miércoles, 2 de enero de 2019

EL EMBAJADOR. TERCERA PARTE. CAPÍTULO 19.


EL EMBAJADOR.
 TERCERA PARTE.
 CAPÍTULO 19.
Julio Cortázar

“Después de las fiestas”
Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.
"Detrás de este triste espectáculo de palabras tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria."
Julio Cortázar.

Previos…
 “Yo soy ardiente, yo soy moreno.  Yo soy el símbolo de la pasión.
De ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?”
Gustavo Adolfo Bécquer.

__Señor embajador, permítame presentarle a su equipo, a los jefes de departamento __dijo Pedro con una seriedad que a Guillermo le asombró__.  Esta es Valeria Janklow, encargada de asuntos administrativos. Miguel Mendoza, encargado de asuntos políticos. Nancy hatfield, encargada de asuntos económicos, Diego Velásquez,  jefe administrativo. Marcial Thompson, de agricultura. A Santiago Malvárez, de relaciones públicas ya lo conoce. Eladio Gómez, de comercio y el coronel Marini, a quien también conoce.
Miguel Mendoza, asesor sobre temas políticos, así como también agente de la CIA tomó la palabra, y a Guillermo la mirada le causó escalofríos, mientras…  no adivinaba que Pedro mantenía la mirada baja por dos motivos, uno era que lo estaba dibujando, la fascinación que le causaba su rostro, no podía dejarla pasar.
“No temas, Guille, no temas”, se dijo para sí.

__
Ese día, el único tema de conversación en la embajada fue el intento de secuestro del embajador. ¿Cómo hicieron para enterarse? ¿Y cómo lo supo Pedro Beggio? A Guillermo le habría gustado saber el nombre de su salvador para poder agradecerle. Si bien apenas pudo ver un pantallazo de él, la imagen le quedó grabada, era la de un hombre joven y atractivo, de unos cuarenta años. Tenía acento extranjero… posiblemente francés. Si se trataba de un turista, seguramente ya habría abandonado Rumania.

Una idea lo atenazaba, y no podía descartarla. La única persona de su conocimiento que quería librarse de él era… Pedro Beggio. ¿Y si él hubiera orquestado el ataque para asustarlo e inducirlo a marcharse? Pedro le había dado las entradas para el teatro, o sea que sabía dónde iba a estar. Guillermo no podía sacarse esa duda de la cabeza.
__
__ ¿Y Pedro? _preguntó Alberto.

__No se irá, Beto, y si le pasara algo, me moriría, fue él, el que se hizo el héroe, fue él.
__ ¿Arismendi?
__No.  Peor… Matías. Matías Olazábal.
__Pedro…
__Haré lo que deba de hacer, pero no le hará daño a… el embajador.

Poco después  Pedro regresó al despacho, la mirada de Guillermo lo barrió buscando señales de peligro, sin embargo esos ojos claros de miel solo le regalaban ternura.

__ ¿Por qué quieres que regrese a casa? __interrogó al fin sin importarle si había escucha o no __. En ese caso ocuparías mi cargo ¿verdad?

La expresión de Pedro se endureció.
__ Quiero protegerlo señor embajador, a usted y a sus hijos, ni Arismendi ni otros grupos le perdonarán que no tenga carrera diplomática y luego del intento de secuestro, no dudo que está en peligro. Ya perdió a su esposa. ¿Por qué arriesgarlo todo?
__Pensé que todos acá trabajamos en pos de nuestro país, y que dejé en claro que  he sido nombrado por el presidente, pero no has contestado mi pregunta.
__No entiende nada doctor Graziani, nada si cree que ambiciono su cargo, debería saber que de demitir yo seguiría siendo sub- jefe o me iría con todo el equipo y que sería nombrado nuevamente el personal, pero supongo que no puedo obligarlo a confiar en mí. Permiso.

 Guillermo no sabía si debía contarles a los chicos lo del intento de secuestro, pero resolvió no decirles nada para no atemorizarlos. Eso sí, no iba a permitir que se quedaran solos nunca.
Fue inútil esa noche intentar dormir, las imágenes del rostro atormentado de Pedro acudían impiadosas a la mente, y  decidió salir al jardín, desde donde lo vio, en el sitio de cada noche, sentado en uno de los bancos del parque fuera del alcance de los espías del gobierno.

La cara nueva y bella, los ojos soñados que enamoran otra vez y siempre. ¿Dónde estaba este hombre antes, cuando pude confiar en él? Huelo su aroma y lo beso con ternura y de la peor forma también. El fuego alimenta mi deseo y lo vuelvo a contemplar. Acaricio su estilizado y hermoso cuello y pienso que es mío, el egoísmo al poder, lo beso dejando una prolija línea de mi intenso amor, hasta alcanzar mi mano bañada con su embriagante cabello entre mis dedos.

__Necesito mirarte otra vez, evitar el engaño, ¿sos vos?
Siempre sos vos, hasta en los sueños. Mi fantasía viviente. La imperiosa necesidad de decirte “te amo” y la candidez de tu rostro me da ternura y te doy otro beso. Quisiera detenerme ahí, congelar el sentir, vivirlo mil veces más pero no, esa no es tu voluntad.
__Siempre estaré a tu lado, sea en Rumania o en el fin del mundo, mi amor te seguirá donde sea que vayas, Guillermo.

