viernes, 21 de diciembre de 2018

"SIGNIFICAR". CAPÍTULO ONCE.


"SIGNIFICAR".

 CAPÍTULO ONCE.


“Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna. "
*Oscar Wilde.

“Solo unos pocos encuentran el camino, otros no lo reconocen cuando lo encuentran, otros ni siquiera quieren encontrarlo.
Lewis Carroll”.




Pedro no sufre, pero el recuerdo de Guillermo no lo deja. Sus recodos, montes, esquinas, y curvas, suavidad, su piel, la sensualidad de sus labios, todo él entregándose con todo el peso de una conciencia consciente __valga la redundancia_ de lo que hacía tanto como quiere hacerlo él. Guillermo no se le entregó sin pensar. Sabía que transgredía las normas, que no estaba supuesto hacer aquello, pero lo hizo. Y ese saber de él, ese hacerlo a pesar de… es para él una revelación que lo halaga pero que también lo obliga a hurgar más allá de la informal sensación de haber hecho algo deliciosamente prohibido.
No puede dejar de preguntarse cómo es que han podido acceder a la intimidad de la desnudez en medio de las disimilitudes. Se admira de  que la piel predomine sobre la razón, de que el alma supere a la norma y accedan piel y alma a… igualar vidas diametralmente… diferentes.
Él dijo que eran dos hombres. Habló del gato del Conde de Montecristo. Pedro reconoce que hay diferencias que solo esconden la realidad de esa esencia similar de los seres humanos. Guillermo es un destello, un milagro en su vida. Pero le intriga que él no tema.

¿Qué esperará de mí?, se pregunta.  Él no puede darle más que Amor, contacto, ese intangible fluido que flota entre ellos cuando están juntos, el magnetismo de los imanes.
No le gusta interrogarse así mas no puede evitarlo, pero es cierto, que en ese Amor, tiene el poder de… SIGNIFICAR.

Todo discurre por la mente cuando lo llama. La respuesta llega al segundo  timbre.

__ ¿Pedro?
__ ¿Puedes hablar?
__Puedo. ¿Estás bien?
__Perfecto. ¿Y tú?
__Más que perfecto.
 __Me preguntaba ¿qué esperas de mí? Yo no puedo darte nada más que amor, y desde la mirada quitar los pesares de tu alma, deshacer los hilos que te atan y agobian, fluir por tus venas y llegar a tu sangre, contacto, ese intangible fluido que flota entre nosotros cuando estamos juntos, esa electricidad que crea chispas, el magnetismo de los imanes. No me gusta interrogarme así, pero no he podido evitarlo.
__ ¿Te parece poco todo lo que acabas de decir? Yo nunca antes lo había sentido y llevo casado treinta años, Pedro. No sé muy bien si ponerle rótulo ya, pero sí puedo decirte que me encanta oírte, y que me significas el despertar a un nuevo día.
__Ya  te extraño, me habitas en cuerpo y alma, Guille. Quisiera que siguieras acá. La tarde se vistió de ti...Y me invitó a amarte. Dejó el sabor de tus labios en los míos,  me llevó al calor de tus brazos, y me estrechó en tu pecho, pude escuchar los latidos de tu corazón,  pude verme en tus ojos y llenarme de ti, pude bailar contigo la más hermosa balada y sentí tu cuerpo pegado al mío, fuego y pasión confundiéndose  con el olor y sudor de nuestros cuerpos,  tú mecías mi cuerpo como una ola del mar y en el mar de tus ojos me perdí,
con ganas de no encontrarme jamás,  la melodía nos invitó a sentirnos en la piel y sujetando con tus manos mis caderas  me ataste a ti, y tus labios me hicieron  presa de un largo beso apasionado, fundidos en un abrazo nos despertó el deseo  de tenernos y sentirnos en el sudor de la piel, en una suave balada de amor.  La tarde se vistió de ti, y  olvidé la melancolía y desapareció la tristeza, mas se me olvidó olvidarte y te amo más que nunca. Mecido en tus brazos al compás de un son juré amarte tanto y quererte siempre. Amarte despacio y caminar sin rumbo escribiendo juntos una historia de Amor... y juramos amarnos toda la vida.
__Te amo. Y creo que nunca antes se lo dije a nadie, pero a vos, Pedro, yo creo amarte desde el mismo instante del accidente. No puedo hacer promesas pero oírte es una melodía exquisita, me gusta demasiado escuchar esa voz diciendo lo que acabo de oír. Y también te extraño. Llevo días haciéndolo, llevo noches imaginando que estoy perdido entre tus brazos, haciendo el amor con vos. Te sueño, te siento, te amo precioso, no sé qué sucederá entre tu mundo y el mío, el futuro no llegó, pero en este instante lo quiero sos vos, quiero todo con vos. ¿Me sentiste? Es una locura envolverme  en tus besos y en tu piel y dejar que me ames de esta manera,  tan ricamente loca, haciendo locuras, juntándose tu boca con la mía, apasionadamente locas.  Mis dedos entre tu pelo  donde se tejen tus sueños  y donde anidan los míos cada vez que te beso.
Tus hermosos ojos me miran y me desnudan, para sentirme en la piel  de tus deseos. Me abrazo a tu pecho  donde me acurruco  porque soy feliz en tus brazos  y muy fuerte  a mí te abrazo para no irme jamás... Tus brazos que me dan calor y me dan calma. Y quiero solo los besos de tu boca  cuando me anido en tus brazos  y gozamos del sudor de tu piel y la mía…  más, siempre quiero más de vos,  hasta que me sientas en tu cuerpo, espíritu y tu alma, ser tuyo y vos mío,  me gusta todo de vos, sos hermoso amorcito.
Tenerte, sentirte, y amarte es  mi deseo, soy feliz con vos,  vos conmigo, yo con vos.
¡Te amo mío! Me doy todo a vos en cada encuentro de amor.
__Detrás de unos ojos como los tuyos  no existen silencios, existen miles de verdades, porque hay miradas que pueden decirlo todo y que van más allá de los ojos con que se mira, hay miradas que te pueden arropar de ternura y hay otras que sin decir palabras, son calladas declaraciones de amor, hay miradas  que besan con más pasión que los labios y hacen que el tiempo se detenga eternamente, hay miradas que conmueven más  que miles de caricias, mas, siempre me pregunto: ¿cómo escapar de tu mirada?, si solo deseo perderme eternamente en ella, ¿qué más podría decir sobre tu mirada?,  solo que no hay mejor poesía, que una mirada tuya… Lentamente cae la lluvia, mojándolo todo y la tierra riega su natural aliento, mas los pétalos de las flores  dejan caer gota a gota el agua convertida en miles de perlas, las aves no trinan, los árboles bañan sus hojas, y la bruma lo envuelve todo  con un aliento de nostalgia, cae la lluvia y lentamente se ciegan los cristales  de las ventanas  y así como todo se moja, también se empapa mi alma, cae la lluvia y salgo a su encuentro, cae sobre mi piel y siento cómo se calma mi sed, cae la lluvia,  cierro los ojos y siento tu piel mojada sobre mi piel, y vuelvo a tener  el sabor de tus labios sobre mi boca, y vuelves a ser mío. No te pediré que vengas, pero siempre te estaré esperando.
__Hoy un ángel y un demonio  se han reunido en mi cabeza y ambos dan ese testimonio de sus delirios de grandeza. Ese ángel habla del respeto,  del amor no sé qué mierda y me lo cuenta cual secreto esperando que no me pierda.
El diablo inventa a la lujuria con deseo entre sus piernas dando así mejor sabiduría en las caricias más tiernas. Por eso me voy a compensar  para elegir lo que convenga y es que solo hago de pensar  que tenga su dulce pecar. Pues me cansé de ser bueno  y escuchar falsas promesas,   ahora quiero ser ese veneno  por la piel de nuevas presas. Y puede que  suene vulgar pero no son para comulgar  son solo para que entiendas. Por eso es que dejo al diablo
que se salte todas las leyes y si no se sabe de lo que hablo  ve que trata cual rey. Deja al ángel por sus nubes  y con su amor se entretenga si mientras vos alto te subes  y disfrutas con lo que venga. Mas no hagas caso de aquel  que con su flecha  hiera, yo prefiero no contar con él  por mucho que este quiera. Daré la libertad al descaro  y cumpliré con esa condena si cada vez tengo más claro eso que él manda y ordena. Por una parte se vive mejor, no te da tantos problemas si él al ser el único auditor es quien resuelve los dilemas. Es por eso que dejo mi pena al servicio de su contienda y que sea él quien  frene  todo querer que él pretenda.
__Llega la noche y con ella mis deseos de cerrar los ojos para entregarme a tus misterios que solo descubro en esas respuestas que respiran en los sueños,  en el límite de ese espacio,  en el tiempo donde mis ansias desnudan tus dudas, donde levanto el velo de tu rostro angelical que se esconde tras las sombras que me impiden acariciar tu alma,  siento tu respiración cerca de mis fantasmas, aquellos que me mantienen atado al pasado y que solo tu vuelo pausado y seguro me libera de ellos.¿Sos vos? ¿Estás allí ave nocturna?

