domingo, 28 de julio de 2019

¿Y SI FUERA POSIBLE? CAPÍTULO SETENTA.


¿Y SI FUERA POSIBLE?

CAPÍTULO SETENTA.



Ciudad Autónoma, viernes 05 de agosto 2016.

"Y para los amantes su amor desesperado
podrá ser un delito...
pero nunca un pecado". José Ángel Buesa.

Natasha no sabe nada, y Sarah siempre te aceptó y te amó.
Lo que acompaña a esta carta es tu verdadera partida de nacimiento, y lo que pude recolectar de tu verdadera madre para que la conocieras un poco.
Tenía leucemia, y se supo cuando en el parto no podían detener la hemorragia e hicieron análisis, murió poco tiempo después, te digo esto para que no sientas culpa alguna, ella estaba muy enferma.
Espero me perdones, y seas feliz. Ella antes de morir me pidió que te cuidara siempre, y que te hiciera feliz. Vive, y sé feliz hijo.
Julio”.

Guillermo se cubrió la boca para atajar el grito desolado que le paralizó el respiro. Salió de la bóveda y del banco antes de que Pedro reaccionara, para correr sin rumbo hasta la costanera sin hacer caso de las miradas curiosas ni del viento que se clavaba en el rostro como aguijones. Alcanzó un grupo de árboles y presionó la frente en un tronco hasta sentir dolor. Lejos de todo y en un remanso donde sentía el mundo lejano soltó el alarido que había tragado antes al que le siguió un llanto desgarrador como no recordaba haber emitido ni cuando murió Julio. Acabó de rodillas frente al árbol.
 “El sueño magnífico, la alegría en expresión suprema, el corazón que arrastraba las nubes, las desarmaba y se filtraban hasta desaparecer. La esperanza fulguraba por las vena colmando de alegría a un ser sombrío por definición lavando el tormento de la infancia y vestigios de viejas amarguras fueron solo un recuerdo apenas quizás agrisando las paredes internas de este ser tan extraordinariamente sombrío, hasta casi hacerlas desaparecer.
Vi lo gris volverse oscuro y la sangre negra retroceder implacable golpeando con dolor y tapando las arterias y ahogando la felicidad. Contemplé el exacto momento en que las imágenes de risa y esplendor se marchitaban como mi flor y me desesperó no poder frenar el avance. Manotazos que traspasaban las figuras mientras mi pobre corazón se resquebrajaba y el dolor produjo vómitos y convulsiones pero solo podía mirar, fui obligado a ver mi muerte, apretando mis muelas hasta que se partieron y mis encías sangraban y no podía tapar mis ojos, ¡Dios!, No quería ver pero me arrancaron los párpados y con aguja afirmaron los globos de mis ojos y no hubo fuerzas para torcer mi triste destino. Fui liberado en la angustia del tiempo y seguí mirando ya sin ataduras, por el solo hecho de ver lo que quedaba y retorcerme buscando lo que fue. Había llegado la hora de empezar a pagar los pecados cometidos”.

Lo recogieron unas manos fuertes y decididas, y él se dejó sostener. Pedro lo obligó a volverse y lo contuvo contra su pecho mientras lo cubría de una lluvia de besos delicados. No le hablaba, y Guillermo se dio cuenta que también lloraba.

__No puede ser, Pedrito, no puede ser. Perdí  todo en lo que creí cincuenta años para siempre _ dijo entre lágrimas y sollozos.

__No quiero pensar en eso, Guille, no me resigno. Esta noticia es un duro revés, no lo niego, pero quiero que tomes tiempo para pensar, no puedes rendirte, yo no te dejaré bajar los brazos.
__No me dejes mi amor…  vuelve siempre a mí, por favor.
__Siempre, lo prometo, acá estoy…  hoy, mañana y siempre.
__Pedro, Sarah y yo éramos uno la sombra del otro, antes de…
__No te detengas, lo sé, antes de que me casara con ella.
__Alguna vez llegué a creer que era mi alma gemela encarnada en una madre, y resulta ser que… __la voz se estranguló.

__Resulta que te ama, y que te amó siempre, que esto no cambia nada, que tuviste dos mamás _  lo consoló Pedro__, y quien te llevó en su vientre también te amó, es solo que murió, mi amor, tranquilo, respira por favor, inspira por la nariz, exhala lentamente por la boca, eres muy amado, Guille.

__ ¿Por qué mi padre hizo esto? Creo que lo odio, me dejó sin saber la verdad, se murió sin siquiera mostrarme una tumba, dejó que Sarah me diera su amor a mí y que Natasha con razón se resintiera, porque en verdad Sarah siempre me quiso y me dio todo a mí, lo odio,   por cobarde, porque de no haber muerto esa madre no me habría conocido ni dado su nombre si ella se lo hubiera dicho, sé que no se habría jugado ni por ella ni por mí… , al menos hasta se lo plantea en la carta.
Pedro le apartó de sí y le encerró el rostro entre sus manos. Lo miró fijamente. Guillermo notó que le temblaba el mentón y que tenía las mejillas húmedas y las pestañas aglutinadas. Le sonrió con labios inseguros, y él, que habría deseado morir, le respondió de la misma manera solo para hacerlo feliz, para tranquilizarlo. Tanto lo amaba.

__Mi amor, Sarah no es tu madre biológica y te ama, para ti nada cambiará, pero para mí es un gran alivio, no fui el esposo de tu madre, no me enamoré del hijo de ella, no llevas su sangre, es más liviana lo que siempre sería mi carga de haberlos traicionado por mi error.
__Lo sé amor, se lo que significa esto, es solo que no sé qué mierda hacer, tengo un puñado de fotos de una jovencita, es una nena, y no la conozco, me llevó en la panza, me parió y no sé ni cómo era su voz, ni dónde está su familia… su tumba, nada, y no sé si llegue a sentir algo, a reconstruir algo, a encontrar algo de ella en mí, y todo el amor del que soy capaz se lo di a Sarah y ella hoy me odia porque te amo,  pasé media vida intentando ser igual a mi padre cuando él no tuvo el coraje de decir esto, no fue el hombre amante y fiel que pensé, ni la imagen que adoré.
Guillermo elevó la mirada anegada y encontró la de Pedro.

__Amor mío estuve a punto de renunciar a vos  por no traicionar a Sarah, casi te obligaste a ver lo nuestro como imposible, y de habernos perdido por esta mentira hoy yo no sería nada, no tendría a nadie, si yo hubiese conocido esto sin tu presencia habría perdido el deseo por la vida, jamás volvería a ser feliz, me sentiría vacío, seco, la nada __balbuceó Guillermo no pudiendo evitar que el llanto regresara.