Sentí cuando la fuerza inconmensurable de tu pretensión se apoderó de mí y respiré por primera vez, rompí la página con poder absoluto, logré librarme de este libro que me contenía. Desde el día que te vi por maravillosa vez, allá en el tiempo, entendí que te habías enamorado de mí, del personaje que soy; y yo ahí embriagado, bajo el encanto de tus lágrimas adolescentes de nuestros primeros encuentros.
Yo también estaba solo y tu soledad drenaba mi fortaleza y la esperanza de verte feliz a mi lado alguna vez. Pero rogaste, y aunque no soy ese dios al que le suplicabas, tu infinito clamor pude escuchar e hice una plegaria también. Somos libres, no llores más, el tiempo cambió, las flores tejen un nido de amor para los dos y el sol brilla de placer. Dos almas, dos pobres almas separadas por un trozo de papel vencieron al destino cruel de encontrarnos entre tinta, la sal de tus lágrimas y tu saliva dejada por tus encantadores dedos sobre el borde del papel. Supe de la melancolía hasta que leyeras otra vez. Sentía tus pasos y te llamaba, pero las duras tapas de cartón impedían nuestro amor.
¿Qué seremos ahora? No llores mi amor, hemos vencido, nunca más solos. Tus besos me alimentarán y la fuerza de mi amor suplirá tus necesidades también. Te amo, desde la primera vez que sentí mi nombre pronunciado entre los copos de dulce algodón de tus labios, susurrado una y otra vez por el apuesto hombre de mirada penetrante  respirando frente a mí. Soy tu amor, ya no temerás”.
Cerré el libro y una nueva vida preparada para mí esperaba impaciente. Besé la tapa imaginándolo a él y se me escapó un: “Hasta mañana mi amor”. Dormiría solo otra vez pero no en mi interior. El milagro ocurrió y mi tiempo de ser feliz.
El embajador pronunció su nombre y se durmió. En el estante, su libro preferido rozaba un retrato  del solitario hombre que ahora descansaba feliz. ¿Quién puede asegurarlo?, pero un susurro se escuchó desde la página uno: “Hasta mañana mi amor”. Era él, justo antes de que se apagara la luz, justo antes de que decidiera salir al jardín __concluyó, Pedro el relato de lo que los dos habían sentido__.   Bienaventurados sean los que sentimos amor, bienaventurados sean los que reciben ese amor, bienaventurados  sean los que al menos nos devuelvan aunque sea un poquito de ese amor. El amor se brinda sin escalas sin reservas, el miedo de amar y no olvidar el pasado nos puede hacer mucho daño, el pasado no se olvida pero es una página que debes guardar doblada y pensar en el futuro sino jamás vuelves a ser feliz. Quien te brinde amor incondicional aunque sea en un corto tiempo no dejes que se escape,  estas personas respiran aunque sea con una cuarta parte del cariño que ellos dan a la otra persona, se conforman con eso porque saben que con el tiempo ese amor se multiplicará en el otro ser. Porque saben que le curarán todas las heridas que su corazón ha sangrado por relaciones anteriores. Cuando te toque el amor en tu puerta déjalo pasar al interior de tu corazón porque si no la abres pudieras estar perdiendo quizás el amor de tu vida, de esa vida que cuando envejezcan se mirarán y verán lo vivido como algo hermoso,  placentero, duradero y se preguntarán y le dirán a Dios gracias Señor por haberme permitido conocer a esta persona maravillosa que siempre ha estado a mi lado brindándome su apoyo principalmente en los tiempos difíciles de mi vida. La persona que me curó del engaño la inseguridad,  la indecisión y mis malos pensamientos que me atormentaban. Gracias a Dios, gracias a ti por existir, lo que te ponen en tu camino es por algo,  atrápalo porque te pudieras arrepentir por el resto de tus días. Le pido a Dios que logre abrir las mentes de todos los bienaventurados que deseen ser felices en el amor y que no tengan miedo de amar. No temas, no olvides amar, solo el Amor nos lleva a la felicidad, no lo rechaces, Guille.
En la tempestad de tus deseos amainan las brisas silenciosas de mis locuras, la cordura es ahuyentada por el fuego voraz  de nuestros cuerpos en ebullición, ansiedades que dominan la frágil defensa agrietada por instintos ardientes en la mente, fugas incontrolables de la razón en su cabalgar sin rumbo hacia las tierras del pecado, tormentas de pasiones calmadas en mis mares injuriosos tentados por el placer de navegar al límite de tus dudas que alimentan la seducción de tus sueños, encontrándome en tu realidad, donde abrazados entre las paredes indiscretas del tiempo, desnudamos besos y caricias, emancipando la piel en noches que se pierden tras los gritos callados de amantes lujuriosos, que se desgarran el alma en la intimidad de  la soledad,  cómplices de fugaces encuentros, que anidarán en la memoria como recuerdos de un amor inolvidable.
Ojalá  encuentres dentro de tu corazón, esa llama que seguro aún sigue viva, que cada verbo se haga realidad en ti, que las caricias se hagan una costumbre, que los besos ardan en los labios y se estremezcan las pieles al unísono. Ojalá y me sienta querido, deseado, y queramos tanto que nos brote el amor en la mirada.
Ojalá pienses en mí al igual que te pienso, ojalá y solo ojalá, me lleves en tus sueños en alguna luna. Y te vaya todo bien bonito,  me vaya a mí también, y  con tu bonito y mi bonito hagamos un mundo precioso, donde enredados bailemos con ganas la danza que es la vida.
Ojalá y me vuelvan a mirar tus ojos cada día, ojalá y cada día te puedan mirar los míos.
Ojalá mi mente no olvide nunca tu nombre, que letra a letra quede incrustado en mi memoria y ojalá que tu boca me pronuncie siempre.
¡Ojalá solo ojalá! Pensaras en mí como yo en ti.
No fui yo el que armó lo del secuestro como piensas para asustarte, menos para expulsarte del cargo, pero sí seré yo el que extreme las medidas para evitar que te hagan daño, venga este de donde venga. El día que confíes en mí, solo ese día empezarás a  amarme, y lo sabré, ese día te diré que huyamos del mundo que oprime y juzga, no antes, Guille, no antes.
__Me cuesta creer que no sepas quién es el que me desea muerto, o al menos fuera del cargo, pero no te haré más preguntas.
__Vale, ya basta, Graziani, me clavas un puñal que escarba cada vez más profundo cada vez que  crees que puedo dañarte. Me paso día y noche esperando una mirada dulce, un beso, un reconocimiento que  no llega.
Me consumen las ganas de verte, de poder mirar esos ojos que le causan tantos placeres a mi alma, y que pueden evocar a los poetas del cielo para recitar para ti lo que a mi vida le está sucediendo. Me consumen las ganas de ser la persona que más detalles tenga contigo, con quien pueda permanecer despierto toda la noche al escuchar de tu boca los deseos que llevas en corazón. Me consumen las ganas de ser quien te haga estremecer en un delirio de amor para que sean los besos de mis labios partituras de música para tu amor.
Me consumen las horas y las fechas en el calendario, me consume la eternidad de tu ausencia, me consume que quizás estés sufriendo cariño mío. Me consume sentirte distante sin el calor humano de dos almas que deberían estar juntas, porque los dos sabemos que por una sola mirada le crecieron raíces a nuestras almas. Y ahora se han convertido en montañas que se agitan como dos huracanes en pleno vuelo, como dos volcanes que suplican porque hagamos erupción.
¿Puedes entender que te amo y que daría mi vida por ti?
__ Disculpa, yo también siento y pienso todo el tiempo en vos, pero hay algo que no terminas de decirme lo sé, no solo yo guardo algo, y eso es lo que nos separa quizás.
__Quizás. Es muy probable que mientras estemos acá haya cosas que no pueda decirte, pero eso no significa que sea tu enemigo, o que no te ame.
Mi piel se desviste, para vestirse de ti, para sentirte en cada  poro de mi piel y descansar sobre tu cuerpo húmedo. Cerrar las persianas de mis ojos, y quedarnos desnudos con ganas de poseernos, dejar caer el pudor y cancelar  mitos y sentencias, enredar tu cuerpo con el mío y sentir el amor como un orgasmo, regalo que la vida nos da amándonos con pasión desenfrenada, sentir la humedad y el sudor en la piel entregándonos en cada beso,  asfixiándome en el torbellino de tus pasiones y deseos, con furia como un volcán,
y como lava va bajando mis muslos,  cruzando tus piernas con las mías,  en el deseo de tenernos,  poseernos y amarnos,  con loca pasión, furia y fuego,  para consumirnos en el deseo  de tus ojos en los míos,  desnudándome sin decoro, de tus ojos a mis ojos,  mi desnudez abrazas  con tus brazos fuertes,  sosteniéndome hasta sofocar los sentidos que nos ensordecen, y nos juntan cuerpo a cuerpo, en un embarazo de pasiones y sensaciones que nos atrapan,  de tus ojos a mis ojos. Amándonos a media noche...  en el universo de tu mirada,
De este amor desproporcionado. Te Amo.
Amor desnúdate despacio, quiero gozar de tus cosas escondidas. Y luego ven a mí, ya quiero tu cuerpo tibio  entre mis brazos y sentir el fulgor y la pasión  que quema la razón y me enciende la vida. Déjame recorrer tu cuerpo con mi boca entre caricias lujuriosas y locas. Hasta que sientas la ansiedad y el deseo ardiente y dulce que te haga mío vibrando entre el delirio de tus impúdicas caricias, bebiéndonos las bocas. Déjame amor, sentir y gozar el deseo de amarte y tenerte. Dulcemente sufro la gloria y pasión de mi alma, que tu corazón ríe y llora cuando siento el dulce y tibio deseo en tu cuerpo ansioso de ser mío ahora. Voy a recorrer y conocer todo tu cuerpo  con mi lengua.  Adoro sentir el reclamo de tu loco amor que demanda mis besos y mi boca y sentir tus leves caricias en turbado tropel que en mi piel delicias provoca. Calma mi sed en tus esencias, en el agua de tu fuente.
Y dibuja en mi espalda el reclamo de tu amor, con tu lengua humedecida mientras tomo posesión de tu fuente y montes, como animal embravecido. Siente el gozo supremo desde el alba de tus días. Mírame, cuando entreabres tu boca y tu cuerpo sobre el mío, mi ensueño
apriétame con tus piernas, y muévete como una mariposa entre las brisas. Déjame saborear tu boca de rosas y miel, y todo tu aliento. Quiero ser tu hombre en sublimes momentos, loco y perdido en tus brazos y darte mis simientes, acariciando el ombligo de tu vientre, con mis labios. Dulcemente busquemos la gloria de tu cuerpo que goce el éxtasis final.  Con el reclamo de tu amor loco, que demanda el frenesí de la lujuria tibia y de sentir que tú ya eres mío por siempre viviendo entre tu dicha virginal. Acaricias mis pupilas con el sutil fuego de tu mirada. Caminas desnudo, el deseo es fuego, el fuego, amor y enciende la pasión, amor que se hace lujuria, la lujuria locura, perdido en tu cuerpo huye la razón. Bebo del lunar de tu vientre que mi boca acaricia, enajenado de pasión. Vibrando en la etérea sustancia de tu piel, el tormento de tu cuello de miel en el deleite sin fin de tu pasión que demanda el éxtasis, en infinito placer. Siento tus lágrimas, que florecen y suspiran en tus ojos de mar.
Voy a alcanzar  las carreteras de tu vientre, claman por mí perdido en la locura amor de mi alma, en el éxtasis final que reclamo en ti. Ahora, déjame reposar en tu pecho, mi morada.  Y besarlo con pasión, sabor a hierba, aromas a jardín florido y primoroso y amarnos así entre el cielo y el infierno, en un tibio y rojo ocaso luminoso.
Te amo, Guillermo, pase lo que pase, al final entenderás, al final lo sentirás, tarde o temprano lo podrás ver, y te sacaré del peligro una y mil veces mientras viva.

