¿ERES TÚ?
CAPÍTULO VEINTE.
ÚLTIMO CAPÍTULO.
“Mirando
el río que fluía lento, lento
teñido por aquel atardecer tan rojo
fuimos gritando nuestros nombres contra el viento.
¿Me amas en serio... o no?
teñido por aquel atardecer tan rojo
fuimos gritando nuestros nombres contra el viento.
¿Me amas en serio... o no?
Después
bailamos ese vals tan delirante
entre tus muecas y mis saltos de gigante
nos encontramos en un beso de repente.
entre tus muecas y mis saltos de gigante
nos encontramos en un beso de repente.
Esto
es muy bello para que sea cierto
demasiado bello, demasiado bello.
demasiado bello, demasiado bello.
Amor
mío…
¿Cómo cambiaste tanto el aire que respiro?
¿Cómo logras meterte en cada pensamiento?
Por Dios júrame que existís, que no es un sueño.
¿Cómo cambiaste tanto el aire que respiro?
¿Cómo logras meterte en cada pensamiento?
Por Dios júrame que existís, que no es un sueño.
Amor
mío…
¿Qué es lo que te hace diferente de la gente?
Frente a vos que sos para mí tan importante
todo el amor que puedo se vuelve impotente.
¿Qué es lo que te hace diferente de la gente?
Frente a vos que sos para mí tan importante
todo el amor que puedo se vuelve impotente.
Después
de haber pintado el cielo de poesía
compramos pan recién salido y nació el día
nos vio durmiendo junto a la orilla del río
con las manos unidas”.
compramos pan recién salido y nació el día
nos vio durmiendo junto a la orilla del río
con las manos unidas”.
('Todo
el amor que puedo'. Marilina Ross)
“Te
quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir
en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no
soltarte jamás”. Mario Benedetti.
en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no
soltarte jamás”. Mario Benedetti.
“Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
¡qué soledad
errante, hasta tu compañía!” Pablo Neruda.
errante, hasta tu compañía!” Pablo Neruda.
NUEVA
YORK. 2018.
Era la primera vez que se alojaba en la que
fuera la casa de sus padres, hoy de Mirna, y se asombró de lo agradable que le
resultaba teniendo a Pedro y al nene con él, a su lado. Pedro y él ayudaban a
Mirna a preparar las comidas, a limpiar todo luego. El único parte médico que
les facilitó Mirna la primera noche se refirió a la enfermedad de la mucama.
Sin embargo, esta vez no les habló de ataques cardíacos ni de apoplejías
porque, afortunadamente, no contaba con información. El único problema surgió
al desear hacer el amor aquella noche.
__ ¿Y si entra mi madre? __preguntó en la
oscuridad, mientras Pedro se reía quedo.
__Podría saltar por la ventana y esperar en
el jardín hasta que no hubiera moros en la costa.
__ Me parece perfecto. Solo quiero amarte,
hacerte el amor es un terreno que ya conozco mas no todo suelo es el mismo, así
tu piel se me presenta como algo nuevo a explorar, habré encontrado en esta
noche, el comienzo de mi caminar en un punto de tu cuerpo desnudo, un paso a la
vez que me llevará a tu conquista, la bandera del deseo enarbolan mis besos y
mis manos armadas con caricias hacen que tus erizados poros se sometan a ellas.
Esta no es noche cualquiera, suaves mis besos
suben por tus piernas, buscando llegar
al calor, a la humedad que en tu intimidad se comienza a despertar… aroma
excitante invade mis sentidos, mi olfato
se vuelve adicto a ese perfume, mis
labios que besan tus glúteos y como un imán, me dejo llevar por ese deseo
irresistible que siente mi boca de ahogarse en el delicioso flujo de tu
excitación.
Mi andar se detiene en un punto estratégico,
oculto donde mi lengua insistente rinde tributo, tu cuerpo, como poseído por el
delirio se agita, se retuerce… algo en tu interior hago detonar, tu boca y el
vibrar de tus sentidos lo delata… por un instante tu cuerpo se paraliza,
liberas la tensión, mi boca siente una vibración al estallar en ti la pasión y
siento me besa suavemente el eco de tu orgasmo.
Incansables los pasos de mis labios no se
detienen, son ahora prisioneros de tu boca, hipnótico sabor me atrapa cuando
las lenguas se entregan caricias, tus manos se aferran a mi espalda y tus uñas quieren
dejar en ella tu marca, tus piernas que abrazan mi cintura me indican que
deseas te ame en esa pose, no perdiendo
la mirada, y acompañas el movimiento de mi pelvis, empujas al compás de la
excitación llevándome a un ritmo frenético, cada vez más profundo dentro de
vos.
La pasión nos consume, ardernos en delirio,
arrastran mis labios besos por tu cuello, llegando a tu pecho mi aliento
despierta el sentir de tus pezones, por debajo de la piel el torrente de
pasión invade esas cumbres y perfecta
dureza logra provocar... Las ansias incontenibles de mi lengua la llevan a
acariciar suavemente los gemidos de tu boca, melodía que excita los sentidos,
movimientos rítmicos de tu cuerpo y el mío nos llevan al delirio, buscas con
desesperación mi boca para ahogar tu grito, cuando sientes que dentro de vos
estamos ambos por estallar de pasión.
__La
vida está hecha de instantes…
Ese
momento preciso y precioso en que tus besos se despliegan libres, y alzan su
vuelo a mi encuentro; parten de tus tierras, mi conquista, y son todo alas. Ese instante en que tus manos
se deslizan en caída libre por mi piel, abriendo uno a uno sus poros cual flores silvestres que se abren ante la caricia del viento; es increíble cómo emerge tanta magia desde cada uno de tus dedos. Momentos eternos, que guardará por siempre el éter, en la memoria de todos los tiempos; mira cómo logras sacudirme el alma cuando clavas en mí tus ojos térreos, y me pierdes en ese territorio, tan mío, que tu mirada me ofrece a pleno. La delicia de tu sonrisa,
que entrega el mundo a mis manos, y tu amor ofrendado en silencio; mi alma lo resguarda,
y en mi corazón solo habita este amor que crece dentro. Se expande por todas las células,
fluye raudo en mi sangre, abarca todo cual mano extendida, le inspira aire a mis pulmones, brinda latidos extra, y por mis campos siembra besos y desvelos. Eres ese instante eterno, único e irrepetible, en que el mundo detiene su andar cuando en tus brazos,
mi refugio, me encuentro. Eres todo aquello que me faltaba, y cuanto un día le pedí en un susurro al viento… Eres tú… el amor de mi vida, mi tesoro, mi amor absoluto luego de tanto andar Guille.
se deslizan en caída libre por mi piel, abriendo uno a uno sus poros cual flores silvestres que se abren ante la caricia del viento; es increíble cómo emerge tanta magia desde cada uno de tus dedos. Momentos eternos, que guardará por siempre el éter, en la memoria de todos los tiempos; mira cómo logras sacudirme el alma cuando clavas en mí tus ojos térreos, y me pierdes en ese territorio, tan mío, que tu mirada me ofrece a pleno. La delicia de tu sonrisa,
que entrega el mundo a mis manos, y tu amor ofrendado en silencio; mi alma lo resguarda,
y en mi corazón solo habita este amor que crece dentro. Se expande por todas las células,
fluye raudo en mi sangre, abarca todo cual mano extendida, le inspira aire a mis pulmones, brinda latidos extra, y por mis campos siembra besos y desvelos. Eres ese instante eterno, único e irrepetible, en que el mundo detiene su andar cuando en tus brazos,
mi refugio, me encuentro. Eres todo aquello que me faltaba, y cuanto un día le pedí en un susurro al viento… Eres tú… el amor de mi vida, mi tesoro, mi amor absoluto luego de tanto andar Guille.
