lunes, 25 de diciembre de 2017

"VECINOS". CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.



"VECINOS”.


CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.

__

Algo le decía a Santiago,  que en la Casa no hallarían a nadie, y en efecto sin siquiera despertar a Guillermo, entró con el coche con las luces apagadas, y con sigilo se asomó a la casa, estaba abierta, con las luces encendidas y todas las cosas revueltas, por allí ya había pasado Miguel con los suyos, y al no encontrar a nadie, había destrozado todo.
Subió al auto, y se puso en marcha hacia el edificio, estaría cerca del estudio, debía detenerlos allí, o podrían terminar con todos, la suerte estaba echada.
 Pedro y Fabián podían estar en el edificio, y lo peor, en manos de Miguel, pero no estaba dispuesto a fallar, no esta vez en que terminaba su carrera, antes, vaciaría el cargador…  en la cabeza de su enemigo. Si la policía no estaba de su lado, entonces ya no seguiría sus reglas, no permitiría que Guillermo o Alberto se mancharan las manos.
Salió de la casa, y puso el pie en el acelerador.

__Muy bien, Mendoza, nos veremos, esta vez estás allí, no te quedan lugares, y esta vez, estoy dispuesto a disparar antes que vos.

“No tengo ganas de escribir
pero la letra avanza sola
forma palabras y relevos
que reconozco como míos

en la ventana llueve
tantas veces la calle
brilló sin fundamento.

No tengo ganas de escribir
por eso queda el tiempo en blanco
y no es un blanco de inocencia
ni de palomas ni de gracia

en la ventana llueve
tantas veces la calle
se anegó de presagios.

No tengo ganas de escribir
pero la lluvia llueve sola”.



Jueves, 03 de noviembre de 2017. Provincia

El edificio quedaba en el barrio del estudio, los departamentos en los pisos cuarto y quinto, Malvarez se acercó al personal de seguridad y, mostrando sus credenciales de la policía, preguntó si había alguien en alguno de los departamentos.
El hombre de guardia, vestido con una chaqueta azul oscura y una gorra al tono, algo preocupado por la exhibición de la placa, le contestó rápido en forma afirmativa.

__Llegaron hace una hora, el señor Pedro con los amigos y el hijo del señor Guillermo  creo, pero tienen visitas _dijo con normalidad.

__ ¿Qué clase de visitas? ¿Los conoce? __ preguntó Malvarez.

__No lo sé, oficial, no les he preguntado, no los conozco, pero puede llamarlos y preguntar.
__ ¿No toma los nombres y documentos de los que ingresan al edificio?
__ Es que no lo hice porque me dijo que era otro pariente del Doctor.
__Y lo es por desgracia, es mejor que no avise ni que yo llame, le daré unas instrucciones.

Tomó un papel y un lápiz. Le anotó unos números de teléfono, el nombre de su ayudante, su oficial asistente. Aunque desconocía si era confiable o no, alguien tenía que saber lo que estaba sucediendo.
Volvió al auto, y despertó a Guillermo.

__ ¿Los encontró?
__Están aquí, Fabián, Pedro, Beto y Pablo supongo, pero me temo que también los otros. No sé quiénes ni cuántos hombres sean de Miguel, pero hay que subir. Tú te quedas _remarcó.

__No puedo quedarme, esa gente es…  mi hijo, es Pedro, mis amigos, quizás Ana. Tengo que estar allí __replicó Guillermo.

__Pero no puedes caminar, y no puedo andar cargándote por los pisos.
__Llévame hasta el ascensor, del resto me encargaré yo _dijo mientras se tomaba la cabeza.

__Está bien, Guillermo, aunque sea lo último que haga __refunfuñó el inspector.

Lo tomó por la espalda y le pidió ayuda al hombre de seguridad. Los tres ingresaron al edificio. Guillermo no conocía a ese hombre, así que pasó inadvertido.

__Tengo una silla de ruedas para estos casos _dijo el guardia.

__Perfecto __exclamó Santiago, apurado.

El hombre de seguridad apareció con una silla ortopédica con dos extensores para colocar las piernas.
La torre tenía cuatro ascensores, dos en el sector de servicio.

__Guillermo, esto es muy importante. Tú subirás por el ascensor principal y te quedarás en el palier privado del apartamento hasta que yo te indique. Toma este aparato. __ Le dio una especie de intercomunicador del tamaño del celular pequeño. __Esta luz verde indicará que te estoy llamando, cuando la veas prendida, toca el timbre varias veces. Eso me dará tiempo a ingresar por la parte trasera del departamento, espero jugarla bien, algo me dice que están en el de Pedro.

__ ¿Y luego...? ___ preguntó balbuceando.

__Tú hazme caso. Luego terminaremos con esta historia.


 “Guille, mi amor, ¿a dónde estarás? Estamos en el camino de la seducción y tentación, vivimos en la oscuridad de la noche como amantes prisioneros del silencio, a ojos ignorantes nos saludamos fríamente y cordialmente, nunca sospecharán la falsedad de tu desprecio y yo escondiendo mi pasión al ser indiferente ante tu presencia mas ya no será necesario mi vida, Fabián sabe todo y lo acepta, el resto del mundo no importa.
 Sólo nosotros sabemos que mis palabras mienten cuando escapan de mi boca, recordando algún amor pasajero, y tus oídos escuchan sin mirar, mordiéndote tus labios enrojecidos, donde aún sienten mis besos llenos de placer, que se fundieron ayer en tu exquisita piel. Éramos un amor secreto, en silencio, ya no sería necesario, regresa cielo. Aunque este desgraciado me mate, necesito que se salve tu hijo, saber que tú estás lejos del peligro.
Sólo sabemos que mantenemos en las sombras aliadas al destino las semillas que germinan noche a noche llenando este vacío, abriendo sus pétalos llenos de aroma la flor eterna que guardamos en lo oculto y erótico de nuestro nido. Sólo somos orillas opuestas a la vista de un mundo hostil, aunque nos separen vientos furiosos, nos une esa calma seductora que escapa de las tormentas pasionales que nos llega con ese olor a deseos secretos en nuestro cuerpo.
Seremos amores que callan a una verdad imposible. Seremos amores que gritan en silencio las caricias más profundas que guardamos en nuestros pensamientos. Seremos amores, esos amores que aunque pasen inadvertidos continuarán vivos en las memorias del recuerdo. Seremos amores que anidarán en la historia como brisas en el viento, ocasionando nostalgias y alegrías a cada momento. Seremos amores, sólo eso, amores colgados como sueños en imágenes vividas en el tiempo, aunque seamos silencio, vive mi cielo, resiste.

