“NO
SOY YO”.
CAPÍTULO VEINTIDOS.
"Y
para los amantes su amor podrá ser un delito...
pero nunca un pecado". José Ángel Buesa.
pero nunca un pecado". José Ángel Buesa.
A Pedro las piernas amenazaron con
fallarle mientras se aferraba a su camisa como si en ello le fuera la vida,
separando los labios para acoger su lengua y poder acariciarla y devolverle el
beso con todas sus ganas. Sabía a menta y a chocolate. Olía como el jabón que
había usado en su cuerpo. Y sentirlo era el paraíso. Subió las manos para
acariciarle el pelo… y, enterró los dedos en él. El beso se tornó voraz y
enfebrecido. Guillermo lo aferró por la cintura y lo pegó a él, avivando el
deseo, y ambos supieron… cuánto.
¡Sí, sí, por fin! __ exclamó Pedro en
silencio.
__Anoche no pegué un ojo __murmuró Guillermo
en los labios, al tiempo que le hacía inclinar un poco la cabeza para besarlo
con más comodidad mientras le subía la camisa con la otra mano. Le pellizcó un
pezón con la fuerza suficiente como para arrancarle un gemido. Pero no le
dolió, todo era maravilloso. Fantástico__. Solo podía pensar en vos acostado en
esa cama a pocos pasos, desnudo. He estado excitado imaginándote toda la noche.
__ ¿De veras? __logró preguntarle Pedro. Las
noticias lo emocionaron. Lo excitaron. Lo besó con frenesí_. Tengo tus ojos encandilándome la mente,
me prohíbes razonar, estáticos mis pensamientos se parecen centrar solo en ti,
lo único que logro imaginar es estar habitando el espacio de tu piel. Tengo tus
labios besándome el alma, te adueñas de mi esencia, me enamoras los sentidos,
el ritmo de mis latidos se acelera al sentir que distante tu pasión me domina. De
mis labios, por ti, se desaguan besos de deseos, viajan y quieren llegar en
forma de humedad hasta tu piel y allí en finas gotas sembrar en ella mis
caricias de amor, hacerla vibrar y lograr que tus poros transpiren de deseos
por sentir la adoración de mi boca recorriendo tu cuerpo, que muerda tus labios
cuando tu boca quiera pronunciar mi nombre en ese instante que tus sentidos me
anhelan. Dormido o despierto sabes que me tienes entregado a ti, nada necesitas
más que ese encanto para tener mis
caricias cayendo en tu andar como pétalos de rosas, haciendo más seguro, más firme tu avance, tu
caminar hacia mí, para que tomes el control de mis brazos, de mi boca y de mi
piel, que llegues a tomar el control de este amor que has logrado inunde mi
alma. Tengo tu amor consumiéndome por completo, te robas mis instantes, me
llevas a sentirte más allá de lo que ven mis ojos y se despierta la
desesperación por aferrarme a tu piel, ven disfracémonos de mar y viento… tú,
la brisa que juega con mis olas y desata mi pasión, yo el mar que a tu paso
humedece tu piel con la bruma vestida de amor. Que me consuma tu pasión al
ritmo de tus deseos, que pueda sentir
que amando, eres el final y el comienzo de todo en mi vida.
__Te
extraño amor, porque me acostumbré a tenerte, extraño no poder darte tus besos de cada día y cada noche, lo que
hace que muera poco a poco, no sé si
entiendes por qué te extraño
tanto, y por eso me parece verte entre
esos rostros callados con los que me
cruzo a diario, y eso no es todo, sino que todo tiene sabor a vos, hasta el
café que bebo cada mañana, se parece al sabor de tus besos. Te extraño, y vivo amándote desde mi silencio, te ausentaste
de mi vida sin saber cuál fue la razón, mas aunque deseé que el tiempo se
hubiese detenido antes de tu partida, las horas, los días y los meses pasaron
irremediablemente, sé que ya no gozaré de tu presencia y solo sé que yo me
encuentro incompleto sin vos, qué más
puedo decir, que siempre te tengo presente,
y debo conformarme con solo
tenerte todas las noches, aunque sea en mis sueños. Eso sentí por estos años
eternos, cielito.
Miro tu belleza pura, reflejada en un
horizonte azul. Te conozco y ya remueves mis esencias, con tan solo el placer
de mirarte allí, apenas te descubrí sentí las ansias locas, apresuradas de
enamorarte. Tu cuerpo bebe mi vida, tanto, que pierdo mi cordura por vos. Vivo
el fuego fugaz de la miel de tus ojos, y sonríes jugando en la arena, hombre que
sometes mi vida al fuego de mi pasión, que me condena. Tu boca de rosas, atrapa
mis suspiros con tus besos. Y allí me condenas a amarte, en el delirio y la
quimera de hacerte mío y revivo en vos, mis largos otoños en la primavera de tu
vida.
Beso el diamante rosa tatuado en el comienzo
de tu pelvis. Mi boca acaricia las vértebras de tu columna hasta el delirio de
tu cuello y busqué el rosedal ardiente de tu boca, para beberla toda, sin
consuelo. Mordiéndome con tu boca, escribe en mi piel tus verbos. Las palomas
de tus manos impúdicas abrevan los sabores de mi cuerpo y provocas mi delirio, como las llamas que aman
las brisas, y el fuego. Voy a desnudarte
lentamente, y grabarte en mi lujuria. Tu piel de pétalos cubre mi cuerpo entre
el delirio de los fuegos del amor, mientras me entregas tus recónditos encantos.
Eres mi sortilegio de amor, donde reviven mis otoños grises. Siento extasiado,
el tibio y el dulce contacto de las huellas de tus besos, un reguero de
caricias lujuriosas en mi cuerpo y te amo con mis huesos. Ámame amor, quiero descubrir
tus cosas escondidas. Voy a hacerte conocer el éxtasis del amor, estremecerte
de pasión y vida y sentir el milagro hermoso de los abismos de lujurias
consentidas. Déjame ser la pasión que te domina. Y sé vos, la lujuria que me
provoca.
__Tú
mi tentación y mi delirio y mis ganas de sentirte perdido entre mi piel,
deseoso de amamantar tus deseos con mis
pezones y ser de ti, toda mi vida amarte en alma, cuerpo y espíritu, hacerte mío como una tentación prohibida con deseos
ocultos y ganas de poseerte, soñando con la piel desnuda y la humedad entre
sábanas de pasión y de deseos, para alimentarnos de amor, envueltos en la piel de mis deseos, de mis
ganas y de mis anhelos de ser de ti, ser todo de ti, siempre mío siempre tuyo,
ser tu suspiro, ser tu respiro, en cada poro de mi piel que te nombra, te llama
y aspira tu olor a hombre apasionado, te siento en la piel de mi desnudo asido
a la cadera, pervertido y enigmático para explorar mis ganas de poseernos más allá del bien y el
mal, amándonos con tentación, delirio y deseo, te amo mío.
Eres mi pecado de amor, pecado de desearte pecado de pensarte, y pecado de olvidarte desde ese ayer en que dejaste de ser mío y en mi ventana murió de frío... en el olvido tardío de mi recuerdo. Amándolo como un beso entre lo santo y lo profano por ser pecado amarte.
Eres mi pecado de amor, pecado de desearte pecado de pensarte, y pecado de olvidarte desde ese ayer en que dejaste de ser mío y en mi ventana murió de frío... en el olvido tardío de mi recuerdo. Amándolo como un beso entre lo santo y lo profano por ser pecado amarte.
__Sí
_gimió Guillermo y se retiró un poco solo para contemplarlo, los pezones
estaban endurecidos, pero en medio de la excitación alcanzó a decidir sacarlo
de la casa, y transcurrir un pequeño
viaje titubeando entre besos a fin de llegar a una cabaña a pasos del
río.
Pedro
supo que Guillermo le sostenía la cabeza y lo observaba con una expresión
relajada sobre la cual danzaban sombras proyectadas por las llamas del fuego.
Se contemplaron en el silencio ensordecido a causa del viento y de los gemidos
de las ramas que azotaban el techo y las paredes del refugio. Pedro solo
prestaba atención a los ojos de él concentrados en los suyos. Se había
producido un cambio y ya no lo miraba con mansedumbre o frialdad sino con una
exigencia y un deseo que inspiró en su cuerpo una reacción insospechada en esas
circunstancias y con los problemas que los
acuciaban.
Al mismo tiempo, se sentía relajado, seguro e
increíblemente cómodo pese a hallarse en un suelo frío apenas sobre una
colchoneta. Todo era una paradoja y estaba patas arriba desde que Guillermo se
había apoderado de su corazón, de su alma, de él, aunque su mente no lo
recordara.
__ ¿Yo
conocía este lugar? _susurró.
__No,
lo hizo tu hermano para jugar a los campamentos con Malena.
Pedro
le aferró por la nuca y ejerció una ligera presión para darle a entender que
añoraba besarle esos labios que se sorprendió de imaginar prendidos a sus
pezones. La imagen lo dominó, y profundizó el intercambio, al tiempo que
Guillermo lo atraía para indicarle que se colocase encima. Guillermo se apartó
suavemente y volvió a contemplarlo con actitud concentrada, más sobrio, algo
incrédulo también. Le sostuvo la mirada, incapaz de expresar en voz alta lo que
deseaba por temor a que la necesidad que bullía entre las piernas y en la
sangre se revelase un espejismo y acabara por desilusionarlo, solo que la
necesidad resultaba incontenible, y el instinto, al cual había aprendido a
respetar, le susurraba que había llegado el momento de romper una nueva
atadura.
Guillermo
se inclinó y le habló al oído.
