es verdad –dijo no deseando discutir__. Alguien tiene que hacerlo, y a veces, se gana.
Cuando hubo cortado les informó a sus muchachos lo concreto.

--Pasé por la oficina de SOS/ HR, y es probable que deba de ir o a la India donde los padres venden a sus hijas como esclavas, a refugios para las que logran escapar, o a las montañas de Afganistán que es un campamento de refugiados que ya conozco, y preferiría, y ustedes mañana empiezan las clases, de momento viviendo acá, luego hablaré de un internado.
Los muchachos como críos que eran se marcharon a lavarse los dientes enfurruñados.

A la mañana siguiente Pedro les preparó el desayuno, les dio las mochilas equipadas y los acompañó  a la escuela, se despidió deseándoles un buen día y esperó hasta verlos entrar. A partir de allí, excepto la compañía de Agustín, era cosa de Willy, igual que con los chicos que ayudaba en los campamentos de refugiados, aunque ese chico le importaba demasiado, desde que lo viera escabullirse en esa casilla hasta la fecha le había llegado a lo más profundo del corazón. Se había jurado al llegar, que salvo su hermano no volvería a querer a nadie, y presentía que era la misma decisión que había tomado Willy al morir su madre. Y allí estaban, como dos almas perdidas que se hubieran encontrado mientras nadaban hacia la orilla, juntos, uno al lado del otro. Era una sensación extraña, y así estaba al regresar al departamento, cuando se puso a trabajar en su portátil, a estudiar los destinos posibles.

Cuando al otro día visitaron el hogar para chicos de acogida, un hogar para chicos que entraban  voluntariamente, instalaciones de carácter voluntario no dependientes de juzgados, solo bastó con verle la cara para saber lo que el chico pensaba.
__No seas tanto, es mucho mejor que la caseta, te darán techo, comida, una cama, habrá otros chicos de tu edad, cuidarán de ti si enfermas. No te la juegues en la calle. Yo estaré fuera y no pueden quedarse solos en el departamento.
__En la calle puedo hacer lo que me dé la gana _replicó.

__Sí, claro, como helarte y morirte de hambre, que te ataquen y te roben con suerte. Una opción magnífica.__Sabía tan bien como él lo que tendría que afrontar en la calle__. Cuando yo regrese lo harán ustedes a vivir acá, incluso podríamos remodelar y comprar muebles nuevos o mudarnos a algo más grande.

__No quiero _espetó Willy.

__Tienes una parada del metro cerca con lo que tardarás nada en llegar al colegio.
__No quiero.
__Déjalo, Pedro, si la tía firmó y demuestra que no puede tenerlo, puede quedarse de interno en el colegio conmigo. ¿Cuándo te irás?
__Dentro de una semana, vendrá Gutiérrez a que firme unos papeles, tú tendrás la cuenta de siempre y ante cualquier drama llamarás a Marcial.
__Lo sé.

Al fin consiguieron la plaza en el colegio, y la última noche antes de la partida de Pedro al fin a Afganistán, los chicos estaban cabizbajos.

__ ¿Y si no vuelves más?
__Volveré _ dijo él en voz queda__.  Nunca me han herido, no dejaré que pase en mi penúltimo destino, y siempre vuelvo.

__Es verdad _ apuntó Agustín.

Pero en el mundo de Willy la gente cuando se iba lo hacía para siempre.
__Más te vale _ contestó con gesto sombrío, y esa noche tras prometerles a los dos que los llamaría tanto como pudiese, les dio un beso  y un abrazo antes de que se durmieran.
Al fin los dos habían visto demasiado para la edad.

El día acordado para que se mudasen al colegio llegó demasiado pronto. Pedro les ayudó con la mudanza no sin antes equiparlos con todo lo necesario, apesadumbrado por dejarlos, casi por primera vez le dio pena marcharse aunque fuese por razón humanitaria.
Subieron las escaleras como almas en pena, y cuando Pedro se disponía a dejarlos en el dormitorio, los sorprendió regalándoles un portátil a cada uno.

