lunes, 4 de diciembre de 2017

"NO SOY YO". CAPÍTULO PRIMERO.



“NO SOY YO”.

Capítulo uno.
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Bs, As, 15 de noviembre de 2017.
El amor.
“Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.
Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma”. Luis García Montero.
__Papá, ¿me quieres contar? Ya te he demostrado que puedo entenderte todo, sé de tu condición, de tus relaciones.
¿Era un amigo o un novio?
__Me duele, hijo, duele demasiado. Pero quizás puedas escucharme y me sienta mejor.
Pedro…  fue mi amor, hijo, mi único amor, el amor de mi vida. Y sin embargo se me escurrió entre los dedos sin que nada pudiera hacer cuando pensaba que pronto estaríamos juntos para siempre o al menos alguna vez.
__Y se murió _musitó Fabián mirando atentamente la expresión de su padre.

__No hijo, no está muerto.
__Pero… dijiste…  se fue  de una manera que pensé que estaba muerto. Lo extrañas y no lo ves.
__Para mí lo está,  para él al parecer lo estoy.
Es tan difícil de entender lo que sucedió. Hoy no puedo ocultar mi tristeza, hoy es un día peculiar en que no está conmigo y lo extraño, su ausencia me hace daño, aunque lo vea de lejos me duele, mi corazón abierto está con sus manos abiertas hacia el sol bajo un cielo  oscuro, a veces mis brazos esperan los suyos y mi suspiro es un murmullo. Mi alma grita su nombre, necesito su amor, suspiro al viento buscando su aliento sin respuesta alguna y maldigo mi  suerte. Y su ausencia no me deja vivir, no concilio el sueño, es el dueño de mi amor y no está, quiero su amor en esplendor como cuando reíamos haciendo planes y ríe con ella, y lo extraño, y sigo extrañándolo.

__ ¿Con ella?
__ Es casado. Los dos estábamos casados cuando nos encontramos y enamoramos.

__ ¿Cuándo? ¿Cómo lo conociste?
__Hace mucho, hijito, hace mucho, hace años, yo estaba casado con Ana, él con la hija de un juez, entonces era imposible, pero me enamoré, no pude, no quise evitarlo, fue inevitable.
__ ¿Cómo fue?
__En la biblioteca de la facultad, allí lo conocí. Tenía un caso  complejo en el estudio y fui  a buscar un libro, uno que sentaba la jurisprudencia, me senté, y antes de alcanzar la silla lo vi.
Estaba  frente a mí, enfrascado en el libro, no me vio de inmediato, sin embargo mi mirada se prendió a ese rostro, era, es el hombre más bello que he visto en mi vida, perdón, hijo, me da pudor hablar así con vos.
__Papá, entendí, sé que te gustan los hombres, como a mí me pasaría con una chica, sigue. Confía en mí.
__Bueno, nada, es tan bello, es muy parecido a un actor que me gusta mucho, que vi en una película,  me quedé pegado a su rostro mientras me sentaba, y entonces levantó la mirada, me vio. Le sonreí casi sin darme cuenta, al comienzo sin poder dar crédito a lo que veía, él siguió con la lectura, pero a los pocos instantes me miró, y me devolvió la sonrisa, me encandiló, hijito, tiene tres pocitos en el rostro cuando sonríe, en las mejillas y en el mentón, y unos labios, una sonrisa llena de luz que conmueve. Creo que en ese preciso instante me enamoré, por esa sonrisa. Y aunque estaba casado y era algo así como casi veinte años mayor que él, no pude resistirme.
¿No sé cómo fue? tal vez la casualidad fortuita inverosímil fue la forma de cómo llegó a mí. Intenté entre las nubes del pasado recrear aquel momento, yo me sorprendí con el eco majestuoso de su voz, y respondí con la sorpresa fulgurante del momento, luego reí, fui preguntando a mis adentros ¿qué pasó?  Me respondió, el universo que te ama conspiró.
Cerré mis ojos al pasado y transité etéreamente dejando atrás los caminos agrestes del dolor, el silencio se hizo voz, y la soledad quedó enterrada entre las lápidas de la casualidad.
Mi existencia se transformó en vida, luz, en fuego apasionado, mi alma emergió cuál ave fénix, y las cenizas se esparcieron por las dilatadas sábanas de la libertad. Se me llenaron los días y las noches de bendecidos sentires, encontré recurrente calma para mis temores, y mis ansiedades se volcaron hacia él. Me volví adicto de su eco, de su magnánima personalidad, de los delicados detalles de su esencia, cada segundo existencial se tornó mágico, sutil, etéreo. La iridiscencia de su ser matizaba mi sentir a cada instante, y cada átomo de mi cuerpo buscaba entre la distancia fusionarse con los suyos. Estoy aquí, ya no me importa cómo fue que llegó a mí,  llegó, no pido nada pues mi corazón es pergamino donde su visión puede llegar para leer. Abro mis puertas a su amor, soy sólo una hoja movida  por tu viento abrasador.

