sábado, 26 de octubre de 2019

SINO CAPÍTULO ONCE.



SINO
CAPÍTULO ONCE.
“El mar

por Jorge Luis Borges.

Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía”.

Beto no quería reconocerlo abiertamente, pero le gustaba Pedro, mucho más de lo que había esperado. Y le gustaba la forma en que trataba a su amigo, la forma en que le hablaba, con amabilidad y respeto, humor y cortesía. Había algo increíblemente decente y sensible en él y Alberto se sentía incómodo como Marcos por la forma en que su mujer se había comportado.
__ ¿Qué les pasa a los dos? _ exclamó, Isabel de nuevo__. Solo porque es bonito y viste bien, los dos se han enamorado del pibe de repente.  Es mucho menor que Guillermo y él se está poniendo en ridículo. ¿Cuánto tiempo creen que durará? Aparecerá algún actorcito joven y apuesto y él dejará plantado a Guillermo y, si él se enamora, se le partirá el corazón.

__Puede que ya esté enamorado, y puede que Pedro ya lo esté de él. ¿Por qué no los dejamos en paz? ¿Qué hay de malo, incluso si no dura mucho, y si él lo pasa bien por el tiempo que dure? ¿Acaso olvidan cómo terminó lo de Juan? Puede ser una estupenda historia para contarle a los nietos un día, lo de la relación que tuvo con el hijo de una famosa actriz un verano. Cosas peores pasan, mucho peores __dijo Marcos, mirando a su esposa__. No es un hombre casado,  por todos los santos. No le debe ninguna explicación a nadie y mucho menos a nosotros. ¿Qué derechos tenemos a impedirle que haga lo que quiera?

__ ¿Es que todos los hombres piensan solo con una parte de su anatomía? __ preguntó Isabel en una clara indirecta a su marido__. Sí, ya lo entiendo, es guapo. Lo admito. Pero ninguno de nosotros sabe quién demonios es y apuesto a que Guillermo tampoco lo sabe o se lo habría presentado a Fabián. Lo único que quiero es que no haga nada estúpido ni que acabe herido con un nene tonto del ambiente de Hollywood que se aproveche de él.

__ ¿Y cómo? __dijo Marcos insistiendo__. ¿Qué va a sacar el pibe de Guillermo? Probablemente gana   o es heredero de más dinero que el que tenemos todos nosotros juntos. Acostarse con Guille no va a llevarlo a ningún sitio. Los padres pueden darle lugares en películas que Guille debe de pelear si quisiera ser actor, que ni siquiera es. Por favor, ni puede eliminar sus multas de aparcamiento. Si no fuera porque algo siente por Guille, ahora estaría en un hotel cinco estrellas en la costa Azul, y no durmiendo en una cama estrecha que lo más probable es que se desplome en mitad de la noche, con un baño minúsculo donde no puedes tirar la cadena, con una criada que le echará el humo a la cara y cuatro personas que le hacen la vida imposible, bajo el pretexto de defender a un hombre que, en cualquier caso, quiere estar con él y que quizá debería hacerlo. A ver, díganme, ¿qué creen que gana este muchacho, exactamente, con todo esto?

Lo que decía tenía sentido, aunque ninguna de las dos mujeres estaba dispuesta a admitirlo, pero tenía razón y Beto asintió con la cabeza.
__ ¿Y si se casa con él? __ preguntó Gaby.

__ ¿Y si nos preocupamos de eso cuando llegue el momento? __intervino Alberto ahora más preocupado por lo que percibía pasaba entre Isabel y Marcos.

De repente este soltó una carcajada.
__Me acuerdo de la primera vez que cenamos con vos, Gabriela. Apenas hablabas, estabas colorada como un tomate, llegaste una hora tarde, con un vestido de satén negro, tan ajustado que no podías respirar, y te escondías tras los anteojos. También todos desconfiábamos de vos. Pero lo superamos, nos acostumbramos a vos… Todo el mundo te dio una oportunidad.

Se hizo el silencio en la sala, Marcos miraba a Gaby, hasta que finalmente, apartó la mirada, meneando la cabeza con un gesto negativo. Pero él se había apuntado un tanto y ella lo sabía. Cuando Alberto se enamoró de ella, era una chica tímida, nerviosa, asustada y famélica y podrían haberla acusado de peores cosas que a Pedro. Lo que complicaba todo ahora, y mucho, era lo que todos habían querido a Juan. Pero al fin él estaba muerto. Y Pedro era luego de mucho tiempo el hombre con el que Guillermo parecía querer estar. Había confiado en ellos, en cierto sentido, al traerlo allí, y estaban traicionando su confianza siendo poco amables con él. Gaby entendía el punto de vista de Marcos, aunque aún no estaba dispuesta a admitirlo abiertamente.
Isabel, mientras ponía los platos en el fregadero, no admitía nada. Seguía estando tan furiosa con Marcos que no podía escuchar nada de lo que se dijera, para ella, Pedro era solo otra cara bonita y él le iba detrás. El hecho de que Alberto estuviera de acuerdo con él no le importaba en lo más mínimo. Estaba tan furiosa con todo el mundo que Pedro solo era un pretexto para liberar la angustia que sentía.
Los hombres salieron al jardín y Gaby se quedó en la cocina, ayudando a Isabel. Después de un largo silencio, la miró con expresión inquisitiva.

__ ¿Qué opinas? _le preguntó con un gesto provocador.

__Es demasiado pronto para saber cómo es en realidad __respondió la otra con tozudez.
Gaby se mostró de acuerdo, aunque en lo más profundo de su corazón, ya no estaba tan convencida. Marcos había presentado sólidos argumentos.
__ ¿Qué te pasa a ti? Hace ya un tiempo que pareces estar disgustada. ¿Te encuentras bien, Isabel?

Se produjo una larga pausa mientras esta la miraba, empezaba a asentir y luego lo negaba con la cabeza. Se dejó caer en una silla, junto a la mesa de la cocina y las lágrimas empezaron a rodarle por las mejillas. Levantó la mirada hacia su amiga ya incapaz de ocultarle su dolor. Desconsolada.

__ ¿Qué ha pasado? Pobrecita…

Gaby le rodeó los hombros con el brazo e Isabel se secó los ojos con el delantal.
__ ¿Estás enferma? __ Isabel negó con la cabeza y continuó sin decir nada. Lo único que podía hacer era sonarse con el papel de cocina que Gaby le acercaba__. No se tratará de Marcos y tú, ¿verdad? __Para Gaby aquella era una pregunta retórica, tras tantos años de soportar aventuras sin importancia de Marcos creía a su amiga inmune, pero en cuanto vio la expresión de la cara de Isabel comprendió que había acertado. Ella la miró fijamente durante largos momentos, y finalmente asintió__. ¡No es posible! ¿Cómo puede ser?

