viernes, 26 de julio de 2019

LA CÁTEDRA. CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.


LA CÁTEDRA.

CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.


“La confianza no viene de tener siempre la razón,
sino de no tener miedo a equivocarse”. Peter T. McIntyre.
“Si puedes soñarlo, puedes hacerlo realidad”. Pablo Picasso.

Los ojos de Willy se iluminaron sin dar crédito.

__Nunca en mi vida he tenido una habitación _ susurró asombrado__. Ni siquiera cuando vivía con mi madre. ¿Cuándo podremos hacerlo? __Sus ojos expresaban prisa y emoción.

__Bueno… veamos _respondió Pedro fingiendo pensarlo. Ya he leído el periódico, me he duchado, tendremos que ir por la compra y por mi hermano. ¿Por qué no nos ponemos ahora mismo?

Él profirió un grito, y lo abrazó.


ÁRTICO. 2017.

Setiembre 2017.
“…
Al conocerte, acariciarte y besarte fue mi sueño hecho realidad y lo sigue siendo. Eres distinto a todos, me miras de otra manera, yo te siento de otra manera y compartir la intimidad contigo, pase lo que pase, marcó mi vida para siempre.
Luego empezaron los celos, las dudas, las peleas, la desconfianza, me pediste tiempo e intenté respetarlo sin romper tu corazón ni que se rompiera el mío en el intento.
No sé para qué escribo esto si  tal vez jamás vas a leerlo, pero me hace sentir mejor, más cerca de ti, y voy a narrarte un montón de anécdotas, pero quiero que sepas, que todas las palabras puedan  resumirse en dos y solo dos.
Te amo.
 Tu presencia me ocupó la mente y no sé qué hice en la misión, no te asustes que no he muerto aunque estuve cara a cara con  ella  y me salvó mi amor por ti.
Sin aviso me clavó un puñal en las entrañas. El dolor fue tan intenso, tan horrible… Yo le miraba a los ojos en una mezcla de dolor e incredulidad. Instintivamente llevé mis manos al abdomen, la vida se me iba, todo era rojo y ese puñal seguía ahí clavado. Lloré por el dolor, por la traición, por mi vida que se iba. En un instante se había parado el mundo, no pensaba en nada, veía todo como a cámara lenta, parecía irreal. Mi mente quedó en blanco, solo pensaba en lo que dolía y en que quería vivir. Ya sin poder tenerme en pie, caí al suelo. Pedía ayuda, pero mi voz se iba apagando, nadie me escuchaba, estaba solo en mi agonía. Ya casi no podía respirar, el dolor me lo impedía y sentí cómo me quedaba sin aire. Le miré suplicándole con la mirada que me ayudase, y se acercó. Se acercó para retorcer el puñal. Y en ese intenso y desgarrador dolor no sé si te escuché realmente decir que no me amabas hacía tiempo.
Como todas las noches, hoy quiero llegarte en esta absurda distancia, obsesionada en tener nuestros cuerpos alejados, tocar tu pelo, acariciar tus hombros, sentir tu aroma, poder besar suave tu espalda y que sientas aun dormido, cómo la tibieza de mi amor te abriga.
No te perturbaría de tu descanso, obligaría que me lleves a tu inconsciente y allí, ser habitante exclusivo de tu sueño, donde desnudemos este amor, que el destino hoy lo viste de imposible, allí en las alas de tu amor me encierres, esta y todas las noches.
Me verás a los ojos y descubrirás lo que para ti se encierra en mi pecho, con tu bella mirada leerás en el corazón, las poesías de amor y pasión que aún mis manos no redactan, pero que a cada suspiro y beso que nos entregamos, en mi alma ya se escriben para ti.
Verás cómo deshojaremos una a una esa vestidura hecha palabra que, el destino se ha empeñado a ponerle a nuestro amor… una a una en ese momento caerán las letras para que entre tú y yo lo cubramos con todo aquello que lo fortalecerá… verás amor mío cómo todo esto hace de esta pasión algo perdurable en nuestro tiempo y cada noche al dormir entre besos y caricias te diré al oído…  amor quédate siempre conmigo.
Amarte, es anhelar lo divino, lo bonito, lo más sutil, lo mágico.
Es soñar con tus besos, tan deliciosamente dulces, donde tus labios y los míos se funden en amorosos suspiros. Amarte, es la necesidad imperante de entregarme sin reservas, es navegar en ti, es mezclarme con tu aliento,
es la deliciosa locura que me desnuda por completo y me convierte en esclavo de la pasión y el deseo... Amarte, es fundirme en tu piel, enloquecerte con mis caricias, mientras recorro tu espalda, libar del vino que emana de tus entrañas...
Es invadir todos tus espacios, hasta caer irremediablemente perdido en la trampa de tus brazos.
 Amarte, es darte mi esencia, mi espíritu y todo lo que poseo. Amarte, es surcar el infinito con solo percibir tus caricias con la punta de tus dedos,  es esperarte en las noches, tras la sombra de la luna, es mirar el cielo en tu sonrisa, es llorar en el silencio, cuando me robas la calma, es ver el mismísimo infierno cuando me dejas y me abandonas, horadándome el alma.
Si no te tengo en mis sueños, quiero morir al despertar, si no vuelo en tu cielo, prefiero no volar. La vida es tan corta y tan largo mi penar, si no te tengo en mis sueños prefiero no soñar.
Te vi cuando llegaste pero no te vi partir; sé que de mis sueños te escapaste, y ahora que ya no estás ahí, no quiero cerrar más mis ojos, ya no quiero... si no duermes junto a mí. Morfeo, ¿por qué me lo quitaste? Si en mis sueños era muy feliz; quizá  lo tengas en tus brazos, y tan lejos, y tan lejos hoy de mí. Mis ojos no dejan de buscarte en la oscuridad de mi desvelo; mi boca no deja de nombrarte, y mis dedos deliran enredados en tu pelo.
¿Por qué me lo quitaste si soñaba con su cielo? quizá obtengas en tus brazos, mientras él ya me olvida mientras me arranca de sus sueños. No, ojos míos perdónenme su fatiga, perdónenme si no los cobijo en mi regazo; no deseo más dormir en esta vida, si no lo sueño, si no lo sueño en mis brazos. ¿Por qué me lo quitaste si lo amaba hasta dormido? quizá lo sueñes en tus brazos, mientras en sus sueños... inevitablemente ya me olvida. Morfeo, dale un beso en su frente como cuando lo besaba yo dormido, protégelo de toda pesadilla mientras yo me muero, mientras muero... soñando con su vida.
Quiero que sepas que jamás dejé de pensar en ti, y que tu recuerdo iluminó mis horas más oscuras,  es más presentirte en mi futuro alivianó mis pasos como aquel día que decidí dejar  medicina cuando algo terrible pasó.
Estábamos en Haití. Veníamos tratando a un niño con desnutrición que comía unas galletas que hacen allí con barro, manteca y sal. Comía arcilla y barro Guille, mientras mi padre estaba de vacaciones en su yate por el Caribe y claro que entonces lo odié por ello,  no podía dejar de pensar en eso. Yo me había obsesionado con salvar a todo el mundo y eso es lo peor que puede hacer un médico, de allí que la mayoría parezca inhumano y es lo peor que puede hacer un voluntario, pero en verdad creíamos que se estaba recuperando, no contábamos con insumos ni medicamentos pero aun así hacíamos todo lo que podíamos mas una tarde el niño murió y yo no pude resistirlo. Cuando me informaron que estaba entrando en shock, corrí desesperado como si fuese mi hijo, jamás te ligues emocionalmente a un paciente es la regla básica de cualquiera que trabaja  con salud, pero yo no lograba ser tan frío. No podía dejar de sentir.
Su muerte me afectó tanto que entendí no estaba hecho para ser médico porque de seguir por ese camino habría odiado a todo el mundo. Me sentía impotente,  frágil,  quebrado. Tenía que aceptar  ciertas disposiciones de la vida,  de la sociedad y de mis padres si quería seguir viviendo, mas entonces llegaron misiones en las provincias Kivus en el Congo donde la guerra de guerrillas esclaviza a mujeres y niños para que trabajen en las minas o como guerreros, y son millones de seres sin nombre que ven familias destrozadas, niños rescatados por misiones religiosas y de Manos que Curan si es que no son desalojados por los bombardeos continuos, y llegaron los Balcanes, con los residuos mafiosos de aquella guerra sinsentido del noventa y dos, que dejó millones de mujeres explotadas como esclavas sexuales y niñas, lo que oyes, sus padres y familias muertos en bombardeos crueles y ellos en campos de detención donde eran esclavas sexuales,  los esclavos modernos, sometidas a vivir sin apenas comer  vejadas,  violadas decenas de veces por día con prácticas cruentas hasta morir, muchas HIV positivo, con centenares de niños nacidos en cautiverio desaparecidos, les eran arrebatados para caer en la misma mafia de tráfico humano y de nuevo manos que curan, la cruz roja y otras ONG nos ocupábamos de la ayuda humanitaria, pero podíamos curar con suerte heridas físicas mas las emocionales fueron indelebles, seres vacíos, sin alma sin patria, sin familias muertas en la toma de las ciudades, odios raciales milenarios que justificaron un genocidio aún no reconocido como tal.
