"SIGNIFICAR".
CAPÍTULO
DOCE.
"El
infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el
infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos
maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y
volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada
y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué,
en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle
espacio."
*Italo
Calvino(de Las ciudades invisibles.)
“ … que
nunca está de más agradecer, que nadie quiere estar solo, que ayudar es poder
alentar y apoyar, que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la
muerte, que cuesta ser sensible y no herirse, ¿cómo hacerte saber que nadie
establece normas, salvo la vida?
Benedetti.”
__En
estos días invernales vuelvo a la infancia, oliendo a tierra mojada, saltando
sobre los charcos y oyendo el hermoso tañer de las campanas camino del colegio.
Esos tiernos recuerdos hoy salen a pasear y airearse fuera del laberinto del tiempo donde dormían custodiados por la fidelidad y envueltos en fino plástico con burbujas para que no se volvieran polvo a lo largo de la vida.
Y es que este aire lleno de aromas invernales, con nubes grises, intermitentes lluvias y nieblas tímidas arrastrándose por los suelos, te obliga a recluirte y a sentir la falta de movimiento.
Mas surge la motivación, se avivan los recuerdos y terminas emborronando papeles para intentar que te salga el frío del cuerpo.
Oriento mis recuerdos hacia espacios con calor, y surge en mí una sonrisa espontánea y mirando a contraluz el rayo de claridad que se cuela por un pequeño resquicio de la ventana, vislumbro un anochecer cálido con luna, en una playa de arena brillante y negra del sur de mi isla en el mes de junio, celebrando las hogueras de San Juan.
Estoy rodeado de mis jóvenes alumnos, llenos de ansías de aventuras y nuevas experiencias de la " escuela de teatro ", ellos con su labia me envolvieron y convencieron para pasar una noche mágica.
Al llegar vi que habían apilado una gran cantidad de objetos de madera viejos e inservibles y me preocupé por las dimensiones que tomaría el fuego.
" Todo controlado profe " tenemos permiso de la policía e invitamos a dos amigos bomberos.
Y surgió desde ese preciso instante una química entre las personas, el entorno y los elementos que nos llenó de magia, hechizándonos y acunándonos con el rumor de las olas del mar que llegaban a la orilla con tal delicadeza, que dejaban distintas siluetas en la arena antes que un mago las hiciera desaparecer con su varita mágica.
Con una astilla de madera de tea encendida y aventando el aire una y otra vez, tomó vida aquella pira y el fuego se levantó orgulloso de su calor y fuerza, y poco a poco, fue elevándose sin miedo pues quería descubrir curioso, qué había más allá de lo visible.
Estábamos todos sentados en corro, alucinados, viendo elevarse miles de chispas que se asemejaban a mínimas estrellas y atrapados por los diferentes chasquidos que buscaban quejarse, y que con ritmo hacían los diferentes objetos de madera.
Esa calidez de cuerpo y alma, ese silencio cómplice que se produjo, fue maravilloso, no lo he vuelto a sentir.
Todos con las mejillas arreboladas por el calor de la hoguera, al unísono empezamos hablar, otros a levantarse y así se salió de aquel instante especial y único.
Los más atrevidos empezaron a saltar por encima y empezaron las risas (la mía nerviosa por la responsabilidad de mi cargo y que pasara algún accidente) por cualquier motivo y la euforia del momento.
Se quemaron, bajo la creencia de que el fuego purifica, deseos escritos en papeles doblados y alguna que otra prenda íntima de ropa. Así terminamos siendo un grupo compacto, que gozaba de la calidez que desprendía el fuego y la humana que abrazaba los corazones.
Al añorar el calor, se escaparon estas vivencias del laberinto del pasado, que ratifica lo felices que vivimos.
Esos tiernos recuerdos hoy salen a pasear y airearse fuera del laberinto del tiempo donde dormían custodiados por la fidelidad y envueltos en fino plástico con burbujas para que no se volvieran polvo a lo largo de la vida.
Y es que este aire lleno de aromas invernales, con nubes grises, intermitentes lluvias y nieblas tímidas arrastrándose por los suelos, te obliga a recluirte y a sentir la falta de movimiento.
Mas surge la motivación, se avivan los recuerdos y terminas emborronando papeles para intentar que te salga el frío del cuerpo.
Oriento mis recuerdos hacia espacios con calor, y surge en mí una sonrisa espontánea y mirando a contraluz el rayo de claridad que se cuela por un pequeño resquicio de la ventana, vislumbro un anochecer cálido con luna, en una playa de arena brillante y negra del sur de mi isla en el mes de junio, celebrando las hogueras de San Juan.
Estoy rodeado de mis jóvenes alumnos, llenos de ansías de aventuras y nuevas experiencias de la " escuela de teatro ", ellos con su labia me envolvieron y convencieron para pasar una noche mágica.
Al llegar vi que habían apilado una gran cantidad de objetos de madera viejos e inservibles y me preocupé por las dimensiones que tomaría el fuego.
" Todo controlado profe " tenemos permiso de la policía e invitamos a dos amigos bomberos.
Y surgió desde ese preciso instante una química entre las personas, el entorno y los elementos que nos llenó de magia, hechizándonos y acunándonos con el rumor de las olas del mar que llegaban a la orilla con tal delicadeza, que dejaban distintas siluetas en la arena antes que un mago las hiciera desaparecer con su varita mágica.
Con una astilla de madera de tea encendida y aventando el aire una y otra vez, tomó vida aquella pira y el fuego se levantó orgulloso de su calor y fuerza, y poco a poco, fue elevándose sin miedo pues quería descubrir curioso, qué había más allá de lo visible.
Estábamos todos sentados en corro, alucinados, viendo elevarse miles de chispas que se asemejaban a mínimas estrellas y atrapados por los diferentes chasquidos que buscaban quejarse, y que con ritmo hacían los diferentes objetos de madera.
Esa calidez de cuerpo y alma, ese silencio cómplice que se produjo, fue maravilloso, no lo he vuelto a sentir.
Todos con las mejillas arreboladas por el calor de la hoguera, al unísono empezamos hablar, otros a levantarse y así se salió de aquel instante especial y único.
Los más atrevidos empezaron a saltar por encima y empezaron las risas (la mía nerviosa por la responsabilidad de mi cargo y que pasara algún accidente) por cualquier motivo y la euforia del momento.
Se quemaron, bajo la creencia de que el fuego purifica, deseos escritos en papeles doblados y alguna que otra prenda íntima de ropa. Así terminamos siendo un grupo compacto, que gozaba de la calidez que desprendía el fuego y la humana que abrazaba los corazones.
Al añorar el calor, se escaparon estas vivencias del laberinto del pasado, que ratifica lo felices que vivimos.
__No
me habías contado nada de esa época __afirma Guillermo que con los ojos
cerrados lo imagina.
__No
es mucho lo que sabes de mí o yo de ti, apenas nos empezamos a conocer, Guille,
son noches de encanto en las que paseaba
por sitios de Chile, viajes que hice cuando mis padres estaban presentes, es
muy bello país, con miles de paisajes, solo que muy castigado por fenómenos
naturales, me encantaría ir contigo alguna vez _dice Pedro en estado de
ensoñación __. Sí te cuento que en el papel que quemé, mi deseo era amar,
alguna vez… amar, y que quizá por ello
afloró ese día, por ese deseo cumplido.
__Y
a mí, precioso, aunque no añoro viajar, quizá con vos no sería una tragedia,
pero eso sí, no manejaría, no quisiera romperle los huesos a nadie más _ ríe y
lo imagina en el piso al chocarlo.
__Ni
que lo digas, manejo yo, Graziani, tú mejor ve a tribunales.
-Hablando
de ello, ¿vienes al asado en el estudio? __ofrece, Guillermo, entusiasmado__.
Mis socios son macanudos, no te asustes.
__No
me asusto, ¿él no irá?
__ ¿Juan?
No. Hace mucho que dejó de compartir mis espacios, y yo los de él, demasiado,
ahora le aburre oírnos hablar de chistes de abogados dice.
__Me
sabes a distancia, a duelo, a llanto prematuro y a despedida triste. A ausencia
permitida, a ramo de rosas marchitas, y
a jardín sin flores. Me sabes a
sentimiento que se cuela por los huesos.
Me sabes a melancolía y a muerte anticipada... me sabes a dolor, de ese que solo se percibe la noche del duelo, cuando la tumba es el corazón, y el mausoleo el alma... y el corazón el depósito de sus cenizas __ afirma Pedro en susurro__. Me sabes a tristeza cuando no estás conmigo, a
ángel caído, sin luz y sin paz robándome todo el amor que te pude dar. Me sabes
a ausencia de olvido desde aquella noche. Huelo a soledad.