__Pero existo, y esta verdad en cierto modo nos libera, mi vida te necesito __suplicó Pedro con lágrimas rodando__. Si tú no estás, el silencio me aturde como el más fuerte de los ruidos. Quiero morir aun antes que la misma vida me mate, sin empezar a vivir perdido en el triste silencio gris de mi verbo, que muere antes de nacer. Pero llegas tú como el tibio sol del amanecer, y recorres mi piel. Y el silencio se hace verbo, murmullos y grito, en una urgencia de ternura al sentir mis urgencias de amarte y poseerte, entre los silencios y lujurias. La luna murmura en tu espalda desnuda, nuestros no prohibidos amores. Te amaré, como los azules abismos a la brisa perfumada de los vientos esperando nuestros amores no prohibidos, en noches de lujurias y desvelos. No quiero un amor desesperado,  no lo quiero prohibido.
Quiero vivir en tu morada, beber tu boca, acariciar tu cuerpo con ilusión y olvidar mis otoños grises entre tus dulces primaveras, con toda pasión.
Poseerte es como el asombro de beber el universo por mis pupilas. Siento que penetro una constelación de estrellas que fluye como fuego,   anudo luciérnagas que iluminan tu piel bebiéndome mis sueños. Tu continente es un cristal ardiente que enturbia mis cimientes.
Y allí dulcemente, tus manos me desnudan y te desnudo en penumbras cuando me aprisionas con tus piernas, siento tu tibio aliento y premura. Hoy, aunque estés conmigo más te extraño, y comencé a amarte. Porque te quedas, ardiente y quieto entre mis brazos, y bebo de tu boca una caricia loca que perturba, apasiona en amor y entrega que provocas.
Tu sed de amar es como una tempestad y lluvia  en tu alma. Tu cuerpo desnudo y de brisa se vuelve fuego, tus manos, lava ardiente transformada en ángel y demonio,  entregas cuerpo y alma para siempre. Mi boca se pierde entre el  tibio aroma de los pétalos de tus pezones. Y allí veo el paraíso de tus  contornos lujuriosos, en la pradera de tu vientre en gozo infinito, placer hecho gemido ardiente, entrego mis simientes cuando estallo dentro de ti. Solo somos dos amores apasionados en uno, por el amor. Mi pasión late en tu pelvis…  tibia como en un paraíso perdido sin olvido  en el vértigo fogoso del éxtasis extremo, entre los amores pervertidos.  En la vigilia tibia del alba  caminas desnudo. El sol sonroja tus curvas de dios, te ilumina tu sonrisa, tus ojos  brillantes y oscuros reviven  el deseo de amarte sediento, como beber un oasis en el desierto. Me enamoré del aroma dulce de tu ombligo. No te vayas, quédate siempre conmigo. Y olvídate de nuestro amor prohibido e imposible. Mi vida,  esta verdad nos hace libres.
__No quiero volver a casa, no quiero dar explicaciones ni que el nene o Michael perciban lo que siento. Sí sé que esto me hace sentir íntegro por haberme atrevido a amarte, por haber gritado nuestra verdad, por no haber engañado a Camila, y me pone frente al camino de que mi niño crezca sabiendo quién soy, no más mentiras, Pedro, nunca.
__ ¿Quieres que yo le adelante algo a Natasha?
__No. Yo estoy en deuda con ella, yo le quité a su madre  sin derecho, yo le diré todo, no quiero que  esto la perjudique, está pasando momentos difíciles.
__Guille, no digas eso, Sarah está muy unida a ella, yo no creo que le hayas quitado nada.
__Pedro, ella fue… esa mujer que hoy percibes fría y distante fue la madre de mi hermana, la amorosa de la que te enamoraste de algún modo fue la mía, no tengo nada que reclamarle, al contrario, no entiendo por qué me amó así, por qué siguió amando a mi padre al punto de que cuando él murió hasta conocerte no miró a nadie, él no la merecía,  no merecía tanto.
__No digas eso.
__Vamos a un hotel,  solo necesito de tu amor, Pedro, vos me sanas, vos sos mágico, solo vos, no puedo con nada más hoy, no puedo.
__Está bien y soy sí tu refugio, tu roca, tu muelle, tu roca, lo que de mí necesites, siempre, para siempre _ dijo Pedro ayudándolo a incorporarse__. Iremos a un hotel y llamaré a Dana para que no se alarmen, luego solo atenderé mi celular de ser ella, deja todo en mis manos, permítete el dolor, ordena lo que sientes, lo que piensas, pero mi vida, esa mamá que te dio la vida te amó y no pudo seguir a tu lado, y Sarah que no creía poder engendrar se dio por entero a ti, y luego llegó Natasha, y te ama aunque hoy esté enojada. Para ella también será liberador esto.

__No Pedro, yo soy el que ignoraba todo, ¿por qué ella está rabiosa si sabe que no es mi madre? Ahora sí que no entiendo que nos odie y desprecie a mi hijo, no entiendo y no me gusta. Tengo tanto por preguntarle, hay tanto que deseo saber, pero no sé cuándo sea el momento. Con todo lo que ha sucedido en estos días creo que nadie está en condiciones de poder ahondar en este tema… nadie.

Todo eso reflexionó durante las horas negras que siguieron a la lectura de la carta, y supo que en esas condiciones ni las sonrisas y monadas de su hijo, ni nada de la estancia servirían para rescatarlo de ese estado de estupor. Hasta que llegaron a la suite del hotel y se cerró la puerta, y Pedro, que se había mantenido como un silencioso bálsamo para su herida sangrante, como un ángel custodio se hizo cargo de él, y se lo permitió como lo hubiese hecho un niño adormilado y sin fuerza.

Lo desvistió sin pronunciar palabra y sin mirarlo a los ojos luego de llamar a la estancia y de guardar el sobre en la caja de seguridad de la suite. Fue quitándole las prendas con sus gentiles manos de pianista hasta dejarlo desnudo al borde de la cama. Se apartó un poco para desvestirse y Guillermo fue siguiéndolo con la mirada. Su energía le resultaba un ascendente poderoso de cuya órbita no podía escapar, ni siquiera sintiéndose como se sentía. Él se despojaba de las prendas de espaldas y Guillermo lo estudiaba, primero con curiosidad, luego con un interés que, en contra de todo pronóstico, fue convirtiéndose en deseo.
Lo sorprendió, era como descubrir un latido débil e irregular en un cuerpo que habría creído muerto. La seriedad y el mutismo con los que Pedro actuaba lo seducían.

__Ven _ fue todo lo  que él dijo mientras le tendía la mano, y la aferraba segundos después para conducirlo hacia el baño. Lo condujo hasta ubicarlo dentro del agua caliente aromatizada con sales que resultó un bálsamo.