__Te acuerdas de ese momento con todos los detalles, es llamativo.
__Sí, nunca lo olvidaré, hijo, desde que lo vi, supe que lo amaría para siempre.
 ¿Cómo podría olvidar su bello rostro, su sonrisa, su mirada dulce, su piel?
¿Cómo podría olvidar esas noches de estrellas y lunas, en donde nos amábamos con total intensidad? ¡No! No quiero hacerlo, no quiero olvidarlo nunca. No quiero olvidar todo lo que vivimos juntos, pues fueron tiempos de un pasado muy feliz. Y el no entender al tiempo me desgarra el alma, me corroe en dolor. Pero de hecho amo mis recuerdos, porque él es parte de ellos, y aunque sufro…  lo amo. Nos prometimos un uno para siempre, él me despertó de un largo periodo de adormecimiento, y al irse, me sumió en lo mismo, pero con él llegó un barco, no estaba cargado de excusas.
En nuestro amor secreto y prohibido porque Camila estaba embarazada y vos no sabías de mi condición, teníamos un sitio que era nuestro hogar, un departamento, pequeño, y allí casi sin nada fui feliz, inmensamente feliz, por única vez en mi larga vida, y al faltar él y regresar entendí lo que presentía cada vez que por algo uno se ausentaba o demoraba, por cuestiones de “time”, que de nada disfrutaba si no veía y oía a través de sus ojos y de sus oídos, esa dependencia nos asustaba, hasta que entendí, tarde, que no era ese departamento mi hogar, que mi hogar eran sus brazos, como él me decía que el suyo era acurrucarse  contra mí que lo rodeaba,  cuando apoyaba la cabeza en mi hombro. Mi hogar era Pedro, hijito, perdón, te amo, pero es otra cosa…__ La voz se desvaneció en lágrimas que surcaron el rostro para morir en las manos.


__Pa, pero... ¿qué hacía él en la facultad?
__Es abogado, hijo, estaba haciendo lo mismo que yo, estudiar, es el marido de Camila Moravia, la hija del juez, lo conocía a él, no a ella entonces, y trabajaba para una empresa. Como abogado corporativo, ayudado por el suegro.
Estaba investigando delitos en la empresa, auto robo, quería irse, y yo que fuera mi socio, así estaríamos más tiempo juntos.
Cuando empezamos a hablar, lo invité a tomar un café, y…
__ ¿Y?
¿Vos no estabas con Juan entonces?
__Sí, hijo, yo era un caos entonces, estaba casado con Ana, era amante de Juan, salía con cualquiera cuando me aburría, un desastre, y no sabía si Pedro…, él...
__Era un farsante como vos con la mujer, ¿eso quieres decir?
__No, no lo era, no sabía, se había casado pensando que estaba enamorado, sólo a poco de vernos se fue dando cuenta que deseaba estar conmigo, que le atraía yo más que su mujer, íbamos a divorciarnos, queríamos alguna vez hacer las cosas bien. No sé qué sucedió.
__Pa, no te sigo, no estoy entendiendo, de creer que estaba muerto, entendí que no, pero lo extrañas, ¿acaso no se jugó?
__Yo de hecho me divorcié de Ana, él estaba por hacerlo de Camila, y sin embargo, la vida, el destino, no sé quién nos jugó una pasada, y él hoy sigue con ella, sigue casado con Camila, no ha vuelto…, yo sí lo he visto, él no me ve.
El hijo nunca existió, o ella mintió o fue un embarazo psicológico, de hecho, hoy no tienen hijos.
__Papá, no entiendo nada, ¿es un hijo de mil putas que te engañó entonces o un cobarde que no se jugó?
__No lo sé hijito, tampoco entiendo lo que sucedió, te prometo, que no entiendo nada. Sólo sé que siempre supe que de Pedro no tendría regreso, y que al dejar de verlo un tiempo, y luego él ni mirarme, me convertí en lo que soy. Me divorcié de Ana, me alejé de Juan y de todos, y me convertí en un ermitaño que  se hizo cargo de la casa de antigüedades de mi abuelo, y repartió el tiempo todo entre el estudio, el negocio, la cátedra y vos, es una historia triste hijito, muy triste.
__ Y yo puedo y quiero conocerla, papá, soy tu hijo, si no me cuentas a mí, ¿a quién?
__Está bien  hijo, lo haré, no es fácil para mí hacerlo, nada fácil, se desataron infamias mancillando dignidades, me quedé con las alas rotas en un oscuro rincón de mi historia, peor que los anteriores, en una espera sin esperar nada, con todos los sueños trazados y destrozados, apresado sin ilusiones, pero lo haré.

Guillermo relató los años transcurridos junto a Pedro, casi sin darse cuenta, embebido en las imágenes que acudieron a su memoria.