__Más les vale escribirme y mantener el contacto _ dijo muy serio__. Quiero saber que están bien.
A continuación los dos muchachos lo rodearon con sus brazos, y Pedro los estrechó, con lágrimas en los ojos. Les prometió llevarlos a cenar antes de marcharse, y cuando fue a buscarlos aunque se comunicaran por Sky- pe, por mucho que se esforzara, no lograba convencer a Willy de su regreso. Todos lo habían abandonado, sus padres por muerte, su tía por decisión.
Los abrazó en los escalones de entrada, antes de regresar para terminar de hacer el equipaje, al día siguiente volaba, sería la penúltima misión que jamás olvidaría por lo dura, la última quizá sería en el Ártico lo que le encogió el corazón pensando en la promesa que le hiciera a Guillermito de llevarlo.
Prometió escribirles por correo electrónico aunque en lugares remotos solía no tener acceso a internet, pero siempre escapaba a zonas menos aisladas. Les dijo que estaría en contacto, y lágrimas agónicas rodaron por las mejillas de los chicos cuando lo vieron marcharse. Pedro lloró durante todo el trayecto en metro.

El viaje se le haría interminable,  New York- Londres, Kabul, Jalalabad, en el este de Afganistán, en el primer recreo habló con ellos por  Sky- pe, durmió entre trasbordos, y sus sueños iban de los chicos a Buenos Aires, y allí a Guillermo. Su real amor.

“Entre el amor y yo hicimos una tregua, no le buscaré mientras el desconsuelo se apodere de mis sentidos...no me buscará mientras no pueda ofrecerme una razón convincente o un buen prospecto que sacuda los miedos y me empuje a volar de nuevo.
El amor es eso que no tiene explicación, no entiende de razones y es tan volátil y sublime que nos hace temblar, doblegar el orgullo y estremecer la piel, sin embargo, se fue o solo está dormido pero lo añoro. ¡Cómo podría negarlo!
Se puede vivir sin amor, eso es muy cierto, canalizando toda pasión y euforia en otros sentidos, dedicando tiempo a uno mismo, disfrutando espacio y tiempo en libertad plena, autónoma y sin restricción alguna...todo se puede en la vida, incluso prescindir del amor.
¿Pero, qué es un ser humano sin amor? Una vez probado, sentido y disfrutado, es imposible olvidarlo, solo queda deambular entre la nostalgia, los recuerdos y rotundos anhelos, queda sentarse en un diván a observar el horizonte y desear el beso, la risa genuina, el abrazo y la compañía de ese alguien especial. Entre el amor y yo hicimos una tregua. No le busco, pero sé que en alguna parte me espera.”

Bs. As.

__

Te busco entre el cielo y el mar, y no te he podido encontrar, te busco entre la noche y el alba, pero nunca apareces. Ni siquiera en mis sueños estás, Pedro.
Te busco entre un beso y un abrazo. Necesito saborear tus labios, necesito tu boca a la que deseo tanto, un abrazo, una caricia, un te amo, y no existo en tu vida, me da melancolía. Anhelo amarte, soñarte, pertenecerte, entregarte mi fuego encendido, mis ganas de sentirte en mi piel, que me abrigues y me arropes  bien con tu cuerpo, de hacerte mío, de pertenecerte siempre.
Grabaría en tu piel mi nombre, tatuaría y escribiría versos, serías mi inspiración.
Grabaría cada letra en vos  mi vida, serías mi existencia, me sentiría vivo en tu cuerpo, en mis adentros, y te amaría con toda el alma. Te buscaría entre mi soledad, te imaginaría haciéndome el amor, te buscaría en mis alegrías haciéndome mil ilusiones, adorándote mi amor. Pero ¿dónde te busco en el horizonte en otro lado del mundo?
¿Dónde estás?
Quizá solo en mi corazón, quizá  solo en mi alma o tal vez no existas en mi cielo,
en mi infierno, en mi vida porque te anhelo, porque serías mi delirio y a la vez mi dulce perdición.

