domingo, 7 de julio de 2019

NO SOY YO. CAPÍTULO VEINTIOCHO.


NO SOY YO.
CAPÍTULO VEINTIOCHO.




“Sucede que muy frecuentemente las lágrimas,
son la última sonrisa del amor”. Stendhal.

Retrocedió un paso y Pedro aprovechó el momento para abrir la puerta antes de que pudiera impedírselo.

__Hasta luego, Graziani.
Su irónica carcajada lo siguió por el pasillo.
“El frescor de tu imagen incita  a la idolatría en palabras entregadas al viento,  que recorren un universo que se queda pequeño ante tu belleza, encontrándome en un estado entre el infierno y el paraíso donde encuentro la paz y la expresión sin límites de mis ojos buscándote en todas partes, y te veo ahí como una pintura de Picasso donde refleja tu silueta en la pared derramando en ella tu imagen. Te veo ahí en los versos incontrolables de Neruda donde existes en los litigios de domar los interminables misterios de tu corazón. Te veo ahí en una espectacular toma de fotografía sensual de Rita Lino,  donde exhibes la figura de tu cuerpo como esculturas de la Grecia clásica. Te veo ahí y te siento al soñar que estás a mi lado,
al otro extremo de nuestra cueva de amor, cautivos y prisioneros del veneno más intenso y feroz que es amarnos sin control del tiempo. Liberando el placer de continuar embriagado por cada parte de tu cuerpo y pensar que me quedé corto,  idolatrando tu imagen que destila ternura y entrega total en mis labios donde expresan los sentimientos inagotables en mi mente.”


La puerta situada en otro extremo del pasillo se abrió. Se le llenó la frente de sudor. Estaba atrapado sin tener dónde esconderse.
Miró la puerta cerrada del dormitorio de Guillermo.
Mirna apareció por la puerta del final del pasillo. Llevaba un albornoz rosa atado a la cintura y unas zapatillas con formas de conejito. Lo mirada con una sonrisa cómplice.

__Buenos días, cariño. Pareces… revitalizado.
Pedro sintió que se ponía colorado. “Mierda”, pensó. Su plan de esconderse se había ido por la borda. Tragó saliva para que desapareciera el nudo que tenía en la garganta.

__Mirna… Es que estaba…
Mirna caminó hacia la escalera.
__Vamos a tomarnos un café antes de que los hombres se levanten. Todavía no hemos tenido un ratito para hablar de nada.

“Mierda”, pensó Pedro. Justo lo que me hacía falta.
Sin más alternativa, siguió a la madre de Guillermo escaleras abajo mientras intentaba buscar una excusa creíble para liberarse de la conversación matinal. Después de una noche  de sexo, tenía el cerebro licuado. Y era incapaz de encontrar algo convincente por más que lo intentaba.
Se detuvo en el pasillo al pasar frente a un espejo. Su imagen lo dejó boquiabierto mientras trataba a toda prisa de arreglarse un poco el pelo. Tenía todos los mechones  alborotados. Los labios aún estaban hinchados por los besos de Guillermo y no era normal que se levantara con las mejillas sonrojadas de mañana.
__No te preocupes _le dijo Mirna sin volverse siquiera__. Tienes el aspecto de un hombre satisfecho. Me pregunto si Guillermo tendrá rosquillas en esta cocina o solo mermelada que es su debilidad. __Desapareció detrás de la encimera.

Pedro cerró los ojos. Las cosas iban de mal en peor, más rápido de lo que le gustaría. En ese momento agradecería el hecho de que se lo tragara la tierra.
Entró en la cocina tragando saliva para liberarse del regusto amargo de la bilis. Mirna ya estaba preparando el café.
__Mira en la heladera a ver si encuentras queso de untar, ¿quieres?

Iba a matar a Guillermo, pensó, Pedro. Sí, señor. Mientras, se mordía la lengua para no soltar una retahíla de tacos, se acercó al gigantesco frigorífico de acero inoxidable y sacó la tarrina de queso. Una vez que el café estuvo listo. Mirna sirvió dos tazas y después llevó a la mesa un plato con rosquillas y masas.


Pedro se sentó a su lado... La cafeína era lo único que podría ayudarlo a controlar los nervios.
__Guillermo me ha dicho que vienes teniendo problemas en tu relación con Malena _dijo Mirna tras haber tomado un sorbo de café.

Pedro planeaba tener una charla seria con Guillermo sobre las cosas que iba diciendo por allí. Se removió en la silla.
__Sí, algunos. Esto no está siendo fácil con ella.
__No, imagino que no. Era muy pequeña cuando te… marchaste. Fue muy duro para los dos.
--Yo no me marché… __La voz se detuvo, pudo más la curiosidad. Se mordió el labio al tiempo que rodeaba una pata de la silla con la pierna.

__ ¿Malena y yo nos llevábamos bien?
_Era una bebé, pero claro que sí, te miraba y sonreía. __Mirna sonrió__. Estaban todos muy unidos, también Fabián te adoraba. Malena no está molesta contigo, cariño. Debes entenderlos. Los dos  se alejan porque tienen miedo de volver a pasar por todo aquello.

__Lo normal sería que un niño se alegrara de volver a tener a sus padres reunidos. Pero Malena no quiere verme ni en pintura, con Fabián supongo que hablando podría arreglar las cosas.
__Ella era bebé pero la pasó muy mal, Pedro, lo mismo Fabián que entendía todo. Guillermo no llevó bien tu ausencia y los chicos se dieron cuenta, además de no ser la primera.
Al ver que Pedro fruncía el ceño, Mirna apoyó la espalda en la silla.
__Te quería mucho, te quiere mucho, tal vez más de lo que se debería, un sentimiento dispuesto a dar la vida que se impone al amor hacia los hijos inclusive y perderte otra vez lo destrozó. Los dos primeros años los pasó sumido en una especie de aturdimiento, como si nadara bajo el agua y todo le llegara amortiguado. Y creo que no lo hubiera logrado… me refiero a sobrevivir sin ellos, más sin Malena que siendo tan pequeña lo necesitaba.