_ Te
voy a amar, te voy a proteger, a todos _ dijo Guillermo__. Con mi vida mi amor.
__No
_musitó Pedro__, con tu vida no quiero, porque es la mía y el nene y las mamás
nos necesitan.
Guillermo
lo besó con ternura para tranquilizarlo, sin querer había despertado sus
demonios al olvidar su pasado de pérdidas, lo besó para transmitirle lo que las
palabras no lograban comunicar. El beso que comenzó delicado, fue volviéndose
tórrido bajo las sábanas. La fricción de sus cuerpos, el contacto húmedo de sus
labios y los suspiros contenidos que soltaban por la nariz constituían los
únicos sonidos, que extrañamente, ahondaban el silencio de la habitación, hasta
que Pedro apartó la cara, necesitaba gemir, porque la mano libre de Guillermo
entre sus piernas estaba volviéndolo loco, y así lo hizo, profirió un gemido
como un lamento largo y sonoro que rebotó en las paredes del dormitorio, quebró
la quietud y volvió de piedra el pene de Guillermo.
La
boca de este que dibujaba una sonrisa de satisfacción o vagaba por el cuello de
Pedro, cayó sobre su pezón y lo chupó con succiones enardecidas para que Pedro
no cesara de gemir. Y este lo sorprendió colocándose a horcajadas sobre su
vientre. La visión del rostro arrebolado, del pelo alborotado, de todo Pedro
dibujado por la impertinente luz que se colaba desde el patio a Guillermo le
robó el aliento y se quedó quieto admirándolo en la penumbra. Sus labios
fascinantes brillaban con la saliva prestada que su boca le había impreso.
__Mírame,
Pedro.
Pedro
irguió la cabeza e hizo lo que él le pedía: lo miró. Guillermo contuvo el
aliento ante el fulgor de los ojos de miel, se trataba de una visión
sobrenatural. Lo vio colocarse de rodillas sobre el colchón.
Se
contorsionó y respiró de manera irregular cuando su esposo le aferró el pene
para guiarlo dentro de su túnel íntimo, la posición de por sí unida a las miradas y bocas atadas hacían
estragos en los dos. Guillermo observó con fascinación cómo su carne apretada y
caliente lo devoraba hasta el final. Pedro quebraba la pelvis en una cadencia
enloquecedora montándolo con un ritmo lento, y las manos de Guillermo ociosas
no lo guiaban sino que se concentraban en sus pezones, solo sus caderas
acompañaban el ritmo de embistes, y con la aspereza de los pulgares le
masajeaba la piel sensible de los pezones mientras los ojos de Guillermo
vagaban del rostro de Pedro, alterado por el deseo, al fascinante punto en que sus
cuerpos se unían en un ser. La mata de vello de su pelvis, negra e hirsuta contra la blancura de la piel
de las nalgas que se mecían conformaba
la visión más erótica que jamás había visto.
Quería
decirle que lo amaba como a nadie, que se trataba del ser más acabado que
conocía, que nunca lo abandonaría como los demás, pero sin aliento, hablar se
dificultaba. El orgasmo los sorprendió a los dos, y los catapultó al infinito y
al abandono, al estado de dejar de ser individuo para no definir límites, a la falta
de razón y sentido, a la esencia del
amor una con la divinidad y con el todo, al sueño cumplido y mucho más allá.
Y se amaron toda la noche con un fervor
desconocido para ambos, todo lo pasado podría asumirse, era la hora de comenzar
otro camino, y dejar de soñar para hacer realidad la plenitud de la vida feliz,
permitirse serlo perdonando años de equivocados y de ausencias.
__Me
quedaron tantas cosas que no te pude decir
en los votos, Guille, que en mis caricias aquí te las dejo, disfrútalas que son para ti, tus labios
pecando fueron apoderándose de mí,
solo deseé besarte y que el tiempo nos dejara allí, en el contrato de besos que de buen trato asumí, y bien sabes de lo que hablo pues también estabas ahí.
solo deseé besarte y que el tiempo nos dejara allí, en el contrato de besos que de buen trato asumí, y bien sabes de lo que hablo pues también estabas ahí.
__Un
tibio rayo de sol perforó la penumbra vaga en aquella cristalina y fresca
mañana en que desperté y te encontré a mi lado por primera vez. Y la mariposa
transparente toda vestida de oro en sus alas se asentó suavemente en tu
espalda. Todavía duermes, también todavía sueñas en tu bella y joven primavera.
Y yo, testigo de tanta belleza tu amanecer desnudo, y
entre tu imagen dulce muda mi esperanza. Quieto mi verbo tiemblo, saciado de amor de verte y pensar que ya sos mío, hasta siempre. Esperanza agita mi vientre de que permanezcas en mi morada como la bella mariposa en tu espalda. Apasionado y enamorado siento que vivo la dulce dicha de tenerte olvidando grises esperas, entre tu amor ardiente. Duerme amor, duerme y sueña, mi etéreo, bello, dulce y joven esposo que mi amor te velará, hasta tu nuevo amanecer.
entre tu imagen dulce muda mi esperanza. Quieto mi verbo tiemblo, saciado de amor de verte y pensar que ya sos mío, hasta siempre. Esperanza agita mi vientre de que permanezcas en mi morada como la bella mariposa en tu espalda. Apasionado y enamorado siento que vivo la dulce dicha de tenerte olvidando grises esperas, entre tu amor ardiente. Duerme amor, duerme y sueña, mi etéreo, bello, dulce y joven esposo que mi amor te velará, hasta tu nuevo amanecer.
__ Mi vida sueña y concreta contigo madrugadas
de insomnios, empapados del sudor
seductor por amarnos sin cautela, ni
pudor. Nos vigilan miradas que se ocultan tras los ojos de un vidente que
presagia el destino, de una aventura
inconclusa y resignada a fracasar en las penumbras del olvido. Caminando sobre
algodones me encuentro en la tierra del deseo,
donde florecen prisiones y se marchitan los te quiero. El tiempo pasa y pasa,
mutilando mis sueños que se escapan de mi mente, arrastrándome al lamento de mi alma empobrecida llena de tormentos. Matices de color gris, que reposan en mi cuerpo desgarrando mis heridas cuando sufro en silencio. Pasiones que se ahogan en un mar de dudas, donde naufraga la nostalgia y se pierde mi fortuna. Mueren mis verdades dando vida a mi cordura, no deseo ser normal, fiel amante a mi locura. Si te aferras a encontrar los misterios de mi ser, solo lograrás que un día me pudieras perder. Siempre seré un libro abierto a los ojos del saber, llegarás a mi corazón pero jamás lo podrás entender.
donde florecen prisiones y se marchitan los te quiero. El tiempo pasa y pasa,
mutilando mis sueños que se escapan de mi mente, arrastrándome al lamento de mi alma empobrecida llena de tormentos. Matices de color gris, que reposan en mi cuerpo desgarrando mis heridas cuando sufro en silencio. Pasiones que se ahogan en un mar de dudas, donde naufraga la nostalgia y se pierde mi fortuna. Mueren mis verdades dando vida a mi cordura, no deseo ser normal, fiel amante a mi locura. Si te aferras a encontrar los misterios de mi ser, solo lograrás que un día me pudieras perder. Siempre seré un libro abierto a los ojos del saber, llegarás a mi corazón pero jamás lo podrás entender.
