EL EMBAJADOR.
TERCERA PARTE.
CAPÍTULO 19.
Julio Cortázar
“Después de las fiestas”
Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
"Detrás de este triste espectáculo de
palabras tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya
muerto del todo en tu memoria."
Julio Cortázar.
Previos…
“Yo soy ardiente, yo soy moreno. Yo soy el símbolo de la pasión.
De ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?”
Gustavo Adolfo Bécquer.
De ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?”
Gustavo Adolfo Bécquer.
__Señor embajador, permítame presentarle a su
equipo, a los jefes de departamento __dijo Pedro con una seriedad que a
Guillermo le asombró__. Esta es Valeria Janklow, encargada de asuntos
administrativos. Miguel Mendoza, encargado de asuntos políticos. Nancy
hatfield, encargada de asuntos económicos, Diego Velásquez, jefe
administrativo. Marcial Thompson, de agricultura. A Santiago Malvárez, de
relaciones públicas ya lo conoce. Eladio Gómez, de comercio y el coronel
Marini, a quien también conoce.
Miguel Mendoza, asesor sobre temas políticos,
así como también agente de la CIA tomó la palabra, y a Guillermo la mirada le
causó escalofríos, mientras… no adivinaba que Pedro mantenía la mirada
baja por dos motivos, uno era que lo estaba dibujando, la fascinación que le
causaba su rostro, no podía dejarla pasar.
“No temas, Guille, no temas”, se dijo para
sí.
__
Ese día, el único tema de conversación en la
embajada fue el intento de secuestro del embajador. ¿Cómo hicieron para
enterarse? ¿Y cómo lo supo Pedro Beggio? A Guillermo le habría gustado saber el
nombre de su salvador para poder agradecerle. Si bien apenas pudo ver un
pantallazo de él, la imagen le quedó grabada, era la de un hombre joven y
atractivo, de unos cuarenta años. Tenía acento extranjero… posiblemente
francés. Si se trataba de un turista, seguramente ya habría abandonado Rumania.
Una idea lo atenazaba, y no podía
descartarla. La única persona de su conocimiento que quería librarse de él era…
Pedro Beggio. ¿Y si él hubiera orquestado el ataque para asustarlo e inducirlo
a marcharse? Pedro le había dado las entradas para el teatro, o sea que sabía
dónde iba a estar. Guillermo no podía sacarse esa duda de la cabeza.
__
__ ¿Y Pedro? _preguntó Alberto.
__No se irá, Beto, y si le pasara algo, me
moriría, fue él, el que se hizo el héroe, fue él.
__ ¿Arismendi?
__No. Peor… Matías. Matías Olazábal.
__Pedro…
__Haré lo que deba de hacer, pero no le hará
daño a… el embajador.
Poco después
Pedro regresó al despacho, la mirada de Guillermo lo barrió buscando
señales de peligro, sin embargo esos ojos claros de miel solo le regalaban
ternura.
__ ¿Por qué quieres que regrese a casa?
__interrogó al fin sin importarle si había escucha o no __. En ese caso
ocuparías mi cargo ¿verdad?
La expresión de Pedro se endureció.
__ Quiero protegerlo señor embajador, a usted
y a sus hijos, ni Arismendi ni otros grupos le perdonarán que no tenga carrera
diplomática y luego del intento de secuestro, no dudo que está en peligro. Ya
perdió a su esposa. ¿Por qué arriesgarlo todo?
__Pensé que todos acá trabajamos en pos de
nuestro país, y que dejé en claro que he
sido nombrado por el presidente, pero no has contestado mi pregunta.
__No entiende nada doctor Graziani, nada si
cree que ambiciono su cargo, debería saber que de demitir yo seguiría siendo
sub- jefe o me iría con todo el equipo y que sería nombrado nuevamente el
personal, pero supongo que no puedo obligarlo a confiar en mí. Permiso.
Guillermo no sabía si debía contarles a los
chicos lo del intento de secuestro, pero resolvió no decirles nada para no
atemorizarlos. Eso sí, no iba a permitir que se quedaran solos nunca.
Fue inútil esa noche intentar dormir, las
imágenes del rostro atormentado de Pedro acudían impiadosas a la mente, y decidió salir al jardín, desde donde lo vio,
en el sitio de cada noche, sentado en uno de los bancos del parque fuera del
alcance de los espías del gobierno.
La cara nueva y bella, los ojos soñados que
enamoran otra vez y siempre. ¿Dónde estaba este hombre antes, cuando pude
confiar en él? Huelo su aroma y lo beso con ternura y de la peor forma también.
El fuego alimenta mi deseo y lo vuelvo a contemplar. Acaricio su estilizado y
hermoso cuello y pienso que es mío, el egoísmo al poder, lo beso dejando una
prolija línea de mi intenso amor, hasta alcanzar mi mano bañada con su
embriagante cabello entre mis dedos.
__Necesito mirarte otra vez, evitar el
engaño, ¿sos vos?
Siempre sos vos, hasta en los sueños. Mi
fantasía viviente. La imperiosa necesidad de decirte “te amo” y la candidez de
tu rostro me da ternura y te doy otro beso. Quisiera detenerme ahí, congelar el
sentir, vivirlo mil veces más pero no, esa no es tu voluntad.
__Siempre estaré a tu lado, sea en Rumania o
en el fin del mundo, mi amor te seguirá donde sea que vayas, Guillermo.
Sentí cuando la fuerza inconmensurable de tu pretensión se apoderó de mí y respiré por primera vez, rompí la página con poder absoluto, logré librarme de este libro que me contenía. Desde el día que te vi por maravillosa vez, allá en el tiempo, entendí que te habías enamorado de mí, del personaje que soy; y yo ahí embriagado, bajo el encanto de tus lágrimas adolescentes de nuestros primeros encuentros.
Yo también estaba solo y tu soledad drenaba mi fortaleza y la esperanza de verte feliz a mi lado alguna vez. Pero rogaste, y aunque no soy ese dios al que le suplicabas, tu infinito clamor pude escuchar e hice una plegaria también. Somos libres, no llores más, el tiempo cambió, las flores tejen un nido de amor para los dos y el sol brilla de placer. Dos almas, dos pobres almas separadas por un trozo de papel vencieron al destino cruel de encontrarnos entre tinta, la sal de tus lágrimas y tu saliva dejada por tus encantadores dedos sobre el borde del papel. Supe de la melancolía hasta que leyeras otra vez. Sentía tus pasos y te llamaba, pero las duras tapas de cartón impedían nuestro amor.
¿Qué seremos ahora? No llores mi amor, hemos vencido, nunca más solos. Tus besos me alimentarán y la fuerza de mi amor suplirá tus necesidades también. Te amo, desde la primera vez que sentí mi nombre pronunciado entre los copos de dulce algodón de tus labios, susurrado una y otra vez por el apuesto hombre de mirada penetrante respirando frente a mí. Soy tu amor, ya no temerás”.
Cerré el libro y una nueva vida preparada para mí esperaba impaciente. Besé la tapa imaginándolo a él y se me escapó un: “Hasta mañana mi amor”. Dormiría solo otra vez pero no en mi interior. El milagro ocurrió y mi tiempo de ser feliz.
El embajador pronunció su nombre y se durmió.
