jueves, 18 de julio de 2019

SUR CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO.


SUR
 CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO.

Creo que soy el único en sufrir
por los demás que por mí mismo, porque la piedad me persigue." - B. Constant.-
“El hombre descubre, en su vejez, que sufrir por el ser que se ama es una forma de felicidad." - F. Mauriac.-

__! Basta! No sigas. Lo que hay entre Analía y yo no tiene importancia.
__!No sé por qué no te lo creo! __respondió la mujer furiosa.

La discusión entre Rubén Maler y Samanta había durado un rato largo, hasta que ella salió de la oficina de la financiera y pegó un portazo. Rubén le pidió a Gutiérrez que fuera tras ella. Por momentos, Antonio dudaba respecto a si Maler no le entregaba a las mujeres en bandeja.
__ ¿Estás seguro? _recordó haberle preguntado.

__Si, Antonio: Ve, por favor, no quiero que todo quede patas arriba por celos.
 Era el detective Pereyra que trabajaba en el asesinato de Rubén Maler. Comentó que necesitaba conversar con ella y ella presentó a sus abogados. Ella pidió que se identificara y anotó mentalmente quejarse en recepción.
¿Cómo era posible que en ese hotel dejasen llegar a las habitaciones a alguien? Lo dejó pasar, recordó haberlo visto en las noticias. La muerte del financista había sido impactante para la elite madrileña.
__ ¿Por qué cree que alguien querría matar a Rubén Maler? __preguntó el detective sin preámbulos.

__Lamento decepcionarlo, pero no tengo la menor idea, hacía diez años que yo no sabía nada de él.
--¿No había hablado últimamente con él?

Analía se incorporó y fue en busca de su celular. Presionó unas teclas y le alcanzó el teléfono al policía.

__Escuche este mensaje __dijo Analía. Las palabras emergieron por el altavoz__. Lo recibí el mismo día que murió.

__ ¿A quién cree que se refería con “Fueron por tu padre…?” ¿Quiénes “fueron”?
__No lo sé… ¿Usted tiene alguna pista?
__No por ahora. Hace unos días recibí la llamada de la detective Belén…
Ella cree que puede haber cierta conexión entre la muerte de su padre en Buenos Aires, y la de Maler en Madrid.
__ ¿Qué conexión encontró la oficial?
__Rubén tenía la boca cosida… igual que su padre.


--Te busqué desesperado en ciudades, en los campos, las montañas. Recorrí caminos, frías quebradas abismales y senderos escondidos  para  poder encontrarte, no dejarte y tenerte morando en mis sentidos alentándome mis ansias contigo, entre mis esperanzas del mañana.
Y no estabas.  Caminé en cumbres escarpadas bañadas por las nubes y el silencio buscando y buscando sin cansarme lo que mi alma grita y necesita, caminé por los montes centenarios demandando por ti y tu sendero,  llegué cansado y preguntando  al indio viejo y sabio, en su eremita. Y no estabas.
Anduve entre selvas lujuriosas insondables, los esteros y sus riadas sin perder nunca la confianza de revelarte, verte en mis insomnios  sintiendo el dolor de tanta búsqueda, dejando fragmentos de mi alma corazón solitario en los caminos, voy dejando jirones de mi cuerpo.
Y no estabas.  Cansado, busqué en el fondo de mi alma ilusionado y con amor peregrino de recuerdos escudriñé pensamientos, mis querencias allí escuché la voz tibia, sencilla, suave, de mi blindado corazón que con simpleza, con la voz melodiosa y dura de mi conciencia
me dijo:
¡Quítate el duro blindaje de tu corazón ya desgajado y resentido! Escucha la bella música de la brisa,  viene del fondo de tu alma y deja que el amor sincero te guíe, sin mácula, con toda su calma  y allí encontrarás lo que buscas, porque ese será y es, tu destino.
 Allí estabas. Y allí estabas tú muy escondido, en el cuerpo dorado, cadencioso
de un muchacho  de ojos de  miel, de belleza sensual y zalamera  que me entregó en un dulce y amoroso vasallaje, su alma entera a su manera, con toda pasión y alegría, el amor más maravilloso. Y ahora, eres mío.
Y encontré el amor con los besos de tu boca, de miel y rosas y tu cuerpo de pétalos, que se escurre tibio entre mis manos olvidando búsquedas y esperas, entre suspiros  ansiosos  de amarte en mi regazo entre caricias lujuriosas.  Al fin te encontré y te tengo, amor de mis sueños tan aciagos y después de buscarte ¡tanto, tanto!, ya ardiente y arrebatado.
Desde ahora y para siempre, serás toda mi dicha embelesada en los ensueños de mi alma, con mi corazón por ti enamorado.
__Guille, amor, en esta eternidad que desconocemos, ¿no le temes a la rutina?
__Seré distinto cada día si te aburres,  inventaré una vida diferente en cada hora si lo nuestro se vuelve cotidiano y monótono, Pedro, no le temo a la rutina porque la eternidad es lo mínimo que necesito para darte el amor que tengo, que la muerte nos robó tantas veces, aunque creas que fui yo quien se fue, créeme que me di cuenta antes de cada despedida, en una especie de nostalgia, de melancolía que precedía al hasta luego. Y sentí, aquella tarde de otoño triste que algo solo mío, lánguidamente, se moría. Las aves callaron y la brisa se tornó más intensa, y fría. Y me miraste con nostalgia vieja con tu sonrisa de antes, tanta veces cristalina pero no tuve tu aliento, perdido en una distancia lenta.
Tu primavera acarició mis otoños, sin alegría sentí tu mano tibia, entre un sabor a olvido, y lejanía y presentí que estabas partiendo con mis sueños, y te perdía. Me besaste, con sabor a sorda congoja y despedida. Se hizo carne en mi interior la fría sensación del abandono y el pensamiento lacerado y herido al comprender que me dejabas. Por esa lágrima que rodó en tus mejillas sonrojadas, supe que las llamas se apagaron, pero el fuego del amor prevalecía
entre el dulce recuerdo de nuestro amor que te marcó, y se llevó mi vida. Para qué recordarte así… Si así, más te amo.
__Me bebo en silencio tu nombre, pronuncio en secretos los besos que galopando viajan por tu cuerpo, a escondidas erizarán tus poros haciendo que tus sentidos sucumban a mis deseos.
Con la sensualidad vistiendo tu piel no hará falta que te quites la ropa para despertar por ti mis locos deseos. Siénteme como una tibia brisa acariciando y remolineando en esos puntos erógenos de tu cuerpo. Armado con este amor haré de tu piel mi tormento, despertaré
en ti ese fuego callado y latente para ser en tu caldera ese leño que de pasión arda lento.
Derramaré por fuera de tu piel los besos y caricias, que de amor harán humedecer los cuerpos.
No ocultaré ante ti mis instintos perversos. Sabrás apaciguar mis deseos y mis miedos
ahogándolos en ese exquisito licor que solo hallaré bebiéndome tus besos paraíso de amor, infierno de deseos. Todo eso a tu lado por siempre quiero vivir.
¿Cómo sería salir de la rutina, Graziani?
__ ¿Quieres que te cuente un método?
__Quiero.

