sábado, 21 de octubre de 2017

"EL EMBAJADOR". PRIMERA PARTE. CAPÍTULO SÉPTIMO.



“EL EMBAJADOR”.
PRIMERA PARTE.
CAPÍTULO SÉPTIMO.

La imagen puede contener: una o varias personas y primer plano
Previo…

… Oyó el ruido atronador en el momento en que dos intensos faros se dirigían hacia ella. Alcanzó a distinguir que se abalanzaba sobre el gigantesco camión militar de cinco toneladas y lo último que captaron sus oídos… fue su propia voz que gritaba.

… El destino había hecho su jugada, por medio de intrigas e intereses, el camino de Guillermo estaba demarcado, y conducía sólo en una dirección, ser… El Embajador de Rumania.

Washington D.C.
Pedro  no lograba conciliar el sueño, la mirada perdida en el techo, parecía indicarle otra larga noche de añoranza del hogar que había resignado  por la obligación que sentía de servir a su país, sin embargo, una extraña sensación aleteaba en el pecho cuando se repetía su país de destino… y sin explicación, sonrió para sí… Rumania.

“Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Tango: UNO”.
Enrique Santos Discépolo.

Kansas.

En la carretera cubierta de nieve se destacaban numerosos vehículos con balizas rojas intermitentes que teñían el aire helado de un tono de sangre.
Una autobomba, una ambulancia, una grúa, cuatro patrulleros, el coche del comisario, y en el medio, iluminado por reflectores, el camión militar M871 de cinco toneladas, debajo del cual asomaban los restos del auto de Silvina. Una decena de policías y bomberos se arremolinaban en el lugar, agitaban los brazos, y pisaban con fuerza para entrar en calor. En el centro de la ruta, cubierto por una lona, había un cadáver. En ese momento llegó un vehículo policial que se detuvo, y de él bajó corriendo Guillermo Graziani. Temblaba tanto que apenas si podía tenerse en pie. Al ver la lona quiso ir hacia allí, pero el comisario le sujetó del brazo.

__Yo en su lugar no la miraría, Doctor __le aseguró.

__Suélteme __gritó él. De un sacudón logró soltarse y se encaminó hacia la lona.

__Por favor, señor. No le aconsejo ver cómo quedó.

El hombre lo sostuvo en el momento en que el aire ya no ingresó a los pulmones y se desvaneció.

Guillermo despertó en el asiento trasero del auto del comisario. Éste lo observaba, sentado en el asiento de adelante. Hacía un calor sofocante en el interior del vehículo porque estaba encendida la calefacción.

__ ¿Qué ocurrió?
__Perdió el conocimiento.

De pronto recordó. “No le aconsejo ver cómo quedó”.
Miró por la ventanilla todos los vehículos de emergencia con sus luces rojas y pensó: “Parece una escena del infierno”. Sin embargo, y pese al calor que había en el auto policial, le temblaba la mandíbula y le castañeteaban los dientes.

__ ¿Cómo…? __le costaba pronunciar las palabras. __ ¿Cómo fue que pasó?
__Siguió de largo en una señal de pare. Un camión del ejército venía a más de cien y trató de esquivarlo, pero su mujer le salió sorpresivamente adelante.
Guillermo apoyó la frente sobre la mano y cerró los ojos, se le representó la escena mentalmente. Vio el camión que se lanzaba velozmente sobre Silvina, el pánico pintado en su bello rostro, en sus ojos en el último instante, imaginó que  gritó su nombre y que no la oyó.

Lo único que llegó a articular fue:
__Silvina conducía siempre con cuidado. Jamás pasaría de largo ante una señal de detenerse, es… era médica.
El comisario le habló con lástima.
__Sin embargo, señor, tenemos testigos, dos sacerdotes presenciaron el accidente, además de un coronel, de Fort Riley. Y todos coinciden en afirmar lo mismo: que su esposa no se detuvo ante la señal.

Tuvo la sensación de que todo lo que sucedió después transcurría en cámara lenta. Vio que subían el cuerpo a la ambulancia. La policía interrogaba a los sacerdotes y Guillermo perdido como en una ensoñación pensó: “Van a pasar mucho frío parados ahí, en la intemperie”.

__El cuerpo lo llevan a la morgue __le avisó el comisario.

__Gracias __dijo él incrédulo.

El policía lo miraba con expresión extraña.
__Lo acompaño de regreso a su casa. ¿Cómo se llama el médico de su familia?
__Silvina de Graziani, ¿me está gastando una broma en medio de esto? __. Ella es mi médico.

Posteriormente recordó haber llegado a la casa acompañado por el comisario.  El matrimonio Baunes lo esperaba en el living, los chicos seguían durmiendo.
Su colega lo abrazó en primer lugar, seguido por su esposa que no logró disimular el llanto.

__Lo siento tanto, tanto, Guillermo.
__Gracias __pronunció él sereno como anestesiado o enajenado___. Silvina tuvo un accidente _agregó, esbozando una media sonrisa.

Su colega lo observaba atentamente.
__Ven conmigo a la planta alta.
__No te preocupes, estoy bien. ¿No quieres un whisky?
__Vamos  __insistió el amigo__. Debes acostarte.

__No tengo sueño. ¿Seguro que no quieren tomar nada?

Cuando Baunes lo acompañó arriba, Guillermo iba diciendo:
__Fue un accidente. Silvina tuvo un accidente.

Baunes lo miró a los ojos, se los notó desmesuradamente abiertos y con la expresión perdida, sin lágrimas, y sintió escalofríos.
Bajó a buscar un ansiolítico y al regresar observó que Guillermo no se había movido.
__Voy a darte algo para que duermas. __Le dio un sedante, lo ayudó a tenderse en la cama y se sentó a su lado. Una hora más tarde, Guillermo continuaba despierto, hora en la que en su mente se arremolinó toda la vida transcurrida junto a Silvina no dando cabida ni siquiera al dolor. Entonces  le dio un segundo sedante y luego un tercero, hasta que por fin se durmió.

