miércoles, 22 de mayo de 2019

"SEÑALES DE AMOR". CAPÍTULO VEINTINUEVE.

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03  de diciembre de 2016.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
solo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
solo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti.
03  de diciembre de 2016.
No sé ni qué pensé, ni qué sentí, fue una situación nueva, distinta y diferente, donde la locura, el delirio y la felicidad me invadieron por un lapsus de tiempo que no sabría ni medir y aunque me pareciese infinito hoy me gustaría estar enredado entre tu cuerpo, como hasta hace unas horas. Sentirte húmedo  y extraer de ti el sabor a jalea que destilan los poros de tu vientre y de tu piel, hilvanando con la yema de mis dedos toda la geografía que un corazón como el tuyo, puede almacenar en el subconsciente de mis sentimientos. Fue una noche única, mágica con el embrujo y el sabor de la ciudad. Fue la única noche en la que soñé contigo. Te amo Guille, pero no prometo no volver a escapar.
__Puedo soportarlo, Pedro, todo menos lo de ayer, lo prometo.
__No puedes negarme que de no haberme conocido en esa mudanza seguirías junto a Ana y a tu familia, Guillermo.
__No. Seguramente de no haber llegado a descubrir  eso a los que los poetas cantaban odas y que yo consideraba ridículo, habría continuado en ese pacto cómodo con ella _respondió Guillermo__. Yo no creía en el amor, y me resultaba útil una farsa para no dar explicaciones sobre mi intimidad, pero  no es lo que hoy deseo. ¿Crees que Camila entendió que la dejabas?

__No lo sé, desapareció negándolo pero no ha regresado ni siquiera a la empresa, tampoco he llamado. Con lo de Gaby es lo que menos importa.
__Pedro, en tres meses nacerá mi nieto, entonces pediré el divorcio y le contaré todo a mi hijo, no quiero jugar con vos, no necesito lo de antes que era esa fachada con Ana y el vacío de alguna hora de sexo ocasional, ya viste qué me une hoy a mis amantes de turno… nada.
__No me los recuerdes, no es necesario, Guille.
¿Me llevarías   a la clínica mañana? Gaby no desea que vaya nadie, pero sé que no la dejarás sola, ¿verdad?
__Ni loco, claro.

Nada lo había preparado a Guillermo para el desbarajuste emocional y de sentimientos de cada reencuentro con Pedro, mezcla de júbilo, deseo, temor, ternura, desazón. ¿Amor? Cómo a él le había sucedido, enamorarse conociéndolo tan poco. ¿Lo amaba o era un desafío, una obsesión acorde con su naturaleza? Pedro constituía un gran misterio, sobre todo porque parecía tan simple. Su Pedro, si suyo, no podía negarlo, así lo sentía mientras lo miraba de reojo sirviendo un whisky en su escritorio.

__Qué linda letra tienes _dijo inocentemente Pedro al verla en uno de los expedientes.
__Vos sos lindo, Pedro. Muy lindo.
Se movió hacia él y le apoyó la boca sobre los labios entreabiertos. El contacto los aturdió a los dos. Ambos lo habían ansiado e imaginado, anhelado durante una noche de separación, no obstante superaba las expectativas. Guillermo  le sujetó la nuca para apoderarse de él con el imperio de quien se sabe dueño y señor. Pedro lo esperaba entregado, con los ojos cerrados. Lo besó como nunca había besado a nadie no porque la técnica variase sino porque él no era el mismo, algo sublime y poderoso lo hacía experimentar una felicidad al tiempo que un devastador deseo, eso era nuevo en él, de hecho, nadie le había explicado ni preparado para una mezcla tan desconcertante. Y al percibir los dedos de Pedro hundiéndose entre sus cabellos, se le calentaron los ojos bajo los párpados.
Pedro estaba permitiéndole todo. La felicidad lo volvía fuerte y mantenía el pánico y la culpa a raya. Sin apartarse, a ciegas, Guillermo  lo fue tumbando sobre el sofá y Pedro quedó atrapado bajo su peso. Guillermo lo sujetó   por la cintura con un brazo y lo pegó a su cuerpo, mientras su lengua, insaciable, lo hurgaba, hasta ahogarlo, y la de Pedro, valiente le salía al encuentro, enredándola, incitándola, haciéndolo gemir, amando hacerlo gemir. Sus manos imprudentes resbalaron dentro del saco delineando sus costados del torso y él se despegó y soltó un bufido, como si Pedro le hubiese rozado una herida. Descansó la frente en el cuello y Pedro le estudió el perfil agitado, de ojo cerrado y palpitante y fosas nasales dilatadas, de labios húmedos rojos y entreabiertos.

__ ¿Te gustan mis besos? _interrogó Guillermo.

__Mucho _respondió y  al oírlo la alegría le bailó en la garganta mientras volvía a caer sobre él.

__Me gustaría mirarte a los ojos,  admirar tu sonrisa,  robarme tus pensamientos,  fundirme en tu alma,  compartir los sueños y hacerlos realidad. Ser mar donde puedas navegar bebiendo de mi ser el manantial de tus deseos. Ser el cielo de tus vicios,  veas las estrellas tan enamoradas de los luceros, con los besos de miel que yo te dé te lleve un instante al infierno de la pasión.  Innumerables amaneceres a tu lado envuelto en tus brazos amándote hasta perderme de pasión en tu cuerpo. Disfrutar de las mañanas con las melodías de tus caricias, besos y sonrisas hechizando mi piel con tus bellos labios. Tatuar el olor de tu perfume en mi piel para oler a vos siempre, asomarme al balcón de tus miradas sonriendo a tu rostro.
Encender la chispa de tus encantos con el fuego de mi pasión, no dejar que se apagué, deliremos de amor siempre. Amanecer junto a vos, sintiendo el calor de tu cuerpo, los latidos de tu corazón, respirando tu aliento y el aroma de tu piel, acariciando tu desnudez,  besando tus ojos, y tus carnosos labios, cuando comienzas a despertarte y lentamente entreabres tus ojos, te diría al oído, todo lo que siento por vos, para luego comenzar a escribir con mis besos en tu ardiente piel, porque eso amor mío  es la mejor manera de comenzar un nuevo día de vida,  despertando así,  abrazado a vos, todo eso me gustaría.
Nuestros encuentros  siempre saben a deseo,  te miro y me veo reflejado en el espejo de tus ojos y sin darnos cuenta, como por arte de magia, los labios parecen atraerse,  y cuando apenas se rozan,  siento que miles de sensaciones recorren mi cuerpo,  la tibieza de tu piel va  cubriéndome lentamente, mientras mis manos transitan tu geografía y van dibujando tu figura minuciosamente, mas el fuego se ha ido lentamente apoderando de nuestros cuerpos, el tiempo parece detenerse y el silencio solo se ve interrumpido  por los clamores de la pasión, que parece elevarse  con sabor a gloria, era inevitable la embriaguez, que desbordaba a los cuerpos, matizados por el fuego abrasador y la excitación de los deseos. Qué te parece si esta noche te pido que la pases conmigo  y pegado por tu lado despierto al descaro más prohibido  si bailando por tu ombligo hallo dulce placer por castigo,   déjame que lo libere y muestre el camino como es debido. Y sigo recorriendo tu piel con todo al saber de ese delito  mientras te recito en tu oído ese cálido poema con mimo  que te hace darme todo y con ese pecado siempre repito  si cada vez que miro tu boca a beber con esta me animo. Y le pido al aliento que haga de abrigo con cada suspiro  para entregarnos mucho más que unos simples servicios,   por eso con mi corazón conspiro y llegar al alma aspiro  pues no conoce aún lo que son capaces de dar mis vicios. Por eso digo a tus labios que se diviertan entre los míos,   sí cada segundo que rezo estoy más cerca de eso divino  que lo que vende la iglesia con tanto ahínco desde críos,   si en cada beso veo que domino  el universo en mis dedos. Pediré ser el tacto, la visión, el olfato, el gusto, el sonido,   el culpable del cálido gemido, el gozo grato del sentido  cuando siento en esa mirada detenido el mismo tiempo,  sé que podría hacer por tu piel un traje con mis besos. Dime amor qué te parece si todo lo que das bien te pido  y te devuelvo el doble de lo que diste con más cumplidos  para que el destino no tenga él qué hacer al ser atraído  en el cálido manto donde abrazados quedamos dormidos.
__Necesito tiempo, que me tengas paciencia, Guille.

