“SINO”.
CAPÍTULO
CUARTO.
Cuando Guillermo salió de la ducha con una
toalla envuelta alrededor de la cintura, Pedro le ofreció un vaso de vino
blanco, lo escudriñó de pies a cabeza, y sonriendo habló:
__La cena estará lista en minutos.
__Estupendo, estoy muerto de hambre _
contestó, Guillermo. Después depositó el vaso de vino en una mesita y se
inclinó hacia Pedro para darle un beso__. Te extrañé mucho durante todo el día
_ añadió mirándolo a los ojos.
__Yo también a ti. Mucho.
“Procuremos
más ser padres de nuestro porvenir,
que hijos de nuestro pasado.” Miguel de Unamuno.
que hijos de nuestro pasado.” Miguel de Unamuno.
“La muerte es dulce; pero su antesala, cruel.”
Camilo José Cela.
Camilo José Cela.
“Lo
amé, me amó, su boca se encontró con la mía, no dejó de besarme hasta que mis
ojos se encontraron con una lágrima rodando por el contorno de su rostro.
Me
desnudó, lo desnudé, entre caricias de complicidad, me agarró la mano y me la
llevó hasta el descansillo de su alma.
Nos sentamos un instante, para volver a mirarnos. Sin saber por qué su llanto pasó a ser una cascada de risas.
Nos sentamos un instante, para volver a mirarnos. Sin saber por qué su llanto pasó a ser una cascada de risas.
Noté
cómo su respiración se iba acelerando, su corazón se escuchaba como si fuera un
caballo desbocado. Mis labios se perdieron en cuestión de segundos en los
pliegues de su piel, en húmedos besos por su cuello.
La
suavidad de sus dedos se iba resbalando poco a poco por mi cuerpo de arriba a
abajo.
Su espalda arqueada, era todo un vaivén de notas musicales entonadas por las cuerdas vocales en profundo abanico de gemidos y nuevas risotadas.
Su espalda arqueada, era todo un vaivén de notas musicales entonadas por las cuerdas vocales en profundo abanico de gemidos y nuevas risotadas.
En
ese momento el futuro estaba ante mis
ojos. Ambos, éramos un volcán a punto de erupción hasta que fuimos lava.
Aquello
no fue sexo, fue auténtico amor, ¿por qué estoy tan seguro de ello?, porque en
ese momento de éxtasis quien rompió a llorar, fui yo, porque me abrazó y lo
abracé.
Sí, me amó, lo amé.
Sí, me amó, lo amé.
Todo
esto hubiera sido ese amor tan perfecto del que algunos hablan, si al
despertarme no lo hubiera hecho abrazado a la almohada empapada, era un mero
sueño que me acuchillaba por todo el cuerpo, matándome el alma, sí, ya sé que
dicen que el alma nunca muere, mas me
persigue el recuerdo de cómo me excitó verle el torso desnudo, las piernas
torneadas cuando pasó desde salir de la ducha, y me dejó
hambriento de ese hombre, que acabo de conocer y me roba el aliento, me hizo
sentir vivo, y sabiendo que es mi sino”.
“Me
hallaba allí, en ese jardín desconocido para muchos, pero no para mí.
Imbuido en la niebla que te envuelve la mente, desnudo, despojado de toda la ropa, sintiéndome estatua a la que una pertinaz llovizna baña y se lleva el sucio polvo acumulado en sus grietas, buscaba exhalar paz por todas mis vetas.
Rehén de la memoria y apresado por ella, sentía el vacío desgarrador de los que ya se me han ido.
Oliendo aromas desconocidas, no sé si era el momento de quemar esa sobada libreta que guardaba recuerdos tan vivos, que a jirones me destrozaban el alma. Ese peso eterno en el pecho que asfixia y agobia, tan profundo, tan mío, tan complejo.
Dicen que el tiempo mitiga el dolor, en mi caso, lo hace cada vez más profundo y lacerante.
Deseo clausurar con mil cerrojos estas vivencias y tirar al mar las llaves. Luego contemplar cómo fluyen en ti, pausados sentimientos que te oxigenan y sacan de esas imágenes descarnadas que no conducen a nada positivo.
Un súbito revuelo de pájaros, deshizo la cadena de mis pensamientos y el centro de mi mirada.
Al instante, volví a la luz del sol de invierno que anunciaba la brevedad de su estancia ante la nieve caída que ya cuajaba.
Imbuido en la niebla que te envuelve la mente, desnudo, despojado de toda la ropa, sintiéndome estatua a la que una pertinaz llovizna baña y se lleva el sucio polvo acumulado en sus grietas, buscaba exhalar paz por todas mis vetas.
Rehén de la memoria y apresado por ella, sentía el vacío desgarrador de los que ya se me han ido.
Oliendo aromas desconocidas, no sé si era el momento de quemar esa sobada libreta que guardaba recuerdos tan vivos, que a jirones me destrozaban el alma. Ese peso eterno en el pecho que asfixia y agobia, tan profundo, tan mío, tan complejo.
Dicen que el tiempo mitiga el dolor, en mi caso, lo hace cada vez más profundo y lacerante.
Deseo clausurar con mil cerrojos estas vivencias y tirar al mar las llaves. Luego contemplar cómo fluyen en ti, pausados sentimientos que te oxigenan y sacan de esas imágenes descarnadas que no conducen a nada positivo.
Un súbito revuelo de pájaros, deshizo la cadena de mis pensamientos y el centro de mi mirada.
Al instante, volví a la luz del sol de invierno que anunciaba la brevedad de su estancia ante la nieve caída que ya cuajaba.
Estoy sentado aquí casi inerte, casi vivo, mirando inconmovible el río y las islas pero sin verlos. Presiento los camalotes río abajo, no quiero pestañear. Puedo sentir cómo los hilos impulsan mis movimientos, como si alguien se empecinara en dictaminar mis acciones que se reducen a estar sentado aquí casi sin vida, pero no me quejo, lo acepto.
Cerca de una hora llevo de pura contemplación y aislamiento impuesto cuando percibo, siento que alguien se acomoda en el mismo banco. Perfume. No puedo darme vuelta y mirar, ni siquiera me interesa.
No estoy replanteando mi vida ni estoy tomando fuerzas para decidir si continuar o no. No tengo una pena que me ahogue, aunque estoy solo. La soledad es mi compañera amada aunque sea solo hoy y podría permanecer en este estado mucho tiempo.
Ondulantes llegan las primeras palabras de mi compañero de banco: “Sentí tu aroma, por eso me senté a tu lado”. ¿Qué clase de expresión es esa? ¿Cómo debería entenderla? Bajé la cabeza unos milímetros sin perder el foco de la nada misma. ‘Es una forma de decir’, continuó. ‘Todos tenemos un olor, o un tono o un color ¿Sabías?’ Todavía estoy confundido pero no puedo preguntar ni hacer nada. Lo próximo que dijo fue que él tenía ese don, que podía leer a las personas de otra manera y que se debía a su búsqueda incesante de su complemento, del ‘olor’ que lo completara y que llevaba años tratando de encontrar.
Me negaba íntimamente a escucharlo, a dejar que unilateralmente me distrajera de mi rutina de inactividad. ‘Puedo oler tu soledad y necesidades, de alguna manera veo tu carencia y tu búsqueda’.
Suspiré
involuntariamente y lo odié, me expuse, di la señal. De alguna manera había
contestado y ya mi atención había cambiado de dueño. Me contó de sus desamores,
frustraciones y preferencias; de los errores cometidos en busca del amor, de
sus miedos y más profundos sentimientos.
Provocó a mi orgullo por todos sus flancos pero no me atreví a contradecirlo, todo lo que decía de mí eran verdades irrefutables, hablaba con la autoridad de un dios y hoy estaba demasiado vulnerable como para negar lo incuestionable. Cuando tomó mi mano, solo se lo permití pero acusé la transferencia, esa conocida chispa. No miré el reloj pero sabía de las horas que habían pasado. ‘Te voy a esperar’, me dijo y me soltó la mano, me besó la mejilla con dulzura y se marchó. Casi no podía oír sus pasos por la vereda de la costanera norte cuando abandoné para siempre mi actitud contemplativa e indolente y lo miré. Vi lo suficiente como para entender. Se encendió mi amor con toda su furia en ese momento y así mismo no lo corrí ni le grité, lo deje partir. No me sería tan difícil encontrarlo por el vecindario, si es que me atrevo a vivir nuevamente.”