“Cielito, desato tu ropa con mis manos temblorosas, uno a uno los botones que me cierran tu vida. Recorro con mis manos la carne de tu cuerpo...La acaricio y la toco...la amaso entre mis dedos, delineo  tu rostro a mi antojo,  tu aliento me llega cálido, me envuelve tu aroma que se mezcla con el mío, y no me siento más solo como siempre, me habitas en la mirada, me penetras por la piel, no es ajena la tuya, es la misma, te unes a mi esencia en el beso, te siento lo mismo, las ansias y los anhelos de unirnos en un ser se  cumplen antes de quitar la ropa, al desnudar el alma, al deshojar los labios, desgastados de besos. Viajo con ellos cintura abajo hasta tu centro desde mi costado desnudo, adonde brotan gotas de la fuente donde bebo tu aliento.
Te desbarata el aire una fuente de fuego y yo oigo los latidos candentes que trepan mi vigilia.
Me visto con  capas y túneles y allí dentro me encierro. Un sólo toque tuyo revela mi secreto y me doy con la fuerza visceral en tu encuentro. Mi lámpara rebosa de perfumes y brilla en mis sábanas tibias el llanto del deseo. Me gusta que reveles mi quietud y mi esencia. Me encadeno a tus brazos y entras hasta mis huesos. Me acaricias el talle como los rayos nuevos. Y en un solo minuto olvidamos la ausencia.
Recuerdo mis palabras que fueron una mezcla de dolor y sal de mis lágrimas al no poder contener el sentir de mi alma que se desgarraba en dos, ese hueco en el pecho que me dejabas al arrancar mi corazón con tu indiferencia, para mí, los días sólo pasan y aunque se ha sentido como una eternidad lejos de vos, sigue doliendo como si hubiese sido ayer, sigo pensando, ¿en qué falle? ¿Por qué?... no pude ser lo suficiente para vos y me pregunto si no hubiese existido ese día, ese maldito día… ¿te hubieras quedado? Me gusta imaginar que sí, pero es un gusto amargo porque no sé  si sentías amor por mí y me desespera no saber qué era entonces lo que querías a mi lado.
¿Por qué no me dejaste acompañarte en la enfermedad  si era una de las promesas?
¿Por qué decidiste con ella?
Te convertiste en el motivo de mis sonrisas y también de mis lágrimas, eras todo para mí pero al mismo tiempo podía hacer mi vida sin volverme una carga, te daba tu espacio, alentaba tus sueños y ambiciones, siempre trataba de que supieras que contabas conmigo en los buenos y en los malos momentos, cargué muchas veces con tus frustraciones y enjuagué las lágrimas de tus fracasos, te di la mano para que te levantaras y después de cada tropiezo yo caía junto a vos para protegerte incluso de vos mismo, y así era cada vez, también ante el peor momento, lo intenté pero pudo más ella, tus padres, hasta Moravia.
Yo te daba un poco de mi amor, de mis besos, un trocito de mi corazón para que supieras que siempre sería tuyo, aun así jamás era suficiente, jamás te daba suficiente tiempo, jamás te daba suficiente espacio, nunca era suficiente mi amor, me decías que yo no te quería, que sólo era una obsesión, que serías uno más, yo trataba de demostrarte que no era así, que te había entregado el corazón, el alma, el cuerpo sólo a vos, te pertenecía y cuando volqué mi vida en vos, cuando te diste cuenta que te habías vuelto mi mundo, ¿te fuiste con una sonrisa rota porque la mía ya te parecía aburrida, te fuiste detrás de otros besos porque los míos ya habían perdido el sabor, te fuiste detrás de otro cuerpo porque el mío ya no te impulsaba a explorar más allá de un simple sueño?
Te fuiste y me dejaste ahí, desconcertado, tirado en lágrimas, sin saber qué pensar, dudando que fuera real lo que salía de tu boca que apenas hace un par de días me besaba con deseo, que me decía que me amabas, te fuiste con la promesa de regresar, de llamar, de continuar.
Hoy no puedo evitar seguir mirando hacia atrás recreando esa imagen en mi memoria que se siente tan vívida que me provoca lágrimas y ese sentir hueco en el pecho que se quedó en mí desde el día en que partiste llevándote entre tus manos mi corazón, mi alma entera.
Me entregué a vos con amor sincero y puro y decidiste volar sin rumbo.
Hoy sólo pido a la vida como ayer y como todos los días que me dé amnesia a  la mente, anestesia en el corazón para olvidar que algún día me enamoré del ángel más bonito de mi cielo, de tus ojos donde la marea es más salada y las huellas, las huellas siempre tocan alma, aunque  vayas desapareciendo ya de mis tristezas...Yo siempre te amaré, eso ni el tiempo podrá jamás romper. Te sueño mi amor  y en mi sueño vago, me encontré con tu sonrisa,
con tu manera de ser y me encantó. Tomé  tus manos y caminamos, besé tus labios y me enamoré de tu acento, tu risa y de tu forma de caminar. Tu manera de amar tan particular me gustó. Y así fuimos dos en uno compartiendo nuestro ser. Te sueño y al despertar  hoy no estás. Ahora sos el amor en mi piel. Amor que creí haber olvidado en alguna vida que renació al verte.
Tus ojos, tu mirar y tu piel siempre están en mi mente porque sos mi sueño, fuiste mi realidad, eras mi amanecer, y no sé qué nos separó, no lo sé. Confieso que te amo.
Me quedé corto en mis sueños. Ahora sé  que sos mi amor  en mi presente y mi futuro o voy y temo odiarte”.