En Junction City existen estrictos procedimientos de investigación cuando se produce un accidente con víctimas. Se envía una ambulancia, y el comisario se presenta en el lugar del hecho. Si en el accidente hubo involucrado personal militar, la investigación la practica la División de Investigación Criminal del Ejército, juntamente con la policía.
Sheldon John, oficial de la DIC con asiento en Fort Riley, se hallaba examinando el informe del siniestro con el comisario y un ayudante suyo, en la comisaría de la calle Décima.

__No entiendo __ confesó el comisario.

__ ¿Cuál es el problema, comisario? __preguntó John.

__ Mire: hubo cuatro testigos ¿no? Dos curas, el coronel y el sargento, conductor del camión. Todos concuerdan en que el auto de la doctora Graziani llegó a la ruta, no respetó la señal de detención y resultó atropellado por un camión militar.
__Así es.  ¿Qué es lo que le llama la atención?
El comisario se rascó la cabeza.__ ¿Alguna vez vio que, al relatar un accidente dos testigos contaran exactamente la misma cosa? __Golpeó la mesa con el puño. __Lo           que me intriga es que estos testigos manifiestan exactamente lo mismo.

El investigador del Ejército se encogió de hombros.
__Eso demuestra que lo que ocurrió fue bastante obvio.
__Además hay otra cosa que me sorprendió.
__ ¿Sí?
__ ¿Qué hacían dos sacerdotes y un coronel en la ruta 77 a la madrugada?
__Eso no tiene nada de misterioso. El coronel regresaba al fuerte, los sacerdotes se dirigían a dar una unción de enfermos.
__Estuve averiguando en la dirección de tránsito, la última multa que tuvo que pagar la doctora fue hace cinco años, por estacionar en un sitio prohibido, y fue para atender una urgencia. En su legajo no figura ningún accidente.
El investigador lo escrutó con la mirada.
__Comisario, ¿qué es lo que trata de insinuar?
__Yo no insinúo nada. Simplemente digo que todo esto me huele un poco raro, y teniendo en cuenta que el esposo es abogado penalista…
__Estamos hablando de un hecho presenciado por cuatro testigos que no suelen mentir. Si cree que hay algún tipo de conspiración, su teoría no tiene asidero, amén de que la doctora era muy apreciada por todos.
El comisario lanzó un suspiro.
__Lo sé. Si no hubiese sido un accidente, lo único que tenía que hacer el camión militar era arrollar a la médica y seguir su camino. No era necesario buscar tantos testigos ni hacer todo ese teatro.
__Exacto. __El hombre de la DIC se levantó y se desperezó. __Bueno, tengo que volver a la base. Por lo que a mí concierne, el conductor del camión, el sargento, queda libre de sospechas. __Miró al comisario. _ ¿Estamos de acuerdo?

__Sí __dijo éste sin demasiado entusiasmo __.Debe de haber sido un accidente, pobre mujer.


Guillermo despertó al oír el llanto de Malena, pero se quedó inmóvil, pensando con  los ojos cerrados. “Esto debe de ser parte de una pesadilla. Estoy dormido, Silvina fue a atender a un paciente, y cuando despierte, ella estará viva”.
Pero al llanto de Malena que no cesaba se sumó el de Fabián. Cuando ya no pudo soportarlo más, abrió los ojos y permaneció con la mirada clavada en la nada. Por último hizo un esfuerzo sobrehumano y se levantó. Fue hasta el dormitorio de Fabián, los Baunes estaban allí con él y sollozaban. “Ojalá yo pudiera llorar”, pensó. “Ojalá pudiera llorar”.
Fabián miró a su padre con los ojos encharcados y un dejo de esperanza.

__ ¿Es cierto… es verdad que mamá murió?
Guillermo asintió incapaz de articular palabra ante la mirada de dolor de su hijo, y se sentó en el borde de la cama.
__Tuve que contarles __se disculpó la amiga__ porque se iban a jugar con unos amigos.
__Hiciste bien. __Guillermo abrazó a Fabián y le acarició el pelo. __Llora hijito, llora, pero te prometo que saldremos adelante, esto también va a pasar. Todo va a andar bien.

__Nada volverá a andar nunca bien, viejo, mamá se murió, Malena es una nena, yo…
Jamás nada irá bien.

El Comando de la División de Investigaciones Criminales del Ejército de Los Estados Unidos, con asiento en Fort Riley, tiene sus oficinas centrales en el pabellón  169, un viejo edificio rodeado de pinos. En un despacho de planta baja, el oficial John departía con el coronel.

__Tengo una mala noticia que darle, señor. El sargento, el conductor del camión que arrolló a la doctora civil…
__ ¿Sí?
__Esta mañana murió de un infarto masivo.
__ Qué barbaridad.
__Sí, señor __respondió el oficial con voz sin matices___. Hoy mismo se cremarán sus restos. Fue algo repentino, no tiene a nadie.

__Sí, una desgracia, al fin los dos conductores del siniestro están muertos. __El coronel se puso de pie. __A mí me dieron traslado al extranjero. __Se permitió una sonrisa. __Es un ascenso importante.