Impotente y vencido, ante la muerte de mi padre, la soledad de mi hermano decidí regresar a Buenos Aires, más maduro respecto a mis ideas y más fuerte en mis convicciones. Yo no podía salvar al mundo, solo aportar un granito de arena para contribuir a  que fuese mejor y quizás empecé aceptando el desafío de cuidar de Agustín y de la empresa, y en especial porque me sobraba el dinero y no lo necesitaba donándolo  a aquellos para quienes sí lo era.
Desde entonces no pensé en los bienes económicos más allá de cuidar la empresa para mi hermano porque él ya había pasado por mucho antes de ser rescatado del orfanato,  solo cuando me preguntaron si iba a hacerme cargo de él comprendí que el dinero es importante para uno mismo y para los que uno ama y que podía seguir ayudando con mi parte sin obligar a los demás a hacer lo mismo, cambiando la moral, no las leyes.
Cuando asumí la responsabilidad de Agustín estaba solo, mi vida dio un vuelco de ciento ochenta grados,  dejé de ser yo mismo- Sentía que acababan de depositarme un bebé de dieciséis años en los brazos, lleno de resentimiento y rebeldía y que tenía que educarlo, que ser su padre. Fracasé, por supuesto pensando que no servía para ser padre, y eso me hizo recordar al mío. Luego de tantas vueltas, renuncias y discusiones, finalmente me parecía a él.
Me sentía perdido, pero llegaste tú para remediarlo, para ser mi guía y mi faro, mi maestro y mi sanador, mi pilar y mi roca, y me devolviste mi hombría, una parte de mí que pensaba muerta pues no sentía deseo por nadie, y me hiciste sentir vivo,  hermano, me regalaste tu amor y a tu familia, el amor de ellos.
Por años de seguirte de lejos me torturaba imaginar que otro disfrutaba de tu sonrisa, de tu voz, de tu cuerpo. Estaba seguro de que otro despertaba todas las mañanas y disfrutaba la paz de tu rostro dormido, y que eso te condenaba a ser  para mí ilusorio y eso regresó cuando te creí amante de Miller, ese miedo atroz al verte con Juan o con Nazarre, y jamás pensé ni aun ese día en la cátedra que me atrevería a invitarte a tomar un café.
Debo confesarte que mi analista me ayudó, porque llegué confesándole que sentía que te había amado desde el inicio de los tiempos pero que estaba seguro que jamás podríamos estar juntos seguro de que amabas a otro y aunque no fuese así no imaginaba cómo iba a decirte quién era,  lo de mi hermano,  cómo iba a enfrentarte a él que era irreverente y maleducado, y a decirte que sin  mi antigua vida  me sentía un ser incompleto. ¿Cómo iba a ser tan egoísta de desear retenerte junto a mí si podías aspirar a un ser mucho mejor y menos problemático? Alguien que merecieras, porque eres grandioso, hermoso,  perfecto, y no merecía que el destino te pusiera en mi camino.
Me puse una coraza por si decías que estabas casado y tenías hijos, y cuando lo dijiste la bala no rebotó, casi morí de dolor, y tuve ganas de inventar una máquina del tiempo antes de saber de tu divorcio, arrastrarte a Haití, al Congo,  al Ártico, pero al conocer a Fabián y a Guillermito supe que jamás lo habría hecho, no te hubiera separado de ellos y te habría protegido con la vida de todo lo malo que alguna vez había visto y me sentí bien de que tuvieran una vida tranquila lejos de esas cosas que marcan el alma, y te dije que me alegraba mucho. No mentía. Me alegró que tuvieras esa familia que merecías, hasta que respondiste que estabas divorciado, que Silvina y Juan te dejaron y tus ex eran solo sexo.
Y te juro no entendí la magnitud de las frases hasta que mi inconsciente las repitió y procesó. Te habían abandonado con tu hijito pequeño y no estuve con vos para ayudarte a salir adelante.
“Y es que por más que quiero callarlo, es mi tormento, es mi condena, es mi pecado, este silencio me mata, lo quiero tener en mis sábanas, en mis brazos, en mis labios, en mis adentros, en mi ser, solo no puedo ser suyo, es un amor que lo tengo clavado en mi corazón, como una estaca que mata y que duele tanto el alma. Quisiera gritar su nombre pero es mi gran secreto y lo amo en este silencio, sin decir palabra, ¡tengo miedo que él lo sepa! porque pertenece a otros besos, a otra piel, a otro cuerpo, y yo añoro su esencia, anhelo su presencia, alborota mis celos, y me muero por no tenerlo, porque no es mío. El silencio de la noche vuelve a aparecer, me lo imagino, dándome placer, que soy su fuego encendido, y en sueños solo él es mío, me acaricia, me besa, imploro su nombre es mi insomnio, y sus manos las siento en todo mi cuerpo, sus fantasías las despliega y yo solo siento el deseo de ser su  hombre
Sería mi perdición confesarlo, confesar que lo amo,  pero mi corazón lo ama con todo mi ser, yo soy el causante de este torbellino de amor, él es mi fuego, mi volcán en erupción, solo quisiera su aroma aunque solo un momento sea suyo, juro que si él me amara lo nuestro sería discretamente, nadie absolutamente nadie sabría lo nuestro, porque será mi secreto hasta llevarlo a la tumba.
Es mi forma de amarlo, porque por siempre vivirá en mi memoria, lo tendré preso en la cárcel de mi amor, no eres para mí una aventura, sino una realidad segura, porque eres la dicha, eres mi gloria, eres mi presente lo que anhelo ahora, quedarme en tus brazos por siempre, mas imploro callar, no decir nada,
ya está escrito que nunca será mío, ni en la eternidad”, me dije mil veces cuando de lejos te veía con otros.
Amor mío ha pasado mucho tiempo desde que te alejaste de mí, aún no me resigno a esta soledad que libera mis miedos en noches oscuras, apagando lentamente las luces de una esperanza que agoniza en silencio. Extraño las mañanas junto a ti,  cuando amanecíamos abrazados como prisioneros condenados a amarnos por siempre, los días corren sin rumbo, vuelan en el viento sin destino, naufragan hacia el abismo del olvido. Una vez más siento el anhelo de mirarte a los ojos, allí donde habita el reflejo de tu mirada segura en el azul del cielo para mantenerme respirando en este mundo incongruente de los vivos.
Nunca dejaré que te marches de mi lado, sabemos ambos que el dolor no será para toda la vida y aunque pasen mil años continuaremos de la mano rememorando esos tiempos inolvidables donde nos prometimos amor eterno. Cuando veas que se deslizan lágrimas por mi rostro,  no temas, cada gota significa recuerdos hermosos sobre nuestra historia que seguirán ayudándome a entender desde mi interior que aún existo. Quiero decirte que tu presencia y tu amor me han llenado tanto que nunca serán reemplazados, mirarás hacia abajo con orgullo, aunque sé que tu respuesta ha sido, es y será que vuelva a entregarme a los brazos de un nuevo amor. Debo decirte antes que me despierte que la promesa que te hice de velar y cuidar por el bienestar de nuestro fruto de amor,  nuestros preciosos hijos continuarán, no lo dudes,  hasta que mis ojos dejen de mirar y mi corazón deje de latir, y aun así mi alma seguirá junto a ellos. Gracias por siempre estar presente en mis sueños. Quizá nunca  más roce la exquisitez de tu piel, nunca sienta la frescura de tus labios,  nunca toque la ternura de tu corazón,  nunca conquiste la sensibilidad de tu alma, nunca llegue a la cima sensual de tus montes,  quizá nunca me pierda en ese bosque encantado de tu pelvis,  quizá nunca encuentre ese camino fascinante que me guiará a ese túnel  lleno  de misterios y que atrae a perderse en sus enigmáticos placeres llenos de pasión y deseos, quizá nunca logre subir las montañas de tus pompis,  pero donde si he logrado llegar es a tus sentimientos, esos que te hacen volar hacia la eterna y bella luna, donde desvistes cada noche todas tus dudas y te entregas con todo al amor.
Tengo ansias de tu cuerpo, donde desvisto las noches, cómplices de mis deseos. Madrugadas donde vuelas, en lo gris de tus dudosas ilusiones, tus alas se congelan en la brisa de tus indecisiones, amainando lentamente hacia el abismo. En el frágil destino de tus pasos, yacen las cenizas de tus sueños,
dejando en penumbras, nuestra fantasía de amar...
Te ansío en lo oculto de tus misterios, caminamos entre recuerdos de placeres olvidados. Y sigo con la ansiedad, de amarte con pasión, en busca de tu rostro
en los retratos del tiempo, donde aún respira aquella esperanza en mi silencio.

