domingo, 1 de octubre de 2017

RELATO. "LA HERENCIA". CAPÍTULO PRIMERO.



Relato.
“LA HERENCIA”.
CAPÍTULO PRIMERO.

"tu tren es otro tren, tu perro es otro perro, no nos encontraremos, amor mío, te perderé otra vez".
Modelo para armar (fragmento)
Julio Cortázar.
"Tenemos que obligar a la realidad a que responda a
nuestros sueños, hay que seguir soñando hasta
abolir la falsa frontera entre lo ilusorio y
lo tangible, hasta realizarnos y descubrir
que el paraíso perdido está ahí, a la vuelta
de la esquina".
— Julio Cortázar (Entrevista, Alcor 29, 1964)


Bs. As. Provincia, lunes 02 de octubre de 2017.
Estudio Graziani y Asociados.

__Es un quilombo, no tengo idea de nada para aceptarlo, no conocí a ese hombre __bramó Graziani suspirando echando la cabeza hacia atrás en el sillón.

__Guille, no tienes que hacer nada, ya tienen el personal, a lo sumo nombras un administrador de empresas de confianza y listo, el resto es hacer acto de presencia __ afirmó Alberto.

__ Beto tiene razón Guillermo yo te administro, ¿sabes la guita que sería para el estudio? __ dijo entusiasmado Marcos.
__ ¿Qué mierda tiene que ver con el estudio? __ interrogó Guillermo clavando el enojo en su socio.

__ Los clientes, Guille, al fin tendríamos gente que pague, y muchos, ¿sabes la guita que tienen los que van a esos lugares? _aclaró Marcos.

__Tiene razón, por una vez Marcos tiene razón, Guille __ afirmó Gaby.

__ ¿Vos también ahora estás pensando en pesos?
Cuca, ¿cómo jamás me nombraste a este tío, vos?
__Sobrinito, no te enojes, cuando uno tiene parientes en otro continente que hace una vida que no ve ni se acuerda, menos iba a imaginar que ibas a heredarlo __se defendió la tía.

__Dale, Guille, además te dejó algo, mira si te dejaba todo. Yo te acompaño a hacerte cargo, a lo sumo vas a quedarte encerrado en un despacho de lujo, y  saldrás en algún evento a tomar Champagne, es de locos que te pongas así.  Sin más… estás sin casa siquiera, acabas de divorciarte y le dejaste todo a Ana, ¿sabes la casa que te puedes comprar o hacer? __continuó Beto.

__Ya, supongo  que tienen razón. Pero no descarten que vaya una vez, me compre la casa y venda todo, el resto puedo donarlo.
__Dale, dónalo por acá que me divorcio de Isabel, me compro una mansión y me caso con Sonia  __festejó Marcos con sorna.

__Muy gracioso, ya cuando no me vean ni el pelo y me necesiten por algún quilombo acá, veremos.
Igual no me queda otra, ya me lo endosaron por correspondencia, es mío, y para colmo de males sí, cumple  no sé ni cuántos años desde la fundación por los bisabuelos y hay un evento multitudinario, una muchedumbre para estrenar el cargo  y la herencia.
__Te acompaño, como pareja de mentira, dale porfa, Guille __ suplicó Gaby.

__Ni lo sueñes, además creo que es una convención de varones.
__Mejor, mira si conoces al príncipe azul allí, y llega redonda la herencia __ siguió Beto.

__ Y dale, sigan, estoy retirado,  ¿entendido? Estado civil…  retirado, no quiero ni príncipes ni  reyes, ni preciosas criaturas, retirado _remarcando la palabra.

__Estás loco, justo ahora que te sacaste de encima a la cuba de Ana, ni vos te lo crees.
__Basta,  Marcos, me saqué de encima a Ana, a Juan y a los chongos con los que me fui de vacaciones, léase, Miller, Nazarre, etc., se terminó, me harté de todos. No nací para enamorarme, es hora de asumirlo.
__Déjalo, Marcos, en cuanto vea a uno suelto allí, se le pasa todo, yo te acompaño a la inauguración del evento aniversario __se ofreció Beto.