Las cortinas diluían mi pensamiento al compás del viento que las mecía suavemente alejándolas y devolviéndolas a su sitio, la vista perdida en pensamientos inescrutables para la mayoría pero no para él.

__ ¿Qué piensas? –Me preguntó sabiendo que tendría que repreguntar a mi “nada” que suelo contestar por defecto.

__ Nada.
__ En estos años aprendí algo y eso es que cuando vos estás así, algo en mente tienes. No me hagas preguntarte y preguntarte si al final me lo vas a decir ¿o no?
__ Pensaba en las cosas molestas de la vida, no en esas cosas terribles o angustiantes, pensaba en esas pequeñas cosas que irritan un poquito, que generan desagrado en niveles soportables y en cómo, creo yo, se pueden transformar en algo deseado o si no deseado, por lo menos… esperado -le contesté mientras pensaba que su mirada delataba curiosidad. Había captado su atención y también vi esa cara, como de una persona que sabe, sin saber nada todavía, que se estaba por convertir nuevamente en conejillo de indias a merced de otro de mis extraños experimentos.

__ Eso significa que… ¿tengo que hacer qué? –respondió resignado.

__ Yo creo que si vos soportas algo que al principio no te gusta y seguís así un tiempo a un ritmo constante, con los días eso que te molestaba, por lo menos, va a dejar de hacerlo.
__ Yo creo que no, que no es así -me respondió tajante y agregó -¿Qué tengo que hacer?
Ya tenía todo pensado, y ahora él estaba dispuesto a someterse a mi experimento movido por el solo hecho de derrumbar lo que yo creía que era una verdad absoluta, cosa que ha hecho muchas veces pero no siempre.
No es un tema de reflejo condicionado como el experimento de Pavlov que hacía sonar una campana antes de alimentar a un perro y comprobar cómo a los días igual babeaba con el sonido de la misma aunque no lo alimentaran, no. Esto es diferente, partimos de algo desagradable sacado de contexto y convertirlo con el tiempo en algo esperado quizás anhelado, sin necesidad de condicionar la prueba con una satisfacción pre o post acto.
“Ven”, le dije y le conté de qué se trataba. La carcajada fue estruendosa y el posterior “ni loco”, esperado. “Me imaginaba que cuando te lo dijera no ibas a querer, no te la ibas a bancar”, le contesté mojándole la oreja y su orgullo. Siguió riéndose como loco y al final aceptó. “¿Cuándo empezamos?”, preguntó seguramente odiando saber que mi respuesta ya estaba en su mente antes que yo la dijera.
Tomé una lapicera y mi cuaderno de “locuras” y empezamos:
Día uno.
La risa de ambos ganó el ambiente experimental del asunto pero igual manos a la obra. Su “¿ya está?” denotó indiferencia y no hubo signos de intolerancia aunque percibí la molestia en su postura corporal.
Día dos.
No hubo risas, pero seguía siendo gracioso, raro. Su actitud denotaba esfuerzo por demostrar lo inexacta de mi apreciación frente al acostumbrarse a algo molesto. Algo anda mal.
Día seis.
Es la noche, varias veces en el día se acercó disimuladamente a mí como esperando mi reacción pero no se animó a preguntarme por qué no lo hacía. Siento el sabor de la victoria pero todavía no puedo darme el lujo de festejar. Hice lo que tenía que hacer aprovechando su profundo sueño y todo salió bien. Sentía que estando despierto, el experimento estaba siendo condicionado o por mi ansiedad o por su deseo de ganarme la partida. Dormido, no había condicionamientos. Es muy sabido que ante una molestia insistente mientras dormimos nos hace reaccionar pero no fue este el caso, durante mi experimento apenas se movió un poco nada más, aunque ya le había revelado que en ese momento realizaba el experimento.
Seguí experimentando de noche por más de una semana y pasé a otra fase.
Día quince.
Lavaba algo  y me acerqué, que entendió para qué era, me lo reveló su postura gestual, como preparándose para la prueba en el momento en que menos tolera ser molestado. Todavía le molesta pero supongo que es solo su último esfuerzo por mantenerse en posición defensiva más que por molestia real. No estoy seguro.
Día veintitrés.
“¿Y?”, me preguntó a eso de las dos de la tarde. Tomé su pregunta como una pregunta de alguien en abstinencia y me sentí bien aunque no se lo hice notar. Algo raro noté en su comportamiento pero se me escapó, pondría más atención la próxima vez.
Día veinticuatro.
Ahí estaba, ayer me pareció pero hoy lo corroboré, exhaló con alivio al inicio del experimento. Su postura corporal era más que evidente, ya era notoria su “necesidad” del experimento.
“Dale, no me hagas esperar más”, me dijo y suspiró al terminar el acto diario. “Está bien, ganaste, ganaste, al principio lo odié pero ahora estoy todo el día pensando cuándo lo vas a hacer y al otro día lo mismo. Tenías razón”. Así concluí el experimento el día veintisiete, ante su rendición consumada ya no tenía sentido seguir.
Conclusión.
Al provocar un acto levemente desagradable constantemente y permitiendo un lapso de tiempo considerable entre una incursión y otra, la persona objeto del evento, prima facie molesto, con el tiempo percibe que tolera y le agrada lo que antes le resultaba irritante.
Conclusión dos.
El generador de las molestias no solo entiende el cambio en la persona afectada por su accionar sino que también empieza a disfrutar de las tenues señales de satisfacción que provoca al realizar su cometido.
Conejillo de Indias (su punto de vista)
“Al principio me molestaba pero poco a poco me comenzó a tranquilizar, sobre todo a la noche, sabes que me cuesta conciliar el sueño pero cuando me contaste que el experimento lo hacías de noche mientras dormía entendí, era como si el experimento me diera paz. Con los días esperaba ansioso que te decidieras a hacerlo y me encantaba. De alguna manera lo canalicé como atención, mucho más que una conexión física y ahora, experimento o no, todos los días espero que salives tu dedo mayor y lo introduzcas en mi cola hasta el fondo, parezco un cachorro esperando una caricia. Tú y tus experimentos.”