En el estante, su libro preferido rozaba un retrato del solitario hombre que ahora descansaba
feliz. ¿Quién puede asegurarlo?, pero un susurro se escuchó desde la página uno:
“Hasta mañana mi amor”. Era él, justo antes de que se apagara la luz, justo
antes de que decidiera salir al jardín __concluyó, Pedro el relato de lo que
los dos habían sentido__. Bienaventurados sean los que sentimos amor,
bienaventurados sean los que reciben ese amor, bienaventurados sean los que al menos nos devuelvan aunque sea
un poquito de ese amor. El amor se brinda sin escalas sin reservas, el miedo de
amar y no olvidar el pasado nos puede hacer mucho daño, el pasado no se olvida
pero es una página que debes guardar doblada y pensar en el futuro sino jamás
vuelves a ser feliz. Quien te brinde amor incondicional aunque sea en un corto
tiempo no dejes que se escape, estas
personas respiran aunque sea con una cuarta parte del cariño que ellos dan a la
otra persona, se conforman con eso porque saben que con el tiempo ese amor se
multiplicará en el otro ser. Porque saben que le curarán todas las heridas que
su corazón ha sangrado por relaciones anteriores. Cuando te toque el amor en tu
puerta déjalo pasar al interior de tu corazón porque si no la abres pudieras
estar perdiendo quizás el amor de tu vida, de esa vida que cuando envejezcan se
mirarán y verán lo vivido como algo hermoso, placentero, duradero y se preguntarán y le dirán
a Dios gracias Señor por haberme permitido conocer a esta persona maravillosa
que siempre ha estado a mi lado brindándome su apoyo principalmente en los
tiempos difíciles de mi vida. La persona que me curó del engaño la inseguridad,
la indecisión y mis malos pensamientos
que me atormentaban. Gracias a Dios, gracias a ti por existir, lo que te ponen
en tu camino es por algo, atrápalo
porque te pudieras arrepentir por el resto de tus días. Le pido a Dios que
logre abrir las mentes de todos los bienaventurados que deseen ser felices en
el amor y que no tengan miedo de amar. No temas, no olvides amar, solo el Amor
nos lleva a la felicidad, no lo rechaces, Guille.
En la tempestad de tus deseos amainan las
brisas silenciosas de mis locuras, la cordura es ahuyentada por el fuego voraz de nuestros cuerpos en ebullición, ansiedades
que dominan la frágil defensa agrietada por instintos ardientes en la mente, fugas
incontrolables de la razón en su cabalgar sin rumbo hacia las tierras del
pecado, tormentas de pasiones calmadas en mis mares injuriosos tentados por el
placer de navegar al límite de tus dudas que alimentan la seducción de tus
sueños, encontrándome en tu realidad, donde abrazados entre las paredes
indiscretas del tiempo, desnudamos besos y caricias, emancipando la piel en
noches que se pierden tras los gritos callados de amantes lujuriosos, que se
desgarran el alma en la intimidad de la
soledad, cómplices de fugaces
encuentros, que anidarán en la memoria como recuerdos de un amor inolvidable.
Ojalá encuentres dentro de tu corazón, esa llama que
seguro aún sigue viva, que cada verbo se haga realidad en ti, que las caricias
se hagan una costumbre, que los besos ardan en los labios y se estremezcan las
pieles al unísono. Ojalá y me sienta querido, deseado, y queramos tanto que nos
brote el amor en la mirada.
Ojalá pienses en mí al igual que te pienso, ojalá y solo ojalá, me lleves en tus sueños en alguna luna. Y te vaya todo bien bonito, me vaya a mí también, y con tu bonito y mi bonito hagamos un mundo precioso, donde enredados bailemos con ganas la danza que es la vida.
Ojalá y me vuelvan a mirar tus ojos cada día, ojalá y cada día te puedan mirar los míos.
Ojalá mi mente no olvide nunca tu nombre, que letra a letra quede incrustado en mi memoria y ojalá que tu boca me pronuncie siempre.
¡Ojalá solo ojalá! Pensaras en mí como yo en ti.
Ojalá pienses en mí al igual que te pienso, ojalá y solo ojalá, me lleves en tus sueños en alguna luna. Y te vaya todo bien bonito, me vaya a mí también, y con tu bonito y mi bonito hagamos un mundo precioso, donde enredados bailemos con ganas la danza que es la vida.
Ojalá y me vuelvan a mirar tus ojos cada día, ojalá y cada día te puedan mirar los míos.
Ojalá mi mente no olvide nunca tu nombre, que letra a letra quede incrustado en mi memoria y ojalá que tu boca me pronuncie siempre.
¡Ojalá solo ojalá! Pensaras en mí como yo en ti.
No fui yo el que armó lo del secuestro como
piensas para asustarte, menos para expulsarte del cargo, pero sí seré yo el que
extreme las medidas para evitar que te hagan daño, venga este de donde venga.
El día que confíes en mí, solo ese día empezarás a amarme, y lo sabré, ese día te diré que
huyamos del mundo que oprime y juzga, no antes, Guille, no antes.
__Me cuesta creer que no sepas quién es el
que me desea muerto, o al menos fuera del cargo, pero no te haré más preguntas.
__Vale, ya basta, Graziani, me clavas un
puñal que escarba cada vez más profundo cada vez que crees que puedo dañarte. Me paso día y noche esperando
una mirada dulce, un beso, un reconocimiento que no llega.
Me consumen las ganas de verte, de poder
mirar esos ojos que le causan tantos placeres a mi alma, y que pueden evocar a
los poetas del cielo para recitar para ti lo que a mi vida le está sucediendo. Me
consumen las ganas de ser la persona que más detalles tenga contigo, con quien
pueda permanecer despierto toda la noche al escuchar de tu boca los deseos que
llevas en corazón. Me consumen las ganas de ser quien te haga estremecer en un
delirio de amor para que sean los besos de mis labios partituras de música para
tu amor.
Me consumen las horas y las fechas en el
calendario, me consume la eternidad de tu ausencia, me consume que quizás estés
sufriendo cariño mío. Me consume sentirte distante sin el calor humano de dos
almas que deberían estar juntas, porque los dos sabemos que por una sola mirada
le crecieron raíces a nuestras almas. Y ahora se han convertido en montañas que
se agitan como dos huracanes en pleno vuelo, como dos volcanes que suplican
porque hagamos erupción.
¿Puedes entender que te amo y que daría mi
vida por ti?
__ Disculpa, yo también siento y pienso todo
el tiempo en vos, pero hay algo que no terminas de decirme lo sé, no solo yo
guardo algo, y eso es lo que nos separa quizás.
__Quizás. Es muy probable que mientras
estemos acá haya cosas que no pueda decirte, pero eso no significa que sea tu
enemigo, o que no te ame.
Mi piel se desviste, para vestirse de ti, para
sentirte en cada poro de mi piel y descansar sobre tu cuerpo húmedo. Cerrar
las persianas de mis ojos, y quedarnos desnudos con ganas de poseernos, dejar
caer el pudor y cancelar mitos y sentencias, enredar tu cuerpo con el mío
y sentir el amor como un orgasmo, regalo que la vida nos da amándonos con
pasión desenfrenada, sentir la humedad y el sudor en la piel entregándonos en
cada beso, asfixiándome en el torbellino de tus pasiones y deseos, con
furia como un volcán,
y como lava va bajando mis muslos, cruzando tus piernas con las mías, en el deseo de tenernos, poseernos y amarnos, con loca pasión, furia y fuego, para consumirnos en el deseo de tus ojos en los míos, desnudándome sin decoro, de tus ojos a mis ojos, mi desnudez abrazas con tus brazos fuertes, sosteniéndome hasta sofocar los sentidos que nos ensordecen, y nos juntan cuerpo a cuerpo, en un embarazo de pasiones y sensaciones que nos atrapan, de tus ojos a mis ojos. Amándonos a media noche... en el universo de tu mirada,
De este amor desproporcionado. Te Amo.
y como lava va bajando mis muslos, cruzando tus piernas con las mías, en el deseo de tenernos, poseernos y amarnos, con loca pasión, furia y fuego, para consumirnos en el deseo de tus ojos en los míos, desnudándome sin decoro, de tus ojos a mis ojos, mi desnudez abrazas con tus brazos fuertes, sosteniéndome hasta sofocar los sentidos que nos ensordecen, y nos juntan cuerpo a cuerpo, en un embarazo de pasiones y sensaciones que nos atrapan, de tus ojos a mis ojos. Amándonos a media noche... en el universo de tu mirada,
De este amor desproporcionado. Te Amo.
Amor desnúdate despacio, quiero gozar de tus
cosas escondidas. Y luego ven a mí, ya quiero tu cuerpo tibio entre mis brazos y sentir el fulgor y la
pasión que quema la razón y me enciende
la vida. Déjame recorrer tu cuerpo con mi boca entre caricias lujuriosas y
locas. Hasta que sientas la ansiedad y el deseo ardiente y dulce que te haga
mío vibrando entre el delirio de tus impúdicas caricias, bebiéndonos las bocas.