Regálame una noche vida mía, una noche que no prolongue un mañana, quédate, quédate conmigo, abrázame despacio, yo, despacio desnudaré mi alma, despacio como se desnuda el deseo, o un beso enamorado en los labios mojados de una gota de agua.
En la concedida quiero que me nombres como yo nombro al cielo en plena libertad y sin recelo alguno, quiero vida,  más quiero que busques donde en lo más profundo guardas los recuerdos, ahí en lo más bello estaré yo tu enamorado, caminando lento sin hacer ruido masticando el tiempo mientras no llegas a buscarme, crearé verbos para ti vida mía, fabricaré sueños, haré también las paces con mi mente y mi cuerpo para que encuentren el sosiego en esta espera que se hace eterna.

Dejaré  pasar los tiempos mientras con letras de plata cubriré los lienzos del cielo con tu nombre y mis versos donde te sueño y me pierdo en tus besos.
Te busco siempre en el aire, y ahí estás, te sueño y ahí te tengo, puedo si lo deseo, morir en tus besos, pero solo tengo versos en mi mente y las teclas de mi ordenador donde te doy vida, donde naces cada día para mí acudiendo a la cita entre las sombras oscuras de la noche, puedo hacer que tiemble mi cuerpo todo con solo soñarme en tus brazos, puedo vida mía pasearme por tus ojos imaginarme tu sonrisa cuando me piensas en tus idas y venidas, puedo, saciar mi sed de tus labios con solo cerrar mis ojos e imaginarte perdido en mi sonrisa, también eso puedo amor, porque la fuerza de este amor es tan grande que todo me lo facilita.