Pedro cerró los ojos para sofrenar el llanto. Si a esas alturas no estuviera enamorado de Guillermo Graziani, las palabras de su suegra habrían sido su perdición. Sintió una opresión tan grande en el pecho que por un instante temió no poder volver a respirar.
__Creo que Malena está asustada por lo que puede pasarle a Guille si decides marcharte _añadió Mirna en voz baja.

Pedro clavó la mirada en la taza. El café estaba tan caliente que humeaba.
__No sé qué va a pasar. De momento, no puedo hacer promesas en ningún sentido, Mirna. Guillermo y yo… __Levantó un hombro, pero volvió a bajarlo derrotado__. No hemos tomado decisión alguna. Pero siempre estaré aquí, por Malena. Eso no cambiará jamás.

Mirna guardó silencio un minuto
mientras lo observaba con curiosidad. Al final, tomó una masa.
__Te contaré algo si es que Guillermo no te lo ha contado, me esposo no es el padre biológico de Guillermo, el destino juega sus cartas de manera imprevisible.
__No lo sabía.
__No me sorprende que aún no hayan llegado a las historias familiares. Mi último esposo y yo nos conocimos en la universidad. Nos enamoramos locamente y tuvimos un romance apasionado. Pero él se alistó en el ejército y cortamos. Conocí entonces al papá biológico de Guillermo, después que mi amor se fuera. Nos casamos, y un año después nació Guillermo. __Su voz adoptó un deje tierno al tiempo que clavaba la mirada en su taza de café__. Él era un hombre maravilloso. Guillermo ha heredado sus tremendos ojos del papá. Y adoraba a su hijo.__Suspiró__. Murió en un accidente automovilístico cuando Guille tenía apenas dos años.

__Lo siento.
__Fue espantoso cuando sucedió,  pero luego, unos meses después, Ricardo, mi primer y real amor volvió a casa... Y fue como si aún estuviéramos en la universidad. Como si no hubiera pasado el tiempo. La química explosiva y la inexplicable conexión. __Miró a Pedro con una sonrisa_. Estoy segura de que entiendes  lo que te digo, son cosas que van más allá de la memoria que guarda la mente.

Pedro sintió que se ponía colorado otra vez.


__El caso es que el papá de Guille había muerto solo unos meses antes _siguió Mirna__.  Y ahí me tenías a mí, enamorada de otro hombre. No sabía qué hacer.  Me refiero a que, en aquella época, las viudas debían esperar un tiempo respetuoso antes de retomar su vida. Pero yo no. Me metí en la cama con el primero que encontré para el afuera.

Pedro no puedo contener una carcajada. Se tapó la boca con una mano, consciente de lo insensible que podía parecer el gesto.
Mirna rio por lo bajo y alzó la vista.
__Exacto. Una locura, ¿verdad? __Cuando Pedro la miró, Mirna le tomó una mano__. Pero no lo fue. No si lo analizas. Dios me dio a uno para que Guille pudiera nacer. Fue un regalo que atesoré para siempre. Y cuando llegó su hora de marcharse, el mismo Dios me devolvió al amor de mi vida. Sabía exactamente lo que Guillermo y yo necesitábamos porque los caminos y tiempos de Dios son perfectos. Esto no significa que yo quisiera menos al papá de Guille, solo que mi amor por él fue distinto. A veces, pasamos demasiado tiempo analizando los regalos que se nos ofrecen en vez de dar las gracias por ellos.

Pedro cerró los ojos.
__Pero la mía es una situación diferente, Mirna, la verdad es que no veo regalo alguno en la trama siniestra que me rodeó, en los recuerdos que no regresan, en…
__Puede que sí _ explicó ella__. O puede que no.  Los caminos del Señor son inescrutables. De alguna manera has vuelto con Guillermo y los chicos. Y hay un motivo para que eso haya sucedido.

Las palabras de Mirna aún flotaban en el aire cuando  el marido de Mirna entró en la cocina.
__ ¿Qué hacen levantados tan temprano?
__Pedro tenía sed luego de una noche de sexo salvaje con nuestro hijo.
Pedro se ruborizó.
__Mamá, lo estás poniendo color tomate. __Guillermo llegó detrás de su padre adoptivo y los miró con una extraña sonrisa.

“Por Dios”, pensó Pedro. La cosa iba cuesta abajo y sin frenos. Se frotó la cicatriz de la sien mientras se ponía de pie aunque le temblaban las piernas
__Necesito darme una ducha antes de que mis padres se levanten.
__Si es por ellos, tranquilo _le dijo Mirna__. Su dormitorio está al lado del de Guillermo. Si nosotros, que estamos en el otro extremo del pasillo, oímos todo anoche, ellos también lo habrán hecho.

Pedro puso los ojos como platos antes de mirar a Guillermo y de dirigirse hacia la escalera tan rápido como puedo, a sabiendas de que estaba colorado como un tomate.
Guillermo lo alcanzó antes de que pudiera subir. Ya se había duchado, tenía el pelo húmedo y un olor fresco y limpio.

__Espera un momento.
__Lo has hecho a propósito. __Intentó zafarse de sus brazos, pero él lo estrechaba con demasiada fuerza y lo privaba de voluntad__. Sabías dónde dormía cada uno, sabías que tu madre estaría despierta cuando yo me levantara esta mañana.

__Culpable. A lo mejor estoy cansado de guardar secretos, sos mi esposo, Pedro.
__Lo has hecho a mis espaldas. Y eso no me gusta.