__Nunca caeremos en la rutina, sos la razón de mi existencia, júrame que nunca me dejarás cielito.
__Nunca,  eres todo para mí, Guille, llegaste para darle sentido a mi vida, para que volviera a sentirme completo, pleno.
__Tus labios  son mi sueño y mi pasión mas cuando te veo  siento cómo que mi corazón fuera a estallar y ya se me hace imposible resistirme a las  ansias de probar el sabor de tu boca,
cómo poder controlar ese deseo, y aunque intento más de una vez dominarlo,  no puedo, ni quiero detener esa incalculable  tentación que me incita y me excita, porque son tus labios
esa fascinación y esa seducción perfecta, que me hace soñar y pensar que quizá debería correr el riesgo,  crearme una oportunidad para robarte un beso y al fin hacer eso que creo que me es prohibido, mas cómo hacer para detener este inmenso anhelo  que crece y perdura en mi desquiciada mente, porque solo vivo torturado por esos labios,  que no sé si alguna vez podré probar, por eso noche a noche, me quitas el sueño,  tus labios son mi tentación
y mi pecado favorito. En tus labios me anclo cuando algo me duele o me perturba y la imagen aleja el miedo.
__El amor llega para convertirnos en niños con piel de adultos.
Y mientras un inocente llora, la vida sigue su curso sin importar la actitud de cada quién.
Somos indefensos, luego robles y retornamos a la niñez, donde no importa el pasado si esperanzados recordamos que un día nos recibieron en brazos, y hoy el amor sigue latente, esperanzados de nuevo en volver a los brazos del amor.
El tiempo nos adormece, y dejamos el futuro,  la adrenalina y las esperanzas a quienes despiertan al mundo mientras otros se van aislando.
La vida tiene su curso y para qué lamentar lo que pudimos ser un día, porque no hay perdón del tiempo y lo que pasó pasó sin importar  fuese bueno o malo pero no para nosotros que tenemos un infinito para modificar cada acto.
Nadie es quién para juzgar las actitudes o comportamientos de otros, cuando el curso de la vida nos lleva por el mismo camino y nadie sabe cómo seremos más adelante.
Lo único que debemos hacer, es prepararnos cada día más para que llegado el momento; aprendamos a contemplar el pasado y llenos de orgullo al saber que llegamos tan lejos que nos damos el lujo de contemplar el sol ocultarse en el horizonte mientras nos cobija la luna estrellas y luceros.
La vida ganada de por sí, ya es un premio y nosotros apremiados ante la vida y los años dorados  la recorrimos y lo seguiremos haciendo sin que nada nos haya detenido.
Hay que amar sin condición y buscar ser amado, porque no hay vitaminas más alentadoras para el espíritu, que una buena ración diaria de amor, para saber que no estamos solos.
__Siempre estaré para ti, sin importar las circunstancias yo te prometo que  voy a estar contigo, vamos a soñar juntos, vamos a reír, imaginemos que podemos  volar y viajar a los lugares del mundo en  los que anhelamos estar. Ven conmigo  que te llevaré a mi mundo de cosas bellas  que he construido para ti, entra en mi  pecho, ahí tengo un precioso nido que por
cada latido te hará saber que  constantemente te pienso.
Siempre soñaré contigo cuando no estés junto a mí. Cuando haga frío seré tu abrigo,  seré agua para calmar tu sed,  con el cielo por testigo hoy te digo que estoy feliz de que seas tú mi destino. Con toda sinceridad te confieso que son tus labios  los que quiero besar, no necesito buscar  más, en ti encuentro mucho más que  felicidad, mi calma, mi paz.
Calculando la diferencia horaria llamaron a Buenos Aires, el viaje parecía prolongarse y los chicos podrían sentir la ausencia.

__ ¿Seguro que están bien, Agustín?
__Sí, Pedro, Josecito entre el colegio y Fabián no tiene tiempo de extrañarte, para él cuidar de su hermanito es lo más importante, además tiene amiguitos del jardín que lo visitan _aseguró el hermano__. Y Fabián sigue cortando los dientes, chilla por allí pero apenas le sube un poco la temperatura, lleva sangre especial, lo sabes.

