jueves, 9 de mayo de 2019

“NO SOY YO”. CAPÍTULO VEINTICINCO.


“NO SOY YO”.

CAPÍTULO VEINTICINCO.


«El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona». Aristóteles.
“Si no tardas mucho te espero toda la vida.”
Oscar Wilde.
“Siempre he sabido que las grandes sorpresas nos esperan allí donde hayamos aprendido por fin a no sorprendernos de nada, entendiendo por esto a no escandalizarnos frente a las rupturas del orden. Los únicos que creen verdaderamente en los fantasmas son los fantasmas mismos”.
*Julio Cortázar. “Del sentimiento de lo fantástico”, en La vuelta al día en ochenta mundos.
“El hombre nunca es sincero cuando interpreta su propio personaje.
Dale una máscara y te dirá la verdad”. Oscar Wilde.

__Lo siento. Dios, lo siento precioso. No llores. __Lo instó a tumbarse de espaldas y le apartó el pelo de la cara__. Por favor, no llores.

Pedro se cubrió la cara con el brazo.
__Lo siento _ repitió al tiempo que le besaba las mejillas, las comisuras de los labios, ansiando poder resarcirlo de alguna manera__. Lo siento muchísimo. Lo…

Pedro le cubrió los labios con un dedo.
__No lo repitas. No estoy llorando porque esté molesto.
Se quedó quieto.
__ ¿No?

Él negó con la cabeza antes de bajar muy despacio otra mano y mirarlo.

__No.
__ ¿Y por qué lloras?
Lo vio secarse las lágrimas con una mano.
__Porque has dicho mi nombre. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba oírlo.

Creía que ya estaba enamorado, pero se equivocaba. Su ternura lo abrumó como nada había conseguido abrumarlo hasta entonces. ¿Cómo era posible que pudiera amarlo más de lo que ya lo amaba? Algo de lo que había demostrado ese día le provocaba una emoción que jamás había sentido con Pedro. No quería pensar en lo absurdo que era ese pensamiento. Solo quería volver a estar con él, sentirlo, y conocerlo de nuevo.

__ ¿Entiendes que  no somos los mismos, ni siquiera tú con memoria? _ susurró Pedro embargado de emoción. __ ¿Entiendes que los dos debemos volver a elegirnos… volver a amar?

__Gastón, ya que es tan importante, ven aquí.
Guillermo lo estrechó en sus brazos y lo acunó en su regazo, lo arrastró hasta el dormitorio, se sentó en su cama, siguió acunándolo. Le acarició el cuello con la nariz e inspiró su aroma, dejó vagar sin destino sus labios, se deleitó con su mera compañía.

__No quería que las cosas fueran así para estas primeras veces.
Gastón apoyó su cabeza contra su cuello sintiendo en las entrañas un regreso a casa y se aferró a los anchos hombros.
__Vale, yo no me quejo _dijo.

Gastón sonrió y  Guillermo lo besó, con deleite y suavidad, sin premura ni permiso, deseando transmitirle lo que sentía en su corazón.
Lo oyó suspirar antes de que le devolviera el beso y  enterrara los dedos en su pelo húmedo para acercarlo más todavía.
_Duerme, por favor.  O me acerco a una cima en nuestras pieles desnudas, entre pechos calentamos un témpano, cordura no pido. Con mi brazo en almohada y  tu  abrazo a mi torso usas copa en mi mano para tu pezón hermoso. Los mogotes que en glúteo acosan mi bragadura al refugio cual  túnel sobre tus piernas y mi cordura. No despiertes mi ente salvaje. Duerme, por favor. Del acercar, la inmensidad, ¿por qué tiemblas sin frío? El vibrar te delata, sí al descanso, no al brío. Las caderas maquinan petulantes vaivenes y la cúspide del pecho me horada auscultando el latido que es el mío. Tus crines sensuales cosquillean mis afeites y la presión de los cuerpos profana los deleites. No me atraigas más con ese olor. Duerme, por favor.
Cuando se apartaron apenas los labios tropezaron las miradas, Guillermo cerró los ojos cayendo en cuenta de otra cosa en la que había metido la pata.

__Perdón, no te cuidé, no sé si duele, no traje protección ni geles, nada, solo mi deseo y amor _susurró.

__ ¿Qué pasa con ellos?
__Que siguen en el bolsillo de mis pantalones. Luego de lo de esta mañana tomé unos cuantos pero los olvidé.
__ ¿Optimista? __ sonriendo.

Guillermo abrió los ojos y vio la expresión risueña en la mirada. No parecía enfurruñado ni alterado, en todo caso parecía… que le hacía gracia.
__Yo no… no pensaba que…
Gastón volvió a colocarle el dedo en los labios.
__Confío en ti, y te aseguro que con todo lo que me han estudiado, estoy sano al menos en esa parte de mi cuerpo, y no dolió, fue solo placer. No vuelvas a disculparte. Puede que hayas empezado tú, pero he sido yo quien lo ha acabado. No te he dado la menor oportunidad de negarte, menos de buscar un condón o nada más. No estoy preocupado.

No lo había hecho, cierto. Esbozó una sonrisa, y sintió un agradable calorcillo al recordarlo.
Se hizo un momento de silencio con pensamientos diferentes, Guillermo detestaba que estuvieran manteniendo esa conversación. De que tuvieran que sacar el tema, siquiera, y Pedro en cambio pensaba en los años que perdieron los dos del crecimiento de los mellizos, de lo lindo que sería concebir juntos más hijos.

__ Cielito, siempre he tenido cuidado. Quiero que lo sepas. De haber creído que había una posibilidad,  por pequeña que fuera, de que seguías vivo, jamás habría estado con otro hombre, con nadie.
Vio que sus ojos se oscurecían.
__Te creo, pero prefiero no pensar en eso todavía.
No quería que lo creyera. Quería que lo sintiera, aunque fuere la furia de los celos como antaño. Que supiera que el único hombre  al que había amado y deseado era él, siempre él. Le apartó un rizo rebelde de la cara para mirarlo.