__Lo entiendo. Pero ya no tienes excusas. Hoy mismo hablaré con Malena y Bruno, bueno también con Fabián.

Eso hizo que dejara de debatirse y se dejara conducir a la habitación.
__No lo hagas.
__ ¿Por qué no?
Esos ojos color café que lo leían lo taladraron mientras recordaba las palabras de Mirna.
__No quiero que sufran otra vez.
La mirada de Guillermo se suavizó y su expresión hizo que Pedro se emocionara.
__Pues no les des motivos. Ven a vivir con nosotros.
Pedro abrió los ojos de par en par. Esa no era la repuesta que él esperaba.
__ ¿Cómo dices? ¿Estás loco?
Lo vio esbozar una lenta sonrisa antes de que lo besara. Pedro se limitó a mirarlo. Cuando se apartó, sus ojos relucían.
__Bueno, sí, lo estoy. Estoy loco por vos desde hace más de veinte años, Pedro, y Malena necesita pasar tiempo con vos, y Bruno necesita pasar tiempo conmigo. Todos necesitamos una oportunidad para conocernos mejor. Si tenemos que ir de mi casa a la tuya, será más difícil.
__Estás fatal. No puedo venirme a vivir aquí contigo, Guille. ¡Por Dios! Solo han pasado días. Además no me perdonaría ponerlos en riesgo. ¿Acaso olvidas que empezando por Camila, mi médico en Chile, Moravia, y Nancy, todos los pacientes de esa dichosa clínica menos la esposa de mi jefe y yo están muertos?
__Por eso mismo no puedo dejar de cuidarte, me atormenta que te alejes, y sí, esos días que hace que has regresado para mí es toda la vida porque lo que he pasado sin vos no cuenta, ni fue vida. Te quiero en mi casa, me conformaré con que te quedes en la habitación de invitados de momento si eso es lo que quieres.
Pedro sintió que se quedaba sin aire en los pulmones.
__ ¿Es eso lo que quieres?
__No, yo te quiero en mi cama todas las noches  y para siempre pero no te presionaré.
Un alivio inmenso lo embargó de repente y la alocada idea de que Guillermo tenía razón se adueñó de sus pensamientos.
__Me has presionado desde el primer momento. __Se apoyó en él y Guillermo le dio un beso en un hombro al tiempo que sonreía.

__Es posible. Sí. Por favor, dime que por lo menos vas a pensártelo.

Pedro cerró los ojos, la fuerza y el calor que emanaba de ese cuerpo lo dejaba sin voluntad, y lo abrazó. ¿Cómo iba a luchar contra él cuando en el fondo  sabía que era eso lo que quería?
__Vale, lo pensaré.
Guillermo lo estrechó con fuerza.
__Quiero vivir en tus ojos, Pedro, perderme en el espacio y en el tiempo, como ese letargo y sublime sueño, donde la imaginación lo controla todo cada instante, donde tu cuerpo me brinda  los placeres prohibidos, donde tus labios  son mi refugio y mi pasión, donde tu desnudez  es la fuente de mis deseos, donde tu humedad y mi humedad  van saciando nuestra sed, gota a gota, donde miles de suspiros de placer son la antesala de nuestros cuerpos
fundiéndose de pasión,  y donde el tiempo y el espacio  se transforman en uno solo, por eso,
quiero transformarme en mis sueños  y vivir por siempre en el  reflejo de tus cristalinos ojos… Cómo decir vida  sin haberte tenido,  cómo decir amor  sin pensarte,  cómo decir beso  sin recordar tus labios, cómo decir deseo  sin haberte deseado,  cómo decir placer  sin haberte gozado, cómo dejar de pensarte si eres la persona  con la que quiero amanecer el resto de mi vida.
__Guille… Llega la noche y con ella la magia de tus besos,  los que me envuelven en un torrente de deseo, de inspiración profunda por sentir tus dedos  inhibiendo el pudor de amarte a plenitud.
Llega la oscuridad de la noche y mientras duermo rindo ante ti mi pleitesía en total sumisión,
ansioso de sentir el roce de tu piel cubriendo la mía  dejando que tu amor provoque mi seducción. Tus manos veloces corren por las sinuosas  fronteras de mi cuerpo hambriento y sediento de ti, el baile de tus piernas en la quietud de las mías comienza en un rito placentero que parece no tener fin. Entonces se desencadena la pasión dormida  que habita silente en la cama de sábanas blancas donde nuestras almas se encuentran en armonía  entregándose en suspiros y gemidos que escapan del corazón.

__Tu cuerpo es mi agonía y mi remanso, te había buscado en mis noches de insomnio, a donde quiera que iba hablaba del amor, de la pasión y de las ganas de tener un gran amor que me hiciera feliz en todos los aspectos.
Tus abrazos son mi antídoto, y tus besos mi veneno o no sé si sea al revés, solo sé que te disfruto tanto, que pierdo la cordura, y todo esto es una locura, mi presente eres tú, mi vicio que consumo cada noche hasta la madrugada.
Te has convertido en mi lascivia exquisita, en mi agonía preferida, en lo caótico que tu veneno me mata lentamente, eres tóxico a mi cuerpo, a mi piel, pero me fascina tenerte tan dentro de mí, cómo lidiar con eso si tu veneno es el néctar de miel, eres mi perdición, eres mi furtivo amor que me quema las entrañas y el antídoto también.
Besar tu boca es envenenarme o drogarme, perderme totalmente ante tu esencia, y me gusta, y es perversamente deliciosa, es enviciarme, embriagarme, matarme lentamente, y luego moriría por dejarte, porque de tu veneno quiero envenenarme, solo tú puedes curarme de todos mis males, es la agonía, eres mi droga favorita.
Así que morir en tus brazos, besarte y entregarte todo mi ser, es mi antídoto y mi veneno, es mi deseo, es mi pasión y que lo sepa el mundo entero.
En la oscuridad de la madrugada silente, un susurro apenas audible me levanta... es el sonido de tu voz cuando me llamas, tan de repente, es tu respiración, son tus suspiros posándose en mi garganta... En ese instante, en que la aurora despierta en el ocaso, cuando me encuentro aún adormecido... diez mariposas inquietas se pasean por mi regazo. ¡Y yo me despierto extasiado, pletórico de vida! Cual volcán ardiente que se despereza enfurecido, despidiendo incandescentes rocas, fuego y magma, estremeciéndome hasta las cimientes he sucumbido  a los deliciosos deseos carnales que emanan de vos... ¿Qué soy en tus manos? ¿Cómo impedir tu sutil dominio cuando con solo tu susurrante voz  despierta mi cuerpo? ¿Cómo resistirme y evadir tu ataque si pierdo el raciocinio si tu sensual voz, como el mismo sol, mi alma calienta? No me resisto a tus besos, ni a tus fuertes brazos, eres el amor que me da felicidad y alegría... aprópiate de mi alma, de mis arrebatos, dame de tu amor, que yo te daré mi vida.
Pedro, te he esperado años, he padecido siglos pensando que estabas muerto, me rebelaba como un chico que simplemente quiere un juguete por lo injusto que era todo, y no regresabas, y de pronto… estás acá.__ No se inventaron palabras que describan tu belleza y tu figura. Eres un ángel de alma misteriosa que en delirios y pasión busca el amor,  me miras, parpadeo fugaz del fuego de tus ojos, tu aroma jazmín en flor. En el rojo ocaso y el desparpajo de tu cadencia lujuriosa, me pierdo. Entre la curvatura de tus muslos mis venas se revelan de pasión libertada y allí tu espalda desnuda hace volar las mariposas tatuadas en tu espalda.
Envidio al sol que en tu bella desnudez sin pudor te acaricia. La brevedad de tu figura, pasión pura, estremece el fuego en tu cuerpo y bebo los pezones  de tu pecho, que enervan  la bella punta, enamórate de mí, y déjame beber el néctar de tu fuente. Dejaré soledad y esperas, cuando me sumerja entre la miel de tus muslos y tus  secretos más bonitos se abran a mí, y arda en la pasión de tus fuegos. Tu cuerpo se mueve sin respiro, conmovido, pausadamente.