__Tu
amor es tan afecto que haces que mis ojos sonrían y mi risa llore de alegría. Tal
vez es loco, pero aun así la demencia me atrae y no impide que me enamore. Tu amor es a mí, que haces que vuelva a vos como
un ave en picada y así abrace tu alma. Las causales del encanto son eternas porque necesito tenerte como el mar a sus olas, magia y candor hacen
feliz a este hombre. Siento el pecho
rebosar y las mariposas en el estómago, inquietas, bailan del gozo al escuchar
tu nombre. Magnífica creación sos cielito, yo un pequeño fabricante de
sueños del placer de tenerte. No es un
te quiero, ni me obligo a quererte tan solamente es mi deber amarte. Eros en vos es mi fatiga, mi respiración, mi
anhelo y mi canción. Sos el camino que
recorro descalzo a tu corazón. En la oscuridad de mi alma sos el brillo. Tu luz es tan fuerte cual sol en un cerillo. En mis manos empieza una caricia y cada una de
ellas desea dibujar tu rostro. A
bocanadas de suspiros, un respiro quiero lograr, en un latido tomar con tu
aliento. Permite que mi alma te vea al despertar. Y que de vos cada día me vuelva a enamorar.
Y un
buen día sacudió de su ser toda la
nostalgia, dejó que el viento arrastrara los recuerdos,
se liberó de culpas ajenas. Por un momento la lucidez retornó a su mente, le hizo consciente de sus errores, de sus malos hábitos, de su absurda idea de anteponerse a los demás. Miró a su alrededor toda esa gente que se sirvió de él se había marchado intempestivamente, ¿dónde quedaba ahora?
se liberó de culpas ajenas. Por un momento la lucidez retornó a su mente, le hizo consciente de sus errores, de sus malos hábitos, de su absurda idea de anteponerse a los demás. Miró a su alrededor toda esa gente que se sirvió de él se había marchado intempestivamente, ¿dónde quedaba ahora?
Finalmente
renovó sus aires, decidió lo que sería impensable en otro momento, vivir para él,
recordó Guillermo, ahora solo para él. Abrió de nuevo su corazón al amor y este
entró silente, poco a poco se fue
internando en ese extraño laberinto del que cerró las puertas un día. Cansado de ser lastimado,
fastidiado de dar siempre sin recibir nada a cambio, ahora debía ser más
precavido. Acariciar cada fibra con sutileza, ir muy muy lento pero seguro de
que cada trozo quedara sanado, de que
cada herida había evolucionado. La vida fue su cómplice y se encargó de cruzar en su camino a ese hombre
que supo acariciar su alma y tocar su corazón con su insistencia. No fue un
trabajo fácil, por su mente se cruzaron
mil ideas, uno fue persistente, el otro se resistía a vivir de nuevo. La locura de ese
amor que recién llegó por tercera vez encendió la chispa de lo que tornó en una hoguera sensaciones y sentimientos a flor de piel. Él
tomó su mano y caminaron juntos, tuvo el
cuidado de acariciar su corazón con detalles, se hizo presente en su vida, en cada instante le profesó su amor.
_A
pesar del tiempo que ha pasado te sigo amando. Te recuerdo en esa canción que
cada vez que escucho llega y me altera la razón y mutila mi alma. Cada vez más,
peor, a pesar del tiempo cada instante palpas mi recuerdo. Lo peor de todo es
que cada vez te amo mucho más.
No espero más el amor porque está con vos. Recuerdos de cuando te esperaba con la sonrisa, impaciente por sorprenderte. Las mariposas revoloteando mi ser entero y cuán amargo es el despertar si ya no estás. No te tengo, ese sentimiento de impunidad, de regresar a ese tiempo cuando estábamos en ese sofá que es testigo de las pláticas, del amor, de los sueños que no se realizaron. Fue terrible tu partida porque no asimilé haberte perdido. El efecto fue como un divorcio, fue como habernos dejado, y me dije muchas veces que no quisiste quedarte a mi lado para mirar juntos las arrugas y amarnos. Es tarde para volver al pasado y mirar los errores que causaron este daño que es irremediablemente volver a enamorarme, te llevaste con vos mi alma. No encontré descanso, ni dónde depositar mi amor que lastimaba el alma, no había remedio para mi mal, ni pude acallar la conciencia, ni escapé a la condena de vivir en soledad entre la gente.
Te busco en el aire que respiro, en la sutil mariposa que vuela, en los entresijos de mi memoria, en el valor de cada palabra, en cada gota de lluvia, en los ecos de las variadas voces perdidas... y no hallo respuestas.
Es tanta mi ansia de vos, mi urgencia por sentirte y tenerte, que te visualizo junto a mí muy cerca, dándome la mano con energía y fuerza, haciendo visible tu posesión y nuestra imagen resalta ante mí con belleza.
Me desdoblo, miro fuera de mí y observo que el silencio es elocuente, las palabras descansan dormidas, mientras la pareja, mirando cómo se desliza el sol del atardecer haciéndoles un guiño, les avisa, que la noche se acerca y con ella el sentido artístico del tacto se acrecienta, para que puedan gozar de su intimidad y descubrirse.
De pronto, surge la eterna pregunta que a pesar de los años transcurridos sigue aún sin respuesta.
¿Por qué me castigó el destino y te llevó de mi lado?
¿Por qué rompiste tu promesa y soltaste mi mano, dejándome solo?
Hoy después de tantos años solamente me queda recorrer los laberintos de mi esencia y a través de los sueños y la magia, trasladarte a mi lado, tomarte de la mano y perderme con vos, con tu amor y dedicación, con tu pasión y delicadeza en ese espacio creado donde no existe la tristeza y el amor con total entrega es capaz de irradiar con su pluralidad, miles de sugerencias.
Dame la mano... y llévame donde vos quieras, hazme vivir todas las sensaciones que nos faltaron, quiero traspasar la realidad y realizar en la línea del abismo toda tus insospechadas sugerencias sin que se diluya el hermoso soñar, ni que me sueltes la mano y me quede de nuevo sin vos, en ese terreno arduo y difícil, de enfrentar el día a día, con todo lo que ello conlleva.
No espero más el amor porque está con vos. Recuerdos de cuando te esperaba con la sonrisa, impaciente por sorprenderte. Las mariposas revoloteando mi ser entero y cuán amargo es el despertar si ya no estás. No te tengo, ese sentimiento de impunidad, de regresar a ese tiempo cuando estábamos en ese sofá que es testigo de las pláticas, del amor, de los sueños que no se realizaron. Fue terrible tu partida porque no asimilé haberte perdido. El efecto fue como un divorcio, fue como habernos dejado, y me dije muchas veces que no quisiste quedarte a mi lado para mirar juntos las arrugas y amarnos. Es tarde para volver al pasado y mirar los errores que causaron este daño que es irremediablemente volver a enamorarme, te llevaste con vos mi alma. No encontré descanso, ni dónde depositar mi amor que lastimaba el alma, no había remedio para mi mal, ni pude acallar la conciencia, ni escapé a la condena de vivir en soledad entre la gente.
Te busco en el aire que respiro, en la sutil mariposa que vuela, en los entresijos de mi memoria, en el valor de cada palabra, en cada gota de lluvia, en los ecos de las variadas voces perdidas... y no hallo respuestas.
Es tanta mi ansia de vos, mi urgencia por sentirte y tenerte, que te visualizo junto a mí muy cerca, dándome la mano con energía y fuerza, haciendo visible tu posesión y nuestra imagen resalta ante mí con belleza.
Me desdoblo, miro fuera de mí y observo que el silencio es elocuente, las palabras descansan dormidas, mientras la pareja, mirando cómo se desliza el sol del atardecer haciéndoles un guiño, les avisa, que la noche se acerca y con ella el sentido artístico del tacto se acrecienta, para que puedan gozar de su intimidad y descubrirse.
De pronto, surge la eterna pregunta que a pesar de los años transcurridos sigue aún sin respuesta.
¿Por qué me castigó el destino y te llevó de mi lado?
¿Por qué rompiste tu promesa y soltaste mi mano, dejándome solo?
Hoy después de tantos años solamente me queda recorrer los laberintos de mi esencia y a través de los sueños y la magia, trasladarte a mi lado, tomarte de la mano y perderme con vos, con tu amor y dedicación, con tu pasión y delicadeza en ese espacio creado donde no existe la tristeza y el amor con total entrega es capaz de irradiar con su pluralidad, miles de sugerencias.
Dame la mano... y llévame donde vos quieras, hazme vivir todas las sensaciones que nos faltaron, quiero traspasar la realidad y realizar en la línea del abismo toda tus insospechadas sugerencias sin que se diluya el hermoso soñar, ni que me sueltes la mano y me quede de nuevo sin vos, en ese terreno arduo y difícil, de enfrentar el día a día, con todo lo que ello conlleva.
¿Qué
quieres amor mío?
Pedro
ocultó el rostro en su cuello para murmurar la respuesta…
__Que
me toques, que me acaricies, que me poseas, no importa si mi mente no recuerda,
mi piel al parecer sí te añora.
Lo
sostuvo de ese modo implacable mientras Guillermo extendía la mano y le
acariciaba las rodillas desnudas. Un escozor le recorrió y terminó por
acentuarle la pulsación en la umbría. Subyugado por un impulso, se aferraba a
él con intemperancia y contenía el respiro en tanto los dedos implacables de
Guillermo se daban permiso para ascender
con suavidad, navegando sobre esa piel añorada con lentitud. Apretó la
cara contra el cuello respirándolo y conjuró la imagen de esa mano esbelta,
grande y fuerte sobre el muslo erizado, delineando su cuerpo que al fin solo al
parecer había pertenecido siempre a ese hombre. Ahogó un grito y ciñó aún con
más fuerza los brazos cuando él empleó los dedos para hacer a un lado el bóxer
y deslizarlos hasta tocarle por primera vez la carne resbaladiza y candente de
su erección, la cual Guillermo comenzó a esculpir luego de zambullirse en el
vello y amoldar los órganos al costado, para regresar al masaje, arriba, abajo…
__
¡Guille! _ exclamó en un susurro apenas audible en el fragor de las ráfagas.