__Jamás haría nada para hacerte daño.
__Eso también lo sé, desde algún lugar… lo sé _ dijo  con dulzura.

Guillermo se inclinó y lo besó, y el corazón le dio un vuelco cuando Gastón le devolvió apasionadamente el beso.
__ Puedo hacerlo mejor _ le dijo contra los labios al tiempo que le pasaba una mano por la columna __. Sos  el placer convertido en mi hombre de siempre precioso, eres el sueño de los dioses, que te hicieron para ser amado, eres el deseo y el pecado, vives en mis sentimientos y anidas en mis anhelos,  habitas en mis sueños y resides en mis deseos, por eso mi pecado es desearte  con todos mis sentidos, con esas ansias que siento, de día y de noche, que solo pretenden  hacerte mío, besar tus labios, acariciarte  y saciarme con tu cuerpo, para impregnar con tu sabor  y con tu aroma mi piel, por eso si mi pecado es amarte, no quiero ser perdonado, porque tú lo eres todo  y aún mucho más... Renazco cada amanecer,  después de haberte amado y verte ahí entre mis brazos, casi no respiro, por miedo de alterar tu descanso y el tiempo parece detenerse, veo tus labios y ansío humedecer los míos en ellos, siento la tibieza  de tu piel, lentamente  mis dedos descifran tu cuerpo  y guían a mis manos a lugares  que te hacen estremecer,  tu respiración se agita  y nuestros labios ya se unieron  en un ardiente beso, entreabres los ojos, me regalas una sonrisa y tu mirada ya es mía, ya no hay límites todo fluye, me envuelves con tus piernas, tu respiración  se transforma en deliciosos suspiros y con la satisfacción dibujada en tus ojos, terminas diciéndome: Te amo amor mío.
__ ¿Ahora mismo puedes amarme? ¿Te ves en condiciones tan pronto?
__Pedro o Gastón o como desees llamarte, estoy en condiciones desde que volviste a la vida y a mi vida.

Cuando él soltó una carcajada, el alivio lo inundó. Lo dejó sobre el mullido cobertor rojo, lo instó a ponerse de espaldas  y volvió a besarlo antes de apartarse lo justo para mirarlo.

__ ¿De verdad pensaste que podrías liberarte de mí tan fácilmente y engañarme?
__ ¿Ha sido demasiado evidente?
__Casi me convences, pero luego recordé que tus ojos eran incapaces de mentir. Y sigues sin poder hacerlo. __Le besó los párpados, bajó hasta su boca y trazó los labios con la lengua hasta que los separó para evadir el temor y las dudas en  la oscuridad del ósculo, en la danza de lenguas, en el sabor que embriagaba, en la agonía de la garganta y el respirar el mismo aire.

__Tendré que recordarlo _murmuró Gastón cuando los dos estuvieron sin aliento.

__Dime qué quieres _ susurró Guillermo mientras le acariciaba  un costado y le rozaba el contorno de los pezones con los nudillos.

__No quiero pensar. Solo quiero sentir, reaprenderte con sensaciones,  solo quiero sentir que me tocas como antes. Quiero olvidarme de todo salvo de ti.
__Pues creo que puedo darte una mano con eso,  encantado mi amor.
__Bien, porque ahora mismo solo te necesito a ti, Guillermo.
__Y esas son las únicas palabras que yo necesitaba escuchar amorcito.

Me vuelvo tu abrigo en este universo nuestro que  es el nocturno lecho, tu piel desnuda que incita a la mía, la lleva a revelarse contra la realidad, vas sintiendo mi calor en la suavidad de tu espalda, tu respiración en compás con la mía, se van acelerando juntas,  al tiempo que entre tus piernas la humedad de tu intimidad responde a mi excitación,  que entre tus glúteos sientes  el despertar.
Tibieza de los cuerpos que se vuelve humedad de pasión, llevas mi mano por un camino de lentas cacicas a viajar, primero por tus  cúspides, allí mientras mis labios adornan de besos tu cuello, tus pezones con firmeza reciben el tacto de mis dedos, tu aliento que exhala gemidos de deseos, parecen arrastrar las manos en un lento paso por tu vientre, llevas mis caricias al destino final, de aquella humedad entre tus piernas, en la cima de tu hombría, en los montes que amoldo.
Prisionero me sabes de tu delirio, tu meneo sensual provoca mi máxima excitación que entre tus glúteos se mantiene cautiva, mientras mis dedos incitan a tu primer orgasmo a decir presente entre espasmos y rigidez de tu cuerpo, un gemido que huye de tu boca al tiempo que tu mano  le pide a mis mojados dedos o a mi boca detener por un momento aquel frenético movimiento en tu secreto más resguardado.
Ahogamos por un momento la pasión entre nuestro aliento que consumen las bocas, mientras entre tus glúteos mi mojada excitación es aun mayor por tu meneo, que me indica la quieres sentir  más dentro de vos, una suave caricia, en su paso hacia tu ardiente y mojada  estrecha morada, mi humedad le deja  mi ser en esencia a ese pequeño punto que entre tus glúteos se esconde, exclamas un súbito gemido de placer cuando mi dureza habita dentro de vos y a cada embestida más allá.
Tu cuerpo se contorsiona de espalda bajo mi pecho, un corto y suave ascenso y descenso de tu cintura, me lleva a lo más profundo de vos, sientes que me posees al provocarme tanto placer,  mi respiración se acelera, los latidos aumentan en mi pecho… tus movimientos me consumen en tu fuego, los jugos de la pasión se confunden en ese punto exacto de tu cuerpo, tu ritmo se incrementa, el frenesí me lleva a estallar dentro de vos, se confunden en un solo ritmo los orgasmos finales de esta irreal noche amor.

__ ¿Es real que existes?
Sí existes, en las brisas del viento que acaricia y abanica el polvo de la tierra prohibida, en el hermoso e inmenso cielo  donde revolotean las aves,  alegrándonos con sus cantos que susurran recuerdos, en el azul divino de los mares, donde tus aguas se pierden en la bruma, allá en el infinito donde anida tu mirada,  habitas en todas partes, y por más que intento no alcanzo tu vuelo,  me resulta imposible conquistar tus latitudes, te prometo que si me permites tocarte con mis palabras,  abrazarás mis intimidades en la profundidad de tu alma, en esa mezcla inevitable de fantasía y realidad que me atrae sin dudar al riesgo del azar, en la sonrisa pura de mis sentimientos que libero en mis sueños anhelados, esos que me ilusionan y me queman por dentro, sí existes, estás ahí, en cada suspiro, en cada beso, en cada toque, en cada roce, en cada deseo, en cada instante que exista amor,  y te encontraré en los vitrales abstractos que se ocultan en el tiempo. Lo prometo, Guille.