__Mira que dura como diez días, me tendré que quedar a dormir, además para conocer a la gente, y ni una palabra a mi hijo, lo que me falta es que quiera  una suite y me haga abuelo ya, no. Que se haga de abajo, si se entera se me instalará allá y llevará una minita por día.
__Guille, no sería mala idea además de ser tu heredero, podría estudiar administración de empresas y más adelante hacerse cargo __dijo Alberto.

__! No!
Por ahora no, ya veremos, y te acepto la compañía, al menos esta primera vez.
Lo de la casa es cierto,  por ahí si lo pienso lo de los clientes también, vamos a ver, no aseguro nada, por ahora mañana tenemos que estar allá, Beto, te pasaré a buscar, mejor dicho el chofer que heredé con limusina, pasará.
 “! Dios! No puedo andar en esa cosa, esto  no es Nueva York, si yo ando caminando.
__Guille, deja de quejarte ante los pobres, y ve a ese evento, a presentarte, eso sí,  Albert, ojo con las chicas, Guille, te lo presto pero lo cuidas, que nos tenemos que casar en un par de meses.
___Princesa _dijo Alberto abrazándola en una exhalación__, con lo que me costó que dieras el salto, no miro a una mujer, ni que llegue en la bandeja con las burbujas, voy solamente a acomodar a Guille, pero ni siquiera me quedaré más que una noche, regresaré y de última viajo cada par de días.

__Che, Beto, repartí tarjetas del estudio.
__Basta Marcos, deja que lo conozcan a Guille, además llevaremos la asesoría legal, supongo, necesitaremos un socio corporativo, Guille __ dijo  Gaby adosada a Beto.

__Para un poco, Gabriela, no he dicho que me lo vaya a quedar, ya veremos. Si quedo enmarañado en ese quilombo, necesitarán un penalista además, Beto, vamos, a tu casa y yo al departamento, a preparar ropa. Cuando pienso el odio que le tengo a los trajes, y que además de las audiencias allí los tendré que llevar, sumo puntos para liquidar todo en horas, vamos antes que me arrepienta.

Guillermo Graziani, cincuenta años, abogado penalista divorciado hace dos meses de Ana, con un hijo, Fabián de veintidós años.

Martes, 03 de octubre de 2017.

HOTEL.
EVENTO. QUINCUAGÉSIMO ANIVERSARIO DE SU  APERTURA.

__Che, Guille, es mortal esto, es más moderno que el Hilton, que ya es decir, y tiene sucursales en todo el mundo __afirmó Alberto hojeando la revista del Hotel.
Majestuoso edificio de cien pisos localizado en Puerto Madero, con  cristales aluminados, fuentes de agua, cascadas, jardines de invierno y decoración ultra moderna, quinientas suites, spa, piscinas al aire libre con solárium,  amenities completas, piscinas climatizadas, y demás dependencias.

__Ni se te ocurra decir que voy a subir a un avión a esta altura de mi vida a visitar esas sucursales, porque me arranco la corbata con los dientes y te dejo solo.

__
La cocina del establecimiento funcionaba a un ritmo infernal ante el evento. Los cocineros y chef en jefe terminaban sus minimalistas creaciones, dispuestos a deleitar a todas las personas que lo pasaban bien en el evento, mientras los camareros sacaban sin parar una bandeja tras otra.

__Lo que más me va a gustar de esto es el vino y la comida, anduve por la cocina  y no son improvisados, me gustó.
__Bueno, algo que te entusiasmó al fin, la suite es soñada, Guille, mi Dios,  nunca vi un somier  enorme como los que tienen y un baño  que parece un salón de baile, además de un escritorio equipado y living, vestidor espejado, es un sueño, la próxima la traigo a la colorada,  nunca vio algo así _afirmó Alberto, luciendo su mejor traje, un impecable Armani recién regalado por su socio nuevo rico__. Guille, no puedes dejar afuera a Fabián, se va a enterar y se va a enojar, tendría que estar acá.

