viernes, 22 de febrero de 2019

“SINO”. CAPÍTULO CUARTO.


“SINO”.
CAPÍTULO CUARTO.
Cuando Guillermo salió de la ducha con una toalla envuelta alrededor de la cintura, Pedro le ofreció un vaso de vino blanco, lo escudriñó de pies a cabeza, y sonriendo habló:

__La cena estará lista en minutos.
__Estupendo, estoy muerto de hambre _ contestó, Guillermo. Después depositó el vaso de vino en una mesita y se inclinó hacia Pedro para darle un beso__. Te extrañé mucho durante todo el día _ añadió mirándolo a los ojos.


__Yo también a ti. Mucho.

“Procuremos más ser padres de nuestro porvenir,
que hijos de nuestro pasado.” Miguel de Unamuno.
 “La muerte es dulce; pero su antesala, cruel.”
Camilo José Cela.

“Lo amé, me amó, su boca se encontró con la mía, no dejó de besarme hasta que mis ojos se encontraron con una lágrima rodando por el contorno de su rostro.
Me desnudó, lo desnudé, entre caricias de complicidad, me agarró la mano y me la llevó hasta el descansillo de su alma.
Nos sentamos un instante, para volver a mirarnos. Sin saber por qué su llanto pasó a ser una cascada de risas.
Noté cómo su respiración se iba acelerando, su corazón se escuchaba como si fuera un caballo desbocado. Mis labios se perdieron en cuestión de segundos en los pliegues de su piel, en húmedos besos por su cuello.
La suavidad de sus dedos se iba resbalando poco a poco por mi cuerpo de arriba a abajo.
Su espalda arqueada, era todo un vaivén de notas musicales entonadas por las cuerdas vocales en profundo abanico de gemidos y nuevas risotadas.
En ese momento el futuro  estaba ante mis ojos. Ambos, éramos un volcán a punto de erupción hasta que fuimos lava.
Aquello no fue sexo, fue auténtico amor, ¿por qué estoy tan seguro de ello?, porque en ese momento de éxtasis quien rompió a llorar, fui yo, porque me abrazó y lo abracé.
Sí, me amó, lo amé.
Todo esto hubiera sido ese amor tan perfecto del que algunos hablan, si al despertarme no lo hubiera hecho abrazado a la almohada empapada, era un mero sueño que me acuchillaba por todo el cuerpo, matándome el alma, sí, ya sé que dicen que el alma nunca muere, mas  me persigue el recuerdo de cómo me excitó verle el torso desnudo, las piernas torneadas cuando pasó desde salir de la ducha, y  me  dejó hambriento de ese hombre, que acabo de conocer y me roba el aliento, me hizo sentir vivo, y sabiendo que es mi sino”.


“Me hallaba allí, en ese jardín desconocido para muchos, pero no para mí.
Imbuido en la niebla que te envuelve la mente, desnudo, despojado de toda la ropa, sintiéndome estatua a la que una pertinaz llovizna baña y se lleva el sucio polvo acumulado en sus grietas, buscaba exhalar paz por todas mis vetas.
Rehén de la memoria y apresado por ella, sentía el vacío desgarrador de los que ya se me han ido.
Oliendo aromas desconocidas, no sé si era el momento de quemar esa sobada libreta que guardaba recuerdos tan vivos, que a jirones me destrozaban el alma. Ese peso eterno en el pecho que asfixia y agobia, tan profundo, tan mío, tan complejo.
Dicen que el tiempo  mitiga el dolor, en mi caso, lo hace cada vez más profundo y lacerante.
Deseo clausurar con mil cerrojos estas vivencias y tirar al mar las llaves. Luego contemplar cómo fluyen en ti, pausados sentimientos que te oxigenan y sacan de esas imágenes descarnadas que no conducen a nada positivo.
Un súbito revuelo de pájaros, deshizo la cadena de mis pensamientos y el centro de mi mirada.
Al instante, volví a la luz del sol de invierno que anunciaba la brevedad de su estancia ante la nieve caída que ya cuajaba.

Estoy sentado aquí casi inerte, casi vivo, mirando inconmovible el río y las islas pero sin verlos. Presiento los camalotes río abajo, no quiero pestañear. Puedo sentir cómo los hilos impulsan mis movimientos, como si alguien se empecinara en dictaminar mis acciones que se reducen a estar sentado aquí casi sin vida, pero no me quejo, lo acepto.
Cerca de una hora llevo de pura contemplación y aislamiento impuesto cuando percibo, siento que alguien se acomoda en el mismo banco. Perfume. No puedo darme vuelta y mirar, ni siquiera me interesa.
No estoy replanteando mi vida ni estoy tomando fuerzas para decidir si continuar o no. No tengo una pena que me ahogue, aunque estoy solo. La soledad es mi compañera amada aunque sea solo hoy y podría permanecer en este estado mucho tiempo.
Ondulantes llegan las primeras palabras de mi compañero de banco: “Sentí tu aroma, por eso me senté a tu lado”. ¿Qué clase de expresión es esa? ¿Cómo debería entenderla? Bajé la cabeza unos milímetros sin perder el foco de la nada misma. ‘Es una forma de decir’, continuó. ‘Todos tenemos un olor, o un tono o un color ¿Sabías?’ Todavía estoy confundido pero no puedo preguntar ni hacer nada. Lo próximo que dijo fue que él tenía ese don, que podía leer a las personas de otra manera y que se debía a su búsqueda incesante de su complemento, del ‘olor’ que lo completara y que llevaba años tratando de encontrar.
Me negaba íntimamente a escucharlo, a dejar que unilateralmente me distrajera de mi rutina de inactividad. ‘Puedo oler tu soledad y necesidades, de alguna manera veo tu carencia y tu búsqueda’.
Suspiré involuntariamente y lo odié, me expuse, di la señal. De alguna manera había contestado y ya mi atención había cambiado de dueño. Me contó de sus desamores, frustraciones y preferencias; de los errores cometidos en busca del amor, de sus miedos y más profundos sentimientos.
Provocó a mi orgullo por todos sus flancos pero no me atreví a contradecirlo, todo lo que decía de mí eran verdades irrefutables, hablaba con la autoridad de un dios y hoy estaba demasiado vulnerable como para negar lo incuestionable. Cuando tomó mi mano, solo se lo permití pero acusé la transferencia, esa conocida chispa. No miré el reloj pero sabía de las horas que habían pasado. ‘Te voy a esperar’, me dijo y me soltó la mano, me besó la mejilla con dulzura y se marchó. Casi no podía oír sus pasos por la vereda de la costanera norte cuando abandoné para siempre mi actitud contemplativa e indolente y lo miré. Vi lo suficiente como para entender. Se encendió mi amor con toda su furia en ese momento y así mismo no lo corrí ni le grité, lo deje partir. No me sería tan difícil encontrarlo por el vecindario, si es que me atrevo a vivir nuevamente.”
__

