miércoles, 13 de diciembre de 2017

"ÉL". CAPÍTULO CATORCE.



"ÉL".

 CAPÍTULO CATORCE.


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Maldonado. Uruguay,  28  de febrero.

_ Quería que lo hicieras. __Mi propio atrevimiento me hizo ruborizar. Tendría que haber sido más franco contigo, pero me cuesta expresar lo que pienso y siento, más esto que es asombroso todavía. Y me preocupa a veces que sea tu trofeo, uno más, le temo.
__Quizá lo seas __me dijo para mi sorpresa__. Sos precioso, y yo no un hombre de nobles pensamientos. Soy un tipo duro al que le gustan los desafíos y las cosas difíciles pero refinadas. Sí, sos un trofeo para mí. Siempre lo serás, pero además te amo, a vos Pedro te amo, y sos el único, en eso sí, sos mi único amor.

“La felicidad que se vive deriva del amor que se da”.
Isabel Allende.

“De un momento a otro puede cambia la vida. Es algo sabido que preferimos ignorar, que el cambio es lo único permanente, de lo contrario, cómo se entiende  la tentativa de mi secuestro si no es el medio que el destino usó para que conociera a Guillermo. Suficiente lidiar con las incertidumbres cotidianas. Si encima nos mortificáramos con la idea de cuánto puede suceder de forma inusitada, viviríamos titubeando. Sin embargo algo de embriaguez tiene la noción de que todo lo que nos parece seguro y sólido puede desaparecer en un instante aun la vida misma. Se vive a ras de esa percepción leve que alerta como pequeño insecto en la conciencia. Uno prefiere la engañosa certidumbre con que la vida dispensa mañanas y noches iguales, prefiere creer que la existencia es un manso y predecible río. Cuando oímos historias de súbitos sobresaltos nos anclamos en la fe de que a nosotros no nos sucederá lo mismo, pero ¿quiénes somos para estar seguros?
Mi caso es uno más”.

__Cuando se agrieta el corazón, mueren deseos cargados de pasiones  dejando una huella,
en lo profundo del alma. Lloran las estrellas, destilando lluvias de angustias, que me hacen encallar en las dudas al sentir que te marcharás entre adioses y lamentos. Sólo te pido
si deseas marcharte, que hoy no lo hagas, quédate conmigo porque te necesito, Guillermo.
 Soy culpable por engañarte con recuerdos que anidan en las memorias de mi pasado. Me entrego a ti para que enjuicies mis fantasmas, los destierres por siempre al olvido.
Sólo te pido… abrázame fuerte. Necesito de tu compañía para toda la vida, déjame saciarme de todo tu cuerpo, quiero beber de tus labios dulces la esencia que curará mis heridas. Ámame, no te rindas a las impurezas de mis indecisiones, llena mi interior vacío de ese calor que emanas en el silencio de mis noches frías. Sólo te pido que no te vayas, quiero perderme en tu pecho que siento mi nido, mi hogar, mi refugio, arráncame gemidos de tu garganta, quiero robarme tu intimidad a la hora de amarnos con locura. Sólo te pido, que nos amemos, rescatemos ese amor, que aun respira en las entrañas de nuestro ser.
 No te arrepientas, apenas fue un beso, lo buscamos, lo sentimos los dos. __ Sonreí ruborizado,  más allá de que ser su amante no era lo que más me gustaría y que me inquietaba la posibilidad, sin embargo le permití que volviera a besarme, sabía cómo hacerlo. O tal vez sus besos, con o sin pericia, tenían ese efecto en mí, como todo lo referido a él. Estaba redescubriéndome a partir de él, desde una simple sonrisa hasta un comentario expresado al pasar, cada detalle me conmovía, me sacudía, me insuflaba vida.
 ¿Cómo había acabado involuntariamente con un hombre a días de la tentativa de mi secuestro, de la separación secundaria de Camila con una relación con ella sólida de años? Era loco. Loco y maravilloso. Me costaba creer que fuese verdad.