Déjame amor, sentir y gozar el deseo de amarte y tenerte. Dulcemente sufro la
gloria y pasión de mi alma, que tu corazón ríe y llora cuando siento el dulce y
tibio deseo en tu cuerpo ansioso de ser mío ahora. Voy a recorrer y conocer todo
tu cuerpo con mi lengua. Adoro sentir el reclamo de tu loco amor que
demanda mis besos y mi boca y sentir tus leves caricias en turbado tropel que
en mi piel delicias provoca. Calma mi sed en tus esencias, en el agua de tu
fuente.
Y dibuja en mi espalda el reclamo de tu amor, con tu lengua humedecida mientras tomo posesión de tu fuente y montes, como animal embravecido. Siente el gozo supremo desde el alba de tus días. Mírame, cuando entreabres tu boca y tu cuerpo sobre el mío, mi ensueño
apriétame con tus piernas, y muévete como una mariposa entre las brisas. Déjame saborear tu boca de rosas y miel, y todo tu aliento. Quiero ser tu hombre en sublimes momentos, loco y perdido en tus brazos y darte mis simientes, acariciando el ombligo de tu vientre, con mis labios. Dulcemente busquemos la gloria de tu cuerpo que goce el éxtasis final. Con el reclamo de tu amor loco, que demanda el frenesí de la lujuria tibia y de sentir que tú ya eres mío por siempre viviendo entre tu dicha virginal. Acaricias mis pupilas con el sutil fuego de tu mirada. Caminas desnudo, el deseo es fuego, el fuego, amor y enciende la pasión, amor que se hace lujuria, la lujuria locura, perdido en tu cuerpo huye la razón. Bebo del lunar de tu vientre que mi boca acaricia, enajenado de pasión. Vibrando en la etérea sustancia de tu piel, el tormento de tu cuello de miel en el deleite sin fin de tu pasión que demanda el éxtasis, en infinito placer. Siento tus lágrimas, que florecen y suspiran en tus ojos de mar.
Voy a alcanzar las carreteras de tu vientre, claman por mí perdido en la locura amor de mi alma, en el éxtasis final que reclamo en ti. Ahora, déjame reposar en tu pecho, mi morada. Y besarlo con pasión, sabor a hierba, aromas a jardín florido y primoroso y amarnos así entre el cielo y el infierno, en un tibio y rojo ocaso luminoso.
Y dibuja en mi espalda el reclamo de tu amor, con tu lengua humedecida mientras tomo posesión de tu fuente y montes, como animal embravecido. Siente el gozo supremo desde el alba de tus días. Mírame, cuando entreabres tu boca y tu cuerpo sobre el mío, mi ensueño
apriétame con tus piernas, y muévete como una mariposa entre las brisas. Déjame saborear tu boca de rosas y miel, y todo tu aliento. Quiero ser tu hombre en sublimes momentos, loco y perdido en tus brazos y darte mis simientes, acariciando el ombligo de tu vientre, con mis labios. Dulcemente busquemos la gloria de tu cuerpo que goce el éxtasis final. Con el reclamo de tu amor loco, que demanda el frenesí de la lujuria tibia y de sentir que tú ya eres mío por siempre viviendo entre tu dicha virginal. Acaricias mis pupilas con el sutil fuego de tu mirada. Caminas desnudo, el deseo es fuego, el fuego, amor y enciende la pasión, amor que se hace lujuria, la lujuria locura, perdido en tu cuerpo huye la razón. Bebo del lunar de tu vientre que mi boca acaricia, enajenado de pasión. Vibrando en la etérea sustancia de tu piel, el tormento de tu cuello de miel en el deleite sin fin de tu pasión que demanda el éxtasis, en infinito placer. Siento tus lágrimas, que florecen y suspiran en tus ojos de mar.
Voy a alcanzar las carreteras de tu vientre, claman por mí perdido en la locura amor de mi alma, en el éxtasis final que reclamo en ti. Ahora, déjame reposar en tu pecho, mi morada. Y besarlo con pasión, sabor a hierba, aromas a jardín florido y primoroso y amarnos así entre el cielo y el infierno, en un tibio y rojo ocaso luminoso.
Te amo, Guillermo, pase lo que pase, al final
entenderás, al final lo sentirás, tarde o temprano lo podrás ver, y te sacaré
del peligro una y mil veces mientras viva.
__ Pedro, podrán escribir sobre mi boca el
epitafio de la libertad, desterrarla del prostituido
interés, proxeneta mente correcto, entre lápidas sin nombres del cementerio de la humanidad, incinerar sus huesos en el crematorio urbano, esparcir sus cenizas en cárceles de injusticias, amordazarla en mis labios, asesinarla en guerras televisadas, condenarla al paredón del político fusilamiento, asfixiarla en bolsas de valores degradando lo humano, esposarla sin derechos entre urnas de cristal sin verdades ni transparencias, acuchillarla traición como la extorsión del mafioso a golpes que acallan las voces del silencio de la minoría, doblegarla ante los semáforos y el negro aliento del civilizado alquitrán.
interés, proxeneta mente correcto, entre lápidas sin nombres del cementerio de la humanidad, incinerar sus huesos en el crematorio urbano, esparcir sus cenizas en cárceles de injusticias, amordazarla en mis labios, asesinarla en guerras televisadas, condenarla al paredón del político fusilamiento, asfixiarla en bolsas de valores degradando lo humano, esposarla sin derechos entre urnas de cristal sin verdades ni transparencias, acuchillarla traición como la extorsión del mafioso a golpes que acallan las voces del silencio de la minoría, doblegarla ante los semáforos y el negro aliento del civilizado alquitrán.
Podrán cual vulgares terroristas atentar
contra la vida y la justicia, preñar las leyes abortando verdades violadores de
edictos, mercenarios acomodados trajeados
de hipocresías, corderos disfrazados de
verdugos, parásito rumiante alza cuellos de Dios que no cede a la razón, traidores de patrias tejedores del dinero
forjadores del metal, sicarios, clandestino ingeniero del crimen del infierno
mundo. Podrán destripar la libertad, humillarla
rasgando sus vestiduras, ocultarla entre
las sombras del horror de negras almas,
en los abismos más oscuros profundos y recóndito allí, donde Dios es paralitico,
en muletas de pensamientos, en cárceles de conciencias sin consciencia.
Podrán escribir sobre mi boca el
epitafio a la libertad que nace de la opresión que no es quietud o cárcel es
civilización, amordazarla en mis labios, tentar terrorista contra el viento
desangrarla, hasta la última gota de su esencia, cortar mis alas pero no
impedir mi vuelo. “Temo a los hombres que temen la libertad ".
__A esta vida llegamos sin nada e indefensos, sin sabidurías ni miedos, sin conocer el bien
y el mal, el amor y el desamor, sin conocer el valor de las cosas materiales.
Con el tiempo y las enseñanzas aprendemos los
valores materiales y emocionales,
aprendemos amar y el miedo de
perder ese amor pero lo que tenemos que
aprender es a valorar lo que
tenemos y a respetarlo y cuidarlo.
Los miedos nos acechan, son como demonios o
fantasmas que siempre están cerca esperando cualquier debilidad, pero aprendemos a ser fuertes y esos miedos se hacen
diminutos y desaparecen, cuidemos el amor que cada día sea más bello que el anterior. Mi amor estará siempre contigo, y el cuidado que impone también, quiero lo mismo que tú.
diminutos y desaparecen, cuidemos el amor que cada día sea más bello que el anterior. Mi amor estará siempre contigo, y el cuidado que impone también, quiero lo mismo que tú.