__Dije que no. Lo conozco, si sabe que es rico, dejará hasta la facultad. Además a la hora de elegir quiso quedarse con Ana, ahora que pague el derecho de piso y al menos que estudie.
__
__Hummm, qué rico... ¿Esto qué es, Diego? __preguntó Pedro Beggio a su amigo.

__Ternera blanca con chocolate. ¿A que está buena la mezcla? __El joven asintió a la vez que metía un trozo en la boca, su amigo lo reprendió: Vamos, deja de probarlo todo, que te van a pillar.

__Dios… está riquísiiiiimo.

En ese momento uno de los encargados abrió una puerta y se quedó mirando a los muchachos. Con celeridad, ellos pasaron junto a él y, cuando éste se alejó lo suficiente, Diego murmuró:
__Te lo dije… Te advertí de que te iban a pescar.
Al escuchar aquello, Pedro sonrió. Tragó con rapidez y salió al salón dispuesto a repartir aquel estupendo manjar.

Pedro Beggio, treinta y tres años, soltero, era relativamente nuevo en aquel hotel de lujo, aunque  no en ese trabajo, y atendía a todos los comensales con una bonita sonrisa de luz que le marcaba pocitos en las mejillas y en el mentón que iluminaba alrededor. Por norma ni se fijaban en él. Sólo se centraban en la bandeja que llevaba en las esbeltas manos y en comer, como si el mundo se acabara y en sus heladeras no tuvieran nada en su casa.
Cuando la fuente ya estuvo casi medio vacía, al volverse, vio a un hombre con traje gris oscuro casi negro, corbata gris, pelo con entradas negro, mentón arrogante y perfil esculpido, elegante, que escuchaba muy concentrado lo que otro, rubio de ojos celestes muy alto comentaba a su lado.
Eran altos, con rasgos masculinos  sensuales, opuestos, aunque para su gusto el mayor que más le atraía, demasiado serio.
Durante un buen rato lo observó, mientras se preguntaba si sabría sonreír, parecía a punto más bien de ladrar.

__Guille, cambia la cara, que eres el dueño.
__Es la que tengo, Beto, además no dormí bien, y el despacho es un salón de baile, demasiado grande, con esos ventanales de vidrio de pared, siento vértigos, pareciera que me voy a caer al medio del río, encima pasa un avión cada minuto, es atronador, y esto, es un quilombo de gente, no conozco a nadie.
Lo único bueno es que el administrador que lleva esta mole tiene buen currículum, lleva años acá, ni pienso moverlo, yo seré figurita decorativa, nada más.

Poco después y sin querer evitarlo, Pedro pasó innumerables veces por el lado de Guillermo, con la esperanza de que lo viera o lo llamara, pero Guillermo no lo hizo ni una sola vez siquiera, y Pedro regresó a las cocinas pensando que se lo veía incómodo entre la gente.
Tras salir de nuevo al salón, esta vez con bandeja cargada de minirrollos de primavera, se acercó con su mejor sonrisa y con decisión a él. Sorprendentemente, el amigo del hombre que le robaba el aliento, le dirigió la mirada y un guiño de complicidad para llamarlo y el muchacho se acercó con la fuente para ofrecerles su contenido.
Con una sonrisa Beto  se sirvió dos rollitos, mientras que el apuesto caballero misterioso que a Pedro le atraía como imán ni siquiera lo miró, ni tampoco tomó nada de la bandeja. Eso lo desmoralizó, y cuando se alejaba, oyó al amigo, que risueño comentaba:

__Lindo el camarero, ¿no crees?

Eso lo hizo sonreír, al fin sí se habían fijado en él. Su nuevo y moderno corte de pelo, con desmechados, estaba causando furor entre amigos y colegas, pero su sonrisa se congeló cuando escuchó la voz ronca y profunda que decía:
__Es un muchachito insignificante, además no es lo suficientemente bonito ni interesante como para estar intrigado por él, y menos con ese corte loco de pelo.

Pedro se detuvo, enfurruñado e incrédulo ante la desfachatez del tipo.
__! Será idiota el tipo!

