sábado, 28 de julio de 2018

"SIGNIFICAR". CAPÍTULO SIETE.


"SIGNIFICAR".
 CAPÍTULO SIETE.
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COMO ÁRBOLES
Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser míos
después de todo hay hombres que no fui
y sin embargo quise ser
sino por una vida
al menos por un rato
o por un parpadeo
en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza
hay deseos profundos y nonatos
que prolongué como coordenadas
hay fantasías que me prometí
y desgraciadamente no he cumplido
y otras que me cumplí sin prometérmelas
hay rostros de verdad
que alumbraron mis fábulas
rostros que no vi más pero siguieron
vigilándome desde
la letra en que los puse
hay fantasmas de carne
otros de hueso
también los hay de lumbre y corazón
o sea cuerpos en pena almas en júbilo
que vi o toqué o simplemente puse
a secar
a vivir
a gozar
a morirse
pero además está lo que advertí de lejos
yo también escuché una paloma
que era de otros diluvios
yo también destrocé un paraíso
que era de otras infancias
yo también gemí un sueño
que era de otros amores
así pues
desde este misterioso confín de la existencia
los otros me ampararon como árboles
con nidos o sin nidos
poco importa
no me dieron envidia sino frutos
esos otros están
aquí
sus poemas
son mentiras de a puño
son verdades piadosas
están aquí
rodeándome
juzgándome
con las pobres palabras que les di
hombres que miran tierra y cielo
y a través de la niebla
o sin sus anteojos
también a mí me miran
con la pobre mirada que les di
son otros que están fuera de mi reino
claro
pero además
estoy en ellos
a veces tienen lo que nunca tuve
a veces aman lo que quise amar
a veces odian lo que estoy odiando
de pronto me parecen lejanos
tan remotos
que me dan vértigo y melancolía
y los veo minados por un duelo sin llanto
y otras veces en cambio
los presiento tan cerca
que miro por sus ojos
y toco por sus manos
y cuando odian me agrego a su rencor
y cuando aman me arrimo a su alegría
quién hubiera dicho
que estos poemas míos
iban a ser
de otros.
Mario Benedetti.
"Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no". #Julio Cortázar

A las tres de la tarde hace calor, Guillermo ha almorzado con Fabián y en el almuerzo ha tomado dos copas de vino para acompañar la copa de mariscos y el pescado, a su pesar, blanco. Se encamina hacia el taller de Pedro. De camino tiene la sensación de desdoblamiento. Advierte que cruza murallas internas. Ve desde afuera las altas torres de sus fortificaciones. Un hombre vestido de traje, mas el viento desenfadado y juguetón le insta a reír. Entra contento al taller y lo encuentra preparando café. De inmediato, Pedro lo recorre barriéndolo entero con la mirada que pesa y mide y admira cuanto lleva puesto y lo que no ve. También le da una entusiasta bienvenida, demasiado cálida, y en las miradas encendidas, de súbito los dos saben que esa tarde no es como todas, que algo más los unirá, Pedro ya tiene el brazo liberado, y por lo que vibra, las emociones y el sentir…  por igual.
La televisión está encendida en el canal de las noticias. El presentador habla de las futuras elecciones y Pedro empieza a comentar enfático sobre lo que llama la encrucijada de un país que, como el mito de Sísifo está siempre empujando la piedra de la cima solo para que esta vuelva a rodar montaña abajo. Ya no tiene ánimos de creer en nadie, le dice, pero esa falta de fe lo deprime, envidia a quienes como Guillermo vivieron una época donde fue posible albergar esperanzas e imaginar algún asidero en la realidad que cambiarían las cosas, sin embargo,  piensa en algo muy diferente.

“Atrévete esta noche  a ser indecente, a tomarme por la piel, a pasar los limites, a desafiar el destino y a amarme sin corazón. A  desear ser mi eclipse, a mojar mis instintos y empapar los tuyos. Sí, Atrévete, te dejo  mi camisa abierta, entra y envenénate de mi sed,  de mi sabor,  de mi olor y conoce  cómo mi infierno  te quema lento,   cómo mis demonios  dominan a los tuyos, cómo mis alas blancas  se vuelven negras y apasionadas , cómo te inyecto una y otra vez haciéndote suplicar  por el antídoto de mi amor que irá envuelto  en el orgasmo  de un nuevo amanecer.”
"Esta noche hazme sentir solo tuyo y borra cualquier caricia que tenga grabada  en mis recuerdos y tatúa con tu lengua la esencia de tu piel, Pedro.
Soy suyo, aunque aún no pueda tocarlo, y me duela demasiado esta maldita distancia que hoy nos separa. Arden mis ojos y mi alma, cuando pienso que dos personas tan iguales no pueden vivir un amor sin límites, como el nuestro. Ahora vivo para desear ese abrazo, y así poder restaurar nuestras grietas y fundirnos en un solo corazón."
Guillermo lo mira pensativo, le gusta lo que ve.
La juventud no es solo el encanto de que él no tenga las ojeras pronunciadas de Juan o el pelo gris de tantos, es la falta de convenciones, la libertad con que opina, pregunta y se propone la vida, es la claridad de sus ojos que coquetean abiertamente con él. No sabe qué es peor, le responde. A veces Guillermo desearía nunca haber imaginado otro futuro. No sabe si es más duro perder el pájaro que se ha atrapado con la mano o nunca haberlo sentido aletear dentro del puño.

__Andas muy poético, hoy __le dice Pedro. Guillermo sonríe. Solo él logra ese efecto.

__No quiero que me atrapes en conversaciones serias. Pedro, acá me gusta ser el hombre que danza liviano __le dice, y quiero empujar las líneas divisorias que hasta ahora han estado perfectamente demarcadas en el espacio en que ambos nos movemos, piensa, él no ha sido tímido en elogios. Ha sido claro hasta el punto del desenfado en dejar entrever que le gusta y que lo considera guapo y sexy.

Guillermo se ha reído todo el tiempo. Su defensa ha sido no tomárselo en serio, usar la broma como la capa del torero que con garbo evita las embestidas del toro. Evadirlo sin evadirse del todo, dejar que él sienta que juega el juego o al menos que está tentado a jugarlo ha sido su espontánea reacción, no su estrategia, pero en este momento, Guillermo decide dejar de evadir a Pedro y ver qué pasa si él acepta jugar su juego.
Toma la taza y al acercársela para que él le sirva el café roza con su cadera la pierna de Pedro con la actitud de esos gatos que con el rostro impávido se frotan contra las pantorrillas del dueño. Sin retirarse se inclina y ladea el torso sobre el pecho de él para alcanzar la azucarera. Pedro guarda silencio. Se queda inmóvil disfrutando de la corriente eléctrica que siente pasa de uno al otro. Con parsimonia, Guillermo busca la cuchara, la hunde en el azúcar y echa el polvo blanco en la taza de Pedro sintiendo la respiración cálida sobre su cuello. Sin separarse de él, gira la cabeza dos, tres veces dentro de la taza. Hay un instante de absoluto silencio y Guillermo al fin se separa blandiendo en su mano la taza humeante.
Sin decir nada mirándolo por encima del borde se la lleva a los labios.
Las miradas como carros de juguetes en pistas paralelas viajan de uno al otro trenzándose y produciendo un eléctrico chisporroteo.

__ ¿Qué sentiste cuando te retiraron los clavos esos? _pregunta Guillermo, sonriendo, desplazándose como si nada hacia las sillas al lado de la puerta donde usualmente se sientan.

