EL EMBAJADOR.
TERCERA PARTE.
CAPÍTULO VEINTIOCHO.
“Elegía del recuerdo imposible/Jorge Luis
Borges.
Qué no daría yo por la memoria
de una calle de tierra con tapias bajas
y de un alto jinete llenando el alba
(largo y raído el poncho)
en uno de los días de la llanura,
en un día sin fecha.
Qué no daría yo por la memoria
de mi madre mirando la mañana
en la estancia de Santa Irene,
sin saber que su nombre iba a ser Borges.
Qué no daría yo por la memoria
de haber combatido en Cepeda
y de haber visto a Estanislao del Campo
saludando la primer bala
con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
de un portón de quinta secreta
que mi padre empujaba cada noche
antes de perderse en el sueño
y que empujó por última vez
el 14 de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
de las barcas de Hengist,
zarpando de la arena de Dinamarca
para debelar una isla
que aún no era Inglaterra.
Qué no daría yo por la memoria
(la tuve y la he perdido)
de una tela de oro de Turner,
vasta como la música.
Qué no daría yo por la memoria
de haber oído a Sócrates
que, en la tarde la cicuta,
examinó serenamente el problema
de la inmortalidad,
alternando los mitos y las razones
mientras la muerte azul iba subiendo
desde los pies ya fríos.
Qué no daría yo por la memoria
de que me hubieras dicho que me querías
y de no haber dormido hasta la aurora,
desgarrado y feliz”.
de una calle de tierra con tapias bajas
y de un alto jinete llenando el alba
(largo y raído el poncho)
en uno de los días de la llanura,
en un día sin fecha.
Qué no daría yo por la memoria
de mi madre mirando la mañana
en la estancia de Santa Irene,
sin saber que su nombre iba a ser Borges.
Qué no daría yo por la memoria
de haber combatido en Cepeda
y de haber visto a Estanislao del Campo
saludando la primer bala
con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
de un portón de quinta secreta
que mi padre empujaba cada noche
antes de perderse en el sueño
y que empujó por última vez
el 14 de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
de las barcas de Hengist,
zarpando de la arena de Dinamarca
para debelar una isla
que aún no era Inglaterra.
Qué no daría yo por la memoria
(la tuve y la he perdido)
de una tela de oro de Turner,
vasta como la música.
Qué no daría yo por la memoria
de haber oído a Sócrates
que, en la tarde la cicuta,
examinó serenamente el problema
de la inmortalidad,
alternando los mitos y las razones
mientras la muerte azul iba subiendo
desde los pies ya fríos.
Qué no daría yo por la memoria
de que me hubieras dicho que me querías
y de no haber dormido hasta la aurora,
desgarrado y feliz”.
De regreso a la misión Pedro iba en silencio
observando el camino que el día anterior se hallaba cubierto por las aguas del
río, que ahora mostraba los vestigios, como charcos y baches profundos. En dos
oportunidades habían estado a punto de ser arrastrados por el río, y Pedro los
había salvado. Era obvio que entre sus talentos contaba con saber hacer frente
a las fuerzas de la naturaleza.
--¿Les enseñan a los soldados a hacer frente
a los diferentes climas y geografías? _ se arriesgó a preguntar Guillermo.
__En general, sí.
__ ¿En general?
__Está bien embajador, pero prométeme que no
discutiremos por esto, al menos no ahora.
__Dímelo primero.
__A los soldados rasos no los adiestran con
la misma intensidad con que lo hacen con los de grupos especiales de élite.
__ ¿Grupos de élite?
__Son soldados especializados. Se les envía a
realizar misiones puntuales de alto riesgo.
__ ¿Es Alberto uno de ellos?
__Lo era, sí.
__ ¿Vos eras un soldado de élite, allí se
conocieron?
Pedro mantuvo la vista en el camino y guardó
silencio. Para Guillermo, la respuesta era clara, necesitaba oírla de sus
labios, y lo miró con tozudez.
__Sí _ contesto, Pedro__. Pertenecía a un
grupo de élite secreto. Solo Alberto y ahora vos lo saben, es confidencial,
Guille, por favor no puedo decirte nada más, no por ahora.
__ ¿Y tu familia, Orestes, Camila? ¿Qué les
decías?
¿Estaba Camila al tanto? ¿Eras o eres?
__No.
Debió ser difícil para vos. ¿No podías
decirle la verdad?
__Así se me había ordenado.
__ ¿Por qué abandonaste esa carrera? ¿La de
soldado de élite?
__Porque comenzó a aburrirme, y nunca tuve
paciencia para recibir órdenes.
__ ¿Te aburrirás de mí? __preguntó Guillermo
con talante divertido, que se esfumó en cuanto Pedro volvió la cabeza para
mirarlo con enojo.
__No hagas preguntas a la ligera, Guille. No
juegues con lo que hay entre nosotros después de lo que vivimos anoche y esta
mañana. Y no olvides nunca que fuiste tú quien me dejó de lado por el francés.
Un mutismo incómodo se apoderó de la cabina
de la cuatro por cuatro. Guillermo prefirió callar a exponer sus puntos de
vista porque eran al fin simple vías de escape nacidas del miedo a enfrentar el
amor que le despertaba ese hombre, desesperado, enorme, aterrador, infinito,
arrebatado. Al pensar en él tan cerca de Pedro empezó a experimentar un ahogo
que lo obligó a bajar la ventanilla, y a sacar la cabeza para recibir el aire
cálido y húmedo de la selva.
__Me dijo Evangelina que quieres a adoptar a
Adul _comentó, Pedro luego de un rato sin hablar__. ¿Les contaste a tus hijos?
__No hasta no tenerlo por seguro, sí quiero
adoptarlo.
__ ¿Te aseguraste de que es un niño sano?
Quiero decir si no tiene sida o algo por
el estilo, ya sabes cómo llegan esas criaturas a la misión.
__Abdul es tan sano como vos y yo, un
hallazgo en esta tierra plagada de pestes. ¿No debería adoptarlo si estuviese
enfermo?
Pedro meditó la respuesta.
__Creo que la respuesta es sí, si lo quieres
y deseas, deberías adoptarlo igualmente. Es inteligente y tiene un sentido de
la ubicación que muchos adultos no alcanzan ni de viejos.
Guillermo contempló el paisaje como para
ocultar la sonrisa de satisfacción. Era consciente de la transfiguración de su
rostro, del calor que colmaba sus ojos, y habló con la seguridad de que no le
fallaría la voz.
__Las hermanas están ayudándome con las
autoridades internacionales, han llamado para agilizar los trámites. Son muy
burocráticos pese a las condiciones en que viven estas criaturas.
Pedro condujo sin pronunciar palabra el resto
del trayecto, aunque las preguntas y comentarios bullían en su mente, anhelaba
saber si el embajador deseaba que él fuera el padre del niño también, si
aceptaría casarse con él para agilizar los trámites, y sobre todo deseaba
saber, si después de lo compartido la noche anterior, las cosas volverían a ser
como antes o mejor entre ellos, como antes de que apareciera Matías, como antes
del veneno, donde la dicha empezaba a no tener fin. Guillermo era a la única
persona a la que ponía por encima de él y a la que temía. En cierta forma, todo
seguía siendo igual.
El rugido del motor atrajo a los niños, que
evacuaron la capilla como en bandada y corrieron para darles la bienvenida a
los recién llegados, y mientras Pedro estacionaba la camioneta, saltaba junto a
la puerta, algunos niños lo miraban.
Cuando Pedro bajó y Abdul se echó a sus
brazos, lo levantó en el aire, le dio un beso en la mejilla y le hizo dar
vueltas. Las carcajadas del niño contagiaron a Guillermo, que observaba la
escena con embeleso. Nunca lo había visto a Pedro siendo tan cariñoso con una
persona como no fueran Alberto y Gabriela.