__Tal
vez sea así, quizás empiece a sentirme solo cuando no estás, cielito, quizá la
tristeza me invada en tu ausencia. Te tengo en mis sueños, y en mi realidad te
anhelo; sueño con vos, y al despertar, tristemente te pierdo.
Me he soñado acariciando el rubor de las rosas, y ebrio de amor y belleza, arraigado al delirio de mis sueños mi alma solloza, mientras respira de tu boca; y en el encanto de un hechizo interminable, me fascino en la aurora del arco iris de tu sombra.
Soy lo que tu imaginación desea que sea, una nube blanca, o una nube negra; pero sea la nube que sea, o del color que vos prefieras, solo deseo vagar en el cielo sublime de tus piernas.
Te he soñado inquietando a la arena, y el mar celoso llorando tu ausencia; es que huyó su duende más bello para ser el encanto, embrujo a mis ojos; y yo a tus pies esclavo a mi rey le ruego al mar que no te lleve en su enojo; es que sos tan bello que estremeces mis sueños,
que al mar vuelves loco. Te tengo en mis sueños, y en mi realidad te anhelo; sueño con vos, y al despertar... tristemente te pierdo; si he de perderte mejor no me duermo, pero también me muero... si no te tengo en mi sueños. ¿A quién no le gustan los besos...? Los besos, que al salir la luna te dan las buenas noches, los que se sienten al despertar de buenos días, los cobardes con el atrevimiento de no saber si es lo correcto, los que se conceden sin más ni menos por puro deseo, los besos con toda dedicación en el cuerpo, los inesperados, los salados, los húmedos, los tímidos, los fogosos, los coquetos, los que te entregan todo en sus secretos. Y añoro todos tus besos.
Me he soñado acariciando el rubor de las rosas, y ebrio de amor y belleza, arraigado al delirio de mis sueños mi alma solloza, mientras respira de tu boca; y en el encanto de un hechizo interminable, me fascino en la aurora del arco iris de tu sombra.
Soy lo que tu imaginación desea que sea, una nube blanca, o una nube negra; pero sea la nube que sea, o del color que vos prefieras, solo deseo vagar en el cielo sublime de tus piernas.
Te he soñado inquietando a la arena, y el mar celoso llorando tu ausencia; es que huyó su duende más bello para ser el encanto, embrujo a mis ojos; y yo a tus pies esclavo a mi rey le ruego al mar que no te lleve en su enojo; es que sos tan bello que estremeces mis sueños,
que al mar vuelves loco. Te tengo en mis sueños, y en mi realidad te anhelo; sueño con vos, y al despertar... tristemente te pierdo; si he de perderte mejor no me duermo, pero también me muero... si no te tengo en mi sueños. ¿A quién no le gustan los besos...? Los besos, que al salir la luna te dan las buenas noches, los que se sienten al despertar de buenos días, los cobardes con el atrevimiento de no saber si es lo correcto, los que se conceden sin más ni menos por puro deseo, los besos con toda dedicación en el cuerpo, los inesperados, los salados, los húmedos, los tímidos, los fogosos, los coquetos, los que te entregan todo en sus secretos. Y añoro todos tus besos.
Estudio
Graziani y Asociados.
__Aplausos
para el asador _ grita Gaby disparando las palmas y murmullos alrededor de la
mesa en el patio, mesa en la que ahora se encuentra Pedro que cae bien a todos
como en cada sitio donde deja estela y aura.
__Muy
rico, Alberto, de veras, hacía mucho que
no probaba un asado _alaba Pedro sintiéndose en familia.
__Beto,
y casi no vuelves a probarlo.
__Albert
_advierte Gaby sonriendo__, no le digas eso que se va a asustar.
__Es
la verdad, con el golpazo que se dio en ese choque la sacó barata, es que no es
el fuerte de Guille el manejo.
__Ya
me he dado cuenta __lanzando un guiño__, igualmente gracias a él no fue peor, y
me ha cuidado mucho luego.
__
¿Estás ya bien del todo? _interroga Gaby.
__Al
menos me dieron el alta, claro que tengo tornillos de titaneo por dentro, pero
ya trabajo normalmente, digamos que llevaré por siempre en los huesos un
recordatorio de Guille, literalmente.
__Nos
contó que sos ebanista, yo tengo montones de muebles viejos en casa _continúa,
Gaby __. ¿Podría llevarlos a restaurar a tu taller?
__Claro,
me dices lo que deseas y le lavas la cara a cada ambiente, tengo sillas y mesas
antiquísimas que restauro al estilo que desees.
Guillermo
lo mira con admiración, al profesional, al hombre que se adapta a cada uno, a
sus sitios sin reparos, tan diferente de Juan a quien cada anécdota le moleta y
cada chiste le desagrada.
__Che,
Guille ¿de veras estás bien vos? ¿Qué fue lo que te sucedió? __interroga,
Alberto atento a cada indicio de estrés en su jefe.
__Nada
grave, solo una arritmia pero según sé es frecuente y nada grave, tienen
Graziani para rato ustedes.
__Te
lo robo, le mostraré el estudio _dice Gaby tomando a Pedro de la mano, que
sonríe hacia donde está Guillermo.
__
¿Estás muerto con el pibe? ¿Y Juan?
__ ¿Tanto
se me nota? __pregunta Guillermo al amigo.
__Para
el que te conoce como yo mucho, te leo y tienes el alma trasparente que pide a
gritos una vida con Pedro. ¿Te vas a dar esa oportunidad?
Dale,
Guille, ¿cuánto crees que podrás remarla con Juan? Esa arritmia no es
casualidad, además ya son siglos con él, y es claro que hace mucho que ese
matrimonio está muerto.
__Y
es claro que hace nada que conozco a Pedro, que es joven, lleno de vida, sin
problemas, no quiero arrastrarlo a mil quilombos, soy un hombre grande.
__Pamplinas
y excusas, no hay edad para el amor, eso
me lo enseñaste vos, como que tampoco género, y que sepa a él también se
le nota que te adora. ¿Es por Fabián?
__También,
aunque Juan no es santo de su devoción, no sé cómo le caería que lo dejara por
alguien como Pedro.
__Por
alguien que amas, yo creo que debería caerle muy bien, saber que su padre
quiere ser feliz, dale, Guille, estás con el coche parado hace años, le diste
arranque, pon el pie en el acelerador y
dale a fondo, no hay demasiadas oportunidades.
__
__La
belleza de las pinturas, hace volar a las letras entre sueños y anhelos, espero
que disfrutes de este vuelo entre
colores, trazos y texturas, la tarde se solaza acariciando tu piel, el frío del
exterior desea sentir tu tibieza, qué
más quisiera que besar tu candor, la playa se extiende plena entre tus
senderos, presiente las suaves caricias, se antoja de ese momento, son tus
cabellos hacedores de perfumadas brisas, retozando sobre tu cuello que acarician
en su ir en su venir, lo saben tus cumbres, sus areolas conmovidas en suaves
ecos extienden sus pezones, acompañan la melodía, llega el mediodía y mis
deseos arden en el cénit de tu pasión, tus ojos dejan saber a mis ganas que son
bien correspondidas, tu centro se siente dispuesto con sus rocíos aromados,
rocíos que suben que bajan y se
derraman.
Dime
¿A quién no le gusta que le callen a besos?
A mí me encanta, cuando me callan con ellos. Los inexpertos, los que son
exploradores indagando por el cuello o
los que son capaces de volver loco al más cuerdo, los que se dan con los ojos,
los honestos, los valientes, los
despechados, los robados, los intensos, los que logran parar el tiempo haciendo
olvidar besos de sueño, los besos que
rozan los labios siendo sinceros.
Los
que yacen en la mano, los inocentes, los que acaban en la frente, los que bajo
la lluvia se dan de repente los lentos,
los calientes ¡oh, sí! los calientes más ardientes, los dulces, los amantes, los salvajes, los que
se regalan a la buena gente, los besos
que preceden al más grande "sí quiero” por eso ya que hablamos de besos,
te pregunto ¿Me besas... O te beso? ¿Era así?
__Es
lo que hablamos temprano.
__Lo
escribí, estoy llevando una especie de diario de nuestras charlas y encuentros,
me encanta releerlo cuando no estás _ confiesa Pedro con sonrisa pícara.
__ ¿Y
yo podré leerlo?
__
Cuando estás conmigo, lo dudo, no alcanza el tiempo, alguna vez, tal vez.
Guille,
lo pasé muy bien en el asado, tus socios son amorosos, tu gente te quiere, te
respeta, se les ve en la mirada, lamento
que Marcos no fuera, me hablas tanto de él que deseaba conocerlo.