__Bésame
_ exigió él, y sin aguardar la autorización, se apoderó de esos labios gruesos
que eran su desvelo, entreabiertos y anhelantes y le penetró la boca con la
lengua en tanto masajeaba el sexo de su esposo.
Pedro
le clavaba los dedos en los hombros y no respondía al beso, azorado le parecía
que lo tenía por el cuerpo entero, por fuera y por dentro, se entregaba a su incontinencia
sensorial, se embriagaba de imágenes y sensaciones, un poco aturdido porque le
resultaba inverosímil que él, el hombre roto y vacío de recuerdos que había
llegado en busca de una hija tras una foto pocos días atrás, fuese el que se
mecía y se contorsionaba con las caricias escandalosas de un hombre sin
experimentar la urgencia de quitárselo de encima, por el contrario, percibiendo
una insólita intimidad.
__
Amor. Es néctar que mis labios disfrutan, que mi piel se eriza al sentirlo. Motivación
de los sentimientos… Arrullo con tu voz de ruiseñor. Dulce amor que me
quebranta, que me inunda el alma. Amor que me estremece el ser… Tu amor es
profanación de lo divino. El comienzo del pecado anhelado, tormento que me
lleva al infierno. Arrullo de amor que me adormece. Amor que endulza y
enternece. Dulce amor como el nuestro que se escribe en cada beso. Amor que
finamente se entrega. Dulzura que me hace soñar.
Cuando
Guillermo cortó el beso, Pedro se atrevió a alzar los párpados. Lo interrogaba
en una expresión decidida, y él no supo de qué se trataba hasta que se dio
cuenta de su intención: penetrarlo con el dedo. La columna se la arqueó en
respuesta a la intrusión. Echó la cabeza hacia atrás y gimió cuando se dio
cuenta de que en la segunda vez su esposo estaba delimitando su trayectoria
interna con dos dedos, había insertado en el túnel de acceso a su centro el
índice y el dedo corazón y los labios se le posaron en la parte tensa del
cuello, donde la sangre pulsaba en el mismo frenesí que el malestar interno, y se sujetó a él con ánimo
desesperado. Los dedos entraban y salían en una lenta cadencia, igual que la
del pulgar de la otra mano en la caricia del glande. Los movimientos fueron
abandonando el talante medido para convertirse en los masajes rápidos y
exigentes que él necesitaba para satisfacer el inefable fuego que ardía con
mayor intensidad segundo a segundo, hasta que explotó en su interior y lo obligó
a tensarse y a jadear, y a emitir cortos gemidos que nacían de un placer indescriptible
que le cortaba la respiración y le volvía de piedra los músculos. Acabó riendo
y llorando, anonadado y ante la idea de que era él quien acababa de
experimentar por primera vez en el tiempo que su caprichosa mente recordaba esa
mágica comunión de amor y placer juntos.
Guillermo
no le dio tiempo a reponerse. Le obligó a flexionar las rodillas y a levantar
las piernas antes de hundirle la cara en el sitio que aún palpitaba con
vestigios del goce. Allí estaba su boca, en todos los secretos de su cuerpo,
profanando, hurgando, asediando y marcando la conquista. Y todo volvió a
comenzar, solo que en lugar de los dedos él usó la lengua, los labios, la saliva,
la boca, y Pedro cerraba los ojos
acribillado de sensaciones para imaginar esos labios que le succionaban la
parte más íntima de su ser, ese ósculo donde dejaría su cimiente y los átomos
que se impregnarían de ella cuando
tragase su esencia. La sensación resultaba abrumadora, y lo convertía en
esclavo, y sumiso, en una criatura irreconocible, lujuriosa, exigente, que se aferraba
a la cabeza de su amante para apretarle la cara contra su sexo. “Mi amante”,
pensó. Durante tantos años se había visto expulsado del mundo del amor y del
placer que los jadeos y los gemidos del
segundo orgasmo, los gritos que llevaban impreso un nombre, se confundieron con el llanto de la dicha, en
esa muerte instantánea comprobó aun sin memoria, que no había pertenecido a Camila,
que seguramente no hacían el amor, ni
siquiera tenían sexo. Guillermo se ubicó sobre él y lo acunó y besó por todo el
rostro arrastrando los labios empapados en sus propios jugos, y Pedro sintió
que era la escena más íntima que habían compartido aún más que esos dos
orgasmos. Reía y lloraba mientras él seguía recorriéndole el rostro con la
boca.
__Gracias,
amor, gracias por este regalo tan magnífico.
____El
regalo me lo has dado tú, Guille. Soy de nuevo un hombre gracias a ti, no creo
haber tenido sexo con ella.
__Y
yo soy de nuevo hombre por y para vos, Pedro, lo sabes, pero te afirmo que no
había sentido deseo sexual desde que te pensé muerto, acabo de renacer con y
para vos.
Pedro
emocionado le sujetó el rostro por las mandíbulas y lo obligó a mirarlo.
__Quiero
que sigas, que lo intentemos todo.
__ ¿Te
sientes preparado? Puedo esperar. Te esperaría la vida entera si es necesario,
sabiéndote vivo, nada más importa. Pero no lo hagas solo para satisfacerme.
__Amor,
eres tan compasivo, representas todo para mí; de ti no puedo
esperar menos, te desvives por atenderme; me siento bendecido de tenerte a mi lado, mi eterno enamorado.
Nos une una divina conexión, eres mi consuelo,
mitigas mi dolor. Tus mimos me nutren,
eres un ángel que cuida de mí con tanta ternura, estás ahí cuando más te necesito. Eres el mejor doctor, te amo con todo mi corazón. Valoro tus palabras de consuelo, pero más aún tus actos; me enamoran. No me canso de mencionarte que te amo; conoces de mi fragilidad y me tratas con tanta ternura, me respetas y valoras. Me envuelves con tus besos y esa tu sombra siempre está presente, para rescatarme del fantasma que ataca y quiere destruir, tú estás ahí para sucumbir mis males, alejando las penumbras de mi ser. Quieres trepar mi dolor,
me amas con tanta devoción que me elevas a planos sublimes. Veo tu angustia y te conviertes
en ferviente oración, me unges con tanto amor suplicando liberación de dolor. Me penetras en lo más recóndito de mis sentimientos, eres tan dulce querubín. Mi ser tiembla, desfalleciendo
entre tus brazos, para luego revivir y aferrarse a este existir, unidos por una eternidad, venciendo toda adversidad.
eres un ángel que cuida de mí con tanta ternura, estás ahí cuando más te necesito. Eres el mejor doctor, te amo con todo mi corazón. Valoro tus palabras de consuelo, pero más aún tus actos; me enamoran. No me canso de mencionarte que te amo; conoces de mi fragilidad y me tratas con tanta ternura, me respetas y valoras. Me envuelves con tus besos y esa tu sombra siempre está presente, para rescatarme del fantasma que ataca y quiere destruir, tú estás ahí para sucumbir mis males, alejando las penumbras de mi ser. Quieres trepar mi dolor,
me amas con tanta devoción que me elevas a planos sublimes. Veo tu angustia y te conviertes
en ferviente oración, me unges con tanto amor suplicando liberación de dolor. Me penetras en lo más recóndito de mis sentimientos, eres tan dulce querubín. Mi ser tiembla, desfalleciendo
entre tus brazos, para luego revivir y aferrarse a este existir, unidos por una eternidad, venciendo toda adversidad.
__Cómo
quisiera volver, con la experiencia adquirida a reencontrarme en tu piel, a
mirarme en tu sonrisa. A disfrutar del amor que expresabas aquel día, cuando
con un simple adiós, concluía por años nuestra historia. Marcharme fue un gran
error, me lo ha enseñado la vida, solo he hallado dolor, falsedad, angustia y
mentiras. Cómo quisiera volver, con la experiencia adquirida, para pedirte
perdón, y terminar borrando mi agonía. Nunca debí dejarte en ese aeropuerto,
simular que estabas en ese avión era la manera de matarte para el mundo, no
había cuerpo por reclamar, ni trozos para identificar, y pudo hacer lo que quiso.
__Es
en la música de tus labios que me quiero quedar, impregnar mis labios de tu
dulce cantar,
tener un recital justo entre tu boca, y disfrutar de la más hermosa melodía. Mis labios no anhelan otro sonido, justo de tus labios es que salen las mejores notas musicales, como el hermoso canto de pájaros en un atardecer.
tener un recital justo entre tu boca, y disfrutar de la más hermosa melodía. Mis labios no anhelan otro sonido, justo de tus labios es que salen las mejores notas musicales, como el hermoso canto de pájaros en un atardecer.
__En
una noche de desquebrajado llanto, creo hallar tu silueta en la oscuridad,
Pedro.
Por un momento dudé, creyendo contemplarme ante tus ojos. Era noche de raros reflejos donde a pesar de la oscuridad, estaba seguro que estabas frente a mí. Mis palabras fueron llanto entre sollozos, desconcierto y deseo puro que salieras de la oscuridad. Pero allí estabas como estatua inerte, yo delirando y vos contemplando mi opaca figura de hombre destrozado en el sentido de amar. Gritos guturales parecía oír en la distancia y salidos de mi garganta que solo sabía pronunciar tu nombre.
La pena me embargaba, estaba borracho de amor y embriagado de deseo. La vida se había pronunciado en mi contra en asunto de amores, y la oscuridad reinaba en mi ser. Por ello es que decidí meterme en aquel cuarto oscuro donde confinado, me dije que me dejaría morir en la oscuridad para que la luz no volviera a mis ojos. Y aquel cuarto oscuro como el abismo, me daba a entender que mis delirios y visiones eran el producto del sufrimiento. Tanto amar y dar todo de mí para sentirme el ser mas miserable que un día amó y al siguiente odiaba por saberme abandonado. Y la silueta que veía en la oscuridad, sin duda eras vos, porque podía percibir tu aroma, y una leve brisa trajo a mí el aroma de tu cabello.