Las religiosas, Gaby, y Sonia, el cura de la
misión salieron de la capilla con menos ansiedad y expectativa que los huérfanos.
Abrazaron a Pedro y agradecieron a los dos por haber salvado a la niña.
__ ¿Cómo está ella? __ Le preguntó la madre
superiora a Guillermo.
__Estuvimos con ella antes de venir aquí _
informó el embajador__. Está muy bien, gracias a Dios, aunque asustada. No dijo
ni una palabra. Solo miraba con ojos desmesurados.
_ ¿Y su madre? _quiso saber la religiosa.
__Con ella, junto a su cama.
__Gracias a Dios.
Luego del almuerzo mientras Pedro y
Abdul lavaban la camioneta, y Sonia con
Gaby conversaban en lo que parecía ser su sitio predilecto, una hamaca,
Guillermo y Alberto, charlaban el resguardo del calor y del sol en la cocina.
__! Daría cualquier cosa por ver a Pedro
vestido con esa bata y pantuflas! ¿Dónde durmió? __ se animó a preguntar.
__Se suponía que tenía que dormir en otra
habitación, pero a la madrugada, me desperté y lo encontré durmiendo en la mía.
__ ¿Y?
__Shhh __lo conminó__. Las hermanas duermen.
__ ¿Y? ¿Qué tal? ¿Se reconciliaron? Porque
después de tanto tiempo…
__Beto, no puedo describirlo con palabras, no
sabes lo que fue. No fue solo sexo, que estuvo maravilloso. Hubo algo más. Una
magia. Algo que asusta y ni puedo definir por la poderoso. Lo sentí tan mío,
como una parte de mí, como si su ausencia fuera la muerte, creo que si le
pasara algo, yo no podría supervivirlo.
__Perdona, Guille, pero has estado medio
muerto pese a los otros en este tiempo intentando mantenerlo a distancia. Pedro
y vos son almas gemelas, las que reencarnan una y otra vez para reencontrarse
en este mundo y amarse.
__Tengo tanto miedo.
__ ¿De?
__De mi carácter endiablado y desconfiado, de
la naturaleza de él.
__Sí, es un hombre muy lindo y romántico,
pero también temerario y atemorizante, no tiene límites, ni paz, nada le basta.
No era feliz con Camila y…
__Sí, lo imagino, ¿y cuando se cansará de mí?
__Contigo es distinto, en mi vida he visto a
un hombre tan obsesionado con otro.
__Sí, quizá se trate de una obsesión, y una
vez que me tenga asegurado se canse de mí como con todo. Él mismo me acaba de
confesar que a la larga todo lo aburre.
Basta de Pedro, vamos a ver qué está haciendo
mi futuro hijo que es la cosa más linda del mundo.
De
camino al sendero donde se hallaba la Range Rover, Guillermo se detuvo de
pronto, Pedro al volante con Abdul sobre sus piernas, señalaba el tablero, le
hablaba al niño, que se mantenía serio y atento, con expresión de entrecejo
apretado.
__Beto… verlos juntos de esta manera tan
armoniosa… parece un sueño.
__! Papá! _vociferó, Abdul, al verlo a
distancia.
__ ¿Acabas de oír lo que yo oí?
__Sí, embajador, lo llamó papá.
Pedro puso la camioneta en marcha y permitió
al niño ponerse al volante. La sonrisa de Abdul brillaba y se expandía, y
alcanzaba a Guillermo en el corazón que palpitaba, descontrolado. La camioneta
se detuvo frente a él y el niño se precipitó fuera a los brazos de Guillermo
que lo esperaban abiertos.
__ ¿Viste cómo manejo? ¿Me viste, papá?
__Sí, tesoro mío, te vi. ¡Lo hiciste muy
bien! Igual de bien que Pedro.
Guillermo y Pedro intercambiaron la mirada
cargada de significado hasta que el primero rompió el contacto porque el niño
le atrapó las mejillas y le obligó a mirarlo.
__Pedro me prometió que cuando cumpla
dieciocho años, me va a comprar un auto, que será solo para mí, ¿verdad, Pedro?
__Así es, campeón.
Guillermo nervioso abrazó al niño.
__ ¿Te mojaste la cabeza como te dije?
__Pedro me la mojó varias veces.
--Gracias _ dijo Guillermo y destinó una
mirada rápida a Pedro de pronto avergonzado, pero este que permanecía en el
asiento de conductor lo tomó de la mano y lo atrajo hacia él, apoyó la frente
en la de Guillermo.
__Te dice papá _le susurró, y Guillermo se
limitó a asentir__. Le pregunté por qué te llamaba así solo cuando no podías
oírlo.
__ ¿Qué te dijo?
__Nada. Me miró medio desconcertado, y se
quedó pensativo, luego al verte te dijo papá con la soltura de tus otros hijos.
__Tesoro mío.
__ ¿Yo también lo soy?
__Me temo, Pedro Beggio… que vos sos mi vida.
__Alberto ¿dónde está Pedro? _interrogó el
embajador.
__Trabajando, no sé nada más embajador.
__Alberto, yo soy su jefe, la única misión
que le di fue la deserción de la artista,
si algo admiro de él es su capacidad de resolver problemas y encontrar
soluciones.
__En efecto, eso lo delegó y está hecho, es
otra cosa, y debe de permanecer lejos de la capital hasta que él regrese, por
favor embajador, ni siquiera yo podría asegurar su vida.
__ ¿Qué dices? No puedo estar lejos de la embajada porque mi
subjefe desaparezca y lo diga.
__Guillermo, por favor, confíe en mí si no
cree en Pedro.
_Esperaré unos días más pero si no reaparece,
regresaré. Cambiando de tema, ¿es linda la casa de Gabriela?
__ ¿Cómo?
__Vamos coronel, que los vi en la velada de
Arismendi pese al lío, sé que salieron juntos.
__Es cierto, sí, la llevé hasta su casa, vive
en las afueras con su padre, pero no le caí simpático al anciano, me sacó como
llegué, pero no puedo negar que Gaby me fascina. Guillermo hay un tema.
__El padre, ya me dijiste, supongo que puedes
conquistarlo.
__Además, la casa, me preocupa, no tienen un
sistema de seguridad, ni un guardia, yo entré por la puerta principal, como lo
haría un terrorista, no dejo de pensar en eso. Quisiera pedirle permiso para
ocuparme, cuando Pedro regrese, ¿puedo?
__Por supuesto, si consideras que están en
peligro, no tienes que pedirlo _respondió Guillermo__. Me encariñé mucho con
Gaby y no quiero que le suceda nada malo, nadie mejor que vos para ver cómo
protegerla.
__La propiedad es inmensa, el padre tuvo un
accidente cerebrovascular y está en silla de ruedas, apenas tiene un puñado de
sirvientes, no puede vivir así.
__Adelante coronel, cuídala, no queremos que
le suceda nada.
__Gracias, Guillermo, me dejó dicho Pedro que
no se exponga, que puede quedarse en la casa de manos que curan o en la misión,
que él lo buscará en cuanto termine, por favor, embajador, recuerde la última
vez que le dije que era peligroso, se salvó por milagro del último atentado.
__Ya te dije que esperaré unos días, pero mi
sitio está en Bucarest, Beto, no puedo ocultarme porque Pedro desaparezca,
anda, ve con tu chica.