__No iba a venir, al fin  negocié probar solo por dos semanas, él piensa que nos divertiremos, yo no creo que nada se solucione __ respondió__. No sé cómo puede ser. Llevo un mes haciéndome la misma pregunta y a él.

__ ¿Qué ha sucedido esta vez que sea diferente a tantas? __Gaby estaba estupefacta y su amiga parecía destrozada.

__Tiene un lío con una de sus clientes _ dijo y volvió a sonarse.

En cierto modo era un alivio contárselo a Gaby. No se lo había dicho a nadie desde que él se lo confesó.  Era un secreto horrible y solitario.
__ ¿Estás segura de que no son imaginaciones tuyas o una más?
__Pues es verdad. Esta vez él me lo ha dicho. Desde hacía unos tres meses yo sabía que algo andaba mal, pero no sabía qué y hace un mes, él me lo confesó. Un día el bebé de Solange tenía mucha fiebre, lo llamé porque yo no tenía el coche,  no llegaría a la clínica a tiempo y ella estaba asustada, me dijo que  tenía un juicio, y me atreví a llamar a tribunales pero me dijeron que no  lo habían visto en meses, el juicio no existía Gaby, ninguna de las audiencias que me inventó en todos esos días y semanas existieron, yo pensaba que estaba en tribunales y no era así.
__ ¿Está acaso enamorado de ella?
__Dice que no está seguro, que ha dejado de verla y quizá lo ha hecho porque ella lo ha estado llamando a casa todas las noches. Creo que está muy disgustado. Dice que es una buena persona. Era una de sus clientes, el marido la dejó justo luego de que tuviera a su hijo, y que le dio lástima. Y debe de ser hermosa, es una modelo.
__ ¿Qué edad tiene?
__Es la peor pesadilla de cualquier mujer, treinta años __dijo Isabel con el corazón destrozado__. Soy lo bastante vieja como para ser su madre, y además me siento como si tuviese cien años. Probablemente, él estaría mejor con ella. __Miró a Gaby con mirada acongojada__. Pero lo peor es que creo que nunca más podré confiar en él, y ni siquiera estoy segura de poder seguir casada con él.

__No puedes hacer eso _ dijo Gaby, con aire horrorizado__. No puedes divorciarte. Si ha dejado de verla, entonces es que ha acabado. La olvidará _ dijo Gaby, con tono esperanzado, pero sintiendo mucha lástima por la amiga.

__Puede que él la olvide, pero yo a esta no, Gaby _ dijo Isabel__. Cada vez que lo mire sabré que me ha traicionado y la verdad es que lo odio por haberlo hecho. Ha estado viviendo con las dos.

__Entiendo _ dijo Gaby__. Pero es algo que a veces pasa, incluso podría haberme pasado a mí, o a ti. Si ha puesto fin con esa chica, no puedes divorciarte. Arruinarías tu vida, y la suya también. Ustedes se quieren.

__Al parecer, no tanto como yo pensaba. Por lo menos, en su caso, no.
__ ¿Y él, qué dice?
__Que lo siente. Que no volverá a pasar nunca más. Que lo lamentó en el momento mismo de hacerlo, pero el caso es que siguió haciéndolo por meses y quizá hubiera continuado más tiempo, o puede que me dejara por ella _dijo Isabel llorando con más fuerzas.

__No puede ser tan estúpido.
Pero el caso era que sí iba tras cada mujer, que tenía trato con muchas, y todo era posible. Y veía en los ojos de la amiga lo que le había hecho, y le sorprendió que hubiera ido de vacaciones.
__Cuando lo descubrí, no quería hacerlo, pero él me rogó que viniera. Ahora dice que solo puede quedarse dos semanas, y si se va, a cada minuto, pensaré que está con ella.
__Quizá tendrías que creerlo cuando dice que se ha acabado.
__ ¿Por qué tendría que creerlo? Me ha mentido. ¿Cómo puedes esperar que confíe en él? __Tenía razón y Gaby no sabía qué responder, pero le rompía el corazón pensar que iban a poner fin a su matrimonio__. Es que no creo que pueda seguir casada con él. Me ha roto mi autoestima, nunca volverá a ser lo mismo para mí. Probablemente no tendría que haber venido. Le dije que iba a llamar a un abogado desconocido antes del viaje, pero, me pidió que, al menos esperara hasta que acabara el viaje. Pero no creo que esto cambie nada__. ¿Tú seguirías casada con Alberto si te engañara? __preguntó mirándola directamente a los ojos con una expresión amarga.

__No sé qué haría __contestó Gaby sinceramente__. Estoy segura de que querría matarlo. __Beto hablaba mucho de mujeres pero Gaby estaba segura de que no hacía nada. En realidad, estaba segura de ello. Era solo que le gustaba el aire que eso le daba y los celos de ella__. No, creo que pensaría muy bien antes de hacer nada, y quizá, tratara de volver  a confiar en él. Mira, Isabel, a veces la gente hace estas cosas, pero hay que pensarlo muy bien antes de hacer algo que luego podrías lamentar.

__Eso es lo que él tendría que haber hecho, antes de acostarse con esa mujer _dijo Isabel furiosa.

Le parecía cruel que Sonia fuese tan joven, la hacía sentir vieja y poco atractiva. Marcos la había herido de la forma más dolorosa posible y no sabía cómo iba a superarlo ni si su matrimonio iba a sobrevivir.
__ ¿Se lo has contado a alguien más?
__Solo a ti __ respondió Isabel__. Me sentía tan avergonzada… No sé por qué tendría que sentirme así yo, pero lo estoy. Me hace sentir como si fuese menos persona, como si no fuera lo suficientemente buena para él.

__Isabel, sabes que eso no es verdad. Él  hizo algo estúpido, y estoy segura de que se siente avergonzado _ dijo Gaby esforzándose por ser justa con los dos__. Creo que has sido valiente viniendo.

__No quería dejarte colgada, ni a Guillermo _ dijo ella tristemente, sé lo difícil que sería para él estar acá. Vine más por ustedes que por Marcos.