__ Pedro, podrán escribir sobre mi boca el epitafio de la libertad, desterrarla del prostituido
interés, proxeneta mente correcto, entre lápidas sin nombres del cementerio de la humanidad, incinerar sus huesos en el crematorio urbano, esparcir sus cenizas en cárceles de injusticias, amordazarla en mis labios, asesinarla en guerras televisadas,  condenarla al paredón del político fusilamiento,  asfixiarla en bolsas de valores degradando lo humano, esposarla sin derechos entre urnas de cristal sin verdades ni transparencias,  acuchillarla traición como la extorsión del mafioso a golpes que acallan las voces del silencio de la minoría, doblegarla ante los semáforos y el negro aliento del civilizado alquitrán.
Podrán cual vulgares terroristas atentar contra la vida y la justicia, preñar las leyes abortando verdades violadores de edictos,  mercenarios acomodados trajeados de hipocresías,  corderos disfrazados de verdugos, parásito rumiante alza cuellos de Dios que no cede a la razón,  traidores de patrias tejedores del dinero forjadores del metal,  sicarios,  clandestino ingeniero del crimen del infierno mundo. Podrán destripar  la libertad, humillarla rasgando sus vestiduras,  ocultarla entre las sombras del horror de  negras almas, en los abismos más oscuros profundos y recóndito allí, donde Dios es paralitico,  en muletas de pensamientos,  en cárceles de conciencias sin consciencia. Podrán escribir sobre mi boca  el epitafio a la libertad que nace de la opresión que no es quietud o cárcel es civilización, amordazarla en mis labios, tentar terrorista contra el viento desangrarla, hasta la última gota de su esencia, cortar mis alas pero no impedir mi vuelo. “Temo a los hombres que temen la libertad ".
__A esta vida llegamos  sin nada e indefensos,  sin sabidurías ni miedos, sin conocer el bien y el mal, el amor y el desamor, sin conocer el valor de las cosas materiales.
Con el tiempo y las enseñanzas aprendemos los valores  materiales  y emocionales,  aprendemos amar y el miedo  de perder ese amor pero  lo que tenemos que aprender  es a valorar lo que tenemos  y a respetarlo y cuidarlo.
Los miedos nos acechan, son como demonios o fantasmas  que siempre están cerca  esperando cualquier debilidad,   pero aprendemos a ser fuertes  y esos miedos se hacen
diminutos  y desaparecen, cuidemos el amor  que cada día sea más bello  que el anterior.  Mi amor estará siempre contigo, y el cuidado que impone también, quiero lo mismo que tú.


