SUR
CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO.
Creo que soy el único en sufrir
por los demás
que por mí mismo, porque la piedad me persigue." - B. Constant.-
“El hombre descubre, en su vejez, que sufrir
por el ser que se ama es una forma de felicidad." - F. Mauriac.-
__! Basta! No sigas. Lo que hay entre Analía
y yo no tiene importancia.
__!No sé por qué no te lo creo! __respondió
la mujer furiosa.
La discusión entre Rubén Maler y Samanta
había durado un rato largo, hasta que ella salió de la oficina de la financiera
y pegó un portazo. Rubén le pidió a Gutiérrez que fuera tras ella. Por
momentos, Antonio dudaba respecto a si Maler no le entregaba a las mujeres en
bandeja.
__ ¿Estás seguro? _recordó haberle
preguntado.
__Si, Antonio: Ve, por favor, no quiero que
todo quede patas arriba por celos.
Era el detective Pereyra que trabajaba
en el asesinato de Rubén Maler. Comentó que necesitaba conversar con ella y
ella presentó a sus abogados. Ella pidió que se identificara y anotó
mentalmente quejarse en recepción.
¿Cómo era posible que en ese hotel dejasen
llegar a las habitaciones a alguien? Lo dejó pasar, recordó haberlo visto en
las noticias. La muerte del financista había sido impactante para la elite
madrileña.
__ ¿Por qué cree que alguien querría matar a
Rubén Maler? __preguntó el detective sin preámbulos.
__Lamento decepcionarlo, pero no tengo la
menor idea, hacía diez años que yo no sabía nada de él.
--¿No había hablado últimamente con él?
Analía se incorporó y fue en busca de su
celular. Presionó unas teclas y le alcanzó el teléfono al policía.
__Escuche este mensaje __dijo Analía. Las
palabras emergieron por el altavoz__. Lo recibí el mismo día que murió.
__ ¿A quién cree que se refería con “Fueron
por tu padre…?” ¿Quiénes “fueron”?
__No lo sé… ¿Usted tiene alguna pista?
__No por ahora. Hace unos días recibí la
llamada de la detective Belén…
Ella cree que puede haber cierta conexión
entre la muerte de su padre en Buenos Aires, y la de Maler en Madrid.
__ ¿Qué conexión encontró la oficial?
__Rubén tenía la boca cosida… igual que su
padre.
--Te busqué desesperado en ciudades, en los
campos, las montañas. Recorrí caminos, frías quebradas abismales y senderos
escondidos para poder encontrarte, no dejarte y tenerte morando
en mis sentidos alentándome mis ansias contigo, entre mis esperanzas del
mañana.
Y no estabas. Caminé en cumbres escarpadas bañadas por las nubes y el silencio buscando y buscando sin cansarme lo que mi alma grita y necesita, caminé por los montes centenarios demandando por ti y tu sendero, llegué cansado y preguntando al indio viejo y sabio, en su eremita. Y no estabas.
Y no estabas. Caminé en cumbres escarpadas bañadas por las nubes y el silencio buscando y buscando sin cansarme lo que mi alma grita y necesita, caminé por los montes centenarios demandando por ti y tu sendero, llegué cansado y preguntando al indio viejo y sabio, en su eremita. Y no estabas.
Anduve entre selvas lujuriosas insondables,
los esteros y sus riadas sin perder nunca la confianza de revelarte, verte en
mis insomnios sintiendo el dolor de tanta
búsqueda, dejando fragmentos de mi alma corazón solitario en los caminos, voy
dejando jirones de mi cuerpo.
Y no estabas. Cansado, busqué en el fondo de mi alma ilusionado y con amor peregrino de recuerdos escudriñé pensamientos, mis querencias allí escuché la voz tibia, sencilla, suave, de mi blindado corazón que con simpleza, con la voz melodiosa y dura de mi conciencia
me dijo:
Y no estabas. Cansado, busqué en el fondo de mi alma ilusionado y con amor peregrino de recuerdos escudriñé pensamientos, mis querencias allí escuché la voz tibia, sencilla, suave, de mi blindado corazón que con simpleza, con la voz melodiosa y dura de mi conciencia
me dijo:
¡Quítate el duro blindaje de tu corazón ya
desgajado y resentido! Escucha la bella música de la brisa, viene del fondo de tu alma y deja que el amor
sincero te guíe, sin mácula, con toda su calma
y allí encontrarás lo que buscas, porque ese será y es, tu destino.
Allí estabas. Y allí estabas tú muy escondido, en el cuerpo dorado, cadencioso
de un muchacho de ojos de miel, de belleza sensual y zalamera que me entregó en un dulce y amoroso vasallaje, su alma entera a su manera, con toda pasión y alegría, el amor más maravilloso. Y ahora, eres mío.
Allí estabas. Y allí estabas tú muy escondido, en el cuerpo dorado, cadencioso
de un muchacho de ojos de miel, de belleza sensual y zalamera que me entregó en un dulce y amoroso vasallaje, su alma entera a su manera, con toda pasión y alegría, el amor más maravilloso. Y ahora, eres mío.
Y encontré el amor con los besos de tu boca,
de miel y rosas y tu cuerpo de pétalos, que se escurre tibio entre mis manos
olvidando búsquedas y esperas, entre suspiros
ansiosos de amarte en mi regazo
entre caricias lujuriosas. Al fin te
encontré y te tengo, amor de mis sueños tan aciagos y después de buscarte
¡tanto, tanto!, ya ardiente y arrebatado.
Desde ahora y para siempre, serás toda mi dicha embelesada en los ensueños de mi alma, con mi corazón por ti enamorado.
Desde ahora y para siempre, serás toda mi dicha embelesada en los ensueños de mi alma, con mi corazón por ti enamorado.
__Guille, amor, en esta eternidad que
desconocemos, ¿no le temes a la rutina?
__Seré distinto cada día si te aburres, inventaré una vida diferente en cada hora si
lo nuestro se vuelve cotidiano y monótono, Pedro, no le temo a la rutina porque
la eternidad es lo mínimo que necesito para darte el amor que tengo, que la
muerte nos robó tantas veces, aunque creas que fui yo quien se fue, créeme que
me di cuenta antes de cada despedida, en una especie de nostalgia, de
melancolía que precedía al hasta luego. Y sentí, aquella tarde de otoño triste que
algo solo mío, lánguidamente, se moría. Las aves callaron y la brisa se tornó
más intensa, y fría. Y me miraste con nostalgia vieja con tu sonrisa de antes,
tanta veces cristalina pero no tuve tu aliento, perdido en una distancia lenta.
Tu primavera acarició mis otoños, sin alegría
sentí tu mano tibia, entre un sabor a olvido, y lejanía y presentí que estabas
partiendo con mis sueños, y te perdía. Me besaste, con sabor a sorda congoja y
despedida. Se hizo carne en mi interior la fría sensación del abandono y el
pensamiento lacerado y herido al comprender que me dejabas. Por esa lágrima que
rodó en tus mejillas sonrojadas, supe que las llamas se apagaron, pero el fuego
del amor prevalecía
entre el dulce recuerdo de nuestro amor que te marcó, y se llevó mi vida. Para qué recordarte así… Si así, más te amo.
entre el dulce recuerdo de nuestro amor que te marcó, y se llevó mi vida. Para qué recordarte así… Si así, más te amo.
