EL PODER DEL AMOR.
CAPÍTULO OCHO.
'' No me importa si lo digo mal y te hacen reír mis
palabras. Yo hablo como puedo, no sé decir lo que siento''.
Capítulo 20 de ''Rayuela''- Julio Cortázar.
''Pobre amor el que de pensamiento se alimenta. ‘‘
Capítulo 27 de ''Rayuela''- Julio Cortázar.
Habían llegado a sus oídos historias alarmantes
acerca de que su hijo curaba heridas de esclavos castigados, además de
sus pestes y enfermedades y que atendía gratis a los trabajadores del saladero
y a sus familias, incluso atendía partos a mujeres de mala vida, propensión que
Leopoldo, no había heredado de él.
__
“MARÍA DEL PILAR Y ABELARDO MONTES, ABUELOS DE BLANCA
MONTES. LEOPOLDO, PADRE y LARA PARDO, MADRE DE BLANCA MONTES. CAROLITA,
TITO Y FRANCISCO, TÍOS DE BLANCA MONTES, MADRE DE AGUSTÍN ESCALANTE MONTES,
HERMANO DE PEDRO Y LAURA.
IGNACIA MORA Y ARAGÓN SERÁ IGNACIA MONTES, POR CASAMIENTO
CON FRANCISCO MONTES, HERMANO MENOR DE LEOPOLDO, ABUELA DE PEDRO Y LAURA.”
__De ninguna manera _expresó el doctor, y el hombre terminó
por sentarse y aceptar un plato de comida.
__Le presento a los hermanos Escalante, Laura y Pedro
_dijo el médico__. Muchachos, el señor… es el cacique ranquel Nahueltruz Guor, gran amigo de mi familia… y de vuestro
hermano. Siempre bienvenido en esta casa.
Laura atinó a estirar la mano para recibir el saludo del
cacique, que se la apretó con firmeza, en tanto Pedro escrutaba su rostro esculpido
por los dioses, y esperó el roce como quien en ello deposita la vida. Las
chispas hicieron que se soltaran las manos cuando los hermanos pensaron que al
fin aquel extraño que entraba y salía como un fantasma de la habitación de
Agustín salía a la luz como el famoso cacique Naueltruz Guor, el indio más
buscado por la milicia.
Pedro se ruborizó cuando le vino a la mente lo que había
hecho en la tina la noche anterior pensando en ese hombre. Le incomodó también
que el doctor Javier hubiera insistido en que el indio se quedara a comer,
sabía que a Laura le horrorizaba pensar siquiera que lo hiciera indebidamente, no
deseaba que en un arrebato lo humillara.
Laura recordó que entre los indios no se usarían
cubiertos, ni servilletas ni vasos, y se los imaginó masticando con la boca
abierta, atorados con la comida, bebiendo sin esperar a tragar, limpiándose con el antebrazo.
El indio se sentó a la mesa y se condujo con propiedad,
pese a que sus modales carecerían de la pomposidad de los de la abuela Ignacia,
resultaban mesurados y agradables.
No se volvió a mencionar el tema de Agustín durante el
almuerzo, y Pedro, lejos del foco de atención logró sofrenar el tumulto de
ideas, sentimientos y desbarajustes físicos que invariablemente sufría cada vez
que ese hombre se le presentaba. Lo escuchaba sin hablar, sin levantar la
vista, porque temía encontrarse con la mirada. El cacique se refería al último
malón en Achiras, y explicaba que había sido obra de un tal Sayhuenque, indio
mapuche que desacataba la autoridad del cacique ranquel Mariano Rojas y la del
otro grade, el salinero calfucurá, y que, por ende, no respetaba los acuerdos
de paz celebrados entre estos caciques y el gobierno.
__Sayhueque tiene sus razones _añadió Guor, luego de una
pausa__. El araucano Calfucurá casi exterminó a su tribu y a la de sus aliados,
los vorohueches, en el 35. Fue un asalto a traición, donde murieron asesinados
el cacique Rondeao y sus hermanos, a más de tantos otros capitanes, ancianos y
adivinos. Los que no terminaron por unirse al nuevo jefe (a Calfucurá me
refiero), se retiraron hacia el norte al mando de Sayhueque. Para peor, el año
anterior, en el 34, el coronel Francisco Sosa, por aquellos tiempos mayor Sosa,
había asesinado a Chocorí, el padre de Sayhueque. Chocorí había salvado el
pellejo de milagro en el 33, cuando el general Pacheco arrasó con sus
tolderías, pero al año siguiente no pudo escapar a Sosa, que le dio muerte a él
y a muchos de su tribu. Sayhueche no se olvida de estas cosas. Él no entiende
de pactos ni tratados, ni con los huincas ni con otras tribus ni con los
salineros ni con los ranqueles.
“La fuerza aborigen empujaba con fuerza y años reprimidos en un grito que permanece ahogado. Lanzas, arcos y flechas esperaban el momento en que la orden fuera dada. La sangre en ebullición rompía los vasos y teñía la piel color guerra. ¿Quién pudiera contener la aproximación del grito sagrado que inclinase la balanza al lado perdedor, a la insuficiencia del espíritu, la nostalgia del poder, la gloria en estado latente? Se acercaba el día.
La contraparte no era la docilidad personificada ni en vano cargaba la pesada bolsa con mares de sangre y despojos. Occidente de nombre, marchaba erguida a la confrontación. La comitiva de tumbas y dolor le infundían una temida visión de poder devastador. ¿En vano tantos años aplastando cabezas de todo color? Ostentaba la furia y la sed vestida de piedad. “Acérquense”, grita a viva voz, “nosotros también somos vos. Bajen sus cabezas, alcen las manos al sol, alaben al poniente. ¿Por qué han de morir? Mi nombre es victoria y destrucción, no es necesario perecer” __pensaba Pedro viendo la otra cara de la conquista.
En la llanura desértica del encuentro generacional, el combate se dio sin tregua ni ganador, ¿acaso todos perdimos? Nueve meses después nací yo, en las postrimerías del siglo y de la confrontación. Llevo en mi sangre la sed de venganza también. El ala occidental, la Europa paternal, apaciguó la furia por un tiempo.
¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo? La confluencia de esas dos vertientes en puja por la exaltación. Un animal doméstico, una fiera enjaulada, mi imagen moral me precede pero el desastre sigue ahí, después de tanto, sigue ahí ese instinto cazador. El indio debe esperar, mi Europa, dejar de pujar. Sé que algún día tendré que decidir, ese día está por llegar.”