“Sentado frente la pequeña mesa improvisada, con el río de cemento frente a mí, por el que habitualmente circulaban millones de vehículos despojados de interés en los humanos que soportábamos sus ambiciosas sonoridades e indiferencia, me percaté de las cosas que decoraban este íntimo reducto que flotaba a la vista de los transeúntes y vecinos, a quienes poco le importaba la significancia de mi estadía momentánea en aquel lugar que no era otro que el frente de mi casa. Botellas, todas ellas vacías; restos de comida, migas de pan y el hermoso sonido de mis  hijos haciendo de las suyas todo en derredor mío. La secuencia de contemplación cargada de vicio e incesante calor se desvió un poco hacia adelante, mientras cómodo en mi cómoda silla de tiras blancas, dejé que las líneas de la calle tomaran posesión de mi interés. La caprichosa presencia de mi ser en la esquina de la cuadra, me regaló esa maravillosa visión de las franjas estampadas sobre el asfalto, líneas que demarcaban el sitio justo por donde es debido cruzar la avenida. El asombroso descubrimiento para la parte pensante de mi cerebro, fue revelado como algo conocido pero no en estos términos de real concentración, más bien se trataba del conocimiento de estas franjas que a diario veía y en las que nunca había reparado como verdaderas directrices que revelarían lo supremo de algunas realidades que me esforzaba por mantener en el anonimato, fuera del alcance de cualquier sentido cognitivo que terminara generando lo que ahora e indefectiblemente acabaría por asumir.
Mi posición en la silla, en este exacto pedazo de terruño, coincidía con el centro de las rayas de cruce peatonal frente a mí. Debo insistir con el argumento sobresaliente de aclarar que nunca las había percibido así. ¿Quizá  por el efecto aclaraste que el alcohol produce en algunas personas, en algunos momentos de la vida? Puede ser, pero hoy no es el día para debatir acerca de eso, hoy las protagonistas son las dos majestuosas rayas que indican con sus largas piernas perfectamente torneadas, el sitio por el que ellas aconsejan cruzar. De repente mi mundo solo consistía de la devolución de sensaciones que ellas insistían en incrustar en mis sentidos con un afán desconocido pero brutal e implacable, y como buen humano, en cierto momento flaqueé y me entregué a sus designios que sabía perfectamente, no carecerían de padecimientos ni de lo necesario para humedecer mis ojos. Como quien descubre el significado a un acertijo despiadado, comprendí y sin ninguna intención de hacerlo, exclamé: “perspectiva”. Claro, desde mi posición podía contemplar cómo esas dos rayas perfectamente paralelas, como si se pudiera ser no tan perfectamente paralelo, se acercaban hacia el final de las mismas entre ellas, hecho que no podía ser verdad pero que a mis ojos lo eran en toda su magnitud. “Perspectiva”, pensé esta vez y me reí aunque en un tono más melancólico que el deseado.
Levanté la vista y pensé en ella y recordé muchas cosas y las tripas se retorcieron y maldije a esas desprevenidas rayas a quienes mi ímpetu y sentimiento hacia ellas poco les importaba. Había cambiado la perspectiva. Mi perspectiva había cambiado y gracias a dos personas que se afanaban por hacerme entender que eso no era amor. Ni lo mío, ni lo de ella. Podía ser cualquier cosa pero no amor y asentí con lo profundo de mis heridos sentimientos. Recordé los días en la calle sin que a ella le importara cómo estaba, cómo me sentía. Pensé en el desprecio, las humillaciones, el pisoteo de lo que había llamado amor eterno, y no me quedó más que reconocer que estaba percibiendo las cosas desde una perspectiva equivocada, antes y ahora podía entender lo paralelas que eran nuestras vidas, las mires desde donde las mires. Por fin y no sin dolor, comprendí que mis ojos estaban siendo cegados por este corazón a quien parece que le atraen más los golpes que el descanso y la tranquilidad. Hoy había sido el día. Silvina no había sido el Amor, ¿lo era Pedro Baggio? Tras arropar a mis hijos, me paré con decisión frente al almanaque que me sorprendía con esa espectacular ilustración y encerré con un desprolijo y zurdo círculo negro, el día de hoy y también dibujé unas líneas paralelas, lo más perfectas que pude. Mi vida había dado un giro radical y el número en el círculo era el uno”.
__

La noche siguiente, Guillermo tenía que asistir a un cóctel que organizaba la embajada de Francia en honor de una concertista de piano que visitaba Rumania. Exhausto y nervioso, Guillermo habría dado cualquier cosa con tal de poder zafarse del compromiso, pero no le quedaba más remedio que concurrir.
Se bañó, eligió el mejor smoking y cuando fue a buscar los zapatos, notó que uno tenía el taco y la suela rotos. Llamó a la mucama con el timbre.

__ ¿Señor?
__Por favor, lléveme este zapato a arreglar.
__Cómo no, señor, ¿algo más?
__No. Nada, gracias.

Cuando Guillermo llegó a la embajada de Francia buscó con la mirada a Pedro, pero como casi siempre sucedía, él no estaba allí, aunque la estancia estaba colmada de invitados. En la entrada lo recibió el edecán del embajador, al que había conocido en otra oportunidad, cordialmente el hombre le estrechó la mano.

__Buenas noches, señor. Muchas gracias por haber venido.
__Fueron muy amables en invitarme.
Ambos sonrieron por los formales que sonaron las palabras.
__Permítame acompañarlo hasta donde está el embajador. __Cruzaron el atestado salón de baile, donde Guillermo divisó las caras conocidas que veía desde hacía semanas. Saludó al embajador francés y ambos intercambiaron frases de cortesía.

__Creo que va a agradarle madame Dauphin. Es una excelente pianista.
__Tengo muchos deseos de escucharla _mintió, Guillermo.

Pasó en ese momento un camarero sirviendo copas de champagne. A esas alturas ya Guillermo había aprendido a beberlo de a sorbos en las recepciones. Cuando se volvió para saludar al embajador de Australia, divisó la mirada clara en un rincón del extraño que lo había salvado de los secuestradores, conversando con el embajador de Italia y su edecán. Era más joven y alto de lo que lo recordaba.

__Discúlpeme, por favor. __Guillermo atravesó el salón para acercarse al desconocido.

__Por supuesto que echo de menos, París _ decía en ese instante el desconocido__, pero espero que el año que viene…__Cortó la frase al ver aproximarse a Guillermo. __Ah, el hombre en apuros.

__ ¿Se conocen? __preguntó el representante italiano.

--No nos han presentado formalmente _respondió, Guillermo.

__Señor embajador, permítame presentarle al doctor Matías Olazábal.
Al francés le cambió la expresión en la cara.
__! Señor embajador! ¡Perdóname!, no tenía idea. __Por la voz se notaba que se sentía cohibido. __Debí  haberlo reconocido, desde luego.

__Hizo algo mejor que eso, me rescató _repuso Guillermo con una sonrisa__. ¿Abogado?

__Médico.
El embajador de Italia miró a uno y a otro.
--- ¡Ah! Entonces había sido usted. __Le dirigió la palabra a Guillermo. _Me enteré de su lamentable experiencia.

__Habría sido más lamentable si  no hubiese aparecido el doctor Olazábal. Gracias.
El médico sonrió.
__Me alegro de haber estado en ese lugar en el momento oportuno.
Los dos diplomáticos italianos vieron entrar a un contingente británico.
__Si me disculpan _ dijo el embajador__, tengo que ir a ver a una persona.