__Me bebo en silencio tu nombre, pronuncio en
secretos los besos que galopando viajan por tu cuerpo, a escondidas erizarán
tus poros haciendo que tus sentidos sucumban a mis deseos.
Con la sensualidad vistiendo tu piel no hará
falta que te quites la ropa para despertar por ti mis locos deseos. Siénteme
como una tibia brisa acariciando y remolineando en esos puntos erógenos de tu
cuerpo. Armado con este amor haré de tu piel mi tormento, despertaré
en ti ese fuego callado y latente para ser en tu caldera ese leño que de pasión arda lento.
Derramaré por fuera de tu piel los besos y caricias, que de amor harán humedecer los cuerpos.
en ti ese fuego callado y latente para ser en tu caldera ese leño que de pasión arda lento.
Derramaré por fuera de tu piel los besos y caricias, que de amor harán humedecer los cuerpos.
No ocultaré ante ti mis instintos perversos.
Sabrás apaciguar mis deseos y mis miedos
ahogándolos en ese exquisito licor que solo hallaré bebiéndome tus besos paraíso de amor, infierno de deseos. Todo eso a tu lado por siempre quiero vivir.
ahogándolos en ese exquisito licor que solo hallaré bebiéndome tus besos paraíso de amor, infierno de deseos. Todo eso a tu lado por siempre quiero vivir.
¿Cómo sería salir de la rutina, Graziani?
__ ¿Quieres que te cuente un método?
__Quiero.
Las
cortinas diluían mi pensamiento al compás del viento que las mecía suavemente
alejándolas y devolviéndolas a su sitio, la vista perdida en pensamientos
inescrutables para la mayoría pero no para él.
__ ¿Qué piensas? –Me preguntó sabiendo que tendría que repreguntar a mi “nada” que suelo contestar por defecto.
__ Nada.
__ En estos años aprendí algo y eso es que cuando vos estás así, algo en mente tienes. No me hagas preguntarte y preguntarte si al final me lo vas a decir ¿o no?
__ Pensaba en las cosas molestas de la vida, no en esas cosas terribles o angustiantes, pensaba en esas pequeñas cosas que irritan un poquito, que generan desagrado en niveles soportables y en cómo, creo yo, se pueden transformar en algo deseado o si no deseado, por lo menos… esperado -le contesté mientras pensaba que su mirada delataba curiosidad. Había captado su atención y también vi esa cara, como de una persona que sabe, sin saber nada todavía, que se estaba por convertir nuevamente en conejillo de indias a merced de otro de mis extraños experimentos.
__ Eso significa que… ¿tengo que hacer qué? –respondió resignado.
__ Yo creo que si vos soportas algo que al principio no te gusta y seguís así un tiempo a un ritmo constante, con los días eso que te molestaba, por lo menos, va a dejar de hacerlo.
__ Yo creo que no, que no es así -me respondió tajante y agregó -¿Qué tengo que hacer?
Ya tenía
todo pensado, y ahora él estaba dispuesto a someterse a mi experimento movido
por el solo hecho de derrumbar lo que yo creía que era una verdad absoluta,
cosa que ha hecho muchas veces pero no siempre.
No es un tema de reflejo condicionado como el experimento de Pavlov que hacía sonar una campana antes de alimentar a un perro y comprobar cómo a los días igual babeaba con el sonido de la misma aunque no lo alimentaran, no. Esto es diferente, partimos de algo desagradable sacado de contexto y convertirlo con el tiempo en algo esperado quizás anhelado, sin necesidad de condicionar la prueba con una satisfacción pre o post acto.
“Ven”, le dije y le conté de qué se trataba. La carcajada fue estruendosa y el posterior “ni loco”, esperado. “Me imaginaba que cuando te lo dijera no ibas a querer, no te la ibas a bancar”, le contesté mojándole la oreja y su orgullo. Siguió riéndose como loco y al final aceptó. “¿Cuándo empezamos?”, preguntó seguramente odiando saber que mi respuesta ya estaba en su mente antes que yo la dijera.
Tomé una lapicera y mi cuaderno de “locuras” y empezamos:
Día uno.
La risa de ambos ganó el ambiente experimental del asunto pero igual manos a la obra. Su “¿ya está?” denotó indiferencia y no hubo signos de intolerancia aunque percibí la molestia en su postura corporal.
Día dos.
No hubo risas, pero seguía siendo gracioso, raro. Su actitud denotaba esfuerzo por demostrar lo inexacta de mi apreciación frente al acostumbrarse a algo molesto. Algo anda mal.
Día seis.
Es la noche, varias veces en el día se acercó disimuladamente a mí como esperando mi reacción pero no se animó a preguntarme por qué no lo hacía. Siento el sabor de la victoria pero todavía no puedo darme el lujo de festejar. Hice lo que tenía que hacer aprovechando su profundo sueño y todo salió bien. Sentía que estando despierto, el experimento estaba siendo condicionado o por mi ansiedad o por su deseo de ganarme la partida. Dormido, no había condicionamientos. Es muy sabido que ante una molestia insistente mientras dormimos nos hace reaccionar pero no fue este el caso, durante mi experimento apenas se movió un poco nada más, aunque ya le había revelado que en ese momento realizaba el experimento.
Seguí experimentando de noche por más de una semana y pasé a otra fase.
Día quince.
Lavaba algo y me acerqué, que entendió para qué era, me lo reveló su postura gestual, como preparándose para la prueba en el momento en que menos tolera ser molestado. Todavía le molesta pero supongo que es solo su último esfuerzo por mantenerse en posición defensiva más que por molestia real. No estoy seguro.
Día veintitrés.
“¿Y?”, me preguntó a eso de las dos de la tarde. Tomé su pregunta como una pregunta de alguien en abstinencia y me sentí bien aunque no se lo hice notar. Algo raro noté en su comportamiento pero se me escapó, pondría más atención la próxima vez.
Día veinticuatro.
Ahí estaba, ayer me pareció pero hoy lo corroboré, exhaló con alivio al inicio del experimento. Su postura corporal era más que evidente, ya era notoria su “necesidad” del experimento.
“Dale, no me hagas esperar más”, me dijo y suspiró al terminar el acto diario. “Está bien, ganaste, ganaste, al principio lo odié pero ahora estoy todo el día pensando cuándo lo vas a hacer y al otro día lo mismo. Tenías razón”. Así concluí el experimento el día veintisiete, ante su rendición consumada ya no tenía sentido seguir.
Conclusión.
Al provocar un acto levemente desagradable constantemente y permitiendo un lapso de tiempo considerable entre una incursión y otra, la persona objeto del evento, prima facie molesto, con el tiempo percibe que tolera y le agrada lo que antes le resultaba irritante.