“Sentado frente la pequeña mesa improvisada,
con el río de cemento frente a mí, por el que habitualmente circulaban millones
de vehículos despojados de interés en los humanos que soportábamos sus
ambiciosas sonoridades e indiferencia, me percaté de las cosas que decoraban
este íntimo reducto que flotaba a la vista de los transeúntes y vecinos, a
quienes poco le importaba la significancia de mi estadía momentánea en aquel
lugar que no era otro que el frente de mi casa. Botellas, todas ellas vacías;
restos de comida, migas de pan y el hermoso sonido de mis hijos haciendo de las suyas todo en derredor
mío. La secuencia de contemplación cargada de vicio e incesante calor se desvió
un poco hacia adelante, mientras cómodo en mi cómoda silla de tiras blancas,
dejé que las líneas de la calle tomaran posesión de mi interés. La caprichosa
presencia de mi ser en la esquina de la cuadra, me regaló esa maravillosa
visión de las franjas estampadas sobre el asfalto, líneas que demarcaban el
sitio justo por donde es debido cruzar la avenida. El asombroso descubrimiento
para la parte pensante de mi cerebro, fue revelado como algo conocido pero no
en estos términos de real concentración, más bien se trataba del conocimiento
de estas franjas que a diario veía y en las que nunca había reparado como
verdaderas directrices que revelarían lo supremo de algunas realidades que me
esforzaba por mantener en el anonimato, fuera del alcance de cualquier sentido
cognitivo que terminara generando lo que ahora e indefectiblemente acabaría por
asumir.
Mi posición en la silla, en este exacto pedazo de terruño, coincidía con el centro de las rayas de cruce peatonal frente a mí. Debo insistir con el argumento sobresaliente de aclarar que nunca las había percibido así. ¿Quizá por el efecto aclaraste que el alcohol produce en algunas personas, en algunos momentos de la vida? Puede ser, pero hoy no es el día para debatir acerca de eso, hoy las protagonistas son las dos majestuosas rayas que indican con sus largas piernas perfectamente torneadas, el sitio por el que ellas aconsejan cruzar. De repente mi mundo solo consistía de la devolución de sensaciones que ellas insistían en incrustar en mis sentidos con un afán desconocido pero brutal e implacable, y como buen humano, en cierto momento flaqueé y me entregué a sus designios que sabía perfectamente, no carecerían de padecimientos ni de lo necesario para humedecer mis ojos. Como quien descubre el significado a un acertijo despiadado, comprendí y sin ninguna intención de hacerlo, exclamé: “perspectiva”. Claro, desde mi posición podía contemplar cómo esas dos rayas perfectamente paralelas, como si se pudiera ser no tan perfectamente paralelo, se acercaban hacia el final de las mismas entre ellas, hecho que no podía ser verdad pero que a mis ojos lo eran en toda su magnitud. “Perspectiva”, pensé esta vez y me reí aunque en un tono más melancólico que el deseado.
Levanté la vista y pensé en ella y recordé muchas cosas y las tripas se retorcieron y maldije a esas desprevenidas rayas a quienes mi ímpetu y sentimiento hacia ellas poco les importaba. Había cambiado la perspectiva. Mi perspectiva había cambiado y gracias a dos personas que se afanaban por hacerme entender que eso no era amor. Ni lo mío, ni lo de ella. Podía ser cualquier cosa pero no amor y asentí con lo profundo de mis heridos sentimientos. Recordé los días en la calle sin que a ella le importara cómo estaba, cómo me sentía. Pensé en el desprecio, las humillaciones, el pisoteo de lo que había llamado amor eterno, y no me quedó más que reconocer que estaba percibiendo las cosas desde una perspectiva equivocada, antes y ahora podía entender lo paralelas que eran nuestras vidas, las mires desde donde las mires. Por fin y no sin dolor, comprendí que mis ojos estaban siendo cegados por este corazón a quien parece que le atraen más los golpes que el descanso y la tranquilidad. Hoy había sido el día. Silvina no había sido el Amor, ¿lo era Pedro Baggio? Tras arropar a mis hijos, me paré con decisión frente al almanaque que me sorprendía con esa espectacular ilustración y encerré con un desprolijo y zurdo círculo negro, el día de hoy y también dibujé unas líneas paralelas, lo más perfectas que pude. Mi vida había dado un giro radical y el número en el círculo era el uno”.
Mi posición en la silla, en este exacto pedazo de terruño, coincidía con el centro de las rayas de cruce peatonal frente a mí. Debo insistir con el argumento sobresaliente de aclarar que nunca las había percibido así. ¿Quizá por el efecto aclaraste que el alcohol produce en algunas personas, en algunos momentos de la vida? Puede ser, pero hoy no es el día para debatir acerca de eso, hoy las protagonistas son las dos majestuosas rayas que indican con sus largas piernas perfectamente torneadas, el sitio por el que ellas aconsejan cruzar. De repente mi mundo solo consistía de la devolución de sensaciones que ellas insistían en incrustar en mis sentidos con un afán desconocido pero brutal e implacable, y como buen humano, en cierto momento flaqueé y me entregué a sus designios que sabía perfectamente, no carecerían de padecimientos ni de lo necesario para humedecer mis ojos. Como quien descubre el significado a un acertijo despiadado, comprendí y sin ninguna intención de hacerlo, exclamé: “perspectiva”. Claro, desde mi posición podía contemplar cómo esas dos rayas perfectamente paralelas, como si se pudiera ser no tan perfectamente paralelo, se acercaban hacia el final de las mismas entre ellas, hecho que no podía ser verdad pero que a mis ojos lo eran en toda su magnitud. “Perspectiva”, pensé esta vez y me reí aunque en un tono más melancólico que el deseado.
Levanté la vista y pensé en ella y recordé muchas cosas y las tripas se retorcieron y maldije a esas desprevenidas rayas a quienes mi ímpetu y sentimiento hacia ellas poco les importaba. Había cambiado la perspectiva. Mi perspectiva había cambiado y gracias a dos personas que se afanaban por hacerme entender que eso no era amor. Ni lo mío, ni lo de ella. Podía ser cualquier cosa pero no amor y asentí con lo profundo de mis heridos sentimientos. Recordé los días en la calle sin que a ella le importara cómo estaba, cómo me sentía. Pensé en el desprecio, las humillaciones, el pisoteo de lo que había llamado amor eterno, y no me quedó más que reconocer que estaba percibiendo las cosas desde una perspectiva equivocada, antes y ahora podía entender lo paralelas que eran nuestras vidas, las mires desde donde las mires. Por fin y no sin dolor, comprendí que mis ojos estaban siendo cegados por este corazón a quien parece que le atraen más los golpes que el descanso y la tranquilidad. Hoy había sido el día. Silvina no había sido el Amor, ¿lo era Pedro Baggio? Tras arropar a mis hijos, me paré con decisión frente al almanaque que me sorprendía con esa espectacular ilustración y encerré con un desprolijo y zurdo círculo negro, el día de hoy y también dibujé unas líneas paralelas, lo más perfectas que pude. Mi vida había dado un giro radical y el número en el círculo era el uno”.
__
La noche siguiente, Guillermo tenía que
asistir a un cóctel que organizaba la embajada de Francia en honor de una
concertista de piano que visitaba Rumania. Exhausto y nervioso, Guillermo
habría dado cualquier cosa con tal de poder zafarse del compromiso, pero no le
quedaba más remedio que concurrir.
Se bañó, eligió el mejor smoking y cuando fue
a buscar los zapatos, notó que uno tenía el taco y la suela rotos. Llamó a la
mucama con el timbre.
__ ¿Señor?
__Por favor, lléveme este zapato a arreglar.
__Cómo no, señor, ¿algo más?
__No. Nada, gracias.
Cuando Guillermo llegó a la embajada de
Francia buscó con la mirada a Pedro, pero como casi siempre sucedía, él no
estaba allí, aunque la estancia estaba colmada de invitados. En la entrada lo
recibió el edecán del embajador, al que había conocido en otra oportunidad,
cordialmente el hombre le estrechó la mano.
__Buenas noches, señor. Muchas gracias por
haber venido.
__Fueron muy amables en invitarme.
Ambos sonrieron por los formales que sonaron
las palabras.
__Permítame acompañarlo hasta donde está el
embajador. __Cruzaron el atestado salón de baile, donde Guillermo divisó las
caras conocidas que veía desde hacía semanas. Saludó al embajador francés y
ambos intercambiaron frases de cortesía.
__Creo que va a agradarle madame Dauphin. Es
una excelente pianista.