La paciencia no contaba entre las características de Guillermo en quien una veta irritable lo vuelve  poco compasivo con las penas y necesidades ajenas, algunos lo tildan de desapiadado, de insensible, pero estaría dispuesto a acallar el clamor de su naturaleza perdido en la mirada dulce de esos ojos.
__Toda la paciencia que necesitas,  mi amor.
Ese “mi amor” surgió de un modo tan espontáneo que los impresionó y emocionó a los dos por igual.

_Cierro los ojos al sentir que me pierdo en ti, en lo profundo de tus deseos de amor… deseos que ocultan la intimidad de tu pureza,  dios de pasión que convexo te ofrendas a Eros cuando por las noches la soledad te besa. Acecho con vehemencia tu rostro, contemplando el rubor que te delata  al sentir la vergüenza que provoca  el desnudarte con la pasión que arrebata… noto  la ansiedad que nace de tu piel al sentir cómo mis manos te conducen  por la senda del placer, sendero que sin prisas  he de recorrer cubriéndote de besos  que surgirán de mi boca  que en tu cuerpo ardiente han de florecer.
Siento la intensidad de tu respirar jadeante cuando mi lengua irreverente arrastra mis deseos hacia el vórtice de la locura, cuando devoto beso la ofrenda exquisita de tu más bello e íntimo secreto lugar donde se pierde la calma  y por ende no existe la cordura. Perdernos en la sublimidad del amor cuando nuestras almas se elevan al fundirse nuestros cuerpos en uno solo… cuando sin más con un beso sentimos que la vida se torna eternidad… cuando con tu amor provocas sensaciones cuando mi vida sin saber dejas a la suerte, cuando tú mi vida, con exquisito placer  al entregarte pasional en cuerpo y alma, sin que cuenta te des, me causas la muerte.
__Me declaro reluctante a renunciar a tu amor, a dejar que tus abrazos no transmitan su calor, a no mirarte ya más, a nunca escuchar tu risa, a jamás sentir en mí, lo dulce de tus caricias. No me imagino vivir sin el sabor de tu boca sabiendo que solo vos, mi hambre siempre alborotas. Me declaro en rebeldía, yo no cederé al destino que decide separarnos, hoy por distintos caminos. No dejaré que te vayas, que vueles lejos de mí como pájaro que huye creyendo será feliz al arribar a otro nido, al contemplar otro azul, dejándome sin colores porque mi luz sos vos. ¡Mírame amor mío! ¿No ves que muero de amor?
Salvemos esta distancia que nos separa a los dos. Deja que hablen mis manos y te acaricie mi boca,  entonces demostraré esta pasión que provocas.
Te diré te amo las veces que sea necesario aunque exista una distancia o el silencio nos invada, aunque evadas las respuestas o tus labios permanezcan sellados, porque no sé si el día de mañana tendré la oportunidad de volver a pronunciar Te amo. Te diré con mis palabras o mi mirada, en un abrazo inesperado, con un oído presto a tus lamentos o cuando tu ser esté angustiado, cuando llegue esa rutina a la que estemos expuestos, ahí también te diré que te amo en la ternura de un beso. Te diré te amo a veces con ese necesario silencio que las tormentas ameritan, a veces guardando un poco la distancia, donde inmerso en la fragancia  de tu piel tan exquisita, te diré te amo. En medio de esa melodía, que nos haga revivir nuestra primera caricia. Cuando en apariencia lo hayas olvidado, cuando no te sientas bonito y sientas que tu cuerpo ha cambiado, te haré el amor como nunca. Yo seré el hambre y tú la fruta  y disfrutaré de ti  cada bocado, con una gula insaciable para poder demostrarte
que soy tu eterno enamorado. Te diré te amo aunque no quieras escucharlo, aunque me busques los lados chuecos y  aunque a veces los reclamos tiñan de negro la noche.
Yo, yo te repetiré, te amo. Porque sé que después de la marea llega la paz a los océanos, porque sé que en tu interior solo mis muestras de amor endulzarán el momento amargo. Porque tu haz hecho lo mismo, en los momentos en que yo me encuentro perdido, errado, cuando  siento que soy nada cuando me encuentro agotado, cuando estoy inconforme  con mi vida, pero tus labios me dicen te amo,  me inyectas la adrenalina que me regresa la vida sin que tú lo hayas planeado. Cuando sientas que el amor se ha terminado, cuando contemples un roble y yo sea un nogal mutilado  por el pasar de los años, te recordaré porque no puedo ser comparado, porque no solo he sido sombra para los días más soleados, porque para mí eres hermoso y guardas la esencia pura de un valor no calculado. te repetiré te amo en una llamada que no esperas para decir que te extraño para darte las gracias por los hermosos momentos que de tu vida me has brindado, que yo no soy nada sin ti pero al estar a mi lado me haces el hombre más feliz. Te diré te amo perdona mi insistencia cuando te tomo en mis brazos y anhelo escuchar de tus labios, que tú también sientes lo mismo, no quiero nada forzado, solo que la vida es breve, y si he de morir mañana prefiero que sea en tus brazos, pero no, sin antes repetir  amor mío, yo te amo. Porque hoy me puedes escuchar. Porque hoy lo puedes comprobar en el calor de mis brazos, porque hoy puedes ver en mi mirada el compromiso tatuado de que te amaría hasta el final hasta mi último respiro que exhale cuando te mire repitiéndote, te amo. Porque no puedo permitirme irme con algo tan bello pendiente, porque se tiene que decir te amo cuando el corazón nos late, cuando la sangre nos hierve, cuando podemos dejar  un hermoso recuerdo porque así, el amor no muere, porque no puedo quedarme con ese miedo de no escucharte decir que nuestro amor fue tan real,   tan eterno, que tú siempre me amarás  hasta que volvamos a vernos.
_Amarnos es lo que te pido en el borde,  al límite de la duda sin miedo,  sin reparos. Seremos momentos en el espacio fugaces que se escapan en la melancolía del tiempo. Besos nacidos en nuestros labios inquietos yacen húmedos como lluvia en el pasto. Se nos cierran las puertas del deseo dejándonos sin techo, alejándonos del misterio de amar. Fuimos el agua que cae como cascada sobre un mar de pasiones, ahogando el placer de sentirnos vivos. Como veleros sin rumbo nos encontramos a merced de vientos sin sentidos y olas sin destino. Abrazos de despedidas perdiéndose en lo oculto del olvido, lejanía sin regreso.
Caímos como dos luceros en la noche, prisioneros desterrados del reino celestial, expulsados del cielo entrando al mundo ilógico y cruel. Fuimos la tristeza personificada en angustias propiciada por la impureza de nuestros pensamientos. Seremos la derrota inconclusa de la razón ante la incomprensión de una verdad deseada que se nos ofrece ajena en nuestro destino. Seremos eso, solo sueños en el recuerdo de una soledad que nos cobija, cuidándonos de garras ensangrentadas refugiadas en el engaño.
_No, Pedro, eso no lo permitiré jamás.
Tengo tantos besos huérfanos que mueren ancianos en la intención de mi boca, caricias nerviosas que se pierden en ninguna parte sin su destino, y he comprendido que vivir no consiste en estar sino ser en usted. Tengo mi desnudez guardada en mil noches de deseos en el cuero de su piel desnuda, mis labios, obscenos en su pecho, un ahogo en su ombligo, un diálogo intencionado con sus labios, y mil y un orgasmos en el sudor de su cuerpo,
 en el temblor de su carne, en el calcio de sus huesos y uno, salvaje y exclusivo para su alma.
Tengo el susurro de la calma,  el placer del silencio, y mil intenciones más en su pícara mirada. Hace tiempo que sé de usted más que de mí mismo, que me busco y lo encuentro,  que me pierdo y usted me encuentra, que si me extravío, me halla hallándome perdido
en usted. Saldré al mar muerto de mi calle, entre naufragios a la deriva del desespero
de mi urbano océano. Esperaré en la playa de mi puerta, el salvamento de sus labios.
Cielito, yo no quiero una aventura con vos, te quiero a mi lado para siempre, sos solo mío, y sé que mi hijo no es tonto y entenderá que nunca hubo amor en casa, que apenas con Ana nos soportábamos, pero nada más. Yo ocultaba sus borracheras y ella callada ante mis amoríos de unas horas, pereza, rutina, costumbre, pero en verdad estaba muerto, porque vivo la rutina me agobia, mi vida requiere que cada día sea diferente al siguiente, antes solo hallaba eso en mi profesión, y solo mi espíritu errático podría quedarse quieto y en paz junto al alma gemela que sos vos.
__Llegaste tarde, estaba desesperándome por verte _dijo Guillermo.

