sábado, 6 de abril de 2019

“NO SOY YO”. CAPÍTULO VEINTICUATRO.


 “NO SOY YO”.

CAPÍTULO VEINTICUATRO.


 “De nadie nunca seré, solo de ti. Hasta que mis huesos se vuelvan
cenizas y mi corazón deje de latir.” Pablo Neruda.
EL AMOR, LA PASIÒN Y LOS CELOS.
“LA LOCURA DE Camille Claudel.

HAY SIEMPRE ALGO DE LOCURA EN EL AMOR, PERO SIEMPRE HAY ALGO DE RAZON EN LA LOCURA. (Friedrich Nietzsche).
Cien años después de su ingreso en un sanatorio, la sombra de Rodin continúa oscureciendo la creatividad e inteligencia de ésta gran escultora. Camille Claudel.
Un mes de marzo de 1.919, tres enfermeros entraron en el taller de Camille Claudel (Francia 1.864—1.941), dispuestos a ponerla una camisa de fuerza. Hasta ése momento su padre no había permitido tal barbaridad alegando que su hija gozaba de una excelente salud y demostrar que, desde niña, destacaba por sus cualidades artísticas. Ocho días después del fallecimiento del padre, la madre, la hermana y el hermano Paul Claudel, escritor a la sazón, firmaron un documento para recluirla en una clínica, hecho que se prolongó durante treinta largos años, hasta la muerte de la artista. Su primer ingreso tuvo lugar en el sanatorio de Ville—Evrad y su definitiva reclusión en el manicomio de Montdevergues, a pesar del diagnóstico de los médicos que se oponían a su ingreso por considerarlo innecesario. La familia achacaba su locura a costumbres disolutas. No comprendían que una mujer se sintiera libre y realizara un trabajo para el que estaba predestinada. Que amara y odiara con idéntica intensidad a su maestro y amante, Auguste Rodin, un hombre con pareja estable, 25 años mayor que ella y con una legión de amantes a sus espaldas. EL CORAZÓN ES COMO UN MANICOMIO...SIEMPRE HAY ESPACIO PARA UNA LOCURA MÁS.
En su encierro Camille imaginaba que él la espiaba para robarle sus ideas y seguir arrebatándole su amor, destruyendo su innata genialidad, considerada por muchos críticos de arte como una excelente escultora. Se conocieron en una ceremonia privada y, desde entonces, Claudell y Rodin empezaron a colaborar juntos en el taller y en el dormitorio, aunque éste último pesó mucho más que los argumentos históricos de algunos historiadores y es que como, algunas veces ocurre, la excedencia de la mujer quedaba enmascarada tras la autoridad del hombre. Ella era intensa, arrebatadora e intuitiva. Irradiaba energía, destreza y frescura y el mismo imán que los atrajo por su talento les repelía por los continuos celos de su mentor. La gloria de la discípula hería el ego de Rodin. Sus peticiones de amor exclusivo le ahogaban. EL AMOR SIN PASIÓN ES TRISTE, LA PASIÓN SIN AMOR ES TERRIBLE.
La relación entre Camille y Rodin duró diez años pero también las disputas eran constantes. Claudel reclamaba protagonismo en la vida personal y en el arte, no se conformaba con las jornadas amatorias en el Catillo de L'islette, al que escapaban para dar rienda suelta a su amor y batallas de pasión. Rodin adoraba su propia hegemonía más que a ella y prefiere mantenerse unido a Rose Beuret, modista sin exigencias y de humillaciones probadas, que no le reclama como Camille pasar de musa a compañera imponiendo un código de igualdad suplicándole compromiso, consiguiendo que Rodin le prometa matrimonio tras un aborto impuesto. Pero el juramento jamás se materializó y Camille decide romper el vínculo y lo abandona. Decía Rodin: " La arcilla es la vida, el mármol la muerte y el bronce la resurrección".
Camille, recluida en su taller de Quai Bourbon, rodeada de gatos, multiplicaba sus obras logrando crear la magia artística " The Mature Age" en 1.900, como una alegoría a su ruptura de amor. En ella se detalla una súplica con las manos tendidas hacia Rodín que, le da la espalda, arrastrado por un ángel con cara de bruja. Cuando él contempla la escultura un atisbo de ira le corroe y decide presentar ante el Ministerio de Bellas Artes un laudo en contra de su antigua amante, como asegura su biógrafa Odile Ayral, reivindicando así la importancia artística de Camille Claudel.
Entre 1.899 y 1.905 la artista esculpe obras que se exponen con excelente crítica en el Salón des Artistes Francais, de su exclusividad, sin tener que compartirlas con su celoso maestro. El mundo celebra su talento mientras ella se dedica a destruir a martillazos parte de sus creaciones, incluidas las cabezas esculpidas de dos bebés modelados, arrepentida por perder el suyo. La vecindad, donde reside, se queja por los aullidos atormentados que aúllan en la noche y es Rodin quien, paradójicamente, clama ante el desamor sufrido, escribiendo; " Ya no puedo más, no deseo pasar otro día sin verte, de lo contrario, la locura atroz". Desgraciadamente, la demencia, hace mella en Camille. Que fallece sola y consternada en un frio día parisino, siendo enterrada en una tumba sin nombre señalada con el número 392.
La figura del escultor déspota y ventajista se apropia del talento de la genial artista exponiendo, como suyas, varias de las creaciones diseñadas por Camille Claudel, en el parisino museo de Rodin, vinculándoles así, por toda la eternidad. Camille Claudel ha tenido que esperar hasta marzo de 2.017 para tener su propio museo en el pueblo donde pasó su adolescencia, en Nogent—Sur—Seine.
NINGUNA VIDA ESTÁ COMPLETA SIN UN TOQUE DE LOCURA.”

Gastón se apoyó en el reposacabezas y cerró los ojos. El rítmico sonido le indicó que seguían en el puente, que si no había un atasco en la ruta dos, contaría con otra media hora para meditar sobre la pesadilla que era su vida antes de llegar a la casa de la playa.
Deseaba darse un baño caliente con una enorme copa de vino y hacerlo en soledad. En cambio, tenía al lado a Guillermo Graziani, que irradiaba tensión y preocupación. Y eso solo conseguía irritarlo más.

__ ¿Qué sucede?
__Me pregunto quiénes son esas personas de la lista negra que me acompañan, tal vez las haya conocido en la clínica  y también quedaron en el olvido, el porqué de esto, cómo no lo vi en Camila, cómo  me sacaron de ese vuelo, qué mierda le hicieron a mi cerebro que hoy anatómicamente es normal y no recuerdo nada…
Dieron un respingo cuando sonó uno de los celulares, que los desterró de los deprimentes pensamientos. Gastón vio que era el suyo y lo tomó llevándoselo a la oreja.