__Bueno, puede que estar acá, les haga bien a los dos.
__Yo creo que no lo perdonaré nunca.
__Todavía no, seguro. Pero, tal vez, con el tiempo _ dijo Gaby, sensatamente.

Rodeó con el brazo a su amiga y se abrazaron.

__
En el coche, Pedro le preguntaba a Guillermo sobre los amigos.
 __ ¿Estás seguro de que a tus amigos no les importa mi intromisión? Me siento como un intruso que entra sin llamar. Están acostumbrados a estar todos juntos, y después de tantos años, y de repente, aparezco yo, en carne y hueso. No es fácil de adaptarse.
Había notado su incomodidad durante el almuerzo más que Guillermo en realidad. Él se decía simplemente  que se sentían cohibidos por ser él quién era y eso fue lo que le dijo. Pedro sonrió. Sabía, igual que Isabel y Gaby, que Guillermo podía ser ingenuo, un rasgo suyo que le encantaba. Se las arreglaba para ver el lado bueno y simplificar las cosas.

__Me parece que es más difícil para ellos de lo que crees. Verte con otra persona es un cambio enorme para todos.
__También lo es para mí __ dijo, poniéndose serio por un momento y pensando en Juan. Pero no quería dejarse llevar de nuevo por la tristeza. Por muy desconsolado que estuviera, y lo había estado, eso no lo devolvería a la vida__. Pero todos tenemos que adaptarnos. __Lo miró comprensivo_. No quiero que te resulte difícil a ti. ¿Han sido groseros con vos? _inquirió preocupado, preguntándose si habría pasado algo por alto.

__Claro que no. Solo he notado cierta reserva y resistencia. Ya lo esperaba. No pasa nada. Es solo que no quiero ponerte en una situación violenta con tus amigos.
__Son como mi familia, Pedro. Hemos compartido muchas cosas, durante muchos años. De verdad, me gustaría que se conocieran y que te apreciaran como yo.

Sabía que no podrían resistirse o eso pensaba. Pedro no estaba tan seguro.
__Creo que tienes que darles tiempo, Guille _ dijo con sensatez, mientras se acercaban al centro y él buscaba sitio para estacionar_. Quizá les cueste un poco más de lo que piensas.

Si es que le daban una oportunidad. Era muy consciente de que quizá nunca le abrieran su corazón o sus puertas. No estaba tan seguro como Guillermo de que llegaran a adaptarse y lo acogieran con los brazos abiertos.
__No conoces a mis amigos. Confía en mí, cielito. Esta noche, antes que acabe la cena se habrán enamorado de vos. ¿Cómo podrían no hacerlo? _dijo, sonriéndole.

__No soy Juan y claramente ellos lo amaban a él _respondió, Pedro con dulzura_. A sus ojos ese es el primer punto en mi contra. Y soy famoso… soy hijo de padres muy famosos… vienen de Hollywood… Aunque tú lo eres más que yo, el peso de mis padres es enorme.
Estoy seguro de que me encuentran raro. En especial si leen la prensa sensacionalista. Es un bocado muy grande para empezar. Créeme ya me ha pasado antes. Son cosas que hacen que la gente  te odie antes de conocerte, si es que llegar a hacerlo. Soy culpable hasta que se prueba lo contrario y no al revés.
__No en mi casa donde me he hecho en el mismo mundo que vos, no entre mis amigos _dijo Guillermo tajante.

Pedro sonrió comprensivo, y se inclinó para darle un beso en la mejilla. No iba a obligarle a reconocer la evidencia pero había notado la resistencia de sus amigas durante el almuerzo y era un fenómeno que no le era desconocido.
A veces  dolía y era frustrante, pero era algo por lo que había pasado una y otra vez… Y ellos tenían  treinta años de historia común. Era un vínculo difícil de romper. Iba a ocuparse de sus propios asuntos tranquilamente, era demasiado listo para intentar imponerse por fuerza, esperaría que, con el tiempo, lo dejaran entrar en el círculo. Sobre todo, estaba decidido a no forzar las cosas. Además, era demasiado pronto para saber qué iba a pasar con Guillermo.
Por fin entraron en un espacio para aparcar y él se volvió hacia Pedro en el diminuto coche y, rodeándole con el brazo le dio un ligero beso.

__ ¿Atacamos las tiendas, precioso?
__Me parece muy bien _respondió, sonriéndole cariñosamente.

Se alegraba de haber ido a verlo, aun si sus amigos estaban visiblemente lejos de estar encantados.
__ ¿Crees que nos reconocerá todo el mundo?
__Es probable. ¿Podrás soportarlo? __le preguntó, Guillermo algo preocupado.

 A veces, podía ser agobiante, especialmente si no se estaba acostumbrado. Y celebridad era una palabra de la que ellos sabían y mucho. También eso les unía, estar juntos los hacía sentir bien y eso era real.
__Supongo que será mejor que nos vayamos acostumbrando, o yo al menos que no soy actor, si voy a pasar tiempo contigo _ contestó, Pedro. Siempre se sentía afortunado de estar con él, no por su fama sino por ser quien era, un ser humano, no una estrella __. Vamos allí.

Salieron del coche, y no habían andado diez pasos antes de que alguien los parara para pedirles autógrafos. Ellos sonrieron, se detuvieron y firmaron. Dos minutos después, se detuvieron de nuevo, cuando unos jóvenes les pidieron posar  para unas fotografías. Lo resolvieron con elegancia y siguieron andando rápidamente, haciendo todo lo posible porque aquello no los afectara demasiado. Y a pesar de todo se las arreglaron para disfrutar de las tiendas, y luego se sentaron en la terraza de un bar para tomar un vaso de vino. Como de costumbre lo pasaron estupendamente, hablando y riendo y, simplemente estando juntos. Nunca se les acababan los temas de conversación y siempre disfrutaban de la mutua compañía.
Charlaron de muchos temas. El trabajo de los dos, la película de Guillermo, sus infancias, los ideales, los padres, y al fin Guillermo le confesó que nunca pensó en llegar tan lejos, lo que le significaba hoy elegir papeles valiosos para él.

__A veces tienes que hacer algo divertido que te guste. No todas las películas pueden hacerte ganar premios __dijo con naturalidad y luego le habló a Pedro de los actores de la que estaba a punto de comenzar, una intriga policíaca y su con- protagonista era aún más famoso que él.

__Acabo de recordar, que tengo algo que decirte __ dijo, Pedro__. Por cierto, tengo unos amigos de mis padres que están cerca de acá. Viajan en un yate muy lujoso, propiedad de uno de los actores.

