sábado, 5 de mayo de 2018

“NO SOY YO”. CAPÍTULO NOVENO.


“NO SOY YO”.

CAPÍTULO NOVENO.

Marzo de 2018.

Me gusta el amor dulce y peligroso. De esos que te pueden llegar a matar. De esos que dan miedo a enamorarte. Me gusta el amor que pesa en el pecho y arranca suspiros con gusto a su aliento. Me gusta el amor de verdad, porque sólo conozco una manera de amar.
-Brando. Bocanadas y Besos.
MindofBrando

"Qué hermoso era saber que estabas ahí como un remanso, sola conmigo al borde de la noche, y que durabas, eras más que el tiempo.”
Julio Cortázar.
"Después de las Fiestas."
"Cuántas veces me tocaba andar solo por los pasajes, un poco decepcionado, hasta sentir poco a poco que la noche era también mi amante."
Julio Cortázar.
El otro cielo (fragmento)

__ ¿Qué sucede?
__Un accidente, pero no, no es.
La imagen puede contener: texto

Fabián fue por el pedido, apenas abrir la agenda de tapas de cuero, miró la hoja, el vuelo, y así la llevó a su padre, Guillermo abrió y cerró los ojos varias veces, Fabián lo vio palidecer, temblar, y apenas oyó  el grito, cuando  con todas sus fuerzas alcanzó a sostener el cuerpo de Guillermo que se desmoronó cuando todo se volvió negro...
Cuatro años después.

__Solo esto. __Gastón sacó la foto y se la pasó __.No tengo idea de quién es la niña de la foto, pero… esos ojos y esa sonrisa me resultan conocidos…  Son los míos.

Gaby se quedó boquiabierta.

__!Dios mío!
__ ¿Qué sucede?
__La firma…  es la de Camila Moravia, la novia de mi amigo, la nena es la hija de…  Pedro Beggio.
Eres tú, Gastón… eres Pedro, el que conozco, no hay otro.
__ ¿Qué?
¿Quién es Graziani?
__ ¿Te casaste con Camila en Chile?
Supongo que sí, hace años que era mi esposa, no recuerdo adónde nos casamos, ni siquiera a mis hijos, ¿quién es Graziani?
__
“Hola, cómo empezar una correo a las 4:04 am, no es que no pudiera dormir. Te soñé, siempre lo hago. Sos  el hombre con el que sueño despierto, ¿pero por qué escribo esta carta? ¿Por qué a esta hora? Insomnio, no, dormí bien.
Desde que terminamos de hablar con tus padres me dormí como un niño, entonces ¿por qué soñé con vos? Soñé que te perdía para siempre, soñé todos los momentos que pasamos riendo juntos, abrazados, dándote un beso. Mi anhelo de besarte la frente, sacarte una sonrisa o que vos saques mi sonrisa, riéndonos de las cosas que nos pasan como pareja, corremos de los problemas de una manera divertida y audaz, lo felices que somos, el amor que nos tenemos.
Soñé cómo perdía todo por no hacer nada, sé que tengo que darte tu espacio y tu tiempo para que sanes, mi corazón no quiere eso, aunque mi mente sabe que sí lo debe de hacer. He aquí mi carta, a esta hora no encuentran un acuerdo mutuo entre corazón y mente, me pusiste en pausa, yo quiero salir de ahí, quiero ser el hombre que te siga haciendo feliz, no quiero lo que soñé, de verdad. No a menudo me pasan personas extraordinarias en mi vida (para mí lo sos) y si amas algo luchas por ello, sé que dices que merezco ser feliz, pero no te das cuenta que ya soy feliz, y a como lo leí en los mensajes parece que también lo hago con vos.
¿Te amo? Te amo mucho, nunca he escrito esto a nadie en mi vida, y creo que vos sos la persona a la que quiero escribirlo:
4:27 am…  Vuelve conmigo amor.
Nunca las había entendido, no le daba la importancia que tenían esas palabras o lo que significaban hasta hoy, esas palabras las puedo traducir en, sí,  soy feliz y sos feliz,  sigamos siendo felices. Dirás… es una carta que sacas bajo la manga, claro que sí, ahora necesito todo lo que tengo, mis pocos recursos que me quedan para que sigas en mi vida, no lágrimas, no chantajes, no mentiras, no lo que hacen otros, necesito ser diferente a ellos, necesito ser la persona de la que te enamoraste, sin trucos (claro esos trucos del engaño solo los ocupo para sorprenderte y lo he hecho en más de una ocasión, ver tu sonrisa es una sorpresa y saber que lo amaste no tiene precio).
Sé que dije que siempre te esperaré y que espero aguantar tanto, no por el hecho de que me iré con alguien más, no…  para nada,  años de aprendizaje y muchos errores en mi vida, me han mostrado que no me equivoco con vos, la razón es que sería muy feo verme marchitar poco a poco como la flor que dejó el principito por buscar otros planetas para ver quién le enseñaba qué era el amor, y resultó que lo dejó sin saber que ya lo tenía.
Te amo, piénsalo, no me dejes, todo mi ser te ama, te quiere y te adora”.

Mierda, Pedro, esto te lo dije la primera vez, cuando tenías cáncer y elegiste irte a operar. Y sigo soñándolo. ¿Por qué ahora?
__

Agustín pasó muchas horas en su laboratorio analizando las rocas que le había enviado su equipo. Tras varias horas de análisis se enderezó en la silla y se frotó los ojos, que tenía muy cansados. Aún quedaba mucha investigación por delante, pero lo alentaba la confianza de haber hecho un buen comienzo. Tendría que viajar a la zona en las próximas semanas pero su equipo había hecho buen trabajo.
Regresó a su despacho luego de almorzar cerca y sonrió a su secretaria,  arrojando unos chocolates a su mesa.

__Lárgate, ¿vale?
__Te veo de muy buen humor. __A  Samanta le encantaba el chocolate, y él lo sabía.

__Los resultado s de los análisis son prometedores, llama y averigua cuándo desean que viaje. Creo que lo haré dentro de dos o tres semanas. Pregunta sobre los progresos que han hecho y que te digan también si van cumpliendo los plazos. Después vete a casa, has pasado el día acá.
__Me has convencido. Lo siguió hasta el despacho y dejó en su mesa el informe que acababa de imprimir. __Aquí está el perfil geoquímico de la excavación.

__Genial _replicó él al tiempo que ojeaba las páginas__. ¿Me han dejado algún mensaje?

__Tienes varios en el buzón de voz.
__Gracias Sam, ¿qué haría yo sin ti? __Esbozó una sonrisa tímida al tiempo que se acomodaba en su sillón, y ponía los pies encima de la mesa.

__Perderte. __Le guiñó un ojo y salió del despacho.

Agustín cogió el teléfono y marcó su código de acceso. No cerró la puerta, nunca lo hacía, y Samanta no se inmutó.
Cerró los ojos mientras escuchaba los mensajes, lanzando una pelota que usaba contra el estrés. Casi todos estaban relacionados con la prospección, había unos cuantos del laboratorio informándole sobre los hallazgos encontrados es misma mañana.
Tras el pitado que separaba los mensajes, escuchó una voz con un tono inconfundible que lo obligó a enderezarse en el sillón. La pelota que acababa de lanzar al aire cayó golpeándole la cabeza.