He elegido amarte en soledad porque solo ahí me perteneces, porque solamente en la distancia evito el dolor de no poder besarte, lo he elegido porque así también evito el sufrimiento que tus ojos sentirían de tener que cerrarse por no poder pasearse en el  mar de los míos, también he elegido vida mía besarte en el viento, por la suavidad del aire ella sabrá cómo posarlos en los tuyos en esa fragilidad del deseo, lo he elegido así de esta manera porque así podremos amarnos en libertad.
Hoy he decidido amarte eternamente porque las ironías del destino así lo han querido, ellas han permitido que este corazón mío se enamorara en este sueño enamorado.
Tendría que volver a inventarme un lenguaje para describir tu ausencia.
Siempre fui tan apegado a las palabras y hoy no encuentro aquellas que corran en mi auxilio para atraparte en los recuerdos.
El lenguaje ordinario que nombra la futilidad de lo cotidiano no me sirve para decir lo que ya no es y lo que ya no está.
Deambulo por esta casa oscura buscándote en cada rincón donde posaste tu cuerpo y miro cada espacio con la inútil esperanza de encontrarte allí donde nos reímos tantas veces.
Y voy por la ciudad a aquellos lugares que se transformaron en nuestros creyendo ver en cada esquina fragmentos de tu ser sin materialidad.
Como si el cielo se cubriese de negros nubarrones que preanuncian la tormenta así es tu ausencia en lo que me resta de esta vida sin sentido desde que te fuiste.
Cada noche te busco entre sueños, como quien busca sediento un oasis que calme la sed y mitigue mi necesidad de vos.
Y tengo miedo que mi mente pierda la cordura y tus recuerdos se desvanezcan como un mensaje de amor escrito en la arena que las olas implacables del mar se llevan para siempre.
En cada amanecer abro mis ojos, mi mirada vacía ya no se llena con tu existencia a la que me tenías tan acostumbrado amorosamente.
Me despierto y miro al costado de mi cama como cuando te miraba dormir velando tus sueños y mi mirada recorría tus pestañas, tu nariz, tu boca.
Ahora ya no estás y tu ausencia me derrota y me condena a despertarme cada día sabiendo que debo recomenzar la búsqueda para no perder tu recuerdo.

No pienses que no me pregunté qué habría pasado si no me hubiera ido. Puedo asegurarte que, aunque  no me arrepiento del camino que tomé en ese momento porque el amor sabe dejar espacios y los pediste sí lamento no haberte pedido que me esperaras, o no haber notado que existían otras posibilidades  para que, a pesar del camino que yo estaba tomando pudiéramos estar juntos,  me dejé cegar por los celos, y también sé que hubiera renunciado a todo, mi felicidad habría sido ser tu esposo y tenerte. Pero ya solo me queda el presente y rogar que nos quede un futuro.
Tal como una vez te dije, siento que la vida nos devuelve siempre al mismo punto, es un círculo como si la existencia de las personas y del universo lo fueran. ¿Nunca lo pensaste?
Cuando nacemos necesitamos que nos cuiden que nos alimenten,  que nos protejan. Somos frágiles, y lo mismo sucede cuando nos volvemos ancianos. La muerte es entonces el mismo punto que el nacimiento,  volvemos al origen y tal vez nos convertimos en pájaros para que nuestra alma vuele lejos. Quién sabe. De lo único que me preocupé en ese momento fue de tu dolor y de lo mucho que me atrapaba la idea de sanarlo, como tantas veces vos habías sanado el mío sin siquiera saberlo.
 Si volvemos a estar en el mismo punto del día del encuentro en la cátedra será que el destino quería que estuviéramos juntos. Ese será el tiempo, ese será el lugar. Y como ese día no quise dejarlo pasar tampoco lo querría hoy.
Quiero que sepas que si te he contado de lo que he visto como activista es para que entiendas por qué llevé a Willy a casa, Marcial le teme,  no lo comprende pero el hecho es que no pude dejarlo en la calle. Es rebelde como lo era Agustín y se han  escapado decenas de veces desde  diciembre de todos lados, hasta del colegio y entonces recordé tus consejos e intenté aplicarlos, lo dejo en libertad y solo retorna. Me he dado cuenta que le teme a que todos los que aman desaparezcan,  su drama es el temor, la fobia al abandono, por ello cada vez que viajo sé que piensa que no volveré,  mi hermano en menor grado sufre lo mismo, es por ello que  he pedido esta misión en el Ártico fuese la última, aunque  rompí las reglas y puse en peligro mi vida y la misión, tal vez fue un acto fallido para que me liberen.
Te asombraría ver dónde vivía, es por ello que antes de salir nos mudamos a otro departamento, allí cada uno de los chicos tiene su habitación y sus deberes para con ella, cambié los muebles y les compré de todo, sé que esperan ansiosos mi regreso  como yo para salir del colegio e ir a casa, pero será solo eso hasta que logre la custodia de Willy, su familia no lo puede tener ni quiere, y deseo poder sacarlo del país y ver la posibilidad de adoptarlo, como también a mi hermano, pero eso lo haría en Buenos Aires.
Nunca lo supiste pero fuiste mi sueño hecho realidad. A veces despertaba en medio de la noche solo para verte dormir, para grabarte en mis retinas y en mi alma y pasaba largos minutos admirando la tersura de tu piel cuando estabas en paz, sin atreverme a tocarla porque me parecía que era celestial y tenía miedo de arruinar el sueño.
 Me cuesta creer que seas de una belleza tan sublime, arrebatadora, delicada, elegante y estrepitosa como también las ansias de nuestros cuerpos por fundirse cuando estábamos juntos, tanto lo primero que lo creía un sueño, tanto lo segundo que me preguntaba si era normal, hasta que me dije que no importaba nada si éramos felices, y vaya que lo fuimos por meses.
Disfrutaba de tu respiración serena y profunda, de tu silenciosa compañía, de la confianza que depositabas en mí para dormir plácidamente a mi lado, a veces dejándote abrazar por mí o abrazándome, entrelazados después de hacer el amor como dos almas que para hablar se valen de sus cuerpos y como dos cuerpos que se enredaban deseando fundirse en el otro.
Hacer el amor contigo es olvidar que existe el mal en el mundo y adentrarme solo en lo bueno. No lo ves, pero lo estoy escribiendo con lágrimas en los ojos, porque lo siento tan en lo profundo de mí que me da miedo. Es como alcanzar el cielo, y estar en tus brazos fue como sin escalas del infierno llegar al paraíso.
Sé que necesitas tiempo, que estás emprendiendo tu propio vuelo y lo respeto. Pero me siento perdido sin tus palabras y tus consejos. Siento que nada de lo que hago tiene el mismo sentido que alguna vez tuvo si no puedo contártelo, si no recibo tus advertencias cariñosas y tu cuidado.
Cómo quisiera contarte de mi desesperación. De mi razón o mi sinrazón cuando al no estar juntos, deseo detener el tiempo para encontrarnos abrazados. Que camino sigiloso y descalzo por mi campiña, desnudo de pensamientos que no hablen de ti.
Que veo el vaivén de los árboles que se mueven con el viento y que quisiera ser una hojita para que jugara conmigo y después soplando fuertemente, pueda emigrar como las mariposas o las golondrinas que vuelan sobre el mar para llegar a tu lado.
Que es terrible este insomnio donde la oscuridad me dice ¡nada! y el silencio me muerde el alma. ! No sé cómo estás!
Tampoco si estás logrando tu objetivo, y si el insomnio te destroza cada noche como a mí,
si escribes como yo hasta que los ojos se cierran y en mi sueño, tan solo allí poder mirarte.
Hoy estoy ante ti por medio de letras para decirte todo lo que en mi interior ha brotado, no es fácil confesar todo lo que siento, soy reservado, pero cuando el amor ha llegado de esta forma tan bella, no puedo ocultarlo más y decidí abrir mi corazón para dejar salir lo que cada día me tiene más saturado. Ya no puedo callar las voces de mi alma que han gritado por mucho tiempo en silencio, ya no quiero retener los besos que con ansia deseo depositar en tus labios, ni tampoco quiero seguir guardando las caricias que te pertenecen pero han quedado atrapadas en mis manos. 