 __Recuerdos de piedras de  que guardan mis silencios en la orilla, sólo ellas conocen muy bien el paso del tiempo.  Recuerdo cómo mirábamos entre sus grietas para encontrar secretos de amores, historias increíbles y algunos... sí...algunos desamores.
Recuerdo por más belleza que ostenten las estrellas que  siempre tenían envidia, cuando brillaba la esperanza en nuestros labios.  Recuerdo que nunca tuvimos noches oscuras, tan sólo las sombras de la soledad que venían al fuego de nuestros cuerpos.
Recuerdo que te decía que aunque mi piel se adorne de arrugas viejas, mi alma siempre será bella porque aprendió de mis errores.  Recuerdo que te decía que la hermosura de tus ojos no disimula la herida que no ha sido curada, pero que en un roce de mis labios el dolor dolía menos. Podría recordar tantos y tantos recuerdos, pero sólo anhelo un recuerdo, sí... ese recuerdo que aún llevo en mis labios, como triste golondrina que desalan por sus ojos tristeza, tristeza por no tener y recordar tus labios, dulces sinfónicas melodías que hacían vibrar mis labios.
Hoy en la ladera de mi cuello viejo, lleno de arrugas de sabiduría, recuerdo momentos de alegría.  Hoy recuerdo y siento, siento que ya soy viejo, pero un viejo con recuerdos, recuerdos del sabor de la sal en tus labios cuando nadábamos en nuestros cuerpos. Pedro que no te haga daño, protege a mi hijo, que no les pase nada o aunque sea con estas tablas en las piernas, terminaré con ese bastardo, lo prometo amorcito.
__

Malvarez caminó hasta el puesto de seguridad y pidió los planos del edificio, de los apartamentos. El guardia sacó unos croquis de una caja que tenía en su oficina, pero le explicó que desconocía si habían sido modificados por cada uno de los propietarios.

__Estos planos los hicieron con la construcción del edificio y puede que alguno haya cambiado, pero en principio todos cuentan con las mismas estructuras.

Observó por un buen rato dónde estaba la sala principal y los dormitorios. La entrada secundaria se ubicaba al lado de la cocina y de las dependencias de servicio. “Ahí tendré un lugar para esconderme”, pensó, Santiago que estaba algo nervioso. La posibilidad de encontrarse frente a frente con Miguel, el hombre que lo había dejado fuera del circuito policial y con una renguera de por vida lo ponía tenso. Por otro lado Guillermo estaba mal, no contaba con ayuda externa, su jefe tenía un acuerdo político y no movería una sola pieza para perseguir a Miguel. Tampoco confiaba en los que estaban debajo de él, sabía que muchos inspectores se manejaban fuera de los circuitos legales. Ya no importaba su carrera, estaba en juego su vida, y las de muchos.
Miró al hombre de seguridad y le preguntó si ese apartamento había sido modificado por los dueños en algún momento.

__Posiblemente hayan cerrado la cocina americana, es  el cambio más común que hacen todos. Los dueños son muy tradicionales y el departamento tiene un diseño moderno. Creo recordar, que cuando se mudaron comenzaron las obras, por lo que si ingresa por la cocina, nadie podrá verlo desde el living _agregó.

__”Bien”, pensó el inspector. “Esto me dará aún más tiempo para moverme.”

__ ¿Sabe cuántas personas entraron en el edificio luego de Pedro?
__ No lo sé. Sólo vi el auto detrás del señor Pablo. Tenía los vidrios oscuros y alguien desde adentro les dejó ingresar.

El inspector se imaginó, que si al menos un auto los seguía, al menos cuatro personas podrían ir con Miguel, o quizás más.
El inspector volvió al lugar donde estaba Guillermo en una silla de ruedas.

__
“Hoy mis tragos se hacen recuerdos, hoy la luna trajina en mi almohada, hoy la penumbra asecha mi cuerdo mundo como grises gotas cayentes, malsano despertar donde sólo tu sombra ida existe en mi loca memoria.
Dónde estás corazón, dónde fueron tus amados besos, solo, solo ante el cascajo mis pies desnudos caminan, errante mi cuerpo y mi mente absorta remojan los sueños, amargo despertar sobre el hilo vacío caigo al desconsuelo hallado.
Malsano despertar donde tu almohada vacía clama a mi llanto, dónde estás corazón, dónde duermen tus labios si sabes que los míos te esperan, rocío de iris remojan mi pecho roto, fotos pasantes en mi mente cansada por el recuerdo perdido.
Aquí, en mi desgarro clamo al cielo naciente por volver a encontrarte en mis sueños, mis labios, hoy como embalsamados por la pérdida remojan el filo por si alguna lágrima perdida te recuerda al sabor de lo mío.
Dulce sueño fuiste, hoy, hoy desgarro inolvidable en lo más adentro de lo mío, dónde, dónde estás corazón,  Pedro, vuelve que mis labios se enfrían, vuelve o este engendro de hombre muere en el olvido, dónde estas  amor”.

