miércoles, 20 de febrero de 2019

EQUIVOCADO. CAPÍTULO TREINTA Y UNO.


EQUIVOCADO.
CAPÍTULO TREINTA Y UNO.
Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás…
Mario Benedetti.
"Nunca me quisiste, era otra cosa, una manera de soñar..."
Julio Cortázar.


Así pasé aquellos años soñándote,  hasta tu llamado, Guille, no renunciaré a este amor, ni siquiera por ella, si Camila debe de ser internada así será, y espero que el padre y el hermano entiendan, no es mi culpa que no sea estable.
__Lo sé, desde los tres años fue una nena problemática, Pedro, y ya a los doce le hicieron el diagnóstico de bipolar. __Guille lo dijo y  bajó la mirada al piso.

__ ¿Cómo?
__Lo que oyes, no quise decírtelo antes, pero estoy agotado de recibir cachetazos y no permitiré que nos echen la culpa de todo, ella tuvo tentativas de suicidio en la adolescencia y no era por mí, menos por vos, está enferma, es así, Orestes lo sabe, la trataba una psiquiatra infantil, luego la dejó estudiar lo que no debía y tapó todo, Marcial intentó no hacerlo pero al fin cuando internaron a la madre, el dolor lo cegó y claudicó con Camila, pero ella está enferma, y no es nuestra responsabilidad.
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Hablaba con un deje amistoso, despreocupado, en general, a quienes llaman para felicitar se les nota el entusiasmo o la vergüenza. Este hombre parecía tenaz y, al mismo tiempo, tranquilo.
__ ¿Cómo? __preguntó, Daniel. __ ¿Por qué es tan especial para usted este asunto y cómo conoce a mis colaboradores?


Titubeó apenas un segundo.
__Porque _ respondió el hombre _yo la maté.
__Síguele la corriente __susurré a Daniel.
__Lo oí, Dr. Beggio,  ¿ya tiene mi perfil… cómo le llaman ustedes…Psicopatológico?
De pronto sentí calor, como si el verano del trópico hubiese atravesado abruptamente las paredes del edificio. Mi mano derecha se lanzó abruptamente hacia el escritorio en busca de papel y lápiz para tomar nota.
El silencio se había impuesto a ambos lados de la línea.
Aproveché esos instantes para recobrarme de la confusión y garabatear en una hoja de papel las palabras: “Tengo un interés especial en sus notas porque yo la maté.”
Guille y Daniel miraron lo que había escrito, el último sin despegar la oreja del auricular, del que no salía sonido alguno. Por un momento tuve la sensación de que el asesino ya no estaba allí. ¿Era realmente el asesino? Mi intuición y la reacción visceral me dijo que sí, que lo era,  además al fin es lo que yo esperaba de él, pero el silencio era tal, casi como si nunca hubiese estado. A posteriori, me resulta extraño que, en esos instantes en que mil posibilidades se arremolinaban en la mente de los tres, parecimos olvidados de los fundamentos de las profesiones al no encontrar pregunta para hacer. Tardé segundos en recurrir a las preguntas más simples, más obvias, y un rato más en recobrar el escepticismo. Durante la prolongada pausa él aguardó pacientemente.
__ ¿Con quién hablo? _preguntó, Daniel al fin.
El hombre soltó una risita.
__No esperará que conteste a esa pregunta, ¿verdad?
__ No, pero puede darme alguna idea de quién es usted, del porqué hizo semejante cosa.
__Está bien _añadió__. Me parece bien y justo. __Entonces titubeó por un instante, como si meditara la respuesta__. Soy un hombre común y corriente, provengo de una familia típica. Sé desenvolverme en cualquier ambiente, en cualquier lugar, me siento cómodo en todas partes. Me adapto a mi entorno como un camaleón. Soy el tipo medio.
__Hijo de…__ los hombres medios __replicó, Guille __no asesinan a jovencitas.
__ ¿Ah, no? __preguntó__: Qué raro suena eso en boca del mejor penalista de Buenos Aires.
Entonces volvimos a quedarnos en silencio por un momento.
__Dígame por qué lo hizo _le pedí.
__Pese a ser psiquiatra, tendrá que usar sus técnicas, doctor, no es una pregunta fácil de responder.
__Guille, ¿crees que hacemos bien en ocultar información a la policía? Digo, Miller está con ellos, y tú ni siquiera lo ves _ interrogué con la duda cierta.

__Nosotros no la ocultamos, estamos obteniendo datos que de no habernos llamado Daniel no tendríamos, en principio, fue él el que nos pidió acompañarlo en esto, por lo que le sucedió a Laura quizás en el caso del éxtasis, no quiere que lo engañen __respondió seguro__. Llegado el caso creo que hasta él será franco con Malvárez, no dejará que de ser cierto lo que contó, lo lleve a cabo, no me siento aún fuera de la fuerza, soy abogado de las víctimas en teoría, deberemos estar con ellos, es la idea de mantener a José allí.

__Bien, visto así, me parece bien. Llevaré todas las notas, es un tipo más interesante de lo que imaginé, brillante en principio, distante, objetivo, todo lo que fui diciendo y anotando, pero creo que si cumple su plan, irá revelando mucho, muchísimo más, y por desgracia dos cosas me parecen ciertas.
__ ¿Qué?
__Que los asesinatos seguirán, y que será muy, pero muy difícil atraparlo.

_Te estoy oyendo, Pedro, y en verdad no sé qué decirte.
__Al menos que sabes dónde está Camila. Orestes, eres el padre y por años me hice cargo de cuidarla, pero de hecho estamos separados y si no inicio el divorcio es por no enviarla al psiquiátrico, pero no es un chiste su seguridad, y tienes los medios para cuidarla _dijo, Pedro subiendo el tono de voz.

_ ¿Cuidarla de qué?
__De  ella misma por empezar, y del asesino que estamos investigando _respondió incrédulo__, creo haberte dicho que no es un sexópata como el tipo del éxtasis que drogaba y mataba para cubrirse y no creo ande por la casa rosada, aunque no tengo exactamente el perfil, sabe que trabajamos junto al periódico y todo de nosotros, es un psicópata y eso sí lo sé.

__Uno que mata nenas, casi un pedófilo, Camila está grande como para salir sola.
__ Eso de que mata nenas no lo sabemos solo porque mató a una, personalmente creo que  es un tipo calculador, frío, cultivado e inteligente que puede sorprender, no amo a Camila pero es la mamá de mis niños, no quiero que ande por un congreso sola, en esta casa ya  hemos dispuesto custodia y medidas de seguridad, cuídala Moravia, te lo advierto. __Cortó resoplando y se estremeció  ante el abrazo que llegó desde atrás unido a los labios en el cuello.

__Tranquilo amorcito, es el padre, va a cuidarla.
__No lo sé, Guille, ni siquiera parece juez en realidad,  viene negando lo tuyo, la enfermedad de la hija y hoy el peligro, no creo que sepa de lo que le estoy previniendo.
 Camila era un ser conflictivo, se dedicó a sembrar odios, rencores, envidias y disfrutaba mirando la infelicidad de los demás, porque así sentía que sus cadenas de dolor eran menores.
Nadie podía estar cerca de ella, manipulaba a las personas, desconfiaba de todos, sus hijos poco la veían y mucho menos su padre, volviéndose un ser complicado en sí mismo y destructivo para quienes estaban en su camino.
En general tenía dones y virtudes muy buenos, más su ceguera y corazón hueco, la transformaron en un ser muy solitario, la vida en general de cada uno de nosotros, es una lucha constante, con altas y bajas, pero en muchas ocasiones existen personas muy tóxicas.
Más que el simbolismo de ser un ánima sola del purgatorio, su fuego quemante, así como sus cadenas, eran sus propios demonios los que la hacían un ser sin amor y que tardará mucho en perdonarse para poder encontrar su verdadera libertad y felicidad.