__Te creo y te acaricio. Siente y reaprende mi tacto.  Paso mis dedos por todo tu cuerpo, acariciando todas las heridas de tu tersa piel.
Besando,  resanando las cicatrices de tu memoria de un pasado lejano que feneció hace largo rato.  Ahogando tus lamentos he inhalando tu esencia a perfume de madera. Me gusta escuchar la vida misma en los latidos de tu corazón,  tengo una necesidad inmensa de terminar con tu soledad. La gente en la vida, todo tiene su tiempo, nada en esta vida es para siempre, las marcas que tienes sangrantes nunca se borrarán,  seguirán latentes en tus pensamientos y con el tiempo serán más atenuadas, mas no tan dolientes. Deja que descansen tus pensamientos sobre mi cuerpo, y algún día nuestras almas se entrelazarán con el tiempo. Debes estar listo de dejar ir la vida que tenías antes, ¡sé libre!
En honor a la verdad, ya no puedo callar por más tiempo este sentimiento tan profundo que tengo hacia vos. Acepta lo que tienes enfrente que te brinda un sinfín de oportunidades, vence tus miedos eres fuerte, noble, valiente, expulsa todas tus dudas y cuanta cosa que te aqueje, entiendo que puedas estar confundido pero dentro de vos sabrás la respuesta. Y si ya estás listo... "pero solo si ya estás listo “abre tus ojos y ábrete al amor, que aquí estaré esperándote
y curaré  tus heridas de amor, hasta que no quede nada en tus pensamientos y tu alma esté curada. Déjame acariciar tus cabellos, quiero hacerme piojito,  relájate,  besaré tu rostro y borraré tus lágrimas de dolor hasta que se conviertan en franca felicidad, y volcaré toda la ternura que tengo para vos, borrando cualquier rezago de dolor que quede en tu corazón, olvídate de los desagravios, mi alma está llena de felicidad, vos sos el motivo, quiero ser luz que ilumine tus mañanas, brisa marina que acaricie tu cuerpo y alma  amándote hasta la eternidad, quiero ver la luz nuevamente en tus ojos sombríos, quiero sentir cómo recorren mis labios tu piel, y sentir cómo se estremece tu cuerpo recorriendo palmo a palmo todo tu ser  y hacerte el amor despacito, con ternura, con tacto, y susurrarte bellos poemas y pronunciar mil te amo. Y hacerte cada noche mío, como la noche y el día,  como el amanecer y atardecer, como la luna a las estrellas, con la fuerza de las olas  rompiendo en la costa, como el rocío al alba.
Y cerrarás tus ojos y cada noche entre besos, caricias y pasión pronunciarás mi nombre en sueños  abrazándote tan fuerte hasta borrar los fantasmas de tus dudas y miedos.
 Y besaré toda tu piel como cada mañana, llenándote de placer renaciendo tu alma. Y seré el aire que respiras todos los días, amándote toda una eternidad, sin principio ni final.
__ Y sigo andando en los senderos sin ver y sin sentirlos, quizá  busco lo que nunca tuve, sin saberlo ya no sé qué soy, qué seré, o si voy a serlo. ¿Será una canción desesperada muda a mis oídos? Todos estos años fueron falsos. Ella fue una farsa.  ¡Fuera máscara inaudita! Quiero que me veas, y verte. Voy a liberarme de mi amor sin suerte porque sé que yo nací para quererte
y mírame, para que te bese al mirarte, sin tenerte. Ven a mí, amor de mis amores, acércate a mi lado,  te contaré la triste historia de mi vida que ha terminado…  yo era un hombre gris, entre los fuegos del diablo que con tu amor apagarás, y con un beso de tus labios.
Deja que la fresca brisa nos cobije bajo el infinito cielo,  deja que mi canción se escuche con todos los sentidos,  deja que, suavemente  hagamos este amor consentido,   deja que busque una estrella y le diga que te amo y quiero. Estás aquí amor, y yo con mis ganas de arriesgarme
con el tibio y dulce sabor de ti, y enamorarme.
__Ella ya no existe, y tarde o temprano sabremos la verdad, lo prometo. Amar es un arte
que nadie me enseñó, me perdí en devaneos que confundí con amor en todos los años de tu ausencia, pero pasó. Quiero con amor enseñarte que todo en nuestros cuerpos es del placer su conductor,  quiero en tu alma escribirte un poema de pasión, exento de dolor para recitar en tu cuerpo mi composición y disfrutemos del amor el sabor,  tú escoges  darle a mi vida luz u oscuridad,  indícame el sendero que he de tomar
__Necesito... Que vengas, y me mires a los ojos. Que tu perfume me envuelva, y cumplas mis antojos, que tu mano roce la mía sin piedad y  despierte deseos  que se durmieron un día. Necesito que abraces mis más preciados anhelos, que tu respiración  me nutra  de pasión sin recelo.  Que tu cabello caiga sin gravedad en mi pecho y  mi lujuria  impaciente se mantenga al acecho. Necesito que tu locura  invada mi equilibrada cordura, que chispas candentes  llenen los espacios, que nuestros cuerpos dejaron  a merced de los abrazos.  Necesito palabras, susurros, sonrisas,  que tu alma  llene  la mía sin prisa. Que mantengas  firme  tu presencia en mi vida sin tiempo  ni lugar  llenando mis días. Necesito tus besos.
__ Hay besos que pronuncian por sí solos  la sentencia de amor condenatoria,  hay besos que se dan con la mirada,  hay besos que se dan con la memoria.  Hay besos silenciosos, besos nobles,  hay besos enigmáticos, sinceros,   hay besos que se dan solo las almas,   hay besos por prohibidos, verdaderos.  Hay besos que calcinan y que hieren,  hay besos que arrebatan los sentidos,  hay besos misteriosos que han dejado  mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran  una clave que nadie ha descifrado,  hay besos que engendran la tragedia,  cuántas rosas en broche han deshojado.  Hay besos perfumados, besos tibios  que palpitan en íntimos anhelos,  hay besos que en los labios dejan huellas  como un campo de sol entre dos hielos.  Hay besos que parecen azucenas  por sublimes, ingenuos y por puros,  hay besos traicioneros y cobardes,  hay besos maldecidos y perjuros.  Judas besa a Jesús y deja impresa  en su rostro de Dios, la felonía,  mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.  Desde entonces en los besos palpita  el amor, la traición y los dolores,  en las bodas humanas se parecen  a la brisa que juega con las flores.
 Hay besos que producen desvaríos  de amorosa pasión ardiente y loca,  vos  los conoces bien,  son besos míos  inventados por mí, para tu boca. Besos de llama que en rastro impreso  llevan los surcos de un amor vedado,  besos de tempestad, salvajes besos  que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;  cubrió tu faz de cárdenos sonrojos  y en los espasmos de emoción terrible,   nos llenamos… se llenaron  de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso  te vi celoso imaginando agravios,  te suspendí en mis brazos... vibró un beso,  y qué viste después...? Sangre en mis labios.  Yo te enseñé a besar: los besos fríos  son de impasible corazón de roca,  yo te enseñé a besar con besos míos  inventados solo para tus labios, para tu boca.