¿Cuándo las había pedido? ¿Cuándo había llenado la bañera y planeado ese momento? Lo estaba sanando, lo sabía, lo sentía, el prodigio de su amor que siempre lo asombraba. ¿Por qué se asombraba si Pedro le había demostrado desde el primer momento y aun antes de encontrar las miradas que era mágico? Que esa conexión potente y profunda nacida en aquellos puñetes del encuentro no podía explicarse de esta vida sino de la familiaridad de quienes han compartido muchas, todas. La herida lacerante que se había abierto esa mañana comenzaba a sanar, a latir con menos saña, y él respiraba con más soltura. De todos modos, se consideraba aún indigno del bienestar que su amado Pedro estaba proporcionándole, y entendía solo el porqué Julio le pedía que cuidara de su hermana. Lo inundó un profundo amor, como quizá no sentía desde que eran niños, claro que la cuidaría, de ese Charles, en ese embarazo, a su sobrino, la amaría más que si fuese su hermana de padre y madre.
Pedro le lavó el pelo primero, le masajeó el cuero cabelludo hasta sentirlo relajar las sienes, y todo sin emitir sonido. Sus modos suaves lo tranquilizaban,  a él le costaba negarse al bienestar que le brindaba. Pedro susurró las primeras palabras en horas, eran música como la de sus dedos al piano y, al hacerlo, como sucedía a menudo entre ellos, le reveló que le leía su mente, que su conexión poseía raíces profundas y misteriosas.

__Déjate llevar, amor. Nada tiene de malo que te abras a este momento de paz, permítelo, lo necesitas. Olvídate de todo excepto de mí. De nuestro amor.

El ascendente de su voz también resultaba poderoso, y las cosquillas que se habían insinuado minutos antes se intensificaron cuando las ondas sensuales de su acento rompieron el mutismo y lo atravesaron. Se le erizó la piel cuando él, ubicado detrás, le mordió la columna del cuello mientras le masajeaba el pecho. Los pezones cobraron vida y se endurecieron. Pedro le arrancó una seguidilla de jadeos y lamentos cuando se los apretó delicadamente.
Sí,  había creído que no volvería a ser feliz, solo que ahora Pedro Beggio constituía la parte medular de su vida, de su ser.
Hicieron el amor, y fue como celebrar la vida que él había deseado perder horas antes, y la celebración la motivó que la necesitaban para buscar esa familia y es amor posible que merecían.

Hoy me han disparado una mirada, balas de un negro intenso de tan cerca que apenas pude esquivar el impacto, fue sobre los parajes de mi mejilla, donde su rocío cayó sobre un dibujo de labios. Acercó sus manos a mi cuello, sus ciegos dedos buscan cada rastro de deseo sobre la espalda,  crean un horizonte, y sobre su luz final crean una alborada. Acerca su boca al café de la mañana, su caliente aroma que guarda toda una herejía llega sobre el hechizo de mis muslos, abriendo mis oscuridades, mis quejidos mansos. Escucha amor la palabra profunda, la que sonríe en el placer, la que abraza lo impropio, la que arrastra mis laberintos, y la respiración agitada de mi ingravidez.
¿Qué devoras amor?, los surcos hasta las orillas de mis montes. ¿Qué abres de mí? el ardiente fuego y su  trayecto. Bajas coronando en tu lengua el nublado de mi   umbría, bebe de su tibia mañana del rojo calor de mi glande y de las leves lágrimas de desahogo inicial, sobrevolando mis bosques. Inclino levemente mi cintura, buscando que  las montañas y salientes duerman en mí, con su sádica forma, con su duro bregar, mi cielo está pidiendo una tormenta, yo soy tu sacrificio,  dispara en cada locura, sobre esta plácida imaginación.
Toca sutiles letras  la mañana de tus ojos  en un  pentagrama que arrojo  para homenajear el día  en que el amor tuvo alas,  tuvo ángel, ilusión,  trayéndote a mi canción a mi corazón hambriento  de sentir cada portento que de tu boca me expresas trasmutado en la realeza de este candor tan hermoso…  es tu beso  límpido y dadivoso, vehemencia  que mi alma cristaliza, en hermosa contemplación de vernos exclamar  qué viva la tempestad  de este amor venturoso y posible.

__Habitas en el límite de mi cordura, en leyendas que susurran duendes imaginarios, donde tocan en las puertas del silencio,  almas que respiran deseos. Eres mi lágrima forzada, seré tu consuelo deseado,  te encuentro en mis palabras, estaré en el lenguaje de tus ideas. Seré el río dulce que acaricia tus temores,  alimentando las verdades que te ofrezco en mi camino. Seremos la lluvia que limpia el destino de dos almas, aves en su vuelo que inspiran las pasiones de amores incumplidos. Seremos el grito de lamentos  que callados compartimos,  el crepúsculo de noches  donde nacen los suspiros, sueños que esperan  por la realidad de latidos,  que empujan los impulsos de corazones mal heridos. Seremos luna y sol, amantes que provocan recuerdos y olvidos, tú serás la brisa que aviva mis sentidos, yo seré tu placer  que arranca tus gemidos, en una historia inolvidable contada  en las noches por cupido.
-Secretamente mis notas se fueron apoderando de tus sentidos, una a una provocaban esa aceleración en tu pecho que un día arrastró de tu boca las palabras que sacudieron mi ficticio mundo… me estoy enamorando tus palabras que dictaban así la sentencia de amarte por siempre y en tus manos dejaré  mi alma.
Y así…  paso a paso, día a día te fuiste adueñando de mis notas, no existe inspiración más hermosa que pensar en besar tus labios y llenar de caricias tu piel, hacer infinitos mis besos que se rieguen copiosamente por tu cuerpo, ser causante de tus suspiros y gemidos en noches que inconscientemente a tu cama me llevaste a amarte.
En mi mente constantemente te haces presente, cada momento lo comencé a vestir con tu presencia, lograste que sienta tu caricias, que mis labios se sintieran impregnados por el paso de los tuyos, que tus palabras como suave melodía calmaran mis ansias y le enseñaste a mi corazón cómo latir por un verdadero amor.
Tú… únicamente tú eres la causa de mis verbos, por ti se visten de romanticismo para decirte que te amo y te amaré hasta el fin de nuestro tiempo, se visten de nostalgia para que sientas te extraño y necesito cada uno de tus momentos… y también por ti, se visten de erotismo, pues solo en ti quiero vivir el deseo, la pasión y desatar en tu piel mi delirio al amarte… ya ves solamente tú eres desde aquel día  destinatario y dueño absoluto de mi amor.
Sábado, 06 de agosto de 2016.

A  Pedro lo despertó el llanto reprimido de Guillermo, que se agitaba sobre la almohada y se aferraba a las mantas con los puños. Intentó despertarlo sin éxito, y fue el grito cargado de terror que el propio Guillermo profirió lo que lo arrancó de las garras de la pesadilla. Incorporado en la cama, lanzaba vistazos hacia uno y otro lado en el intento de determinar dónde estaba.
Pedro encendió el velador y lo abrazó. Él aún desorientado no le prestaba atención. Estaba sudado y respiraba con exhalaciones rápidas.