__”Miré la profundidad sin vislumbrar el fondo que se sumía en la más espesa bruma de intangibilidad emocional. Comprendía el peligro, y la zozobra casi hizo mella en mi decisión vehemente. Estaba hecho, no había lugar ya para la duda o tal vez sí. Retrocedí un poco como para tomar carrera o adivinar los olores de lo dejado atrás, ya que no tenía sentido mirar. Ahí solo se encontraba el pasado con sus brazos estirados tratando de retenerme en la inutilidad de su pulso agotador.
Frente a mí estaba el futuro jadeante y atractivo, el causante de mis manos sudorosas y este ritmo cardíaco que salió galopando hace poco y no para. El amor siempre causa eso y sabía que esperaba por mí, el último tal vez, el mejor, el descanso esperado y necesitado para huesos astillados y ánimo en terapia. Quizás este sí sería el indicado, el que esperé desde hace tanto. La equivocación no tenía guarida en mis pensamientos recónditos, solo certezas y el perfume de una persona a quien entregar todo el caudal de mi amor sin reservas ni reticencias. Sonaba el timbre de su voz a la distancia y de alguna manera eso tranquilizaba mis ansias que viajaban en una montaña rusa a la espera de un llano que apacigüe el tormento. Su voz, el pilar fundamental de este amor que se está gestando con intención de desborde.
La suerte estaba echada y tensioné los músculos buscando la potencia para enfrentar el salto que ya era inevitable. Las opciones eran dos: Adelante, algo parecido a la felicidad y el conjuro de besos y piernas entrecruzadas y aroma a piel embriagante y el sentimiento de saberse seguro, cuidado y acompañado de verdad hasta el final o, la inestable sensación de mirar al pasado detenido, inmóvil, paralizado hasta que todo acabe. Pensé en las pérdidas también y fue inevitable pensar en ellas, siempre se pierde algo, pero la vida es así y ya quedaba poco. El último pensamiento se lo dediqué al abismo, porque siempre está la tercera opción: La caída. Sacudí esa idea de mi mente ¿Acaso no soy yo el que siempre lo intenta a pesar de todo? La bocanada de aire final y la carrera. Es cierto que no estaba en mis planes, pero la vida siempre nos tiene preparada una sorpresa más y esta la voy a enfrentar en carne viva. Puedo ver sus brazos abiertos esperando por mí. La carrera ya está en marcha.

El salto lo tomé como debía, sin pensar en nuevas oportunidades, esta era la definitiva, y la fuerza ascensional fue estupenda. A mitad del recorrido sentí cómo el impulso perdía fuerzas y aunque intenté ser positivo, vislumbré la derrota en el rechazo de mi hijo. Casi toqué los dedos amorosos del  que esperaba por mí pero no, la suerte y el viento de la esperanza cambiaron de sentido radicalmente y me lo hicieron saber sin piedad.
Mientras la profundidad nuevamente me sumía en la desesperanza, sentí el fondo del abismo golpear mi humanidad toda y perdí la sensibilidad. Rogué por el fin, por la total pérdida de mi energía vital pero estaba pensando y eso… eso era un mal augurio, por lo menos para mis pretensiones de dejar de sufrir. Abrí los ojos y reaccioné. El dolor era el mismo y de algún modo me alegré, ya éramos enemigos íntimos pero lo prefería a otra clase de sufrimiento. La opción tres había prevalecido y ahí estaba yo de nuevo, sumergido en la derrota y el malestar que incondicionalmente me persigue como perro de la calle. Sabía que solo me quedaba el tratar de salir del pozo, dejarme morir en este oscuro sitio, no combina muy bien con mi personalidad. Pensé en cómo se acumularon las pruebas durante todos estos años para mostrar su rostro fiero al final de mi camino pero bueno… si hay que fregarse, hay que fregarse. Con mi cerviz adolorida y sangrante, mis nervios sostenidos con los puños cerrados y la esperanza desvanecida en la mochila que acarreo hace tanto, emprendí la escalada de las paredes del abismo sin poder divisar dónde terminaban si es que terminaban.
Los primeros pasos fueron inseguros y tormentosos: el dolor y la inseguridad se apoderaron de mí y caí varias veces. Supe que era una cuestión de actitud, que si seguía dudando nunca podría salir y me armé de coraje, pensé en mi nombre, en mi apellido y me tragué el dolor y vomité el orgullo para que fuera mi guía en esta agotadora tarea de salir a flote. Elegí la pared del futuro, siempre me atrajeron los desafíos. Escupí mis manos y me aferré a una saliente, y luego otra y aunque mis muslos eran fuego llameante y los músculos de mis brazos y espalda trepidaban al borde del colapso, hice caso omiso a todo pensamiento negativo y dolor o sufrimiento y prensé los dientes y saboreé la sangre de mis encías que clamaban sin cesar y a su manera, que yo, este simple mortal todavía estaba vivo.
Casi en la desesperación crucé mi brazo por encima de la cabeza y apoyé la mano sobre una húmeda y horizontal superficie que me dio la bienvenida con ese asombroso y terapéutico perfume a hierba suave y reconfortante: Había logrado salir del abismo infernal. Recosté mi torso sobre el suave terciopelo aromático que supo a fin de la condena y lloré. Lloré pero con lágrimas diferentes, con las que suelen marcar la victoria sobre lo opresivo. El ahogo se había marchado y aunque pendía aún sobre lo intangible, no me importó nada, salvo ese tenue sabor a superación que tan bien hace después del cansancio que provoca el ver la oscuridad durante tanto tiempo. No miré hacia ningún lado, no hacía falta pero la sombra que se acercaba a mí, me infundió un espíritu de seguridad que casi había olvidado, no sabía quién era pero no hacía falta tampoco,  Pedro había estado esperando por mí también, él había salido del abismo un tiempo atrás”.

-Amanece, un ligero aroma a jazmines  se huele en la habitación, respiro hondo y busco entre las húmedas sábanas tu candente cuerpo, rozo tus labios con los míos, comienzo a acariciar tu piel, siento el latir de tu corazón, y despierto tus instintos, me besas, siento tu aliento en mi cuello, muerdes el lóbulo de mi oreja, y el fuego de la pasión se enciende otra vez.  Quiero que el viento me traiga la estridencia de tus risas y recordar esos días en que tan solo eras mi amigo. Quiero que en sueños retornes y con tus labios vehementes rememoremos con avideces ese, nuestro primer beso. Y por si  acaso me extrañas, te prometo nuevos días bajo el firmamento azul y blanco, donde he de gritar ¡eres mío!
 Quiero esta noche sentir  todo el goce que tú siempre me das, más,  deseo ver mi cuerpo  palpitando con tus besos y caricias, mas quiero con mis labios beber  la fogosidad  y el ardor que reside en ti, deleitarme con tu mirada, besar tu ardiente boca, comer de tu carne, respirar tus sollozos,  penetrar en tu ser y que nos olvidemos de todo, como si esta fuera nuestras última noche, pero lo que más deseo de ti, es despertar cada mañana al amanecer y encontrarte siempre junto a mí.