Con un inusitado frenesí, atemperado y de sutil rudeza, templaba su cuerpo sobre el de él,  jaloneaba sus cabellos igual que crin de arisca yegua. Hincaba sus dientes de depredador en su fino y largo  cuello, sus muslos prisioneros de férreas tenazas. En medio de aquel inmisericorde y placentero encuentro…  sudorosos, lustrosos los cuerpos con destellos de  lujuria y placer, abrazados en franca lid, ansiosos por el desenlace a la vez presurosos por descontarle al tiempo. Sus manos igual que bandada de pájaros,  raudas  se deslizaban por las colinas de su pecho escalando  los rosáceos nevados de sus pezones, hurgando su entrepierna, acariciaba sus redondeadas nalgas. Infinita las veces una y otra vez jadeante, extasiado.
Enfebrecido, se perdía en cada recóndito lugar de aquel delicioso cuerpo, se perdía en el fondo de sus brillantes ojos, rasgaba sin herir cada hendidura de su espalda, alimentaba con su cálido aliento su alma, torneadas sus piernas indicaban el oriente y el occidente, displicentes convidaban al goce de aquel oasis, sediento  cual náufrago de rodillas hincado ante delicioso espejismo zambulle en su paladar en aquella húmeda boca  el culmen de la fuente, a lo lejos se escuchan como dulces quejidos, susurrados por el viento.

__Exhausto, eufórico y rodilla al piso, vencido con gusto rendido ante el altar de tu ser converso en fiel predicador atestiguo de cierto que no hay mejor religión que hacerte el amor.

__Insomnio que causan el placer y la pasión bajo caricias que envuelven al alma,  cuando con besos  provocas mi cuerpo  haciéndome tuyo, entregándote todo y en dulce silencio me haces perder la calma. Pinceladas de caricias en tu cuerpo  abrigarás esta noche  junto a palabras de amor  que de tu hombre  escucharás embelesado, bello hombre de mi vida que sabe sentir y
vivir la pasión sin culpa y sin pecado… guarda para ti la ilusión de amar  cuando todo ya por amor lo has dado. Déjame sentir cómo germinas  el placer que nace de tu vientre y pelvis origen de pasión hirviente,  oasis de locura y seducción… dame el olvido hiriente de ser mortal, devuélveme los sueños que te has llevado en cada noche de amor, en cada beso robado.
__Se enmudecen mis adentros, huérfanos de verbos y palabras para componer melodías para tu alma, las emociones se me quedan desterradas, me llueven las lágrimas de cristal rotas y negras tintadas del color de los lirios azul violeta, solo preciso de tus susurros amor, no me importan y me sobran todas las voces del mundo  si nuestro sentir enamorado está muerto y los besos que bailaban en mis labios ya no sienten la música de mi sonrisa.
Al llegar la noche eres mi gran anhelo, eres mi sueño prohibido, eres, el aire que abriéndose paso en la niebla espesa como la tundra rompe los silencios que inundan mi vivir a la espera de tu llegada, y mi alma no se cansa, nunca se cansa de repetir y tirar al aire, ese quejido entrecortado vuelve amor mío, vuelve, no dejes que me pierda en esta oscuridad fría.
Seguiré escribiendo para ti, seguiré plasmando palabras sin rumbo, seguiré clamando al cielo que me devuelva tus ojos, tus risas en la noche que lo hacían todo luz, donde el fuego de mis adentros abrasan mi piel.
Miro mi reloj de pulsera que porto en mi mano, y el tiempo se hace largo, el día se me hace inmenso y la noche me llena de esperanza, a la espera de tu llegada.

__ En tu piel escribí la historia más hermosa de amor, en ella describí nuestro pasado en forma de caricias a tu piel, eras mi pergamino donde plasmar mis sentimientos, mis ganas de amarte cada día más. Soy el hombre que te convirtió en su par, saboreando tu cuerpo te seduje, tocando mi piel me llenaste de placer y pasión siendo un muchacho tímido, a la vez hombre seductor y hoy uno maduro precioso como el sol. Aquel día que te conocí, fue lo más hermoso
que me pudo suceder, me entregaste tu mundo sin igual, lleno de fantasías, mis manos acariciaron tu piel, desbordábamos pasión, mieles eran nuestros besos, albricias por
festividad de dos cuerpos al encontrarse, al unirse y entrelazarse, éramos fuego y quizá
volcanes en erupción. La entrega fue mutua, me encantó tu desnudez, nos estorbaron las ropas, y la noche llegó, el deseo fue tan sublime, fue tan excitante que provocó besarnos con tanto frenesí. Nuestras bocas, nuestros labios jamás se apartaron, rozaron cada parte de nuestra piel, un te quiero salió de nosotros dos,  sin pretendernos me dijiste no te apartes de mí, ámame suavemente, quiero sentirte tan dentro de mí, y me perteneciste, ahora sos el  dueño de mi ser. Eres ahora esta  sed que me consume diariamente, eres la cobija cuando mi cuerpo te necesita, eres mi droga perfecta, mi veneno. Entre mis venas, el aroma que no se olvida. Ahora eres el amor de mi vida.
Cosas del destino que sin querer enlazó nuestras almas, posiblemente que sin saberlo, sin darnos cuenta ninguno de los dos latíamos al mismo paso con aquella sensación de que ya nunca más estaríamos solos, ya nunca más estaríamos vacíos de sensaciones, que nacía en nosotros algo genuino pero nada inocente, deseábamos los dos lo mismo, los dos, sentíamos nuestros pulsos acelerándose de una forma inusual, yo sentía cómo tus ojos se perdían en mi sonrisa amplia pero nerviosa, te escuchaba hablar pero mis sensaciones arrastraban a mi pensamiento a esa locura del movimiento de tus labios que se querían posar en los míos, disimuladamente, cerré mis ojos para imaginarlo y juro vida mía que me encantó, el roce de tu mano en la mía me hizo volver a la realidad, y el aroma del café se quedó por siempre en mi memoria.

Seguramente estaba sucediendo eso que se dice, amor a primera vista, no lo sé, solo sé que ya no puedo dejar de amarte, el amor, inesperadamente y sin previo aviso traza caminos misteriosos enlazando sueños y deseos, dándote esa sensación de que ya no caminarás solo, que alguien te deseará en sus sueños, que cerrará también sus ojos para imaginarse perdido en ti, perpetuando ese momento.
Así vida mía es como nacen los sueños, así me perdí en tus ojos sin querer conocer el camino de regreso, ahí es donde te sueño y te amo, donde emprendí este viaje de amor sin billete de vuelta por que ahí contigo es donde quiero vivir mi sueño de amor.
__Creo que esto es sentirse amado _ dijo Pedro adormilado.