__Gastón, ¿eres tú? Soy Gaby.
__Hola letrada, ¿estás con mi hermano?
Guillermo hizo señas para que colocara el altavoz y así lo hizo.
__ ¿Dónde estás?
__En el coche, de camino a mi casa, necesito recoger algunas cosas para Bruno y mías.
__ ¿Guille está contigo?
Gastón miró a Guillermo, que tenía los hombros muy tensos mientras manejaba.
__Sí, está aquí, insiste en no dejarme solo.
__No podía encontrarlo. Su secretaria dijo que estaría fuera todo el día, pero que llevaría el móvil.
__Ha debido de apagarlo. __Durante la visita al neurólogo. Cuando estaban hablando de su futuro. Un futuro que no parecía tan optimista como hacía pocas horas__. Estábamos en el neurólogo.

__Da igual, pero me alegro de hablar contigo _ dijo Gaby__. Tengo novedades: hemos encontrado a Olazábal, tu neurocirujano en Santiago.

__ ¿Matías, en serio?
__Sí, bocabajo en su piscina de Viña del Mar.
__Mierda.
Guillermo miró de reojo. Vio las preguntas que asomaban a sus ojos, pero apartó la mirada. No podía lidiar con su preocupación, todavía no.

__Sí _ continuó Gabriela__. Las autoridades lo van a calificar de ahogamiento accidental. Estuvo flotando dos días antes de que los vecinos lo encontraran. Parece que se marchó de improviso a Canadá, justo después de la muerte de Camila. Los vecinos ni siquiera sabían que había regresado.

__! Dios! __Pedro cerró los ojos.

_No descartan que haya sido un juego sucio, pero de momento no parece que tengan pistas.
__Qué conveniente.
__Gastón __Gaby hizo una pausa__. Hay más.

Tragó saliva con fuerza. ¿De verdad quería saberlo? No, no quería.
__Dime.
__Mi detective privado tiene una pista sobre Orestes Moravia. Cree que lo ha encontrado en una estancia de la provincia. Tengo que atender unos asuntos de una herencia cerca de allí. Estoy pensando en tomar un coche para tratar de encontrarlo.
El pánico se apoderó de Gastón.
__No lo hagas Gaby.
__Tranquilo, no es nada del otro mundo. El bufete no me echará al menos.
__Gaby, no lo entiendes. Las cosas se están descontrolando. No vayas. Olvídate de todo.
__Gastón, de verdad no creo…

Guillermo le quitó el teléfono de la mano. Gastón apretó un puño. Y también apretó los dientes. La rabia y la frustración por esa situación crecieron en su interior. Mientras él escuchaba con atención lo que le decía Gaby, que le estaba comunicando lo mismo que a Gastón, este cerró los ojos y volvió a acomodarse en el asiento. Si Guillermo quería tomar el control, que lo hiciera... Él no podía evitarlo, sin recuerdos la lucha era muy despareja. Y Guillermo se jugaba tanto como él en eso. Sin embargo, su arrogante reacción era un recordatorio más de que él esperaba que se comportase como el hombre dócil que recordaba, y ese no era él.
Guillermo terminó de hablar justo cuando enfiló el camino de entrada de su casa. Cuando su fuerte mano buscó la de él, Gastón luchó contra el impulso de aferrarse a ella.

__ ¿Estás bien?
__Sí, muy bien, Matías muerto, una lista con la mitad asesinados que me incluye, mi memoria muerta como esos, y ahora Moravia no sé dónde.
__Cálmate _le pidió Guillermo en voz baja.

__Sí,  la vida me ha enseñado a tener la suficiente fortaleza para seguir luchando entre tantas injusticias, a veces siento que se va la mitad de mi ser entre aquellos deseos que no pudieron ser y se convirtieron en odio entre dos seres que escribieron su historia y dejaron regada la ira en aquellas almas que llamamos hijos, niños, sin siquiera digerir y peor aún medir el tamaño error que ponemos como semilla en su tierno corazón... mañana preocupados estaremos queriendo llamar al loquero o tal vez visitando al infeliz que se alimentó toda una vida de odio y lo llevó al cementerio o al purgatorio y viviendo toda una eternidad desgraciado. Todo ello por el maldito orgullo tal vez o por la rabia y no lograr lo que quiso ser, desconectado de su realidad.
¿Por qué? Si aún hay tiempo de vivir, ¿por qué? Si mañana no estaremos, duele el sentir que la humanidad se pierde y entre la niebla surge el porqué. Temo por los chicos, Guille.
Gastón calló.

__Háblame __pidió Guillermo.

Eso no solucionaría nada. Solo empeoraría las cosas. Una conversación tierna sobre sus miedos y sus inseguridades solo llevaría hasta un lugar que no le convenía, y ese lugar era entre sus brazos.
Tenía que mantener la perspectiva, tenía que intentar averiguar qué narices iba a hacer a continuación. Tenía que dejar de distraerse con esa enloquecedora atracción que solo lo conduciría al dolor.

__Estoy bien _ mintió.

Con manos más firmes de lo que imperaba, salió del coche. Guillermo le siguió al interior de la casa y se quedó en el vestíbulo con los brazos en jarras, observándolo torturado. Se volvió para enfrentarlo, y evitó su mirada, evitó el consuelo que sabía que encontraría si así lo quería.

_Tengo que tomar unas cosas de arriba. Tú… siéntate o sírvete algo, siéntete como en casa.
No sabía muy bien cómo conseguir subir la escalera, pero se detuvo al llegar arriba y miró hacia un lado y hacia el otro. Su dormitorio estaba a la derecha, el de Bruno y su despacho, a la izquierda. Si iba a su dormitorio, y Guillermo lo seguía, su fuerza de voluntad se resquebrajaría y acabarían de nuevo en la cama. Si iba a su despacho, contaría con las paredes como muro de contención entre él y ese lugar cálido y acogedor sobre el que quería caer con él.
Se sentó en el sillón, delante del escritorio, dejó caer las manos sobre su regazo y miró alrededor. Las cajas seguían junto a la ventana. Había cuadros apoyados en la pared a la espera de que alguien los colgara. Tantas cosas que había querido hacer, pero para las que no había encontrado el tiempo, su vida en pausa si es que tenía ese tiempo.

__ ¿Qué haces?

La voz de Guillermo no lo pilló por sorpresa. Sabía que lo seguiría, que se preocuparía. ¿Por qué de repente era capaz de adivinar tan bien sus reacciones?
__Se acerca una tormenta _dijo Gastón en voz baja, con la vista clavada en la ventana.