__Sos
tan bueno, tan incondicional. ¿Siempre serás así?
__Si
lo dices porque no te reclamo ausencias, porque no te pido definiciones, porque
no te exijo que lo dejes, no puedo usar la palabra siempre, es que entiendo que
yo quisiera que así fuese, quedarme a vivir en esa mirada penetrante que hace
que mi alma parezca traslúcida, pero
poco sé de tu pasado, y el futuro me demostró en el choque que puede ni siquiera
llegar, entonces me limito a amarte en cada instante del hoy que intento sea
perfecto y eterno, y entiendo que tienes treinta años junto a otro, que aunque
no haya amor debe de ser complejo abandonar, y además un hijo, y en verdad yo
no soy el príncipe que dices, apenas soy un carpintero humilde de un barrio
pobre, de un sitio perdido, que lo único que puede darte es amor __le dice Pedro
dibujando en el vientre su nombre con las yemas.
__
Sos mucho más que lo que dices, sos culto, ebanista, un artista, y el ser más
interesante que llevo conocido, no intentes rebajar tus valores _le responde
Guillermo acariciándole el cabello.
__No
soy profesional, puede que lea, siempre fui curioso, por suerte eso ayuda en la
vida, te hace saber o desear investigar un poco de todo. Pero ¿sabes qué es de
lo que más disfruto?
__ ¿Qué?
__De
estos momentos robados a la eternidad, de estar a tu lado sin prisas ni
testigos, en este aquí y ahora, aunque quisiera
formar un mundo contigo, uno para siempre, todo comienza en este ahora.
Llega
el fin de semana, es cuando más disfruto
tu presencia, sin obligaciones después de una semana laboral estresante. Y hoy
tengo unas ganas enormes de hacer el amor contigo, siento un amor pletórico por
ti. Tu cuerpo me incita a una pasión desbordante, admiro los lunares de tu
espalda, el cuerpo de dios, tu cara al natural sin ninguna pizca de maquillaje,
me refiero a la máscara del penalista que supongo llevas en tribunales, yo
tengo la suerte de conocer tu verdadero rostro, tu pelo quebradizo todo
alborotado, te levantaste de nuestro lecho desnudo a preparar un desayuno, yo
sigo extasiado vitoreándote por cómo tu hermoso prado y tus pezones se traslucen
en tu hermosa bata negra.
Me descubres mirándote. Sonríes con esa sonrisa angelical... Y vienes a mí cargado de sensualidad, y lo curioso es que ha sido así desde el inicio, desde la primera vez que nos miramos tras el choque.
Empiezas por aspirar mi cuello, cerrando tus lindos ojos oliendo mi esencia. Suspiras tan fuerte que erizas mi piel al instante, definitivamente este día es nuestro, haremos el amor en el sofá, en la escalera en la mesa, sobre la lavadora, en el balcón, donde se nos peque la gana.
Te encanta la emoción y la adrenalina pura, pensando si alguien nos descubre y nos mira.
Me descubres mirándote. Sonríes con esa sonrisa angelical... Y vienes a mí cargado de sensualidad, y lo curioso es que ha sido así desde el inicio, desde la primera vez que nos miramos tras el choque.
Empiezas por aspirar mi cuello, cerrando tus lindos ojos oliendo mi esencia. Suspiras tan fuerte que erizas mi piel al instante, definitivamente este día es nuestro, haremos el amor en el sofá, en la escalera en la mesa, sobre la lavadora, en el balcón, donde se nos peque la gana.
Te encanta la emoción y la adrenalina pura, pensando si alguien nos descubre y nos mira.
Hoy
es día libre, nos comeremos mutuamente, te leeré poesía erótica y pondremos en
práctica todo, nos bañaremos en la tina, y te acurrucarás en mi pecho mientras
te tallo la espalda, siento deseo, lujuria al juntar nuestra piel, mis dedos
impacientes hurgan en tu divino sexo, provocando un estallido de humedad en ese
lugar ardiente de tu intimidad, mi boca sedienta busca afanosamente beber la
miel de tu fuente del deseo, donde mis labios y mi lengua se pierden en tu
intimidad, la locura de dos almas saboreando, disfrutando oleadas de intenso
placer, acariciando tu rostro perdiéndome en tu mirada. Quiero beber de tus besos y de tu alma en
este fin de semana donde poseo tu cuerpo bajo ardientes sábanas blancas hasta
que nos sorprenda la madrugada o el rocío del alba.
__Esta
noche quiero que transitemos la locura. Esta noche olvidemos las palabras. Que
no sea por el teléfono que vos me ames. Quiero que nos encontremos cara a cara.
Que solo somos vos y yo en esta historia y eso es todo lo que basta para la gloria, y
para este amor, para un gran amor. Esta
noche te despojo de toda tu ropa interior sin descanso hasta que salga el sol y
te amarraré a mi corazón, yo solo quiero darte mi amor y esta noche te
alcanzaré, lo debes creer porque yo
solamente quiero entrar en tu piel y más, quedarme en ella.
Y yo ya sé muy bien cómo lo haré. Y esta noche quiero hacerte el amor una y otra vez, y una y otra vez. Que vos me envuelvas con tu desnudez, que brillen las estrellas, yo quiero llevarte a una de ellas. Amor quiero que perdamos la cordura, esta noche solo hagamos travesuras.
Esta noche quiero saber que de verdad vos me amas, ya con escribirnos eso a mí no me alcanza, eso no me alcanza. Vida yo te quiero aquí desnudo y besarte todo el cuerpo hasta la locura. Quiero poner mis manos en tu cintura, hacer con mi boca lo que vos esperas, toda una ciencia, y dejar un poquito de lado la ternura..., en tu sexo ya humedecido...
Dame la pasión y todo el sexo que he merecido, y quédate aquí a mi lado, quédate aquí conmigo que quiero transmitirte toda mi experiencia, y no digas no que ya muero de impaciencia, quiero que transitemos la locura, olvidemos las palabras. Amor solo quiero que perdamos la cordura y que hagamos todas las travesuras. Esta noche yo te llevo a conocer la luna y te besaré todo el cuerpo hasta la locura. Quiero devorarme toda esa cintura.
Esta noche transitemos la locura. Deja que te haga esas cosas que no sabías, todas esas cosas que vos creías que en esta noche yo te haría.
Y yo ya sé muy bien cómo lo haré. Y esta noche quiero hacerte el amor una y otra vez, y una y otra vez. Que vos me envuelvas con tu desnudez, que brillen las estrellas, yo quiero llevarte a una de ellas. Amor quiero que perdamos la cordura, esta noche solo hagamos travesuras.
Esta noche quiero saber que de verdad vos me amas, ya con escribirnos eso a mí no me alcanza, eso no me alcanza. Vida yo te quiero aquí desnudo y besarte todo el cuerpo hasta la locura. Quiero poner mis manos en tu cintura, hacer con mi boca lo que vos esperas, toda una ciencia, y dejar un poquito de lado la ternura..., en tu sexo ya humedecido...
Dame la pasión y todo el sexo que he merecido, y quédate aquí a mi lado, quédate aquí conmigo que quiero transmitirte toda mi experiencia, y no digas no que ya muero de impaciencia, quiero que transitemos la locura, olvidemos las palabras. Amor solo quiero que perdamos la cordura y que hagamos todas las travesuras. Esta noche yo te llevo a conocer la luna y te besaré todo el cuerpo hasta la locura. Quiero devorarme toda esa cintura.
Esta noche transitemos la locura. Deja que te haga esas cosas que no sabías, todas esas cosas que vos creías que en esta noche yo te haría.
Se
encuentran… se miran, se admiran, se besan, se desnudan, se codician, se extrañan y se han
pensado, callan las palabras, solo son las ansiosas manos que recorren y
asedian los mapas, hurgan, apremian, apretujan, arañan y escalan alto, y más
alto, son pasión, deseo, fuego, ardor. La lengua inquiere sabores de deseo,
humedades, aromas, gimen, imploran, se apremian, se resisten, se rinden. La
carne pulsátil de uno arremete impiadosa, violenta, gana entrañas y mares y va por más, una vez, se detiene, siente, sigue,
empuja, sube, dos, tres veces, el otro lo cobija, lo recibe, lo acompaña,
gimen, gritan gruñen, lo anida con desesperación. Concupiscencia, lujuria y
lascivia, no hay excusas, hay deleite animal, hay gozo, hay euforia, y crean
sinfonías de jadeos, suspiros y sonidos, no existen acordes disonantes, solo
estridentes cuando el concierto creado llega al clímax para dos y al final
estalla en la última nota alta, muy alta, en esa fusión enloquecedora que los
sorprende y aturde, es un acorde de sonidos y respiraciones, y derrames y estremecedor
que convulsiona los cuerpos, que redime las culpas, que catapulta el alma única
al universo, que les muestra la muerte, es la agonía, es la razón en fuga en el
nirvana, es la muerte, es caer en el uno, es dejar der ser para renacer.