__ ¿En qué piensas? __interrogó él.

__En… “esto… lo nuestro”, es tan raro, porque no te conozco y confío en ti con la familiaridad del que lleva años conviviendo. Me cuesta creer que lo que siento es verdad. ¿O será un espejismo? En cuanto a ti, ¿qué estás experimentando de verdad? ¿Sólo calentura?
_ ¿Es lo que crees que siento?
__Creo que no me importa ahora, que deseo disfrutar, que estoy dispuesto asumir las consecuencias de esta experiencia indescriptible que descubro a los treinta y cinco años, el sentir en cada fibra de mi cuerpo de hombre, que vibra en verdad ante un par como no lo hizo jamás con Camila.
__   ¿Sabes qué quiero?
Te quiero amar, besar, acariciar y sentirme dentro, muy dentro de ti.  Eso quiero, hacerte más hermoso de lo que eres, que tu ser me traspase con su ternura y que el hombre que llevas dentro me muestre de una vez, ese gemido capaz de morder mi alma.
Sólo si estás decidido, si sientes lo mismo, aunque es quizá un error, aunque genere enemigos, muchos, lo sabes, aunque sea pecado, hasta más de una traición,   quiero sentarme cerquita, recostarme en tu regazo, desnudarme en tus brazos y despacito, sentir como tus humedades empapan mi pecho. Quiero que mis labios te recorran todo, que mis dedos te caminen y que la caliente mirada de mi corazón te desvista. Quiero hacerte mío tan profundo que no exista aire ni aliento que separe nuestras pieles, quiero explicarte verbo a verbo lo que siento, letra a letra, y cuando la noche le robe el día a nuestro cielo, cubrirte de pétalos y fresas, de chocolates y vainillas, de natas y fundidos caramelos hasta llenar la noche de gritos y nuestra cama de pasión, beberlos y devorarlos de tu cuerpo.
Quiero que me escuches porque te diré de dónde vengo y a dónde voy. Llenaré tu memoria con mis recuerdos y así cuando llore sabrás que mis lágrimas, tus mejillas mojarán. Sabrás que algunas de mis heridas están cerradas, que las cicatrices las pegué con mucho trabajo y que las que permanecen abiertas, son para aprender de ellas, para enfilar una aguja y que sean tus dedos quienes por siempre, las cosan.  Sabrás que de hombre me hicieron, que cuando sufrí callé, cuando gocé escribí, cuando sentí bailé, cuando me amaron me dejé y cuando escuché cantar la montaña, supe abrazar mi libertad.
Quiero deshacer tus miedos, apagar una por una las brasas de tus infiernos y sentir como tu corazón se atreve, como tu cuerpo se viste con el profundo deseo de los viejos amantes, como tu respiración se agita, como tu sangre late y como tu piel se excita. Quiero olerte, saborearte, lamerte y beberte todo. Quiero atravesar tu mirada y ver lo que esconde tu alma, cruzar la frontera de tu más allá y dejar que tu sudor me empape todo, cambiar tu mundo y hacerte parte de mis sueños, desgarrar  sábanas y que tu almohada viva por siempre entre mis piernas, ser tu mago y sembrar en ti tanta ilusión que jamás una duda vibre.
Quiero que sepas lo que quiero, porque está noche es nuestra. Las velas ya están prendidas, una suave melodía las envuelve y el ambiente se pintó de media oscuridad. El añejo tinto ya descorchó su tiempo e impaciente espera descolgarse en tu copa. Preparé la cena que tanto te gusta. Inventé un juego de caricias que te sorprenderán, escribí humedades en cada pared, verbos en el parquet y en la puerta, te recibirá desnuda mi dulce voz. Cubrí la cama con un suave nórdico y mil pétalos, con algodones de cien nubes, con perfume de ternura y las mieles más dulces de mis sentimientos  para que de una vez sepas, lo que quiero.
__No sé si es pecado, no sé bien qué o cómo sucedió pero por lo poco que me cuentas, Camila me traicionó antes, tuve tres hijos con ella y sin saber el porqué los buscaba con ansiedad, por qué  estaba obsesionada con la nena. Hoy siento que te conozco más a ti al fin que a ella con la que convivo desde hace años. Ni siquiera sé si me amó alguna vez o me usó para huir del dolor de la muerte de ese hombre que crees que realmente amaba, que quizá ame todavía.
No sé al regresar, cuando todo termine, si quedará algo de nuestro matrimonio, no sé si algo real hoy me ata a ella, hoy y lejos no lo sé. Y lo cierto es que no la extraño, es que si añoro a los chicos pero no pienso en ella, te necesito a ti, y más allá de mi guardaespaldas.
Me acostumbré a hacerlo todo  contigo, y disfruto muchísimo de cada cosa, de cualquier cosa.

__ ¿Sabes cómo es hacer el amor entre hombres, verdad?
__No. Bueno, puedo imaginarlo, pero, no. Quiero decir que nunca hablé de ello con nadie. Guille, aunque no lo creas, en mi profesión hay gais, pero no he tocado el tema con nadie.
_Te creo.

Por alguna razón al fin lo que dije hizo reír a Guillermo, y me atrajo a sus brazos, me estrechó con más fuerzas que antes. A pesar de mis nervios, me relajé entre sus brazos. Era imposible no hacerlo. Era corpulento y muy cálido, y olía de maravillas, a una mezcla de menta y jabón de afeitar, además de un agradable frescor resinoso como de madera recién cortada. Una fragancia masculina que de algún modo era excitante y reconfortante, me tranquilizaba.

__Te ríes de mí __susurré en su cuello, el calor que irradiaba me abrasaba.

__No, precioso. No me estoy riendo de vos. Es sólo que nunca he explicado el acto sexual a  nadie… y que no encuentro cómo hacer para pintarlo atractivo.
__ ¿Cómo fue tu primera vez?
__Hace un montón de años, estaba en la facultad, y sí, me lo explicó de algún modo Juan, mi primer hombre, el de muchos años.
__ ¿Pareja estable?
__Más o menos,  si te refieres a si viví con él y si compartí como con vos todo, una casa, mi cama, mi comida, paseos y fines de semana, la respuesta es no, Juan es muy buena gente, y creo que me amó siempre. Yo también lo amo, profundamente, como un gran amigo, y sí, tuve sexo con él, fue siempre gay, nunca necesitó probarse con una mujer, y me fue llevando a hacer el amor, casi sin darme cuenta, y digamos que fue estable en cuanto a que siempre estuvo,  aun estando yo casado con Ana, con la mamá de Fabián, Juan estaba detrás, ahora hace años que no lo veo, y pasaron otros durante y después.  Sólo que él fue el primero, con él supe que  era igual, que era gay.
No será terrible, te lo prometo. Puede que hasta algunas cosas te gusten. __apoyó la frente en la mía y siguió hablando en voz baja ___.Puede que sea mejor si te lo voy explicando mientras lo vamos haciendo, si te sientes preparado y físicamente  bien, ¿te parece? __Esperó hasta que asentí lentamente___. Vamos a la cama entonces.

No lo detuve cuando sus manos reptaron bajo la remera y se cerraron en mis botones en el pecho. Gemí sin control en el instante en que sus dedos rozaron mis pezones y me abandoné a todo, sólo me importaban él y la pasión que compartíamos. Me provocó un orgasmo contra la mesada de la cocina sólo acariciándome, y de nuevo otro sobre la mesa, donde empezó a saborearme con la boca. Nunca dejó de mirar mis reacciones, sentí que viajaba por mi interior sin haber entrado físicamente, se  asomó al balcón de  mis ojos, se izó de mis pestañas hasta ser un viajero en miniatura cruzando como un rayo mis espejos. Dentro del cerebro, se movió
como gota de suspiros con su lupa pareciendo un espía buscando gemas. Cinceló mi alma como un pergamino, dejando grabadas en sueños sus caricias, talló en profundidad  garabatos y te amo, ansioso, pinceló caminos y senderos, miles de cuadros en el corazón, ríos de óleos transcribiendo palabras en la sangre que en su ausencia me excitaran, se hizo música en idílicos sentimientos invadiendo el lienzo de mis tejidos, perpetuando en cada recoveco, átomo y molécula  historia feliz, perpetua para llevarla a cabalgar sobre el lomo del cielo, como un libro lanzado al universo, un lindo libro de amor. Mientras el sí se arrulló dormimos la siesta, pensamos como amantes haciendo nido, fuimos los únicos dueños del viejo árbol de otoño, patriarcas destilando crónicas.
Supe que al mundo lanzaríamos nuestras esencias en aromas del fruto y nos serviríamos en amor de vinos destilados, elixires que embriagarían los sentidos.
Supe que no deseábamos ser una novela romántica, sino hacer un libro con ese viaje interior nacido en la mirada, y al partir, seríamos bálsamos con las lágrimas.