__A mí me parece que la cosa está en calma.
__Es engañoso. Es evidente que se acerca una buena tormenta. El viento se ha calmado. Y en el exterior, casi se puede oler en el aire. Se ve un atisbo de oscuridad en el  horizonte.
Guillermo se acuclilló delante de él, y le colocó una mano en el muslo. La piel le ardió a través de la gruesa tela de sus jeans. Su cuerpo ardía en deseos de sentir las caricias de esas fuertes manos.
No serviría de nada.

__Todo va a salir bien __le aseguró él en voz baja __. No estás solo ahora, no te preocupes.

“No te preocupes. Así, sin más. Ojalá fuera verdad”, pensó.
Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad y del valor del que fue capaz y lo encaró.
__ Tengo miles de lugares inventados paseando de tu mano y sombras coloreadas de amantes entregándose al amor, aún no es hora vida mía no, aún no puedes marcharte amor mío, no puedes porque tengo miles de noches escritas para ti, noches enteras donde mis verbos se hicieron caricia para tu cuerpo cuando te sueño, no puedes borrar las noches donde mis besos recorrieron cada poro de tu piel, recorrieron cada una de tus islas, donde mis labios salados se mezclaban con el dulce sueño de amor, donde mareas de caricias llenaban tus manos que viajeras traían y saciaban mi piel, mientras nuestros labios se encuentran y entre susurro y suspiro se besan lentamente, haciendo que mi cuerpo se sienta vivo mientras mi alma muere de amor en tu ausencia.
Recuerda vida mía, que para ti tengo lo que me queda de vida, recuerda, aquel día en que nos conocimos, me quedé en tus ojos y de ellos no quiero salir, quiero vivir eternamente dentro de aquella mirada sorprendida al mirarse en los míos, quiero seguir ahí colgado del borde por donde se caen las lágrimas de amor.
Por eso vida mía quédate en mi vida, sin miedo al amar y ser amado _susurró Guillermo.

__No puedo. No necesito que hagas que las cosas vayan bien, Guille. Sé que crees que debes aparecer y protegerme de todo, pero puedo apañármelas.
Guillermo enderezó la espalda pero no apartó la mano.

__No es eso lo que estoy haciendo.  
__ Te llamé, pero como de un tiempo acá me ha pasado, no te encuentro, quizás es mi mala suerte o quizá te me estás yendo, no te tengo, no te escucho, siento que te vas y no hay remedio.
Te pensé y como de un tiempo acá, me ha dolido hacerlo, porque pienso que la conexión que pensaba teníamos, se esfuma tan rápido como había aparecido, yo te pienso y casi puedo asegurar que tú no.
Te soñé y como de un tiempo acá, fue una pesadilla, desaparecías de mis manos como humo, corría hacia a ti y por más que mis piernas se esforzaban no alcanzaba tu mano.
Te deseé y como de un tiempo acá, me faltaron recuerdos para evocarte, para traerte a mis brazos en la imaginación, fue un deseo vago y borroso, fue la inanición de una caricia.
Sí, de un tiempo acá, no es lo mismo o yo no soy el mismo, vaya a saber el diablo qué pasa, pero siento  que me muero y no puedo encontrar mi tumba, porque no la recuerdo.

_ Y yo lo entiendo, lo sé, Pedro. Soñé por vez primera con un cielo color ocre teñido por un sol de febrero en ocaso, había un silencio melodioso, indescifrable, nada más en ese rincón del sueño loco.
Me veía a mí mismo sin cuerpo, era yo, eran mis ojos que dulcemente se suspendían en ese sueño inundado de aroma a flores que brotaban de tu cuerpo desnudo. Desperté entre pétalos de soledad pensando que quizás eres el jardín de mis propuestas, de esas indecentes, que no se dicen que solo las comprende, nuestro “yo” audaz,  nosotros, los pecaminosos, los que transgreden,  los que desconocen las rutinas venenosas. Se me antojan realidades dibujadas en tu cuerpo, se me antoja tatuarte besos con forma de flores hasta que el sol entre por mi ventana y vuelva a suspenderme en sueños ausentes de cordura. Te amo con la inmensidad de las montañas  y con la profundidad de un río,  con el sonido de un eco  y con el susurro de mis suspiros.  Te amo con la fuerza de una tormenta  y con la debilidad de una garúa,  con el fuego de un volcán  y la quietud de una noche serena.  ¡Te amo al principio y al final del día  y continúo amándote  en mis sueños y en mis fantasías! Te amo con el rojo de una rosa  y con el azul del cielo,  con la ternura que inspira un recién nacido,  y con la furia de un mar embravecido.
¡Cómo no amarte  si cada uno de mis sentidos  están puestos en vos  y te amo con toda mi alma!  Cómo no amarte como te amo  si estás en cada poro de mi piel.  ¡Si este amor recorre mis venas!  ¡Si tu amor me llena de vida!
__Basta, Guille. Sé que solo quieres ayudar, pero me estás agobiando. He subido con la intención de recoger unas cosas para volver contigo, pero me he dado cuenta de que necesito tiempo, para analizar las cosas por mi cuenta.
 Guillermo entornó los ojos.

__Seguro que se me ha escapado algo entre esta mañana y ahora mismo. ¿Qué pasa?

Gastón apartó la mano y se puso de pie. Decirle que se fuera cuando su caricia le estaba quemando la piel no serviría de nada. Necesitaba poner espacio entre ellos.

__No se te ha escapado nada desde esta mañana. Tal vez solo se te ha pasado, y punto.
Guillermo se levantó.
 __ Vas a tener que explicarme, porque no me veo capaz de leerte el pensamiento.
Levantó las manos y las dejó caer.
__ ¿Qué ves cuando me miras?
__ ¿Es una pregunta o una trampa?
__No, es una pregunta honesta. Sé lo que ves. Ves a Pedro.
__Y eso es malo porque…
__Porque, Guillermo, yo no soy él. No soy yo si ves a Pedro. Y da la casualidad de que ni siquiera podré nunca recordar cómo era Pedro.
Guillermo apretó los labios
__ ¿De qué hablas?