“Guille, amor, trato de no escribir una nota mas pero el impulso y la fluidez sobre cosas que ocurren en esta vida y en especial sobre sentimientos ocultos en las profundas y turbias aguas del océano de cada corazón de las personas es algo inevitable para mí.
El corazón es muy difícil entenderlo, sólo llegamos a conocerlo en el final de nuestras vidas, en el ocaso y triste momento que es la muerte, porque es ahí donde recorremos todos los pasajes buenos y malos vividos en este mundo y nos preguntamos si dimos todo el amor necesario y a la persona precisa que nos llenó hasta la saciedad de cariño y respeto con sus tratos, con su delicadeza y por sobre todas las cosas con su buena voluntad y mucha sinceridad.
Todos somos muñecos y maniquíes del diablo, nunca seremos perfectos, pero nunca tendremos miedo de enfrentar cualquier problema por muy grave que sea y salir adelante como salen los valientes, los que tienen derecho a vivir en este mundo corrupto pero a la vez hermoso y lleno de vida. Intenta amar y buscar la forma y el misterio que nos amen, ese misterio que uno nunca sabe expresarlo, ni transmitirlo en cualquier momento, sino en el momento preciso que existe amor, en el momento que sientes el latir de tu corazón como campanas de navidad, como campanas que te anuncian la llegada de un nuevo día para luchar, para continuar luchando por lo que quieras junto a las personas que desees y nunca arrepentirte por abrir tu corazón al mundo que siempre estará esperando más de cada uno de nosotros...
No temas por la muerte que es segura, témele al miedo que es un sentimiento aterrador e indeciso en la persona que lo siente, amor es amor y miedo es miedo, eso está bien claro como está bien claro que amar es querer y querer es poder, el destino es impredecible hoy estoy aquí escribiendo lo que  nace de mi entrañable y modesta alma, pero mañana pudiera estar en el cielo evocando como un ángel que sean bendecidos todos los hombres de bien que habitan en la tierra.
Mi vida eres tú y tú soy yo y yo... ¿Quién soy? Es un misterio que abunda y recorre cada rincón, cada momento, soy el aire que respiras, soy el agua que corre por las cauces de un río, soy los pasos firmes por las calles, soy el alba que baña las rosas cuando amanece, soy algo que siempre estará ahí y que nunca verás porque sentirás el temor de perderme si me ves o me tocas porque siempre seré el ángel guardián de ese sentimiento sagrado que responde al nombre de Amor. Mas justamente soy tu amor, como tal te pido que te salves, que no vengas, que no intentes  presentar batalla a este loco, no lo hagas amor”.


__ ¿Qué estamos esperando? __preguntó Guillermo.

__Encontrar la mejor estrategia para ingresar, y que ni tú ni el resto de tu gente ni yo terminemos con un disparo en la cabeza. ¿Vale la respuesta? __preguntó molesto.

__Está bien. Sólo quiero poner punto final a esta historia _dijo Guillermo, acomodando su cuerpo en la angosta silla de ruedas.

__OK, vamos a hacerlo.  __Santiago le dio a Guillermo un revólver que había extraído del baúl de su auto. __No dispares si no es necesario. Recuerda que necesitamos vivos a los tuyos.

Lo sé.
Ambos se miraron con algo de tristeza, pero con el halo de esperanza que les provocaba pensar que sería la última vez que verían a Miguel.
__Amigo __dijo el inspector.

__Amigo __repitió Guillermo, golpeando su puño contra el de Malvarez.

El hombre de seguridad miraba la escena sin entender demasiado, pero con ganas de participar.
__Usted tiene tarea. Llame a esos números de teléfono una vez que los ascensores estén en el piso __ordenó el inspector.
__De acuerdo _afirmó y se acomodó la gorra.

 Los ascensores llegaron al cuarto piso al mismo tiempo.
Guillermo salió como pudo con su silla de ruedas y se acomodó en el palier del departamento. Una vez que el ascensor abandonó el piso, permaneció inmóvil con el aparato que el inspector le había dado en la mano. No podía oír nada del otro lado. Las puertas estaban blindadas. Se quedó sentado, observando los cuadros que seguramente el dueño había colgado allí. Los imaginó cuidando de cada uno de los detalles, que los colores combinaran con la pintura y que los cuadros tuvieran relación entre sí.
 Su madre se había ocupado de esas cosas toda la vida y el recuerdo de la hipocresía en que se había convertido su familia le revolvió el estómago, sintió ganas de vomitar, de gritar que no quería ser parte, no siquiera estar allí por Miguel… pero ya era demasiado tarde. Debía enterarse de la verdad y entender por qué quien se llamaba a sí mismo “el defensor de la familia”, no había sido más que un bastardo embustero, igual o peor que Miguel y su padre.

“Cuando mis ojos abrieron sus párpados recorrieron tan fugaz nuestra existencia, incontables momentos agrios al sentir de deseos plenos de felicidad, obstruyendo el camino al amor, decidí volver a cerrarlos para ocultarme en el fascinante mundo de los sueños, donde vivo en libertad.
Nunca le daré la espalda al mundo real, jamás se apoderarán de mí los miedos, ni los fantasmas que en él propagan su maldad como en el pasado, simplemente que prefiero vivir a mi manera, envuelto en sentimientos venerados por el bien, soñando con mis ideas sencillas y sinceras derramadas sobre hojas limpias y blancas de alma, haciendo llegar mensajes a todos los corazones.
Seré un soñador, pero  lo seguiré siendo, porque siento una paz interna profunda, una tranquilidad absoluta, una felicidad indescriptible y un amor eterno que desborda mi alma y cuerpo, donde soy mi propio destino, siempre me verán libre como el viento al borde de los límites entre los sueños y la realidad”.
__

Del otro lado del departamento, el ascensor de servicio, algo más lento que el principal, llegaba a destino. El inspector bajó en un palier algo más desprovisto de revestimiento y cuadros, sólo se observaban las paredes blancas y la entrada de servicio. Sabía que detrás de la puerta estaba la cocina, y a la derecha la habitación.

Ana y Fabián, estaban sentados uno al lado del otro en el sofá del living frente a un gran ventanal. Delante de ellos se encontraba Miguel, con el mismo traje azul oscuro con el que se había presentado ante Juan, y con un cigarrillo en la mano.
Uno de los hombres se había quedado fuera de la escena, en el pasillo que conducía a los dormitorios. Su jefe le había ordenado que ante cualquier ruido extraño debería actuar de inmediato y matarlos a los dos.
Los Graziani, inmóviles y sin pronunciar una palabra, escucharon el largo relato del hijo sin reconocer del padre de Guillermo.
Pedro, Alberto y Pablo, estaba atados y amordazados en las sillas del comedor.


__Y así fue sobrino, o prefieres que te llame Fabián, como el que tu padre hace aparecer como un santo me abandonó. Mejor dicho, convenció a mi madre de que la mejor solución sería cobrar una suma de dinero y entregarme en adopción.
¿Qué opinas de tu abuelo? ¿Del tipo que tu padre hace aparecer como víctima?