__Algún día sabrás, sintiendo el sabor del viento entre tus labios; y tú con la inocencia de un mañana en tus anhelos, te dirás susurrando al eclipse que opaca tu tarde; qué será... que será sentirse amado; y el silencio que estremece a los cielos, cabalgando al lomo de un ave; aleteando para no enfrentarse a la inclemencia del viento, aun sin voluntad en el regazo que sostiene su vida, va llegando a los pies de quien se ha preguntado; qué será...  qué será sentirse amado; y unas paradojas confundirán tus inexplorados recuerdos, mirando cómo aquella ave se cobija bajo tu sombra; el vislumbre de una respuesta tienta a tu entendimiento a recoger las cenizas de un ayer que no pasó, a respirar las exequias de quien en mil vidas...
siempre... siempre, siempre, siempre te amó; pobre insensato que no aprendió su lección de los más difíciles teoremas  que habitan en tu desordenado corazón; pero hubo algo que a la fuerza aprendió, aprendió a vivir bajo la sombra  de un negado y soñado beso, un beso... un beso que tu alma le negó por años. Y así te ofrezco la respuesta a tu acertijo, a tus pies como aquella ave, ahí,  ahí estoy yo; cobijándome en tu indiferencia, consolándome bajo las faldas de tu sombra; y vos sin poder entender, te canto, pero el sonido no llega a tu pecho; entonces grito clamando a tus oídos y a tus ojos: ¡Mírame! ¡Óyeme amor mío! escucha mis ahogados latidos, cómo se desvanecen en el eco fugaz del silencio; quizá puedas oír mis secretos susurros, que flotarán en la eternidad buscando ser oídos; entonces al filo de un final te dirán, te amo, te amo, por siempre te he de amar; y aunque tú no sepas amarme, yo sí aprendí a amarte a cabalidad; y lo que bien se aprende no se olvida, aunque hubiese querido aprender la fórmula mágica  que me haga dejarte de amar. Ahora ya sabes... qué es sentirse amado, ahora te pido que me enseñes, enséñame a olvidar.
__No quieras saberlo, no quieras aprender el olvido, no ahora Guille.
Te amo _susurró Pedro cuando el sueño se lo llevaba, y soñó con un príncipe de mirada penetrante que lo invitaba a bailar, mientras dos pequeños idénticos revoloteaban alrededor.

___
Gastón movió los dedos y estiró los pies. No recordaba la última vez que se había sentido tan relajado, tan saciado, y tan tranquilo. Sentía todos los músculos del cuerpo extenuados y fortalecidos al mismo tiempo.
Miró a Guillermo y esbozó una sonrisa. Tenía la cabeza apoyada en su pecho, con el brazo por encima de sus caderas como aprisionándolo para que no huyera de nuevo, y sus piernas estaban entrelazadas. Ni dormido quería soltarlo, así se aferraba ahora a él. Le enterró los dedos en el pelo negro y sintió los sedosos mechones contra la piel. Jamás se había sentido tan deseado, tan querido, como en las últimas horas, al menos del escaso tiempo de vida presente en sus recuerdos.
Habían hecho el amor dos veces más antes que rendido, Guillermo lo pegara por fin a su cuerpo, sedosa piel húmeda, fragancia fresca, desatando olor afrodisíaco antes de dejarse vencer por el sueño.
 El viento trae aroma  que enamora, por los poros  se transpira el deseo de fluir recorriendo lo dulce  del néctar de los dioses. Olor a entrega, sudor recorre  el paraíso ansiado. Gota a gota se denota un gesto de plenitud, se devela el velo  de lo exuberante  y fértil del fruto anhelado. Los secretos se olfatean en la intimidad  que fluye de los adentros. Arden las ganas de transitar senderos sublimes. Manos sedientas provocan volar y explorar todos los sentidos. Corazón danza  a un ritmo acelerado y extasiado, quimera resuena. Se bebe la ambrosía  de la pasión, surge el deseo  de la exaltación. Hundido el silencio, gritos callados; labios divinos; sándalo suave. Fuego ardiente  desnuda el alma, aroma que persigue  un sendero eterno. Pétalos de rosas  acarician y seducen el pensamiento. Soplo de los dioses, elevación con lo divino,  fusión de cuerpos en una sola alma,  gozo consumado.

La lluvia golpeaba los cristales y las olas rompían con fuerza contra la orilla, pero, en el refugio de su casita prestada, se sentía cálido y protegido. Y, de momento, feliz.
Los niños seguían con sus padres, el teléfono estaba desconectado y la pesadilla que era su vida había quedado relegada al fondo de su mente. Ya pensaría sobre eso más tarde. En ese preciso momento, solo quería disfrutar del momento, por si no duraba.

__Para _ dijo Guillermo sin moverse.

Dejó de acariciarle el pelo.
__ ¿No te gusta lo que hago?
__No, eso me encanta, sigue haciéndolo. Pero deja de pensar.
Su sonrisa se ensanchó.
__ ¿Cómo sabes que estoy pensando?
__Pedro, casi puedo oír los engranajes de tu dura mollera, de verdad escucho tus pensamientos, siempre ha sido así.
__De lo primero nada _ repudió  en voz cantarina__. Y no es tan dura.

Una carcajada brotó de la garganta de Guillermo. Una que resonó en su pecho cuando él le acarició  con la nariz.
__Si dices que ha sido un error, voy a tener que hacerte el amor hasta que dejes de pensar.
__No voy a decírtelo.
__No, pero lo estabas pensando.
__Claro que lo estaba pensando. Soy un hombre muy listo.

Con una sonrisa, Guillermo le  subió una mano por el muslo, caminando la piel con las yemas de los dedos y tocó un punto de presión en su cadera. Pedro se echó a reír e intentó zafarse de sus dedos.

__Es inútil, tengo grabada tu geografía y conozco de memoria cada sitio que dispara tu cosquilla, no puedes huir, cielito, deja de intentarlo. Estabas avisado. __Trazó un sendero de besos por su pecho hasta llegar al cuello. Sus cálidos roces, sus manos le acariciaron los pezones. El deseo volvió a correrle por las venas, el anhelo a reclamar sus ansias y apetencias.

__Eres insaciable, lo sabes, ¿verdad? _ le susurró mientras los labios insistentes de Guillermo le recorrían la oreja.

__Pero en el buen sentido.
No pudo contener la carcajada. No sabía que pudiera sentirse tan relajado con él. No había esperado la ternura que le inundaba el pecho cada vez que él lo besaba.
Le colocó de costado, le pasó la mano por un hombro y bajó por su brazo hasta que sus dedos se entrelazaron. Guillermo se llevó su mano a los labios y le besó los dedos uno a uno. La emoción provocada por ese gesto tan dulce, tan tierno, se convirtió en un escalofrío.
Dejó que sus dedos acariciaran la cicatriz que Guillermo tenía en el mentón.

__ ¿Cómo te hiciste esto?
__Agustín.
__ ¿Cómo?
__Nos peleamos.
__ ¿Por qué?
__No sé muy bien cómo decirlo, pero cuando te creí muerto yo era un poco… __Dejó la frase en el aire como si estuviera avergonzado__. En fin, salía con varios tipos.