No lo entendía. Gastón no estaba seguro de que algún día llegara a entenderlo. Sacar el tema en ese momento, antes de que alguno de los dos resultara más herido por esa alocada situación, era lo mejor.
__Hablo de esto. __Agitó las manos__. De esto… Lo nuestro… de esta cosa que tenemos entre nosotros y que no funciona. Cada vez que me miras, ves a alguien que ha dejado de existir, sea en un accidente de auto, de avión o en un experimento. Sientes la necesidad de protegerme, pero no te preocupes por mí, te preocupas por quien era antes. Por una persona que ya no soy y a decir del médico no puede resucitar.
__Repítemelo, porque me he perdido.
__ Hicimos el amor, ¿y qué éramos? Extraños en la noche intercambiando miradas preguntándome en la noche cuáles eran las posibilidades de que estuviéramos compartiendo el amor antes de que terminara. Algo en tus ojos era tan atrayente, algo en tu sonrisa era tan excitante, algo en mi corazón me dijo  que debía tenerte. Éramos solo dos extraños en la noche, dos personas solas con nuestros pensamientos distantes. Pero algo sucedió que en ese instante nos dijimos nuestro primer hola, para mí el primero.
No sabíamos que el amor estaba  tan solo a una mirada de distancia, a un baile apretado y cálido de distancia y desde aquella noche que hemos estado juntos enamorados a primera vista, enamorados para siempre está resultando tan bien para unos extraños en la noche pero no para amantes de años como fueron Guillermo y Pedro. Soy un objeto de belleza para ti, Guille, no conoces a Gastón.
__ No, no eres bello por la acertada disposición de tus rasgos, por tus gestos exactos por tu mirada precisa, por el lenguaje de tus ojos, el abanico de tus pestañas, por la extrañeza
de tus cejas que hace el pentagrama de tus miradas, por la gramática sutil de tus movimientos, por el alza de tus labios que hace tu acicalada sonrisa. No eres bello, no por la acertada posición de tu cuerpo, por tus justas protuberancias, por tus precisos andares, por el perfume que te hostiga y te persigue en tu precisa fragancia, por el reflejo que decoras en los espejos, por la altura de tu sombra que sigue tu rastro, por la soledad de la tristeza que embellece tus lágrimas, por el luto que vistes, y sientes, que hace bella hasta la muerte.
No, no eres bello tan solo, un día nublado en la ceguedad del mundo, la luna nueva en el cristal del cielo, un otoño moribundo una lluvia tras el cristal, una esperanza sin patria,  la felicidad a hurtadillas, el azar y la causalidad,  la distancia y el espacio, los misterios y acertijos,  tu enigma que me desvela y no desvelo, el gusano en la manzana de mi piel, en la crisálida de mi cuerpo,  mi efecto mariposa en el tiempo, tu verdad, que me hace libre. No eres bello, no solo un suspiro del infinito en el lamento del tiempo, un grito del universo en el llanto de un niño, la paz de mis guerras en el silencio de mis amores muertos, el más allá de tu alma que enamora mi corazón revelándome a mi sentir, y entre tu certeza y mi mentira, tu verdad absoluta y mis dudas, no, no eres bello solo la luz que me apaga y me prende, me alumbra y me aviva, solo la luz de mi estrella.
Hoy quiero ser el deseo que va más allá del deseo, y esperar que lo imposible, se haga posible, y es por eso,  que cuando nuestros cuerpos se encuentren, será, en un abrazo sublime,  donde tu piel envolverá a mi piel, dando paso a que los sentidos se entreguen a la pasión, por eso anhelo,  que el tiempo no exista,  o se detenga infinitamente, hasta que al fin  pueda tenerte a mi lado y así vivir en tus brazos, para nunca más despertar.

Gastón soltó el aire muy despacio.

__Guillermo, en todas las veces que hemos estado juntos, ni una sola vez me has llamado Gastón.
__Porque tu ADN no dice que lo seas, pero sí, claro que lo he hecho.
__No, no lo has hecho. El ADN puede biológicamente ser importante por los chicos, para mis padres, no para cómo me siento. He prestado atención. __El corazón le dio un vuelco, pero se negó a reconocer el dolor. Un dolor muchísimo más agudo de lo que había esperado__. Admito que me siento muy atraído por ti, pero eso es algo físico. No quiere decir nada. Tú te sientes atraído por alguien que ya no existe. No sé cómo  ser esa persona porque yo no lo conozco, ni tampoco estoy seguro de querer intentarlo a partir de recuerdos de otros. Me gusta quien soy ahora. Y la persona que soy es la que Bruno ama, no necesita que estés revoloteando a su alrededor, intentando protegerla de todo este lío.
Guillermo cambió el peso del cuerpo de una pierna a otra.

__ ¿Qué quieres decir?
__Quiero decir que… no creo que esto vaya a ninguna parte. Agradezco tu ayuda, agradezco que me hayas acompañado para saber cómo están las cosas, pero volver contigo a tu casa no va a ayudar a solucionar las cosas. Bruno y Malena ya están bastante confundidos. Estar cerca de ti, hacer algo con respecto a la atracción inflamable que sentimos, no  va a facilitar las cosas. Los dos sabemos que esto no va a ninguna parte, que ninguno de los dos es lo que necesita ni quiere el otro a largo plazo.
En la mandíbula de Guillermo apareció un tic nervioso.

__Así que esta mañana…
__Esta mañana se debió a que tenía las emociones a flor de piel y a que reaccioné mal al estrés al que estoy sometido. No significó nada.

La rabia brilló en los ojos de Guillermo. Gastón tragó saliva para deshacer el nudo que tenía en la garganta, pero se mantuvo firme. Si tenía suerte, Guillermo pillaría la indirecta pronto y se marcharía antes de que él cambiara de opinión.
Porque se moría por cambiar de opinión. Se moría por arrojarse a sus brazos y ocultarse de todo lo que los rodeaba. Se moría por olvidar que él no pensaba en otra persona cuando estaban juntos. Pero lo deseaba más de lo que deseaba pensar con lógica.

__Creo que deberías irte, Guillermo _le dijo en voz baja.

__ ¿Sin más?
__Sí.
__Menuda estupidez. Dime lo que pasa de verdad.
__Esto es lo que pasa de verdad. No soy yo el hombre al que amas. __No lo pillaba, de modo que imprimió toda la emoción de la que fue capaz a su voz con la esperanza de que captara lo que quería decirle__. No te necesito. Yo no te quiero. Cuanto antes lo aceptes, mejor nos irá a todos.

Esos ojos marrones como chocolate derretido se clavaron en los suyos. Unos ojos acerados y fríos. Los mismos  ojos duros e inexpresivos con los que lo miró al principio, antes de la conferencia de prensa, antes de que lo besara, antes de que él se diera cuenta de lo tierno que era en realidad.