__ Sí soy yo, volando a un abismo tratando llegar a  tan ansiado destino.  Me acercaré a ese espacio rozaré ese aliento que envolvió  todos y cada uno  de mis sentimientos. Se alejarán fantasmas se borrarán recuerdos, nos guardará la noche en total silencio. Se apartarán las sombras se colgarán luceros, alumbrarán los sueños sin atisbar a poder vernos.
Respirar, desear, anhelar rozar nuestras almas sintiéndolas  latir unidas con calma, flotando hasta el alba.
__Sabía que eras vos, te presiento  para continuar viajando en este sueño tan real donde apareces como una dios,  aplacando las tormentas de mis ansiedades, abrazando los temores de mis indecisiones, besándome el alma cicatrizando mis heridas, calmando mi locura de amarte, apagando el fuego de mi cuerpo en tus mares de aguas ardientes,  siento el calor de tu alma en las brisas del viento que llegan a las latitudes de mis sueños.
__Sosiega tu calma y háblame susurrando al viento, envuélveme,  cojamos aliento para poder sentirnos a fin de alejarnos  de ese abismo. Apartaré los fantasmas,  iré esquivando demonios, será arduo, muy difícil camino hasta encontrar tus brazos, fin a destino. Y como ese ángel en el  que me ves cerraré mis alas, descansaré y regocijaré en tu pecho, suspiraré, me sentiré seguro y te miraré. Ansiado de oírte decir lo que sientes, acariciando mi alma,  con suaves y tiernas palabras. Dirás bajito  si estás en calma,  si se alejan los miedos y los fantasmas. Notarás ese fuego  que sentías lejos,  manantial de lava y de deseos,  arderemos juntos, volcán de sueños. Sigue hablándole al viento que  te oiré en ese eco, seguiré mi vuelo, créeme tengo miedo, háblame. Demasiado silencio... saco fuerzas, desvanezco, infinito camino  hasta tu encuentro merecerá el esfuerzo, así lo presiento.
__ Sí, callo,  solo deseo escuchar el lenguaje mudo de sentimientos que abrazan mis ansias de encontrarme en la desnudez de tus intimidades donde te entregas sin dudar a la imaginación de un pecado que siempre respirará en el secreto de nuestros sueños anhelados,  que difícilmente olvidaremos, solo intentaremos disimular en la realidad este amor que arderá como un fuego eterno en el alma.
_Si supieras  mi amor las ansias que siento, el latido constante de un corazón sediento. Callas, para oírme a pie puntillas, en el silencio, en la brisa suave y fresca del viento. Sentimientos de dos almas anhelando un encuentro, una pasión entregada, soñada.
Anidará por siempre esta locura pura magia imaginada  sin ataduras,  fundiéndose en el recuerdo guardando por siempre  en secreto. Explosión de deseos brillando en el cielo, constelaciones se hicieron colgadas a modo de luceros. Y cada noche, con su bella luna
se fusionarán estrellas, dibujando estelas a modo de lágrimas... almas por siempre apasionadas.
__Dulces palabras  que llenan mis expectativas de este amor que sentimos y es lo que mantiene a mi alma volando en sueños, el corazón a pesar que yace lentamente en mi interior,  lucha por no dejar de latir,  cuando dibuja tu rostro en esa realidad de encontrarte en los vestigios de momentos que se alejan cada día más hacia los vitrales blindados que nos separan sin piedad. Amor de mis sueños quien te ha hablado ha sido mi espíritu convertido en ángel, pues mi cuerpo no resistió las embestidas del desamor  de años,  que convirtió mi sangre pura,  en agua transparente ocasionándome la muerte, nunca quise que supieras de mi dolor, no me perdonaría sentir tus lágrimas en nuestros sueños anhelados,  que continuarán viviendo en vos. Mi alma seguirá respirando en esa libertad divina entre ángeles y estrellas, donde te esperaré eternamente para continuar amándonos en esos sueños que nunca morirán, solo te pido que sigas destilando ese amor que brota de tu ser,  y cuando sientas que la tristeza intente conquistarte solo mira al cielo en esas noches maravillosas y verás el reflejo de mi rostro alegre en la siempre encantadora luna.
¿Cuál es tu sueño? Tras la consabida respuesta de tener las necesidades básicas mínimamente cubiertas aparecen siempre la felicidad, la calma, vivir en paz, sin pensar por un momento que esas son las verdaderas necesidades, las más básicas, las únicas y verdaderamente necesarias que, cuando toda la madera ha ardido en la hoguera, quedan en forma de bellas cenizas.
Ser feliz no es una idea, sino un estado que acontece cuando dejamos de nadar en la superficie de lo complejo y, cogiendo aire, nos sumergimos en lo sencillo, en dos copas sobre una mesa prestas a ser bebidas, en dos ojos que como lámparas muestran su fulgor, en un silencio único donde todo está dicho.
Es una declaración espontánea, única y brillante que grita en voz alta que el ayer desapareció y el mañana aún está por nacer, un eterno ahora que mueve montañas y crea mundos, instante mágico que sorprende, estado natural que regresa para iluminar el corazón, el alma, la pared, la mesa, el olor a café recién molido. La felicidad aparece en una expresión sencilla, natural, inocente, demoledoramente hermosa, se es feliz viéndola en el otro que es uno.
Es el camino que pocos encuentran, aunque clamen por él a pleno pulmón en las plazas, es el camino que muchos no quieren encontrar pues el miedo a perder lo que creen poseer imanta la brújula haciéndola marcar direcciones equivocadas. Es el camino que unos pocos encuentran casi siempre tras haber sido empujados incluso violentamente por las circunstancias de la vida, marcado con huellas de sufrimiento profundo, de dudas amenazantes, de miedos imposibles, pero también de insistencias eternas, de auténtica y verdadera decisión, contra viento y marea, contra opiniones y maledicencias, contra la inquilina del ático, contra el cuerpo que expulsa sin piedad todo lo que le sobra, largo tiempo acumulado, en un grito doloroso pero necesario.
Y se encuentra de repente, porque algo cede, abandona toda resistencia, y de forma completamente natural, fluye, paso a paso, por una senda que siempre estuvo ahí, esperando ser pisada, hollada por pies descalzos, por la desnudez que otorga la verdadera entrega, esa que no es de boquilla pues no hay boca que pueda contenerla, la que ocurre porque sí, sin más. Se abandona la mirada única, la reacción condicionada a estímulos vanos, la sonrisa obligada, el enfado ¿de quién? Y todo sigue igual pero ya no es lo mismo.
Vos me haces feliz, con vos soy feliz, en tu taller cuidándote lo descubrí, Pedro.
No puedo prometerte nada,  pero sé que iré pronto a tu encuentro. Te amo, precioso.
__Yo te amo.

