miércoles, 16 de mayo de 2018

"SIGNIFICAR". CAPÍTULO QUINTO.



"SIGNIFICAR".
CAPÍTULO QUINTO.
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Guillermo se pregunta si ese reproche silencioso a sus congéneres hombres o mujeres de perder todo atisbo de coquetería, de sensualidad, de belleza y convertirse en personas de cuerpos cuadrados y vestimenta aburrida, le vendría de su madre desquiciada, y si el cambio de su padre causaría el temor a que amantes jóvenes y bellos lo sustituyeran en la vida de Juan. Le es difícil digerir la transformación que llevó a su padre a infringir sus rígidas normas de conducta para convertirse en un donjuán. Tras ser respetable hombre de negocios, ahora su preocupación es que no le falte el viagra. Quizá por vergüenza, y por saber que él es gay, se ha distanciado de su único hijo.
Pero los amoríos de hombres viejos con chicas son tolerados, en cambio de hombres gais con parejas jóvenes como en caso de mujeres mayores son objeto de crueles burlas y desconfianza. Los hombres heterosexuales, si por viagra o por casualidad aciertan el tiro pueden, calvos o canosos, panzones o arrugados, pasear ufanos empujando cochecitos de bebé.
"No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar."
Mario Benedetti.
EL PORVENIR DE MI PASADO, MARIO BENEDETTI.
«En un platillo de la balanza coloco mis odios; en el otro, mis amores. Y he llegado a la conclusión de que las cicatrices enseñan; las caricias, también.»
El porvenir de mi pasado.
Eso fui. Una suerte de botella echada al mar. Botella sin mensaje. Menos nada. Nada menos. O tal vez una primavera que avanza a destiempo. O un suplicante desde el Más Acá. Ateo de aburridos sermones y supuestos martirios.
Eso fui y muchas cosas más. Un niño que se prometía amaneceres con torres de sol. Y aunque el cielo viniera encapotado, seguía mirando hacia delante, hacia después, a renglón seguido. Eso fui, ya menos niño, esperando la cita reveladora, el parto de las nuevas imágenes, las flechas que transcurren y se pierden, más bien se borran en lo que vendrá. Luego la adolescencia convulsiva, burbuja de esperanzas, hiedra trepadora que quisiera alcanzar la cresta y aún no puede, viento que nos lleva desnudos desde el suelo y quien sabe hasta (y hacia) dónde.
Eso fui. Trabajé como una mula, pero solamente allí, en eso que era presente y despareció como un despegue, convirtiéndose mágicamente en huella. Aprendí definitivamente los colores, me adueñé del insomnio, lo llené de memoria y puse amor en cada parpadeo.
Eso fui en los umbrales del futuro, inventándolo todo, lustrando los deseos, creyendo que servían, y claro que servían, y me puse a soñar lo que se sueña cuando el olor a lluvia nos limpia la conciencia.
Eso fui, castigado y sin clemencia, laureado y sin excusas, de peor a mejor y viceversa. Desierto sin oasis. Albufera.
Y pensar que todo estaba allí, lo que vendría, lo que se negaba a concurrir, los angustiosos lapsos de la espera, el desengaño en cuotas, la alegría ficticia, el regocijo a prueba, lo que iba a ser verdad, la riqueza virtual de mi pretérito.
Resumiendo: el porvenir de mi pasado tiene mucho a gozar, a sufrir, a corregir, a mejorar, a olvidar, a descifrar, y sobre todo a guardarlo en el alma como reducto de última confianza.
La doctora a pesar de su sencillez se mueve con garbo y seguridad, emana un aire de saberlo todo, de no sorprenderse ante nada, ese aire es un don y ella lo cultiva a conciencia. Cuando imaginó la visita Guillermo se vio a sí mismo consolándose en ello, descargando en su aura el peso de su cavilación. Después de todo se trata de alguien que los acompañó cuando nació Fabián y en sus enfermedades, la mujer que Guillermo hubiera deseado como hermana mayor, la que lo conocía de adentro para afuera, lo controlaba cada año, con la que hablaba de literatura y de sus plantas. Se sienta en el sofá frente a su escritorio y toma la primera revista para acortar la espera.

__ ¿Qué anda pasando, Guillermo? __interroga ella clavándole la mirada.

__No lo sé, estrés supongo más la vida, eso, el hastío de la vida.
__ ¿Juan?
__También. ¿Será que me afectó el accidente? ¿Podrá deberse a eso que me siento irritable, disconforme e inseguro?
__Irritable e inseguro quizá pero creo ver algo más. Hay traumas que pueden causar desbalances hasta hormonales pero me parece que ya estabas mal con tu esposo y harto de muchas cosas antes, ¿no? Me dijiste que ibas pensando en eso cuando atropellaste al carpintero.
__Sí, en eso iba pensando… No es carpintero, es ebanista.
La doctora sonríe.
__Ya estás en edad de que el inconformismo aparece, Guille, no culpes al accidente, ¿es contigo mismo o con Juan o ambas cosas?

La doctora escucha la historia de Guillermo mirándolo fijamente con una mezcla de simpatía y preocupación. De un tiempo a esta parte no deja de asombrarse de la ignorancia que rodea a este ciclo de la vida que en el hombre aparece alrededor de los cincuenta años. Tantos libros sobre sexualidad y nada sobre la llamada andropausia, edad de sabiduría y madurez que no obstante pocos viven así, es tan difícil en la cultura de la juventud y la belleza encontrar una narrativa que valore el poder masculino por sí mismo, más allá de los hijos,  que logre ubicarlo como una fuerza que no depende únicamente de la capacidad de criar hijos, sino que puede existir independientemente de los atractivos carnales inclusive. En realidad sus pacientes cuyo sentido de la identidad y de valor social están ligados inexorablemente a su capacidad física de atraer y seducir no logran concebirse a sí mismos como seres enteros cuando creen terminan sus años de sexualidad manifiesta, y lo que debía ser simplemente una transición física a otra etapa más autónoma, más de ellos mismos, se convierte en un período tumultuoso pleno de inseguridades y angustias. No existe en la literatura de ficción, ni en la academia, el modelo que separe al hombre joven del que simplemente vive por el puro placer de existir, despojado de su papel de padre.

__ ¿Fabián está bien?
__Perfecto, libre como siempre, planeando un viaje no sé a dónde, no me necesita ya, es más,  creo que empiezo a ser una carga.
__No lo seas entonces, depende de ti, Guillermo tienes una esperanza de vida larga, la naturaleza te está dando un mensaje con ello, piénsalo, compensándonos de cierta forma con los años que no pudimos dedicarnos a nosotros mismos, que la vida disponga que más allá de la necesidad de los hijos vivamos más años tiene su sabiduría, y es como si la naturaleza nos diera ese tiempo para alcanzar la plenitud, en pareja o solos. Y sin embargo en lugar de atrapar y disfrutar esta época de gracia ¿cuánta energía le dedicamos a lamentarnos de lo que dejamos de ser? Yo aquí he visto llorar nostalgias de esa juventud que se escurre y lo que ella permitía, miro a esa gente y no me lo creo, te lo juro. Está bien, los hijos crecieron, se fueron, no puedes escalar una montaña, ni jugar deportes extremos, pero ¿sabes qué es pensar en las limitaciones o lo que se pierde? Una trampa como las muchas que hemos tenido que superar en el camino. No nos convierte para nada en seres asexuados, invisibles y casi inservibles, es una de las peores trampas, de las más interiorizadas. Que quede el nido vacío es como que nos sacaran la alfombra, y nos quitaran el asidero donde reside nuestra identidad, el valor que nosotros nos damos a nosotros mismos.