Guillermo había oído hablar del actor y del yate, era clásico, a motor, con un interior extraordinario, elegante, con mármol y antigüedades.
__No quería invitar a tus amigos hasta no comentarlo contigo _le dijo, Pedro.

__Suena fantástico__ respondió, Guillermo sinceramente__. Siempre he querido verlo. Leí un artículo y en las fotos parecía soberbio.

__Lo es. Yo lo vi el año pasado y pensé en alquilarlo, pero me pareció un poco extravagante solo para mí y un puñado de gente.

Guillermo se sintió impresionado de que él solo hubiese llegado a pensar en sus amigos.
__Creo que a los demás les entusiasmará verlo _ dijo calurosamente y entonces Pedro le contó quiénes eran los amigos que lo habían alquilado__. Las señoras del grupo van a desmayarse cuando se lo digas _ comentó con una mirada divertida __. Son todos amigos y muy agradables _ dijo, Pedro con una sonrisa_. A lo mejor a tus amigos les guste conocerlos.

__No podrían resistirse a una oportunidad así _ dijo Guillermo con una sonrisa de oreja a oreja.

La vida de Pedro por la fama de sus padres era absolutamente diferente a la de todos… Pedro era parte de un mundo extraño para todos. Conocía a gente y mencionaba unos nombres que la mayoría solo había leído en revistas, personas con las que habían soñado.

__Los llamaré al barco cuando volvamos _ dijo Pedro sonriendo __.  Creo que les encantará pasar por la villa.

Guillermo había trabajado con ellos en las últimas películas, y Pedro se dio cuenta una vez más de lo importante que era su carrera y de lo lejos que había llegado, él tenía dinero y contactos, y los dos se admiraban por ser modestos y auténticos.

Cuando volvieron a la casa, se lo llevó a navegar. Tenía más espíritu deportivo de lo que había pensado, y no se quejó cuando al dar un giro brusco se cayó al agua. Cuando Guillermo tiró de él para devolverlo al barco, se estaba riendo, y él se quedó sin respiro ante lo que insinuaba la ropa mojada adherida a la piel, estaba un poco más que impresionado por su espectacular figura. Era difícil no estarlo.
__ ¿Qué? __preguntó, Pedro__. ¿Por qué me miras así?

__Porque sos lo más hermoso que he visto en toda la vida, y porque sos lo que más me importa en años. ¿De qué color son los te amo? __interrogó, Guillermo.

__ ¿De qué color son los te quiero, me preguntas en la ingenuidad de tu ignorancia, o en la certeza de saber la respuesta? Es blanco, como los llantos y las lágrimas, como los senos que amamantan al recién nacido, como los niños en su fantasía impoluta.
Tiene el color de los sentimientos cuando sabe a humanidad, del color de Dios, aunque no exista, a Lucifer, a pecado a fruta prohibida, tiene la peculiaridad del color de tu  masculinidad, a tus formas, a tus ojos,  al  café de tus miradas.
A la adolescencia desconocida creyendo tener todas las respuestas, posee el verde de la madurez,  el abanico del arco iris de la primavera, el color de las flores al trigo, a la lluvia, a tierra recién llorada por las nubes, tiene la transparencia del agua, del rocío de tus llantos.
Es del color de los otoños de las hojas, de los árboles,  de las raíces y la esperanza.
¿De qué color, son los te quiero, me preguntas poniéndolo en mi boca?
Tiene el color de tu piel a tus surcos, el color envolvente de las caricias, a la saliva de los besos,  a la humedad total de tus labios. Le adjudicaría, el color del vello púbico, de tus
montes, al rosado  del glande, a la herrería de tus  testículos. Posee ese color, exaltante
de tus orgasmos, donde te apaciguas en mi pecho, con ese color de los sentimientos, hasta darle forma y color a un te quiero. Tiene el color del futuro del mañana, de ahora, del instante del presente,  del color del tiempo, y ese color oscuro, negro profundo  de quererte
hasta la muerte.
_Sea bien descubierto bien hallado, bienvenido a su casa del habitáculo de mi ser, bien remunerado en mis atenciones…  caricias y flores, y besos, besos impacientes queriendo morir en su cuerpo y su cara. Bien aparecido en mis extremos, bien oído, en la banda sonora de mis silencios, bien abrazado, hasta la saciedad de mis adentros.
Bien contemplarlo, en la incredulidad de mis ojos, en la fábula de mi corazón, en el ateísmo de mi alma. Me es urgente el sentimiento en la prontitud del sexo, me urge amarlo despiadadamente, poseerlo a bocajarro sin protocolos a quemarropa, sin edictos sin llamadas perdidas, sin mensajes sin avisos, con la rabia abrupta vengativa de mi soledad.