__Quiero que me cuentes tu sueño __ le pidió, pues acababa  de regresar a la realidad.

__Perdóname por haberte despertado.
__Nunca me pidas perdón por algo que no controlas ni por  nada  __replicó y como Guillermo se empecinaba en callar, repitió el pedido.

__Quiero saber. Cuéntame.
__Es siempre la misma pesadilla. El avión que cae, el teléfono, la voz que da la noticia de que mi padre ha muerto, y Sarah que me habla, pero justo cuando va a hacerlo, despierto y no puedo saber qué dice __ explicó__. Solo hoy pude oírla.

__ ¿Y qué dice?
__Que… lo perdió por mi culpa… que ni siquiera soy hijo de ella __dijo entre lágrimas y guardó silencio.

__Supiste toda la verdad y eso te ha sugestionado seguramente, no creo que ella haya dicho semejante cosa.
__Más allá de todo Pedro Beggio, sin mi  pintor y pianista, nada tendría sentido, ni mi hijo, ni ella, ni la vida misma.
__ ¿Significo tanto para ti?
__ ¿Necesitas más pruebas?
--No, pero ya sabes, soy vanidoso, y me encanta que me digas que soy todo para ti como tú lo eres todo para mí.
__Lo sos todo, Pedro. __Se pegó a su cuerpo y le besó los labios__. Todo, amor mío-. Cuando me enteré de todo creí que nunca volvería a sentirme vivo, pocas horas más tarde mi señor, mi destino, me hacía resucitar. No sé cómo lo ha logrado, me refiero a todo lo que ha logrado conmigo desde el momento o desde antes de conocernos, no sé qué poder  ostenta, pero creo es mágico. Desearía ser de usted el Adán de su paraíso perdido, el árbol de su ciencia las ramas de su sabiduría, las hojas de su lectura, la manzana tentadora con su bien y su mal para lo bueno y lo malo. Ser la serpiente que le reta y le tienta, la víbora de sus perversiones, el demonio que lo engaña, el satanás de su alma el lucifer que le reclama, quiero ser, el ángel caído en su cama. Sea usted, de mi hombre primero mi homo erecto,  en el orgullo
de su  masculinidad,  homo habilis que acomoda mi evolución, homo sapiens que origina la humanidad. Sea mi eslabón perdido lascivo de mi alcoba.
Sea, en la esencia que lo define, la tierra del barro de mi sangre que forja, la vida y la existencia, amamantado en su pecho a un soplo de sus labios. Mi dios sobre todas
las cosas que honro y venero,  el no asesinar en el nombre de dios ni de nadie  mis verdades y razonamientos sin falsos testimonios.
Sea usted, el dios que presente no perdona mis pecados, el diablo que siempre me tienta, en cada esquina de mi cuarto, de mi cama, en cada rincón de mi alma, el Jesús desnudo sobre la cruz  expiando los errores de su dios, el crucifijo en mi pecho,  su cruz sobre mi espalda.
Sea todo y sea nada mucho o poco, mis miserias y mis abundancias, azar y casualidad piedra y camino el tiempo y mi destino. Sea usted, y solo usted ángel y espada,  mi dios y mis demonios
de mi edén perdido. Lo quiero tanto que no es que llore, es que se me ha metido usted
en los ojos.

-Recuerdo perfectamente un viaje inolvidable, dos almas gemelas, juntas, formando un solo corazón latente tanto de amor natural humano como de puro sentimiento celestial, los besos eran protagonistas del cielo primaveral.
En ese paseo ideal cuando se ama incondicionalmente te das cuenta de cómo siente la psique el roce en cada noche, noche de luna llena como acompañante eterna rutilando nuestra alcoba parisina con armonía y sin tiempo limitado.
En París, nuestros cuerpos vivían un romance que sería imitado por Romeo y Julieta en los días de hoy, con final siempre feliz y con sonrisas de dos enamorados, apasionados con miradas de reojo cómplices de clara poesía. En la ciudad de la luz nuestras miradas, provocaban sinceridad en el etéreo donde rubricaban nuestro amor con límpidos sentimientos típicos de dos almas compatibles, dos entes que han nacido para caminar y hacer camino.
La  música une pieles que sientan la existencia, con corazones que sepan admitir las adversidades, obstáculos que no impidan el relacionamiento, la vida sin amor es como existir en tinieblas sempiternas. El cielo existe delante de nuestros ojos, retinas que observan la senda, cada día es una prosa, poesía o de libre literatura, arte, música o pintura, con líneas que surgen desde el interior del alma, amar y ser amado en París o en un campo rústico lleno de vida... lo importante es sentir la complicidad. Amar entre dos seres que procuran la estabilidad emocional, se consigue solo sintiendo el itinerario con las manos unidas y formando  un solo corazón  agradeciendo  al omnipotente por todo. Esta es mi clara historia de un maravilloso viaje de ensueño. Sueño de un paseo que tuve anoche junto a mi esposo del alma.
Haz un bosquejo de mi figura para luego trazarme  con la tinta de tus labios. Para que el modelo  sea adecuado  utiliza tus divinas manos y los trazos serán perfectos. Tú haz de mí
lo que tú quieras para ti  que complacido  y encantado estaré  porque me rediseñes
a tu antojo, fluiré en tus brazos mi divino querubín. Esas tus manos mágicas  harán maravillas y no querrás nunca acabar, haciendo eterno el momento. Y lo que más me enamora
es que me tratas con tanta  delicadeza, como  sutil haces que cada vez me enamore más de ti. Sublime,  acabado…  esperabas mi llegada para hacer tu mejor arte.
--Ya quisiera ahogar estas angustias… hundir esta nostalgia y estas ansias que estremecen mi cuerpo, en la profundidad de tu boca… que los labios al fundirse cierren toda posibilidad de que todo esto tome un respiro y entre deseos y alguna lágrima de emoción por tenerte, todo esto que ahora siente mi pecho en un profundo beso entregar en tus labios.
Ya quisiera volcar en tus labios cada beso que los míos para ti ensayan en secreto, saben de memoria ya cada línea de tus labios y aun  con seguridad puedo decir que cada entre en ellos mis besos sabrán recorrerlos sin temor a perderse en el vacío del aire… te he recorrido tanto sin ver cada trazo de ti, tan solo mi alma supo leerte.
Ya quisiera negarme a respirar este turbio aire que sin ti contamina mi ser, pues alimenta de vacío mi existencia… tan solo tú aquí llenarás este espacio que respiro de ese aroma que sin respirarlo, ya siento es lo que vitalizará mis días… contigo aquí ya no querré otro aire que viaje por mi boca, sino es tu aliento que beberé y será el oxígeno que llene mi vida.
Ya quisiera dar comienzo a mis locuras de amarte… encontrar en ese punto exacto de tus labios donde parece decirme aquí nacen los besos y de ese pequeño espacio, en esa estrecha brecha entre tus labios dar comienzo a la pasión que recorrerá cada parte de la piel despertándola de este sueño de soledad y haciendo de amor estremecer el alma.
Ya quisiera de una vez en ti estallar en infinitas maneras de amar… será un descubrir de emociones cuando mis ojos reciban la luz de tu belleza… cuando mis manos, mi piel descubra la suavidad de la tuya… será un nuevo descubrir cuando beba de tu piel el sudor de pasión y en tu boca, en ese cóctel de aliento y néctar de amor, ahogue este deseo de ti que me consume por dentro.