Quiso darse vuelta y estamparle la bandeja en la cara a aquel tipo estirado y arrogante, estúpido y prepotente, por haberlo hecho sentir feo y poca cosa. Pero no podía ni debía, si lo hacía lo más probable es que perdiera el trabajo, y lo necesitaba, llevaba allí apenas tres meses, la paga era muy superior a la que conoció antes y le gustaba el ambiente laboral.

__Pedro, Pedro… __lo llamó Diego sacándolo de su enfado__. Vamos, no te cuelgues, que tenemos que sacar más platos, o esta gente se nos comerá por los pies.

Olvidándose por el momento del desafortunado comentario de aquel tipo, Pedro apretó el paso y terminó de servir los rollitos, y ya con la bandeja vacía, se alejó. A partir de ese momento, continuó con su trabajo, pero no volvió a acercarse a aquel cretino. Si lo hacía, estaba seguro, que nada bueno podía ocurrir.
 Lo que había escuchado lo había molestado. Sabía que no se veía despampanante. En verdad llevaba el uniforme, pero no era feo ni mucho menos vestido de calle, además podía llegar a ser muy simpático y seductor, oír aquello le había sentado mal, y mucho.
¿Cómo podía ser tan imponente y tan desagradable?
__
A las once de la noche, el cóctel se dio por finalizado, y a las doce, Pedro, feliz por haber terminado su turno, se cambió de ropa. Se quitó el traje de mozo, la camisa blanca, el chaleco y el pantalón negro, y se colocó un jean caído en la cintura, una remera rosada y zapatillas de deportes a juego.
Cuando salió, coincidió con varios compañeros de trabajo en la puerta trasera del hotel. Encendió un cigarrillo, y durante un rato, hablaron, fumaron, comentaron anécdotas del trabajo, riendo de los incidentes aunque no dijo nada del suyo. Muchos de los invitados, eran realmente dignos de ser criticados. No por idiotas, sino por horteras y creídos.
Media hora después, se despidió, y se encaminó hacia su único objeto de valor, su Sonic azul que adoraba, como si fuera un miembro de la familia.
Su auto lo llevaba y lo traía a todos lados, y su buena disposición era de agradecer.
Cuando ya casi estaba llegando a su coche, observó cómo un vehículo que se acercaba a gran velocidad, ponía en peligro la vida de un hombre, que hablaba por su móvil a pocos metros de él, distraído de mirar atrás.
Miró de nuevo al coche. Iba demasiado rápido. Miro de nuevo al hombre. Seguía sin verlo ni oírlo. Sin tiempo y sin pensarlo, se lanzó en su rescate y se tiró contra él, haciéndole un buen placaje.
Segundos después, los dos rodaron por el suelo. Se golpearon contra la acera, y cuando el automóvil pasó junto a ellos sin pararse, el hombre le pregunto:

__Pero ¿qué mierda haces?

Pedro, aún dolorido por el batacazo, murmuró atropelladamente con un hilo de voz.
__Uf... Menudo placaje te he hecho
Sin entender qué había ocurrido, el hombre insistió:
__ ¿Por qué me tiraste al suelo? ¿Se ha vuelto loco?

Ofendido, molesto, enfadado, ya pensando en que no era su día, al ver que se había arriesgado por el idiota encorsetado que lo había llamado feo, y más, se lo quitó de encima sin mirarlo, se levantó, y tocándose el codo despellejado, gritó:

__Encima que te he salvado de morir atropellado, ¿me gritas?
__ ¿Atropellado?
Pedro no pudo responder. Al sentir que algo caliente se deslizaba desde su codo, se percató de que comenzaba a temblar, y murmuró mirando el cielo:

__Bueno... vale... vale que no pasa nada… No te desmayes, no aquí, no ahora Pedro, no te desmayes, que nos conocemos.  No pasa nada. No mires la sangre… no… no la hagas…
Era un aprensivo tremendo, de pequeño cayó de una bicicleta y fue grave, le temía tanto a los pinchazos y a la sangre como a un terremoto, y la visión de aquel líquido rojo, lo mareaba y le hacía perder el conocimiento.