__Yo no quiero tener más hijos ni cortar las alas al que tengo.
__Pero sientes que el cuerpo te negará la masculinidad, ¿verdad?
__Quizá.
__Evidentemente sientes que pierdes el poder de multiplicarte… de salirte fuera de ti, de existir  a través de otro. Fabián ya tiene su vida. Pero vos no necesitas deberte a otros para ser quien sos __sonríe ella.

__Pero la sexualidad…
__No la has perdido, quizá no sea Juan la persona adecuada. No la perderás nunca. __La doctora sonríe con malicia__. Es una época fantástica. Plenos poderes con total independencia. La sexualidad tiene un segundo impulso, y para mí esta época es la mejor.

Guillermo mira el escritorio, las carpetas de pacientes apiladas unas sobre las otras en un montón, la libreta de recetas, no toma remedios y lo que ella dice ha despertado un repiqueteo en el cerebro, con un ruido como de pájaro carpintero haciendo toc- toc, martilleando una puerta cerrada.
__Mira, Guillermo. Una cosa es el proceso de envejecimiento al que no escapa nadie. Nos arrugamos, los huesos pierden solidez, perdemos estatura. Eso es una cosa. Tuviéramos o no baja hormonal, envejeceríamos. Pero ¿cuánto tiempo somos jóvenes? Digamos arbitrariamente hoy que de los quince años a los cuarenta. Entonces ¿crees que el resto del tiempo, treinta a cuarenta años más que con suerte, viviremos, son solo un relleno? ¿Qué porque ya no tenemos veinte o treinta, vamos a lamentarnos por todo? ¡Qué desperdicio sería! Y, sin embargo, si te dijera cuántos hombres y mujeres maravillosos, lindos, sanos, tengo yo que consolar porque sienten que ya perdieron todos los derechos tan solo porque cumplieron los cincuenta. Todo está en la cabeza. Son las ideas las que nos acaban mucho antes de que se acabe el cuerpo.

__Me encanta lo que dices. Tienes razón.
__La tengo, y para mí lo más importante es que te des cuenta que este es un tránsito hacia vos mismo, hacia una persona que existe fuera de esquemas heredados. Esta es la hora de ser más hombre, de ser solo un hombre, enteramente, de ser para vos mismo y descubrir que tu poder no reside en hallar una danza de apareamiento para tener un hijo, ni en tener el físico más vistoso. Tu poder no depende de la sexualidad, disfruta de ella, pero no reside allí, ¿sabes cuál es nuestro capital, nuestra mina de diamantes? El amor. No estoy hablando en términos románticos. Lo que poseemos en abundancia es la capacidad de dar y recibir amor. Practicar es lo que nos da poder, porque los hombres necesitan ese intercambio, y han puesto los términos de quiénes deben beneficiarse y en qué marco debe realizarse ese amor. Aunque hemos avanzado en el campo del trabajo, el amor interpersonal sigue siendo regido por esos patrones. Nos han condicionado para que el amor se comporte como debilidad, no como fuerza, más a las mujeres. Uno se vuelve más selectivo, y al hombre le plantea un intercambio diferente, menos sumiso, más exigente. Es usual por ello que uno de cuarenta cambie a su mujer por dos de veinte, esas que están en etapa de probar que pueden amar, ergo concebir y la idea de dependencia les parece romántica, no es tu caso, pero quizá sí el de Juan.
__Tengo que pensar lo que estás diciendo. __Guillermo se incorpora, el toc del pájaro lo siente en el cuerpo. Hay un pasillo en su mente por donde se cuela la luminosidad que ha experimentado en distintos momentos de su vida cuando se le revela una manera distinta de ser, de ver. Y sin embargo, no está convencido de que el nudo que ata su identidad, su físico y su sexualidad, pueda deshacerse sin que él mismo se deshaga.

__Piénsalo, Guillermo. No has perdido nada, nada absolutamente. Tienes un hijo pese a ser gay, grande. Es tu tiempo ahora. El poder que desarrollaste en todos estos años practicando el amor hacia afuera está intacto y maduro,  es una capacidad extraordinaria que te afinó como un magnífico instrumento para que ahora vos hagas música por el puro placer de oírla. ¿Me explico?

Guillermo sonríe y mira con afecto a la doctora.
__Sos de oro. Qué privilegio el mío de tener una mujer como vos en mi vida.

 __Milan Kundera dice que la ternura es el miedo  que nos inspira la edad adulta. Para mí es una frase tan masculina porque lo que dice temer en el fondo es ser vulnerable, dejar atrás la divina arrogancia de la juventud. Yo, por mi lado, creo que la ternura es la alegría de la edad adulta. Algo más te quiero decir: Mira la diferencia entre la actitud del hombre común y de la mujer. Los hombres, al envejecer, sufren a menudo disfunción eréctil. Pero, ¿amenaza eso su identidad masculina? Sería lógico, ¿no? Pero mira lo que sucedió desde que el viagra se descubrió. La campaña que hicimos para popularizarlo y el tono de la publicidad lograron que ese problema en pocos años se convirtiera en una nimiedad. Establecieron que sufrir eso no hace al hombre menos macho o masculino. Con modelos icónicos de hombres exitosos, transformaron la impotencia en un mero y fácilmente solucionable contratiempo. Hasta de la impotencia lograron hacer más sexy al hombre. Aprovéchalo. Una buena dieta, ejercicio, dormir bien y vestirte como te guste es todo lo que vas a necesitar.
Estás sano, no importa la edad, eres sano.

Guillermo sale del consultorio sonriendo para sí. Va al supermercado y llena el carro de frutas, verduras, y jugos, decidido a comer mejor y sentirse como un rey.