__Y yo deseaba llegar antes,  pero me entretuve en la empresa. No me llamaste.

El reproche apenas susurrado lo conmovió. Había pensado en él, lo había añorado. Lo apretó en sus brazos y aspiró su aroma.
__Cuánto deseaba olerte, amo te perfume, no venía la hora de que llegaras, estaba volviéndome loco.

Se contemplaron en silencio en tanto sus bocas se fusionaron en un beso, apoyó la espalda contra la pared mientras se deslizaron hasta el suelo donde continuaron besándose con pasión.
Pedro se arqueó cuando las manos de Guillermo le pasearon bajo la camisa y comenzó a gemir sin consideración al sitio en que se hallaban, cuando le  rozaron los pezones con los pulgares de modo insistente. Para acallarlo,  Guillermo se apoderó de su boca en tanto se incorporaba con Pedro enroscado a su cuerpo. Despejó la mesa del escritorio, los papeles terminaron en el sillón, para depositar a Pedro.

__No puedo esperar hasta la noche –le confesó, enternecido por la expresión turbada de Pedro_. No hagas mucho ruido, que Marcos debe de estar fuera.

__No sé si podré. __Se mordió el labio y fijó la vista en el cielo raso, mientras sentía que él lo despojaba de los zapatos y del pantalón arrastrando el bóxer.

Guillermo le contempló largamente las piernas hasta desviar la atención a su pelvis, mientras el sexo se reveló centímetro a centímetro y emergía como una fuente perlada, luego de las carreteras del vientre. Lo enloqueció esa visión accidentada, de montes y salientes, y refregó la cara en él, lo lamió, y lo olió y le pasó la lengua por el ombligo descendiendo por el diamante.

__Pedro _exclamó casi con desesperación, y este se agitó al percibir el resuello caliente en su sexo__. Pedro __susurró con las manos ajustadas a las crestas ilíacas y la frente en su pubis, pensando en Marcos, en Cuca, trabajando a pocos metros apenas separados de la escena por una puerta que cerró tras una patada. Él era frío, sensato, calculador, moderado, mantenía sus emociones bajo control, jamás lo había perdido con nadie allí en su estudio de esa manera.
Mas no perdería el tiempo lamentándose, ya había asumido que con Pedro todo era diferente, había algo en él que lo despojaba de su voluntad, que le atraía como si de un imán se tratase, que lo dejaba sin su  forma de ser, él ejercía una extraña influencia sobre él, algo sobrenatural, algo que escapaba a su comprensión. Se desajustó el cinto y se liberó el pene. Pedro lo seguía  con la mirada anhelante desde esa posición de vulnerabilidad. Había atestiguado la lucha de Guillermo porque desde hacía tiempo era casi como poder leerse el pensamiento uno al otro. Guillermo le sonrió, le habló sobre los labios.

__Me hice análisis, porque deseo corroborar lo que es casi seguro, siempre he tomado recaudos, pero no quiero depender de un condón para amarte.

Pedro le hizo una señal y dibujó con los labios, un te creo. Cerró los brazos en torno a la nuca de Guillermo y lo pegó contra su cuerpo, deseaba sentir la piel con piel. Sus bocas se buscaron con desesperación, sus lenguas se entrelazaron y sus alientos se fundieron, las manos de Guillermo se escurrieron bajo el suéter, bajo la camiseta de algodón y le acariciaron los pezones, Pedro apretó los ojos. Chispazos verdes explotaron en su interior mientras el placer le surcaba como una corriente fría y veloz. Sus miembros se debilitaban, Guillermo lo sujetó por las nalgas para atraerlo hacia el filo de la mesa antes de voltearlo y llevarlo a apoyarse en talones y rodillas, mientras él se introdujo entre su piernas, apoyando las puntas de los pies en el suelo podría moverse de manera adecuada, luego de introducirse en él, poco a poco, hasta desaparecer completamente dentro, y llevar sus manos a aferrar sus muslos.
La mano se hundía en la carne de Pedro que adoraba observar el sitio donde sus cuerpos se unían, anhelaba tocarlo, aun a través de la camisa y como pudo ascendió desde las muñecas a los brazos, alcanzó su rostro cuando Guillermo se inclinó para besarlo, delineó el filo de la mandíbula, los labios,  descendió  por el cuello, y en una contorsión inesperada le pellizcó la tetilla al tiempo que Guillermo se impulsaba muy dentro de él. La espalda de aquel se arqueó con violencia como si hubiese recibido un golpe o una descarga eléctrica y la sacudida remedó una convulsión, incluso había echado los ojos atrás y Pedro los vio blancos. Al cabo se echó sobre él. Respiraba como si hubiese corrido kilómetros. Sentía el latido de su miembro dentro de él. Le acarició la cabeza.

__Guille, amor, ¿estás bien?
Guillermo levantó la mirada, y Pedro apreció la alteración de su semblante. Sin pronunciar palabra empezó a moverse hacia adentro y afuera, siempre con la vista fija en él. Le gustaba salir por completo para volver a penetrarlo con una embestida sorda y profunda, le fascinaba la reacción de Pedro, que se mordía el puño o el labio en un intento por apagar los sollozos del éxtasis. Los gritos del placer que quedaban encerrados en el pecho se transmutaban en la fuerza con que le clavaba los dedos en el cuero cabelludo, en el cuello, en los hombros. Guillermo atinó a taparle la boca cuando el orgasmo aniquiló la voluntad de Pedro de permanecer callado. Amó verlo convulsionarse sobre la mesa. Aceleró el vaivén y pronto lo siguió. Sus fosas nasales, que se dilataban para inspirar grandes bocanadas de aire y sus labios convertidos en una línea blanquecina daban cuenta de su esfuerzo por no prorrumpir en gritos. El semen fluía desde su interior en una corriente sin fin. El orgasmo parecía no tener fin, los ahogaba. Tenía la impresión de que había una música de fondo, pero supo le zumbaba en los oídos su torrente sanguíneo bramando de pasión. Más reprimía los gritos, más se ensordecía. Se desplomó sobre Pedro, respiraba por la boca con un sonido anginoso, ninguna inspiración bastaba en su intento de llenar los pulmones y las caricias de Pedro en su cabeza lo ayudaban, pero igualmente necesitaron minutos para recobrarse.