Palermo.


“Presiento que vivimos prisioneros, encarcelados en nuestra propia existencia, donde el tiempo es el principal verdugo, caminamos sin rumbo hacia un callejón sin salida, en el cual la mentira es la protagonista de una novela que no es ficticia, es real y que expone en sus guiones la crueldad que se pasea con risas de hipócritas en los capítulos de la  vida. Cada día miro al sol, buscando esa claridad que deseo a mi alrededor, pero sólo encuentro destellos de luces que se tornan a cada instante de color gris y nos van cerrando poco a poco nuestros pasos hacia la felicidad, ocultando su rostro en las huellas invisibles del destino.
El límite entre el silencio de la verdad y los gritos del engaño se acorta cada vez más, es hora de abrirme, despojar las dudas, alzar mi voz y luchar como un ejército de estrellas avivando esperanzas, produciendo optimismo, sembrando positividad en mi mente, regalando amor que defiende las ideas, no temiendo expresar mis sentimientos, hablando  con la voz del interior, quizás sea la única forma de volver a disfrutar de la libertad de esa luz que me ilumine”.

Me entretuve observando la decoración, los tonos entre azules y celestes dominaban los ambientes, la cocina era amplia y luminosa, en tonos blancos y cremas de pulcra modernidad en los artefactos, el aluminio refulgente de éstos, terminaba por darle al conjunto un aspecto clínico.

__ ¿Tú elegiste la decoración?

Camila esta vez ni siquiera se dignó a contestarme. Un asentimiento de cabeza mientras en una mano sostenía una tostada y con la otra el mouse de la computadora fue suficiente para ella.

¿Ésta era mi vida? Tres largos meses en la clínica preguntándome cómo sería todo al regresar a casa, ¿y eso era todo? Un piso aséptico en Palermo, con una esposa bonita y fría como el hielo como si fuera parte del decorado. Furioso a niveles insospechados tomé un gran sorbo de mi café. Fue el peor error que pude cometer porque también estaba espantoso, me pregunté si antes tomaría café u otra cosa. Antes de que el repugnante brebaje que parecía un veneno se deslizara por mi garganta oprimida lo solté dentro de la taza.

__ ¿Qué mierda es esto? __Asqueado, me puse de pie como expelido por un resorte y salí disparado en busca de un vaso, pero no recordaba dónde estaban. __ ¿Dónde están los malditos vasos en esta casa?

__ ¡Basta, Pedro! Me cansé. __El periódico golpeó la mesada y fui testigo de la primera emoción real de mi esposa. Estaba molesta. Muy enojada, y la mirada de furia no dejó lugar a dudas.

Estaba listo para tener la discusión del siglo, pero, sorprendentemente a ella le tomó apenas un segundo retomar su compostura. Moviéndome a un lado para darse espacio, buscó un vaso, y lo puso en mi mano.
__Aquí tienes.
¡Maldito idiota!

Sin quitarle la mirada de encima, dejé el vaso sobre la mesada de la cocina y me di la vuelta en dirección a la seguridad de mi habitación. Justo antes de cruzar el umbral me detuve.

__! Y ni siquiera sueñes que voy a ir a esa cena contigo, Camila, no recuerdo a nadie!
__No le harás ese desplante a nuestra familia, ¿me escuchas, Pedro?
 Mi papá te consiguió el trabajo que te guardan apenas te recibiste, y tus padres  no lo merecen, tampoco tu primo, nadie, ya  deja de comportarte como un chico, perdiste la memoria, te sacaron un pedazo de cerebro, está bien, no es lindo, lo sé, pero te dábamos por muerto, es un éxito que puedas ir a una cena.
__
En la habitación con furia abrí cajones, observé la ropa, revisé papeles, y al fin  como un mensaje del pasado,  no supe de adónde, un sobre cayó en mi palma, estaba en blanco, sólo dentro vi una foto del Coliseo, y una letra que no conozco, me invitó a leer, mi peor presagio se hace realidad en esa carta, tal vez haya más, otras, no sé, pero temo lo que pude haber hecho , lo que fui antes de no tener recuerdos.