“Amor mío. ¿Dónde estás? Es
normal pensar tanto en alguien? porque ocupas cada minuto de cada día,
todos mis pensamientos, y pese a lo del veneno, a que creí que más allá del amor,
se me quebraba el corazón porque rompías con la confianza que te tenía, nunca
estuvo en juicio que te amo, como también que estoy rabioso de celos, no me
castigues con tu ausencia, Pedro, regresa. Fuiste lo tercero que vi, aunque la
tristeza y la soledad no sé si contarlas, debido a la intimidad que nos une. Me
senté a la justa distancia como para sentir tu perfume o imaginarlo tal vez,
pero no hay error en eso, de todas maneras su tarea fue cumplida. Un rato
después empezó el verdadero reconocimiento, esperando que sí seas, casi
suplicándolo. Contemplaba tu lacio y achocolatado cabello, que angelicalmente
caía invitando a seguirlo y soñar. Reconocí todo lo que me gusta en tu rostro,
aunque lo veía apenas, solo cuando grácilmente mirabas a los lados o ponías
parte de esa belleza que deseaba acariciar, tras tu delicada y perfecta oreja
que decoraba al pequeño aro que quedaba en segundo plano.
Pude imaginar tus pies abrigados y regresé a tu rostro, mientras inspiraba y cerraba los míos para permitir que tu aroma pintara mis párpados y así llevármelo a casa suplicando que no se desvaneciera. Sabía que el momento era ineludible y lo fue y pagó con creces estos días grises. Buscaste algo, miraste atrás y ahí estaba mi amor esperando, disfrazado de indiferencia que nadie creería. Con pudor soltaste a la perfección esa mirada escondida y me sonreíste apenas y me encantó.
No sé si fue adrede o si solo me dejé llevar, pero allí estábamos en un tiempo diferente y de frente los dos. Estiraste tu mano y yo correspondí, pero fue demasiado rozar tu tibieza y esa voz que esperaba revolucionó mi interior y mis ojos no pudieron mantenerse firme ante los tuyos y miré al piso mientras me imaginaba colgado de tu cuello, caminando a la par, sorbiendo esa dulzura que tu mirada derrama como algo insignificante y normal sin ninguna pretensión. Nos cruzamos otra vez y ninguno se atrevió a mirar. Me aterré al sentirme descubierto. ¿Será que notó que muero de amor por él? ¿Será que no entendió que ese día salvó mi vida? ¿Será que no comprende aún que dejamos de ser tres en la mía? Y ese nombre que no puede ser real. Tal vez me esté apresurando, tal vez no llegue a ser, tal vez…, tal vez… pero de algo sí estoy seguro, es que ese ser ya sabe que yo estoy ahí, que lo voy a esperar y que de algún modo, ya nada va a ser igual.
Dedicado a este compañero de años que me mantiene aquí: El Amor.
Pude imaginar tus pies abrigados y regresé a tu rostro, mientras inspiraba y cerraba los míos para permitir que tu aroma pintara mis párpados y así llevármelo a casa suplicando que no se desvaneciera. Sabía que el momento era ineludible y lo fue y pagó con creces estos días grises. Buscaste algo, miraste atrás y ahí estaba mi amor esperando, disfrazado de indiferencia que nadie creería. Con pudor soltaste a la perfección esa mirada escondida y me sonreíste apenas y me encantó.
No sé si fue adrede o si solo me dejé llevar, pero allí estábamos en un tiempo diferente y de frente los dos. Estiraste tu mano y yo correspondí, pero fue demasiado rozar tu tibieza y esa voz que esperaba revolucionó mi interior y mis ojos no pudieron mantenerse firme ante los tuyos y miré al piso mientras me imaginaba colgado de tu cuello, caminando a la par, sorbiendo esa dulzura que tu mirada derrama como algo insignificante y normal sin ninguna pretensión. Nos cruzamos otra vez y ninguno se atrevió a mirar. Me aterré al sentirme descubierto. ¿Será que notó que muero de amor por él? ¿Será que no entendió que ese día salvó mi vida? ¿Será que no comprende aún que dejamos de ser tres en la mía? Y ese nombre que no puede ser real. Tal vez me esté apresurando, tal vez no llegue a ser, tal vez…, tal vez… pero de algo sí estoy seguro, es que ese ser ya sabe que yo estoy ahí, que lo voy a esperar y que de algún modo, ya nada va a ser igual.
Dedicado a este compañero de años que me mantiene aquí: El Amor.
Tengo celos de amor, celos crueles que me
turban la mente y sin razón, son celos que me llevan a un abismo arrastrándome
hacia él sin compasión.
Siento celos del viento que te besa, celos
hacia el sol que da a tu piel, son celos hacia el día y a la noche que se
asoman para verte. Siento celos del agua que te toca cuando bañas tu cuerpo con
pasión, son celos que van hacia las cosas que aprecias y acaricias con amor.
Son celos que siento por mis manos que desean
a tu cuerpo acariciar, son celos que siento por mis labios porque quieren
saborear tu boca. Siento celos del mundo y su sistema, de todo lo que está a tu
alrededor, me dan celos cuando veo que en el día, te estremeces de alegría al
oír mi voz. Son los celos que siento por el aire, sé muy bien que si respiras
es por él, son los celos que siento por mis ojos porque viven muy pendientes de
tu ser, son los celos que tengo hacia mi mente porque a diario piensa en tu
querer, celos que atormentando están mi alma y destrozando van mi mente y
corazón, son amargos, cual hiel que va vertiendo… en mi ser… ¡Estos celos sin
razón! Sos el aire que respiro, regresa, cielito, porque son un autómata lejos
de vos, no vivo.
__
El conductor de color de Gaby le cedió el
volante en un acto de generosidad a Alberto, que se ofreció a acompañar a Gaby
hasta su granja en tanto Guillermo se trasladaba con Sonia y sus hijos a la
casa de manos que curan.
Gaby, sentada a su lado, iba atenta al
camino, en una postura de hombros
erguidos que realzaba su elegancia natural. Beto la miraba de reojo, colmado de
dicha y orgullo, aún azorado por el hecho de que esa criatura buena y sensible
pudiera corresponderle. Conducía y cada tanto disfrutaba de la imagen que
componían su nariz pequeña, sus pómulos salientes, sus labios generosos, sus
ojos chispeantes, la curvatura de su frente amplia y el largo cuello, expuesto
gracias a que se había recogido el cabello en una coleta. Se mantenía serena y
confería la idea de solidez, de mujer sensata y eso lo seducía tanto como su
belleza.
A lo largo de su vida, Alberto se había
embarcado en numerosas relaciones sentimentales, algunas más serias que otras,
con mujeres de todo tipo, jóvenes, mayores, casadas, solteras, aun viudas. No
obstante, con ninguno de esos amoríos había experimentado la sensación de
plenitud vivida ese fin de semana en la misión, solo con la mayoría lo había
pasado bien y disfrutado de sexo… Sostener la cálida y firme mano de Gaby era
suficiente para cobrar fuerzas y
enfrentar lo que fuera, y estando lejos de Bucarest sin micrófonos ni
espías se sentía volar. Se trataba de una experiencia novedosa, la de sentir
que ella le daba fuerza. Con cada beso que le había robado ese fin de semana
ella lo había transformado. Las emociones lo asaltaban al unísono, lo
inquietaban por lo nuevas y ardientes, simplemente era feliz.
__Gaby, tienes una hermosa propiedad. ¿Qué
significa su nombre?
__Luz de luna _ explicó ella__. La hacienda
tomó el nombre del lugar donde se encuentra. Así llamaban a ese sitio mis
compatriotas, antes de que mi abuelo comprase las tierras.
__ ¿Por qué lo llamaban así?
__Según cuenta la leyenda, es porque la luna
estaba enamorada de esa laguna ubicada a unos kilómetros de la casa, sobre la
cual gustaba reflejarse para mostrar cuán bonita era y conquistarla. Su luz era
tan intensa que se refractaba en las aguas de la laguna e iluminaba varios
kilómetros a la redonda.
__ ¿Existe esa laguna?
__Sí, y es hermosa. Algún día te llevaré.
Iremos a caballo. Es un lindo paseo, si soportas el calor.
__Oye Froile, ¿qué opinas de la seguridad de
la hacienda? _ dijo Alberto buscando al chofer en el espejo retrovisor.