Ambos se retiraron, y Guillermo quedó a solas con el médico.
__ ¿Por qué huyó cuando llegó la policía?
Matías lo miró un instante antes de responder.
__Nunca conviene meterse con la policía rumana, que tiene por costumbre arrestar a los testigos y luego presionarlos para sacarles información. Yo soy médico y estoy agregado a la delegación de Francia, pero no poseo inmunidad diplomática. Sin embargo, sé bastantes cosas sobre nuestra embajada, y esa información podría resultar valiosa para los rumanos. __Sonrió.__Así que perdóneme si di la impresión de que lo abandonaba.

Hablaba con un estilo claro y directo que despertaba simpatía. En cierto sentido __aunque Guillermo no sabía muy bien en qué__, le recordaba a Silvina. Tal vez fuese porque los dos eran médicos. No. Era algo más que eso. Matías poseía la misma franqueza, y similar sonrisa que arrobaba.
__Tendrá que perdonarme, pero tengo que ir a cumplir con mi obligación de animal social.
__ ¿Acaso no le gustan las fiestas?
El médico hizo un gesto de espanto.
__Las odio _ confesó.

__ ¿Y a su esposa no le gustan?
Él iba a decir algo, pero titubeó.
__Sí… le encantaban.
__ ¿Está aquí esta noche?
__Ella y nuestros dos hijos murieron.
Guillermo se puso pálido al pensar si además de Silvina hubiese perdido a sus hijos.
__Lo siento tanto… ¿Cómo…?
Matías conservó la expresión impasible.
__La culpa fue mía y ese peso sobre mis espaldas lo llevaré siempre. Estábamos viviendo en Argelia, yo luchaba desde la clandestinidad contra los terroristas, había cometido el error de llevarlos…__Sus palabras volvieron a ser lentas y vacilantes. __Se enteraron de mi identidad, pusieron una bomba en mi casa. Yo no estaba en ese momento, pero ellos sí.

__Lo siento mucho _ repitió, Guillermo. Palabras inadecuadas y vacías.

__Gracias. Dicen que el tiempo cicatriza las heridas, pero no es verdad _ sentenció en tono amargo.

Guillermo evocó a Silvina y pensó en lo mucho que aún la extrañaba como compañera, en que quizás él sin asumirlo, llevaba el mismo peso de la culpa que ese hombre que había vivido más tiempo con su dolor a cuestas.
__Si me disculpa, embajador… __Giró sobre sus talones y fue a saludar a un grupo de invitados que acababa de llegar.

“Me recuerda un poco a ti, Silvina. Sé que te caería bien. Es muy valiente. Sufre mucho y creo que es eso lo que me atrae de él. De haber yo perdido a los chicos no creo haber podido supervivirlos, aunque yo también he sufrido y sufro por ti. A veces me siento tan solo… No hay nadie en quien confiar del todo acá. Y ansío desesperadamente tener éxito. Pedro está tratando de hacer que vuelva a Kansas aunque lo niegue, pero yo no me voy. Cuánto necesitaría charlar contigo. Hasta mañana, querida”.

A la mañana siguiente llamó a Orestes Moravia. Oír su voz fue como sentirse de inmediato conectado con su casa, con su hogar.

__Estoy recibiendo informes sobre su desempeño, Guillermo. La historia de la chica estudiante ocupó titulares aquí. Su actuación fue notable.
__Gracias, Orestes.
__Cuénteme algo, Guillermo, sobre el intento de secuestro.
__Mire, he hablado con el Primer Ministro y con el titular de Inteligencia, y ellos no tienen la más mínima pista.
__ ¿Pedro Beggio no le… advirtió que no debía salir solo?
--Sí, me había prevenido Orestes. ” ¿Le cuento que también me aconsejó que volviera? No, no le diría nada. A Pedro tendré que manejarlo a mi manera”.
__No se olvide de que estoy siempre aquí para lo que necesite.
__Lo sé. Usted no se imagina la tranquilidad que eso me da.
El llamado telefónico bastó para que se sintiera mucho mejor.

__Tenemos un problema. Se filtra información desde esta misma embajada.

Guillermo y Pedro estaban bebiendo el acostumbrado café antes de la diaria reunión de personal.

__ ¿Es grave?
__Muchísimo. El encargado de comercio, Eladio Gómez, tuvo unas reuniones con el ministro rumano de comercio.
__Sí. Eso lo tratamos la semana pasada.
__En efecto. Y cuando Gómez fue a una segunda reunión, ellos se nos habían adelantado en todas las contrapropuestas que presentamos. Sabían hasta dónde estábamos dispuestos a ceder.
__ ¿No podría ser que simplemente lo hubiesen deducido?
__Sí, es posible. Salvo que también intercambiamos opiniones sobre varias propuestas, y de nuevo se nos adelantaron.
Guillermo permaneció pensativo unos instantes.
__ ¿Será alguien del personal? _aventuró.

__No cualquiera, porque la última reunión se realizó en la Burbuja, y los técnicos electrónicos rastrearon hasta allí la filtración.

Guillermo lo miró lleno de asombro. Solamente eran ocho las personas autorizadas a ingresar a la Burbuja, y todas ellas, funcionarios de alto rango de la embajada.

__Sea quien fuere, esa persona lleva consigo un equipo electrónico, probablemente un grabador. Convendría que llamara a ese mismo grupo, en la Burbuja, así los detectores podrán señalar al culpable.

Una hora más tarde había ocho personas sentadas alrededor de la mesa, en la Burbuja. Miguel Ángel Mendoza, el encargado de asuntos políticos y representante de la CIA, Valeria Janklow, encargada de asuntos administrativos. Nancy hatfield, encargada de asuntos económicos,  Santiago Malvárez, de relaciones públicas. Eladio Gómez, de comercio y el coronel Marini.
En un extremo de la mesa se ubicó Guillermo y Pedro en el otro extremo.
El embajador se dirigió a Eladio Gómez.

__ ¿Cómo van sus reuniones con el ministro rumano de comercio?
El cónsul meneó la cabeza.
__Sinceramente, no tan bien como esperaba. Ellos parecen saber de antemano lo que voy a decir, antes incluso de que lo exponga. Me presento con nuevas propuestas y ellos ya tienen preparados los argumentos en contra, es como si estuvieran leyéndome la mente.
__A lo mejor es eso _sentenció, Pedro Beggio.

__No lo entiendo.
__Digo que están leyéndoles los pensamientos a uno de los aquí presentes. __ Tomó un teléfono que había sobre la mesa y avisó__. Háganlo pasar.

Segundos más tarde se abrió la pesada puerta y entró un hombre vestido de civil, que portaba una caja negra con un dial.
__Un minuto __protestó Mendoza__. Nadie está autorizado para…

__No se preocupe __le explicó, Guillermo__. Tenemos un problema y este señor va a resolverlo. __Se volvió hacia el recién llegado. __Adelante.