¿Cuánto llevaba allí confinado? Solo el tiempo lo sabría porque bien entrada la tarde me confinaba a la oscuridad y creo haber soñado dormido como despierto.
Nada me importaba, ni el tiempo, menos que viniera la muerte a quien clamé clemencia para mi sufrimiento.
Y quizás habría despertado en otro mundo que sería el de los muertos porque aquello parecía como haber traspasado el umbral de la muerte. Y allí estabas vos sin duda, esperando que fuera por vos.
No sé en qué momento había cerrado los ojos a la verdad, y cuando los abrí, había entrado la luz por una ventana; la silueta contemplada con más claridad, era la mía frente a un espejo, anunciándome un nuevo día y hora de volver a la realidad.
¿En qué momento se vive y se muere de manera temporal? Solo el dolor lo sabe porque es el fiel compañero de la soledad.
Por un momento dudé, creyendo contemplarme ante tus ojos. Era noche de raros reflejos donde a pesar de la oscuridad, estaba seguro que estabas frente a mí. Mis palabras fueron llanto entre sollozos, desconcierto y deseo puro que salieras de la oscuridad. Pero allí estabas como estatua inerte, yo delirando y vos contemplando mi opaca figura de hombre destrozado en el sentido de amar. Gritos guturales parecía oír en la distancia y salidos de mi garganta que solo sabía pronunciar tu nombre.
La pena me embargaba, estaba borracho de amor y embriagado de deseo. La vida se había pronunciado en mi contra en asunto de amores, y la oscuridad reinaba en mi ser. Por ello es que decidí meterme en aquel cuarto oscuro donde confinado, me dije que me dejaría morir en la oscuridad para que la luz no volviera a mis ojos. Y aquel cuarto oscuro como el abismo, me daba a entender que mis delirios y visiones eran el producto del sufrimiento. Tanto amar y dar todo de mí para sentirme el ser mas miserable que un día amó y al siguiente odiaba por saberme abandonado. Y la silueta que veía en la oscuridad, sin duda eras vos, porque podía percibir tu aroma, y una leve brisa trajo a mí el aroma de tu cabello.
¿Cuánto llevaba allí confinado? Solo el tiempo lo sabría porque bien entrada la tarde me confinaba a la oscuridad y creo haber soñado dormido como despierto.
Nada me importaba, ni el tiempo, menos que viniera la muerte a quien clamé clemencia para mi sufrimiento.
Y quizás habría despertado en otro mundo que sería el de los muertos porque aquello parecía como haber traspasado el umbral de la muerte. Y allí estabas vos sin duda, esperando que fuera por vos.
No sé en qué momento había cerrado los ojos a la verdad, y cuando los abrí, había entrado la luz por una ventana; la silueta contemplada con más claridad, era la mía frente a un espejo, anunciándome un nuevo día y hora de volver a la realidad.
¿En qué momento se vive y se muere de manera temporal? Solo el dolor lo sabe porque es el fiel compañero de la soledad.
_Te vi
entrar... Mis ojos no pudieron evitar
pasear por tu varonil figura. Deleitas todos mis sentidos. Los alucinas,
los alteras. Me inquieta tu presencia. Mi olfato se agudiza y tu loción me resulta exquisita. Mas el
aroma de tu piel es el que me atrapa, ¡cómo me excita! Y te acercas... con esa
sonrisa perversa. Tus pasos lentos y felinos me aceleran los latidos. Brillan tus
ojos cuando te miro coqueto. Y tus manos atrapan mis caderas. Esto es más que
una invitación. Me acercas a tu boca y me pruebas. Te bebes mi aliento, devoras mis ganas cuando me besas. Y tu
cuerpo reacciona. Percibo tu sensualidad. Ya mis manos quieren sentirte.
Quieren acariciarte. Me provoca tu potente virilidad. Te vi entrar. Dudo mucho
que de mí,
logres escapar.
logres escapar.
Por
supuesto que lo haré para satisfacerte.
Saber que lo deseas es en parte lo que facilita las cosas. Porque lo
deseas, ¿verdad? __Guillermo hizo un gesto en el que elevó los ojos al cielo y
soltó un bufido exasperado que lo hizo reír__. Lo que he logrado hasta ahora,
que es un mundo para mí. Lo he logrado porque se trata de ti, porque siempre se
ha tratado de ti. Mi mente no lo sabe, pero mi piel te reconoce solo a ti. Sé
que solo contigo podré compartir esta intimidad porque siempre has sido tú, el
único en mi vida. Entonces creo que sí, que estoy preparado para entregarme al
único hombre que me ha hecho sentir lo que siento ahora. No imaginas la
confianza que te tengo. Eres sólido, constante y sensato. Además de bueno y
noble, sin mencionar que eres el hombre más hermoso que conozco y que me excito
solo con mirarte la boca o los ojos. Te amo, Guille.
__!Pedro!
_ exclamó él en un hilo de voz, torturado por la emoción y ese sentimiento
desmesurado que le había cambiado la vida en minutos cuando pensaba que todo
había terminado para los dos.
Lo
besó locamente, lo devoró. Pedro respondió con igual devoción hasta que
Guillermo se incorporó ante la atenta mirada que estudiaba dibujándolo en la
intensidad, para quitarse los boxers, apurado e impaciente, e hizo otro tanto
con el de Pedro. Se quedó de rodillas, aprisionándole las piernas, y mientras
se acariciaba el miembro erecto lo observaba con una expresión seria que solo
conseguía avivarle el deseo que ni dos orgasmos habían saciado.
__Ven
__lo llamó, y estiró la mano.
Si
la piel de mi cuerpo, te escandaliza, no te arranques los ojos, aparta la
obscenidad de tus miradas, como el corazón apartas ante el hambre y la guerra,
como el crucifijo apartas cuando deseas en tus infiernos como violas en tu
silencio. Si mis curvas, cual canto de sirenas, te perturban y te masturbas,
no, no acalles tu audiometría como ahogas la miseria, los pecados que perdonas,
críticas y gritas en los púlpitos de tus oraciones, como el placer que reprimes
y satisfaces con la limosna.
Si
mi sexo sonrosado te ruboriza, como mi boca te escandaliza que ni penetras ni
me nombras,
como el saliente de mis labios que ni rezas ni rozas, como el dulce veneno que imaginas en el prohibido juego de mi fuente, que ni oras ni te inclinas en penitente coral confesionario, del púbico vello.
como el saliente de mis labios que ni rezas ni rozas, como el dulce veneno que imaginas en el prohibido juego de mi fuente, que ni oras ni te inclinas en penitente coral confesionario, del púbico vello.
Si
mis pezones ensucian tus miradas, mis
aureolas no amamantaste, cayendo tus ojos
en mi pecho, si mis cumbres son el infierno que te tienta, donde hay jardines
de niños y paraísos de hombres. Si mi esencia te incomoda no, no retires tus ópticas, donde solo ves el objeto de mi cuerpo, y no mi alma, mas no soy el contenedor de tu esperma, ni el almacén in vitro de tus hijos como una mujer sin futuro, ni la artificial inseminación
de tus abortos y pecados, ni el floreado dulce de tus disculpas. Si erógeno, tus ojos
mi pecho te provoca, te insinúa, te instiga te tienta, deseando más que miras olvidando más que conquistas, más morboso que alargador, más colonialista que aborigen
más incierto que hipócrita, promiscuo olvidadizo, lascivo, precoz eyaculador que discurre más que amar. Si la piel de mi ser, escandaliza tus ojos ofende tu moral prepotente, si mi piel, en tus perversiones tortura tus manos en el hervidero de tus pensamientos, no, no seas pues
el vil gusano que pudre mi cuerpo.
en mi pecho, si mis cumbres son el infierno que te tienta, donde hay jardines
de niños y paraísos de hombres. Si mi esencia te incomoda no, no retires tus ópticas, donde solo ves el objeto de mi cuerpo, y no mi alma, mas no soy el contenedor de tu esperma, ni el almacén in vitro de tus hijos como una mujer sin futuro, ni la artificial inseminación
de tus abortos y pecados, ni el floreado dulce de tus disculpas. Si erógeno, tus ojos
mi pecho te provoca, te insinúa, te instiga te tienta, deseando más que miras olvidando más que conquistas, más morboso que alargador, más colonialista que aborigen
más incierto que hipócrita, promiscuo olvidadizo, lascivo, precoz eyaculador que discurre más que amar. Si la piel de mi ser, escandaliza tus ojos ofende tu moral prepotente, si mi piel, en tus perversiones tortura tus manos en el hervidero de tus pensamientos, no, no seas pues
el vil gusano que pudre mi cuerpo.
La belleza como el pecado, está en la moral del que mira y la crítica.
__Nada
me escandaliza ya, sé que esto es amor.
El
amor es un grito en el viento, simple y sincero que hace que vibre todo tu
cuerpo.
El amor es amarte de mil maneras, es acompañarte en tus caminatas largas, lentas e intensas, el amor es una ola rompiendo en la costa mientras te amo con desgreñada pasión entre cantos y arena. Es el canto de sirenas amantes de hombres, caricias y besos en cada palmera, buganvilias, y nardos entre una espesa niebla, el amor me hace miserable y sublime, es algo que siento pero no lo veo, corre por mis venas sintiéndome con vida, me hace subir peldaños hasta tocar el cielo con mis manos, y a veces también me hace descender hasta los infiernos sintiéndome vil, inseguro.
El amor es una pisca de risas, locura, ternura, mezcla de esperanza, fe, y de anhelos.
Es un río en calma que se convierte en caudaloso y peligroso, es la esencia que se respira en el ambiente a través del viento y te toma por sorpresa. Es el aroma que me embriaga me excita, me alienta y a la vez me inquieta.
El amor son sueños que se hacen realidades, que me engancha, te hace temerario, y me convierte.