Nahueltruz Guor
siguió contando la historia de los vorohueches, que los hermanos juzgaron muy
interesante. El cacique se expresaba con seguridad y su exposición resultaba,
una vez más, clara y entretenida. Se notaba que conocía cabalmente la historia
de su pueblo y la de sus vecinos. Los Javier lo contemplaban absortos,
seducidos por la voz y el atractivo de aquel indio. Luego de servirse café, el
doctor Javier invitó a Guor a su estudio para conversar, según precisó.
__Por favor, doctor
__pidió Pedro en acuerdo con Laura__. No se retire a su estudio. Nosotros
también deseamos saber cómo está Agustín.
Nahueltruz Guor tomó
asiento de inmediato y, luego de un titubeo, el doctor lo imitó. Pedro levantó
la vista porque sabía que el indio lo estaba mirando, casi sentía que le
quemaba la piel, y le sonrió en señal de agradecimiento. El médico se dirigió
en todo momento a Guor mientras explicaba los pormenores del carbunco y sus
efectos en la salud del padre Escalante.
__A veces creo
__expresó el médico por último__, que el padre sigue viviendo para volver a ver
a vuestro padre.
Las miradas se
encontraron en Laura que pidió permiso y se retiró.
Lo mismo hizo Pedro
que no obstante no fue tras su hermana sino que llegó al huerto de doña
Generosa, el lugar donde más le gustaba estar.
Cortó un ramo de
azahares y se sentó pensativo bajo el limonero. El calor se tornaba
insoportable a esa hora del día, con todo, protegido por la sombra del árbol,
la siesta se hacía llevadera. A su alrededor había tanta vida que resultaba
absurdo que, unos metros más allá, su hermano aguardara la muerte con
estoicismo. El diagnóstico, sin embargo, había sido lapidario. Agustín moriría,
era cuestión de tiempo. Hasta deseó que su padre nunca llegara a Río Cuarto y
que la espera de Agustín se prolongara al infinitum.
__Agustín no morirá,
Pedro, es más fuerte de lo que el doctor cree _expresó en voz alta.
Una sombra que cambió
el juego de luces a su alrededor, lo obligó a levantar la vista. Nahueltruz, de
pie frente a él, lo contemplaba con gravedad. Lo desconcertó que no lo hubiese oído
acercarse, a pesar de ser robusto y tosco, se conducía con el sigilo de un
gato. Volvió a percatarse de la rastra de plata y del facón, pero no le tuvo
miedo esta vez, la incomodidad y el temor habían desaparecido, ahora le contemplaba
sin recelos, y le gustó cómo le sentaban los pantalones azules de nanquín y la
camisa blanca abierta hasta la mitad del pecho.
__ ¿Puedo sentarme?
__preguntó, Guor, y Pedro apartó unas ramas para darle espacio __. Se está muy
bien aquí _admitió.
__Es mi lugar
favorito _confesó, Pedro, extrañamente contento de entablar una conversación
intrascendente sin esconderse.
__Mi lugar favorito
está a orillas del río Cuarto, a media
hora a caballo del centro del pueblo.
__Es importante tener
un lugar favorito __expresó, Pedro__. Yo no lo tenía hasta descubrir este. Un
sitio donde uno busca paz cuando ha desparecido en el resto de los lugares.
__Mi madre aseguraba
que uno hace al lugar y al momento.
__ ¿Conociste a
Blanca Montes, Nahuel? __interrogó Pedro.
__Una mujer
admirable, hermosa, inteligente, y sobre todo valiente _admitió el cacique__.
Pero no me preguntes más de ella que no te cuente tu hermano o leas en su libro.
Sé que está en tus manos.
__Está bien. Y
supongo que tampoco me contarás qué te hace estar junto a mi hermano, sé que no
vienes a confesarte.
__Ya te he dicho que
él me ha mandado a llamar, y siempre estaría cerca si él está enfermo, pero, es
verdad, no puedo decirte nada más.
Pedro suspiró.
__Solo los seres muy
especiales hacen al lugar y al momento. Se trata de personas con un don, una
alegría eterna y un optimismo inquebrantable, que contagian a quienes los
rodean, incluso a los ambientes donde se mueven. Los demás, los menos dotados,
somos esclavos de los vaivenes de la vida.
__ ¿Conoce a alguien
así? Me refiero, a alguien tan especial.
__Sí, mi tía abuela
Carolita… Carolina Montes. Nosotros, sus sobrinos, la llamamos Carolita.
__Usted la quiere
mucho. Eso quizá la convierta en especial.
__Tal vez, pero no
soy el único en pensar que ella es especial.
__Entonces el don de
su tía es hacerse querer.
__Concedido. Pero eso
también es especial, créame. Yo no me hago querer fácilmente. Soy un tanto
complejo y rebelde.
En eso Nahueltruz no
hizo comentarios y se mantuvo silencioso, con la vista perdida hacia delante.
Pedro lo miró de reojo. Prestó atención a la manera en que pestañeaba, lenta y
suavemente, como si las pestañas le pesaran en los párpados. Su pecho, apenas
cubierto por la camisa, subía y bajaba a un ritmo regular y pausado. La
mansedumbre de esos movimientos lo relajó. Había un gran atractivo físico en
él. Recordó los dientes de tigre y de punta del colgante de Blasco, y un
escalofrío le jugueteó en la boca del estómago.
__Usted también se
hace querer __manifestó sin reflexionar, estaba dicho, ya no pudo volver las palabras
atrás, y enseguida añadió__: Blasco no hace otra cosa que hablar del gran
cacique Nahueltruz Guor. Me atrevería a jurar que el colgante que usted le
regaló es su tesoro más preciado. Daría la vida antes que separarse de esos
dientes de fieras salvajes.
Nahueltruz rio
complacido y Pedro rio también, movido por la risa de él, plena y hermosa. La
sonrisa le había transfigurado el rostro, los ojos le brillaban de simple
alegría, un milagro se había operado en aquel semblante invariablemente serio y
severo. Pedro se preguntó cómo había sido capaz de temerle en ocasiones
anteriores.
__Blasco asegura
__prosiguió Pedro__que usted mató a esas bestias con sus propias manos, que les
clavó una puñalada y luego les arrancó los dientes.