El hombre, al ver que él se ponía blanco, lo observó, y preocupado, preguntó:
__ ¿Qué te ocurre?

Pedro se echó aire con la mano.
Procuró no mirarse el codo, pero la curiosidad le pudo, y una vez que vio la sangre, perdió todas sus fuerzas, puso los ojos en blanco, y ante la cara de sorpresa de Guillermo, se desplomó.

Guillermo, al ver que el chico, caía como una pluma, lo atajó entre sus fuertes brazos con rapidez antes que chocara contra el suelo y lo llevó hacia su limusina, que estaba al lado. ¿Qué le había pasado? Rápidamente pidió al chofer el botiquín de urgencia, y comenzó a curarlo.

Cuando Pedro despertó, no sabía cuánto tiempo había pasado
Una suave música culta y un varonil perfume inundaron sus oídos y sus fosas nasales, al abrir los ojos, se encontró con la cara de un hombre que lo miraba con gesto de preocupación.
Pedro parpadeó, ¿de dónde le sonaba?
Durante varios segundos las miradas se enlazaron hasta que él recordó todo. Era el tipo que le había gritado tras salvarle la vida y que había dicho al amigo en la fiesta aquello de “no es lo suficientemente lindo ni interesante como para estar intrigado por él”.

“! El idiota!”

Sobresaltado, y tomando de pronto conciencia de todo, observó que estaba en el interior de un enorme coche de asientos de cuero. Tenía pinta de una limusina.
__ ¿Se encuentra bien?

La mirada de él embriagaba, su tranquilo tono de voz hechizaba, ambas cosas lo sacaron de su ensimismamiento y, tras sentarse de golpe, murmuró:

__ ¿Qué hago aquí? Lo último que sé es que yo intenté salvarte a ti.

Guillermo, que lo miraba más tranquilo ahora que él había recuperado la conciencia. Se echó hacia atrás en su asiento e indicó:
__Me ha salvado de morir bajo las ruedas de un coche, los dos caímos. Luego usted se vio la sangre en el brazo, y se desmayó. ¿Lo recuerda?
Pedro asintió, y cuando fue a inspeccionar su codo, él hombre le dijo, evitándolo sujetándolo:
__Mejor no tentemos a la suerte. Pensé que era el único fóbico en el mundo, pero veo que no.

Pedro asintió. Tenía razón. Era mejor no mirarlo. Medio atontado, mientras se reponía, oyó la música y preguntó:
__ ¿Qué suena tan aburrido?
El hombre, que por primera vez dibujó una tenue sonrisa, detalló:
__La sonata para piano, número catorce en do sostenido menor, de Ludwig van Beethoven, conocida popularmente como Claro de Luna. Compuesta en 1801, dedicada a Giulietta Guicciardi, de quien se decía que el compositor estaba enamorado.
__Menos mal que es la versión popular _dijo Pedro.

__ ¿Cómo?
 __Nada, pareces la Wikipedia ambulante, colega __se mofó con desparpajo al escucharlo, y al tocarse el codo y tocar un vendaje, él comentó:

__Se lo he curado con el botiquín de la limusina, y…
__Y, gracias… ___cortó rápidamente__. Ya me encuentro mejor, déjeme bajar de esta cosa.

__Tranquilo, no quiero que lo pases como accidente de trabajo.
Pedro clavó los impresionantes ojos castaños en él y repitió lentamente.

__He dicho que estoy bien, no fue accidente de trabajo, lo salvé, punto, y quiero bajarme de tu coche. Sin necesidad de que se lo volviera a repetir, Guillermo hizo abrir la puerta, y Pedro salió.
Una vez que bajó de la limusina, observó que seguían en la calle donde estaba su vehículo. Respiró aliviado, miró al hombre que estaba a su lado y anunció:
__He de marcharme, buenas noches. Y no hables por celular cruzando calles, por las dudas.