__Felicitaciones, señor, porque lo merece.

__
Guillermo llegó posteriormente a la conclusión de que lo que lo salvó de la demencia fue el  haberse  hallado sumergido en estado de shock. Tenía la sensación de que todo le sucedía a otra persona. Él estaba debajo del agua nadando sin prisa y escuchaba voces lejanas semidistorsionadas.
El velatorio se realizó en una empresa de la calle Jefferson, un edificio azul con un enorme reloj blanco que colgaba sobre la puerta de  entrada. El salón estaba colmado de amigos y colegas de Silvina. Había decenas de palmas y coronas. De éstas, una de ellas, de las más grandes tenía la tarjeta que decía, simplemente: “Mis más sinceras condolencias. Marcos Labrapoulus”.
Guillermo, Fabián y Malena se encontraban en el pequeño salón reservado para la familia. Los chicos ya no lloraban, tenían los ojos hinchados y rojos.
El féretro estaba tapado, y Guillermo no se atrevía a pensar el motivo, aunque pensó que sería lo mejor para sus hijos, recordarla viva y bella como había sido.
El pastor hablaba en ese momento.

“Señor, tú fuiste nuestra morada. En todas las generaciones, antes de que surgieran las montañas, antes de que crearas la tierra y el mundo, y por toda la eternidad, serás Dios. Por consiguiente, nada habremos de temer aunque la tierra cambie, aunque las montañas se derrumben y caigan al fondo del mar…”

Guillermo y Silvina estaban en un pequeño velero, en el lago Milford.

__ ¿Te gusta navegar? __le había preguntado él la primera vez que salieron juntos.

__Nunca lo hice.
__Entonces saldremos el sábado.
Una semana después contraían matrimonio.
__ ¿Sabes por qué me casé contigo? __bromeó él___. Porque pasaste la prueba. Te reíste mucho y no te caíste por la borda.

Al concluir la ceremonia fúnebre, Guillermo y los chicos subieron a la larga limusina negra que encabezó el cortejo.
El cementerio Highland es un enorme parque rodeado por un camino de grava. Es tan antiguo que muchas de las lápidas se han desgastado a consecuencia del paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas. La ceremonia fue breve debido al intenso frío reinante.

__Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, y el que vive y cree en mí, jamás habrá de morir. Yo soy el que vive y ha  muerto, y he de vivir eternamente.

Gracias a Dios todo terminó por fin. Guillermo y  los chicos permanecieron bajo el viento feroz mientras observaban que se bajaba el ataúd hacia la tierra helada e insensible.
“Adiós, querida”.

__
Se supone que la muerte es una terminación, pero para Guillermo fue entonces el comienzo de un infierno insoportable, su mundo se caía a pedazos si el pilar que fuera Silvina en el hogar, y no sabe si podrá evitarlo. Pese que ella como médica había hablado aun con los chicos de la muerte y él creía haber llegado a aceptarla, de pronto se le presentaba como algo inmediato y aterrorizante.

“Te avalanchas sobre los misterios de mi silencio, yo invado tus dudas liberándote de tus miedos. Amainamos en las brisas del viento como gaviotas indomables, retando los inevitables embates del tiempo entregándonos a los brazos placenteros del amor, como prisioneros enjuiciados por la causa más divina que es ser culpables de amar.
Fuimos fuego de amantes en la hoguera encendida por ambos en la quimera de nuestra inocencia, tormentas de placeres en la verdad que gime sus secretos en la fragilidad de interminables noches. Seremos la historia contada por muchos, que derramarán lágrimas involuntarias por la nostalgia de recuerdos de este  sinsentido, porque juntos seríamos embajadores de sentimientos que anidan en las profundidades del alma, alimentando los impulsos deseados del corazón. Y en el ocaso de nuestras vidas nos seguiríamos amando sin límites, burlándonos de frente a la muerte, como expresión genuina de un amor que continuaría  respirando, aun cuando nuestros ojos se cerraran en un sueño eterno.
¿Qué pasó Silvina? ¿Qué te alejó de nosotros? ¿Quién marcó esta vuelta en nuestros planes?”
Ya no era algo incierto que sucedería algún día lejano. No había manera de sobreponerse, Fabián tenía razón. Interiormente se resistía a creer lo que había pasado, miles de veces ella había salido, en verano, en invierno ante una emergencia, por ello no la había acompañado.

Al morir Silvina, todo lo maravilloso, había muerto con ella. La realidad no hacía más que atacarlo a cada instante. Deseaba estar solo, no hallaba sitio ni personas. Se replegó en sí mismo como si fuera un niño atemorizado, abandonado por un adulto. Se enfureció con Dios.

“¿Por qué no me llevaste a mí primero?” Se indignó con ella por haberlo dejado, con sus hijos, consigo mismo.
“Soy un hombre que pasó el medio siglo de vida con dos hijos, y sin ella no sé quién soy. Cuando era su esposo tenía una identidad, una pertenencia a ella que a su vez me pertenecía a mí”.

El tiempo giraba sin control, burlándose de ese vacío que sentía. La vida le parecía un caballo desbocado al que no podía dominar.
Los Baunes y otros amigos del estudio, de la cátedra lo acompañaron mucho, pero él hubiese preferido que se fuesen y lo dejaran solo. Una tarde llegó su amigo y lo encontró frente al televisor, mirando un partido de fútbol.

__No se dio cuenta de que estaba yo ahí __le contó esa noche a su esposa el amigo ___.Se había concentrado tanto en el partido… que me produjo una sensación irreal.