El amor es una descarga de adrenalina recorriendo tu cuerpo diciéndote cosas hermosas, murmurando en tu oído, erizando tu piel y desnudando tu alma, con besos electrizantes que te devoran y queman el alma. Y de la noche a la mañana serás mi mejor obra.
El amor es una vela de esperanza para el que sabe y espera, venciendo utopías enraizadas en precipitaciones falsas que se vuelven en nada. El amor es mirar las estrellas pidiendo que iluminen el sendero que dejas lleno de huellas, quiero gritar y pensar que me esperas antes de que el tiempo me venza y mi esperanza muera.
El amor es amarte de mil maneras, es acompañarte en tus caminatas largas, lentas e intensas, el amor es una ola rompiendo en la costa mientras te amo con desgreñada pasión entre cantos y arena. Es el canto de sirenas amantes de hombres, caricias y besos en cada palmera, buganvilias, y nardos entre una espesa niebla, el amor me hace miserable y sublime, es algo que siento pero no lo veo, corre por mis venas sintiéndome con vida, me hace subir peldaños hasta tocar el cielo con mis manos, y a veces también me hace descender hasta los infiernos sintiéndome vil, inseguro.
El amor es una pisca de risas, locura, ternura, mezcla de esperanza, fe, y de anhelos.
Es un río en calma que se convierte en caudaloso y peligroso, es la esencia que se respira en el ambiente a través del viento y te toma por sorpresa. Es el aroma que me embriaga me excita, me alienta y a la vez me inquieta.
El amor son sueños que se hacen realidades, que me engancha, te hace temerario, y me convierte.
El amor es una descarga de adrenalina recorriendo tu cuerpo diciéndote cosas hermosas, murmurando en tu oído, erizando tu piel y desnudando tu alma, con besos electrizantes que te devoran y queman el alma. Y de la noche a la mañana serás mi mejor obra.
El amor es una vela de esperanza para el que sabe y espera, venciendo utopías enraizadas en precipitaciones falsas que se vuelven en nada. El amor es mirar las estrellas pidiendo que iluminen el sendero que dejas lleno de huellas, quiero gritar y pensar que me esperas antes de que el tiempo me venza y mi esperanza muera.
Quizá
sería mejor que yo estuviese abajo y desciendas. Te sentirás más seguro. Más
con el dominio. __Se inclinó sin cargarlo con su peso y, luego de besarlo con
delicadeza reverencial, manifestó__. Sé cuánto necesitas estar en control, y lo
comprendo.
__Gracias
por pensar en mí, pero confío en ti amor.
Pedro
se puso de pie y Guillermo, que seguía de rodillas, lo sujetó por la cintura y
lo atrajo hacia él para hundirle el rostro en el pecho. Pedro se quitó la
camiseta, que cayó con descuido al suelo. Resultaba increíble, casi mágico, que
no sintieran frío, por el fuego la cabaña estaba caldeada pero por los
resquicios se colaba el aire desde el río, solo que ellos no lo notaban.
__ ¿Qué
deseas? _ quiso saber Guillermo. Temeroso de expresar su anhelo, se quedó
mirándolo con aire desesperado__. ¿Quieres que siga a mi modo? __Asintió
olvidado de las palabras, perdido en el abismo de la mirada oscura y brillante,
pozos de pasión y deseo, y él lo complació, los ojos siempre fijos en los de su
esposo, atentos a cada gesto y reacción__. Haré todo lentamente, y cuando
desees que me detengas solo tienes que decirlo.
Guillermo
le cubrió los pezones con las manos, y a Pedro lo conmocionó el contraste entre
su piel blanquísima y suave y la palma enrojecida de él. Guillermo los movía
como había prometido, lentamente, y nunca apartaba la mirada. Le provocó un
desfallecimiento y necesitó apoyar sus manos en los anchos hombros cuando le
acicateó los pezones con los pulgares, igual que había hecho antes pero por
sobre la ropa. Pedro observaba cómo las puntas erectas iban y venían bajo el
estímulo enloquecedor de ese dedo que ya le resultaba familiar. Una emoción se
le alojó en el plexo solar y más abajo, opuesta al pánico que solía cerrárselo,
asfixiarlo, y no tenía que ver con la sensualidad del momento sino con la cabal
comprensión de que estaba a punto de hacer lo que creyó que jamás lograría.
Se sujetó
el pezón y con él dibujó el contorno de la boca de Guillermo que era su marido, su redención y
su amor, su amante. Nada ya podía ni quería negarle. Observó con fascinación
cómo su boca engullía el pezón derecho comenzando a enmendar juntos el pasado,
no apartaba la mirada de la imagen que componían entre los dos, una amalgama
perfecta alma cuerpo, pieles, esos labios sensuales prendidos a su pezón,
iniciando una succión medida. Y Pedro apretó las manos en sus hombros en busca
de equilibrio. Cuando su lengua le envolvió el pezón y sus pasadas fueron cada
vez más exigentes, las rodillas le fallaron y cayó delante de él.
Guillermo
lo amaba y sonreía, dichoso, mientras se recostaban en la frazada y lo guiaba
hasta quedar a horcajadas de su espalda y de las nalgas que adoró, tanteando
antes la expresión de Pedro que se
excitó más que él al verlo sujetarse el pene, al tiempo que lo empujaba hacia
abajo con suavidad, guiándolo entre sus piernas.
__Iremos
despacio _ le advirtió__. Si comienzas con dolor o a sentir pánico quiero que cierres
los ojos y pienses en algo que te haga feliz__. Yo estaré aquí, esperándote.
__Tú,
solo tú eres mi anclaje, Guille. Tú me bastarás. Tú eres lo único que necesito.
__He
dado besos, con los impolutos labios de mi niñez, besos ingenuos, infantiles
con más pureza que los que Dios diera a los ángeles, con más inocencia que el primer beso que diera todo enamorado. Esos besos de la adolescencia con más vergüenza que miedo que el sentimiento y el deseo. He dado besos, arrogantes despechados en bocas que nunca he amado, amándome en su delirio cuando no los amaba. Besos de rabia, impotencia, amargos, imitadores de otros labios, en el pretérito de otras bocas. He dado besos por recodar que beso, en mi soledad por recordar que amo en la mudez de mi silencio. He dado besos, a propósito predestinado, intencionado, corrupto, malévolos, diabólicos a bocajarro en la boca precisa, en los labios exactos de la lengua perfecta. He dado besos, con la consciencia de mi existencia, con el alma de mi conciencia, con las razones de mi ser, he dado besos, besos con la madurez del sexo. He dado besos, casi ancianos geriátricos de memorias sintiéndome eternamente joven, besos en los surcos de unos labios, con más historias que sonrisas con más fracasos que risas, sobre un rostro enfermo de vida, de rasgos grabados como la esfinge que contempla pasar el tiempo.
con más pureza que los que Dios diera a los ángeles, con más inocencia que el primer beso que diera todo enamorado. Esos besos de la adolescencia con más vergüenza que miedo que el sentimiento y el deseo. He dado besos, arrogantes despechados en bocas que nunca he amado, amándome en su delirio cuando no los amaba. Besos de rabia, impotencia, amargos, imitadores de otros labios, en el pretérito de otras bocas. He dado besos por recodar que beso, en mi soledad por recordar que amo en la mudez de mi silencio. He dado besos, a propósito predestinado, intencionado, corrupto, malévolos, diabólicos a bocajarro en la boca precisa, en los labios exactos de la lengua perfecta. He dado besos, con la consciencia de mi existencia, con el alma de mi conciencia, con las razones de mi ser, he dado besos, besos con la madurez del sexo. He dado besos, casi ancianos geriátricos de memorias sintiéndome eternamente joven, besos en los surcos de unos labios, con más historias que sonrisas con más fracasos que risas, sobre un rostro enfermo de vida, de rasgos grabados como la esfinge que contempla pasar el tiempo.
He
dado besos, deliberados con el origen del sentimiento, adrede, pensados, en su
propósito en el voluntariado de mi deseo. He dado besos, en el cenit del día
para visión de todos, para vergüenza de los que no aman, de los que no sueñan,
en el crepúsculo de atardeceres sonrojando mejillas, esas, que cada mañana, me inundan
ahogándome, estrangulando mis labios, que me ahoga socorriéndome a besos. Pero
solo deseándote a vos, Pedro.
Pedro
solo cortó un instante la conexión visual, con los ojos de él que destellaban
para apreciar el espectáculo mágico que significaba esa parte suya tan cerca de
la de él, esa conexión secreta, ese beso, esa fusión, le hundió las uñas en la
carne cuando él usó el glande para acariciar el suyo, y luego se recolocó y lo movió
para abrirse camino entre montañas adornadas de besos, con una pasada, sus
rodillas cedían y lo aproximaba la sensación al instante en que al fin lo
tendría dentro, trazando y configurando sus tórridas entrañas a su medida y
antojo. La inminencia del baile sensual, del acto sublime le abrumaba, volver a
ser uno con el hombre de su vida que su mente se empecinaba en mantener en
algún rincón olvidado mas que su cuerpo anhelaba. Guillermo colocó su miembro
en el ingreso y, con una ligera presión, volvió a atraerlo hacia él.
__Amor,
déjame entrar _suplicó con un acento torturado que lo afectó íntimamente.
Cerró
los ojos y se llenó de Guillermo, y fue como arrojarse desde la terraza de un
rascacielos con los brazos extendidos al vacío y con la certeza de que
aprendería a volar. Y, flotó, y fue feliz. La felicidad era completa y perfecta
porque acababa de obtener la libertad que solo da la vulnerabilidad absoluta de
rendirse al amor, a la otra parte que al fin lo hacía sentir nuevamente
completo. Y era dichoso. Y hombre. El hombre de quien solo existía para hacer
el bien. Y voló con él que le hizo crecer sus alas, voló, volaron, y de pronto
alzó los párpados y se encontró con que Guillermo se había incorporado y
estaban sentados, acuclillados pero sin perder el contacto visual, eran uno
amasijo torcido de carne fundida en agua y de miembros enredados, él con las
manos ajustadas a sus caderas, con las suya pegando en sus glúteos desde donde
lo guiaba para que agitase la pelvis al son de su vaivén para que obtuviesen el
mayor placer.