__En realidad los
maté de un lanzazo, y le aseguro a usted que estaba a más de dos varas de distancia
_-rio.
__Jamás le diré la
verdad a mi fiel amigo Blasco _-aseguró, Pedro__. Disminuiría considerablemente
el valor del talismán y quizá dejaría de llamarlo el rey del desierto. Eso sería
imperdonable.
__Gracias. Usted es
una persona de gran sensibilidad _-expresó, con humor, Nahueltruz.
__ Y jamás __retomó
Pedro, seriamente __le diré al coronel Racedo que lo he visto a usted en Río
Cuarto.
Nahuel truz lo
contempló con fijeza y Pedro no se intimidó ni bajó el rostro, sino que le
sostuvo la mirada, sin desafiarlo ni mostrarse impertinente. Lo miró mansamente
como lo habría hecho con una persona a quien conocía de años, a quien lo unía
una larga amistad, un profundo entendimiento y confianza.
__Usted debe de ser
especial, Pedro Escalante Beggio. Hacía mucho tiempo que no me reía.
__Yo tampoco, Nahuel,
no debe de ser fácil para ti estar acá, ¿verdad?
Me gustaría ir Tierra
Adentro, y conocer a tu padre, a tu pueblo como lo hizo mi hermano.
__No te gustaría,
Pedro, Agustín tuvo otra crianza, tú no
soportarías mi tierra.
Pedro… Soy marica.
Tuve una esposa y un hijo, pero no más como tienen en mi lugar. ¿Sabes lo que
significa?
__Por supuesto.
__No me refiero a ser
homosexual, sino a esa soledad especial que siente un hombre en todo momento y
que no tiene con quién hablar, que asfixia, que pesa. Yo creo que tú también la
conoces, ¿verdad, Pedro?
__Sí. Y no sabía qué
era lo que me sucedía hasta hace unas horas apenas, hasta conocerte __se
apresuró a confirmar Pedro en tanto evadió la mirada encharcada tratando de
ahogar los sollozos.
Años de soledad e
incomprensión de su propia naturaleza se estaban abriendo a borbotones como una
represa a la que le abren la puerta. Nahuel miró a todos lados, y lo abrazó,
conteniéndolo en su llanto.
__Tranquilo, mi
amorcito, tranquilo. Conmigo no pasa nada, yo lo entiendo, tranquilo.
¿Hiciste el amor con
alguna chica alguna vez?
Pedro negó con la
cabeza.
__Por eso me di
cuenta, nunca me interesó ninguna mujer, no las deseo, lo sospechaba, desde
niño me sentí raro. Mis primos y el mismo Agustín antes de ser cura eran muy
machotes, mi padre los admiraba, en cambio, a mí no.
__No es un camino
fácil, menos en tu sociedad del huinca, pero no estás solo, cielito, nunca
estarás solo si me buscas.
__No quiero casarme,
Nahueltruz, no amo a Camila __afirmó Pedro buscando la mirada.
__Lo sé, y no quiero
que te cases, pero no piense en eso ahora, ya pensaremos cuando Agustín esté
bien. ¿Alguna vez te confesaste con él?
__No. Ni siquiera.
Solo contigo, es nuestro secreto.
Tú eres el amor. Te veo, muerdo mi labio, es pura atracción, deseos de tenerte entre mis manos, de sentir tu
cuerpo, tu cálida piel, tu respiración delata
tus ganas que son las mismas. Ven, soy
fuego en tu presencia, deseos que están a flor de piel, me consumen las ganas
de sentirte mío una y otra vez, dos cuerpos entrelazados
viviendo la pasión durante horas,
cuerpos sudorosos buscando la fricción,
ese roce perfecto que los eleve al cielo. Casi divino es el amor junto a ti
envidiado por los ojos que nos observan,
nuestro fuego deja un rastro de olor a deseo, pasión, rastro de aroma a sexo que está pegado en nuestra piel.
Sé que parece una
locura, que todos se opondrían, sé el
precio que tendré que pagar, pero nunca será peor que haberme negado a decirme
a mí mismo mi verdad durante toda la vida. Ni en mil vidas vividas encontré a un ángel como tú, pura pasión,
deseo, tú eres el amor.
__Tengo un sueño
entre lo santo y lo profano, lo divino y lo prosaico, lo falso y lo verdadero,
lo fiel y lo infiel. Y tocas mi alma y
besas mis labios, puros e impuros, divino e impúdico.
Te sueño conmigo, entre el cielo y la tierra con mis piernas trenzadas en tus piernas, sudando con mi aroma en tus poros, y mis pezones erectos ofreciéndose a tus labios entreabiertos con sabor a miel. Y tu piel juntándose a la mía, en un arrebato te hago mío, para encontrarme con tus ganas de mí, y dejas en mí tu esencia de hombre fuerte, audaz, atrevido deseoso de besos y de entregarte a mí y llenarme de ti con tus arrebatos de hombre y de caballero dulce y tierno, en la entrega de dos cuerpos con deseos de amarse perdernos en pasiones y arrebatos, hasta que nos amanezca la vida amándonos, robándonos el aliento, sintiéndonos, teniéndonos con ganas de no dejar espacios vacíos, llenarnos de ti y de mí, ser uno en el lecho de rosas y juntar los cuerpos con deseos de sabernos uno para el otro hasta amanecer abrazados.
Juntar la vida para amarnos envueltos en pasiones y deseos después de una noche arrebatada de amor, entregarnos cuerpo, alma y espíritu, para amarnos toda la vida... ser de ti y tú de mí en un arrebato de amor. Eres un loco, pero loco mío. ¡Te amo!
Te sueño conmigo, entre el cielo y la tierra con mis piernas trenzadas en tus piernas, sudando con mi aroma en tus poros, y mis pezones erectos ofreciéndose a tus labios entreabiertos con sabor a miel. Y tu piel juntándose a la mía, en un arrebato te hago mío, para encontrarme con tus ganas de mí, y dejas en mí tu esencia de hombre fuerte, audaz, atrevido deseoso de besos y de entregarte a mí y llenarme de ti con tus arrebatos de hombre y de caballero dulce y tierno, en la entrega de dos cuerpos con deseos de amarse perdernos en pasiones y arrebatos, hasta que nos amanezca la vida amándonos, robándonos el aliento, sintiéndonos, teniéndonos con ganas de no dejar espacios vacíos, llenarnos de ti y de mí, ser uno en el lecho de rosas y juntar los cuerpos con deseos de sabernos uno para el otro hasta amanecer abrazados.