__ ¿Por qué?
__Porque Guillermo odia el fútbol. La que miraba cuando podía los partidos con Fabián, era Silvina.
__
 “Silvina,  embellece el faro la lontananza del horizonte, se cae la nube y acosa mi viejo mar, firma su ocaso el sol y emerge diamante mi luna. Huele a dormida sal mi arena, a nueva humedad mi piel y a dulce silencio, mis labios. Araña el viento mi cara, resbala el deseo entre mis dedos y la noche empieza a escribir tu ausencia. Copula la luna con sus estrellas, estremece piel la noche, se atreven los cometas y ruge el gemido del universo. Ausencia imaginada, ausencia sentida.  Se abre el libro de mi vida y tiemblan sus blancas páginas, reconoce la inquietud su razón, desprestigia la soledad su nombre y la inspiración carga tintas en mis dedos. Provocaré celos en el cielo y angustias en el tiempo, rasguñaré espacio y someteré distancias, escribiré y lloraré vacío.  Desplegaré las velas de mi barco, cerraré ojos y empaparé ventanas. Rendiré sumisión a la esperanza y abrazaré nostalgias, le explicaré al libro que mis tildes están apagadas y que mis letras sólo navegan en los suspensivos de mis puntos. Sumergiré mi pasión en la enredadera del vacío, llenaré medios vasos y suplicaré la enseñanza de una oración, que acerque tu ausencia. Copiaré incógnitas en los manuscritos del mar muerto, sembraré dudas a ciertas creencias y romperé los tabúes de mil religiones. Arrodillaré pleitesía a los viejos románticos, a los soñadores de ilusiones y a los amantes de verdad. Juntaré pensamientos de cien sabios, refranes de mil vagabundos y enseñanzas de sublimes maestros. Besaré cada burbuja en la copa de la vida, lloraré intensidad en cada una de mis lágrimas, dejaré piel pegada entre mis sábanas y mi mano cerrando puño, bajo añoradas almohadas. Le preguntaré a mi ángel, por qué dejó de respirar mi corazón, por qué mi alma encoge sus latidos y por qué mi pensamiento sólo nubla ideas.
Me siento perdido en tu ausencia, marginado en una distancia que no comprendo y abstraído en una razón que no entiendo, porque tú eres parte de ellas. Quiero correr y abrazarte, quiero caminar y sentir que tu mano acompaña mis pasos, quiero juntar mis labios y sentir tus besos, quiero abrir mis manos y llenarlas de tu vida, quiero explicarles a mis ansiedades que estoy poseído por el espíritu del viento, ese espíritu que pegará en mí, las alas de tu amor. Quiero jurarte mi pasión, quiero asegurarte eternidad… Quiero cabalgar en tus miedos, nadar en tus humedades, volar en tus sueños y quiero encarcelar tu ausencia por siempre…Quiero ser el primer homicida de la distancia, el guerrero de tus deseos, el forjador de tus ilusiones y el mago que hechice tus ojos para que jamás dejes de mirarme…Quiero borrar de mi vida tu ausencia, quiero despertar un día y sentir que estás a mi lado, quiero que el día de mi muerte sólo me acompañen, mis ausencias.
 Poco a poco, llega la muerte. ¿No la sientes? Camina despacito en silencio y de puntitas. No avisa pero no traiciona, no espera pero te da ventaja, no te pregunta pero le da respuesta a tu vida. Desde que naces, ella empieza su viaje y uno por uno, cada maestro es analizado, cada aprendizaje examinado y cada sufrimiento, escrito en su bitácora. No siempre es generosa pues el tiempo en ella se arrodilla, no es  seductora porque su desnudez, jamás pinta lienzo alguno, no es poseedora, sólo es dueña de su instante. La ciencia le pone cuerdas y ella las brinca porque sabe cuándo y cómo, el presentimiento a veces late su presencia, pero si la decisión no es tomada, sólo se convierte en extraña pesadilla. El sueño la invoca, ajenas conciencias la piden y el coraje de la vida a veces la necesita, pero ella se queda quieta, esconde palidez en la primera esquina y escucha el silbido de tu impotencia, el grito de tu cobardía y el gemido de la calma consentida. La soledad no es su amiga sino hasta el momento requerido de su abrazo, la iglesia no es su templo porque hace tiempo desechó de él a sus mercaderes, la religión no es su fin, sólo un extraño invento para entenderla, el miedo no la conoce pues con el pecado siempre se quedó y la pregunta sobre su después, ya la contestará la incipiente y verdadera vida. El ser humano es un animal con alma, razón y quizás inteligencia…La muerte es una condición de vida, que roba el alma, le da ignorancia a la razón y abraza al espíritu con la inteligencia universal. Todos somos muerte y seremos vida.
La conciencia se va, el oído escucha y el olor sufre ansiedad. Las pestañas se cierran y los ojos ven otra luz. El tacto ya no quiere otra mano y el corazón deja de latir. Huye el alma de su claustro y sigue el camino de un hilo de plata, cosido al cielo por tu ángel. La música del trueno te eleva, los colores te transportan y la dimensión se desdobla en cien espacios. El momento es único, el deseo intenso y la luz, conmueve infinitos jamás conocidos. Ruge el astral y se arruga el humano, grita el Creador y vibras en su eco, expandes espíritu y pudres carne. Ahora sí eres feliz porque en tu última exhalación, respiraste vida. Llega el cometa y en él fundes alma, la eternidad abraza tu espíritu y poco a poco la consistencia,  derrama las últimas lágrimas que sentirás. Llega la otra conciencia, esa conciencia que entiende todo y nada pregunta. Otro cuerpo viste sedas en tu luz y el sublime deseo vive puro en el perfecto amor. Ves como el tiempo nada en una prehistoria ya aprendida, comprendes el espacio como es, sin distancia, sin pausa y sin oxígeno. Tus seres queridos te esperan, los hueles y ya saboreas el recuerdo de su abrazo, miras detrás y nadie hay, tu cama quedó vacía, quizás tu recuerdo expire pronto o quizás no, quizás no lo quisiste pero moriste solo, quizás el libro de tu vida, algún día alguien lo leerá y el aprendizaje seguirá.  La muerte siempre escogerá tu último momento de soledad, el tiempo exacto en que tu alma esté preparada y el instante único, generoso y desinteresado en que seas capaz, en un acto de amor contigo mismo, de liberar el espíritu de tu cuerpo. La muerte no es querida, pero siempre está, no es dulce pero su caricia abre las puertas de la eternidad, no habla, pero siempre, en ese cordón de plata, se escribe la verdad: “Todos, morimos solos”.