Eres la persona que más amo Guille, y la que más admiro y respeto en el mundo, no sabes cómo aprecio que hayas compartido todo esto conmigo, gracias amor de mi vida. Sé lo difícil que es compartir cosas así con alguien.

__Vos no sos alguien, Pedro. Ya te lo dije…  sos todo para mí

Le sonrió con una amplitud inverosímil teniendo en cuenta los reveses que habían vivido en las últimas horas.
-Te has metido en mi alma, hoy vives dentro de mi corazón y si me dejas agonizo cuando no estás junto a mí, el frío de la noche me acompaña en mis largas noches de desvelo, castigando a mi corazón destrozado, hoy extraño tanto las largas noches, cuando disfrutamos de la lluvia de estrellas que nos acompañaban en las largas noches de pasión, no sabes cuánta falta me hace sentir el dulce  sabor de tus labios, porque ahora que ya no escucho los murmullos de un te amo aquí en nuestra habitación, me hace falta tu mirada la cual  florecía mi existencia en mis noches de agonía y me encantaba ver cómo el aire soplaba tus bellos hilos de plata.

Tú fuiste el motor que bombeaba mi sangre por mis venas, me enamoré de ti amado mío  y pensé que tú serías el amor de mi vida, y eternamente te llevaré dentro de mi corazón.
__Fui y lo soy, y lo seré… es para siempre amor mío.

Se le borraría la sonrisa cuando le contara que una foto del momento compartido bajo el árbol se había filtrado a la prensa. No le diría nada hasta el día siguiente. No quería que dejase de sonreír como estaba haciéndolo mientras le contaba la cara y el grito que había puesto y dado Michael al recibir el sobre de admisión en la escuela de artes. Siguió sonriendo mientras cruzaban el  lobby y le contaba de cómo se habían divertido todos los niños unidos los ahijados, los hijos de Beto armando un pijama party en la sala de música de la estancia, con colchonetas y bolsas de dormir. Los más grandes prometieron pasar la noche en vela mas al rato estaban todos dormidos, exhaustos de las corridas del día. Tan entusiasmado hablaba de los niños que ni siquiera se había dado cuenta de que  Guillermo que lo sujetaba por la mano lo apuraba, ansioso por llegar a la habitación y quitarle la ropa. El rato que habían pasado caminando lo había deseado con la misma visceralidad de horas antes al despertar, cuando luego de la ducha al verlo cruzar la puerta del vestidor, le robó el respiro. Nunca, en sus casi cincuenta años de vida había visto una criatura de belleza tan sublime, traviesa, elegante, delicada al tiempo que estrepitosa.
Las puertas del ascensor se cerraron y quedaron aislados. Pedro siguió contándole de los nuevos juegos que aprendieron los chicos en casa de Alberto, mas Guillermo lo acorraló contra la pared del habitáculo y lo acalló con un beso que enseguida ardió como paja al sol cuando Pedro lo sujetó por la nuca y lo invadió con su lengua que lo tomó por sorpresa. Emitió un gruñido satisfecho dentro de su boca, coló las manos bajo la camisa y le cubrió el trasero para aproximarlo a su erección.

__Estoy loco por vos, cielito. ¿Lo sientes?
__Sí, te siento y te necesito dentro de mí. __Pedro sonrió contra los labios de Guillermo__. Y tú, ¿me sientes a mí? _ quiso saber, y le condujo la mano hasta el cuello justo sobre la carótida para que percibiese el ritmo desenfrenado de su corazón__. Late como un loco por ti, solo por ti, Guille.

Guillermo le encerró el rostro entre las manos y le devoró los labios,  literalmente los gruesos labios desaparecieron dentro de su boca, los engulló, los saboreó los succionó con renovada desmesura. Desde hacía unos segundos las puertas permanecían abiertas en su piso,  bajaron al sonido de una campanilla que anunciaba que el ascensor reemprendería su marcha, y corriendo llegaron a la suite sin dejar el beso.

__La llave _susurró Guillermo__, dentro del bolsillo del saco __lo urgió frente a la puerta de la suite__. Bolsillo derecho.

Siempre atrapado en el beso, Pedro se ocupó de abrir, también de cerrar y encender la luz.
__Nunca entramos como personas normales.
__De esta manera es más divertido __alegó Guillermo y lo depositó sobre la alfombra de la entrada__. Quítate el saco, amor _le ordenó  mientras él se deshacía del suyo. Los arrojó sobre un sillón, hizo otro tanto con los morrales y ahí mismo, en el vestíbulo de la suite, lo obligó a darse vuelta y acorraló a Pedro contra la pared. Lo oía reír de sus intentos por quitarle la ropa con prisas y se apiadó ayudándolo con los botones de la camisa.

Soltó una exclamación cuando le obligó a elevar los brazos y le bajó los pantalones para desnudarlo, y otra oyó de Guillermo exclamativa al verlo solo con el bóxer. Pedro intentó darse vuelta. Guillermo lo obligó a quedarse de cara a la pared. La risa y la diversión acabaron cuando comenzó a recorrerlo con las manos que lo tocaban y lo penetraban por todas partes, un momento le apretaban los pezones o los hacían rodar, un segundo después le acariciaban el ano de ese modo tan experto que le arrancaba risa, gemidos y espasmos.