Juntar la vida para amarnos envueltos en pasiones y deseos después de una noche arrebatada de amor, entregarnos cuerpo, alma y espíritu, para amarnos toda la vida... ser de ti y tú de mí en un arrebato de amor. Eres un loco, pero loco mío. ¡Te amo!
Se acerca la noche
con su irremediable oscuridad, y te llamo y nadie responde ni siquiera el eco
que retumba en mi alma me contesta, se acerca irremediablemente ese momento de espera,
que todo lo ocupa y nada se llena hasta tu llegada, mil veces miro a la luna
por ver si a ella le cambia el semblante y me anuncia tu llegada, ella sabe de
cómo me enamore de ti irremediablemente, también es conocedora de mis ansias
por besarte y perderme en tus ojos, de viajar mano a mano por este mundo de
sueños que no conoce fronteras ni permiso, ni pecado, porque cuando me besas en
mis sueños, vida mía, soy el más feliz, el que de ti se volvería a enamorar mil veces
más.
Bendito aquel momento de encuentro donde
tus ojos me miraron en aquel instante de vida, benditos también tus ojos porque
ellos me hablaban de tu sentir y de tus ganas de bailar en mi sonrisa, cómo no
voy a amarte si todo tu cuerpo sintió mi cercanía y se alegraban con un débil
temblor tus manos al coger las mías, cómo no voy a amarte vida mía.
Volveremos a sentir aquella sensación desbocada por los latidos de nuestros pulsos, estoy seguro, volveremos amor a respirar profundo la emoción de aquel momento, donde perdimos la noción del tiempo, a mí no me esperaba nadie, tenía todo el tiempo del mundo para ti, fue el instante más maravilloso de mi vida, sin pensarlo, dejamos en nuestra alma las huellas imborrables de un amor que nacía hoy, buscando los verbos cómplices del amor me encuentro a solas con tu recuerdo, esos verbos que se escriben cuando tu mirada refleja en la noche el paisaje de mi corazón, lo sé vida mía, sé que me sueñas en tu piel, ahí donde se realizan los sueños, donde es tangible la felicidad deseada, mientras yo me imagino tu rostro se ilumina con una sonrisa cuando me sueñas al leer mis verbos.
__Te amo vida mía. Huele a peligro esta conmoción de sentires, esta lejanía de aullidos ocultos, de oraciones olvidadas. Huele a peligro, gritos de desidia, alarmas en la propagación de resonancias distantes, del alcance de tus manos. Huele a peligro, negligencia de cuidados,
deserción de exaltaciones, desatención de esplendores, desvalimiento de coincidencias, en este mes que transcurre, vertiginosamente. Huele a peligro, cuando fluimos en inimaginables momentos, cuando bosquejamos proyecciones, por ubicar nuestros misterios.
Deja que escriba unas
caricias con mis dedos por tus
piernas y cure las cicatrices internas que
por tu piel tanto avaricias. Cuidaré con delicadeza la seda dando a la mente
rienda suelta al dar la vuelta y verte revuelto contra el pecado que te
conceda.
Y esa gruta de placer
sin pena, ese túnel oscuro de secretos con tanta lengua a ser pionera de ese
encanto de lamerte entero bajo el influjo de una luna llena. Mas arrodillado
junto a tu vera mi aliento prende esa candela
que sobre tu pecho te consuela ese poder que la flama nos diera.
En tus muslos ronda mi
alma y en esa vereda de tanta llama, siento
que tu calor me reclama y solo quiero arder en su calma. En tus labios apasiona
la letra de la colosal obra que en la
piel forma el teorema a la conspiración que perpetra. Y por eso peco entre tus
pecas para delinquir en tu condena que por ese amor desencadena el sinfín de
unas gratas muecas. Que tu rostro al mío muestra al bailar al son de esa cadera que no es
gusto de cualquiera todo lo que tu amor demuestra.
Ven a mi cuarto tarde
a la noche.
__Pedro, ¿estás
seguro que quieres reconocer tu esencia? Una vez decidido no hay camino de regreso.
Algunos lo hacen pero no estoy convencido que les sirva.
__Nunca estuve más
seguro, Nahueltruz, quiero que sea
contigo, y solo contigo, ser siempre solo tuyo.
__ ¿Soy el único en
tu vida?
__Sí. He sido virgen
antes de ti, nunc a hubo nadie, ni lo habrá.
__Un hombre diferente, es así, como una especie en peligro de extinción, de
esas que se encuentran un día por la calle y no llama la atención, pasa
desapercibida y nadie ve todas las cualidades que tiene; nadie sabe que si la
detuvieran a mitad de la calle les contaría historias sobre los libros que ha
leído, les diría que podría hacer algún escrito de lo sucedido, hablaría sobre
música y guitarras, sobre bicicletas y deporte ; luego se pondría pensativa y
quizá compartiría una de sus tantas decepciones; tendría una charla interesante
sobre estrellas y constelaciones, sobre
tejido y construcciones, sobre la vida y la muerte, se declararía fanática de
las letras y sin dudarlo compartiría algunos de sus poemas.
Tú eres así, precioso, uno de esos hombres que llama la atención de manera diferente, un eslabón perdido que quisiera ser encontrado por la persona correcta, uno que sepa y entienda que como tú no hay nadie más.
Tú eres así, precioso, uno de esos hombres que llama la atención de manera diferente, un eslabón perdido que quisiera ser encontrado por la persona correcta, uno que sepa y entienda que como tú no hay nadie más.
__Sueño contigo, me
excito solo pensando en ti, me perturbas, me conmueves, Nahuel.