__Bien. Quiero que todo el mundo permanezca en su sitio, por favor.

Observado por todos, el técnico acercó la caja a Pedro Beggio, la aguja del dial no se movió del cero. Luego la llevó junto a Nancy, y la aguja también permaneció inmóvil. A continuación fue el turno  Mendoza,  Valeria y Malvárez, tampoco se movió la aguja. El hombre se aproximó a Gómez y por último a Marini, con idéntico resultado. La única persona que quedaba, era… el embajador. Al acercarse a él, la aguja comenzó a agitarse enloquecida.

__ ¿Qué diablos? __exclamó, Pedro. Se puso de pie y avanzó hacia Guillermo. __ ¿Está usted seguro? __le preguntó al técnico.

El indicador oscilaba con fuerza.
__Hable con la máquina si quiere _fue la respuesta del civil.

Guillermo se levantó, presa de una gran perplejidad.
__ ¿Por qué no damos por terminada la reunión? __propuso, Pedro Beggio, mirándolo sin disimulo.

Guillermo se volvió hacia los presentes.
__Pueden retirarse _ les indicó__. Muchas gracias.

Pedro le habló al técnico, solicitando discreción.
__Usted quédese.
Cuando los demás se retiraron, Pedro preguntó:
__ ¿Puede determinar con certeza dónde está el artilugio?
__Desde luego. __Lentamente el hombre bajó la caja, a escasos milímetros del cuerpo de Guillermo. Al aproximarse a los pies, la aguja indicadora empezó a oscilar con más velocidad.
El técnico se enderezó.

__Está en sus zapatos, embajador _aseguró.

Guillermo no podía creerlo.
__Debe de haber un error. Estos zapatos los compré en Washington.
__Sáqueselos, por favor _pidió, Pedro.

La situación era totalmente ridícula. Esa máquina debía andar mal, o bien alguien quería tenderle una celada. Quizá fuese un plan de Pedro para librarse de él. Seguramente pensaba informarle a Washington que lo habían pescado pasando información al enemigo. Él no iba a permitir que se saliera con la suya.
__Aquí tiene __dijo, indignado dándole los zapatos.

Pedro los revisó.
__ ¿Este taco es nuevo? _quiso saber.

__No, es… __Entonces hizo memoria, Cuca, por favor, lléveme este zapato a arreglar.
Pedro retiró en ese momento el taco del zapato y adentro encontró un minúsculo grabador.
__Bueno, supongo que encontramos al espía señor embajador _ expresó serio__. ¿Quién le puso este taco?

__No… no sé. Le pedí al ama de llaves de la residencia que llevara esos zapatos a cambiar tacos y suelas…
__Maravilloso _ se burló, Pedro__. En el futuro, señor embajador, le agradeceríamos que le haga a su secretaria ese tipo de encargos.

__ ¿A Gabriela?
__Exactamente, todos en la casona son gente de Arismendi, creí habérselo dicho cuando llegó.
___

El cable dirigido a Guillermo decía: La comisión de Asuntos Extranjeros del Senado ha acordado el préstamo requerido por usted. El anuncio deberá realizarse mañana. Felicitaciones. Orestes Moravia.
Pedro leyó.

__Qué buena noticia _ dijo__. El ministro rumano de finanzas va a morirse de alegría.

Guillermo sabía que ese ministro no era demasiado firme. Esa noticia serviría para hacerlo quedar como un héroe ante el presidente.
__El anuncio se hará recién mañana _murmuró, Guillermo, y permaneció unos instantes cavilando. __Pedro, quiero que me consiga una entrevista con el ministro  para ya, hoy mismo.
__ ¿Desea que lo acompañe?
__No. Esto lo haré solo.

Dos horas más tarde, Guillermo estaba sentado en el despacho del ministro de finanzas.
__ ¿Así que trae buenas noticias para mí? __preguntó el rumano, incapaz de ocultar una sonrisa de satisfacción.

__Me temo que no _ se lamentó, Guillermo, y vio cómo se le borraba la alegría del rostro.

__ ¿Cómo? Tenía entendido que el crédito… ya era cosa segura.
Guillermo lanzó un suspiro.
__Lo mismo creía yo, señor ministro.
__ ¿Qué pasó? ¿Por qué no salió?
Guillermo se encogió de hombros.
__No lo sé.
__Yo le prometí al presidente Arismendi… __Se interrumpió al tomar cabal consciencia de las graves implicaciones de la noticia. Miró a Guillermo y agregó con voz ronca: __El presidente va a disgustarse sobremanera. ¿Usted no puede hacer nada?

Guillermo procuró dar un tono de sinceridad a su voz.
__Yo estoy tan desilusionado como usted, señor ministro. La votación iba muy bien, hasta que uno de los senadores se enteró de que un grupo de sacerdotes rumanos deseaba viajar a Utah, y el gobierno les negaba la visa. El senador es mormón, y quedó sumamente fastidiado.
__ ¿Un grupo de sacerdotes? __La voz del ministro había subido una octava. __ ¿Dice usted que se rechazó el préstamo solo porque…?

__Eso creo.
__Pero, señor embajador. Rumania está a favor de las iglesias, que aquí gozan de una enorme libertad. __Hablaba casi con incoherencia. __Adoramos las iglesias. __Se acercó al sillón de Guillermo. __Señor embajador, si yo consiguiera autorización para que esa gente viaje a su país, ¿cree usted que la Comisión del Senado aprobaría el préstamo?

Guillermo lo miró fijo a los ojos antes de responder.
__Señor, se lo garantizo. Pero yo tendría que saberlo esta misma tarde.

Guillermo no se movió de su escritorio para esperar el llamado del ministro, que se produjo a las quince horas.

__Señor embajador, tengo buenas noticias. Se concede la autorización para que el grupo eclesiástico viaje cuando lo desee. Y ahora, ¿tiene usted alguna noticia interesante para mí?
Guillermo dejó pasar una hora, y recién entonces llamó.
__Acabo de recibir un cable del Departamento de Estado –mintió__. El crédito ha sido concedido. Sonrió para sí.

__ ¿Y, Pedro? __interrogó, Alberto en la Burbuja.

__Nada, no he hecho nada, aún. De sacarlo de en medio ahora lo  va a idolatrar, es su héroe, anoche estaba en la embajada, lo vio.
__De todos modos estás jugando con fuego, te arriesgas a perderlo todo _continuó Alberto.

__ ¿Y cuándo no arriesgo todo? La última vez me costó mi familia, perdí a Camila y a los chicos.
__Pero no amabas a Camila, tus hijos están, los tendrás.
__Sabes que no tengo opción, Beto, o Guillermo confía en mí, o me cree lo peor y me odia, o al fin me ama, todo es posible, y  siempre lo supe, es así.