Provocó a mi orgullo por todos sus flancos pero no me atreví a contradecirlo, todo lo que decía de mí eran verdades irrefutables, hablaba con la autoridad de un dios y hoy estaba demasiado vulnerable como para negar lo incuestionable. Cuando tomó mi mano, solo se lo permití pero acusé la transferencia, esa conocida chispa. No miré el reloj pero sabía de las horas que habían pasado. ‘Te voy a esperar’, me dijo y me soltó la mano, me besó la mejilla con dulzura y se marchó. Casi no podía oír sus pasos por la vereda de la costanera norte cuando abandoné para siempre mi actitud contemplativa e indolente y lo miré. Vi lo suficiente como para entender. Se encendió mi amor con toda su furia en ese momento y así mismo no lo corrí ni le grité, lo deje partir. No me sería tan difícil encontrarlo por el vecindario, si es que me atrevo a vivir nuevamente.”
__
Pedro
confirmó desde verlo salir de esa ducha
lo que en sueños imaginaba, lo que la ropa disfrazaba, Guillermo era
alto aunque apenas más bajo que él mismo,
de una constitución física privilegiada, aunque era novato tampoco era
tan ingenuo, él era de estructura firme y flexible pese a no ser delgado,
carente de hipertrofia muscular con piernas largas, pero lo que lo arrobaba era
su mirada, nacida en esos ojos color ámbar, como el mismo whisky o el café que
tomaba, que chispeaban cada vez que le sonreía derramando ternura, una sonrisa
franca de labios sensualmente finos y dientes sin fallo, la sonrisa más hermosa
que había visto, que le causaba una conmoción cada vez que el hombre la
desplegaba, lo cual no era infrecuente.
Se removió en la silla y sorbió el agua,
estaba arrebujado en un rincón del bar espiando cómo padecía las órdenes de su
madre. Cuando Guillermo alzó la vista y miró en dirección a él, aguzó la vista,
las cejas se unieron en el entrecejo y la belleza del gesto le cortó el
respirar. Le gustaba escapar de las clases y espiarlo de lejos, pero quizá por
eso, por confirmar que la belleza de ese hombre estaba turbándolo como jamás
hombre alguno lo había afectado, fue que atinó a hundirse más en las sombras,
aun arrastró los pies por debajo de la silla. Guillermo bebía agua sin evadir
la mirada de esa figura elusiva que estaba allí en la penumbra del bar y apenas
alcanzaba a distinguir.
Aprovechó
una orden, un descuido, y dejó unos billetes al tiempo que se escabulló hacia
el baño, se encerró dentro de un cubículo, y solo salió cuando las pulsaciones
tornaron a ritmo normal, mas se miró en el espejo y se dio cuenta que tenía las
mejillas arreboladas, se mojó las manos con agua fría y aplicó las palmas sobre
el rostro. ¿Qué le había sucedido allí afuera? Se había sentido devorado por la
presencia, en lugar de ocultarse tras un diario lo había contemplado como si de
una aparición mística se tratase. Y la experiencia le aterraba por lo ajena, pero sobre todo porque nada controlaba
cuando estaba frente o cerca de él.
Le mortificó admitir que existió un instante
en que deseó que lo viera y correr a sus brazos
frente a su madre y a todos, pero no tenía derecho a arriesgar su
carrera, mas la necesidad de que esos ojos se fijasen en él le resultó
abrumadora.
Unos
instantes después estaba preparado para regresar sin embargo temió que él se
hubiera marchado. No era así, allí estaba, seguía en el set solo que había
cambiado de vestuario, ahora un grupo de jóvenes lo contemplaban con embeleso,
y conocía la confianza y entrega a su
personaje, por lo cual llamó al mozo, no seguiría exponiéndose en el
bar, lo esperaría afuera, o al menos fuera de los estudios. Guillermo salió casi
dos horas después. Se había duchado y llevaba el cabello mojado peinado hacia
atrás, mujeres y hombres se daban vuelta para mirarlo, pero él avanzaba a grandes
zancadas sin prestarles atención, no se trataba de desprecio sino de un
profundo ensimismamiento.
Cuando
las puertas se abrieron y una muchedumbre salió en estampida, Pedro de lejos lo
divisó a él enseguida pese a la distancia, y de nuevo le vio repartir esa
sonrisa a diestro y siniestro, mientras un grupo de alumnos del último año quizá se arremolinaban a su
alrededor, y él le respondía mientras caminaban hacia el bar, él caminaba y
generaba un aura que aun a él lo envolvía y le aceleraba las pulsaciones.
El
nutrido grupo se encaminaba hacia el bar, se acomodó en una mesa apartada,
desplegó un libro, y supo que el lugar se llenó de golpe de gente, de risas y voces. Eran
clientes habituales y resultó evidente que mozos y dueñas saludaron a Guillermo
con especial deferencia, arrancando sonrisas y monosílabos al señor estrella. A
Pedro le fastidió el coqueteo descarado de la camarera cuando se acercó a
ofrecerle el menú del día, y decidió que pediría lo mismo, quería saber cómo
sabía su plato favorito, su postre, su vino.
“Es
goloso y disfruta del vino”, se dijo al verle la expresión de placer con ojos
cerrados disfrutando de cada bocado del tiramisú, cada sorbo del Cabernet.
Empezó
uno de los alumnos y lo siguieron a coro los demás, le pidieron a Guillermo que
interpretara un pasaje de una obra de teatro,
ante lo cual él se limpió la boca con elegancia y se puso de pie. La
energía que emanaba resultaba poderosa e incontenible, a Pedro se le erizó la
piel. La emoción inefable le trepaba por el pecho, por el cuello, por la boca como
si sus dedos le caminaran la piel, hasta alcanzarle los ojos y anegárselos, en
tanto él avanzaba hacia un escenario improvisado, con aire aristocrático y al
tiempo humilde y Pedro se preguntaba cómo lograba aquel magnetismo, qué clase
de sabiduría lo guiaba para saber alzarse como un dios en medio de la gente
común cuando en realidad con su sonrisa y sus gestos le comunicaba que se
sentía parte del todo, que todos ellos eran parte de él, que los amaba. Pedro
vibraba en una mezcla de excitación, admiración, euforia, expectación y deseo
de tocarlo como ese público lo hacía a diario, en ese momento al tiempo que él sorteaba las
mesas.
Pedro
no era actor, al menos no todavía, y le siguió los movimientos a medida que se
acomodaba en la silla que la camarera acomodó en el escenario. Para él el arte
se hallaba en una dimensión mágica a la que no accedía por completo sino como
un simple mortal al que se le permitía disfrutar de algunos destellos, para
Pedro, la interpretación componía un idioma complejo y divino que había apenas
vislumbrado en viejas películas de su madre, que pocos comprendían, para
entenderlo se precisaba un don que el universo entregaba a solo determinados
elegidos. Los artistas todos siempre y no solo por Amalia, le habían inspirado
admiración pues con su don contaban con el poder de invadir el espíritu de los
demás y apoderarse de él, embeber la esencia y frente a ese hombre que apenas
conocía, y en ese momento supo que con su ser le estaba robando el alma, el
corazón y la paz, sin siquiera haber querido rozarle el cuerpo, todavía. Cuando
el bar estalló en gritos y bravos la emoción se le instaló en el pecho y tras
las frases iniciales de la obra, del monólogo que recitaba ese hombre, el
corazón se le desbocó en el medio en eco a esa voz profunda y grave que le
causó un impacto físico, un golpe en el plexo solar como el que le habría
provocado la onda expansiva de una
explosión, y de modo inconsciente se supo resiguiendo las palabras en un
susurro apenas hasta que se detuvo porque los labios como la piel le estaban
temblando.
Él
que hasta días atrás era apenas un seco río lleno de dudas y miedo, que no
sabía rezar, que había perdido la esperanza de ser feliz y la fe hacía
demasiado tiempo, estaba viendo en ese
hombre que podría a su lado alcanzar el infinito del mar si él aceptaba su
cauce, podría seguir el camino de la llegada del amor, después de todo, merecía
amar y ser amado, y podría aprender a entregarse.
Perdido
en ese remolino de sensaciones y pensamientos un espacio se abrió entre la gente y
él giró la cabeza y lo miró. No fue un acto casual sino una decisión
premeditada, como si hubiera estado esperando que se abriera una hendidura
para encontrarle la mirada, y Pedro supo
que sus coberturas de acero habían volado por el aire, y se la sostuvo no
porque tuviese el valor de hacerlo sino porque no podía hacer otra cosa, esos
ojos enganchaban a los suyos como si los pegara un hilo invisible. La mirada lo
había desarmado con su dulzura, con la sonrisa que se adivinaba en el brillo de
sus ojos color caramelo, con la bondad que le transmitían. Y no meditó en las
consecuencias cuando se le antojó que desde hacía días todo lo que interpretaba
lo dedicaba a él, que todo el tiempo había sabido que él estaba allí, en su
propio mundo, en su sino, en su vida, y en esa intensa mirada insistente, de
sentirse nada pasó a sentirse el todo, había sido un riachuelo seco, ahora era
el mismo mar, y en esa mirada que él le destinó Pedro se sintió vivo,
reconocido, amado, por primera vez en su corta y eterna vida.