__Quise ser tu estrella y que tú fueras mi sol, quise ser tu anochecer y que tú fueras mi rocío, quise ser tu desespero y que tú fueras mi delito. Quise amar tus fantasías para que amaras mis caricias, quise besar tu pasión para que bebieras de mi amor, quise montar tu mástil para que galoparas mi montura.
Bebí de tu instinto embriagándome con tu ardiente vino mientras en mis cúspides y mis montañas tus dedos bosquejaban, mientras mi montículo y mi fuente eran husmeados por tu aliento, saqueados por tu lengua, mientras tus labios liban de mi extremo su fogoso licor.
En mis deseos encarcelé tus besos y arropé tus malicias, murmuré mi desespero, sollocé
mis gemidos, provoqué tus suspiros, besé tus ansias, acaricié tus ganas y con mucha calma le hice el amor a tu corazón y a tu alma. Porque tú eres mi amor eterno.
Antes de dormir cada noche es para ti mi último pensamiento, eres el primero en quien pienso cuando me despierto, mis labios solo recuerdan tu nombre, sutil tu recuerdo recorre mis espacios.
Déjame acariciar tus recodos, los de tu corazón, déjame besar tu alma, déjame tocar tus fibras, déjame provocar en ti las ganas de amarme como solo tú me amas.
Quiero que ames mi candor, quiero ser para ti una nueva conquista, quiero que te haga sentir mi amor, quiero contigo disfrutar locas fantasías. Por amor sentirás, como nadie te hizo sentir, como nunca en tu vida, quiero hacerte llorar, quiero hacerte reír, con mi deseo tocar tu virilidad. Con mi aliento acariciar y tentar tu hombría.
Quiero con la magia de la pasión provocar tu deseo sin prisas y sin medidas.
Te amo tanto cariño, como nunca pensé existiera el amor, aprendí contigo, con dulzura a besar tu sendero, con ternura acariciar tu desenfreno, aprendí contigo, como tú me amas; amarte intenso. Cuando pienso en ti… con tu embrujo me atraes, siento sensaciones sublimes, extraes mi esencia, te escribo un poema, te hago el amor como jamás lo has hecho, amo todos los deseos de tu cuerpo, te amo en mis letras, te arrullo en mis verbos.
Lo que más amo es tu corazón, ese que me conquistó un día, hasta perder la razón, ese que mi candor enamoró, para toda la vida.
Eres el hombre de mi vida, tal es así, que mi amor es solo tuyo, amarte es mi orgullo, por ti daría mi vida, tal es así, que puedes tomar sin preguntar hasta la última gota de mi sangre.
Siempre te amaré, estés donde estés, porque tú eres el que me sedujo, mi amor brujo, a quien adoro hasta en mi sueño, porque tú eres, mi único dueño, mi único querer, porque tú eres mi amor eterno.
Querías
saber cómo puedo no reclamar nada, es mi mayor deseo tenerte en mi casa, en mi
cama hoy, mañana, el año que viene y para siempre, yo nunca amé antes, y
siempre estaré acá solo, esperándote, eso me hace poder darte tiempo, aunque me
duela la distancia, puedes ir y regresar, yo estaré siempre, y solo para ti,
Guille, y espero eso sí, que un día puedas decirme, que ya no tienes que irte,
o que nos vayamos juntos a cualquier sitio, contigo me daría igual.
__Precioso,
sos muy generoso dando, y yo muy afortunado teniéndote. Vivamos un sueño de
total entrega. Un romance sin prisa.
Suave, lento, pasivo. Y al encender la llama de
nuestro instinto, seré ese fuego
que calcina distancia y ausencia...
Hagamos de esos secretos de almohada, un
todo que exilie la nada.
Dejemos
que lleguen los años nuevos, que a partir de vos, se han ido los viejos recuerdos. Que nuestras
caricias hagan de lo añejo un viento
de olvido y una escalera al deseo. La pasión de nuestra piel extasiada, vestirá de nuevo esos veranos y
otoños dormidos. Serán tus labios de
curvas anunciadas y los mismos suspiros el abrigo de
inviernos postreros que entre
caricias sin pudor, serán un delirio.
Amarte
será mi credo y la pasión llegará sin tiempo ni edad. Porque amo, siento y
sueño sin prisa ni piedad. Seremos flama
que anida en el cuerpo y busca tan
solo apagar su fuego en esas aguas que en tu secreto se destilan. Aguas que aseguran una entrega desmedida.
__ Confundí
tus ojos con las estrellas y me dejé llevar hasta lo profundo de tus pupilas
que hechiceras me hipnotizaron, sucumbí a tu preciosa mirada sin notarlo
siquiera.
Deslicé mi mano por tu cintura mientras la luna nos observaba a lo lejos y tu rostro resplandecía con ella, radiante y hermoso.
Bordeé la curva de tus labios y me atrapaste en ellos, no pude resistirme al misterio que guardan y que provocan cada vez que sonríes despreocupadamente.
Cobijé mis sueños con tus caricias, descubrí el paraíso en tu piel, tus manos llenaron de deseos a las mías y terminé morando en ti por siempre.
Deslicé mi mano por tu cintura mientras la luna nos observaba a lo lejos y tu rostro resplandecía con ella, radiante y hermoso.
Bordeé la curva de tus labios y me atrapaste en ellos, no pude resistirme al misterio que guardan y que provocan cada vez que sonríes despreocupadamente.
Cobijé mis sueños con tus caricias, descubrí el paraíso en tu piel, tus manos llenaron de deseos a las mías y terminé morando en ti por siempre.
Róbale
la calma a mis labios con tus besos, endulza mi piel con la miel que nace en tu
cuerpo. Ven y en un arrebato de pasión
entrégate en tu totalidad, deja
que sean tus caricias las que
hablen por ti y enamoren mi cuerpo, para sentir la calidez y el sabor de la pasión que por dentro te está consumiendo.
hablen por ti y enamoren mi cuerpo, para sentir la calidez y el sabor de la pasión que por dentro te está consumiendo.
Sedúceme
el alma con tus besos, enloquece mi ser,
y llévame a lo más profundo de ese
mundo, donde se conjugan las caricias
con los gemidos de satisfacción que
arrojan dos seres empapados de sudor, mientras se aman con desenfreno. Sedúceme el alma y deja que
sea
yo quien se encargue de seducir tu cuerpo; déjame recorrer con mis labios todo tu universo y hacerte explotar en un acto de lujuria, amor y pasión como jamás nadie lo ha hecho.
yo quien se encargue de seducir tu cuerpo; déjame recorrer con mis labios todo tu universo y hacerte explotar en un acto de lujuria, amor y pasión como jamás nadie lo ha hecho.
Guille,
yo te he conocido antes, y no te he contado todo, pero creo que lo sabes, no
puedes ser más que tú.
__ ¿Quién?
__El
personaje de mi amor secreto. De años.
Tengo treinta y ocho años, soy soltero, agradable, buen amigo, según dicen, pero tengo un defecto que yo no considero en ese rango: vivo solo. Desde hace años mis amigos tratan por todos los medios de “engancharme” con alguien y se han valido de las tretas más viles para lograr su cometido. Llamados de mujeres que se equivocan de número, vendedoras de toda clase han llamado a mi puerta, solicitudes de amistad por redes y otros tantos ardides en busca de que firme un papel o al menos ingrese una figura femenina, o no, a mi hogar.
Hace otros tantos años que veraneo solo, en el mar al sur del país, remedando cuando estaba en Chile tal vez. En uno de esos viajes decidí aprender buceo y me encantó. Ahora no veo la hora de viajar para disfrutar mi pasatiempo favorito.
Mis amigos (todos casados) se están dando por vencidos, me dicen “el solterón” pero yo ya me acostumbré. Ellos creen que por estar solo no sé lo que es el amor, pero se equivocan. Tuve un novio allá por los noventa y tantos pero no funcionó y me decepcioné. Ese día di vuelta la calle, iba a su casa con unas ilusiones que pesaban mucho más que los doce gramos de oro y los quilates del brillante que confirmarían nuestro amor. No era el día que lo visitaba regularmente, y era lógico: evento especial, día especial. A metros de la esquina vi que una pareja se besaba en la puerta de su casa. Solo me detuve, la miré, apreté el estuche y decidí regresar sobre mis pasos, nunca más lo vi ni le permití verme. Pocos saben de esa historia.