Pedro comprendió recién el accidente, le preocupación de él. Guillermo le contó que su vocación de joven había sido la medicina. Sus padres nunca estuvieron de acuerdo. Lo hicieron dudar de poseer el temple o la voluntad para culminar la carrera. Es por ello que hoy aunque a veces no comprenda a su hijo, le deja volar, hacer su experiencia. Con él, al fin se impuso la realidad que significó recibirse de abogado y casarse joven al saberse gay con el primer hombre, tener antes un hijo, ser esposo y compañero de Juan.
Cuidarlo a él, después del accidente, le ha dicho, removió en él el recuerdo de lo que alguna vez pensó podría ser su profesión, amén de ir descubriendo el verdadero amor.
Pedro lo imaginó más de una vez vestido con bata blanca con el estetoscopio colgado en el cuello. Administrando medicamentos a enfermos que pasarían el  día esperando verlo, deseando que él regresara a consolarlos, a tomarles la mano, a medirles la temperatura, la presión. Por lo que hubiese sido, Guillermo estaba en su vida y solo el tiempo sabía en qué mar desembocaría ese río donde ambos habían echado a andar esa tarde, o quizá mucho antes.

Esa noche, Guillermo se atrinchera en la cama. Sus pensamientos son un tiovivo donde cabalgan imágenes de la tarde. El gozo y la incertidumbre se le alternan en ondas de calor y frío que lo recorren entero. Duerme soñándolo apenas un rato, pero despierta a las cuatro de la mañana con una sensación de ahogo, y una losa en el pecho. Le cuesta respirar. Oye el eco de su corazón como el sonido estridente de alguien corriendo una carrera en un callejón silencioso, y no desea morir. Pretende ignorar su respiración estertorosa, su repiqueteo urgente, pero no logra evitar la adrenalina descargando ondas de alarma que van y vienen, suben y bajan encabritadas por su cuerpo. Tiene frías las manos y los pies. A su lado, Juan duerme. Lo ha sentido removerse en la cama. Él tampoco lograba dormir pero ahora está quieto, su respiración exacta.
“¿Lo despierto?” Se pregunta. ¿Cuánto tiempo más esperaré? Cuando le parece que el corazón ha perdido el ritmo, que late más alocado, que por segundos se detiene y luego vuelve a su frenética carrera, mareado y afligido, sacude a Juan.

_Juan, se me está deteniendo el corazón. Creo que me estoy muriendo.
El entrenamiento de Juan lo saca del sueño sin demora. Se sienta en la cama, lo mira,  le pregunta qué siente, le toma el pulso.

__Tranquilo _le dice__. Tranquilo, échate para atrás, acuéstate en las almohadas. Tu ritmo cardíaco está acelerado. Puja, empuja como cuando quieres expulsar algo de vos, como cuando vas al baño, vamos, uno, dos, tres. Es una maniobra para que recuperes la frecuencia y el ritmo. Esto que tienes se llama taquicardia paroxística, aparece en gente con corazón sano, no te alarmes, tu vida no está en peligro, es solo la molesta palpitación, es muy incómodo, lo sé. Estás por algún motivo en una crisis de pánico, tu cuerpo empieza a producir adrenalina por alguna razón, y el corazón se acelera, y de allí viene el resto de sensaciones. No estás muriendo. No tengas miedo. Te voy a comprimir con fuerza los globos oculares, cierra los ojos, solo duele un poco, es otra maniobra para que recuperes ritmo. Tranquilo. Ya pasará, respira. Unos, dos, tres, aspira por la nariz, exhala por la boca.

La voz calma de Juan, su mano acariciándole el brazo, guiándolo por los ejercicios, haciéndole el masaje en la arteria del cuello empiezan a tener efecto. Guillermo poco a poco siente que puede respirar, y el salto en un latido del ritmo loco del corazón a la normalidad, las oleadas de frío y calor ceden. Juan le toma el pulso, le seca el sudor del rostro, le ausculta con el estetoscopio, le mide la presión.
__Ya pasó, vamos bien _le dice__. Ya pasó. Cierra los ojos y deja los problemas del estudio, piensa en cosas bonitas, el mar, el atardecer.

Guillermo le hace caso, busca la visión de un salto de agua que siempre lo tranquiliza, escucha el sonido del torrente cayendo dentro de la poza prístina y azul. Es un escondite, el lugar que ha construido con la imaginación para ir allí mientras medita o a refugiarse cuando está angustiado.
A medida que el miedo desaparece, que se aleja sobre las almohadas sintiendo a Juan cerca de él, atento a su pulso. Guillermo observa de soslayo al marido. Él está sin camisa, en calzoncillos __unos holgados, de rayas azules y blancas __, el pelo abundante entrecano despeinado, descalzo, el maletín de médico sobre la cama, el estetoscopio sobre el pecho donde el vello también está pringado de canas. Ese hombre, esa imagen existe en altorrelieve en su vida, una presencia como las esculturas de los próceres americanos, su sombra es el árbol que lo tapa de las inclemencias del sol.
¿Qué reprocharle que sea verdaderamente importante? Su constancia, su falta de sorpresas, su apego a las rutinas estables de la vida. Su manía de protegerlo como si él  fuera desvalido. ¿Tiene culpa él del afán de Guillermo por probar lo nuevo, o es eso un problema de la institución del matrimonio, de esa obligación de convivir y de quererse cotidianamente?