__ ¿Por
qué me estás siguiendo? __ dijo
Guillermo de pie a su lado y Pedro elevó la mirada, comenzaba a sentir en la
piel la magia de ese hombre, de la que había tenido una degustación en los
sitios y horas que iban amontonando__. Vamos, te invito a cenar.
Ven, precioso, dame tu mano, suave y tibia, de
piel de seda, como siempre. Toma mi
mano, así amor, y acompáñame a caminar por los senderos tantas veces recorridos
entre los valles florecidos, que tanto nos gustan.
Deja que tome tu cintura y caminemos juntos, sintiendo el calor de nuestros cuerpos. Y caminemos, apretados. ¿Sabes?, necesito escuchar tu voz, y que me escuches.
Luego de un largo sueño, la nieve despertó por fin besando con amor a los arroyos, y la vida se yergue y se despliega verde, frondosa y dichosa, y se encamina, húmeda y perfumada, hacia los valles y las cuestas.
¿Tienes frío? La brisa perfumada acaricia tu suave piel de duraznos que tanto amo, en la luz de tu belleza.
Ven, acércate más, acaríciame y aprieta tu cuerpo al mío, como antes, como ahora y siempre.
Sigamos caminando juntos, tras los pasos de la primavera de colores y aromas, que se abre ante nosotros, en el horizonte rojo del sol lejano, y de luz.
Vamos, amor mío, sigue caminando conmigo, como toda nuestra larga vida, de un amor incondicional.
Yo te sostendré, y vos lo harás conmigo, si lo necesito.
Ahora soy yo el que necesito tu apoyo. Hemos vivido un trozo de vida, aprendimos a amarnos, y lo seguimos haciendo desde el primer beso que te robé, el día que te conocí, ¿recuerdas?
Habla conmigo, ya casi no escucho tu voz. Deja en el viejo pasado los ocasos tormentosos, y tantas, tantas bellas primaveras en nuestras vidas, perdidas en silencios y soledades no compartidas. Y vivamos estos únicos momentos felices, juntos.
Cada momento de tristezas son trozos de nuestra vida, irremediablemente perdidos. Pero si me duermo, déjame hacerlo amor, en mis sueños estarás siempre, amor mío, siempre. Hasta la eternidad. Te amo. El amor, por más intenso que sea, no podrá vencer a la muerte. Pero, seguramente, su fuerza logrará ignorarla.
Deja que tome tu cintura y caminemos juntos, sintiendo el calor de nuestros cuerpos. Y caminemos, apretados. ¿Sabes?, necesito escuchar tu voz, y que me escuches.
Luego de un largo sueño, la nieve despertó por fin besando con amor a los arroyos, y la vida se yergue y se despliega verde, frondosa y dichosa, y se encamina, húmeda y perfumada, hacia los valles y las cuestas.
¿Tienes frío? La brisa perfumada acaricia tu suave piel de duraznos que tanto amo, en la luz de tu belleza.
Ven, acércate más, acaríciame y aprieta tu cuerpo al mío, como antes, como ahora y siempre.
Sigamos caminando juntos, tras los pasos de la primavera de colores y aromas, que se abre ante nosotros, en el horizonte rojo del sol lejano, y de luz.
Vamos, amor mío, sigue caminando conmigo, como toda nuestra larga vida, de un amor incondicional.
Yo te sostendré, y vos lo harás conmigo, si lo necesito.
Ahora soy yo el que necesito tu apoyo. Hemos vivido un trozo de vida, aprendimos a amarnos, y lo seguimos haciendo desde el primer beso que te robé, el día que te conocí, ¿recuerdas?
Habla conmigo, ya casi no escucho tu voz. Deja en el viejo pasado los ocasos tormentosos, y tantas, tantas bellas primaveras en nuestras vidas, perdidas en silencios y soledades no compartidas. Y vivamos estos únicos momentos felices, juntos.
Cada momento de tristezas son trozos de nuestra vida, irremediablemente perdidos. Pero si me duermo, déjame hacerlo amor, en mis sueños estarás siempre, amor mío, siempre. Hasta la eternidad. Te amo. El amor, por más intenso que sea, no podrá vencer a la muerte. Pero, seguramente, su fuerza logrará ignorarla.
__Soñé
contigo, y pese a que estabas en el set,
quise pasar a buscarte.
Guillermo
lo miró no pudiendo expresar reproche.
__ ¿Y
qué soñaste si puede saberse?
__Había
amanecido cuando nos postramos jadeantes. Nuestros desnudos cuerpos habían
soportado más de lo jamás soñado. Fue una noche frenética, rezumábamos sudor,
estábamos exhaustos, pero gozosos, habíamos apurado todas las habilidades de
nuestros cuerpos, sentimos vibrar hasta la última célula de nuestros organismos
en el momento en que alcanzamos por primera vez, aquello tan deseado, tan
buscado, acabábamos de alcanzar la culminación de nuestras vidas. Nos miramos,
sobraban las palabras para mostrar nuestra felicidad, aunque lo habíamos hecho
desoyendo la prohibición de nuestros padres.
Pasión
extrema es lo que siento cada vez que me acerco a la reja de tus ojos, sentir
incontenible del aroma que tu corazón bombea en cada latido, sensaciones
nerviosas, que recorren la playa de tu voz, entre graznidos desesperados de
gaviotas que surcan los mares, de tus inexistentes rimas sabiéndote presente en
cada amanecer.
Pasión extrema es lo que experimento, cada vez que me pierdo en el horizonte que traza tu mirada, para tratar de encontrarte en el paraíso de tu "yo" y perderme en él.
Pasión extrema es lo que vivo cada vez que pienso en ti, y en cada buen día.
Pasión extrema eres tú, en cada gesto, en cada movimiento, en todo momento y en cada situación.
Pasión extrema es lo que experimento, cada vez que me pierdo en el horizonte que traza tu mirada, para tratar de encontrarte en el paraíso de tu "yo" y perderme en él.
Pasión extrema es lo que vivo cada vez que pienso en ti, y en cada buen día.
Pasión extrema eres tú, en cada gesto, en cada movimiento, en todo momento y en cada situación.
Volvió
a mirarlo directo a los ojos, a los dos les impresionaba el solo efecto de una
mirada, de la cercanía del otro, era desconcertante. El cuerpo antes inerte y desapasionado
estaba respondiendo sin control, inquietándolos.
Hechos
un lío de interrogantes se sentaron a la mesa, y a poco el mozo interrumpió la
conexión para tomar el pedido, dejando una canasta de pan, y un cuenco con una
pasta. Ordenaron el vino, y el plato del día.
__Eres peculiar más allá de toda disquisición,
solo porque me haces sentir diferente a cuanto llevo experimentado en toda mi
vida. Al conocerte pensé que me sentiría a gusto contigo porque serías prohibido
e inalcanzable, hoy no sé qué es, me siento libre, a gusto, único. No es mera
atracción carnal. Antes de ti hombres espléndidos, simpáticos y dispuestos no
me despertaban la más mínima reacción y tú,
apenas conocerte, me atraes tanto.
¿Qué
misterios ocultas tras esos ojos dulces que me subyugan y me compelen a dejar
caer los escudos que con meticulosidad fui construyendo desde que era un niño?
__Vos
me desarmas, Pedro, toma, prueba, está bueno.
Guillermo
lo sorprendió entregándole un trozo de pan que acababa de untar.
__Gracias,
es rico, sí _ dijo y saboreó mientras lo miraba descaradamente untar otro trozo
sin perder detalle del movimiento de los dedos largos, tampoco de cómo los
labios tomaban el trozo, se fijó en las pestañas negras y espesas, que las
mujeres habrían envidiado, en parte responsables de la belleza de esos ojos__.
O tienes una franqueza brutal o también estás percibiendo la extrañeza de
sentirnos así de íntimos y cercanos, en esta compañía, en esta comodidad
inexplicable recién nacida, esta ligereza sin precedentes a pocos días de conocernos.
Las
miradas se encontraron y Guillermo le sonrió, el corazón de Pedro saltó en el
pecho.
__Si
no fueras tan hermoso, creo que debería retarte por faltar a la facultad y
andar espiándome.
Pedro
se ruborizó, y el roce fugaz al tropezar
las manos en medio de la mesa hizo el momento más agradable.
Se
miraron y sonrieron con complicidad al dar el primer mordisco, entrecerraron
los párpados para saborear la pasta y la carne especiada de la salsa.
__Qué
delicia _expresó Pedro en voz alta.