Pero, antes de poder dar un paso, éste lo sujetó del codo que no estaba lastimado y dijo:
__Mi nombre es Guillermo Graziani…
Al oírlo, lo miró boquiabierto, y dijo en susurro:
__Vale, Guille, encantado y adiós.
__Es Guillermo __corrigió con ceño mirándolo__. Guillermo.

__De acuerdo, Grazzini.
__No. Es Graziani, Guillermo Graziani, mi padre es español.
__Ya, vale __dijo Pedro divertido al verle el ceño fruncido__. ¿Te han dicho que tu padre te ha puesto un apellido muy difícil que no pega con el nombre que es inglés? __ Y Volviéndose para que lo oyera murmuró__. ¡Menudo arrogante, los colegas estirados ¡

Para su desgracia, Guillermo pudo escucharlo.
__Señor, más respeto a mis padres.

Al darse cuenta de que él lo había oído y ser consciente de que en cierto modo se había pasado de la raya, lo miró, y musitó:
__Tienes razón. Lo siento. Lo siento… Soy un bocazas y me meto en cada jardín que lo flipas, con razón mi madre se desespera conmigo, pobre.
Si ella estuviera aquí, te diría que ella quería tener un príncipe, y lo que le salió, fue  lo que ves. X-Men. __Él lo miró sorprendido y Pedro añadió__: ¿Sabes? Tenemos algo en común, mi padre también es inglés, es más mi madre lo es, bueno, en verdad mis abuelos, ellos nacieron ya en Chile, pero da lo mismo. Pero viven en  Londres desde hace mil años, aunque sigue siendo más chileno que nada, y disfruta viendo los partidos de Colo Colo.
__ ¿De quién?
__Del equipo de fútbol más importante de Chile, ¿No te gusta el Fútbol acaso?
__No.
__ Vaya ejemplar, argentino… que no conoce ni a Boca ni a los millonarios.

Sorprendido por el chorro de palabras incontenible y el desparpajo de aquel muchacho, Guillermo lo miró. A cada segundo más interesado, y preguntó:
__Una vez que ya sé que es medio inglés y otro medio chileno, su nombre ¿es?
Pedro, al oírlo, preguntó:
__ ¿Tenemos que tratarnos de usted?
__No nos conocemos de nada, señor.
__Te he salvado la vida, Graziani. ¡Te parece poco! __Pedro rio divertido ante lo ridículo de la situación.

__Insisto, me gustaría saber cómo se llama.
Pedro negó con la cabeza, pensando en lo mucho que ese hombre le recordaba a uno de los amigos estirados de su madre, inglés.

__Da igual, me tengo que marchar, es tarde, adiós.
Guillermo, acostumbrado a conseguir lo que se proponía no se rindió.
__Seguro que es un nombre tan precioso como usted.

Incrédulo al oír aquello tras saber lo que en verdad pensaba de él, contestó más enojado:
__ ¡Serás falso, inglesito engreído!
__ ¿Y ese insulto a qué viene ahora, precioso? __preguntó Guillermo desconcertado ante la reacción.

Pedro lo barrió de arriba abajo, era para darle con toda la mano abierta, y tras clavar su mirada en su perfecta anatomía, cuchicheó para que lo oyera:
__A ti te lo voy a decir.

Durante unos segundos  aquellos dos desconocidos se atraparon en la mirada, se midieron como dos rivales dispuestos a batirse a duelo, hasta que Guillermo, sin perder su compostura ni su saber estar, sonrió, y desarmándolo a Pedro por entero con aquellos labios finos embriagadores, dijo:
__Intento ser amable con usted y agradecerle que me haya salvado la vida. ¿No se ha dado cuenta?
__ ¿Y su amigo? __preguntó Pedro__. Es más simpático y amable, creo.

__ No está, ¿acaso lo ve?

Con el corazón traicionero latiéndole desbocado por esa increíble sonrisa unida a esos tremendos ojos que lo miraban más allá de las pupilas, con esa endiablada mirada penetrante que emitía, finalmente mintió.
__Diego. Me llamo… Me llamo… Diego Fernández.