__
Tuve que emplear hasta la última gota de fuerza de voluntad para ocuparme de los trámites ocasionados por la muerte de Silvina. Estaban, el testamento, el seguro, las cuentas bancarias, las deudas e impuestos, el cargo del hospital, los préstamos, su participación en colegios y corporación médica, los activos y pasivos, y yo tenía ganas de gritarles a banqueros, abogados y contadores que la dejarán y me dejaran en paz.

No quiero sobreponerme _dije afligido, Silvina murió, y lo único que quiere la gente es hablar de cargos y dinero.

Finalmente no me quedó más remedio que tocar el tema.
__Lamentablemente, Guillermo __dijo el contador___, el seguro de vida va a alcanzar para saldar las deudas y los impuestos accesorios. Ella no se preocupaba demasiado en lograr que los pacientes le pagaran, y compraba con tarjeta, desde su ropa a los libros, a veces remedios que donaba. La cifra que le deben es abultada. Voy a contratar a una agencia de cobranza para que…

__No __protesté enérgicamente__. Eso a Silvina no le gustaría.

El contador estaba desorientado.
__En resumidas cuentas, lo que le queda a usted disponible como heredero directo conjunto, es la casa, su coche, el de ella se destruyó, y en el banco veinte mil dólares en efectivo. La casa está hipotecada, si la vendiera…
__No. Silvina no quería que la vendiese.

Se quedó sentado inmóvil, el contador pensó que ojalá su esposa lo quisiera la mitad de lo que este hombre amaba a su mujer muerta.

Y todavía no había pasado lo peor, deshacerse de los objetos personales de Silvina, la esposa de Baunes se ofreció para hacerlo pero él se negó. Tampoco soportaba la habitación con su aroma, con su ropa, con su cepillo del cabello.

__Papá __ dijo Fabián en la cena que era particularmente silenciosa.

__ ¿Qué hijito?
__No quiero comenzar la facultad, ni enviar solicitudes de ingreso, aunque fuera el deseo de mamá, no puedo ahora, no por este año.
__Bueno, hijo, entiendo, siempre podrás ir al estudio, a mi cátedra si quieres. Malena, hijita, tú sí termina bien el año, ¿puede ser?
__ Lo intentaré papá, no te prometo nada, sólo lo intentaré.

“A veces los veía más enteros que a mí mismo, me ayudaban en la casa, con las compras, sólo la cocina se convirtió en mi fuerte y me gustaba, me relajaba.
Había tantas cosas pequeñas, íntimas de ella por todas partes, en la cocina donde menos porque desde siempre me ocupaba yo.
Encontré dos pares de anteojos, uno de sol, y nieve, el otro de lectura, un perfume importado que le regalé en el último cumpleaños sin abrir siquiera, apuntes para una conferencia médica que jamás iba a dictar. Abrí el vestidor de su lado y acaricié los vestidos y trajes que jamás volvería a usar, el que se había puesto la última vez que salimos guardaba su perfume. La bufanda y los guantes con que se abrigaba los gélidos días invernales. Ya no los precisaría en la tumba fría.
Pude guardar las cosas para Malena, pero le consulté si deseaba quedarse con algo, y me dijo que no, entendí, sólo las fotos de la familia dijeron a coro.
Con cuidado guardé perfumes, cepillo de dientes, peinetas y artículos de tocador moviéndome como autómata.
Encontré notitas de amor que  nos habíamos enviado el uno al otro y que me trajeron a la memoria los años pasados, los pobres, cuando comenzábamos el ejercicio de las profesiones, una cena de Acción de Gracias con el tradicional pavo en fotos, como de picnics de verano, el primer embarazo, las veces que le hice escuchar a Malena música culta mientras estaba aún en el vientre, la carta de amor que le escribí al nacer Fabián, y miles de otras cosas que llevaban a millones de recuerdos que me arrancaban lágrimas de sangre. La muerte de Silvina era un truco cruel de algún mago o brujo.

 A veces obligo a mi pensamiento a sentir lo que quiero que pase y nunca sucede, lo confundo en un planeado presentimiento y  la vida me paga con su profundo silencio. Abro mi teléfono en busca de tus llamadas perdidas y leo los vacíos de la nostalgia, arranco de mi corazón el recuerdo de tu perfume porque en tu olor, sólo percibo falta. Momentos que vagan entre las penas de mi alma, instantes de oscura luna que repiten los ecos de nuestra historia juntos, noches que marean sentimientos y descubren viejas ansiedades. Deja de penetrar mis olvidos, deshazte de mi sombra  y sembraré paz en mi corazón. Duerme en los brazos de otro plano porque mis verbos ya están cansados, mis nostalgias ya las enterré junto a las cenizas de tu luna y otros sueños, buscan renovar mi alma. Quizás el destino quiera cruzar otra vez nuestros caminos, pero te explicaré que tomé el atajo de otro cielo, una senda que dibuja luz en sus miradas, un paisaje iluminado por mi ángel. Un mundo donde siempre gana el sentimiento, donde siempre prevalece la verdad y donde siempre te sientes abrazado en el amor.
 Quizás mi memoria esconda tus defectos, pero la huella de tu abandono todavía no cicatriza en mi alma. Quizás en el recuerdo de lo que un día fue nuestro amor, escondo mis temores pero en mi corazón, todavía hierven los azufres de tus infiernos. Quizás tú, solo fuiste tiempo y yo, un espacio que no supiste abrazar. Quizás seamos los humanos, los más pecadores del universo creado…Quizás seamos los que más nos equivocamos y cuando caigo en mi error…te recuerdo”.