__Vuelvo a pensar y soñar que te amo como a nadie jamás y esta pasión que hoy siento
no hay quien la contenga, será inútil pretenderme alejar pues me sorprende la luz de
la mañana en mi vigilia por tu querer ya que te extraño como se extraña la noche sin estrellas al no verte adornando mi ventana.  Porque soy un barco en tu inmenso mar centinela de tus ojos tan llenos de candor,  por eso cariño como este no se podrá acabar, siendo nuestra única frontera la aurora de las mañanas bellas. Y juntos iremos por la vida hasta que el cielo
otra cosa no decida ya que tú igual que yo vives esta ilusión pues mi amor es tu destino, por algo Dios te puso en mi camino. Por eso siento que te voy a amar, que  será un para siempre, tú bien lo sabes y sin ti renuncio a ver el sol cada mañana, porque tú eres mi único desvelo con tus ojos color café que me atraviesan y me leen.

__Cuando escucho las teclas imaginadas del piano, el silencio se convierte en consciencia de imagen que se hace desnuda y verdad, música que tiene nombre y es casualidad de poder sentir y alcanzar sin tocar, de quererle como le quiero, de amarle como le amo y sigue la música, con la letra domando el espacio y nuevamente aparece la luz, convertida en signos y sonidos que se hace voluntad en mi alma, que agitada como alma de niño, se refugia en la última sonrisa para sentir que existe la oportunidad de soñar, sí, existes está en mi llama que se hace horizonte y la alcanzo cuando el sol se agota y vuelve a decir, que eres tú, el mismo, mi mundo, el espacio que beso, la boca que anhelo y después de todos los besos, con todos los segundos, nuevamente despierto en tu vida que es la mía, y ¿qué hacían los músicos y pianistas cuando deseaban escribir esos signos que resuenan en el espacio del mundo clásico y se desplazaban apresurados como refugiándose en todos los espacios áridos?, desde luego que lo hacían para teñirse con el destino y expresar el saludo hermoso y tierno de la vida en las serenatas que siguen caminando con las miradas que ya no se esconden, que se pronuncian con voces altivas, estremeciendo el alma, hasta inflarla como un recuerdo que no cabe en el corazón y se hace piel de emociones, para llegar a la propia hebra del sonido que se difunde y se convierte en aliento con el cual nuestras manos se disfrazan de ritmos tan suaves que parecen querer tocar a la luna con el compás de las estrellas, que bailan también esas serenatas, he allí la sangre que se hace música, se dibujan las letras y tú bailas en el aire, te desplazas con apretada agenda de contorsiones, hilvanando el movimiento que sólo las aves pueden realizar cuando enamoran al cielo, cuando se desbocan , abrazan y besan al mar, así te veo , así eres, una breve fortuna que me hace feliz con sólo pensar que existe un segundo con el cual puedo abonar los atardeceres para que lleguen despacito las suaves caricias de tu música, que son tu rostro, suave, divino, casi ángel, aunque a veces creo que lo eres, un ángel que se hace música, cuando mi alma se junta con tu alma, para despertar a los detalles que casi nadie ve, porque sólo nosotros somos .
__

Para cuando me hubo quitado la ropa, ya me separó delicadamente las piernas sin dejar de besarme, sin abandonar la mirada, y me saboreó con la boca, mientras con una suavidad seductora  las yemas de los dedos caminaron la curva de los hombros.
Camila encontraba repulsiva esa práctica y, habiendo sido la única en mi vida antes, nunca había experimentado la sensación de unos labios y de una lengua, de dientes en mi umbría, de una lengua hundida en mi acceso para lubricarme, al principio di un respingo, dolió, claro, pero luego se fue suavizando, y estallé sin reparos en su boca,  me di por entero en él, hasta la última gota de mi ser ahora viajaba por su sangre, me sentí fuerte por ser parte de él, ansiaba algo suyo dentro de mí, a él por entero.

Cuando se dedicó a esperar mi calma besando la piel del hombro, el roce de sus labios fue tan cálido y sutil como el sol, mientras los dedos pasearon entre mi cabello para terminar en el cuero cabelludo haciéndome ronronear, jamás había sentido tantas cosas a la vez.

__Soy tímido __susurré cuando sus dedos se calzaron en el elástico del bóxer.

__ ¿Cómo prefieren los hombres tímidos que se los quiten?
__Rápido, supongo.

Entre una respiración y la siguiente, él lo había bajado para quitarlo hábilmente. Al sentir los muslos desnudos la piel se erizó.
Guillermo se separó lo suficiente para quitarse sobre la cabeza la remera, todavía estaba con los ojos entrecerrados mientras intentaba recuperar el aliento y el sentido, los talones aún en el borde de la mesa, olvidado del mundo, de las heridas, de las balas, escuché un rasgón. Separé apenas los párpados, y lo descubrí con la virilidad fuera del pantalón y abriendo un profiláctico, que deslizó con habilidad sobre la erección, me robó el aliento cuando sentí que me  pasaba un tubo con algo, aturdido, mientras terminaba de quitarse la ropa, supe que era gel, negué con la cabeza, no lo necesitaría, no luego del placer que me había causado. Me miraba, le tomé el brazo, le sonreí, caminamos hacia la cama, me escabullí  debajo de la sábana.
Él tenía la piel del torso notablemente firme, como si le hubieran cosido a los huesos hilos de acero. Cómodo al parecer, medio desnudo, se sentó en el borde de la cama, y luego de quitarme los zapatos, me acarició el empeine, ahogué una exclamación, esperé a que él se quitara los zapatos. En su espalda se marcaban los músculos, tan definidos que la piel le relucía como si la hubieran pulido. Cuando se levantó y volvió a mirarme, parpadeé, sorprendido al descubrir que no tenía vello, al igual que yo. Había supuesto que era una rareza, que los hombres eran peludos.