Aferrado aún a ti, con
mis manos dormidas en tu pecho, y luego de extinguida la llama que en el lecho se encendiera vivaz,
de beso en beso. Despiertos los sentidos del tacto y del oído en el oscuro
ambiente, entre perfumes de nardos y de lilas, con el amor latente en las
pupilas,
el cuerpo exhala su aroma de embeleso. Más tarde, luego se calman los latidos en un sueño manso y esperanzado, anida; entonces, agradezco este amor que bendecido, nos regala el cielo en nuestra vida. Déjame tocar tu piel. Necesito tu calor que me calienta, algo me pasa, se me va el aire. Mi alma se quiebra, mi corazón se paraliza. Te doy mi mano, mis sentimientos te buscan. Cálmalos con tu calor, no hables, ni siquiera una palabra. Deja que yo te haga el amor, te quiero atrapar, abrazarte, acariciarte, besarte. Hasta hacerte estallar, me acerco a tu piel, busco llenarla de besos, posarme en tus labios. Pasar por tu figura, sí. Desdibujar tu sonrisa en el silencio. Pasar a atarte a la cama para mirarte más de una vez, y producirte placer.
el cuerpo exhala su aroma de embeleso. Más tarde, luego se calman los latidos en un sueño manso y esperanzado, anida; entonces, agradezco este amor que bendecido, nos regala el cielo en nuestra vida. Déjame tocar tu piel. Necesito tu calor que me calienta, algo me pasa, se me va el aire. Mi alma se quiebra, mi corazón se paraliza. Te doy mi mano, mis sentimientos te buscan. Cálmalos con tu calor, no hables, ni siquiera una palabra. Deja que yo te haga el amor, te quiero atrapar, abrazarte, acariciarte, besarte. Hasta hacerte estallar, me acerco a tu piel, busco llenarla de besos, posarme en tus labios. Pasar por tu figura, sí. Desdibujar tu sonrisa en el silencio. Pasar a atarte a la cama para mirarte más de una vez, y producirte placer.
__Sos… Eres atrevido
y me encanta __dijo el cacique mirándolo.
__ El corazón es un órgano hueco, musculoso, del tamaño del puño del que lo acompaña.
Es responsable de bombear alegría, tristeza, sangre a través de los vasos sanguíneos, mediante contracciones a la razón de lo que se siente feliz, o desenamorado, en una repetida arritmia al estado emocional. Componiéndose este órgano de un músculo cardíaco en un tejido muscular involuntario, que se encuentra dentro de este, una bomba doble, de cuatro cámaras por donde impulsar la sangre derramando toda emoción, ubicándose en la cavidad torácica entre el aire que respira, y los suspiros que del pecho que se lamentan y se pierden.
Este valiente músculo
es auto excitante, lo que implica poseer su propio sistema de conducción de
aceptar o engañarse. Esto es lo opuesto al musculo esquelético, que requiere de
estímulos nerviosos, consciente por la acción reflejo.
Las contracciones
rítmicas del corazón ocurren espontáneamente, aunque la frecuencia o ritmo
cardíaco, se puede cambiar por la influencia nerviosa, por acercamiento hormonal del deseo, tales como el ejercicio o la
percepción del peligro o el acercamiento del sexo.
La anomalía congénita más común del corazón,
es el amor, que lo hace fuerte audaz y valiente, o débil, cobarde, sufrido de sí
mismo a la razón de cuanto siente.
El corazón, mi señor
posee sus razones, sin anatomía y razón de peso para querer y ser amado. En su
inventiva cualidad casi infantil, aporta argumentos, políticamente audaces y
correctos, asombrados guiones que superan su propia realidad, ancianos discursos de
niños
superando a veces en su astucia toda inteligencia emocional, apelando, cuando se siente perdido a la fría lógica del pensamiento. Este musculo que se ablanda y se endurece, que es preso y es libre, abierto y cerrado en las mazmorras del alma, que se enamora, más por los ojos, que por sus latidos, que orgulloso y peregrino cual perro abandonado se arrastra a la primera caricia dando por autentificado cuanto siente al primer beso de amor de una publicitaria sonrisa. Este corazón, a veces herido a veces asesinado, enterrador de sentimientos, querubín de cementerios poeta de epitafios, guardián de silencios argumentador de llantos. Este corazón, posee esas razones, que a usted, le enamora.
superando a veces en su astucia toda inteligencia emocional, apelando, cuando se siente perdido a la fría lógica del pensamiento. Este musculo que se ablanda y se endurece, que es preso y es libre, abierto y cerrado en las mazmorras del alma, que se enamora, más por los ojos, que por sus latidos, que orgulloso y peregrino cual perro abandonado se arrastra a la primera caricia dando por autentificado cuanto siente al primer beso de amor de una publicitaria sonrisa. Este corazón, a veces herido a veces asesinado, enterrador de sentimientos, querubín de cementerios poeta de epitafios, guardián de silencios argumentador de llantos. Este corazón, posee esas razones, que a usted, le enamora.
Llego a la
conclusión, mi señor, a la lógica, y a
toda razón, que tengo más argumentos
misterios, cábalas y enigmas que este, mi corazón. Atentamente, este musculo que sufre de usted. Te lo dejo en las manos, cielito. Nunca pase lo que pase te sientas solo, porque él te acompañará, estará en ti, en tu pecho, en las palmas, habitándote.
misterios, cábalas y enigmas que este, mi corazón. Atentamente, este musculo que sufre de usted. Te lo dejo en las manos, cielito. Nunca pase lo que pase te sientas solo, porque él te acompañará, estará en ti, en tu pecho, en las palmas, habitándote.
__Descansa amor y cuídate que Racedo está cerca.
__Cada noche me
acerco a tu cama para verte dormir en calma, pienso que estoy en tus sueños y
en silencio observo como placida y tranquilamente respiras y mi alma por ti
suspira. Con toda mi alma deseo abrazarte, entregarte mi vida entera, mi
corazón es el nido que te dio cobijo para
siempre y a ti con amor quiero entregarme de por vida. Que tengas buenas noches, dulces
sueños, mi amor. Que la paz de nuestras
almas llene todos tus sueños, que los
ángeles te arropen hasta llegar el alba
de un bello amanecer. Que tengas bellos sueños amor mío, que tu cama sea como un jardín de flores, que sus fragancias echen fuera los malos pensamientos para que los sueños plácidos y serenos te den la paz en tu descanso. Que tengas un
feliz descanso amor mío, te buscaré en mis sueños para fundirme con tu cuerpo y disfrutar juntos de los placeres, tu cuerpo que da vida a mis sentidos, a este ladrón de tu alma que desea descansar junto a
ti. Que tengas un feliz y plácido descanso amor, que yo estaré abrazándote, descansa sobre las
nubes de felicidad que yo velaré tu sueño y lo cuidaré hasta que llegue el sol de un
nuevo día con su calor y nuevas alegrías.