__Sí,
una delicia _respondió Guillermo con la vista fija en los labios de él.
__ ¿Me
vas a contar lo de Juan?
Guillermo
se daba cuenta de que rodaba cuesta
abajo, mostrar su alma destrozada le aterraba y sin embargo estaba resultando
difícil no desnudarse frente a ese hombre.
__ ¿Fue
muy duro?
__Tanto…
_ alcanzó a pronunciar antes que se le quebrara la voz. Pedro le ofreció un
vaso de agua, y lo bebió. Lo más extraño era que no se avergonzaba de esa
muestra de debilidad__. Yo lo quise mucho, y se murió por mi culpa __dijo y
Pedro detuvo el cubierto a mitad de
camino, lo regresó al plato, y no controló a tiempo la emoción, los ojos se le
llenaron de lágrimas, los labios le temblaron.
__Lo
siento __dijo en un susurro distorsionado__. Disculpa, no quiero que pienses
que siento lástima. Yo detesto que la sientan por mí.
__No
es lástima, lo veo en tus ojos, es compasión, ¿sabes lo que eso
significa?__Pedro negó con la cabeza__. Viene del griego y es sufrir juntos. El
que me ama sufre conmigo a causa de mi dolor. Mi dolor es también su dolor.
¿Por qué te molesta que lo sientan por vos? __preguntó sin pausar.
__Porque
me coloca en el lugar de diferente, del que sufrió lo que nadie antes, del
distinto, raro. Me hace sentir fuera, marginado, especial del lado malo, marcado.
__Normal,
yo solía sentirme así, a veces lo siento pero al momento me equilibro.
__ ¿De
veras? ¿Y cómo se supera?
__Yo,
comprendí que el desecho no era yo por mi elección diferente, sino mi atacante,
quien me juzga. Yo soy inocente, estoy limpio, he sobrevivido a experiencias
traumáticas, dejé de culparme, al menos por ser gay. El culpable es el que hace
daño por placer. Y también entendí que a veces puedo permitirme la compasión de
mis amigos, pocos, porque habla del amor que ellos sienten por mí. Yo sentiría
lo mismo si a ellos les pasara algo malo.
__Pero…
__masculló mordiéndose el labio inferior… ¿nunca te preguntas por qué tuvo que
pasarte a ti?
__Todo
el tiempo, lo de Juan, todo el tiempo _ volvió a responder__. Y me he enojado
con Dios por eso.
__
¿Y?
__Todavía
estoy dándole vueltas a la cosa.
Le
hizo reír, la risa de Guillermo, además de la belleza física indiscutible tenía
otra cualidad, algo inasible y fugaz que él habría deseado perpetuar, como su
exquisito perfume que llegaba y se esfumaba. Pedro a cada momento dominaba el
anhelo de estirar la mano y acariciarlo mientras se imaginaba tocando esos
labios que abrazaban la copa, y mientras lo observaba apareció otra cosa, el
anhelo nacido como un impulso era el deseo alojado poblando la zona del
ombligo, y expandiéndose hacia abajo, un latido que llegaba a ser doloroso. El
sentimiento le resultaba embriagador.
__Pedro,
tu madre no puede saberlo todo ahora, ¿comprendes? __le dijo serio__. Aunque
sea tu madre. Pero creo podría encajarlo si lo supiera.
__Yo
también lo creo _ respondió, Pedro lanzando un suspiro. Después añadió pensando
en su padre. Pero mi padre no. Jamás lo comprendería.
__En
eso tienes razón. A los padres les cuesta más aceptarlo.
__ ¿Se
han enterado tus padres de lo tuyo?
__Aún
no. Pero les sorprende que no me haya casado, con la mamá de Fabián, supongo
que callan y lo imaginan o que en algún momento me preguntarán por qué no me
caso. Con ella quiero decir, con Silvina.
Luego de ese hombre grande con el que estuve,
yo anduve solo y aturdido, ya te dije que a Juan lo conocía desde chico, que
empecé a vislumbrar que él como yo montaba un personaje ante el mundo, le
gustaba charlar conmigo, se interesaba por lo mismo, y nunca le conocí una
novia, pero aparentaba estar en los
equipos de deportes y esas cosas, yo
nunca me arrimé, como te pasa a vos con tu hermano, yo tengo un medio hermano,
que se burla de mí, que sabe lo que soy, y que se enorgullece de ser todo lo
contrario.
Yo
estaba dando mis primeros pasos en la gran ciudad, en mi carrera, en la vida
cuando ese hombre me dejó, me sentía muy seguro de esa relación, quizás al ser
más joven y por eso mismo pensé que llevaba las de ganar, lo comprendí como te
lo conté al analizarlo fríamente luego, cuando lo vi con un tipo mayor.
Pedro
lo miraba en un silencio reconcentrado.
__No
lo tomes para tu lado, no tiene nada que ver con vos lo que digo, ni se repetirá
lo que yo viví. Yo no lo había
registrado a Juan como hombre, lo quería más tarde como un amigo, sospechaba
algo pero no estaba seguro de nada, y él cada vez se acercaba más y se
interesaba por mi carrera, yo hacía papeles secundarios entonces, y como vos
hoy, hacía poco que ocupaba un departamento con unos compañeros de piso. Juan
me había contado que pensaba matricularse en bellas artes, y yo le ofrecí que
me viera en la facultad, así lo llevaba a una visita vocacional, te conté eso,
él me había dicho que arte dramático no era lo suyo. También creo te conté que
él no deseaba vivir en un campus universitario, que prefería estar en su casa,
era tímido, teníamos pudor de todo entonces, y uno de mis compañeros iba a
mudarse, quedaría su sitio en el apartamento, y se lo comenté a Juan. Él era
muy joven, no fumaba, no se drogaba, no era borracho, era más serio que mis
propios compañeros de departamento que de vez en cuando organizaban sus buenas
fiestas con las chicas, alguno que otro tenía a su novia que pasaba las noches
allí, pero no molestaban, y yo entraba y salía con libertad.
A
veces me preguntaba si sabían algo, pero en cualquier caso, nadie me decía
nada. Era un buen grupo, y pensé que Juan podría encajar bien en él. Y le dije
si le interesaría, el alquiler era barato, estaba a pasos de la facultad y no
era vivir directamente en ella, quería saber si a sus padres les importaría
eso. Juan era altísimo, delgado, simpático, la gente se volvía a menudo a
mirarle, habría podido ser actor, pero eso no era lo que le interesaba. Luego
me dijo que cuando le hice la propuesta sintió que se le estremecían las
entrañas. Siempre se había sentido atraído por mí, y yo no me había dado
cuenta.
Me
dijo que le encantaría encontrar un sitio como ese, y que le diría a sus
padres.
De
pronto me asustó su entusiasmo, era demasiada responsabilidad para mí llevarlo
a vivir allí, y no tenía prisas, pero no obstante les dije a los demás que
había una persona interesada, no pensaba que tuvieran problemas.
Sus
padres disfrutaban de una posición desahogada, pero no deseaba malgastar el
dinero. Era el mayor de cuatro hermanos, que irían a la universidad en los años
siguientes, tenía hermanas muy bonitas como la mamá, una supe estaba enamorada
de mí, y como yo nunca le hice el menor caso, Juan empezó a preguntarse por
qué.
Dividido
entre cinco el alquiler era barato. Era una casa cómoda con cinco dormitorios,
y dos baños, cada uno disponía de un bonito dormitorio, compartíamos el baño, y
podría llevarse las cosas que quisiera, le propuse visitar el sitio. Recuerdo
que era verano, estábamos de vacaciones, y
yo no quería volver a casa, me había adaptado a vivir en forma
independiente.
Me
gustaba la libertad, sabía que quedaría solo, y con un solo compañero sería
como vivir en mi casa. Deseaba que llegara ese verano.
Juan me propuso ir a verla ese mismo sábado,
yo no tenía ningún plan más que dormir hasta más tarde, lavarme la ropa, y
leer, nada, y él me propuso de ir a mediodía con la alegría de un chico ante
Reyes, con esa sonrisa que llevaba siempre dibujada en la cara.
Cuando le llevé en mi coche a su mansión y regresaba,
no podía quitármelo de la cabeza, no cabía duda de que sentía algo por él, pero
ignoraba si sería apropiado en aquel caso, Juan no era como el productor, era
un chico inexperto y yo suponía que no era correcto lo que estaba pensando, no
tenía la menor intención de aprovecharme de él. El ofrecimiento de la
habitación, había sido sincero.