__ ¿Qué pasó en el estudio que te ha llevado a esto? _le pregunta y lo invade la culpa.

También el desconcierto, el miedo a lo desconocido, piensa él, la psiquis enfrentada al cambio.
Oírlo, mirarlo ocuparse de él le produce ganas de llorar, ganas de decirle_ Juan, hoy hice el amor con otro hombre y me sentí vivo. Como hace años  no me sentía.
¿Qué hago con estas necesidades mías para no herirte?
En vez de hablar, lo abraza y llora acurrucado contra él, un llanto desconsolado y ronco.

__Shhss _lo consuela él__. Nos vamos a ir poniendo viejos, Guille. No hay manera de evitarlo.

La frase tiene su efecto.
__Claro, pero es que la ingrata naturaleza no es justa.

¿Qué es lo justo en todo esto? Piensa Juan.
¿Cómo podría él ir explicándole a Guillermo que anda como un adolescente acostándose en caminos oscuros, en el asiento trasero del auto con un muchacho de la edad de Camila, apenas mayor que Fabián? No porque Matías sea joven y él un viejo verde, figuras de estereotipo. No. Lo mueve su necesidad de sentir de nuevo sentimientos olvidados, la excitación de un gesto, el sentirse admirado, valorado, buscado, ansiado, el enigma de saber qué pasa por la mente de ese muchacho cuando lo ve llegar. No tiene ninguna duda de que quiere a Guillermo, es su esposo, su compañero de toda la vida, su otra parte, una parte suya que de tan íntimas ya no le sorprende. Al contrario, le apena que él sepa tanto de él, que pueda reconocerlo de esa manera diáfana, sin misterio. Desnudo, así está frente a él. El otro en cambio apenas lo está descubriendo y él puede, con ese casi desconocido, reinventarse, no ser el marido serio y constante, sino el hombre a secas. Es todo un asunto de la fantasía. Él lo tiene claro. Es una fantasía, pero ¿qué sería la vida sin eso?
 Cuando piensa en sus años por venir, en lo que aún le toca recorrer antes de la muerte, le preocupa lo predecible que le parece todo. Siente que puede imaginarlo de principio a fin: el hijo casándose, los nietos y él convertido en un abuelo sin serlo, plácido, sentándose quieto quizá como esa madre en la mecedora frente a la fuente, tarde tras tarde, tras jubilarse, a esperar el inevitable desenlace, el fin de la película: que el corazón falle, el cuerpo que se agota.
¿Con qué argumentos negarse entonces el deleite del sueño mientras no le haga daño a nadie, mientras Guillermo no sufra, ni se entere?

__Puedes verlo de otra forma, vos hiciste algo que yo ni siquiera, Guille _le dice__. Vos te animaste a acostarte con una mujer y dar vida a un hijo de tu sangre, hiciste un ser humano con tus genes, yo no. Yo no tendré colores, me quedaré calvo __ríe__. Mis entradas están tapadas pero son anchas. Y llegará el momento en que tendré que tomar Viagra…

¿Cómo te sientes?
__Confundido _dice Guillermo.

Esa noche, se duermen juntos… abrazados.

“Inesperadamente una visita que alegra a mi alma en la madrugada, ahí, donde los sueños y deseos moran en la soledad de mis frías sábanas de lino blanco apareces vos, vida mía, para frenar un nuevo amanecer donde remueves todas mis aguas revueltas, donde están inquietas mis emociones por morirse en la cárcel de tus ojos.
No quiero vida mía que te alejes, ni que pintes soles oscuros en mi cielo, unamos nuestro soñado horizonte,  el tuyo y el mío, en los camino de mis sueños, como sabes amor, dejé mis puertas y ventanas abiertas, seguirán abiertas para ver pasar tus pensamientos y anhelos, yo los recogeré en mis manos cuando lleguen a posarse, en el crepúsculo de la noche que adormece mil lunas para mí.
Quiero ser pasajero de tus viajes y vivir el tiempo que nos queda, y quizá podamos hacer que el reloj se pare cuando menos lo esperemos, somos estrellas fugaces como el aroma de las flores que hoy abren y mañana se mueren por no ser regadas con un suspiro suave de amor en el rocío de la noche.
Ámame vida mía y verás las alas de mi alma que te abrazan, sentirás cómo en mi piel nace ese deseo de ser amado, ante este sentimiento, que muere cada noche ante las ausencias que llenas están de vos. Mi imprescindible amor aunque me resista, mi sino.
Te escondes en mis sombras, en mis claridades te vuelves reflejo, a mis espaldas arrastras mi pasado, caminas delante de mí dejándome ver una pequeña parte de un futuro,  una pequeña parte que a veces engaña los sentidos.
Caminas a mi lado, moviéndote a mi diestra y siniestra… te llamo pasado, presente y futuro, te llamo mi cielo y mi tierra,  así  manejas los hilos de mi vida,  has trazado caprichosos caminos en mi andar, haciéndome caer y obligándome a levantar para seguir.
Me has hecho vivir tiempos de alegrías y tristezas, felicidad  y momentos de dolor, instalaste en mis momentos indescriptibles de amor… amor de esposo, amor de padre y así como creí tener llenas mis manos, las vaciaste de un soplo.
Con el corazón roto, creyendo allí desfallecer me obligaste a seguir caminado, pues en una distancia incierta algo llegaría que cambiaría aquella vida,  acierto o error algo nuevo quisiste enseñarme en aquellos años vividos… me dije y te grité, te burlas de mí, maldito.
Y así con una de cal y una de arena que me das, construyo mi vida  tan solo para que por capricho tuyo una pared se derrumbe y deba volver a empezar. Quizá sea mi matrimonio esa pared y Pedro quien me dé su mano para construir otra cosa.
Y quién te crees ahora que entre mis sombras ríes de mis momentos,  las llenas de esperanzas, me haces ver una ilusión  tan solo para que con un movimiento de tus alas todo aquello bello que creí ver a lo lejos  sea más borroso y lejos de mi alcance.
Das y quitas, acaricias,  hieres, besas y duro golpeas… y no te puedo enfrentar sin yo mismo lastimarme porque sos mío, sos yo, sos  mi glorioso y maldito destino pero obligaré por mi fuerte andar, por mi fortaleza,  por este amor recién nacido a que este camino lo tuerzas a mi voluntad”.
__
Se cuela en el taller, se embebe de su aroma, le roba de las manos el trabajo, lo envuelve en sus brazos, lo desnuda, lo ansía, lo estruja, lo conmueve, desespera y lo tumba, es inútil negar lo que le provoca, es claro lo que los dos desean.