“Aurora que en el espejo reflejas los destellos devolviendo a las personas que en él se reflejan,
pues del otro lado del cristal  van mirando y nos regalan el ser que nos observa en donde se juntan los amores que se ven. Se deleita mi alma, cuando toca  la tuya se produce un estallido  de calor por el eterno amor que de ella fluye tan libre, sin nada que estorbe o ate, va elevando al corazón que se siente más  sublime cada vez al sentirte. Leve cual libélula que al volar  sus alas brillan a la luz que va recibiendo del resplandor que  se asoma y nos deleita pues al vernos el amor renace y surge cual ave que de las cenizas va renaciendo con la querencia... Pero al renacer se va empapando de ese brillo de esa luz y toma que surge  desde el fondo del ser. ¡Mi alma  se deleita cuando toca la tuya!,  el reflejo del espejo me va dando  el calor de tu alma y sus destellos  inundan mi mundo que sos vos, ebanista. En tus ojos me pierdo, en tus labios me encuentro, quiero besarte largo, quiero besarte lento, quiero sentir tus labios  y respirar tu aliento, tenerte en mis brazos, oler tu cabello, entrelazar nuestras manos, mirarte a los ojos  tan cerca que pueda  ver mi reflejo en ellos. Del saber y aprende sin alardear saber.
Aprendí a ser yo mismo, tuve que sentir la soledad para sentirme acompañado, aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido  de la felicidad. Tuve que sentir la soledad que aprendí a
vivir sin tu presencia, sin tus palabras huecas y rebuscadas con un doble sentido. Siento que mi tiempo es valioso, y es  solamente mío, sino que es lo único  verdadero que tengo, es tan importante  para mi espíritu de gozar en plenitud y en  armonía que solamente lo comparto con personas positivas. Personas que le dan batalla a la vida,  que se juegan por sus ideales, mientras  la vida fluya en libertad y sin ataduras  que conducen a una soledad enfermiza  y dependiente solo por matar el tiempo. Siento que mi tiempo no solo es tiempo  perdido por mirar la vida desde la sencillez  de su propia entraña de la soledad, para desperdiciarlo en un ególatra rebuscado  que solo mira su propio ombligo para saciar  su vanidad, dando clases de dignidad cuando desconoce el verdadero sentido de lo implica ser digno. De tanto perder batallas, aprendí a ganarle  el costado más feliz de la vida, para entender que la soledad no es tan mala de a uno,  se nos complica cuando es una soledad de  dos solo para llenar vacíos.
Y tal vez ya no sea Juan el hombre que sea la alternativa positiva a la soledad”.

__ Camila insiste en dormir con Pedro en el taller. Él no puede arriesgarse, argumenta.
¿Quién lo ayudará  si cae entre formones, esquirlas y aserrín? Ella lo acompañará con muchísimo gusto. No tiene obligaciones, nadie la necesita. (Tener quien la necesite es un lujo, una maravilla) Sin acatar objeciones, la muchacha se dispone a la tarea. Lleva su mochila, sus chinelas, su cepillo de dientes. Tararea mientras acomoda sus cosas sin permitirse dudar de lo que se ha propuesto, segura de que la motivan sentimientos nobles, imaginándose ángel guardián y por lo tanto actuando con aplomo, dueña de sí y del entorno. Pedro la mira dese su cama. La ve disponerlo todo y recuerda cuando él era niño y oía hablar de la amenaza del régimen en Chile. Camila carece de blindados y poder de fuego, pero él se siente amedrantado ante esa invasión sin remedio de la soberanía que hasta ahora ha ejercido sobre su país de troncos y aserrín. La dejará que se quede esa noche pero mañana, no bien recupere el manejo del terreno y ensaye los movimientos mínimos le pedirá que se vaya. Si a alguien desearía allí, es a don Guillermo.

“Tú, don Guillermo,  ángel de mi vida que con tus alas me cuidas, con tu maravillosa sonrisa me das una gran seguridad  y me haces exhalar cuando me acuerdo de ti.
Tú, eres el ángel de mi guarda, el cual me guía de la mano, y con tus alas mágicas me llevas al paraíso y en ese bello instante me llevas a lo más lejos del universo y con tus caricias me haces vibrar. Tú, ángel de la pasión, que tienes unos ojos llenos de bondad, como los mares azules y cristalinos que me ofrecen paz y confianza, por esa razón me llenas de alegría, tu presencia junto a mí es lo que más ansío aunque no seas mío.
Tú, ángel de mi corazón, llegaste en el momento que más me hacías falta y con solo un abrazo celestial, me salvaste de las sombras de la soledad, me has llevado a lo más lejano de las galaxias,  tus encantos me hacen suspirar. Hoy te imploro ángel de mi corazón que jamás te alejes de mi lado, porque deseo siempre entre tus alas poder volar junto a ti para poder llegar a lo más alto de las montañas, disfrutar de la esencia entre la noche y el día cuando cambian su atuendo. Ahora ángel de mi guarda, eterniza aquel instante en que el sol ofrece la entrada a la mágica luna llena, junto a sus maravillosos luceros en el firmamento, es ahí donde sabemos que encontramos la presencia del creador celestial y su divina creación, tú eres el ángel de mi amor por la cual mi corazón late día a día”.

Aunque agradece que Camila esté allí, le incomoda. Se le hace difícil pasar de la broma fácil a la intimidad. En la cama, se parapeta tras un libro: El Conde de Montecristo y su cueva de los tesoros. Pero Camila es una mujer que se hizo sola, sin su madre, que no en balde ha vivido y escuchado las peroratas feministas. Tras prepararle la cena y lavar los platos, Camila entra al baño, se cambia, sale con una camiseta y pantalones cortos y se mete a su lado bajo las sábanas.
__Duerme que estoy aquí _dice__. Si necesitas algo me tocas y ya.

Pedro siente su calor, oye su respiración. Presiente su cuerpo delgado, pero aunque intentara no podría hacer nada. No puede mover el brazo derecho y el izquierdo yace tenso a su costado. Es rehén del dolor. Si al menos pudiera acunarla, cercarla con el brazo y no pedir nada a cambio. Pero le duele la pierna, el costado, el brazo derecho atravesado por los clavos.

Al fin se duerme y sueña. Sueña que es Guillermo el que yace a su lado en la cama. Está dormido boca abajo y él puede ver la marca del bañador, la piel pálida y las piernas. Guillermo despierta, toca las clavijas, las saca una a una de su brazo, las heridas se cierran como por encanto. Guillermo lo besa. Pedro le toma los pies extendiendo la mano derecha, lame el dedo pulgar, lo introduce todo en su boca, lo succiona como a un bombón, y luego sigue con cada uno.