Pedro confirmó desde verlo salir de esa ducha  lo que en sueños imaginaba, lo que la ropa disfrazaba, Guillermo era alto aunque apenas más bajo que él mismo,  de una constitución física privilegiada, aunque era novato tampoco era tan ingenuo, él era de estructura firme y flexible pese a no ser delgado, carente de hipertrofia muscular con piernas largas, pero lo que lo arrobaba era su mirada, nacida en esos ojos color ámbar, como el mismo whisky o el café que tomaba, que chispeaban cada vez que le sonreía derramando ternura, una sonrisa franca de labios sensualmente finos y dientes sin fallo, la sonrisa más hermosa que había visto, que le causaba una conmoción cada vez que el hombre la desplegaba, lo cual no era infrecuente.
 Se removió en la silla y sorbió el agua, estaba arrebujado en un rincón del bar espiando cómo padecía las órdenes de su madre. Cuando Guillermo alzó la vista y miró en dirección a él, aguzó la vista, las cejas se unieron en el entrecejo y la belleza del gesto le cortó el respirar. Le gustaba escapar de las clases y espiarlo de lejos, pero quizá por eso, por confirmar que la belleza de ese hombre estaba turbándolo como jamás hombre alguno lo había afectado, fue que atinó a hundirse más en las sombras, aun arrastró los pies por debajo de la silla. Guillermo bebía agua sin evadir la mirada de esa figura elusiva que estaba allí en la penumbra del bar y apenas alcanzaba a distinguir.
Aprovechó una orden, un descuido, y dejó unos billetes al tiempo que se escabulló hacia el baño, se encerró dentro de un cubículo, y solo salió cuando las pulsaciones tornaron a ritmo normal, mas se miró en el espejo y se dio cuenta que tenía las mejillas arreboladas, se mojó las manos con agua fría y aplicó las palmas sobre el rostro. ¿Qué le había sucedido allí afuera? Se había sentido devorado por la presencia, en lugar de ocultarse tras un diario lo había contemplado como si de una aparición mística se tratase. Y la experiencia le aterraba por lo  ajena, pero sobre todo porque nada controlaba cuando estaba frente o cerca de él.
 Le mortificó admitir que existió un instante en que deseó que lo viera y correr a sus brazos  frente a su madre y a todos, pero no tenía derecho a arriesgar su carrera, mas la necesidad de que esos ojos se fijasen en él le resultó abrumadora.
Unos instantes después estaba preparado para regresar sin embargo temió que él se hubiera marchado. No era así, allí estaba, seguía en el set solo que había cambiado de vestuario, ahora un grupo de jóvenes lo contemplaban con embeleso, y conocía la confianza y entrega a su  personaje, por lo cual llamó al mozo, no seguiría exponiéndose en el bar, lo esperaría afuera, o al menos fuera de los estudios. Guillermo salió casi dos horas después. Se había duchado y llevaba el cabello mojado peinado hacia atrás, mujeres y hombres se daban vuelta para mirarlo, pero él avanzaba a grandes zancadas sin prestarles atención, no se trataba de desprecio sino de un profundo ensimismamiento.
Cuando las puertas se abrieron y una muchedumbre salió en estampida, Pedro de lejos lo divisó a él enseguida pese a la distancia, y de nuevo le vio repartir esa sonrisa a diestro y siniestro, mientras un grupo de alumnos  del último año quizá se arremolinaban a su alrededor, y él le respondía mientras caminaban hacia el bar, él caminaba y generaba un aura que aun a él lo envolvía y le aceleraba las pulsaciones.
El nutrido grupo se encaminaba hacia el bar, se acomodó en una mesa apartada, desplegó un libro, y supo que el lugar se llenó de  golpe de gente, de risas y voces. Eran clientes habituales y resultó evidente que mozos y dueñas saludaron a Guillermo con especial deferencia, arrancando sonrisas y monosílabos al señor estrella. A Pedro le fastidió el coqueteo descarado de la camarera cuando se acercó a ofrecerle el menú del día, y decidió que pediría lo mismo, quería saber cómo sabía su plato favorito, su postre, su vino.

“Es goloso y disfruta del vino”, se dijo al verle la expresión de placer con ojos cerrados disfrutando de cada bocado del tiramisú, cada sorbo del Cabernet.
Empezó uno de los alumnos y lo siguieron a coro los demás, le pidieron a Guillermo que interpretara un pasaje de una obra de teatro,  ante lo cual él se limpió la boca con elegancia y se puso de pie. La energía que emanaba resultaba poderosa e incontenible, a Pedro se le erizó la piel. La emoción inefable le trepaba por el pecho, por el cuello, por la boca como si sus dedos le caminaran la piel, hasta alcanzarle los ojos y anegárselos, en tanto él avanzaba hacia un escenario improvisado, con aire aristocrático y al tiempo humilde y Pedro se preguntaba cómo lograba aquel magnetismo, qué clase de sabiduría lo guiaba para saber alzarse como un dios en medio de la gente común cuando en realidad con su sonrisa y sus gestos le comunicaba que se sentía parte del todo, que todos ellos eran parte de él, que los amaba. Pedro vibraba en una mezcla de excitación, admiración, euforia, expectación y deseo de tocarlo como ese público lo hacía a diario,  en ese momento al tiempo que él sorteaba las mesas.

Pedro no era actor, al menos no todavía, y le siguió los movimientos a medida que se acomodaba en la silla que la camarera acomodó en el escenario. Para él el arte se hallaba en una dimensión mágica a la que no accedía por completo sino como un simple mortal al que se le permitía disfrutar de algunos destellos, para Pedro, la interpretación componía un idioma complejo y divino que había apenas vislumbrado en viejas películas de su madre, que pocos comprendían, para entenderlo se precisaba un don que el universo entregaba a solo determinados elegidos. Los artistas todos siempre y no solo por Amalia, le habían inspirado admiración pues con su don contaban con el poder de invadir el espíritu de los demás y apoderarse de él, embeber la esencia y frente a ese hombre que apenas conocía, y en ese momento supo que con su ser le estaba robando el alma, el corazón y la paz, sin siquiera haber querido rozarle el cuerpo, todavía. Cuando el bar estalló en gritos y bravos la emoción se le instaló en el pecho y tras las frases iniciales de la obra, del monólogo que recitaba ese hombre, el corazón se le desbocó en el medio en eco a esa voz profunda y grave que le causó un impacto físico, un golpe en el plexo solar como el que le habría provocado la  onda expansiva de una explosión, y de modo inconsciente se supo resiguiendo las palabras en un susurro apenas hasta que se detuvo porque los labios como la piel le estaban temblando.
Él que hasta días atrás era apenas un seco río lleno de dudas y miedo, que no sabía rezar, que había perdido la esperanza de ser feliz y la fe hacía demasiado tiempo,  estaba viendo en ese hombre que podría a su lado alcanzar el infinito del mar si él aceptaba su cauce, podría seguir el camino de la llegada del amor, después de todo, merecía amar y ser amado, y podría aprender a entregarse.
Perdido en ese remolino de sensaciones y pensamientos un espacio se abrió entre  la gente y  él giró la cabeza y lo miró. No fue un acto casual sino una decisión premeditada, como si hubiera estado esperando que se abriera una hendidura para  encontrarle la mirada, y Pedro supo que sus coberturas de acero habían volado por el aire, y se la sostuvo no porque tuviese el valor de hacerlo sino porque no podía hacer otra cosa, esos ojos enganchaban a los suyos como si los pegara un hilo invisible. La mirada lo había desarmado con su dulzura, con la sonrisa que se adivinaba en el brillo de sus ojos color caramelo, con la bondad que le transmitían. Y no meditó en las consecuencias cuando se le antojó que desde hacía días todo lo que interpretaba lo dedicaba a él, que todo el tiempo había sabido que él estaba allí, en su propio mundo, en su sino, en su vida, y en esa intensa mirada insistente, de sentirse nada pasó a sentirse el todo, había sido un riachuelo seco, ahora era el mismo mar, y en esa mirada que él le destinó Pedro se sintió vivo, reconocido, amado, por primera vez en su corta y eterna vida.