Hemos tenido tantos momentos juntos, tantas risas compartidas, los paseos en el parque y las caminatas en la playa, todos han sido hermosos recuerdos que permanecen atesorados en lo más profundo de mi ser, y sé que tú también lo haces, estoy seguro que tienes un espacio reservado en la memoria de tu corazón para cada instante que vivimos y disfrutamos. Es por eso que hoy tomé valor y me rindo ante ti con absoluto respeto, para decirte lo mucho que te quiero.
No es ningún secreto, bien dicen que el amor no puede ocultarse, creo que se me escapa hasta por los ojos cada vez que te veo y por la boca cuando suspiro y te pienso.
Me has encantado, esa es la verdad, me dejé envolver con tu mágica esencia y nunca intenté resistirme porque eres especial, capaz de cambiar mi vida tan solo con una sonrisa y hacer que mis latidos entonen la más bella melodía.
Me has atrapado, ya no concibo mis días sin tu presencia en ellos, sin la calidez de tu dulce mirada, sin tu compañía que para mí es perfecta, no hay ni un solo minuto del día en que no estés conmigo porque permaneces internado hasta en mis pensamientos.
Me he enamorado, lo confieso, y soy muy feliz con ello, eres la persona más hermosa que nunca antes había encontrado, quiero compartir mi vida a tu lado, deseo que escuches hoy mi canto y sepas cuánto yo te amo.
P.D. Eres la rosa más bella que en mi jardín ha nacido, desde ahora y para siempre prometo cuidarte como lo más hermoso que a mi vida ha llegado.

Todo está vacío si no estás  a mi lado, aunque esta carta probablemente acabe en un cesto de basura, y en el olvido quiero que sepas que tantas palabras y anécdotas que redacté como un poseso, podrían haberse resumido en dos palabras muy simples que lo dicen todo:
Te amo”.


Octubre, Bs. As.

“A veces dejo la puerta abierta y se me escapa la vida, olvidando cómo sonreír o cómo hacerle frente a la vida cuando las fuerzas se desvanecen entre mis manos y mis letras.
 A veces la luna llena se desborda por mis ojos y las cosas sencillas se enredan con miles de nudos y dudas en mi pecho... soy un completo caos cuando no me encuentro, cuando te extraño.
A veces quisiera irme lejos, salir a buscarme lejos de mí, recorrer el mundo y dejar atrás todo lo que me duele y pasa desapercibido, a veces quisiera dejar de querer tener todo bajo control y romperme la frente y el corazón contra la vida para saber a qué saben los domingos en tu boca, o las hojas de un libro leídas entre tus piernas.
A veces a mi insomnio se le da por descoser mis heridas y ponerse a jugar con tus recuerdos, y entonces todo lo triste cae como avalancha sobre mi techo invisible y me siento débil, vulnerable... hasta que escucho tu voz y el mundo cobra sentido y me duermo cansado de tanto luchar conmigo mismo.
A veces a mi amor se le rompen las piernas, por cargar con tanto peso, con tanta responsabilidad él solo... y se despedaza, y se le quiebran los brazos, soltando todo lo que en alguna vez creyó, y se queda sin aliento... a veces se pregunta quién es, sin oír respuesta alguna.
A veces la puerta abierta jamás se cierra, hasta la próxima luna. Extraño la manera en que seduces mi cuerpo y mi mente, los gestos con que me insinúas volver estático el tiempo entregándonos piel a piel.
Miradas y susurros envuelven nuestros cuerpos sedientos de placer,  deseo y lujuria.
Extraño la manera en que me haces el amor, la manera de besarme y morderme acariciando mi cuerpo antes de perderme entre tus piernas de una manera delicada y sutil, degustando mis labios y lengua las mieles que brotan de tu interior antes de penetrar por completo lo más profundo de tu cuerpo escuchando gemidos compenetrados en cada embestida volviendo el momento insaciable y furtivo, etéreo y delicado, inexplicable e inolvidable.

Extraño tu aliento, tu aroma tu esencia, tu alma y hasta tu propia vida, te extraño no tardes en volver, que aquí seguiré esperando por vos y para vos”.

Llovía y era la víspera de fin de semana. Guillermo se sentía molesto porque el día había amanecido soleado y jamás se le hubiera ocurrido llevar paraguas. Cerca de las doce al salir de tribunales la lluvia le había sorprendido sin que pudiese evitarla. Por suerte, al menos vestía de jean, una remera negra y una campera de símil cuero que algo lo protegía del agua, ya que había andado por el archivo y no en audiencia.
Cruzó la Avenida Paseo Colón abrazando el paquete de expedientes y libros. Los semáforos estaban pensados para los automóviles,  el dibujo para que los peatones avanzaran comenzaba a titilar en rojo cuando estos ni siquiera habían alcanzado la mitad de la calle, siempre le sucedía lo mismo. Se preguntaba cómo haría para atravesar la nueve de julio un anciano cuando alguien se lo llevó por delante con el brazo.
Los dos se miraron ofuscados como anda toda la gente en Buenos Aires, y en lugar de pedirse disculpas. Se odiaron por un instante. Sin embargo pronto la molestia cedió paso a la intriga y ambos fruncieron el ceño.

__ ¿Te conozco? __le preguntó el hombre.

Guillermo recopiló datos, era un sujeto castaño de ojos marrones, que medía algo más que él y usaba ropa de marca.
Había combinado una chomba blanca con un pantalón color mostaza y zapatos deportivos marrones, atuendo que destacaba su cuerpo atlético. Mientras lo estudiaba comenzó a pensar que, en efecto, lo conocía de alguna parte.
Un bocinazo los llevó de regreso a la realidad. En lugar de seguir corriendo hacia el lado opuesto de la calle el sujeto giró sobre sus pasos y caminó junto a Guillermo hacia la vereda que antes había abandonado.
Se detuvieron frente al edificio del ejército y el hombre lo cubrió con su paraguas.
__Mmm… ¿nos habremos cruzado en tribunales? _arriesgó Guillermo tratando de responder a la pregunta acerca de si se habían visto antes. Estaba seguro de conocerlo, tenía que averiguar de dónde.

__Imposible _replicó él__, acabo de llegar de Rosario__. ¿En alguna clase de tango, de rock o folklore?

__ ¿Hiciste todo eso? __ dijo Guillermo. Él rio __. En la cátedra de Derecho en la UBA  o en otra universidad.

__Acabo de deducir que sos abogado.
__Y yo que te gusta el baile. Tal vez podrías hacer algunos intentos vos y así me enteraría de algunas cosas más _ sugirió.