Conclusión dos.
El generador de las molestias no solo entiende el cambio en la persona afectada por su accionar sino que también empieza a disfrutar de las tenues señales de satisfacción que provoca al realizar su cometido.
Conejillo de Indias (su punto de vista)
“Al principio me molestaba pero poco a poco me comenzó a tranquilizar, sobre todo a la noche, sabes que me cuesta conciliar el sueño pero cuando me contaste que el experimento lo hacías de noche mientras dormía entendí, era como si el experimento me diera paz. Con los días esperaba ansioso que te decidieras a hacerlo y me encantaba. De alguna manera lo canalicé como atención, mucho más que una conexión física y ahora, experimento o no, todos los días espero que salives tu dedo mayor y lo introduzcas en mi cola hasta el fondo, parezco un cachorro esperando una caricia. Tú y tus experimentos.”
__Nunca caeremos en la rutina, sos la razón de mi existencia, júrame que nunca me dejarás cielito.
No es un tema de reflejo condicionado como el experimento de Pavlov que hacía sonar una campana antes de alimentar a un perro y comprobar cómo a los días igual babeaba con el sonido de la misma aunque no lo alimentaran, no. Esto es diferente, partimos de algo desagradable sacado de contexto y convertirlo con el tiempo en algo esperado quizás anhelado, sin necesidad de condicionar la prueba con una satisfacción pre o post acto.
“Ven”, le dije y le conté de qué se trataba. La carcajada fue estruendosa y el posterior “ni loco”, esperado. “Me imaginaba que cuando te lo dijera no ibas a querer, no te la ibas a bancar”, le contesté mojándole la oreja y su orgullo. Siguió riéndose como loco y al final aceptó. “¿Cuándo empezamos?”, preguntó seguramente odiando saber que mi respuesta ya estaba en su mente antes que yo la dijera.
Tomé una lapicera y mi cuaderno de “locuras” y empezamos:
Día uno.
La risa de ambos ganó el ambiente experimental del asunto pero igual manos a la obra. Su “¿ya está?” denotó indiferencia y no hubo signos de intolerancia aunque percibí la molestia en su postura corporal.
Día dos.
No hubo risas, pero seguía siendo gracioso, raro. Su actitud denotaba esfuerzo por demostrar lo inexacta de mi apreciación frente al acostumbrarse a algo molesto. Algo anda mal.
Día seis.
Es la noche, varias veces en el día se acercó disimuladamente a mí como esperando mi reacción pero no se animó a preguntarme por qué no lo hacía. Siento el sabor de la victoria pero todavía no puedo darme el lujo de festejar. Hice lo que tenía que hacer aprovechando su profundo sueño y todo salió bien. Sentía que estando despierto, el experimento estaba siendo condicionado o por mi ansiedad o por su deseo de ganarme la partida. Dormido, no había condicionamientos. Es muy sabido que ante una molestia insistente mientras dormimos nos hace reaccionar pero no fue este el caso, durante mi experimento apenas se movió un poco nada más, aunque ya le había revelado que en ese momento realizaba el experimento.
Seguí experimentando de noche por más de una semana y pasé a otra fase.
Día quince.
Lavaba algo y me acerqué, que entendió para qué era, me lo reveló su postura gestual, como preparándose para la prueba en el momento en que menos tolera ser molestado. Todavía le molesta pero supongo que es solo su último esfuerzo por mantenerse en posición defensiva más que por molestia real. No estoy seguro.
Día veintitrés.
“¿Y?”, me preguntó a eso de las dos de la tarde. Tomé su pregunta como una pregunta de alguien en abstinencia y me sentí bien aunque no se lo hice notar. Algo raro noté en su comportamiento pero se me escapó, pondría más atención la próxima vez.
Día veinticuatro.
Ahí estaba, ayer me pareció pero hoy lo corroboré, exhaló con alivio al inicio del experimento. Su postura corporal era más que evidente, ya era notoria su “necesidad” del experimento.
“Dale, no me hagas esperar más”, me dijo y suspiró al terminar el acto diario. “Está bien, ganaste, ganaste, al principio lo odié pero ahora estoy todo el día pensando cuándo lo vas a hacer y al otro día lo mismo. Tenías razón”. Así concluí el experimento el día veintisiete, ante su rendición consumada ya no tenía sentido seguir.
Conclusión.
Al provocar un acto levemente desagradable constantemente y permitiendo un lapso de tiempo considerable entre una incursión y otra, la persona objeto del evento, prima facie molesto, con el tiempo percibe que tolera y le agrada lo que antes le resultaba irritante.
Conclusión dos.
El generador de las molestias no solo entiende el cambio en la persona afectada por su accionar sino que también empieza a disfrutar de las tenues señales de satisfacción que provoca al realizar su cometido.
Conejillo de Indias (su punto de vista)
“Al principio me molestaba pero poco a poco me comenzó a tranquilizar, sobre todo a la noche, sabes que me cuesta conciliar el sueño pero cuando me contaste que el experimento lo hacías de noche mientras dormía entendí, era como si el experimento me diera paz. Con los días esperaba ansioso que te decidieras a hacerlo y me encantaba. De alguna manera lo canalicé como atención, mucho más que una conexión física y ahora, experimento o no, todos los días espero que salives tu dedo mayor y lo introduzcas en mi cola hasta el fondo, parezco un cachorro esperando una caricia. Tú y tus experimentos.”
__Nunca caeremos en la rutina, sos la razón de mi existencia, júrame que nunca me dejarás cielito.
__Nunca,
eres todo para mí, Guille, llegaste para
darle sentido a mi vida, para que volviera a sentirme completo, pleno.
__Tus
labios son mi sueño y mi pasión mas
cuando te veo siento cómo que mi corazón
fuera a estallar y ya se me hace imposible resistirme a las ansias de probar el sabor de tu boca,
cómo poder controlar ese deseo, y aunque intento más de una vez dominarlo, no puedo, ni quiero detener esa incalculable tentación que me incita y me excita, porque son tus labios
esa fascinación y esa seducción perfecta, que me hace soñar y pensar que quizá debería correr el riesgo, crearme una oportunidad para robarte un beso y al fin hacer eso que creo que me es prohibido, mas cómo hacer para detener este inmenso anhelo que crece y perdura en mi desquiciada mente, porque solo vivo torturado por esos labios, que no sé si alguna vez podré probar, por eso noche a noche, me quitas el sueño, tus labios son mi tentación
y mi pecado favorito. En tus labios me anclo cuando algo me duele o me perturba y la imagen aleja el miedo.
cómo poder controlar ese deseo, y aunque intento más de una vez dominarlo, no puedo, ni quiero detener esa incalculable tentación que me incita y me excita, porque son tus labios
esa fascinación y esa seducción perfecta, que me hace soñar y pensar que quizá debería correr el riesgo, crearme una oportunidad para robarte un beso y al fin hacer eso que creo que me es prohibido, mas cómo hacer para detener este inmenso anhelo que crece y perdura en mi desquiciada mente, porque solo vivo torturado por esos labios, que no sé si alguna vez podré probar, por eso noche a noche, me quitas el sueño, tus labios son mi tentación
y mi pecado favorito. En tus labios me anclo cuando algo me duele o me perturba y la imagen aleja el miedo.