Abro mis ojos en el silencio de este cuarto y me encuentro navegando en la cálida humedad de tu vientre, descubro un sabor suavemente perfumado, levanto la mirada y tus ojos que dejan ver tu excitación, siguen mi andar al tiempo que tu boca susurra dulces palabras entre suspiros de deseos.
Más allá de este rectangular mundo, nada existe para nosotros esta noche, únicos habitantes de este universo de pasión, me pierdo en este infinito espacio que es tu piel, me absorbes en cada pausa en la oscuridad que encierran tus labios, allí conjugándose las bocas y las inquietas lenguas, inventamos una nueva manera de gozar los besos.
Más allá de este tiempo y espacio parece que nada existe o existió, pues aquellos momentos de tu ausencia donde me abrazaba la nostalgia y la soledad parecía ser mi perpetua compañera, mi mente parece haberlos olvidado  y solo existe este instante que a cada segundo nace en un nuevo beso,  en una manera distinta de tocar tu piel y adorarte.
Veo más allá de tu desnudez que reposa en estas sábanas  como en una suave nube blanca y hechizas mis sentidos, es embriagador el perfume de tu piel que se mezcla con ese aroma excitante de tu húmeda intimidad, mis labios precedidos por las caricias de mis manos ahora recorren tus piernas intentando llegar a un final que aún no encuentro en tu cuerpo.
Siento cómo disfrutas el paso de mis besos por tu piel, en un momento logra despertar mi razón tan solo para preguntarse si este momento de pasión tiene un libreto prescrito, si acaso hay un final ya pensado… pero hoy aquí y ahora mandan los deseos por tiempos callados, la melodía de los jadeos y gemidos al amar marcarán sus acordes finales en un momento cuando de tanto amarnos la noche celosa se marche oculta a la luz de nuestro enamorado amanecer.
__

Guillermo siente como si alguien le echara un jarro de agua fría de repente, despertándolo de su maravilloso sueño. Por un instante, se da cuenta de que está convenciéndose de que su relación avanza cuando no es cierto. Está totalmente equivocado. Nada ha cambiado entre ellos, y nada iba a cambiar quizá  jamás. Si sigue junto a Pedro, tiene que aceptar ese hecho, y no está seguro de que sea capaz de hacerlo, a pesar de que perderlo le hace sentir tal terror que lo obliga  a aceptar los términos que él le ofrece, aunque no le agraden en absoluto.

__ ¿Y no podríamos, simplemente, seguir juntos y ver hacia dónde va…  esto… lo nuestro?
__ No, porque no va a ir jamás hacia ningún sitio, Guille, no si sigues casado y yo acá esperando algún rato que puedas robarle a tu familia. Y cuanto antes lo aceptemos, más fácil será todo. De lo contrario tendrás que marcharte y olvidarme. No hay más opciones. Sé que no es lo que dije por teléfono, pero estando solo, imaginándote con él, me doy cuenta que no puedo, que me desangro de solo pensarlo.

Guillermo lo mira un momento mientras la tristeza lo invade por completo. Por un instante, cree que, después de lo que acaba de escuchar, debe de mandarle a paseo y marcharse de allí para no volver a verlo, pero, una vez más, no tarda en darse cuenta de que no puede hacerlo. Lo que siente  por él es demasiado fuerte, demasiado intenso, infinito, así que solo la queda una opción: aceptar sus condiciones, de nuevo.

__No creo que pueda olvidarte,  Pedro __confiesa al fin, Guillermo, sintiéndose vencido tras escuchar aquellas palabras. Pedro esboza una pequeña sonrisa de satisfacción al escucharlo. Sabe que ha vuelto a ganar, así que asiente en silencio.

__Perfecto. Entonces, ¿qué te parece si te tumbas aquí a mi lado y dormimos un poco? Después de todo lo que ha ocurrido hoy, empiezo a estar cansado, ¿tú no?
__Sí, yo también estoy bastante cansado...— Guillermo  no tarda en obedecer. Se tumba junto a Pedro y siente cómo lo rodea con su brazo disfrutando de la forma en que su piel hace contacto con la de él por completo.

__ Hasta luego, amor.
__ Hasta luego, cielito —admite él mientras siente  que los ojos le pesan. Se siente un poco frustrado al no ser capaz de conseguir lo que desea, pero a la vez no puede negar que ha conseguido mucho más de lo que en un principio ha imaginado posible. Está allí, desnudo, durmiendo en la cama de Pedro, mientras él lo abraza, y puede notar el aliento de él ralentizándose contra su cuello mientras ambos pierden  la conciencia muy despacio, así que supone que eso es suficiente, al menos por el momento. Sin embargo, cuando ya casi se ha sumido en un profundo sueño, escucha la voz de Pedro contra su piel:

__Yo tampoco creo que pueda olvidarte, Guille — susurra creyéndolo dormido antes de apoyar la frente en su espalda para finalmente quedarse dormido, sin ser consciente de la sonrisa que ha aparecido en los labios de Guillermo tras sus palabras, consiguiendo así que su frustración desaparezca por completo para dar paso a la esperanza, mientras poco a poco se va sumiendo en un agradable sueño.

__ Me siento nervioso con el cuerpo envarado súper inquieto, en estado febril, con mis sentidos a flor de piel. Y me vienen a la mente pensamientos  pecaminosos, labios resecos  y ansiosos plasmando  mis besos de fuego por todo tu cuerpo,  provocando  temblores  y bajas pasiones  donde se aman  dos corazones en noche despierta. Beso tus divinos deseos,  despertando tu pasión,  alterando tus sentidos susurrándote al oído  canciones que nacen de mi corazón  sintiendo latir  tu corazón. Me envuelves con esa ternura amándonos hasta el final de nuestro existir. Mis sentidos están alertas  con la cercanía  de tu cuerpo,  que al solo roce de nuestra piel me  eriza, y electrifica con tu bello aroma  que me embelesa, me enamora,  aspirando tu esencia, la fragancia de amor  y pasión dejando  tu esencia por todo mi ser.
En el viento,  en el aire,  en la brisa, en tu vida  y en la mía, en toda mi alma que habitas.
Vives en mis deseos,  en mis labios y mejillas,   en los sueños, anhelos, anidando en mi corazón  bellas ilusiones.  Suspiro tus palabras, mi mundo lo transformas en un oasis lejano y límpido que calma  mis tormentas esparciendo en tu rubor todas mis emociones, apaciguando mi corazón con tus  bellas ilusiones. Desde siempre lo supe tú eres especial  en todos los sentidos, recuerdo el día que te conocí, ese olor dulce,  esa mirada picante, esa lengua atrevida. Hay sabores que una vez que los has probado  te atrapan y son  imprescindibles en tu vida, lo mismo me sucedió a mí contigo. No logro ni quiero dejar  de pensarte, tú me das alegría. Tu mirada, tú con tu bella sonrisa cautivaste por completo mi ser. Qué hechizo es este  que hace que me sienta  tan intranquilo cuando tú no estás  junto a mí y es que para mí eres el hombre más bello de este mundo,  un ángel y mi rey.
Por favor, hermoso hombre mío,  permíteme probar de tus  labios la miel que me  ofrecen cautivador manjar, dame de ti tu piel  y tu alma pues tú  ya tienes la mía. Permíteme caminar contigo por los senderos de la vida, permíteme amarte así cada día  con todo mi ser amor mío.
¿Hay otros? _ pregunta sin aviso Pedro elevando la mirada.