Liberando todas tus pasiones, lujurias secretas entre tus sueños deseados apretados entre tus piernas, tus caricias tiernas, y tus gemidos extasiados. Quiero, amor, el tiempo necesario para respirarte y amarte. Inventaré mi gozo ardiente y fogoso, un delirio que seas mío en las profundidades de tus sombras dulces, y de beber tu esencia  a besos. Así, amándote apasionado, tu lengua acaricia lujuriosa mi boca. Respiro tu aliento, y una bella primavera enciende las flores en tu huerto,  el éxtasis  y tu piel me ahogan, y tu pasión por mí latiendo. Contigo, quiero volver a ser todo el fuego, y tú la llama. Voy a amarte como el fuego del sol, sin brumas, en los grises de mi vida serás mío ardiendo dulcemente, gozando de amores y pasiones, rendido. Quiero estrujar con mis brazos, hasta tus sombras dulces.
Perdido en el éxtasis consentido de este amor, que acaricia mis sentidos, dibujo en tu espalda desnuda mi nombre con mi boca, sublime delirio. Extasiado,  tú, siento la caricia de tu risa cristalina, libre como el sol. Promesas vuelan al viento, y anuncian momentos de un nuevo encuentro,  dolor en mi vida en tiempos de espera, y extrañar las curvas de tu cuerpo. ¡Por qué amarte tanto, así! Si hasta puedo morir por vos.
__Porque  juegas con mi mente y seduces mis instintos, haces que sueñe con el paraíso de tus besos, muerdes mis tetillas y tu mano frota mi virilidad. Eres el demonio de la seducción envuelto como un cordero, que haces de mis fantasías tus más intensas perversiones. Verte desnudo  y jugando con  tu lengua por todo mi cuerpo, hace de mí tu juguete al sentirte cómo haces con mi cuerpo tus más íntimas perversiones.
Cómo olvidar estas noches,  tus besos que me queman el cuerpo dulces perversiones; ángel o demonio entras a mi vida... "Es que me miras con ojos de amor."
Eso es lo que dirás, y sí, te miro con ojos amor, te siento con el corazón porque es más que cuestión física, es más que deleitar mis ojos de tu hermosa silueta.
Amas las pequeñas cosas y te doy la razón. Te amo en lo cotidiano, en cada carcajada que dejas fluir, en cada palabra que dices. Amo tus sueños y estoy para ayudarte a lograrlos, amo ese hola que me llega al celular, amo tu cama y la inteligencia que demuestras siempre. Amo tu forma de caminar, la forma en que bebes tu café, amo cuando acaricias tus cabellos con tus manos, amo tus mejillas rojizas por el sol. Amo tus mensajes de voz, amo tu corazón lleno de bondad. Y esas ganas de ayudar a los demás. Amo tu alma bella que hizo brotar demasiado amor en mí, amo estar contigo, despertar pensando en ti. Amor mío, amo todo de ti.

La yema de mis dedos buscó, cual credo la sensibilidad de tu piel para hacerla florecer. Se insinuaron espasmos breves, inquietos, suspiros nacientes,  comenzaron lentamente,
cada una de tus células, de a poco reaccionaban a mis caricias sensuales, que sutilmente aumentaban,  como si fuera un instrumento  tu cuerpo tocaba y de él  una melodía dulcemente arrancaba con notas de gozo y de

suave placer que comenzaban a hacerte ceder.

No había una pizca ya de resistencia. Te entregabas manso a mi cálida presencia. Fueron entonces mis dedos  tu esperada condena iniciando explosiva, una secuencia en cadena donde tus recónditos rincones, fueron explorados hasta donde nunca nadie, había llegado. Caricias candentes, con dosis de dolor invitaban lujuriosas a hacer el amor y lo hice sin más, sin que preguntaras. Amarré tus caderas, como si nada,  muriendo despacio entre mis manos, oyendo, el sonido de flujos profanos radiante tu cara, me miró un segundo... Y supe era mío, el otrora tu mundo.
Debajo de tu ropa se encuentra tu piel, suave y perversa que me hace enloquecer, bajo tu cierre lentamente y no encuentro tu ropa interior, beso tu espalda y gimes de placer, tu piel conserva mi aroma, se adapta a mí, mis caricias son toscas y tiernas, mis manos exploran tu desnudez, inicio el ritual del amor, junto con mi cordura de perderme en ti.
Hurgando tu piel, la noche espera desnuda nuestra lascivia, ansiando tus besos que clamo cuando me cautivas, cuando te tiro en la cama, y te quiero mío, eres ese punto donde convergen mis añoranzas, eres mi fantasía, mi anhelo, mi delirio, mi veneno.
Muero por hacerte el amor, sin pudor, sin miedos, escuchar tus gemidos y algunos crujidos en el clímax de lo vivido, de este éxtasis tan sublime, empezar por tus pezones maravillosos, seguir en tu vientre, llegar más abajo de tu sexo, dentro de tu secreto candente que como fragancia emana de tu cuerpo ardiente.
Demente soy al apaciguar la sed sexual en el oasis, combinaciones llenas de placer, de pasión sin ataduras, tú mi adicción, es tu llama que me toca y tu aroma que me prende, dos cuerpos frente a frente son dos olas, dos torbellinos complacientes.
Es el mundano placer cuando leo tu piel con mis manos, amarte a plenitud sabiendo que eres mi amante, tatúo  mi nombre en tu cuerpo, esclavo de mis besos, sintiendo la sensación más inefable de una intensa caricia debajo de tu ropa, tu piel me llama y te invito a que acaricies mi alma, llévame a recorrer un sueño dorado, tu cuerpo exquisito.