__Mierda __murmuró al tiempo que se la frotaba. Sin embargo el dolor se esfumó en cuanto se concentró de nuevo en la voz.

Una voz conocida.
La voz de Pedro.
Una voz cortante, de ahí que estuviera seguro de que era su hermano. Había oído ese tono de voz miles de veces. Su forma de pronunciar su nombre, el deje con el que pronunciaba la palabra imbécil. Se quedó blanco de repente mientras buscaba su móvil para poder escucharlo de nuevo.
No, era imposible que fuera real, se lo estaba imaginando. Todo era producto de la fantasía, del deseo de recuperar a su hermano. ¿Qué decía su madre cuando era pequeño? Cuentos chinos y tonterías.
Se le aceleró el pulso mientras pulsaba la tecla para escuchar el mensaje de nuevo. Era un mensaje nuevo, con la voz de Pedro. De ese mismo día. Lo escuchó otra vez, en esa ocasión intentando concentrarse en las palabras, y no en la voz. Había dicho que se llamaba Gastón Guerrico.
¿El colgado de la editorial? No tenía sentido. Porque conocía esa voz casi como si fuera la suya.
Por su mente pasaron un sinfín de posibilidades. Descabelladas, imposibles.
Sin embargo… se le disparó el pulso. Jamás encontraron su cuerpo. Su asiento estaba junto a una de las alas. El motor había estallado. No se encontraron restos de los pasajeros sentados a su alrededor. Todos se habían aferrado a la esperanza de que no hubiera subido al avión, de que hubiera cambiado de opinión en el último momento después de que Guillermo lo dejara en el aeropuerto. Pero la esperanza murió cuando este identificó las pertenencias.
Pero ¿y si no llegó a subirse al avión? ¿Era posible que siguiera con vida? La idea era una locura. Era ridícula. Totalmente imposible. Sin embargo… no podía pensar en otra cosa.
Tenía que cerciorarse. Marcó su número, pero saltó el buzón de voz. Tras colgar el teléfono con brusquedad, tomó su chaqueta y corrió hacia la puerta, no podía ilusionar a Guillermo.

“Tu foto amorcito, es tan real como si estuvieras regresando de ese viaje. Esa sonrisa
disimulada, sutil, dulce y exquisita que insinúa la ternura, la dulzura, la alegría
y la pasión que llevas dentro de tu corazón, cada vez que te veo sonreír me enamora, me seduce, me fascina y me conquista,   iluminas mi ser con tu sonrisa… toda la vida.
Ha sido un largo recorrido peregrino del desierto en busca del destino, sueños cansados y heridos, sed que se sacia con gotas de rocío, no hay más huellas que las mías sin ningún camino, muchas veces se pierde el sentido, se confunde un trinar con un graznido, en el recorrido hay pétalos de rosas y quizá sean besos perdidos o simplemente suspiros…, a veces creo vislumbrar caricias en el horizonte infinito, manos que nunca alcanzo aunque nunca me rindo, pájaros de mi cabeza que buscan nido, que duermen en las nubes cuando hace frío, fragancia de rosa cuando respiro…., ¿será solo un delirio, la utopía que persigo? Me siento un quijote envejecido, he de llegar como sea, ven a mi encuentro amor mío que me siento perdido. Mi alma agoniza  entre las  almas  que solo aparentan. Se muere la verdad, y el amor está postrado  en algún bar, calmando sus ansias  entre copas y algún  sentimiento fugaz.
Se oye el gemido  de los corazones rotos,  pero nadie acude a su llamado. ¿Qué nos pasó? ¿Quién nos enseñó a perder  nuestro único tiempo en vanidades  que para nada aprovechan?
Dame un segundo mi amor entre tus manos  que deseo contarte el secreto de mis labios,  mientras enlazado a tu cintura comparo el brillo de una estrella con esos ojos tan claros. Un segundo solo para abrigarte en mis brazos y al caer la noche duermas cálido en mi regazo olvidando por siempre los recuerdos del pasado y quedará atrás lo que hace daño y no es grato. Un segundo nada más para amarte sin descanso y sentir tu alma como si esta fuese un pecado hablando con mi piel de todos sus descaros mientras nuestras pupilas se siguen mirando. Un segundo tan solo quiero para estar a tu lado, cogerte de la mano y mostrarte todo mi encanto,  besar tu boca y por tu cuerpo mimar sus tramos pues solo pido un segundo para decirte te amo.
Quién imaginó que la belleza fluye como un sueño, como tus labios rojos,  como la sangre, con toda tu mágica bondad, tan lleno de alegría que por donde vas iluminas mi existir.
Porque tu majestuosidad es el presagio de mi alma, porque el amor no solo es felicidad sino también dolor, recorremos los valles de un universo agobiado que lleva tantas almas agonizantes y que ofrecen sus ilusiones. Como las aguas en los mares embravecidos, bajo los luceros que avanzan en la oscuridad, las nubes pálidas caminando entre el cielo azul, como mi rostro vive solitario en esta larga soledad por la ausencia de este amor que no llega a mi corazón.
Me inclino ante ustedes ángeles, y les imploro una chispa de alegría, porque solo con él  mi existir se llenó de felicidad, hoy mi corazón tiene un motivo de latir rendido a tus pies Señor,  te pido a vos que me des la fuerza de seguir, vos has creado la belleza de todo universo, como en los valles coloridos de flores multicolor, es como él que llenó mi vida de ilusiones”.

__Samanta se puso de pie al ver pasar frente a ella a Agustín camino del ascensor.
__ ¿Pasa algo, Agustín?
Apenas escuchó. Porque ya estaba en la escalera. Cuando salió del edificio su reloj marcaba las cuatro y media. Era imposible que llegara al otro extremo de la ciudad antes de la cinco. Sorteó el tráfico cambiando una y otra vez de carril, increpó a una anciana que cruzaba demasiado lento la calle, y por fin encontró estacionamiento frente al edificio de la empresa de publicidad, justo minutos antes de las cinco P.M.
Ni siquiera se molestó en comprobar si había aparcado en una zona reservada para minusválidos. Solo tenía una cosa en mente, esa voz familiar tan dulce y enojada a la vez.
Atravesó el edificio a la carrera, soltó un taco en el ascensor porque no llegaba ni a tiros y decidió subir por escaleras. Cuando llegó a la planta catorce, lo hizo resollando, pero eso no lo detuvo. Fue directo al despacho de Gastón Guerrico.
La secretaria, la chica con tatuajes y piercing en la nariz con la que había hablado antes, se levantó al verlo llegar y frunció el ceño claramente preocupada.

__Señor Beggio, no puede entrar en ese despacho.
Agustín pasó frente a ella, y abrió la puerta empujándola con su hombro. La estancia estaba vacía.
__El doctor Guerrico no está aquí _dijo la chica.