Cuando llegue la hora de despertar besando tus labios te daré los buenos días mi príncipe con un tierno
abrazo. Descansa amor mío, dulces
sueños, unidos a los míos entrelazados tú y yo en vida y sueño.
Me siento celoso de
todo cuanto le rodea, señorito mío.
Mi amor por ti es
inmenso, te amo con toda la fuerza de mi corazón. ¿Pero el amor es lo único que
mueve el mundo? Odio, rencor, envidia que la mayoría de las veces suele ser por amor, un amor no
correspondido, un amor que los traicionó, un amor perdido. Amor, tú me das la
vida y tú me la quitas, amo tenerte a mi lado, odio cuando te alejas,
me siento traicionado, celoso hasta del aire
que acaricia tus mejillas, confuso de estos sentimientos sabiendo que eres mío pero mi estómago se anuda si te veo cerca de otro hombre aun sabiendo
que me amas.
__ ¿Lo dices por
Matías? Es mi amigo, y está enamorado de Laura, de verdad. No tienes que temer,
es solo mi amigo.
__ Te miro a los ojos
y me desviste tu mirar. Tu desnudez me
fascina más, figuras lentamente
desvestidas, me excitan tus labios, cuando
los entreabres, tus labios carnosos, seductores,
un beso que en la humedad de nuestras bocas eriza la piel, un beso tuyo, precioso es todo lo que me hace falta, para entregarme, es lo que anhelo noche y día, y más te deseo, y me atrevo a quitarte la ropa lentamente, sin prisas. Un beso que en la humedad tibia de tus ardientes labios y tu boca exquisita me devore. Me saboree, me endulces a granel.
un beso que en la humedad de nuestras bocas eriza la piel, un beso tuyo, precioso es todo lo que me hace falta, para entregarme, es lo que anhelo noche y día, y más te deseo, y me atrevo a quitarte la ropa lentamente, sin prisas. Un beso que en la humedad tibia de tus ardientes labios y tu boca exquisita me devore. Me saboree, me endulces a granel.
Voy dibujando un laberinto en tu pecho, furia palpitante que sacude mis entrañas, mis manos deslizo sobre tu piel tan suave, déjame estremecerte, porque esta sed no se apaga, en cada beso quisiera beber tu alma. No tengas miedo amor. Déjame llevarte al infierno mismo sin pudor, perdiendo el control, la razón, lo nuestro es locura, es pasión, con tan solo un beso que dejo y dejas en mi piel, y palpita más mi corazón. Déjame solo besarte, apasionarme por ti, con solo un beso sabrás lo mucho que te deseo. Me gusta más tener nuestros labios unidos, nuestros brazos entrelazados, nuestros ojos desvaneciéndose en la triste alegría de la posesión. ¿Y es que no existen otros mejores? Suaves, que prenden el alma, tiernos porque son excitantes, fuertes porque me muerden, poderosos porque en ellos con tan solo un beso, palpita de mi corazón.
Estás lejos sin embargo
te envío un abrazo sincero extendiendo las alas del alma para que este amor
cubra tu dulce corazón, tu lejanía no es capaz de hacerme ignorar la
profundidad de tus besos. Esos que hacen encender mi universo inundándome de
pasión sin límite al igual que con tus caricias suaves y sensuales que me
llevan al mismo cielo. La distancia separa nuestra piel pero a lo lejos puedo
ofrecerte mi calor, mi fidelidad, mi más
profundo y grande querer que se infiltra en tu ser haciéndote el amor al sentir
mi calma al comprender la locura de mi deseo porque sabes que te pertenezco y
contigo solo quiero estar, no ser de
nadie más.
Llegará pronto ese momento mágico cuando la carne y el deseo se unifiquen en un solo sentimiento donde la llama del amor se consumirá bajo el éxtasis bendito de nuestros sexos.
Llegará pronto ese momento mágico cuando la carne y el deseo se unifiquen en un solo sentimiento donde la llama del amor se consumirá bajo el éxtasis bendito de nuestros sexos.
__Te esperaré cada
noche… siempre.
Guor se puso de pie, se colocó el sombrero de
fieltro y, luego de una inclinación de cabeza, se alejó en dirección a la casa.
Pedro se tapó la boca para refrenar la risa, se sentía liviano como una pluma,
pero su cacique ranquel tenía las piernas tan estevadas que un chancho habría
pasado entre ellas.
___
__Leopoldo regresó
dos días después luego de atender los oficios funerarios de la abuela de Lara,
Alcira lo puso al tanto de los acontecimientos pues al entrar a la casa lo
recibió un ambiente extraño y tenso. Lo que más fastidió a Leopoldo de la
infamia de su prima Ignacia fue el efecto que provocó en la salud de su madre
que, aún seguía en cama preguntando por el hijo mayor cada media hora.
“Lo que dice Ignacia
no es cierto, madre. Jamás le puse un dedo encima”, aseguró, Leopoldo. María
del Pilar lloraba y lo abrazaba. Ella lo creía, pero… ¿y el padre?
Leopoldo explicó a
Abelardo que no desposaría a Ignacia de Mora y Aragón sino a una joven llamada
Lara Pardo.
¿Lara qué?, Chilló su
padre. Nadie conocía a esa mujer, de quién se trataba, dónde vivía, cómo la
conocía, quién era su padre, a qué se dedicaba, nunca la habían visto en las
tertulias de Marica Thompson ni en las
de Florencia Azcuénaga. ¿Quién diantres podía ser entonces?
Nada ni nadie habría convencido en este mundo
a mi abuelo Abelardo de aceptar a mi madre, la hija natural de una lavandera
que vivía en la parte de atrás del norte de la ciudad, cerca de la plaza de Marte. Solo repetía como loco: “El hijo del
barón de Pontevedra, el nieto del duque de Montalvo, casado con una don nadie”,
y no se detenía a recordar que su suegro había sufrido la misma desazón cuando,
una treintena de años atrás, le había concedido la mano de su adorada Pilarita
a él, un contrabandista de las Indias Occidentales.
“¡Pues me importa un
rábano la tal Lara Pardo! Te casarás con tu prima Ignacia”, declaró Abelardo
junto con un golpe de bastón, y Leopoldo, que rara vez, perdía la mesura, le contestó:
“Se puede ir al carajo. Me casaré con quien quiera, y será Lara Pardo”.