“Voy a dar rienda suelta a mi lengua por tu piel, para que sea mi boca quien recoja la miel de tus labios y dejaré que mis caricias en tu cuerpo te hablen claro, para que siempre entiendas que te quiero aquí a mi lado, escribiendo por tu espalda el más lindo de los salmos, mientras la pluma continúa sin perder su encanto, tentando al diablo en otro pecado, para que no cesen de sonar los salmos cuando estás entre mis manos.
Por eso te pido que me des el calor de tu cintura, el mimo de tu pelo, la vena palpitante que late en tu cuello, que me cuentes tus secretos, que junto a mí pierdas todos los miedos y quiero cada noche amansar la sed en esa fuente que hay en tus besos, recorrer tus curvas con mis verbos, hasta que aprecies en tu alma lo mismo que por ti siento, pues deseo que sientas lo que es estar volando por el cielo y en el regazo de mi lecho al candor de tu pecho, no sabrás si estás viviendo la vida o tan solo es un sueño”.
“Me gusta cuando me miras con deseo... De esas veces que traes el infierno en los ojos, recorres con perversión todo mi cuerpo provocando pasión desenfrenada en nuestra entrega.
Sujetas mis manos entrelazando tus dedos, pegas tu cuerpo con roces suaves haciendo que mis sentidos descubran el secreto que guardas bajo las prendas.
Nuestros corazones laten en armonía, lo sentimos en cada poro que arde al paso de nuestras respiraciones agitadas.
Me gusta amanecer con vos, sentir tu sol que quema en las madrugadas, que nuestras almas muestren ese candor en las umbrías de nuestras pieles.
_ ¡Sigue! Ya no le temo a la muerte, sofócame, inhálame profundamente, muere conmigo.
Somos hierro caliente, brasas al rojo vivo.
__Solo llámame que la lujuria espera por ti, ya me conoces y sabes el fuego
que soy. Ven, mírame que la noche está abierta húmeda en su interior y espera
por ser acariciada sin censura.
¿Te ha pasado? Que lleva un día de madres sin ganas de nada y de  repente llega a tu puerta esa persona que  con solo pensar en ella exhalas suspiros al aire pero disimulas para que no se dé cuenta. Y te mira con esa ternura y te dice...
¿Dónde está esa bella sonrisa que me encanta cuando se dibuja en esos labios rojos?  Y uno en un silencio eterno agacha  la mirada, no quieres nada  y en ese instante  te da  ese abrazo de oso que tanto anhelas sintiendo el calor del cuerpo  que se va metiendo  en tu corazón. Y no pregunta más. Solo te toma,  te saca del trabajo  y dice: conozco tu debilidad  y buen goloso eres y ya vuelves  a sonreír como un sol  olvidándote del dolor. Y disfrutas  esos momentos  que te regala la vida y que actúan  como un bálsamo sanador. Y lo demás…   Ya no lo puedo contar. Solo suspirar. “

Se escucha de pronto un portazo. El sueño erótico termina con un sobresalto. Pedro despierta en la oscuridad, pone su mano izquierda sobre la frente.  Se increpa mentalmente.
¿Qué está pasando? ¿Te volviste loco? ¡Alto, Beggio!

__ ¿Estás bien? __pregunta Camila, alzándose sobre el codo, soñolienta.

__Tuve una pesadilla _miente Pedro __.No es nada, tranquila, no te preocupes.

__
En casa de Guillermo, es él el que yace en la cama con los ojos abiertos mientras  Juan duerme. Lo mira con la boca entreabierta, escucha el ruido gutural que llega a ser ronquido, subiendo y bajando. Esa tarde ha conversado con Julieta. Pero es Pedro el que le quita el sueño.

“Sensaciones y emociones hacen que justo hoy cuando en paz descanso en el diván, su recuerdo interrumpe esta quietud señor mío. Sus palabras inquietaron mis dudas al escuchar de sus labios que jamás sintió lo que este humilde aprendiz de Miguel Ángel, Dalí, Van Gogh o Da Vinci quiso crear. Solo me dejé llevar por estas manos, unos viejos pinceles y sus deseos cohibidos de años atrás... lo demás fluyó cual óleo derrocha formas en sus líneas al infinito, tan fantásticas e inimaginables que el artista y su musa pararon el tiempo de aquellas noches fugaces y disfrutando cada segundo pedido,  crearon su propia historia, emergieron deseos, placeres, gemidos, y millón de sensaciones  y ahora usted allá, recordando al aprendiz y su obra concluida, mientras aquél con su recuerdo vivirá.  Mi dulce y bello deseo.
Justo en la más dulce mirada un día,  un bonito hombre a mi se acercó. Ante todo me saludó, me volví locamente endulzado de ternura por él. Nunca creí que así de ese hombre me enamoraría como hasta ahora. Todo en mí cambió. Entre sus brazos puedo decir que me siento hombre. Amo lo que es y lo que cuida de mí. Muy dichoso soy de ser suyo cuando me mira y más si así me sonríe también. Orgulloso de mi dulce amor, mi caballero de pelo corto, sonrisa divina, mirada que me deja rendido  con esos ojitos bellos de miel. Es mi dulce amor, es quien hace mi vida feliz, anhelo la vida juntos, de su mano caminar, por ese mismo camino sin que nada alrededor importe, solo nuestro amor nuestros deseos juntos. Invade mi emoción de saber que tengo a un hombre  maravilloso que para mí es perfecto… me cuida, me saca sonrisas y entre sus brazos  me protege, es mi hombre, el que amo con cada parte de mi ser con cada centímetro de mi cuerpo por más pequeño que sea. Este amor es tan sincero que a mi vida daría por seguro que hasta el final junto a él la desearía.
Amarlo con esto que llevo dentro es dedicarle mi más dulce canción. Mi dulce caballero, cuánto lo amo.  O más, quisiera yo que esté  a mi lado y  cada mañana despierte en mis brazos y morir por sus besos y caricias. Razón por la cual mis días son felices de tenerlo a mi lado, es mi hombre especial, él es mi amor, mi mayor deseo encontrado anhelando  una vida juntos porque sí…  yo lo amo con todo mi corazón.
Bienvenido a mi corazón,  roto y cansado,  harto de patanes que me han herido y se han ido...
No quiero sexo. No quiero placer de un rato,  busco quien sepa reír y llorar conmigo,  sin ningún otro compromiso que amar sin medida ni caducidad. Quiero la eternidad, quiero regalar el alma y lo mejor de mí al que me sepa conquistar, para construir y soñar juntos, quiero enamorarme, y quiero que sea usted, señor ebanista.

Este día, con gusto detendría las manecillas del reloj para poder ir a tu encuentro, darte un beso, verme en tus ojos y entrelazar nuestras manos. Si tuviera tu figura de frente no sé... cubriría tu espalda de besos tatuando más de mil.
También me abrazaría fuertemente a tu alocado espíritu. Es que eres mi alma afín, aún sin tocarte así lo sentí. No imagino seguir sin vos, si siguen pasando los meses, los años...
Aunque diga el horóscopo, la carta astral o el tarot que tu estatus es complicado e inalcanzable, no puedo encontrar de este sentimiento la salida, aún en medio de este demonio,  yo te amo, yo te beso, yo te siento mío en cada verbo.
Vos, me pediste que te bajara una estrella ¡y te la bajé! Que te creara una flor con el cáliz de fina plata, pétalos de oro y estambres y pistilos de diamantes ¡y te la creé! Que cubriera tu cuerpo con polvo de marfil ¡y lo cubrí! Que inventara palabras hermosas, pero desconocidas, ¡y las inventé!, mas nunca me pidas que te olvide, porque eso sí, no lo haré.

Te amo y sin vos no vivo, mi vida carece de sentido, no sé cómo conozco que esto es amor, es la primera vez que siento algo así, si vos no estás en  mi existencia, si tan solo entendieras  que sería capaz de morir por vos, te darías cuenta. ¿Me amarías?
Pero si supieras que podría ofrecer mi alma a lucifer por vos, me amarías aún más.”