__No creo que alguna vez pueda salir de acá –dijo pedro__. Siento que llevo un cartel que anuncia que acabas de hacerme el amor.

__Qué lindo cartel. Me gustaría que lo llevaras de verdad así ningún estúpido vuelve a acercarse a vos. __Levantó la cabeza para dedicarle una mirada cargada de dureza__. Reclamo cada milímetro de tu piel y de tu ser como propio. No quiero  verte cerca de Emanuel nunca más.

__Se casó, no lo menciones cuando aún estás dentro de mí, soy yo quien no quiere ver a tus múltiples examantes.
__Está bien. ¿Quieres que pida algo para que comamos acá?
__Sí, por favor. No podría enfrentarme a nadie. No aún.
__ ¿Qué te gustaría comer?
__Cualquier cosa.

Sentí su aroma... Y desperté con la pasión en alto  y unas ganas incontrolables por besar sus labios,   me aproximé mientras dormía y estudié el asalto  para ese renacer del placer que hablan los sabios.  Y recité en sus oídos los versos que había soñado,  me sonrío y poco tardó en rodearme entre sus brazos  para que desayunara con placer todo lo esperado  que me daba en la piel en cada uno de los abrazos.  Manifesté mis intenciones, Guille enseñó su descaro  más mientras sonreía me mostraba sus encantos  esperando a la delicia que en mi horno le preparo  anhelando ser servida entre unos cálidos mantos. Por eso le dejo al deseo que acaricie un buen rato  y que la piel no tenga miedo a entregar su pecado  en ese delirio de amor que firmamos sin contrato,  un concilio de pasión que los dos nos hemos dado.
Desperté con sed de beber de su boca todos los besos,   de vibrar, gemir y estallar cada partícula del cuerpo,  deslizarme por sus piernas sin detener en mis excesos,   mientras beso por su cuello deteniéndonos el tiempo.
Enredado en las caderas, con los mimos por tu pecho  y el susurro de tu lengua murmurando más adentro  la lujuria se presenta y nos saciamos de su provecho  mas no llevé nada y entregué de todo en el encuentro. Mas pienso que desperté para darle vida a mi sueño  en ese reflejo de tus ojos donde veo el intenso fuego  desatando todo el placer para con él hacerme dueño  del agradable momento en el que el alba da sosiego.

__Me queda tiempo mucho tiempo si en la muerte no pienso, si no fraguo o forjo
destino alguno, cuando te pienso, pensando que ya te tengo, si no fuerzo meta alguna si con tu compañía todas están por venir.  Dispongo de tiempo mucho tiempo, de un breve infinito y una insignificante eternidad, un universo estrecho con nosotros dentro, y mucho, mucho tiempo un cielo abierto, de llorosas nubes, de lo que me resta llorar contigo.
Dispongo de días, muchos días uno tras otro, seguido, continuado, en sucesión de tu autoestima, en continuación a tu persona en continua ascensión, erguida, continuada, precisa enamorándonos monótonos,  nuevos, desprecintados y rutinarios, hasta la saciedad obsesiva de mirándonos  recordarnos. Me queda tiempo mucho tiempo, desperdiciado, regalándonos sentimientos, obsequiándonos felicidad desperdigándonos en emociones, y un - te quiero - que no se pierda en la memoria del recuerdo, un te amo a la evocación y un perpetuo deseo,
que ahora sueña que ahora duerme. Me queda tiempo y cementerios en el cáncer del tiempo, una lápida abierta, con mi cuerpo y el epitafio de nuestra identidad, tu nombre y el mío, me quedan constelaciones,  las cenizas de la luna en mis ojos y un panteón de estrellas y tú, en el centro. Aun me quedan soles muchos soles, para descubrir tu luz,  las alas de tu alma,  las risas de tu espíritu, sobre ese horizonte cercano al futuro, cercano, en los días lejanos,
que hace los instantes de tu mañana y el mío. Me queda tiempo  mucho tiempo y tus misterios, la adivinanza de tu sonrisa los enigmas de tus surcos, la profundidad de tus miradas y tu silencio, la cábala de tu sexo la matemática de tus  montes, que me eleva en los orgasmos de tu ecuación. Me queda tiempo, mucho tiempo, soles y universos de un breve infinito, y una insignificante eternidad, constelaciones y estrellas los esporádicos cometas de mis besos, en el deseo de tu pensamiento. Aun me queda tu vida y mucho tiempo y todos tus restos, tus vivos, tus amigos y todos, todos tus muertos, tus cenizas y mis huesos,  un diablo que me maldice y un dios muerto, que queda tiempo y tú siempre vivo, presente. De ti me queda, morir a cada instante, cada día, cada mañana,  cada aurora, en el rocío de tus ojos, muriendo en tu vida renaciendo en la muerte. Aun me queda tiempo mucho tiempo, para quererte, lo mucho que no te he querido, sin conocerte.
En esta noche de multitudes con usted y mis deseos mis sueños y yo, quiero en la privacidad
más absoluta que no se ruboriza, oralmente, hablar con sus labios. Ascender a la cúspide de su boca, y sin preámbulos que distraiga, lo que de usted ansió, orar con su fuente
desde el púlpito de su pelvis. En mi salado placer por besarlo, incitaré sus gemidos,  tentaré la agitación de su ingle, arqueando su espalda doblegada y complaciente. Apaciguaré sus latidos en caricias jugando con mis dedos, y de nuevo, salada y excitada mi lengua lo rozará, haciendo el cariño de sus orgasmos. Adentraré, lingüístico más abajo del verbo
 del pretérito perfecto de sus cavidades, donde nace el mar del flujo de la vida. Ardua, compleja, laboriosa será mi oratoria, insinuante, lasciva, impúdica provocadora y premeditada, y bocajarro, me derramaré en sus entrañas fundidas. Invocaré sus perversiones
y placeres, alentando los espíritus  de su sexualidad, subyacente en su sensualidad.
Y de rodillas, ante el delicado saliente oraré, la más pagana de las oraciones, el rezo placenteramente más largo y pervertido, donde el diablo se refugia entre sus ingles, y dios se esconde entre sus piernas con la excusa de la creación. Y cuando perdida su fortaleza,
sus guerras y sus batallas su cuerpo y su alma, grite, desde lo más hondo de su pecho, grite, los orgasmos que la distancia, calla. Le rogaría, dejase la puerta de su casa abierta, para concluir con usted lo que en mis sueños dejemos, a medias.
Hoy, he maldecido toda creación que me lleva a usted, al infinito que lo olvida en mi brevedad, al tiempo, la eternidad la muerte, mis huesos, las cenizas que hace el barro que lo forja en usted. He maldecido el maldecir lo que maldice el silencio. Ese ruido suyo constante en mi pensamiento. Es cuanto, lo que lo pienso que pienso, luego existo teniendo su razón de ser que si vivo y respiro me maldigo de no ser en usted.
Créame, he maldecido el llanto de mis cristales, mi ventana, la puerta, la calle
la maldita esquina, donde se extingue su sombra tras el ocaso de mis días, el asfalto de su avenida,  los cerrojos de su puerta, los cristales de su ventana sin la lucidez de su transparencia. Me he maldecido al verlo y amordazarme, callar la consecuencia de su presencia, escucharlo y ser ausente en la grabadora de mi mente, admirarlo y cegarme el sol acalorando mi sombra. He maldecido el sigilo de seguirlo y no detenerlo, ser camuflaje ante sus ojos inadvertido en sus risas, camaleónico en sus miradas invisibles a su enamorado instinto. He maldecido la luna nueva que es anciana que no es vieja, eternamente doncella bajo el cielo de su casa, la farola mortecina que lo baña con su luz. Créame, he maldecido
mis pecados y errores, el universo y la muerte,  las estrellas, hasta la saciedad, al dios que me maldice y maldice mi corazón, por no rogarle mi humilde perdón. Maldígame si le complace
o martiríceme en su silencio, que los errores en el amor no son experiencias son, rotundos errores.