_No sé porque tus besos me confunden si para mí es como una llamarada. Me enloquecen y me fascinan tus labios y tu boca, un mar que provoca pasión y deseo, por sentirte mío, por ser tu dueño, si supieras cuánto te necesito. No dejo de pensar en ti, cierro los ojos, y tú estás aquí, eres indescriptible para mí. Mi universo lo eres tú, me vuelve loco tu amor, tu sentir, y más quedó clavado de tu mirar en mí, desvistiendo mi alma, y más te amo y más deseo estar contigo. Entre tus brazos no siento frío, tú me abrigas. Me das el calor necesario que necesito,
no sé qué has hecho para llamar mi atención pero, aquí estoy en tus

brazos, respirándote, amándote día y noche, inhalándote, deseándote, mirándote, eres perfecto para mí mi amor, y es que tus manos son  la ternura perfecta a mi piel. Es el aroma esencial de ti, que  traigo en los poros de mi piel,  cómo te amo mi amor.  Tú,  mi locura de amar, mi razón de existir,

mi tierno y dulce amor, al que quiero compartir mi eternidad, soy y eres mi realidad, me hace tan feliz saber que eres mío nada más.

¿Sabes lo que soñaba en tu ausencia?
 “Se miraron en silencio. Aquellos labios que fueron su manantial de ternura, esbozaron una leve sonrisa. Creyó que era un sueño. Buscó sus manos, las que, hace tiempo, fueron su contención y vio que estaban aprisionadas en las de otro ser.
Comprendió al fin que ya no le pertenecían.
Sintió que su corazón se desmoronaba y, al mirarlo nuevamente, vio caer de esos ojos que habían sido su horizonte, lágrimas que inundaban ese rostro que nunca pudo apartar de su mente.
Recordó las promesas, los proyectos, las ilusiones, los instantes de amor compartidos.
Siguieron cada cual, su marcha, su camino, su destino. Sabían que estarían unidos para siempre en el universo de amor eterno, solo que, no podían acercarse.
Uno  habitaba la inmensidad celestial. Él iría a su encuentro, como lo habían acordado.
Solo los unía el alma que se hizo una. Juntos eternamente.”

Pero estás vivo  y siento tu aire meterse en mis pulmones vagando como un ciego pordiosero, con trozos de pecados y deseos que vuelan repatriados por mis lares. La paciencia se agota poco a poco en mis manos y labios que recorren  las mieles de tu talle poro a poro hasta ver los visajes de tu sexo. Esa noche de luna concluyente, sin miedos, -como otrora me desvela-, y en tus brazos borrachos de lujuria extravío mis ansias veleidosas.  Alcanzo los espasmos en tu cuerpo después del juego innato o voluptuoso de eróticos murmullos con deseos  que embriagan nuestros besos y jadeos. Cambiamos los susurros por silencio y alzando nuestras copas iniciamos el brindis por los cuerpos extasiados  de amores y de sexo conjugados. Sin quererlo me llega la alborada cesándome los sueños y el cansancio, te busco entre mi lecho y  te encuentro, resulta que  ya no solo fuiste un sueño.
_Me deseas aquí y ahora pues dispuesto y excitado regreso a ti, como cada fin de semana, húmedo de placeres, con sed que aflora, mojado en tus perversiones  que me seducen y atrapan.
Soy la lujurioso y frenético, el que despierta tus pasiones de hombre; con la cadencia ondulante de mis caderas, el vaivén donde gozar ahora quisieras; me deseas, entonces  ven y tómame, sin ninguna demora, bebe de mis manantiales, poseído y aferrado a tus oscuras intenciones; embriagado de anhelos por recorrer tu cuerpo.
Te acercas acechante, te paras frente a mí y los locos desenfrenos de nuestros sexos, empiezan a hablar en el lenguaje corporal, donde como piezas, se amoldan, encajan en la danza de este apasionante momento, cuando contra la pared o sobre el mesón, me derrumbas, me arrinconas, me tomas; manjar exquisito el peso de tu cuerpo, savia cálida y deliciosamente abundante brota de nuestros placeres jadeantes.
¿Me deseas?, te deseo...  me tomas... me entrego, me liberas... me encadeno a este sublime momento de la fusión de nuestros sexos, de nuestras vidas, de nuestros anhelos, tan nuestros, tan cóncavos y convexos.

__El sueño magnífico, la alegría en expresión suprema, el corazón que arrastraba las nubes, las desarmaba y se filtraban hasta desaparecer. La esperanza fulguraba por las vena colmando de alegría a un ser sombrío por definición lavando el tormento de la infancia y vestigios de viejas amarguras fueron solo un recuerdo apenas quizás agrisando las paredes internas de este ser tan extraordinariamente sombrío, hasta casi hacerlas desaparecer.