__Como él salía con muchas chicas supongo.
Guillermo se echó a reír.
__ Sí, hasta que llegó Gaby. Seguramente por eso nos hicimos tan amigos. La cosa es que no le gustó nada. Él y yo jugábamos al…
__Tenis _ terminó por él__. Y Agustín te vio mirar a alguno y se enojó tanto que se terminó el partido.

__ ¿Cómo lo sabes? _preguntó Guillermo esperanzado.

__Mi hermano me contó la historia. Pero no me habló de la cicatriz, me dijo que te pegó un puñetazo al verte de la mano con otro cuando salió del club.
Guillermo esbozó una sonrisa torcida.
__Lo hizo, estaba muy enojado.
__ ¿En serio?
____De hecho no habrías dicho algo muy diferente a lo que  después de la conferencia de prensa de ayer.
__ ¿Cuántos puntos te pusieron?
__Tres. Sabía que Agustín tenía razón. Tenía todos los motivos para estar enojado conmigo, no iba a ahogar tu recuerdo aturdiéndome con otros o en alcohol, pero estaba desesperado, aterrorizado de tener que seguir viviendo sin vos, de hecho por momentos pensé en irme, en terminar con todo, pero estaban los chicos, Fabián y Malena __ en hilo de voz.

__ ¿En serio?
El corazón de Pedro le dio un vuelco al escucharlo. Se imaginaba la escena y el sentimiento. Ojalá pudiera recordarlo.

__Sí. Además, solo deseaba que todo fuera mentira, por meses pensé que solo era una pesadilla, que habría algún llamado, que sonaría el teléfono o el timbre y que alguien o vos mismo me dirías que todo había sido una broma de mal gusto, que estabas regresando de Chile con tus padres, que entrarías por la puerta, y me curarías la herida besándola, me mimarías, pero  fueron ellos, tus papás quienes me enseñaron que siempre sucedía eso cuando alguien moría, que por años quizá se esperaba el regreso.
Embargados de emoción miraron sus manos entrelazadas. Pedro rozó con la punta de los dedos la alianza de platino con filigrana de oro que llevaba Guillermo.

__ ¿Por qué la llevas?
__Porque estoy casado, y me la regalaste vos.
__La llevabas cuando nos conocimos. Entonces no sabías que seguía vivo.
__Siempre la llevo. __Guillermo deslizó los dedos por los suyos.

__ ¿La has llevado todo este tiempo?
__Sí. ¿Te sorprende?
Movió la cabeza mientras intentaba reprimir unas emociones que no podía definir.
__ ¿Por qué? Han pasado cinco años.
_Porque me casé, una vez, para lo bueno y para lo malo. Para siempre. Encontré al hombre con quien quería pasar la vida. No tengo intención de casarme con nadie más y nunca se me cruzó esa idea.
__ ¿Preferirías quedarte solo? ¿Y si hubieras conocido a alguien?
__He conocido a montones de hombres y mujeres. Nadie se te acercaba siquiera, puse un listón muy alto como para que me inquietaran.
__Guillermo. __Las emociones lo embargaron. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Bajo esa tierna mirada, su corazón amenazaba con salirse del pecho__. Ahora entiendo por qué Fabián y Malena no deseaban que me vieras y parecían odiarme cuando me vieron la primera vez, aun ahora.

__No te odian, solo temen que vuelvas a desaparecer.
Guillermo le dio un apretón en los dos y  le miró la mano izquierda.
__Me he dado cuenta de que te has quitado la tuya.
Pedro siguió su mirada.
__No era mi esposa. En cuanto supe la verdad no soportaba llevarla, la eché al río.
Guillermo se llevó la mano a los labios y besó sus dedos desnudos.
__Ojalá supiera qué le pasó a tu alianza, no a esa, a la nuestra. Tengo que buscarte otra.

Vio la determinación en sus ojos y el estómago le dio un vuelco en respuesta. En su cabeza sonó una alarma. No estaba preparado para eso. Ni siquiera estaba seguro de que alguna vez lo estuviera. Intentó sentarse.
__Guille…

Él se inclinó sobre Pedro y le dejó un reguero de besos  en los labios con la sonrisa más traviesa del mundo.
__No lo hagas.
__ ¿El qué?
__Pensar. No quiero que te preocupes del día de mañana ni del siguiente. No quiero que disecciones todo lo que digo. Solo quiero que sientas. Las palabras no importan, tampoco los recuerdos de tu mente, solo sigue la memoria del cuerpo, ella sigue indemne.

Guillermo descendió por su cuello, mordisqueándole la piel. Pedro se dejó caer contra la almohada y cerró los ojos. Sus manos volaron y le acariciaron el cuerpo en cada recoveco, recorrieron todas sus carreteras y curvas, y él se quedó sin aliento. El deseo volvió a apoderarse de cada átomo cuando sus habilidosos dedos se  concentraron en su sexo. La pasión creció en su interior con cada frote, con cada roce, pellizco y caricia.
No podía negar la atracción que sentía por él, en lo más profundo de su alma. Trascendía lo físico, trascendía la atracción ciega. Era algo mucho más intenso y profundo, era muchísimo más real de lo que había esperado o de lo que había vivido jamás.
Y le aterraba más de lo que quería admitir. La idea de que pudiera ser amor, cuando había transcurrido tan poco tiempo desde que volvió a su vida, le humedecía las manos y le desbocaba el corazón. Era imposible que fuera eso lo que estaba sintiendo y sin embargo aunque no lo recordara y para él recién lo conociera sentía que lo conocía desde siempre, que había nacido para él, para ese momento, para encontrarlo, que era su sino.

Guillermo se colocó entre sus piernas y lo besó mientras lo penetraba, y el corazón le dio otro vuelco mientras lo abrazaba con fuerza, mientras abría sus labios, su cuerpo, su alma y su mente a ese hombre.

__ ¿Estás pensando…? _le susurró él al oído.

__No, desde luego que ahora no.

Sus lentas y rítmicas embestidas le arrancaban un suspiro. Alzó las caderas para salir a su encuentro, para llevarlo más dentro de sí, le acarició la piel allí donde retorciéndose llegó con sus manos deleitándose en la suavidad de su piel, deseaba memorizar cada músculo, cada recoveco de su cuerpo, cada sensación, cada aroma y sabor, no olvidarlo ya nunca más.
Le sintió sonreír junto a su oreja.

__Bien. Quiero que tengas la mente en blanco cuando te diga que te amo.
Se tensó de los pies a la cabeza.
__Guille…
__Te amo cielito _repitió él en voz baja al tiempo que salía de su cuerpo despacio para reacomodarse y volver a penetrarlo más allá hasta que la intrusión profunda le arrancó un jadeo__. No puedo fingir que no es verdad. Lo que quiero de vos está en lo más profundo de tu ser. Está ahí te llames Pedro o Gastón. Está ahí me recuerdes o no.