__Apenas me dolió __dice Pedro __.Lo que quitaron fueron los fijadores externos. Los clavos quedaron dentro de mis huesos. Creo que no dolió porque soñé que tú eras quien los quitaba.

¿Eres feliz con Juan, Guille?
__No lo sé. Creo que es mi rutina, como lo es ir al estudio, ir a tribunales, no sé si algo diferente a mi hijo me hace feliz.
¿Y vos sos feliz solo?
__No. Pero conservo mi sitio sin ocupar, espero, anhelo __contesta Pedro __. Libérate de las angustias y pesares, sé un animador de la vida, querendón, naturista y amante de la naturaleza como si las avecillas arrollasen  con esplendor de bandadas de sus cánticos hechizantes;  figúrate de ser romántico con terquedad y con brillo tenaz, devorando libros enfáticos de contenido filosofal sesgado a la libertad, de libros fantásticos más ilusionantes con contenido mágico, de libros con sabor versal, ilustrados de caminos poéticos tan semejantes, que nos ilusionan como el edén iluminante.
Libérate de tus prejuicios y monomanías, entiérralos tan profundamente, que podrían brotar más dinámicos y escandalosos, que pueden herir susceptibilidades, tentar suspicacias diferenciadas; sacúdete de los malos designios  que te someten plena y periódicamente como aguijones penetrantes;  movilízate con tanta pasión difundiendo el  decálogo de la vida  con sinceridad y honestidad;  detona de tu mente los fastidios  que te enferman para tu desarrollo personal.
Libérate de tus fantasías intensificadas del universo plagado de ignominias, de falsedades frecuentes que maduran a diario, de las turbaciones  que te engullen tan severamente; despréndete de aquello  que te disgusta y no te encamina a la excelencia, olvídate de tus frustraciones brutales que dejaron huella en tu alma inspirada;  desahógate de las irritaciones tan irreflexivas, muévete pensando, que tu afecto es muy virtuoso, atiborrado de emoción con grandiosidad tan infinita.
Libérate de tus ataduras subjetivas  que encadenan tus aspiraciones anhelantes, vive alegremente compartiendo con amigos positivos y aléjate de malas compañías  que solo te desmotivan y te retrasan tu creatividad de acciones iluminantes; apártate de lo negativo y de vicios sociales que pueden afectar tu salud mental y física, haz de tu vida  la luz destellante que encienda muchas emociones  que siempre sonrías aunque quizá  tu corazón esté melancólico y desmoralizado.
Hazte un examen introspectivo, escoge las cosas que no te dejan desarrollarte y conversa con ti mismo, encuentra tu identidad familiar y personal, separa lo bueno de lo malo, haz de ti, el personaje que soñaste y que se ilusionaron tus padres; sé fuerte y domina tu irritación, es aterrador que tu ego vanidoso aflore con fiereza, tú eres el capitán de tu destino, el caballeroso forjador de tu sendero maravilloso, haz que con el ejemplo y convicción reines en el universo, que Dios creó para vivir, lleno de felicidad.
 Sé feliz, busca la paz interior y goza con responsabilidad hasta que el Creador una vez cumplida nuestra misión que nos ha otorgado en la tierra, nos llame a su seno celestial para vivir eternamente en la dicha y gloria del Todopoderoso.
 Sé jubiloso y  que nadie cuestione tu proceder ni  te ate sometido a exigencias triviales, eres merecedor que la satisfacción del alma, se expanda con creces al prójimo y compórtate como un rey, porque tu espíritu es sempiterno.
La fe mueve montañas. El amor mueve universos.
_ ¿Eso crees de verdad aun sin conocer el amor?
__ Lo creo, quizá sí lo conozca aunque esté solo.
A veces una simple mirada puede cambiar el curso de la historia. Ese brillo tan especial que irradiaron tus ojos al contemplarte por primera vez fue un golpe directo al corazón.
Esa mirada tan expresiva, hablaba por sí misma, sin necesidad de expresar palabra alguna. ¿Fue un hechizo, un conjuro, un sortilegio que se adueñó de mis sentidos?
Una mirada tuya, fulgurante, insondable, irresistible me dominó.
Un resplandor que iluminó mi existencia al punto de conquistar mi espíritu con tus singulares encantos.
Verla era una fiesta para mis retinas. Sentir su voz era la sutil melodía que hacía vibrar las cuerdas de mi alma.
Nunca olvidaré nuestro primer encuentro personal. Como el primer roce de tu piel que olía a flores silvestres, como el primer beso, que sabía al más embriagador néctar.
Tu mirada encendida fue la puerta de entrada de un amor que pudo colmar un vacío existencial que amenazaba mi paz interior.
Evocar tu rostro eleva al ser al sitio en donde se tejen los sueños, en donde la ficción se hace realidad y donde tu fresca presencia anima y rejuvenece a mi  espíritu avivando un fuego que parecía apagado.
La ternura de tus suaves caricias fue el bálsamo que curó mis sufrimientos pasados. Y recorrer tus cautivantes contornos despertó en mí un sinfín de sensaciones placenteras.
Nuestros cuerpos en un deseo frenético y nuestras ansias impregnadas por el vehemente afán de haber encontrado el sentido a nuestra vida.
Te añoro con alegre melancolía en la profunda complacencia de mis verbos, que hoy te reviven en mis recuerdos.
Habitas en mí. Tu mirada ha quedado atesorada en los murales de mi alma sumida en una especie de locura, éxtasis y delirio.
Ojos de café y canela no me abandones. En ellos me reflejo. Ojos de café que toda mi vida poblarán mis sueños.
 __Pedro ¿qué dices? Nada de eso ha pasado, no hay secretos en mis visitas, no hay nada que ocultar a Juan, a Camila.
__Pero habrá, tendremos secretos. Y te aseguro que ahora mismo si ellos se encontraran estarían hablando de nosotros.

Guillermo pone la taza de café sobre la mesa baja colocada entre ambas mecedoras.

__! Qué calor hace! _dice y se quita despacio el saco. Va vestido de traje de lino sin corbata, sencillo. Se sienta. Se recuesta en el respaldar. __ ¿Te quedó cicatriz? __le pregunta.

Guillermo no quiere  acobardarse, instintivamente sabe qué hacer. Hay un programa atávico en su mente. No sabe si Pedro es gay mas si lo es el cuerpo debe de servirle para atraerlo.
Observa a Pedro con el rabillo del ojo mientras él se aproxima con su café a sentarse en la silla opuesta a la suya. Nota su azoro pero también su actitud de cazador en la mirada casi palpable con que le recorre las piernas. Puede visualizar la química entre ambos, las probetas en el laboratorio rebalsando espumas de colores. Sonríe.

__Risitas, ¿ah? __dice Pedro__. Seguro que ahora me vas a pedir que te enseñe las cicatrices. Son tuyas después de todo.

__Me leíste el pensamiento.
__ ¿Le fuiste infiel alguna vez?
__No. No físicamente, tal vez mentalmente. ¿Te acuestas con Camila?
__No. Ni con ella ni con nadie. No me atraen las chicas, al menos nunca me enamoré de nadie. No.

Pedro pone la taza sobre la mesa. Se levanta y se quita la camiseta. Guillermo lo observa un momento. Se pone de pie. Se le acerca cauteloso, curioso. Pedro le muestra el brazo. Donde estaban los largos clavos hay unos círculos rojos. Hay tintura naranja sobre la piel. El torso de Pedro es fuerte y musculoso aunque los músculos no se perfilan. El vello escaso es oscuro apenas cubre los pectorales. Guillermo mira de reojo el estómago plano, las tetillas erectas. Alza la mano y toca una de las cicatrices.