__ ¿Por qué me estás siguiendo? __  dijo Guillermo de pie a su lado y Pedro elevó la mirada, comenzaba a sentir en la piel la magia de ese hombre, de la que había tenido una degustación en los sitios y horas que iban amontonando__. Vamos, te invito a cenar.

Ven,  precioso, dame tu mano, suave y tibia, de piel  de seda, como siempre. Toma mi mano, así amor, y acompáñame a caminar por los senderos tantas veces recorridos entre los valles florecidos, que tanto nos gustan.
Deja que tome tu cintura  y caminemos juntos, sintiendo el calor de nuestros cuerpos. Y caminemos, apretados. ¿Sabes?, necesito escuchar tu voz, y que me escuches.
Luego de un largo sueño, la nieve despertó por fin besando con amor a los arroyos, y la vida se yergue y se despliega verde, frondosa y dichosa, y se encamina, húmeda y perfumada, hacia los valles y las cuestas.
¿Tienes frío? La brisa perfumada acaricia tu suave piel de duraznos que tanto amo, en la luz de tu belleza.
Ven, acércate más, acaríciame y aprieta tu cuerpo al mío, como antes, como ahora y siempre.
Sigamos caminando juntos, tras los pasos de la primavera de colores y aromas, que se abre ante nosotros, en el horizonte rojo del sol lejano, y de luz.
Vamos, amor mío, sigue caminando conmigo, como toda nuestra larga vida, de un amor incondicional.
Yo te sostendré, y vos lo harás conmigo, si lo necesito.
Ahora soy yo el que necesito tu apoyo. Hemos vivido  un trozo de vida, aprendimos a amarnos, y lo seguimos haciendo desde el primer beso que te robé, el día que te conocí, ¿recuerdas?
Habla conmigo, ya casi no escucho tu voz. Deja en el viejo pasado los ocasos tormentosos, y tantas, tantas bellas primaveras en nuestras vidas, perdidas en silencios y soledades no compartidas. Y vivamos estos únicos momentos felices, juntos.
Cada momento de tristezas son trozos de nuestra vida, irremediablemente perdidos. Pero si me duermo, déjame hacerlo amor, en mis sueños estarás siempre, amor mío, siempre. Hasta la eternidad. Te amo. El amor, por más intenso que sea, no podrá vencer a la muerte. Pero, seguramente, su fuerza logrará ignorarla.
__Soñé contigo, y pese a que  estabas en el set, quise pasar a buscarte.
Guillermo lo miró  no pudiendo expresar reproche.
__ ¿Y qué soñaste si puede saberse?
__Había amanecido cuando nos postramos jadeantes. Nuestros desnudos cuerpos habían soportado más de lo jamás soñado. Fue una noche frenética, rezumábamos sudor, estábamos exhaustos, pero gozosos, habíamos apurado todas las habilidades de nuestros cuerpos, sentimos vibrar hasta la última célula de nuestros organismos en el momento en que alcanzamos por primera vez, aquello tan deseado, tan buscado, acabábamos de alcanzar la culminación de nuestras vidas. Nos miramos, sobraban las palabras para mostrar nuestra felicidad, aunque lo habíamos hecho desoyendo la prohibición de nuestros padres.
Pasión extrema es lo que siento cada vez que me acerco a la reja de tus ojos, sentir incontenible del aroma que tu corazón bombea en cada latido, sensaciones nerviosas, que recorren la playa de tu voz, entre graznidos desesperados de gaviotas que surcan los mares, de tus inexistentes rimas sabiéndote presente en cada amanecer.
Pasión extrema es lo que experimento, cada vez que me pierdo en el horizonte que traza tu mirada, para tratar de encontrarte en el paraíso de tu "yo" y perderme en él.
Pasión extrema es lo que vivo cada vez que pienso en ti, y en cada buen día.
Pasión extrema eres tú, en cada gesto, en cada movimiento, en todo momento y en cada situación.
Volvió a mirarlo directo a los ojos, a los dos les impresionaba el solo efecto de una mirada, de la cercanía del otro, era desconcertante. El cuerpo antes inerte y desapasionado estaba respondiendo sin control, inquietándolos.
Hechos un lío de interrogantes se sentaron a la mesa, y a poco el mozo interrumpió la conexión para tomar el pedido, dejando una canasta de pan, y un cuenco con una pasta. Ordenaron el vino, y el plato del día.

 __Eres peculiar más allá de toda disquisición, solo porque me haces sentir diferente a cuanto llevo experimentado en toda mi vida. Al conocerte pensé que me sentiría a gusto contigo porque serías prohibido e inalcanzable, hoy no sé qué es, me siento libre, a gusto, único. No es mera atracción carnal. Antes de ti hombres espléndidos, simpáticos y dispuestos no me despertaban la más mínima reacción y tú,  apenas conocerte, me atraes tanto.
¿Qué misterios ocultas tras esos ojos dulces que me subyugan y me compelen a dejar caer los escudos que con meticulosidad fui construyendo desde que era un niño?
__Vos me desarmas, Pedro, toma, prueba, está bueno.
Guillermo lo sorprendió entregándole un trozo de pan que acababa de untar.
__Gracias, es rico, sí _ dijo y saboreó mientras lo miraba descaradamente untar otro trozo sin perder detalle del movimiento de los dedos largos, tampoco de cómo los labios tomaban el trozo, se fijó en las pestañas negras y espesas, que las mujeres habrían envidiado, en parte responsables de la belleza de esos ojos__. O tienes una franqueza brutal o también estás percibiendo la extrañeza de sentirnos así de íntimos y cercanos, en esta compañía, en esta comodidad inexplicable recién nacida, esta ligereza sin precedentes  a pocos días de conocernos.

Las miradas se encontraron y Guillermo le sonrió, el corazón de Pedro saltó en el pecho.
__Si no fueras tan hermoso, creo que debería retarte por faltar a la facultad y andar espiándome.

Pedro se ruborizó, y el roce fugaz al  tropezar las manos en medio de la mesa hizo el momento más agradable.
Se miraron y sonrieron con complicidad al dar el primer mordisco, entrecerraron los párpados para saborear la pasta y la carne especiada de la salsa.

__Qué delicia _expresó Pedro en voz alta.

__Sí, una delicia _respondió Guillermo con la vista fija en los labios de él.

__ ¿Me vas a contar lo de Juan?

Guillermo se daba cuenta  de que rodaba cuesta abajo, mostrar su alma destrozada le aterraba y sin embargo estaba resultando difícil no desnudarse frente a ese hombre.
__ ¿Fue muy duro?
__Tanto… _ alcanzó a pronunciar antes que se le quebrara la voz. Pedro le ofreció un vaso de agua, y lo bebió. Lo más extraño era que no se avergonzaba de esa muestra de debilidad__. Yo lo quise mucho, y se murió por mi culpa __dijo y Pedro detuvo el  cubierto a mitad de camino, lo regresó al plato, y no controló a tiempo la emoción, los ojos se le llenaron de lágrimas, los labios le temblaron.