__Es una locura __susurró.

Guillermo esbozó una sonrisa torcida antes de besarlo de nuevo. Antes de salir y penetrarlo de nuevo con determinación dejándose caer con todo el peso del cuerpo, antes de iniciar un vaivén que los dejó sin respiro.

__No. Una locura sería negar la realidad. No espero que me correspondas al menos de momento con el mismo sentimiento. Solo quería que supieras que está ahí. Que siempre estuvo y sigue ahí, en los dos.

 Le acarició los mechones que le rozaban la nuca, Pedro lo estrechó más a su piel. Lo besó con frenesí mientras hacían el amor, volando en una burbuja sin tiempo, detenidos en un instante eterno robado, sin  espacio. Tenía las palabras en la punta de la lengua, pero el miedo hizo que se las tragara. El miedo por lo que sucedería a plena luz del día. El miedo por lo que él sentiría cuando lo conociera mejor. Si se permitía enamorarse de él por completo y él se despertaba un día y se daba cuenta de que él era distinto al hombre que recordaba, no estaba seguro de que su corazón sobreviviera al golpe.
Y no podía entregarse por entero a ese ser hasta estar convencido de que era él, Gastón Guerrico, lo que Guillermo quería de verdad.
Esa noche, sin embargo, podía fingir que el mañana no existía. Tal  vez no pudiera darle las palabras, pero sí podía demostrarle lo que sentía.
Le tomó la cara ente las manos, lo besó con pasión y lo instó a colocarse de espaldas.

__Déjame amarte, Guillermo.
__ Y lo siento (vaya que lo siento), pero hoy tu ausencia se expandió en mí  como una ola de frío inesperada, y sé que tal vez a estas alturas no debería sucederme esto, cuando extrañarte es el oxígeno que respiro día a día y necesitarte es la última lágrima que nunca termino de llorar, sé que tal vez no debería pasar, pero (me) pasa, y aunque no quiera arruinar(nos) nada, me rompo (una vez más) y como mis ojos son bien tercos lloro por mis dedos o puede que ellos sean menos tercos que sabios y te eviten verme tan mal.
No me gusta flaquear, pero nunca he podido dominar tremendo sentimiento, sigo siendo un niño en plena etapa de entrenamiento queriendo nunca dejar de experimentar, no quisiera hacer(nos) esto, pero no lo puedo evitar, no puedo jugar a ser invencible, no quiero dejar de sentir aunque por ello tenga que pagar un precio elevado, no quiero hacer(nos) daño, pero siendo honesto tampoco me interesa dejar de ser vulnerable y romper(nos) de vez en cuando la coraza si la necesidad se vuelve insoportable, no me gusta esto, lo juro, pero acepto con gusto toda esta hiperemia que me abraza el alma y me hace añicos el corazón, soporto todo este dolor interminable pagando el doble si la adversidad insiste, si es lo que la vida exige (de mí) a cambio por amar(te).
Siempre supe que por amarte me enfrentaría al desafío más difícil de mi vida, supe desde el minuto cero que me rompería, que lucharía sin piedad contra nuestros enemigos, que las heridas serían profundas, que tal vez no habría cura, que perder me mataría y aun así bien decidido, dije que sí.

Lamento comunicarle que me encuentro gravemente enfermo  de usted, cielito lindo. No sé, si será algo pasajero o para el resto de mi existencia. Mi cuadro clínico es abstracto subyaciendo su persona, en él. Siento, malestar general por la soledad, fatiga continuada de su ausencia, dolor muscular de mis labios por la falta de sus besos, pesadez en las manos como huecas, sin caricias, un lento palpitar  de un corazón que padece de usted, cansancio  de respirar por la vida, mirada ausente, triste casi lagrimosa, su pensamiento persistente enfermando mi memoria, y una continua somnolencia audaz e insistente, acompañada de una fiebre
que me arde por dentro.
Créame, no es pasajero es congénito, desde el nacimiento de conocerlo, se manifiesta en su ausencia y adquiere su cenit cuando lo contemplo  tras los cristales de mi ventana, casi pereciendo cuando llueve, cáncer de mi pensamiento quisiera quererlo más pero no puedo, si no lo he besado para sanarme. Le rogaría a su persona, apadrine mi corazón o simplemente, pase usted  por mi puerta.
__Eso deseo, déjame amarte, reaprenderte, Guille.
__No busques  en las horas del día el lugar yacente  para quererme, regálame tu sorpresa en la sorpresa de cada jornada, en cualquier minuto de tu esfera en cualquier costado de los segundos del péndulo de tu oscilante sentir. No indagues en el cosmos un lugar preciso, para enamorarme, mi busques en la incubadora de las estrellas, el exacto sol del embrión del universo de tu alma de la mía enamorada.
No aletees, en el aire del tiempo un lugar en el espacio, una noche precisa, una hora concreta, una primavera muerta, una flor exacta, una margarita afirmativa. No esperes, no, que el diablo
te lo proponga, que dios  solicite otra reencarnación en un nirvana que espera, una promesa, la vida la muerte la resurrección eterna. No esperes a mañana lo que puedas decir hoy. No, no esperes  en la puerta de tu casa el cadáver de tus amores muertos, levántate de tu cementerio desentierra los nuevos, que al que madruga el amor le ayuda, que al que buen corazón se arrima, buenos sentimientos le cobija. No esperes no, ven, desnúdame y luego dime  que me quieres.

El roce de tus labios me inspiró temor, tal vez porque traería consigo el enamorarme, o quizá porque aún después de haber besado a otras mujeres y hombres  nunca me había ocurrido algo semejante.
Tus labios eran suaves cual seda; tus ojos, hermosos cual luna llena; tus manos tan delicadas como la copa de donde bebes el vino; tu boca, tan ardiente como el mismo Popocatépetl.
No supe qué hacer en el instante que te besaba, tenía tanto miedo que abrí los ojos por un momento y vos  aún los conservabas cerrados, pareciera que a través de los labios descubrieras mi verdadera esencia y yo la tuya.
Me alejé un poco de vos  e inmediatamente sentí un frío que me helaba el alma, como si vos fueras una fuente de calor inagotable de la cual no estaría dispuesto a separarme, estaba loco por vos  y lo habías logrado solo con un beso.
No dije una sola palabra el resto de la noche, me sentía patético y me veía tal cual, solo podía mirarte al rostro y regalarte una sonrisa que me delataba a millas de distancia.