Silvina estaba en la casa, viva, sonriente, en mí, habitándome con su amor, y al instante siguiente desaparecía en las entrañas frías de la tierra.
Soy un hombre maduro. Tengo que aceptar la realidad. No soy maduro, no puedo aceptarlo. No quiero vivir sin ella, no sé cómo.
Despierto en la larga noche, pensé en lo fácil que sería ir a reunirme con ella, poner fin al dolor intolerable, encontrar la paz. Se nos educa para que esperemos un final feliz, pero los finales felices no existen. Sólo la muerte  nos aguarda. Cuando encontramos el amor y la alegría nos son arrebatados sin motivo. Viajamos en una nave espacial desierta que avanza sin rumbo entre las estrellas.

 Se adormiló al fin, pero a la mitad de la noche sus alaridos despertaron a sus hijos, que corrieron a su cuarto y se acostaron con él en la cama.

__Tú no te vas a morir, ¿no, papi? __dijo Malena.

Y  supe que no podía suicidarme, mi hija era una nena, Fabián no tanto, pero me  necesitan y Silvina jamás me lo perdonaría.

Tengo que seguir viviendo por ellos, para darles el amor que ella ya no podrá darles, para estar en sus fiestas de egresados, en sus casamientos, en cada batalla diaria. Estamos todos necesitados de Silvina, nos necesitamos tanto. Qué ironía, que la muerte de Silvina sea tanto o más difícil de tolerar porque compartíamos una vida tan maravillosa. Hay tantas razones más para extrañarla, tantos recuerdos de cosas que nunca más habrán de suceder.
 “¿Dónde estás, Dios? ¿Me estás escuchado? Ayúdame, por favor”.

 Ring Lardner dijo: de cada tres personas, tres van a morir, así que cállate y negocia. Tengo que negociar. Estoy haciendo gala de un egoísmo tremendo. Me porto mal, como si yo fuera la única persona en el mundo que sufre. Dios no está tratando de castigarme. La vida es una caja cósmica de sorpresas. En este momento, en algún lugar del mundo, alguien se mata en un accidente como ella, o cae en una pista de esquí, otra pierde un hijo o tiene un orgasmo, sufre asfixia por inmersión, se casa, se muere de hambre arrumbado en la calle, se corta el pelo. En última instancia, ¿acaso no somos todos esa misma persona? Un eón son mil millones de años, y hace un eón cada átomo de nuestro cuerpo era parte de una estrella. Atiéndeme Dios. Somos todos partes del Universo, y si morimos, parte de tu universo muere también con nosotros.


__
“Si un sentimiento al estar juntos...nos roza...amigo, no digas que no y dale lugar en tu alma al amor. Pueden ser albricias de cosas que están por venir, puede ser hermoso y sorprendente el porvenir. No le digas que no y hazlo por la vida, por ti, porque la vida te sonríe en silencio y a veces grita porque lleguen a ti sólo rosas que se queden a vivir en tu alma, y para ti. No desilusiones al destino que con tino procura tu ser; si vas amarme hazlo con tu  alma y con el cuerpo,  ya en otras ocasiones lo has hecho y te han pagado mal, dale esperanzas a la fe, otra más, que más da, si sabes que el amor es un acto de fe ...tú esta vez, vas a ganar. Si al estar conmigo te empieza a ganar una emoción y una caricia te llega al alma igual que una hermosa canción, dale oportunidad a la fe, a la esperanza, te brillan tus ojos y a mí me tiembla la voz, mantengamos alerta a la ilusión, estoy seguro que esto es el amor.

Me desperté asustado y confundido, vi una imagen, no es ella, no es una mujer, no sé qué  fue, un presentir, un sueño, una alucinación, ¿qué…?  pero oí una voz, una voz de… hombre”.
__
Pedro estaba ansioso por los días que empezaban a correr de descuento, dormía poco y mal, pese a cansarse de ir y venir con sus niños, los extrañaría demasiado, y sin embargo, una anhelo renovado le provocaba cosquillas cada vez que pensaba en… Rumania, con la imagen del país que recorría cada noche en libros se quedaba  dormido.

Cuando con el amor me encuentre, le miraré a los ojos de frente, le contaré de todas mis ilusiones, le contaré mis ganas de nuevas sensaciones, que he tenido muchas proposiciones, que no he sucumbido a las tentaciones, porque sabía que debía esperarlo para poder al fin abrazarlo. Hasta por ello dejo a Camila libre. Porque no es el Amor.
Cuando al fin con el amor me encuentre, nos miraremos uno al otro fijamente, sabré que valió la pena esperarlo y el de mis ganas de conquistarlo, que valió la pena todo lo recorrido, por fin haberlo encontrado, que el camino seguiré a su lado, para vivir todo lo que está destinado.

Me senté apabullado, la imagen del sueño aparecía a mi lado en Rumania, la voz no era de mujer, era profunda, es una voz ronca, única, no veo rostro, no sé de imagen…  sólo la voz, y es de… un hombre”.

__
Guillermo sentía que Silvina estaba en todos lados. En las canciones que oía por la radio, en el paisaje que solía atravesar con ella, tendida a su lado en la cama cuando él se despertaba al alba.
“Hoy tengo que levantarme temprano, querido. Me espera una histerectomía y una operación de cadera”.
Oía su voz con nitidez y comenzó a hablarle como si estuviera viva.
“Estoy preocupado por los chicos, Silvina. No quieren ir a la escuela porque tienen miedo de que, al volver a casa, yo ya no esté”.

Iba todos los días al cementerio y se quedaba parado en medio del frío llorando por lo que había perdido para siempre. Pero en nada lo reconfortaba.
“No estás allí. Por favor, Sil, dime dónde estás. Quiero escaparme, no soporto estar aquí si ti”.

Los vecinos trataban de animarlo. “Está en paz”, le decían, como así muchísimas otras frases hechas. Las palabras fáciles de consuelo, que no consolaban en lo más mínimo.
Ni siquiera podía retomar los trabajos.
Se despertaba de noche y corría a los cuartos de los chicos, para comprobar  si estaban vivos.