__ ¿Juegas al golf? __preguntó.

__Lo detesto.
__ ¿Tienes algún amigo que se llame Mario?
__Mmm… no.
__Tal vez sería más fácil si me dijeras tu nombre.
__Guillermo.
__! Guillermo! _exclamó él rebosante de alegría__. ¿Guillermo Graziani?

__! Sí! _ explicó él sin poder creer que de verdad ese hombre lo conociera, muerto de curiosidad.

__Federico Manes.
La boca y los ojos de Guillermo se abrieron en un claro gesto de sorpresa.
__ ¿Federico? __repitió sin poder creer que acababa de encontrarse con un noviecito de la secundaria.

Poco quedaba de aquel chico que recordaba. Fede se había convertido en un hombre simpático y tan amable que hasta le había cubierto con su paraguas.
__ ¿Qué haces, tanto tiempo? __le preguntó el hombre.

Se abrazaron.
__Bien ¿y vos?
__Mejor que nunca. ¿Tienes un rato para tomar un café?
__Claro.
Volvieron a cruzar la avenida y caminaron una cuadra por Alsina hasta el bar que estaba en la esquina. Ordenaron dos cafés y reiniciaron la charla.
__ ¿Qué es de tu vida? _preguntó Guillermo.

__Después que terminamos en el colegio me mudé a Rosario _contó Federico__. Lo estábamos pasando mal, mi papá se había quedado sin laburo y como alquilábamos. Nos fuimos a vivir a la casa que heredó allá de mi abuela. Trabajé de varias cosas, me casé y decidí poner un emprendimiento, fabrico palos de golf. En medio nació mi hijo y como era de esperar me divorcié…  digo porque me casé con una mujer y mil cosas más. ¿Y vos?

Guillermo se preguntó por dónde empezar. Era la primera vez que debía resumir su vida después de haber terminado el colegio y con Pedro, se dijo. Y se sentía perdido. No sabía si era viudo por Silvina, separado por Juan, divorciado, si actualmente tenía pareja o estaba solo.
__Yo también me casé con una mujer y tuve a Fabián, ya tengo un nieto y ella murió luego de estar divorciados.
__Uh, qué duro _intervino el hombre mientras escuchaba con atención__. ¿Y ahora estás en pareja?

__Algo así __replicó. Él sonrió.

__Relación abierta _repuso.

__No, la verdad que de abierta no tiene nada, nos tomamos un tiempo _ dijo. Federico hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

__ ¿Juan quizás, el que se sentaba al fondo? __arriesgó anonadado__. ¿Terminaste con Juan al fin?

__No. O sí, pero de Juan me separé hace mil años, es una historia larga.
__Entiendo. ¿Podríamos abrir alguna página de FACEBOOK y buscar a los amigos, no?

La conversación siguió un curso ameno e inesperado. Guillermo jamás habría apostado por Federico Manes, menos a que se convertiría en un hombre simpático, apuesto y atento. No era extravagante ni exótico. No arriesgaba su vida en situaciones inimaginables para el común de los mortales ni se alejaba de su casa más que para trabajar. Sabía lo que era ser padre porque tenía un hijo y parecía ser un buen esposo. Lo hacía reír,  había peleado batallas de la vida cotidiana cualidad que él siempre había buscado en un hombre. Era el marido perfecto según la definición de pareja ideal en la que siempre había creído y aun así no conseguía destronar a Pedro en ningún aspecto.
Mientras Federico hablaba de cómo había comenzado la fábrica y de lo pequeña que era en un principio,  él solo pensaba en los brazos protectores que ya no le acunaban el rostro,  el torso poderoso que él ya no envolvía en los suyos y en el rostro delicado y hermoso que ansiaba ver de nuevo, tan perfecto que la primera vez que lo viera literalmente le robara el respiro. Pensaba en la fuerza y energía que emanaba Pedro en cada movimiento, en la sensualidad de su andar y en sus músculos al subir a la moto,  en su voz sensual, en sus ojos de miel,  en el dragón tatuado en su espalda y en cuánto le gustaría volar a su lado. Pero no se atrevía a hacerlo, todavía.
No era la primera vez que el recuerdo de Pedro lo absorbía y lo llevaba a ese lugar de ensueño donde solo estaban ellos y su amor. Lo recordaba cada noche y cada día pero no podía volver a él mientras no se sintiera él mismo.

__Seguro  que a vos te pasa lo mismo __ dijo Federico y Guillermo se dio cuenta de que había perdido la mitad de su discurso.

__Perdón me quedé pensando en otra cosa__ decidió sincerarse__. ¿Puedes repetir por favor?

__Te decía que para mí un hijo es sagrado.
Guillermo suspiró. Cada vez más contrariado, porque frente al hombre que siempre había pedido, el que amaba ganaba. No podía controlarlo, latía en sus entrañas. Y debió reconocer que un hombre idéntico a él jamás igualaría la completitud que le hacía sentir alguien distinto. Solo Pedro lo completaba, solo con él sentía que recuperaba algo que le faltaba sin lo cual la vida carecía de gracia y sentido,  solo Pedro le daba sentido a su existencia y a todo.

__Cuando tenemos un hijo, se transforma en lo más preciado  --reconoció al fin, incapaz de ignorar la fuerza con que un recuerdo golpeaba su conciencia pero tampoco su amor por Fabián.

“Quiero tener hijos con vos, Pedro.”  “Quiero que tengas un hijo mío Guille.” “Un hijo de los dos se sentiría como un milagro.”
Su celular sonó y lo rescató de un segundo papelón,  otra vez se había perdido la conversación. Pidió disculpas y respondió.

__No encontramos a los papás y necesitamos que venga a buscar a Guillermito a la escuela,  dice que le duele la panza __le avisó la preceptora.

Guillermo agradeció y cortó el llamado. Otra vez su nieto mentía, estaba seguro de que lo del dolor de panza no era más que una excusa para irse del colegio. Desde hacía una semana se negaba a ir cuando se levantaba y él terminaba obligándolo.

__Perdón, me tengo que ir _anunció a Federico que lo miraba atento.

__No te preocupes _respondió él alzando la mano para pedir la cuenta__. ¿Nos vemos otro día?

Guillermo sonrió apenado. Le hubiera gustado ser amigo de ese hombre. Pero presentía que él albergaba otras intenciones, y él aunque aceptó la propuesta en el momento jamás accedería a una cita, Pedro circulaba por sus venas, era ansia a sus apetencias, ocupaba sus retinas, su alma, y cada recoveco de su piel.
__Claro _ dijo por compromiso.          

Aunque Guillermo insistió en pagar la cuenta, Federico lo hizo y después lo acompañó hasta donde había dejado el auto. Intercambiaron los teléfonos.