__Es pésima, coronel _ contestó__. Yo duermo
dentro de la casa, cerca de los dormitorios, con mi fusil al lado de la cama.
Tendrían que pasar sobre mi cadáver para dañar a la niña o al patrón, y no
sería fácil, señor.
__Le creo _ acordó__. ¿Pero qué ocurriría si
entrasen varios hombres y te resultase imposible lidiar con todos ellos?
__No sería fácil, coronel.
Beto percibió la mano de Gaby sobre su
rodilla y se quedó quieto mientras ella la subía y bajaba. Justo con ese ir y
venir, la respuesta de su cuerpo vibraba en cada centímetro de su piel. Lo
maravillaba que Gaby, con una simple caricia, lo excitara como una piedra. Giró
la cabeza para observarla, consciente de que era incapaz de suavizar la
severidad de sus ojos, que no se relacionaba con el enojo, sino con un deseo
tan carnal y agudo que eliminaba los artificios que solía emplear con una mujer
que le gustaba, lo desproveía de todo control, lo desnudaba. ¿Por qué esta
mujer era distinta de las demás? Ella le sonreía, y le expresaba agradecimiento
por su preocupación.
__Si nos invadiese una decena de hombres
armados __ habló el chofer, luego de reflexionar__, me vería en serios
problemas, señor Marini. __Pasado un silencio, el hombre continuó__. Señor, si
usted hablase con el patrón sobre las medidas de seguridad, yo lo apoyaría.
A medida que se aproximaban a la hacienda,
Beto percibía el nerviosismo que se apoderaba del ánimo de Gaby, sabía que se
relacionaba con su padre. El hombre aguardaba su regreso, padre e hija se
abrazaban cuando Alberto se aproximaba con el bolso de ella, y la alegría se
borró del semblante del anciano cuando lo descubrió.
__Usted, otra vez. Buenas tardes.
__Buenas tardes, señor _ saludó, mientras
palmeaba el lomo del perro de Gaby.
__Encontré a Alberto en la misión. Me
acompañó aquí, papá.
__ ¿Le
pasó algo al chofer?
__No _ se apresuró a aclarar__. Pero como
ayer llovió tanto y el camino está muy pantanoso, Alberto se ofreció por si se
presentaba algún inconveniente.
__Gracias __ masculló el hombre, desde su
silla de ruedas, lo percibía a Beto como un gigante.
__ ¿Qué te gustaría tomar? __ofreció, Gaby__.
¿Café, jugo, vino?
__Lo que tú tomes para mí está bien.
La muchacha abandonó la galería, nerviosa,
inquieta. Alberto en cambio, se sentía sereno frente a la hostilidad del padre.
Tomó asiento en un sillón a un ademán del anfitrión.
__Mi hija no me comentó que usted estaría en
la misión__. Como no tenía nada que manifestar, Beto guardó silencio__. ¿Por
qué fue usted allá, Marini?
__Fui en misión diplomática, acompañando al
embajador. __Pese a la penumbra que se apoderaba de la galería, Beto advirtió
que la información pasmaba al hombre.
__ ¿A qué se dedica, señor Marini?
__Soy militar, coronel de la embajada en
estos momentos. __Más que nada dependo del subjefe de misión, tal vez venga a
buscarme de un momento a otro.
__La verdad, señor, es que esta no es una
zona donde uno pueda andar hasta muy tarde por rutas y calles.
__Coincido con usted, señor, Soria.
Justamente quería mencionarle que…
Se presentó Gaby con las bebidas y un té para
su padre.
__No me trajiste mis galletas, dos me abren
el apetito antes de cenar.
__Papá, sabes que no puedes _ le recordó,
Gaby__. A veces eres como un niño caprichoso. __Con una sonrisa tímida, Gaby se
dirigió a Beto__. Mi padre es diabético.
En ese momento él comprendió la falta de una
pierna.
__El jugo está delicioso, Gaby _ expresó al
cabo__. Gracias.
_Estaba a punto de mencionarme algo.
__Sí, el tema de la seguridad de su propiedad
señor Soria.
__Papi, Alberto trabaja en la embajada, es
militar y experto en medidas de seguridad.
__ ¿Y eso qué tiene que ver con mi propiedad?
__Usted acaba de mencionar los peligros de
andar de noche por estas rutas y calles. Entrar aquí me resultó muy fácil. No
hay seguridad en el portón, no hay cámaras, no hay hombres armados.
__ ¿Está insinuando que soy un irresponsable
y que no protejo a mi propiedad y a mi familia?
__Papá, por favor…
__No __ contestó, Beto, sereno__, estoy
diciendo que su propiedad carece de medidas de seguridad, las que yo me
encuentro más que dispuesto a proveerle.
__Es un vil vendedor. Si cree que porque la
casa es palaciega, este viejo está lleno de dinero, se equivoca.
__Papá.
__!No podrá sacarme un centavo coronel!
__Señor _pronunció, Beto y, al ponerse de pie
de súbito, causó un sobresalto al dueño de casa, que, de manera instintiva,
movió la silla hacia atrás__. Las medidas que planeaba instalar en su casa iban
a ser un obsequio. Un regalo para usted y su hija. Lo único que quiero es que
Gaby esté segura.
__ ¿Se atreve a entrar a esta casa y echarme
en cara que no protejo a mi hija, a lo que más amo en este mundo? Es usted un
impertinente.
__Papá, por favor, no te alteres, te hará mal.
__Le pido disculpas señor Soria, si le he
parecido impertinente. Le aseguro que esa no fue mi intención. Simplemente
quise poner mi conocimiento a su servicio y de su hija. ¿A cuento de qué, me
pregunta?
A cuento de que amo a Gabriela.
__!Ama a Gabriela! Una muchacha que apenas
conoce. Todos vienen a decirme lo mismo. Pero le aseguro que ninguno está a la
altura de ella. Usted menos que nadie.
__Lo sé.
__Vamos, Alberto, te acompaño fuera.
__Buenas noches, señor Soria _lo saludó sin
obtener respuesta.
__Estoy tan mortificada __llorisqueó Gaby en
la recepción, junto a la puerta principal__. Perdónalo. Tú que eres tan bueno y
generoso, perdónalo. Es muy celoso de sus cosas.
__Y de ti _ añadió y la atrajo hacia él__.
Dios mío, Gaby, no soporto dejarte en esta casa insegura. Quisiera llevarte
conmigo.
__Bésame, por favor.
Lo hizo con suavidad, tratando de calmarla,
de infundirle paz. Saboreó sus lágrimas e intentó absorber sus temblores. No
quería que sufriera, que nada la dañase. Quería hacerla feliz.
__ ¿Cuándo me llevarás a la laguna? _le
preguntó, para hacerla olvidar del altercado con su padre.
__Mañana. Ven temprano para evitar las horas
más duras de sol. ¿Es cierto lo que le dijiste a papá… que me amas? ¿Cómo puede ser? Hace tan poco
que nos conocemos.
__Lo sé, lo sé. No creas que no estoy
desconcertado. Lo que siento por ti es tan repentino e inesperado. Pero es la
verdad. Te amo. Te amo, y no me importa si la lógica no puede explicarlo.
Quiero sentirlo y basta.
__ ¿Cómo puede ser verdad que esto esté
sucediendo? Es como una fiebre que nos devora desde el momento en que nos
vimos. No puedo dejar de pensar en ti. Sueño con tu presencia. Con tu olor _
dijo de manera enfática. Y se puso en puntas de pie para olfatearle el cuello__.
Amo tu perfume.
__Es Sauvage, de Christian Dior por si
quieres regalarme un frasco. __Ella rio, y él le contuvo el rostro delgado con
las manos__. Quiero que sonrías siempre. Quiero hacerte sonreír a cada segundo.
Quiero hacerte feliz. No sé por qué pero de pronto ese parece ser el sentido de
mi vida, hacerte feliz. Mi amor, dame la oportunidad. ¿Estás pasando
necesidades? Tu padre dijo que está al borde de la ruina.