__ ¿Cómo?
__Si además de tu marido, hay amantes en tu vida, si no soy el único.
__No hoy, no ahora, los hubo, esporádicamente, no he sido siempre fiel a Juan, ni él presupongo que tampoco, pero nunca nadie importante como para mover los cimientos de nuestro matrimonio, nunca un amor, ¿y vos? No puedo creer que no haya nadie. Al comienzo pensé en Camila porque no me di cuenta que deseabas a los hombres, pero ahora que lo sé, ¿hay otro?
__No, Guille, te dije creo alguna vez, cuando tocaste el tema de ella, de Camila…  que estaba solo, y corre para los hombres, no hay nadie más que tú, no ocupo mi cama ni mi vida sin amor, no me llevo mal con la soledad si no es amor, solo a ti te he dejado llegar.  Y no suelo definirme como gay, no me pongo etiquetas, hoy solo sé que te amo, que quiero estar contigo, solo contigo, y ojalá fueras libre, no tengo nada en contra de tu esposo, no quisiera hacerle daño, pero te amo.
Con el alma desnuda te dije te quiero, con mi piel en tus manos sentí tus deseos.  El mío es sentir el placer de recorrer tu cuerpo  y sentir tu calor que me quema por dentro, ven y hazme sentir  el placer de tus besos  acariciando mis verbos, senderos y rescoldos.
Con tu cuerpo en mi cuerpo despertaste pasiones que arden por dentro. Con mis labios
besando tu pecho  resbalé  entre tus montes y me fui sumergiendo en tus aguas profundas.
Con el cielo estrellado viví tu recuerdo, soñé con tus besos recorriendo mis noches  y me amaste en silencio. Con la magia en tus labios estremeciste mi tiempo  porque fuiste el calor que calcina en mis sueños  la pasión de tu cuerpo.
Pasé la noche sin dormir apostado en el reflejo de tus ojos,  desnudo  velé en tu venta verde,
deseando abrieras la cortina de tus ojos  y tus manos se alargaran hasta alcanzar  mi fuente que ardía como buen vino, y qué gustoso hubieras degustado el elixir de ella.
Entre el querer que nos tuviéramos  tantas noches que pasamos juntos,  comulgando en pensamientos de almas  deseando bebernos el amor testarudo  entre cerrojos que abríamos  solo para vernos desnudos el alma y el cuerpo.  ¡Tan bella tu alma y tan bello cuerpo!
Increíblemente bello y tan mío eras  en mis noches aquellas de mi desnudez, nunca antes nadie me dijo;  desde aquí te veo en el espejo y te deseo... te deseo tanto como te miro,
te abraza mi piel y quitas el frío de mis  pupilas dilatadas al ver tu hermosura,  descanso en tu cuello los besos de mi boca  y manos adivinan la lozanía de los pétalos  de rosas encendidas de tus pezones, son tus cabellos  perfume de esencias aromáticas, que alegran mis días  cuando descansas en mi pecho como paloma herida  buscando mis besos para que curen las artimañas  del pasado, y te abraces a mi cuerpo entre  los celos de tus deseos afortunados solo de  tenerme para ti y yo para los dos,  pasiones y deseos nos atrapaban cuando  nos quedábamos sin dormir, era rico desvelo, tú conmigo yo contigo,  la noche nos desvelaba para amarnos y para tenernos  abrazados, hasta un rojo amanecer... desnudos,  entrando noviembre y para toda la vida,  bendito  accidente que te trajo a mi vida la noche aquella de mi duelo y abrazado te sigo, en un rojo amanecer, donde nos juntó la vida para amarnos. La noche aquella de tu visitación nos juntó el alma.
__

Camila vive con su madre en un barrio periférico. Su casa prefabricada es minúscula, apenas de dos habitaciones y una pequeña sala- comedor. La cocina es un anafe de dos quemadores sobre una mesa a un lado de la sala. Hay un pequeño refrigerador y un televisor. La madre trabaja de doméstica. Llega a pasar los fines de semana con ella. El resto de los días duerme en la casa de sus patrones. Camila es su única hija.

__ Busqué marido para tenerte, solo por eso __ le ha dicho__. No me importó, lo que yo quería es que vos nacieras, no estar sola en el mundo.
La madre ha trabajado desde jovencita como cocinera. Se esmeró con recetarios, es una artista de la comida. Y eso los patrones lo pagan bien. Nunca le ha faltado trabajo. Pero, Camila ha tenido madre solo los fines de semana. Pasó la adolescencia con la abuela, con tías. Pero la madre la mantuvo bien, con buena ropa, buenos zapatos y buen colegio. Camila se educó en un colegio católico, privado, uno de los mejores. Y después estudió farmacia en la universidad. El amor de su madre es enorme y ella no ha dejado de apreciarlo, ni de sentirlo un solo día de su vida aunque ella no haya estado todo el tiempo a su lado.
Con sus ahorros la madre construyó la casa donde viven. Esperó a que ella se hiciese mujer para que pudiesen vivir juntas. Ahora se va tranquila al trabajo, sabiendo que su hija tiene casa y empleo. La madre espera los nietos que ella le dará, espera que ella se case, que tenga la familia y el hogar que ella no pudo darle. Esa sería su felicidad, le dice, saberla bien casada y contenta, con un hombre que la quiera bien.

__Nunca te olvides de amar, hija.  Busca un hombre que te quiera y al que ames, y cásate, es lo único que te hará feliz en la vida, amar y ser amada, nada más importa.

Camila asiente sorprendida, por mucho tiempo el estudio y su trabajo han sido todo en su vida.
Pedro podría haber sido ese hombre, piensa sin embargo, pero algo se torció en el camino. Nunca estuvo segura de lo que él sentía por ella hasta que sucedió el accidente. Tampoco de lo que ella sentía por él. Verlo, tendido en la calle, desquebrajado, fue el destello que le aclaró la mente. Porque ella coqueteaba con él, le caía bien cuando él llegaba y se reía de su jefe y la hacía cómplice. Le halagaba que le dijera piropos divertidos sobre sus labios, sus formas de sonreír, puras tonterías le decía él, puras locuras y ella se reía, y se compraba ropa bonita pensando en él, pero cuando lo vio tirado en el suelo, y pensó que Pedro podía estar muerto, el alma se le enfrío, sintió que se desgarraba, que se la arrancaban, que le arrebataban algo muy íntimo. Y ya no supo imaginar sus tardes sin él, sin el gozo que le producía verlo entrar. Era el brillo que hacía relucir su día, la sonrisa que llevaba a casa cuando subía al subte o al bus e iba apretujada, escuchando las sandeces de los hombres que intentaban seducir a las mujeres o a ella misma con frases toscas, de doble sentido, brutales a veces.
Pedro era diferente, educado, gentil. Con él podía hablar de literatura, de las noticias, la política. Pedro le daba libros para leer. Ella se había leído los libros de Alejandro Dumas que a él le encantaban. Y él le había contado de sus padres, de sus recuerdos, de un tiempo de revueltas que para ella no existió porque era muy nena. Y le hablaba de la madera. Y a ella le encantaba escuchar cómo se trabajaba la caoba, el Guanacaste, el cedro real, la teca, para qué servía el torno, las lijadoras y cómo diferían entre sí los distintos acabados.