__Lo siento __dijo en un susurro distorsionado__. Disculpa, no quiero que pienses que siento lástima. Yo detesto que la sientan por mí.

__No es lástima, lo veo en tus ojos, es compasión, ¿sabes lo que eso significa?__Pedro negó con la cabeza__. Viene del griego y es sufrir juntos. El que me ama sufre conmigo a causa de mi dolor. Mi dolor es también su dolor. ¿Por qué te molesta que lo sientan por vos? __preguntó sin pausar.

__Porque me coloca en el lugar de diferente, del que sufrió lo que nadie antes, del distinto, raro. Me hace sentir fuera, marginado, especial del lado  malo, marcado.
__Normal, yo solía sentirme así, a veces lo siento pero al momento me equilibro.
__ ¿De veras? ¿Y cómo se supera?
__Yo, comprendí que el desecho no era yo por mi elección diferente, sino mi atacante, quien me juzga. Yo soy inocente, estoy limpio, he sobrevivido a experiencias traumáticas, dejé de culparme, al menos por ser gay. El culpable es el que hace daño por placer. Y también entendí que a veces puedo permitirme la compasión de mis amigos, pocos, porque habla del amor que ellos sienten por mí. Yo sentiría lo mismo si a ellos les pasara algo malo.
__Pero… __masculló mordiéndose el labio inferior… ¿nunca te preguntas por qué tuvo que pasarte a ti?

__Todo el tiempo, lo de Juan, todo el tiempo _ volvió a responder__. Y me he enojado con Dios por eso.

__ ¿Y?
__Todavía estoy dándole vueltas a la cosa.

Le hizo reír, la risa de Guillermo, además de la belleza física indiscutible tenía otra cualidad, algo inasible y fugaz que él habría deseado perpetuar, como su exquisito perfume que llegaba y se esfumaba. Pedro a cada momento dominaba el anhelo de estirar la mano y acariciarlo mientras se imaginaba tocando esos labios que abrazaban la copa, y mientras lo observaba apareció otra cosa, el anhelo nacido como un impulso era el deseo alojado poblando la zona del ombligo, y expandiéndose hacia abajo, un latido que llegaba a ser doloroso. El sentimiento le resultaba embriagador.

__Pedro, tu madre no puede saberlo todo ahora, ¿comprendes? __le dijo serio__. Aunque sea tu madre. Pero creo podría encajarlo si lo supiera.

__Yo también lo creo _ respondió, Pedro lanzando un suspiro. Después añadió pensando en su padre. Pero mi padre no. Jamás lo comprendería.

__En eso tienes razón. A los padres les cuesta más aceptarlo.
__ ¿Se han enterado tus padres de lo tuyo?
__Aún no. Pero les sorprende que no me haya casado, con la mamá de Fabián, supongo que callan y lo imaginan o que en algún momento me preguntarán por qué no me caso. Con ella quiero decir, con Silvina.

 Luego de ese hombre grande con el que estuve, yo anduve solo y aturdido, ya te dije que a Juan lo conocía desde chico, que empecé a vislumbrar que él como yo montaba un personaje ante el mundo, le gustaba charlar conmigo, se interesaba por lo mismo, y nunca le conocí una novia, pero aparentaba  estar en los equipos de deportes y esas cosas,  yo nunca me arrimé, como te pasa a vos con tu hermano, yo tengo un medio hermano, que se burla de mí, que sabe lo que soy, y que se enorgullece de ser todo lo contrario.
Yo estaba dando mis primeros pasos en la gran ciudad, en mi carrera, en la vida cuando ese hombre me dejó, me sentía muy seguro de esa relación, quizás al ser más joven y por eso mismo pensé que llevaba las de ganar, lo comprendí como te lo conté al analizarlo fríamente luego, cuando lo vi con un tipo mayor.

Pedro lo miraba en un silencio reconcentrado.
__No lo tomes para tu lado, no tiene nada que ver con vos lo que digo, ni se repetirá lo que yo viví.  Yo no lo había registrado a Juan como hombre, lo quería más tarde como un amigo, sospechaba algo pero no estaba seguro de nada, y él cada vez se acercaba más y se interesaba por mi carrera, yo hacía papeles secundarios entonces, y como vos hoy, hacía poco que ocupaba un departamento con unos compañeros de piso. Juan me había contado que pensaba matricularse en bellas artes, y yo le ofrecí que me viera en la facultad, así lo llevaba a una visita vocacional, te conté eso, él me había dicho que arte dramático no era lo suyo. También creo te conté que él no deseaba vivir en un campus universitario, que prefería estar en su casa, era tímido, teníamos pudor de todo entonces, y uno de mis compañeros iba a mudarse, quedaría su sitio en el apartamento, y se lo comenté a Juan. Él era muy joven, no fumaba, no se drogaba, no era borracho, era más serio que mis propios compañeros de departamento que de vez en cuando organizaban sus buenas fiestas con las chicas, alguno que otro tenía a su novia que pasaba las noches allí, pero no molestaban, y yo entraba y salía con libertad.
A veces me preguntaba si sabían algo, pero en cualquier caso, nadie me decía nada. Era un buen grupo, y pensé que Juan podría encajar bien en él. Y le dije si le interesaría, el alquiler era barato, estaba a pasos de la facultad y no era vivir directamente en ella, quería saber si a sus padres les importaría eso. Juan era altísimo, delgado, simpático, la gente se volvía a menudo a mirarle, habría podido ser actor, pero eso no era lo que le interesaba. Luego me dijo que cuando le hice la propuesta sintió que se le estremecían las entrañas. Siempre se había sentido atraído por mí, y yo no me había dado cuenta.
Me dijo que le encantaría encontrar un sitio como ese, y que le diría a sus padres.
De pronto me asustó su entusiasmo, era demasiada responsabilidad para mí llevarlo a vivir allí, y no tenía prisas, pero no obstante les dije a los demás que había una persona interesada, no pensaba que tuvieran problemas.
Sus padres disfrutaban de una posición desahogada, pero no deseaba malgastar el dinero. Era el mayor de cuatro hermanos, que irían a la universidad en los años siguientes, tenía hermanas muy bonitas como la mamá, una supe estaba enamorada de mí, y como yo nunca le hice el menor caso, Juan empezó a preguntarse por qué.
Dividido entre cinco el alquiler era barato. Era una casa cómoda con cinco dormitorios, y dos baños, cada uno disponía de un bonito dormitorio, compartíamos el baño, y podría llevarse las cosas que quisiera, le propuse visitar el sitio. Recuerdo que era verano, estábamos de vacaciones, y  yo no quería volver a casa, me había adaptado a vivir en forma independiente.
Me gustaba la libertad, sabía que quedaría solo, y con un solo compañero sería como vivir en mi casa. Deseaba que llegara ese verano.
 Juan me propuso ir a verla ese mismo sábado, yo no tenía ningún plan más que dormir hasta más tarde, lavarme la ropa, y leer, nada, y él me propuso de ir a mediodía con la alegría de un chico ante Reyes, con esa sonrisa que llevaba siempre dibujada en la cara.
Cuando  le llevé en mi coche a su mansión y regresaba, no podía quitármelo de la cabeza, no cabía duda de que sentía algo por él, pero ignoraba si sería apropiado en aquel caso, Juan no era como el productor, era un chico inexperto y yo suponía que no era correcto lo que estaba pensando, no tenía la menor intención de aprovecharme de él. El ofrecimiento de la habitación, había sido sincero.
 No quería tenderle  ninguna trampa, aunque reconocía que el hecho de tenerle tan cerca podía dificultar las cosas o… Mientras estacionaba el coche frente a la casa me preguntaba si Juan estaría pensando lo mismo respecto de mí. Hacerle una insinuación a un muchacho como Juan solo porque yo ya tenía experiencia era contraer una responsabilidad, sobre todo si como sospechaba era la primera vez, tal como suponía. Y luego me reprochaba que ni siquiera supiera si él tenía esas inclinaciones, sí, como me pregunté con vos antes de que preguntes.
Me lo pensé varias veces, y hasta creí que estaba loco procurando borrar la idea de la imaginación, pero el inocente y joven rostro de él volvía una y otra vez… Y su físico, las fuertes piernas largas, las estrechas caderas, los anchos hombros.
Y gritaba en la cama que no, mientras empezaba a acariciarme instintivamente y procuraba no pensar en él.
Pero… me fue imposible conseguirlo. Se me estremeció todo el cuerpo de deseo al recordarlo en bañador zambulléndose en la piscina, soñaba que corríamos en una playa, que nadábamos mar adentro, que nos tendíamos juntos, nos besábamos.
Luego despertaba con dolor de cabeza, y ese día lo esperé con anhelo, pero con el firme propósito de decirle que la habitación ya había sido ocupada por otro, era la única solución para no hacerle daño. Hubiera podido llamarlo, pero no lo hice, pero me dije que se lo haría saber sin falta ni bien lo viera a mediodía. Que era lo mejor que podía hacer, decírselo cara a cara.