__Son mías __dice__.  Yo las puse allí.

Impulsivamente le planta un beso y tras dejarse llevar va besándolas levemente una a una susurrando:

__Contemplé  cada línea de tu cuerpo al dejar tu desnudez al descubierto. Tus muslos palpitan al son de mis ganas y me das cabida a tu excitante morada. Desbordo en vos mi fuego y mi placer eterno. Báñame de tu dulzura pura  perdiendo así tu voto de castidad por mí, para mi insaciable lujuria. Tu aroma me invita a hacerte el amor como un demonio desencadenado…, hambriento de la virginidad de su celestial amado. Bendíceme vida mía besando mi estaca, después de penetrarte hasta tu alma santa.
Tu humedad mi mayor obsequio y culpa tú sientes por saciar tu libido. Rompe tus ataduras que deseo seas mi dios adonis  por siempre.
__No puedo calmar estas  ganas de desearte y postrarte en mi cama, llenarte de caricias así como mis ansias por ti.
Quiero desprender tu ropa como loco salvaje, despertar tus instintos ocultos y que saques tus deseos perversos.
Deja que fluyan las emociones, quiero escuchar tu furia por querer explotar sobre mi cuerpo hasta saciar tu sed.
Piensa como yo,  que es nuestra primera y última noche juntos, quiero que hoy sea un momento inolvidable.
Necesito de tu miel, sujétame hacia a ti, tócame tan fuerte como tus anhelos,  hazme tuyo a la luz de la luna.
Vuela conmigo no pienses en las horas, sé cómo el tiempo avanza sin detenerte, solo tócame con todas fuerzas.
No despegues tu piel junto a la mía, solo goza nuestro calor, deja que sude una y otra vez, goza y disfruta de la pasión.
__Nos encontramos, nos miramos y todo seguía igual, una conversación agradable, la admiración mutua, el respeto y la gratitud. Yo le decía que él era mi príncipe azul (perfecto ante mis ojos). A Juan digo, ya no me pasa lo que alguna vez sentí, si es lo que deseas saber.
Solo que ya no lo esperaba, y mucho menos lo soñaba como antes, él ya no es el dueño de mis pensamientos, ni el gran motivo de mi insomnio.
Alguien se ha robado la llave de mi corazón, es mi confidente, mi real sacerdocio, mi guía y el sol de mis días. Él sabe de mis instintos pasionales, y cada uno de mis secretos guardados. No hay rincón por donde él no se pasee a su antojo, y ya no queda lugar que no haya encendido con su roce.
__Guille,  en el génesis de nuestro romance donde los sentimientos navegaban dispersos, donde no existían necesidad de besos, donde era un coqueteo entre la tierra y el cielo, inesperadamente brotó incrédula una caricia al alma. En una mirada,  una sonrisa flagrante  al detectar los latidos que aceleraban su paso conforme pasaban las horas,
y  crecía un remanente en corazones y mentes y  nacía un gran amor  encrespando sus olas.
En el inesperado génesis de nuestra existencia, donde redundaba el amor con sutil arrogancia, la fuerza de atracción se volvió convicción, que a veces parecía eclipsarse,  dejarse  ir en la enorme distancia pero cuando el sol sale y alumbra la tierra, hasta las sombras ceden  ante su calor. No se puede ocultar  lo que ya está escrito.
¡Ahí estabas tú, y ahí estaba yo!
En el génesis de nuestro romance donde nuestros cimientos nada prometían, nos hicimos tan fuertes como el mar y el viento.
Y creció la pasión y el fuego  en la sangre, como cumplimiento de una profecía.
Pudimos contemplar un inicio fortuito, fuimos a veces presas  de un débil ateísmo, y  con la esperanza de eternas  caricias y tormentas de besos emprendimos la aventura en el éxodo inmerso.
Lenguas vituperaban  con saña y envidia, que nuestros caminos nunca coincidían, mas en el interior  de nuestros corazones para amarnos más sobraban razones y fluyó  la leche y fluyó la miel alimentando las almas  de un pasado desierto, una hermosa mezcla  entre amor y placer. Una necesidad  que se expresaba en silencio.
¿Pero cuánto puede callarse un amor?
Si el génesis perfecto preparaba un romance, donde no importaba distancia religión o color, porque fuimos idóneos con la misma fragancia. Hoy más que fortuna hay una convicción,
que un futuro hermoso tenemos reservado, somos lo perfecto  de la bella creación, donde para amarnos tú y yo fuimos creados.

Pedro se vuelve y lo abraza. No lo deja seguir con el sendero de besos.
__Lo siento, Pedro, lo siento _dice Guillermo con los ojos cerrados y él lo pega contra sí uniendo los labios. Guillermo se deja besar saboreando esos terciopelos anhelantes, carnosos, jugosos,  resbaladizos que estira, lame y succiona, que luchan con los suyos por el control del ingreso a lamer la barrera de los dientes y paladear la entrada al ósculo buscando la lengua para unir la danza.
Guillermo siente que quería beberse la saliva de él, lo besa con hambre y el beso lo va recorriendo entero, es un beso que toca sus pulmones, una entrega que lo lleva al éxtasis, un beso que hace el amor, que toca su estómago, su vientre, el sexo, las piernas, cada uno de los dedos de sus pies, un beso que investiga y conquista, un beso que viaja a vela por su sangre, que lo confunde, que embota el cerebro, que le zumba en los oídos, que confunde los sentidos e intoxica el cuerpo, que convierte su lengua en un diccionario de palabras mudas que él va deletreando con cada aspiración sin saber qué dicen porque la mente está en fuga pero sabiendo que están diciendo cosas, que el beso tiene su idioma propio y que él y Pedro se están hablando lo que jamás podrían conversar.
Los dos sienten en el bajo vientre el sexo del otro apretándose contra los pantalones, palpitantes, erectos, anhelantes.