Pero, después del accidente, apareció Guillermo. Justo cuando ella pensó que era su momento para quererlo y dejarse querer, apareció el señor rico y de poco sirvieron entonces sus esfuerzos por atenderlo. Hasta se quedó a dormir con él los primeros días, durmiendo en la misma cama, pero ya la imaginación de él estaba llena de otras visiones, ella lo conocía mucho, demasiado. Guillermo era un hombre muy interesante, ella también se fijó en eso. Lo vio cuando él se acercó a Pedro apenas ocurrido el accidente. Increíble, piensa, que yo también notara su atractivo. Ridículo pensarlo en aquel momento, dos hombres. Pero lo pensó. Como una premonición. Vio a Pedro mirarlo cuando se inclinó sobre él y sintió algo, que algo dentro de ella se desmoronaba, sus esperanzas, sus ilusiones.
No lo entendió, sino después cuando el señor insistió en acompañarla al hospital, día tras día y luego en seguir cuidándolo a él, llevándole almuerzos de lujo a la casa, hasta que Pedro dejó de ser el mismo con ella, empezó a comportarse como un amigo, como un hermano, a tratarla con dulzura pero ya sin el brillo en los ojos, sin la picardía que a ella le sonrojaba, le daba cosquillas en la boca del estómago. Más de una vez, Camila, se mordió la lengua para no imprecarlo, gritarle, preguntarle qué estaba haciendo, si no se daba cuenta de que ese hombre era casado, era de otro mundo que nada tenía que ver con el de ellos, un señor fino, rico, con una camioneta blanca y un auto, sus manteles, sus cubiertos de plata, sus comidas sofisticadas.
Pero Pedro parecía embrujado. Le decía que no era nada, que eran amigos, pero ella no era ninguna tonta. Inexperta quizá, pero no tonta. Pedro parecía el plebeyo encontrándose con el rey. No solo las mujeres se fascinaban con cuentos de hadas. Pedro también había caído como pajarito deslumbrado por los trajes elegantes de él, sus zapatos caros, sus manos esbeltas. Y claro, era un hombre apuesto, su cuerpo potente sólido, sus rasgos esculpidos, y esa mirada que penetraba, piernas y brazos largos, hombros anchos, mentón arrogante, y la piel suave, a pesar de la mediana edad, casi sin arrugas, solo líneas de expresión que le daban aire más interesante. Hasta quizá se hacía cirugías plásticas o usaba cremas, no era raro en su clase social.
Y aunque fuera mayor que él, en el hombre no se veía mal andar con jóvenes, pero no le lucía a las mujeres.
¡Ay, el rencor que se le enredó en el pecho a ella!
Y luego apareció el marido, buscando información en la farmacia.
Ella habría querido decirle cuanto sabía, pero le dio miedo que Pedro  no se lo perdonara, y mintió y se hizo la tonta, y el hombre le inspiró cierto pesar. Tan buena persona el doctor, estudioso, constante. Poco a poco él se la ganó. Pero entonces llegó Matías a ayudar en la farmacia, y ella se ilusionó, le platicó, claro. Fue como encontrar un paño de lágrimas porque él pareció interesarse por su vida, por lo que ella hacía, tal vez era así, ¿venganza? Tal vez con los dos hubiera algo de eso al principio. ¿Por qué no coquetearle ella al hombre de Guillermo, si este lo hacía con Pedro? Si al fin muchos eran bisexuales. El problema es que desde que llegó Matías, ahora Camila no sabe por dónde va todo el asunto. Después de ver a  Juan aparecer día tras día en la farmacia, empezó a dudar que fuera cierta la investigación sobre el uso de los antibióticos. Le dio ternura que inventara excusas. El cariño la invadió. Pero antes que la cosa pasara a mayores, los vio, a él con Matías, y este al fin le ha contado. Al parecer una cosa llevó a la otra, y ahora son prácticamente novios, hacían el amor en caminos oscuros, la palanca de cambios se le enterraba en las costillas, pero no le importaba, Juan lo miraba como si fuera un dios griego, y Matías está deslumbrado, nunca ningún hombre lo miró con esa fascinación. Ella no se explica qué le ve, pero le cuenta que verse en sus ojos le gusta, le hace sentirse importante. Juan lo ha llevado a explorar. Han visto anochecer a la orilla del río. A él le gustan sus manos grandes y cálidas, su sonrisa franca, se confiesa con Camila luego de cada encuentro. Le cuenta que Juan tiene una manera pausada de hablar y de explicar. Le ha contado la historia de Buenos Aires. Le ha dicho que lo quiere ayudar a estudiar medicina. Es un personaje el doctor, como de otra época. Quién lo hubiese dicho. Nunca se lo figuró, pero hasta besa bien. Le halaga sentir que puede despertar en ese hombre esa pasión, le ha contado Matías. Todavía no puede creerlo. Enamorarse de él cuando tiene un esposo como Graziani. Pero así es la vida, piensa Camila. Un misterio. Y sonríe. Porque el doctor le ha dicho a Matías que le va a buscar un novio, a ella, al fin quizá pueda tener también a alguien que al fin la mire.
Y soñó con algo, raro, pero que quiere analizar.
Te creí fuerte y segura, pero mis palabras hacen desvanecer tu pensar, mi alma grita sin piedad sus locuras, emancipando tu interior donde provoca ese dolor permanente que sientes en tu frágil corazón, intenta no escucharme, y toda esa tormenta acabará en ti, encontrarás la calma lejos de mis aguas violentas, aunque sé que me necesitas, y me amas, pero nunca será suficiente para borrar las mentiras que habitan en el silencio de cada lágrima que brota de mis verdades ocultas, cuando palpo el calor de tus deseos me esclaviza aun más la frialdad de mi herejía, y no es que yo sea distinto a los demás, sino tan solo un poco diferente, gravito en las dudas de esa agonizante luz que todos desean salvar de ese abismo llamado engaño,
pero que me ayuda a comprender los extremos más inverosímiles de mi extraño proceder por esta vida. Quizá me soñaste,  o me encontraste en ese instante que camina al borde de tu
realidad, pero nunca te sientas convencida que te pertenezco, porque nunca seré tuyo,
ni de nadie, seré eternamente ese aire que libremente transita en múltiples y variadas direcciones, donde todos necesitan respirar para llenarse y satisfacerse de mi puro transparente y rebelde amor...”
__