__Te
equivocas, cielito, lo entiendo, supe de sus hojas rotas, de sus pérdidas y
entiendo todo lo que te sucedió por años, por ello nadie como yo puede sanarte,
confía, solo confía en mí __dijo Guillermo disfrazando el dolor que le causaba
saber que había sufrido en una sonrisa.
__Amanece
y mis labios son el pincel con el que
escribiré sobre tu ardiente piel
desnuda,
para que los mismos, cual caricias dormidas, puedan lograr seducirte, saciando así mis ansias por tenerte, y tratando de olvidar esas noches de continuos desvelos, entre tus sueños y los míos, por eso hoy juntos terminaremos de escribir, esta, nuestra inmensurable historia de deseo, amor y pasión. Mi felicidad está en tu mirada llena de luz, en el candor de tus labios, en tus besos apasionados, en la sensualidad de tu voz, en tus manos, que son las que me marcan el camino, en tu ardiente piel, por eso me quitas el sueño, mi felicidad está en el deseo que siento por tenerte a cada instante, en esos botones que me invitan como dos gotas de agua a beber de ellos, en la humedad de tu cuerpo, único néctar capaz de saciar mi sed, en tus suspiros y gemidos, cual música celestial para mis oídos, en tu fuente y elixir secretos,
único capaz de alimentarme y nutrirme por el resto de mi vida, en tu cuerpo, que me llama, me incita, me provoca, llevándonos a amarnos desenfrenadamente y a fundirnos de placer el uno en el otro, porque mi felicidad tiene grabado a fuego tu nombre.
para que los mismos, cual caricias dormidas, puedan lograr seducirte, saciando así mis ansias por tenerte, y tratando de olvidar esas noches de continuos desvelos, entre tus sueños y los míos, por eso hoy juntos terminaremos de escribir, esta, nuestra inmensurable historia de deseo, amor y pasión. Mi felicidad está en tu mirada llena de luz, en el candor de tus labios, en tus besos apasionados, en la sensualidad de tu voz, en tus manos, que son las que me marcan el camino, en tu ardiente piel, por eso me quitas el sueño, mi felicidad está en el deseo que siento por tenerte a cada instante, en esos botones que me invitan como dos gotas de agua a beber de ellos, en la humedad de tu cuerpo, único néctar capaz de saciar mi sed, en tus suspiros y gemidos, cual música celestial para mis oídos, en tu fuente y elixir secretos,
único capaz de alimentarme y nutrirme por el resto de mi vida, en tu cuerpo, que me llama, me incita, me provoca, llevándonos a amarnos desenfrenadamente y a fundirnos de placer el uno en el otro, porque mi felicidad tiene grabado a fuego tu nombre.
__Las
olas de tu virilidad me inundan de un perfecto y cálido deseo. En mis muslos
crecen lirios azules que te roban la quietud y su perfume. Mis rincones,
resquicios, senderos se estremecen al roce mineral de tu potente beso y un sol
naciente de carne se abre a tu conjuro, te engulle, te devora y
se une a tu suerte. En tus ojos miro ternura y soy la barca demorada en tu puerto _susurró, Pedro.
_He
descubierto en tu bosque encantado tu gozo entre mis caricias salvajes, tus
ojos turbados de lujuria y embeleso, cuando beso el tatuaje de tu vientre, toda tu piel se
estremece, trepida
al contacto tibio de mi cuerpo y mis simientes mientras, el roce tibio de tus manos enciende el aire entre nuestras pieles en la erótica quimera cumplida en las turgencias de tus pezones ardientes.
al contacto tibio de mi cuerpo y mis simientes mientras, el roce tibio de tus manos enciende el aire entre nuestras pieles en la erótica quimera cumplida en las turgencias de tus pezones ardientes.
__Soy
una primavera que te brinda su aroma y cariño en esta tarde. Quieres beberme
todo desde las tiernas curvas de mis labios. Ya persigo tus pliegues y quedo
demorado en la pendiente de tu carne. Mi talle tiene magia de conjuro. Y tu
pelvis es mi horizonte mágico.
__Te
poseo ardientemente y siento el espasmo de tu gozo, premura y locura. Perdida
la razón entre tus muslos ardientes, y en tibio rosedal de tu boca. Embelesado
en el volcán de tu sendero oscuro… mi morada,
deja a mis otoños beber tus bellas primaveras hasta perderme en tu vida.
Te amo y amé tanto porque no existen amores prohibidos.
Amanezco y solo deseo sentir tus labios como cada
mañana, ese sabor que aún perdura en mi boca, amanezco y mi cuerpo guarda celosamente las marcas de la ardiente noche de
placer, que viviéramos juntos,
amanezco con tu aroma esparcido entre
las húmedas sábanas de mi cama, amanezco
refugiado en tu piel, y totalmente embriagado en tu esencia,
amanezco y mi cuerpo aún pide a gritos,
tus besos, tus caricias, tus suspiros y
tus traviesos deseos,
amanezco, me miro en tus ojos, beso tus labios y te susurro al oído, volvamos a amarnos, corazón.
amanezco, me miro en tus ojos, beso tus labios y te susurro al oído, volvamos a amarnos, corazón.
__Guille,
¿no crees que Mirna debería mudarse a Buenos Aires? __propuso Pedro.
__No
lo sé, siempre he deseado tenerla a distancia prudencial, no te imaginas cómo
era mi madre antes de conocerte, a veces creo que la odiaba _ dijo divertido
Guillermo__. Vos y el nene han hecho el milagro, aun así no sé si quiera
mudarse.
__No,
yo no tengo nada que ver, en todo caso creo que ha sido Agustín quien la ha
hechizado.
__Puede
que los dos. __Guillermo lo contempló amorosamente a la luz de la luna__. Eres
el hombre más extraordinario que jamás he conocido.
__Ese
eres tú _respondió Pedro mientras le reseguía los rasgos del rostro con la yema
de los dedos__. Y me has robado el corazón.
__
¿Solo eso? __dijo Guillermo haciendo una graciosa mueca mientras le introducía
la mano entre los muslos__. Yo estaba pensando en otra cosa, monsieur.
Guillermo
lo atacó de nuevo y fue entonces cuando ambos iniciaron verdaderamente la
tercera luna de miel. Y aquella noche Agustín no entró a la habitación para
dormir entre ellos, y fue una suerte porque perdieron el pudor y la ropa para
permanecer piel a piel enredados aun en
el sueño y hasta mucho más allá de la salida del sol.
A la
mañana siguiente, ambos se presentaron a desayunar respetablemente enfundados
en unas batas, y mientras daban cuenta de las tostadas con mermelada, la mamá
de Guillermo hizo un sorprendente anuncio.
__Hoy
no tendremos tiempo de acudir a despedirlos al aeropuerto, como mi nieto les
anunció, nos vamos a Radio City Hall. Ya tenemos las entradas, y luego al Museo
Metropolitano.
__!
Es inauguración de espectáculo, papás! _ explicó Agustín, lleno de júbilo__. Y,
tomaremos un carruaje para pasear por el Central Park.
Su
madre era extraordinariamente hábil, pensó Guillermo, dirigiendo una sonrisa a
Pedro. Lo había organizado todo de tal forma que el nene no tuviera que ir a
despedirlos al aeropuerto. En su lugar, fueron ellos quienes acudieron a
despedirlo a la estación, cuando subió al tren en compañía de su abuela. Por un instante el niño mostró un temblor en
los labios cuando se despidió de ellos, pero lo olvidó todo en seguida cuando
el tren se puso en marcha y empezó a charlar como si tal cosa con Mirna,
mientras Guillermo y Pedro regresaban a la casa, y volvían a hacer el amor. Al
marcharse, cerraron cuidadosamente la puerta con llave y tomaron un taxi para
dirigirse al aeropuerto, donde comenzaría oficialmente la luna de miel.