Julieta llegó a trabajar de niñera de Fabián, antes de casarse con Juan. Era una mujer pequeña, bien formada, enérgica, con pelo rizado abundante y unos enormes ojos oscuros. Tenía entonces apenas veinte años. En ese tiempo, Julieta estaba enamorada. Se contorneaba al andar y hacía alarde de un agudo sentido del humor. Era una persona alegre. De unos años para acá había empezado a deteriorarse. Fabián aseguraba que, desde que la dejara el novio se había vuelto fanática de una secta religiosa que si no prohibía las sonrisas, poco le faltaba. Absurdo, había dicho Guillermo ¿cómo podía alguna religión prohibir el baile como ella le había contado, tan sano para el cuerpo y la mente? Julieta le recitó pasajes de su libro de oraciones. Era someterse a la tentación, peligroso, le dijo con expresión contundente. A una velocidad pasmosa, se hundió en una vida de austeridad y dedicación a los rezos, censurándolos calladamente por la carencia de Dios en sus vidas. Pero los quería. Era indudable. Sin embargo, se había convertido en una especie de tía refunfuñona y mal encarada, la tía que aunque a veces le amargara a uno el día se toleraba por tanto amor acumulado en los años de servicio.
¿Cuántas personas se refugiaban en Dios cuando empezaban a perder el apego a lo terrenal, a desconfiar de sus ilusiones, o a sentir que ya no tenían emociones que experimentar?
Guillermo piensa en Pedro y el cúmulo de nuevas sensaciones que le provoca. Cosquillas, euforia, ansiedad, cosquilleos, descargas y relámpagos en sus partes más íntimas, latidos alocados. No puede dejar de pensar y preguntarse qué música brotaría de él en sus manos.
__

En la acera del aeropuerto bajan las maletas.
Juan se marcha a su congreso anual y Guillermo lo despide con un beso ligero.

__ ¿Qué vas a hacer hoy? __le pregunta él.

 __Voy al gimnasio _dice él sabiendo que no hará eso solamente, que irá al gimnasio como se ha propuesto, tomará una ducha, se cambiará e irá a visitar a Pedro.

No se queda hasta la salida del vuelo, y se dirige al gimnasio donde se encuentra con Matías, el joven abogado de Baunes que alguna vez se le insinuara.
Tiene un cuerpo espectacular, alto, delgado, pero mala suerte en el amor. No logra por mucho que lo intenta retener a los hombres. Se enamora de ellos pero al poco tiempo los desprecia. Luego se deprime, se lamenta de estar solo. Guillermo piensa  que es fieramente independiente. Nunca sabe si envidiarlo o compadecerlo.

__No quiero estar solo siempre _dice Matías.

Ambos corren sobre la cinta de sus respectivas máquinas.
__Pero Matías ¿para qué quieres casarte si tienes el amante que deseas? __ sonríe Guillermo.

__Menos a vos, pero…  supongo que para lo que sirve un marido, cambiar focos, destapar botellas, pintar, arreglar las puertas que no abren, las luces que no encienden, me cargue maletas. Son utilísimos. Además esto de la fecha del tiempo lo hace reflexionar a uno.
__Tendríamos que pensar en una colonia donde nos juntemos los amigos cuando lleguemos a cierta edad, con senderitos para sillas de ruedas y un mirador común donde ver el atardecer y tomar unas copas de vino al anochecer.
__Vos vas a estar con tu Juan __ dice Matías.

__No lo sé. Además me dijo alguien que vivimos tiempo extra para compensar los años de ataduras a maridos e hijos, es para pensarlo ¿no crees?
__ ¿Qué más te dijo?
__Que no le tema a la edad, que es la época donde uno se pertenece a uno mismo, y puede alcanzar la plenitud. Cuando me lo estaba diciendo sonaba fantástico. Me encantó lo que dijo. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, al regresar con Juan olvidé lo de la plenitud.
Pero al menos voy a cambiar estilos de vida. Necesito una dieta rápida para bajar los kilos de la pancita.
__Algo estás tramando, Graziani, que no eres un santo __sonríe malicioso Matías, apagando la máquina de caminar y acercándose.

__Una segunda juventud. Eso es lo que estoy tramando. Me tienes que llevar donde tu dermatólogo.
__No te he contado que me contactó Fernando, el novio que tuve cuando adolescente. Imagínate. Me encontró en Facebook y me escribió. Está divorciado.
__Podría ser un anuncio de algo bueno __dice __; los amores de ayer parece que reviven en Facebook.

__Veremos _dice Matías __. La esperanza nunca se pierde. Yo, al menos, no la pierdo aún.

__ ¿Te conté que el hombre que atropellé ya está de vuelta en su casa? Salió del hospital con el brazo cruzado por clavos. No podrá trabajar en más de dos meses. Me da pena. Vive solo en un taller de carpintería.
__ ¿Vas a ir de Madre Teresa o me lo quieres presentar? Ya veo que tienes esas intenciones.
__Lo he pensado _sonríe Guillermo __.  Ya me conoces. Me siento culpable. No es fácil lo que le pasó.

__San José era carpintero.  __Ríe Matías.

Están en el vestidor, cambiándose de ropa. No hay nadie más que ellos y los dos ríen.
__Pedro es ebanista, la crème de la crème del oficio. Juan dice que podría ser mi hijo, pero no es verdad. Solo que hubiera puesto la semilla a los doce años.
__! Juan! Qué ingrato es decir eso. Seguro te lo dijo para que te acomplejaras y no permitas ni malos pensamientos.
__Lo más probable es que seré testigo del romance que tendrá con la muchacha de la farmacia. Por verla a ella se cruzó la calle sin fijarse. Está enamorado de su sonrisa. Dice ella que la bautizó como la chica de la sonrisa bonita.
__No suena a un carpintero común y corriente.
__No lo es. Te dije que es ebanista, un artista. Le gusta leer a los franceses y tiene un gran sentido del humor.

Terminan de vestirse en el vestuario del gimnasio donde hay toallas limpias, lociones y palillos para oídos, un jarro de agua en el que flotan trozos de frutas.
Al salir se topan con el entrenador.

__Cuidado se los roben _les dice, guiñándoles un ojo.

__Tal vez yo me debería buscar un jardinero, un electricista _dice Matías, riendo al despedirse.


Hace un día hermoso, cálido. Las lluvias han tornado los amarillos del verano en los verdes intensos de helechos y flores que crecen en los jardines y aceras en las inmediaciones del club que alberga el gimnasio. Guillermo enrumba hacia su casa. Son las once de la mañana. Irá a cambiarse y luego preparará algo para llevarle a Pedro a la hora del almuerzo.
¿Qué podrá gustarle?
Recuerda la hornilla al lado de la cama. La dieta tradicional de hombres solos es pizza, empanadas, a lo sumo arroz. Nada de eso se cocina en su casa. Él podría preparar una ensalada de pollo, quizás, ensaladas o la pasta. Eso sería apetecible para cualquiera. A él le gustaba. Y podía hacer arroz. Era fácil y tenía en la despensa. Julieta lo ve entrar a la cocina.