__No tienes… pelo __comenté, sonrojado.

__Vos tampoco, es un rasgo de mi familia __ sonrió levemente __. Mi padre y mis tíos eran iguales __dijo y empezó a caminar hacia mí.

Desvié la mirada.
__Tener el pecho tan pelado como un niño cuando a los demás chicos de mi edad les crecía una mata de pelo fue una maldición para mí en mi adolescencia. Mis amigos me atormentaban y me fastidiaban de mala manera claro. Los chicos son crueles. Yo no me portaba mejor, créeme. Cuando crecí lo suficiente para apalearlos a ellos, ya no se atrevieron a decir nada más.

El colchón se hundió bajo su peso al meterse en la cama, estaba pasando. Le rodeé el cuerpo con los brazos, nunca había estado tan a merced de alguien.

__Tranquilo _dijo él con voz suave __. No tengas miedo. Ven, deja que te abrace.

Giró y acercó el cuerpo tenso para apretujarlo contra su piel cálida. Los pies  rozaron su vello áspero, en las piernas, y me acercó aún más con una mano, mientras la luz que se colaba por el ventanal danzaba sobre ambos. Gracias al calor que irradiaba aquel cuerpo poderoso, empecé a relajarme poco a poco.
Noté que paseaba los intrépidos dedos por el pecho hasta que el pezón se irguió al contacto con la palma. La respiración de él cambió cuando empezó a besarme con suavidad la boca, jugueteando con ella, rozándola y acariciándola con los labios como quien recuerda el sabor y el aroma luego de siglos de ausencia. Reaccioné tímidamente, intentando corresponderle con los labios, excitado por los tiernos roces de él, y me acarició con la cara la piel desde las mejillas, al cuello, al pecho, dejé escapar un gemido, él un suspiro entrecortado. Dejé que la punta de la lengua dibujara y conquistara el pezón antes de apoderarse de él con la boca. Aturdido por aquel placer, absorto en él y en lo que estaba haciendo, me acerqué más, necesitado de más proximidad, de más… algo… pero entonces, noté la protuberancia rígida.
__No te apartes __ pidió con voz ronca.  Me deslizó la mano hacia atrás y me acercó suavemente __. Esto es lo que me pasa cuando te deseo. __Inspiró con dificultad cuando acerqué los labios de nuevo __. Lo mismo que haces con ella, sólo que el deseo es más poderoso entre nosotros, por lo que veo __. Y, como para demostrarlo, me empujó suavemente la pelvis.

Vio mi expresión entre desazón y diversión.

__Es mejor de lo que parece __indicó para animarme __. ¿Nunca lo hiciste?
__No. No. Camila se negaba a ambas cosas, sólo acepta la penetración vaginal.

Serio, cerró los ojos y permaneció quieto durante unos segundos, como si se esforzase por sojuzgar una reacción extemporánea.
Al volver a abrirlos,  a modo de respuesta, se situó sobre mí, me aferró por los muslos, me cubrió con su cuerpo. Me recorrió con la mano la piel trémula, acariciándome el interior de los muslos y separándolos. Apenas podía respirar cuando su mano se coló a la intimidad. Aquella sensación tan peculiar, aquella ligera presión circular que empezaba a frotar, a acelerar, a ir y venir, mientras dedos traviesos se empujaron hacia dentro por detrás, me paralizó. Y luego inevitablemente mi cuerpo cedió al movimiento sedoso y húmedo del dedo de él, cuando gemí al ver sus hermosos ojos observándome en cada detalle. Me retorcí para huir de la invasión, pero él sostuvo con firmeza el dedo.

__Cuando te penetre… __Hundía el dedo hasta que al fin grité cuando el orificio cedió y lo dejó entrar, lo retiró un poco, y lo deslizaba de nuevo hacia dentro __al principio te dolerá. __Me acariciaba con habilidad y ternura sitios que ni siquiera sabía que existían ___.Pero después de la primera vez, ya vas a sentir más placer que dolor.

__Dolió, vaya si dolió, pero pasó _ susurré.

__ Yo me moveré así… __La sutil caricia adquirió ritmo mientras me introducía el dedo una y otra vez, y me sentía más resbaladizo con cada penetración ___ hasta que lleguemos al fin.

Un clímax, un momento en que el corazón empieza a latir con fuerza pero a diferencia de los de recién  luchas con todo tu ser por algo que no acabas de alcanzar. Es un tormento, pero preferirías morir antes que detenerte. Sigues el ritmo y te aferras con todas tus fuerzas porque sientes que el mundo se va a acabar. Y lo hace…
No parece cómodo, pero estallas y mueres por el placer tremendo, y entre dos que se aman y corresponden puede ser  fatal supongo.
Retiró el dedo y acarició delante el sitio más sensible.

__ ¿Duele?
__No, pero... __Pero es una parte del cuerpo, vergonzosa.

__No. No lo es, ninguna lo es __me contradijo. ¿Quién te enseñó eso?

__Nada, mis padres, los curas, no importa.
__Muchas personas reprimidas, se avergüenzan de sus propios deseos _explicó Guillermo __. Yo no soy así. Ni quiero que seas así. __Me puso la mano sobre el pecho y la deslizó cuerpo abajo___. Estás listo para todo, precioso. Ninguna parte de vos es vergonzosa _aseguró. Pareció no notar que me tensé cuando la mano se posó entre los muslos___. Especialmente, esta parte tan dulce, es hermoso amarse, y también la forma que nos queda para entrar en el otro lo es, el vaivén lo es.

Algo me estaba pasando, una chispa encendió una hoguera interior, el fuego estaba ascendiendo por la parte posterior de las piernas para concentrarse en la pelvis, en el vientre,  alimentado por cada sensación.

Él volvió a introducir el dedo, volví a cerrarme sobre la intrusión, y reaccioné de una manera que no pude controlar. Guille me daba besos en la boca, me tomaba los labios como si estuviera dando sorbos a una frágil copa. Cuando tocó por delante y friccionó, una descarga eléctrica recorrió el cuerpo, a oleadas, me invadió una sensación alarmante, muy parecida al dolor. Me aparté del cuerpo de él con un grito grave, me acurruqué y sofoqué los latidos del corazón. Al instante noté que estaba detrás de mí recorriéndome las extremidades temblorosas con las manos, por Dios cómo reaccionaba a ese hombre, llegaba al infinito con cada maniobra, sin siquiera sentirlo aún dentro de mí.