__ ¿Dónde está? __Echó un vistazo por el atestado despacho, tan pequeño como un cuarto de baño.

__No ha venido esta tarde. Si quiere, puedo concertarle una cita.
Agustín apenas la escuchó. Examinó el despacho, si bien no sabía qué estaba buscando. Había montones de revistas apiladas contra una pared. A su derecha vio una estantería cargada de libros de geología y de minerales, otros de derecho. El escritorio era un montón de papeles y la luz de la tarde que entraba por la pequeña ventana iluminaba cajas y cajas de revistas y libros aún sin desembalar.

Mierda, tenía que haber algo. Algo que lo confirmara…
__Señor Beggio. No puede estar aquí __dijo la secretaria, que alzó la voz al verlo rodear el escritorio __.Voy a llamar a seguridad.

Agustín comenzó a mover papeles del escritorio, buscando… ¡Mierda, no sabía el qué! Buscando cualquier cosa. Su mirada se detuvo en la foto que había junto a la pantalla del ordenador. Y se quedó helado.
 Tomó la foto enmarcada con una temblorosa mano y se dejó caer en el sillón, apenas consciente de lo que veía.
El hombre se parecía a Pedro. No era la imagen exacta que recordaba de su hermano, pero eran casi idénticos. Su nariz era distinta, tenía los pómulos más afilados, el cabello diferente, además de una cicatriz en una sien. La cara que lo miraba tenía los mismos ojos que su hermano. La misma barbilla, el mismo hoyuelo que él tenía, los labios de los Beggio… y estaba junto a un niño de cabello negro y mentón arrogante, un niño, que era muy parecido a Fabián a esa edad, en verdad al mismo Guillermo, solo que era de la edad de Malena. Un niño que era la viva imagen de Guillermo.
Era consciente de haber empalidecido.

__Señor Beggio _dijo la secretaria. ¿Se encuentra bien?

__ ¿Dónde está? __logró decir.

__No lo sé. Si vuelve mañana.
__!Necesito saberlo ahora mismo!
La chica dio un respingo.
__No ofrecemos información personal. Si vuelve mañana me aseguraré de que lo reciba.
¡Esto no tiene nada que ver con el dichoso artículo que ha escrito! Es un tema personal. ¿Dónde coño está?
__No lo sé. Mire…
Agustín apretó los dientes, consciente de que no iba a llegar a ningún lado con la secretaria. Se encaminó hacia la puerta con la foto en la mano. La chica corrió tras él, gritando algo sobre el robo de la propiedad privada, pero pasó de ella. Lo importante era encontrar a Guillermo. Sin pérdida de tiempo.
__
Gastón tenía la impresión de que iban a fallarle las piernas.
Comprobó la dirección que había conseguido en internet.
Gaby le había dicho que no sacara conclusiones precipitadas, que la dejara indagar primero, pero después que la abogada reconociera a Bruno Graziani Beggio en la foto, Gastón fue incapaz de achacarle todo a una coincidencia.
Había un motivo por el que Camila mantuvo bajo llave esa foto en una caja. El motivo por el que sintió el extraño déjà- vu al verla, no deseaba preguntarle a Daniela, al menos no todavía, según ella solo había sobrevivido Bruno, claro que eso se lo había dicho Camila. Había un motivo por el que había buscado a Gabriela Soria.
Había vuelto al despacho para hacer una búsqueda sobre Guillermo Graziani en internet. El hombre con el que Pedro Beggio estaba casado según le había dicho Soria desde casi ocho años atrás, gay. Lo que descubrió le había revuelto el estómago.
 Por supuesto que había visto la cara de ese hombre en las portadas de las revistas de economía, y más recientemente, en las revistas del corazón, pero lo único que sabía de él, es que se trataba de un hombre muy atractivo. A estas alturas, sabía muchas cosas más. Había encontrado muchos artículos en internet, unos  lo describían como el terror de tribunales en el fuero penal, otros como el implacable director general de una empresa farmacéutica con fama de realizar fusiones empresariales agresivas y de pisotear a todo aquel que se interpusiera en su camino para lograr el éxito. La prensa criticaba su afán por ganar más poder, dinero y también su intransigencia. Al parecer la empresa estaba involucrada en el desarrollo de drogas contra el cáncer, y según Soria, Pedro había padecido cáncer de cerebro, y había sido Camila la que lo había extirpado, con la ayuda de su equipo, otra cosa impensable, jamás supo que alguna de sus cicatrices estuviera relacionada con esa cirugía. Y si la información fuera cierta, ¿acaso sería verdad lo del accidente?
Volviendo a Graziani tenía fama de odiar a la prensa y ponerles cara de asco, sin embargo no parecía importarle que lo fotografiaran cada fin de semana con una mujer diferente. ¿Acaso ocultaba su condición? ¿Ante quién si había estado casado con él?
Era imposible que él hubiera estado con un hombre así. ¿Dinero? ¿Poder y farsa? ¿Fama? Nada de eso le importaba, ni sabía que alguna vez le atrajera un hombre. ¿Gay? Un hombre obsesionado por esas cosas no le habría resultado atractivo ni siquiera para ser su amigo. Era imposible que hubiera sido su…
Tragó saliva para deshacerse del nudo que tenía en la garganta incapaz siquiera de pensar en la palabra, incapaz de pronunciarla. Había tenido una esposa, Camila. Las náuseas lo asaltaron mientras acariciaba la alianza que aún llevaba en el dedo. Daba igual que Bruno se pareciera un poco a ese hombre. Todo el mundo tenía un gemelo, ¿no?
¿No se lo había dicho Soria unas horas antes?
Por Dios que era una mala idea. Cerró los ojos e inspiró profundo varias veces intentando tranquilizarse. ¿Qué diantres hacía en el lugar? No debería haber viajado a Buenos Aires. No debería haber visitado a Gabriela Soria. No debería haber mirado en el dichoso cajón.
Abrió los ojos y observó la calle. La carretera estaba franqueada de enormes arces. Los jardines se extendían armoniosamente de una propiedad a la otra, cada una más impresionante que la anterior. Estaba cometiendo un error. Porque aquello no era real. Debía irse antes de acabar haciendo el ridículo más absoluto.
Estaba a punto de marcharse cuando escuchó el tintineo de bicicletas. Al levantar la vista descubrió un  par de nenas y un muchacho en sendas bicicletas.
 Una de ella frenó en seco nada más verlo. Las otras pasaron de largo, riéndose, pero el joven plantó los pies en el suelo y se aferró al manillar de su bicicleta mientras lo miraba como si hubiera visto un fantasma, igual que le sucediera a Gabriela cuando entró al despacho.
Gastón tragó saliva. La tensión era tal que tenía la impresión de que le estuviesen clavando agujas por todos lados.
Una de las nenas regresó junto al muchacho, la cara de la niña era la misma de la foto.
Ya no podía marcharse. Tenía que ver. Tenía que saber.
El miedo amenazó con apoderarse de él. No sabía qué decir. No sabía qué hacer. Pero algo lo impulsó.