__Guille
__ necesitó susurrar, apabullado por la sensación, por la intensidad de lo que estaban
compartiendo, la magia de ser uno, un alma, una piel, una esencia y la misma,
un ser.
Le
sujetó el rostro y así se quedó mirándolo, maravillados, Pedro embriagado de
gratitud pues jamás habría imaginado que a él, el roto y vacío Pedro Beggio, se
le habría concedido la bendición y la gracia de acceder al paraíso directamente
desde el infierno, de la mano de un ser perfecto como Guillermo Graziani, que
además era el padre de sus hijos, que justamente por haber sufrido a la par o más que él comprendía el dolor y lo
había guiado hacia la luz. Y ahora la luz era tanta, y tan brillante y cálida,
que lo de antes se desvanecía en las sombras.
__
¿Te hago feliz? Dímelo _necesitó preguntarle pues lo desalentaba lo poco que le daba en comparación con lo que de
Guillermo recibía.
El
rostro de Guillermo se desdibujó frente a él. Se abrazó en garra por todas partes amoldándose a ese
cuerpo que encajaba en cada recoveco y llano del suyo, se acompasó al vaivén,
ocultó el rostro en el hueco del cuello y pronto se olvidó de todo cuando los embistes de él se volvieron agresivos, profundos,
exigentes y necesitó refregarse porque la presión debajo de nuevo se convertía
en el centro ígneo del cuerpo. El tercer orgasmo lo acometió con una fuerza
devastadora, potenciada por las crudas emociones que lo dominaban durante ese
primer acto de amor, quizás el que siempre recordaría como el primero. Sin
embargo, nada lo había preparado para el retrato que compuso de Guillermo en el
momento en que lo colmaba con su semen y gozaba enterrado en algún sitio de su
carne, fue más, mucho más de lo que hubiese imaginado. Ese deleite y ese gozo
compartidos encarnaban la experiencia más inefable y acabada de lo que sí
tendría memoria.
Los
estertores del orgasmo le inundaron el oído y amortiguaron los bramidos de la
tormenta. Esos roncos gemidos de placer estaban convirtiéndose en su adicción.
Quería volver a provocarlos porque nada,
le hacía sentir más poderoso, solo Guillermo y su amor inexplicable y
fortuito, infinito lo conseguían.
Se
echó a llorar desconsoladamente. Guillermo todavía agitado y desconcertado por
lo que estaban compartiendo, al fin el uno con el hombre de su vida, se limitó
a cobijarlo en una jaula protectora al derrumbarse sin preguntas,
comprendiendo, mientras ambos… morían en esa unión.
Los
despertó el frío de la raída frazada
cuando las llamas languidecían y se convertían en cenizas. Pedro buscó
el beso, y Guillermo comenzó a rebullirse.
__Hola.
¿Dormiste bien?
__El
mejor despertar de mi vida __murmuró y abrió los ojos__. Hola.
Con
solo pensarte, provocas en todo mi ser el más impetuoso de los deseos, por eso
esta noche anhelo que mis besos lleguen
hasta tus sueños y así piel contra piel, sentir tu alma desnuda, sentir el
calor de tu ardiente cuerpo, mientras te acurrucas en mis brazos, respirar tu
aroma y mientras mis besos visten tu desnudez, tus gemidos y suspiro son como
música para mi ardiente corazón, y lentamente
comienza a encenderse el fuego que nos
hará sucumbir, mientras desnudas pieles danzan una trova, y el tiempo parece
detenerse, mas lo único que deseo, para sentirte mío, es amanecer a tu lado
todos los días y que tus labios sean mi desayuno, porque amarte a vos es una
aventura que no tiene fin y el principio de una vida juntos… Ámame, amor, así esta noche dejemos que el
fuego de la pasión cubra nuestras pieles
con el canto de la luna llena envolviéndose en un solo ser. Entreguémonos en besos y caricias en esta noche de amor derrochando del placer y la pasión, invitando a nuestros deseos a ser cómplices de nuestra hermosa unión. Hagamos fiesta entrelazando nuestras miradas y viéndonos en el espejo de nuestras pieles. Que me atrapen las redes de tus brazos, no pueda salir del barco de tus deseos incontrolables. Hazme el amor con locura. Seremos como fieras salvajes perdidas en medio de la oscuridad de la noche buscando un lugar donde refugiarnos para amarnos sin perjuicios que nos haga llorar y gemir de satisfacción la pasión, explotar como volcanes en erupción calcinando nuestras almas en esta hermosa noche juntos vos y yo mi amor.
con el canto de la luna llena envolviéndose en un solo ser. Entreguémonos en besos y caricias en esta noche de amor derrochando del placer y la pasión, invitando a nuestros deseos a ser cómplices de nuestra hermosa unión. Hagamos fiesta entrelazando nuestras miradas y viéndonos en el espejo de nuestras pieles. Que me atrapen las redes de tus brazos, no pueda salir del barco de tus deseos incontrolables. Hazme el amor con locura. Seremos como fieras salvajes perdidas en medio de la oscuridad de la noche buscando un lugar donde refugiarnos para amarnos sin perjuicios que nos haga llorar y gemir de satisfacción la pasión, explotar como volcanes en erupción calcinando nuestras almas en esta hermosa noche juntos vos y yo mi amor.
__Tú
mi tentación y mi delirio y mis ganas de sentirte, entre mi piel perdido,
deseoso de amamantar tus deseos y ser tuyo, toda mi vida amarte en alma, cuerpo y espíritu hacerte mío como una tentación prohibida con deseos ocultos y ganas de poseerte, soñando con la piel desnuda y humedad de la tuya entre sábanas de pasión y de deseos, para alimentarnos de amor, envueltos en la piel de mis deseos, de mis ganas y de mis anhelos de ser de ti, ser todo de ti, siempre mío siempre tuyo, ser tu suspiro, ser tu respiro, en cada poro de mi piel que te nombra, te llama y aspira tu olor a hombre apasionado, te siento en la piel de mi desnudo asido a la cadera pervertido y enigmático para explorar mis ganas de poseernos más allá del bien y el mal, amándonos con tentación, delirio y deseo, te amo mío. Eres mi pecado de amor, pecado de desearte pecado de pensarte, y pecado de olvidarte
deseoso de amamantar tus deseos y ser tuyo, toda mi vida amarte en alma, cuerpo y espíritu hacerte mío como una tentación prohibida con deseos ocultos y ganas de poseerte, soñando con la piel desnuda y humedad de la tuya entre sábanas de pasión y de deseos, para alimentarnos de amor, envueltos en la piel de mis deseos, de mis ganas y de mis anhelos de ser de ti, ser todo de ti, siempre mío siempre tuyo, ser tu suspiro, ser tu respiro, en cada poro de mi piel que te nombra, te llama y aspira tu olor a hombre apasionado, te siento en la piel de mi desnudo asido a la cadera pervertido y enigmático para explorar mis ganas de poseernos más allá del bien y el mal, amándonos con tentación, delirio y deseo, te amo mío. Eres mi pecado de amor, pecado de desearte pecado de pensarte, y pecado de olvidarte
__Mi
cariño es fiel como el beso de un niño, como el sol que sin titubear asegura su regreso.
Cada vez que me besas mi corazón deja de latir unos segundos, unos minutos, o toda una tarde. Es una suma de catarsis al juntarnos... Y una taquicardia al despedimos. Dicen que un beso es la fórmula más cercana al ácido de la muerte. Y también dicen que es un pacto, para asomarnos a la gloria, y a la vez al infierno. Eso... lo entiendo. Porque para saber del amor debo de estar bien enamorado o con el corazón bien destrozado. Y no sé realmente cuál de las dos crisis es peor.
Cada vez que me besas mi corazón deja de latir unos segundos, unos minutos, o toda una tarde. Es una suma de catarsis al juntarnos... Y una taquicardia al despedimos. Dicen que un beso es la fórmula más cercana al ácido de la muerte. Y también dicen que es un pacto, para asomarnos a la gloria, y a la vez al infierno. Eso... lo entiendo. Porque para saber del amor debo de estar bien enamorado o con el corazón bien destrozado. Y no sé realmente cuál de las dos crisis es peor.
“Nunca
supe por qué él se fue sin despedirse, la primera vez, cuando el cáncer crecía, en
esos días yo imaginaba que se marcharía, lo había visto en el reflejo de su
mirada a pesar de su silencio. No bastó mi esfuerzo, ni mis deseos de
retenerlo, lo intenté con todo el amor que aún guardo en mi interior, pero fue
imposible, su adiós tomó el camino marcado por su destino.
Lo
recuperé y volví a perderlo”.
“Mis
noches lloran por su ausencia, mi soledad transita en la melancolía de
recuerdos nostálgicos imposibles de
olvidar, simplemente no puedo dejar morir
este sentimiento que respira mal herido entre el límite de una locura
deseada y una razón que agoniza por el
misterio que abraza mi historia. Qué sentido tienen mis confesiones de un crimen de pasiones que nunca morirán en mi frágil corazón. Te percibo a mi
lado, veo esa luz brillante que me guía, en cada centímetro de mi cuerpo has
dejado huellas difíciles de borrar. Si estás en algún lugar cerca de mí espero
que Dios me escuche y me permita tocar de nuevo tu piel, acariciar tu espíritu
incansable, besar tus secretos desnudos que compartíamos en la intimidad de
nuestra libertad. Si aún puedes escucharme debes saber que fuiste el único que
me ha hecho sentirme vivo, te llevaste las fibras más sensibles de mis
verdades. ! Dios, debes creerme!