__
¿Preparado para ir a París mi amor?
__
Oui, Monsieur __contestó él riendo.
Aún
no había visto Nueva York, pero tenían pensado quedarse allí unos días a la
vuelta. De este modo, sería más fácil y podrían dedicar más tiempo a Agustín.
Fueron
a París en un avión de la Air France y aterrizaron en el aeropuerto Charles de Gaulle a primera hora de la mañana
siguiente. Eran los ocho de la mañana, hora local, y llegaron al hotel Ritz dos
horas más tarde, tras recoger el equipaje y pasar por la aduana. Alquilaron
previamente un automóvil y se quedaron boquiabiertos de asombro al ver el
hotel. Jamás habían visto un vestíbulo más hermoso, más lleno de mujeres
elegantes, hombres impecablemente vestidos y de mozos paseando caniches y
pequineses.
“El
Ritz Paris se encuentra en París, a 500 metros de la ópera Garnier, y ofrece
varios bares y restaurantes, un centro de fitness y un spa y centro de
bienestar con piscina, sauna y servicio de masajes. El hotel también alberga un
jardín y un centro de negocios.
Las
habitaciones incluyen TV de pantalla plana, baño privado con secador de pelo y
artículos de aseo gratuitos y un minibar. Algunas tienen zona de estar y
algunas también cuentan con un balcón o una terraza.
El
establecimiento tiene recepción abierta las 24 horas, servicio de conserjería,
cambio de divisa y tiendas. Además, a poca distancia a pie del hotel hay una
gran selección de restaurantes, cafeterías y bares.
El
Ritz Paris se halla a 500 metros del jardín de Tullerías y a 900 metros del
Museo Orsay. La estación de metro de Concorde está a 5 minutos a pie y el
aeropuerto Charles de Gaulle, a 30 km en coche. Hay aparcamiento privado y WiFi
en todas las instalaciones.
Louvre
- 1er distrito es una opción genial para los viajeros interesados en la comida,
las compras y los museos.
Esta
zona es ideal para ir de compras y está cerca de marcas como: Rolex, Cartier,
Chanel, Louis Vuitton, Gucci. “
A
poco de acomodarse disfrutaron de las
vistas desde el balcón terraza, y
enredados en tumbonas dispuestas allí, volvieron a amarse protegidos por
el techo y por las plantas que los rodeaban de miradas de vecinos curiosos que
solo oían sonidos extraños, que costaba discernir.
La
pasión nos consume, ardemos en delirio, arrastran mis labios besos por tu
cuello, llegando a tu pecho mi aliento despierta el sentir de tus cumbres, por
debajo de la piel el torrente de pasión las invade y perfecta dureza logra
provocar... Las ansias incontenibles de mi lengua la llevan a, suavemente
acariciar los gemidos de tu boca, melodía que excita los sentidos, movimientos
rítmicos de tu cuerpo y el mío nos llevan al delirio, buscas con desesperación
mi boca para ahogar tu grito, cuando sientes que dentro de ti de pasión, ambos
estamos por estallar.
Ese
día mágico te acercaste a mí con dulzura, tu boca se unió a la mía explorando
mundos
mientras el alma se nos iba y las manos temblorosas, signo de emoción contenida recorrían las rutas del deseo. No sé en qué momento tu piel y mi piel era todo lo que teníamos. Nuestros labios debían reconocer cada milímetro, probar el sabor que nos reconoce, para saber que éramos nosotros. Tú y yo, los de siempre... Ahí estaba tu piel tan mía, ahí estaba mi piel tuya
y nos sumergimos en el impulso de poseernos. Tu mano exploró mi cuerpo mientras nuestras lenguas hablaban sin sonido. Eras mío hasta las profundidades de ti, era tuyo desde el alma al cuerpo.
Te aferraste a mis manos en las ansias innegables de perpetuar esto, tu cuerpo unido al mío, en la gloria de amarnos. Un ritmo endemoniado golpea las puertas del cielo, mientras tu cuerpo se desliza por el mío y yo resbalo por el tuyo, aferrados, desesperados... no sé cuál soy yo, ni cual eres tú. Hemos traspasado las barreras de la piel para entregarnos... todo tú te sientes tan yo y todo yo me siento tan tú. Hemos cubierto todos los espacios no hay nada de mí que no sea tuyo y no hay nada de ti que no sea mío. No necesitamos alcohol para embriagarnos, nuestros alientos son suficientes para hacernos perder la razón.
mientras el alma se nos iba y las manos temblorosas, signo de emoción contenida recorrían las rutas del deseo. No sé en qué momento tu piel y mi piel era todo lo que teníamos. Nuestros labios debían reconocer cada milímetro, probar el sabor que nos reconoce, para saber que éramos nosotros. Tú y yo, los de siempre... Ahí estaba tu piel tan mía, ahí estaba mi piel tuya
y nos sumergimos en el impulso de poseernos. Tu mano exploró mi cuerpo mientras nuestras lenguas hablaban sin sonido. Eras mío hasta las profundidades de ti, era tuyo desde el alma al cuerpo.
Te aferraste a mis manos en las ansias innegables de perpetuar esto, tu cuerpo unido al mío, en la gloria de amarnos. Un ritmo endemoniado golpea las puertas del cielo, mientras tu cuerpo se desliza por el mío y yo resbalo por el tuyo, aferrados, desesperados... no sé cuál soy yo, ni cual eres tú. Hemos traspasado las barreras de la piel para entregarnos... todo tú te sientes tan yo y todo yo me siento tan tú. Hemos cubierto todos los espacios no hay nada de mí que no sea tuyo y no hay nada de ti que no sea mío. No necesitamos alcohol para embriagarnos, nuestros alientos son suficientes para hacernos perder la razón.
Tampoco
necesitamos drogas porque desde el primer momento nos convertimos en adictos sin recuperación a
nuestros cuerpos. No necesitamos la primavera para florecer ni el verano para
sudar. Bastó tu cuerpo y el mío para hacer una danza de emociones y estaciones.
Por horas nos mantuvimos rítmicamente, alocadamente, reclamando la gloria, esa
que veo en tu rostro que ahora descansa tendido a mi lado.
-Hacerte
el amor no es cualquier cosa, no es
desahogar tus ganas, ni las mías,
tampoco es rendirte cuentas, ni pleitesías, ni darte placer mientras te beso la
boca. Hacerte el amor no es cualquier
cosa, es tocarte el alma y que me sanes
la vida, es que ilumines mi vida con tu mirada,
y atar corazones con la más bella sonrisa. Hacerte el amor es algo más que intimar,
es que toques mi alma con tus caricias, es sentir tus latidos hacerme cosquillas, no hay mejor forma de poderlo explicar. Hacerte el amor es resucitar en tu piel, saltar al vacío para ser rescatado, desatarme los nudos para estar liberado, y sentir la dulzura de tus besos de miel,
es descubrir todas tus joyas y tus tesoros, es cuidar de un adonis, de sus secretos, y soñar despierto con una historia hermosa.
es que toques mi alma con tus caricias, es sentir tus latidos hacerme cosquillas, no hay mejor forma de poderlo explicar. Hacerte el amor es resucitar en tu piel, saltar al vacío para ser rescatado, desatarme los nudos para estar liberado, y sentir la dulzura de tus besos de miel,
es descubrir todas tus joyas y tus tesoros, es cuidar de un adonis, de sus secretos, y soñar despierto con una historia hermosa.