Dora y Cuca reparten el tiempo entre el estudio y la casa, el estudio bien.
Solo una cosa  puede que no te guste, pero quizá sea buena…
__ ¿Qué? Dilo, no andes con vueltas.
__El abogado de Camila apeló, y está  en domicilio, pero hermano, déjala, cuanto antes salga se irá del país, no va a regresar, tranquilo.
__No perdieron tiempo, pero tienes razón, no le tengo miedo, supongo que sabe le conviene desaparecer _ concluyó Pedro__. Hermano, puede que el viaje sea más largo de lo que pensamos, por favor conéctate o llama si nos necesitan.

__Sí, tranquilo. Más ausente estabas a veces en el sur, estaremos bien.

El detective había dejado a Analía sin palabras. A Maler le habían cosido la boca con hilo quirúrgico, exactamente igual que a su padre. En dos puntos diferentes del planeta, con una diferencia de horas, dos importantes hombres en su vida habían sido asesinados.
Volvió a la caja y sacó la foto. La observó detenidamente y no fue hasta el tercer llamado que reconoció el timbre del teléfono y respondió.

__Sí __dijo mientras daba vuelta la foto y veía la fecha inscripta en el reverso: 02 de abril. Se trataba de una imagen frente al Instituto de Botánica en Barrio Parque, San Isidro.

__Ana, llamo para que hagamos las paces. Quería saber si te gustaría cenar conmigo.
Ella se sorprendió, no esperaba el llamado después de la discusión de la tarde. Conocía a Antonio Gutiérrez hacía mucho tiempo y sabía que una invitación de ese estilo era para él un evento singular. Quería decir que ella le importaba. Se aclaró la garganta.
__Hola, Antonio. Claro, estaría bien terminar bien.
__Perfecto. ¿Te busco en el hotel en una hora?
Sin darse cuenta, se encontró vistiéndose para ese hombre, como si fuera una adolescente en busca de aprobación. Desechó el vestido que pretendía usar y lo cambió por un suéter negro y un jean, aunque se maquilló y se peinó, no podía producirse demasiado, sería un error dar a entender a Gutiérrez que tenía interés en él. Lo pasado entre ambos era algo que no iba a olvidar. Si bien la noche en Punta del Este no se le borraba de la cabeza, la manera en que él se manejó y la apartó era algo que no podía perdonar.
Bajó al lobby a las diez en punto. Él no se hizo esperar. Caminaron hasta encontrar algún sitio que fuera de su agrado. No tenían apuro. Una leve brisa acompañaba sus pasos y el silencio no les incomodaba. Gutiérrez sugirió tomar el metro hasta La Latina y comer en una taberna de tapas que prometió que le iba a encantar. Allí fueron. En la estación bajaron y caminaron hasta el número trece de la calle del Almendro. Allí, Antonio  dijo que comerían los huevos rotos más ricos de Madrid y el mejor de los vinos.
Analía se sintió atraída por la mística del lugar. Las mesas bajas y los bancos atiborrados de gente joven le  daban un toque atractivo.

__Como acá cada vez que puedo _dijo él mientras apoyaba su mano en la espalda de ella para indicarle dónde se ubicarían__. La rosca de morcillas y los huevos rotos son de lo mejor que hay. ¿Vino? __preguntó antes de servirle. Ella asintió.

__De todas las veces que estuve en Madrid, nunca escuché de este lugar _reflexionó ella en voz alta__. Nunca dejas de sorprenderme.

__ ¿Y se puede saber en qué te sorprendo?
__A simple vista, uno diría que sos frívolo y mundano, y sin embargo, cuando te relajas y dejas que los demás  te conozcan resultas una caja de sorpresas. Deambulas por un mundo totalmente diferente del que yo hubiera imaginado.
__No nos manejamos en realidades tan diferentes _contestó él pensativo mientras servía más vino__. De hecho, creo que somos bastante parecidos.

__ ¿Parecidos?
__Sí, los dos ocultamos quiénes somos en realidad.
__No entiendo.
_Mundano y frívolo. Así me ves vos y el resto del mundo. Dura pero superficial, así te ve a vos el mundo. La señorita bien que, en vez de heredar la empresa de papá, se las dio de rara y optó por la criminología forense, una carrera en absoluto tradicional. __Analía dejó escapar una carcajada__. Pero lo cierto es que ni vos sos superficial ni yo frívolo. Simplemente somos más de lo que decidimos mostrar al mundo. Lo que nos guardamos es lo que vos ves en mí ahora y yo en vos. El verdadero yo que dejamos para los que queremos que nos conozcan de verdad.

__ ¿Y vos piensas que yo quiero que me conozcas de verdad?

Antonio se acercó a ella mucho, tanto que casi podía sentir el calor de sus labios. Ella nos inmutó.
__Estoy seguro de que quieres que te conozca bien.
¿Quieres saber quién soy en realidad?
__ ¿Acaso no lo sé?
__No.
Analía se alejó, apenas, pero no apartó la mirada. Tomó más vino y volvió a sonreír. No entendía qué estaba pasando entre ellos. De repente, el más hermético de los amantes se estaba abriendo de manera inesperada.
Antonio volvió a sonreír. Ella imitó el gesto, pero algo en su actitud le hizo ver a él que ella no cedería tan fácil a los avances que acostumbraba realizar sobre las mujeres que deseaba. Le gustaba. Sabía que no debía fomentar la relación pero no podía evitarlo. Analía devolvió el silencioso escrutinio. ¿Quién era realmente ese hombre y qué se traía entre manos?

__ ¿Qué quieres de mí, Antonio?
__Todo __dijo sin dudar__. Si pudiera volver al fin de semana que pasamos en Punta del Este no dejaría que te escapes de mi cama.