Había un culpable en todo lo que me estaba ocurriendo, creo que has oído de él, el mismo García Márquez lo evocó en muchas de sus obras y en una de ellas hasta lo clasificó como demonio; yo estoy de acuerdo con eso, solo que este es especial porque no se alimenta de sangre ni de la carne, este lo hace por medio de los besos, del acto sexual, de los detalles mínimos de una persona a otra, del deseo inminente y puro a estar al lado de alguien; así es este demonio…  es el Amor.
Así pues, estoy en un enigma, Bécquer emanaba en su rima XXIII que se podría dar cualquier cosa existente en este mundo por algún gesto de la persona amada, pero para un beso no había nada que lo equivaliera, así que yo no sé qué tuve que haber hecho para que me regalaras uno de ellos.
No sé si sea bueno o malo dejarme llevar por este demonio, sin embargo deseo que se apodere de ambos para que vivas conmigo esta gran experiencia de enamorarnos; por el momento mi esencia y mi cuerpo  te esperan hasta el próximo beso.
___

__No quiero que vayas sola. __ Agustín estaba con Gaby en el dormitorio de esta, observándola mientras hacía la maleta__. ¿Me has oído? _le preguntó al ver que ella no replicaba.

Ella  le dio unas palmaditas en la mejilla al pasar a su lado de camino al cuarto de baño.

__Cuidado, comienzas a parecerte bastante a tu dominante cuñado, y lo soporté ya a él por años como jefe.

Agustín pasó por alto el insulto. Lo siguió y se detuvo en el vano de la puerta mientras ella iba de un lado a otro, recogiendo cosas.
__ ¿Tengo que recordarte que seguramente asesinaron a Matías Olazábal y que no sabes con qué te encontrarías en lo de Moravia? Eso sin tener en cuenta que hay una lista  negra de pacientes de la clínica privada donde está mi hermano   marcado y la mayoría muertos, y una enfermera que desapareció detrás y… , ya basta, Gabriela Soria, he hablado con Guillermo hace un rato y él también opina que no deberías ir, al menos hasta que uno de nosotros pueda acompañarte.
Gaby guardó varios cosméticos en un neceser y después cogió el champú favorito de la ducha.

_Por favor… ¿crees que voy a hacerles caso a dos hombres? Si espero a que me acompañen habrán desaparecido todas las pruebas si es que hay alguna,  como lo hizo Nancy.
Agustín, voy por motivos laborales. Además nadie se enterará de mi viaje. De hecho, allí estaré mucho más segura que aquí. Betsy se quedará con Malena en lo de Guille. Todo irá bien. Además, todavía no sé si merece la pena ir a esa estancia de los Moravia. Esperaré a ver qué encuentra mi detective privado.

“Todavía”, repitió Agustín para sus adentros. Lo había escuchado claramente. Gaby era una mujer independiente. Demasiado testaruda. Dos de los motivos por los que jamás se había sentido atraído por las mujeres de éxito.
Llevaba esquivándolo desde la noche que pasaron juntos y la noche anterior él había estado trabajando hasta muy tarde, de modo que no había tenido tiempo para pasarse a verla hasta esa misma mañana, al parecer tarde para prevenir ese viaje. Supuestamente debía tomar un vuelo esa misma mañana para enderezar un proyecto, pero una vez al tanto de los planes de Gaby, no podía marcharse hasta asegurarse de que estaría a salvo.

__Iría contigo si pudiera, pero no puedo, nena, entiende es un mal momento.
__No te preocupes __le dijo ella al tiempo que tomaba la laca de la cesta de mimbre del lavabo.

Gaby evitaba su mirada. No hacía falta ser un brillante científico para comprender qué estaba pasando.
__Gaby, sé lo que pretendes. No es necesario que te vayas ni a Canadá ni a Valparaíso ni al campo por lo que pasó entre nosotros.
__No sé de qué estás hablando. __Después de guardar un cepillo de pelo en el neceser, le cerró la cremallera__. Ya te he dicho que tengo una convención en Atlanta, no me cuesta nada tomar un vuelo a Toronto, y luego ya que estoy de regreso ir a Santiago y a Valparaíso.

Sí que lo sabía, pensó Agustín. Lo sabía perfectamente. Él vio cómo la asaltaban los remordimientos justo después de que hicieran el amor. Y no por lo que pudiera pasar entre ellos,  sino porque pensaba que había traicionado a su cliente, a la memoria de Antonio Manero, o lo peor, porque añoraba a Alberto Marini, no sabía qué de los tres motivos sería peor.

__Guille y Pedro no van a molestarse contigo por esto. Te está permitido tener vida privada. No has hecho nada malo, de última échame la culpa.

Gaby cerró los ojos y tomó una bocanada de aire. Un tropel de emociones pasó por su cara, pero cuando abrió los ojos de nuevo, no había ni rastros de ellas. Cogió el neceser y pasó a su lado de camino al dormitorio.

__Hablaré con Pedro del tema y de sus documentos, de los ADN de los chicos cuando regrese.

Agustín la tomó del brazo.
__Espera y mírame.

Ella se volvió para mirarle con sus ojos oscuros. Unos ojos de expresión atormentada. Unos ojos que le provocaron un nudo en el pecho.
__No tires por la borda lo que está pasando entre nosotros solo porque te preocupa la opinión de los demás _le dijo.

__Fue una mala idea. Jamás debió ocurrir y lo sabes. En cuanto a mi viaje, no es asunto tuyo. Estaré bien. Y ahora, por favor, ¿me sueltas del brazo para que pueda acabar de hacer el equipaje?

__Tú me preocupas. Y Betsy. Quiero mantenerlas a salvo sea que me ames a mí o a otro. Prométeme que no irás a Canadá.

Agustín tenía la impresión de que le había apuñalado en el corazón. Cuando la soltó, intentó comprender qué narices estaba pasando.
¿Cuándo habían aparecido esos sentimientos tan fuertes hacia ella? Jamás se preocupaba por otra persona que no formara parte de su familia. ¿Desde cuándo era Gaby, una mujer a la que apenas conocía, tan importante como su propia familia, si no más?
El nudo en el pecho… se convirtió en una terrible opresión.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.

18 comentarios:

  1. Dilma Como siempre hermoso ! Gracias 💕💕💕

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  2. Norma Magnífico delicado simplemente hermoso

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  3. Norma T Sencillamente muy sentimental y realmente hermoso

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  4. Veronica Lorena Piccinino Bellísimo Eve Monica Marzetti... esta historia es muy dulce.. .espero que Malena lo acepte como su padre

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  5. Genial Eve, el amor y la seducción en su máxima expresión...Es maravilloso que el cuerpo tenga memoria de las sensaciones y emociones vividas, aún cuando la mente no pueda recordar...Bellísimo este volver a enamorarse de Guillermo y Pedro o Gastón, el nombre es lo que menos importa cuando el que manda es el corazón...

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    1. MORÍA POR DARLA, LA AMO, ES MUY LINDA, SIN INDESEABLES EN ESTA ETAPA, GRACIAS Y MI AMOR.

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  6. Sol Urvino Ideal para esta tarde de otoño, Eve, UN BESO
    1

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