__El
amor llega para convertirnos en niños con piel de adultos.
Y
mientras un inocente llora, la vida sigue su curso sin importar la actitud de
cada quién.
Somos indefensos, luego robles y retornamos a la niñez, donde no importa el pasado si esperanzados recordamos que un día nos recibieron en brazos, y hoy el amor sigue latente, esperanzados de nuevo en volver a los brazos del amor.
El tiempo nos adormece, y dejamos el futuro, la adrenalina y las esperanzas a quienes despiertan al mundo mientras otros se van aislando.
La vida tiene su curso y para qué lamentar lo que pudimos ser un día, porque no hay perdón del tiempo y lo que pasó pasó sin importar fuese bueno o malo pero no para nosotros que tenemos un infinito para modificar cada acto.
Nadie es quién para juzgar las actitudes o comportamientos de otros, cuando el curso de la vida nos lleva por el mismo camino y nadie sabe cómo seremos más adelante.
Lo único que debemos hacer, es prepararnos cada día más para que llegado el momento; aprendamos a contemplar el pasado y llenos de orgullo al saber que llegamos tan lejos que nos damos el lujo de contemplar el sol ocultarse en el horizonte mientras nos cobija la luna estrellas y luceros.
La vida ganada de por sí, ya es un premio y nosotros apremiados ante la vida y los años dorados la recorrimos y lo seguiremos haciendo sin que nada nos haya detenido.
Hay que amar sin condición y buscar ser amado, porque no hay vitaminas más alentadoras para el espíritu, que una buena ración diaria de amor, para saber que no estamos solos.
Somos indefensos, luego robles y retornamos a la niñez, donde no importa el pasado si esperanzados recordamos que un día nos recibieron en brazos, y hoy el amor sigue latente, esperanzados de nuevo en volver a los brazos del amor.
El tiempo nos adormece, y dejamos el futuro, la adrenalina y las esperanzas a quienes despiertan al mundo mientras otros se van aislando.
La vida tiene su curso y para qué lamentar lo que pudimos ser un día, porque no hay perdón del tiempo y lo que pasó pasó sin importar fuese bueno o malo pero no para nosotros que tenemos un infinito para modificar cada acto.
Nadie es quién para juzgar las actitudes o comportamientos de otros, cuando el curso de la vida nos lleva por el mismo camino y nadie sabe cómo seremos más adelante.
Lo único que debemos hacer, es prepararnos cada día más para que llegado el momento; aprendamos a contemplar el pasado y llenos de orgullo al saber que llegamos tan lejos que nos damos el lujo de contemplar el sol ocultarse en el horizonte mientras nos cobija la luna estrellas y luceros.
La vida ganada de por sí, ya es un premio y nosotros apremiados ante la vida y los años dorados la recorrimos y lo seguiremos haciendo sin que nada nos haya detenido.
Hay que amar sin condición y buscar ser amado, porque no hay vitaminas más alentadoras para el espíritu, que una buena ración diaria de amor, para saber que no estamos solos.
__Siempre
estaré para ti, sin importar las circunstancias yo te prometo que voy a estar contigo, vamos a soñar juntos, vamos
a reír, imaginemos que podemos volar y
viajar a los lugares del mundo en los que
anhelamos estar. Ven conmigo que te llevaré
a mi mundo de cosas bellas que he construido
para ti, entra en mi pecho, ahí tengo un
precioso nido que por
cada latido te hará saber que constantemente te pienso.
Siempre soñaré contigo cuando no estés junto a mí. Cuando haga frío seré tu abrigo, seré agua para calmar tu sed, con el cielo por testigo hoy te digo que estoy feliz de que seas tú mi destino. Con toda sinceridad te confieso que son tus labios los que quiero besar, no necesito buscar más, en ti encuentro mucho más que felicidad, mi calma, mi paz.
cada latido te hará saber que constantemente te pienso.
Siempre soñaré contigo cuando no estés junto a mí. Cuando haga frío seré tu abrigo, seré agua para calmar tu sed, con el cielo por testigo hoy te digo que estoy feliz de que seas tú mi destino. Con toda sinceridad te confieso que son tus labios los que quiero besar, no necesito buscar más, en ti encuentro mucho más que felicidad, mi calma, mi paz.
Calculando
la diferencia horaria llamaron a Buenos Aires, el viaje parecía prolongarse y
los chicos podrían sentir la ausencia.
__ ¿Seguro
que están bien, Agustín?
__Sí,
Pedro, Josecito entre el colegio y Fabián no tiene tiempo de extrañarte, para
él cuidar de su hermanito es lo más importante, además tiene amiguitos del
jardín que lo visitan _aseguró el hermano__. Y Fabián sigue cortando los
dientes, chilla por allí pero apenas le sube un poco la temperatura, lleva
sangre especial, lo sabes.
Dora
y Cuca reparten el tiempo entre el estudio y la casa, el estudio bien.
Solo
una cosa puede que no te guste, pero
quizá sea buena…
__ ¿Qué?
Dilo, no andes con vueltas.
__El
abogado de Camila apeló, y está en
domicilio, pero hermano, déjala, cuanto antes salga se irá del país, no va a
regresar, tranquilo.
__No
perdieron tiempo, pero tienes razón, no le tengo miedo, supongo que sabe le conviene
desaparecer _ concluyó Pedro__. Hermano, puede que el viaje sea más largo de lo
que pensamos, por favor conéctate o llama si nos necesitan.
__Sí,
tranquilo. Más ausente estabas a veces en el sur, estaremos bien.
El
detective había dejado a Analía sin palabras. A Maler le habían cosido la boca
con hilo quirúrgico, exactamente igual que a su padre. En dos puntos diferentes
del planeta, con una diferencia de horas, dos importantes hombres en su vida
habían sido asesinados.
Volvió
a la caja y sacó la foto. La observó detenidamente y no fue hasta el tercer
llamado que reconoció el timbre del teléfono y respondió.
__Sí
__dijo mientras daba vuelta la foto y veía la fecha inscripta en el reverso: 02
de abril. Se trataba de una imagen frente al Instituto de Botánica en Barrio
Parque, San Isidro.
__Ana,
llamo para que hagamos las paces. Quería saber si te gustaría cenar conmigo.
Ella
se sorprendió, no esperaba el llamado después de la discusión de la tarde.
Conocía a Antonio Gutiérrez hacía mucho tiempo y sabía que una invitación de
ese estilo era para él un evento singular. Quería decir que ella le importaba.
Se aclaró la garganta.
__Hola,
Antonio. Claro, estaría bien terminar bien.
__Perfecto.
¿Te busco en el hotel en una hora?