__Ayúdame a hacer una ensalada de pollo, Julieta, yo haré pasta. Se lo voy a llevar al accidentado.

Julieta lo mira sin decir nada. Saca el pollo. Lo pone a descongelar en el microondas.
__ ¿Crees que  a un carpintero le gustará esta comida?
__ ¿Por qué no le iba a gustar?
__Porque… no sé. Estará acostumbrado a comidas rápidas.
__Pues, a cambiar. A caballo regalado no se le miran los dientes _ dice Julieta, con cara de piedra.

Sin moverse, sin reírse, piensa Guillermo recordando el juego de pelotas que jugaba de niño por horas.

 __ ¿Te puedo dejar que lo hagas? ¿Y un arroz también? Me voy a dar una ducha.
Julieta asiente con la cabeza.

Guillermo se ducha con agua caliente, se lava el pelo como todos los días,  pero no, no es como cada día, se da cuenta que cambia el gel de ducha, que deja un nuevo perfume que le regaló Fabián y no empezó siquiera a usar, desiste de hacerlo.
¿Por qué hago estos cambios?
A veces lo hacía cuando sabía que haría el amor con Juan. Su esposo era al comienzo materia dispuesta, meticuloso pero asiduo devoto de la sana costumbre de no dejar pasar una semana sin sexo.
Cuando era más joven, Guillermo lo lamentaba porque él, al contrario, tenía feroces deseos sexuales que sin otro remedio aprendió a satisfacer con inofensivos placeres estéticos y relajantes, masajes, saunas, alguna aventura. Se había resignado. El ser humano es un animal de costumbres. Los hábitos calman el espíritu y evitan sobresaltos.
¿Quién inventaría la fidelidad?, se pregunta dejando correr el agua que cae de la ducha ultramoderna, redonda, plana como un plato, y lo envuelva en agua caliente como una piel ansiada. Una amiga feminista y letrada, decía que la única razón de la fidelidad era la necesidad de los hombres de  asegurar que ellos eran los padres de sus hijos y que estos eran los legítimos herederos de sus esfuerzos laborales por acumular bienes y posesiones. Tenía cierto sentido. Era comprensible el deseo de los hombres de asegurar su paternidad, pero bueno, precisamente entre dos hombres, o cuando la reproducción no era la razón de ser del sexo, cuando los años de criar quedaban atrás, ¿no era acaso justo improvisar, descubrir otros continentes siempre y cuando esas exploraciones pudieran darse sin rozar la pareja, ese binomio de amor y odio que terminaba por ser cualquier matrimonio respetable?
Sale de la ducha, se enrolla una toalla en la cintura, y se afeita frente al espejo, comenzando el escrutinio del rostro. El reloj marca las doce. Debe darse prisa.
Se mira la piel, y excepto las líneas de expresión se ve tersa y juvenil, se peina, y se viste con jeans y camisa negra ajustada al cuerpo.
“Así se despierta este hombre maduro, amándose a sí mismo mirándose al espejo y diciendo...
Wow ¡qué bello soy!
Sí, hermoso, o quizá no bello, atractivo, sí, con mis curvas peligrosas, con mis gorditos de más.
Sé que no tengo un peso adecuado y que hay un límite para mi salud. Somos personas de contextura rellenita les llamo yo. Pero lo más importante es que me acepto, que me quiero, que la belleza  no está en el cuerpo sino en mi alma, en lo que doy de mi corazón sin pedir nada a cambio porque soy tan bello por dentro que al mirarse al espejo la sonrisa se tatúa por estar seguro  de mí mismo y de lo que valgo.”

No se deja poner etiquetas ni se encasilla en los prototipos  para que un hombre lo mire. No, simplemente espera a que llegue la persona que aprenda a mirar a través de sus ojos, de su alma imperfecta pero que ama locamente porque siente en esos kilos lo que cualquiera siente. Sí, es pasionalmente loco, irreverente, sensual, provocativo  y perverso.
 Solo hay que saberlo tocar para que salga todo el peso de la pasión. Así es él, se viste, se admira, se respeta ante todo y se ama tal y como es. Lo bueno, cuesta y no lo tiene cualquiera y él  lo sabe. Así que ríe como loco al salir a pasear y mover su cuerpo. Porque es eso, un cuerpo, el valor está en el corazón. Y él  tiene uno muy,  muy grande.

En la cocina, Julieta tiene preparado todo, y Guillermo acomoda las bandejas separadas en una nevera portátil y otras en una canasta de picnic.

__Volveré pronto __dice.

Cuando llega al coche ha empezado a sudar. Sube y enciende el aire acondicionado, está más nervioso de lo que pensaba. Baja por la carretera maldiciendo su cuerpo traidor, intentando evadir los pensamientos nefastos que como avispas atacan su seguridad con la que se miró al espejo antes de salir cuando se vio guapo y apetecible. Hay poco tráfico en el carril que va a la ciudad, el mayor y pesado viaja en dirección contraria rumbo a sus casas. Es un día claro pero hay zonas oscuras en el horizonte. Pronto lloverá. La atmosfera está tensa y el vapor sube del asfalto caliente como un vaho de espejismo.
A medio camino hacia el barrio siente frío. Reduce la temperatura del aire acondicionado, más tranquilo enciende la radio. La estación que le gusta escuchar tiene una amplia colección de música romántica en español. Guillermo tamborilea contra el volante. Desde el accidente maneja con aprensión, más despacio, atento a cualquier disturbio del camino. Buenos Aires es una ciudad desordenada y los conductores de motos y taxis son impredecibles.
Finalmente llega a la casa de Pedro, el corazón se le detiene cuando ve desde la acera que la puerta del taller está abierta, igual que la cancela. Baja su canasta y nevera, toma una gran bocanada de aire y entra. El taller luce oscuro, quieto. Decide tocar la puerta con los nudillos antes de cruzar el umbral.

__No sé quién es, pero pase _escucha la voz sensual de Pedro desde la habitación y le roba el aliento.

“Don Guillermo, eres tú, lo presiento. Sí,  soy tu tentación… Lo que quieres, lo que buscas prohibido, lo que deseas con todo tu ser... Ven demuéstrame de que estás hecho tú.
Atrévete y conquístame que no es fácil, soy un animalito, y difícil de atrapar, atrápame, que dejaré de esquivar, porque quiero amar, si te atreves a amarme sin desvariar antes.
Mi corazón será tu galardón, mi piel el trofeo que puedes tener. Sedúceme el amor, tócame las ganas, encuentra mis ansias, conoce mi alma, hazme olvidarlo, quiero dejar el miedo, dame la fuerza, besa mis labios, vuélveme loco, derríteme el corazón, tómalo en tus manos, arrópalo que está congelado por el dolor.
Hazme amarte. Provócame el amor, jamás  despiertes los celos. Haz que revoloteen mis mariposas que llevo dentro naciendo. Hazme el amor y sé mi pasión. Ven a  por mí,
Desángrate y pelea, no soy un hombre cualquiera, hazme tu hombre… para siempre, desde este minuto, por la eternidad, comencemos a caminar  juntos,  la misma senda tomados de la mano.