__ ¿Qué tienes pensado?
__Penetrarte aquí, contra la pared.
__Mantenme muy junto a ti y deja que tu piel me queme, porque tengo tantas ganas
de volver a sentir  tus caricias envolviendo mi ser, por eso cierro mis ojos  y puedo percibir cómo el  fuego de tus ardientes labios  me transportan del cielo al infierno, y muy lentamente me vas  llenando de un inmenso placer, mas, abrázame fuerte  y ámame hasta el amanecer. Abrázame te lo pido. Porque tú eres mi inspiración, mi amor y mi vida, y la vida es hermosa porque tú formas parte de ella.
__Déjame quererte, quiero navegar,  naufragar sobre tus estepas, acariciaré el sol de la noche finita para izar contigo la bandera del nosotros,  colmar de besos las estelas del vacío.
Déjame volar, vestirme con la sombra de tu cuerpo,  esa que dejas caer como al descuido transpirando emociones que describes acunando  notas en mi torso.
¡Déjame, caer! envolver la punta de tu boca,  penetrar el ojal de tu mejilla, borrar las dudas que suspenden el crucigrama incompleto de las horas. ¡Déjame, creer! Sin que existan letras pequeñas en los ojos tampoco verdades fugitivas o jueces que caminen la oscuridad elaborando paradigmas que perturben  la tentación perfecta que provocas.
Déjame, rozar el aliento de las almas ilegales, humedad sedienta de suspiros tan errantes,  silueta alucinante de mares cristalinos,  encausados en senderos de hojalata.
 Déjame pretender que pudimos y lo hicimos,  que entendimos al revés que giramos sin devolvernos, que amando  nos vimos que sin aguardar nos encontramos sin luces rojas… Solo bebiéndonos el  lienzo en la piel extendida sorbo a sorbo  como estrellas observando desde lejos el espejo cautivo de nuestros ojos brillantes.

Pedro sintió el palpitar ante la promesa, la sensación que Guillermo le provocaba, resultaba novedosa como la primera vez en el campo de Pilar.
__Guille _se quejó, impaciente, porque la presión se había vuelto un latido doloroso en la pelvis, una pesadez incómoda y le acentuaba la sensación de vacío en las entrañas, lo necesitaba dentro de él__. Por favor __suplicó, la frente contra la pared.

Él actuó sin palabras y Pedro fue adivinando sus acciones por los sonidos.  Supo que se había abierto el cinto por el tintineo de la hebilla, luego que bajaba el cierre y, por último, lo oyó emitir un quejido, como si algo le provocase dolor,  entonces supo que acababa de liberar la erección.
La espera punzaba con un erotismo nuevo sin remordimiento alguno que quizá no habían alcanzado en otros encuentros, más visceral, más animal, menos paciente, menos comedido. El aroma a sexo aumentaba y le inundaba las fosas nasales. Jadeó y trató de enterrar los dedos en la pared cuando Guillermo lo hurgó entre los pliegues de sus glúteos para comprobar que se derretía de la necesidad de él.

__Soy tuyo libremente y sin pesar, por favor _volvió a suplicar.

__A veces es tan intenso lo que me causas, tan inverosímil es estar todo el día deseando hacerte el amor y ser uno que temo abrumarte.
__Yo también te deseo todo el tiempo, Guille, no me abrumas, solo pido que siempre te despierte ese deseo.

Guillermo respondió impulsándose dentro de él con el mismo espíritu exigente e impaciente conque sus dedos lo habían recorrido.
En un acto instintivo, Pedro se puso en puntas de pie, solo un instante, luego se apoyó sobre los talones, y se dejó invadir por completo y al deslizarse sobre él, fue aceptando cada centímetro de su carne dentro de sus entrañas, era la escena de una lujuria incontenible.
__Pedro __lo oyó pronunciar con acento desfallecido y percibió sus labios en el hombro.

Se sentía atrapado contra la pared, las manos a apoyadas a los costados de la cabeza, la mejilla pegada al muro, a merced de él, que lo mantenía inmóvil sujetándolo por la pelvis y por el pecho, mientras le atenazaba alternativamente los pezones entre el dedo índice y el mayor, percibía las ondulaciones de su pelvis mientras entraba y salía buscando el mejor ángulo y momento para empalarlo. Escuchaba sus propios gemidos irrefrenables, los que él le arrancaba al sobarle con destreza el glande o acariciar su hombría erecta. Oía su respiración afanosa y el golpe de sus carnes cuando él se impulsaba dentro, no tardó en experimentar un alivio devastador, y eso marcó un punto de inflexión para Guillermo, pues, a partir de ese momento, las ondulaciones de sus caderas se tornaron en agresivas embestidas hasta adquirir la velocidad que acompañaba con roncos jadeos, y al tiempo que buscaba aliviarse lo incitaba a Pedro a volver a ascender la ola, a volver a gozar.
Alcanzaron juntos el placer, el de Pedro potenciado por los gritos de Guillermo, por la intemperancia de sus manos, que agregaron un poco de dolor al segundo orgasmo. Lo sintió agitarse con movimientos espasmódicos en tanto los últimos vestigios de semen abandonaban su cuerpo y se alojaban dentro del de Pedro.
Quedó sin fuerzas, y si no resbalaba hasta convertirse en un ovillo sobre la alfombra se debía a que él lo mantenía en pie al empujarlo contra el muro.
Lo invadió una sensación desencantada cuando Guillermo salió de su túnel.
Le envolvió de nuevo en sus brazos. Cruzó la estancia con la misma premura que antes había recorrido el pasillo hacia la suite y lo depositó en la cama.
Se amaron cuatro veces a lo largo del día y noche. Se quedaban dormidos, el primero que despertaba incitaba al otro a abrir los ojos o ni siquiera, y a continuar con la extraordinaria experiencia de goce físico y unión de almas. Habían ensayado posiciones, lugares, se habían estudiado mutuamente, se habían contado secretos y habían compartido sueños a la luz renovada de la verdad.

__No sabía que podía ser tan perfecto __manifestó Pedro, agitado y satisfecho, con Guillermo aún dentro de él, tendido sobre su espalda__. Cuando era un donjuán nunca gocé así con alguna mujer.

__Dudo que muchos experimenten esto que tenemos, amor _ dijo Guillermo y le besó la boca aplastada contra el colchón __. Esto es único.

Como siempre le ocurría en instancias como esa, habría querido preguntarle sobre su vida sexual con Juan y otros, pero sobre todo con Juan por el cariño y el tiempo, la edad que  los había unido. La curiosidad y los celos lo perturbaban, como un niño caprichoso quería saber, que le dijese que a él lo amaba más, que con él gozaba más…  como no lo había hecho con su primer amor ni con nadie. Sabía que se rebajaba con pensamientos de esa índole, y sin embargo no conseguía cancelarlos.
Lo sintió apartarse.  Guillermo se acomodó a su lado, exhausto. Lo cubrió con las mantas. Se miraron en la penumbra de la habitación.
Poco a poco, los párpados de Guillermo descendieron y cayó en un sueño profundo. Pedro, demasiado energizado para dormir, se quedó observándolo. Le resultaba tan incomprensible lo que ese hombre le inspiraba que se preguntaba si era normal, pero de algo estaba seguro, saberlo hijo de otra mujer, había dado vuelo a su alma, deseaba estar a su lado en ese amor posible todo el tiempo plausible.

A la mañana siguiente ordenaron el desayuno en la habitación, y mientras esperaban, los dos envueltos en las batas blancas y cómodamente apoltronados frente a la ventana que daba al jardín, entonces Guillermo llamó a Camila para preguntar por Gian, el bebé dijo su mamá que había dormido toda la noche.