__Hola.
__Tú __dijo la niña que aún lo miraba con los ojos desorbitados  __. Tú… te pareces…

__A nadie _dijo el joven.

__Me llamo Gastón. ¿Tú eres Malena?
__Sí. __La niña entornó los ojos__. ¿Cómo sabes mi nombre?
__Me lo ha dicho una amiga. __Se produjo un incómodo silencio durante el cual la mirada asombrada de la niña se le antojó insoportable, y la furibunda del joven más, supuso que era Fabián Graziani. Miró hacia la calle __. He venido para hablar con el papá de ustedes. ¿Está en casa?

Malena lo miró a Fabián que bajó de la bicicleta como si acabara de recibir una bofetada.
__No está y no puede verte. No otra vez, Pedro. No sé a qué estás jugando ahora, pero déjanos en paz __le espetó Fabián.

Pedro se estremeció.
__Espera…
__!Chicos! _dijo un hombre, cuya voz llegó desde el otro lado de la calle__. ¡Es hora de entrar!

Las bicicletas cayeron al suelo,  mientras la nena atravesaba la calle a la carrera y enfilaba el camino de acceso a una casa de tres plantas, Fabián casi fue tras ella. En el porche había un hombre vestido con pantalones de vestir y una camisa remangada. Un hombre  de pelo negro, cuya mirada era capaz de taladrar, guapísimo que al natural era mucho más impactante que en fotos.
Un hombre, comprendió mientras contenía el aliento, que de cerca no solo se parecía un poco a su hijo. En realidad eran como dos gotas de agua.

Estudio Graziani y Asociados.

__ ¿Qué mierda es esto, Alberto?
__Lee, estaba en el despacho de Guillermo, ahora entiendo lo que hace cuando se encierra por horas.

”Y aquí estamos, rompiéndonos el corazón en mil pedazos, ahondando las heridas  que nos abrimos a diario; buscando defensas arbitrarias que protejan lo que aún se encuentra intacto, pétreas corazas ancestrales, impidiendo que la razón se cuele debajo. Gélidas madrugadas transcurren  sin siquiera un abrazo; miradas tristes y vacías, cuerpos abandonados hace años, a la deriva naufraga la ternura, el corazón ha sido abandonado por nuestro amor aferrado a un puñado de recuerdos que algún día creamos juntos.
¿Adónde se irán a morir nuestros sueños, ahora que  han ganado la batalla el temor y la muerte?
¿A dónde yacerán las ilusiones  cuando el alma  nos haya dejado…  solos?
Caen, mueren en lamento  los abrazos no dados; se suicidan los besos no dados, que han sido desterrados de nuestros labios desde lo profundo del centro, ya en el letargo se apaga su voz
Un dolor agudo y oscuro, me cruza despacio el cuerpo, empuja fuera de mí, al ejército de lágrimas que han reclutado  mis ojos, las manos se pliegan, escondiendo su viaje alado. Y aún no comprendo, por qué razón  rompemos el amor a cada paso.
La distancia me separa de vos, sin embargo sé que eternamente  vivirás en la sombra de mi recuerdo y jamás estaré solo, me pongo de pie desde el mismo instaste de mi vida, podré guiar la sensación de mis pensamientos, y nunca volveré a alzarte la voz como hace tiempo, ahora extraño cuando vivíamos en el paraíso, sin que te des cuenta así es mi forma de existir, y recuerdo el roce de tu piel junto a la mía, esta gran distancia que nos aleja día a día, porque jamás has salido de mi corazón porque vives dentro de él y late al doble al recordar tu nombre.
Es todo lo que siente mi alma al imaginar que estás juntó a mí Pedro, como el amargo licor con un sabor a uvas y cuando por tu amor imploro, en mis ojos brotan lágrimas que se mezclan  con el recuerdo de lo bello que fue nuestro amor.
De tal manera pasan los momentos como el destellante sol que intenta alcanzar a la luna, guiado así a sus cavernas de oscuridad, donde la luna se aleja cautelosamente, en busca de una mágica melodía del ruiseñor, así como tu hechizante belleza me motiva a buscar tus carnosos labios fallando en el intento y en el cual escribo con el corazón,  el cual pierde su pasión. Como el amanecer está cruzado de brazos y el aire corre por las llanuras, rompiendo las siluetas con sus besos llenos de amor, mis letras son el único consuelo, las cuales están llenas de oscura pasión que me hace perder la razón, llevándome al silencio de la ternura del inmenso amor que escribo para vos.
Espero  las lágrimas que brotan de mis ojos al escribir estas letras llenas de amor y nostalgia, porque mi silencio y mis letras son muy tristes, ahora mis pensamiento son solo para vos, tu silueta encantadora de mágica voz era mi refugio en mi alma enamorada, donde los besos de amor hoy son mi triste realidad y nuestras melodías han quedado en el olvido de la supuesta muerte. “

__ ¡Uy, no! Guillermo está mal, pero muy mal, lleva siglos sin Pedro.
__ ¿Qué podríamos hacer? Y no me digas buscarle novio, que ha salido con medio Buenos Aires.
__Y es todo una mierda, Beto, porque la nena es la imagen de él, y además no vio el cuerpo y no lo siente muerto. No sé cómo va a terminar, y sin olvidar que antes pasó por lo mismo, excepto que estaba vivo, pero ahora…
__Permiso, Beto, llama Gaby __se apresuró a decir Cuca.

__Qué te dije, ya te extraña y vuelve __ siguió Marcos.

__Si vuelve no sé, pero dice que vio a… Pedro.
__ ¿Que vio a quién?

__

Guillermo sintió el subidón de adrenalina cuando Malena y Fabián corrieron hacia él con el pánico, la rabia y el dolor pintados en la cara.

__ ¿Qué pasa? __le pregunto a Fabián, al tiempo que hincaba una rodilla al suelo delante de Malena y la tomaba de los hombros  secando las lágrimas que habían descendido por las mejillas y examinaba el cuerpo para asegurarse de que no estaba herida.

__Yo…
__Entra en casa, Papá _espetó Fabián imperativo __. Entra…

__Chicos tranquilos. ¿Qué pasa? Dime ¿qué ha pasado? __Su mirada voló de su hija a Fabián, a las bicicletas, que estaban tiradas en la calle. Y después a la persona que se encontraba en mitad de la calzada, mirándolo. Al hombre que se parecía a…

Se quedó sin aliento. Se le aflojaron las rodillas, como si fueran de gelatina.
¡Dios mío!
__!No, papá! __Fabián lo aferró de los hombros e intentó empujarlo hacia la casa mientras él se ponía de pie muy despacio manteniendo la mirada enlazada a la de ojos marrones color miel __.No, papá. No es él. No es él, papá. Solo se parece a él. Por favor, papá, por favor, no te hagas esto, no otra vez _suplicó Fabián. Mírame.