Incomprensiblemente, el hombre levantó la barbilla, soltó una risotada tan sensual que desarmó lo poco que quedaba en Pedro, y volviendo  a clavar los impactantes ojos en él, murmuró bajito con la tercera de las armas letales, la voz:
__Me está engañando, ¿verdad? __Pedro no respondió y Guillermo afirmo__: Si su padre desciende de ingleses, dudo que  Fernández sea su apellido. ¡Confiéselo!

“! Mierda, ¿por qué tendré la lengua tan larga?”, pensó Pedro al escucharlo.
__Mi apellido es de Chile, ya, no es inglés.
__Además _prosiguió Guillermo sin escucharlo___, si mal no recuerdo, es uno de los jóvenes que nos ha servido en la fiesta, y aunque el nombre Diego es precioso, creo haber oído que lo llamaban por el nombre de Pedro, ¿me equivoco?

“Vaya, vale que sí se fija en los detalles el amigo”, consideró sorprendido, y al haber sido descubierto, finalmente respondió, dándose por vencido.
__Vale, Guille, tú ganas.
__Guillermo.
Sin importarle la aclaración, prosiguió.
__Sólo te diré mi nombre si dejas de tratarme de usted.
Me incomoda una barbaridad y parece que estamos en el siglo pasado.

Guillermo lo pensó. Conocía a pocas personas como a aquel joven precioso, y agregó al fin:
__De acuerdo. Trato hecho.
Con una sonrisa que a Guillermo lo catapultó al mismo cielo, Pedro lo miró y dijo:
__Mi nombre es Pedro Daniel, para ser más exactos, Pedro por mi abuelo materno, y el otro por el paterno, de manual.__ Resopló__. Y sí, es una horterada de mucho cuidado. Se pusieron de acuerdo, con que era nombre de príncipe de cuentos, y ¡zas!, me tocó el nombrecito, y para los amigos para colmo soy Peter. Al ver como él lo observaba boquiabierto acabó diciendo ---: Aunque, bueno, entre colegas y tal, prefiero que me llamen Pedro.

Atónito por aquella curiosa aclaración en cuanto a su nombre y sin tiempo que perder, Guillermo le tomó con caballerosidad una mano y se la besó, murmurando al tiempo que cruzó como rayo la mente la frase en el estudio: “mira se encuentras al príncipe azul”.

__Retirado.
__ ¿Qué dijiste?
__Nada, que encantado de conocerte, Pedro. __Sorprendido por aquella galantería inglesa, se disponía a hablar, cuando Guillermo agregó__: Déjame suponer que tus abuelos siendo ingleses, te deben de llamar, Pedro Daniel, ¿me equivoco?
Divertido por su sagacidad, respondió:
__Puede…

Guillermo sonrió. Sin dudas aquel muchacho era mucho más intrigante e interesante de lo que él había pensado cuando lo vio haciendo de camarero o de mozo.
__ ¿Puede? __insistió.

__Prefiero que me llamen Pedro. Es cortito, rápido y más actual que Pedro Daniel, etc., ni digamos el Daniel __se guaseó.

Ambos rieron por el comentario, se volvieron a enganchar las miradas.

__Pedro es precioso.
Su voz, sus manos, sus ojos… y cómo mencionaba su nombre hicieron que a Pedro se le erizara el vello del cuerpo. Algo tenía aquel hombre para que él su hubiera fijado en él durante el evento, y de nuevo, ese ¡algo! estaba allí.
No podían ser más diferentes, y no sólo por la edad. Quien los contemplara de lejos, vería a un joven con un look muy moderno, y en él descubriría el típico ejecutivo trajeado inglés.
Durante segundos ambos se miraron a los ojos con intensidad, hasta que el sonido de la música que salía por los cascos que Pedro llevaba al cuello, atrajo la atención de Guillermo y preguntó.

__ ¿Qué suena?

Con un gracioso gesto, Pedro tomó uno de los auriculares y escuchó con atención.
__Eres, de Café Tacuba, me encanta esa canción, ¿la tienes, colega?
Guillermo negó con la cabeza y Pedro, sin dudarlo, asió uno de los auriculares y se lo puso en la oreja para que escuchara, segundos después afirmó:
__Son buenos, ¿eh?