__ ¿Luce la casa como de alguien que pasa
necesidades? __Beto negó con la cabeza__. Es verdad que la fortuna se esfumó.
Era inmensa pero se agotó. Aún nos quedan los cultivos, pero sin tecnología y
con las tierras agotadas, cada vez rinden menos. Pero tengo recursos.
Y por otro lado, con solo vender uno de los
cuadros que tenemos en la sala, podríamos vivir años. Sucede que no lo haría
porque papá ama todas y cada una de las pinturas que coleccionó a lo largo de
su vida.
__Entiendo. ¿Crees que tu padre quiera volver
a verme?
__No lo sé _admitió, y el espíritu de Beto
decayó__. Será mejor que tú y él no se encuentren por un tiempo. Le pediré a
Froide que lo ablande, solo él lo
escucha.
El sonido de un motor anunció la llegada de
Pedro. Antes de permitirle que abriese, Beto la atrajo hacia él y la besó no
con la suavidad empleada minutos atrás, sino con fervor desmesurado para
transmitirle la pasión que despertaba en él.
__Deseo tanto hacerte el amor. __Gaby emitió
un gemido ahogado que enardeció a Beto.
__ Te deseo, Albert.
__Repítelo.
__Te deseo, amor mío. __Y no lo dijo porque
no sabía cómo lo tomaría, pero estuvo a punto de agradecerle por haberle
devuelto las ganas de gozar con un hombre, por haberle devuelto la índole de
mujer.
Se despidieron con dificultad. Ella
permaneció en el umbral hasta que la camioneta desapareció en el bosque que
circundaba la casa. Agitó la mano con el mismo entusiasmo con que se empeñaba
en no romper el contacto con los ojos azules que la devoraban desde la cabina
de la camioneta, hasta que la noche cayó de pronto y ya no pudo verlos.
Cerró la puerta y se encaminó hacia la
galería, exaltada y deprimida dada la hostilidad de su padre, y ante el mutismo
en la casona oyó la respiración agitada de su padre y lo supo, estaba sufriendo
un ataque, corrió el último trecho y cayó de rodillas, el hombre casi sin
aliento intentó golpearla con los ojos inyectados en ella. Ella acostumbrada a
esos episodios, le sujetó los brazos y a gritos llamó al sirviente.
__No vas a dejarme por ese. No te irás. No me
dejarás _ vociferó el padre.
__Tranquilo papá, por favor. No te dejaré, no
te dejaré _le prometió y apretó los labios para sofrenar el llanto__. Cómo
crees que te dejaría, no me iré a ningún lado con nadie.
__ ¿Lo prometes?
__Lo prometo.
__ ¿Qué hay entre Gaby y tú? _ preguntó Pedro
sin desviar la vista del camino oscuro y amenazador, les esperaba una difícil
misión, su amigo permaneció en silencio, el gesto reconcentrado.
__Supongo que lo mismo que hay entre
Guillermo y tú.
__ ¿Así de grave está la cosa? _bromeó.
__Me temo que sí.
__ ¿Cómo lo sabes? Digo, un sentimiento tan
profundo. Recién la conoces _ agregó.
__ ¿Cuánto tiempo te llevó saber que el
embajador era el hombre correcto?
__Lo que dura una mirada.
__ ¿Y qué te dio la pauta?
__Todo en él. Su mirada, su porte, su
sonrisa… Su carácter. Me gustaba que fuera fuerte de ideas claras cuando tenía
que serlo, dulce con sus hijos, que amara su profesión. Es el único hombre al
que admiro. Sí, creo que en el fondo se trata de eso, de que además de
excitarme, provocaba en mí admiración y respeto, rara combinación.
__Difícil de ganar.
Así es.
Días después.
Guillermo escribía una carta a sus amigos en
Kansas. En el dormitorio se oía el bisbiseo del ventilador de techo y el
rasgueo del bolígrafo sobre el papel, desde el jardín llegaban los sonidos de
la selva a los que ya se había acostumbrado, como también a su olor penetrante
y a su humedad.
Lo sobresaltó un golpeteo. En un primer
momento creyó que llamaban a la puerta, que se repitió segundos después, y
Guillermo se giró con violencia hacia la ventana. Soltó el bolígrafo al
distinguir la silueta tras el mosquitero de alambre. En un acto maquinal, se
cubrió con la bata.
__Guille _dijo la figura.
Se aproximó deprisa al reconocer la voz,
quitó el pestillo y se alejó unos pasos hacia atrás mientras Pedro deslizaba el
mosquitero y se trepaba al alféizar para introducirse. Saltó dentro con
agilidad, y sus borceguíes apenas
sonaron al caer sobre el piso de cerámica. Miró el entorno hasta que sus ojos
se congelaron en la cama pequeña, cubierta por el tul, donde lo había amado
después de tanto tiempo, el reencuentro
había sido sublime.
Después, buscó a Guillermo con la mirada y lo
encontró expectante, en tensión, con el pecho agitado y aprisionado bajo la
toalla. El deseo lo turbó a punto de quitarle la respiración, de privarlo de la
palabra, Había estado observándolo escribir casi desde que saliera de ducharse,
inclinado sobre el escritorio, con el cabello húmedo, se había entretenido
observándole los rasgos del rostro, estudiándole los tendones y venas del cuello,
la nuca blanquísima y las vértebras, el filo de los omóplatos, la curva de la
espalda. Todo eso era de él, y solo de él.
__Hola.
__Hola _ susurró, Guillermo.
Se sentía torpe, intimidado. Desconcertado y
pasmado también. La energía de Pedro, que lo alcanzaba como rayos calientes, lo
mantenía alejado. No obstante, tenerlo frente a él lo hacía dichoso y lo
colmaba de ansiedad. Pedro se había escurrido en su dormitorio como un ladrón
y, en ese momento, lo contemplaba con dureza, no importaba, había vuelto a él después de más
de quince días. Le estudió el atuendo militar, chaqueta y pantalón de estampa
camuflada en tonos verdes y marrones como se veían en las películas de guerra.
__ ¿Cómo entraste?
__Esta tarde estuve con la mucama negra _habló
Pedro y las notas de su voz causaron vibraciones en la piel de Guillermo__. Esa
mujer me cae bien, es fácil comunicarse con ella y no tuve problemas de que me
dejase abierto el portón para mí.
Guillermo levantó la ceja, Pedro no le
refirió de que a cambió le ofreció dinero a la mujer que lo había rechazado, no
ofendida sino con un gesto sibilino. Lo que manifestó a continuación también
resultó misterioso: “Usted, señor, algún día me lo pagará, pero ese tiempo no
ha llegado aún”. “Usted es el escudo protector del embajador”, sentenció, antes
de volver a la cocina.
__ ¿Recibiste la nota que te envié con
Alberto?
__Sí __contestó, y fue una afirmación oscura,
de timbre grave, que volvió a afectarlo. Pedro se tocó el pecho, a la altura
del corazón__. La llevo conmigo siempre _aclaró, y sonrió con todos sus
hoyuelos.
__ ¿Dónde estás parando?
__A unos kilómetros de acá, en la mina del
coltán de la que te hablé. __Guillermo asintió y bajó la vista__. No pude venir
antes, no está siendo simple defenderla.
__ ¿Ni llamarme por radio?
Pedro se quedó mirándolo. Lo deseaba al
tiempo que lo detestaba por haberse paseado en el hospital con Arismendi y el
nene que tenía la cara quemada, lo sabía
por los custodios que dejaba tras él, por haberle permitido que lo tocase en
los hombros, que le rozase la mejilla, por haberse quedado a solas con él.
No necesitaba tener dotes de adivinador
para saber lo que ese hijo de mil putas le había dicho.