Me habló con la vos de terciopelo.
__Ya no tienes que asustarte, no, apenas te va a doler instantes.

Paralizado por el angustioso torrente de placer que había comenzado a embargarme, sentí que casi se me había detenido el corazón, me besó la nuca y sentí que moriría. Llevó las manos a mis  nalgas y las masajeó tranquilamente, y contemplé los ojos brillantes como la noche, era tan atractivo como los dioses, y estaba a punto de ser mío, y yo de él.
__Quiero saber yo cómo eres al tacto __ susurré para propia sorpresa.

Guille contuvo el aliento, entornó los ojos cuando mi mano llegó al vientre. Tembloroso, le rodeé la umbría, gruesa y erecta, se había quitado lo que puso antes. Bajo mis dedos, la piel era fina y sorprendentemente satinada, de modo que podía deslizarme fácilmente por ella.
 Sujeté suavemente aquella parte ardiente de su cuerpo que poseía textura densa y emitía pulsaciones. Exploré más, y cuando le rodeé en las manos las bolas de debajo, él reaccionó emitiendo un sonido inarticulado. Por una vez, parecía tan abrumado por mí como yo había estado siempre por él.
Acto seguido, me vi dominado por un corpulento y apasionado hombre desnudo. Me cubrió el pecho, el cuello, los hombros de regueros de besos voraces, me saboreó a mordisquitos tomando bocados, mordió los pezones. Y ejercía presión sobre el calor pulsátil de mi propio sexo.
Me besó, apoderándose de mi boca, y descendió después hacia el pecho y más abajo, lamió el ombligo desalojando o bebiendo el rocío que lo poblaba, lo que me arrancó un prolongado gemido, dibujo el contorno del diamante con la lengua, unos besos indecentes deambularon por el cuerpo hasta legar a recorrerme por entero, al fin inspiró hondo, se trepó a mi cuerpo que estaba volteado, enredó mis piezas enganchando las suyas, se elevó sobre sus brazos que extendió como pilares exponiendo el cuello donde el latido era furioso, no obstante ante de lo esperable se inclinó a dibujar recorridos eróticos alrededor del punto de entrada, gemí desconcertado, pero él que antes implacable había chupado y succionado delante lamiendo el extremo, hasta que sentí la ardiente presión del estallido, ahora lo estimulaba con la mano, y cuanto más intentaba contener el ascenso del placer, más rígidos estaban mis músculos, y había alcanzado otro clímax dándole de beber mi esencia, el cuerpo reaccionaba íntimamente cada vez que él movía la lengua hacia adentro, como si quisiera capturársela y retenerla pegada a mí. Antes de darme cuenta siquiera el calor me devastaba de nuevo, consumiéndome el cuerpo mientras me derramaba dentro de él, de su boca, de su sangre, y  bebiendo hasta la última gota prolongó la sensación con succiones y lametones delicados que siguieron el placer hasta que jadeante y perdido me desplomé en la cama. No hice nada para resistirme cuando se incorporó sobre mí.

__Por favor _rogué aunque no sabía bien qué estaba pidiendo.

__Algo caliente y rígido empujó suavemente el anillo, el movió la mano para acomodarse exactamente y empujar, noté un calor abrasador, pero la presión era firme e insistente. Hasta que el orificio cedió al empuje, lancé un gemido y al fin Guille entró dentro de mí, se deslizó apenas para franquear el acceso cerrado entre ramalazos ardientes lo abracé.
Él se introdujo más, increíblemente más, hasta que las caderas chocaron, el dolor me pareció insoportable pero a pocos instantes era más el placer, la balanza se inclinaba, y él se internaba desgarrando mis entrañas, sentí que me abriría por delante, se había incrustado mágicamente en mí como si mi cuerpo lo hubiese engullido, absorbido y ver la fusión se me antojó mágico, hermoso, me besó el hombro, entraba en mí, fusionados en una piel y un sudor, en el cuello grabó sus dientes a fuego lento, y el malestar punzante fue menguando, sentí que se relajaban mis músculos íntimos para cobijarlo, para dejarlo avanzar, y supe que él lo sentía.
Me rodeó el cuerpo con los brazos, llegué con las uñas donde la anatomía me dejó. Guille en cambio empezó a tensarse y a perder el control.
Si lo anterior me había resultado desconcertante en lo perfecto, que me penetrase, que su carne me expandiera para lanzarse en busca del punto infinito de mi ser, me despojó de palabras y de pensamientos. Los sentidos se exacerbaban con cada una de sus embestidas que aprendí a acompañar acoplándome, uniéndome al ritmo, busqué lo mismo en la danza de lenguas, lo deseaba por entero, por todas partes, éramos lo mismo ondeando en vaivenes mágicos, con cada pellizco a mis pezones gemía, con la desconsideración con que sus dedos se enterraban en mi carne, con la intensidad con que seguía cada uno de mis gestos, con la violencia que se traslucía en la tensión de sus mandíbulas, enloquecía.

__ ¿Sientes tanto como yo? __ necesité saber __. Por favor dímelo. ¿Te parece tan perfecto como a mí?

Asintió en el mismo silencio en el que se había mantenido a lo largo de los momentos compartidos en la cocina. No me molestó la parquedad, y mi mente inquisidora no tuvo tiempo de reflexionar, cuando los dos empezamos a temblar, supe que habíamos ascendido al infinito juntos, en actitud protectora no obstante, me estrechó pecho a espalda, piel a piel, una, un sudor, una saliva, un latir, un ser, uno, y  nos lanzamos juntos al estallido sacudiéndonos de placer , tan grande que agitaba la cama, que inundaba la estancia con gemidos, y gritos y al fin quedamos aullando deshechos, agonizando en un sólo ser.

Cuando él se separó y se echó al costado de la cama, sentí el vació, me sentía saciado y feliz de llevar su ser en mí, con el cuerpo relajado y perezoso, y era delicioso sentirse rodeado por la dureza, la fortaleza y la suavidad de Guillermo. Reunió la vida que le quedaba para volverse de lado y descansar la cabeza en mi hombro. Sus pensamientos se insinuaban sin cristalizar. Los míos igual.