Vi lo gris volverse oscuro y la sangre negra retroceder implacable golpeando con dolor y tapando las arterias y ahogando la felicidad. Contemplé el exacto momento en que las imágenes de risa y esplendor se marchitaban como  una  flor y me desesperó no poder frenar el avance. Manotazos que traspasaban las figuras mientras mi pobre corazón se resquebrajaba y el dolor produjo vómitos y convulsiones pero solo podía mirar, fui obligado a ver tu muerte, apretando mis muelas hasta que se partieron y mis encías sangraban y no podía tapar mis ojos, ¡Dios! No quería ver pero me arrancaron los párpados y con aguja afirmaron los globos de mis ojos y no hubo fuerzas para torcer mi triste destino. Fui liberado en la angustia del tiempo y seguí mirando ya sin ataduras, por el solo hecho de ver lo que quedaba y retorcerme buscando lo que fue. Había llegado la hora de empezar a pagar los pecados cometidos.
__ ¿De qué hablas, Guille?
__De que aunque no te vi muerto, en mis sueños sí lo viví, por años una y otra vez, hasta que de pronto como la primera vez, el dolor cesó. El amor de regreso traspasó la ventana con la potencia natural de las hormonas veinteañeras e hizo añicos mi vidrio templado con años de soledad y desamparo. Entró sin permiso y con el desenfado e impertinencia en modo arrasador, pero con toda la razón a su favor. Muerto de miedo no pude detenerlo, lo esperé con un destello de esperanza escondida en los pliegues de mi escepticismo, hasta que llegó a la profundidad de mi alma. Estaba enamorado y vencido.
__Guille, yo te amo, pero sin recuerdos, o tal vez con la memoria molecular de mi cuerpo _susurró Pedro hundiendo más la cara en el pecho.

__Lo sé amorcito, lo sé, nada tengo que reprocharte.
__Gracias, Señor.

Rodeado por sus fuertes brazos, estuvo a punto de creer que lograrían que las cosas funcionasen. Se apartó lo justo para mirarlo a los ojos.

-Cuéntame de tus amantes, Guille.
Su respuesta fue extraordinaria.
 __Encantado, te hablaré de ellos. Tengo talento para elegirlos. Cada uno de esos malditos me ha hecho suyo a su manera. Cabrón por cabrón me ha hecho el amor con clase, estilo y elegancia. Rozándome la piel sin el menor contacto físico de sus manos, acariciándome a profundidades desconocidas el alma, estimulando mi masa encefálica, arrastrándome a sus placeres extremos sin ponerles la más pequeña resistencia. Provocan incendios, tormentas, desequilibrios emocionales, fantasías inéditas, orgasmos múltiples. Me desnudan el alma en mil formas distintas, lindas y perversas. Es inevitable la adicción a sus brazos y ser víctima de sus encantos. Aquellos malditos son únicos y los quiero míos. Me devoran con sus letras todas las noches, me exprimen hasta los huesos antes de dormir. No mencionaré sus nombres, yo prefiero llamarlos como a vos.
__ ¿Qué?
__Que he pasado la mayoría de mis noches de todos tus años de ausencia leyendo tus diarios, vos fuiste siempre mi mejor amante y en tu ausencia lo que en esas páginas dejaste reflejado. El resto de mis relaciones efímeras u ocasionales no merecen la pena, no fueron nada.
__ Pero…
__No es momento para eso, Pedro, créeme. Solo vos sos mi delirio y la mecha que
enciende mi pasión, en tu cuerpo encuentro la fuente constante de emociones que me hacen estremecer.  Cada vez que escucho tu voz mi alma vibra, mi corazón late y mi deseo se desborda,  me pierdo locamente en la fragancia de tu  cuerpo.
Cada vez que suspiras con mis besos, mis deseos más salvajes salen a flote, cada vez que mis manos recorren tu cuerpo siento que mi mente se pierde sin control. Cuando siento tu respiración agitada mi cuerpo vibra sin control, cuando acaricio su entrepierna su
muslo salta excitado por el roce de mis dedos. Brotan mis instintos de animal, fiero
por tener su presa, oírte cómo poco a poco empiezas a entregarte a mis caricias y deseos me vuelve loco,  escucharte y sentir tu pasión desmedida, devora  mi alma por completo.
Finalmente cuando siento tu cuerpo excitado de placer sé que estás listo para recibir mis mieles en vos.
Eso amor...  Es subir al cielo y tocar las estrellas una a una en el firmamento, es como morir y vivir al mismo tiempo. Eres el hombre de mis deseos y te deseo  con toda mi pasión amor.

__Está bien, hablemos de los chicos entonces.
__ ¿Qué pasa con ellos?

__Me gustaría pasar un tiempo a solas con Malena hoy, y por supuesto dejar a Bruno contigo. Estaba pensando en llevarla de compras.
__No quiero que salgas solo en este momento.
__Guille, no vamos a  morirnos por ir de compras unas horas. Estaremos en lugares concurridos. Te prometo que no la llevaré a ningún sitio peligroso. __Se percató de que Guillermo temblaba y titubeaba, de modo

que insistió__. No puedo mantenerme encerrado como si fuera un prisionero y lo sabes, ya perdí demasiado tiempo de vida.

__Podría ponerte guardaespaldas.
__No. Me sentiría muy mal seguido a sol y sombra.
La indecisión se apoderó de Guillermo mas al fin claudicó.
__Está bien. Necesito ir un rato al estudio, pero le diré a Juan del equipo de seguridad que los acompañe.


Pedro lo miró al instante.

__Ni hablar. Solo me falta que me aceche un guardaespaldas mientras intento acercarme a Malena. Eso solo empeorará las cosas.
__Pedro…
__Pero sé que te preocupas mucho __se apresuró a añadir, al ver la determinación en sus ojos café__. Así que… ¿qué te parece si llegamos a un término medio? Te prometo que te llamaré para decirte que estamos bien. Para que estés tranquilo.

Guillermo frunció el ceño.
__Quiero que me llames a cada hora.
Pedro puso los ojos en blanco.
__Dios mío, eres peor que mamá gallina con sus polluelos. Vale, te llamaré una vez cada hora.

La expresión de Guillermo dejó bien en claro que no le gustaba la idea, pero que no iba a discutir con él.
__Malena tiene entrenamiento de tenis esta tarde.
__La dejaré y después iré a recogerle.
Guillermo asintió.
__Está bien.
__ ¿Quieres que te haga una lista de los sitios a los que vamos a ir? _le preguntó con una sonrisa. Al ver su ceño que se acentuaba, se inclinó hacia delante y lo besó__. Por favor, ¿me dejas ir a ducharme ante de que mis padres se levanten?