Sin
darse cuenta, se encontró vistiéndose para ese hombre, como si fuera una
adolescente en busca de aprobación. Desechó el vestido que pretendía usar y lo
cambió por un suéter negro y un jean, aunque se maquilló y se peinó, no podía
producirse demasiado, sería un error dar a entender a Gutiérrez que tenía
interés en él. Lo pasado entre ambos era algo que no iba a olvidar. Si bien la
noche en Punta del Este no se le borraba de la cabeza, la manera en que él se
manejó y la apartó era algo que no podía perdonar.
Bajó
al lobby a las diez en punto. Él no se hizo esperar. Caminaron hasta encontrar
algún sitio que fuera de su agrado. No tenían apuro. Una leve brisa acompañaba
sus pasos y el silencio no les incomodaba. Gutiérrez sugirió tomar el metro hasta
La Latina y comer en una taberna de tapas que prometió que le iba a encantar.
Allí fueron. En la estación bajaron y caminaron hasta el número trece de la
calle del Almendro. Allí, Antonio dijo
que comerían los huevos rotos más ricos de Madrid y el mejor de los vinos.
Analía
se sintió atraída por la mística del lugar. Las mesas bajas y los bancos atiborrados
de gente joven le daban un toque
atractivo.
__Como
acá cada vez que puedo _dijo él mientras apoyaba su mano en la espalda de ella
para indicarle dónde se ubicarían__. La rosca de morcillas y los huevos rotos
son de lo mejor que hay. ¿Vino? __preguntó antes de servirle. Ella asintió.
__De
todas las veces que estuve en Madrid, nunca escuché de este lugar _reflexionó
ella en voz alta__. Nunca dejas de sorprenderme.
__ ¿Y
se puede saber en qué te sorprendo?
__A
simple vista, uno diría que sos frívolo y mundano, y sin embargo, cuando te
relajas y dejas que los demás te
conozcan resultas una caja de sorpresas. Deambulas por un mundo totalmente
diferente del que yo hubiera imaginado.
__No
nos manejamos en realidades tan diferentes _contestó él pensativo mientras
servía más vino__. De hecho, creo que somos bastante parecidos.
__ ¿Parecidos?
__Sí,
los dos ocultamos quiénes somos en realidad.
__No
entiendo.
_Mundano
y frívolo. Así me ves vos y el resto del mundo. Dura pero superficial, así te
ve a vos el mundo. La señorita bien que, en vez de heredar la empresa de papá,
se las dio de rara y optó por la criminología forense, una carrera en absoluto
tradicional. __Analía dejó escapar una carcajada__. Pero lo cierto es que ni
vos sos superficial ni yo frívolo. Simplemente somos más de lo que decidimos
mostrar al mundo. Lo que nos guardamos es lo que vos ves en mí ahora y yo en
vos. El verdadero yo que dejamos para los que queremos que nos conozcan de
verdad.
__
¿Y vos piensas que yo quiero que me conozcas de verdad?
Antonio
se acercó a ella mucho, tanto que casi podía sentir el calor de sus labios.
Ella nos inmutó.
__Estoy
seguro de que quieres que te conozca bien.
¿Quieres
saber quién soy en realidad?
__ ¿Acaso
no lo sé?
__No.
Analía
se alejó, apenas, pero no apartó la mirada. Tomó más vino y volvió a sonreír.
No entendía qué estaba pasando entre ellos. De repente, el más hermético de los
amantes se estaba abriendo de manera inesperada.
Antonio
volvió a sonreír. Ella imitó el gesto, pero algo en su actitud le hizo ver a él
que ella no cedería tan fácil a los avances que acostumbraba realizar sobre las
mujeres que deseaba. Le gustaba. Sabía que no debía fomentar la relación pero
no podía evitarlo. Analía devolvió el silencioso escrutinio. ¿Quién era
realmente ese hombre y qué se traía entre manos?
__ ¿Qué
quieres de mí, Antonio?
__Todo
__dijo sin dudar__. Si pudiera volver al fin de semana que pasamos en Punta del
Este no dejaría que te escapes de mi cama.
Ella
sintió que el calor subía por sus mejillas. Toda una confesión o un envite
subido de tono. Antonio sabía cómo incomodarla. Desvió la mirada un segundo
antes de responder.
__Pero
no puedes volver el tiempo atrás. Y lo que pasó ya pasó. No hay manera de…
__ ¿De
reivindicarme? __interrumpió él.
__No
hace falta que lo hagas. Tuvimos un desliz. Una noche de sexo, nada más.
Ninguno estaba preparado para la mañana después.
__Por
eso te fuiste…
__No
_respondió Analía __. Me fui porque apenas terminamos, vi la duda en tus ojos.
Lo único que querías era que desapareciera.
__Eras
la novia de un amigo.
__Ex
novia.
__Lo
que quieras. Tengo códigos.
__Rubén
me había abandonado sin explicación, no lo debía lealtad.
__Pero
yo sí. Además era evidente que te
estabas vengando de él acostándote conmigo. __Ella rio con sorna.
__ ¿Vengándome?
Por favor. Lo de Punta fue cualquier cosa menos una venganza. Fue un acto
irracional, en absoluto premeditado. Un impulso que ninguno de los dos frenó. Insisto,
algo te conozco y sé que no das puntada sin hilo. ¿Qué es lo que quieres de mí?
__Quiero
hacer las paces. Quiero que olvidemos el día después de esa noche y que nos
demos una oportunidad.
__Hablas
como si hubiéramos tenido algo.
__
¿Y no lo tuvimos?
Ella
dudó. Pero cuando estaba por responder, sus ojos se cruzaron con aquellos que
jamás pensó encontrar en aquel sitio. Samanta, la socia de Rubén ingresó al bar
seguida por el detective Pereyra, este había ido a visitarla por la tarde y era
evidente, que horas después, luego de la charla que tuvieron, había ido en
busca de esa mujer. Pero ¿por qué estaban allí?
__
¿Qué…? _dijo Gutiérrez, que no entendía la mirada perdida de Ana. Entonces giró
y vio a Samanta y el detective de la causa, a cargo de la investigación de
Rubén entrando en el lugar.
Y
dejó escapar una carcajada. Parecía una burla del destino. Samanta y Analía,
dos amores, dos amantes de Maler y suyas, otra vez bajo el mismo techo. ¿Hacía
cuánto que no se veían? ¿Sabían que habían compartido tres y no dos hombres?
Ana
hubiera preferido no encontrarse nunca con Samanta. Había evitado cruzársela en
cuanta reunió social podía. Pero ahora la mujer se acercaba segura, con paso
firme, hacia ellos. Le sonreía a Antonio con una soltura que le envidiaba.
Samanta y él se fundieron en un abrazo cómplice. A Ana se le revolvió el
estómago. Era evidente que ellos tenían una relación que iba más allá de la
amistad.
__Hola,
Analía _escuchó que ella decía mientras se le acercaba a darle un beso.
__Qué
tal, Samanta. Detective Pereyra, ¿cómo está? No creí volver a verlo hoy.