Templé el chocolate y lo vertí sobre tu hermosa silueta. No necesitabas nada más, eras perfecto pero igual lo quise hacer. Esparcí delicadamente el viscoso y oscuro placer. Toqué tus piernas con deseo irrefrenable y juvenil. Te gustó y seguí. Tu espalda se oscureció de a poco y tus muslos terminados brillaban sensuales y perversos. La lava ardiente regó tu valle mientras mordías tus labios esperando más. De las colinas descendió el mar y lo cubrió todo con aroma a plenitud. “Chocolate”, te llamé y no entendiste, te besé con una furia incontenible. Para vos quizá  solo fue una noche de amor más.

__Desde que te vi, le prometí a mi alma que pronto te besaré. Con mis resabios de recuerdos tú me dejas, cuando me miras y te sonrojas y llegas tú, como una mariposa rosa llena de candor, labios de rosas rojas. No te amo en la necesidad de retenerte, porque nunca te tuve. Quiero mío el milagro cierto que me lleve indefenso, a tu amor y ternura en el crepúsculo de tu aliento fresco y dulce, cuando te bese con premura. Yo no quiero robarte un beso, lo quiero apasionado, tibio y tuyo. Y lo sientas entre nuestras bocas, donde mi otoño morirá en tu primavera entre el temblor de las caricias en nuestros cuerpos, ya rotas mis quimeras. Eres como un sol naciente, que ilumina el ocaso de mi vida. Vas a rendirte a mi amor entre la dulce obsesión de mi ternura palpitante cuando abrace tu cintura, con mi boca en tu cuello, suavemente. Te besaré y te amaré, entre tus gemidos acunados por la brisa. Me miraré en el cielo de tus ojos, los corazones juntos latiendo en rebeldía en la dulce sensación del amor correspondido y saber que tú, ya serás mío. Muero por sentir casi la lluvia de tus rizos en mis manos tibias, que buscan amarte en la alegría inesperada de mi alma, cuando cubren tu rostro transparente. Voy a desnudarte en una penumbra tibia, dulcemente apasionado. Verte y sentirte será un sueño, un dulce desatino que deslumbrará mi vida aquella de los otoños perdidos, yo renaciendo entre mis cenizas, vida mía. Poseerte será como naufragar en un mar calmo, como tus ojos. Un canto a la pasión pura y desatada, entre senderos de amores y deseos y bebiendo tu mirar tembloroso de gozo, de tus pupilas de mar y de cielo. Y así será, amor mío, en alguna tardecita dulce y diferente. Me haz de dar tus besos, caricias y pasión, y yo te amaré así, serenamente y extasiarnos en el delirio del amor correspondido, contigo, para siempre.  Amor, cuando te di el primer beso,  ya supe que me robabas el alma.


__Viajero de mundos fantásticos, hechicero de encantos eternos, que en la línea que separa la distancia y el tiempo, tú has detenido una vida, mi vida... en un eterno momento; y hechizado me tienes a los pies de tus sueños, dulce hechizo que me tiene enredado en tu pelo, ahí, ahí tan cerquita del cielo; hechicero me embrujaste con tu negro cabello, sin ningún antídoto mágico que me brinde consuelo, que me libere del más dulce hechizo, del hechizo inmortal de tus besos; y encantado en un sueño perpetuo, no sé si será obra de tu dulce hechizo,
o será... o será que con el alma te quiero.

_ ¿Quién es el hechicero? _dijo Fabián que entró sin pedir permiso.

__! Hijo! ¿Qué haces acá?
__Viene a ver por qué ya ni te asomas por casa, papá.
__ Hijo, lo sabes, hasta Valeria lo sabe, yo no amo a Ana, estoy separado, y cuando nazca el nene voy a divorciarme.
__ ¿Estás viviendo con otra mina? ¿Es eso papá? Pedro te cubre, ¿verdad?
__No. Yo…
__Pedro, déjame con mi hijo, creo que es grande, inteligente y es hora de que sepa la verdad.
__No hace falta que lo eches para decirme que tienes una vida paralela, hace rato que se nota… demasiado. ¿Quién es?
__No hay otra mujer, Fabián.
__Basta, viejo,  está por nacer mi hijo, tu nieto, no puedes engañarme con cuentitos _afirmó el hijo__. Sé que no amaste nunca a Ana, pero antes éramos algo, una familia al menos unida por cariño, ahora vives en otra parte que desconozco.
__Antes soportaba, aguantaba, ¿sabes las cosas que le aguanté a Ana?
__Lo sé, y ella a vos supongo.
¿Qué puede ser peor que una amante? ¿Acaso tienes más hijos?
__Qué dices, por supuesto que no, sos mi único hijo.
No hay otra mujer, estoy enamorado, pero de un hombre, soy gay Fabián,  y no es algo que pensara siquiera decirte alguna vez, porque hace a mi intimidad sexual.
__ ¿Qué? Pero, Pedro y Beto lo saben, ¿porque lo saben no? ¿Por eso te mudaste?
__Hijo, no tengo por qué dar explicaciones, pero ya que deseas saber, por años no deseé ni pensé en divorciarme de Ana porque llevaba mi sexualidad a escondidas, con relaciones de un rato, a lo sumo de una noche, y  supongo que era bueno regresar a casa, vos eras chico, me gustaba compartir tiempo con ustedes, pero ahora como dijiste sos un hombre, y ya no soporto a tu madre, ya no tengo qué decirle, y me enamoré. Yo no creía en el amor, pero me enamoré.
__ ¿Por qué mientes así? ¿Por qué inventar algo tan… tan sucio para explicar el porqué te fuiste de casa?
__No es sucio, lo sucio y falso es seguir con Ana, amo a Pedro.

La mirada de Fabián se escoció en lágrimas y la mirada paseó desde el rostro anhelante de su Padre al de Pedro que  le sostuvo la mirada.
__ ¿Ustedes son…?
__Nosotros nos amamos, y queremos algún día casarnos, Fabián sos grande, un hombre, debes de conocer a decenas de gente como nosotros, y matrimonios gais, ¿verdad?
__ ¿Y Camila y esa fantochada de que ibas a casarte? _le espetó a Pedro.

__No la amo, Fabián, suspendí la boda, y hoy ella sabe la verdad.
__ ¿Quién más lo sabe? ¿Todos menos yo? ¿Ana? No, ella no.
__Sí, Ana también _reconoció Guillermo al tiempo que Fabián se echaba a llorar y retrocedía.

__ ¿Cuándo pensabas decírmelo? Pasaron más de veinte años mintiéndome, los dos mintiendo.
__Hijo, piensa, es algo que pasa, uno no controla el amor, no elige, es un caos, es azar, no pude amar a tu madre, y a ninguna mujer, pero a vos sí te amé y quise intentarlo, al menos mientras fuiste un nene un tiempo funcionó, para vos funcionó.
__Vete a la mierda, papá, ¿y  por qué ahora lo dices?
_Porque no quiero seguir mintiendo, ni a vos, ni a mi nieto, y porque algún día, quiero casarme, ser feliz, con quien amo.
__ ¿Cuántos fueron?
__No Fabián, de eso no voy a hablar con vos, eso no.
Hijo, piénsalo, háblalo con tus amigos, por favor, no cambia nada para con vos, entiende.