Yo
me encontraba en el frente oriental y el tibio sol del amanecer ya era un fuego
que insuflaba coraje aunque la batalla pareciera perdida. El terreno áspero y
lodoso dificultaba el paso firme y una caída a esta altura significaría la
derrota, la final. Mis soldados tenían experiencia y pericia con las armas, la
estrategia y el camuflaje bajo la presión del fuego enemigo. Confiaba en ellos,
éramos un equipo y yo el comandante. A mi señal algunos subieron la colina y
plantaron la insignia bajo la metralla atronadora que paralizaría a cualquiera,
pero grité con todas mis fuerzas y nos imbuimos del espíritu necesario para
morir con dignidad, si es que ese era el destino trazado. Moriríamos con honor,
empuñando las armas.
De pronto un quieto y tenso silencio atropelló las trincheras y nos miramos desconcertados, pálidos ante el presagio del vendaval que asomaba presuntuoso en nuestras mentes turbadas. La hora había llegado y listos para el golpe. Sabíamos que estaban allí, deleitándose en nuestra zozobra. Habíamos hecho el juramento y era hora de honrarlo, salté a su encuentro comandando la estrategia y el enemigo desplegó su táctica y se posicionó en escuadra amenazante blandiendo su poderío sin piedad.
De pronto un quieto y tenso silencio atropelló las trincheras y nos miramos desconcertados, pálidos ante el presagio del vendaval que asomaba presuntuoso en nuestras mentes turbadas. La hora había llegado y listos para el golpe. Sabíamos que estaban allí, deleitándose en nuestra zozobra. Habíamos hecho el juramento y era hora de honrarlo, salté a su encuentro comandando la estrategia y el enemigo desplegó su táctica y se posicionó en escuadra amenazante blandiendo su poderío sin piedad.
__ Te amo -le dije esperando el tiro de gracia, la realidad que detuviera este impulso loco de conquista.
__ ¡Por fin! Pensé que nunca lo ibas a hacer -respondió y asaltó mi cuello y me abrazó y nos besamos locamente.
¿Quién había ganado? ¿Quién era el derrotado? Los dos bandos festejaron esa noche la paz conseguida con dolor. En el mapa del amor marqué la posición y fecha, y clavé un corazón y besé el ajado papel y cerré el libro con hojas por escribir. Un ligero aire ganador se plasmó en mi sonrisa y tuve la certeza de que el botín lo tenía yo.
__Los
ojos penetrantes del jinete me cegaron y no entendí
ni el tirón ni el movimiento de estar cabalgando apoyado sobre el pecho que
tantas noches había soñado acariciar. El audaz jinete había robado mi persona
pues mi corazón ya le pertenecía, frente a todos aun sabiendo que esto
acarrearía que su vida o muerte tuviera un precio. La mía, mi vida, la deposité
confiado en sus brazos y el amor contenido por tanto tiempo provocó la pérdida
de mi consciencia. La recobré otra vez en sus brazos, pero sentado en su
regazo, sobre el césped verde, y maduró el amor. Me besó con tanta intensidad
que creí perder mi alma. Locura y pasión junto con deseo incontrolado fueron
protagonistas de ese espacio de tiempo en ese lugar en particular. Mi costoso traje de casamiento solo participó de la
fiesta oficiando de manta sobre la cual muestro amor goteó hasta casi perder
las fuerzas.
__Recuerdo
momentos hermosos de este año, Pedro, todo lo que he vivido con vos ha merecido
la pena _dijo Guillermo embargado de emoción.
__ Y
yo… Era la primera vez que salíamos juntos, pero no estábamos solos. En
realidad yo era el extraño pues aquella
decena de personas era de todos amigos
tuyos. Pero cuando alzaste la copa al inicio de la comida, me miraste
únicamente a mí, en un gesto que me sorprendió por su matiz, y que hoy, todavía
no he olvidado. Lo que leí en tus ojos no sabría explicarlo, pero supe que una
puerta hasta entonces solo entornada se abrió para dejarme paso.
Aún
no sabía de los azules de mar, de acurrucarme en tus brazos, ni de los rojos
celestes que latían en tu pecho, ni de los verdes húmedos de campos recién
llovidos que eran nuestros labios, midiendo el hueco de su molde preciso.
Todavía
al corazón no le crecían plumas, ni la piel se entretejía erizada de júbilo y
calimas. Ni los recuerdos, peregrinos locos del continente virgen, adivinaban
la ruta de su feliz presagio.
Todavía
no te amaba, no. Pero esa mirada firme de amanecidas noches no la olvido, ni la
llama crecida que yo anhelaba inmortal.
La
terrible constancia de la vida con su martillo de lágrimas la hizo languidecer.
Las flores aplastadas bajo el peso repetido de su maza de hierro. Pero con el
amor, no pudo. Era una flor robusta que resistió los golpes, aunque perdió su
perfume… ay, el perfume. Añoro su frescura intacta de mirada nueva regalada,
las calles abiertas solo para nosotros, caminantes abrigados en la noche mutua,
y sus mil ojos ígneos espiando nuestros besos.
Late
en la corriente su magia verdadera, crecida, esperándote al otro lado del
cansancio y los silencios dormidos. Yo la guardo y mantengo su aliento con el
mío, incluso en los días amargos la desnudo para contemplar su tierna belleza,
que te reclama para recuperar el paso de los días completos.
__
Las tiendas del Foubourt sT. _Honoré aún les parecieron más bonitas
de lo que habían imaginado, y pasearon por todas partes siendo cada recorrido
como un nuevo sueño. Los bares, restaurantes Fouquet”s, Maxim” s y La Tour d”
Argent, la torre Eiffel, el Arco de Triunfo, el
Bayeau- Mouche del Sena o el paseo y el crucero por la ribera y el río,
las Galerías Lafayette, el Louvre, el Museo del Jeu de Paume, el Museo Rodin.
La semana que pasaron en París fue la más feliz de su vida. Salían tarde por la
mañana y regresaban al atardecer, y luego viajaron a Roma y Milán, hasta
presenciaron desfiles de moda, y regresaban a la tarde para hacer el amor y
salir por las noches a pasear por la Via Veneto o arrojar monedas a la Fontana
de Trevi.
__ ¿Qué
es lo que más deseas, amor mío? _le preguntó Guillermo tras arrojar la moneda.
__Ya
lo sabes, creo _contestó él sonriendo.
__ ¿De
veras? ¿Cómo? __sin embargo, Guillermo ya lo sabía porque deseaban lo mismo__.
¿Es ese que si fueses mujer te convertiría en muy gorda?
__Si
te lo digo, no se cumplirá.
Regresaron
al hotel Excelsior y volvieron a hacer el amor. Una vez en Londres donde tenían
previsto pasar los últimos dos días una especie de anhelo y frustración se
apoderó de Pedro, y Guillermo lo supo.
__ ¿Qué
sucede amorcito? ¿Extrañas a Agustín?
__Siempre,
pero es que no me parece justo ni que la iglesia nos condene ni que no podamos
concebir uno o varios hijos __le
sorprendió a su esposo__. Guille, adoro a mi… a nuestro hijo pero quiero más o
propios, perdón tú tienes a Fabián, pero yo
en ninguno de mis matrimonios he
podido.
__No
te preocupes _dijo Guillermo, rodeándolo con sus brazos__. Algo haremos al
respecto.
El penúltimo día visitaron a unos amigos de
Mirna, argentinos que llevaban años en Londres, y Guillermo se entretuvo viendo
fotos con la hija del dueño de casa que lo tomó de tío, de apenas tres años,
mientras Pedro conversaba con la familia en el living, la situación mundial y el terrorismo no
pasaron desapercibidos, como tampoco las
miradas de la hija mayor del matrimonio dirigidas a su esposo. Guillermo tensó las
mandíbulas, apretó los puños, y desoyendo a la criatura que seguía dando vuelta
páginas se encaminó donde todos y sentándose junto a Pedro inspiró y exhaló hasta retomar el control.