__Tengo muchos deseos de escucharla _mintió,
Guillermo.
Pasó en ese momento un camarero sirviendo
copas de champagne. A esas alturas ya Guillermo había aprendido a beberlo de a
sorbos en las recepciones. Cuando se volvió para saludar al embajador de
Australia, divisó la mirada clara en un rincón del extraño que lo había salvado
de los secuestradores, conversando con el embajador de Italia y su edecán. Era
más joven y alto de lo que lo recordaba.
__Discúlpeme, por favor. __Guillermo atravesó
el salón para acercarse al desconocido.
__Por supuesto que echo de menos, París _ decía
en ese instante el desconocido__, pero espero que el año que viene…__Cortó la
frase al ver aproximarse a Guillermo. __Ah, el hombre en apuros.
__ ¿Se conocen? __preguntó el representante
italiano.
--No nos han presentado formalmente _respondió,
Guillermo.
__Señor embajador, permítame presentarle al
doctor Matías Olazábal.
Al francés le cambió la expresión en la cara.
__! Señor embajador! ¡Perdóname!, no tenía
idea. __Por la voz se notaba que se sentía cohibido. __Debí haberlo reconocido, desde luego.
__Hizo algo mejor que eso, me rescató _repuso
Guillermo con una sonrisa__. ¿Abogado?
__Médico.
El embajador de Italia miró a uno y a otro.
--- ¡Ah! Entonces había sido usted. __Le
dirigió la palabra a Guillermo. _Me enteré de su lamentable experiencia.
__Habría sido más lamentable si no hubiese aparecido el doctor Olazábal.
Gracias.
El médico sonrió.
__Me alegro de haber estado en ese lugar en
el momento oportuno.
Los dos diplomáticos italianos vieron entrar
a un contingente británico.
__Si me disculpan _ dijo el embajador__,
tengo que ir a ver a una persona.
Ambos se retiraron, y Guillermo quedó a solas
con el médico.
__ ¿Por qué huyó cuando llegó la policía?
Matías lo miró un instante antes de
responder.
__Nunca conviene meterse con la policía
rumana, que tiene por costumbre arrestar a los testigos y luego presionarlos
para sacarles información. Yo soy médico y estoy agregado a la delegación de
Francia, pero no poseo inmunidad diplomática. Sin embargo, sé bastantes cosas
sobre nuestra embajada, y esa información podría resultar valiosa para los
rumanos. __Sonrió.__Así que perdóneme si di la impresión de que lo abandonaba.
Hablaba con un estilo claro y directo que
despertaba simpatía. En cierto sentido __aunque Guillermo no sabía muy bien en
qué__, le recordaba a Silvina. Tal vez fuese porque los dos eran médicos. No.
Era algo más que eso. Matías poseía la misma franqueza, y similar sonrisa que
arrobaba.
__Tendrá que perdonarme, pero tengo que ir a
cumplir con mi obligación de animal social.
__ ¿Acaso no le gustan las fiestas?
El médico hizo un gesto de espanto.
__Las odio _ confesó.
__ ¿Y a su esposa no le gustan?
Él iba a decir algo, pero titubeó.
__Sí… le encantaban.
__ ¿Está aquí esta noche?
__Ella y nuestros dos hijos murieron.
Guillermo se puso pálido al pensar si además
de Silvina hubiese perdido a sus hijos.
__Lo siento tanto… ¿Cómo…?
Matías conservó la expresión impasible.
__La culpa fue mía y ese peso sobre mis
espaldas lo llevaré siempre. Estábamos viviendo en Argelia, yo luchaba desde la
clandestinidad contra los terroristas, había cometido el error de
llevarlos…__Sus palabras volvieron a ser lentas y vacilantes. __Se enteraron de
mi identidad, pusieron una bomba en mi casa. Yo no estaba en ese momento, pero
ellos sí.
__Lo siento mucho _ repitió, Guillermo.
Palabras inadecuadas y vacías.
__Gracias. Dicen que el tiempo cicatriza las
heridas, pero no es verdad _ sentenció en tono amargo.
Guillermo evocó a Silvina y pensó en lo mucho
que aún la extrañaba como compañera, en que quizás él sin asumirlo, llevaba el
mismo peso de la culpa que ese hombre que había vivido más tiempo con su dolor
a cuestas.
__Si me disculpa, embajador… __Giró sobre sus
talones y fue a saludar a un grupo de invitados que acababa de llegar.
“Me recuerda un poco a ti, Silvina. Sé que te
caería bien. Es muy valiente. Sufre mucho y creo que es eso lo que me atrae de
él. De haber yo perdido a los chicos no creo haber podido supervivirlos, aunque
yo también he sufrido y sufro por ti. A veces me siento tan solo… No hay nadie
en quien confiar del todo acá. Y ansío desesperadamente tener éxito. Pedro está
tratando de hacer que vuelva a Kansas aunque lo niegue, pero yo no me voy.
Cuánto necesitaría charlar contigo. Hasta mañana, querida”.
A la mañana siguiente llamó a Orestes
Moravia. Oír su voz fue como sentirse de inmediato conectado con su casa, con
su hogar.
__Estoy recibiendo informes sobre su
desempeño, Guillermo. La historia de la chica estudiante ocupó titulares aquí.
Su actuación fue notable.
__Gracias, Orestes.
__Cuénteme algo, Guillermo, sobre el intento
de secuestro.
__Mire, he hablado con el Primer Ministro y
con el titular de Inteligencia, y ellos no tienen la más mínima pista.
__ ¿Pedro Beggio no le… advirtió que no debía
salir solo?
--Sí, me había prevenido Orestes. ” ¿Le
cuento que también me aconsejó que volviera? No, no le diría nada. A Pedro tendré
que manejarlo a mi manera”.
__No se olvide de que estoy siempre aquí para
lo que necesite.
__Lo sé. Usted no se imagina la tranquilidad
que eso me da.
El llamado telefónico bastó para que se
sintiera mucho mejor.
__Tenemos un problema. Se filtra información
desde esta misma embajada.
Guillermo y Pedro estaban bebiendo el
acostumbrado café antes de la diaria reunión de personal.
__ ¿Es grave?
__Muchísimo. El encargado de comercio, Eladio
Gómez, tuvo unas reuniones con el ministro rumano de comercio.
__Sí. Eso lo tratamos la semana pasada.
__En efecto. Y cuando Gómez fue a una segunda
reunión, ellos se nos habían adelantado en todas las contrapropuestas que
presentamos. Sabían hasta dónde estábamos dispuestos a ceder.
__ ¿No podría ser que simplemente lo hubiesen
deducido?
__Sí, es posible. Salvo que también
intercambiamos opiniones sobre varias propuestas, y de nuevo se nos
adelantaron.
Guillermo permaneció pensativo unos
instantes.
__ ¿Será alguien del personal? _aventuró.
__No cualquiera, porque la última reunión se
realizó en la Burbuja, y los técnicos electrónicos rastrearon hasta allí la
filtración.
Guillermo lo miró lleno de asombro. Solamente
eran ocho las personas autorizadas a ingresar a la Burbuja, y todas ellas,
funcionarios de alto rango de la embajada.
__Sea quien fuere, esa persona lleva consigo
un equipo electrónico, probablemente un grabador. Convendría que llamara a ese
mismo grupo, en la Burbuja, así los detectores podrán señalar al culpable.
Una hora más tarde había ocho personas
sentadas alrededor de la mesa, en la Burbuja. Miguel Ángel Mendoza, el
encargado de asuntos políticos y representante de la CIA, Valeria Janklow,
encargada de asuntos administrativos. Nancy hatfield, encargada de asuntos
económicos, Santiago Malvárez, de
relaciones públicas. Eladio Gómez, de comercio y el coronel Marini.
En un extremo de la mesa se ubicó Guillermo y
Pedro en el otro extremo.
El embajador se dirigió a Eladio Gómez.
__ ¿Cómo van sus reuniones con el ministro
rumano de comercio?
El cónsul meneó la cabeza.