“Mi querido amor: No sé cómo agradecerte el regalo del tiempo que pasaste por mi vida. Has sido siempre mi prioridad. Con esta postal todo ha vuelto a tomar vida en mi recuerdo. Este viaje fue el último que hicimos juntos. Compramos dos iguales y cada uno escribió al otro, pensamos en releerlas en años adelante en el tiempo”.
“¿Qué es esto? Es un hombre el que escribe. ¿Qué mierda hice en Italia, cuándo, con quién?”

“Viajamos ayer a Roma con su impresionante  cúmulo de historia y llegamos en coche a varias ciudades, entre ellas a Venecia, la ciudad del amor, donde visitamos cada canal. Esta mañana hemos visitado la impresionante Basílica de San Pedro. Todo fantástico. Las vacaciones mejor de lo esperado, aunque vamos a llegar más cansados que cuando salimos.
Tantas veces lo repetías, que ahora es a mí a quien le falta el aire, que no podría subir a la cúpula. Cuando leo esto tuyo pienso en la crítica que hice porque eras tan, tan exagerado no creí que fueses tan sincero. Pero ya sé que no te marchaste sólo. Tus sombras decidieron por ti o tú por ellas, no podías estar solo. Eso lo repetías tanto  que a veces resultaba pesado e incluso hasta llegaba a pensar que estabas bromeando. Hoy volví a retomar esto escrito en la postal de tu puño y letra, vuelves a mí como aliento en mis pulmones, te engullo saboreando tus cosas, cada día un sabor diferente.
 Cada uno de tus besos, me empapaban, enroscando lenguas cual si fueran serpientes en precisos y dulces besos sabiendo a menta o hierba, buena fresa, sabores y olores a selva fresca. Con mis piernas, te gustaba jugar todo el santo día, lo mismo con mis pies, ese masaje relajado, efectivo ese día ya en el hotel me vino muy bien, mirando de frente dijiste que te quedarías así toda la vida. Instante de un instante.
Roce por mi espalda con la humedad y lentitud de caracoles y la suavidad de la seda de tus manos, de tu lengua,  no sé cómo podías tenerlas tan suaves, y como si fuera la primera vez me colmabas con tus susurros, eres la mejor ambición sexual del mundo. “Glande versus  accesos y piel, unos ricos bocaditos de jamón, chocolate, helado, whisky, café que bebías de mi ser repitiendo ese ritual que era para mí el mejor bocado y para mis labios y mis oídos tus frases. ¡Eres el traje perfecto que encajaba en mí!
Revivir los mejores momentos en ese día, en una hora, en un trance de segundos, minutos y milésimas de segundos donde moría una y otra vez. Nos permitimos todo, y también nos lo dimos todo, probar, exprimir o experimentar, en aquella habitación llena de colorido.  Cada milímetro de piel  una aventura, un ciclo, un lustro y una década de amor en transición.
Quiero ir con vos a tus viajes, a tus reuniones, a tu trabajo, estar como vos, lo prometimos, decidimos que serías mi socio.
 Hoy te deseo más aún, con este deseo que es estar no estando porque estás con ella, pero regresarás, para ello voy oliendo tus libros de tus estantes, y limpiando el polvo de tu escritorio, escuchando tu música, la que hiciste sonar con la guitarra desafinada. Me lo han recordado tus amigos. La que elegíamos juntos revisando cedes.
 ¡Ahora y siempre estarías conmigo! No sé si me lo decías de forma cierta pero...  Silencio, que duerme tu alma, se siente en mi almohada.
Quiero estar despierto porque necesito volver a verte, sentir en el murmullo, que ahora es del silencio. Los ojos cerrados, pero yo despierto, quiero estar despierto porque necesito verte en el murmullo del silencio. En el silencio del tiempo, en el tiempo trascurrido en este tiempo traicionero que ahora me gustaría borrar.
 Ya no te lloro. Ni tengo lágrimas... ya no se aprieta mi pecho hasta faltarme la vida recordándote, en los ojos resecos de saberte tan cerca como lejos, yo solo, sabes que puedo. Creo que es mi gran don y a veces no me gustaría tenerlo. Pero verte cuando sueño y cuando tus ojos se abren por tus letras, te siento llegar a las mías, pienso que esto es parte de lo que deseabas de mí. Eso de que mis ojos eran los tuyos ahora por las experiencias vividas ya sé cómo es. Pues he agudizado eso y veo el alma de la gente en sus ojos. Por eso tus ojos brillantes  de ese día, nuestras fotos, son las que me han puesto a escribirte. Y perdí mis pensamientos alborotados. En un nuevo paradigma del destino extravié mi mirada de claridad ausente, en un nuevo horizonte de presentes.
Se me olvidaron todos mis  argumentos para que no te operaras, no encontré ni epítetos, ni anáforas. Busco en el pecho mi corazón demente y lo veo en tus manos palpitar ardiente. Lo dejé en tus manos cuando prometiste regresar y sin alma no tengo vida, sin corazón soy apenas un superviviente. Ni pena tengo, ni tristes sueños, Ni ando llorando, ni lo lamento. Porque mi mirada, mis pensamientos, mi corazón pleno, ya no los tengo, no los poseo en mis imperios. Ellos los guardas donde habitan todos tus sueños”.