__Vale. Tú mismo estás loco más que amnésico y resulta que amo mi propia locura por amarte. Amor no me pidas ser normal,  no me gusta lo formal, mi locura me permite amarte sin medida. En mis locas fantasías  te puedo hacer feliz,  solo piensa que en mi locura  te amo realmente con cordura  para no perderte. No, no cariño  no me pidas ser normal,  porque es pedirme que no  sea yo,  es pedirme que no sea nadie.
Amo mi locura,  ven amor, ven, hagamos desquiciadamente el amor,  hasta perder la realidad  del tiempo, y del espacio. Amo mi locura,  porque me permite amarte sin temores  sin pensar en un final,  me permite reír a carcajadas  sin importar el qué dirán, solo porque estás vivo. Amo mi locura. No mi vida no me exijas ser normal,  eso es para amores  que se conforman  con solo compañía  para no morir en soledad.

Guillermo pasó junto a él, rozándolo. Pedro escuchó cómo sus pasos resonaban en la escalera. Dio un respingo cuando la puerta se abrió y se cerró de un portazo.
Temblando se dejó caer, contra la pared. Las lágrimas le anegaban los ojos y el pecho le dolía con una fuerza inusitada, su vida había acabado al fin. Ese dolor era muchísimo peor que el que sintió cuando perdió a Camila, y eso solo sirvió para que se diera cuenta cierta de lo mucho que deseaba a Guillermo. Se había enamorado de él muy a su pesar. Y en ese momento, fuera a donde fuese, conociera a quien conociese, la realidad de lo que había dejado escapar le atormentaría para siempre. Las primeras gotas de lluvia golpearon la ventana. El viento empezó a soplar y las olas golpearon la orilla, como poderosos puños. Observó los nubarrones grises mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Se arrastró hasta el escritorio.

__Te escribiré cartas como hacíamos antes, antes de la modernidad, de las llamadas, de los mensajes electrónicos, de los videos y fotos, te escribiré cartas, cartas que no quiero enviar, que se queden conmigo, que no leas nunca, que terminen en cenizas volando al viento de la noche. Te escribiré cartas con tinta roja, como derramando sangre en el papel, como limpiando mi corazón de lo que siento, hasta vaciar mi pluma, hasta acabar con mi cuaderno, hasta que el aliento se extinga, hasta que la luna ya no brille.
Te escribiré cartas una o dos al día hasta secarme de toda necesidad de ti, hasta poder soltarte, hasta decir basta, hasta decir estoy curado, las letras siempre me han sanado, siempre me han encontrado en medio de mi desamparo, antes letras de otros, hoy serán mías. Te escribiré cartas sin llamarte, sin verte, alejándome cada vez más de tu presencia, que te quedes en el desierto de mi memoria a donde no llegue yo, a donde no duelas, a donde te esperen los recuerdos de otras vidas que no fueron, donde sí puedas ser feliz con el que nunca fui. Te escribiré cartas hasta que se me enfríe el corazón que sigue en brasa viva por ti, hasta que se vuelva piedra, hasta que se fosilice, este que alguna vez tuvo vida, que aún vive por y para ti. Y así, escribiendo cartas, te irás yendo, hasta que por fin no te sienta, hasta que por fin, yo muera.
Me perdí en la intensidad de tu mirada enigmática, como hoguera que quema, me perdí en tus pupilas sabiendo que me iba a quemar en tu infierno, que tus besos me enloquecerían y me perdería hasta volverme loco de amor. Me perdí en tu mirada en el volcán de  mis desvelos e insomnios, por amarte, por desear tu mirada fugaz en mi ser, y yo me entregué con todo mi corazón, sin condiciones  te di mi pasión, mi alma enamorada, me sentí deseado, ante tu mirada, hacia el contacto con tu piel, me perdí en tus brazos, en tu ser,
eras esencia y presencia en mi existir.
Me vi en tu mirada y en tu sonrisa  cautivante, así te quiso mi corazón perdiéndome en la inmensidad  de tu alma, sintiendo latir tu corazón, me perdí en tus ojos, en tu dulce  mirar, en tus brazos porque mi piel  y mi cuerpo sabías que te los  entregaría sin dudar, hoy  vi en
tu mirada que yo existía  como tu universo perfecto, y así solo me reflejo como un espejo en tu dulce mirar de seducción.

Solo me siento cuando te busco, los recuerdos viajan por mi cuerpo y se me escapan deslizándose entre mis dedos, solo pretendo vida mía hacer de ellos un sueño que me mantenga vivo, donde tú estés llegará la noche, y de nuevo me cubrirá con su manto negro, no cerraré mis ojos si no puedo soñarte, me rebelo, y me condeno, maldigo a los tiempos, y las normas, maldigo los sucesos, los mismos que nos separan y no permiten dar vida a nuestro sueño de deseo.
Deambulo buscándote entre los caminantes sin rostro por las calles donde habito, te veo entre las sombras de este paisaje negro de mis espacios, y no te encuentro, solo tengo tu mirar clavado en mis ojos, el mismo que me acaricia en mis sueños.
Sé que no tendré vida más allá de ti vida mía, lo sé, porque esta necesidad de vivirte me mantiene vivo, es el alimento de mis  garabatos escritos para ti en cada tarde, en cada madrugada, donde tú eres mi luz en este camino, en esta vida de luces ciegas que me separan de ti.
En esta noche sin luna te amaré vida mía, me sentaré frente a ti y, mirándome en tus ojos moriré una vez más.

__

Guillermo se paró en el porche delantero de Gastón e inspiró hondo varias veces para calmarse. No necesitaba esa mierda. Llevaba en una montaña rusa emocional desde que él se presentó en su puerta y la cosa no hacía más que empeorar. Y desde luego que no necesitaba que un hombre le dijera lo que pensaba o lo que sentía. Ya lo sabía, mierda.
No iba a volver a perderlo,  una nada le importaba su nombre, el amor que los unía era el mismo, el que había nacido en la biblioteca de la UBA eones atrás en esa mirada, lo recordara alguna vez o jamás, él lo guardaría en una caja de oro por siempre.
Bajó deprisa los escalones de entrada, corrió bajo la lluvia en dirección a su coche. Si quería estar solo, lo dejaría solo. Ya había pasado un infierno por él, al menos en esos días.

“Esta mañana se debió a que tenía las emociones a flor de piel y a que reaccioné mal al estrés al que estoy sometido. No significó nada.”