Inocente soy, decían mis labios, cuando sus manos se deslizaban por mis montañas y valles.
¡Ay de mí! Que no puedo escapar de él que me derrite todo, al besar mi cuello me erizo. Tiemblo y solo suspiro en cada abrazo, mis prendas caen sin vergüenza alguna. Y cual hechizo, queda mi desnudez ante sus ojos y susurra, déjame amarte.
¡Ya no puedo más! Cierro mis ojos y la marea sube como espuma mi pasión y soy suyo, sus besos cubren mi ser. Inocente soy porque él me atrapó con su seducción, yo no quise pero el deseo está.

__ ¿No extrañas a Fabián? _interrogó a Guillermo que devoraba  sus labios y apenas dejaba tiempo entre besos cuando disparaba su asedio a las mejillas o al cuello.

__Como que es mi hijo, a veces, pero en  este momento creo que es una ventaja que esté enojado y ni siquiera desee verme, como bien dices, este caso es realmente peligroso.
__Tendremos que comprar varios burner  y envolver los celulares, esto no me gusta nada, y decirles a Daniel y a su jefe.
__ ¿Envolver?
__En cuatro o más capas o en cubiertas de aluminio para evitar el rastreo, o que pueda escuchar lo que hablamos. Varias veces  lo hice en Chile, desde que en el gimnasio unos traficantes me reemplazaron mi celular por otro igual pero preparado por ellos, usan un software muy complejo, y pueden oír todo, leer y rastrearlo, desde que llegué no vi peligro hasta ahora, necesitaremos comprar prepagos y la cubierta.
__Está bien amorcito, además están los chicos en medio, son muy chiquitos. Pasa que estando con vos, me olvido hasta del peligro.
__El estar a tu lado es penetrar en plenitud del bosque, sentirme muy acariciado y ver el éxtasis mirando el cielo, notar y sentir tu cuerpo a través de mis manos, solo con ver tus
ojos me lleno en alegría y placer. Deseo disfrutar de tus besos al contacto de mi boca y ver,  disfrutar contigo los anhelos de sentirnos y sentir tus latidos del corazón y de  tu cuerpo, hoy más que nunca deseo abrazar esos encantos que a través de la vida supimos darnos en el día
a día, luchar y despertar cada mañana. Disfrutar de la más íntima calma y sentirnos poseídos por el amor que recibimos uno del otro, notar el sudor de nuestros cuerpos, para devorarnos felizmente, eso ocurre  cuando dos seres llenos de vida  se necesitan plenamente, como los dos a través de la vida.
No deseo que esta noche desaparezcas de mi vida, tu mirar y tu cuerpo junto al mío, para hacer lujurias y nos demos noches al ver  y sentir el compás de nuestro amor, este amor que poco a poco nace de los dos,  ese sentir grato amoroso.
Mis labios siguen besándote, recorriendo lugares íntimos del cuerpo maravilloso que posees, no vemos ni la noche ni el día, solamente disfrutamos del momento para alcanzar  caricias y encantos con mucha fe, pasión, y un amor total e inmenso, hoy deseo que esta luna celeste vea mi  mirar a través del amor tan deseado.
__Olvido que desata en el tiempo  su huella implacable de amores pasados, corre su velo de llanto despacio; le agota los segundos a cada minuto, acorta la agonía de saberte lejano…
Tras un sueño despierto caen las sombras, afloran estelas de todos tus anhelos. Como el carmín que fluye en las venas, se desgrana el amor fundido en deseos. Olvido de noches y madrugadas imperfectas, silencio intangible en todas sus falacias; renace el alma implacable,
se expone desierta, la piel es tierra a ser descubierta por vos.  Uno a uno se agitan los sentidos,
dos más dos se avivan tus sueños esparcidos   por costas vacías, cae un deseo herido, henchido de gloria, en el magma del olvido. Se confunden las palabras, desbordan mis huellas, arrecian con todo cuanto cruza la tierra; renacen los verbos, confusos de letras, y se agolpan en dedos, sudando estrellas. Y en un olvido silente resurge el recuerdo, de por qué existo, de por qué estoy lleno de anhelos; el tiempo ha vertido sobre mi capa su velo, y renazco salvaje  de mis propios cimientos. Vive, alma mía, aun en desasosiego, vive y sueña, pues ha llegado tu tiempo. Caen todas las sombras, mientras tu luz se asoma, hoy se desviste tu canto, desde la aurora.
__Bésame, bésame tanto que tu aliento se quede dentro de mí y tu vida y tus huesos y tu alma  sean parte de mí. Que seas todo en mí, y solo de mí… como la noche y la luna cómplices  del amor que sentimos y nos damos.  Como el amanecer  que nos recibe  en el abrazo, en el beso de tu boca. Mi boca… beso abrazado a tus labios, a  los míos, provocación de pasión  y de deseo, entre el día y la noche.  Entre el ser y tenernos hasta amanecer dejemos que la vida nos dé ese  gusto de sabernos en la piel.  De tu piel, de mi piel, entre la vida y la muerte… Dejando volar el sentir de dos cuerpos que como mariposas  etéreas vuelan entre el bien y el mal, dejando pintado un cuadro de amor en cada beso que de tu boca me das.
Bésame tanto, tanto, hasta el amanecer.  Y tu aliento sea mío, solo mío como lo eres tú. Te pregunté: ¿Eres mío? Y  tu respuesta fue: Soy tuyo, muy tuyo.  Eso me excitó tanto como con tus besos. Bésame tanto, para que no me olvides. Que ya me besen ya con tu ternura, esos labios que son muy preciosos  de tu boca que ya me diga que te quiero, ya vibrar de sensaciones, pero que solo sean tus labios.
Hoy también ya necesito de tu mirada, porque ya cuando me miras  me siento atrapado, así como un amor muy encantado y también cuando de tu rostro que salga de tu linda sonrisa, el dibujo de que tu alma es feliz y que soy yo el responsable.
Hoy también  necesito de tu cuerpo, sí,  para sentir tu hermosa piel, para así calmar esta sed, para ya sofocar este calor  de mi piel, para este fuego que ya corre en mis venas se aplaque en tu mar profundo.
Así porque hoy necesito ya de tus manos, sí,  esas que me acarician toda mi alma, que ya calman mi espíritu, que ya nunca me van a soltar.
Sí,  ya necesito  siempre de ti y cada noche para así darle qué hablar a la almohada,  sí preciso ya de ti  todos los amaneceres, para así alegrar  los despertares.
Aquí te esperaré donde todos los amaneceres,  aquí donde el viento le canta el sol, yo aquí te esperaré en todos los atardeceres aquí donde ya el mar mece  al sol, aquí ya nos amaremos en silencio. No sé qué me sucede, pero no me importa el tiempo breve que llevamos conociéndonos, ni el peligro, ni estar casado, solo sé que te amo, desde que existe la humanidad, lo siento en nuestras lenguas entrelazadas, en el vaivén de las caderas al amarnos, en cada mirada, en esta necesidad de tocarte, de besarte,  de estar contigo, y solo mis hijos me importan, me emocionan como verme en tu mirada, Guille, no existe nada más. Lamento sí separarte de Orestes, sé que es como tu padre.
__No me has separado vos, Pedro, él siempre supo las verdades de todos, y eligió un sitio cómodo, yo lo quiero y deseo lo mejor para Camila, pero sé que no sos vos lo mejor, porque no puedes amarla, como no pude hacerlo yo, y eso es inevitable. Y hoy lo único en mi vida sos vos, lo único que me importa es que nunca me deje ese alguien que me hace enfrentarlo todo y no temer.
__ ¿Quién?