Ella sintió que el calor subía por sus mejillas. Toda una confesión o un envite subido de tono. Antonio sabía cómo incomodarla. Desvió la mirada un segundo antes de responder.
__Pero no puedes volver el tiempo atrás. Y lo que pasó ya pasó. No hay manera de…
__ ¿De reivindicarme? __interrumpió él.

__No hace falta que lo hagas. Tuvimos un desliz. Una noche de sexo, nada más. Ninguno estaba preparado para la mañana después.
__Por eso te fuiste…
__No _respondió Analía __. Me fui porque apenas terminamos, vi la duda en tus ojos. Lo único que querías era que desapareciera.

__Eras la novia de un amigo.
__Ex novia.
__Lo que quieras. Tengo códigos.
__Rubén me había abandonado sin explicación, no lo debía lealtad.
__Pero yo sí. Además  era evidente que te estabas vengando de él acostándote conmigo. __Ella rio con sorna.

__ ¿Vengándome? Por favor. Lo de Punta fue cualquier cosa menos una venganza. Fue un acto irracional, en absoluto premeditado. Un impulso que ninguno de los dos frenó. Insisto, algo te conozco y sé que no das puntada sin hilo. ¿Qué es lo que quieres de mí?
__Quiero hacer las paces. Quiero que olvidemos el día después de esa noche y que nos demos una oportunidad.
__Hablas como si hubiéramos tenido algo.
__ ¿Y no lo tuvimos?

Ella dudó. Pero cuando estaba por responder, sus ojos se cruzaron con aquellos que jamás pensó encontrar en aquel sitio. Samanta, la socia de Rubén ingresó al bar seguida por el detective Pereyra, este había ido a visitarla por la tarde y era evidente, que horas después, luego de la charla que tuvieron, había ido en busca de esa mujer. Pero ¿por qué estaban allí?
__ ¿Qué…? _dijo Gutiérrez, que no entendía la mirada perdida de Ana. Entonces giró y vio a Samanta y el detective de la causa, a cargo de la investigación de Rubén entrando en el lugar.

Y dejó escapar una carcajada. Parecía una burla del destino. Samanta y Analía, dos amores, dos amantes de Maler y suyas, otra vez bajo el mismo techo. ¿Hacía cuánto que no se veían? ¿Sabían que habían compartido tres y no dos hombres?
Ana hubiera preferido no encontrarse nunca con Samanta. Había evitado cruzársela en cuanta reunió social podía. Pero ahora la mujer se acercaba segura, con paso firme, hacia ellos. Le sonreía a Antonio con una soltura que le envidiaba. Samanta y él se fundieron en un abrazo cómplice. A Ana se le revolvió el estómago. Era evidente que ellos tenían una relación que iba más allá de la amistad.

__Hola, Analía _escuchó que ella decía mientras se le acercaba a darle un beso.

__Qué tal, Samanta. Detective Pereyra, ¿cómo está? No creí volver a verlo hoy.
__Pues parece que el mundo es más pequeño de lo que creemos ¿no? En fin, los dejaremos seguir con lo de ustedes nosotros también tenemos apetito.
__Cierto _contestó Samanta__. Antonio, me da mucha alegría verte. Lamento que haya sido en estas circunstancias… Digo, luego de lo de Rubén. Analía, cuando quieras nos juntamos, siento lo de tu padre.

__Gracias, claro _dijo Ana, que no lograba relajarse en presencia de esa mujer.

__Los dejo. Nosotros vamos a ordenar. Hasta luego.

Samanta y Pereyra se despidieron y se perdieron entre la gente. Ana continuó comiendo sus huevos rotos sin decir nada. De repente se había enfrascado en sus pensamientos. Estaba tratando de repasar la charla que había tenido con el detective esa tarde.

__ ¿En qué estás pensando? _interrumpió Antonio.

__Nada… Me pregunto qué relación tendrá la socia, amante y quien halló el cadáver de Rubén con el detective de la causa, en verdad con la muerte de Rubén.
__Ella lo amaba, tanta como la que puedes a llegar a tener vos, ninguna.
--¿Qué hace el detective a cargo de la investigación comiendo con una de las partes?
__Tiene hambre.
__Hablo en serio. ¿No te parece raro que  Samanta acepte comer con él?
__Para nada. Es evidente que hay química entre ellos. Esta no es una comida oficial, digamos que están de ligue.
__Analía rio.
__Ella está casada…
__ ¿Y desde cuándo re preocupa que sea fiel al marido?
__No me preocupa, teniendo en cuenta que él me dejó por ella, solo digo que es una mujer casada, no corresponde…
__Ana, sé que ella no te cae y por qué, pero olvidemos que están acá y sigamos con lo nuestro. ¿Dónde estábamos…?
__Antes de que sigamos conversando de cosas privadas, hay algo que quiero comentarte. Esta tarde este Pereyra me informó que Belén lo contactó  por una coincidencia en las muertes de papá y Rubén.
__ ¿Qué tipo de coincidencias?
__A Rubén también se le cosió la boca.

Antonio se echó instintivamente hacia atrás, respiró profundo, y sin salir de su asombro, inquirió
__Pero ese dato no salió publicado en ningún lado.
__No, del detective prefirió guardar ese detalle de la prensa.
__Ana, esto es más grande de lo que podemos imaginarnos, tu padre y su socio estaban metidos en algo.
__Sí, pero ¿en qué? Vos fuiste la mano derecha de papá por años, ¿no notaste nada que te llamara la atención?
__Nada. Incluso he revisado su computadora.
__No entiendo qué podían tener ellos en común. Dos personas que vivían a kilómetros de distancia, y que solo se veían una vez por año en la reunión del consejo directivo.
__Hay algo que se nos está escapando _dijo Antonio__. Debe de haber una conexión. No es casual que dos personas aparezcan ahorcadas y con la boca cosida con diferencia de horas.