Amarlo, así, vestido con los botones heridos de su  camisa, exponiendo el simple horizonte, de su escote, y los servicios mínimos, su ropa baja, sus piernas cruzadas en las mías mirándome a la cara sujetado a mis muslos, asentando sus nalgas en la presión de mis manos. Percibir el húmedo flujo de sus ausencias, el movimiento de su erección recorriendo la distancia al encuentro de mi pelvis.
Sentir en su mirada el placer del encuentro, el gemido de hallarme el jadeo de encontrarme.
Concluir su desnudez,  desplazarlo a la cama, hablar con su boca dialogar con su lengua, besando sus labios íntimos y callados, excitar el momento prolongar el instante, subyugar el pene de todos mis anhelos, para que gima mis sentimientos, jadee el amor que siento, para que grite salvaje en un orgasmo mi nombre.
Disculpe mi sexo exprés,  me urgía más el sentimiento que mi orgasmo, en usted. Imposible no sucumbir al hechizo hermoso de tus claros ojos. Cómo no rendirme ante una caricia de tus suaves manos. Cómo no querer sentir el néctar de tu aliento fogoso.
Cómo negarme a libar el dulce néctar de tus rojos labios. Cómo no sucumbir al fragor del deseo íntimo de tus pasiones en acoso. Cómo no sucumbir al danzar de tus encantos. Es mejor guardar silencio, porque el ritual del amor está… tan solo a un paso.
_Le pido con todas mis fuerzas al universo que los verbos que compongo cada noche para ti, te lleguen y te haga entrega de mis besos y te abrace, que haga que sientas el calor de mi cuerpo cuando siento ese deseo de ti, sí mi amor,  así es, siempre esperé esta locura de amor contigo, y ahora que estás conmigo en mis sueños, el amor se convirtió en lo más bello soñado, con mis edenes y tus risas se convierte todo en magia, y es cuando el universo se viste de gala y celebra, que comencé a vivir mil primaveras de tu mano.
Te amo vida mía, en silencio y libertad.
Que lo nuestro se quede entre tú y yo mientras el mundo se rompe, que lo nuestro sea lo más bello de cada amanecer tuyo y mío, solamente tú y yo sabemos de nuestra historia, porque tú y yo la hemos escrito al amparo de una luna cómplice de los amores prohibidos, y no permitas vida mía que nadie ni nada te impida tocar la gloria cuando sueñes mis besos, que nadie ni nada te cambie el rumbo cuando sueñes perderte en mis ojos, vivamos este viaje de la mano de los sueños y que venga el mundo a decirnos que nuestro amor no tiene remedio, porque lo que hemos construido es un sueño de amor del bueno.
Te amo.
Mis encuentros no son solo para besarte la frente, sino los labios, tu boca, tu piel completamente fina, tersa, que me enloquece, que me fascina, quiero besar tus sueños, ahí te encuentro, ¡te imagino mío! Apelo a tu cuerpo, consumando nuestros deseos, desbordando la pasión y dejarnos sin aliento.
! Sigues siendo mi fantasía! Un anochecer con caricias extremas, un océano húmedo y jadeante, un aroma excitante y sugerente, un suspiro y enemigos conocidos; es la fiesta de la piel, tú mi mejor pecado, el agua del desierto, el mar seco, el fuego del incierto, el sol del cielo, el cobijo con ternura, hoy me has dado tantos ósculos sin pedirme permiso, me los has robado, y yo tanto que los necesito.
Le he devuelto cada roce de mis labios, que a mí me han parecido la gloria, es ese magnetismo de su mirada, sus ojos, ¡la bravura del mar! la espesura de la niebla en cada madrugada, tú mi cómplice, mi amante, quiero tu boca que es tuya y mía, la que sabe gritar de rebeldía; la que tiene sabor a miel, o amargo como un café.
¿Dime a quién añoras? Si cada beso es mi deseo, mi pasión, mi júbilo, mi gran seducción en esta noche de luna, ¿en quién piensas? ¿A quién quisieras en tu soledad? ¡Contéstame si soy yo! si estoy en tus pensamientos, en la brisa del viento que llega cuando soplo y cae en cualquier parte de tu cuerpo, ¡es como mimarte! ¡Que seas mi realidad!

--¿Recuerdas aquel íntimo secreto que tanto le costó, a tus labios, liberar?
Hoy, con el paso del tiempo, puede ver la luz para que él mismo contemple los beneficios que ha causado.
Yo sí lo recuerdo, y aún tengo grabada esa imagen en la que tú, en baja voz, temiendo que alguien te escuchara, me revelaste lo que viviste.
Era -dijiste- una tarde grisácea y melancólica (como casi todas las que nacen del otoñal vientre) y tu ánimo oscilaba entre la monótona rutina y los vagos pensamientos.
Tu mirada se perdía entre los rincones de tu cuarto, pero en ninguno se detenía, solamente viajaba, sin más rumbo que el de pasar el tiempo.
Pero ese silencio que te rodeaba, dejó de ser un pasivo compañero, se vistió de reflexiones e irrumpió en tu pecho tomando posesión de tu corazón y de tu alma.
En ese instante, tan fugaz como un relámpago, tan rápido y misterioso como el viento, sentiste una extraña, pero maravillosa sensación. Se quebró ese sentimiento de soledad que te embargaba, los anodinos rincones de la habitación desaparecieron y creíste estar en medio de un paisaje en el que las únicas fronteras eran un cielo limpio y un mar sin orillas.
Y ese silencio que, hasta ese momento, te ahogaba, se transformó en dulce compañero de tu alma y apasionado amante de tu corazón.
Tus ojos seguían viajando, pero no estaban solos, en ellos latía un mensaje, un pensamiento, que nacía de ese nuevo estado en el que te encontrabas.
De repente, sin saber cómo ni por qué, esa tarde de otoño se transformó (así me lo describiste) en un hermoso santuario.
Y empezaron a nacer pensamientos vestidos de amor, recuerdos que te llevaban a seres queridos, deseos que albergaban felicidad, pero, sobre todo, sentiste que en tu pecho no podía caber más paz.
Fruto de ese nuevo estado, tus labios empezaron a temblar, luego a musitar palabras sueltas, más tarde a hilvanar pequeñas frases y, finalmente, te viste hablando, pero ¿con quién?
Más tarde, fuiste consciente de que, en ese monólogo, estuviste hablando con Dios; mejor dicho, fue tal el bienestar que experimentó tu pecho, que alma y corazón tomaron prestados tus labios y te robaron la voz para hablar, a solas, con Él.
No hubo nada extraño en lo sucedido, fue, “simplemente”, que descubriste que cuando los silencios, el externo y el interior, se alían, invitan a dar vida a lo que alma y corazón ocultan.
Y todas aquellas personas que tus labios mencionaron, todos aquellos buenos deseos que dejaste escapar, convulsionaron las almas de aquellos seres queridos que tu corazón recordó.
No son suposiciones ni etéreas ilusiones, no; desde aquel día que te sucedió, puedo asegurar que mi corazón pasó de llama a hoguera en el amor que siento por ti, y que mi alma siente, cada día, más deseos de amar.
Era necesario que tu secreto viera la luz, para que contemple todos los beneficios que ha causado.
Sonrío porque tú eres mi mundo, desnudo mi sonrisa, y desnudo también mi alma dejándola desprotegida, me sacudo la piel de soledades y la lleno de tus realidades, mientras espero por esa brisa acariciadora que entre espacios y silencios me traen tus recuerdos, entre pasión se desliza mi sentir a la espera de tu llegada y dejo que vuelen las mariposas que habitan en mi estómago, así que, en las puertas de la noche me encontrarás amor mío, ahí enamorado y ansioso estaré protegido y arrullado por los lunares de la luna,  ella, me acompaña siempre a la espera de ese momento mágico donde nuestras almas se abrazan, una suave brisa me acaricia, siento la negrura de la noche, tengo frío, necesito de tus brazos para acurrucarme amor mío.
Cierra los ojos amor, estoy a un poema de besarte, a un poema de desnudar tu alma y leer ese sentimiento grabado con esmero para que no se desvanezca tu soñar, soy tu sueño vida mía, soy tu amor prohibido, pero no sufras amor, porque estás a las puertas donde la vida se abre, donde la vida generosamente nos hará entrega de esa primavera para vivirla, estás justo en el lugar donde dejaré caer mis besos de pasión y deseo, así, mientras esta eternidad se convertirá en la nada, y dejaremos de soñar para vivir.