¿Por qué el amor es tan fugaz y los seres amados de repente ya no están a nuestro lado?
Los acordes de la guitarra y las notas musicales son como lluvia en el tejado, solo que esta vez todo está en mi cabeza y corazón porque dos seres importantes en mi vida, volarán alto y mañana habrán cruzado la frontera y solo estarán presentes  en nuestros corazones; un hermoso niño siempre esperará con los brazos abiertos al igual que un padre y un esposo; la vida es una aventura y a ti te llegó la hora de remar en alta mar
Serán dos capitanes de aventura y protagonistas de su propia vida, Pedro y Agustín, Guillermito esperará a mi lado, padre y esposo porque lo somos, tu alianza sigue en mi dedo cielito.
El silencio hace del ambiente un suspenso de soledad y lobo estepario perdido de nuevo en la manigua de la soledad.
He llegado a la conclusión que solos vinimos y así partimos; pero el silencio y la incertidumbre de la soledad, hace de mi corazón un mundo gélido ante la expectativa de contemplar un mundo gris.
Los árboles parece que envejecieron y esta vez no hay hojas porque se las llevó el otoño.
Un día seremos olvido y aun así estando acompañados, hemos de comprender que siempre hay un viaje sin regreso y seremos olvido.
Pero el amor, ese tesoro latente en nuestros corazones, es lo que nos da vitalidad o nos mata en la soledad. Somos mundos tan pequeños que como estrella fugaz llegamos y desaparecemos sin dejar rastro.
Hoy que disfruto del amor, lo he ofrendado a quien ha sido mi más grande amor y volará como el viento: con nuevos horizontes; ave con alas de libertad, que vuela tan alto como tu pensamiento.
No dejes de mirar hacia abajo, que los seres amados estaremos ahí contemplando tu altura y deseando volver a los tiempos de amor de familia; feliz viaje par de aventureros que saben cuál es el norte.

Cómo te extraño,  quizá tú ya ni me pienses, pero en un rincón de tu memoria olvidado, ahí te espera el momento en que te quise; cuánto extraño,  el idioma de tus manos las que amarme hoy ya no me dicen, y aunque ahora ya no se posen en mi labios, son sus sombras las que siempre me maldicen. Como te extrañan las luces de mi alcoba, ahora solo son errantes en lo oscuro, tu brillo ausente atormenta mi memoria al saber que ya no estoy como ayer al lado tuyo; quizá ya no sea tu señor,  quizá no quieras ser tú mi señor, serás mi presidiario amor, encerrado en esta alma que te llora; y si alguna vez logras escapar, promete no olvidar que es mi alma la que tanto  te adora.
Prometo no recordarte más, tú promete acordarte  de mí, que yo a mi memoria me la tendré que arrancar, para así nunca más  tener que recordarte; mas tú me debes recordar para que puedas comprobar, que está en alguien tu pensar y ese alguien ya no sabe recordarte.