__ ¿Te viste con el presidente en estos días?
__Sí.
Pedro rio con una mueca de desprecio y desvió
la mirada.
__Ese desgraciado está buscando que lo
descuartice _masculló para sí__. ¿Y para qué vino a verte? ¿Qué quiere con vos?
¿Qué te dijo?
__Me dijo que soy fascinante, me dijo que me
ama, que soy lo mejor que le ha ocurrido en la vida, y que quiere que seamos
pareja.
Guillermo se arrepintió al instante de su
impulso. En el interior de Pedro estaba gestándose el huracán de la ira, él lo
sabía por el modo en que los párpados le celaban los ojos, por la arruga del
entrecejo y por el aleteo de sus fosas nasales.
__ ¿Y vos qué le contestaste?
__Nada. No le contesté nada. Él me pidió que
lo pensara.
__ ¿El muy hijo de puta te pidió que lo
pensaras? _exclamó, y se aplastó el jopo con ambas manos mientras reía con
sorna y giraba sobre sí.
__Baja la voz, no quiero que sepan que estás
aquí, no lo permiten las reglas.
__Por supuesto, que el doctor que también te
admira no se entere que estoy aquí, no sea que se ponga celoso.
__Pedro, por favor.
__ ¿Por qué no le contestaste nada?
__Porque no quería lastimarlo. Tengo la
impresión de que sufre mucho.
__! Pero no te importa lastimarme a mí!
¿Puedes imaginar lo que siento cuando me entero de que a mi hombre, un tipo al
que detesto, le pide que sea su amante?
__Basta, Pedro, por favor _ dijo, y se cubrió
la frente con la mano__. ¿No podemos tener un momento de paz? ¿Siempre tienes
que dudar de mí? Me he pasado casi veinte días esperándote y ahora que estás
aquí, me atacas y me reclamas.
__ ¿Te olvidas lo que sucedió con Olazábal?
Antes de que Guillermo tuviese chance de
contestar, Pedro se lanzó sobre él, le arrebató la toalla, que arrojó hacia
atrás, y lo contuvo entre sus brazos.
__Guille __pronunció con la misma ferocidad
con que lo apretó.
Guillermo sintió la aspereza del género de la
chaqueta en los pezones y en el vientre, mientras lo torturaba una puntada en
la espalda donde Pedro lo oprimía, le faltaba el aire. Se sujetó a él con
ímpetu, refregando su cuerpo, buscando su olor, refugiándose en su fortaleza,
aun en su ira, porque la ira de Pedro al tiempo que lo asustaba, lo atraía, lo
seducía.
__ ¿Por qué me hiciste esperar tanto? _susurró,
Guillermo, agitado, con la garganta seca a causa del placer que él le
proporcionaba al masajearle los glúteos. Acababa de descubrir que existía un
nervio en el ano que se conectaba con el glande, porque cuando Pedro le
separaba las nalgas con rudeza, él experimentaba una pulsación dolorosa
acuciante__. ¿Por qué? __insistió, ante el mutismo de él.
__No pude venir antes __ contestó afectado,
jadeando sobre el hombro desnudo de él__. Quería, pero no podía.
__ ¿Pensabas en mí? __lo provocó y abandonó
la espalda de Pedro para abrirse paso entre sus cuerpos y acariciarle la
bragueta__. Ah _ exclamó, complacido no tanto por la dureza que percibió, sino
por el calor que irradiaban sus genitales y por el latido que pulsó en la
palma__. ¿Pensabas en mí como yo en vos? ¿Todo el tiempo? __añadió, con acento
resentido__. No lo creo.
Pedro profirió un gruñido, y con una mano
apartó el tul de la cama y lo colocó sobre ella sin mayor consideración.
Fue una batalla feroz mi permanencia en tu
boca, muerte de gemidos ahogándose en tu garganta. El hilo de tus labios bordó
hogueras, estallidos, volcanes en el éxtasis consumiendo a la eternidad. En el
planeta de tu cuerpo extendí la explosión de mis sentidos, asfixia sin fatiga, sofoco sumergido al poro abierto que me bebía.
Lleno de alas volé sobre tu pensamiento, desnudé a los recuerdos, los deshice de forma, mis dedos penetraron la
laguna de tu mente en la amnesia absoluta que te dejó sin memoria e impregnados
de bengalas incineramos a la noche rompiendo al silencio en minúsculos
suspiros.
Nos atamos a la niebla de los talles sudorosos, deambulamos la locura apretándonos los ojos y en océanos tan profundos de tu mirada sedienta, vertí gotas de flamas que solo ardían por ti.
Me enredaste a tu cuerpo, me hice cosmos, y giré, me envolviste en la seductora elíptica
de tu pecho tocándome cada fibra con el filamento de tu voz, universo rojo de sangre y éter fulminante, entrega que nos halló desmayados supurando pergaminos en la esfera de la piel.
Nos atamos a la niebla de los talles sudorosos, deambulamos la locura apretándonos los ojos y en océanos tan profundos de tu mirada sedienta, vertí gotas de flamas que solo ardían por ti.
Me enredaste a tu cuerpo, me hice cosmos, y giré, me envolviste en la seductora elíptica
de tu pecho tocándome cada fibra con el filamento de tu voz, universo rojo de sangre y éter fulminante, entrega que nos halló desmayados supurando pergaminos en la esfera de la piel.
--Ayer, bajo la lluvia sin el sol de su
paraguas, me caló hasta los huesos la humedad de su memoria. Sonreía a mis
adentros el recuerdo del encuentro, escrutando mi rostro cada línea facial, que
marcada por el tiempo determina mi comportamiento, las cicatrices que deja el
paso de la vida, donde la experiencia determina tu sabiduría.
Su mirada curiosa e interrogante, fondeaba en la simple imagen que subyace en mi ser.
Como hombre sabio percibí su interés más allá de mi piel, y usted, fue directo, asestando su gracia en mi corazón, no se anduvo por las ramas, suscitaría el deseo, si se requiriese o fuese necesario.
Tristes aquellos hombres que convencidos en su ignorancia, son meros aduladores, embaucadores del género en su prepotencia varonil, ellos no saben o prefieren ignorar
que todo par, predispone la conquista como un acto sentimental, que cuando el amor agoniza en la rutina de siempre, en la habitual compañía que sin amor que el tiempo incomoda, y soñamos, llorando viviendo soñando entre lágrimas, con más compañía que nuestro silencio y la soledad, el amor es vil y cruel como un acto de supervivencia, y dejas de ser para ser víctima.
Así que señor mío, le rogaría no aligere mis méritos ni mis esfuerzos neuronales exentos de mis piernas cruzadas de conquistarlo con todo el ingenio de mi alma.
Insinúeme, y lo desnudaré, regáleme sus risas y acallaré a Dios y al mundo tan solo para escucharlo, no, no me quite su bien ganado cielo. Ahora llueve, y sin usted solo es agua, insulsa, insípida, que solo sabe a recuerdo del quejido de los cielos, un lamento, una herida abierta supurante de lluvia, una grieta que se derrama en la verticalidad horizontal de su recuerdo, llueve, llueve, los océanos atronados, de su nombre. Como en toda conquista
quizás usted, me haga una exposición abierta de sus virtudes, y yo, le expondré las heridas abiertas de mis defectos, que desean interrogarlo y conocerlo.
Su mirada curiosa e interrogante, fondeaba en la simple imagen que subyace en mi ser.
Como hombre sabio percibí su interés más allá de mi piel, y usted, fue directo, asestando su gracia en mi corazón, no se anduvo por las ramas, suscitaría el deseo, si se requiriese o fuese necesario.
Tristes aquellos hombres que convencidos en su ignorancia, son meros aduladores, embaucadores del género en su prepotencia varonil, ellos no saben o prefieren ignorar
que todo par, predispone la conquista como un acto sentimental, que cuando el amor agoniza en la rutina de siempre, en la habitual compañía que sin amor que el tiempo incomoda, y soñamos, llorando viviendo soñando entre lágrimas, con más compañía que nuestro silencio y la soledad, el amor es vil y cruel como un acto de supervivencia, y dejas de ser para ser víctima.