__

Pasaron el resto de la tarde en el barco y para cuando regresaron a la casa y casi no dijeron ni hola,  Gaby  e Isabel estaban preparando la cena.

__ ¿Prefieres salir a cenar por ahí? _le propuso Guillermo.

Pedro tenía el pelo mojado, iba envuelto en una enorme toalla de playa y llevaba las sandalias en la mano. Entraron en la casa descalzos.

__No. Me encantaría quedarme aquí. Podemos salir otro día. Voy a llamar al barco. Quizá podríamos cenar en el yate mañana o pasado si les apetece a todos. Dicen que la comida es deliciosa. Tienen un chef estupendo.
__No creo que les importara aunque tuvieran que comer comida para perros, solo por estar en el yate y verlos a todos  _ dijo susurrando mientras buscaban algo para picar en la despensa y se decidían por un puñado de nueces.

Tomaron sendos vasos de jugo.
__Volveré a ayudar en un momento __les prometió Pedro al grupo cuando las mujeres regresaron a la cocina.

Gaby insistió, algo forzadamente, en que no era necesario. En ese momento. Guillermo se dio cuenta de que Pedro tenía razón. Nunca había visto a Gaby y a Isabel comportarse de aquella mañana. Había algo frío y hostil en las dos lo cual le apenaba por Pedro.

Subieron juntos al piso de arriba. Y Pedro entró a la habitación para vestirse. Se sentó en la cama y esta se desplomó al momento. Se echó a reír. Era una escena perfecta. Un minuto después llamó a la puerta de Guillermo, quien, apareció envuelto en una toalla. Estaba a punto de entrar a la ducha.

__Me parece que me han puesto una trampa en la cama _le susurró y él le sonrió.

__No, pasó lo mismo con mi hijo la semana pasada. Haré que lo arreglen ya. Lo siento, Pedro __dijo sintiendo auténticos remordimientos. Quería que lo pasara bien y temía que no fuera así. __Quédate.

Se dio vuelta, y como a ciegas lo buscó para abrazarlo. Pedro se aferró a él y solo en esa instancia se percató de cuánto había esperado que lo reconfortase. Seguía maravillándolo experimentar esa familiaridad al contacto con alguien a quien conocía tan poco pero que había puesto su mundo patas arriba dejando en ruinas las defensas que le había llevado años construir.
__Gracias, gracias _ susurró, Guillermo.

__ ¿De qué?
__Por estar acá, a pesar de ellos. __Guillermo le sujetó el rostro y lo miró directo a los ojos, los de él brillaban en la penumbra de la sala con codicia y deseo__. Sos tan perfecto que no pareces real. __Le buscó los labios y usó los de él para acariciárselos, siempre le asombraba lo suaves y suculentos que eran, su aliento fresco, y después cuando se los arrastró por las mejillas, fue sembrándole un camino de escozores y erizamientos que le involucraron hasta la piel de los pezones. A Pedro le sorprendió su propia excitación y profundizó el beso que se  tornó desesperado, impaciente, en el baile de las lenguas entrelazadas en una intimidad que los asombró.

Lo interrumpieron cuando decidieron darse un baño, necesitaban la acción relajante y al mismo tiempo revitalizadora del agua.  Guillermo fue a llamar por el interno para que arreglaran la cama de Pedro, mientras este sentía que el chorro de agua caliente que masajeaba la nuca mientras él intentaba limpiar la mente de los cuestionamientos, las dudas y los problemas, a veces, meditaba en la ducha y solía caer en una profunda abstracción, como en ese momento.

Una sensación grata comenzó a recorrerlo y a distenderle los músculos. Una sonrisa inconsciente despuntó en los labios y no se sobresaltó al descubrir una figura tras la mampara. Era Guillermo. Estaba desnudo. Su energía lo rodeaba igual que el vapor. Adivinaba el deseo y la vacilación que lo impelían a ponerse en movimiento y al mismo tiempo a quedarse donde estaba. Lo sentía como si la contienda tuviese lugar dentro de él. La conexión resultaba inexplicable, y como la juzgó ilógica, carente de asidero racional titubeó, y lo que había sentido y experimentado junto a ese hombre en pocos días le pareció una locura.

Apoyó la mano abierta sobre el vidrio de la mampara y lo enterneció comprobar cuánto había esperado él el gesto, de pronto recordó las palabras que había oído minutos antes cuando él hablaba por el interno, al parecer con Alberto.

” Yo sé que él es mi sino, es  el hombre que yo busqué y al fin lo encontré, me enloquece y me embelesa su flamante belleza, una belleza interior que siempre es flamante y verdadera.
Él  es la persona que yo soñé siempre, a su lado me siento seguro y protegido del silencio y de la soledad, solo con él en mi sentir me siento seguro y muy feliz, una  felicidad que mi corazón necesita. Nada más verlo me ilumina mi mente, y mi pensamiento queda liberado, su sonrisa me conmueve el alma, tanto tiempo a veces perdido y lo tenía tan cerca que casi lo toco con las manos, ahora deseo que esté en mi vida para siempre. Siento su presencia en cada instante del día, mi piel se transforma en un mar inmenso de fuego, imposible de apagarlo, mi sangre se altera a su contacto y solo deseo amarlo, necesito abrazarlo y
tenerlo atrapado en mí.
Yo soñé que un buen día llegaría a mí, ese día llegó, es quien tiene sumergido a mi pensar, mi instinto de amarlo está presente en mi deseo, que el goce sea constante y no volveré a regresar al túnel sin él, sé que día a día su amor está  dulcemente creciendo y me siento en la necesidad de amarlo”.

Lo vio lanzarse hacia delante e imitarlo, su mano fuerte, grande en el mismo espacio que la de él, del otro lado del vidrio. Aun en el vapor se perfilaba la belleza de su cuerpo. Ansiaba verlo desnudo y también rechazaba la idea. El hombre que comenzaba a renacer en Pedro lo deseaba, el hombre herido y triste se aferraba a las cadenas y estaba atento a los demonios que lo estudiaban para saltarle encima en cuanto propiciase un acercamiento.

__Te necesito _lo escuchó decir. Y su voz vibró en el aire cargado de humedad y le provocó pulsaciones, erizamientos, cosquillas en el estómago.