__Voy a hablar con Belén, es obvio que hay un secreto que estaba a punto de revelar.

Analía tomó el celular y llamó a su amiga. Él la observaba atento. La salida que había planeado como una velada romántica se había transformado en un desfile de interrogantes y especulaciones respecto  a las muertes.

Samanta se acomodó en  la butaca y dejó que el detective le sirviera el vino y buscara las patatas bravas.

__Gracias _dijo cuando él colocó la comida frente a ella.

__Un placer.
Pereyra había notado la tensión entre Gutiérrez, Samanta y Analía minutos antes.
__ ¿No te llevas bien con la criminóloga? _preguntó, ella sonrió.

__Me casé con el hombre que la dejó, fui amante del sujeto que le rompió el corazón y del que va a rompérselo en breve –contestó haciendo un gesto alusivo a Antonio.

__Evidentemente comparten el gusto por los hombres.

Ella dejó escapar una carcajada sincera. ¿Hacía cuánto que no se reía? Se relajó. Ese hombre era atractivo e inteligente, estaba a gusto con él y la noche parecía prometedora.

Recorrió el vidrio del escritorio con los dedos y después observó los detalles impersonales de ese cuarto. No había nada que pudiera identificarlo, nada rastreable, hasta sus huellas dactilares habían sido alteradas mediante la utilización de un sofisticado sistema de abrasión química. No existía. No había registro de su persona. Y cuando abandonase esa casa, el equipo de limpieza de los servicios secretos se ocuparía de borrar cualquier rastro de su presencia.
Como cada noche, ingresó a la red privada virtual de La Legión y redactó un breve informe con el detalle de situación. El archivo, encriptado, llegaba a un servidor seguro que, a su vez, lo remitía a un centro de altísima seguridad con base en Roma, que filtraba el contenido de posibles intrusiones o software espía.
Minutos después de concluida su conexión, encendió su computadora, la que usaba solo para contactar a la Agencia y accedió a la página segura de los servicios. Rápidamente solicitó el detalle de las autopsias de Beltrán y Maler. Luego sondeó la base de datos financiera que los servicios tenían disponibles para sus agentes en busca de información sobre posibles cuentas en el exterior de los fallecidos.


Abrió la puerta del departamento. Sin otra idea que darse una ducha y dormir, pero al entrar sus ojos se toparon con un sobre manuscrito por encima del resto de la correspondencia. Era de Rubén Maler.
Rasgó el papel rápidamente y para su asombro descubrió una calculadora y una nota que parecía haberse escrito con prisa: “Vas a saber qué hacer”. Solo  eso, junto a la nota, el dispositivo que no era lo que aparentaba y que conocía a la perfección.
Tomó el rudimentario aparato color gris y volvió a mirar el sobre. La tarjeta no estaba. Sin la tarjeta magnética, la calculadora no era más que eso. ¿Por qué Rubén habría enviado algo tan claro para él sin el dispositivo que lo hacía funcionar?
Revolvió el resto de la correspondencia para ver si la tarjeta estaba por separado, pero no encontró nada. Quizá la recibiría en un par de días. No sabía qué pensar, no tenía a quién recurrir. Y entonces le vino a la mente la herencia, la caja de Analía.
¿Y si la tarjeta clave estaba en esa caja? Rubén no era tan sensiblero para solo dejarle postales y fotos. ¿Y si Maler la había citado en la lectura del testamento para diversificar el riesgo y había puesto la tarjeta en la caja? Miró la hora. Sabía que ella ya debía de estar durmiendo pero, sin pensarlo dos veces, dio media vuelta y salió del departamento.
No tardó en encontrar un taxi que lo llevara al Ritz nuevamente. Casi sin tránsito a esas horas de la noche, llegó rápido y cuando arribó al hotel tomó el celular y llamó a la criminóloga.

__Estoy en el lobby. Tenemos que hablar.

Ana que lejos de dormir charlaba en su suite con Guillermo y Pedro, lo dejó subir, desconcertada. La había dejado allí hacía menos de una hora. ¿Qué podía ser tan urgente?
Antonio entró en el vestíbulo, su cabeza parecía ir más rápido que sus acciones, y no le gustó ver a los abogados, aunque supo que sería inútil pedir que se retiraran.

__Quiero ver la caja.
__ ¿Para qué?
__Por esto _respondió él y les mostró la calculadora gris que le había llegado por correo.

__ ¿Qué tiene que ver una calculadora vieja con la caja de Maler? _quiso saber Guillermo.

__Que no es doctor una calculadora vieja sino una llave.
Al ver que nadie respondía, agregó:
__Es un dispositivo de acceso a una cuenta en Suiza. Rubén me lo envió por correo antes de morir y creo que la clave de tu caja es el chip que lo activa. Por eso necesito ver la caja.

Ana miró a Guillermo que asintió y obedeció sin vacilar, se acercó a la cama, donde  reposaba el objeto. Se la entregó y se sentaron alrededor, Gutiérrez abrió la caja sin reparos. Revolvió la memorabilia desconcertado. No encontró nada que pareciera lo que buscaba.

__Te dije que son solo recuerdos.
__ ¿No había nada más?
__Eso es todo.
__ ¿Estás segura desde que no viste una tarjeta magnética, como las que se usan en la editorial para ingresar?
Ana negó con la cabeza. Antonio observó en detalle la caja. No parecía tener doble fondo. Su instinto lo obligó a palpar la madera centímetro a centímetro y bajo el terciopelo notó la pequeña hendidura. La presionó y la tapa se desprendió.