“Mis hijos van a morir. Todos vamos a morir. La gente camina displicentemente por las calles como idiotas… se ríen… felices y… todos van a morir. Tenemos los días contados, y los desperdician jugando tontas partidas de naipes, de poder, viendo películas tontas, partidos de mil deportes. ¡Despierten idiotas! Somos un mundo yermo, quería gritarles. ¿Acaso no saben  la suerte que correrán y todos sus seres queridos? Caminamos en tiempo de descuento hacia el mismo lugar.
La respuesta le llegó lenta, dolorosamente a través de los pesados velos del sufrimiento. Por supuesto que lo saben. Esos juegos son una forma de desafío, tener un hijo es dar vida, es desafiar a la muerte, hacer el amor lo hace, la risa, un alarde de valentía, alarde que parte de saber que la vida es finita, la idea de mortalidad es lo que hace andar con prisas, hay que investigar, estudiar trabajar, aprender, el tiempo siempre será insuficiente, el minutero corre, y así corren a alcanzar sueños y metas, como no corrí con Silvina antes a hacer ese viaje a Rumana juntos y ahora ella ya no puede. El alarde parte de saber que a todos nos espera la misma suerte, y que no sabemos qué hay del otro lado.
La Biblia dice que la muerte no es un final sino sólo una transición, otros dicen que reencarnamos, que no importa morir, regresaremos como almas afines en un hijo, en un nieto, cerca, nos reencontraremos, otros no creen en nada más allá del fin, del descenso del telón, del fin de la obra de teatro de esta vida finita.
No, me niego a creer eso, Silvina jamás nos ha abandonado, ni a mí, ni a los chicos, o sea que está aquí, en alguna parte”.

Mantenía conversaciones con ella.
“Hoy fui a hablar con la maestra de Malena. Felizmente está sacando mejores notas. Fabián estuvo en cama con gripe, lo cuidé, no le di tus remedios sino los caseros que aprendimos juntos, mis tés, mejoró en dos días. ¿Recuerdas que suele engriparse siempre en invierno? Esta noche vamos a ir todos a cenar a lo de los Baunes. Se han portado de maravillas, querida.
Hoy vino el decano a casa. Quería saber si tenía pensado seguir con la cátedra en la universidad. Le contesté que no por ahora, no porque no quiero dejar solos a los chicos ni un instante. Me necesitan tanto… ¿Te parece que algún día debería volver a la docencia?
Unos días más tarde: Ascendieron a tu compañero amigo en la clínica. Ahora es jefe de Departamento de Cirugía.
¿Podrás oírme, Sil? ¿Existe Dios y el más allá o acaso es todo una fábula? T.S. Elliot dijo: “Sin ningún tipo de Dios, el hombre no es siquiera interesante”.”.

Washington D.C.

El Presidente Marcos Labrapoulus, Orestes Moravia, y el secretario de Estado, Edgardo Pérez, se hallaban reunidos en  La Oficina Oval.

__Señor Presidente __dijo Pérez__. Ambos estamos recibiendo un sinnúmero de presiones. No creo que podamos dilatar aún más la elección de un embajador  ante Rumania. Quisiera que estudie la nómina que le hice llegar y escoja…

___ Gracias Edgardo. Le agradezco muchísimo, pero sigo pensando que el candidato ideal es Guillermo Graziani. La situación familiar del doctor ha cambiado. Lo que para él fue una desgracia quizás para nosotros nos beneficie. Quiero insistir, a ver si cambia de opinión. __Se volvió hacia Orestes. __Orestes, tendrás que viajar a Kansas y tratar de convencerlo para que acepte el puesto.

__Si ése es tu deseo.

__
Guillermo estaba preparando la cena cuando sonó el teléfono.

__Un llamado de la Casa Blanca _le anunció una operadora al levantar Guillermo el auricular. El Presidente desea hablar con el Doctor Guillermo Graziani.

Ahora no, pensé. No tengo ganas de hablar con él ni con nadie.
Recordó lo emocionado que estuvo  en ocasión del primer llamado.

__Soy yo, pero…
__Un momento, por favor.
Segundos después apareció la voz familiar de Marcos labrapoulus: Quería transmitirle mi más sincero pesar por la muerte de su esposa. Me han dicho que era una gran persona.
__Gracias, señor. Le agradezco también las flores.
__No quisiera interferir en su vida privada, señor, sobre todo porque ha transcurrido tan poco tiempo, pero dado que su situación cambió, le pido que reconsidere el ofrecimiento que le hice.
__Gracias, pero no podría…
__Escúcheme por favor. Va a viajar una persona de mi confianza especialmente para hablar con usted. Se llama Orestes Moravia, y lo único que le pido es que por lo menos converse con él.
__Lo oí nombrar sí.

No supe qué más contestar. ¿Cómo explicarle que mi mundo se había trastocado…  que mi vida se había hecho añicos? Lo único que me importan son mis hijos. Resolví que, por cortesía, recibiría al jefe de gabinete, y luego rechazaría con elegancia el ofrecimiento.

No supe cuán diferente era el juego del titiritero, quizá el mismo que había asesinado a Silvina, el destino que estaba llevando mis pasos rumbo a Rumania, sin que yo siquiera entonces pudiera vislumbrarlo.

Francia.

Había un bar de moda en el bulevar Bineau que solían frecuentar los custodios de Groza, hasta el mismo Pasten iba allí de vez en cuando.
Ángel eligió una mesa en un sector apartado del salón desde donde no obstante le resultaba fácil escuchar a los custodios que elegían lo mismo. Al alejarse de la estricta rutina de la vigilancia, los guardias bebían y soltaban la lengua. Ángel escuchaba con intención de conocer algún punto vulnerable de la residencia. Siempre había un punto vulnerable, pero uno debía ser lo suficientemente astuto como para descubrirlo.