__Guille, no estoy…
__Solo quiero estar con vos, amorcito _declaró a modo de promesa y contrajo los dedos sobre el vidrio como en el acto de aferrarle a mano__. Nada sucederá que vos no desees. Pero te necesito en este momento. Pasé la noche sin dormir apostado en el reflejo de tus ojos, desnudo velé en tu veta verde deseando abrieras la cortina de tus ojos y tus manos se alargaran hasta alcanzar los racimos de mis uvas que ardían como buen vino, y que gustoso hubieras degustado. Entre el querer que nos tuviéramos tantas noches que pasamos juntos, comulgando en pensamientos de almas, deseando bebernos el amor testarudo entre cerrojos que abríamos solo para vernos desnudos el alma y el cuerpo.
¡Tan bella tu alma y tan bello tu cuerpo! Increíblemente bello y tan mío eras en mis noches,  aquellas de mi desnudez nunca antes nadie me dijo; desde aquí te veo en el espejo y te deseo... te deseo tanto como te miro, te abraza mi piel y quitas el frío de mis pupilas dilatadas al ver tu hermosura, descanso en tu cuello los besos de mi boca y tus manos sienten la lozanía de los pétalos de rosas encendidas de mis pechos, perfume de esencias aromáticas son tus cabellos que alegra mis días cuando descansas en mi pecho como paloma herida, buscando mis besos para curen las artimañas del pasado, y te abraces a mi cuerpo entre los celos de tus deseos,  afortunados  los dos solo de tenerme para ti y yo para los dos, pasiones y deseos nos atrapaban cuando nos quedábamos sin dormir, era rico desvelo, tú conmigo yo contigo, en la ventana verde la noche nos desvelaba para amarnos y para tenernos abrazados hasta un rojo amanecer... desnudos, en un noviembre y para toda la vida... Bendito diciembre que te trajo a mi vida la noche aquella de mi duelo y abrazado sigo a vos, en un rojo amanecer donde nos juntó la vida para amarnos. La noche aquella de tu visitación se juntó el alma y la piel. ¡Eres hermoso, amor!

Pedro evocó lo que él le había confesado y que a él le había afectado íntimamente. “Me hiciste sentir vivo, me hiciste sentir hombre, y eso me devolvió las ganas de vivir”. Le aterró pensar que con su rechazo perdiese la alegría apenas recuperada. Deslizó la mampara y, con la mirada fija en sus ojos, lo invitó a entrar.  Él lo hizo con una sonrisa que justificó la lucha desatada en su interior.

Se quedaron frente a frente. De un modo maquinal, se había cubierto con los brazos, Guillermo en cambio, se exponía en una actitud relajada. Transcurrían los segundos. Y ellos mantenían sus posiciones solo que la mirada de él vagaba por el cuerpo de Pedro con la misma intensidad y la misma abstracción en la que caía cuando le estudiaba las facciones. La de Pedro permanecía en el sitio seguro que constituía su familiar y amado rostro, temía desviarla y descubrir su desnudez.
Como todo en él, lo que habría debido resultar perturbador, se develaba de otra manera, una inesperada y, por sobre todo, grata. Empezó a distenderse, tanto que aflojó la mano y el antebrazo que lo cubría, y si bien no los apartó por completo, ya no los tensaba.

__Te recibo con absorta mirada, rodeo tu cuerpo con mis ansias estrecho tu cintura, trémulo te beso, se hace oscuridad en mis ojos, te percibo, libo tus verdades con mis codicias, te estrecho…  hago de tu cuerpo un templo, lo adoro… se distraen las prendas en anárquico momento, hablan los sentidos, te pienso con mis codicias,   las distancias forman parte de la historia, se pierden los límites entre tus apetencias y las mías…  solo suspiros gritan la pasión de este instante único,  nos dejamos llevar, no existe tiempo, somos todo,  somos uno… Algún día será así, lo sé __dijo, Guillermo__. ¿Me permites estudiarte los tatuajes?

Amor... cuatro letras que vienen concomitantes con la existencia del ser, consonantes amalgamadas en el mar de las vivencias. El amor es la suma total y absoluta de emociones, sensaciones, sentimientos, valores y los anti valores también; pues para determinar qué amamos realmente, debemos sentir y experimentar todo lo que el alma tiene y causa.
El amor es ecuación inexacta de una suma de momentos, que le restan días al calendario, multiplicando los fragmentos de felicidad, en eternos rayos de luz; es la norma que desordena las leyes de la física, es la verdad en la lógica irracional.
El amor es simbiosis y antagonismo, es regla y desacato, es orden y caos, es la fusión del blanco con negro; catarsis de los sueños y realidad de los anhelos; es aquel palpitar cabalgante que acelera nuestras pupilas cuando llega quien lo motiva e inspira.
El amor es atracción inexplicable de defectos y manías, que siendo en otros insoportables, son las razones que dulcemente sin atar, te lían; es poder vivir sin volvernos en centro de un universo, es espacio, es tiempo; es lealtad en libertad...
El amor es silencio de las palabras cuando hablan las miradas; es continuar un camino sembrado con recuerdos a pesar de solos continuar... El amor lo siento en mí, lo siento en ti.

 Guillermo repitió la pregunta con un respeto que lo emocionó. Consintió sin palabras, con una leve inclinación de cabeza, y sufrió un temblor que él percibió bajo la caricia de sus dedos.
__ ¿Quién lo haya hecho?_ expresó__ era muy talentoso.

__Talentosa __lo corrigió y le avergonzó la calidad insegura de su voz, no quería que pensase que le tenía miedo o que lo rechazaba.

__ ¿San Miguel Arcángel? __Volvió a asentir__. Me gustaría ver la parte de atrás. ¿Me lo permites?

El pedido lo paralizó. Darle la espalda lo colocaría en una posición de vulnerabilidad insoportable. Solo imaginar la escena le causaba un aumento en el ritmo cardíaco y sequedad en la garganta, esa que él conocía bien, antecesora de la cerrazón en el plexo solar.

__No quiero que mi mirada deje de hacerte sentir hombre__ barbotó en la que parecía una respuesta sin sentido.

__No uses la negación para expresar algo que anhelas _ le sugirió él con una sonrisa__. Repite la frase en modo positivo.