Guillermo se interrumpió y miró la hora, era tarde, y sonrió.
__Qué rápido pasa el tiempo en buena compañía __comentó y Pedro se permitió gozar de la satisfacción que le produjo el comentario__. Y me temo que tengo que estudiar y que mañana empiezo el día muy temprano, y vos también.

A Pedro le asaltó la imagen de sentirse cobijado en el abrazo cálido de ese hombre de quien no le molestaba la diferencia de edad, al contrario. Pagaron y no le quitaba los ojos de encima mientras se colocaban el abrigo, le había hecho un cumplido y deseaba saber si lo había afectado y exactamente cómo, pasaba con él días o noches entretenidas, desconcertantes, únicas, pero era evidente que le costaba llegar a fondo con el tema de Juan y no deseaba presionarlo.

__ ¿Puedo ir a tu casa? _le preguntó cuando pidieron el taxi.

__ ¿Otra vez? ¿Quieres mudarte?
__Te extraño amor, porque me acostumbré a tenerte, extraño no poder darte  tus besos de cada día y cada noche, lo que hace que muera poco a poco,  mas no sé si tú entiendes
por qué te extraño tanto,  y por eso me parece verte  entre esos rostros callados  con los que me cruzo a diario, y eso no es todo corazón, sino que todo tiene sabor a ti, hasta el café que bebo cada mañana, se parece al sabor de tus besos, te extraño, y  vivo amándote desde mi silencio, en el sueño  te ausentaste de mi vida sin saber cuál fue la razón, mas aunque deseé que el tiempo  se hubiese detenido antes de tu partida, las horas, los días y los meses pasaban irremediablemente,  supe que ya no gozaría de tu presencia y solo sé que yo me encuentro  incompleto sin ti, qué más puedo decir, que siempre te tengo presente,  y debo conformarme  con solo tenerte todas las noche, aunque sea en mis sueños.
__Eso no es así, no quiero que tomes lo que viví con otros como advertencia de nada _lo miró profundamente acunándole el rostro entre las manos __, lo nuestro no comenzó acá, hace unos días, Pedro, esto viene de otras vidas, estoy seguro de ello. Desde el inicio de los tiempos, por eso te amo, y te puedo decir mi amor, lo que nunca pude con otros. Sé que te asusta, que desconfías, que tienes temores, pero yo no.

__Tu confianza  me desconcierta, porque yo nunca sentí esto, y si me dejaras me destrozarías, no me podría recuperar.
__En ese caso me moriría yo antes de tristeza, no podría seguir sin vos, precioso.
__ ¿Fue así con él, a primera vista?
__No. Con Juan fue poco a poco, solo me gustaba aunque él me amaba en silencio, me enamoré con los años creo, pero no era este amor que siento por vos, no fue esta intimidad de eones, cielito, esto es único, necesito que lo sepas y creas.
Ya a otro lo habría poseído mecánicamente, con vos quiero hacer el amor, disfrutándolo, e ir preparándote muy de a poquito, paso a paso, que todo sea divino cuando llegue el momento, ¿sí?
Quiero perfumar tu piel con el fragante aroma a café, deslumbrar con mis miradas tus sonrisas. Que sientas el deseo de escapar de tu corazón, de seguir mis pasos al  camino de los bosques. Llegar allí con emoción sembrando la dicha del amor encontrado entre dos almas enamoradas. Gozar de la belleza de los paisajes florecidos con los ojos llenos de anhelos esperando ser amados un instante. Calmar la ansiedad de besos y caricias con el deseo de pasión que nos trae el encanto del amor. Fuego somos bajo el mismo cielo de pasión  que desborda nuestros cuerpos de tanto amarnos hasta apagar las brasas con las lluvias de gemidos en la noche susurrando un te quiero y te amo que nace entre gritos de pasión, estrellándose los mares haciendo explosión en un verbo de placer, lo sé.
Juego entre tus labios  con mi lengua, buscan  mis besos con deseo el manantial de tu pasión.  Me derrito entre tus miradas, a gritos mis deseos reclaman tu piel deseosa.  Voy surcando tu piel con las yemas de mis dedos, me entrego a tu cuerpo con pasión para que me devores
con placer de extremo a extremo sin piedad ni consuelo.
Abrazo tu cuello con  mis caricias, mis armas  cubren tu silueta sacando  el fuego de tu ser preso  por tu alma. Prendiendo la hoguera  de pasión en mi piel.  Cabalgo como estrella de mar en tus olas.  Navego por el mar de tu piel con mis miradas buscando que la magia de
tus caricias  se  apoderen de mi ser.  Para embriagarme de la esencia de tu alma hasta saciar mi sed de tus deseos.  Haré que mis besos  desaten tu pasión más oculta,  haré que mis labios saboreen la humedad de tu piel, haré que mi sed sea saciada  en ese apacible  y sosegado manantial secreto que mana de tu fuente, haré que mis manos dibujen  todo el deseo en tu piel,  haré que mis caricias  embriaguen tu ser hasta el  punto de hacerte enloquecer, haré realidad tus fantasías, haré que tu candente y abrasador cuerpo sea incapaz de controlar las oleadas de suspiros que produciremos  cuando nos amemos, hasta saciarnos  del éxtasis de la pasión. Pero todo muy despacio, sin prisas, con cuidado y devoción.
__ Y yo deseo sentir todo eso, aprenderlo todo contigo _balbuceó Pedro sin apartar la mirada__. A veces temo no ser lo que esperas, no quiero defraudarte ni apresurarte, ni exigirte nada.

Guillermo calló las palabras y las dudas atrapando los labios en un beso.