Qué hace tu piel  entre frías sábanas que de calor engañoso la envuelven, falsas caricias recibe tu cuerpo, mientras dormido te volteas en la cama cuando entre sueños te pierdes entre inconscientes deseos de amarme.
Qué hace tu piel  llenándose de vacío tan distante de mí, cómo harás para que tus poros transpiren de pasión si mis labios de suaves besos no la adornan, sin el calor de mi cuerpo incendiando tu piel al amarnos.
Qué hace tu piel, qué su suavidad ávida de mis manos  en caricias, la encierras entre distintas prendas, la vistes de vacío… ese vacío que mi calor hurgando entre las prenda que luces,  erradicaría de vos.
Qué hace tu piel  mientras la mía aquí se llena de vacío sin tu tibieza… aquí acurrucándose mi cuerpo trata de abrigar los poros que estallan de frío por no tener el fuego de tu pasión, que tan distante de mí se pierde entre tus frías sábanas.
Dime qué hace tu piel, durmiendo y despertando tan lejos de la mía… déjala confesar en las noches que desea mis caricias, desespera por mis besos… déjala confesar que, como la mía, en silencio clama de una vez arder en este amor que nos estalla en el alma.
Tendría que volver a inventarme un lenguaje para describir tu ausencia.
Siempre fui tan apegado a las palabras y hoy no encuentro aquellas que corran en mi auxilio para atraparte en los recuerdos.
El lenguaje ordinario que nombra la futilidad de lo cotidiano no me sirve para decir lo que ya no es y lo que ya no está.
Deambulo por esta casa oscura buscándote en cada rincón donde posaste tu cuerpo y miro cada espacio con la inútil esperanza de encontrarte allí donde nos reímos tantas veces.
Y voy por la ciudad a aquellos lugares que se transformaron en nuestros creyendo ver en cada esquina fragmentos de tu ser sin materialidad.
Como si el cielo se cubriese de negros nubarrones que preanuncian la tormenta así es tu ausencia en lo que me resta de esta vida sin sentido desde que te fuiste.
Cada noche te busco entre sueños, como quien busca sediento un oasis que calme la sed y mitigue mi necesidad de vos.
Y tengo miedo que mi mente pierda la cordura y tus recuerdos se desvanezcan como un mensaje de amor escrito en la arena que las olas implacables del mar se llevan para siempre.
En cada amanecer abro mis ojos, mi mirada vacía ya no se llena con tu existencia a la que me tenías tan acostumbrado amorosamente.
Me despierto y miro al costado de mi cama como cuando te miraba dormir velando tus sueños y mi mirada recorría tus pestañas, tu nariz, tu boca.
Ahora ya no estás y tu ausencia me derrota y me condena a despertarme cada día sabiendo que debo recomenzar la búsqueda para no perder tu recuerdo.
Nunca supe el porqué él  se fue sin despedirse hasta que me enteré por Fabián y José, en esos días yo imaginaba que se marcharía, lo había visto en el reflejo de su mirada a pesar de su silencio. No bastó mi esfuerzo, ni mis deseos de retenerlo, lo intenté con todo el amor que aún guardo en mi interior, pero fue imposible,  su adiós tomó el camino marcado por su destino. Mis noches lloran por su ausencia, mi soledad transita en la melancolía de recuerdos nostálgicos  imposibles de olvidar, simplemente no puedo dejar morir  este sentimiento que respira mal herido entre el límite de una locura deseada y una razón que agoniza  por el misterio que abraza mi historia.
Qué sentido tienen mis confesiones  de un crimen de pasiones que nunca  morirán en mi frágil corazón. Te percibo a mi lado, veo esa luz brillante que me guía, en cada centímetro de mi cuerpo has dejado huellas difíciles de borrar. Si estás en algún lugar cerca de mí espero que Dios me escuche y me permita tocar de nuevo tu piel, acariciar tu espíritu incansable, besar tus secretos desnudos que compartíamos en la intimidad de nuestra libertad. Si aún puedes escucharme debes saber que fuiste el único que me ha hecho sentirme vivo, te llevaste las fibras más sensibles de mis verdades. Dios…  debes creerme.
Lo he buscado en cada espacio del tiempo, le entregué mi fantasma del orgullo y solo me encuentro atrapado  dentro de sus ojos, allá en el infinito cielo azul.
Amado mío, nunca quisiste dejarme solo que Dios te llevó  en sus brazos para aliviar tu dolor, no deseabas que yo sufriera al ver marchitarse lentamente esa rosa que siempre regué con placer llenando sus pétalos de cariño y felicidad. Sé que me esperas  en ese mundo hermoso lleno de paz, donde algún día nos volveremos a encontrar para amarnos por siempre en la eternidad, como ángeles guardianes del amor. Nunca he dejado de amarte, será el reencuentro de dos almas que habitan en un mismo ser.