__Es alguien que me roba la paz  y me roba la calma. Es alguien que amo con el alma y ese alguien es todo en mi vida.  Amo, amarlo, sentirlo, besarlo. Él es todo para mí.
Es fuego en mis entrañas,  luz en mis noches oscuras,  abrazo en días de tristezas  y paz en medio de la tormenta. Es alguien a quien amo... Es alguien que mi vida ha cautivado,  es alguien que sabe todo de mí. Y yo sé todo de él.
Se enreda en mis muslos y me posee. Trepa por mis columna, besa mis botones, baja hasta mi vientre ardiente y bebe de mi fuente con furor. Soy suyo con pasión enardecida, ese alguien mi vida enloquece. Mis piernas se estremecen con sus besos,  las ata a las suyas y las besa sin cordura, siempre lleno de pasión y de deseo. Nos amamos con loca pasión y desenfreno,
amanece en mi vida y me da vida con  el aliento de su boca en mi boca. Amanecemos abrazados al amor y a la vida. Te amo.  ¡Amor!
Llegas primero donde mis pasos me llevan, sin que de mi lado te apartes, en mis pensamientos te paseas a diario, eres el primer rayo de luz que despiertan mis ojos, las primeras palabras que se escriben en mi mente, tan dentro de mí tú estás que el sentimiento me hace presente en tus momentos, obligándote a percibir mi  amor.
Te obligo a tenerme presente… te espero paciente en tu taza de café para que me lleves dentro de tu boca, te detienes y me ves allí maravillado observándote, espero me bebas para ser causa y remedio de tu pereza… escuchar confieses que mi presencia te persigue que, me vuelvo dueño de tus momentos, de tus pensamientos,  que mi nombre en cualquier instante tu boca inconsciente nombrará.
Me niego a dejarte respirar sin mí, quiero ser aire tibio que abrigue tu pecho y a la vez aire fresco que tu garganta refresque, estaré disfrazado de lo que tomen tus manos, estaré en aquello que tan solo fugaz reciba el brillo de tu mirada… no me perderás un instante de sentirme… persistente se mueve en tu mente y corazón mi nombre atado a mi amor.
En la sencillez de tus ocupaciones me encontrarás, escondido en las melodías de amor de un  pijama estaré esperándote, me imaginarás entregándote esa fuente cuyo su aroma percibes y verás mi sonrisa enamorada iluminando ese momento, se humedecerán tus rojos labios allí deseando ya te entregue mis besos.
Persistente voy detrás de ti, deseando no ser solo dueño de tus pensamientos, no ser solo causa de la imaginación de un instante de amor, quiero ser ya parte de tus momentos, quiero hacerme sentidos en tu piel, caricias y besos, ser ya cuerpo y alma presente delante de ti para vivir cada momento de este amor por siempre a tu lado.
Cada noche que pasa, desde la cima cerca de mi casa contemplo el cielo, así la luz de la luna y los astros iluminan mi sendero, dejando volar mi mente a tu recuerdo y mi pasada derrota; dejando volar mi mente hacia tu recuerdo, sin importar dónde tú estés o te encuentres.
Qué será, que donde yo esté allí estás tú,  regreso a mi hogar, me tumbo en mi lecho, no puedo dormir, me levanto, me siento al lado de mi ventana observando cómo se esconde la luna entre las nubes, es una noche tibia, cierro mis ojos, allí estás tú de nuevo.
No sé qué será, pero siento tan real  el roce de tu piel, de tus labios, el eco de voz, tus caricias, tus besos apasionados, esas miradas penetrantes que se perdían en la oscuridad, de esas noches fogosas en nuestra alcoba, en lo más íntimo, que no hacía falta palabras para entendernos.
__Llegaste a mi vida en un buen tiempo, el momento adecuado, donde yo soñaba con un amor de toda la vida... ¡nuestra vida!
El "amor" nos ilusiona, nos llena de esperanza y de sueños, de ganas por compartir, ternura, pasión,  deseo. Dos vidas que se unen para andar en un "solo camino", unidos.
Conocernos y  ¿entendernos? ¿Comprendernos? Al menos ese era "mi sueño", una compañía, alguien a mi lado con quien compartir y trascender, cosa que jamás encontré en mis amantes ocasionales, menos en las mujeres __afirmó Guillermo __. No me di cuenta el momento en que todo ese "amor" que decía sentir alguno de ellos y el que yo mentía se transformó en ira y dolor, en desesperación  pues tras cada beso y cada caricia desahogaban o yo  solo frustración.
Callé, esperé, toleré,  quise pero nada parecía suficiente. Día tras día todo se transformaba en mi más grande temor, así como un día  pensaba había hallado el amor.
¿Escapar? No lo pensaba, seguía adentrado en mi rutina con Ana y en los amantes fuera, sentía que solo era una mala racha, un momento de descontrol. Compensaba con arrepentimiento y lágrimas los engaños, las ofensas, los desplantes, los abusos... no, no me arrepentía, porque en cualquier momento y sin causa alguna descargaba nuevamente  la furia, siempre con un nuevo pretexto.
Hoy  logré despertar de esta pesadilla absurda en la que me permití naufragar y peor aún, sin tener a la mano un salvavidas que me mantuviera a flote, a salvo.
Hoy desperté, me vi como lo que realmente  era, un verdugo sin sentimientos hacia Ana, destruyendo mi sentir y dejando marcas en mi piel, que parecían no borrarse, huellas de roces de manos y labios que no amé.
Hoy me liberé, recobré mi valentía, mi amor propio, mi libertad oprimida. Grité la verdad a todos, sobre todo a Fabián sin medir las consecuencias.
Hoy soy yo, el que entregó cuerpo y alma, que volcó toda su existencia en vos, sin saber que eso, precisamente esa entrega sin límite se adentró en tu ser y calmó tu propia  frustración, queriendo dejar tu huella en mi alma.
Hoy desperté. Fundirnos en uno solo es mi único deseo. Me salvaste cielito, ese llamado por teléfono, la voz misma me salvó.