Lo he buscado en cada espacio del tiempo, le entregué mi fantasma del orgullo y solo me encuentro atrapado dentro de sus ojos, allá en el infinito cielo azul. Amado mío, nunca quisiste dejarme, solo que Dios te llevó en sus brazos para aliviar tu dolor, no deseabas que yo sufriera al ver marchitarse lentamente esa rosa que siempre regué con placer llenando sus pétalos de cariño y felicidad. Sé que me esperas en ese mundo hermoso lleno de paz, donde algún día nos volveremos a encontrar para amarnos por siempre en la eternidad, como ángeles guardianes del amor. Nunca he dejado de amarte, será el reencuentro de dos almas que habitan en un mismo ser”.
Lo he buscado en cada espacio del tiempo, le entregué mi fantasma del orgullo y solo me encuentro atrapado dentro de sus ojos, allá en el infinito cielo azul. Amado mío, nunca quisiste dejarme, solo que Dios te llevó en sus brazos para aliviar tu dolor, no deseabas que yo sufriera al ver marchitarse lentamente esa rosa que siempre regué con placer llenando sus pétalos de cariño y felicidad. Sé que me esperas en ese mundo hermoso lleno de paz, donde algún día nos volveremos a encontrar para amarnos por siempre en la eternidad, como ángeles guardianes del amor. Nunca he dejado de amarte, será el reencuentro de dos almas que habitan en un mismo ser”.
__Es
muy triste _dijo, Pedro sentado en la encimera, mientras Guillermo preparaba
tostadas.
__Rómpela
si quieres, solo deseaba dártela, estás vivo, no quiero volver a releerla, la
sé de memoria, así será pero solo espero que dentro de miles de años.
Cuando
pretendían llegar a la escalera y a la
cama, en un momento se abrió la puerta principal y se escucharon unas voces al
otro lado del pasillo. Pedro se quedó paralizado entre los brazos de Guillermo,
que se había detenido en el primer peldaño. Desde el otro lado de la casa, les
llegó la voz de Malena.
Guillermo
lo abrazó con más fuerza y apoyó la frente en uno de sus hombros. Lo oyó soltar
una especie de gemido que resonó por todo su cuerpo. Aunque trató de
contenerse, Pedro acabó riéndose entre dientes.
__No
tiene gracia _murmuró Guillermo, que lo dejó en el suelo.
__Lo
sé. Lo siento. __Apoyó la espalda en la pared de la escalera.
__Creo
que tus padres tienen un detector de temperatura. Cada vez que estoy a punto de hacer algo con vos, aparecen y
seguirán apareciendo salvo que los eche a la estancia.
Pedro
rio con ganas.
__Te
repito que no tiene gracia _ dijo Guillermo, que seguía apoyado en su hombro.
__Sería
mucho peor que hubiesen llegado más temprano o más tarde.
__Arriba
podría haberle echado la llave a la puerta de la suite. __Se apartó y lo miró.
Sin embargo, no estaba enfadado ni
irritado ni frustrado, como tantas veces que los interrumpieron. En sus ojos
había un brillo alegre y nuevo. Un brillo que a Pedro le provocó una opresión
en el pecho__. ¿En qué estaba pensando? Debería haber cerrado con llave la
puerta principal.
Pedro
rio de nuevo al tiempo que le acariciaba el sedoso cabello de la nuca.
¿Ese
era el mismo hombre que le había gritado enfurecido pocos días antes? ¿El
hombre que le había mirado como si estuviera destruyendo su mundo? El cambio
obrado en él le parecía imposible. Comprendió que era él el responsable de
dicho cambio. Gracias a él se había suavizado la tensión que antes tenía en
torno a los ojos. Gracias a él parecía… casi feliz.
La
conclusión hizo que las alarmas saltaran en su mente. Sin embargo, antes de que
pudiese analizarlo al detalle, Malena y Bruno entraron corriendo a la cocina.
__Papi
_dijo el niño.
Pedro
se alejó de los brazos de Guillermo y se arrodilló para abrazar con fuerza a su
hijo, dirigiendo la mirada más allá hasta alcanzar a su hija.
Guillermo
se escondió tras la encimera, ya estaba nuevamente excitado. Pedro era culpable
de eso, pensó con malévola emoción que se concentró entre sus muslos. Miró por encima
de la cabeza de Bruno y vio que Guillermo los estaba observando. Ese corazón que
comenzaba a derretirse por él dio un vuelco enorme cuando reconoció la emoción
que brillaba en los ojos hipnóticos color café.
Amor.
Por un hijo, al que no conocía. Por un esposo que no era el mismo.
Se
le cayó el alma a los pies. El miedo lo inundó al percatarse de que el fuego
ardía entre ellos pero era físico. Jamás sería el hombre que él recordaba, y
con lo rápido que Guillermo se estaba enamorando de él, tal vez le resultara
insoportable ver el momento en el que él se diera cuenta de ese hecho. Que él
era Gastón, no Pedro.
Malena
que había aparecido por el pasillo sonriendo de oreja a oreja, al verlo en la
cocina cambió la expresión, y eso también lo estremeció.
La
tensión se apoderó de la estancia. Una
tensión que Pedro no sabía cómo desterrar. Sin importar lo que pasara entre
Guillermo y él, tenía que estar al lado de su hija, y Guillermo de Bruno.
Se
puso de pie despacio, levantando a Bruno, al que adosó a la cadera.
__Buenos
días, Malena.
__ ¿Qué
hace él aquí? _preguntó la niña mirando furiosa a Guillermo.
__Él
_ respondió su padre con firmeza__ está a punto de desayunar, igual que
ustedes, vayan a lavarse las manos.
Malena
los miró con los ojos entornados.
__No
tengo hambre. Yo no necesito a otro padre, quiero conocer a mi mamá.
__
Ya te he explicado que mamá murió _lanzó Guillermo y Pedro lo miró sin
encontrar la mirada, en verdad la madre de los dos estaba viva, la madre
biológica vivía.
Gastón
sabía lo que la niña estaba pensando y, la verdad, no iba muy descaminada. Una
simple mirada bastaba para saber lo que había pasado entre ellos. Estaban a
medio vestir y despeinados, tenían los labios hinchados. Malena era
inteligente. Obviamente, ya había visto a su padre con otros.
La
incomodidad, la culpa y el miedo se agolparon en el pecho de Gastón,
dificultándole de forma dolorosa la respiración.
Bruno
en cambio ya estaba trepando a los brazos de Guillermo, el nene era dócil y
amaba a su papá.
__Malena,
me da igual si tienes hambre o que no la tengas __le soltó, Guillermo besando
la mejilla regordeta de Bruno__. Estamos a punto de desayunar con los abuelos,
así que sube a lavarte.
__ ¿Y
Fabián?
__En
la casa de su novia o con tu tío, no cambies de tema ni esperes que te salve.
Gastón
lo miró y vio furia que ardía en su mirada. Sintió la necesidad de defender a
Malena. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, su hija salió corriendo
con los ojos llenos de lágrimas.
__Guillermo
_ dijo Pedro en el silencio que siguió a la escena__, no te enojes con ella.
__No
voy a permitir que te trate como si…
__Hola,
cariño __dijo la madre de Pedro, que apareció por el pasillo muy sonriente, a
todas luces ajena a la tensión que reinaba en la cocina. Su padre la seguía de
cerca__. No esperábamos verte tan temprano, ¿y tú hermano?
¡Mierda!,
pensó. Sus padres. El pánico le atenazó mientras trataba de peinarse un poco
con la mano libre, ya que con la otra Bruno le tenía arrastrándolo hacia
Guillermo.
__Bueno
es que… __Miró a Guillermo para suplicarle que le salvara la vida pero él se
limitó a ladear la cabeza y a sonreír como si le estuviera diciendo: “Te han
pillado”.
Menuda
ayuda. Pedro frunció el ceño y después miró a su madre. ¿Qué podía decirle?
__Madre,
Agustín acompañó a mi abogada y su nena, y yo me quedé acá porque puede que
estemos amenazados, hemos encontrado algunas cosas pero…
__Tenemos
cosas que hacer esta mañana, Amalia _dijo Guillermo al fin, rescatándolo cuando pensaba que lo había
dejado para que se la apañara solo__. ¿Pueden quedarse hoy con los niños?
Alberto se sentó en el taburete con ceño.
__Claro.
Los llevaremos a los juegos. ¿De veras no pueden venir también?
__No
creo que tengamos tiempo, Amalia, ya les contaremos _respondió Guillermo__,
pero gracias.
Arriba
se oyó un portazo antes de que Gastón pudiera analizar qué había planeado Guillermo, quien miró
hacia el techo con expresión frustrada.
La
culpa que a estas alturas era tan familiar para Gastón aumentó un poco más.
__Debería
hablar con ella __dijo.
__Yo
iré. __Guillermo extendió una mano y le dio un apretón en el brazo.__ Luego
empezaremos por buscar a la enfermera, Pedro, a Nancy, no olvides lo que encontramos
en la clínica.
__Está
bien.
La
calidez del contacto se extendió por su cuerpo hasta rodearle el corazón.
__Vamos,
Bruno _ dijo Gastón, que alargó los brazos para coger a su hijo mientras
Guillermo desaparecía por la escalera trasera__. Vamos a ayudar a tu papi a
terminar el desayuno para los abuelos y a averiguar a dónde se ha quedado
varado tu tío.
De
pronto supo que quizá su hermano había seducido a su letrada y sonrió, mas
quiso que el suelo lo tragara cuando vio las tostadas en un charco de café en
el piso. Sin embargo sabía que era imposible, su vida era un desastre, su hija
lo odiaba, sus padres acababan de pillarlos casi haciendo el amor, y lo peor de
todo, sabía… que estaba enamorándose de Guillermo.
Una
circunstancia que solo provocaría un desengaño, para todos ellos, eso sin
contar con que no tenía idea de qué había hecho Camila o quien fuera que fuese
con su cerebro, qué peligros acechaban conforme a lo que había en esa dichosa clínica.