__No papi.

Bajó la mirada a la cara bañada en lágrimas de Malena. Ella como Fabián tenía los ojos desorbitados por el pánico, pero apenas si se daba cuenta. Con manos temblorosas, los apartó de su camino y miró hacia el hombre de pelo castaño que estaba parado como una estatua en mitad de la calle. Observándolo de la misma manera que él lo observaba.

__ ¿Fantasía o realidad? Esta era mi pregunta día a día, y las respuestas parecían tan confusas, tan lejanas y tan complejas. Y mientras llegaban, yo ansioso esperaba. Y en esta espera a la respuesta, mis sueños eran robados, mis pensamientos cautivos y mis deseos... Mis deseos eran arrancados. Era mi vida  la que quedaba desnuda ante lo inevitable y mi voluntad doblegada ante la impensable respuesta. ¿Fantasía o realidad?
En mí iban quedando solo pequeños espacios de tiempo que lentamente alimentaban a mi alma sediento por ser amado.
¡Todo era una locura! ¿Fantasía o realidad?
Era locura sentir un baile de mariposas revoloteando en mi interior. Era locura escuchar el palpitar de mi corazón al pronunciar tu nombre. Era locura esa emoción inocente por tenerte cerca y saborear tu esencia con un instante de tu presencia. Era locura contemplar el amor a través de un momento, de un gesto, de un suspiro o quizás a través del roce del viento. Locura eras vos, locura era yo. La fantasía se evaporó y mi realidad se mostró, pudiendo comprender al fin que te amo a vos, Pedro, desde el mismo día en que te conocí.

Empezó a darle vueltas la cabeza, se le desbocó el corazón, era imposible, una alucinación, estaba volviéndose loco de dolor  y añoranza.
Apenas fue consciente de que un coche se paraba en seco sobre la acera, de que Agustín salía de su Sonic, de que Fabián y Malena seguían gritando, histéricos, mientras intentaban que entrara a empujones, pero era incapaz de oírlos, de sentir siquiera sus manos.
Gastón retrocedió.

__No te vayas, no. Antes de irte, antes de decir adiós esta vez te pido por favor, enséñame a olvidar. Dime cómo puedo olvidarme de vos, cómo puedo arrancarte de mi mente. Enséñame a olvidar, tal y como vos lo has hecho. Como vos has olvidado los besos que una vez dijiste que eran inolvidables. Besos que dejamos grabados en nuestros labios. Quiero que me enseñes a olvidar como vos lo hiciste. De la misma manera que olvidaste cada caricia, que mis manos tocaron tu piel, estremeciéndola. Cada caricia que desnudaba tu piel y tus sentidos. Dime cuál fue la forma que lograste, para así olvidar  cada uno de los instantes  con los cuales yo desnudé tu cuerpo. Cada una de las ocasiones que me pedías que te tomara, que mis brazos sostuvieran y cubrieran tu cuerpo desnudo. Quiero secuestrar  tus labios, hacerlos de nuevo míos y en noches heladas dormirme en tus besos. Quiero que se alcen los sentimientos y ver estrellas en tus ojos. Que tus labios susurren mi nombre posados en los míos y respirar el mismo aliento.
Enséñame a olvidar de la misma manera, de la misma forma que vos lo has hecho, para poder decir adiós. Olvidar cada día y noche que pasé a tu lado, despertando juntos. Enséñame a olvidar todas las veces que te hice el amor. Enséñame a olvidar, para que mi corazón  así nunca llore por tu adiós, que ahora me brindas. Para que mi alma  no se parta en pedazo por tu despedida. Solo quiero saber cómo se puede olvidar, después que me enseñaste a  amar.
Guillermo parecía incapaz de  impedir a sus pies que siguieran andando con la sensación de flotar en una nube. De estar sumido en un sueño. Como si estuviera alucinando a plena luz del día.
Consiguió bajar a la acera de algún modo y se detuvo delante de él. Lo observó alucinado. A su lado escuchó que Agustín mascullaba.

__Madre del amor hermoso, hermano.

Nadie habló. Durante un minuto entero solo hubo silencio. Y miedo, esperanza, y absoluta incredulidad. Y después el corazón le dio un vuelco en el pecho.
__!Dios mío, amorcito! __Acortó la distancia que los separaba y le tomó la cara entre las manos __.Lo sabía, siempre lo supe, mi alma me decía que no estabas muerto __mientras le acariciaba con los dedos la delicada piel del mentón y se lanzaba al abismo de la mirada de miel__. No puede ser real. Sos un sueño.

Los recuerdos lo bombardearon a mansalva, se confundieron, se condensaron en su pecho, y le formaron un nudo, mientras lo miraba. Mientras sentía la vida, el pulso que latía debajo de sus dedos. Mientras sentía cómo el calor de su cuerpo lo rodeaba, marcándolo y abrumándolo.
Pedro era real. Lo sentía cálido y suave, y vivo, y vivo, bajo los dedos. Era… Pedro.

Pedro lo estaba mirando a la cara. Vio que esos ojos de color miel y café lo reconocían. Y la conexión que sintieron desde el principio, desde tantos años antes, desde que se conocieron refulgió con fuerza, calentándole lugares que no sabía que estaban congelados.
Todo este tiempo… Todos estos años.

__Pedro __susurró.

Hoy más que nunca necesito escuchar  de tus labios   un te extraño. Sí, hoy  siento que te necesito, hoy me siento perdido  y sin saber qué hacer de mi vida sin vos, yo sé que  no debemos aferrarnos a nada ni a nadie,  pero es tanto el deseo de tenerte entre  mis brazos, que cada día que pasa sin verte,  siento que es una eternidad que no sé de vos.
Mi mente me dice que quizá me estás olvidando, pero mi corazón no lo quiere aceptar , es verdad  que lo nuestro fue algo mágico, y se podría decir que  hasta divino, pues yo , yo creí que el amor para  mí  ya era cosa del pasado, o mejor dicho , el amor  para mí era algo que debería de olvidar para  siempre, y ya vez que no fue así, pues nuestros  caminos se cruzaron y después de eso , ya no  puedo vivir sin estar en contacto con vos. No he vivido este tiempo, tan solo he respirado para esperar este momento.
Hoy me siento vacío sin saber de vos, hoy quisiera  que siempre estuvieras a mi lado, y no , no quiero  extrañarte , solo quiero tenerte a mi lado, pues  mi corazón te extraña y mi mente me lo recrimina, pues te has convertido en mi mayor anhelo y mi  mayor necesidad , quizá ya no recuerdes lo que  vos y yo hablamos , y eso fue , ser sinceros y decirnos  siempre la verdad, y hoy mi verdad es que te amo, que te extraño y que no puedo dejar de  pensar en vos, que he pensado todo el tiempo en vos, dime si vos me amas, o solo fui un  juego en tu vida, dime si me amas , pues ya no quiero seguir sintiendo  este vacío y esta soledad.
Los ojos de Pedro se oscurecieron. El reconocimiento desapareció. Reemplazado de inmediato por la confusión y el… miedo.