El segundo año de veraneo y tras unos días de práctica en una piscina, nos llevaron a bucear a unas grutas que se inundan con la marea alta y fue fantástico, salvo por la sensación peculiar de sentirme observado todo el tiempo que permanecí dentro de una amplia galería, caverna, que me mostraba un mundo desconocido hasta ese día. Le comenté mi sentir al instructor y este le restó importancia. Me dijo que ya se me pasaría. Pero la sensación me duró todo el año.
Cuando me sumergí al año siguiente, solo, pues ya había certificado mi curso de submarinista, la única idea que rondaba mi mente era la de volver a esa gruta. Estando allí, una extraña sensación de paz me invadió a la vez que los recuerdos de mi mala experiencia de la juventud volvieron con intensidad. Toqué el anillo que desde aquel año llevaba en mi cuello como colgante de una cadena que mis padres me habían regalado cuando cumplí dieciocho años, no lo llevaba como recuerdo de él o nuestro amor fallido, cada vez que me interesaba alguien lo miraba y eso bastaba para no involucrarme más con esa persona, me protegía, había jurado no sufrir por amor. Me senté en una saliente plana que llevaba hacia atrás de la caverna, con los pies en el agua y las manos apoyadas sobre la roca. La tranquilidad y los recuerdos inquietantes junto con la seguridad de sentirme solo, fuera del alcance de la intromisión ajena, propiciaron mi desborde de sentimientos y lloré. Hubiese preferido ser amado, compartir mi vida con alguien, recorrer el camino acompañado. Más de quince años habían pasado desde aquel desastre emocional y recién ahora, a miles de kilómetros de mi ciudad y a metros de profundidad en pleno Océano Atlántico, podía hacer por fin el duelo por lo que creí mi amor perdido.
No podía parar de llorar, me pesaba el dolor y este se aferraba con uñas y dientes, no me quería abandonar. Sentí un desplazamiento de agua y de la misma emergió un joven que al verme sonrió tiernamente. Se sostuvo del borde de la roca y me dijo que no me avergonzara de sentir. “Yo pasé por algo parecido”, me aseguró con la voz más dulce que jamás había paladeado. Mudo por el susto y la vergüenza de haber sido escuchado, solo lo seguí mirando.
Tengo treinta y ocho años, soy soltero, agradable, buen amigo, según dicen, pero tengo un defecto que yo no considero en ese rango: vivo solo. Desde hace años mis amigos tratan por todos los medios de “engancharme” con alguien y se han valido de las tretas más viles para lograr su cometido. Llamados de mujeres que se equivocan de número, vendedoras de toda clase han llamado a mi puerta, solicitudes de amistad por redes y otros tantos ardides en busca de que firme un papel o al menos ingrese una figura femenina, o no, a mi hogar.
Hace otros tantos años que veraneo solo, en el mar al sur del país, remedando cuando estaba en Chile tal vez. En uno de esos viajes decidí aprender buceo y me encantó. Ahora no veo la hora de viajar para disfrutar mi pasatiempo favorito.
Mis amigos (todos casados) se están dando por vencidos, me dicen “el solterón” pero yo ya me acostumbré. Ellos creen que por estar solo no sé lo que es el amor, pero se equivocan. Tuve un novio allá por los noventa y tantos pero no funcionó y me decepcioné. Ese día di vuelta la calle, iba a su casa con unas ilusiones que pesaban mucho más que los doce gramos de oro y los quilates del brillante que confirmarían nuestro amor. No era el día que lo visitaba regularmente, y era lógico: evento especial, día especial. A metros de la esquina vi que una pareja se besaba en la puerta de su casa. Solo me detuve, la miré, apreté el estuche y decidí regresar sobre mis pasos, nunca más lo vi ni le permití verme. Pocos saben de esa historia.
El segundo año de veraneo y tras unos días de práctica en una piscina, nos llevaron a bucear a unas grutas que se inundan con la marea alta y fue fantástico, salvo por la sensación peculiar de sentirme observado todo el tiempo que permanecí dentro de una amplia galería, caverna, que me mostraba un mundo desconocido hasta ese día. Le comenté mi sentir al instructor y este le restó importancia. Me dijo que ya se me pasaría. Pero la sensación me duró todo el año.
Cuando me sumergí al año siguiente, solo, pues ya había certificado mi curso de submarinista, la única idea que rondaba mi mente era la de volver a esa gruta. Estando allí, una extraña sensación de paz me invadió a la vez que los recuerdos de mi mala experiencia de la juventud volvieron con intensidad. Toqué el anillo que desde aquel año llevaba en mi cuello como colgante de una cadena que mis padres me habían regalado cuando cumplí dieciocho años, no lo llevaba como recuerdo de él o nuestro amor fallido, cada vez que me interesaba alguien lo miraba y eso bastaba para no involucrarme más con esa persona, me protegía, había jurado no sufrir por amor. Me senté en una saliente plana que llevaba hacia atrás de la caverna, con los pies en el agua y las manos apoyadas sobre la roca. La tranquilidad y los recuerdos inquietantes junto con la seguridad de sentirme solo, fuera del alcance de la intromisión ajena, propiciaron mi desborde de sentimientos y lloré. Hubiese preferido ser amado, compartir mi vida con alguien, recorrer el camino acompañado. Más de quince años habían pasado desde aquel desastre emocional y recién ahora, a miles de kilómetros de mi ciudad y a metros de profundidad en pleno Océano Atlántico, podía hacer por fin el duelo por lo que creí mi amor perdido.
No podía parar de llorar, me pesaba el dolor y este se aferraba con uñas y dientes, no me quería abandonar. Sentí un desplazamiento de agua y de la misma emergió un joven que al verme sonrió tiernamente. Se sostuvo del borde de la roca y me dijo que no me avergonzara de sentir. “Yo pasé por algo parecido”, me aseguró con la voz más dulce que jamás había paladeado. Mudo por el susto y la vergüenza de haber sido escuchado, solo lo seguí mirando.
__ Hace un año te vi y sentí que tenías algo, y te seguí un tiempo. No me equivoqué, es como si pudiera oler el amor y vos desbordas de él, me dijo mientras yo seguía fuera de mí.
__ ¿Me conoces?, le pregunté haciendo un esfuerzo supremo por salir de la estupefacción en la que me encontraba.
__ El año pasado cuando entraste en la caverna yo estaba por allí, me dijo señalando tras mi espalda --, y te observé callado cuando te sentaste en este mismo lugar y percibí tu angustia, yo quise consolarte, decirte que estaba allí pero no me animé.
__ ¿Y ahora? ¿Cómo sabías que estaría aquí? -le pregunté todavía profundamente aturdido.
__ Vivo aquí -respondió vivazmente.
__ ¿En la gruta? -dije sin pensar.
__ No -respondió un tanto ruborizado- en la zona, y cuando hoy te vi, te seguí…
Hablamos casi una hora hasta que por radio el capitán del bote que me llevó hasta el acantilado me preguntó si estaba todo bien. Era hora de regresar. Le pregunté si nos podíamos ver después o mañana y me respondió con un rotundo “sí” que me sonó a respuesta esperando la pregunta. Cuando me pidió que nos viéramos en el mismo lugar, me pareció bien, en la soledad extrema, quizás él también era un alma solitaria con deseo de dejarlo de ser.
Esa
noche en el hotel, frente al espejo pensé en él y su belleza que irradiaba
comprensión y cuya bondad precedía por varios metros la belleza física y esos
hermosos ojos que fulguraban todavía en mis retinas aun con los ojos abiertos.
Pasó la segunda cita y en la tercera nos besamos apasionadamente, el recuerdo
del amor juvenil irrumpió con fuerzas en mi ser, derribando el dique de
contención que llevaba años engrosando en mí mismo. Recuerdo haber tocado el
anillo en mi cuello y no surtió efecto, había caído profundamente enamorado de
este ser que piedra a piedra derribó el cerco perimetral a mi corazón, me había
vuelto a enamorar.
Tardé tiempo en entender la realidad y limitaciones de nuestro amor o mejor dicho, para que nuestro amor se manifestara como en el común de los seres humanos, pero lo entendí y acepté. Pagué el precio. Once meses nos amamos a la distancia, contemplando la luna y soñando el día en que seamos o mar o tierra. En noches serenas me parece oír su canto y él jura recibir mis besos a la distancia. Casi treinta días pasamos juntos cada año durante más de una década y parece tan poco y mucho a la vez. El amor perfecto, el dueño de mi corazón a la distancia. El pacto de tierra y mar nos fortalece cada día y nuestro amor crece.