Fabián se enjugó las lágrimas con la remera, y a pasos lentos sin dejar de mirarlos, abandonó el despacho.

Cuando subieron al automóvil para regresar a la casa, Pedro no puso en marcha el motor y se quedó mirándolo. Deseaba pedirle tantas cosas que no se atrevía a pronunciar.

__

__Llamas mi atención, en mis pensamientos, entre mis manos sin sentirte abrigada te tengo, dominas mi imaginación obligándome a verte donde no estás y al alcance de mis sentidos, pero siéndome ajena vistiendo el alma de otra mujer… es esto necesidad de ti, te vuelves mi luna y yo tu adorador que, con desesperación en las noches te busco en el espacio del cielo.
Como melodía que el alma relaja, mis turbulentos momentos de silencio tu voz los aplaca, entras en mis sentidos calmando los torrentes que la angustia y las ansias aceleran, así como distante la luna domina y regula las mareas, así dominas mi razón y corazón, regulas entre ellos la disputa diaria de los sentidos, logrando en un ese instante que dices presente, escuchar de ellos una sola voz diciendo amor eres mi adoración.
Encuentro en las líneas de tu rostro, el paisaje perfecto donde despertar cada mañana, descubro en tu mirada, ese tu amor que me viste y nutre cada día de ternura, así como en el mar, en las noches el brillo de la luna marca su calmo oleaje, es así como tan solo buscarte en un recuerdo o tan solo traer tu nombre, me viste todo de amor.
Así te encuentro inalcanzable como la luna, pero presente,  allí donde vuelco la mirada te encuentro, apenas visible en el día y dominando por completo la noche, te siento, te vivo y te veo, como la luna que allí colgada está en la soledad de la noche, así inalcanzable pareces estar, mas así distante me ilumina y me nutre, me consume y le da sentido a mis horas, esta fuerza invisible, poderosa, que es la fuerza de nuestro amor.

__Hacía tanto tiempo que no abría mis libretas de versos y poemas donde la adolescencia hablaba, donde la inocencia quería salir a navegar por los mundos de la adultez, mi conciencia de niña romántica y soñadora, hacía de mi la primera actriz del reparto de cualquier escena de amor que se venía a mi mente, siempre imaginarias claro, y hoy en el otoño de mi vida sigo sintiéndome ese personaje tierno y romántico cuando te sueño, y me sueño en tus brazos vida mía.
En mi despertar de hoy, algo maravilloso no quería desprenderse de mí, habíamos pasado la noche juntos, tenía tu imagen delante de mis ojos, te beso de nuevo, aún tenía el sabor de tus labios en los míos, antes de que un sorbo de café invadiera mis sentidos, un buenos días amor susurrado me hizo sentir viva de nuevo, ahí estabas tú, mezclado en los aromas de café y tostadas, te regalé mi sonrisa la recogiste, y de nuevo la vida, de nuevo la aplastante verdad, de nuevo yo y mi fiel compañera la soledad me hacía compañía.
Apuro las horas, devoro los tiempos sé que nada acontecerá, la espera se hace eterna, mientras no se apura la vida me prepararé para de nuevo perderme en el paisaje de tus ojos, donde mis versos recobran vida, donde mis suspiros vuelan como polvo para anidar en ese rincón de los sueños y volver a vivir.

Esta noche beso tus labios,  palpo tu esencia,  mientras sigo entrando en ti,  como se entra en un libro abierto  y en él escribí toda mi pasión,  cuando nos amamos a la luz de la luna hasta que renació el sol del amanecer, con nuestros cuerpos extasiados de placer.
Gaby se quedó dormida en los brazos continentes de Alberto, y olvidó la cita del día siguiente, al menos por unas horas.

04 de diciembre.
Estás a mi merced, dulcemente entregada como un lienzo en blanco donde plasmar mis fantasías, donde pintar con mis besos un collage al óleo de tus pulpas.
Me recreo en tu desnudez pagana, tus cabellos desbocados, tus ojos encendidos, tus pechos galopantes cual jóvenes gacelas tu vientre jugoso y palpitante. Y mojo el pincel en tu acuarela
perfilando tu cuello torneado, tus labios de guayaba, los racimos maduros que se abren al roce de mi aliento mientras mis dedos hacen brotar las fuentes cristalinas.
Tu piel palpita ansiosa y los muslos me ofrecen tus secretos profundos mientras tus manos buscan el pincel tembloroso y acarician su recia empuñadura pidiéndome que empiece perfilarte, pero en la paleta aún faltan mil matices y la tela aún huele a tela nueva,
deslizo mis dedos por tu monte sagrado, y desciendo al geiser ardiente que hierve  a los acordes de mi mano.
Entonces, tus claveles reventones se abren en la cima de las blancas colinas, tu aliento huele a licor de fuego y tu piel se encrespa al roce de mi lengua. Es el momento, mi pincel se baña en tu paleta mientras mis labios, mis manos y mis dientes dibujan, pintan, moldean y desgarran a una nueva mujer  un nuevo cuerpo que tiembla, se encrespa, gime y se derrama prendida al caballete de mis piernas hasta quedar en el lienzo eternizada.

__Todo irá bien mi amor,  todo estará bien _dijo Alberto estrechándola a su cuerpo.

Gaby no quiso montar un número con la cita en el hospital, había decidido que solo Alberto la acompañara a su cita con el neurólogo, mas Pedro y Guillermo se colaron.
 Yo estaba un poco sorprendido de que la consulta fuese un domingo, pero Guille había intervenido y había usado su encanto __más bien había gruñido y tirado de algunos hilos, porque conocía a alguien en el consejo directivo del hospital, clientes, dijo__para conseguir que el neurólogo viera a Gaby lo antes posible.

 Mientras ella se preparaba, Isabel y Marcos se quedaron, estábamos los cinco sentados mirado el reloj, Alberto no paraba de pasearse de un lado al otro o de ir a ver si ella necesitaba algo. Guille preparó un poco más de café.
Dos horas después Alberto tenía los ojos cerrados tan fuerte en expresión de preocupación que Solange se dio cuenta y le apretó la mano. Guille lanzó a su ahijada una sonrisa de gratitud y yo le besé el pelo con el corazón dolorido, era tan encantadora como las que nos preocupaba a todos.
Se abrió la puerta. Al fin fue con sus padres.

Todos nos levantamos de un salto. Bueno, Marcos no, se levantó atontado y casi se cayó.
 Aída entró en la sala primero pero no logramos calibrar su expresión. Miré detrás de ella para ver a Osvaldo con un brazo en torno al hombro de Gaby, ella eligió entrar con sus padres, y juré por Dios que tenía que contener las lágrimas.

__ ¿Qué ha pasado? __Alberto avanzó hacia ella y su padre soltó temblorosamente a su hija.

Ella se hundió en el costado de Alberto y sonrió temblorosamente.
__Vamos a sentarnos. Me explicaré.
__Prepararé un poco de té. __Isabel asintió con la cabeza y salió con Aída de la sala en la que estábamos sentados todos al borde del asiento.

Gaby suspiró profundamente.
__La buena noticia es que mi tumor es en realidad un pequeño quiste con dos tumores dentro. Está en la superficie del lado superior derecho de mi cerebro, así que pueden biopsia lo y extirparlo todo. El doctor cree que lo más probable es que los tumores sean benignos. Cree que llevan mucho tiempo allí y que lentamente se han hecho más grandes y que hay que extirparlos por razones obvias. Los estudios que muestran todo el cuerpo son normales, no hay propagación como si fuese maligno. Tengo programada la cirugía para dentro de dos semanas, antes si se produce un lugar, y harán una biopsia de los tumores. __Gaby sonrió, con los labios temblando un poco__. Estoy un poco asustada por la cirugía, pero el doctor estaba muy seguro y ha dicho que el riesgo en esta clase de cirugía es de alrededor de un dos por ciento y que la probabilidad de que el tumor sea canceroso es realmente pequeña.