Recordó las palabras como un puñetazo asestado en medio del estómago al abrir la puerta del coche. Y también recordó la expresión de sus ojos al pronunciarlas. Recordó la emoción atormentada que vio en sus profundidades, por lo visto, también había olvidado que él leía su alma. Se le formó un nudo en el pecho. Se había concentrado tanto en sus palabras que casi había pasado por alto el indicio más importante.
Hasta que hablaron con el doctor, él había estado bien. Había recibido la noticia de las llamadas telefónicas con una tranquilidad que no había esperado. Incluso había aceptado la explicación que dio el doctor sobre su herida. Solo cuando él preguntó si recuperaría la memoria, aparecieron esos  dichosos muros invisibles que erigía en la mirada y le cerraba la puerta a su alma…  la cerraba, le ponía cerrojo, y la atascaba. Desde ese momento había mostrado una actitud retraída, reservada, oculta tras esos muros.
Joder. Lo estaba alejando de su vida porque creía que solo le interesaba la persona que era antes. No sabía que él empezaba a cuestionarse ese hecho. No sabía que había empezado a ver las diferencias, que la atracción que sentía hacia él como Gastón era mucho más fuerte que antes.
Y le estaba endulzando el golpe al sugerir que no necesitaba que cuidase de él cuando estaba amenazado de muerte por todos lados. Después, recordó el pánico que invadió su voz cuando Gaby mencionó la posibilidad de viajar a buscar a Moravia.
No estaba asustado sin más. También estaba protegiéndole a él. No quería que se involucrara demasiado. Estaba haciendo justo lo que le había dicho a él que no hiciera.

Me cago en…”, me está queriendo alejar para protegerme, se está ofreciendo a quien mierda sea el que quiere encontrarlo, me está dejando al cuidado de los chicos”, pensó.
La lluvia le caía por la cara cuando cerró de golpe la puerta del coche, el aire se le clavaba en la piel como agujas, pero ya no le importaba, cuando subió corriendo los escalones de entrada.
No llamó a la puerta, sino que la abrió con el hombro y subió los escalones de dos en dos hasta llegar a la planta alta. Dos veces lo había entregado a Camila y perdido por años, no habría una tercera. Cuando entró al despacho, lo encontró tirado contra la pared, con los codos apoyados en las rodillas dobladas, y la cara enterrada en los brazos en medio de un montón de papeles desparramados en el piso.

Así que no le importaba… Era mentira.

Gastón levantó la cabeza cuando lo oyó entrar. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas en silencio. Le vio limpiarse la nariz con una mano.

__ ¿Qué haces…?
Lo tomó de los hombros, lo levantó del suelo y le pegó la espalda a la pared con los ojos echando llamaradas. A continuación, le aplastó los labios en un beso voraz y apasionado, le asedió la boca con la lengua hasta la garganta, cargado de rabia, de frustración y con el anhelo que sentía en su interior, con todo lo que ese beso era capaz de decir. Beso  como la confusión entre la boca y el oído, algo que hace magia que se derrite en los labios y en la piel. Besando con el sentimiento en el que el suspiro en derroche vibra en el aliento, y mientras uno piensa apenas en el otro, la boca viaja hacia la compañera, y sin poder resistir la lengua se esconde en el  otro, sin entender  se cree oír la mirada, diciendo que  se necesitan.
__Sé que no existe mejor beso que el que toca el alma, que se siente en el corazón implorando que te quedes en mí. Puedo sentir tu respiración, es un viaje sin razón de ser, nos dejamos llevar. Siento que el tiempo no pasa, como si nos desapareciéramos, es lo más bello que se siente adentro, no se olvida, es como una luz en el interior de mí. Con la mirada entra lo libidinoso a la medida de nuestra pasión, no se explican con todas las palabras. Con solo mirarnos volamos a otro mundo en un beso largo, largo. De una manera que no lo puedo decir ni tantito, parece que algo se cuentan nuestras lenguas, bésame despacito sin detenerte. Quiero tenerte hasta no poder más, en silencio nos besamos hasta desnudarnos, solo hablan nuestros ojos. Momento de dicha, amar sin razón, si explicar, mil formas de sentir.

Lo besó con ternura, con avidez, con brusquedad, aplastándolo contra la pared, exigiéndole una respuesta. Gastón se agitó bajo su poderoso cuerpo intimidante, pero Guillermo sintió el momento exacto en el que se rindió. El momento exacto en el que se aferró a él y lo abrazó en vez de intentar apartarlo. El momento exacto en que las lenguas y almas se comunicaron en el mismo idioma, en el que separó los labios y rozó su lengua con la suya, tocándole el corazón en la ternura del proceso.
Un gemido ahogado brotó de la garganta de Gastón. Y Guillermo sintió cómo crecía el deseo en su interior. La sangre se le agolpó en la entrepierna. Cogió el bajo de la camiseta y se la pasó por la cabeza antes de tirarla al suelo.

__Dime que esto no significa nada para vos. __Le mordisqueó la oreja, le chupó el lóbulo y acarició con los labios insistentemente la marca con forma de corazón invertido que tenía cerca del mentón, se perdió en los hoyuelos. La marca que le resultaba familiar y desconocida al mismo tiempo__. Te adivino con mis manos, se viste de noche tu cuerpo,
mis ojos no ven más allá de ellos mismos, sé que estás, palpo tu respiración tranquila, te recorro y desaparecen  las sábanas, dibujan tu desnudez, ahora solo descansas.

Empiezan a mezclarse luces y sombras, ecos y sigilos,  palpitar inquieto, la mañana no se escapa, es bullicio,  se abren tus ojos se encuentran con los míos azorados tan solo observándote. Las agujas del reloj darán varias vueltas ansiosamente hasta que el momento mágico nos cubra de pasión las estrellas, serán testigos de estos deseos acopiados en la voracidad del día aguardando nuestro encuentro.
Luego… tan solo en el silencio sabré que aún estás  cuando mis manos palpen tu respiración tranquila,  tu piel acicalada de pasión, con mis besos y caricias el amor ha librado su batalla, el triunfo es de los dos. No pienses que porque sea un “poderoso” soy un cualquiera, conozco la calle mejor que ustedes, no se crean, sé de personas que pocos de muchos estarían cerca, sé de la vida, de la noche, sé también de lucha extrema para lidiar cada día con los demonios de mi cabeza.
¿Acaso piensas que las palabras de amor todo lo cuentan? Fíjate bien que estas solo te las  digo para llamarte idiota, ¿en serio te pensabas que no pensaba callarte la boca para que tengas algo que tragarte con la derrota?

Gastón se estremeció, su cabeza cayó hacia atrás al tiempo que le rodeaba los hombros con los brazos, pegándolo más a él. Se arqueó contra él, le ofreció el cuello en su totalidad y pegó las caderas contra su erección.