__Yo no quiero que seas mío pero sí que estés conmigo  todo el tiempo que te sientas
feliz con mi compañía. Te quiero de corazón para compartir la vida, para llenarte de besos viviendo con armonía. Que sienta tu corazón sensaciones infinitas,  poder estar felices todas las horas del día. Que consigamos amarnos con gran cariño y estima, que pase el tiempo despacio y te inunde de alegría. Y que parezca imposible que sea tan bella la vida, como si fueras volando igual que una golondrina.
Y vayamos de la mano luchando en el día a día, y sigamos el camino que nos enseñe la vida.
 Sueño con tulipanes y rosas rojos, creciendo hasta los cielos, rojos de sentimientos puros, rojos como la intensa pasión de nuestras noches de amor, crecen, crecen, y crecen, suben, suben y suben, lentamente sin detenerse van hasta el cielo.
Regados con la luz del otro lado de la luna, con las caricias que les prodiga por las noches el sol, llegan hasta tus pensamientos que se vierten sobre sus pétalos, que se deleitan con la brisa de caricias que dan sus hermosos rojos, luz divina que traes de la esencia pura, bajas para envolvernos en tu manto de amor, luz que regresas hasta el cielo para dejarnos sentir cómo sienten  los tulipanes rojos que ascienden, desde el jarrón donde nacen mis sueños, agua y luz, luz y agua, esencia misma de todos los principios, nacida desde las oscuridades de la nada, llegas como el centro del arcoíris, radiante, pura, eres luz el agua que cubre el origen de las ideas de todos mis pensamientos, tulipanes retoñando desde los sueños de los cielos, bulbos amarillos de sol, sentimientos puros de intensa pasión, lunas de nuestras noches de amor, crecen, crecen, retoñan,  bajan, suben, lentamente sin detenerse van al cielo  como nuestros orgasmos.
Suben hasta la luz del otro lado de la luna, convertidos en caricias que les prodigará el sol a la luna, se elevan como tus pensamientos que se convierten en pequeños pétalos, es un deleite sentir caricias en brisas de sus amarillos, esencia pura de la luz divina, bajan envolviéndonos en tu manto de amor, regresan hasta el cielo para dejarnos sentir cómo sienten, los tulipanes rojos convertidos en tulipanes amarillos  en el jarrón para hacer nacer mis sueños, agua que se hace luz, luz que se hace agua, en el principio, nacidos entre las oscuridades de la nada, llegan como llega el corazón del arcoíris, radiantes, puras, de donde nacen los colores de las ideas de todos mis pensamientos, tulipanes que sueño creciendo hasta los cielos, rojos de sentimientos puros, amarillos como la intensa pasión de nuestro intenso amor, crecen, retoñan y crecen, suben, bajan suben, lentamente desde los cielos hasta los cielos van, tulipanes rojos tulipanes amarillos subiendo bajando haciendo mis sueños.
Si hay una raza que sea inconforme con su vida es la nuestra, y digo raza porque podemos ser los únicos en este planeta pero no en el infinito universo. El que tiene quiere más y el que no tiene por lógica desea tener, pero más allá de las necesidades que tenemos, debemos reconocer que somos malagradecidos porque si vemos otros están peor, el solo hecho de tener un techo donde estar ya somos privilegiados comparados con los que viven en las calles pasando frío, hambre. Hagamos conciencia y demos gracias por poder suplir nuestras necesidades. Si crees en Dios agradece tu suerte, seguro dirás que es por tu trabajo y esfuerzo lo que tienes es verdad. Pero si Dios te abandona no tendrías lo que tienes, es una bendición nada te llega por azar. Dejemos de quejarnos de nuestra suerte si estamos vivos, con salud que más suerte quieres. Y no culpemos a Dios de los errores del hombre, de su maldad y destrucción de todo lo que toca, de todo lo que ve con su ambición desmedida. Es fácil culpar a Dios pero no es justo, inconformes eso somos y con esto no me refiero a que no tengamos aspiraciones estamos en ese proceso de cambio pero para ser mejores, reconocer que solo estamos de paso y que es para aprender ese es el camino, sin lamentos, sin reproches sin soberbia ni tener ese aire de superioridad ante los que tienen menos. Al final todos vamos al mismo hoyo, lo único que varía es la caja con adornos que lleves pero ya no te sirve, tú no lo ves, ni lo sientes. Y comprendemos que los bienes materiales son solo cosas y que lo que de verdad importa es vivir sin causar daño, con la conciencia tranquila de saber que no dejas enemigos, ahora los gratuitos,  esos que les caes mal por solo el hecho de haber nacido es otra cosa porque nunca faltan esos envidiosos, pero sabes que dejas amigos, quizá sean pocos pero verdaderos que lamentarán tu partida y seguro te recordarán con cariño al igual que tus seres queridos porque fuiste ejemplo de vida y no vergüenza.  Yo no me siento como la mayoría, estoy feliz con lo que recibo.
__Y yo me siento muy afortunado de haberte conocido, Pedro.

El episodio de taquicardia paroxística en que Guillermo sintió el corazón desbocado perder el paso ha tenido un curioso efecto en él. Aunque no vio, como quienes escapan de morir, el túnel de luz y las siluetas alargadas y grises de ángeles o demonios del otro lado, experimentar la sensación del equilibrista que cae al precipicio desde la cuerda floja, lo empuja a aferrarse al asidero de la vida zambulléndose en ella.
El taller de Pedro se torna en el templo donde decide adorar la piel, el olfato, el gusto, los cinco sentidos a través de los cuales puede cerciorarse de estar vivo. Él, que también celebra haber salido ileso del averno de sus quebraduras, se suma a su desenfreno, hedonista y curioso ante el espectáculo de este rey que como sigiloso conspirador hace presencia en su día, tras un breve intercambio de mensajes cifrados en el celular. Impúdico, y feliz, Guillermo aparece usualmente temprano en la mañana a meterse en la cama con él y a veces alegrar el despertar y con sus maullidos y sensuales quejidos el aserrín de su cotidianeidad.
Retándose el uno al otro como atletas olímpicos de un deporte antiguo, han ensayado posturas y travesuras hasta saciarse y conocer la cartografía exacta de sus deleites y sus aversiones. Han hecho el amor en el suelo, en la cama, bajo la ducha, en la mesa de trabajo. Pedro ha jugado que lo labra como a un mueble, que lo talla a antojo, le da forma, sus dedos son magistrales, sus manos divinas, que lo cepilla, que lo lija o lo somete al torno, y todo con sus manos,  sus dedos, sus uñas, sus dientes, su lengua. Lo ha barnizado con miel que luego ha lamido, lo ha sujetado como un ladrón enamorado sin remedio de su víctima.
Guillermo ha recordado sus sueños y jugado al doctor, escudriñándolo, sometiéndolo a intrincados exámenes, radiografías imaginarias, curas de leche, maliciosos ejercicios para medir la amplitud de onda de su corazón y la velocidad de transmisión de estímulos nerviosos. El arrojo, su desenfreno, son una energía cuyos voltios chisporrotean en el aire de la carpintería mucho tiempo después de que Guillermo se marcha de regreso a su charada de abogado y esposo laborioso y dedicado oficio de aceitar engranajes de su vida familiar. Contagiado por el vigor de esa masculinidad que jamás experimentó, que el tiempo ha afinado como un instrumento magnífico, Pedro se somete feliz, hace que la madera se exprese en accidentes geográficos, jaspes y su trabajo de ebanista le labra en esos días los elogios admirados por sus clientes más exigentes, pero en el cuerpo, en la piel. El frenesí amoroso le hace sentir que su cuerpo es un toro de lidia, aserrando y martillando.
Guillermo por su parte, siente la pasión de él como un elixir de la eterna juventud que lo libera de dudas y lo hace andar por el día y la vida libre, alto y hermoso.
Y, mientras tanto, la vida fuera del taller, sigue dando tenaz…  sus vueltas.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

16 comentarios:

  1. Anitra Gracias Eve Monica Marzetti. Buenas noches.

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  2. R Sonia Con pasión se describe exáctamente la pasión❤

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  3. Veronica Lorena Piccinino Muy lindo y romántico pero es u pena que vivan ese amor a escondidas

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  4. Complicada la trama Eve...Cómo se pueden dejar libres los sentimientos verdaderos sin herir a alguien con quien se compartió gran parte de la vida? Nada parece justo pero tampoco se puede mantener una mentira...

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