Cuando se levantaron para pasar al comedor,
bajó la mirada y exhaló un suspiro, su amigo le pasó el brazo por el hombro.
__Tranquilo.
__Lo
siento, son mis celos, no desconfío de mi esposo, no es eso, soy yo, es algo
mío que tengo que aprender a dominar _dijo avergonzado.
_ Es
lógico, lo amas, es tu esposo y estás loco por él, no pasa nada. __No es de eso
que quiero hablarte, sé que tú tienes a
Fabián y Pedro a un sobrino pero que quieren
hijos, ¿verdad?
__Nos
gustaría, sí, aunque yo siento que tengo dos _ dijo Guillermo__. No quiero
desilusionar a Pedro, pero la adopción no es fácil para nosotros. Y tener hijos
biológicos es aún más complejo.
__Guillermo,
una de mis hijas es monja, se encuentra en las Kivus desde hace años _dijo el
hombre.
__
¿Dónde?
__En
la República Democrática del Congo, en
unas provincias del Este, donde las guerras de guerrillas entre las
diferentes etnias del sitio hacen estragos, hay niños huérfanos por miles de
miles de todas las edades, la burocracia para adoptar es terrible, quizá tanto
como en países desarrollados, imposible
te diría para solteros, pero tengo contactos, podría ayudarlos, si me
autorizas, claro, si lo desean.
__ ¿Deberíamos
viajar?
__Si
lo quieres, mi hija está en una misión, y tiene allí mismo el orfanato y la
escuela, casa de mujeres refugiadas, víctimas de violaciones y maltrato, pero
déjame contactarla, y háblalo con Pedro.
Tal vez no desee un niño adoptado, y menos de esa raza, si lo quieres… cuenta
conmigo.
__Gracias,
le diré, lo tendremos en cuenta.
Guillermo
le contó la charla a Pedro esa misma noche mientras se relajaban en el Jacuzzi,
decidieron pensarlo, sería una decisión compleja, y Agustín tendría que
comprenderla, lo mismo que Fabián.
__Voy
a lavarte _le dijo Guillermo.
__Me
encantan esos lunares.
__Cosas
de la piel blanca __conjeturó él.
__Yo
tengo uno más grande cerca del tatuaje, apuesto
a que no lo descubres _lo provocó Pedro y siguió distraídamente lavándole los
pabellones de las orejas.
__ ¿Puedo
verlo? __preguntó Guillermo aunque sus dedos ya habían resbalado hacia las
carreteras del vientre, el efecto fue inmediato: la boca se le llenó de saliva, la respiración se le
tornó más lenta, los testículos se le tensaron y el pene se le pegó al vientre.
Lo levantó con una delicadeza que no reflejaba la tormenta de sensaciones que
sufría su cuerpo. El lunar estaba escondido, casi en el límite donde empezaba
el vello púbico y se perdía el diamante, era más grande, sí, era negro, y
resaltaba solitario en la blancura de la piel. Sin pensarlo, lo tocó con la
punta de la lengua, y notó que Pedro detenía el lavado y permanecía quieto.
Dibujó una línea entre el lunar y el nacimiento del pezón. Recorrió la areola
con una lamida que arrancó gemidos quedos en Pedro. Su excitación se
evidenciaba también en la manera inconsciente con que se prendía a sus orejas.
Lo sorprendió hundiendo el pezón con la punta de la lengua para luego
engullirlo y succionarlo, era inútil, no podía dejar de hacerle el amor, de venerar cada centímetro de su alma y
cuerpo. Pedro emitió un clamor profundo, envolvió la cabeza de Guillermo y la
pegó a su torso.
Lo obligó
a abandonar el pezón y a ocuparse del otro, así, una y otra vez.
__Tócame
_le imploró__. Abajo.__Soñaba que llegaba tarde a los sueños, que no podría
recrearme en tus ojos, que me engullía el tiempo y al pasar casi te rozo con
mis dedos tus labios, viendo cómo se ennegrecían mis deseos, y tú vida mía,
gritabas en el aire, no me busques entre las sombras largas de la tarde, ni
tampoco en los gritos ahogados de tu alma, no me busques por los laberintos ni
recovecos de un amor dormido, búscame en los amores intensos de dos enamorados,
donde las memorias perdidas vuelan y deambulan entre la bruma serena de la noche,
y en los despertares por los albores de la aurora porque aquí estaré.
Guillermo
que le cubría los glúteos con las manos deslizó los dedos de la derecha por la
hendidura, le rozó el ano y prosiguió hacia delante. El agua no era capaz de
diluir la densa lubricación que le cubría.
__Oh,
Pedro… __susurró antes de seguir chupando el pezón.
Pedro
se mecía sobre su mano, que le recorría salientes y pliegues húmedos y le
provocaba gemidos que a veces se convertían en sollozos
__Dime
cómo soy allí abajo, Guille __le pidió al oído, con un acento agitado que lo
enardeció.
--Sos
perfecto, con vello oscuro y órganos sutiles y mágicos que laten y se modifican
cuando te excito.
__Me
gustaría verme y verte.
__Ponte
de pie. __Se miraron con la genuina intensidad que se despertaban__. Pedro, no
hay nada más hermoso que vos. Amor mío… __Le acarició la mejilla con el dorso de
los dedos, Pedro inclinó la cara y bajó los párpados__. Ponte de pie, conócete
íntimamente porque yo quiero poseer cada milímetro de tu alma y cuerpo, y que
me lo des será demostración de que confías tu vida a mí, y yo haré siempre lo
mismo.
Lo
obedeció, como siempre y lo observó desde arriba.
__Separa
las piernas. __Lo hizo hasta que sus pies chocaron con los confines de la
bañera__. Ahora cuando se aquiete el agua, podrás verte.
Se
quedaron inmóviles. Se sostuvieron la mirada. Pedro sonrió con timidez y Guillermo
le paseó el pulgar por los labios.
__Mírate
sin pudor amor mío, es parte de ti, como el rostro. __La superficie serena del
agua servía de espejo--. Usa las manos para conocerte como las uso yo.
Obsérvate. __Pedro lo hizo__. ¿Ves qué hermoso sos?
__ ¿A
ti te gusta?
__
Sí, como todo de vos, sos perfecto. Como lo imaginé la primera vez.
_ ¿Lo
imaginabas?
__Sí.
Cuando estaba solo en casa y me rehuías, o escapabas, te imaginaba y hasta me
masturbaba extrañándote, me daba placer imaginándote a vos _le explicó.
__Yo
también _admitió Pedro, sin vergüenza, la vista atenta a esa superficie
accidentada de su cuerpo que se permitía explorar. __Hazme gozar Guille
__señalando el sitio que dolía y pulsaba cuando Guillermo lo excitaba __. Lo
complació y las rodillas de Pedro cedieron__. ¡Guille! __Le clavó las uñas en
los hombros. Él volvió a apoderarse de un pezón y lo succionó con apetito.
__No
te detengas, más rápido, más_ susurraba Pedro entre jadeos.
El
orgasmo lo ahogó, y por un instante quedó sin aliento ni razón. Su cabeza cayó
hacia atrás y Guillermo observó, extasiado, las venas azules en el cuello
tirante que se convulsionaba con los gemidos lamentosos que le brotaban de los
labios y que marcaban el ritmo de las fricciones de su pelvis sobre los dedos
de él.