Guillermo condujo hasta Banfield con un nudo en el pecho, no podía dejar de pensar en Pedro y en cuánto lo extrañaba. Sin embargo, tenía que ser fuerte y sabía que volver con él sin sentirse pleno primero sería desperdiciar el tiempo que habían pasado separados.
No tenía idea de cómo encontrarse con su ser,  con su centro. Sentía que su terapia se había estancado y que por más que se esforzara, no había modo de sentirse seguro y decidido. El dolor estaba ahí también el rencor, la duda y la impotencia.
En el colegio, la directora se le acercó.  Atrás venía la preceptora con Guillermito de la mano. Sintió que estaba viviendo un déjà- vu.

__ ¿Tiene un momento? __le preguntó la directora, y la sensación de ya visto se intensificó.

Guillermo se sentó en su despacho y escuchó lo que la mujer tenía para decirle.
__Desde hace un tiempo Guillermito otra vez llora en clase y en los recreos. Noté que se apartó de sus compañeros, entonces nuestra psicopedagoga lo llamó y conversó con él.
Al parecer unos chicos se burlaron porque no tiene abuela y porque usted… es gay.
A Guillermo le pareció que le apretaban la garganta con una tenaza. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel? Quiso matar a los padres de esos niños que les enseñaban que reírse de otros estaba bien y tragó con fuerza para controlar el impulso. Y con razón el nene no quería ir al colegio.

__ ¿Se puede hablar con los padres de esos compañeros? __preguntó.

__No sé si sería conveniente doctor _replicó ella.
__! Pero mi nieto está sufriendo por la ignorancia de esa gente! _defendió él__. ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados?

__Entiendo que le resulte complicado entenderlo pero la conducta de esos nenes no fue reiterada. Se conversó con ellos,  le pidieron disculpas y no volvieron a molestarlo. Lo importante es por qué Guillermito seguía llorando.
__ ¿Recuerda que le avisé que su abuela había muerto hace pocos meses? __preguntó, la mujer asintió.

__Me acuerdo. De todos modos lo llamaron para conversar. Sin duda atraviesa duelos, pero lo raro es que nos dijo que su otro abuelo se había ido a curar animales y que usted no quería que volviera y que él  lo extrañaba. ¿Es la explicación que le dio para que entendiera alguna muerte? Cuidar animales como metáfora de muerte.
Guillermo quedó perplejo.

__ ¿Qué? _masculló casi sin poder articular palabras.
__Sobreentendimos que, para suavizar la idea de muerte le había dicho que…
Guillermo la interrumpió.
__No le dije eso _ aseguró. Todo su cuerpo tembló. Pestañeó tratando de evitar el ardor que de pronto comenzó a escocerle los ojos y bajó la mirada__. No está hablando de  nadie muerto,  habla de Pedro…  mi pareja.

__Bueno, el nene no dio nombres, lo mencionó todo el tiempo como mi abuelo lindo y a veces como otro papá.

Guillermo ya no pudo evitar que algunas lágrimas le nublaran los ojos. Después de otro instante de silencio con una creciente sensación de ahogo en su pecho. Volvió a mirar a la directora y suspiró antes de hablar.

__Está bien _ dijo__. Voy a hablar con su psicólogo para evaluar cómo ayudarlo. Gracias por el aviso, la mantendré al tanto.

Se retiró de la escuela llevándose a su nieto que como de costumbre olvidó el dolor de panza ni bien subió al auto.
Al llegar a la casa lo primero en lo que pensó fue en quedarse con él pero la decisión no terminaba por convencerlo. Necesitaba hablar con alguien, y la única que podía ayudar objetivamente era su psicóloga.
La llamó por teléfono y le preguntó si podía hacerle un espacio ese día. Ella le ofreció verla en media hora. Dejó al nene con Julieta y condujo al consultorio, preocupado y con una extraña sensación de alivio a la vez.

__Perdóname que te haya molestado __ comenzó diciendo en la consulta.
__No es una molestia __le aclaró la licenciada__. Cuéntame qué pasa.

__Hace tiempo te conté que Guillermito había mentido en el colegio. Hoy lo hizo de nuevo: dijo que le dolía la panza para que lo fuera a buscar, él sabe que a esa hora sus papás están en la facultad y acabo de descubrir que es mi culpa.
__ ¿Cómo que es tu culpa?
__Sé que presiente mi inseguridad y miedos. Y adora a Pedro. ¿Te das cuenta de lo que le estoy haciendo separado de él?
Ella sonrió.
__Guillermo… parece que hubiéramos retrocedido. ¿Te acuerdas de nuestra primera sesión? __Guillermo asintió__. Te pregunté qué esperabas de un hombre, y describiste al padre perfecto. ¿Sabes qué siento ahora? Que quieres ser un padre y abuelo perfecto, y eso es tan imposible como encontrar al modelo de hombre de las telenovelas. Es tu conciencia la que no te permite liberarte de tus ataduras y el “debe ser”  que te impones a vos mismo. Temías porque Fabián conociera a los hermanos, y ya ves la relación y el cariño fluyó naturalmente.

__Gracias a Pedro _recordó en voz alta.

__Pedro los presentó en esa reunión, ellos dejaron fluir la vida, de ellos deberías aprender, a fluir con la vida sin pretender controlarlo todo y adentrarte aun en los abismos oscuros y fluir, entregando el peso de cómo salir a una fuerza superior a vos porque la inmensidad de lo que te rodea te supera. Sos humano, tienes miedo, sentimientos, y vas a cometer errores siempre. Permítete equivocarte, no te juzgues tan severamente. Y vas a ver cómo tu nieto presiente que estás bien y deja de mentir sin que tengas que hundirte en la desesperación por eso.
__El nene dijo en el colegio que extraña a su papá _ expuso Guillermo un poco más calmado pero aún sintiéndose culpable__. No se refería a Fabián sino que a veces le dice papá a Pedro y yo no puedo devolvérselo. No todavía, y él me culpa de su ausencia.

__Está perfecto _dijo ella__. Tienes derecho a tomarte tu tiempo. Y nadie puede mandar sobre eso.
__Pero me siento culpable.
__Borra la palabra culpa de tu mente Guillermo, nadie excepto el psicópata sale a la calle pensando voy a dañar a tal persona porque me da la gana…  no existe la culpa, el pecado ni el castigo, son solo mentiras que impone la religión para controlar a la gente y deberías saberlo vos que no sos religioso.
__Es que amo a Pedro con toda mi alma y aun así no puedo estar a su lado. Hoy sé que Silvina, Juan y otros solo fueron sombras oscuras en mi vida, ella con pocos destellos de luz, mi hijo el más importante de ellos- Fue una persona que idealicé un tiempo y de la que ahora ni siquiera puedo sentirme desencantado. Me siento tonto. Siento que fui un estúpido, y que lo sigo siendo porque teniendo a alguien que me ama y a quien amo con locura no puedo tenerlo cerca aunque quiera hacerlo, porque cada vez que lo hago se cuela la culpa de mis fracasos y hace estragos.
Eso no es todo. Esta mañana me encontré con un noviecito de la escuela y descubrí  que él se convirtió en todo lo que siempre anhelé en un hombre durante mi vida adulta. Sin embargo estando con él solo pensaba en Pedro y en que él es todo lo que quiero. ¿Por qué entonces no puedo ser feliz a su lado sin cuestionamientos?
__Te recuerdo que la clave son los deseos. Desea estar a su lado y así va a suceder. Desea sentirte pleno, y lo vas a conseguir.
__Lo deseo… __susurró Guillermo__. Deseo ser feliz.