—Entiendo y valoro tu actitud. Pero quiero que sepas que sin proponérmelo, solo por ducharme he tenido un orgasmo. Mientras tú lo hacías y yo me vestía tuve otro. Y ahora tengo ganas de llorar. No sé si podré contenerme, estoy luchando. Y todo es porque te adoro, por la felicidad de verte, no sé, también por miedo a perderte, porque la tragedia pueda volver a mi vida.
—Trata de no pensar en las desdichas pasadas. No de manera que opaquen tu felicidad del momento. Lo malo que nos pueda ocurrir, ocurrirá, sin preaviso, y lo bueno también. Y si lo reforzamos con la fuerza del amor, esa energía tan pura y poderosa, estaremos preparados para enfrentar los reveses y hacerlos menos duros. Estaremos serenos. “No temas” repite Jesús varias veces a lo largo de los evangelios. Y creyente o no, yo creo que ese chaval no estaba equivocado.

Te busco en el aire que respiro, en la sutil mariposa que vuela, en los entrecejos de mi memoria, en el valor de cada palabra, en cada gota de lluvia, en los ecos de las variadas voces perdidas... y no hallo respuestas.
Es tanta mi ansia por ti, mi urgencia por sentirte y tenerte, que te visualizo junto a mí muy cerca, dándome la mano con energía y fuerza, haciendo visible tu posesión y nuestra imagen resalta ante mí con belleza.
Me desdoblo, miro fuera de mí y observo que el silencio es elocuente, las palabras descansan dormidas, mientras a la pareja, mirando cómo se desliza el sol del atardecer haciéndoles un guiño, les avisa, que la noche se acerca y con ella el sentido artístico del tacto se acrecienta, para que puedan gozar de su intimidad y descubrirse.
De pronto, surge la eterna pregunta que a pesar de los años transcurridos sigue aún sin respuesta.
¿Por qué me castigó el destino y te llevo de mi lado?
¿Por qué rompiste tu promesa y soltaste mi mano, dejándome solo?
 Y luego solamente me queda  recorrer los laberintos de mi esencia y a través de los sueños y la magia, trasladarte a mi lado, tomarte de la mano y perderme contigo, con tu amor y dedicación, con tu pasión y delicadeza en ese espacio creado donde no existe la tristeza y el amor con total entrega es capaz de irradiar con su pluralidad, miles de sugerencias.
Dame la mano... y llévame donde tú quieras, hazme vivir todas las sensaciones que nos faltaron, quiero traspasar la realidad y realizar en la línea del abismo toda tus insospechadas sugerencias sin que se diluya el hermoso soñar, ni que me sueltes la mano y me quede de nuevo sin ti, en ese terreno arduo y difícil, de enfrentar el día a día, con todo lo que ello conlleva.
__No te dejaré amorcito, convéncete de que solo  te estoy cuidando. Al amor hay que cuidarlo.
El amor se esfuma entre las grietas silenciosas del alma, presagio de una fuga sin rumbo olvidando los gritos agónicos del corazón herido. El amor yace en el viento envuelto en delirios placenteros que contienen vanidades,  cegando y contaminando la pureza de deseos prisioneros por los puños amenazantes de la locura. Instantes de cordura en el ocaso de los sueños que agita sus instintos a la falsedad que domina el momento.
La profecía de amantes se multiplica en las tormentas de pecados que respiran los engaños pronunciados por la tentación que hace desvanecer al amor en los brazos de la traición. Y así como gaviota extraviada va perdiendo vuelo el amor, sus alas cansadas por luchar contra la gravedad de recuerdos que enfundan caricias hipócritas, que ahogan sentimientos con la misma cuerda floja que camina la muerte. Suspiros que encallan en las angustias de los miedos que habitan sin nombre en las oscuras tinieblas de la soledad,  aliviada por el presente donde en el crepúsculo de cada anochecer se entregan a las penumbras de un destino incierto. En la bruma inquietante que divisamos en la lejanía del horizonte marchan nuestras culpas, enjuiciadas por métodos y normas antagónicas sobre reglas malintencionadas regidas por seres endemoniados que quedaron estancados en el tiempo.
 El eco de la verdad proclama la pérdida de ilusiones y sueños ante la autosuficiencia de la mentira que esconde sus dagas venenosas tras la fachada de interiores huecos donde solo se esconde la maldad. Pero nunca pierdan la fe, ni la esperanza, confiemos en la razón que iluminará las profundas entrañas haciendo florecer los sinceros pensamientos de felicidad hacia el amor en los corazones de todos los seres humanos y en ese contexto caminar en paz por los senderos de una historia deseada por Dios. Sin duda alguna debemos luchar incansablemente por llenar de amor el interior de nuestras almas.
 Pero te prometo que mis ojos  se miran  en tus ojos, mis labios  van a los tuyos en busca  de aliento, mis manos  se aferran a las tuyas para seguir  el camino para no caer, mi piel  unida con la tuya de una manera  única, esas miradas, esos gestos, que lo dicen todo sin decir nada, abrazado a vos  paso la noche sintiendo tu respirar, yo  de vez  en cuando  suspiro y pienso cuánto tiempo perdido  se llevó  el viento, pero el pasado  quedó atrás  y ahora  solo intento  vivir el día a día  disfrutando  de vos,  de tu aroma  que provoca  en mí…  amor, puro amor __dijo Guillermo embargado de emoción, rozándole la nariz con la suya, acariciando la piel con el aliento exhalado.


__Amarte es un sueño, un sueño hecho realidad porque sin buscarte te encontré,  creo que tu amor y mi amor  estaban destinados a encontrarse. Quiero ser yo quien por las  noches te espere para llenarte de mis caricias,  te amaré con  tanta dulzura que no habrá espacio para tus tristezas. Amarte es mi sueño,  que lo he convertido en realidad y cómo no he de amarte si ante  mis ojos eres casi perfecto,  eres  lo que siempre anhelé.
No me cansaré nunca de decirte  cuánto te amo, eres el ser que le dio luz a mi vida, gracias por traerme una nueva ilusión, hoy empiezo a creer que el amor  verdadero existe y llega sin
avisar. Amarte siempre será mi gran sueño,  quiero amarte de tal  manera que no habrá invierno solo primaveras y tu rostro siempre lucirá una chispa divina…  la chispa
del Amor.

__Hoy este amor se consumará como la flama eterna, esa flama que alumbra nuestras almas sin tocarnos, ellas lo hacen cada noche, las estrellas  nos acompañan y lo más hermoso de ti
Amor, es el brillo de tu mirada. Siento que cada vez más me enamoro, ven, sujeta mi mano fuertemente y te  llevaré al paraíso de mis besos,  en nuestros labios unidos ya jamás nos soltaremos, seremos locos pero unos locos enamorados que juramos no separarnos.
Eres el amor de mi vida y yo seré ese amor que por tanto tiempo esperaste,  seré tu más grande Amor,  tu bello rostro como  el sol  resplandecerá por este bello amor, ni la primavera ni el otoño y un verano, hermoso invierno,  pasarán cuatro estaciones y nuestro amor aun florecerá.