__Pues
parece que el mundo es más pequeño de lo que creemos ¿no? En fin, los dejaremos
seguir con lo de ustedes nosotros también tenemos apetito.
__Cierto
_contestó Samanta__. Antonio, me da mucha alegría verte. Lamento que haya sido
en estas circunstancias… Digo, luego de lo de Rubén. Analía, cuando quieras nos
juntamos, siento lo de tu padre.
__Gracias,
claro _dijo Ana, que no lograba relajarse en presencia de esa mujer.
__Los
dejo. Nosotros vamos a ordenar. Hasta luego.
Samanta
y Pereyra se despidieron y se perdieron entre la gente. Ana continuó comiendo
sus huevos rotos sin decir nada. De repente se había enfrascado en sus
pensamientos. Estaba tratando de repasar la charla que había tenido con el
detective esa tarde.
__ ¿En
qué estás pensando? _interrumpió Antonio.
__Nada…
Me pregunto qué relación tendrá la socia, amante y quien halló el cadáver de
Rubén con el detective de la causa, en verdad con la muerte de Rubén.
__Ella
lo amaba, tanta como la que puedes a llegar a tener vos, ninguna.
--¿Qué
hace el detective a cargo de la investigación comiendo con una de las partes?
__Tiene
hambre.
__Hablo
en serio. ¿No te parece raro que Samanta
acepte comer con él?
__Para
nada. Es evidente que hay química entre ellos. Esta no es una comida oficial,
digamos que están de ligue.
__Analía
rio.
__Ella
está casada…
__ ¿Y
desde cuándo re preocupa que sea fiel al marido?
__No
me preocupa, teniendo en cuenta que él me dejó por ella, solo digo que es una
mujer casada, no corresponde…
__Ana,
sé que ella no te cae y por qué, pero olvidemos que están acá y sigamos con lo
nuestro. ¿Dónde estábamos…?
__Antes
de que sigamos conversando de cosas privadas, hay algo que quiero comentarte.
Esta tarde este Pereyra me informó que Belén lo contactó por una coincidencia en las muertes de papá y
Rubén.
__ ¿Qué
tipo de coincidencias?
__A Rubén
también se le cosió la boca.
Antonio
se echó instintivamente hacia atrás, respiró profundo, y sin salir de su
asombro, inquirió
__Pero
ese dato no salió publicado en ningún lado.
__No,
del detective prefirió guardar ese detalle de la prensa.
__Ana,
esto es más grande de lo que podemos imaginarnos, tu padre y su socio estaban
metidos en algo.
__Sí,
pero ¿en qué? Vos fuiste la mano derecha de papá por años, ¿no notaste nada que
te llamara la atención?
__Nada.
Incluso he revisado su computadora.
__No
entiendo qué podían tener ellos en común. Dos personas que vivían a kilómetros
de distancia, y que solo se veían una vez por año en la reunión del consejo
directivo.
__Hay
algo que se nos está escapando _dijo Antonio__. Debe de haber una conexión. No
es casual que dos personas aparezcan ahorcadas y con la boca cosida con
diferencia de horas.
__Voy
a hablar con Belén, es obvio que hay un secreto que estaba a punto de revelar.
Analía
tomó el celular y llamó a su amiga. Él la observaba atento. La salida que había
planeado como una velada romántica se había transformado en un desfile de
interrogantes y especulaciones respecto
a las muertes.
Samanta
se acomodó en la butaca y dejó que el
detective le sirviera el vino y buscara las patatas bravas.
__Gracias
_dijo cuando él colocó la comida frente a ella.
__Un
placer.
Pereyra
había notado la tensión entre Gutiérrez, Samanta y Analía minutos antes.
__ ¿No
te llevas bien con la criminóloga? _preguntó, ella sonrió.
__Me
casé con el hombre que la dejó, fui amante del sujeto que le rompió el corazón
y del que va a rompérselo en breve –contestó haciendo un gesto alusivo a
Antonio.
__Evidentemente
comparten el gusto por los hombres.
Ella
dejó escapar una carcajada sincera. ¿Hacía cuánto que no se reía? Se relajó.
Ese hombre era atractivo e inteligente, estaba a gusto con él y la noche
parecía prometedora.
Recorrió
el vidrio del escritorio con los dedos y después observó los detalles
impersonales de ese cuarto. No había nada que pudiera identificarlo, nada
rastreable, hasta sus huellas dactilares habían sido alteradas mediante la
utilización de un sofisticado sistema de abrasión química. No existía. No había
registro de su persona. Y cuando abandonase esa casa, el equipo de limpieza de
los servicios secretos se ocuparía de borrar cualquier rastro de su presencia.
Como
cada noche, ingresó a la red privada virtual de La Legión y redactó un breve
informe con el detalle de situación. El archivo, encriptado, llegaba a un
servidor seguro que, a su vez, lo remitía a un centro de altísima seguridad con
base en Roma, que filtraba el contenido de posibles intrusiones o software
espía.
Minutos
después de concluida su conexión, encendió su computadora, la que usaba solo
para contactar a la Agencia y accedió a la página segura de los servicios.
Rápidamente solicitó el detalle de las autopsias de Beltrán y Maler. Luego
sondeó la base de datos financiera que los servicios tenían disponibles para
sus agentes en busca de información sobre posibles cuentas en el exterior de
los fallecidos.
Abrió
la puerta del departamento. Sin otra idea que darse una ducha y dormir, pero al
entrar sus ojos se toparon con un sobre manuscrito por encima del resto de la
correspondencia. Era de Rubén Maler.
Rasgó
el papel rápidamente y para su asombro descubrió una calculadora y una nota que
parecía haberse escrito con prisa: “Vas a saber qué hacer”. Solo eso, junto a la nota, el dispositivo que no
era lo que aparentaba y que conocía a la perfección.
Tomó
el rudimentario aparato color gris y volvió a mirar el sobre. La tarjeta no estaba.
Sin la tarjeta magnética, la calculadora no era más que eso. ¿Por qué Rubén
habría enviado algo tan claro para él sin el dispositivo que lo hacía
funcionar?
Revolvió
el resto de la correspondencia para ver si la tarjeta estaba por separado, pero
no encontró nada. Quizá la recibiría en un par de días. No sabía qué pensar, no
tenía a quién recurrir. Y entonces le vino a la mente la herencia, la caja de
Analía.
¿Y
si la tarjeta clave estaba en esa caja? Rubén no era tan sensiblero para solo
dejarle postales y fotos. ¿Y si Maler la había citado en la lectura del
testamento para diversificar el riesgo y había puesto la tarjeta en la caja?
Miró la hora. Sabía que ella ya debía de estar durmiendo pero, sin pensarlo dos
veces, dio media vuelta y salió del departamento.
No
tardó en encontrar un taxi que lo llevara al Ritz nuevamente. Casi sin tránsito
a esas horas de la noche, llegó rápido y cuando arribó al hotel tomó el celular
y llamó a la criminóloga.
__Estoy
en el lobby. Tenemos que hablar.