__Duerme.

Me estremecí de alivio al permitirme a mí mismo sucumbir y sumirme en la tentadora modorra  y por primera vez en mi vida me quedé dormido entre los brazos de un hombre, de mi hombre.

Durante más de una hora, pensativo, Guille se limitó a abrazarme, ebrio de satisfacción, completamente embriagado. No cesaba de mirarme, cada detalle del cuerpo lo subyugaba, las líneas exquisitas de la figura, el pelo alborotado y las facciones de la cara ahora que dormía, despojado del aplomo habitual. La melancólica dulzura de los labios hinchados hartos de besos le llegó como flecha directa al corazón. ¿Cómo podía desearme tanto?
Sé que dormido a veces exhalaba con ansiedad separando los labios, movía los ojos, movía involuntariamente los dedos de manos y pies. Sin siquiera intentarlo, le había hecho aflorar una ternura que jamás se permitió con nadie como si sus dedos absorbieran sensaciones de mi piel.

Quiso poseerme de nuevo, antes incluso de que me hubiese recuperado de la primera vez, antes de que absorbiera su simiente. De algún modo, al entregarme tan completamente, había obtenido una ventaja misteriosa, que él todavía era incapaz de identificar.
Qué raro era estar allí, lejos de todo, tumbado, totalmente feliz, cuando normalmente no soportaba a nadie al lado, menos la inactividad. Me tocó muy suavemente la piel de la curva perfecta del hombro cuando la luz de la luna confirió otro tono a mi piel, como plateado en marfil. Podría yacer horas en aquella cama, incluso ahora, simplemente saboreándome.
No recordaba la última vez que había estado acostado así con alguien a cualquier hora, siempre había temido estar a merced de alguien. Pero en el aturdimiento que le provocaban mi delicadeza, mi fragancia, mi dulzura, estaba rendido.
Por una vez en la vida no envidiaba a nadie por ser feliz, y no había sido algo que había tenido que buscar ni perseguir como en tantos equivocados, tampoco que devorar ávidamente… se lo había dado con amor, con una bondad que no pedía nada a cambio, y ahora lo ansiaba.
Me apartó delicadamente el mechón que cubría la cara y me recorrió la ceja con el pulgar.

¿Qué sucedería cuando quisiera o pudiera regresar y entendiera que mi vida ya nunca sería lo que había sido antes?

Inquieto se separó y me cubrió.

__
Se puso de pie y se vistió. Después su cerebro recuperó su habitual ritmo frenético y empezó a elaborar listas y a hacer planes para disponer las cosas como las bolas de un solitario.

¿En qué había estado pensando antes?
“Idiota”, se dijo como si al fin pensara luego de haber pasado días confundido.

“Pedro ahora era suyo, no podía vivir sin él, ni siquiera un día sin él. Necesitaba tenerlo cerca y no se arriesgaría a que volviera a estar en peligro pero tampoco bajo la influencia de Camila, deseaba alguna vez casarse con él, pero era un ingenuo, todavía maleable, y su familia por sus hijos podría intentar alejarlo de él”.
Gracias a Dios era demasiado tarde para rectificar lo sucedido.

Regresó a mi lado a esperar que despertara, lo escuchaba aunque no abriera los ojos, susurraba:


__!Cómo es tu piel!, como las frutas con dulzura natural que sólo tus labios la superan.
Tu piel como el mar de extensa e infinita en cuanto a todo lo que tiene es cielo donde tus pecas son estrellas y brillan cuando las manos y labios las acarician. Tu piel es atracción suave,  sedosa que se ve y se recorre despacio hasta penetrar en tus poros y alcanzar tus olores, tiernos que son deseados, son amarillos, son blanquitos.
Tu piel tiene y lleva de todo. Tiene volcanes que arden con su lava, tu piel tiene ríos y riachuelos que se ven de cerquita en toda la geografía de las cordilleras, en los acantilados, en las entradas y salidas de tu hendidura  y de tus declives perfectos y bellos. Tu piel abraza y hace silencio y luego se destila como un manto sensible que nos imanta, es imán que atrae, es la sonrisa de tu cuerpo, es la magia imantada. Yo  amo a tu piel, le beso y la toco con mis  yemas y con mi aliento la amo y la necesito.
Tu piel es néctar deseado, es pura y miel de abejas. Vos sos  mi rey lleno de mucha fruta, de mucha dulzura, tu piel como tu alma preciosa y dulce, amo a tu  alma.
 Es irracional extrañarte tanto  pensando en el regreso  a ese cementerio de ciudades, propiedad personal e intransferible, de este ser tan impersonal e incompleto que duda si dudar o levantarse en pie de guerra contra sí mismo en una revolución derrotada por el maldito instinto innato de amarte de esta forma tan incondicional y propia. Al son de este réquiem construyo mis oraciones más secretas en una confesión que pueda expiar este profundo sentimiento de culpa que padece un corazón con calambres al recordar con qué ritmo se late cuando se ama un anhelo, y se tiñe  de deseo el sabor a ausencia de mis labios cortados por el vacío de tus besos, secos de no hidratarlos con tu boca, vacíos y mudos... perdidos en este desierto de realidad y tiempo, sin espejismos que puedan tentar mi locura ni oasis donde reposar este delirio.