Así que señor mío, le rogaría no aligere mis méritos ni mis esfuerzos neuronales exentos de mis piernas cruzadas de conquistarlo con todo el ingenio de mi alma.
Insinúeme, y lo desnudaré, regáleme sus risas y acallaré a Dios y al mundo tan solo para escucharlo, no, no me quite su bien ganado cielo. Ahora llueve, y sin usted solo es agua, insulsa, insípida, que solo sabe a recuerdo del quejido de los cielos, un lamento, una herida abierta supurante de lluvia, una grieta que se derrama en la verticalidad horizontal de su recuerdo, llueve, llueve, los océanos atronados, de su nombre. Como en toda conquista
quizás usted, me haga una exposición abierta de sus virtudes, y yo, le expondré las heridas abiertas de mis defectos, que desean interrogarlo y conocerlo.
_Toda mi extensión huele a usted, a sus besos
nocturnos, y los que me reclama durante el sol. Toda mi piel huele a sus
caricias, de esas que luchan en mi cuerpo, que se introducen por dentro. Todo
mi ser huele a sus sentimientos, a lamentos y tormentos, a sus latidos y sus
momentos. Todo mi espíritu huele a su alma, lo que desea y me alcanza, lo lejos
y cercano
y todo cuanto siento. Toda mi alma respira su rostro, la sonrisa que me enamora
la extrañeza que me preocupa. Todo su rostro respira mi memoria las neblinas que disipa el fuego que me quema, el agua de sus labios que me apaga y me conquista.
Toda mi piel le respira y solo ansío el aire de tu vida. Ya hace tiempo que mi geografía
sufrió sus accidentes, que toda su dermatología son mis continentes.
y todo cuanto siento. Toda mi alma respira su rostro, la sonrisa que me enamora
la extrañeza que me preocupa. Todo su rostro respira mi memoria las neblinas que disipa el fuego que me quema, el agua de sus labios que me apaga y me conquista.
Toda mi piel le respira y solo ansío el aire de tu vida. Ya hace tiempo que mi geografía
sufrió sus accidentes, que toda su dermatología son mis continentes.
Deliciosos amaneceres son aquellos que nos
entregamos, momentos infinitos cuando nos disfrutamos segundo a segundo en
nuestro nido del amor. Tu piel y mi fuego haciéndonos un solo cuerpo, con dos
corazones incendiando las madrugadas sin fin, derrochando pasión que sale de
cada poro y no más. Sintiendo al oído tus más sensuales perversiones me haces
tuyo, te hago mío, nos hacemos vida. El sol al salir tiene envidia de nuestro
calor y la luna celosa esconde su rostro y se sonroja al ver par de amantes
danzando al ritmo del amor.
__Voy a amarte hasta perder la cordura.
Quiero dar riendas sueltas a mi locura. Amarte sin pudor hasta perder la razón.
Hacerlo de mil maneras, sin tener vergüenza. Que la luna se sonroje, al ver
cómo te hago mío, una y otra vez. Quiero saber cuántos besos miden tus caderas.
Dejar libre mi lengua, para que recorra tu pecho y tu vientre. Quiero fundirme en tu cuerpo. Cabalgar como
un jinete enardecido. Escuchar tus gemidos
y en completo éxtasis, liberar yo mi placer para que bañe tus entrañas.
Hoy quiero hacer de todo pero contigo...
Es tanto lo que te amo, que nadie podrá
cambiar mi sentimiento por ti, sueño que te tengo enredado en mis brazos, que
mi piel arde al sentir tu calor, es tanto lo que te amo vida mía, que los
vacíos del mundo se asombran de tanto sentir.
Qué te parece amor, si te quedas esta noche a mi lado, aquí, detrás de mi espalda, y me abrazas mientras yo desnudo tu pensamiento, mientras deshojamos las ganas, sin decir nada, no hace falta amor si yo soy tu capricho y tú el mío, quiero vida mía que seas lo primero que vean mis ojos al despertar, quiero descubrir el porqué te amo tanto, quiero poner luz en tu vida y yo mirarte aunque sea de lejos, mientras sea yo tu sueño, me sentiré amado aunque tenga que respirar sin ti, no debería ser así pero no está en mis manos, me sienta bien soñar contigo vida mía, me sienta bien.
Te amo. El otoño cumple religiosamente cada tarde con su propósito melancólico, contagia a mi alma sin remedio, hace que por instantes crezcan en mí las dudas de este sueño, cuando despierto acurrucado en ti, sintiendo tu aliento en mis labios al dejar que se posen en los míos, abro mis ojos lentamente y me da miedo no encontrarme bailando en los tuyos.
Quiero no despertarme vida mía, quiero regalarte sonrisas cuando tus manos me abrazan haciéndome sentir amado y enamorado, quiero beberme las noches soñadas acurrucado en el tiempo que dura un beso, un latido y un te amo amor.
Hoy y ahora te quisiera aquí a mi lado, estés lejos o cerca, una noche más, otro amanecer más, donde juegan los sueños dentro de ese espejismo latente que lo envuelve todo, otro día de lágrimas de negro cristal, de sangre rota por dentro, otro día que busco tu olor y no lo encuentro, me paseo, por el vértice secreto de tus ojos por ver si te encuentro y guardada tienes mi sonrisa como cada noche te dejo un te amo amor mío.
Qué te parece amor, si te quedas esta noche a mi lado, aquí, detrás de mi espalda, y me abrazas mientras yo desnudo tu pensamiento, mientras deshojamos las ganas, sin decir nada, no hace falta amor si yo soy tu capricho y tú el mío, quiero vida mía que seas lo primero que vean mis ojos al despertar, quiero descubrir el porqué te amo tanto, quiero poner luz en tu vida y yo mirarte aunque sea de lejos, mientras sea yo tu sueño, me sentiré amado aunque tenga que respirar sin ti, no debería ser así pero no está en mis manos, me sienta bien soñar contigo vida mía, me sienta bien.
Te amo. El otoño cumple religiosamente cada tarde con su propósito melancólico, contagia a mi alma sin remedio, hace que por instantes crezcan en mí las dudas de este sueño, cuando despierto acurrucado en ti, sintiendo tu aliento en mis labios al dejar que se posen en los míos, abro mis ojos lentamente y me da miedo no encontrarme bailando en los tuyos.
Quiero no despertarme vida mía, quiero regalarte sonrisas cuando tus manos me abrazan haciéndome sentir amado y enamorado, quiero beberme las noches soñadas acurrucado en el tiempo que dura un beso, un latido y un te amo amor.
Hoy y ahora te quisiera aquí a mi lado, estés lejos o cerca, una noche más, otro amanecer más, donde juegan los sueños dentro de ese espejismo latente que lo envuelve todo, otro día de lágrimas de negro cristal, de sangre rota por dentro, otro día que busco tu olor y no lo encuentro, me paseo, por el vértice secreto de tus ojos por ver si te encuentro y guardada tienes mi sonrisa como cada noche te dejo un te amo amor mío.