__Guillermo se incorporó rápidamente, Pedro y Ana lo siguieron. No creían lo que veían sus ojos. Se sentaron junto a Gutiérrez y trataron de respirar tranquilamente, pero el corazón les latía acelerado. Antonio distinguió el sobre color blanco enseguida. Era el mismo que había llegado a su domicilio. La letra era de Rubén. Se los mostró, Ana la reconoció, era la caligrafía de Maler, palideció un segundo. Rasgó el sobre y una tarjeta blanca con un microchip cayó sobre su regazo. Antonio la tomó y la introdujo en la calculadora. Luego la encendió y el dispositivo le solicitó la contraseña.

__ ¿Qué mierda es esto? __ bramó Guillermo.

__La herencia de Analía, Graziani, ya lo verá.
__ ¿El secreto que causó las muertes? _replicó Guillermo.

__Tal vez aunque sospecho no llegaremos tan fácilmente. Maler estaba metido en un gran lío. No hubiera tomado los recaudos que tomó si esto no fuera gordo. Esta calculadora es el acceso seguro a un estado de cuenta en Suiza. Esta cosa fea y ordinaria no es otra cosa que lo que les digo: la clave para saber qué fue lo que le pasó a Maler y quizás  a tu padre, Analía. Para activarla e ingresar a la cuenta, necesitamos una clave y el número de cuenta. Vos sos la clave, por ello te hizo venir.
__ ¿Qué?
__Si lo conozco un poco y creo que sí, tu fecha de nacimiento es la clave. Pero la cuenta, el número de la cuenta, tiene que estar disfrazado en esta caja.
__ ¿Cómo? _se asombró Guillermo.  

__Es que si no, Graziani, esto no tiene sentido.  Vamos a revisar todo de arriba abajo hasta que descubramos cuál es el número.
Necesito que hagas memoria Analía: Rubén ¿nunca te comentó si tenía una cuenta en el exterior? ¿Alguna vez te dio algo para que le guardaras? No es dinero, algo como un sobre con papeles, algo así.
__Nada. Absolutamente nada. Sabes mejor que nadie cómo era él no confiaba en nadie…
__En vos sí. Si no, no te hubiera mandado el acceso seguro.

Ralph recibió el alerta de activación de la llave de acceso seguro en el instante en que la tarjeta ingresó en el dispositivo. Buscó el teléfono al que debía comunicarse en caso que el destinatario accediera a los estados de  cuenta, y se preparó para que el secreto mejor  guardado de todos los tiempos saliera a la luz.
Atento a cualquier otro aviso, entró a su propio mensaje seguro y escribió dos palabras. Cuando entraran  a la cuenta, verían el mensaje y sabrían qué pasos seguir.
No pudo evitar cierta tristeza, que la cuenta se hubiera activado significaba que Rubén Maler estaba muerto.

Ana dejó la taza de café sobre la mesa de noche y resopló. No tenía la menor idea dónde podía estar o cuál podía ser el número de cuenta al que se refería Gutiérrez.
El número estaba formado por nueve dígitos y dos letras.
Los cuatro primeros indicaban el lugar donde estaba radicada la cuenta, el país y la ciudad. Los cinco restantes combinados con las dos letras, identificaban al dueño.
Tomó un poco más de café y esperó mientras Guillermo volvía a vaciar la caja.
Nada a simple vista, aunque lo hicieran cada uno a ciegas… nada. La foto era Barrio Parque Aguirre, la servilleta del café Marly en París, la entrada al zoológico… Habían revisado todo, una y otra vez. Gutiérrez parecía cansado. Eran casi las seis de la mañana y no habían dormido.

__La caja es el número de cuenta, Ana, no puede ser de otra manera.
Necesitaba despejarse, le habían dado vuelta al asunto infinidad de veces. Se incorporó y caminó hacia el baño.
__Me voy a bañar necesito espabilarme _dijo ella__. ¿Por qué no duermen un poco? En este estado no lograremos resolver nada.

Asintieron.
Antonio atrajo a Analía hacia él y ajustó sus dedos sobre el cuerpo firme de la mujer.

__Dame otra oportunidad _le dijo al oído. Ella retrocedió.

__Lo siento. Hace años no hubiera dudado en dártela. Hoy es tarde.

Dio media vuelta y desapareció tras la puerta del baño mientras sus amigos prometían regresar en unas horas.
Abrió la ducha y dejó correr el agua y que el sonido la transportara. Evitó volver a pensar en la intimidad que acababa de compartir con ese hombre. Se obligó a desterrar los sentimientos que guardaba en su interior y volvió a concentrarse en su padre.
Trató de recordar la última conversación que habían tenido. ¿Cuándo había sido? ¿El mismo  miércoles en que murió? No lo recordaba y se odiaba por eso. ¿Cómo había sido su muerte? ¿Cuáles fueron sus últimos pensamientos? ¿Qué hacía en el zoológico? ¿Había ido a encontrarse con alguien? ¿Lo habían llevado? Eran demasiadas preguntas y para ninguna tenía respuesta.
Cuando salió del baño ya había decidido regresar a Buenos Aires. Quería ir a casa de su padre y darla vuelta si hacía falta para descubrir cuál era la conexión entre él y Maler. Algún indicio debía de haber y estaba segura o decidida a encontrarlo. Caminó hasta la habitación y notó que Gutiérrez se había quedado dormido en el sofá. Sonrió. El editor en jefe  parecía vulnerable cuando dormía. Lo dejó descansar y se cambió. Luego volvió sobre las fotos de la caja. Rubén le estaba diciendo algo y ella debía descubrir qué era. Tomó la foto en Barrio Parque, la servilleta, la entrada al zoo y las ordenó cronológicamente, entonces lo vio.
En cada foto o recuerdo, lo que parecía una fecha era en realidad la suma de varios dígitos. Tomó papel, una lapicera y copió los números.
Tenía que despertar a Antonio y llamar a sus amigos.
__
__Dame tus besos, en los ojos y en los labios, bésame las heridas, los enojos, las alegrías y las penas que no se van, dame el roce tibio de tus labios en mi cuerpo y en mi frente.
Dame tus besos de trasnoche, tus besos de mañana, los de bienvenida y despedida, dame tus besos tiernos y los que me comen el alma, dame besos sin tiempo y sin espacio.
Dame tus besos, los pequeños y los grandes, los que duran un segundo y los que parecen eternos, los que conjuran a mis demonios más grandes y los que llaman a mis ángeles si es que me queda alguno.
Dame tus besos, los que me alimentan, los que me fortalecen en la distancia, los impacientes los amorosos y los pasionales, los que no podría ver nadie sin ruborizarse y los que provocarían aplausos.
Dame cielito  todos tus besos, no quiero que dejes ninguno a nadie más, que de tu boca yo quiero ser el único habitante, que de tu boca yo quiero ser tu dueño.