__ Cada mañana me inunda la melancolía cuando viene a mi mente esa realidad descarada recordándome que, lejos, muy lejos estoy de tenerte, de poder dormirme en tus brazos, te sueño en los amaneceres y despierto te he llorado y ahora deseo que llegue la noche y en mis sueños amarte, ceñirme a tu piel como hace la luna al cielo, quiero besarte en ese suspiro escondido detrás de las cortinas del alma, he intentado vida mía borrar tus ojos, he intentado no pensarte sacarte de mi mente, he intentado no soñar tus labios en los míos y desprenderme de ese aliento cálido que rozó mi piel en aquel instante.
Hoy y como siempre al llegar la tarde mi alma se queja, le duele el no poder estar contigo,  ella, que tanto te ama, se siente sombra en el vacío, ella, siente cómo tu pensamiento me llama en tus noches, que todo tú deseas ser envuelto por el aroma de mi cuerpo, y así podamos amarnos sin prisas ni tiempos marcados por el destino.
Dejaré que mi boca se desnude esta tarde, dejaré que se explaye en su lenguaje, el mismo que usan mis sueños, dejaré para ti cómo poco a poco te has ido convirtiendo en mi yo, en esa luz que alumbraba mis noches de largas charlas donde se disfrazaban los te amo, con un tímido hola, y los besos escritos eran palomas silenciosas que poco a poco se iban metiendo en mi alma, y yo, perezosa mariposa me metía en tus sueños que ya eran los míos, donde el desespero de no poder abrazarte, besarte y tocarte se convertían en el más salvaje tormento, y en estos locos y extraños sueños, donde siento que eres parte de mi mundo, le doy puerta a mi soledad.
Ahora disfruto el silencio.  El silencio, es la ausencia de lo inaudible, el presentimiento de que algo palpita, es presentir que algo se cuece, se hurga, cuando te miro a los ojos rompiendo en tus oídos los ecos de un te quiero. Todo silencio, es toda carencia de sonidos, es hurgar en tu alma sintiendo el roce audible de las caricias, los besos imperceptibles arrojados a  tus labios, es sentir tus orgasmos en la húmeda mudez  de tu piel.
Silencio es escuchar el viento, sentir la brisa acariciando tu ser, es sentirte protegido por quien te mira, con esa mirada, que solo tiene la libertad, es el roce de esas cadenas que te atan y te liberan, te enlazan y te sujetan… llamado sentimientos. Silencio, es lo más cercano a ti, a Dios, al diablo y tus pecados, a tus perversas intenciones a tus lascivas miradas, a tus ojos llenos, malévolos, satíricos en la mudez de tus deseos, que suscitan, arrinconándome entre la pared y tu sexo. Silencio, es hablar con la muerte, lo que Dios omite conversar con lucifer, esa lo que Dios le permite dialogar con el tiempo que discurre la cortina de los días, es, llegar a anciano en tu compañía. Silencio, son las lágrimas tras la guerra, enamorarte de quien no ama, amando a quien no debes, es un paseo sin prisas por la pasarela de las olas, dos bastones, cogidos de las manos, la platea de un banco en el teatro de la vida, viendo pasar nuestros restos contigo y el tiempo, y lo que el silencio en su expectante mudez, calla, contemplándonos.
Hoy amanecí embriagado de ti,  recordando tu mirada  y cómo caí rendido en el abismo de tus ojos, mientras tus labios se posaban, besando y succionando los míos, cómo tus caricias carcomían mi piel, cómo tus manos excitaban mis sentidos, cómo tus suspiros lo invadían todo y cómo tu cuerpo se estremecía, bajo las sábanas de mi propia piel, cual volcán en erupción, fundiéndonos en uno, mientras el magma corría  por nuestras venas, incinerando todo a su paso, y es por eso,  que hoy vuelvo a desear otra noche,  como la de anoche, repleta de amor, sensualidad  y desenfrenada pasión.
__Ya dejarás de imaginarla, y ya podrás disfrutarla, pero solo será cuando estés preparado para entregarme todo tu ser, precioso.

“Ese día que me encontré con  él unimos nuestras miradas en un mar de sensaciones.
Nuestros ojos bailaban una danza de alegría al oír la música que hacían nuestros labios cuando nos besábamos.  Esa noche fue la más hermosa  que yo tuve con él, por primera  vez me sentí tan feliz en sus  brazos. Mi adicción era sentir sus labios recorrer mi piel desgarrándome el alma de pasión y haciéndome vibrar la carne de placer.  Unas copas de licor nos tomamos y eso fue el detonante especial que ocasionó un desorden de impulsos desbordantes que nos permitió ser esclavos de la noche entre unas copas de licor perdidos por la pasión.  Nos faltaron horas para seguir  amándonos en aquel lugar espectacular, donde calmé mis labios de sed con su pasión. Y él la ansiedad de beber de mí el licor agridulce que le  encendía la chispa de sus deseos”.

__Necesito esta noche sentir todo el goce que tú siempre me das, deseo ver mi cuerpo
palpitando con tus besos y caricias, quiero con mis labios beber la fogosidad  y el ardor que reside en ti, deleitarme con tu mirada, besar tu ardiente boca, comer de tu carne, respirar tus sollozos,  penetrar en tu ser y que nos olvidemos de todo, como si esta fuera nuestras última noche, pero lo que más deseo de ti es despertar cada mañana al amanecer y encontrarte siempre junto a mí.
__
Al otro día Pedro fue a comprarse ropa, ya no quería encontrarse con Guillermo luciendo siempre jeans desgastados y remeras con una campera. Se decidió por un taje de noche, camisa y zapatos a juego, y para el día por jeans azules ceñidos, remeras, camisetas y camperas de cuero. Deseaba coquetearle, y al tiempo luchaba contra sus limitaciones, el temor a la entrega, a ser  recorrido por otro ser, poseído, abarcado, ser uno.
Ya había dejado de lado las excusas de su parte racional, de que solo los unían intereses profesionales, la magia de las noches se prolongaban en el día y a cualquier sitio donde fueran, solos o entre la gente. Cuando vio el escaparate de perfumes se tentó. Se aproximó al sector de Givenchy y de Armani y se los probó en la muñeca, la exquisitez de fragancias lo impulsó a cerrar los ojos en un acto inconsciente para aguzar el sentido del olfato. Quería que Guillermo oliese esa mezcla de flores y  madera en su cuello. Lo compró.
Regresó al departamento. Se duchó y se enfundó en uno de los jeans nuevos y en una camisa azul ceñida, se perfumó sin exagerar y se peinó el cabello mas no tanto, ya temía enrojecer cuando lo leyera con esa mirada que escrutaba, y pasó a buscarlo por el set, sin que lo viera su madre, él lo invitó a almorzar con sus mejores amigos, dijo, y aceptó. Guillermo al divisarlo le dedicó una sonrisa tan plena, tan expansiva y generosa que se le cortó el aliento. Sus labios temblaron al devolvérsela y suspiró, decepcionado al ver el ceño fruncido de un asistente, al saber que no era el único cautivado por él.
 Se acomodó de nuevo en el bar a la sombra de curiosos y para cuando volvió la vista hacia él, algunos jóvenes pedían autógrafos y un niño reclamaba su atención colgándose de su antebrazo, de nuevo sus miradas se encontraron. Él se mecía al ritmo de los saltos del nene pero seguía mirándolo con intensidad deliberada.
 ¿Qué pretendía comunicarle? Era de locos que se contemplasen de esa manera tan íntima, con la confianza y facilidad que se ganan tras un tiempo de relación. ¿Sería un depredador? ¿Actuaría de ese modo  descarado con frecuencia? Evocó a los hombres y mujeres que lo rodeaban, algunos intentando seducirlo y lo consoló la indiferencia que él les había destinado.
Ese tal Beto ¿sería en verdad su amigo u otro examante como Juan? No, se reprochó, al recordar que le dijo lo quería como a su hermano de la vida, sin contar con que no era gay, al fin estaría Gaby, su mujer, dijo, estaba comportándose como un paranoico celoso, sin motivo alguno.
Para desalojar esos  sentimientos se concentró en los halagos que recibía, y se daba cuenta que los cosquilleos que sentía en el pecho eran el orgullo que sentía por Guillermo, como si él le perteneciese, como si estuviesen inequívocamente unidos, y sus éxitos fuesen los suyos. Ya había renunciado a negarse a sentir las emociones y sentimientos que él le disparaba, se daría permiso para gozar, para sentir, se daría el lujo de que el corazón le latiese por el simple hecho de tenerlo cerca, sería al fin indulgente sin pensar en nadie más y se consentiría esos momentos con él en que se sentía más vivo que nunca, en que los colores habían reemplazado al gris que teñía su vida previa.
Su razón le decía que apenas lo conocía, pero no había ley que fijara el tiempo para saber que alguien era excepcional, menos para amar.