No quería tenderle ninguna trampa, aunque reconocía que el hecho
de tenerle tan cerca podía dificultar las cosas o… Mientras estacionaba el
coche frente a la casa me preguntaba si Juan estaría pensando lo mismo respecto
de mí. Hacerle una insinuación a un muchacho como Juan solo porque yo ya tenía
experiencia era contraer una responsabilidad, sobre todo si como sospechaba era
la primera vez, tal como suponía. Y luego me reprochaba que ni siquiera supiera
si él tenía esas inclinaciones, sí, como me pregunté con vos antes de que
preguntes.
Me
lo pensé varias veces, y hasta creí que estaba loco procurando borrar la idea
de la imaginación, pero el inocente y joven rostro de él volvía una y otra vez…
Y su físico, las fuertes piernas largas, las estrechas caderas, los anchos
hombros.
Y
gritaba en la cama que no, mientras empezaba a acariciarme instintivamente y
procuraba no pensar en él.
Pero…
me fue imposible conseguirlo. Se me estremeció todo el cuerpo de deseo al
recordarlo en bañador zambulléndose en la piscina, soñaba que corríamos en una
playa, que nadábamos mar adentro, que nos tendíamos juntos, nos besábamos.
Luego
despertaba con dolor de cabeza, y ese día lo esperé con anhelo, pero con el
firme propósito de decirle que la habitación ya había sido ocupada por otro,
era la única solución para no hacerle daño. Hubiera podido llamarlo, pero no lo
hice, pero me dije que se lo haría saber sin falta ni bien lo viera a mediodía.
Que era lo mejor que podía hacer, decírselo cara a cara.
Guillermo
se interrumpió y miró la hora, era tarde, y sonrió.
__Qué
rápido pasa el tiempo en buena compañía __comentó y Pedro se permitió gozar de
la satisfacción que le produjo el comentario__. Y me temo que tengo que
estudiar y que mañana empiezo el día muy temprano, y vos también.
A Pedro
le asaltó la imagen de sentirse cobijado en el abrazo cálido de ese hombre de
quien no le molestaba la diferencia de edad, al contrario. Pagaron y no le quitaba
los ojos de encima mientras se colocaban el abrigo, le había hecho un cumplido
y deseaba saber si lo había afectado y exactamente cómo, pasaba con él días o
noches entretenidas, desconcertantes, únicas, pero era evidente que le costaba llegar
a fondo con el tema de Juan y no deseaba presionarlo.
__
¿Puedo ir a tu casa? _le preguntó cuando pidieron el taxi.
__
¿Otra vez? ¿Quieres mudarte?
__Te
extraño amor, porque me acostumbré a tenerte, extraño no poder darte tus besos de cada día y cada noche, lo que
hace que muera poco a poco, mas no sé si
tú entiendes
por qué te extraño tanto, y por eso me parece verte entre esos rostros callados con los que me cruzo a diario, y eso no es todo corazón, sino que todo tiene sabor a ti, hasta el café que bebo cada mañana, se parece al sabor de tus besos, te extraño, y vivo amándote desde mi silencio, en el sueño te ausentaste de mi vida sin saber cuál fue la razón, mas aunque deseé que el tiempo se hubiese detenido antes de tu partida, las horas, los días y los meses pasaban irremediablemente, supe que ya no gozaría de tu presencia y solo sé que yo me encuentro incompleto sin ti, qué más puedo decir, que siempre te tengo presente, y debo conformarme con solo tenerte todas las noche, aunque sea en mis sueños.
por qué te extraño tanto, y por eso me parece verte entre esos rostros callados con los que me cruzo a diario, y eso no es todo corazón, sino que todo tiene sabor a ti, hasta el café que bebo cada mañana, se parece al sabor de tus besos, te extraño, y vivo amándote desde mi silencio, en el sueño te ausentaste de mi vida sin saber cuál fue la razón, mas aunque deseé que el tiempo se hubiese detenido antes de tu partida, las horas, los días y los meses pasaban irremediablemente, supe que ya no gozaría de tu presencia y solo sé que yo me encuentro incompleto sin ti, qué más puedo decir, que siempre te tengo presente, y debo conformarme con solo tenerte todas las noche, aunque sea en mis sueños.
__Eso
no es así, no quiero que tomes lo que viví con otros como advertencia de nada _lo
miró profundamente acunándole el rostro entre las manos __, lo nuestro no
comenzó acá, hace unos días, Pedro, esto viene de otras vidas, estoy seguro de
ello. Desde el inicio de los tiempos, por eso te amo, y te puedo decir mi amor,
lo que nunca pude con otros. Sé que te asusta, que desconfías, que tienes
temores, pero yo no.
__Tu
confianza me desconcierta, porque yo
nunca sentí esto, y si me dejaras me destrozarías, no me podría recuperar.
__En
ese caso me moriría yo antes de tristeza, no podría seguir sin vos, precioso.
__ ¿Fue
así con él, a primera vista?
__No.
Con Juan fue poco a poco, solo me gustaba aunque él me amaba en silencio, me
enamoré con los años creo, pero no era este amor que siento por vos, no fue
esta intimidad de eones, cielito, esto es único, necesito que lo sepas y creas.
Ya a
otro lo habría poseído mecánicamente, con vos quiero hacer el amor,
disfrutándolo, e ir preparándote muy de a poquito, paso a paso, que todo sea
divino cuando llegue el momento, ¿sí?
Quiero
perfumar tu piel con el fragante aroma a café, deslumbrar con mis miradas tus
sonrisas. Que sientas el deseo de escapar de tu corazón, de seguir mis pasos
al camino de los bosques. Llegar allí
con emoción sembrando la dicha del amor encontrado entre dos almas enamoradas.
Gozar de la belleza de los paisajes florecidos con los ojos llenos de anhelos
esperando ser amados un instante. Calmar la ansiedad de besos y caricias con el
deseo de pasión que nos trae el encanto del amor. Fuego somos bajo el mismo
cielo de pasión que desborda nuestros cuerpos
de tanto amarnos hasta apagar las brasas con las lluvias de gemidos en la noche
susurrando un te quiero y te amo que nace entre gritos de pasión, estrellándose
los mares haciendo explosión en un verbo de placer, lo sé.
Juego
entre tus labios con mi lengua,
buscan mis besos con deseo el manantial
de tu pasión. Me derrito entre tus
miradas, a gritos mis deseos reclaman tu piel deseosa. Voy surcando tu piel con las yemas de mis dedos,
me entrego a tu cuerpo con pasión para que me devores
con placer de extremo a extremo sin piedad ni consuelo.
con placer de extremo a extremo sin piedad ni consuelo.
Abrazo
tu cuello con mis caricias, mis
armas cubren tu silueta sacando el fuego de tu ser preso por tu alma. Prendiendo la hoguera de pasión en mi piel. Cabalgo como estrella de mar en tus olas. Navego por el mar de tu piel con mis miradas buscando
que la magia de
tus caricias se apoderen de mi ser. Para embriagarme de la esencia de tu alma hasta saciar mi sed de tus deseos. Haré que mis besos desaten tu pasión más oculta, haré que mis labios saboreen la humedad de tu piel, haré que mi sed sea saciada en ese apacible y sosegado manantial secreto que mana de tu fuente, haré que mis manos dibujen todo el deseo en tu piel, haré que mis caricias embriaguen tu ser hasta el punto de hacerte enloquecer, haré realidad tus fantasías, haré que tu candente y abrasador cuerpo sea incapaz de controlar las oleadas de suspiros que produciremos cuando nos amemos, hasta saciarnos del éxtasis de la pasión. Pero todo muy despacio, sin prisas, con cuidado y devoción.
tus caricias se apoderen de mi ser. Para embriagarme de la esencia de tu alma hasta saciar mi sed de tus deseos. Haré que mis besos desaten tu pasión más oculta, haré que mis labios saboreen la humedad de tu piel, haré que mi sed sea saciada en ese apacible y sosegado manantial secreto que mana de tu fuente, haré que mis manos dibujen todo el deseo en tu piel, haré que mis caricias embriaguen tu ser hasta el punto de hacerte enloquecer, haré realidad tus fantasías, haré que tu candente y abrasador cuerpo sea incapaz de controlar las oleadas de suspiros que produciremos cuando nos amemos, hasta saciarnos del éxtasis de la pasión. Pero todo muy despacio, sin prisas, con cuidado y devoción.
__ Y
yo deseo sentir todo eso, aprenderlo todo contigo _balbuceó Pedro sin apartar
la mirada__. A veces temo no ser lo que esperas, no quiero defraudarte ni
apresurarte, ni exigirte nada.
Guillermo
calló las palabras y las dudas atrapando los labios en un beso.
—Entiendo
y valoro tu actitud. Pero quiero que sepas que sin proponérmelo, solo por
ducharme he tenido un orgasmo. Mientras tú lo hacías y yo me vestía tuve otro.