__Todos mis días y noches, me la pasó soñándote
y a su vez buscándote, te busco, en la retina de mis ojos y en el silencio
atroz de mi alcoba, te pienso y te busco,
en cada centímetro cuadro de mi corazón, más cómo no pensarte, ¿cómo? si pensarte es como tenerte nuevamente, por ello, te sigo buscando, buscando, y a su vez buscándome a mí mismo, te busco en cada rayo de sol al amanecer, y en las tinieblas de cada noche,
mas no te encuentro, por eso sigo y sigo buscándote y sobre todo buscándome,
porque seguramente de tanto buscarte algún día te encontraré, porque la única lucha que se pierde es la que se abandona. Amarte es soñarte cada día y cada noche, amarte es desear
estar contigo permanentemente, amarte es escuchar tu voz y al sentirla, saber que el paraíso existe y que no es otra cosa que sencillamente estar en tus brazos, amarte es darse cuenta, que la espera, es la antesala de la dicha, amarte es entregarte todo, desde mi cariño hasta mi vida, por eso amor mío, amarte es una aventura que no tiene fin, amarte es lo que tú me has enseñado a sentir y a vivir, por eso ahora sé qué es el amor, porque el amor eres tú.
en cada centímetro cuadro de mi corazón, más cómo no pensarte, ¿cómo? si pensarte es como tenerte nuevamente, por ello, te sigo buscando, buscando, y a su vez buscándome a mí mismo, te busco en cada rayo de sol al amanecer, y en las tinieblas de cada noche,
mas no te encuentro, por eso sigo y sigo buscándote y sobre todo buscándome,
porque seguramente de tanto buscarte algún día te encontraré, porque la única lucha que se pierde es la que se abandona. Amarte es soñarte cada día y cada noche, amarte es desear
estar contigo permanentemente, amarte es escuchar tu voz y al sentirla, saber que el paraíso existe y que no es otra cosa que sencillamente estar en tus brazos, amarte es darse cuenta, que la espera, es la antesala de la dicha, amarte es entregarte todo, desde mi cariño hasta mi vida, por eso amor mío, amarte es una aventura que no tiene fin, amarte es lo que tú me has enseñado a sentir y a vivir, por eso ahora sé qué es el amor, porque el amor eres tú.
--
Aquella noche mientras estábamos amándonos de una forma bestial me arrodillé
ante él y metí su virilidad en esos
labios en los que él tanto se perdía, esos que él poseía con tanto ahínco,
enrosqué mi lengua pasándola lentamente por su férrea erección, cuando de
repente un grito salió de él - ¡ Cuánto amo tu boca! - Me gritó guturalmente
mientras le hacía una felación...
--Me encantaba su olor y con ansias recorría
con mis labios su longitud chupando con suavidad, con demanda y
veneración, con la punta de mi lengua
recorrí hasta aquella vena palpitante y luego volví a arremeter mis labios en
su pronunciada erección, rechinaron sus
dientes de forma audible colocándome tan famélico, empujé su miembro hasta mi
garganta y volvió a sacarla tragué su
sabor.
Tiraba de mi cabello al mismo tiempo que yo
gemía al verlo tan excitado, su virilidad recia en mi boca y extasiado de tanto
placer por mi lengua tan bífida lo sacó de mi boca y lo dirigió con fuerza en
mi fuente de placer, sentí la vigorosa embestida de su miembro lanzando un
trémulo suspiro, las burbujas del jacuzzi estaban tan agitadas como nosotros.
Su vigorosidad aporreaba mi interior tan sedoso,
mis orgasmos se derramaban, era presa de mi lujuria, grité ante aquella
sacudida mientras él profería bramidos roncos de forma gutural, me sentía
inexorablemente atraído por mi señor, por su fuerza desde el principio, él me hacía
sentir sus exigencias con placer y era tan difícil no ceder, esa parte de mí lo
necesitaba y rogaba que cediera ante él mi voluntad.
Condené mi vida al infierno pugnando así mis
demonios del pasado, me subí a horcajadas sobre él ondulando mis caderas y empecé
el vaivén de ellas mientras que su boca se abrió con una respiración errática,
me movía eufórico al sentir ese desespero de mi éxtasis sucumbiendo en fluidos
que me golpeaban como una explosión, qué placer agonizante era sentirlo dentro
de mi ser.
Ya no podía más, exclamé ahogando mis gemidos
al mismo tiempo que él me volteó arqueando mi cintura y levantando mis glúteos
colocándome a gatas sujetándome del borde del jacuzzi y me dio su embestida más
fuerte llevándome al descontrol, mientras al mismo tiempo él se corría derramándose
por completo en una ráfaga caliente y espesa inundándome por dentro cayendo así
extasiado de ese placer liberado, nos miramos y un beso fue ese sello que ambos
queríamos, no había más nada que decir porque entre nosotros faltaban las
palabras dulces, pero sobraban las ganas.
--
Guillermo
apreció el fuego que ardía en los ojos de Pedro, y se regocijó en la premura
con la que él se quitaba la chaqueta, y recuperó parte de la seguridad perdida
durante las semanas de espera a las que
lo había sometido. Sonrió, con gesto lascivo y triunfal, flexionó una rodilla y
estiró el cuerpo, como si se desperezase. Luego, se relajó, levantó el brazo, y
llamó a su amante con un gesto abúlico.
Pedro
había renunciado a desnudarse. Se quitó la chaqueta con sacudidas violentas _había
olvidado desabrochar los botones del puño__ y se limitó a bajar el cierre de la
bragueta y a sacar de su confinamiento a su pene, le dolía. Se recostó sobre el
cuerpo desnudo de Guillermo, que lo sujetó por la nuca y lo atrajo a sus labios
con actitud desaforada. El beso fue intenso, profundo y portentoso, y pese a
haberse besado de ese modo cientos de veces, quedaron sobrecogidos, mirándose
en silencio.
__ ¿Pensaste
en mí, mi amor? __insistió, Guillermo, manso, dulce, y le sujetó los mechones
que le cosquilleaban en la frente.
__Guille
_susurró, Pedro, con ardor__. Mon Dieu…
¿Por
qué te necesito tanto? Sé que hay
quienes dicen que se puede amar sin necesitar, pero yo te amo y te necesito
para vivir, eres el aire que respiro. __ Y no lo pronunció en voz alta pero
también se preguntó” ¿Por qué lo que tiene que ver contigo viene con una cuota
tan grande de angustia y temor? ¿Por qué me convierto en lo que no soy cuando
de ti se trata?”
Aunque
él calló sus cuestionamientos, Guillermo percibió la desesperación de Pedro
cuando le extendió los brazos sobre la cabeza y entrelazó sus manos con las de
él para formar un puño cerrado, de nudillos tirantes y uñas rojas. Le mantuvo
aferrado contra el colchón para pasarle el mentón sin afeitar por las partes
sensibles del cuello, por los pezones, por los párpados, por el abdomen. Con la
ropa, aun el arma calzada en la parte posterior de los pantalones, con
Guillermo completamente desnudo debajo de él, a punto de penetrarlo, se sentía
feliz, en completo dominio. Nadie le había inspirado un sentimiento de esa
naturaleza, mas se rindió ante la potencia del sentimiento, y le susurró al
oído:
__Yo
soy el único que te posee _susurró y se introdujo dentro de él, que contuvo el
aire para soltarlo lentamente__. Por favor, sabes que no temo a nada en el
mundo, excepto a perderte, ese pensamiento me tortura, necesito protegerte,
cuidarte.
__Sos
el único, sí, mi amor, el único, y no me perderás, Pedro __lo confortó
Guillermo, y Pedro rio de gozo porque el tono empleado lo condujo a un nivel de
exaltación riesgoso que podría hacerlo olvidar del sitio en que estaban.
__Te
amo, embajador.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA
LENGUAJE
ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.
LIBRO
DE ANCLAJE. EL CAPRICHO DE LOS DIOSES. SIDNEY
SHELDON
Ana Hermoso
ResponderEliminarAra Hermoso!!
ResponderEliminarAdrian Excelente!!!!!
ResponderEliminar1
Delia Qué belleza para el alma
ResponderEliminarMartha Bellisimo!
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Guauuu... me encantan cuanto potencian si amor .. es hermoso sentir que en estos dos personajes todavía vive el deseo y el puro sentimiento del amor... Gracias Eve Monica Marzetti
ResponderEliminarMe encantó Eve...Se desean, se seducen, se celan y se aman de una forma maravillosa...
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