__No significas nada para mí. Solo es… solo es sexo.
__! Y una mierda!

Deja lo que tengas que hacer y salgamos a caminar. Dejemos que nuestros pies nos lleven a un lugar. Abriremos una puerta que nos hará soñar a los dos. Sacaré tu ropa despacio, pues no tendrás apuro. Besaré tu cuerpo por partes, pues no te dejaré nada sin besar. Si es posible te llevaré a la luna y a la osa mayor te he de presentar. Porque el brillo de tu mirada opacará a la constelación. Pegarás gritos de silencio porque a nadie querrás despertar.
Porque la gente tendrá celos y nadie nos podrá separar. Así que entremos despacio y enseñemos al mundo a amar. Siempre te amaré, te amaré en los vientos huracanados que estremecen los cimientos de mi encierro, en la duda infalible de mi locura sin remedio, en el silencio que yace entristecido por no decir…  abrázame amor mío, en la lejanía,  a la distancia, tus besos que se escapan de mis deseos, te amaré en la aventura de quererte sin tabúes,  sin tropiezos, en el vacío que deja la soledad cómplice de rupturas en el tiempo, en el secreto intencionado de delatar tus misterios. Siempre te amaré, te amaré como la luna ama a la noche,  como amantes sin complejos, como el sol que brilla en lo más alto del cielo,  alegre por sentir el delirio de tu eco cuando gritas: !Te amo!, a los cuatro vientos tatuando mi nombre en lo más sublime de tu cuerpo. Te amaré, te amaré en mis recuerdos, he pecado por  olvidar cuánto en realidad te quiero.

Guillermo aunque sabía que estaba siendo demasiado brusco con las caricias, como deseando despegar y esconderse bajo su piel y habitar ese sitio para siempre, le dio un tirón a lo que quedaba de ropa, y cubrió los pezones desnudos con las manos, masajeándolos con fuerza. Bajó la cabeza y pegó los labios al pezón derecho. Lamiéndolo antes de metérselo en la boca. Gastón gritó cuando le acarició la sensible punta con los dientes y el pezón se le endureció como roca, pero no se apartó, y él todavía no había terminado. Repitió el proceso con el otro pezón, y gimió cuando él pegó las caderas más en respuesta y sintió su deseo.

__Repítelo __le ordenó mientras le besaba la clavícula y la garganta antes de apoderarse de nuevo de su boca__. Dime que esto no es real.
Gastón meneó la cabeza, se aferró a su camisa empapada y se la pasó por la cabeza.

__No lo es.
__Mientes.

Guillermo le desabrochó de un tirón sin miramientos los botones de los vaqueros y se los bajó con las manos antes de que él le diera tiempo siquiera a desabrocharle los pantalones. En un rápido movimiento, jeans y bóxer de Gastón estaban en el suelo.
Con un jadeo, Gastón extendió las manos hacia Guillermo, este le aferró las muñecas, le levantó los brazos y se los sujetó por encima de la cabeza con una sola mano.

__ ¿Sigue siendo nada?

Lo vio tragar saliva y negar con la cabeza. Pero también vio el deseo en sus ojos. Vio el anhelo. Vio el ansia.
Por él. No por otro. Solo por él. Por nadie más, solo por él porque siempre había sido solo suyo.
Volvió a apoderarse de su boca y Pedro separó los labios, dejándolo entrar para que sus lenguas se entrelazaran. Guillermo  correteó resbalando por sus senderos hasta las carreteras firmes del vientre y sintió sus escalofríos cuando sus dedos se enredaron en su vello púbico antes de aferrar su umbría enhiesta cuando lanzó un gemido cálido.
Guillermo sintió la humedad en el glande.

__Estás a punto del éxtasis, ¿verdad? Y apenas te he acariciado. __Pedro se estremeció al escucharlo mientras le besaba, mientras le masajeaba su erección impiadoso, mientras su otra mano moldeaba y arañaba sus nalgas, y sus dedos se hundían en la entrada. __Dime hasta qué punto me deseas.

Pedro gimió y movió las caderas contra su mano, era demasiado. Guillermo sabía dónde y cómo le gustaba que lo acariciara.
__Guille.
__Dímelo _le ordenó de nuevo contra la oreja__. Dime que sientes lo que te hago. Sabes que lo sientes. Sabes que no puedes luchar contra esto, que solo yo lo provoco, lo mismo que siento yo. __Le introdujo un segundo dedo en su túnel secreto, la mano por delante frotaba…  arriba, abajo, y se concentró en el extremo con el pulgar trazando círculos hasta que al fin gritó y se derramó en medio de espasmos incontrolables, presa de un éxtasis arrollador que lo hizo caer en sus brazos__. Me llevas al infinito _le susurró al oído__. Eres increíble. Estás buenísimo. Me excitas como jamás nadie podría. Dímelo.

Su nombre fue un grito estrangulado en los labios de Gastón.
Un grito que Guillermo capturó en la boca mientras seguía volviéndolo loco con dedos y manos, sin piedad.
__Para _masculló Gastón contra su boca.

__No. __No le bastaba con su cuerpo. También quería su vida y su alma, toda. No se conformaría con menos__. Otra vez. Quiero verte. Me encanta verte en éxtasis.

__No puedo __masculló mientras intentaba soltarse. Es demasiado.

Le mordisqueó la garganta, el pecho. Mientras tanto, siguió acariciándolo con manos y dedos. Pedro se retorció y apretó su mano con los muslos al tiempo que él lo conducía de nuevo al estallido.

__Guille, por favor.
__Dímelo. Dime que no sientes nada cuando estás conmigo. Dime que Camila te provocaba esto. Dime que da lo mismo, que yo no te importo. Los dos sabemos que no puedes decirlo porque esto… vos y yo… es lo único que importa, y lo recuerdes o no alguna puta vez, yo sí sé que siempre fue así.
__Vale _ gruñó él__. Me importas… demasiado. No quiero que me importes tanto. No quiero sentir.  Yo estaba vacío, y no tenía nada que darte, nada que dar a nadie porque no quiero salir más herido. Solo te quiero… a ti.