__ ¿Qué hace? __preguntó Gaby preocupada tras la puerta del despacho.

__Le habla a Pedro, o habla solo qué sé yo _dijo Beto, luego lo escribe, creo que está haciendo un libro.

__En momentos así, me dan ganas  de asesinar a Miller, llevo horas echándolo  e interceptando llamadas, no puede hacer más daño.
__Ahora tenemos que rogar que se recupere del infarto, ya habrá tiempo de que se reúna con Pedro, regresará, el pibe lo adora, y además tiene la empresa del padre.
__Eso si no lo matan en una misión.
No, pero ahora cree que ha muerto, y que le estamos mintiendo, no, ve a hablar con él, convéncelo  de que está vivo en alguna parte, mi Dios.

__ África, febrero.

Con los sentidos al ciento veinte por ciento vadeaba el lodoso río temiendo lo inevitable. Se me heló la sangre cuando percibí la corriente de agua, esa onda que golpeó mis muslos provocando rigidez  y disponiéndome para la defensa de mi vida. El pinchazo fue seguido por el arrasador empujón hacia lo profundo del cauce, y poco sirvió el estado de alerta en que me encontraba en ese preciso momento. Sabía que mi vida dependía más de la suerte al efectuar un artero movimiento con mi afilada cuchilla, que de mi pericia y experiencia con la misma. Mientras el gigante cocodrilo me arrastraba abusivamente y confiado en su poder, yo temía el momento en que comenzaría a girar y destrozara mi pierna y mis huesos todos, antes de ahogarme en la turbias aguas de este salvaje río africano. Quizás había llegado demasiado lejos con mi espíritu de aventura, e intentar cazar un gigante animal de esta especie lo pagaría con mi vida. Bajo el agua y con las últimas moléculas de oxígeno circulando por mis arterias, giré sobre mí mismo y quedé frente al enorme vientre del anfibio que se preparaba para el desenlace: alimentarse de mí.

La puñalada provocó que contrajera aún más sus mandíbulas y grité con todas mis fuerzas debido al dolor de mi pierna, sentí cómo sus colmillos rozaban mis huesos y el insoportable dolor me estremeció y el pánico al respirar algo que no era aire me shockeó. Con mi conciencia haciendo aguas y las imágenes de mis seres queridos que se despedían de este más que nunca mortal, extraje el puñal y esperé el veredicto de alguien más poderoso que nosotros dos. La adrenalina forzó al dolor a retroceder y en medio del río de sangre la panza de mi enemigo flotando sobre las aguas, confirmó el resultado. Nadé hacia la ribera rogando porque este ejemplar hubiese sido el único cercano, y al recostarme sobre la arcillosa orilla, entendí que todavía no podría dar rienda suelta a la presunción.
Mis gritos por ayuda al acercarme al campamento eran ahogados por el dolor y la debilidad, me arrastraba por la maleza como lo hubiese hecho el sobrecogedor dueño de la cola que, atada a mi cintura, coronaba esta épica lucha entre la naturaleza y un puro representante de la supremacía civilizada. El siervo del campamento que se acercó a socorrerme, semblanteó de una manera poco ortodoxa al mirar mi pierna, o lo que quedaba de ella, cerré mis ojos y pedí a Dios que…

__ “¡Señor! ¡Señor…! ¿Qué desea que escriba en la tarjeta?

Estaba seguro que él no creería esta fascinante historia. Opté mejor por comprar el morral de imitación de piel de cocodrilo, después de todo, él  solo necesitaba de mí una cosa y me aceptaba así como soy.

__ “Feliz día de San Valentín,  Guille, te amo.”

14 de febrero de 2016.

__ ¿Y esto?
__Un morral, y una nota, es de Pedro, Guille, nunca te olvidó, debes  confiar en él _ dijo Alberto mientras las lágrimas empaparon  el rostro de Guillermo.

ÁRTICO. 2017.
Setiembre 2017.

El frío era cruel, pero también reparador. Exigía que su cuerpo utilizara todos sus recursos disponibles y le recordara que estaba vivo. Tal vez por eso pasaba mucho tiempo en la cubierta, observando el cielo y el agua que, por momentos, parecían ser uno.