Todos soltamos el aire al mismo tiempo y el alivio  nos arrolló como una enorme  ola que casi nos tiró de las sillas.
Guille corrió hacia ella antes de que nadie más pudiera llegar excepto Alberto que  la sostenía sentada en sus rodillas, y la abrazó hasta que ella le dijo que no podía respirar, y en tanto todos se daban ánimos diciendo que Gaby estaría bien, sobre todo a Solange y a Cuca. Guille finalmente dejó a Gaby en brazos de mi hermano con un sonoro beso en la frente, y antes de que pudiese recuperar el aliento la pobre tenía a Alberto besándola en la boca delante de todos, el rubor que la hacía adorable la convertía en más bella. Un beso de verdad. Valiente.
__Bueno,  ya era hora _dijo Osvaldo con un suspiro y Aída sonrió.

Gaby se rio en la boca de Alberto al oírlo. Obviamente se estaba dando cuenta de que había tenido razón desde el principio. Ella y Alberto habían sido cualquier cosa menos sutiles durante los últimos meses.
__ ¿Cuál es la gracia? __preguntó  Isabel volviendo a entrar en la  sala.

Aproveché la oportunidad para atraer a Gaby a mis brazos.
__Las peores veinticuatro horas en mucho tiempo, amiga.
Se echó atrás para mirarme.
__Siento haberlos hecho pasar por esto, y más a ti.
Suspiré profundamente y a continuación miré el té y el café que Isabel había traído a la sala. Le lancé una mirada de disculpa que decía:
__Creo que no es lo bastante fuerte.
__ ¿Tienen algo más fuerte en esta casa? _replicó Isabel.

__La verdad es que no. __Miré Gaby__. Pero aquí al lado hay un pub y todavía no hemos ido. A lo mejor es un buen momento. Creo que cabe la posibilidad de que haya algo más fuerte.

__A mí me parece bien.
__Y a mí _dijo Guille.

__Tenemos a Solange y a Cuca _se quejó Isabel.

__Les dejan tomar una  gaseosa y a la nena entrar si va acompañada de un adulto.
Isabel no parecía demasiado convencida.
Sonreí de manera tranquilizadora.
__Es solo una copa de celebración.

Al fin todos estuvieron de acuerdo y salimos. Alberto le había pasado a Gaby un brazo por la cintura, y ella se había pegado a él con aspecto asombrosamente feliz para ser alguien que tenía que someterse a cirugía mayor en pocas semanas. Aunque claro, durante cuarenta y ocho horas  casi habíamos estado convencidos de que tenía cáncer solo para descubrir que probablemente no lo tenía y por supuesto tenía a Alberto justo donde lo deseaba.
 Eso nos dejó a Guille y a mí en último lugar, y tuve el primer anticipo de lo que había querido decir antes. Sus dedos rozaron la parte de mi espalda para sacarme de casa, era como si además de necesitar vernos, besarnos no pudiéramos dejar de tocarnos, la energía y el poder que emanaba su cuerpo era mi droga, pero lo hizo de forma tan deliberada que no tenía gracia.
Él sabía lo sensible que era yo en esa parte.
Traté de contener el temblor al volverme para cerrar la portezuela de la verja, pero Guille se interpuso en mi camino y colisioné con él.
__lo siento._ Se rio, moviéndose lentamente de manera que mis pezones erectos rozaron su pecho.

Sentí que se sensibilizaban y dolían y me estremecí por el calor que pulsaba entre mis piernas, esa era la energía y el efecto que su cercanía me causaba.
__ Por supuesto.
Guille rio con delicadeza cuando  yo me agaché para cerrar la puerta y entonces sentí que su sombra caía sobre mí. Levanté la mirada por la derecha y vi su mano apoyada en la puerta junto a mi cabeza. Me retorcí para mirarlo solo para descubrir que se había ovillado en torno ahí.
__ ¿Te ayudo?
Entrecerré los ojos hasta convertirlos en ranuras.
__Atrás antes de que convierta tus mayores dones en un llavero.
__Pedro, tienes que saber que cuando dices esas cosas haces que te quiera más todavía, que luego de que operen a Gaby tendremos ese viaje y al regreso compraremos un departamento, ya quiero tener algo privado y nuestro.
__Deja de correr que pareces un villano acosador ahora mismo.
__No me importa lo que parezca sino que funcione.
__No está funcionando.
__Unos días más y lo hará. __Me plantó un beso rápido en la mejilla junto a la comisura izquierda, y me tenté de ladear la cabeza para que aterrizara en mis labios, aunque no lo hice y se alejó abruptamente antes de que pudiera matarlo.

__Vamos chicos _nos llamó Gaby desde más adelante, ya en la acera. Los demás ya debían de estar dentro __. ¿Por qué demoran tanto?

__Pedro me estaba suplicando sexo, pero le he dicho que era un momento inapropiado _respondió Guille en voz alta, causando que los transeúntes se rieran.

Furioso con él por infinidad de razones, me apresuré a unirme al resto desde la entrada de la casa.
__No te preocupes, amor _respondí con voz igual de alta, tengo un juguete que lo hace mejor. __Dicho esto, entré en el pub donde debería callar adelante del grupo.
Y aunque era una actitud inmadura _ y sí altamente inapropiada considerando la razón por la que íbamos a tomar una copa__, no pude evitar sentir satisfacción de haber dicho la última palabra por una vez.

__ ¿Podemos unirnos al grupo? __La voz llegó desde atrás y al volvernos, descubrimos a Fabián y a Valeria, seguramente nos vieron salir desde la casa, pero al sonreír supimos que estaba todo bien. Y luego lo corroboraron yendo a dar un beso a cada uno, me  quedé sin palabras por el nudo de emoción cuando observé el abrazo padre- hijo.

 06 de diciembre de 2016.

La contemplé en la distancia; ella se asemejaba la madreselva: imitaba sus movimientos y sus cabellos danzaban al vaivén de la brisa, mientras unos cachorros lobatos cruzaban por su lado.
Las hojas que caían de los árboles, parecieran querer entapizarle el piso para que no fueran a sufrir sus pies.
La alborada era perfecta a propuesta de amor y la conquista de un corazón bizantino.
Pero ella, era sirena encantada y al más leve movimiento se podría asustar y lanzarse al agua porque esquiva y seductora tenía la agilidad y belleza de un lince.
Tan extasiado estaba con su belleza corpórea, que allí escondido me consolé con solo verla en la distancia mientras mi corazón se aceleraba, y solo me atreví a decirme para mis adentros mientras extasiado observaba su silueta.
Los ruidos de la calle no perturban el silencio omnipresente del que descansa en su morada, como las sombras de la montaña no asustan a sus huéspedes que por naturaleza conocen la madreselva.
Mujer de beatitud suprema; así estás tan bella con extrañas radiaciones en sus ojos de vidente, que al más leve movimiento me delatarías y no volvería a verte en mi vida porque la magia se esfumaría, y el encanto tiene su precio difícil de ganar un simple admirador; se requiere de avidez,  tiempo y astucia e ingenio para llegar a ti.
Por ahora me doy por bien servido; porque ni los pájaros ni las brisas del valle aletean perturbando el panorama, temiendo perturbar la hermosura contemplada.
Lejanos y oscuros atavismos de mis pensamientos rebeldes; haz de mí la resistencia y el coraje a la tentación de poseer lo inalcanzable, porque lo mágico suele esfumarse al más leve y brusco movimiento extraño.
Osiris de pasión que sin ser Medea; llenas espacios de amor conjugado en las vicisitudes de un profeta enunciado, dame por caridad un poco de la mágica luna para poseer tu cabellera a la que con el más grande amor haré brillar para  visión  y arco iris desplegado ante los presentes que hoy te honran contemplando el verdadero amor.
Urge que me unjas con tu amor para saciar la sed de mi corazón de eterno enamorado, haciendo de mi cuerpo tu voluntad para profética estadía en tu reino. Te amo Gaby, cuando todo haya pasado, fijaremos fecha para casarnos.