Sin darse cuenta de lo que sonaba, Guillermo sólo observaba la cercanía de aquel joven alocado y endiabladamente bonito y sonrió. De nuevo aquella sonrisa hechizó a Pedro, y al sentir un extraño cosquilleo en el vientre, retiró el auricular del oído de Guillermo.

__Ahora sí, me tengo que ir.
__ ¿No deseas que te lleve a algún lado?
Pedro miró la impresionante limusina, si esa cosa entraba en su barrio, de allí no saldrían ni las llantas, pensó y señalando el aparcamiento dijo:
__Estoy en mi coche, me espera. Gracias.
__ ¿Te espera? Divertido por el gesto, Pedro accionó las llaves de su coche, y cuando las luces de la alarma parpadearon, añadió.
__Guille, te presento a Sony, así lo llamo. Sony, Guille.

Guillermo sorprendido porque le hubiese puesto nombre a su vehículo, sonrió. Deseaba estar más tiempo con aquel raro chispeante y alocado chico. Era lo más ingenioso, gracioso y atrayente que le había pasado en su vida. Se lo iba a proponer, cuando Pedro dijo con gesto cansado.

__Me voy, mañana tengo turno de mañana y necesito dormir. ¿Te alojas en el hotel?
__No __mintió Guillermo.

Cansado de verdad y con ganas de meterse en la cama, finalmente se despidió, y mientras se alejaba:
__Buenas noches, que descanses, Guille.
__Buenas noches Pedro Daniel, y es Guillermo.

Sin moverse de su sitio, Guillermo observó cómo él se reía, caminando hasta su Sonic azul, se montaba en él, se ponía el cinturón de seguridad y arrancaba. Al pasar junto a la limusina, le dijo adiós con la mano, y él encantado, lo saludó.
Al quedarse solo en la calle, se acercó a la ventanilla del conductor de la limusina y le informó.

__Al final, dormiré en el hotel. Vete a descansar.

“Quiero verte llegar, Pedro Daniel”.
Apuesto a que ni siquiera es cierto que tengas el turno de la mañana, veremos, al fin no es tan aburrido ser el dueño de esta  mole.
Pedro, qué bonito que es.
Beto, te voy a matar, ¿por qué tuviste que dejarme solo?
Retirado, Graziani, estado civil… retirado.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.


14 comentarios:

  1. Gilda Rojas Eve Monica Marzetti....Tu corazón es grande y Dios quiso que fuera así porque sabía que tu misión no era solamente escribir . Sino darnos fuerzas a todos aquellos que como tu , vinimos llenos de musas . Por eso estas aquí no solamente en un grupo de Facebook , sino en cada uno de nosotros . Te mando el abrazo de esta amiga que te admira por tu fortaleza física , mental y espiritual ....Es todo !!!!

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  2. Ricardo NunSimplesmente divino és tua novela, que me delicia ao ler-te, me deixa afogado com teu linguajar que exprime toda a divindade do amor e do amar. Meus mil aplausos

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  3. Gladis Gracias por compartir tu hermoso relato, beso.

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  4. HOLA EVE QUERIDA QUE HERMOSA HISTORIA VA A SER TENGO TANTAS EN MI CABEZA Y EN MI CORAZON QUE NO SECON CUAL QUEDARME SI SE PORSUPUETO EL VIAJE ES MI PREFERIDA . GRACIAS AMIGA POR TANTAS HISTORIAS

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  5. Muy lindo Eve, distinto, distendido por ahora, y como pasa siempre que se cruzan el amor está a punto de revelarse...

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  6. Extraordinario Eve, atrapante comienzo sos autentica genia gracias por tanto te quiero :) !!!

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  7. Sol Urvino Fue un choque bastante poco comun, pero lleno de magia, y como dice el dicho, cuando uno no espera nada, sucede todo. UN BESO, EVE.

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  8. Veronica Lorena Piccinino Me encanto Eve. Gracias por este encuentro

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