Tres días trascurrieron antes de que captara una conversación en la cual pudo entrever la solución de su problema.
Uno de los guardias comentaba:

__No sé qué  les hace Groza a las prostitutas que se hace traer, pero lo cierto es que ellas lo destrozan a latigazos. Tendrías que oír los alaridos que salen de la habitación. El otro día los látigos que guarda él en su armario…

Y la noche siguiente:

__Las mujeres que nuestro jefe lleva a la casa son una belleza. Las traen de todas partes del mundo. Es muy listo: nunca usa dos veces la misma chica. Así, nadie puede valerse de ellas para llegar a él.
Ángel no necesitó oír más.


A primera hora de la mañana siguiente, Ángel alquiló un Fiat para dirigirse a París. La tienda de artículos eróticos quedaba en Montmartre, en un sector habitado por prostitutas y rufianes.  Entró y recorrió lentamente los pasillos estudiando la mercadería en exposición. Había grilletes, cadenas, y cascos con tachas de hierro, pantalones de cuero con tajos en la delantera, vibradores, muñecas inflables de goma y videos pornográficos. Había también duchas masculinas, cremas anales, y látigos de cuero trenzado, de un metro ochenta de largo, con varias tiras en el extremo.
Eligió un látigo, lo abonó en efectivo y se marchó.

A la mañana siguiente lo llevó de vuelta a la tienda.
El gerente lo recibió de mala manera.

__Nosotros no devolvemos el dinero __dijo.

__No quiero que me lo devuelvan __explicó Ángel__. Me molesta tener que andar con esto a cuestas. ¿Podría enviármelo por correo? Yo le abonaría el flete, desde luego.

Esa misma tarde Ángel tomaba un avión de regreso a Buenos Aires.

__
El látigo cuidadosamente embalado, arribó al día siguiente a la villa de Neuilly, donde fue recibido por el personal de vigilancia. El guardia leyó la etiqueta de la tienda. Luego abrió la encomienda y examinó el látigo con detenimiento. Cualquiera diría que el viejo ya tiene suficientes de éstos, se dijo.
Lo entregó a otro custodio y éste lo llevó al cuarto de Groza. Allí lo guardó en el armario, junto a los demás.


Kansas.

__ ¿Vas a aceptar el cargo papá? __interrogó Malena.

__Tenemos que conversar primero. Si por algún motivo decido aceptar, eso implicaría que ustedes deberán dejar el colegio, y sus amigos para ir a vivir a un país cuyo idioma no conocen. Además tendrían que adaptarse a otra escuela.
__Fabián no quiere ir a Harvard, estuvimos hablando, ¿sabes lo que pensamos?
__ ¿Qué?
__Que para cualquier país debería ser un motivo de orgullo tenerte de EMBAJADOR, papá. El abuelo estaría feliz.
__Dale papá, de verdad, siempre fuiste…  EL EMBAJADOR.


Washington D.C.

__Pedro, te cité porque mañana viajo a Kansas, orden del Presidente, debo traer   de allí al Embajador, ¿sabes lo que eso significa?
__Pero, ¿aceptará? __interrogó Pedro serio.

__ Tarde o temprano la hará, Marcos no quiere a otro.
__Bueno, supongo que en una semana me dirán que viaje, ¿verdad?
__Te aviso para que vayas preparando a Camila y a los chicos, para que pases este tiempo con ellos, sabes que serán cuatro años con suerte, y no es a la vuelta de la esquina __afirmó Orestes.

__Lo sé, será una eternidad, nunca cumplí misiones tan largas, pero el sitio lo requiere, viajaré en cuanto tenga un espacio, y usaré los medios seguros para hablar con ellos.
__No te preocupes, entiendo que te pedimos demasiado esta vez, pero eres el único que puede hacerlo. Veré de instalar todo en la casa para que puedas estar comunicado, y los chicos quedarán a mi cargo, obvio por detrás de Camila.
Muchas gracias, Pedro.
__ ¿Me presentarán en Casa Blanca? __preguntó conociendo la respuesta.
__No.

Libro de anclaje: “El capricho de los Dioses”. Sidney Sheldon.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.




18 comentarios:

  1. Maria De La Luz Estrada Tapia NOVELA GENIAL. FELICIDADES EVE UN ABRAZO ALA DISTANCIA.

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  2. Sheyl MUCHAS GRACIAS EVE , HERMOSO,UN HONOR SON SUS LETRAS. LINDO DIA.

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  3. El destino, ayudado por la conveniencia de algunos hombres, ya movió los hilos para que este impensado encuentro se produzca...Cosas del destino, de los hombres, y del amor...

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  4. Patricia Muchísimas gracias por tu novelón querida amiga!!! Cariños!!!

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  5. Graciela Gracias amiga, Eve Mónica Marzetti....es un gran honor leerte, besos.

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  6. Alvaro No csmbiara la esencia del destino...

    Maravilloso

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  7. Elda Ramirez‎ EVE, me ley todo lo que vos subiste, me encantó, un beso.

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  8. Graciela Chavez Vicuña SI Eve Monica Marzetti YA LO GUARDE A TU BLOG COMO FAVORITO EN MI COMPU PARA NO PERDERME NADA, ES MUY INTERESANTE TE QUIERO MUCHO BESOS

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  9. Sol Urvino Accidental o no, la muerte de Silvina permitira que ambos se crucen, aunque el contexto no sea el mas propicio. UN BESO, EVE.
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    1
    · 19 h

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  10. Intenso capítulo Eve, el accidente de Silvina puso a Guille en momentos difíciles e inevitablemente su vida empieza a cambiar, escribiste extraordinario genia gracias por tanto :) besos!!!

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