__Solo mira mis ojos,  ellos no mienten amor.  Te amo no sé desde cuándo,  solo sé que te amo amor. Quisiera que lo intentemos, quizá lo logremos,  solo probemos amor, yo te amo
permíteme demostrarte,  permíteme enamorarte amor.
Confío en mi corazón,  él nunca se equivoca, siempre  está pendiente de mis sentimientos, ahora mis sentimientos están puestos  en ti mi querido amor.
Yo no pedí amarte. Pero es superior a mis fuerzas, me juraba en mi silencio no enamorarme
y  hoy mi corazón fue fácil presa,  hoy clama, mi cuerpo,  mi alma, mi sangre por ti. Sé que eres casado, yo no pedí amarte porque de verdad temía eso, juro que no me di cuenta, que poco a poco me convertía en esclavo de tu cuerpo. Yo no pedí amarte. Yo me encontraba tranquilo, guardaba la serenidad de estar solo mis sábados y domingos aun sin trabajar, pero ahora es desesperante si sé que no vendrás, que estarás con él, y saber que te necesito.
¡Yo no pedí amarte! Me rehusé tantas veces, yo solo quería mi vida de antes y no quería padecer de un amor que fuera prohibido ni a escondidas donde ante la sociedad tuviera que compartirte. Yo no pedí amarte, Guille pero creo que el destino en una mala jugada; cuando más sereno estaba apareció de la nada, en ese coche que me embistió inyectándote en mi sangre y  metiéndote hasta el alma.
Tan solo, tan solo quise ser tu amigo pero todos los que me conocen se han transformado en testigos. Todos cuestionan mi actitud. Un ermitaño y mezquino, retraído y distraído que hoy cuenta las horas de volver a verte.
¡Yo no pedí amarte! pero no puedo evitarlo, quizá, quizás  ahora estoy pagando y  es el karma a mis errores, nunca  fue  mi intención amar y  será mi mal de amores.
 Eres  clavel sensual de mi domino erótico, seduces mis pétalos de inocencia carnívora,   los dejas mudos mis eróticos vuelos,   con la simpatía de mi atopia carnosa lo dejas mudo,  mi voz elegante en el dominio  con la jugada de tu feroz aliento  juegas hacer  el león fiera de mis tactos,  los descobijas con tus bailes de utopías, se prende la fogosa noche de la penumbra  con la quimera de tus fogosos fuegos, se estrellan mis quimeras quemantes con las rojizas pieles del dominó , se quedan sin carnudas mis almas  con el apetito de mi fiero sentimiento, lo has dejado quieto mi fiera sombra  con la seducción de tus besos quemados.
__Sin darme cuenta, te fui enseñando todos mis secretos; ahora haces uso y abuso de ellos, sabes exactamente lo que me gusta y cómo me gusta.
Llego a tu casa y te encuentro vestido de lujuria, con el fuego de la pasión ardiendo en tus ojos, solo mirarte ya estoy perdido.
Recorreré ese continente que es tu cuerpo y que conozco tan bien.
Cada peca, cada lunar, cada marca  que he descubierto, visitado y conquistado.
Beberé de tu fuente el licor más dulce y exquisito.
Escalaré las cimas de tus pechos  al compás del concierto de susurros y gemidos que nacen tu boca.
Viajaremos del cielo al infierno, cada vez que explotes en el éxtasis del placer.
Y al final, cuando nuestra desenfrenada carrera de pasión termine, con nuestros cuerpos aún unidos en la comunión de la entrega nuestras almas se harán el amor mirándose a los ojos.
Y aquí  estoy descubriendo esos largos y sinuosos caminos que forman tu cuerpo, con cada curva, con cada monte, con cada valle.
Todo un mapamundi, lleno de riscos y precipicios que me llevan por la lujuria y el deseo en cada movimiento de tus labios,  cuando con esa sonrisa, me invitas al paraíso del pecado, de la imaginación.
No necesitamos palabras, el lenguaje de nuestras manos  sobre nuestros cuerpos, recita el más bello poema jamás escrito.
Al contemplar tu cuerpo tibio sobre el mío, y cómo se van acoplando en cada movimiento, en perfecta sincronía, bajo el influjo del deseo acumulado dentro de nuestro ser, y liberarlo por medio de nuestros besos y caricias hasta poder encontrar el momento más intenso y viajar juntos por unos instantes que se vuelven una eternidad, a través del universo agarrados del alma y corazón hasta desatar la pasión contenida y hacer de este momento sublime, inolvidable.
Si, así somos, sin complejos, sin reglas establecidas, solo por dar rienda a esta pasión que sentimos por nosotros dos, amor.
__ ¿Quién hablo de amor?, esto sabes, va más allá, esto, se llama simplemente pasión, Pedro.
__ ¿Estás seguro?
__Claro. No sé amar.
__Guille, sométeme,  aprisiona, quema, calcina. Embriaga. Devora. Golpea. Castiga. Flagela.
Deja de lado tus prejuicios inculcados, está bien, olvida el sentimiento,  aquí no existe.
Devora los demonios exacerbados que posee mi cuerpo,  desfoga los deseos que vedan tu cama compartida,  aquí reina la inmundicia.
Posee el cuerpo con lascivia,  desenfrena tu mente y sé muy recurrente,  la noche es corta para poseerte. Sacia los deseos del cuerpo que nacen al mirar la figura de mi silueta,
deja de lado la impecabilidad de tu hogar y navega en la libidinosidad de tu mente.
Comienza a ser egoísta con mi piel,  somete mis labios a placer,  encadena mis caderas a tu pelvis  hasta satisfacer tus impulsos adúlteros.
Enciende la chispa de tu pasión  y afilia tus instintos a mis bajas pasiones,  olvida al típico abnegado del hogar y  aviva tu carne con el fuego que se desprende de tu infierno.
El germen de las parafilias postrado en la cama está,  estruja los fetiches...  calma la libido de  hombre con carne ardiente,  calcina tus adentros y empotra a la bestia desatada por tu ardiente carne. Amado mío  esta noche te juro que te haré conocer el verdadero placer entre el cielo y el infierno porque te haré conocer el cielo con mis caricias y besos.
También te haré conocer el infierno porque por ti me convertiré en un demonio,  con grandes pasiones disfrutaré recorrer tu cuerpo.  Y te haré disfrutar hasta que  tu gemir sea  tan fuerte que  tú mismo te sorprendas de ti  amor, te haré disfrutar  besándote tus zonas más íntimas donde recorreré con mi lengua hasta que tu cuerpo arda de calor y me pidas que  siga porque tú me deseas así  convertido en un demonio.
Pero un demonio que te ama mucho y solo quiere hacer que disfrutes una noche,   una noche de pasión amado mío.

Súbitamente, como si alguien encendiera la luz, Guillermo abre los ojos. Ve el rostro de él sobre el suyo, arrebolado, perfecto, bello, con los ojos cerrados. Se suelta. Le pone las manos sobre el pecho, palmas abiertas. Lo separa con suavidad pero con firmeza.

__Mejor me voy, Pedro, mejor me voy _dice, y se mete las manos en el pelo con su gesto habitual, toma su morral, su saco y mientras él se queda inmóvil recortado contra la puerta del patio trasero del taller, Guillermo sale caminando rápido sobre sus pasos dejando tras de él el sonido de pasos apresurados y luego el sordo ruido de su coche cuando parte.

Pedro se sienta un rato en la mecedora junto a la puerta del fondo. Golpea con un brazo de la silla rítmicamente con la mano. Va al baño, empuña el pene y termina con la imaginación puesta en ese hombre que lo seduce y enloquece lo que quedó inconcluso.

“Pruébalo le dijeron ayer, don Guillermo, úsalo,  es un carpintero bruto que solo pretende
entregar su cuerpo, su piel, él no tiene sentimientos, él es un loco sin razón, él se entrega a cualquiera, solo busca el placer, de un hombre como  usted. Juega con él, ten solo sexo, humíllalo, no te enamores, pégale. No le entregues ni una pisca de amor, él solo seduce,
él entrega su pasión, y  deseo, no lo dejes que te dé besos, ni caricias, él solo es una fantasía,
él  es coqueto, no sabe amar. No es un santo, no le  interesa el dinero, dile palabras
vanas, es un hombre sin escrúpulos, ya fue mío. Te lo digo yo que soy tu amigo, tu esposo.
El creyó todo eso, y su corazón perdió, lo perdió a él, me perdió pues era una mentira, era una falsedad, tonto. Fue porque ni siquiera se acercó a él, a preguntar de su vida, a saber si cuando menos fuese verdad, él lo amó tanto, nunca supo el porqué se fue, se amaron,  nunca más se volvieron a mirar... Fue para los dos una decepción. Horrible por la culpa de disque.
Un amigo le contó esa absurda historia, que no llegó nunca el amor… "Lujuria."