--Sí,
Pedro, goza para mí, goza para tu amor.
Pedro
apoyó la frente en el hombro de él, que lo besó en la mejilla y siguió
acariciándolo entre las piernas sin dejar resquicio ni saliente, ni hueco, ni
pliegue virgen porque le gustaban los espasmos que sufría cada vez que le
pasaba los dedos.
__ ¿Estás
bien? __Pedro asintió__. ¿Crees que ya podrías recibirme, que podría entrar
dentro de vos?
__No
es cuestión de pedir permiso, de si te permito o no entrar en mi ser, sino de
que te necesito, siempre añoro el momento de tenerte dentro de mí, es ya una necesidad,
porque siento que somos lo mismo, que somos uno.
Lo
sujetó por el filo de la mandíbula y lo atrajo a sus labios.
__Siéntate
sobre mí, desciende, y me cobijarás __pidió Guillermo __. ¿Me sientes?
Pero
Pedro antes sumergió la mano y le sujetó el miembro. Retiró el prepucio y
acarició la cabeza con el pulgar. Guillermo se sacudió bruscamente, y el agua
rebasó los límites y salpicó las tablas del piso. Lo sujetó por las caderas, lo
elevó sobre su pene, y al hacerlo descender, lo empaló en él. Pedro soltó un
grito, y se sujetó a los bordes de la bañera, a Guillermo se le cortó el
respiro, le había dado el control, y había devoción en la manera en que lo
miraba en cada ascenso y descenso que lo llevaba cada vez más profundo, había
admiración y complacencia, deseo, pasión, pero sobre todo amor. Al principio se
mantuvo quieto para que terminase de recibirlo y lo acomodase en su interior,
era mágico ser parte de otro de esa manera.
Pedro
levantó la mirada y encontró la de Guillermo, y una emoción le explotó en el
pecho, y le calentó los ojos. Nadie lo hacía sentir tan deseado, tan amado. O
tal vez solo a él le había dado ese derecho. No se lo dio a su exesposo, no habría
soportado hoy que otro lo codiciase con la fuerza devastadora de Guillermo. En
el deseo de él no había solo hambre de su cuerpo o por una cópula que
compartían, sino también una necesidad de él, como la del niño que precisa de
la madre para subsistir, y lo mismo experimentaba él, y era ese aspecto de su
relación lo que la tornaba única y sagrada, la que lo hacía sentir bendecido
por Dios más allá de las instituciones. Mientras Guillermo se arqueaba acompañando
su vaivén y el deseo se apoderaba de los
cuerpos como una oleada expansiva, Pedro llevó los brazos hacia atrás,
necesitaba tocarlo, entreveró los dedos en su cabeza y buscando el beso, le
susurró sobre los labios.
__ ¿Me
sientes tan tuyo como yo me siento de ti?
_Pedro,
no creo que ni siquiera empieces a
entender lo que siento por vos.
__Soy
tuyo, solo tuyo, Guille.
__Sí,
mío, solo mío _ acordó con acento enfebrecido y mordidas en el cuello.
__ ¿Para
siempre?
__Mi
alfa y mi omega, no habrá fin para nosotros, Pedro. Nunca.
Pedro
le buscó los labios, y el beso se desató lento, profundo, deliberado, un entrevero
de labios, lenguas, alientos compartidos, salivas candentes. Se abandonó a los
movimientos que le imponían las manos de Guillermo en sus caderas. Primero lo
llevaron hacia atrás y abajo, hacia delante y arriba, presionándolo hacia él,
hacia abajo, mientras su lengua le ocupaba la boca y la recorría con lamidas
lánguidas. La respiración comenzó a congestionarse y acelerarse, y lo mismo
ocurrió con el vaivén al que lo sometía y colaboraba y la invasión de la
lengua, que se volvió casi agresiva. Sus manos se tornaron más exigentes, más
crueles, más brutales. Sentía crecer la ansiedad en todo el cuerpo, sabía que
faltaba poco para que llegase el placer y el estallido. Guillermo le
friccionaba su sexo con una mano, y él ceñía la carne en torno a su miembro que
crecía y latía con furia, para proporcionarle lo que tanto le gustaba.
__Pedro
__lo escuchó susurrar con voz torturada.
__ ¿Qué,
amor mío?
__No
hay nada mejor que esto, nada. Estar enterrado dentro de vos… Tan apretado
dentro de vos. Creo que lo he esperado durante años, quisiera quedarme en vos.
__Dime
de nuevo que conmigo es especial.
__Es
especial porque es con vos. Sos vos el secreto. Vos lo sos todo. Vos sos lo
único que tengo, lo único que quiero. Te amo más que a nada. Nunca me dejes.
Por favor, nunca te separes de mi lado.
__No
lo haré porque tú eres mi vida, lo único en mi vida, no vivo sin ti.
__Júralo.
__Lo
juro, amor.
Volvieron
a besarse, y así los sorprendió el alivio, con sus bocas unidas. Pedro cortó el
beso sin darse cuenta y arrastró los labios por la mandíbula de Guillermo, le
clavó las uñas en el cuero cabelludo mientras gemía de placer y se agitaba
sobre su pene.
Guillermo
tuvo un momento de parálisis en la primera salida de semen, a la que siguieron
varias más con otros embistes y que lo sumieron en un goce en el que no midió
los clamores roncos que profirió, ni la manera despiadada con que hundía los
dedos en los muslos de Pedro.
Cuando
se aquietaron los sonidos que brotaban de sus gargantas y cesaron los espasmos
de sus cuerpos, perduraron la rigidez de los músculos, las respiraciones rápidas,
las manos tiesas. Guillermo mantenía la boca abierta y los dientes clavados en
el hombro de Pedro. Los despegó lentamente y admiró las marcas violáceas. Le
quedaría un moretón, como otros que le había impreso. Levantó uno por uno los
dedos y supo que las piernas también quedarían con testimonios de su desmesura,
así era con Pedro, loco, endiablado, descontrolado. En lugar de lamentar haberlo
llenado de cardenales se solazó con la idea. Nunca nadie rozaría esa piel, ni
la saborearía, ni la marcaría, ni la gozaría… solo él.
__ ¿Estás
cómodo o quieres que me retire ya?
__Sí
lo estoy.
__No
quiero salirme de vos. ¿Podríamos quedarnos un rato de este modo?
__Yo
quiero que te quedes. __Ajustó el abrazo en torno a su cuello. Buscó el rostro,
y fue dejando hilos de saliva por besos pequeños en la frente, y le acarició el
entrecejo con los labios para alisar la eterna arruga, le dibujó con la punta
de la lengua el diseño de las cejas. Le besó los párpados, mientras pensaba que
debajo de ellos se ocultaban los ojos más bellos y exóticos que conocía, ojos
que lo horadaban, lo devoraban, lo leían
con su fuego y que lo hacían sentir hombre… suyo. Le besó la línea de la nariz,
y los círculos bajo los ojos, y los pómulos salientes, y el filo de la
mandíbula. Se detuvo sobre la boca, y sonrió, aunque estaba con los ojos
cerrados, Guillermo se dio cuenta.
__ ¿Por
qué sonríes?
__Porque
me siento dichoso por primera vez en la vida, siento que lo que viví antes de
ti se desvanece.
__ ¿Por
qué?
__Porque
tú me amas y es todo lo que vale. Es el regalo más grande que Dios puede
hacerme.
Tú y
nuestro amor son mis tesoros más preciados.
Guillermo
le cubrió las mejillas arreboladas con ambas manos y se quedó mirándolo. Pedro
notó lágrimas que le anegaban los ojos y la tensión que le afinaba los labios.