“¿Quién eres, quién soy? No soy yo, nunca me he separado de Camila en años, no tiene fecha esto, pero soy joven aún, y hay más, hay cartas, hay entradas, debe de haber más en otra parte, pero más…  ¿de qué?”
“Y esta carta es mía, pero inconclusa, no la envié, no sé a quién:

Tengo un amor secreto, a ti quiero hablarte para que comprendas mi sentir, ver a tus ojos hermosos y decirte cuánto te amo, eres todo para mí, eres lo único en mi vida.
Mi dilema es tu silencio al ocultar tus sentimientos  por miedo a que te hieran de nuevo, sólo quiero que me digas si sientes igual que yo, si en verdad me quieres como yo a ti, de ser así nunca me pidas que me aleje de ti, dime, ¿quién puede controlar un corazón enamorado? Nadie está exento a enamorarse de un amor, aunque sea a escondidas como tú y yo, así es la vida. Triste es llegar a la vida de una persona cuando ya es tarde, pero tú haces mis días felices, levantas mi autoestima con tus palabras, tus detalles, sobretodo me haces sentir lo que soy, y mientras dure hay que vivirlo sin ocultar lo que sentimos. Lindo es amarte aunque sea disimulado, aunque no seas sólo para mí, prefiero mil veces que sea en secreto, que nadie se entere de nuestro amor, así nadie podrá dañarlo”.
__

Los últimos destellos del sol perdían su batalla contra la amenazante oscuridad de la noche, al igual que Pedro la había perdido horas atrás contra Camila.
Allí estaba, entrando al restaurante de Recoleta de su brazo como si no quisiera vomitar de la rabia.

“Debería haberle dicho que ella y la familia podrían irse a la mierda, pero es mi familia también, quieren verme. Todos están preocupados por mi situación. Acá estoy, ni siquiera recuerdo haber pisado este sitio mientras ella insiste que era de mis lugares preferidos”.

Mientras más me acercaba a nuestra mesa, más y más intimidantes se volvían las miradas de la familia, y más y más frágil me sentía yo. Era una presa asustadiza preparada a ser lanzada a los leones.

__!Pedro! ¡Qué gusto verte al fin fuera del hospital!

Por supuesto que la primera leona en arrojarse sobre su presa, fue mi madre, Amalia. A ella le siguieron, mi padre, Alberto, mi hermano mayor Agustín y su esposa, mi primo, Marcial. Era agradable sentir sus brazos alrededor, pero escuchar sus sollozos y sentir sus lágrimas mojando mi traje me hicieron sentir estúpido, o lo que es peor, enfermo. Una cena tranquila en casa, hubiera sido mucho más apropiada para el reencuentro que este circo público, al que se sumó Orestes Moravia, Juez de la Nación, el supuesto padre de Camila, mi suegro.

La cena transcurrió sin mayores inconvenientes, al menos estaba comiendo algo rico, y no el puré con pollo sin sal y compotas del hospital, pero empezaba a tener algunos problemas para seguir las conversaciones que se daban simultáneamente en la mesa. Mi padre, los hombres y Camila estaban enfrascados en un debate acalorado sobre política, mientras mi madre y mi cuñada estaban hablando de números de tinturas para el cabello.

__Hijo, si lo oscurecieras del todo, cubrirías mejor la cicatriz, te verías muy bien con el pelo negro y cortito como está _dijo mi cuñada, de sólo pensar en que me llevaran a poner tinte me horroricé.

__En realidad me agrada mi pelo tal como está __dije acariciando la nuca al descubierto, quizá una forma de reconfortarme a mí mismo. Las mujeres estallaron en carcajadas como si hubiese dicho algo chistoso y, confundido, hice lo que haría cualquiera en mi situación, acompañé sus risas.

Las mujeres continuaron con una vacía charla cosmética que incluía cómo maquillar la cicatriz, y yo intenté introducir un _ “sí, tal vez, no y mmm”__, en momentos adecuados. Era una situación difícil de sostener. Sabía que me sentiría extraño luego de tanto tiempo en el hospital, pero, a decir verdad, me sentía como un extraterrestre.

__Madre, ya ha escuchado al médico, con no exponer la cicatriz al sol y colocar las cremas que me han recetado se ira difuminando, y luego el cabello la irá cubriendo, no es necesario  nada más.
__Pedro, cuando tengas el alta psiquiátrica, puedes acompañarme a la empresa, y si el médico lo aconseja, quizá te ayude a recordar _dijo con cautela Orestes mirándome, me pareció el más cuerdo.

__ Me parecería bien, y si pudieras alcanzarme algunos libros de derecho, quizá me ayuden.
__Dalo por hecho, sí, pero es pronto todavía, no te alarmes.
La hora del postre llegó, con ello el alivio de saber que pronto la velada llegaría a su fin. El mozo puso frente a mí una enorme copa de helado, se veía exquisito, pero en cuanto lo probé, dejé la cuchara a un lado.