Y ahora tengo ganas de llorar. No sé si podré contenerme, estoy luchando. Y
todo es porque te adoro, por la felicidad de verte, no sé, también por miedo a
perderte, porque la tragedia pueda volver a mi vida.
—Trata de no pensar en las desdichas pasadas. No de manera que opaquen tu felicidad del momento. Lo malo que nos pueda ocurrir, ocurrirá, sin preaviso, y lo bueno también. Y si lo reforzamos con la fuerza del amor, esa energía tan pura y poderosa, estaremos preparados para enfrentar los reveses y hacerlos menos duros. Estaremos serenos. “No temas” repite Jesús varias veces a lo largo de los evangelios. Y creyente o no, yo creo que ese chaval no estaba equivocado.
—Trata de no pensar en las desdichas pasadas. No de manera que opaquen tu felicidad del momento. Lo malo que nos pueda ocurrir, ocurrirá, sin preaviso, y lo bueno también. Y si lo reforzamos con la fuerza del amor, esa energía tan pura y poderosa, estaremos preparados para enfrentar los reveses y hacerlos menos duros. Estaremos serenos. “No temas” repite Jesús varias veces a lo largo de los evangelios. Y creyente o no, yo creo que ese chaval no estaba equivocado.
Te
busco en el aire que respiro, en la sutil mariposa que vuela, en los entrecejos
de mi memoria, en el valor de cada palabra, en cada gota de lluvia, en los ecos
de las variadas voces perdidas... y no hallo respuestas.
Es tanta mi ansia por ti, mi urgencia por sentirte y tenerte, que te visualizo junto a mí muy cerca, dándome la mano con energía y fuerza, haciendo visible tu posesión y nuestra imagen resalta ante mí con belleza.
Me desdoblo, miro fuera de mí y observo que el silencio es elocuente, las palabras descansan dormidas, mientras a la pareja, mirando cómo se desliza el sol del atardecer haciéndoles un guiño, les avisa, que la noche se acerca y con ella el sentido artístico del tacto se acrecienta, para que puedan gozar de su intimidad y descubrirse.
De pronto, surge la eterna pregunta que a pesar de los años transcurridos sigue aún sin respuesta.
¿Por qué me castigó el destino y te llevo de mi lado?
¿Por qué rompiste tu promesa y soltaste mi mano, dejándome solo?
Y luego solamente me queda recorrer los laberintos de mi esencia y a través de los sueños y la magia, trasladarte a mi lado, tomarte de la mano y perderme contigo, con tu amor y dedicación, con tu pasión y delicadeza en ese espacio creado donde no existe la tristeza y el amor con total entrega es capaz de irradiar con su pluralidad, miles de sugerencias.
Dame la mano... y llévame donde tú quieras, hazme vivir todas las sensaciones que nos faltaron, quiero traspasar la realidad y realizar en la línea del abismo toda tus insospechadas sugerencias sin que se diluya el hermoso soñar, ni que me sueltes la mano y me quede de nuevo sin ti, en ese terreno arduo y difícil, de enfrentar el día a día, con todo lo que ello conlleva.
Es tanta mi ansia por ti, mi urgencia por sentirte y tenerte, que te visualizo junto a mí muy cerca, dándome la mano con energía y fuerza, haciendo visible tu posesión y nuestra imagen resalta ante mí con belleza.
Me desdoblo, miro fuera de mí y observo que el silencio es elocuente, las palabras descansan dormidas, mientras a la pareja, mirando cómo se desliza el sol del atardecer haciéndoles un guiño, les avisa, que la noche se acerca y con ella el sentido artístico del tacto se acrecienta, para que puedan gozar de su intimidad y descubrirse.
De pronto, surge la eterna pregunta que a pesar de los años transcurridos sigue aún sin respuesta.
¿Por qué me castigó el destino y te llevo de mi lado?
¿Por qué rompiste tu promesa y soltaste mi mano, dejándome solo?
Y luego solamente me queda recorrer los laberintos de mi esencia y a través de los sueños y la magia, trasladarte a mi lado, tomarte de la mano y perderme contigo, con tu amor y dedicación, con tu pasión y delicadeza en ese espacio creado donde no existe la tristeza y el amor con total entrega es capaz de irradiar con su pluralidad, miles de sugerencias.
Dame la mano... y llévame donde tú quieras, hazme vivir todas las sensaciones que nos faltaron, quiero traspasar la realidad y realizar en la línea del abismo toda tus insospechadas sugerencias sin que se diluya el hermoso soñar, ni que me sueltes la mano y me quede de nuevo sin ti, en ese terreno arduo y difícil, de enfrentar el día a día, con todo lo que ello conlleva.
__No
te dejaré amorcito, convéncete de que solo
te estoy cuidando. Al amor hay que cuidarlo.
El
amor se esfuma entre las grietas silenciosas del alma, presagio de una fuga sin
rumbo olvidando los gritos agónicos del corazón herido. El amor yace en el
viento envuelto en delirios placenteros que contienen vanidades, cegando y contaminando la pureza de deseos
prisioneros por los puños amenazantes de la locura. Instantes de cordura en el
ocaso de los sueños que agita sus instintos a la falsedad que domina el
momento.
La
profecía de amantes se multiplica en las tormentas de pecados que respiran los
engaños pronunciados por la tentación que hace desvanecer al amor en los brazos
de la traición. Y así como gaviota extraviada va perdiendo vuelo el amor, sus
alas cansadas por luchar contra la gravedad de recuerdos que enfundan caricias
hipócritas, que ahogan sentimientos con la misma cuerda floja que camina la
muerte. Suspiros que encallan en las angustias de los miedos que habitan sin
nombre en las oscuras tinieblas de la soledad,
aliviada por el presente donde en el crepúsculo de cada anochecer se
entregan a las penumbras de un destino incierto. En la bruma inquietante que
divisamos en la lejanía del horizonte marchan nuestras culpas, enjuiciadas por
métodos y normas antagónicas sobre reglas malintencionadas regidas por seres
endemoniados que quedaron estancados en el tiempo.
El eco de la verdad proclama la pérdida de
ilusiones y sueños ante la autosuficiencia de la mentira que esconde sus dagas
venenosas tras la fachada de interiores huecos donde solo se esconde la maldad.
Pero nunca pierdan la fe, ni la esperanza, confiemos en la razón que iluminará
las profundas entrañas haciendo florecer los sinceros pensamientos de felicidad
hacia el amor en los corazones de todos los seres humanos y en ese contexto
caminar en paz por los senderos de una historia deseada por Dios. Sin duda
alguna debemos luchar incansablemente por llenar de amor el interior de
nuestras almas.
Pero te prometo que mis ojos se miran
en tus ojos, mis labios van a los
tuyos en busca de aliento, mis
manos se aferran a las tuyas para
seguir el camino para no caer, mi
piel unida con la tuya de una
manera única, esas miradas, esos gestos,
que lo dicen todo sin decir nada, abrazado a vos paso la noche sintiendo tu respirar, yo de vez
en cuando suspiro y pienso cuánto
tiempo perdido se llevó el viento, pero el pasado quedó atrás
y ahora solo intento vivir el día a día disfrutando
de vos, de tu aroma que provoca
en mí… amor, puro amor __dijo
Guillermo embargado de emoción, rozándole la nariz con la suya, acariciando la
piel con el aliento exhalado.
__Amarte es un sueño, un sueño hecho realidad porque sin buscarte te encontré, creo que tu amor y mi amor estaban destinados a encontrarse. Quiero ser yo quien por las noches te espere para llenarte de mis caricias, te amaré con tanta dulzura que no habrá espacio para tus tristezas. Amarte es mi sueño, que lo he convertido en realidad y cómo no he de amarte si ante mis ojos eres casi perfecto, eres lo que siempre anhelé.
No
me cansaré nunca de decirte cuánto te
amo, eres el ser que le dio luz a mi vida, gracias por traerme una nueva
ilusión, hoy empiezo a creer que el amor
verdadero existe y llega sin
avisar. Amarte siempre será mi gran sueño, quiero amarte de tal manera que no habrá invierno solo primaveras y tu rostro siempre lucirá una chispa divina… la chispa
del Amor.
avisar. Amarte siempre será mi gran sueño, quiero amarte de tal manera que no habrá invierno solo primaveras y tu rostro siempre lucirá una chispa divina… la chispa
del Amor.
__Hoy
este amor se consumará como la flama eterna, esa flama que alumbra nuestras
almas sin tocarnos, ellas lo hacen cada noche, las estrellas nos acompañan y lo más hermoso de ti
Amor, es el brillo de tu mirada. Siento que cada vez más me enamoro, ven, sujeta mi mano fuertemente y te llevaré al paraíso de mis besos, en nuestros labios unidos ya jamás nos soltaremos, seremos locos pero unos locos enamorados que juramos no separarnos.