__Sinceramente, no tan bien como esperaba.
Ellos parecen saber de antemano lo que voy a decir, antes incluso de que lo
exponga. Me presento con nuevas propuestas y ellos ya tienen preparados los
argumentos en contra, es como si estuvieran leyéndome la mente.
__A lo mejor es eso _sentenció, Pedro Beggio.
__No lo entiendo.
__Digo que están leyéndoles los pensamientos
a uno de los aquí presentes. __ Tomó un teléfono que había sobre la mesa y
avisó__. Háganlo pasar.
Segundos más tarde se abrió la pesada puerta
y entró un hombre vestido de civil, que portaba una caja negra con un dial.
__Un minuto __protestó Mendoza__. Nadie está
autorizado para…
__No se preocupe __le explicó, Guillermo__.
Tenemos un problema y este señor va a resolverlo. __Se volvió hacia el recién
llegado. __Adelante.
__Bien. Quiero que todo el mundo permanezca
en su sitio, por favor.
Observado por todos, el técnico acercó la
caja a Pedro Beggio, la aguja del dial no se movió del cero. Luego la llevó
junto a Nancy, y la aguja también permaneció inmóvil. A continuación fue el
turno Mendoza, Valeria y Malvárez, tampoco se movió la
aguja. El hombre se aproximó a Gómez y por último a Marini, con idéntico
resultado. La única persona que quedaba, era… el embajador. Al acercarse a él,
la aguja comenzó a agitarse enloquecida.
__ ¿Qué diablos? __exclamó, Pedro. Se puso de
pie y avanzó hacia Guillermo. __ ¿Está usted seguro? __le preguntó al técnico.
El indicador oscilaba con fuerza.
__Hable con la máquina si quiere _fue la
respuesta del civil.
Guillermo se levantó, presa de una gran
perplejidad.
__ ¿Por qué no damos por terminada la
reunión? __propuso, Pedro Beggio, mirándolo sin disimulo.
Guillermo se volvió hacia los presentes.
__Pueden retirarse _ les indicó__. Muchas
gracias.
Pedro le habló al técnico, solicitando
discreción.
__Usted quédese.
Cuando los demás se retiraron, Pedro
preguntó:
__ ¿Puede determinar con certeza dónde está
el artilugio?
__Desde luego. __Lentamente el hombre bajó la
caja, a escasos milímetros del cuerpo de Guillermo. Al aproximarse a los pies,
la aguja indicadora empezó a oscilar con más velocidad.
El técnico se enderezó.
__Está en sus zapatos, embajador _aseguró.
Guillermo no podía creerlo.
__Debe de haber un error. Estos zapatos los
compré en Washington.
__Sáqueselos, por favor _pidió, Pedro.
La situación era totalmente ridícula. Esa
máquina debía andar mal, o bien alguien quería tenderle una celada. Quizá fuese
un plan de Pedro para librarse de él. Seguramente pensaba informarle a
Washington que lo habían pescado pasando información al enemigo. Él no iba a
permitir que se saliera con la suya.
__Aquí tiene __dijo, indignado dándole los
zapatos.
Pedro los revisó.
__ ¿Este taco es nuevo? _quiso saber.
__No, es… __Entonces hizo memoria, Cuca, por
favor, lléveme este zapato a arreglar.
Pedro retiró en ese momento el taco del
zapato y adentro encontró un minúsculo grabador.
__Bueno, supongo que encontramos al espía
señor embajador _ expresó serio__. ¿Quién le puso este taco?
__No… no sé. Le pedí al ama de llaves de la
residencia que llevara esos zapatos a cambiar tacos y suelas…
__Maravilloso _ se burló, Pedro__. En el
futuro, señor embajador, le agradeceríamos que le haga a su secretaria ese tipo
de encargos.
__ ¿A Gabriela?
__Exactamente, todos en la casona son gente
de Arismendi, creí habérselo dicho cuando llegó.
___
El cable dirigido a Guillermo decía: La
comisión de Asuntos Extranjeros del Senado ha acordado el préstamo requerido
por usted. El anuncio deberá realizarse mañana. Felicitaciones. Orestes
Moravia.
Pedro leyó.
__Qué buena noticia _ dijo__. El ministro
rumano de finanzas va a morirse de alegría.
Guillermo sabía que ese ministro no era
demasiado firme. Esa noticia serviría para hacerlo quedar como un héroe ante el
presidente.
__El anuncio se hará recién mañana _murmuró,
Guillermo, y permaneció unos instantes cavilando. __Pedro, quiero que me
consiga una entrevista con el ministro para ya, hoy mismo.
__ ¿Desea que lo acompañe?
__No. Esto lo haré solo.
Dos horas más tarde, Guillermo estaba sentado
en el despacho del ministro de finanzas.
__ ¿Así que trae buenas noticias para mí?
__preguntó el rumano, incapaz de ocultar una sonrisa de satisfacción.
__Me temo que no _ se lamentó, Guillermo, y
vio cómo se le borraba la alegría del rostro.
__ ¿Cómo? Tenía entendido que el crédito… ya
era cosa segura.
Guillermo lanzó un suspiro.
__Lo mismo creía yo, señor ministro.
__ ¿Qué pasó? ¿Por qué no salió?
Guillermo se encogió de hombros.
__No lo sé.
__Yo le prometí al presidente Arismendi… __Se
interrumpió al tomar cabal consciencia de las graves implicaciones de la
noticia. Miró a Guillermo y agregó con voz ronca: __El presidente va a
disgustarse sobremanera. ¿Usted no puede hacer nada?
Guillermo procuró dar un tono de sinceridad a
su voz.
__Yo estoy tan desilusionado como usted,
señor ministro. La votación iba muy bien, hasta que uno de los senadores se
enteró de que un grupo de sacerdotes rumanos deseaba viajar a Utah, y el
gobierno les negaba la visa. El senador es mormón, y quedó sumamente
fastidiado.
__ ¿Un grupo de sacerdotes? __La voz del
ministro había subido una octava. __ ¿Dice usted que se rechazó el préstamo
solo porque…?
__Eso creo.
__Pero, señor embajador. Rumania está a favor
de las iglesias, que aquí gozan de una enorme libertad. __Hablaba casi con incoherencia.
__Adoramos las iglesias. __Se acercó al sillón de Guillermo. __Señor embajador,
si yo consiguiera autorización para que esa gente viaje a su país, ¿cree usted
que la Comisión del Senado aprobaría el préstamo?
Guillermo lo miró fijo a los ojos antes de
responder.
__Señor, se lo garantizo. Pero yo tendría que
saberlo esta misma tarde.
Guillermo no se movió de su escritorio para
esperar el llamado del ministro, que se produjo a las quince horas.
__Señor embajador, tengo buenas noticias. Se
concede la autorización para que el grupo eclesiástico viaje cuando lo desee. Y
ahora, ¿tiene usted alguna noticia interesante para mí?
Guillermo dejó pasar una hora, y recién
entonces llamó.
__Acabo de recibir un cable del Departamento
de Estado –mintió__. El crédito ha sido concedido. Sonrió para sí.
__ ¿Y, Pedro? __interrogó, Alberto en la
Burbuja.
__Nada, no he hecho nada, aún. De sacarlo de
en medio ahora lo va a idolatrar, es su
héroe, anoche estaba en la embajada, lo vio.
__De todos modos estás jugando con fuego, te
arriesgas a perderlo todo _continuó Alberto.
__ ¿Y cuándo no arriesgo todo? La última vez
me costó mi familia, perdí a Camila y a los chicos.
__Pero no amabas a Camila, tus hijos están,
los tendrás.
__Sabes que no tengo opción, Beto, o
Guillermo confía en mí, o me cree lo peor y me odia, o al fin me ama, todo es
posible, y siempre lo supe, es así.