__Seamos felices en total plenitud Guille,  tú allá viendo el sol que me ilumina, yo aquí contemplando el cielo que te cubre. Al llegar la noche miraré tus ojos en la luna,  y allá, en las estrellas de la penumbra contemplarás mi mirada que te acompaña. Así en lugares distantes y lejanos  nos amaremos eternamente con el alma unida bajo un mismo cielo.
Seré en tu vida, el comienzo, medio y fin, tu indómita hambre y tu insaciable sed. Tus divagaciones callejeras,  en abandono. Tu sagrado silencio. Quiero ser tu dulce mañana, Acurrucarme tímidamente en ti, probar intensamente tu gusto, acariciando tu cuerpo. Quiero saciar tus infinitos deseos, sofocar en tus encantados besos, involucrarme en tus asfixiantes deseos, en tus hermosos sueños dormir.
 Seré tu puro placer insaciable, descubriré tus secretos, disiparé tus dudas e incertidumbres, tus vanidades y tus pecados. Siempre quiero ser tu lúcida fortuna, tu destino en tu vana vida, vivir tus pasos en pergaminos, borracho por la ligereza del vino.
 Seré el viento vago vagando, al azar llegando, trayendo el eterno y sabroso aroma, de quien siempre te querrá.
__En un día te hicieron rey los que antes te despreciaban, te vistieron de seda y metales preciosos, eras digno de admiración. Suspiras hoy por el tiempo perdido atrapado en sus lisonjas vacías, en tu mente se cruzan los vientos de una tormenta, es la magia y seducción, un instante que roba el corazón, es el alma de la tierra, la que te guía en tu viaje hacia sus desconocidos parajes. Paso a paso vas descubriendo los laberintos de las tierras extintas de un sueño, el follaje se hace parte de ti, ropajes de bosques, el olor de las pútridas hojas mezclado con musgos purpúreos. Tu mirada se acostumbra a los colores ocultos a los ojos humanos, escarabajos de infrarrojos matizados, un sol atrapado en una botella, una hoja vuela hacia tu frente, se enciende un fuego azul y gris, tu piel se vuelve fuego, tus órganos se evaporan en nubes verde agua hasta tocar los cielos, cubriendo indecibles lugares, el frío viento te condensa en un diluvio y fluyes en ríos y cascadas interminables, la tierra se empapa de tu esencia, nadan infinitudes en tus aguas, pareciera que no tuvieras fin. El mundo te impregna hasta que lo que fuiste es; y lo que eres serás, así se suceden las estaciones, mientras el tiempo se diluya. Tuve suerte, nací con la llama encendida en mi pecho, pocos lo saben pero puedo encender vidas apagadas, deshacer tristezas con sólo una mirada de ternura, apaciguar momentos, hacer sonreír con una simple mueca de mi cara, amar sin condiciones, por eso hoy te dejo un te quiero en tu mesa de noche, flores y café recién hecho, despertarte con un beso de esos de los míos, sí,... esos que te gustan tantos, de los que muerden labios y cuello, de los que te susurran y tu piel se eriza, hoy quiero dejarte un te quiero doblado en tu mesa de noche y despertarte mientras recorro a besos cada una tus curvas, hoy te dejo un te quiero, un te quiero en cada lunar de tu cuerpo, deseo oler tu cabello mientras mis manos recorren tu pecho, suspirar en tu boca dormida, hoy te dejo un te quiero, un café y unas flores mientras despiertas, pero antes déjame amarte mientras duermes, déjame ver cómo tu cuerpo de agita pensando que es sólo un sueño, pero son mis labios los que te recorren, déjame que desnude tus sueños muy suave para que aún no despiertes, déjame que mi boca apague tu fuego que arde bajo las sábanas mientras aún duermes, déjame que mi boca se llene entera de tus deseos, hoy te dejo un te quiero doblado en tu mesa de noche mientras duermes.
__Recordaré por siempre este día de amor,  tus manos se mezclaban en mi piel, fue un día y serán días inolvidables, inalcanzables, los que deseas sólo en sueños, al tiempo que supe que te amo, sé que nunca deseé a una mujer, por ello me molestaba el acoso de mis fans y me aferré a Camila y para ella fui demasiado conveniente para tapar su pasado.
Nunca pensé en llegar a este amor  junto a ti, Guille. A ese sueño inalcanzable a la hora de amar donde reinan el amor y la bondad  para que vivamos la eterna felicidad.
Quiero que sepas que me entregué en alma y cuerpo, eres mi felicidad, donde tu piel se pegó a la mía, se derritieron en una y forjamos un sinfín de sueños, pero debo de pensar en mis hijos,  no puedo abandonarlos. Debo estar seguro de que Camila está bien para así poder amarte hasta la eternidad.
Besé tu cuerpo con la más dulce pasión. Una pasión inmensa que tu amor me dio y  me perdí en un infinito sin final. Me perdí sin miedo entregado al placer tan puro como el alba y el amanecer. Te entregaste a un amor sin final  donde todo tu cuerpo se dejaba amar. 
 Tus besos profundos nunca olvidaré. Hicieron estremecer todo, todo mi ser. Los llevo conmigo siempre a flor de piel  en lo profundo de mi alma, en mi ser.
Nos entregamos en cuerpo y alma  a un loco y profundo placer.
 Entregados juntos llegamos a enloquecer. Soy tuyo desde que cubriste con besos cada rincón de todo mi ser. Quiero cubrir con tu cuerpo todo mi ser  hasta que nos cubra la luz del amanecer. Ya me has dado toda tu alma y tu ser, me has hecho conocer lo más bello de la vida, en el éxtasis fuimos partículas de luz hasta desvanecernos.

Esta vez, exhaustos y abrazados, los dos nos dejamos llevar a la paz del dormir… y del soñar.

Marzo.

“Estoy casi recuperado del todo, tan sólo queda la cicatriz como recordatorio de que hay alguien en Bs. As. que me quiere secuestrar, o matar, y no sé quién puede odiarme así, no lo sé”.


__ ¿Qué es la felicidad?
He oído la pregunta en varias ocasiones. Para mí la felicidad eres tú, Guillermo, al fin la he descubierto, no era Camila, no era la fama, eres tú. Recuerdo la escena de la obra  Il Postino, cuando Philippe Noiret, en el rol de Pablo Neruda, le preguntaba a Massimo Troisi, el cartero del pueblo, qué era lo más lindo de la  isla donde vivía, y el respondía con el nombre de la mujer de la cual estaba enamorado, Beatrice Russo. Yo habría contestado lo mismo: Guillermo Graziani.

__Pedro, ¿Llegado el caso de que siga el peligro o de que Camila desee retenerte, huirías conmigo?
__ ¿Y los chicos y Fabián?
__Con ellos alguna vez, ya veríamos, si ellos no estuvieran, por mí, ¿lo harías?
__ ¿Por qué ser fugitivos si no hemos delinquido?

Guillermo calló, no quise indagar, era algo imposible, sobre todo para mí, por la edad de los chicos.