 O te daré cinco minutos y quizá mi vida entera, te daré cinco minutos cada día para que puedas adaptarte y descubrirte en este mundo y yo en el tuyo, cinco minutos  cada hora, para que susurres poesías en este caminar.
¿Solo cinco minutos bastarán para que tus besos me hipnoticen?,   ¿para que tus brazos me enamoren?,  ¿para que tu voz me emocione? y, ¿para que tus caricias ericen mi piel?
Tus verbos susurrados me incitarán a probar la dulce miel de tus labios.
Tu voz... Tu voz podría provocar espasmos en mi cuerpo y corazón, haciendo renacer a esta mi pasión. Si este fuera un efímero y sutil encuentro,  demos importancia a la razón,  pero si es sincero su enamoramiento, hagamos de este encuentro  una historia eterna que encierre algo más que amor...
Algo más que amor por lo físico,  amor por tus sueños e ilusiones,  amor por tu piel y por sentir tu respiro en mi espalda.
Algo más que enamorar solo por desear sentir un cuerpo, sentir un estrujar... algo más que un deseo carnal.  Hagamos de esto, la coincidencia más inefable,  más sublime entre los dos.
Si este sentir trasciende en amor y verdad,  cinco minutos no bastarán para amarme y amarte.
Cinco minutos solo serán el inicio de esta hermosa manera de amar, serán solo el principio para amarnos,  para colmar de pasión y deseos, para sentir tu piel rozar mi cuerpo,
para  poseer no solo mi cuerpo,  también mi mente y corazón”.
__Soy yo, Pedro, Guillermo __anuncia  mientras camina poniendo atención para no tropezar.

Pedro ve cuando la figura imponente de él se recorta en el vano de la puerta con la nevera y la canasta.
__Pase a su cuenta y riesgo __le dice, aspirando el olor a agua y gel de ducha que él trae consigo. Agradece que no use perfume. No le gustan los perfumes.

__Le traje el almuerzo _dice Guillermo entrando en la habitación, buscando con la mirada un sitio donde poner las cosas.

__Hay un taburete al otro lado de la puerta __dice Pedro aliviando su gesto__. No pesa. Se lo traería yo, pero ya sabe, me veo obligado a dejar que lo haga usted. __Pedro está sentado en la cama, recostado sobre las almohadas, pero Guillermo siente que la mirada que lo recorre le va quemando la piel. La habitación está arreglada, la ventana abierta sobre un pasillo por donde entra luz y aire de la parte posterior del edificio.

__No sabía qué traerle _ sonríe Guillermo__ pero se me ocurrió que le conviene algo sano y le traje ensalada de pollo y pasta casera.

__!Quién me iba a decir que un señor como usted se preocuparía por darme de comer! Si me trata así de bien, no me voy a querer curar… _ sonríe de oreja a oreja con desfachatez y Guillermo lanza los ojos a los hoyuelos del rostro alucinando con hundirse en ellos __. ¿La pasta la hace usted? ¿Cocina?

__Sí, además de la abogacía, me gusta cocinar y las plantas, nada más, del resto, mejor ni hablar, todo lo demás me da fobia.

Guillermo no dice más. De pie arregla la comida en el recipiente. Mira a su alrededor buscando una mesa donde colocarlo y acercárselo.
__Como ve, lo complicado no es que aparezca la comida, si no que yo me las ingenie para comérmela, pero no se preocupe, para siete vicios hay siete virtudes. Afuera hay un taburete. Si lo trae, ponemos allí el plato. Usted tendrá que sostenerlo __sonríe, una cucharada para mí, otra para usted.


Guillermo se turba, no quiere mentir que ya almorzó.
Se percata que tendrá que ayudarlo a comer. No imaginó que se las vería en esa intimidad con Pedro. Siente y hace calor,  y él está atolondrado, pero cumple las instrucciones.
Mientras comen, impide que el plato se deslice, empuja la comida sobre el cubierto con un trozo de pan. Están uno a cada lado del taburete, muy próximos, demasiado. Guillermo nota con alivio que Pedro sabe agarrar correctamente el tenedor aun con la mano izquierda. Pocas cosas lo incomodan más que los malos modales en la mesa.

__Cuénteme algo _ dice Pedro__. Le toca a usted.

__ ¿Qué quiere que le cuente? Tengo una vida común y corriente. Soy gay, conoce a mi marido, hace años tuve una mujer, tengo un hijo con ella de más de veinte años que ya no vive en casa, un estudio, socios.
__ ¿Por qué iba usted manejando? ¿No tiene chofer?
__No me gusta andar con chofer, tampoco manejar, pero elijo el mal menor. Prefiero caminar, o andar solo.  Nunca tuve chofer, ¿sabe? Contratamos uno al regresar al país luego de la dictadura,  del exilio pero terminó haciendo los mandados.
__ ¿Exilio? ¿Ustedes son de los que se fueron cuando la dictadura?
__Desde antes, sí. Mi padre trabajó para la izquierda, pero no se ensució las manos. Era de la marina, en el gobierno del general. El vio venir todo y nos sacó del país. Nunca le gustaron los  guerrilleros tampoco. Después abrió un negocio. Le fue bien.
__Pues mis padres eran de Allende, en Chile.
__Me imaginé.
__Y ¿por qué se lo imaginó?
__Vi la foto que tiene del Che en la pared __sonrió Guillermo__. Mi hijo tiene una parecida. Es el izquierdista que queda de la familia _sonrió__. Lo es porque no vivió nada de eso. Usted tampoco, ¿verdad?

Sería un bebe cuando al revolución y los golpes. O nada. Nació durante la dictadura, puede recordar algo por lo larga que fue.
__Tenía cuatro años o menos,  entonces me acuerdo de cosas. Me llevaban a manifestaciones, pero el cambio del país me salvó en ambos del servicio militar obligatorio.
No quería que me mandaran a pelear a ningún lado. Bueno, mi mamá no quería.
__ ¿Vos sí querías ir?
__Claro.  Siento que les debo algo a mis compatriotas, a los dos países por haberme quedado en casa.
__No tienes la culpa, no tenías edad para pelear en ningún lado, yo pude ir a Malvinas, y no hice el servicio militar tampoco por una tontería en un pie, tuve amigos en el frente izquierdista, ayudé desde afuera un poco, pero nunca me metí,  me uní con Juan con la llegada de la democracia, lo conozco de toda la vida. Él como estudiante de medicina vio algunas cosas, y no le gustó nada. Somos no políticos, ni él ni yo, no religiosos.
__Ni falta que hace _sonrió Pedro.
__ ¿Y sigues siendo de izquierda?
__Sí, en Chile, pero no activista obviamente, estos de ahora son como todos los políticos. El Che se salvó porque lo mataron. Muy buena la ensalada de pollo, y la pasta exquisita.
__Me alegro que te gustara _dijo Guillermo. Tomó el plato, miró alrededor.