_Ven,  Guillermo, regresa, arrebátame de espaldas,  sin pedir permiso. Desliza tus manos,  corrompe mis sentidos. Desprende botones...  surca mis dominios. Sube mi camisa
mientras tus dedos provocan  y tu boca  arranca quejidos. Pierde la decencia  que siempre
has tenido conmigo. Haz jirones de mis ganas,  corrompe este cuerpo mío. Mi pecho sobre la mesa, tu sexo a puerta embravecido.  Entre gritos de gozo y tu vaivén  en danza de rito.
A derrame de mieles que tus manos recogen para ser licor a tus labios encendidos. Déjame sin aliento. Haz de mí, tu juguete preferido hasta desvanecerme en orgasmos, hasta perderme el respeto y llevarte mi juicio.
Solo tú amor mío, haces arder este fuego que llevo por dentro, cuando me acaricias  con un suave roce de tus dedos. Solo tú vida mía, me haces arder de amor y  pasión al contemplar tus hermosos ojos, que  me hechizan y me devoran... Cuando me tomas entre tus brazos, puedo sentir tu respiración agitada y tu boca al  recorrerme hace mi piel estremecer.
El amor y la pasión nos poseen cada noche y  me hacen tuyo  una y otra vez, sin darnos cuenta  nos sorprende el amanecer. Entre gemidos y jadeos la bella luna se  ruboriza al darse cuenta que tú  y yo no tenemos ninguna prisa. La luz del alba acaricia nuestra piel  desnuda, mi cuerpo rendido sobre el tuyo,  extasiados  de amarnos. Impregnados nuestros cuerpos de todo el amor y la pasión, en mi boca llevo tu sabor y sabor a mí lleva tu boca.

Guillermo lo oye, todo lo tienta a hacer caso a sus palabras, mas se contiene, no puede dejarse llevar así, es un hombre sensato, Pedro es un amor prohibido, él está casado, Juan lo espera en su casa, al menos por ahora.

__No puedo, Pedro, perdón, no debí besarte, tentarte, perdón.

En esa oscuridad del desaliento que muerde las carnes en las sombras,  se ve la gris figura de aquel hombre que cae apesadumbrado entre sus garras. Tropezando cuesta abajo hasta el infierno donde ha de arder por siempre entre las llamas alentadas por su fétido aliento del cáncer que le roía las entrañas. El rey de la oscuridad se regocija con lo que queda de su lánguido cuerpo que arrastra sumisión y cansancio  hasta lo más hondo de aquel grotesco averno.
¿Dónde están ahora aquellas risas que florecían siempre a favor del viento? en su lugar quedó una mueca retorcida que endurecía aún más su adusto gesto.
¿Qué fue también de aquellos besos  que nacían entre risas y miradas? De la nada llegó la muerte un día  y de un tajo le arrebató a su amado condenando al pobre hombre a una agonía  de interminable soledad para soportarla. Y así, sin poder cargar más con sus tristezas y sin obtener jamás piedad del cielo  anhelando aquel encuentro con su amado  vendió su alma al Dios de los infiernos,  una soga sirvió como eutanasia y dejó su cuerpo, suspendido.

__Amarte es pecado, nos condenaría a los dos, sos un hombre sano y libre, no tengo derecho.
 __Déjalo, no estás enamorado de él.
__Estoy grande, llevo una vida a su lado, mereces algo mejor que un farsante.
__Sigue entonces encima del escenario, tu vida es un puto teatro, una ficción Graziani. Creo haber visto la función.
Hora del estreno y del gran espectáculo de la noche, sentado en frente de la barra del bar estaba a la espera del show, fumando un cigarrillo tras otro se hacía cenizas en el cenicero y copas de unas cuantas cubas libres, mi trago favorito aceleraba mi corazón antes de verte en el escenario.
Era ya la madrugada y como impacto de la misma, se apagaron las luces, pero en la tarima con una luz tenue, se observaba una hermosa figura en donde caían todas esas miradas morbosas, ávidas de placeres prohibidos y no sé qué cosas más.
Tus movimientos excitantes y cadenciosos hacían que se incendiaran y fluyeran ávidas de más emociones entre los noctámbulos del lugar, unos gritando, otros lanzando unos sucios papeles verdes que caían a tus pies, eran los aplausos de víboras ávidas de placeres mundanos, mientras en el bar mis ojos se satisfacían al saber que todos te deseaban, pero ¿quién es el único hombre que te posee…? soy yo, el solitario de la noche.
Sigue tu farsa, que cuando tenga tu edad o sea viejo  me diré cuántos años han pasado desde aquel beso.


“Han pasado muchos años o días, no lo sé, y a pesar de la distancia tomamos caminos distintos, pero los sentimientos profundos se quedaron latentes en mí. Me extravié sin rumbo y sin saber más de ti, con el transcurso del tiempo mi vida cambió, pero siempre llevo en mí los recuerdos añosos y hermosos a la vez.
En esta noche cálida hago un repaso de mi añoranza, de lindas cosas junto a ti; mi mente alucina al ver tu sonrisa, tu mirada profunda como una estrella fugaz, la brisa de la noche eriza mi piel con tu dulce voz, que murmura en mi lecho con ansias, donde tu esencia se ha quedado impregnada en mis sábanas, en mis labios y en mi piel.
Susurro en silencio, nunca los recuerdos dejé yo ir, siempre existe en mí la avidez de volver a verte, y a tu lado siempre así vivir, no me importa que a tu lado me tenga que morir, solo deseo amarte y jamás desprenderme de ti, porque en cada amanecer deseo verte sonreír.
Te extraño en cada anochecer, sembraste ilusiones y mucho amor dentro de mí, que aún viven y los atesoro en mi corazón, mi vida la llevo penando en ti mi amor. ¡Cuántos años o días  han pasado! Y aún te sigo amando, creo que moriré con tu nombre en mis labios.
Fuiste, eres y serás el único amor de mi vida, el que hace vibrar mi corazón de emoción de noche y de día; mis latidos se aceleran sin control con solo pensar en ti. ¡Cuántas veces en sueños me he escapado contigo! Como en estos momentos que te sueño despierto, cuántas veces mis labios te han gritado te quiero, e inútilmente se han quedado atrapados con el silencio de la noche.
Te siento en cada espacio de mi soledad, en mi imaginación te miro,  te sonrío y después te vas, y me quedo pensando en ti sin consuelo, mientras el tiempo se va alejando, se va perdiendo si tú no estás; vives en mis pensamientos, pero me gusta revivir los recuerdos de algo tan maravilloso como tú, quiero que pienses en mí y regreses a mi lado.
Por las noches me deleito con el sonido del viento que pasa por mi ventana, dejando un soplo de tu esencia en mis almohadas, y a mi alma con el sabor de tu aliento, todo huele a ti, así es la magia del amor que siento por ti”.
“Hoy camino lento, despacio, me pesa el cuerpo tal vez necesite robar un suspiro de tu aliento para aliviar esta carga que pesa tanto, la soledad pesa, la ausencia pesa, el silencio pesa, esta noche amor mío haré que te dejes llevar  por las caricias de mis verbos escritos, solamente trataré de llevarte a ese lugar de mi ser donde grabado está que te amo, que te amo con locura, déjate llevar mi amor, y podrás sentir ese dulce calor que habita en mí, huérfano de ti.
Una vez más entre sombras viajo por los álbumes del recuerdo buscando tu imagen y cuando te encuentro me haces sentir, y de repente, lo eres todo para mí, eres mi acierto y mi equivocación, eres mi pecado y mi respirar, necesito de tu risa y necesito de tu melancolía, necesito el sabor de tus labios, me sonrío imaginándome cómo sonaría un te quiero en tus labios, me imagino que son tus brazos los que me levantan cuando caigo en mis noches, me imagino vida mía que en las mil noches sin ti, es tu aliento el que respiro en los besos perdidos en el aire, ese que persigo entre olvidos y soledades.
A veces pienso que esto ya no es amar, es algo más, es el alimento del que mi vida precisa para poder seguir en esta existencia, para poder recobrar ese tiempo vivido en las primaveras del primer beso, pero este deseo, se convierte solo en un sueño de amor.
Una vez más amor, soñaré que dejas sobre mi piel flores de tu jardín.
 Hay días y noches, que solo necesitas vaciar un poco tus pensamientos, dejar vacío ese espacio, para sentirte en un abrazo, en un silencio.
Hay momentos que todo pareciera correr tan rápido que no le das lugar a los sueños; pensamientos que pasan igual que alguna estrella fugaz.
Que necesitas apagarte un instante, cual vela que se consume encendida.
Momentos en los que tus silencios desean gritar y expresar lo que llevan dentro.
Simplemente sacar de esa trinchera los sueños que deseas realizar.
Mirar con claridad la realidad, que es tan dura, pero que la tienes que enfrentar.
Soñar, vivir ese amor.
Porque sabes que el amor que mereces, es más grande que los miedos que tienes.
Aferrarte a esa promesa, vivir ese momento al momento. Las cosas llegarán...