Amor, es el brillo de tu mirada. Siento que cada vez más me enamoro, ven, sujeta mi mano fuertemente y te llevaré al paraíso de mis besos, en nuestros labios unidos ya jamás nos soltaremos, seremos locos pero unos locos enamorados que juramos no separarnos.
Eres
el amor de mi vida y yo seré ese amor que por tanto tiempo esperaste, seré tu más grande Amor, tu bello rostro como el sol
resplandecerá por este bello amor, ni la primavera ni el otoño y un
verano, hermoso invierno, pasarán cuatro
estaciones y nuestro amor aun florecerá.
__
Cada mañana me inunda la melancolía cuando viene a mi mente esa realidad
descarada recordándome que, lejos, muy lejos estoy de tenerte, de poder
dormirme en tus brazos, te sueño en los amaneceres y despierto te he llorado y
ahora deseo que llegue la noche y en mis sueños amarte, ceñirme a tu piel como
hace la luna al cielo, quiero besarte en ese suspiro escondido detrás de las
cortinas del alma, he intentado vida mía borrar tus ojos, he intentado no
pensarte sacarte de mi mente, he intentado no soñar tus labios en los míos y desprenderme
de ese aliento cálido que rozó mi piel en aquel instante.
Hoy
y como siempre al llegar la tarde mi alma se queja, le duele el no poder estar
contigo, ella, que tanto te ama, se
siente sombra en el vacío, ella, siente cómo tu pensamiento me llama en tus
noches, que todo tú deseas ser envuelto por el aroma de mi cuerpo, y así
podamos amarnos sin prisas ni tiempos marcados por el destino.
Dejaré que mi boca se desnude esta tarde, dejaré que se explaye en su lenguaje, el mismo que usan mis sueños, dejaré para ti cómo poco a poco te has ido convirtiendo en mi yo, en esa luz que alumbraba mis noches de largas charlas donde se disfrazaban los te amo, con un tímido hola, y los besos escritos eran palomas silenciosas que poco a poco se iban metiendo en mi alma, y yo, perezosa mariposa me metía en tus sueños que ya eran los míos, donde el desespero de no poder abrazarte, besarte y tocarte se convertían en el más salvaje tormento, y en estos locos y extraños sueños, donde siento que eres parte de mi mundo, le doy puerta a mi soledad.
Dejaré que mi boca se desnude esta tarde, dejaré que se explaye en su lenguaje, el mismo que usan mis sueños, dejaré para ti cómo poco a poco te has ido convirtiendo en mi yo, en esa luz que alumbraba mis noches de largas charlas donde se disfrazaban los te amo, con un tímido hola, y los besos escritos eran palomas silenciosas que poco a poco se iban metiendo en mi alma, y yo, perezosa mariposa me metía en tus sueños que ya eran los míos, donde el desespero de no poder abrazarte, besarte y tocarte se convertían en el más salvaje tormento, y en estos locos y extraños sueños, donde siento que eres parte de mi mundo, le doy puerta a mi soledad.
Ahora
disfruto el silencio. El
silencio, es la ausencia de lo inaudible, el presentimiento de que algo
palpita, es presentir que algo se cuece, se hurga, cuando te miro a los ojos rompiendo
en tus oídos los ecos de un te quiero. Todo silencio, es toda carencia de
sonidos, es hurgar en tu alma sintiendo el roce audible de las caricias, los
besos imperceptibles arrojados a tus
labios, es sentir tus orgasmos en la húmeda mudez de tu piel.
Silencio
es escuchar el viento, sentir la brisa acariciando tu ser, es sentirte
protegido por quien te mira, con esa mirada, que solo tiene la libertad, es el
roce de esas cadenas que te atan y te liberan, te enlazan y te sujetan… llamado
sentimientos. Silencio, es lo más cercano a ti, a Dios, al diablo y tus
pecados, a tus perversas intenciones a tus lascivas miradas, a tus ojos llenos,
malévolos, satíricos en la mudez de tus deseos, que suscitan, arrinconándome
entre la pared y tu sexo. Silencio, es hablar con la muerte, lo que Dios omite
conversar con lucifer, esa lo que Dios le permite dialogar con el tiempo que
discurre la cortina de los días, es, llegar a anciano en tu compañía. Silencio,
son las lágrimas tras la guerra, enamorarte de quien no ama, amando a quien no
debes, es un paseo sin prisas por la pasarela de las olas, dos bastones,
cogidos de las manos, la platea de un banco en el teatro de la vida, viendo
pasar nuestros restos contigo y el tiempo, y lo que el silencio en su expectante
mudez, calla, contemplándonos.
Hoy
amanecí embriagado de ti, recordando tu
mirada y cómo caí rendido en el abismo
de tus ojos, mientras tus labios se posaban, besando y succionando los míos, cómo
tus caricias carcomían mi piel, cómo tus manos excitaban mis sentidos, cómo tus
suspiros lo invadían todo y cómo tu cuerpo se estremecía, bajo las sábanas de
mi propia piel, cual volcán en erupción, fundiéndonos en uno, mientras el magma
corría por nuestras venas, incinerando
todo a su paso, y es por eso, que hoy
vuelvo a desear otra noche, como la de
anoche, repleta de amor, sensualidad y
desenfrenada pasión.
__Ya
dejarás de imaginarla, y ya podrás disfrutarla, pero solo será cuando estés
preparado para entregarme todo tu ser, precioso.
“Ese
día que me encontré con él unimos
nuestras miradas en un mar de sensaciones.
Nuestros
ojos bailaban una danza de alegría al oír la música que hacían nuestros labios
cuando nos besábamos. Esa noche fue la
más hermosa que yo tuve con él, por
primera vez me sentí tan feliz en
sus brazos. Mi adicción era sentir sus
labios recorrer mi piel desgarrándome el alma de pasión y haciéndome vibrar la
carne de placer. Unas copas de licor nos
tomamos y eso fue el detonante especial que ocasionó un desorden de impulsos desbordantes
que nos permitió ser esclavos de la noche entre unas copas de licor perdidos
por la pasión. Nos faltaron horas para
seguir amándonos en aquel lugar
espectacular, donde calmé mis labios de sed con su pasión. Y él la ansiedad de
beber de mí el licor agridulce que le
encendía la chispa de sus deseos”.
__Necesito
esta noche sentir todo el goce que tú siempre me das, deseo ver mi cuerpo
palpitando con tus besos y caricias, quiero con mis labios beber la fogosidad y el ardor que reside en ti, deleitarme con tu mirada, besar tu ardiente boca, comer de tu carne, respirar tus sollozos, penetrar en tu ser y que nos olvidemos de todo, como si esta fuera nuestras última noche, pero lo que más deseo de ti es despertar cada mañana al amanecer y encontrarte siempre junto a mí.
palpitando con tus besos y caricias, quiero con mis labios beber la fogosidad y el ardor que reside en ti, deleitarme con tu mirada, besar tu ardiente boca, comer de tu carne, respirar tus sollozos, penetrar en tu ser y que nos olvidemos de todo, como si esta fuera nuestras última noche, pero lo que más deseo de ti es despertar cada mañana al amanecer y encontrarte siempre junto a mí.
__
Al
otro día Pedro fue a comprarse ropa, ya no quería encontrarse con Guillermo
luciendo siempre jeans desgastados y remeras con una campera. Se decidió por un
taje de noche, camisa y zapatos a juego, y para el día por jeans azules
ceñidos, remeras, camisetas y camperas de cuero. Deseaba coquetearle, y al
tiempo luchaba contra sus limitaciones, el temor a la entrega, a ser recorrido por otro ser, poseído, abarcado,
ser uno.
Ya
había dejado de lado las excusas de su parte racional, de que solo los unían
intereses profesionales, la magia de las noches se prolongaban en el día y a
cualquier sitio donde fueran, solos o entre la gente. Cuando vio el escaparate
de perfumes se tentó. Se aproximó al sector de Givenchy y de Armani y se los
probó en la muñeca, la exquisitez de fragancias lo impulsó a cerrar los ojos en
un acto inconsciente para aguzar el sentido del olfato. Quería que Guillermo
oliese esa mezcla de flores y madera en
su cuello. Lo compró.
Regresó
al departamento. Se duchó y se enfundó en uno de los jeans nuevos y en una
camisa azul ceñida, se perfumó sin exagerar y se peinó el cabello mas no tanto,
ya temía enrojecer cuando lo leyera con esa mirada que escrutaba, y pasó a
buscarlo por el set, sin que lo viera su madre, él lo invitó a almorzar con sus
mejores amigos, dijo, y aceptó. Guillermo al divisarlo le dedicó una sonrisa
tan plena, tan expansiva y generosa que se le cortó el aliento. Sus labios
temblaron al devolvérsela y suspiró, decepcionado al ver el ceño fruncido de un
asistente, al saber que no era el único cautivado por él.