__Quiero que mi mirada siempre te haga sentir hombre.
__ ¿Sí? ¿Lo deseas, amor mío?
__Lo deseo, Guille, Y deseo también ser el único cuya mirada te haga sentir hombre.
__Lo sos. ¿Confías en mí?
__Sabes que sí, pero…
__Pero __repitió Guillermo, y le cubrió los hombros con las manos y lo atrajo hacia él__. Mi amado Pedro tiene miedo.

Asintió contra la piel del pecho  y se atrevió a rodearle la cintura y amoldarse a su anatomía que no se atrevía a estudiar. Por miedo, se reprochó estaba perdiéndose de apreciar  ese contacto de sus cuerpos desnudos. Guillermo descansó el mentón en el hueco del cuello y el hombro y aspiró su aroma y ajustó el abrazo. Pedro suspiró al volver a experimentar la sensación de seguridad que tanto le agradaba.

__Esto era lo que necesitaba __lo escuchó susurrar__, que estuviéramos de este modo, cerca y en paz. Ven, movámonos bajo el chorro para que no tomes frío.

Se desplazaron juntos, Pedro atrás, hasta que el agua caliente le golpeó la espalda. Se giró para que el chorro también lo cubriese a Guillermo. Los minutos transcurrían, y el mutismo placentero se prolongaba.
Pedro ganaba compostura y serenidad. No quería demorarse en reflexionar acerca de lo que estaba sucediendo, solo quería permitirse ese rato, sobre todo quería permitirse esa normalidad con un hombre que le fascinaba y que exclamaba a los cuatro vientos que lo amaba locamente.

__Cuando era jovencito, para ganar algo de dinero, fui maestro de  una escuela primaria, de primer grado _explicó Guillermo sin aflojar el abrazo__. Creo que fui feliz por el hecho de que cada mañana estaba con mis pequeños alumnos. La sabiduría de ellos, que los adultos llamamos inocencia, curaba mis heridas. El desafío se presentó cuando esos pequeños de solo cinco a seis años debieron enfrentar el proceso de aprendizaje más complejo que afronta el ser humano, el de la lectoescritura. Amor, si supieras la angustia y ansiedad que me dominaba hasta que todos mis alumnos aprendían a leer y escribir, te compadecerías de mí. Cada uno lo hacía a su tiempo, y soy testigo de que se trataba de un proceso casi mágico, porque resulta difícil comprender cómo cada criatura pequeña es capaz de dominar un código tan complicado como ese, el lenguaje escrito. Recuerdo que los hacía leer en voz alta todos los días, un párrafo muy corto, y contenía el aliento mientras lo hacían, y era tan fácil ver que su atención se concentraba en descifrar las sílabas de cada palabra y no su sentido. Día a día, los hacía leer sabiendo que si al final de la lectura les hubiese preguntado por el significado, de qué se trataba el párrafo no habrían tenido idea de qué decir.
Hasta que un buen día se producía el milagro, y la mirada con que recorrían los renglones se tornaba más segura, más rápida, y las palabras surgían completas  y me daba cuenta de que comprendían lo que estaban leyendo. __Lo apartó con delicadeza para verlo mientras seguía hablando_. Amor mío, al principio, cuando hagamos el amor, será así, igual que el proceso de lectoescritura. Estarás nervioso, y atento a cada movimiento, como el niño que está atento a las sílabas y no al sentido que conforman las palabras. Nada fluirá, más bien te sentirás trabado e incómodo, como el pequeño alumno frente a un párrafo de pocos renglones que para él representa una montaña. Con paciencia, irás practicando, los dos lo haremos, los dos juntos _ subrayó__, y verás que un día lo que parecía imposible se convertirá en una realidad simple, espontánea, placentera.

__Y seremos felices.
__Ya lo soy, Pedro. Inmensamente. ¿Y vos?
__Sí, Guille. Lo soy.
¿Pero lo eres como lo fuiste con él, con Juan? ¿Me terminarás de contar?
__Lo haré, claro, te contaré todo. Pero si quieres que sea sincero, hoy soy muchísimo más feliz que con Juan aunque mis amigos opinen lo contrario, con vos he entendido que el amor de mi vida sos vos, él solo fue un ser muy querido.
__ ¿De verdad?
__Lo prometo. ¿Quieres verme desnudo? Ya hemos dormido juntos. Ahora sé que tus ojos no se apartaron de los míos ni siquiera por un instante. A mí me encantó conocer tu cuerpo, y quiero aprenderlo de memoria, en cada rincón y recoveco. Y es más hermoso de lo que imaginaba, de lo que llevaba visto.
__Te oculté las partes más interesantes __manifestó Pedro con una sonrisa tímida y ojos esquivos.

Guillermo soltó una carcajada y le besó la coronilla.
__ ¿Quieres mostrármelas?
Asintió, y al percibir que Guillermo abría los brazos para liberarlo, casi claudicó al arrebato  de suplicarle que no lo soltase, que el demonio caería en picada y lo destrozaría. La fuerza para dar un paso hacia atrás y luego otro se la dio la necesidad de hacerlo feliz.
Era tan poderoso el sentimiento que poco a poco doblegó al terror. Dejó caer los brazos al costado. Fue alzando la vista y en tanto lo hacía admiraba las piernas velludas y surcadas por músculos que hablaban de la contextura de Guillermo. No se atrevió a demorar la mirada en el pene, y siguió el ascenso por el vientre, por los brazos fuertes, por fin los hombros anchos completaban la armonía del cuerpo de Guillermo.
__Eres tan hermoso, tan perfecto _ expresó, Pedro, y la sonrisa de blancos dientes desvelados y sus ojos brillantes, lo impulsó a Pedro a lanzarse a sus brazos, y robarle un beso sobre los labios aún estirados. Quería provocarle esa sonrisa tantas veces como fuese posible.

__Nunca imaginé que me sentiría tan halagado por resultarle hermoso al que yo considero el hombre más dulce y bello del mundo. Cuando llegaste vos… __dijo y luego guardó silencio y se quedó mirando a Pedro del modo en que a él tanto le gustaba__. Ya sabes lo que opino de vos _ explicó__. Vos sos demasiado, demasiado perfecto… demasiado hermoso… demasiado bueno… y mío, aun sin serlo… todavía del todo… mío.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

5 comentarios:


  1. Rosa Divinamente hermoso 💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕🥇
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  2. Hermoso Eve...Tanta ternura y comprensión son el reflejo del verdadero amor...

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  3. Veronica Lorena Piccinino Lindo capítulo. Aunque los amigos de Guillermo no respeten su deseo ... hermoso final Eve Monica Marzetti

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