__Se me fue la juventud, murió el encanto, los sueños rosas se quedaron truncos. Las ilusiones se fueron en un solo respiro, el otoño llamó pronto a mi puerta.
Solo mi corazón que ha palpitado al son de mis suspiros moribundos, sabe de noches de silencios largos, de alboradas de fingidos sueños. Sabe en qué momento se rompió la magia de alegrías y noches placenteras, del suave roce de caricias largas, del húmedo beso en primavera. Ahora solo soy reliquia de pasiones en el féretro senil que da la vida. El camino se acorta y si no me corro la carrera de vivir ya se me acaba.
__ ¡Cuántos años has pasado con él!
Libérate,  Guille, ven. Todo huele a ti. Estoy contigo en tus brazos y cuando te alejas de mí, siempre te siento cerca como una rosa roja, porque todo a mi alrededor me huele a ti. Sobre las sábanas de nuestro lecho donde ambos nos amamos, impregnaste el olor de esa rosa sobre mi pecho y con tus manos, envuelves mi cuerpo con tu presencia porque todo a mi alrededor me huele a ti.
El olor de esa rosa adherida sobre mi cuerpo desnudo es sentir siempre cerca tu presencia, sentir tus besos sobre mis labios, sentir tus besos sobre mi pecho, esos besos con los que me has amado porque todo a mi alrededor me huele a ti. Tus manos tocan mi desnuda piel, mi boca saborea el néctar de tus besos, sé que siempre estás conmigo, envueltos los dos en nuestras fantasías, pensando yo en ti y tú en mí aunque duermas con él, porque todo a mi alrededor me huele a ti. Amándote.  “Así empecé a sentirte como como pétalo de clavel y así continúo...”
“Estás luchando con tus emociones, tierras baldías en pétalos de flores, serás culpable por tus actuaciones, serás silencio, tan siquiera rumores.
Ahora ya sé por qué no te queda más olvide, en mis enojos no me querías, estoy consciente que tú no volverás, te voy perdiendo en las melancolías. Dueles corazón, como alma herida,  eres ternura, en el cielo una oración. Te siento en mí, porque eres mi vida, con mi soberbia he perdido la razón. Estoy perdido, tarde y en mi soledad, sin razón la vida, solo mi quebranto, la esperanza perdí por mi ansiedad, ya volveré después de amarte tanto.
Sin ti. A veces el amor duele, el dolor  por la ausencia es tan fuerte, que si no tienes
ese amor  prefieres la muerte. A veces el amor duele, a veces completa y hace feliz.
Una lágrima ciega mis ojos, en penumbras  sufro esta pena, amarte tanto lastima, desearte tanto lacera, mi alma llora. Mi corazón te espera. Sin ti  duele el canto  de los ruiseñores, mirar de las flores  sus bellos colores, duele sentir  la suave brisa del mar, duele escuchar  a todos reír y cantar. Sin ti  los recuerdos castigan, los sentimientos sufren, sin ti  al funeral de caricias, las sensaciones acuden. Este sentir duele, es dolor  que golpea fuerte, es morirme sin esperanza, es soñarte besar mi alma, este amor duele. Duele tanto mi corazón, duele tanto mi esencia, duele tanto tu amor, duele tanto tu ausencia.

La vida camina, el sol la tierra ilumina, la luna el romance cultiva, sin ti, todo es agonía, mi poesía se marchita, se apaga mi vida, sin ti.  Solo para ti es mi corazón, mi vida, mi cuerpo, mi espacio, mi tiempo. Aunque no lo creas.  Porque eres el hombre con quien sin tener cadenas, has sido la causa de mis deseos y desvelos. Solo para ti. Que sin hacer esfuerzos te hiciste el dueño de mis pensamientos, que pasan los días y cada minuto y a cada segundo, eres mi pasión, mi anhelo. ¡Mi mundo! Solo para ti que me vuelves loco cuando en un solo beso me bajas el cielo y estremeces mi piel, cuando lentamente lo haces poco a poco. Solo para ti ha sido mi vida en estos días aunque me confundas,  aunque mis límites siempre se sacudan, ángel de mi cielo aunque me hagas tocar el abismo cuando me castigas, negándome tu cuerpo. Solo para ti y no hay nadie más, que pueda acercarse a lo que siento por ti. Eres a quien amo y  tú ya lo sabes, que un corazón entregado jamás se reparte.
Esperaba ser quien te acompañe en este largo viaje, llevándote a donde el firmamento deja de existir, a donde el sol empieza a levantarse y vuelve a surgir. Esperaba ser quien te dé el privilegio de la felicidad, aquella que recogeríamos en cada puerto, donde cada uno de nuestros sueños se haría cierto. Esperaba ser quien te sostuviera en las noches de tormenta, cuando la lluvia y el viento te impidieran avanzar, y el miedo viniese a quererse de ti apoderar. Esperaba ser yo quien te impulse a soñar, pero he llegado al puerto y no estás allí pues al parecer ya zarpaste sin mí”.

Pedro se deja caer exhausto sobre la cama. Cierra los ojos y lo ve agitado manejando por las calles. De seguro habrá seguido carretera arriba. Le ha contado que cuando quiere pensar sube las curvas y cuestas de la Carretera Sur, baja todas las ventanas y comulga con el viento. No quiere que la torpeza de besarlo lo haga dejar de venir, desea aunque sea disfrutar de su risa, de sus charlas, de comer con él.

__Mierda __ se dice__.  Sentir lo que siento por un hombre casado. ¿Por qué no amé a Camila, o al menos a otro? ¿Sería eso lo que lo detuvo? ¿Un tonto respeto por ese anodino esposo? ¿Pensar en ese marido que seguro le es infiel, en llegar a su casa oliendo a otro? ¿O será que me quiere y no quiere quererme más? Al fin no pertenezco a su mundo, soy pobre, no soy universitario, no estoy a su nivel como para presentarme a su hijo.

Guillermo no va a la Carretera Sur. Se baja en una gasolinera y entra a comprar cigarrillos. Hace años que no fuma pero de pronto siente la imperiosa necesidad de echar humo, de hacer algo prohibido que no ponga en cuestión su vida entera. Fumar es una manera de besar, de absorber, de chupar.