Ana
que lejos de dormir charlaba en su suite con Guillermo y Pedro, lo dejó subir,
desconcertada. La había dejado allí hacía menos de una hora. ¿Qué podía ser tan
urgente?
Antonio
entró en el vestíbulo, su cabeza parecía ir más rápido que sus acciones, y no
le gustó ver a los abogados, aunque supo que sería inútil pedir que se retiraran.
__Quiero
ver la caja.
__ ¿Para
qué?
__Por
esto _respondió él y les mostró la calculadora gris que le había llegado por
correo.
__ ¿Qué
tiene que ver una calculadora vieja con la caja de Maler? _quiso saber
Guillermo.
__Que
no es doctor una calculadora vieja sino una llave.
Al
ver que nadie respondía, agregó:
__Es
un dispositivo de acceso a una cuenta en Suiza. Rubén me lo envió por correo
antes de morir y creo que la clave de tu caja es el chip que lo activa. Por eso
necesito ver la caja.
Ana
miró a Guillermo que asintió y obedeció sin vacilar, se acercó a la cama, donde
reposaba el objeto. Se la entregó y se
sentaron alrededor, Gutiérrez abrió la caja sin reparos. Revolvió la
memorabilia desconcertado. No encontró nada que pareciera lo que buscaba.
__Te
dije que son solo recuerdos.
__ ¿No
había nada más?
__Eso
es todo.
__
¿Estás segura desde que no viste una tarjeta magnética, como las que se usan en
la editorial para ingresar?
Ana
negó con la cabeza. Antonio observó en detalle la caja. No parecía tener doble
fondo. Su instinto lo obligó a palpar la madera centímetro a centímetro y bajo
el terciopelo notó la pequeña hendidura. La presionó y la tapa se desprendió.
__Guillermo
se incorporó rápidamente, Pedro y Ana lo siguieron. No creían lo que veían sus
ojos. Se sentaron junto a Gutiérrez y trataron de respirar tranquilamente, pero
el corazón les latía acelerado. Antonio distinguió el sobre color blanco
enseguida. Era el mismo que había llegado a su domicilio. La letra era de
Rubén. Se los mostró, Ana la reconoció, era la caligrafía de Maler, palideció
un segundo. Rasgó el sobre y una tarjeta blanca con un microchip cayó sobre su
regazo. Antonio la tomó y la introdujo en la calculadora. Luego la encendió y
el dispositivo le solicitó la contraseña.
__ ¿Qué
mierda es esto? __ bramó Guillermo.
__La
herencia de Analía, Graziani, ya lo verá.
__
¿El secreto que causó las muertes? _replicó Guillermo.
__Tal
vez aunque sospecho no llegaremos tan fácilmente. Maler estaba metido en un
gran lío. No hubiera tomado los recaudos que tomó si esto no fuera gordo. Esta
calculadora es el acceso seguro a un estado de cuenta en Suiza. Esta cosa fea y
ordinaria no es otra cosa que lo que les digo: la clave para saber qué fue lo
que le pasó a Maler y quizás a tu padre,
Analía. Para activarla e ingresar a la cuenta, necesitamos una clave y el
número de cuenta. Vos sos la clave, por ello te hizo venir.
__
¿Qué?
__Si
lo conozco un poco y creo que sí, tu fecha de nacimiento es la clave. Pero la
cuenta, el número de la cuenta, tiene que estar disfrazado en esta caja.
__
¿Cómo? _se asombró Guillermo.
__Es
que si no, Graziani, esto no tiene sentido.
Vamos a revisar todo de arriba abajo hasta que descubramos cuál es el
número.
Necesito
que hagas memoria Analía: Rubén ¿nunca te comentó si tenía una cuenta en el
exterior? ¿Alguna vez te dio algo para que le guardaras? No es dinero, algo
como un sobre con papeles, algo así.
__Nada.
Absolutamente nada. Sabes mejor que nadie cómo era él no confiaba en nadie…
__En
vos sí. Si no, no te hubiera mandado el acceso seguro.
Ralph
recibió el alerta de activación de la llave de acceso seguro en el instante en
que la tarjeta ingresó en el dispositivo. Buscó el teléfono al que debía
comunicarse en caso que el destinatario accediera a los estados de cuenta, y se preparó para que el secreto
mejor guardado de todos los tiempos
saliera a la luz.
Atento
a cualquier otro aviso, entró a su propio mensaje seguro y escribió dos
palabras. Cuando entraran a la cuenta,
verían el mensaje y sabrían qué pasos seguir.
No
pudo evitar cierta tristeza, que la cuenta se hubiera activado significaba que
Rubén Maler estaba muerto.
Ana
dejó la taza de café sobre la mesa de noche y resopló. No tenía la menor idea
dónde podía estar o cuál podía ser el número de cuenta al que se refería
Gutiérrez.
El
número estaba formado por nueve dígitos y dos letras.
Los
cuatro primeros indicaban el lugar donde estaba radicada la cuenta, el país y
la ciudad. Los cinco restantes combinados con las dos letras, identificaban al
dueño.
Tomó
un poco más de café y esperó mientras Guillermo volvía a vaciar la caja.
Nada
a simple vista, aunque lo hicieran cada uno a ciegas… nada. La foto era Barrio
Parque Aguirre, la servilleta del café Marly en París, la entrada al zoológico…
Habían revisado todo, una y otra vez. Gutiérrez parecía cansado. Eran casi las
seis de la mañana y no habían dormido.
__La
caja es el número de cuenta, Ana, no puede ser de otra manera.
Necesitaba
despejarse, le habían dado vuelta al asunto infinidad de veces. Se incorporó y
caminó hacia el baño.
__Me
voy a bañar necesito espabilarme _dijo ella__. ¿Por qué no duermen un poco? En
este estado no lograremos resolver nada.
Asintieron.
Antonio
atrajo a Analía hacia él y ajustó sus dedos sobre el cuerpo firme de la mujer.
__Dame
otra oportunidad _le dijo al oído. Ella retrocedió.
__Lo
siento. Hace años no hubiera dudado en dártela. Hoy es tarde.
Dio
media vuelta y desapareció tras la puerta del baño mientras sus amigos
prometían regresar en unas horas.
Abrió
la ducha y dejó correr el agua y que el sonido la transportara. Evitó volver a
pensar en la intimidad que acababa de compartir con ese hombre. Se obligó a
desterrar los sentimientos que guardaba en su interior y volvió a concentrarse
en su padre.
Trató
de recordar la última conversación que habían tenido. ¿Cuándo había sido? ¿El
mismo miércoles en que murió? No lo recordaba
y se odiaba por eso. ¿Cómo había sido su muerte? ¿Cuáles fueron sus últimos
pensamientos? ¿Qué hacía en el zoológico? ¿Había ido a encontrarse con alguien?
¿Lo habían llevado? Eran demasiadas preguntas y para ninguna tenía respuesta.