___
__Llegas suavemente, pero aprisa,  con tu deseo a flor de piel,  lo veo en tu pícara mirada y me despiertas locas ganas. Te despojas despacio del abrigo y también de tu blanca camisa, retiras los zapatos y las medias, todas las prendas quedan tiradas. Cual felino te acercas, me rozas, me miras fijo y cálido me besas, te recibo entre besos y sonrisas,  sé que mis caricias te fascinan. Alumbras mi noche con tu mirada, tus manos aprisionan mis manos, vistes todo mi cuerpo con tu piel, tus labios me besan y me erizan. Me muerdo suave los labios para aprisionar los suspiros, pero no los logro contener y desesperados se escapan. Entre besos y caricias sonríes, gimes loco de pasión al verme disfrutando el regalo de tu amor. En un abrazo eterno, interminable nos fundimos apasionados los dos.

__ ¿Qué sucede, Pedro?
__Te necesito, como el día necesita del sol para darnos calor. Como la noche necesita de la luna para emitir su luz. Como el cielo necesita de las estrellas y luceros para resplandecer.
Como el universo necesita de la lluvia, el mar de sus arenas y nosotros del oxígeno permanente para vivir, como yo te necesito en mis días felices y también de melancolía. En mis noches de aislamiento cuando te traigo en mis suspiros a mis pensamientos   y me desvelo pensando en ti, preguntándome cómo estarás. Si piensas en mí. O si sueñas conmigo como yo te sueño cada noche. Necesito de ti, de tu lisonja, de tus besos, de tus abrazos, de tus gestos y palabras elogiando mi ser con ternura y amor. Necesito de tu esencia para perfumar mi piel y sentir el aroma embriagar mis sentidos evanescente. Necesito de tus ojos como un espejo para
verme reflejado en ellos cada vez que a tu lado estoy. Necesito de tus sonrisas para ver la alegría perforar mi alma arrancándome este dolor que me carcome el corazón.
Necesito de tus manos para entrelazar las mías y hacer fiesta gozando de tus caricias mientras juego con mi lengua coqueta e inquieta tus labios de miel y fuego a la vez. Sintiendo quemar como brasa tu carne alborotada y esponjosa que se une a mis deseos hasta divisar todo mi paraíso de extremo a extremo florecido y lleno de pasión.
Necesito de tu fuerza varonil para extraer el almíbar que brota por mis poros que se produce por los choques continuos de energía  en que se absorbe mi piel cuando penetras en mí con pasión y locura,  todo tu amor. Hasta hacerme gritar tu nombre y un te necesito y amo con pasión que retumba las paredes de tu cerebro y se funden en tu corazón dejando marcado este momento en nuestras vidas…  toda la eternidad.

Cuando, Pedro se despidió, y Guillermo se dispuso a desvestirse para ir al baño de sales, un papel se deslizó, entre sus manos, era suyo, conocía su letra.

“Discúlpeme, si con mi tacto sobre su piel escribo; pero mayor es su insolencia de abordar mis pensamientos con su ausencia. Excúseme, si a estas horas le robo instantes entre suspiros; si con mis dactilares humedecidos sigo el recorrido de este laberinto enardecido y entre sus recuerdos lo hago mío. Pero permítame hacer mi descargo, usted es el reo de mis diablos desatados; de inmiscuirse entre mis sueños, atizar la furia del deseo y ocasionar noches de desvelos. Y permítame perfumar este manuscrito con el aroma de vestigios orgásmicos y de sello de oro le dedico, entre suspiros, este epíteto con mis ojos sabrosos y mis labios con su nombre en el silencio encadenado:
- Usted es un descarado, su diablo al mío lo tiene atado de pies y manos; y su corazón con las estrellas del universo anudado. Posdata: Usted y yo somos unos pobres diablos. Mismo deseo en diferentes camas duermen abrazados.
No sé dónde estás, pero noto tu presencia. La fragancia de tu piel, el aroma de tu aliento, el sabor de tus labios al igual que el sudor de tus manos, a veces temblorosas, buscando las mías. Sé que estás cerca, te noto, te percibo y a veces creo estar fundido en ti, formando un solo ente, un solo ser en no sé qué lugar del universo.
Recuerdo nostálgico aquella cama, con tus sábanas de lino que tantas veces nos sirvió de nido, en tantas noches de pasión y echo de menos todos aquellos arrullos que me dejaste grabados antes de partir, así como tu mirada, de la que fui reo durante tanto tiempo, o tu tono de voz calmado y sereno que me mecía en los confines de nebulosas desconocidas.
Sí, noto tu cercanía, siento tus suspiros, tus jadeos, tus estertores, tu agitada respiración y tantos besos enardecidos como me diste. Qué lástima que aún no pienses en un para siempre y huyas.
Yo te pedí una razón, tan solo una... Para poderte entregar mi corazón,  pero tú hiciste  que en tu mirada descubriera  que cuando el querer se vuelve amor  hay millones de razones en un beso  para que como tatuaje, lo que era una simple fantasía se transforme en realidad. Tú me diste mucho más de lo que yo pedía. Cuando de tu boca  se expresó tu corazón yo te pedí una razón, tan solo una, pero fue como lluvia. ¡Tus razones convertidas en ciclón! Y bendigo al cielo y las estrellas. A las flores y a toda la creación.  A la religión, al espíritu y la ciencia por haber coincidido en esta vida. Yo te pedí una razón, tan solo una  para olvidar  mi temor, mi desconfianza…   para desprenderme de esa soledad que hice tan mía, y a todo mi ser  se le aferraba. La primera razón que tú me diste,  fue aparecer en mi despertar cada mañana.  Aún recuerdo que cada primer pensamiento era tu rostro como imagen que a mi cuerpo lo impulsaba. La segunda razón tú me la diste cuando escuché de tus labios que me amabas. Y de ahí se desató  una estampida de razones,  infundieron la esperanza que yo necesitaba. Yo te pedí una razón, tan solo una. Y Dios me compensó con mucho más  de lo que yo merezco. Tener tu amor, es mi más grande fortuna  y te amaré hasta que el mar a cucharadas el destino deje seco.  Sé que muchos intentarán seducirte, no haré nada para interponerme, sé que al fin siempre volverás a mí. ¿Cómo no me ibas a enamorar?
Si cada vez que te miro me seduces vida mía, y mi alma te adora, si tu mirada es una explosión de sensaciones, y te admiro en toda la extensión de la palabra y siempre luchas por lo que quieres.
Cada secreto que descubro es un tesoro y lo disfruto, de tus silencios extensos cuando bajas la mirada, déjame admirarte mientras te deseo, eres mi anhelo, mi perdición al amarte, y solo quiero contemplarte desde que amanece hasta que anochece.
Y tú cariño mío me endulzas la vida, porque eres esa pasión a mis días, y a cada instante te besaría, porque tus labios son como la seda, suaves, tiernos, que me enloquecen tanto, y tu boca dulce miel que destila cuando los poseo.
Tu aroma lo percibo lo traigo en mi piel, eres esencia, eres la perfección de mi vida, y mis latidos se vuelven intensos cada vez que te veo, y te amo, y te quiero en mi vida, te adoro, me impresiona tu inteligencia, tu atrevimiento, tu ternura, tu travesura, tu osadía.
Y sueño, sueño con estar a tu lado, estar en tus brazos, desnudar tu alma, cada noche susurrando mil te amo, acariciando cada centímetro de tu piel, seduciendo nuestros cuerpos con gran placer, entrelazando corazones en la penumbra de la noche encendidos por el fuego que nos consume, siendo yo tuyo y tú mío, porque somos dueños de cada uno”.
Y te dedicaría mis versos en tu piel, caricias de fuego que se vuelven eternos, porque te quiero. Porque te Amo con toda el alma”.