__
Amanece y mi cuerpo aún guarda los vestigios de la noche vivida, mis labios aún adormecidos,
recuerdan el sabor de los tuyos, aún me parece sentir tu respiración y en mis oídos aún retumba la música de tus gemidos,  las sábanas continúan húmedas, por la loca noche de pasión, y el aroma de tu piel permanece grabado en la almohada, mas esa noche mágica, esa noche de locura, de placeres  y de pasión desenfrenada, desapareció,  porque cuando amaneció,  tú ya no estabas, te desvaneciste como  la tenue luz de la luna, que ingresaba por la ventana, miro a mi alrededor, te llamo y no escucho nada, tan solo el mudo silencio,
 tan solo pido que me despejes  esta duda que me carcome, porque no sé si este encuentro ha sido verdad o solo fantasía o tan solo me limito a ser prisionero del éxtasis de una noche inolvidable. Cierras los ojos, muerdes tus labios, intentando ahogar los gemidos, mientras mis traviesas manos  comienzan a reconocer tu cuerpo,  los suspiros y los latidos aumentan, el corazón parece estallar, la respiración se agita,  cuando mis labios  se deslizan temblorosos,  sobre tu candente piel, bebiendo el néctar de  cada parte de tu cuerpo, ya no hay límites,
todo fluye,  tu piel es mi piel,  tu sudor se confunde con el mío, nuestros cuerpos entrelazados en una sola y silenciosa forma, lo mejor acaba de comenzar, y estamos en el límite de la excitación, lo que viene después. Siente mi piel con tus manos, provocaré mil latidos, te
erizaré la piel  con la miel de mis labios, vuélveme loco con tus morbosas  y ardientes caricias.
Aprisióname a tu cuerpo, déjame seducirte un poco, calma mi sed con tu boca, encarcélame en tu locura. Ábreme tu alma, déjame sin aliento, quiero ser tu bello tormento, quiero que me estremezcas por completo, hasta perder la razón, hasta que desnudes tu cuerpo completo. Sedúceme sin piedad, quémame el alma con tu deidad. Tómame mi piel, desliza tus manos suavemente en todo mi ser, te pertenezco en cuerpo alma, aniquila todo esto. Soy tu pecado, tú mi seducción, déjame exhausto, hasta enloquecerte, hasta dejarme sin razón, tortúrame, entre tu infierno y tu paraíso, no tengas compasión y hazme el amor. No tienes escapatoria,
porque eternamente mío serás,  no te dejaré escapar ni un segundo, solo sedúceme, solo tómame, disfrútame, acaríciame, hazme tu dueño, solo disfruta toda mi esencia, que yo disfruto de la tuya.
Una nueva mañana se asoma por la ventana. Despierto y tú estás en mi cama, qué rico
Es despertar en tus brazos, qué deleite besar tus labios, exquisita miel tiene tu boca que me apasiona y me lleva al paraíso divino de la seducción.
Yo tomando un café después que hubo caricias, fuego, llamas de pasión y deseo por entregarte mi cuerpo, mi piel, mis caricias y mis besos, es la pasión por estar contigo entregándolo todo.
Tus ojos me desvisten el alma, tu boca me eriza la piel, es entrelazar todo, es abrigarnos
con nuestros cuerpos el frío que provoca nuestra desnudez, y tú me cobijas aunque no hace frío, hierve la sangre al sentirnos deseados, entregándonos todo.
Bajo las sábanas estamos tú y yo haciendo el amor, eres un volcán en erupción, eres fuego intenso, caricias, deseo y pasión, cada amanecer a tu lado es tan sublime que me
fascina tu aroma, tu esencia, somos locura, somos dos seres que se aman sin cordura.
Quedamos agotados, me levanto y voy al jardín tomando un café y despertando a la vida que me hace sucumbir, recordando lo que acaba de pasar que es lo más hermoso, y te amo, y me das todo, gracias amor por existir en mi vida, soy feliz a tu lado.

Reconozco soy un cobarde. No me reuní con Emanuel y Diego a su regreso de la luna de miel como había prometido. Le envié un mensaje de texto a Ema explicando la situación de Gaby que no quería dejarla sola en ese momento y no los celos de Guille.  Si Emanuel pensó que  era raro que no pudiera tomarme dos horas libres para verlos, no lo dijo. Si pensaba que era raro que le mandara un mensaje un lugar de llamarlo tampoco lo dijo.
Lo cierto es que apenas vi a Gaby en los días siguientes, porque Alberto prácticamente se había mudado a su casa y los dos solo salían a comer algo y hacer pausas en el cuarto de baño.
 No quería ver a Emanuel y Diego, esa era la verdad.
Porque no hacía tanto tiempo que le había soltado a uno la perorata para que no huyera del otro por miedo a lo que el futuro podía depararles, y yo no estaba de humor para un sermón por romper  a cada rato con Guille. Mi historia con él era diferente. Lo era de verdad. Vale.
Solo estaba asustado.  No, aterrorizado. Y tenía todo el derecho a estarlo. Bastaba con ver la forma que él había reaccionado a la situación de Gaby para saber que Guille estaba listo para una vida dura y neurótica conmigo. Además, mi vida había sido mucho más calmada sin su presencia. Yo rara vez me preocupaba por nada, mis emociones eran muy estables. Tenía si no paz, al menos tranquilidad. Estar con Guillermo era tumultuoso, y la verdad es que si pensaba en ello, era, agotador, y él pasaba unos días con su familia, Fabián lo había llamado una noche en que el niño parecía desear nacer. Si quitaba el sexo asombroso, lo único que quedaba era un puñado de emociones. Preocupación de que se hartara de mí y dejara de gustarle. Celos. Nunca había sido un novio celoso antes de conocerlo, pero ahora afilaba las uñas cada vez que veía a alguien coqueteando con él. Miedo por él. Como si no tuviera suficiente con preocuparme por mí mismo, ahora me importaba si él era feliz y estaba sano. Y me importaba mucho. Me gustaba el Pedro pre- Guillermo. Tenía agallas y era frío e independiente. El post_ Guillermo era vulnerable y estúpidamente sentimental.
No ayudaba que él se mantuviera fiel a su palabra. Aparecía por casa a la menor oportunidad y aunque le decía que no, seguía viniendo como la noche que acababa de pasar… lo ineludible.
__

__Estaba lavando las tazas, y el tramposo taimado me vino por detrás y me abrazó por la cintura, me besó justo ahí _ me señalé el cuello, enfadado, me lamió, me olfateó y mordisqueó, y me embriagó en el halo de su aroma__. ¿No podía hacer que lo internaran o algo?

La doctora resopló.
Me  eché atrás, negando con la cabeza.
__Doctora _ la amonesté__. ¿De qué lado está?

__Del de Guillermo.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

17 comentarios:

  1. Hermoso Eve...Un conjunto de emociones estremecedoras, la seducción, la maravillosa atracción que los une, en definitiva la bella locura del amor cuando es de verdad...

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