__Puede lavarlo en el lavamanos _dijo él __, si es eso lo que busca.

Pedro lo mira aproximarse al lavamanos.
Guillermo está de espaldas y él piensa que le suena raro oírlo hablar de esposo e hijo grande. Tiene cuerpo y ademanes de hombre joven. Le gusta cómo se le ve el cuello bajo el pelo corto, y cómo se mueven los hombros bajo la camisa al mover los brazos. Debía ser valiente para atreverse a andar por la calle con esa ropa tan atractiva.
¿Y qué querrá de mí?
Guillermo termina y empaca todo con precisión.
Se vuelve.

_ ¿Qué  le pedirías a la vida?
__Enamorarme, tener a alguien que me ame, a una persona especial a la que deseo tener en mi regazo recostada en mi pecho cálido, apretada con mi abrazo, estoy ávido de sus caricias.
Así, muy cerca quiero tenerla, que mencione mi nombre, grabar su voz en mi mente. Escuchar que soy su hombre.
Ansío tener ese amor, tocar su anatomía, prenderme de su boca, enhebrarme a su abrazo, hacerlo por fin mío y ser suyo, encenderme con su hoguera.
Tenerle y besar sus labios húmedos desbordando los límites del placer desapareciendo sus miedos. Amarnos hasta enloquecer.
Mi boca en su boca inquieta mientras mis manos le recorrerán, su ser a mi ser, apretados, fundidos en uno, y con caricias que jamás se borrarían.

“Camino al borde del infinito ahí donde mueren los te amo. En esta noche tan negra donde la esperanza se extingue. Aquí el Amor ha sido exiliado. Solo el dolor es para siempre, aun  la melancolía vive a mi lado. Soy una sombra del pasado que se desdibuja en este presente cuando este juego ha terminado”.
Entre tú y yo…  ¿Qué sucede?, ¿qué es lo que te mantiene ahí anclado?
Seguro has deseado dar un paso hacia adelante, ser valiente y avanzar por tus sueños pero no lo has hecho. Puedes estar sufriendo pero sentirás solo la culpa y te quedarás allí, inmóvil, porque estar casado de años, él es un sitio cómodo porque estás en tu zona de confort. Seguro te da miedo,  te produce ansiedad  cualquier cambio, es miedo a abandonar el pasado para luchar por lo que siempre has soñado, para luchar por lo que quiere tu corazón  pero no seas tan duro contigo mismo, todo es cuestión de animarse y salir…  un mundo nuevo te espera  ahí a solo unos pasos de donde estás hoy y no digo que sea yo, qué va. Pero no te siento feliz con tu marido, yo miro y veo a la gente.
La zona de confort pueda parecer cómoda, segura porque la conocemos de principio a fin... porque nos permite seguir siempre con el "piloto automático",  puesto  así nos volvemos grises, opacos, transitamos la vida vacíos, tristes,  apáticos cayendo a diario en las garras de la monotonía. Pero la buena noticia  es que es  posible  salir  aunque te asuste,   te llene de miedos, de incertidumbres, de ansiedades,  el secreto es hacerle frente, plantarte de cara a todo ... y dar el primer paso  y ese paso llevara a otro y otro ...
Sentir inseguridad es algo natural e incluso nos advierte de que no será fácil el camino pero el secreto es no inmovilizarse, permitirse caer de vez en cuando pero siempre avanzando, tomar el camino confiando, paso a paso, disfrutar del viaje, del camino para resurgir aprendiendo a cada instante  confiando que si ponemos de nosotros, el destino conspirara a nuestro favor.
Creceremos, renaceremos, aprenderemos, míralo como una oportunidad  para ir detrás de nuestros sueños  dejando atrás todas las excusas.
Dejando atrás todos los pretextos  para soñar, para luchar por nuestras metas, para desafiarnos a nosotros mismos  sabiendo que si logramos dar ese primer paso  luego vendrán un millón más que te conducirán a donde quieras ir. Lo importante también es dar ese paso a tiempo  para no perder esas oportunidades que nos regala la vida,  aprécialas, valóralas, tómalas antes que sea tarde y el  tiempo las convierta en lo que tuviste.
__ ¿Y vos?
__Yo estoy como deseo, solo, sin ocupar el sitio de quien espero con otro que no es, pero de repente crees que estás en el sitio y forma correcta y en un instante te pasan por encima y el destino te trae a casa a un hombre encantador que te da de comer en la boca.

__ ¿Y Camila? ¿No ha venido?
__Viene temprano por la mañana antes de entrar al trabajo. Buena chica, me ha cuidado como si fuera el hermano _dice él.

__Yo creo que está enamorada de vos _dice Guillermo, sorprendiéndose de haberlo dicho.

__ ¿De mí? ¡No! Son ideas tuyas __desiste de tratarlo de usted. Le está cayendo demasiado bien.

__ ¿No te gusta? __le pregunta mirándolo con ojos pícaros__. ¿Me pareció o hablaste de amar a hombres?

__Me gusta la sonrisa de Camila, pero no solo de sonrisas vive el hombre, más me gusta la tuya.
__! Pedro!
Guillermo lanza una carcajada aliviado por lo que oye.
__! Qué risa! _ exclama Pedro__. !Deberías embotellarla!
No me gustan las chicas, no he amado a nadie,  hoy  empiezo a pensar… en un hombre, solo en uno.

Guillermo se despide a regañadientes. Le ha dejado ensalada y pan para la cena. Si insiste en llevarle de comer, él encantado, le ha dicho Pedro, pero no tendría que preocuparse. La cantina de la esquina brinda servicio a domicilio.

__Pizza y vino barato _dice Guillermo sin poder evitar el tono irónico.

__Comida típica de acá _dice Pedro __. Te voy a invitar yo un día de estos.

__Te tomo la palabra.
__!Guille! __ lo llama.

___ ¿Qué?
__Al fin me alegra que me atropellaras, es una suerte conocerte.
__Gracias. A mí no me alegra haberte roto todo… pero sí conocerte, Pedro Beggio.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.




21 comentarios:

  1. Mercedes. Maravillosa. Mil gracias Eve, soy tu eterna agradecida. Un abrazo mi querida amiga.

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  2. Hortencia Celebro que sigas todas, la esperaba Eve, muchas gracias por tu esfuerzo.

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  3. Veronica Lorena Piccinino Eve Monica Marzetti está historia es un sueño es bellísima. Me encanta gracias

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    1. Veronica Lorena Piccinino Esta es bellísima. Sabes que herencia es mi preferida y eres tu y no soy yo.. beso

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  4. Fran Muchas gracias Eve .. Es divina, me fascinó.

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  5. Luisa Gracias por tu devoción.Eve Monica Marzetti Un abrazo grande

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  6. Silvia Excelente....me encantó...me sentí protagonista. !!! Gracias !!!! JA...ja....me metí dentro .

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  7. Susana. Hermoso !! un placer transitar tus letras ,muchas gracias .Calido abrazo amiga .

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  8. Hermoso comienzo Eve para dos que tienen un largo y apasionado camino por recorrer juntos...

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    1. rE TIERNA, TÍMIDOS ESTOS NO AVASALLANTES PERO HERMOSA, BESOTE, SE VIENE ÉL CREO.

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