Cuando
salió del baño ya había decidido regresar a Buenos Aires. Quería ir a casa de
su padre y darla vuelta si hacía falta para descubrir cuál era la conexión
entre él y Maler. Algún indicio debía de haber y estaba segura o decidida a
encontrarlo. Caminó hasta la habitación y notó que Gutiérrez se había quedado
dormido en el sofá. Sonrió. El editor en jefe
parecía vulnerable cuando dormía. Lo dejó descansar y se cambió. Luego
volvió sobre las fotos de la caja. Rubén le estaba diciendo algo y ella debía
descubrir qué era. Tomó la foto en Barrio Parque, la servilleta, la entrada al
zoo y las ordenó cronológicamente, entonces lo vio.
En
cada foto o recuerdo, lo que parecía una fecha era en realidad la suma de
varios dígitos. Tomó papel, una lapicera y copió los números.
Tenía
que despertar a Antonio y llamar a sus amigos.
__
__Dame
tus besos, en los ojos y en los labios, bésame las heridas, los enojos, las
alegrías y las penas que no se van, dame el roce tibio de tus labios en mi
cuerpo y en mi frente.
Dame
tus besos de trasnoche, tus besos de mañana, los de bienvenida y despedida, dame
tus besos tiernos y los que me comen el alma, dame besos sin tiempo y sin
espacio.
Dame
tus besos, los pequeños y los grandes, los que duran un segundo y los que
parecen eternos, los que conjuran a mis demonios más grandes y los que llaman a
mis ángeles si es que me queda alguno.
Dame
tus besos, los que me alimentan, los que me fortalecen en la distancia, los
impacientes los amorosos y los pasionales, los que no podría ver nadie sin
ruborizarse y los que provocarían aplausos.
Dame
cielito todos tus besos, no quiero que
dejes ninguno a nadie más, que de tu boca yo quiero ser el único habitante, que
de tu boca yo quiero ser tu dueño.
Entre
jadeos tuyos y míos naufrago, dejándome arrastrar por el vaivén de tu marea,
que cual mar tormentoso al compás de sus olas me eleva y me hunde, así siento
estoy en la cúspide de tus delirios y me hundo en la sumisión de tus deseos,
dejándome arrastrar en esta tormenta de pasión que desata en mí la desnudez de
tu cuerpo.
Un
instante de sensatez quiero encontrar en mi razón, que perdida en el aroma
hechizante de la humedad de tus sentidos se encuentra… ese fugaz instante
quiero encontrar tan solo para idear la siguiente manera de provocar ese
ardiente gemido de tu garganta que me lleve a perderme en esta locura que es
amarte.
Cegado
de amor, dormida mi cordura, sientes mis labios adictos perderse por lugares
vibrantes de tu piel… dueño de esta tempestad me llevas con sutiles movimientos
a viajar por la suavidad de tu cuello, sigo el trazo que me marca tu mano en
descenso, siguiente destino la cumbre erecta de tus pezones.
Desconcertado
por tus jadeos me dejo llevar por la humedad de tu cuerpo, mientras entre tus
piernas me tomas prisionero, las diminutas gotas de sudor de tu pasión, me
llevan a descender al centro íntimo de tu tormento. Perdido allí, embriagado de
deseo, mientras bebo tu licor, a tu sexo estimulo con caricias húmedas de mi
excitada lengua.
En
el centro de tu tormenta me encuentro, con el poder de tu pasión controlas la
situación, dejándome a merced de tu furia deliciosa, sobre mí, tus movimientos perfectos me elevan al cielo y
me hundes en tu infierno, mis manos intentan apaciguar tus meneos, mas solo
incentivan a que con frenesí me lleves a lo más profundo de tus tormentos.
Mis
besos a tu pecho adoran, en estos últimos momentos, un repentino espasmo de tu
cuerpo y tu boca me obliga a beberme tu ardiente aliento, acallas en mi
garganta tu profundo y victorioso gemido, haciéndome saber que calme y a la vez
sucumbí a tu tormenta de pasión… sucumbí a tu delicioso amor.
Media
hora después.
__ ¿Cuántos
dígitos tiene que tener?
__Nueve
y dos letras.
__Tengo
ocho.
__ ¿Dónde
los encontraste?
__Las
fechas de las fotos. Las cuatro están con fechas, con esa data, o lo que
pareciera ser una fecha. Lo que pasa es que están mal…
__Porque
no son fechas _ adujo Guillermo.
__Exacto.
No lo son. Miren.
Ana
les entregó el papel en el que había transcripto las supuestas fechas. Antonio
no tardó más de dos segundos en reconocer el número como el de una cuenta del
UBS.
-Alcánzame
la Laptop, por favor.
Ana
fue por la computadora. Se sentaron alrededor de la mesa del recibidor y vieron
cómo él accedía a la página del banco. Volvió a mirar los ocho dígitos. Había
descontado que las fechas eran correctas pero al mirarlas con atención notó que
la foto en Barrio Parque frente al Instituto de Botánica y Biología del partido
de San Isidro, estaba fechada el dos de abril y ellos habían visitado la
biblioteca del instituto cerca de las navidades de ese año, lo mismo sucedía
con la foto en París, junio 19 decía. Y, lejos de ser verano, la imagen los
mostraba abrigados para la estación más fría de Europa. Rubén se traía algo
entre manos y estaba allí, a un paso.
__Igual
falta un dígito _comentó ella mientras observaba al hombre navegar la red del
UBS con conocimiento y tranquilidad.
__Es
el cero. Los números de cuenta que están radicadas en Zúrich comienzan y
terminan con cero, por lo tanto el número es el dos de abril, o dos del cuatro,
y el cero.
__Cero-dos-cuatro-cero.
__Es
una cuenta radicada en Zúrich. Y según el resto de las fechas, diecinueve de
junio, diecinueve del seis y cinco de marzo, cinco del tres.
__Cero-
dos-cuatro- cero- uno- nueve- seis. Cinco- tres. Ese es el número de cuenta.
__ ¿Y
las letras?
__Tus
iniciales.
Ana
levantó la mirada, desconcertada. Estaban a punto de descubrir qué gran secreto
ocultaba Maler, quizá con su padre. Gutiérrez tomó la calculadora, la encendió
e introdujo la tarjeta magnética. El dispositivo emitió el pedido de la clave de
acceso.
__Tu
fecha de nacimiento.
__Tres-
uno- dos- uno-nueve- ocho- cinco.
--La
calculadora es un acceso seguro. Genera
claves distintas en cada ingreso a la cuenta. Este es el último.
Antonio
cargó los dígitos en la computadora y presionó entrar. Inmediatamente se abrió
el estado de cuenta de la empresa Monalisa.
__Tenemos
que viajar a Zúrich… Inmediatamente.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO.
ESCENAS
EXPLÍCITAS.
Gloria Hermosa
ResponderEliminarLily Rz Magnífico
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarMagdalena Hermoso
ResponderEliminarEs interesante Eve, pero ya no tiene mucho que ver con el Sur que tanto me gustó...Yo prefiero que termines Sur, que la recuerdo con inmenso cariño...Perdón Eve, pero es lo que siento...
ResponderEliminar