__ ¿Más tranquilo? __indagó Pedro cuando dejó el celular sobre la mesa.

__Sí, más tranquilo.
Llamaron a la puerta, y Pedro se levantó para abrir.
__Mira quién es _le pidió y una muchacha de uniforme del hotel ingresó arrastrando una mesa rodante y la ubicó donde Pedro le indicó. Recibió una propina y se despidió con actitud sigilosa.
__Estoy famélico. No es de extrañar después de la maratón a la que me sometió anoche mi futuro esposo.
__Creo recordar que fuiste tú quien me despertó para seguir haciéndolo.
__Yo te desperté una vez, vos las restantes.
__ ¿De veras?
__Sí, de veras, y me hiciste feliz cada vez _ dijo, mientras levantaba las campanas que cubrían los platos__. Nada de platos pesados.

Pedro dispuso frutas en un plato, tostadas y masas y los acercó mientras Guillermo servía el café.
Pedro le preparaba las tostadas con mermelada casera de frambuesa que era su preferida, se lo había confesado alguna vez, y él atesoraba la información.
Guillermo lo sorprendió llevándolo a sus rodillas.

__Guille _ se quejó Pedro, con el cuchillo cargado de mermelada en una mano y el pan tostado en la otra.

__Dámela _le pidió, y Pedro le acercó una cuchara llena a la boca para  que comiese la confitura llena de frambuesa.

Adoraba verlo gozar mientras saboreaba algo dulce, lo había espiado meses en los desayunos, y al recordar aquellos meses en que se impusieron distancia por Sarah, le parecía una vida pasada, y sin embargo parecía haber transcurrido para todos un siglo en pocos meses.
__Amo verte cuando comes mermelada, pones una cara de embeleso entrañable.
__Tengo debilidad por lo dulce __admitió, y después de dirigirle una sonrisa ladina lo mordió en el cuello, se lo chupó, lo succionó y después lo obligó a untarse de mermelada los pezones y se ocupó de limpiárselos de manera meticulosa y exhaustiva. Cuando hubo terminado, Pedro había perdido la memoria, y le permitió que lo acomodase y volviera a penetrarlo.

Desayunaron más tarde en un silencio cómodo y cómplice, intercambiando miradas cargadas de promesas. Compartieron un baño de inmersión en el jacuzzi, y luego de lavarse mutuamente, se quedó relajado la espalda de Pedro descansando en el torso de Guillermo.
Pedro lo notaba conmovido, se le evidenciaba en los ojos brillantes que habían adquirido la transparencia de un licor.

__Gracias _ susurró Guillermo al fin__. Gracias por amarme.           

Pedro lo besó en los labios antes de susurrarle en la boca.
__Siempre, locamente, eternamente, fielmente.
__Felizmente.
__Muy.
Guillermo le atrapó los labios con una exigencia que Pedro había creído satisfecha después del interludio durante el desayuno. Lo obligó a inclinarse contra el borde del jacuzzi y volvió a tomarlo y mientras  lo hacía, Pedro se dijo que desde amor en el lienzo le había cedido el mando, y le gustaba, en ese momento era importante para él. Guillermo pensaba lo mismo luego, si era normal aquella necesidad de pieles y almas de fundirse, Pedro de sentirlo dentro, el otro de habitarlo o al revés, la de enterrarse en las entrañas fundidas.
¿Qué les importaba la normalidad si eran felices? Era la normalidad de ellos, la de dos hombres que habían visto un amor imposible, luego  se habían preguntado ¿y si fuera posible? y hacía horas lo vieron así, totalmente lícito, y sin reparos.
Pedro extendió los brazos hacia atrás y le aferró los glúteos y aunque tentado por cometer la misma osadía de acariciarlo donde Guillermo a él se detuvo.
Solo bastaron sus dedos esbeltos hundidos en la carne de sus glúteos para que Guillermo soltase un gemido tan brutal que asustó a Pedro. Lo empujó contra la pared del jacuzzi y eyaculó violentamente en una parálisis en la que se ahogaron hasta los respiros afanosos. Pasado un momento, sintió que aflojaba las manos y que iba despegando los dedos uno por uno de su cadera donde quedó un sutil dolor.
Todavía dentro de Pedro y en un mutismo que cargaba la escena de un erotismo irresistible, le hizo rodar los pezones entre pulgar e índice. Lo surcó un ramalazo de placer. Guillermo continuó con parsimonia la dulce tortura, en sus pezones pero también entre sus piernas, donde masajeó y frotó al mismo ritmo.
Le observaba la espalda, que se arqueaba y se sacudía con movimientos espasmódicos en tanto la presión causada por la inminencia del placer crecía dentro de Pedro. Su sonrisa presuntuosa fue desvaneciéndose en tanto la carne de Pedro   trepidaba junto a su piel. Sintió que volvía a desearlo, a crecer y se sorprendió, después de todo, ya no era un muchacho de veinte años solo que Pedro desde que se había presentado en su vida sin permiso, lo había abismado a sentimientos y a experiencias que rozaban lo sobrenatural, lo inverosímil, como por ejemplo lo que sucedía en ese instante en que volvía a endurecerse cuando pocos minutos atrás había tenido un alivio descomunal. Gozaron juntos,  Guillermo echado sobre Pedro, que soportaba el peso de los dos recostado sobre el borde del Jacuzzi.
Al terminar, lo rodeó con los brazos y lo incorporó con delicados movimientos. Se deslizó por la bañera y volvió a acomodarse con Pedro pegado al torso. Permanecieron inmóviles mientras restablecían el ritmo cardíaco.
Lo sintió relajarse contra la bañera aunque notó que sus brazos ceñidos en torno no se distendían.

__ ¿En qué piensas, amor?
__En cuánto necesitaba de estos días a solas para hacer frente a Sarah, a Camila, a Natasha, a la verdad de lo que me quede por saber de mi madre, y en cuánto deseo casarme con vos, formar esa familia que parecía imposible cuando escapamos a París a escondidas. Le pediré el divorcio a Camila, no quiero más farsa, ella sé que seguirá viviendo en la estancia,  al menos por ahora, aunque por su bien espero un día vuelva a amar.
__Y yo estaré a tu lado en cada paso, amor, y veré de dar mi concierto, y de retomar la pintura, tal vez ese hombre de la galería que salvó a Sarah me contacte con alguien que me represente.
__Hay algo que necesito pedirte, que quiero superar, lo necesito.
__Lo que quieras amor.
Lo liberó del abrazo y le indicó que se volviese. Se contemplaron sin hablar. A Pedro le resultaba fácil atisbar la tormenta en sus ojos.
__Cuando me enseñaste a amarme en el loft, con amor en el lienzo, hay algo que no superé, que parte de que antes de saberme gay, no amé a nadie como te sucedió a vos, es que la primera vez, seguro de que lo era mientras yo lo negaba por pensar en Julio, Juan me forzó.
__ ¿Qué?
__Por eso fue tan importante para mí la delicadeza con que me amaste en esos meses, cuando me acariciabas como si fuese el lienzo a tus dedos, o el teclado, y hay una nota que no  he podido volver a hacer sonar, y no quiero negarte nada de mí, porque vos me has dado todo. Pedro quiero… que me acaricies el ano.
__Sí _respondió mecánicamente.