___
__Llegas suavemente, pero aprisa, con tu deseo a flor de piel, lo veo en tu pícara mirada y me despiertas
locas ganas. Te despojas despacio del abrigo y también de tu blanca camisa, retiras
los zapatos y las medias, todas las prendas quedan tiradas. Cual felino te
acercas, me rozas, me miras fijo y cálido me besas, te recibo entre besos y
sonrisas, sé que mis caricias te
fascinan. Alumbras mi noche con tu mirada, tus manos aprisionan mis manos, vistes
todo mi cuerpo con tu piel, tus labios me besan y me erizan. Me muerdo suave
los labios para aprisionar los suspiros, pero no los logro contener y
desesperados se escapan. Entre besos y caricias sonríes, gimes loco de pasión
al verme disfrutando el regalo de tu amor. En un abrazo eterno, interminable nos
fundimos apasionados los dos.
__ ¿Qué sucede, Pedro?
__Te necesito, como el día necesita del sol
para darnos calor. Como la noche necesita de la luna para emitir su luz. Como
el cielo necesita de las estrellas y luceros para resplandecer.
Como el universo necesita de la lluvia, el
mar de sus arenas y nosotros del oxígeno permanente para vivir, como yo te
necesito en mis días felices y también de melancolía. En mis noches de
aislamiento cuando te traigo en mis suspiros a mis pensamientos y me desvelo pensando en ti, preguntándome
cómo estarás. Si piensas en mí. O si sueñas conmigo como yo te sueño cada
noche. Necesito de ti, de tu lisonja, de tus besos, de tus abrazos, de tus
gestos y palabras elogiando mi ser con ternura y amor. Necesito de tu esencia
para perfumar mi piel y sentir el aroma embriagar mis sentidos evanescente. Necesito
de tus ojos como un espejo para
verme reflejado en ellos cada vez que a tu lado estoy. Necesito de tus sonrisas para ver la alegría perforar mi alma arrancándome este dolor que me carcome el corazón.
verme reflejado en ellos cada vez que a tu lado estoy. Necesito de tus sonrisas para ver la alegría perforar mi alma arrancándome este dolor que me carcome el corazón.
Necesito de tus manos para entrelazar las mías
y hacer fiesta gozando de tus caricias mientras juego con mi lengua coqueta e inquieta
tus labios de miel y fuego a la vez. Sintiendo quemar como brasa tu carne
alborotada y esponjosa que se une a mis deseos hasta divisar todo mi paraíso de
extremo a extremo florecido y lleno de pasión.
Necesito de tu fuerza varonil para extraer el
almíbar que brota por mis poros que se produce por los choques continuos de
energía en que se absorbe mi piel cuando
penetras en mí con pasión y locura, todo
tu amor. Hasta hacerme gritar tu nombre y un te necesito y amo con pasión que
retumba las paredes de tu cerebro y se funden en tu corazón dejando marcado
este momento en nuestras vidas… toda la
eternidad.
Cuando, Pedro se despidió, y Guillermo se
dispuso a desvestirse para ir al baño de sales, un papel se deslizó, entre sus
manos, era suyo, conocía su letra.
“Discúlpeme, si con mi tacto sobre su piel
escribo; pero mayor es su insolencia de abordar mis pensamientos con su
ausencia. Excúseme, si a estas horas le robo instantes entre suspiros; si con
mis dactilares humedecidos sigo el recorrido de este laberinto enardecido y
entre sus recuerdos lo hago mío. Pero permítame hacer mi descargo, usted es el
reo de mis diablos desatados; de inmiscuirse entre mis sueños, atizar la furia
del deseo y ocasionar noches de desvelos. Y permítame perfumar este manuscrito
con el aroma de vestigios orgásmicos y de sello de oro le dedico, entre
suspiros, este epíteto con mis ojos sabrosos y mis labios con su nombre en el
silencio encadenado:
- Usted es un descarado, su diablo al mío lo tiene atado de pies y manos; y su corazón con las estrellas del universo anudado. Posdata: Usted y yo somos unos pobres diablos. Mismo deseo en diferentes camas duermen abrazados.
- Usted es un descarado, su diablo al mío lo tiene atado de pies y manos; y su corazón con las estrellas del universo anudado. Posdata: Usted y yo somos unos pobres diablos. Mismo deseo en diferentes camas duermen abrazados.
No sé dónde estás, pero noto tu presencia. La
fragancia de tu piel, el aroma de tu aliento, el sabor de tus labios al igual
que el sudor de tus manos, a veces temblorosas, buscando las mías. Sé que estás
cerca, te noto, te percibo y a veces creo estar fundido en ti, formando un solo
ente, un solo ser en no sé qué lugar del universo.
Recuerdo nostálgico aquella cama, con tus sábanas de lino que tantas veces nos sirvió de nido, en tantas noches de pasión y echo de menos todos aquellos arrullos que me dejaste grabados antes de partir, así como tu mirada, de la que fui reo durante tanto tiempo, o tu tono de voz calmado y sereno que me mecía en los confines de nebulosas desconocidas.
Sí, noto tu cercanía, siento tus suspiros, tus jadeos, tus estertores, tu agitada respiración y tantos besos enardecidos como me diste. Qué lástima que aún no pienses en un para siempre y huyas. Yo te pedí una razón, tan solo una... Para poderte entregar mi corazón, pero tú hiciste que en tu mirada descubriera que cuando el querer se vuelve amor hay millones de razones en un beso para que como tatuaje, lo que era una simple fantasía se transforme en realidad. Tú me diste mucho más de lo que yo pedía. Cuando de tu boca se expresó tu corazón yo te pedí una razón, tan solo una, pero fue como lluvia. ¡Tus razones convertidas en ciclón! Y bendigo al cielo y las estrellas. A las flores y a toda la creación. A la religión, al espíritu y la ciencia por haber coincidido en esta vida. Yo te pedí una razón, tan solo una para olvidar mi temor, mi desconfianza… para desprenderme de esa soledad que hice tan mía, y a todo mi ser se le aferraba. La primera razón que tú me diste, fue aparecer en mi despertar cada mañana. Aún recuerdo que cada primer pensamiento era tu rostro como imagen que a mi cuerpo lo impulsaba. La segunda razón tú me la diste cuando escuché de tus labios que me amabas. Y de ahí se desató una estampida de razones, infundieron la esperanza que yo necesitaba. Yo te pedí una razón, tan solo una. Y Dios me compensó con mucho más de lo que yo merezco. Tener tu amor, es mi más grande fortuna y te amaré hasta que el mar a cucharadas el destino deje seco. Sé que muchos intentarán seducirte, no haré nada para interponerme, sé que al fin siempre volverás a mí. ¿Cómo no me ibas a enamorar?
Recuerdo nostálgico aquella cama, con tus sábanas de lino que tantas veces nos sirvió de nido, en tantas noches de pasión y echo de menos todos aquellos arrullos que me dejaste grabados antes de partir, así como tu mirada, de la que fui reo durante tanto tiempo, o tu tono de voz calmado y sereno que me mecía en los confines de nebulosas desconocidas.
Sí, noto tu cercanía, siento tus suspiros, tus jadeos, tus estertores, tu agitada respiración y tantos besos enardecidos como me diste. Qué lástima que aún no pienses en un para siempre y huyas. Yo te pedí una razón, tan solo una... Para poderte entregar mi corazón, pero tú hiciste que en tu mirada descubriera que cuando el querer se vuelve amor hay millones de razones en un beso para que como tatuaje, lo que era una simple fantasía se transforme en realidad. Tú me diste mucho más de lo que yo pedía. Cuando de tu boca se expresó tu corazón yo te pedí una razón, tan solo una, pero fue como lluvia. ¡Tus razones convertidas en ciclón! Y bendigo al cielo y las estrellas. A las flores y a toda la creación. A la religión, al espíritu y la ciencia por haber coincidido en esta vida. Yo te pedí una razón, tan solo una para olvidar mi temor, mi desconfianza… para desprenderme de esa soledad que hice tan mía, y a todo mi ser se le aferraba. La primera razón que tú me diste, fue aparecer en mi despertar cada mañana. Aún recuerdo que cada primer pensamiento era tu rostro como imagen que a mi cuerpo lo impulsaba. La segunda razón tú me la diste cuando escuché de tus labios que me amabas. Y de ahí se desató una estampida de razones, infundieron la esperanza que yo necesitaba. Yo te pedí una razón, tan solo una. Y Dios me compensó con mucho más de lo que yo merezco. Tener tu amor, es mi más grande fortuna y te amaré hasta que el mar a cucharadas el destino deje seco. Sé que muchos intentarán seducirte, no haré nada para interponerme, sé que al fin siempre volverás a mí. ¿Cómo no me ibas a enamorar?