Mis amigos siguen llamándome solterón y yo los dejo, cada tanto me invitan a conocer a alguien, intentan enamorarme, como si pudiera. Quisiera decirles que cesen de hacerlo, que es imposible, que ya tengo dueño, que un ser hombre-pez espera por mí y yo muero por él.
Tardé tiempo en entender la realidad y limitaciones de nuestro amor o mejor dicho, para que nuestro amor se manifestara como en el común de los seres humanos, pero lo entendí y acepté. Pagué el precio. Once meses nos amamos a la distancia, contemplando la luna y soñando el día en que seamos o mar o tierra. En noches serenas me parece oír su canto y él jura recibir mis besos a la distancia. Casi treinta días pasamos juntos cada año durante más de una década y parece tan poco y mucho a la vez. El amor perfecto, el dueño de mi corazón a la distancia. El pacto de tierra y mar nos fortalece cada día y nuestro amor crece.
Mis amigos siguen llamándome solterón y yo los dejo, cada tanto me invitan a conocer a alguien, intentan enamorarme, como si pudiera. Quisiera decirles que cesen de hacerlo, que es imposible, que ya tengo dueño, que un ser hombre-pez espera por mí y yo muero por él.
__
No soy un pez, soy un hombre, cielito, y falta poco para que al fin salga a
tierra firme, no serás siempre lo que creen de vos, lo prometo.
__Lo
sé, porque cuando te vi tras el accidente en la mirada te reconocí, eres tú,
siempre has sido tú, por eso espero en la seguridad de que este amor viene de
muchos imposibles, de eones.
Si
supieras cuánto te amo y por temor a que me digas que solo quieres mi amistad
es que mi corazón se guarda este sentimiento que cada día va creciendo y que ya
no puedo seguir callando más.
Si
supieras que eres como esa ola que golpea las rocas de mis orillas, así mismo
eres tú que a cada momento me das golpes de amor que azotan, sacuden y hacen
vibrar mi corazón.
Te
llevo en mi mente y en mis entrañas haces volar aquellas mariposas que hace
buen tiempo ya no pensé que volarían, y tan clavado estás en mi alma que es ese
miedo que me consume a no decirte nada que hace que mis labios no pronuncien lo
que por ti siento.
Y
tan solo me encuentro agazapado en la oscuridad de la noche y con la lluvia que
arrecia con mucha fuerza, adivinando tal vez cómo yo me siento al callar esto
que por ti me consume.
Si
supieras que mis deseos, mis anhelos y mis sueños están ahí muy hondamente
guardados y no puedo ni siquiera gritarlos, porque mi alma se enmudece cada vez
que te miro, pero son mis ojos los que te dicen que yo a ti te amo.
No
sé si te das cuenta, ¡la verdad que no lo sé!, pero cómo quisiera estar dentro
de ti para saber si te has dado cuenta de lo que por ti cada día siento, tal
vez seas solamente una ilusión o quizás uno de esos amores imposibles que no se
puede gritar a los cuatro vientos y que solo se puede guardar eternamente en el
corazón como si fuera un pecado el amarte. Pero no lo es, nunca amar es pecado,
lo sé.
__No
es pecado, ni es enfermo, simplemente es…
__
Un observador ajeno a la rutina del matrimonio
de Guillermo y Juan no habría notado mayores cambios en la manera en que los
días se repetían en el hogar de ambos.
Los
esposos, sin embargo, aun cuando siguieran los ritos de la farsa acostumbrada
mañana y tarde, percibían, quizá como los sismólogos predicen y perciben el
suave deslizamiento de las placas geológicas, una fricción diferente entre
ellos.
Hacía
apenas unos meses la vida sexual de ambos había tenido un súbito ascenso, pero
ninguno de ellos estaba presente en al acto. Los orgasmos inmediatos de
Guillermo llevaban un nombre, un rostro, el intento de Juan de ser más
aventurero en correspondencia con la predisposición de su esposo, había
estallado en el cielo como una roseta de fuegos artificiales que tras iluminar
la noche se disemina y la deja más negra, si cabe, la oscuridad se ve más
profunda.
Guillermo
ya no necesita al esposo para realizar sus fantasías y él no es de los que
puedan hacerlo simplemente cerrando los ojos y usando la imaginación. Matías le
ocupa el pensamiento, y en las noches más bien evade a Guillermo para poder, a
solas, hundido en las cobijas, pensar en dónde esconderse con él y qué hacer
con esos ímpetus desaforados que no atina a controlar.
El
matrimonio intercambia el beso leve de buenas noches de viejos amigos y luego
cada quien se atrinchera en su lado de la cama y viaja al mundo secreto e
individual de sus propias consideraciones.
La
briosa energía que los ensueños les prodigan disminuye el alto y ancho del
espacio que queda, o que cada uno ocupa frente al otro. Cargados de distintas
polaridades, no se atraen sino que se rechazan como campos magnéticos de signos
opuestos. En las comparaciones, ninguno sale bien parado.
Juan,
sus manías, su manera que el esposo llama de no verlo, su aburrida conversación
que gira siempre en torno de los pacientes al mantenimiento de la casa, a los
congresos, no pueden compararse con la vibrante actitud de Pedro, su sentido
del humor, su risa, sus juegos y esa forma pícara de mirarlo y alabarlo,
encontrarlo original, seductor, capaz de tomarse cualquier riesgo para beberse
la vida hasta el fondo.
Por
su parte, Juan no puede sentirse satisfecho con la mirada ausente u opaca de
Guillermo cuando él le cuenta __como ha hecho cada día desde hace casi treinta
años__ sus historias de pacientes díscolos, de enfermedades rebeldes o los chismes de las enfermeras y los médicos
del hospital. El marido lo mira afanarse en las mañanas con su aseo personal y
cuidado meticuloso de la piel, del cabello, de la ropa, calcula el tiempo que
le dedica a cada uno y piensa en el estilo desenfadado y natural de Matías que
no parece desear otra cosa que ser quien es y que tiene un asombro exquisito
para escucharlo, y una modestia en su manera de ser que a él le parece más acorde
con su idea de cómo deben de ser las relaciones entre pares.
La
costumbre de sus vidas, sin embargo,
interrumpida por una quietud inusual, dispara en ellos un alerta, no el sonido
de una sirena pero sí la percepción de un silencio incómodo, distante,
diferente.
__ ¿Estás
bien? __pregunta, Juan, una mañana cuando Guillermo, desnudo, al salir del baño
le pasa al lado, indiferente en dirección a la mesa del tocador.
__Claro
que sí. Estoy preocupado por Fabián, no sé dónde anda, hace días que ni
siquiera llama.
__Es
lo que contó. Está tierra adentro de ese sitio que dijo, haciendo casas
sociales. Seguramente o está inundada la zona o ni siquiera tiene señal por allí.
No te preocupes, las malas noticias corren rápido.
__Me
pregunto cuándo irá a encontrar una novia que le dure. Estos chicos de ahora,
no los entiendo. El otro día llamó un muchacho que ni siquiera trajo a casa
diciendo ser su mejor amigo, se casa en días, era la despedida de soltero, y Fabián ni
siquiera fue. Tendría que haber hecho el esfuerzo. Me sentí mal. Pero el chico
me dijo que lo llamó para decirle que estaba no sé dónde y que no podía salir
de allí por las lluvias, y menos por una fiesta.
Vos
has andado callado últimamente. ¿Está todo bien en el hospital?
__Sí.
Ya me aburren siempre los mismos pleitos. Tenemos un director novato que ha
hecho cambios absurdos, pero como el padre es socio del hospital y dueño del
único laboratorio que produce medicinas genéricas baratas para aprovisionarnos,
nadie quiere pelearse con él, ni siquiera discutirle. Voy a tener que hacerlo
yo, pero tengo que pensarlo bien. No quiero arriesgarme a quedar en su mira y
tener que pagar las consecuencias por todos.
¿Fuiste
al cardiólogo? Esa taquicardia tiende a repetirse, debería descartar algunas
causas.
__Ya
hice cita para dentro de una semana, pero me siento muy bien. Yo creo que
estaba muy tenso, pero ya pasó, o tal vez ande necesitando hormonas para la
andropausia si es que existe como dicen algunos.
Se
enfrascan en una discusión sobre hormonas y viagra, y ninguno de los dos quiere
pensar en que en verdad no necesitan nada de eso.
__ ¿Alguna
vez tomaste la pastillita?
Guillermo
mira a Juan con curiosidad y bronca. ¿Qué mierda insinúa? ¿Puede ser tan
ausente o distraído?