Ana estaba pálida, con la mirada en el horizonte. No habló y evitó la mirada a Miguel, arrepentida de haber sido algo cómplice de su locura.

__ ¿Qué quieres tío? __preguntó temblando Fabián__. Yo no conocí a mi abuelo, no sabía nada de lo que dices.

__Fabián, quisiera reconciliarme con la familia, con mi familia en realidad, tener la oportunidad de conocerte como sobrino, a los hijos que tengas ya que tu padre mató a mi hijo, al otro, al que tenía tu edad, y saber qué se siente vivir con ustedes, porque supongo que me aceptarán __ prosiguió en tono irónico.
__Miguel, nosotros no nos conocemos. Haya o no sido un error la decisión que tomó el abuelo con tu madre en aquel momento, ni mi papá ni yo fuimos responsables, hoy todos tenemos nuestra vida, ¿por qué no aceptar las cosas como son y continuar así? No tiene sentido…

Un fuerte golpe sobre la mesa del living sobresaltó a Fabián.
__! Mocoso bastardo! –le gritó__. ¿Nuestras vidas? ¡Querrás decir…  tu vida! ¡A mí me la han arruinado y a mi madre la abandonaron como a una rata  y tu abuelo se volvió al santo hogar! ¡Son una basura! __le gritaba.

__Miguel, déjalo en paz, no tiene nada que ver _ balbuceó Ana.

__ Calla, ¡borracha!

Ana se había mantenido impávida frente a las terribles acusaciones y gritos contra los Graziani mayores, pero Fabián le importaba.

Miguel se acercó a Fabián, le tomó el cuello con la mano arrastrándolo por el living hacia el ventanal, y apretó su cara contra el vidrio con tanta fuerza que un hilo de sangre comenzó a rodar desde su nariz, Pedro y Alberto se retorcían en las sillas.

__Mira hacia allá bastardo, mira hacia el horizonte, porque será la última vez que lo hagas _le dijo al oído.

Luego, le golpeó la cabeza contra el vidrio y lo arrojó hacia uno de los sillones. Ana permanecía inmóvil ahora, presa del terror o como si lo que sucediera a su alrededor fuera una escena de una película de fantasía, algo que no pertenecía a su mundo.

__Ahora vamos a contarles a todos de qué forma el viejo Graziani le hacía el amor a mi madre, y a todas las mujeres que se le antojaban, a lujo de detalles, lástima que  mi padre lo haya asesinado al viejo, que no pueda contarlo personalmente y frente a la puta de la mujer, seguro que todavía lo recordaría _gritaba desaforado.

Se acercó a Fabián, lo levantó de la campera que todavía llevaba puesta, y lo estrelló contra la mesa situada en el centro del living, Pedro al sentir el grito de Fabián  dio un salto, y tumbó la silla, el hombre del pasillo le dio un golpe en la cabeza, y puso la silla en su lugar con él inconsciente.

En el living, la placa de vidrio explotó y las astillas se esparcieron por todos lados en la sala. Fabián golpeó la cabeza contra el piso, la sangre fluía por los cortes en el rostro, entonces Ana abrió los ojos como platos, paralizada por el terror.

__Basura, ya déjalo, no tiene culpa de nada _reaccionó al fin con un grito salvaje,  le revoleó un trozo de vidrio que estaba a sus pies, Miguel se abalanzó sobre ella y le asestó un puñetazo en el rostro. Ana se desmoronó desmayada sobre el mar de vidrios que había en el piso.

__Ahora iremos por vos, Putito, y por vos, imbécil _clavando la mirada en Pablo.

__
La luz del intercomunicador se encendió, se puso en color verde.
Guillermo metió la mano en el bolsillo y tomó el revolver que le había dado el inspector. Estaba algo nervioso y le sudaban las manos. Apoyó el dedo sobre el gatillo y, en lugar de tocar el timbre como le había indicado Santiago, al pensar en Fabián y en Pedro, tomó fuerzas hacia atrás con la silla de ruedas y embistió contra la puerta, pero lo único que consiguió fue darse un golpe que le provocó un terrible dolor. Lo intentó una y otra vez, pero era imposible entrar de esa manera. En una de las embestidas, su revólver se cayó al piso. Un hombre rubio, de tez blanca, fornido y con algunas arrugas en el rostro lo miró sonriente. Supuso que era el cómplice de Miguel.

__Vienes a la fiesta _le dijo, lo alzó tomándolo de sus hombros y empujó la silla de ruedas de una patada contra la puerta del ascensor. Luego arrastró a Guillermo hasta la sala principal y lo arrojó como una bolsa sobre uno de los sillones, la mirada de Guillermo se posó en Pedro que estaba inconsciente y un puñal le escarbó el alma.

__La familia está completa __gritó Miguel___. ¡Ven aquí, pusilánime!
 Mira a tu hijito y a la borracha de tu mujer, a tu amante, a tus amigos, arrastrados como ratas. Pero, míralos bien, porque será la última vez que lo hagas. Los mataría a todos aquí, pero no tengo el cuadro completo de la familia, todavía me falta la querida tía Cuca, y qué decir de que resucitaría a tu amado Brunito con tal de matarlo yo. Cuando termine con ustedes, iré por Cuca y quizás por los idiotas de tus socios, al fin son tus amigos. Los quiero a todos juntos en el cementerio, uno al lado del otro.
¡Muertos deben estar, basuras! _y brincó por encima de Ana cayendo sobre el cuerpo de Guillermo y asestándole un puntapié en una de las rodillas.
Guillermo se revolvió y gritó de dolor inclinándose para cubrir sus piernas con las manos.
__
Santiago estaba dentro del departamento. Oía los gritos y los golpes en la sala principal. Se fue acercando de a poco. Traspasó la cocina en puntas de pie hasta llegar a  la puerta que conducía al living, desde donde podía ver y oír las maldiciones de Miguel y los gritos desaforados de Guillermo por el dolor que le infligían las patadas en las rodillas sumado al de ver a Fabián sangrando en el piso y a Pedro inconsciente.
Miró el revólver y puso el dedo en el gatillo, ”no me puedes fallar esta vez”, pensó y esperó sigiloso a que el silencio reinara del otro lado de la puerta.