__ ¿Qué sucede? __preguntó con asombro Camila.

__No me gusta, es de fruta __ contesté por lo bajo.

__ ¿De qué hablas? Es tu favorito, cerezas a la crema, Pedro, ¿estás de broma? __señaló confundida__. Confía en mí.

__Eso debe ser lo mejor de tener un esposo con amnesia, ¿verdad? ¡Que debe confiar en todo lo que dices! __Mi primo soltó una hilarante carcajada, una que todos en la mesa acompañaron. Todos, excepto yo. No me apetecía fingir que comprendía su patético sentido del humor. De hecho, ya no me apetecía fingir  nada.

__Muy divertido, Marcial… __contuve las lágrimas mientras entrelazaba los dedos sobre la mesa y fijaba la mirada en ellos__. Me parto de la risa.

Las risotadas de la mesa dieron paso a los murmullos incómodos tras mi comentario, segundos después, todo sonido se esfumó como por arte de magia, dando paso al más absoluto silencio.
Camila hizo un intento para tomar mi mano sobre la mesa, probablemente anticipando lo que venía, pero la alejé tan rápido como pude.

___ ¿Crees que es divertido pasar meses en coma y despertar un día en una cama de hospital sin saber quién eres o cómo llegaste allí?

¿Crees que es agradable no reconocer los rostros ni siquiera de tus padres y tener que confiar en lo que cada uno fue diciendo?
 ¿O que un médico más desconocido aún te explique que tuvo que extirparte un tumor del lóbulo frontal?
__Lo siento, Pedro…, fue muy estúpido de mi parte, primo, disculpa. Tienes razón, fue algo estúpido para decir, pero todos viajamos de Chile para estar a tu lado, perdón __su arrepentimiento era evidente, pero el daño ya estaba hecho.

__O quizá  te resulte divertido que el psiquiatra te diga que tienes amnesia retrógrada global como consecuencia de la intervención, que es muy probable que nunca recuperes tus recuerdos.
 ! Es  eso seguramente lo más gracioso!
__! Basta, Pedro! __La mano de Camila envolvió mi muñeca en un nuevo intento por detenerme, pero la presa acababa de revelarse contra sus predadores.

__Aún no termino de hablar, Camila. ¿Saben qué es lo más gracioso de todo? __Me puse de pie frente a la mesa, notando que nuestra conversación estaba provocando la curiosidad del resto de los comensales. __Lo más gracioso de todo es descubrir que no tienes nada en común con la gente que dice ser tu familia. Y lo siento, mamá… ¡no pienso cambiar el color de mi pelo ni usar una peluca por si lo llegara a pensar para ocultar una cicatriz, si es ella lo que más le preocupa!
Buenas noches.

Sin detenerme a ver sus reacciones salí del restaurante como alma que lleva el diablo. Ni siquiera me importaba no tener control del auto ni saber el camino a casa. Sólo necesitaba alejarme de allí, ser realmente un ser anónimo perdido entre muchos anónimos, alejarme de ellos, de un pasado huidizo al que no llegaba ni por una hendija, un pasado que me contaban y sentía ajeno, prestado, extraño, molesto.

¿Por qué no estaban resguardadas las emociones, los sentimientos al menos?
No era capaz de sentir amor por esa gente, ni por Camila ni por mi propia familia. ¿Cómo podía olvidar el sentir?
Ya entrada la noche, no eran muchos los transeúntes que se aventuraban a las calles de Bs. As. en soledad, algunos cartoneros, los camiones, los sonidos de el silencio. Tampoco me importaba el peligro. Esa era otra de las consecuencias de que te hurguen el cerebro, te vuelves irresponsable e impredecible, aun contigo mismo.

__!Maldita sea! __Mi tacón del botín se enganchó en una grieta, no estaba de humor para lidiar con eso también esa noche.