__ ¡Qué cerca estuve! ¡Qué ricos son sus labios! Podría haber seguido, dejarme ir y poner la razón en fuga, solo sentir.
¿Qué me detuvo? ¿Por qué?
Yo no temí llegar a casa oliendo a otro. Habría tenido tiempo suficiente para bañarme, para que Juan me encontrara leyendo un libro, quieto, en el atardecer o recién arribada la noche.
Tuve miedo.
Miedo de no gustarle. De que mi carne le supiera tardía, vieja, miedo de no lubricarme, de estar seco, de que él se percate de que soy más grande de lo que cree, demasiado. Estúpido, se llama, si estoy empapado, excitado, pero sin embargo siento que hay algo diferente en las sensaciones.
El deseo es controlable. Puedo observarlo, guardarlo, conversar con él sin que me arrastre. Experimento una extraña sensación de poder, de sentirme grande, adulto, maduro, sonríe.
Se mete las manos en el pelo, sacude la cabeza, y se encamina a su casa.

__
Esa  noche hace el amor con Juan. Se le insinúa no bien se meten en la cama. Lo toca, se le acerca. Se frota contra él, en la oscuridad se imagina carnívoro. Lo besa y no deja que él despegue los labios de la boca. Luego hace que él lo toque, que traslade el beso a su sitio íntimo. En pocos minutos no puede más y el orgasmo lo sacude. Sus orgasmos lo tienen deslumbrado.

 ¿No será la edad una gran mentira?, se pregunta, simplemente otra gran mentira, otra forma de acobardar a la gente, de negarles el placer en la vida adulta acumulando miedos y quimeras sobre el fin de la sexualidad, justo ahora cuando los hijos se van y se cuenta con el tiempo y energía para el placer.
El miedo al deterioro físico puede que sea una mentira, una gran mentira, piensa, enorme, gigantesca mentira. Nunca ha tenido orgasmos como ahora. ¿O es imaginarse con Pedro la causa?
Él que laboraba duramente para no distraerse, al que tanto le costaba alcanzarlos, últimamente sin que medie más que un breve estímulo entra en una dimensión de placer desconocida, profunda, irreverente, y sin más se convierte en centellas, en bengalas, se siente lindo, además poderoso. No teme aventurarse, mostrarse tal y como es con el marido, con Pedro.

__Madre mía _exclama Juan, riéndose__. ¿Qué fue eso?

__No sé _dice él, volviéndose perezoso___, no sé qué  me está pasando, pero me gusta.

__
 Guillermo, te ruego amor que hoy cerremos los ojos,  y nos dejemos llevar por lo deseos,  para que así podamos llegar  juntos a ese lugar especial, donde los sueños se hacen realidad, donde las distancias no exciten, donde los besos cubren nuestros labios, donde las manos recorren los  infinitos relieves de los cuerpos, donde podamos al fin hacer eternas  nuestras fantasías más intensas, y donde naveguemos juntos,  por los ríos caudalosos de la pasión y así intentar detener el tiempo cuando  nos unamos el uno con el otro, regresa, no temas.
No necesitas que tu vida funcione, no necesitas detener todo lo malo  que pasa, no necesitas obtener todo lo que crees que deseas con el fin de estar profundamente en paz aquí y ahora. La paz no puede llegar a través de completar o perfeccionar la historia  de tu vida. La paz es previa a la historia. Es la presencia constante en donde ni siquiera hay posibilidad de una historia, en primer lugar. Es el océano ya en descanso, uno, con sus amadas olas.
No necesitas de otras personas, objetos, sustancias, logros, para ser realmente feliz. El siguiente objeto, el siguiente subidón, el siguiente toque, no lo va a lograr. Tu felicidad no depende del mercado de valores, del medio ambiente, del humor de tu pareja o de la alineación de los planetas. Sí, tal parece que los demás tienen cierto poder para evocar en ti placer o dolor, entusiasmo o tristeza. Incluso parece que pueden despojarte de tus posesiones y de tu salud. Pero estamos hablando de una alegría más allá de los polos opuestos de la mente.
Si tienes más, no eres más. Si pierdes todo, no puedes perder tu propia presencia, la fuente de toda abundancia.
No necesitas más cosas para estar completo, y perder todo lo que tienes no podría restarte ni un ápice de tu integridad inherente.
O sí, el ego se rebelará en contra de este mensaje. Él necesita razones para no ser feliz. Quiere culpar y juzgar. Necesita enemigos para poder pelear y conquistar. No le interesa la verdad, no le interesa la simplicidad. Necesita la separación para poder funcionar. El ego prospera a través de lo complicado y de los problemas sin fin. Ante la ausencia de problemas, él creará uno nuevo.
Tú no eres algo limitado. Eres un espacio inmenso, indefinible, inefable, el espacio suficiente para todo el contenido transitorio de la vida, jamás dependiente de ese contenido para sentirte satisfecho, pero tampoco rechazando o negando ese mismo contenido. No estás hecho de pensamiento - eres el espacio para todo pensamiento. No eres contenido por las emociones - eres el hogar para las emociones, eres su padre cósmico. No estás limitado por tu historia, sino que permites que tu historia surja y se disuelva en tu eterno abrazo.
Te puedes fijar en todas las cosas malas del mundo, todas las cosas que no quieres, todas las cosas que odias de ti mismo y tener la esperanza de que tu resistencia logre, de alguna manera, (la superstición de nuevo) que las cosas mejoren y te lleven hacia un estado de paz en el futuro. Pero fue la resistencia la que causó todo este embrollo, en primer lugar. La resistencia nunca podrá vencer a la resistencia, ni en un millón de años. La oscuridad no puede terminar con la oscuridad - solo la luz, la luz de tu presencia, tiene la capacidad de exponer la no-existencia de la oscuridad como una entidad separada y revelar lo que siempre fue verdad. Sé esa luz.
Puedes olvidarte de la luz y pelear con el mundo y con los que te rodean y probar que tenías razón, llevando oscuridad a la oscuridad, o bien puedes recordar lo que eres, esa luz, siempre en paz con el mundo, tal y como es, aceptando a los demás tal y como son, y desde ese lugar de perfección, podrás hacer todo lo que puedas, todo aquello por lo que te sientas motivado, todo eso de lo que eres capaz, ayudar y sanar e incluso transformar un mundo ya perfecto. ¿Te suena como una paradoja? Bien. Porque así debe ser. Estamos aquí, despertando a la simplicidad, no conformándonos con las respuestas simplistas que considerábamos como verdad.
En lugar de enfocarte en la pasividad y en la maldad de los demás, vive tu propia verdad. ¿Crees que el gobierno debería estar haciendo más? Entonces tú da más. ¿Crees que los demás deberían cambiar sus estilos de vida? Cambia los tuyos. ¿Crees que los demás no tienen derecho a ser prejuiciosos? Ilumina el camino deshaciéndote de los tuyos. ¿Crees que deberíamos salvar a las tortugas? Ve. Sálvalas tú. Ahora mismo. Deja esto y ve allá. En serio. Vive tu verdad sin miedos y sin prejuicios y no tendrás nada de que quejarte, nunca. Estarás tan ocupado viviendo y comprometiéndote, consumido por una labor que en realidad es un juego divertido, encontrándote con la vida con el espíritu aventurero de un niño que aún no aprende a culpar o a renunciar al asombro. ¡Ay, pasión desenfrenada! Si yo soy tu verdad, regresa y no temas a lo que pueda suceder, déjate llevar.
No importa lo avanzado de la hora,  ni el frío, ni la obscuridad, ni la soledad de la noche, si tu corazón pregunta por mí, no le respondas nada, déjame a mí decírselo, al influjo del café, sin palabras, con Braille,  en comunión de alientos, con un concierto de latidos a dúo, a capela, con la confluencia  de sudor y esencias, con la mirada inquisidora de ambos, con materialización de sueños,  con un voraz incendio a flor de piel.  No emitas ni una sola palabra,  deja que fluya el elocuente lenguaje corporal, lenguaje universal que no necesita traducción. Hablaremos en lenguas, la tuya y la mía en un envidiable concierto y en una dinámica exploratoria que no escatime ni perdone resquicio alguno. Deja que reine la pasión  en completa armonía; deja que mi pluma se impregne con tu tinta para escribir la más tórrida historia de amor y pasión. Y después, si tienes alguna duda, dame el tiro de gracia antes de que salga el astro rey, hagámonos dueños del nuevo día una y otra vez; abandonémonos al embeleso de la luz naciente, del trinar del ave mañanera y del aroma que penetra del jardín. No me dejes ir... No me quiero ir, déjame quedarme impregnado en tu piel, en tu esencia, en tu intimidad, en tu alma, dueño mío.
Si me guardas un segundo  en tus ojos,  yo te guardo para siempre en mi vida. Quiero ver tus ojos  desnudándome mi alma, con tus besos en la noche. Quiero ver tus ojos  hasta quedarme dormido  para soñarte siempre. Quisiera perderme  cada amanecer  en tu mirada.
Mis ojos te pertenecen porque al mirarte mis pupilas se dilatan  de emoción. No dejes de mirarme, porque yo,  aún después de muerto,  tu mirada la llevaré  en mi ser.
Acostado en tumba blanca desvaído le entregué el alma al Creador, rendido, sin fuerzas, agua franca corría mansa sin vigor. El vacío lo llena todo con su inmensidad,  los párpados pesados se niegan a abrir  la ventana del alma para ver la majestad del mundo que amanece en su bullir.
Alejado de todo lo que aliena no tiene importancia nada ya,  si es agua o viento lo que agita la colmena, solo se degusta miel en sana paz. Cuando entre sueños un ángel
con cariño habla acariciándome la mano y veía entre brillos esos ojos grandes y sus pecho perfumados a manzano. No sé si sea el limbo, o en el paraíso estoy, sé que perdura en cada despertar, con esos aromas a narciso el corazón palpita rebosante sin parar.
De vivir surgieron ganas huyendo las nubes de lágrimas oscuras,  llega la cayena quemando con sus flamas y las garzas de la tarde espantan la amargura. Y poco a poco se fue corriendo el velo que había tejido la mortaja,  un dulce vigor llena de consuelo la parca procelosa enfunda su guadaña. En esos bellos soles soy feliz,  una voz ilumina la alborada,  oyendo las aguas correr en su desliz, al tocarlas la ninfa bella y adorada.
Me despierto de un sueño profundo,  sorprendido me encuentro con la ansiedad, de recordar el brillo de tus ojos  que al igual que tus labios los deseo.
Sutilmente ante la fuerza de los míos, el espacio que nos separa,  es apenas un suspiro,  nos encontramos atrapados y sin salida. Ansiosos por fundirnos,  por el calor de nuestros labios. Acaricio  tu mejilla,  me pierdo en tu sabor, mis dedos caen por tu cuello, se detienen muy brevemente  por el contorno de tu cuerpo, que tímidamente dibuja,  el renacer de tu sonrisa.
 Mirando para seguir,  en los relieves de tus labios  rompiendo así con el enfrentamiento  de nuestras miradas.