Las lágrimas que se suspendían en delicado equilibrio en el borde de los
párpados desbordaron y rodaron por las mejillas.
__ ¿Me
amas tanto aun con todos mis errores del pasado? No soy nadie __las palabras
emergieron como un soplo cargado de angustia.
__Yo
también tengo un pasado, tú afirmas que no eres nadie por tus errores, yo
afirmo que lo eres todo.
__ ¿Por
qué me amas?
__Te
amo porque no vivimos si no estamos unidos. Nos necesitamos para vivir. Yo te
necesito, tú y yo somos la misma persona. Y mi vida de ahora en adelante solo
tendrá sentido junto a mi otra mitad que eres tú, amor mío. Tuyo y solo tuyo,
para siempre. __Sobrevino una pausa en la que sus ojos compartieron tal vez el
intercambio más sincero, poderoso e intenso de sus vidas__. Te amo porque eres
una parte de mí y yo una parte de ti. Te amo porque no hay sol sin ti. Porque
me siento vivo contigo y muerto sin ti, porque daría mi vida por ti, y porque
tú la darías por mí. Pero en verdad, Guille, nuestro amor no tiene explicación,
porque no es de este mundo. Por eso me
da miedo y me da felicidad. No nació aquí ni ahora sino hace eones en el cielo.
Y es el don más grande que Dios nos dio.
Guillermo
temblaba entre sus brazos e intentaba en vano contener el llanto que le rugía
en el pecho. Lo encerró en un abrazo y rompió a llorar mientras Pedro le
acariciaba.
__Eres
tan amado, Guille, tanto como yo, no llores amor mío. Nunca lo dudes.
__
Luego de la intimidad al fin compartida, de
conocerse en cuerpo y alma, de pertenecerse por entero, regresaron muy contentos a Nueva York. Agustín tampoco
se lo pasó del todo mal. Tardó horas en contarles todo cuanto había hecho en su
ausencia. Al parecer, la abuela Mirna había vaciado establecimientos de ropa y
juguetes para él.
__Necesitaremos
dos aviones para llevarnos todo a casa _dijo Pedro revolviendo el cabello de su
sobrino- contemplando solo los juguetes.
__No
tenía nada con que jugar aquí _ dijo Mirna, mirando algo turbada a su hijo__.
Solo me quedan tus antiguos camiones y tus coches _ añadió casi en tono acusador.
Le
encantaba comprarle juguetes al niño.
__Ya
_dijo Guillermo mientras le entregaba a su madre un estuche de Cartier. Le había comprado unos
soberbios pendientes hechos con monedas de oro antiguas rodeadas de
brillantitos hexagonales que su madre se colocó enseguida. Había llegado a
extrañarlos pero se veía de lejos que el viaje a Europa les había resultado
maravilloso, y le había sentado bien estar solo con Pedro.
Los
días que transcurrieron como familia en Nueva York fueron satisfactorios.
Cenas, copas, teatro, ópera en los sitios clásicos, paseos, y se hartaron de
comprar en los legendarios almacenes Bloomingdale”s. Un día que observaban el
ir y venir de personajes famosos, Pedro le dijo a su marido.
__No
sabes lo feliz que soy contigo. Llenas mi vida de alegría, Guille, de ternura.
Nunca pensé que pudiera ser así. Estaba tan ocupado en sobrevivir que ahora
todo me parece increíble. Antes, todo era pequeño y tenso, ahora todo es
apacible y grande. Es como un fresco gigante. Ahora todo tiene rojos, verdes,
amarillos, brillantes verdes… Antes todo era en blanco y negro.
Guillermo
tomó un sorbo de vino y se inclinó para besarlo.
__Te
amo, Pedro.
__Yo
también a ti _ contestó Pedro en un susurro. Después le dio un ataque de hipo
tan fuerte que el hombre de al lado se volvió para mirarlo mientras el añadía,
mirando a Guillermo: __ ¿Cómo has dicho que te llamas?
__Jorge.
Estoy casado y tengo doce hijos en el
Bronx. ¿Quieres venir conmigo a un hotel?
El
hombre de al lado les miró con curiosidad primero, con espanto luego. El lugar
estaba lleno de hombres buscando aventuras, pero la mayoría de ellos no hablaba
de su mujer e hijos.
__ ¿Por
qué no vamos a casa y volvemos a hacer el amor? _sugirió Pedro con descaro.
__Es
una magnífica idea.
En
la tercera avenida tomaron una taxi y al llegar, Guillermo comprobó que su madre
y el nene aún no habían regresado a casa, era agradable estar a solas con
Pedro. Era agradable estar con él en cualquier sitio, mientras se introducía
entre las sábanas. Lamentó tener que
levantarse cuando Mirna y Agustín regresaron
de la calle, y aun más tener que marcharse de regreso Buenos Aires, y al
trabajo, para cuando se despidieron de Mirna, fue el nene el que anunció que la abuela vendería
la casa para trasladarse a Argentina.
Guillermo
pensó al fin en el vuelo que tampoco era tan horrible el regreso. La casa era
más bonita de lo que los dos recordaban, el primer día de trabajo en el estudio
fue agradable, y para cuando esperaban al niño a la salida del colegio, este
los sorprendió.
__Aquellos
de allí son mis papás _dijo con orgullo a sus amigos, luego fue a sentarse con
ellos para que vieran que era cierto.
Cuando
ya casi habían olvidado el asunto, cuando ya tenían la adopción de Agustín, el
amigo de Londres los sorprendió con una llamada.
Su
prima pensaba que tenía un niño que podrían adoptar, un chiquillo huérfano
libre de enfermedades y muy inteligente, tenía siete años, la edad de Agustín,
y cuando este lo supo, se colgó del cuello de sus papás.
__Por
fa. Sí, qué lindo que sea negro, a mí no me importará, ustedes me enseñaron que
la identidad es lo que hace mal si no se
aprende a aceptarlas a todas, y yo lo quiero, sí… quiero un hermanito.
__ ¿Qué
opinas cielito? __interrogó Guillermo a Pedro en presencia de las abuelas, ya
las dos allí y de Fabián.
__
Opino que si ellos quieren… podríamos viajar a verlo, y podríamos ser papás de
nuevo. A tu lado, me siento capaz de todo, eres tú la fuerza de mi vida, la
fuerza de mi amor… por el mundo.
__ ¿Podemos
ir con ustedes a África? __interrogaron a coro Fabián y su hermanito.
__Podría
ser _dijo Guillermo.
__
¡Bravo!
Esa
noche a solas, luego de hacer el amor, y antes de irse hacia el sueño.
Guillermo soltó la pregunta.
__ ¿He
podido cumplir tu sueño de la noche en que te choqué, Pedro?
Este
lo miró en profundidad.
__Hiciste
realidad no solo ese sueño, sino… todo
lo que se puede ansiar para una vida, todos mis sueños, eres tú… el sueño
mayor, eres tú… el amor de mi vida.
Para
siempre.
FIN.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
ResponderEliminarBlanca Maravilloso
Raul Fantástico! !
ResponderEliminarMartha Bellisimo!
ResponderEliminar
ResponderEliminarDelia Bellísimo
Graciela Hermoso !!!!
ResponderEliminarDelma Hermoso.
ResponderEliminar
ResponderEliminarEsther Hermoso
Hermoso final Eve, que al mismo tiempo es un comienzo...En realidad creo que eso es la vida, empezar todos los días sintiendo intensamente cada instante y claro si es junto a la persona con la que compartís el verdadero amor entoces no hay nada más que desear...
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Bellísimo Eve Monica Marzetti... un final a todo amor ... Gracias
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