__ ¿Te dará asco?
__ ¿Qué dices? Por supuesto que no, tu cuerpo es mío, enteramente mío y hoy solo mío.
__Sí, solo tuyo __susurró él serio.

Guillermo se puso de rodillas frente a Pedro. Este le introdujo la mano entre las piernas, que Guillermo apartó ligeramente. Mantenían las miradas fijas el uno en el otro, y lo vio estremecerse mientras con el antebrazo le rozaba los testículos, el pene en su paso  hacia el punto que él temía. Cada milímetro ganado hacia el objetivo lo volvía más tenso y le agravaba la expresión.
__Guille, amor de mi vida, ahora tu cuerpo es mío, solo mío. __Él se limitó a asentir con los labios sumidos entre los dientes__. No quiero que ninguna parte de tu cuerpo quede negada atrapada en el pasado.

Guillermo ratificó su declaración con un brusco asentimiento de cabeza. Pedro vio cómo se le tensaban los músculos de cuello y cómo se le agitaba la nuez de Adán al tragar compulsivamente.

__Porque todo lo que eres es mío, en cuerpo y alma. Incluso esta parte a la que tanto temes pero  a la que yo amo como amo todo lo que es tuyo. __A continuación le deslizó el filo de la mano entre los glúteos y se lo pasó una y otra vez por el centro.

Guillermo intentó alejarse, Pedro lo sujetó con firmeza por el brazo y lo obligo a mirarlo.
__No te dejaré volver al sitio donde sufriste, a ninguno de ellos, nunca más. Quiero que me tomes como anclaje como yo a ti, que te quedes aquí conmigo, y que seas feliz. __Guillermo lo contemplaba con ojos cargados de desesperación que se movían rápidamente__. Tú eres mío, Guille__. Mío. Y esto es nuestro. De nadie más, ya nunca habrá nadie más-

__Sí _repetía para convencerse.

__Haya sucedido lo que fuere en el pasado, hoy somos solo nosotros, quiero que te permitas gozar con estas caricias _dijo, y usó los dedos del modo en que Guillermo los había empleado en él__. No tengas miedo, amor. Confía en mí __ dijo, empleando las mismas palabras que en aquella época en el loft.

Lo vio crecer delante de él, y la situación le resultó fascinante, y mientras con una mano seguía tocándole el sitio al que Guillermo tanto temía con la otra lo masturbó. El orgasmo lo sacudió poco después y Pedro no apartó la vista del rostro contraído en una mueca de sufrimiento. Con los últimos gemidos se abalanzó sobre él y rompió a llorar.
__ ¿Por qué? _ se preguntaba entre ahogos y lágrimas.

Pedro se limitaba a apretarlo contra su pecho y repetirle te amo, por cada cuestionamiento. Se sentó contra la pared de la bañera y recogió a Guillermo en su regazo. Él parecía querer hacerse pequeño con las piernas encogidas y los brazos en torno a su cuello.
__Gracias _ le susurró en la coronilla.

__ ¿Por qué?
__Por darme tu dolor, porque sé que todo cuanto me diste nunca lo brindaste a nadie, no de un modo absoluto, y ahora que lo tengo puedo ayudarte con la carga como vos me ayudas con la mía.
El silencio era forzado, Pedro buscaba controlar la emoción y el llanto.
__Cuando te vi llegar a la estancia de la mano de Sarah __habló un momento después con voz insegura__, cuando sentí lo que sentí y disimulé o no, eso tan fuerte y extraño que hasta descargó en puñete, supe que estaba frente a alguien distinto, y lo presentí antes, alguien especial, pero no estaba preparado para nada de lo que vino después, la felicidad más absoluta, el amor, la pasión que me despiertas, nada de todo eso pude avizorar simplemente porque no lo conocía __dijo con seguridad__. Hubiera sido como pedir a un ciego de nacimiento que describa los colores, solo conocí el abuso y el sexo, jamás el respeto y el amor antes de vos, cielito. La única certeza con la que contaba y al tiempo torturaba por mi madre, era que te quería en mi vida, conmigo, para siempre. Después llegó la sorpresa, cuando me hiciste descubrir la felicidad, el amor, y la pasión, pero lo que acabas de hacer por mí _ dijo y alzó la vista__ algo que sí conocía y algo que le temía me ha devuelto mucho de lo que perdí en mi adolescencia. No creí que podría pasar por algo así de nuevo, y cuando estuvimos en el loft debí decírtelo pero me sorprendió  cómo te disfruté dentro de mí, y ahora entiendo cómo lo cambias todo de una manera inexplicable.

__Igual que lo haces tú conmigo, Guille, antes me preguntaba por qué me había tocado una vida tan vacía y cruel, y desde que te conocí la pregunta cambió, y me pregunto qué hice para que la vida me regale a un ser tan perfecto.
Guillermo  rio, y cuando la  risa languideció, quedó la sonrisa que Pedro tanto amaba.
Envueltos en las batas de toallas, acostados en la cama de lado, uno frente al otro, se contemplaban sin palabras.

__ ¿En qué pensabas recién mientras te daba placer?
__Me aferré a vos para no recordar lo que otros pudieron hacerme __le confió.

__Me convertí en tu anclaje __concluyó Pedro__. ¿Qué pensabas de mí?

__Reviví el primer orgasmo que te dio un hombre, cuando hicimos el amor bajo el cielo en Pilar.
__Amor _se conmovió, y lo besó en los labios.



Cuando sonó el celular, Guillermo distraído alargó la mano hacia la mesa y respondió, pensando sería Camila, era Sarah.

__ Supongo que debiste preferir que muriera en el atentado, así podías liberarte de mí y andar de la mano de Pedro, ¿verdad traidor?
__Basta, Sarah.
__Sarah… Ya ni madre me dices al parecer. Gay, libre de todo lo que quiso Julio, y me robaste a Pedro.
__Yo no le robé nada, el amor no se hurta, y no sos mi madre, Sarah.
__ ¿Vas a negarme ahora para sentir menos culpa?
__No es eso, es que di  con  la verdad, no soy su hijo, encontré la carta de papá, iré mañana a Pilar, Sarah, creo me debe varias explicaciones que mi padre, no pudo o no quiso dar. No soy su hijo biológico, no le robé a Pedro, sí me enamoré de él, y él de mí, pero nuestro amor… no es imposible.

CONTINUARÁ.
IDEA ORIGINAL. ALBERTO MIGRÉ. 1973.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.


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