“Su
ración de sol, de aire, de vida y que pesa en los brazos como toneladas de
historia, el aplauso en la roca provocaban miles de estrellas artificiales
surcando la noche, millones de hombres y mujeres rezando en silencio a nuestro
lado para ahuyentar sus miedos ausentes con recelo del esquivo tormento que tu
ausencia me ha de causar. Esas hordas de individuos sin una pizca de sentido
común deseaban conocer esta humedad del sexo. Sobresaltado el ser humano podía
evocar sembrada por el anhelo y la nostalgia la piel muy blanca, de leche tibia
bajo la acuciante sombra de un anhelo ciego. Repugnante memoria indestructible
de este sueño se atavía de mortificante monotonía en la cárcel. Los sórdidos
rincones capaces aún de sorprenderse moteaban los hábitos nocturnos del lobo
con incredulidad. Vislumbro un par de sustantivos horrendos rencorosos como
todos los muertos con los que vivimos sin mucho orden ni concierto. Con una
delicadeza de seda, tengo una búsqueda mórbida del tiempo perdido. Por caudales
de luz emancipada, ajadas por el tiempo en los telares del olvido dos amenazas
de muerte derraman de amor y de miedo fragmentos de humedades sin ti. Obedecía
una salud endeble al sentir un insobornable deseo de descansar. Un fervor en la
carne taponaba los silbidos pérfidos que martillan las paredes de yeso. Tengo
el encanto de lo desconocido empapado de una extraña paz interior. En ese
instante último y fatal, tengo besos sin lengua. Guardo. Una sinopsis
apresurada prohíbe rimar la causa de la inquietud que lo acompañaba sin
amargura, casi ilusionada. La piedra ancilar de mi piadoso plan de vida
difuminó los escondidos duendes ajados por el tiempo en los telares del olvido
en la víspera del gran día. Un pensamiento fugaz que no puedo retener difuminó
en ese espacio de sinceridad. Vislumbro la copulación virginal del cielo.
Desenredo la cereza del beso esparcida en la niebla invariablemente. Como
llantos asfixiados, la desmotivadora contemplación de mi rostro adopta un
chispazo de gloria casi dormido e intercambio de caricias, de goces, de peones,
de victorias y derrotas, de pérdidas y ganancias, de todo aquello que no
permite por más tiempo la resistencia y el rechazo. Como si fuera a tenderle la
mano, mis telarañas emocionales deseaban conocer una urgencia de vida de amor y
de miedo. Con condescendencia, las horas muertas azulaban la escena. La
incertidumbre de las cosas y el deseo inmutables nacen de la misma explosión de
la vida. La pícara idea menuda, pálida, luminosa, transparente, fina,
ocurrente, distinguida, madura, adorable, intensa penetró profundamente, sombra
de otras sombras. He soñado los tormentosos besos deliciosos. Me refugiaba en
la eternidad de ese instante insondable. Tangible como estatua de rocío una
cultura erótica inusualmente encendió una llamarada intacta con el desvanecer
de una puesta de sol.”
Guillermo
se frotó el pecho con una mano mientras subía la escalera. Escuchar a Pedro
decir que lo necesitaba lo había dejado sin aire en los pulmones. Pero verlo
abrazar a su hijo y presenciar el amor que se profesaban casi lo había postrado
de rodillas.
Quería
recuperar a su familia, quería recuperar la felicidad que les habían
arrebatado. Y sobre todo, lo quería a él, de forma permanente en su vida.
Quería verlo sonreír todas las mañanas. Y acurrucarse con él, con Malena y
Bruno en la cama. Quería que lo mirara con esos ojazos de miel brillantes por
el deseo y concentrados sobre él como lo había mirado esa mañana. Y quería que
le dijera una y otra vez que lo necesitaba, que lo amaba. Que le deseaba. Que
lo quería de la misma manera en que él lo sentía. Le daba igual que no
recordara la vida que compartieron en el pasado. Lo que estaba sucediendo entre
ellos en el presente era mucho más perfecto y sensual que lo que habían
compartido antes.
Se
detuvo al llegar a la puerta del dormitorio de Malena para recuperar la
compostura, para lograr ese hogar soñado tenía que lograr que ella bajara sus
defensas y reconociera su amor por Pedro. No estarían completos sin sus hijos
en el mismo amor y sintonía, llamó con suavidad.
Malena
no contestó, pero sabía que estaba dentro. Giró el pomo y empujó la puerta con
el hombro para abrirla.
Su
hija estaba sentada en el alféizar de la ventana mirando hacia las plantas del
patio de atrás. Tenía los brazos cruzados por delante del pecho, el ceño
fruncido por el enojo y una expresión tan angustiada que Guillermo no supo qué hacer ni qué decir en un
principio. Tras la muerte de Pedro, ella había sido su ancla a la vida, ella
fue lo que lo ayudó a seguir adelante y a no suicidarse. Le dolía saber que
ella estaba sufriendo, mientras él sentía que le habían concedido… otra
oportunidad.
Se
sentó a su lado.
__ ¿Quieres
hablar del tema o prefieres seguir enojada?
__Prefiero
seguir enojada.
__Bueno,
pues yo quiero hablar del tema.
Malena
seguía con la vista clavada en el otro lado de la ventana.
__No
me gusta ese hombre.
__No
le has dado la menor oportunidad.
__No
quiero dársela. Ya sé que no me gusta.
Guillermo
se frotó la frente.
__Malena,
no sé cómo hacer que esto te resulte más
fácil. Tienes que intentarlo como lo hace tu mellizo. Sé que no es sencillo,
pero al menos debes intentarlo. Los demás lo estamos haciendo.
Su
hija volvió la cabeza con brusquedad para mirarlo con sus ojos que parecían
almendras que eran idénticos a los de Pedro, llenos de lágrimas.
__No
quiero intentarlo. No quiero llegar a conocerlo. No quiero estar cerca de él. Y
no entiendo por qué tú sí quieres estarlo. No es el mismo, Fabián me contó. ¿Es
que no lo ves?
__No
sé qué dijo mi hijo mayor, pero sí que lo es. En el fondo es Pedro. Tienes que
darle una oportunidad
__Te
está engañando, ¿no te das cuenta? Lo único que va a hacer es complicar las
cosas. __ Malena se puso de pie de un salto__. ¡No te quiere, no nos quiere, y
cuando lo descubra volverá a marcharse como siempre!
__No
lo hará, nunca se ha marchado, no fueron así las cosas, hija _le aseguró en voz
baja, frustrado porque su hija tuviera que verse obligada a lidiar con esa
situación.
__!
Sí que lo hará! Y esta vez lo hará porque quiere hacerlo. No será un accidente.
__Las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. Se las limpió__. No
quiero que eso vuelva a pasar.
! No
quiero que vuelva a pasarme!
__Hijita
_dijo Guillermo al tiempo que la rodeaba con los brazos, pese a sus intentos
por no dejarse atrapar_. Eso no va a pasar, te lo prometo.
Claro
que, ¿cómo podía estar seguro de ello? Pedro le había dicho la noche anterior que quería irse, que quería
olvidar todo ese lío. No podía obligarlo a quedarse si él no lo deseaba. Pero
tampoco permitiría que se marchara sin luchar, menos ahora, era suyo. No
después de lo que acababa de pasar entre ellos.
Cuando
Malena dejó de forcejear, se apartó un poco de ella y le limpió las lágrimas de
las mejillas.
__Malena,
te quiero. No voy a permitir que sufras. Te lo prometo.
Malena
lo miró con los ojos encharcados… y al fin le echó los brazos al cuello.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
Cualquier
parecido con la realidad es coincidencia.
Lenguaje
adulto.
Escenas
explícitas.
Laura Lo leo varias veces
ResponderEliminarCreo que sólo se aplica si hay amor del bueno y recíproco. Como este obvio, divino si lo hay mejor, Eve.
Jhon Muy bello
ResponderEliminarJose Un hermoso canto al amor manifiesto
ResponderEliminarMarcela Excelente
ResponderEliminarGaby Bellisimo,
ResponderEliminarMiryam Magnífico, destilando el mas sublime excelso amor
ResponderEliminarOlga HERMOSO
ResponderEliminarMarcelina D Buenísimo.Felicitaciones.
ResponderEliminarIsabel hermoso viniendo de un sensible corazón.. gracias es muy bello!!
ResponderEliminarTeresa Bellísimo 💕💕
ResponderEliminar1
Magdalena Hermoso
ResponderEliminarBlanca Bellísimo
ResponderEliminarKuki 👏👏👏 Genial !!!
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarMaria Cristina Muy bueno, gracias
ResponderEliminarMirta QUÉ LETRA BELLA Y PROFUNDA!!!!
ResponderEliminarCarmen toda una belleza
ResponderEliminarMonica Excelente
ResponderEliminarMicaela Bella y romántica
ResponderEliminarPatricia Preciosa
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Bellísimo Eve Monica Marzetti... es la historia que más me gusta.... Malena tiene que darse la oportunidad de hablar con Pedro y conocerlo...creo que en el fondo tiene celos de que le quite el amor de su padre Guillermo.... hermosa historia
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Pedro estaba en llamas... lo ibas a hacer desear más?.... espero más
EliminarDe eso. Gracias
Silvia Colases Eve Monica Marzetti que Pedro no se vaya más....por favor!!!
ResponderEliminarHermosísimo Eve, por fin el cuerpo recuerda lo que la mente olvidó...Lo más importante es que está volviendo a enamorarse de Guillermo y volverá a ganarse el amor de su hija que lo que tiene, en verdad, es miedo a volver a perderlo...
ResponderEliminarEs eso, Fabián tiene ese miedo y se lo dijo y ella teme quererlo y que vuelva a irse, pero no. Ya no prometido, es mágica esta tira, gracias y corro a las atrasadas, besos mil.
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