__ ¿No
será que te mudaste de planeta o te fuiste a la luna? Nunca he necesitado…
todavía.
_ ¿Y
por qué apenas cenas?
__Porque
como más sano. ¿Tampoco lo has registrado? Leche de soja, té verde, menos pan,
y pastas, más verduras, esas cosas.
__ ¿De
veras te ha funcionado eso? ¿No estarás tomando alguna cosa, verdad? Porque
hierbas o pastillas pueden provocar esas arritmias.
__Estás
loco, solo cambio de alimentación y ejercicio, y por ello he tomado cita con el
médico.
__Bueno,
me voy.
__Que
te vaya bien.
__
En
la farmacia, Camila no deja de observar a Matías, que es competente y la libera
de la presión eterna de su jefe, es callado, reservado, aunque ella sigue
viéndolo ir y venir con el esposo de Guillermo. No dice nada, ella sabe que al
fin Pedro sigue encontrándose con ese señor bien.
__Camila
_le dice en susurro, Matías.
__ ¿Sí?
__Quiero
pedirte algo. Sé que me ves a diario irme con Juan, que lo conoces _confiesa
una tarde Matías.
__No
es asunto mío, igualmente es casado, lo sabes ¿verdad?
__Lo
sé, pero me enamoré y creo que él también, las cosas no van bien en su
matrimonio, pero no digas nada a nadie por favor, sé que el marido frecuenta a
Pedro, tu amigo, ¿él es gay y por eso no eres su novia? __se anima a preguntar
el joven.
__Eso
yo no lo sé, Matías, Pedro nunca me contó, y no soy su novia porque somos solo
amigos, estoy cansada de decirlo, él siempre me vio como a una hermana. No diré
nada, no te preocupes _ afirma Camila que sí intuye lo que sucede en ese
matrimonio y en cada uno de ellos__.
Pero manéjate con cuidado, no vaya a ser que nunca se anime a divorciarse y
salgas herido.
__Por
ahora no hablamos del tema, pero yo creo
que lo hará, cada vez se enamora más de mí y le cuesta regresar a esa casa.
__Es
de otro mundo, ¿lo sabes verdad?
__Lo
sé y le he dicho, pero me contesta que no le importa, al contrario, que le
atrae, que aprende de mí cosas que nunca imaginó, que le despierto a una
persona en él que no sabía que existía, alguien más puro, primitivo, esencial,
¿entiendes?
__Creo
que sí. Tranquilo, yo no diré nada a nadie. Cuídate igualmente
__
Juan
se marcha y Guillermo se queda mirándose sin verse en el espejo. No quiere ser
injusto pero se pregunta quién habrá inventado el matrimonio y para qué
diantres se casó al salir la ley. Lo que le pasa a él no es porque sea infiel,
perverso o inmoral, se dice.
¿Cómo podría
culparse o condenarse por atrapar ese
fragmento de alegría que revolotea alrededor de él?
Él
ha sido por años un hombre fiel, dedicado a su marido y a su hijo. Si no lo fue
con Silvina fue porque se supo gay, pero con Juan fue diferente. Su único
egoísmo ha sido preocuparse por hacer las cosas bien, obsesivo le dice Juan, y
por verse bien que es otra cara de lo mismo, para continuar siendo atractivo,
le gusta que lo miren, llamar la atención, pero hasta la llegada de Pedro, ha
sido un placer inocente, hasta podría decirse que una obligación saludable para
su cuerpo y su ego, no solo con él mismo sino con su idea de masculinidad,
nunca ha sido amanerado, no quiso serlo
por ser gay sino que le gusta su aspecto de hombre fuerte, es una idea
anticuada quizás, quizá martillada en exceso por su madre, pero una idea, que
al fin y al cabo, él asume con gusto.
Te
ves más lindo después de hacer el amor, le ha dicho, Pedro. Me encanta cuando
te puedo desordenar, desestructurar. Desde que te vi la primera vez creo que me
dieron ganas de desordenarte, eras muy estructurado, es lo primero que pensé
entonces. Guillermo sonríe recordándolo. Se mira, se peina, le ha crecido algo
el pelo. Se viste con ropa de ejercicios, mete una muda en la bolsa que lleva
al gimnasio, hace rato le da vueltas la idea de invitar a Pedro a ir al mismo
sitio, porque en verdad hace tiempo que así sale todas las mañanas, pero no va
como antes directo al gimnasio, primero va a ver a Pedro, hacen el amor y desayunan juntos, es ya casi
una rutina, casi como un matrimonio donde los miembros trabajan de noche y se
desarman al verse en la mañana.
__Don
Guillermo, va a dejarse los huesos en ese gimnasio _le advierte la empleada,
mientras le sirve un café negro y amargo que sí recibe apenas salir del
dormitorio__. ¿Por qué justo ahora que
ha adelgazado se le ha metido ir todos los días?
__Lo
que no se usa se atrofia. Me da miedo de que si no me muevo ahora, ya no podré
hacerlo más adelante. Me hace sentirme bien.
__
Una
vez a la semana, después de la rutina de la mañana él y Miller almuerzan
juntos. Siempre van al mismo sitio, un restaurante de afueras de la ciudad.
Miller y Juan no se soportan, nunca intenta juntarlos.
El
sitio es bucólico, amplio y rodeado de plantas florecidas que Guillermo ama.
Allí no hay mesas tan juntas una de la otra que los tiente a oír las
conversaciones ajenas mientras fingen seguir la propia. El alto techo de
ladrillos rústicos y acogedores, protege la confidencia. Guillermo no puede
evitar pensar en que es hora quizá de ir con Pedro.
José
ha estado viviendo vicariamente la aventura, hoy quizá más, de Guillermo desde el inicio aún más que
Alberto. No deja de producirle envidia oírlo contar detalles de la
transgresión, pero el entusiasmo de él también le da vértigos. Han sido amigos
tanto tiempo y siempre ha sido Miller el que ha tenido las historias más jugosas,
justamente por ser soltero. Ha sido él que ha recorrido mundo y sostenido
relaciones pasionales que, desafortunadamente, han tenido la textura de las
pompas de jabón, iridiscentes y efímeras.
Ahora
es Guillermo el que llega con prisas, exultante, arrebolado, exudando el aura
luminosa de la flor que se siente admirada, mirada, mimada, amada, y esta vez
lejos de alguna cana al aire furtiva anónima de antes, es siempre el tema solo
uno. Pedro, el ebanista.
José
se pregunta qué pasará cuando caiga el telón, cuando la intimidad demande más
de lo que Guillermo o Pedro sean capaces de brindarse uno o al otro, o quizá se
equivoque y estén dispuestos a jugar al todo o nada.
__ ¿Sabes
lo que me pidió? _ dice Guillermo inclinándose sobre la copa de vino, con una
sonrisa traviesa__. Que no me bañe antes de llegar a su casa, sabe que Juan ya
no me toca y dice que quiere olerme como si hubiera dormido toda la noche a su
lado, y luego bañarme él.
__Y
un día de estos te pide que te quedes a dormir. ¿Qué vas a hacer cuando pase
eso?
__Esperar
a que Juan se vaya a otro congreso, no es tan raro después de todo. Va dos o
tres veces al año. Solo tú lo sabrás, a ti podré decirte que dormiré en su casa
por si Juan llamara, tal vez a la mucama, aunque nunca lo hace.
__ ¿Quién
me iba a decir que oiría estas cosas de
vos? No te niego que estoy un poco asustado con todo este asunto. Pensé que
duraría días, una, dos semanas, pero ya llevas meses. Te vas a enviciar y,
luego no sabrás cómo terminarlo.
__No
seas aguafiestas, José. Cuando se acabe, porque él es muy joven y conocerá a alguien
de su edad, yo ya me podré morir. Pienso que esta será la mejor despedida.
__Uno.
No digas tonterías, dudo que ese muchacho te deje por alguien más joven. Dos,
nunca te dejará si quieres mi opinión. Tres. ¿No sientes un poquito de culpa?
__Cuando
regresé a casa la primera vez y estaba Fabián me dio no sé qué. Pero a mi hijo
nunca le fallé. Ahora es mayor, es buena persona. Por él ya muy poco puedo
hacer. Culpa, no tengo, no. A veces me
da cierto pudor cuando te lo cuento a vos. Y me doy cuenta que estoy actuando
como si el tiempo no importara. Eso lo aprendí de Pedro.
José
calla un momento. Se queda mirando las flores.
__Mi
abuelo murió a los noventa pero se comportó siempre como un inmortal _ dice por
fin__. Por eso vivió tanto tiempo, estoy seguro. No hizo ni planificó su vida
pensando en que moriría. Plantó árboles que jamás vería con el entusiasmo de
quien espera verlos florecer y dar frutos. Siempre admiré eso de él.