Al parecer ya Ana estaba recuperándose del golpe que Miguel le había asestado. De pronto escuchó que el otro hombre se acercaba a la cocina.

Rápidamente saltó hacia atrás y se escondió detrás de uno de los armarios de la vajilla, el espacio era pequeño y oscuro pero le servía para ocultarse. La puerta se abrió y el hombre ingresó buscando algo, quizás algún cuchillo o simplemente un vaso de agua.
Caminó unos pasos hacia la heladera y abrió la puerta. “Éste es mi momento”, pensó. Dio un paso al frente y giró su cabeza hacia la derecha, ahí estaba él, agazapado dentro de la heladera buscando algo.
__Cierra la puerta y coloca las manos detrás de la cabeza si no quieres que te la vuele _dijo Malvarez.

__ ¿Quién es usted? __ le preguntó con una sonrisa.

__Alguien que puede hacerte mucho daño…, si no haces lo que te digo.

Con el revólver en la mano, le hizo señas para que se moviera hacia el fondo de la cocina, desde un pasillo comunicaba con el dormitorio de servicio. Lo guió hasta allí y, cuando se dio la vuelta para entrar, le asestó un golpe en la nuca con la culata de la pistola.
El hombre cayó sobre sus piernas y quedó tendido en el piso. El inspector le sacó el arma que tenía en la cintura y cerró la puerta con llave.
“Van quedando menos, Miguel, al fin sólo seremos tú y yo”, dijo.

Atravesó la cocina y nuevamente se colocó detrás de la puerta. Ya no oía muchos ruidos ni voces del otro lado. Repitió la maniobra con otro hombre que vino en busca del primero. El restante estaba junto a Pedro, mientras Pablo simulando estar asustado, colocado detrás de Alberto, en ese rato le había logrado deshacer el nudo de la soga con sus manos.

El sudor comenzó a surcar la espalda de Santiago, sintió un temblor en sus piernas, pero puso el dedo en el gatillo y empuñó el arma con la mano derecha.
Abrió despacio la puerta, el cuadro era desgarrador.
Fabián estaba en un rincón con su bello rostro ensangrentado, Ana llorando apoyada a su lado, y  Guillermo recostado a los pies de ellos doblegado por el dolor de las patadas recibidas, frente a ellos, Pedro había despertado, pero fingía seguir inconsciente, aguzando el oído, Beto estaba vendado, al igual que Pablo, un tipo los cuidaba a ellos pero miraba al frente.

Miguel estaba sentado en un sillón Berger admirando el cuadro con una siniestra perversión. Tenía un revólver en la mano, y lo hacía girar sobre su dedo. Santiago podía ver el pelo y el humo del cigarrillo, que se elevaba sobre su cabeza, preguntándose adónde estarían sus dos compinches, Matías y Franco.

Les hablaba lentamente y con parsimonia. No creía que ellos pudieran ya escucharlo, o al menos que le prestaran atención. Pero ahí estaban, el cuadro patético de una familia diezmada a merced de un enfermo asesino.
Santiago dudó unos segundos, pero vio que Alberto en un movimiento súbito se arrancaba la venda y reducía al matón soltándose. Pablo casi al mismo tiempo, y entró en acción.
Abrió la puerta de par en par antes que Miguel viera lo que sucedía detrás e ingresó en la sala.

__Se terminó, Miguel __ dijo en voz alta.

Miguel siguió mirando a los Graziani sin inmutarse.

__No puedo creer volver a oír tu voz. El regreso de los muertos __ expresó con sarcasmo.

__Algo sí _contestó Malvarez __. Nos volvemos a encontrar, esta vez somos vos y yo Miguel.

Santiago caminó despacio hacia el sillón donde estaba sentado Miguel, Pedro ya liberado se debatía con el rostro demudado en dolor por ir hacia Guillermo, pero Beto se lo impedía aún, expectante de lo que hiciera Malvarez. Miguel reposaba cómodamente sentado.
Cuando Santiago estaba aproximándose a un metro de su enemigo, Miguel se incorporó y dio la vuelta para mirar a la cara del inspector.

__No has cambiado nada. Bueno, ahora rengueas un poco quizás, pero eso no disminuye tu perspicacia _supongo.

__Así es, te encontré una vez y prometí volver a hacerlo. Aquí estoy.
__La única  diferencia es que esta vez no creo que quieras mandarme a la cárcel como la anterior, ¿no es así?
__Hasta hace días era la idea, hoy, estás en lo cierto. Vine a matarte de una vez por todas.

Miguel rio como una hiena y revoleó el cigarrillo por el aire.
__Entonces, ¿cómo quieres que hagamos? ¿Tú me disparas, yo me zafo y una bala te penetra en la otra pierna? __lanzó con sarcasmo___. ¿O crees realmente que puedes matarme? Vamos, Malvarez, no tienes agallas para disparar. Nunca las tuviste y antes eras joven, y sabes que yo sí… para eso y mucho más. Tienes miedo, en este momento debes estar temblando, con las manos sudadas… y en unos segundos tus piernas te abandonarán y vas a arrodillarte ante mí como un pusilánime, igual que esa rata que rescataste y está ahí tirada __dijo señalando a Guillermo. Entonces Pedro se soltó del amarre, y en una exhalación estuvo de rodillas abrazando a Guillermo.