Antes de que pudiera impedírselo, se soltó de sus manos y retrocedió un paso. Extendió los brazos en un gesto inconfundible para que no lo tocase.

__No. __Gastón tragó saliva mientras miraba de una cara a otra, con el ceño fruncido, antes de retroceder otro paso__. No, me llamo Gastón. Gastón Guerrico.

El dolor lo consumió. Intentó volver a tocarlo, pero Fabián le dio un fuerte tirón del brazo, impidiéndoselo.
__Papá, ya te he dicho que no es él. Solo se parece a él. Escúchame. No es Pedro.

¿Que no es Pedro? Tiene que serlo. Tiene que ser él.
__Pedro…

Gastón  se zafó de sus manos. Y Guillermo tuvo la sensación de que el corazón se hacía trizas contra la calzada, a sus pies.
__Yo… confiaba en poder hacerle unas cuantas preguntas. Pero me doy cuenta de que no es el mejor momento. Me iré y…

___!No! __exclamaron Guillermo y Agustín al unísono.

Gastón dio un respingo. Se quedó helado antes de mirar a uno y a otro con expresión aturdida.

¡Por el amor de Dios, tenía que ser él. Hablaba como él. Guillermo jamás olvidaría esa voz. No sabía qué coño estaba pasando, pero no quería ahuyentarlo. Para evitar la tentación de tocarlo, se pasó una mano por la cara. Cerró los ojos, sacudió la cabeza y volvió a abrirlos. Pedro seguía allí. No era un producto de su imaginación como cada día y noche durante esos años.
¿Por qué no se arrojaba a sus brazos? ¿Por qué estaba allí plantado, mirándolo como si fuera un desconocido?

__No __repitió Agustín, que extendió la mano. __Ahora es un buen momento.

__ ¿Quién es usted?

¿No conocía a Agustín? Tenía que conocer a su hermano. Era, Pedro.
__Agustín Beggio. Soy su… cuñado. __Señaló a Guillermo con la cabeza __. Su… soy el hermano de Pedro.

Gastón frunció el ceño antes de que pusiera los ojos como platos.
__ ¿Agustín Beggio? ¿El geólogo?
Su hermano esbozó una sonrisa.
__El mismo.
__En fin. __Su rostro adoptó una expresión nerviosa. Un rostro  que Guillermo por fin reparó que era distinto a como lo recordaba. Distinto aunque muy familiar. __Esto es un poco incómodo. Yo… no tenía ni idea. __Se pasó una mano por el pelo.

A Guillermo se le formó un nudo en el estómago. Era el mismo tic que Pedro tenía cuando se ponía nervioso.
__Yo tampoco _repuso Agustín. Se estudiaron durante unos minutos __.Me has pasado un mensaje.

Gastón de ruborizó.
__Bueno… usted parecía un poco… molesto por el artículo. Supongo que respondí… de mala manera, diría ahora mismo a tenor de la situación.

Agustín sonrió. ¿Por qué reía?
__ ¿De qué están hablando? __preguntó Guillermo, sin dejar de mirarlo. Él tenía la sensación de que una panda de luchadores profesionales le estaba dando una paliza y ellos se comportaban como si se conocieran. Si Agustín sabía que Pedro estaba tan cerca y no se lo había dicho…

__Es el editor del que te hablé el otro día, Guillermo. El que escribió el artículo.

Guillermo lo miró una vez más… miró a Pedro. Miró al hombre que solo podía ser su Pedro, que además era abogado. ¿Por qué se comportaba como si no lo conociera y era editor? ¿Por qué no estaba aferrado a Malena abrazándola con la fuerza de su alma? ¿Por qué no lo abrazaba con fuerza a él? ¿Por qué no lo abrazaba como él necesitaba abrazarlo?

Mientras un sinfín de preguntas se agolpaban en su cabeza y examinaba su rostro de nuevo, se dio cuenta de las diferencias. Su nariz era más fina, sus pómulos conservaban los hoyuelos pero estaban un poco más definidos, y había otra cicatriz en la sien que no recordaba.

“Editor. El que escribió el artículo del que te hablé. Gastón Guerrico.” El nudo que tenía en el pecho creció. ¿Sería posible que ese hombre no fuera Pedro?
Recordó la conversación que mantuvo con Agustín en su despacho y la confusión reemplazó a la estupefacción.

__ ¿El loco?
__ ¿Perdón? __Gastón lo fulminó con la mirada.

Agustín se echó a reír.
__No. No. No es nada. Solo una broma. Esto es un poco incómodo. Usted… se parece mucho a mi hermano. Creo que estamos todos un poco aturdidos.

¿Qué leches decía Agustín? Era su hermano. ¿Verdad?
__ ¿Por qué no entramos? __sugirió Agustín __. Puede contarnos a qué viene esto. Vamos. __Señaló la casa. Gastón miró a Guillermo con recelo antes de rodearlo para que no pudiera tocarlo y colocarse junto a Agustín.

Guillermo se volvió y los miró fijamente mientras se dirigían a la casa. Intentó aclararse las ideas. ¿Sería posible que otra persona se pareciera tanto a su esposo? ¿Qué hablara como él? Si no era Pedro, ¿qué estaba haciendo allí? ¿Quería hacerles una broma de mal gusto?
El contorno de su silueta le llamó la atención. Tenía la constitución de Pedro, las mismas proporciones y piernas torneadas bajo el jean, el mismo trasero perfecto. Incluso caminaba como él.

El destino no podía ser de nuevo tan cruel. Dios no podía ser tan cruel, tenía que haber una explicación. El dolor le atenazaba el pecho, destrozándole lo poco que le quedaba de corazón. Escucharía lo que tuviera que decir por Agustín. Después se marcharía. No era capaz de aguantar semejante recordatorio en forma de guantazo de todo lo que había perdido.

Los siguió al salón, donde los sofás de cuero formaban una ele. Gastón estaba en el centro de la estancia, con la vista clavada en los rascacielos de la ciudad, pero al cabo de unos segundos se volvió para examinar la habitación. No sabía qué estaba mirando, ni lo que buscaba pero cundo se dio cuenta de que Gastón  miraba la fotografía de  Malena, Agustín y de Pedro, su paciencia se agotó.

__Malena le dio un tirón del brazo y le susurró:
__Papi…
Pero no le prestó atención.
__Dígame por qué ha venido señor. ¿Cómo ha dicho que se llama?

Gastón dio un respingo y se volvió hacia él, y a juzgar por cómo abrió los ojos, Guillermo supo que la estupefacción había desaparecido de su cara, reemplazada por el hielo que sentía en su interior. Un  hielo que había erigido a lo largo de los años para poder sobrevivir.
Vio cómo Gastón hacía aparecer un escudo invisible, vio cómo sus ojos se endurecieron, como si estuviera viendo a un desconocido, como si la conexión que había sentido en la calle nunca hubiera existido.