Seguimos el uno al otro  nuestro rostro recorriendo, hermoso, así comienzas  a percibir mis ojos, al recorrer delicadamente   la armonía de tu bello rostro y con mis dedos que van corriendo  de tu cara radiante tus cabellos. Descubriendo tu tez,  tu nariz,  al levantar mis ojos  y descubrir tu mirada. Seguidas por el jugueteo alegre de tus ojos,  que terminan tintineantes y tiernos,  desbordando una lágrima al sentir y saber,  que el beso que ansiamos ya lo hemos consumado.

__Viniste _dice Pedro en los labios.

__Solo un rato, esta tarde tengo una invitación para el cumpleaños de uno de mis amigos del colegio.
__Amor, algún día comprenderás la sinceridad de mi amor. Eres experto en acelerar mis latidos, cada noche descanso mi cabeza en mis sueños, esos sueños que me hacen desear amanecer en tu pecho y estar entre tus brazos. Donde mis labios abran tus ojos llenándolos de inmenso amor dándote calma y serenidad. Te juro que tu corazón hilarante estará en cada suspirar con esta bella locura de amor, una historia que no tendrá final, porque cuando tus ojos fulgidos y brillantes mi miren, despedirán ese brillo de dulzura, ternura e inmensa alegría, que hará fusionar nuestras almas en una cíclica odisea sedienta de dulce elixir.
A momentos fugaces vestidos de magia, donde tu luz ilumina mis sentimientos y enciende mis esperanzas dándole el placer que tanto la enerva y de la cual ya es adicta. Seguiré respirando y disfrutando la locura de este bello sentimiento.
__Dame tiempo, Pedro, déjame solo estar con vos, acostumbrarme, estar, ¿puede ser?
__ ¿Qué vamos a hacer… con esto… lo nuestro?

El amigo de Guillermo lo es de Juan, es Federico, y vive en una casa de las afueras de la ciudad, una casa con un patio grande y verde, llena de fotos de la familia.
 Se viste con cuidado, solo sabe que reuniones como esas son de doble filo, lo mirarán de cabo a rabo y él hará lo mismo.
De repente se sorprende odiando la salida, la hipocresía del mundo que comparte con Juan, y hasta en el estudio, añorando más que nunca adentrarse de lleno en otro, en uno austero, verdadero, lleno de humanidad sin dobles caras… el mundo de… Pedro.

Hay un lado de él que disfruta de la salida. El de ver viejos amigos. El lado que no le gusta es el de la competencia, las historias superfluas de éxitos de los hijos, los cuentos sobre las vacaciones, las bodas que se comentan o tendrán lugar, el chef traído desde la mejor ciudad, los arreglos de flores, el caviar, los camarones, la decoración que llegó de Miami. 
Cada quien con adjetivos y exclamaciones apuntala su prestigio dejando caer nombres, sitios, la narración de cenas o fiestas  fabulosas destinadas a demostrar la altura a la cual se mueven quienes tienen esos privilegios. Guillermo ha sido suficientemente capaz de manejar ese ambiente. Tras frecuentar el barrio de Pedro, sin embargo, las historias de esas celebraciones le causan vergüenza, lo incomodan…, demasiado, y su mente y su alma vuelan a… un sitio muy diferente, a los brazos de un hombre muy diferente…  al taller de… Pedro.

Continuará.
Hechos y personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es coincidencia.
Lenguaje adulto. Escenas explícitas.



14 comentarios:

  1. Veronica Lorena Piccinino Me gustó Eve Monica Marzetti. Me may el amor de Pedro y ese Guillermo fogozo co si marido fue e que serlo con Pedro dejarse llevar por ese nuevo amor.. .

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  2. Qué problema Eve, enamorarse de otra persona estando casado y con toda una vida compartida...No sólo es la incertidumbre de una nueva relación sino también ver cómo se cae todo lo vivido...Será el momento de decidirse y arriesgar todo...Finalmente el amor todo lo puede, y el anterior tal vez no haya sido el verdadero amor...

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