__No. Tú me salvaste a mí, te amo, Guille.
Olvídate de las promesas, lo que vale son las ganas, es la gran diferencia entre la verborrea fútil y conquistar el mundo, los demonios de tu mente están si tú quieres que estén  pues todo comienza y acaba, nada es para siempre, solo los buenos recuerdos perduran.
Los perdedores quedaron muy atrás, nunca te contentes con migajas, jamás digas no puedo,
sé mejor cada día,  valorízate eres lo máximo.
Adéntrate hacia ti mismo cambiando o modificando, reemplazando lo inservible llenándote de optimismo volando sin límite, en este preciso momento siente el cosquilleo del ahora observando hacia el horizonte, disfrutando este instante,  maravillándote de estar vivo.
Atrévete a ser feliz.
Necesito esta noche sentir, todo el goce que tú siempre me das, más deseo ver mi cuerpo  palpitando con tus besos y caricias, mas quiero con mis labios beber, la fogosidad  y el ardor que reside en ti, deleitarme con tu mirada, besar tu ardiente boca, comer de tu carne, respirar tus sollozos,  penetrar en tu ser y que nos olvidemos de todo, como si esta fuera nuestras última noche, pero lo que más deseo de ti, es despertar cada mañana al amanecer y encontrarte siempre junto a mí. Tengo la razón y el cuerpo lacerado de tanto deserte.
Se arremolina la brisa, besa las curvas de tu cuerpo desnudo sin consuelo cuando caminas hacia mí, mueves tus caderas con erotismo y sensualidad.
Ven a nuestro festín de los deseos, quiero embriagar mis sentidos. Tu cuerpo bello me invita a recorrerlo todo, entre mis pasiones y delirios con mi boca y mi lengua, desde tu cuello, hasta la pradera de tu ombligo.
Mi boca insaciable bebe de tu garganta y de tu boca de rosas. Mi lengua recorre tu pecho tibio  hasta  el diamante tatuado en tu vientre entre tus espasmos de gozos cuando acaricio la tibia fuente y en el bosque al costado en tus cimientes.
Como la abeja a las flores, bebo el néctar dulce de tu boca. Entre el loco desenfreno de espasmos extasiados, y las lujurias soberanas veo el gozo que entrecierra tus ojos, y en el límite de las caricias profanas.
Y te poseo, ardiendo en las llamas de tu pasión inmortal. En el abismo y placer de una noche desmayada pierdes tu pudor naciente  cuando busco con premura la oscuridad tuya en la dulce pesadilla de tus glúteos.
La pasión y la lujuria extasiada, enturbian el mar de tus ojos. Tu cuerpo aposentado en el mío,  siento un montón de  latidos en mi virilidad que se mueve excitada, gozando cabalgando sobre las lujurias conscientes.
Perdido entre gozos y delirios, tu boca ardiente acaricia todo mi cuerpo. Rota tu espera y las quimeras, tu cuerpo fluye suavemente al  nacer el amor  entre mis piernas y brazos en la agonía del éxtasis, estremecido de placer.
El sol ilumina tu figura, cuando te duermes desnudo. Tu belleza aturde mis sentidos, con el recuerdo de tu total entrega al amor, regreso a perderme en los tibios  senderos de tu pecho.
Hazme el amor, con placer, nuevamente, hasta que te ilumine un nuevo sol naciente.
En el oropel de mis noches y entre deseos recónditos e ignorados, subyace la presencia de tu angelical rostro y tu figura.
Tu tallado cuerpo me sabe a historia, a arte, a épica, a siglo de oro, a aulas vacías de viejas facultades. Tu torso a bálsamo, a mezcla de romero, tomillo, cantueso y manzanilla.
Tus ojos a llanto perdido entre miles de lágrimas salobres, pero tu boca, tu boca me sabe a verbo, a lírica, a poesía, a pergamino, a tinta derramada, a sueños dorados de frenesíes perdidos, a los ambarinos crepúsculos de los que tanto me hablaste, sin pronunciar palabra, con cada te quiero. Atrévete a ser feliz.
__Como el son de la lluvia en los cristales, cada día a tu lado soy más libre, cuanto más fuerte me agarras la mano,  es que brota de la tierra un olor suave. Un olor parecido a tu sonrisa,
que entre mis labios arde, y es que mirarte es como derramarse el día, porque tú también reconoces el temblor de la piel abriéndose camino, vehemente sabor de tus labios latiendo en los míos.
Y es que en la madrugada de tus besos encuentro semillas de crepúsculo, aura encendida tras las olas infinitas de nuestros ojos, mas ya entre el jugar de tus dedos, por la inflamada ígnea resbalan tus yemas,  entre vano y vano se escapan suspiros, pues ya el hueso de mi hombría está a punto de rehundir en el gozo tus latidos, y desde tu boca redonda se escapan salmos gemidos,  arden las velas en tu pulcra colina, mientras resbala mi hombría por tu lechosa ciudad subterránea cobijo por donde desciende mi ingrávida amatoria, donde el amor carece de voluntad y ataduras. Donde te hago sentir que solo yo soy tu amado hombre, retorciéndome por el apetito de tu pulcro sexo nacemos juntos, mas ya nuestras agitadas bocas se miran con el anhelo del deseo encontrado, mientras nuestros cuerpos pegados seguirán el destino del deseo...
Cuando  el fragor de los titanes se esfumó en el horizonte y el trino de los pájaros se ausentó hacia extraños lares, todo fue silencio.
Sobresalió  el eco de continuos desencuentros, el imperio de la sinrazón y el hastío. Pero un día cuando pensaba  en las angustias inquietantes, en el holocausto de la rutina, que habían invadido mi tiempo, renací de las cenizas. Tu ser munido de ternura infinita, de generosidad ilimitada, de hermandad universal expresó apostemos al amor.
Soplo vivificante, objetivos trazados y metas por realizar surgieron en este transitar cotidiano.
Apostemos al amor sepultando las diferencias, eludiendo las tristezas, construyendo nuestro sendero, poblado de optimismo.
Me tienes en tus manos para hacer de mí lo que tú desees y quieras que yo sea para ti.
Te he entregado mi corazón y todo el amor que habita en mi ser. No tengo más que
ofrecerte  amor mío. El destino nos puso en el camino para cosas maravillosas que aún nosotros mismos no  podemos entender. Pero a través del tiempo se van mostrando las cosas, calma y paciencia es la que debemos tener para lograr los objetivos a realizar.
Sigamos en la misma  dirección diseñando nuestro porvenir, sin mirar atrás lo que ya el tiempo se llevó y en cenizas quedó. Te invito  a gozar de las maravillas que el universo nos ofrece en todo su esplendor, a disfrutar con alegría cada instante como si fuéramos a morir mañana.
Dejemos todo al destino  al creador,  para qué pensar y malgastar el tiempo pensando en un mañana que no se sabe si llegará. Vivamos el hoy en armonía,  gocemos y disfrutemos del
amor que ha despertado nuestro corazón, dejemos la nostalgia a un lado y sonríe a la vida.
Levanto la ceja y dejo atrás la mirada sumisa y dócil, y siento cómo el mundo me observa, me juzga, murmura ante mi nueva actitud, lleno de seguridad y certeza, hasta de arrogancia y soberbia, pero con carácter. Este es el nuevo yo, y es gracias a ti mi amor.
Tus dulces palabras entraron por mis oídos y se deslizaron hasta lo más profundo, no se desvanecieron, cayeron y se enterraron como semillas que, con el cuidado de tus caricias, fueron germinando hasta florecer en un ser nuevo, diferente, capaz, orgulloso. Todo eso, gracias a ti amor mío.
Tus besos fueron abonando la grandeza que estaba oculta en mi interior, y me dieron este nuevo talante, ahora tengo trapío digno del indulto. Cada roce de tus labios me despojaba de mis ataduras, de mis complejos; develando mi verdadera naturaleza vigorosa y llena de poder.
Tu capacidad de escucharme, logró que recordara mi hambre de vivir, de amar y ser amado, logró darme el combustible que me hacía falta; una vitalidad diferente, impregnada de valor, un impulso energético para despegar del suelo y recordar que podía volar. Tú lo hiciste posible.
Ahora que soy un hombre nuevo, lleno de valor, de coraje, de belleza, que retomó las riendas de su vida, que decide por sí mismo; marco mi distancia y decreto mi nuevo destino, todo en pro de mi felicidad. Tú eres el culpable.
Ahora; vuela conmigo mi amor, alcancemos las nubes y seamos felices; me urge estar siempre contigo. Así que te exijo, libérate ya de tu esposa y tu hijo; yo ya tengo el valor para avisarle a la mía y a los míos.
Tu cuerpo es como un lienzo en blanco, un libro aún por escribir en el que yo desbordo mi inspiración, una hoja de papel y en ella escribiré los más hermosos verbos,  las mejores notas de amor para crear los más bellos  cánticos.
Eres un diamante sin tallar y con mi pincel, dibujaré las más bellas formas del amor, en cada letra, formando los verbos prohibidos, sacando las más bellas connotaciones de la palabra amor, amaré cada instante junto a ti, cada suspiro de vida, componiendo las alegres melodías con nuestra bella historia de amor. Sobre el lienzo de tu piel desnuda quedarán plasmados los latidos de mi corazón  y los suspiros que mi alma ofrece sellando nuestro amor con besos y caricias, a tu corazón, llena nuestras vidas de pasión y amor.
Sobre tu espalda quedarán plasmados mis labios y mis manos deseosas de pasión, para que jamás olvides esta historia de amor, yo de ti haré la obra de arte más bella  y que perdure en el tiempo eternamente  para siempre amarte. Plasmaré mi amor, junto con tu nombre, sobre tu piel,  sellando con un beso nuestro amor para que nunca olvides que alguien  se te entregó por amor.
__Quedará el silencio, mi mortal amigo, cuando las palabras, impuestas e impresas desaten la razón. Cuando el egocéntrico egoísmo incline la balanza de la existencia en el conjunto asimétrico de un solo género. Cuando los te quiero no se pronuncien como se pronuncia
el deseo, cuando el amor, equitativo, comparta por igual la vida y la muerte.
Solo el silencio quedará cuando los niños sean ancianos, en el futuro y los ancianos sean niños atrapados en el pasado del mañana. Quedará el silencio cuando las ciudades duerman el impuesto de la indiferencia. Cuando los mendigos reclamen el derecho a la limosna del sentimiento. Cuando el verde saturado de la esperanza agriete la dureza progresista del cemento en el parque jurásico de la soledad. Cuando las flores se amotinen quebrando el asfalto. Solo el silencio quedará mi mortal amigo, cuando los espacios abiertos
estrangulen las ciudades, y las estrellas, exiliadas, recompongan el puzle del habita de mi ciudad. Quedará el silencio cuando el expandido infinito desvanezca la eternidad.
Cuando el tiempo congele la criogenia de la humanidad. Cuando no queden esperanzas ni dioses a los que arrastrase. Cuando el universo comprima el punto indefinido de la libertad en el plano de otra existencia más allá del reflejo de otro cosmos. Solo el silencio quedará
cuando el tiempo perezca en el vientre de la eternidad, lejos, muy lejos de la imaginación
de este mundo. Quedará el silencio cuando no queden palabras entre tú y yo. Perecerá la humanidad cuando la memoria se enamore del olvido.
Amarnos, fue nuestro pecado, múltiples deseos, cómplices del silencio  de una vida que calla sus verdades. Caminos furtivos de misterios, destinos de soledades. Amarnos, fue nuestra odisea, palabras humedecidas por placer que arrebataban besos, entre los egos del alma. Distancias que añoran suspiros, cercanías que olvidan pasiones. Amarnos, fue el preámbulo de tormentas, provocando la ausencia de nuestro amor hereje en un mañana que no nos pertenece, se nos hace esquivo en los pasos marcados del tiempo.
__Vuela conmigo. No puedo calmar estar ganas de desearte y postrarse a mi cama, llenarte de caricias así como son mis ansias por ti. Quiero desprender tu ropa como un loco salvaje, despertar tus instintos ocultos e inquietar tus deseos perversos.
Deja que fluyan las emociones, quiero escuchar tu furia por querer explotar sobre mi cuerpo hasta saciar tu sed.
Imagina como si fuese nuestra  primera y última noche juntos, quiero que hoy sea un momento inolvidable. Necesito de tu miel, sujétame hacia a ti, tócame tan fuerte como tus anhelos y hazme tuyo  a la luz del sol.
Vuela conmigo no pienses en las horas, sé como el tiempo,  avanza sin detenerte, solo entrégate con todas fuerzas. No despegues tu piel junto a la mía, solo goza nuestro calor, deja que sude una y otra vez, siente y disfruta de esta pasión.