__! Qué emocionante, lo que faltaba al cuadro, el putito, anda consuela a tu novio por el tiempo que le queda!

__
__Guille, mi amor, estoy acá, contigo, resiste, saldremos todos, verás que sí.
__ ¿Pe...dr..o? __balbuceó Guillermo.

__Sí mi cielo, no te duermas, no lo oigas, sólo escucha mi voz, resiste mi vida, resiste.
Habré de unirme a tus abrazos tenues trenzado en tu cuerpo como una enredadera, luces en el viento azucena inocente el color de tus flores poco a poco me enamora.
Desnudaste mi tiempo, mis ilusiones, mi amor, que vestidas de insomnio transitaban los sueños y en el falso castigo de mi cruel abandono me enamoran tus besos, tus caricias y todo.
El  brillo de tu risa pinta de felicidad tu presencia y soñando contigo, con tu cintura y tus  valles, soy feliz cada noche aferrado al recuerdo  de tus ojos divinos que ríen y lloran mis dormidas visiones. Habré de sentir cada beso tuyo con tu boca sedienta, cada caricia en la sensibilidad de mi sexo,  y atrapada en mis manos dormirá tu húmeda fuente, es la prisión voluntaria que sonríe feliz olvidando por fin, el sabor amargo y triste de los remordimientos.
La piel emprende, en el tacto, un viaje, y se escabulle a veces, a veces, como un río; susurros de soledades en la piel; a veces, en el oído. La inocencia es un niño que duerme con alma de delirio. Mis ojos saben que la noche abrasa como un manto de estrellas abrigando en el frío.
Abrasa la estación al corazón extranjero, en un cuarto, cercado de oscuridades. Es el invierno vecino.  Un trueno que suelta su furia, ¿lo has oído? Yo me pregunto ¿por qué tanta soledad en el estío?, llega diciembre y diciembre lo espera a uno como obligándole a sonreír converso en el fastidio. Uno no es de papel para escribir una sonrisa. Uno no es de mármol para hacerse sagrado. Uno no es sólo una rosa sin espinas. Tendría que buscar el remedio a tanta soledad, las palabras son mudas, recién ahora me muestran su espanto. Este clima me llega, tras los mantos del concreto que se quejan, de lágrimas, bañados. Yo digo que el verano sigue en mi piel y que en invierno me soslayo. Alguien que le dé vida a los verbos que en el papel batallan como rayos. Ese hombre de la calle, que ausculta multitudes, ése es un verbo que calla, que está vivo. Siendo las cinco de la tarde, no llueve, pero la noche se cierne con la soledad propia del suicidio. El día que se hiende en el ocaso, aquí en mi pecho, sigo aún vivo. Hoy quiero sentir el olor  de tu piel a rosas rojas como el color de tus labios  y tu bella mirada que irradia un brillo  de una estrella fugaz, que  pasa por instante ante mi vista a la que le pido tu amor, vive mi amor, vive. Tenemos demasiado por hacer.
Sigo aún vivo mañana, pasado mañana, el mes que viene, te desvestiré poco a poco, y seré el bálsamo, mis besos serán la sanación de cada herida, sanaré cada  cicatriz, seré la calma al dolor contemplando tu  belleza que cae bajo tus encantos.
Besaré de ti cada rincón de  tu cuerpo, tus poros se  abrirán ante mis caricias. Mientras,  tu corazón latirá  de prisa con este tormento  de sensaciones que producen mis caricias; tus manos se aferrarán a las sábanas rasguñándolas fuertemente al sentir mis labios sobre tus montes. Tu pecho que se adorna con dos bellos botones que lo elevan,  mientras las exclamaciones de tus labios sueltas a mis oídos para continuar amándote cada noche.
Mientras mi cuerpo queda impregnado de tu aroma toda la noche oliendo a ti y al acercarse la mañana sigue mi cuerpo oliendo a ti.
Llegó el momento de pasar la página a Miguel, a tus padres, al dolor, de iniciar un nuevo camino sin amores tóxicos  que atentan contra el corazón con sobresaltos y angustias.
Es hora de atesorar los buenos momentos compartidos, los sueños de un mañana y las noches increíbles de lujuria interminables... donde entregue no sólo mi cuerpo sino el alma en cada gemido alucinante. Llegó la hora de borrar la huella que dejó el dolor tatuada en mi corazón, así como se están borrando las marcas en mi piel de nuestra última noche. Quisiera besar tu pecho mientras te mueves arriba  de mí, ver tu mirada que se pierde,  sentir tu aroma, tu sudor que corre como ríos entre tu cuerpo  y el mío oliendo a tu aroma inconfundible de fragancias que me enloquecen. Al sentir cómo tus hermosos pezones  se derriten al sentir cómo mis labios se apoderan de esos hermosos botones erizados de placer  y tus labios que sueltan exclamaciones de placer  que invaden mi cuerpo  mojando cada extremo de  mí y aromatizando de tu  intimidad.
 Me gusta cuando me lees... Porque yo te escribo a ti, aunque a veces no sepa bien dónde estás. Sé que desde algún lugar del mundo, necesitas de mis palabras como yo de tu presencia... Contigo aprendí que el amor es más que una simple palabra  y que el mundo a tu lado es una eterna aventura, pero también descubrí que no es necesario morir para conocer el infierno de tus labios... Esta noche bésame, acaríciame, te quiero sentir dentro de mi corazón. Incendia mi ser con las llamas de tu pasión y desborda la lujuria oculta que habita en ti.
Hoy quiero perderme entre besos y escalofríos, en esos momentos intensos de placer que sigilosamente penetrando en tu alma estremecen mi ser.
Me gusta imaginarte sonriendo mientras tus dedos acarician cada una de mis notas y siento cómo te emocionas al sentir que te cuento las partituras que se escriben en tu alma. Me enamora saberte entre mis textos como entre sábanas revueltas. Me gusta cuando me lees, seas quien seas y estés donde estés, ya eres parte de mí como yo de ti.
Te amo hoy, mañana y siempre, y si es que existe la vida  después de la muerte, regresaré tan sólo para quererte una y otra vez, pero no es hoy momento de morir,  saldremos todos de acá mi vida, ya somos supervivientes, por algo no moriste en el accidente ni yo a manos de mi abuelo, de los amigos, viviremos para amarnos, no puede no pasar.
Me encontraste en el departamento esperando el verdadero amor, me miraste, tu voz me retó mas tu mirada sonrió como si todo estuviese bien entre los dos, como si nunca me hubiese roto el corazón el amor, no se trata de morir por alguien, sino de que alguien te haga vivir, vive por mí como yo lo hice por y para ti porque sabía que llegaría esa persona que me amaría como soy, que me trataría con respeto, que sabría decirme qué está mal pero sin la intención de cambiarme, y yo al revés, que me haría sentir placer por amor.
Y cuando llegaste sonreíste al verme y yo dije sí, encontré lo que tanto esperaba, aunque no lo era en otro hombre, pero no importó. Acaricia mi ser con besos al alma y abrazos al corazón.
Ámame sin tiempo, sin distancia. Ámame como si no existiera mañana para los dos pero seguro de que lo hay, existe y es eterno.
Quiero ser para ti cada día la primera sonrisa de cada mañana y el último suspiro de la noche, que sonrías de mis locuras, que camines a mi lado sin sentirse avergonzado, llegar ambos a viejitos y sentarnos a ver el atardecer mientras nos miramos y sonriente me digas: Ves, te lo dije, eras el amor de mi vida.
El amor no se expresa, el amor se demuestra, no puedes decir que amas a alguien si no eres capaz de dar un solo paso con tal de abrazarlo y la vida con tal de salvarlo.
Yo sé que llegará la paz, quizás no pronto, pero llegará porque mi alma ya lo espera, no sabía el verdadero significado de la palabra vacío hasta ese preciso momento que apareciste en mi camino, y por días te perdí.