 Cuando dieron el descanso y él se marchó, Pedro esperó verlo reaparecer, y no se molestó en apartar la mirada cuando lo buscó. Se contemplaron con seriedad a través del espacio ruidoso y lleno de gente que los ocultaba y al tiempo arriesgaba a  ser descubiertos por su madre. “Es tan hermoso”, pensó, y le admiró esa elegancia natural en tanto se aproximaba, los ojos inmutables en los suyos. Los jeans desgastados le destacaban las piernas largas y el andar pausado.
Se detuvo delante de él, muy próximo, y Pedro echó la cabeza atrás para reencontrarle la mirada, su paz, su destino, el sitio donde se perdía y encontraba, donde deseaba vivir para siempre. Lo alcanzó un olor a limpio, a jabón, a fresco. Guillermo guardaba silencio en tanto le estudiaba el rostro como si hubiese perdido algo, los ojos le recorrían, ávidos, con cierto descaro, pero sin hipocresía.
¿Cómo era posible que se contemplasen de esa manera sin experimentar pudor ni vergüenza, menos temor a ser descubiertos? Sus miradas expresaban palabras prohibidas.

__Tu perfume está volviéndome loco.
__Lo compré esta mañana __le confió con la intención de abrirse a él.

__ ¿Lo compraste por mí?
Pedro percibió el calor que le cubría las mejillas y bajó las pestañas cuando él sonrió. Se sentía inexperto, pero no lo fastidiaba.
Subieron esta vez al coche de Pedro, y se aventuró a preguntarle por el mozo del bar, parecía conocerlo y apreciarlo mucho. En verdad, parecía hijo de un hombre mayor que supo era el dueño.

__ ¿Es el hijo?
__Hijo adoptivo desde hace tres años, nunca se pudo dar con sus padres biológicos.

Pedro se concentró en la ruta que le había marcado, pensó que no seguiría la historia y le sorprendió al oírlo.

__El chico fue víctima de una red de tráfico humano y pedofilia durante diez años, y a los quince, fue rescatado gracias a una ONG.
__ ¿Cómo es que cayó en manos de esa red?
Pedro se tragó la pregunta apenas salió, su curiosidad estaba causándole tristeza, era obvio que el adolescente era su amigo, lo advirtió en la tensión de la mandíbula, en el gesto severo de labios apretados.
__Te pido disculpas por la intrusión. No he debido preguntar.
__Pedro. Vos puedes preguntarme lo que desees __declaró, y lo asombró su vehemencia, le había dado la impresión de ser siempre calmo y medido.

__Pero no quiero causarte dolor con mis intentos de saber sobre la gente de tu vida.
__No es tu interés el que me hace daño, por el contrario, tu interés me reconforta. Dobla allí _le indicó, y Pedro condujo en silencio.

__Para mí es muy difícil hablar de mi pasado.
__Lo sé.
__ ¿Qué es lo que sabes?
__Que guardas en dolor muy profundo.
__ ¿Cómo lo sabes?
__Sé reconocer a los de mi clase _afirmó Guillermo.

__ ¿Es tan grande tu dolor?
__Hoy no lo parece, hoy me siento feliz.

Pedro fue incapaz de reprimir la sonrisa que le desveló los dientes. Solo atinó a mantener la vista hacia delante, Guillermo a darle indicaciones.
__La historia de tu vida debe de ser fascinante, de hecho lo es por lo poco que sé.
__Vos me resultas fascinante.
__No sabes nada de mí _susurró, de pronto cohibido.

__No es necesario saber. Ciertas cosas se intuyen, se palpan, y sé que sos una persona fuera de serie, y no es porque conozca nada desde tus padres, con ello solo tengo una relación profesional.
__Yo me siento un bicho raro, una persona averiada.
__Y yo creo que sos demasiado perfecto.
Pedro lo miró a la cara, Guillermo no sonreía, se tomaba la afirmación muy en serio.
__Demasiado perfecto ¿yo?
__Eso he dicho _ recalcó__. Demasiado hermoso, bueno, inteligente, demasiado valiente.

__ ¿Qué imaginas acerca de mí, Guille?
Pocas veces usaba el diminutivo, sin embargo eso los conmovió.
__Sé que has pasado una infancia dura, que has sufrido privaciones y visto cosas dolorosas, que has sufrido soledad y discriminación, tal vez humillaciones, pero acá estás, entero, tranquilo, mirándome con esos ojos de miel puros y bondadosos. No dudo que tienes oscuridades, como todos, pero creo que tu luz es tan intensa y más potente que las sombras a las que temes, que ellas se desvanecen y el día que levantes la barrera de culpas como debo hacerlo yo,  el día que perdonemos lo oscuro, podremos vivir en plenitud.

Lo que sucedió después los sorprendió a ambos, por la intensidad del sentimiento, el sino marcaba cada paso, y a cada paso más cerca estaban de dejar desmoronar todas sus defensas.
CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

12 comentarios:

  1. Mónica. Sabes lo que me pasa contigo Eve,? que entro todos los días al blog a buscar. Me haces sentir esa necesidad y no puedo dejar de hacerlo. Tus relatos me llenan de sabiduría, de vida, de tantas cosas...A veces ya no se que comentarte porque sois increíblemente increíble. Haces que los mas simples sentimientos sean mostrados como regalo...Gracias siempre.

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  2. Daniela es dificil poner en palabras como expresas cada sentimiento y eso habla de lo grande que eres.

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  3. Sol Urvino Recien recupero la internet, EVE, Sorry por la demora, UN GRAN BESO🌺🌺

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  4. Bellísimo Eve, me encanta Sino...Y te imaginás que ya quiero saber cómo sigue...Espero que ya estés bien del brazo Eve, beso grande...

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    1. Mejorando de a poco reina, rehabilitando, cuesta pero por suerte sigo acá, he tenido que virar a novelas rosas con ustedes, lejos quedó Miguel creo, no me dejan hacer policiales ya pillas, es bonito SINO, besos mil.

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  5. Muy lindo Eve Monica Marzetti pero me dejas con esa sensación de más... lo hagas sufrir a Pedro y deja que Guille se entregue a ese amor que sienten.. ..lo dejaste en la mejor parte

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