Salieron en principio a comprar celulares, los repartieron en la casa y en la brigada, en el estudio y se abandonaron a lo que el asesino dispusiera, al juego macabro que los había atrapado.

__ ¿Dirías que es un asesino serial, Pedro? _preguntó Daniel.

__No lo sé aún. La gente confunde serial con múltiple. El asesino serial es más complejo con un perfil diferente. Tiene un móvil, deja un sello, es condición que cometa dos asesinatos o más pero sigue un patrón. Por tanto en él aún no podemos saberlo.
__ ¿Qué móvil puede tener contra una chica casi una nena si ni siquiera la violó?
__Tampoco lo sabemos, no es simple como el sexo seguro. Ni estoy seguro que el sello sea ese papel que nos hizo buscar.

Sonó el teléfono y un escalofrío nos recorrió.
__Hola _ dijo el asesino__. Supongo que temían que no volviera a llamar.

__No sabemos bien qué pensar _dijo, Daniel.

Se rio.
__He aprendido que la certeza es algo que poca gente tiene en su mundo.
Se produjo un instante de vacilación.
__ ¿Han hablado con la policía? __preguntó.

__Sí. El bolsillo trasero derecho.
__ ¿Y bien? Vamos, doctor Graziani, usted trabaja codo a codo con ellos ¿verdad? ¿Qué tenía la chica en ese bolsillo?
Guillermo resopló.
__ ¿Por qué no me dice usted qué me han respondido? _retrucó Guillermo.

__Ah. Cautela _dijo. Volvimos a oír aquella risa impersonal.  Nos pareció horrible__. Está bien __prosiguió __. No lo culpo por querer estar seguro. Lo que la policía encontró en el bolsillo trasero derecho del pantalón de la chica, y esto viene a ser como mi contraseña de identidad con ustedes, fue una hoja de papel blanco plegada. Papel de notas, común como el que están usando ahora mismo, corriente como el suyo, Daniel, o como sus notas Pedro. En ella había dos palabras escritas: “Número uno”, ¿correcto? Reconozco que al inicio quise confundirlos y seguir el número de mi colega que asesinaba por sexo, pero luego retomé mi propio derrotero, y no, este camino se inicia acá, y es el número uno.

__Eso es lo que han dicho __confirmó Guillermo mientras echábamos miradas cómplices y cargadas de interrogantes.

__ ¿Están convencidos ahora de que yo la maté?
__Sí.
__Bien. Podemos continuar.
__ ¿Qué es lo que quiere? __preguntó Pedro.

Él debió contener el aliento, porque momentos después soltó bruscamente el aire. Otra vez parecía estar poniendo en orden sus pensamientos o jugando con nuestra paciencia.

__Los necesito a ustedes, en verdad necesito a los medios, y elegí al periódico porque llegó primero, y ya que está asociado al afamado penalista y su perito mucho mejor.
__No le sigo _dijo Daniel.

__La gente tiene que entender.
__ ¿Entender qué?
__Por qué hubo un número uno. Por qué habrá un número dos, por qué un número tres. Cuatro…  Podrán contarlos ustedes mismos.

Daniel tomó un trozo de papel y escribió como si no pudiésemos escucharlo o entenderlo: “Habla de más asesinatos. Luego tomó el lápiz y escribió: “Por qué” y lo subrayó tres veces.
__Dígame por qué __pidió Pedro.

Hizo otra pausa para meditar y, un momento después, comenzó a hablar en tono bajo y sereno.
__A ver, como psiquiatra entenderá Pedro. Hasta puede que le cause compasión.
 Cuando era niño, vivíamos en Estados Unidos, en una zona rural, de tonalidades verdes y  marrones. Todavía recuerdo los campos en primavera, hectáreas de tierra parda llena de surcos abiertos por los arados de los que tiraban los tractores... A veces, camino de regreso de la escuela, me detenía a observar a los granjeros montados en sus máquinas, conduciéndolas en interminables líneas rectas por los campos, volviendo de vez en cuando la mirada atrás como si quisieran leer el futuro en las huellas que dejaban.
_ ¿Qué mierda dice? _susurró, Guillermo.