Pensaron que Ignacia
rompería a llorar al conocer el bandazo que había dado su situación. Leopoldo
no se casaría con ella, lo haría en cambio con una muchacha pobrísima de la
zona de Retiro, mientras su honra quedaba por los suelos, porque toda la ciudad
daba por cierta la mentira de sus amoríos con Leopoldo Montes. Mas ella no
derramó una lágrima, se levantó y abandonó la casa de su tía Pilarita seria
como de costumbre.
Al día siguiente
apareció en la casa de Lara, quien pensó que se trataba de un cliente que
deseaba alguna costura o bordado. La invitó a pasar e Ignacia se llevó un
pañuelo de encaje embebido en colonia a la nariz. Lara pasó por alto el
desprecio y le indicó que se sentase, pero Ignacia con la cabeza en claro fue al tema directamente.
__Te daré este collar
valuado en varios miles de reales si dejas libre a Leopoldo Montes __dijo y le
presentó una gargantilla de tres vueltas de perlas grises que había conseguido
salvar del remate general de joyas antes
de la huida de Madrid__. Él está
comprometido conmigo. Nos casaremos muy pronto __añadió.
Lara le devolvió el
collar que ella había dejado sobre la mesa y la
miró directo a los ojos para decirle:
__Si está tan segura
de que él es su prometido y de que se casará con usted, es un desperdicio que
me entregue esta joya tan costosa.
Ignacia la miró
confundida, consciente por primera vez de que su rival no era solo hermosa.
__Le ofrezco el
collar para asegurarme de que no volverá a verlo después de nuestra boda.
__Se nota que usted
no me conoce, señora. En caso contrario, jamás me insinuaría semejante bajeza.
No se confunda. Yo soy una mujer pobre, no una desvergonzada. Además, es triste
ver cómo una dama de su clase se humilla al reducir a un simple negocio el amor
de un hombre _concluyó Lara.
Le señaló la puerta
y, aunque Ignacia dubitó, terminó por abandonar la casucha del peor barrio de
Buenos Aires, y más insegura que antes.
Esa tarde, cuando
Leopoldo visitó a Lara la encontró demacrada y con los ojos irritados. La muchacha le refirió la visita y el
ofrecimiento del collar, Leopoldo perdió la paciencia y despotricó contra su
prima a quien no había concebido tan pérfida.
La situación en lo de
Montes se había tornado insostenible, la tensión y las presiones de Abelardo
para que su hijo mayor dejara a la cualquiera y desposara a su prima resultaban
difíciles de sobrellevar. Discusiones,
gritos, amenazas. Abelardo, impotente ante la tozudez de Leopoldo terminó por
echarlo de la casa de la calle de la Santísima Trinidad, haciendo caso omiso de
las súplicas de Pilarita.
Casémonos mañana
__dijo Leopoldo por fin, y Lara se arrojó a sus brazos rompiendo a llorar.
Fue Tito quien
ofreció a su hermano la casa donde funcionaba la botica y el laboratorio, y
Leopoldo recibió la propuesta de buen grado, porque la herencia de la abuela Laure
y Luque se agotó, y por otro lado la
infamia de Ignacia había dañado mucho más que su propia reputación, había
defenestrado también la de Leopoldo, que, de un día para otro, perdió sus
pacientes más adinerados, que eran quienes pagaban los honorarios de los cuales
vivía, pues su trabajo en el Protomedicato apenas si rendía y en el vacunatorio
del doctor Segurola trabajaba Ad
Honorem. A su padre no causó gracia que su hijo Tito ayudara a la pareja
indeseada y las discusiones se tornaron tan frecuentes que semanas después de
la boda de Lara y Leopoldo, Tito llenó un arcón con ropa y libros, dejó la casa
paterna y se instaló en la parte delantera de la casa de la calle de las Artes.
__Pedro cerró las
memorias de Blanca, arropó a Agustín, y con una inquietud en la piel, regresó a
la pensión donde ignoró a los presentes en las mesas al entrar.
Simulando ordenar
algunos libros, esperó a que Lorena llenara la tina, y acomodara la cena, al
fin suspiró cuando ella se retiró.
Esperó varias horas,
esta vez cenó y se bañó con prisas, ansioso pensando en la visita del cacique
que le robaba el sueño y el alma.
El vello se le erizó
y sintió aletear el pecho cuando la voz apareció desde el jardín.
__Hermosa criatura de
piel blanca, piel que sin tocarla ya me quema y que reúnes en ti, el milagro
más deseado y al mismo tiempo el pecado
más condenado, no sé qué predilecciones habrá tenido el destino contigo, para poder juntar tanta belleza en ese
escultural cuerpo que arrasa corazones con tus pasos, mas mirar tu piel de
huinca, es como abrir los ojos frente al
paraíso, y poder recorrer cada
centímetro de ella, es como inundar el alma de ese calor,
de ese deseo y de esa pasión, es tu piel, la que yo quiero devorar, mas te prometo que lo haré con mucha cautela mientras te enseño lo que es amar, bella criatura y con deseo te digo, tú eres lo único que mi corazón y mi alma anhela.
de ese deseo y de esa pasión, es tu piel, la que yo quiero devorar, mas te prometo que lo haré con mucha cautela mientras te enseño lo que es amar, bella criatura y con deseo te digo, tú eres lo único que mi corazón y mi alma anhela.
Hoy frente a frente me preguntas ¿cómo es que
te amo, si los dos somos tan diferentes?
Cómo te haré entender, que no se necesita ser iguales, si iguales fuéramos no estaríamos frente a frente. Ni tampoco el tomarnos de la mano, menos mirarnos con la misma intensidad y sin dejar escapar uno que otro suspiro, alma mía si tu ausencia es arrancar trozos de mi vida,
mi vida no es más mía, desde aquel lluvioso atardecer, dejó de pertenecerme, es toda tuya en ese abrazo que te di para secar tu frágil cuerpecito, que temblando de frío estaba.
Cómo te haré entender, que no se necesita ser iguales, si iguales fuéramos no estaríamos frente a frente. Ni tampoco el tomarnos de la mano, menos mirarnos con la misma intensidad y sin dejar escapar uno que otro suspiro, alma mía si tu ausencia es arrancar trozos de mi vida,
mi vida no es más mía, desde aquel lluvioso atardecer, dejó de pertenecerme, es toda tuya en ese abrazo que te di para secar tu frágil cuerpecito, que temblando de frío estaba.