Sus palabras se le clavaron en el corazón. Le soltó los brazos, le enterró las manos en el sedoso pelo y lo besó con ternura. Atenuó la brusquedad, y cuando saboreó sus lágrimas saladas, la dulzura lo consumió y le encogió el corazón.
Las manos de Gastón lucharon contra la cinturilla de sus vaqueros. Sus dedos inquisitivos se colaron dentro de sus pantalones y  se aferraron a su erección provocándole un estremecimiento.
Guillermo necesitaba enterrarse en Pedro. No podía esperar. Lo tumbó en el suelo. Se debatió con sus jeans y sus zapatos. Gimió cuando Gastón le besó y le colocó de espaldas sobre la alfombra antes de sentarse a horcajadas sobre sus caderas, tan cerca que apenas podía respirar, deseaba saciar su sed con su entrega, exigía que se diera en su boca antes de dejarlo recorrer sus entrañas.
Gastón se apoderó de su boca y lo besó con pasión. Le recorrió un escalofrío cuando se apartó un poco,  se tomó su revancha y con su mano condujo su sexo a la boca, y se dedicó a  saborearlo, la lengua, los dientes, las succiones, se convirtieron en un estallido de estímulos mientras Guillermo  iba y venía contra esa boca que había torturado y empujaba su cabeza.
Todo terminó embebiendo cada átomo de Pedro en la entrega, pero no tardó la respuesta, Guillermo se admiró de la rapidez en que regresaba el deseo, la sangre fluía en instantes bullendo por él, y Gastón ya no pudo seguir pensando, cuando poco después se orientó justo como quería para ofrecerse a Guillermo que bajó el cuerpo sin reparos para al fin penetrarlo.
El corazón le dio  tal vuelco que jadeó. Extendió los brazos hacia atrás para aferrarlo a él y empujarlo, Guillermo lo obligó a mirarlo y a besarlo, enterrándose en él en glorioso vaivén y enterrando su lengua y luego su rostro en su cabello. Todo lo sucedido hasta llegar a ese punto parecía insignificante. Bebió de su boca a sorbos, se deleitó con la suavidad de su piel, con la dulzura de sus labios. Se le escapó un gemido cuando giró las caderas al tiempo que subía y bajaba. Quería colmarlo, dilatarlo, desgarrarlo, quedarse dentro, solo quería enterrarse en Pedro hasta ser solo un ser.
Jamás soñó con volver a estar de esa forma con él, meciéndose como uno solo en el piso. No se había dado cuenta de lo mucho que lo había echado de menos, de lo mucho que lo necesitaba, de lo vacía que había estado su vida sin él. Gastón lo envolvía, lo exprimía, lo retenía, lo impulsaba a antojo. Lo rodeaba, lo embebía, lo engullía. Consumía todo su ser.
“Pedro”.

Tenía su nombre en la punta de la lengua, y el deseo de gritarlo era más poderoso de lo que había esperado. Tantos años. Tantas cosas que recuperar, tanto dolor, tanta ausencia. Quería darle todo lo que necesitaba. Necesitaba hacerle saber que había entendido sus palabras.
Sus nombres se fundieron en uno solo.

__Mírame, Gastón.
Esos ojos de miel se clavaron en los suyos… anegados. Y por un segundo, la conexión que sintió fue como un arco entre ellos, tan intenso y tan abrumador, que lo devoró. Gastón le llegaba al alma como solo Pedro o nadie lo había hecho antes, como ni él mismo lo había hecho antes desde que lo conoció.
Sabía que él también lo sentía, podía ver en sus ojos que estaba tan indefenso y vulnerable ante las emociones que bullían entre ellos que de aquellas corazas solo quedaban escombros, o ni siquiera, todos los celajes se habían corrido, solo un horizonte lleno de anhelos fulguraba en las miradas. Gastón, Pedro, como fuera que quisiera llamarse y solo él y su esencia le llegaban al alma, y cuando las lágrimas resbalaron por las mejillas, Guillermo las sorbió, apartó el mechón rebelde de cabello de la cara para poder verlo bien.

__Solo vos _ susurró al tiempo que juntaba sus frentes__. Solo esto, solo nosotros.

Las emociones lo abrumaron cuando Gastón lo besó. Cuando él susurró su nombre. Los músculos de su cuerpo se tensaron y comenzó a embestirlo con más fuerza al tiempo que lo pegaba a él.

__Espérame _ susurró Gastón sonriendo, besándolo con más ardor.

¿Cómo decirle que llevaba esperándole toda la vida? Que lo mismo le había dicho cada vez que se fue.
Se contuvo. Pero cuando Pedro arqueó la espalda, cuando apretó los músculos en tensión y supo que había llegado a la cresta, se dejó llevar, asegurándose de arrastrarlo consigo al abismo donde se harían añicos de la misma esencia.

Aún con el corazón desbocado, Guillermo lo abrazó con fuerza. Gastón se acurrucó en su pecho. A Guillermo le temblaban los labios contra su sien. El corazón le latía frenético contra el pecho. Por primera vez  en lo que se le antojaba una eternidad, se sentía… completo de nuevo.

Cerró los ojos. Inspiró hondo. Se aferró a esa sensación. Sin embargo, cuando él le enterró la cara en el hombro y pudo sentir las frías lágrimas contra la piel, la realidad del momento lo asaltó.
No había sido su propósito. Todos sus cuidadosos planes de cotejarlo para ganarse de nuevo su confianza se habían ido al tacho. Y todo porque había sido incapaz de controlar su genio. Y, a juzgar por los sollozos que lo sacudían tampoco era lo que Pedro quería.

__Lo siento. Dios, lo siento precioso. No llores. __Lo instó a tumbarse de espaldas y le apartó el pelo de la cara__. Por favor, no llores.

Pedro se cubrió la cara con el brazo.
__Lo siento _ repitió al tiempo que le besaba las mejillas, las comisuras de los labios, ansiando poder resarcirlo de alguna manera__. Lo siento muchísimo. Lo…

Pedro le cubrió los labios con un dedo.
__No lo repitas. No estoy llorando porque esté molesto.
Se quedó quieto.
__ ¿No?

Él negó con la cabeza antes de bajar muy despacio otra mano y mirarlo.

__No.
__ ¿Y por qué lloras?
Lo vio secarse las lágrimas con una mano.
__Porque has dicho mi nombre. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba oírlo.

Creía que ya estaba enamorado, pero se equivocaba. Su ternura lo abrumó como nada había conseguido abrumarlo hasta entonces. ¿Cómo era posible que pudiera amarlo más de lo que ya lo amaba? Algo de lo que había demostrado ese día le provocaba una emoción que jamás había sentido con Pedro. No quería pensar en lo absurdo que era ese pensamiento. Solo quería volver a estar con él, sentirlo, y conocerlo de nuevo.




__ ¿Entiendes que  no somos los mismos, ni siquiera tú con memoria? _ susurró Pedro embargado de emoción. __ ¿Entiendes que los dos debemos volver a elegirnos… volver a amar?

__Sí mi amor, claro que lo entiendo.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

19 comentarios:

  1. Alicia Buenísimo! 👏👏👏👏👏👏👏

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  2. Veronica Lorena Piccinino Bellísimo Eve Monica Marzetti... un poema al amor...

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  3. Genial Eve...Una maravilla este volver a enamorarse uno del otro, con tanta pasión, con tanta seducción, con la hermosa locura de saber que sólo son uno para el otro, con cualquier nombre pero con la misma atracción , la misma pertenencia y el mismo sentimiento de la primera vez...Bellísimo Eve...

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    1. Es hermosa, y tiene que ser así para ambos, la amo, y como verás maté a Matías, un premio merezco, corto fue el paso, gracias y mi amor eterno.

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