__Su esposo murió en un accidente aéreo hace unos cinco años, ¿es correcto?
__Cuatro.
Al ver que Guillermo no continuaba siguió.
__ ¿Murió aquí, en Buenos Aires?
__Ya parece conocer las respuestas. ¿Por qué ha venido?
__Hace tres años o menos me vi involucrado en un accidente tras el cual quedé en coma. __Alzó una mano y se frotó un punto de la cabeza __. Cuando desperté en un hospital de Chile, no recordaba nada del accidente ni nada de mi vida. Los médicos dijeron que el accidente afectó a mi memoria a largo plazo. Lo llaman amnesia retrógrada. Me han dicho que me vi involucrado en un accidente de coche. Pero ya no estoy tan seguro.

__ ¿Por qué no? __preguntó Agustín que también lo escrutaba en detalle.

__Mi esposa murió en el avión que se estrelló hace unas pocas semanas. Después del accidente, cuando revisaba algunos de los documentos, encontré pruebas que sugieren que estuve en una clínica privada aquí, en Buenos Aires., durante ese coma, no en Chile, como me habían hecho creer. Y que el coma duró casi tres años, no cuatro días. No estoy seguro de por qué mintió mi esposa ni lo que quiere decir todo esto, pero he venido a esta ciudad en busca de respuesta. Ayer acudí a un abogado para que me aconsejara. La mujer me reconoció y me dijo que me parecía mucho a Pedro Beggio.  __Miró a Guillermo__. Su esposo.

A Guillermo le daba vueltas la cabeza y el corazón le atronaba los oídos. La historia era ridícula. Una locura. Imposible que fuera verdad.

__ ¿Cómo se llama la abogada? __quiso saber Agustín.

__Gabriela Soria.

Agustín miró a Guillermo. Sabía lo que estaba pensando. Pero no podía ser él. Sí, se parecía muchísimo a él, pero, una vez superada la estupefacción inicial se daba cuenta de que no era el mismo. La nariz de Pedro era distinta, y sus mejillas no eran tan afiladas. La madurez podía cambiar el rostro de una persona, incluso un poco su forma, pero no la estructura ósea. Además, Pedro estaba muerto. Murió en el accidente aéreo. Lo enterraron. Daba igual que nunca recuperaran el cuerpo. Nadie sobrevivió al accidente.

__Gabriela cree que puede ser Pedro _repitió Guillermo __.Por eso ha venido.

__No. No del todo. De hecho, no sabe que he venido. Me dijo que no viniera aún, pero yo… __Se mordió el labio y rebuscó en el bolsillo. Miró a Malena, que estaba de pie junto a Guillermo, y el instinto protector se apoderó de él, instándolo a pegar a su hija contra su costado. Con dedos temblorosos, Pedro le ofreció una fotografía __.Encontré esto en una caja de seguridad en mi casa.

A regañadientes. Guillermo tomó la foto. La miró. Y tuvo la sensación de que se abría un agujero bajo sus pies.
Malena puso los ojos como platos al ver la foto que él tenía en la mano.

__Papá… soy yo.
__ ¿Cómo se llamaba su… esposa? __interrogó Agustín aunque sabía la respuesta.
__Camila. Camila Moravia.

Guillermo contuvo la respiración y levantó la cabeza, cuando Pedro miró a Malena y se apartó el pelo que llevaba más largo, le  vio una marca de nacimiento que tenía detrás de la oreja, debajo, en la unión del cuello y el mentón.
En otro tiempo besó, lamió, mordisqueó esa marca en forma de corazón tantas veces como si fuera suya.
La esperanza estalló en el pecho. Era él, era Pedro, estaba vivo, era…
Guillermo hizo ademán de abrazarlo, Pedro retrocedió para alejarse de sus manos, y cuando las miradas se encontraron, Guillermo por fin comprendió lo que no encontraba en esos ojos ahora: reconocimiento y amor, solo había vacío y desconfianza.
Su reacción en la calle lo golpeó con fuerza y la esperanza se vio apagada por un balde de agua fría.

“Accidente. Amnesia retrógrada como antes… Vivo.”

Sintió cómo la bilis le subía a la garganta, la habitación se le cayó encima tal como sucedió el día de su entierro, cuando la realidad de haberlo perdido para siempre, lo golpeó como una tonelada de ladrillos.
Sin embargo, no lo había perdido, estaba allí. Era real.

¿Y Camila? ¿Qué había tenido que ver? ¿Acaso se había casado en Chile sin saber que ya lo estaba?
Daba igual, como daba igual lo que había sucedido para que su aspecto cambiara. Algo permanecía invariable.
Estaba vivo. Jamás se había subido a ese avión. Llevaba vivo todo ese tiempo en Buenos Aires y nunca lo había buscado. Nunca se le había ocurrido buscarlo.

“Si pudiera seducirte, si tu cuerpo me recordara, aunque tu mente me niegue. Con mis ojos te seduzco. Nos miramos fijamente, tomo tus manos y te conduzco a besarme intensamente. Te seduzco sutilmente. Con mis dedos dibujo  tus labios. Te acercas, te beso dulcemente, me entregas tu elixir poco a poco. Te abrazo de manera delicada para sentir tu cuerpo que arde.
Mi piel se encuentra erizada y deseo amarte hasta tarde.
 Las caricias son parte de mi seducción. No paremos, sigamos…  Se acelera el ritmo de mi corazón, nada importa, nos amamos. Así, el tiempo transcurre lento. Te sigo seduciendo. Disfrutemos de cada momento, admiremos el cielo que estamos viendo.
Estás allí, vivo, como un todo en mi alma, como melodía con tu voz almendrada y  te vuelves infinito y universo. Y me abrazas a la cintura de tu cielo donde tu constelación hace estragos en los delirios de mi mente. Y ahí estás tendido al alba, vivo,  íntegro, intacto, entero,  seguro. Con mi beso entre tus sienes,  con tus manos en mi vientre, implosiones de energía. Tu piel huele a mí,  a mis ojos y a mis manos y yo huelo a vos,  a la gloria de tus brazos. Quiero toda tu vida, comerme tu amor a pedazos aunque tu mente no me recuerde, sangrarte el alma, beberme tus ganas, saciar tu sed, robarte la calma. Pero también quiero tus muslos en los míos,  saciarme en el universo de tus entrañas, navegar en ellas y dejar mi esencia, que seamos uno en el alba y cubrirte los ojos con la venda de mi alma, cegarte la vida con el estallido cósmico, porque soy atardecer tibio y delirante que se alimenta de latidos de tu alma,
de las manecillas de tu tiempo, de los segundos que he pintado sobre el lienzo de tu cuerpo.
Porque soy brújula descompasada y lo quiero todo, tus uñas arrancándome la piel,  tus gotas  o tormentas mojándome las ansias, tu candil destrozándome las entrañas matándome las malditas ganas. Porque soy nostalgia y fuego que alimenta tus mañanas, antídoto para tu alma y también veneno que te calcina las entrañas. Porque lo quiero todo o nada. Quiero tu vida, tu alma, tus besos, tus ansias, tus ganas amarradas  a los confines de mi espalda. Porque lo quiero todo, a vos desnudo al alba bebiéndome sorbo a sorbo los pedazos de tu alma y también tus malditas ganas.
Hermoso espectáculo en el que cada noche  tu cuerpo y mi cuerpo  se hacían entrega de los  placeres y deseos que un día soñamos,  en los que la loca pasión y el deseo  eran los invitados principales,  y nuestras dos almas enamoradas  hacían derroche de caricias y besos.
Cómo olvidar el aroma de tu piel, el roce de tus manos, cuando me acaricias, cómo olvidar un momento a tu lado y sentirse felizmente enamorado, si te llevo hasta en mi piel, como una obsesión, una parte de mi ser, ocupas mi mente, mi corazón. Cuando no estás a mi lado lo disfruto, con recuerdos vividos a tu lado, con los segundos de tu vida que son eternos. Vos sos  el culpable de los sueños tan hermosos que construí, para no extrañarte, atarte los brazos y poder abrazarte para que nunca te olvides de mí. Lo que quiero es por siempre amarte. Te siento tan lejos  y vos sabes, que yo solo quiero que... te quedes conmigo, porque amarte de lejos no puedo. Este tiempo de espera  enloquece a mis sentidos. Necesito acariciar tu piel, besar tu boca de nuevo y perderme hasta que me digas: te amo.
Porque lo sos todo para mí, y hasta mi vida doy por vos. Estoy cansado de imaginar que estás junto a mí, cuando mi alma sabe que no es cierto. No te vayas ahora, mírame, ¿no te das cuenta de lo que te necesito, que no soy tan fuerte como parezco? y ¿sabes qué...? Solo pido tenerte de nuevo.