__Entonces selo.

__
 Después de la sesión llevó el material de los archivos  al estudio y se instaló detrás de la computadora. Se sentía mucho más libre tras haber hablado con la licenciada, pero todavía estaba intranquilo por Guillermito.
Mientras pensaba en las palabras que había intercambiado con la analista y en el fuerte deseo de ser feliz que crecía en su interior como una llamarada, controló los mensajes sin desatender sus sentimientos.

“Me veo feliz frente al mar como el día del cumpleaños de Pedro, con el alma llena de dicha. Las aves vuelan alrededor y me siento en paz, me siento pleno. Miro hacia las olas y diviso a Pedro, que está alzando en el aire a Guillermito. Ríen y juegan, y yo sé que son felices como yo. De pronto él me mira y me señala para que mire al nene. Él me saluda y yo les tiro un beso que espero vuele hasta ellos y los abrace como las olas.”
La fantasía se interrumpió de repente. Basta de imaginar tanta felicidad, o me voy a poner a llorar delante de los clientes.
En ese momento miró hacia la puerta y descubrió a Gaby hablando con el cartero. Poco después ella se le aproximó y asentó tres sobres en el escritorio. Guillermo dejó la computadora para revisarlos,  dos eran facturas para pagar,  el tercero, una carta. Miró el sobre de ambos lados preguntándose quién escribía cartas en la era tecnológica. Además no reconocía la letra. Leyó el destinatario y halló su nombre. No había errores. Leyó el remitente: Juliana Kohler. Una dirección de Alemania. Posiblemente se tratara de una publicidad de alguna convención porque no conocía a nadie con ese nombre. Aun así, abrió el sobre.
Dentro halló varios papeles abrochados imposibles de leer si no rompía los broches, y una hoja suelta, escrita a mano,  intentó leerla al sobreentender que el remitente deseaba que repasara ese papel primero pero comprendió apenas unas palabras: estaba escrito en inglés.

__Gaby __ la llamó, quien pronto se acercó__. Vos qué sabes de inglés ¿puedes traducir esto para mí? __pidió entregándole el papel.

__Solo llegué al nivel básico,  lo intentaré _ contestó sonriendo, excusándose en caso de inventar alguna palabra.

__Haz la prueba _replicó él.
__”Estimado doctor Guillermo: Primero que nada disculpe mi mal inglés, mi español es peor. Mi nombre es Juliana y encontré esta carta en un cesto de basura, fue escrita por un compañero mío para usted. No fue difícil encontrar su dirección porque con algunos compañeros aquí tenemos…” _ se interrumpió. Guillermo la miró impaciente__. No sé…  supongo que se refiere a una especie de cuaderno. En fin “… aquí tenemos un cuaderno donde anotamos el nombre, la dirección y el teléfono de alguien a quien queremos avisarle algo y él lo había anotado a usted.” La verdad no entiendo nada de lo que quiere decir __ se molestó Gaby agitando el papel__. ¿De qué está hablando?

Guillermo que había comenzado a interpretar algo de lo que escuchaba estaba paralizado.
__Sigue, por favor _pidió en susurros.
Ella obedeció.
__La carta estaba en la basura, pero cuando leí las primeras líneas me pareció que sería penoso no enviársela. Espero haber hecho bien. Mis mejores deseos para los dos, Juliana.”
Guillermo miró los papeles abrochados que todavía tenía entre las manos y tembló de solo imaginar lo que se ocultaba en ellos.
__Gracias _dijo a Gaby antes de ponerse de pie y escapar al baño.
Se encerró y se sentó en la tapa del inodoro temblando: quería estar solo. Respiró profundo mientras trataba de deshacerse de los ganchos que aprisionaban los papeles sin romperlos. Le llevó tiempo, pero le sirvió para bajar la ansiedad. No sabía si estaba preparado para afrontar lo que sea que Pedro había preferido arrojar a la basura antes que enviárselo. Tal vez no lo había hecho para respetar el tiempo que le había pedido. O porque ya no quería verlo. Se preguntó en qué lugar del mundo estaría y cuándo se habría ido, suponía que se hallaba en Alemania porque la carta provenía de allí, pero no estaba seguro, él jamás dejaba de sorprenderlo.
El último gancho saltó, y él suspiró antes de desplegar la carta. Comenzó a leer, tratando de controlar el ritmo desbocado de su corazón que se había disparado solo al leer:  “Mi hermoso Guillermo”.
Poco a poco el alma de Pedro se fue desnudando ante sus ojos y él tembló entre el llanto.
“Fuiste tú el que me sostuvo cuando…”
“Nunca supiste pero  volviste a ser mi sueño.”
“Sé que necesitas tiempo, que estás emprendiendo tu propio vuelo, y lo respeto. Pero me siento perdido.”

¡Perdóname!, gritó su pensamiento porque las palabras no salían. ¡No quise hacerte daño!
Supo entonces que la cadena de heridas no había terminado y que el dolor de Pedro era también suyo, eran lo mismo. Se dio cuenta que todo lo que quería era estar a su lado. Pero para ser feliz con alguien primero tenía que serlo con él mismo y hacía mucho tiempo que había dejado de lado sus deseos. Primero por Silvina y Juan. Luego por Fabián ahora por Guillermito, luego porque sentía que ya no podía amigarse con la vida.
Alzó la mirada nublada de lágrimas y estrujó la carta contra el pecho. De solo pensar en Pedro tocando esos mismos papeles sentía que se hallaban más cerca. ¡Lo necesitaba tanto! Era su aire, su vida su todo.
Se humedeció los labios. Y el gusto salado le recordó el mar turbulento. Se había dejado llevar por las olas y por el amor de su vida una noche de tormenta. Había sido feliz entre sus brazos mientras su alma y el ritmo de sus caricias lo conducía aunque su corazón se debatiera entre lo que deseaba y lo que debía. Comprendió por primera vez a qué se refería su terapeuta cuando hablaba del deber ser y de la conciencia. Y supo cómo encontrar lo que quería.

La felicidad estaba dentro de él, e iba a liberarse de las cadenas que lo habían encarcelado en una prisión toda su vida, que lo ataban a la tierra, al fin iba a volar…
“Cielito lindo”, pensó en su mudo sentir.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.





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