Sin el sonido de mis pasos sobre la acera, noté que no era el único que había decidido dar un paseo nocturno. Quizá unos cuarenta pasos más atrás si mi defectuoso cerebro me dejaba calcular bien, otros pasos pisaban la huella, siguiendo el halo de mi sombra. Podía escuchar los pasos, firmes, pesados, amenazantes, furiosos.
A modo de prueba, crucé la calle esperando que el desconocido continuara por su camino.
No lo hizo. Siguió el mío, mi senda.
Tratando de disimular mi creciente nerviosismo, me dispuse a agudizar mis sentidos. No era buena idea salir corriendo sin saber hacia dónde ir. Necesitaba aparecer atento y alerta pero sin mostrarme alarmado.
Pensé en mantenerme cerca de la calle, a la espera de que algún automóvil pudiera socorrerme.
Para mi desgracia, no pasaba ninguno.
Algunas cuadras más adelante, los pasos seguían detrás de mí, aunque el sujeto parecía conservar su distancia.
¿Qué era lo que quería? ¿Por qué me seguía?
Estaba tentado de ver hacia atrás, pero eso sólo lograría poner en evidencia mi temor.
Me sobresalté al escuchar el chispazo de un encendedor demasiado cerca, e inmediatamente después, una brisa cargada de nicotina, un aroma que reconocí, llegó hasta mí, me penetró con algo más, un perfume, un aroma, me recorrió por entero y regresó al aire por mis poros, sentí que lo respiraba, que él lo había hecho.
¿Acaso yo fumaba antes? Ya no podía aguantarlo más, tenía que ver hacia atrás, en casa no vi cigarrillos, ni en la mesa ninguno fumó, ¿por qué ese aroma despertó algo?
Una miradita y ya, me prometí al borde del colapso. Y tan disimulado como pude ser cuando hay sólo dos personas en un ring, giré la cabeza hacia la fuente de los pasos.

Allí estaba. Treinta pasos detrás de mí.
No podía ver su rostro, pero su aspecto me provocó escalofríos, y el corazón ascendió a la garganta latiendo a mil, como si fuera  más que uno retumbaba en las sienes.
Era alto, era fuerte, un porte lo suficientemente imponente como para amedrentar a  un enemigo, sin embargo, no fue miedo lo que experimenté.
Me había prometido sólo una miradita, pero mis ojos se engancharon a esas pupilas, rodaron por las órbitas, se zambulleron en abismos oscuros, a esa distancia no pude ver el color pero tampoco podía despegarlos, necesitaba ver el rostro.
El extraño le dio una calada al cigarrillo, y una brillante mirada hizo acto de presencia por un instante eterno, me impactó como una bala, era penetrante como una daga, me sentí atravesado, leído, enmarcada por una piel blanca, un pelo negro con entradas incipientes.

“Va a robarme o a matarme”, pensé intuitivamente, percibiendo mayor aceleración de los latidos de mi corazón. Olvidando mi estrategia de permanecer tranquilo, apuré el paso.
Y aceleré un poco más.
Y él también lo hizo. Me estaba midiendo, cercando, cerniéndose sobre mí de algún modo.
Mastiqué temor y expectación entre mis dientes apretados, y terminé corriendo sin rumbo, oyendo cómo corría detrás de mí.

__!Ya vale, vete, déjame solo! __Ya casi sin aliento decidí que me detendría. Ya era suficiente para mi pobre estado físico, giré violentamente, tomé una piedra y la arrojé violentamente, sin siquiera mirar hacia dónde.
__!Pedro! ¿Estás loco?
Conocía esa voz, y la que se sumó.
__!Camila, Marcial!
__!Por supuesto! ¿Por qué corrías así?

Soltando un suspiro de alivio y al tiempo de frustración, olvidé las peleas del día y fui a abrazarme a ella, era como un ancla. Quise creer que todo aquello había sido fruto de mi imaginación o percepción alterada, que no había un hombre tras mis pasos, acechando desde las sombras… pero, mientras me aferraba con fuerza a Camila vi… la estela de humo que desaparecía a la vuelta de la esquina. Y recordé las cartas que había leído en la mañana.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.


19 comentarios:

  1. Olmeda El amor es maravilloso cuando se vive y se siente!!!!,me encanta,

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  2. Hortencia Del amor lo espero todo, lo quiero todo y lo entrego todo.

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  3. Sandra Uy, qué bueno, me encanta Gracias linda, por tu ánimo absoluto y felicitaciones .. :* :* :*

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  4. Maria Adelina Mil gracias, Eve Monica Marzetti, por tan bello relato, un beso.

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  5. Veronica Lorena Piccinino es maravilloso... esas cartas encontradas por Pedro me partieron el alma. Como te comenté en otro enlace de esta historia, me brotaron las lagrimas... te felicito

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  6. Hilda Muchas gracias Eve Monica Marzetti,, un placer eta historia, la esperaba amiga, beso.

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  7. Atrapante Eve...Sé que tengo que esperar pero ya sueño con ese encuentro que, como siempre, imagino mágico...

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  8. no soy yo , me encanto Eve distinta pero a la ves son ellos ynese amor eterno , la amnesia de Pedro que no recuerde nada de ese gran amor vivido con Guille, Guille con todos los recuerdos de Pedro , y esas cartas que Pedro lee sin acordarse , sera una bellisima historia , en esta creo que llorare como lo he echo cuando lei este capitulo , esperare el segundo capitulo que ya me tiene muy intrigada Eve , y ha esperar ese encuentro que en algun momento se dara , mil gracias Eve tqm , ¡¡¡

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    1. Susana Alcaraz muy farsantes Eve eso tambien lo pense y me encanto ¡¡¡¡

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  9. Sol Urvino Un comienzo no muy feliz, pero todo ira encajando como corresponde. UN BESO, EVE.

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