Sin vos no imagino la vida, mis historias pasadas olvidadas,  en el tiempo curaste mis heridas. Nunca encontrarás quien te ame como te amo,  mis sentimientos que brotan deseos y pasiones sin descanso. Mis besos espontáneos recorren tu cuerpo como nadie ha podido hacerlo. En mi locura de amarte sientes la calma que invade tu alma.
Moriría entre tus brazos si fueras mi verdugo, me marcharía de esta vida con gusto si tus propias manos apagan la luz de libertad de mis ojos. Jamás sentiré el aroma de tus besos en labios ajenos, sería imposible. Cuando llegamos al volátil momento de amarnos seducidos por una pasión donde se oyen tus gemidos constantes,  donde tu voz entrecortada pronuncia mi nombre, tus movimientos ocasionan un terremoto que provoca grietas en mis ansias de una experiencia inolvidable. Fuegos que son producidos por las ganas de devorar tu cuerpo alimentándome del sudor ardiente que libera tu piel. Y así como fuego deseo que sus llamas me conviertan en cenizas, como polvo en el viento con un solo destino ocupar un espacio inolvidable en un rincón de tu corazón. Siempre encontrarás mi amor dentro de tu ser....
Sin vos no podré. Sin tu amor moriré.
Con ese fuego ardemos en donde somos instante  de nuestra llama amante  en mañanas que queremos  espejo de los anhelos,   reencontrando lo perdido  por la flecha de Cupido  pegando nuestras pasiones  al latir de corazones  que en llamas son unidos.
Ese fuego nos abraza en una historia de amor suavemente en tu candor  y salvaje en mi traza moldeándonos en una raza  que goza en la vibración  del cuerpo y su pasión  que llena de palabras  en esa voz que labras  tu susurro y su canción. Fuego que no se extingue  en mi piel y tu mirada  con la sangre cargada  en ardor que se distingue  en el instante que sigue  a nuestro sensual abrazo  que al final es ese lazo  que damos y recibimos  y al sentirme poseído  en el calor de tus brazos.

__ ¿Qué dice?
No soy Pedro, soy Gastón.

Guillermo no conseguía respirar. La fotografía cayó al suelo, a sus pies. Tenía que alejarse de él. Tenía que alejarse de ellos antes de perder los papeles por completo.
Salió de la estancia. No sabía adónde iba. A su espalda escuchó a Agustín.
__Denos un momento, ¿vale?

Consiguió llegar a la cocina. Apoyó las manos en la encimera, agachó la cabeza y se concentró en respirar, inspirar y exhalar. Rezó para que eso le aliviara el lacerante dolor que sentía en el pecho.
Esta vez, no lo reconocía, la primera vez, había sentido, el amor estaba preservado, pero esta vez…

“Mantén la calma por Malena y Fabián.”
Cerró los ojos y contuvo las lágrimas. De todas las posibilidades que había imaginado a lo largo de los años, esa no se le había pasado por la cabeza. En todas ellas, al menos en las que estaba vivo, Pedro se había emocionado al verlo, tanto como se emocionaba él. Pero este hombre, el tal Gastón Guerrico… no lo conocía. No corría hacia sus brazos. No le estaba declarando su amor. Se había quedado allí, plantado, mirándolo como si fuera… cualquier persona...
Y había dicho como la vez anterior que Camila era su esposa. ¿Y si esta vez sí se había casado? El dolor lo atenazó hasta tal punto que le costaba muchísimo respirar. Se había casado de nuevo. Su vida había continuado mientras que él se había quedado anclado en el tiempo, dejando que su recuerdo fuera lo único que lo ayudara a vivir el día tras día.
__Guille.
Agustín, debería haber sabido que él lo seguiría. No se volvió, era incapaz de enfrentar su mirada.
__No nos reconoce _dijo en cambio.

__No. No nos reconoce. No tiene por qué ser él.
__Es él. Ya has visto los hoyuelos, la marca de nacimiento, el tic… __Se le quebró la voz __. Es Pedro.

__No lo sabemos.
__Yo lo sé. __Por fin se volvió hacia su cuñado __.Yo lo sé. Lo supe en cuanto lo vi. Es Pedro, puedes hacer los muestreos genéticos que desees, pero es… Pedro, yo no necesito nada más que lo que vi.
No entiendo nada quizá pero es él. Y es…  además de mi esposo, el padre de Malena, sin embargo aun con la foto, tampoco la reconoce.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.

17 comentarios:

  1. Carmen Hermoso, triste y nostálgico... Precioso

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  2. Qué situación Eve, muy angustiante para todos...Y de esto cómo se sale? Bueno, vos a saber cómo hacerlo para que por fin puedan recuperar la vida y la felicidad que tenían...

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    1. Tranquila, estoy armando los persinajes, ni vislumbro la segunda mitad pero tranquila, no puede no darla, si pasa mucho tiempo se pierde, es compleja esta y el embajador, ahora mañana sigo el orden con equivocado, gracias y mi amor.

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  3. Silvia Colases Es muy linda esta historia Eve. Este capítulo me emocionó muchísimo. Un beso

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  4. Sol Urvino Me ecanta el misterio en torno a Pedro, mas alla de todo el tiempo perdido, el amor esta latente, e intacto. UN BESO, EVE.

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  5. Veronica Lorena Piccinino Hermoso. Esta historia es bellísima
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