__ ¿Otra vez pensando en tu amor o en los chicos? _le preguntó Juliana, la compañera a la que debía orientar, ya que por primera vez cumplía una misión internacional.

Era una chica de veintiún años que provenía de una ciudad turística de Alemania. El español de ella era muy pobre y  el alemán de Pedro no alcanzaba para todo lo que tenía que explicarle, es por eso que se comunicaban en inglés.
Pedro la miró y le sonrió con la misma serenidad de siempre, le recordaba a Camila. Sus ojos combinaban con  el color del agua y su atuendo con el hielo que recubría el Ártico.
La chica se le acercó y se sentó a su lado.

__Llegó un comunicado, tenemos que estar preparados _le comentó ella mirando el agua helada.

__Ya lo sé, ¿estás nerviosa? __ le respondió él.

__En absoluto __contestó la joven muy segura__. ¿Y tú?

Pedro sonrió.
__No veo la hora de que llegue el momento _ confesó, volviendo la mirada hacia el océano, luego de los bombardeos de Afganistán, de pasar por África y Palestina, en esta última misión la adrenalina es mi alimento, ya no regresaré.

Ella rio de broma, pero sabía que Pedro ansiaba regresar por sus chicos y luego a su país, Bs. As., donde pensaba reencontrar al amor de su vida, era gay, pero eso a ella le tenía sin cuidado, y presentía que todo lo que decía iba en serio. Después volvió a mirar el agua, dejándose envolver por el sonido monótono del  barco.
Allí las horas pasaban despacio. Algunos días, gracias a la división de tareas había mucho por hacer. Otros, tan solo esperar. Esos eran excelentes momentos para que los pensamientos fluyeran a capricho del mar, o para sostener conversaciones que, de tan cotidianas, acababan siendo profundas, y Pedro le había relatado su vida a esa chica tan joven como cuando él comenzó.
Perdieron la noción de los minutos, hasta que los interrumpió la voz de un compañero.

__Es la hora _les dijo en italiano.

__ ¿Qué dijo? _interrogó Juliana a Pedro en inglés.

Todos se habían reunido y repartían los trajes protectores mientras escuchaban las últimas directivas. Todo estaba planeado y conocían las medidas de seguridad de memoria, por eso el discurso pretendía, más que instruir, brindarles ánimo.

__Amiga _dijo Pedro__, todo irá bien, pero ya sabes, si algo no fuera como lo previsto, envía lo que te he dejado.

__Lo mismo, Pedro, a mis padres.

Se hablaba en inglés, el idioma común para todos los que podían entender, pero allí había argentinos, rusos, holandeses, alemanes, españoles, e incluso una coreana, entre otras nacionalidades.
Pedro se ajustó el arnés y recogió su casco. Cuando lo asignaban como instructor de alguien se hacía responsable de esa persona y velaba  por ella en todo sentido. Por eso se ocupó de controlar que el traje de la chica estuviera bien colocado y que las medidas de seguridad funcionaran correctamente. Después le entregó el casco y le apretó los brazos al costado del cuerpo.

__ ¿Te sientes bien? _le preguntó en inglés__. ¿Estás preparada? _se refería a sus emociones.

Ella le respondió dándole un abrazo fugaz.

__! Hagámoslo! _gritó, llena de energía.

__Quédate detrás de mí _le ordenó él.

A partir de ese momento, el tiempo pareció detenerse.

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.




14 comentarios:

  1. Silvia Colases Buenísimo Eve. Esperaba La Cátedra. Me encanta!!
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  2. Ay Eve, que se aclare todo de una buena vez...Ya quiero ver juntos a Pedro y Guillermo...

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    1. YA FALTA POQUITO LO PROMETO, NO QUIERES INDESEABLES, ALGO TENGO QUE HACER, LOQUI, SE VIENE NO SOY YO, BESOS MIL.

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