__ ¿Qué haré con vos, Pedro Beggio?

De súbito la imagen del doctor Olazábal dominó la mente de Guillermo y ya no pudo quitarla, el hombre le salvó la vida y luego desapareció. Se alegró mucho de volver a verlo, y tuvo el impulso de ir a una tienda, comprarle una pieza de plata y enviársela a la embajada de Francia. Le pareció que era una mínima atención para con él.
Esa tarde, Gaby le anunció:

__Llama un tal doctor Olazábal  por teléfono. ¿Quiere atenderlo?
__Sí _respondió con una sonrisa y tomó el auricular__. Hola.

__Buenas tardes, señor embajador. __La frase le sonó encantadora con su acento francés. __Quería agradecerle el precioso obsequio. Le aseguro que no había necesidad, para mí fue un gusto poder ayudarlo.
Fue más que una simple ayuda. Ojalá hubiera alguna forma de demostrarle mi agradecimiento.
Se produjo una pausa.
__ ¿No querría…? __El médico cortó la frase.

__ ¿Sí? __Lo impulsó él.

__No, nada. _De pronto parecía tímido.

__Por favor.
__De acuerdo. __Soltó una risa nerviosa. __Pensé si no le gustaría salir una noche a cenar conmigo… pero como sé que está tan ocupado…

__Me encantaría _se apresuró, Guillermo a aceptar.

__ ¿De veras?
__De veras.
__Conoce el restaurante de Taru?
Guillermo había ido dos veces.
__No.
__Estupendo. Entonces el placer será mío en enseñárselo. Seguramente no estará libre el sábado…
__Tengo un cóctel a las seis, pero podríamos salir después.
__Maravilloso. ¿Quiere traer a sus hijos?
__Gracias, pero tienen un compromiso ya.
Después se preguntó por qué habría mentido.

El cóctel era en la delegación suiza. Obviamente se trataba de una embajada clase A puesto que había asistido el presidente quien, al ver a Guillermo no escatimó modos de seducción, se acercó a saludarlo y detuvo su mano más allá de lo necesario.

__Buenas noches, embajador. Quería decirle cuánto me satisface que su país nos haya otorgado el crédito que necesitábamos.
__Y nosotros estamos muy contentos de que haya dado su autorización para que los clérigos viajen a los Estados Unidos. Excelencia.
Arismendi le restó importancia al tema con un breve ademán.
__Los rumanos no son prisioneros. Cualquiera puede entrar y salir del país según su deseo, esta nación es un símbolo de justicia social y libertad en democracia.

Guillermo recordó las largas colas para comprar magras porciones de alimentos, la multitud que vio en el aeropuerto, los refugiados que anhelaban poder marcharse.
“En Rumania todo el poder está en manos del pueblo. Existen gulags que no se nos permite ver”.

__Con todo respeto, señor presidente, hay centenares, quizá miles de judíos, que tratan de salir del país, pero el gobierno les niega las visas.
Arismendi hizo un gesto de desagrado,
__Son disidentes, agitadores. Al mundo le hacemos un favor manteniéndolos aquí, donde podemos vigilarlos.
__Señor…
__Tenemos para con los judíos una política más tolerante que ningún otro país de la cortina de hierro. En 1967, durante la guerra árabe- israelí, la Unión Soviética y todos los países del bloque oriental, menos Rumania, rompieron relaciones con Israel.
__Eso lo sé, señor, pero así y todo lo cierto es que…
__ ¿No probó el caviar, embajador?


El doctor Olazábal le había ofrecido pasar a buscarlo, pero Guillermo prefirió que Florián lo llevara al restaurante. Después tuvo que hablar para avisarle al médico que llegaría con minutos de retraso porque debía regresar a la embajada a enviar un informe sobre lo conversado con el presidente.
El soldado de guardia le hizo la venia y le abrió la puerta. Guillermo entró a su oficina, encendió la luz y no pudo dejar de sobresaltarse. En la pared le habían escrito con pintura roja en aerosol: SI NO SE VUELVE… MORIRÁ.

CONTINUARÁ.


TERCERA PARTE-
LIBRO DE ANCLAJE: EL CAPRICHO DE LOS DIOSES. SIDNEY SHELDON.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

9 comentarios:

  1. Veronica Lorena Piccinino Lindo relato pero Porque se siente atraído por Olazábal y a Pedro no le da ni la hora.. ..es injusto sabiendo que Pedro lo ama y se lo dijo abiertamente.. ..y piensa que quiere hacerle daño que se lo diga... es demasiado cerrado Guillermo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eve Monica Marzetti Calma Veronica Lorena Piccinino, se siente amenazado en lo laboral por Pedro y desconfía pero calma, esto también va a pasar, de Matías olvídalo, esta vez cielito sí que lo sacará de en medio, beso.

      Eliminar
  2. Marita Cuando sientes en la piel...la realidad en cada palabra

    ResponderEliminar
  3. Qué peligroso Eve es el cargo de Guillermo...Sin embargo lo que más me preocupa es que él no parece estar totalmente decidido por sus sentimientos hacia Pedro, en cambio Pedro da muestras permanentemente de cuánto lo ama...Y coo si no fuese suficiente con estos perversos Juan Arismendi y Miguel Mendoza, ahora aparece también este inquietante y engañoso Matías Olazábal...Yo no sé qué sabe Pedro y le oculta a Guillermo, pero tal vez sería mejor que se lo contara para que de una buena vez confíe en él...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DE LOS CERCANOS, CREO ES EL PEOR, PERO TRANQUILA QUE CIELITO ESTA VEZ LO SOLUCIONARÁ ESTA Y TODAS, NO PUEDO CONTARTE, SOLO CONFIANZA, NO MOLESTARÁ MUCHO MATÍAS, MIGUEL ESTÁ DETRÁS DE ALGO, PERO TRANQUILA, BESOS Y NO ESTARÉ HASTA EL VIERNES POR MU YESO Y MIS DRAMAS EN CASA, LLEGO CON EQUIVOCADO EL VIERNES, MI AMOR.

      Eliminar