__Hubo
un momento, quizá el del choque que me tocó. Los hombres no tenemos un reloj
biológico, una alarma que suene, pero yo oí algo, alto y fuerte al conocer a
Pedro, creo que pensé podía matarlo o morir al momento del impacto sin conocer
el amor. Y tan pronto, al mismo momento, se me cruza él, literalmente, se me
cruza Pedro en el camino. _ríe__. ¡Fue una señal! Como si la vida me dijera:
Calma, que todavía lo mejor está por llegar, que todavía estás por vivir muchas
cosas… las mejores.
__Y
la vida te lo dio servido a él __sonríe con malicia, José__. Y sospecho que
quizá jamás lo sueltes, o que él no lo hará.
__Sí.
No hay duda. Tal vez eso es lo único complicado. O lo que hará conservar la
distancia. Si me lo hubiese servido término medio, seguro que yo estaría
haciendo planes, me conozco. Con Pedro no tengo ningún plan. Lo voy a vivir día
a día como él me enseña. Hasta donde llegue, y quizás ese hasta… sea la eternidad.
Me siento como un quinceañero, no sé cómo te cuento tanto, pero es que es un
hombre muy tierno.
José
sonríe, le da una palmadita en la mano.
__Ojalá
pudieras fotocopiar o clonar los hombres tiernos, haríamos un gran negocio.
__C”
est la vie, mi amigo.
__Y
creo es hora que empieces a venir a este sitio con él, con Pedro, algo me dice
que no dormirás toda la noche con él durante los congresos de Juan, que pronto
vos mismo necesitarás pasar todo el tiempo con él.
__Puede
que así sea, cada minuto lejos de él me sabe a eterno.
__
__Sin
vos siento que soy un pasajero de la vida olvidado por el tiempo. Te perdí un
día gris, casi como una brisa fresca que se pierde sobre el mar doblegado en el
pecado gris de las palabras muertas, y no poderte olvidar. Debe de haber sido
en esa dimensión que me contaste, quizás una vida alternativa, de un yo
diferente. Quise llenar mi vida con los recuerdos de los sonidos de tu boca.
Porque vos solo eras eso, un murmullo tibio, dulce, hijo de las brisas y seguí
buscándote, tu rostro, tu boca, y las llamas de tus ardientes caricias.
Entonces,
llegaste como el tibio sol del amanecer.
Mi silencio se hace verbo en un grito desesperado, una urgencia de ternura y
sentir la necesidad del amor y amarte, el remedio a mi soledad y cordura. Sedúceme
el alma, y beberé toda la luz del universo. Penetrar tu cuerpo es sentir una
lluvia de estrellas que fluyen como fuegos moviéndote como una luciérnaga en la
brisa, bebiéndote todos mis sueños.
Hoy,
renace la esperanza entre mi soledad, y empecé a amarte. La noche ya apagó tus
murmullos tibiamente, vos entre mis brazos ardientes una caricia que perturba y
arrebata, y comenzamos a amarnos para siempre. La noche se ha tornado transparente,
con la luz de tus pupilas. La tibia luz de tu piel, hace que me olvide de todo
lo que quise y lo soñado entre tus voluptuosas caricias que queman mis
sentidos, me vuelven un ser amado. Tu desnudez y el ardor de tu impudicia,
son mi dulce cautiverio. Y te poseo robándote el alma, perdido entre el
manantial dulce de tu boca sintiendo la turgencia de la juventud entre tus caricias locas.
En
la vigilia del alba, me cautiva tu paisaje cuando caminas desnudo. El sol tiñe
de rojo las curvas de tu cuerpo, cuando ilumina tus ojos y regresa el deseo y tenerte, como al
sediento, un dulce oasis en el desierto. Amándonos, nos sorprendió la noche. Eterna
cómplice de los amores prohibidos.
-
A la semana siguiente, con una receta, Guillermo sale del despacho del
cardiólogo, nada importante dijo, solo estudios de rutina. Y no se hace rogar,
no solo quiere vivir bien esos años sino apostar por la longevidad, por el
mayor tiempo que pueda junto a Pedro.
¿Quién pudiera tomar de la fuente de la eterna
juventud? Al menos no renegaría de los avances de la ciencia que mejoren la
calidad y cantidad de vida, no ahora, quiere el corazón sano, quiere que su libido
siga incitándolo al desparpajo. Nunca en su juventud sintió el vigor y la
alegría, la sensualidad con que en estos tiempos se desplaza por el mundo. La
plenitud que experimenta en el alma y cuerpo, lo protegerá de todo mal, solo
frustraciones y tristezas, enferman, y junto a Pedro, no conoce de ninguna de
las dos. Y junto a él desafiaría la amenaza de cronómetros de la especie que apenas
empezaba a percatarse que los descubrimientos de la ciencia duplicarían la
esperanza de vida.
Enciende el motor. Casi las catorce horas. No
suele ir donde Pedro a esa hora, pero se siente seguro de sí mismo, contento, y
la sensación de poder lo pone eufórico y la euforia lo hace desear al amante, y
el amante… lo hace querer que deje de serlo, poner fin a su farsa, es una idea
que empieza a acariciar, que empieza a ser cada vez… más tentadora.
Mientras
conduce recuerda un viejo tocadiscos que tenía cuando era niño. Le gustaba
jugar a cambiar las revoluciones por minuto de los discos, escuchar los de
cuarenta y cinco en la velocidad más lenta de treinta y tres. Se distorsionaba
la música, la voz sonaba espectral. Él reía. Se reían los amigos que llegaban a
la casa. Los long play de treinta y ocho, sonaban absurdamente cómicos en
cuarenta y cinco. Así como cada melodía tenía su velocidad, cada época de la
vida tenía la suya. Él ya no era un acetato con una sola canción,
era mucha música la que había acumulado y tanta música debía tocarse a su
propia velocidad. Estuvo tentado de hablarle de eso a Pedro, tal vez lo haga.
Mira
el cielo, las nubes impecablemente blancas sobre el azul intenso. Terminaba el
invierno y los vientos empezaban a soplar, florecían los árboles amarillos que
bordeaban la carretera. Por días no he mirado el paisaje, se recrimina,
pensando tanto en la vida uno se pierde de vivirla.
Se
mira en el espejo. Ese día no ha puesto ningún esmero en su apariencia. No
importa. Algún día con alguien especial, uno empieza a valer… por simplemente
ser quien es. Y ese día llegó… con Pedro.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Gladis. Gracias, hermoso
ResponderEliminarJesus Muy emotivo. Y razonante
ResponderEliminarPara vivir Por siempre
Con tu amor, amigo o amante.
Victoria Precioso . Gracias
ResponderEliminarAlvis Lopez Hermoso
ResponderEliminarEdith Muy bella
ResponderEliminarIsabella Un placer leerte
ResponderEliminarIsabel Muy hermosa historia, el amor --
ResponderEliminarDelia A Cuando el amor nos llega! debemos aceptarlo con las mismas ansias como cuando estabas joven,el amor nos hace renacer!
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarVanesa Bellísimo
ResponderEliminarMarta Bonitooo...
ResponderEliminarChikis siempre hermosas
ResponderEliminarGraciela Que bello !!!!
ResponderEliminarSUSANA. Bellísimo
ResponderEliminarKatia Muy hermoso
ResponderEliminarSoraya Gracias Mi hermosa amiga⭐
ResponderEliminarSandy Bello
ResponderEliminarBuenísimo Eve, me encantó...Ya es hora de poner las cosas en claro y empezar a vivir plenamente ese amor que la vida les regaló...
ResponderEliminarACÁ MATÍAS HIZO ALGO BUENO, LO REDIMÍ. BESOSSSS.YA SALE LA QUE ESPERAS, SE ME ATRASÓ LA CÁTEDRA PERO POR UNA MÁ NO IMPORTA, DOY Y SI FUERA Y PARA NORMA LUEGO EL VIAJE,
EliminarSí Eve, yo te dije en uno de mis comentarios anteriores que por fin Matías servía para algo bueno ...Debe ser la única vez, pero bueno, algo es algo...
EliminarSol Urvino Muy interesante la reaparicion de Juan, con su incansable espera y mi maquiavelico Matias, te mando un BESO, EVE.
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino MUY LINDO Eve Monica Marzetti... porque no se sinceran Juan y Guillermo si ambos ya quieren a otras personas?... es dificil vivir con alguien a quien solo estimas como amigo cuando en realidad es tu pareja desde hace tantos años...
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