Guillermo lo soltó y Pedro se dirigió hacia el cuarto de baño a sabiendas de la intensidad de la mirada que se posaba en él.

__ ¿Necesitas ayuda? _le gritó de repente.

Cuando miró hacia atrás, la sonrisa ladina que esbozaba estuvo a punto de derretirlo. Se equivocara o no, tenía la deprimente sospecha  de que acabaría dándole todo lo que le pidiera.
___

__ ¿Qué te parece este? __Pedro levantó un jersey rosa.

__ ¿Rosa? ¿En serio? __Malena resopló y devolvió la vista al perchero que había estado ojeando. Acto seguido, sacó una camiseta ajustada de color verde fosforito con las costuras descosidas que parecía recién sacada de la basura y Pedro suspiró__. Esta me gusta. __Se la pasó a Pedro con una sonrisa desafiante.

En la espalda tenía un mensaje que rezaba: “Pellízcame. Estoy buenísima.”
__Ni hablar.
__ ¿Por qué no? El tío Agustín me la habría comprado.

Pedro pensaba, uno, en matar a su hermano si es que aún estaba vivo porque nada se sabía de él y su letrada, dos…  en que no pensaba morder el anzuelo. Su hija ya le había enseñado las uñas ese día.
__Yo no opino como tu tío, y es no, porque eres muy pequeña, y no te dejarán entrar con eso al colegio ni a ningún sitio decente. Además tu padre me matará si te la compro.
__ ¿Qué sabrás tú si no lo conoces a papá? Menos a mí. Voy a un colegio privado y llevamos uniforme.

 Pedro sofrenó la angustia que las palabras de su hija le causaban, aunque en parte tenía razón. Se detuvo en medio de la sección juvenil para mirar a Malena. Eran las palabras más certeras que le habían dicho.
“Qué sabrás tú.” Ese era el problema: no sabía nada con respecto a Malena. Nada de nada sobre nada.

Salió de la tienda detrás de su hija, sintiendo que había fracasado. Una vez en el coche de Guillermo, arrancó el motor y escuchó el ronroneo, siempre le había relajado decían. Tras enviarle un mensaje de texto por enésima vez a lo largo del día, se internó en el tráfico de mediodía.
Malena y él habían pasado toda la mañana comprando y no se habían puesto de acuerdo en nada. En todo caso, la pequeña excursión había dañado más su relación en vez de mejorarla.

__ ¿Adónde vamos? _quiso saber ella.

Pedro cambió de carril al llegar a la autovía.
__Necesito pasar por mi casa para recoger unas cosas mías y de tu hermano.
__Es muy lejos.
Malena ante el silencio puso los ojos en blanco y se apoyó en el asiento.
__Podrías haberme dejado primero en casa.

Pedro se mordió la lengua para controlar el enfado que sentía. No iba a morder el anzuelo. Salió de la autovía.
--¿Por qué no te quedas en tu casa, por cierto? __le preguntó su hija.
__ ¿No ha hablado tu padre contigo esta mañana?
Malena cruzó los brazos por delante del pecho y clavó la vista al otro lado de la ventanilla.
__Sí lo ha hecho. Pero eso no responde a mi pregunta. Sé que quiere que estés en casa, pero ¿por qué le sigues el juego? Tú no quieres vivir con nosotros.
Pedro aferró el volante con fuerza para tomar una curva cerrada.

__Sí que quiero vivir con ustedes, Malena, que pases tiempo con tu hermano. Tu padre y yo pensamos que pasar tiempo juntos, en familia, nos ayudará a todos.
__ ¿Seremos una gran familia feliz? No durará, no contigo. __Se volvió para que Pedro no pudiera verle la cara.

Este respiró hondo intentando sofrenar la angustia que le provocaba el rechazo de su hija, y consciente de que estaba a punto de perder los estribos.

__ ¿Qué tengo que hacer para que entiendas que no los abandoné antes? ¿Qué tengo que hacer para convencerte, Malena?
 He hecho hasta el pino con las orejas para intentar conocerte, pero insistes en mantenerte alejada. ¿Qué tengo que hacer para demostrarte que no me iré otra vez si es que crees que es lo que hice antes? ¿Que quiero tener la oportunidad de resarcirte por lo que pasó?
__ ¿Quieres una oportunidad? __Malena lo miró echando chispas por los ojos__. Pues esto es lo que puedes hacer: deja de salir con mi padre.

__ ¿Cómo?

El coche tomó una curva. Las olas se estrellaban contra las rocas a la derecha, mientras que la pared de roca que conformaba el acantilado se alzaba a la izquierda.

__Lo que has oído. Deja de salir con mi padre. No lo quieres. Lo sabes muy bien, ni siquiera lo recuerdas. Cuanto más dure esto, peor será cuando decidas marcharte. No sabes lo que sufrió la otra vez. ¡No quiero que vuelva a sufrir tanto! __Devolvió la mirada al agitado océano que se extendía muy por debajo de la carretera por la que ellos circulaban.

__Tú eras bebé entonces, no sabes si sufrió.
__Fabián me ha contado todo, y luego, ya no fui pequeña, y él siguió sufriendo siempre _recalcó.

Pedro sintió un feroz sentimiento en el pecho. Ansiaba llegar hasta Malena con todas sus fuerzas, consolarla para aliviar esa ira abrasadora que la consumía, pero no sabía cómo lograrlo. Escuchar sus palabras solo sirvió para que sus temores aumentaran.
¿Qué le sucedería a Malena si su relación con Guillermo fracasaba? No podía obligarla a pasar por eso una segunda vez.
¿Y qué pasaba con Bruno? A esas alturas, ya estaba encariñado con Guillermo y feliz de tener un hermano mayor, era  gemelo y tan diferente a Malena. Si se mudaban a su casa como él quería que hiciese y al final tenían que separarse el pobre niño se quedaría destrozado, sin contar que acababa de perder a Camila, que aún no sabían que  su mamá biológica estaba viva.