Entre jadeos tuyos y míos naufrago, dejándome arrastrar por el vaivén de tu marea, que cual mar tormentoso al compás de sus olas me eleva y me hunde, así siento estoy en la cúspide de tus delirios y me hundo en la sumisión de tus deseos, dejándome arrastrar en esta tormenta de pasión que desata en mí la desnudez de tu cuerpo.
Un instante de sensatez quiero encontrar en mi razón, que perdida en el aroma hechizante de la humedad de tus sentidos se encuentra… ese fugaz instante quiero encontrar tan solo para idear la siguiente manera de provocar ese ardiente gemido de tu garganta que me lleve a perderme en esta locura que es amarte.
Cegado de amor, dormida mi cordura, sientes mis labios adictos perderse por lugares vibrantes de tu piel… dueño de esta tempestad me llevas con sutiles movimientos a viajar por la suavidad de tu cuello, sigo el trazo que me marca tu mano en descenso, siguiente destino la cumbre erecta de tus pezones.
Desconcertado por tus jadeos me dejo llevar por la humedad de tu cuerpo, mientras entre tus piernas me tomas prisionero, las diminutas gotas de sudor de tu pasión, me llevan a descender al centro íntimo de tu tormento. Perdido allí, embriagado de deseo, mientras bebo tu licor, a tu   sexo estimulo con caricias húmedas de mi excitada lengua.
En el centro de tu tormenta me encuentro, con el poder de tu pasión controlas la situación, dejándome a merced de tu furia deliciosa, sobre mí,  tus movimientos perfectos me elevan al cielo y me hundes en tu infierno, mis manos intentan apaciguar tus meneos, mas solo incentivan a que con frenesí me lleves a lo más profundo de tus tormentos.
Mis besos a tu pecho adoran, en estos últimos momentos, un repentino espasmo de tu cuerpo y tu boca me obliga a beberme tu ardiente aliento, acallas en mi garganta tu profundo y victorioso gemido, haciéndome saber que calme y a la vez sucumbí a tu tormenta de pasión… sucumbí a tu delicioso amor.

Media hora después.

__ ¿Cuántos dígitos tiene que tener?
__Nueve y dos letras.
__Tengo ocho.
__ ¿Dónde los encontraste?
__Las fechas de las fotos. Las cuatro están con fechas, con esa data, o lo que pareciera ser una fecha. Lo que pasa es que están mal…
__Porque no son fechas _ adujo Guillermo.

__Exacto. No lo son. Miren.

Ana les entregó el papel en el que había transcripto las supuestas fechas. Antonio no tardó más de dos segundos en reconocer el número como el de una cuenta del UBS.
-Alcánzame la Laptop, por favor.

Ana fue por la computadora. Se sentaron alrededor de la mesa del recibidor y vieron cómo él accedía a la página del banco. Volvió a mirar los ocho dígitos. Había descontado que las fechas eran correctas pero al mirarlas con atención notó que la foto en Barrio Parque frente al Instituto de Botánica y Biología del partido de San Isidro, estaba fechada el dos de abril y ellos habían visitado la biblioteca del instituto cerca de las navidades de ese año, lo mismo sucedía con la foto en París, junio 19 decía. Y, lejos de ser verano, la imagen los mostraba abrigados para la estación más fría de Europa. Rubén se traía algo entre manos y estaba allí, a un paso.
__Igual falta un dígito _comentó ella mientras observaba al hombre navegar la red del UBS con conocimiento y tranquilidad.

__Es el cero. Los números de cuenta que están radicadas en Zúrich comienzan y terminan con cero, por lo tanto el número es el dos de abril, o dos del cuatro, y el cero.
__Cero-dos-cuatro-cero.
__Es una cuenta radicada en Zúrich. Y según el resto de las fechas, diecinueve de junio, diecinueve del seis y cinco de marzo, cinco del tres.
__Cero- dos-cuatro- cero- uno- nueve- seis. Cinco- tres. Ese es el número de cuenta.
__ ¿Y las letras?
__Tus iniciales.

Ana levantó la mirada, desconcertada. Estaban a punto de descubrir qué gran secreto ocultaba Maler, quizá con su padre. Gutiérrez tomó la calculadora, la encendió e introdujo la tarjeta magnética. El dispositivo emitió el pedido de la clave de acceso.

__Tu fecha de nacimiento.
__Tres- uno- dos- uno-nueve- ocho- cinco.

--La calculadora  es un acceso seguro. Genera claves distintas en cada ingreso a la cuenta. Este es el último.

Antonio cargó los dígitos en la computadora y presionó entrar. Inmediatamente se abrió el estado de cuenta de la empresa Monalisa.

__Tenemos que viajar a Zúrich… Inmediatamente.


CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.               
ESCENAS EXPLÍCITAS.

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