__Déjalo, veamos a dónde va _respondió Pedro__. No logro encuadrarlo ni saber qué quiere, y lo necesitamos para prevenir los asesinatos.

_Era una época repleta de sensaciones, la de la siembra... Los árboles se cubrían de hojas, y el gris y el negro del invierno se desvanecían bajo el verdor. Los días eran templados y yo contemplaba a los agricultores esperando que terminaran. Recuerdo el estruendo distante de las máquinas que cruzaban los campos durante todo el día.
“Vivíamos en una casita  pequeña contigua a una granja, el bus escolar me dejaba a más de un kilómetro y tenía que hacer el resto a pie.
En casa solo éramos mis padres y yo, solo tres. Él era maestro y trabajaba en la escuela a la que yo asistía, pero enseñaba a niños mayores que yo.
Solo había dos dormitorios en la casa, y recuerdo que en las noches, oía correr el agua del baño e intentaba imaginar si sería mi madre o mi padre quien se había levantado a orinar. Él me pegaba casi siempre, a veces sin razón. Era un hombre pequeño, fuerte, musculoso, no tenía aspecto de maestro sino más bien de peón de la granja. Por las noches se sentaba a leer junto a la lámpara de la sala. Casi siempre leía grandes obras.  Tòlstoy, Dostoievski, Dickens. De cuando en cuando, se detenía y leía algo en voz alta.
Entonces se detenía y me hacía repetir las palabras que había oído, para poner a prueba mi memoria. Cuando  me castigaba lo hacía en la cocina. Tenía una vara, una vieja palmeta que guardaba de la época en que estaba permitido que se usara en el distrito escolar. Mi madre se mantenía a un lado, a menudo removiendo la cena lentamente observando, sin abrir la boca. Él me obligaba a confesar mi falta: regresar tarde, irme por ahí con amigos con los que él no me dejaba juntar, alguna travesura, lo que fuese, lo que hacen los niños pequeños.
Siempre me avisaba cuántas veces me golpearía. Llegué a conocer bien mi tolerancia a sus torturas, de modo que podía calibrar si valía o no la pena exponerme a un castigo por tal travesura.

__Ya era calculador y manipulador _susurró, Pedro.

Pero lo que escribió fue: “Niño humilde de padre golpeador culto y madre sumisa,  él mismo con acceso a la cultura. Manipulador, calculador, inteligente.”
__Siempre me propinaba golpes con la misma fuerza, ninguno dolía más que el otro. A medida que me los daba me hacía contarlos en voz alta, era un hombre muy estricto. Aún hoy, emplea siempre un tono de desaprobación al hablar. Mientras me pegaba, yo miraba por la ventana de la cocina. Recuerdo que alcanzaba a ver un árbol y, entre sus ramas, el cielo. El dolor me resultaba más llevadero en esas ocasiones en que dejaba que mi imaginación se evadiese hacia el cielo, azul, gris, negro o del color que fuese.

Los castigos se endurecieron el verano que cumplí trece años. Aumentó el número de palmetazos contra mi espalda, y el tono de mi padre se volvió más severo. Ese verano, crecí mucho, demasiado para él. De pronto, era más alto y más corpulento y mi voz se volvió profunda como la de él.
Una vez levantó la vara y nuestras miradas se encontraron. Le dije: ¡basta!, él dejó la palmeta y asintió. Creo que esa fue la primera vez que me tuvo miedo. Entonces miré a mi madre. Ella sonrió y dijo: “Bien” con su voz débil.

Esa noche, en la cama, esperaba oír correr el agua en el baño, pero no sucedió. Me sumí en un sueño inquieto saltado por una pesadilla, desperté contorsionándome por ella apenas antes del amanecer. No la he olvidado nunca, en ella mi padre  me castigaba con la vara y, con cada golpe crecía y se hacía más fuerte y duro. En el sueño, me invadía un terror implacable que me impedía respirar, sentía que los varazos me dejaban sin aire los pulmones y que me ahogaba mientras mi madre observaba con expresión benigna.
Esa tarde me entretuve al volver de la escuela en casa de un amigo y llegué tarde para la cena. Mi padre me gritó y me insultó y protestó, pero no volvió a tomar la vara. Recuerdo que tuve la sensación de pérdida, como si contara con recibir  mi castigo que era para entonces una especie de reflejo condicionado, y, curiosamente, lamenté el haberme librado de los golpes.
En los días siguientes intenté algunas cosas más, que normalmente habrían provocado la ira de él.
Ninguna tuvo éxito. Era como si en esos momentos hubiera dejado atrás mi niñez. Las noches convertían la oscuridad en pesadillas y me despertaba sudando, con las sábanas mojadas y frías arrebujadas en torno a mí, a veces permanecía despierto. Cada sonido se me antojaba un alarido estridente, por débil que fuese. Esa inquietud no me abandonó cuando nos mudamos a la ciudad. A veces, por las noches tenía la sensación de que oía crecer mi cuerpo e intentaba encerrarme en mí mismo, ahuyentar todas las pesadillas.

Más tarde en el tiempo, me dejaban solo en el puesto de escucha del perímetro en las horas más oscuras de la noche, porque el teniente sabía que, de todos modos, yo apenas podía dormir y que mis oídos eran sensibles al menor ruido. De modo que, en cierta manera, eso contribuía a que los demás descansaran mejor porque sabían  que yo los alertaría a tiempo de la proximidad de zapadores enemigos o de cualquier peligro.
Yo me tendía con las piernas extendidas, con la espalda recostada en la pared de tierra de la trinchera y la cabeza echada atrás escuchando.
__ ¿Trinchera?
__La mayor parte del tiempo miraba el cielo. Recuerdo que me parecía extraño que fuese igual al de mi infancia en el campo a kilómetros de distancia. De vez en cuando me revolvía en la trinchera tal como lo habría hecho en mi cama, en casa, y escrutaba la oscuridad del perímetro. Para algunos la jungla cobraba vida por la noche y se rebullía, amenazadora. Pero para mí, era acogedora. Yo no tenía miedo, a diferencia de los demás. Por alguna razón, a mí me agradaba estar allí y, mientras esperaba, acariciaba la boca de mi fusil.
Esa fue una época tranquila para mí. Supongo que en eso residía la paradoja esencial en el hecho de que lo que aterrorizaba a los demás me produjese a mí una sensación placentera. Eso es lo que siento ahora. Recuerdo que, más tarde, cuando sobrevino el verdadero horror, pensé que me encontraba en medio de una representación teatral, de un ejercicio dramático, que el horror que veían mis ojos no era real. Pero ya hablaré de eso más tarde. Fue entonces cuando decidí que había que hacer algo.
¿Quieren saber por qué? Todo esto no es más que puro teatro. Es una obra, quiero brindarle a toda la gente de esta ciudad bien iluminada la oportunidad de saber lo que es el vacío de la noche. De conocer la pesadilla.

Entonces se interrumpió.
Podíamos oír su respiración regular. Mientras hablaba, su tono apenas había cambiado. Por un momento intentamos pensar en algo que decir, una pregunta. Luego entendimos que era mejor escucharlo y nos quedamos contemplando girar las bobinas de la grabadora.

__ ¿Por qué ha llamado? _ susurró Daniel.

__Ustedes _ dijo con su voz clara, serena, cruel__son mi medio de expresión. Los artículos, publicados y la voz de los doctores  a los medios transmiten mi mensaje. Bienvenidos _hizo una pausa __ a los parámetros de la pesadilla.

De nuevo se impuso el silencio, Pedro continuaba trazando los rasgos, solo se oía la respiración del otro lado de la línea. “Posible militar o paso por una guerra lo que explicaría la ejecución”.