“No lo quieres. Lo sabes muy bien.”
Ese era el quid de la cuestión. Se sentía muy atraído por Guillermo. Era consciente de ello, lo admitía, pero ¿se podía amar sin memoria? Su corazón le decía que era amor, pero su mente seguía poniendo en tela de juicio sus decisiones. Se había equivocado por completo con Camila dos veces. No quería cometer otro terrible error. Dejarse llevar por un impulso solo empeoraría las cosas. Necesitaba estar muy seguro antes de tomar una decisión.

El coche tomó la siguiente curva más rápido de lo que Pedro pretendía. Pisó el freno.

No pasó nada.
Confundido. Volvió a pisar el pedal de freno. Al ver que el coche no aminoraba la velocidad, pisó el pedal repetidas veces. En vez de aminorar la velocidad, tuvo la impresión de que descendían mucho más rápido.
El miedo es una tenaza que se cierne y ahoga, y le provocó una descarga de adrenalina. Intentó mantener la voz serena.

__ ¿Qué sucede papi?

La palabra pronunciada por primera vez llegó en un momento en que quizá no pudiera disfrutarla pero la emoción le ganó al terror de un atentado.
__Nada mi amor,  el coche no anda muy bien parece, pásate al asiento trasero. Ponte el cinturón y…
__ ¿Y tú? ¿Por qué?
__! Hazme caso! Los frenos no funcionan. ¡Pásate ahora mismo al asiento trasero! Ponte el cinturón y agárrate fuerte.
¡Hazlo hijita!

Malena puso los ojos como platos. Sin rechistar ni media palabra, lo obedeció.
__ ¿Vamos a chocar como tú en ese accidente en la montaña?
__Yo no tuve ningún accidente,  hija.

Pedro trató de recordar el trazado de la carretera con la mente funcionando a toda velocidad. Se le representó el listado de la clínica privada, su nombre marcado. “No.  No seré la próxima víctima. No estando con Malena, malditos sean.”

Todavía le quedaban por recorrer varias curvas, seguidas de una pendiente donde cogerían mayor velocidad, después había otras curvas, seguidas  de una cuesta arriba y en la parte superior, otra curva. Si conseguía mantener el control hasta llegar a la cuesta, tendrían una oportunidad de sobrevivir.
Tiró del freno de mano, pero fue en vano.

“¡Malditos! ¿Quiénes mierda son los que me quieren ver muerto? Den la cara cobardes”, rugió dentro de su mente y la sangre bombeando aceleradamente le chocó en los oídos ensordeciéndole de temor y de furia.
El corazón amenazó con salírsele del pecho por la boca mientras le echaba un vistazo al cuadro de mandos. Un cuarto del depósito de combustible aún estaba lleno, de modo que no podía contar con que se acabara a tiempo. Tragó saliva para controlar el miedo.

__Malena, mi bolso está en el asiento trasero. Busca mi móvil y llama a emergencias.
Malena tomó el morral y la mochila y rebuscó en su interior.
__ ¿No puedes apagar el motor y ya está?
__No. Porque eso bloquearía la dirección, voy a intentar reducir poco a poco. Sujétate porque lo vamos a notar.

Sostuvo el volante con una mano mientras reducía a tercera con el cambio secuencial. El sudor le caía por la espalda pero logró reducir la marcha, si bien solo consiguió aminorar un poco la velocidad. Acababa de llegar a una curva, por lo que trató con todas sus fuerzas de mantener el coche en la carretera. Cuando la superó, redujo de nuevo la marcha. El coche sufrió una leve sacudida.
__ ¿Estás bien hijita? _logró articular.

__Sí, manejas muy bien, papi.

La velocidad disminuyó algo más, lo suficiente como para tomar las dos siguientes curvas y después llegaron a la bajada. Pedro aferró el volante con más fuerza.
Ahora desde el asiento trasero le llegaba la voz asustada de Malena que ya estaba hablando con el operador de emergencias.

__No moriremos, no moriremos de esta maldita forma, pensó Pedro, armándose de valor. No lo permitiría.

El coche cogió velocidad y se fue de atrás al trazar la siguiente curva. Malena sollozó mientras la inercia la impulsaba contra el lateral del
vehículo. Pedro redujo a primera, y la inercia los lanzó hacia delante.
_ ¿Vamos a morir papi? _balbuceó su hija.

__No mi amor, confía en papá, en Dios, no vamos a morir.

Cuando llegó a la siguiente curva le sudaron las manos. El coche derrapó, y las ruedas se deslizaron sobre la gravilla del arcén. Malena gritó. Pese a la tensión que lo embargaba, Pedro logró enderezar el coche, que redujo la velocidad considerablemente. Eso hizo que lo embargara el optimismo por primera vez desde que descubrió que no tenía frenos.
Pero en ese momento vio que aún les quedaba una última curva por tomar.

“Mierda”, pensó. No lo lograrían. Comprobó la velocidad. Iban demasiado rápido. Había calculado mal el número de curvas. Deberían haber llegado a la cuesta, pero se había equivocado.

La carretera giraba hacia la izquierda con una curva cerrada.
A la derecha, la pared de piedra se extendía más de diez metros antes de llegar al agua. Si intentaba tomar la curva, volcarían. Lo tenía clarísimo. Caerían por el acantilado dando tumbos y probablemente morirían.
Solo dispuso de un segundo para tomar una decisión.

__Te amo hija _ gritó __ Sujétate fuerte.


“Guille, amor, ayúdanos.”

Y pisó el acelerador.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.


13 comentarios:

  1. Elizabeth Muy bueno. Amar no es poseer. Es el sentimiento más sublime, más puro.

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  2. Qué momento Eve, no podés dejar así hasta el próximo capítulo...Imagino que después de superar esta tremenda situación se van a derrumbar las barreras de Malena...El amor siempre puede más...y el de Pedro por Guillermo, aún sin recuerdos, también...

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  3. Veronica Lorena Piccinino Hermoso Eve Monica Marzetti... espero que ni luz haga la morir ni perder otra vez la memoria ... espero que Malena lo entienda. Se merecen ser todos felices

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