__

__Malvarez comenzó a caminar como hacía siempre, de un lado al otro de la sala, convencido de que esta vez ese mecanismo le serviría para calmar los nervios y sus temblores, pero también para poner nervioso a su interlocutor. Vio a Beto que tenía controlado al matón de Miguel, a Pablo expectante para cuidar de los heridos, era él contra el delincuente, tal como esperaba.

__Dime una cosa, Miguel, ¿de verdad crees que eres inmortal? Tu padre ya no está para cubrirte de las muertes que has ocasionado ni para pagar a jueces. Tampoco tienes a tus abogados de confianza. ¿Quién va a ayudarte esta vez? ¿Tu hijo bastardo que no sé adónde dejaste?

Un silencio se hizo en la sala. Sólo se escuchaban los gemidos de dolor de Guillermo tirado en el piso, mientras Fabián le acariciaba la cabeza, ya mejor, y los susurros ahora a ambos de Pedro.

__Estás acabado, Miguel, y lo sabes. Hagamos un trato _esbozó Santiago __, tú me entregas el arma, te das la vuelta y terminamos esto a la buena, por las buenas, tenemos a tus hombres, estás solo.

Miguel, que seguía de pie frente a él, volvió a lanzar una carcajada.

__Inspector, esto es a cara o ceca, hagámoslo así. Yo arrojo la moneda, si sale cara, usted y toda mi supuesta familia muere, pero si sale ceca, estoy en sus manos, ¿qué opina? Una ruleta rusa __ propuso mientras sacaba una moneda del bolsillo.

__De acuerdo.

Conocía este tipo de juegos psicopatológicos en los cuales el enfermo se encuentra aturdido por sus propios engaños, y necesita jugar y hacer participar en su perversión a quienes están a su alrededor. Por otro lado, su ayudante y un grupo de policías de apoyo debían estar detrás de la puerta o subiendo por el ascensor, pensó, seguramente habiendo atrapado en la cochera a los otros dos, así que lo quería con vida y para ello necesitaba ganar tiempo.

__Hagamos otra cosa mejor __interrumpió el inspector___. Si la moneda sale ceca, yo decido se mueres o si vas a la cárcel, ¿qué te parece? Es un buen trato, quizás termines tus días en un loquero y con una camisa de fuerza __bromeó.

__Malvarez, siempre has tenido muy buen sentido del humor, pero hoy  no tengo ganas de bromear. Hoy quiero matar a alguien y tú y estos imbéciles me caen de maravillas. Así que vamos a lanzar la moneda.

Arrojó la moneda hacia arriba. Mientras daba vueltas en el aire __transformando unos pocos segundos en horas__, comenzaron los gritos y las explosiones en todo el apartamento. La policía había llegado cuando Miguel estaba a merced del inspector. La moneda no había terminado de caer al piso cuando todo se convirtió  en una mezcla de humo y estruendos, y detrás del operativo al fin estaba el Fiscal José Miller, el primero en verlo fue Alberto que le sonrió.

__Suelta el arma __gritaron los policías que se habían parapetado detrás de uno de los sillones en la entrada del living mientras Pedro, cubrió con su cuerpo a Guillermo y a Fabián.

En un parpadear de ojos, Miguel gatilló su revólver y la bala se incrustó en un espejo haciendo añicos los vidrios.
Uno de los policías que estaba tirado en el piso comenzó a disparar, las esquirlas y el humo inundaron la sala. Miguel se tiró al piso y saltó como una liebre detrás de otro sillón.

El inspector, que estaba en el medio de la balacera, corrió hacia un costado y se abalanzó detrás de un biombo. Otros tres policías se arrojaron al piso para cubrir los cuerpos de los Graziani y a Pedro, que permanecían inmóviles frente al panorama que se vivía en la sala. Alberto empujó a Pablo hacia detrás de una puerta y usó de pared al hombre de Miguel.

En ese momento ingresaron los comandos, ésos a los que el inspector llamaba los disfrazados, empuñando unas metralletas de alto calibre cuyos cargadores no dudaron en vaciar contra el sillón en el que se encontraba Miguel que al fin era un narco. En unos segundos, todo pareció apaciguarse y reinó el silencio.

Dos de los hombres se acercaron al cuerpo de Miguel que yacía tirado en medio de un charco de sangre.

__Está vivo, llamen a los paramédicos __gritó uno de los de ellos.

Aproximadamente diez policías y algunos miembros de los servicios de rescate especial estaban dentro de la sala al mando de Miller. Los Graziani no reaccionaban, seguían tirados en el piso sin hablar.
Santiago se acercó a Guillermo, se agachó, vio el rostro de Pedro encharcado, le tomó el pulso en la carótida, Guillermo lo miró, y le aferró la mano.
__Ya todo terminó amigo, no llore Pedro, se acabó.

Fabián se había incorporado y caminaba por la sala con aire perdido. El rostro ensangrentado no le impedía observar el desastre en lo que se había convertido todo. Vio a Ana, tirada en el piso con la mirada de una fiera herida gravemente, y luego a su padre, a Pedro, a los demás, y al fin lo alcanzó Alberto que tras abrazarlo lo condujo lentamente hacia los paramédicos, necesitaba ser atendido, tanto como Guillermo y Pedro, sólo Pablo y él, estaban ilesos.

__
Dos semanas después, Guillermo se recuperaba en el Hospital de Clínicas.

El resultado de la odisea le había dejado tres costillas fisuradas, las rodillas astilladas y reconstruidas luego de tres operaciones, y una severa contusión en la cabeza. La rehabilitación duraría unas cuantas semanas más, dijeron los médicos a Pedro y a Fabián que no se habían movido de allí, al tiempo se desintoxicaba de lo que el hijo ignoraba.