Se acomodó de nuevo en el bar a la sombra de
curiosos y para cuando volvió la vista hacia él, algunos jóvenes pedían
autógrafos y un niño reclamaba su atención colgándose de su antebrazo, de nuevo
sus miradas se encontraron. Él se mecía al ritmo de los saltos del nene pero
seguía mirándolo con intensidad deliberada.
¿Qué pretendía comunicarle? Era de locos que
se contemplasen de esa manera tan íntima, con la confianza y facilidad que se
ganan tras un tiempo de relación. ¿Sería un depredador? ¿Actuaría de ese
modo descarado con frecuencia? Evocó a
los hombres y mujeres que lo rodeaban, algunos intentando seducirlo y lo
consoló la indiferencia que él les había destinado.
Ese
tal Beto ¿sería en verdad su amigo u otro examante como Juan? No, se reprochó,
al recordar que le dijo lo quería como a su hermano de la vida, sin contar con
que no era gay, al fin estaría Gaby, su mujer, dijo, estaba comportándose como
un paranoico celoso, sin motivo alguno.
Para
desalojar esos sentimientos se concentró
en los halagos que recibía, y se daba cuenta que los cosquilleos que sentía en
el pecho eran el orgullo que sentía por Guillermo, como si él le perteneciese,
como si estuviesen inequívocamente unidos, y sus éxitos fuesen los suyos. Ya
había renunciado a negarse a sentir las emociones y sentimientos que él le
disparaba, se daría permiso para gozar, para sentir, se daría el lujo de que el
corazón le latiese por el simple hecho de tenerlo cerca, sería al fin
indulgente sin pensar en nadie más y se consentiría esos momentos con él en que
se sentía más vivo que nunca, en que los colores habían reemplazado al gris que
teñía su vida previa.
Su
razón le decía que apenas lo conocía, pero no había ley que fijara el tiempo
para saber que alguien era excepcional, menos para amar.
Cuando dieron el descanso y él se marchó,
Pedro esperó verlo reaparecer, y no se molestó en apartar la mirada cuando lo
buscó. Se contemplaron con seriedad a través del espacio ruidoso y lleno de
gente que los ocultaba y al tiempo arriesgaba a
ser descubiertos por su madre. “Es tan hermoso”, pensó, y le admiró esa
elegancia natural en tanto se aproximaba, los ojos inmutables en los suyos. Los
jeans desgastados le destacaban las piernas largas y el andar pausado.
Se
detuvo delante de él, muy próximo, y Pedro echó la cabeza atrás para
reencontrarle la mirada, su paz, su destino, el sitio donde se perdía y encontraba,
donde deseaba vivir para siempre. Lo alcanzó un olor a limpio, a jabón, a
fresco. Guillermo guardaba silencio en tanto le estudiaba el rostro como si
hubiese perdido algo, los ojos le recorrían, ávidos, con cierto descaro, pero
sin hipocresía.
¿Cómo
era posible que se contemplasen de esa manera sin experimentar pudor ni vergüenza,
menos temor a ser descubiertos? Sus miradas expresaban palabras prohibidas.
__Tu
perfume está volviéndome loco.
__Lo
compré esta mañana __le confió con la intención de abrirse a él.
__ ¿Lo
compraste por mí?
Pedro
percibió el calor que le cubría las mejillas y bajó las pestañas cuando él
sonrió. Se sentía inexperto, pero no lo fastidiaba.
Subieron
esta vez al coche de Pedro, y se aventuró a preguntarle por el mozo del bar,
parecía conocerlo y apreciarlo mucho. En verdad, parecía hijo de un hombre
mayor que supo era el dueño.
__ ¿Es
el hijo?
__Hijo
adoptivo desde hace tres años, nunca se pudo dar con sus padres biológicos.
Pedro
se concentró en la ruta que le había marcado, pensó que no seguiría la historia
y le sorprendió al oírlo.
__El
chico fue víctima de una red de tráfico humano y pedofilia durante diez años, y
a los quince, fue rescatado gracias a una ONG.
__ ¿Cómo
es que cayó en manos de esa red?
Pedro
se tragó la pregunta apenas salió, su curiosidad estaba causándole tristeza,
era obvio que el adolescente era su amigo, lo advirtió en la tensión de la
mandíbula, en el gesto severo de labios apretados.
__Te
pido disculpas por la intrusión. No he debido preguntar.
__Pedro.
Vos puedes preguntarme lo que desees __declaró, y lo asombró su vehemencia, le
había dado la impresión de ser siempre calmo y medido.
__Pero
no quiero causarte dolor con mis intentos de saber sobre la gente de tu vida.
__No
es tu interés el que me hace daño, por el contrario, tu interés me reconforta.
Dobla allí _le indicó, y Pedro condujo en silencio.
__Para
mí es muy difícil hablar de mi pasado.
__Lo
sé.
__ ¿Qué
es lo que sabes?
__Que
guardas en dolor muy profundo.
__ ¿Cómo
lo sabes?
__Sé
reconocer a los de mi clase _afirmó Guillermo.
__ ¿Es
tan grande tu dolor?
__Hoy
no lo parece, hoy me siento feliz.
Pedro
fue incapaz de reprimir la sonrisa que le desveló los dientes. Solo atinó a
mantener la vista hacia delante, Guillermo a darle indicaciones.
__La
historia de tu vida debe de ser fascinante, de hecho lo es por lo poco que sé.
__Vos
me resultas fascinante.
__No
sabes nada de mí _susurró, de pronto cohibido.
__No
es necesario saber. Ciertas cosas se intuyen, se palpan, y sé que sos una
persona fuera de serie, y no es porque conozca nada desde tus padres, con ello
solo tengo una relación profesional.
__Yo
me siento un bicho raro, una persona averiada.
__Y
yo creo que sos demasiado perfecto.
Pedro
lo miró a la cara, Guillermo no sonreía, se tomaba la afirmación muy en serio.
__Demasiado
perfecto ¿yo?
__Eso
he dicho _ recalcó__. Demasiado hermoso, bueno, inteligente, demasiado
valiente.
__ ¿Qué
imaginas acerca de mí, Guille?
Pocas
veces usaba el diminutivo, sin embargo eso los conmovió.
__Sé
que has pasado una infancia dura, que has sufrido privaciones y visto cosas
dolorosas, que has sufrido soledad y discriminación, tal vez humillaciones,
pero acá estás, entero, tranquilo, mirándome con esos ojos de miel puros y
bondadosos. No dudo que tienes oscuridades, como todos, pero creo que tu luz es
tan intensa y más potente que las sombras a las que temes, que ellas se
desvanecen y el día que levantes la barrera de culpas como debo hacerlo
yo, el día que perdonemos lo oscuro,
podremos vivir en plenitud.
Lo
que sucedió después los sorprendió a ambos, por la intensidad del sentimiento,
el sino marcaba cada paso, y a cada paso más cerca estaban de dejar desmoronar
todas sus defensas.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Mónica. Sabes lo que me pasa contigo Eve,? que entro todos los días al blog a buscar. Me haces sentir esa necesidad y no puedo dejar de hacerlo. Tus relatos me llenan de sabiduría, de vida, de tantas cosas...A veces ya no se que comentarte porque sois increíblemente increíble. Haces que los mas simples sentimientos sean mostrados como regalo...Gracias siempre.
ResponderEliminarDaniela es dificil poner en palabras como expresas cada sentimiento y eso habla de lo grande que eres.
ResponderEliminarDelma Precioso!!
ResponderEliminarChikis Que lindo
ResponderEliminarGraciela Divino !!!!!!
ResponderEliminarJorge ¡¡... REALMENTE HERMOSO
ResponderEliminarKuki brillante.
ResponderEliminarSol Urvino Recien recupero la internet, EVE, Sorry por la demora, UN GRAN BESO🌺🌺
ResponderEliminarMagdalena Hermoso felicitaciones
ResponderEliminarBellísimo Eve, me encanta Sino...Y te imaginás que ya quiero saber cómo sigue...Espero que ya estés bien del brazo Eve, beso grande...
ResponderEliminarMejorando de a poco reina, rehabilitando, cuesta pero por suerte sigo acá, he tenido que virar a novelas rosas con ustedes, lejos quedó Miguel creo, no me dejan hacer policiales ya pillas, es bonito SINO, besos mil.
EliminarMuy lindo Eve Monica Marzetti pero me dejas con esa sensación de más... lo hagas sufrir a Pedro y deja que Guille se entregue a ese amor que sienten.. ..lo dejaste en la mejor parte
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