Hacíamos el amor y rehabilitaba. Hacíamos el amor y comíamos.
Hacíamos el amor y empezamos a correr por la playa. Lo hacíamos incansablemente.
En la playa también  nos amábamos, al cobijo de dunas cubiertas por hierbajos y cuando la penumbra del atardecer nos servía de cómplice. Una euforia que no languidecía me servía de escudo para no responder a las preguntas con que me habría atacado mi parte prudente y disciplinada si hubiese reunido la fuerza para imponerse.
 Igualmente, no habría encontrado respuestas, ya que nada sabía del hombre del que me había enamorado locamente y a quien no me atrevía ahora a interrogar. Me dejaba llevar por ese estado de alegría sin falla y hacía la vista gorda.
Noté que no tenía fotos, apenas una de Fabián. Me dijo que no le justaban los adornos y menos los portarretratos.
Quise saber por qué elegía vivir aislado aun fuera de mi custodia, y me contestó con el título de Thomas Hardy: “Me gusta estar lejos del mundanal ruido”.

“No me gusta el gentío, la playa la amo con vos, nunca fui a recitales, no bailo, lo oíste de mi hijo, y le temo al campo, a los bichos, al manejo, amo el cemento”.
Le pregunté por sus padres y hermanos, sólo mencionó lo de Miguel,  su mala sombra.
La edad, cincuenta años, quince más que yo, pero no me importó.
Sobre todo quería saber qué significaba yo para él, qué lugar ocupaba en su vida ahora. Aunque me dejase llevar por la alegría de estar a su lado, aunque acallase las voces que se alzaban para prevenirme, necesitaba que me confesase qué pensaba de mí.
¿Qué habría respondido ante la pregunta de quién era yo?
 ¿Mi amante? Se lo había preguntado antes de hacer el amor por primera vez, si tenía amantes. Él había sido brutalmente sincero. Intento tenerlo, si me deja.
Sólo deseaba un amante, un hombre con el cual tener sexo. No había palabras dulces entonces y por mi parte cuando nacían las ahogaba.
Él se mantenía en comando, y yo le permitía tomarlo, deseoso de fundirme  con él en ese placer inefable. Era consciente de que saldría lastimado, al menos me atrevía a admitir esa certeza, que asomaba en medio de la locura en la que me había lanzado de cabeza. No me importaba. Después lidiaría con el corazón destrozado, sea que él siguiera su camino, o yo me quedara con mi familia. Lo que durase, me aferraría a ese espejismo,  me quedaría en esa realidad paralela de la que, algún día , debería emerger para volver a mi vida, que, a la luz de lo que Guille me había mostrado, era un cuadro pintado de gris que contrastaba dolorosamente con el colorido de ese mundo aparte que habitábamos sólo él y yo.

¿Cómo subsistiría sin naranja y rosa del amanecer, el dorado de la arena y del sol, el azul del cielo y  los ojos color café?


Martínez, 28 de febrero.

__
__No lo sé, Alberto,  no recuerdo  nada, entiende que traté de olvidarlo todo. __ Camila tenía los ojos brillantes y la mirada en los chicos que jugaban en el jardín__. Nancy odiaba a la tía, que no lo era, era la mujer de su tío, ella la depreciaba, pero el tío la quería como un padre, supongo que él me llamó __ murmuró al fin.

__Trata de recordar el apellido, algo, ¿lo conocías?
_No. Nunca los vi, no vivían en Bs. As., no recuerdo el apellido.
Beto, Nancy me iba a quitar a Pedro, lo sé, se iba a vengar, se notó que quedó impactada cuando lo  vimos, pero igualmente él me eligió a mí.
__Y por eso ya no volviste a invitarla ni a verla.
__No. Empecé a salir a solas con Pedro, y de ella no supe nada más hasta ese llamado. Fui mala, egoísta, tuve miedo, no quise verla.
__Te entiendo, bonita, no te he juzgado.
__ Es que me costó mucho todo, Beto, yo me quise morir con mi hijita, no me importó ir al psiquiátrico, quería morirme, y Pedro me devolvió la alegría, me salvó, no quise arriesgarlo todo volviendo al pasado, y Nancy me iba a reprochar todo. __Lo miró con las lágrimas surcando el rostro y esa tristeza insondable que a Beto lo desarmaba.

__No llores, Cami, no soporto que llores, la encontraré, no es tan difícil, recorreré los hospitales, si me das  el apellido,  es de tu edad y me la describes, soy buen fisonomista, o puede hacer el identikit la gente de Miller.
___ ¿Crees que tenga algo que ver? ¿Por qué Guillermo te manda a buscarla? __interrogó ella cambiando la expresión.

__Porque  recordó que le dio el número donde llamó el hombre que devolvió al nene a las chicas que salvó, y Nancy es la única que pareciera estar ubicable, ¿acaso las otras estaban con ustedes en la casa?

Camila desvió la mirada, un silencio la dominó.

__No__ dijo al fin __. Las otras apenas nos conocieron, Guillermo poco las vio, es sólo que estaban vivas, el resto murió o fueron vendidas.
Beto… ¿era tu ex la que llamó? ¿La mujer que tanto amas?

Beto dudó… pero no podía ni quería mentir.

__Sí, era  Gaby, debo ir a verla, necesito saber de una causa que está llevando. Pero no estoy seguro de seguir amándola, Camila, no sé si es ella el amor de mi vida, hoy no lo sé.
__Pero… el Amor es o no, y estabas seguro, me dijiste que sufriste, ¿qué cambió?
__Tal vez me equivoqué, o quizás no, y todo renazca al verla, al parecer su matrimonio no funcionó, ella sí que se casó si amor.
__No vayas. __Le aferró posesivamente el brazo suplicando con la mirada.

__ ¿Cómo?
__No quiero que vayas, no quiero que me dejes, Beto, no quiero que vuelvas con ella. Te necesito, por favor, quédate a mi lado.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS


13 comentarios:

  1. Alicia nunca pase a lo prohibido pero me gustaria probar

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  2. Mary Gracias por compartir la belleza de tus historias, besos.

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  3. Bueno, qué relato Eve...Cuánta pasión y seducción, y también miedos y dudas por el futuro...Bellísima historia...

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