Dentro del hospital, debería moverse unos días con andador que estaba ya al pie de la cama, no había estado en coma esta vez, luego, quizás usaría muletas hasta que sus piernas recobraran la flexibilidad.

__Amorcito, ve a mi departamento a descansar, estoy bien _pidió a Pedro.

__No, saldremos juntos de acá, a todos lados juntos desde ahora, Fabián está allí, Ana con Isabel. Estoy atado a ti, para siempre.
Mirada fija desafiante, ropas de marca elegante, semblante pensativo, orgulloso de ser sexy, atractivo, sintiéndote seguro, pisando fuerte demostrando tu firme valía, así necesito volver a verte, para saber que estás  sano.
Eso me cautivó de ti,  esos encantos que sólo ven las personas cercanas, las que te aprecian. Hombre de mi carne, dermis de la mía, hecho para mí, hecho a sí mismo con esfuerzo y entereza, pero león a la hora de amar, cuya sangre hierve, erotismo que exudas en cada poro de tu piel, seductor, y amante incondicional, exigente en la cama con un toque perverso que me atrae, aquí no existen amos o sumisos, sólo dos personas que se aman, se compenetran en las distintas fases del día, por eso te amo mi vida, y tu morada es mi dermis en las caricias, y sólo tus yemas rozan la mía, tus labios besan mi alma regresando el palpitar a mi corazón casi escarchado en miedos y dolor, libando dudas, ansiando abrazos continentes,  miradas de miel, palabras aleteando verdades, te amo, Guille, y ya todo pasó, te cuidaré noche y día, pero volverás a ser el de antes, pero sano no sólo de cuerpo, sino en todos los sentidos, sin culpas, sin muletas emocionales.

El inspector entró cuando una de las enfermeras estaba haciéndolo para unas curaciones.

__ ¿Cuánto tiempo ha pasado? __preguntó.

__Exactamente dos semanas y media desde la última vez que nos vimos _ respondió Santiago después de saludar a Pedro que estaba sentado en el borde de la cama, en silencio pero sonriente por su aparición___. Te ves mejor __bromeó.

__Vete al diablo __exclamó __. Por lo que me contó una enfermera, pasé bastante tiempo con pérdida de conocimiento y sólo reconocía la voz del médico que me trajo hasta aquí y la de Pedro.

__Tuviste tres operaciones, pero estás bien. Eso es lo que importa ahora __ dijo Pedro tomándole la mano con devoción.

Su pierna derecha estaba destrozada, ambas rodillas entablilladas y vendadas, inmóviles y doloridas.
La enfermera que cambiaba el suero de lugar mencionó algo sobre su estado:

__El fenobarbital surtió los efectos deseados. Los médicos temían que pudiera despertar de repente y se hiciera algún daño en forma inconsciente.
__ ¿Sabes cómo te llamas? _preguntó Malvarez.

__ Guillermo Graziani y no sigas porque te haré una demanda.
__Veo que estás mucho mejor. Tengo dos noticias para darte, la primera es que Ana se recuperó del cuadro agudo de Shock en que se la vio inmersa luego de la situación vivida en que defendió a tu hijo. Si bien no ha recuperado el habla aún, los médicos opinan que lo hará en breve. Permanece medicada en domicilio.
__ ¿Y la otra?__ preguntó Guillermo ansioso.

__Miguel sigue vivo, pero está en coma. Matías y Nazarre están presos, a la espera de juicio.

Guillermo se tomó la cabeza y maldijo en voz baja.

__Los médicos creen que puede estar vivo largo tiempo. Uno de los disparos le atravesó el cráneo provocando un traumatismo grave. Las neuronas están destruidas, lo que le ha provocado una secuela permanente. Tiene muerte cerebral, pero sus signos vitales siguen intactos.
Pedro acarició la pierna de Guillermo y ambos se miraron.

__Hicimos todo lo que pudimos _aseguró Santiago.

Guillermo miró al inspector. Los tres cruzaron una mirada cómplice, en silencio.

__El padre fue inhumado hace una semana, a solas, el asesino de Bruno, Guillermo o ambos, están muertos.

Guillermo cerró los ojos y unas lágrimas corrieron por sus mejillas. Pedro acompañó a Malvarez a la salida. Tras ellos, la enfermera se retiró del lugar con jeringas y vendajes que le había sacado a Guillermo.
__Llamaré al doctor para que lo vea. No queremos que se descompense nuevamente _ le dijo a Pedro al salir, que asintió y regresó junto a su amor.

Se sentó a su lado, le aferró las manos entre las suyas, acompañó el llanto. La oscuridad nubló la poca luz que quedaba en la habitación.

__Como la noche apagó el día amor, el llanto acabará con el dolor, llora mi cielo, ya Bruno descansa en paz, llora…


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.



17 comentarios:

  1. FlorBuenos días y gracias mi querida Eve monica Marzetti, otra, qué bueno.

    ResponderEliminar
  2. Ana María Muchas gracias, Eve Monica Marzetti, leo Naufragio y vengo, beso amiga.

    ResponderEliminar
  3. Orlando Silva Gracias muy interesante, Bendiciones

    ResponderEliminar
  4. Josefina Letras que claman al cielo
    Qué roban el alma.
    GRACIAS

    ResponderEliminar
  5. Moisés Guillermo Morales Herrera Gracias Eve, saludos

    ResponderEliminar
  6. Rosy Muchísimas gracias 😊 Eve Monica Marzetti

    ResponderEliminar
  7. Lucy Chadid Chadid Feliz navidad..., hermosa, beso.

    ResponderEliminar
  8. Dramático Eve, pero por fin, de alguna manera, se hizo justicia y las heridas del alma comenzarán a cicatrizar...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Guillermo está cerca del fijn, Ali querida publiqué dos juntas, no te pieradas el previo, el epílogo de Naufragio, está abajo de ésta, Feliz Navidad, beos.

      Eliminar
  9. Veronica Lorena Piccinino Muy lindo capitulo Eve... gracias y felicidades

    ResponderEliminar