 Antes de que pudieran abrir la boca, él prosiguió:

__Imaginen por un momento lo que sintió la primera víctima: la intensidad de los sentimientos y las emociones que experimentó en sus últimas horas. Ella y yo hablamos durante un buen rato. Creo que incluso llegamos a estar horas juntos. En algunos  momentos deseé que la noche no terminase jamás.
 “Al principio, supongo que ella estaba asustada, pero conservó la calma de manera notable. Me preguntó adónde la llevaba y se sobresaltó cuando le respondí que iríamos a un lugar donde pudiésemos estar solos, creo que se temió que la violaría con tanto degenerado suelto, de modo que le dije que no pensaba tocarla, que lo único que quería era hablar un poco con ella. Eso pareció tranquilizarla, así que calló.

¿Homosexual… Impotente?, agregó Pedro al esbozo del perfil.
__Quería que le desatara las muñecas, pero le dije que no podía, que era una cuestión de confianza, más tarde, tal vez. Ella quiso saber si se trataba de un secuestro y le respondí que sí, en parte porque en cierta forma era la verdad, en parte porque supuse que estaría más tranquila al tener una idea concreta a la que aferrarse.
Recuerdo el viaje en coche a través de la noche. Yo había cerrado las ventanillas pero el automóvil no tenía aire acondicionado, y yo notaba que el calor de la noche, oscuro, se filtraba desde el exterior. Las luces de la calle arrojaban sombras grotescas sobre el camino, tenía que luchar contra el impulso de esquivarlas.
Cuando nos detuvimos, en un lugar solitario, no lejos del agua para percibir el olor y que le sirviese de consuelo, me preguntó por qué estaba haciendo eso, y le contesté que solo era el primer acto de un espectáculo más prolongado. Le costaba entenderme: supongo que yo siempre hablaba en términos abstractos y el pánico no le facilitaba su comprensión. Con todo, insistía, hacía preguntas y me pedía que definiese mis condiciones.
¡Dios mío, qué hermosa estaba, recostada contra el costado del coche, con el rostro inclinado hacia el sonido de mi voz, tratando de oír, tratando de sentir el agua!
Entonces me invadió una profunda sensación de paz y, con ella, vinieron las lágrimas.
Me pregunté si todas las víctimas serían tan serenas, tan tranquilas. Rompí a llorar, y ella también, y entonces, le hablé de la guerra y  me contó el caso de su hermano, que estuvo allí más o menos el mismo tiempo que yo. Charlamos sobre los problemas de la adolescencia y nos reímos mucho al respecto, porque ella comentó que, por buenos que sean tus padres, siempre te sermonean, y yo estuve de acuerdo. Era una jovencita estupenda. Por un momento, contemplé la posibilidad de abandonar.
Otra vez se quedó callada, como si estuviese evocando  de nuevo el recuerdo de aquella noche.

Mientras él hablaba, nos habíamos puesto a pensar en todos los sitios de la ciudad oscuros y cercanos al agua, adonde él podría haber llevado a la chica. Había miles.
__ ¿Saben? __continuó__. Los mismos sentimientos que me empujaban a suspender el plan fueron los que me revelaron que era la víctima perfecta. Tuve que desechar la idea de dejarla con vida. Recuerdo que caminé hasta la orilla y metí la mano en el agua. Estaba tibia, como un baño de medianoche. Oía las olas que chapaleaban y rompían suavemente en la costa. Las luces de la ciudad y las del cielo, las estrellas y la luna, se reflejaban en la superficie.

Regresé, me senté frente a ella y la observé en la penumbra. Creo que ella no me veía. Forcejeaba un poco, intentando desatarse.
Esperé casi hasta el amanecer. En Vietnam esa era siempre la hora en que todos estaban más asustados. La luz nos infundía cierta seguridad, del todo injustificada supongo, pero siempre estábamos ansiosos por que llegase la mañana. Todo el mundo se  levantaba, preparaba las armas y registraba el perímetro. Y nunca los pillaron desprevenidos.
Titubeó.
__En los últimos momentos nos desplazamos hasta el campo de golf. Creo que esto la confundió un poco, porque no paraba de preguntar qué hacíamos allí. Me pareció que otra vez tenía miedo de que la violara así que la tranquilicé. Cuando llegamos a los arbustos, donde hallaron el cadáver, le indiqué que se arrodillara de cara al este. Entonces le dije que observara la salida del sol, que sería como una explosión de luz. Una vez la tuve en posición le apunté con la .45 con el cañón inclinado hacia arriba para preservar la expresión del rostro. Le dije: Mira, está saliendo el sol, y cuando ella se inclinó hacia delante para ver mejor, disparé.
Ella no sintió dolor, de eso estoy seguro. Y en sus últimos momentos no estaba asustada.
Tal vez, incluso, me habría perdonado, si lo hubiera sabido. __Hubo otro instante de silencio__. Cuando leí el artículo, acerca de la familia y de quién era ella, comprendí que había tenido suerte: había hecho una elección perfecta.

__ ¿Cómo fue…? _comenzó Pedro a preguntar.

__Que la elegí, muy fácil _dijo__. Ella estaba caminando y yo detuve el coche con el pretexto de pedirle indicaciones para llegar a cierto lugar. Fue fácil obligarla a subir y atarla.

La mente quedó en blanco. Las palabras y las imágenes que se habían agolpado en ella mientras el asesino hablaba se borraron de golpe cuando el silencio se apoderó de la línea.
__Aún no entiendo… _dijo Daniel.

__A cualquiera le costaría. __Volvió a reflexionar unos instantes__. Cuando yo estaba en el extranjero hubo una ocasión en que sufrí suspensión súbita de la razón. Entonces participé en un hecho de vandalismo. Aún no puedo describirlo. Pero durante años ese episodio ha estado allí, pudriéndose en mi mente. Ninguna de las emociones comunes, la culpa, ansiedad, dolor, y demás, me ayudaron a conjurar esas imágenes  que me atormentaron como mis pesadillas de niño, o más, porque estas eran reales y me dominaban aun en vigilia.

Y luego esa estación tan sensual, esa primavera, vi en la televisión que todo se venía abajo allí. Las imágenes mostraban más hombres y mujeres aterrorizadas que pataleaban y se aferraban a los patines mecánicos de los helicópteros con la esperanza de que los transportasen a lugar seguro. Vi que abandonaban el país. Entonces pensé en todos los horrores. Vi en las pantallas los rostros desencajados por el miedo.
__Nadie lo sabe, pensé. Nadie comprende lo que ocurre en realidad, para ellos es solo una noticia de la televisión, un titular, una foto gris y granulosa.
Entonces decidí compartir mi horror con todas las personas complacientes, con aquellos que me enviaron allí en vano.
Ese fue el propósito de esto. __Se rio__. Suficiente. Me pondré en contacto con ustedes luego del número dos.

__! Espere…! __ gritó Pedro que entendió el mensaje.

Pero… había cortado.


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
 CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES CINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

27 comentarios:

  1. Beatriz Muy lindo. Ahora encontró la felicidad con ese amor!!

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  2. Ma Isabel Creo que están en el alma, sentimientos, valores, vibración del amor en el espacio que no se vé solo se siente y es eterno.
    Muy bello

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  3. Antonia ¡Si este amor recorre mis venas!
    ¡Si tu amor me llena de vida!

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  4. Alicia Bellísimo y Emotivos Sentimientos! Gracias

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  5. Muy interesante Eve...Una trama policial que me atrapa y un amor valiente que va a enfrentar a todos para ser vivido plenamente y en libertad...

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