Si cada vez que te miro me seduces vida mía,
y mi alma te adora, si tu mirada es una explosión de sensaciones, y te admiro
en toda la extensión de la palabra y siempre luchas por lo que quieres.
Cada secreto que descubro es un tesoro y lo
disfruto, de tus silencios extensos cuando bajas la mirada, déjame admirarte
mientras te deseo, eres mi anhelo, mi perdición al amarte, y solo quiero
contemplarte desde que amanece hasta que anochece.
Y tú cariño mío me endulzas la vida, porque
eres esa pasión a mis días, y a cada instante te besaría, porque tus labios son
como la seda, suaves, tiernos, que me enloquecen tanto, y tu boca dulce miel que
destila cuando los poseo.
Tu aroma lo percibo lo traigo en mi piel,
eres esencia, eres la perfección de mi vida, y mis latidos se vuelven intensos
cada vez que te veo, y te amo, y te quiero en mi vida, te adoro, me impresiona
tu inteligencia, tu atrevimiento, tu ternura, tu travesura, tu osadía.
Y sueño, sueño con estar a tu lado, estar en
tus brazos, desnudar tu alma, cada noche susurrando mil te amo, acariciando
cada centímetro de tu piel, seduciendo nuestros cuerpos con gran placer,
entrelazando corazones en la penumbra de la noche encendidos por el fuego que
nos consume, siendo yo tuyo y tú mío, porque somos dueños de cada uno”.
Y te dedicaría mis versos en tu piel,
caricias de fuego que se vuelven eternos, porque te quiero. Porque te Amo con
toda el alma”.
__ ¿Qué haré con vos, Pedro Beggio?
De súbito la imagen del doctor Olazábal
dominó la mente de Guillermo y ya no pudo quitarla, el hombre le salvó la vida
y luego desapareció. Se alegró mucho de volver a verlo, y tuvo el impulso de ir
a una tienda, comprarle una pieza de plata y enviársela a la embajada de
Francia. Le pareció que era una mínima atención para con él.
Esa tarde, Gaby le anunció:
__Llama un tal doctor Olazábal por teléfono. ¿Quiere atenderlo?
__Sí _respondió con una sonrisa y tomó el
auricular__. Hola.
__Buenas tardes, señor embajador. __La frase
le sonó encantadora con su acento francés. __Quería agradecerle el precioso
obsequio. Le aseguro que no había necesidad, para mí fue un gusto poder
ayudarlo.
Fue más que una simple ayuda. Ojalá hubiera
alguna forma de demostrarle mi agradecimiento.
Se produjo una pausa.
__ ¿No querría…? __El médico cortó la frase.
__ ¿Sí? __Lo impulsó él.
__No, nada. _De pronto parecía tímido.
__Por favor.
__De acuerdo. __Soltó una risa nerviosa.
__Pensé si no le gustaría salir una noche a cenar conmigo… pero como sé que
está tan ocupado…
__Me encantaría _se apresuró, Guillermo a
aceptar.
__ ¿De veras?
__De veras.
__Conoce el restaurante de Taru?
Guillermo había ido dos veces.
__No.
__Estupendo. Entonces el placer será mío en
enseñárselo. Seguramente no estará libre el sábado…
__Tengo un cóctel a las seis, pero podríamos
salir después.
__Maravilloso. ¿Quiere traer a sus hijos?
__Gracias, pero tienen un compromiso ya.
Después se preguntó por qué habría mentido.
El cóctel era en la delegación suiza.
Obviamente se trataba de una embajada clase A puesto que había asistido el
presidente quien, al ver a Guillermo no escatimó modos de seducción, se acercó
a saludarlo y detuvo su mano más allá de lo necesario.
__Buenas noches, embajador. Quería decirle
cuánto me satisface que su país nos haya otorgado el crédito que necesitábamos.
__Y nosotros estamos muy contentos de que
haya dado su autorización para que los clérigos viajen a los Estados Unidos.
Excelencia.
Arismendi le restó importancia al tema con un
breve ademán.
__Los rumanos no son prisioneros. Cualquiera
puede entrar y salir del país según su deseo, esta nación es un símbolo de
justicia social y libertad en democracia.
Guillermo recordó las largas colas para
comprar magras porciones de alimentos, la multitud que vio en el aeropuerto,
los refugiados que anhelaban poder marcharse.
“En Rumania todo el poder está en manos del
pueblo. Existen gulags que no se nos permite ver”.
__Con todo respeto, señor presidente, hay
centenares, quizá miles de judíos, que tratan de salir del país, pero el
gobierno les niega las visas.
Arismendi hizo un gesto de desagrado,
__Son disidentes, agitadores. Al mundo le
hacemos un favor manteniéndolos aquí, donde podemos vigilarlos.
__Señor…
__Tenemos para con los judíos una política
más tolerante que ningún otro país de la cortina de hierro. En 1967, durante la
guerra árabe- israelí, la Unión Soviética y todos los países del bloque
oriental, menos Rumania, rompieron relaciones con Israel.
__Eso lo sé, señor, pero así y todo lo cierto
es que…
__ ¿No probó el caviar, embajador?
El doctor Olazábal le había ofrecido pasar a
buscarlo, pero Guillermo prefirió que Florián lo llevara al restaurante.
Después tuvo que hablar para avisarle al médico que llegaría con minutos de
retraso porque debía regresar a la embajada a enviar un informe sobre lo
conversado con el presidente.
El soldado de guardia le hizo la venia y le
abrió la puerta. Guillermo entró a su oficina, encendió la luz y no pudo dejar
de sobresaltarse. En la pared le habían escrito con pintura roja en aerosol: SI
NO SE VUELVE… MORIRÁ.
CONTINUARÁ.
TERCERA PARTE-
LIBRO DE ANCLAJE: EL CAPRICHO DE LOS DIOSES.
SIDNEY SHELDON.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES
COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Veronica Lorena Piccinino Lindo relato pero Porque se siente atraído por Olazábal y a Pedro no le da ni la hora.. ..es injusto sabiendo que Pedro lo ama y se lo dijo abiertamente.. ..y piensa que quiere hacerle daño que se lo diga... es demasiado cerrado Guillermo
ResponderEliminarEve Monica Marzetti Calma Veronica Lorena Piccinino, se siente amenazado en lo laboral por Pedro y desconfía pero calma, esto también va a pasar, de Matías olvídalo, esta vez cielito sí que lo sacará de en medio, beso.
EliminarVictoria Bellísimo . Gracias
ResponderEliminarAnitra BELLO !!!!
ResponderEliminarGladis Gracias, hermoso
ResponderEliminarVirginia es excelente,
ResponderEliminarMarita Cuando sientes en la piel...la realidad en cada palabra
ResponderEliminarQué peligroso Eve es el cargo de Guillermo...Sin embargo lo que más me preocupa es que él no parece estar totalmente decidido por sus sentimientos hacia Pedro, en cambio Pedro da muestras permanentemente de cuánto lo ama...Y coo si no fuese suficiente con estos perversos Juan Arismendi y Miguel Mendoza, ahora aparece también este inquietante y engañoso Matías Olazábal...Yo no sé qué sabe Pedro y le oculta a Guillermo, pero tal vez sería mejor que se lo contara para que de una buena vez confíe en él...
ResponderEliminarDE LOS CERCANOS, CREO ES EL PEOR, PERO TRANQUILA QUE CIELITO ESTA VEZ LO SOLUCIONARÁ ESTA Y TODAS, NO PUEDO CONTARTE, SOLO CONFIANZA, NO MOLESTARÁ MUCHO MATÍAS, MIGUEL ESTÁ DETRÁS DE ALGO, PERO TRANQUILA, BESOS Y NO ESTARÉ HASTA EL VIERNES POR MU YESO Y MIS DRAMAS EN CASA, LLEGO CON EQUIVOCADO EL VIERNES, MI AMOR.
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