Desde ese momento,
cada vez que llueve, doy gracias al cielo, pues la lluvia fue la llave
que abrió al portal del paraíso que sin haber fallecido, hoy por entero lo he conocido, tuyo soy, no más
vueltas sin destino alguno, para qué, si
la meta ansiada he logrado alcanzar. Dejo todo, y aderezo mis escasos cabellos,
y te dijo, entonces abre tus brazos que
a tu cálido acojo apelo yo. Deseo
solo decir que quiero besarte entero, besar tus suaves cabellos, negra noche en
mis delirios, tu frente con suavidad en acto de reverencia y esa pequeña nariz
que arrugas cuando te miro. Quiero besar tus mejillas tan sutilmente
encendidas, zambullirme en esos hoyuelos que me derriten, el lóbulo de tu oreja
para erizarte la piel, deslizarme con destreza llegando hasta tu barbilla y
adueñarme de tu boca para beberme su miel, quiero recorrer tu cuello,
explorarlo sin premura, gozarme en la suavidad de los murmullos que emitas, con
mis labios en tu pecho escudriñar por tu
camisa, y besar el par de rocas que llevas tan escondidas.
Disfrutar esos botones
de rosa a medio brotar, tus hombros tersos también quiero saturar de besos, tu
talle hasta que tu ombligo de besos pueda llenar y recalar en tu vientre en un
urgido cortejo. Quiero besar tu cintura rodeándola completa, después besar tus
caderas acompañando su ritmo, descender a los misterios de tu mágica silueta y
embriagarme de tu esencia llevándote al infinito.
Quiero besarte las
piernas cuando emitas en suspiros, la dicha que te provoque ese concierto de
ósculos, y llegando hasta tus pies besándolos de a poquito, quiero sonreír
contigo satisfecho de tu gozo. Entonces he de abrazarte con gran amor y
ternura, para besarte la espalda mientras concilias el sueño, quiero en besos dibujar
pasión sobre su tersura, y si no quieres dormir… dejémoslo para luego.
--Calla por esta
noche, hazme tuyo como la primera vez.
Hagamos infinitas promesas, inventemos
sueños, que nuestras almas se unan en un
solo cuerpo. Amémonos apasionadamente. Dejemos bailar nuestros cuerpos bajo el
sonido del silencio
Ven, acércate a mí adentrándote en mi alma sin miedo, sin piedad, sin permiso de nadie
Mi corazón es tuyo. Tú tienes la llave, sin regreso. Ámame hasta quedarme fundido, hasta quedar prendado de ti. Tu perfume impregnando mi cuerpo calmando mis miedos, mi sed de ti.
Quédate solo por esta noche. Sé mi pensamiento, mi deseo. Déjame tenerte esta noche para no anhelar tus besos en mi piel, para que mi alma quede dormida eternamente en tu pecho
y cuando oigas el pálpito de tu corazón sepas lo mucho que te amo, que te llamo a cada instante a voces, a gritos. Y sientas que en cada silencio te extraño hasta en el aroma que dejas tatuado en mi alma.
Ven, acércate a mí adentrándote en mi alma sin miedo, sin piedad, sin permiso de nadie
Mi corazón es tuyo. Tú tienes la llave, sin regreso. Ámame hasta quedarme fundido, hasta quedar prendado de ti. Tu perfume impregnando mi cuerpo calmando mis miedos, mi sed de ti.
Quédate solo por esta noche. Sé mi pensamiento, mi deseo. Déjame tenerte esta noche para no anhelar tus besos en mi piel, para que mi alma quede dormida eternamente en tu pecho
y cuando oigas el pálpito de tu corazón sepas lo mucho que te amo, que te llamo a cada instante a voces, a gritos. Y sientas que en cada silencio te extraño hasta en el aroma que dejas tatuado en mi alma.
El sabor de tus
labios. Los besos deseados en mis labios cada vez por los que mis labios
corrían acercándose a los tuyos, el
palpitar de mi corazón más fuerte lo sentía cada vez, que por juntarse esas
locas bocas arrancaban del sentimiento, que crecía y crecía. En ese tiempo una
sonrisa a ti acudía malicioso e inocente en tu adolescencia, entonces yo
conforme lo presentía qué cómodo estabas con mi presencia. Así hubiese sido de
conocerte antes.
Tu mirar intenso, de
galanteo y coquetería hicieron que mis ojos no te dejaran confiado, que en algún momento te rendirías y que al
final del día mis labios te alcanzarían.
Tanta fuerza como
pureza en ti había que el beso que rondaba fue solo roce que en voluble giro hurgó
por los aires para volver quizás alguna otra tarde.
Sostén en tu mano mi
corazón palpitante, dame un beso donde
todo se resuma a ese instante y cuando abramos los ojos tatuemos nuestras miradas, para que no sean fugitivas errantes
y olvidemos mañana.
Quítame la ropa con
la lentitud y belleza que caen las hojas
de los árboles en otoño, despoja mis temores con el lenguaje de tus manos, trazando
líneas entre el hemisferio de mi boca y
mis labios, fundiéndonos en la anatomía de mis profundidades.
mis labios, fundiéndonos en la anatomía de mis profundidades.
Bébeme a sorbos
lentos como se liba el buen vino , rozando el borde de la copa con los labios, fundido entre textura y
aromas con sabor a embriaguez en la
boca, y en la saciedad de los placeres, tu geometría se amolde a la mía,
haciéndonos vórtices en la liviandad de los cuerpos.
Nahuel me toma de la
mano y lo sigo, porque lo seguiría hasta los confines del mundo. Ahora lo sé, y
lo digo, me lo digo.
Me mira, sus ojos
atormentados por algo y oscuros, teme, mas por mí.
Me alza en brazos y
avanza dentro de la habitación, oscura, masculina, la cama está cerca de la
ventana, no tengo miedo.
Nos arrojamos a la
cama, tiene la mano bajo de mi cabeza y caigo sobre la almohada.
Nos sacamos la ropa
rápidamente y nuestra piel está caliente y ruborizada y viva.
Estoy vivo, somos
libres, acá respiramos en libertad y pasa sus dedos por mi piel trazando
garabatos, me hace cosquillas, es delicado, me trata como una pieza frágil,
teme aplicar su fortaleza, y lo siento
ya dentro de mí, muy adentro, jadeo, y suspiro, y me agito.
__Te amo __le murmuro
al oído__. Las consecuencias y riesgos pueden irse al diablo.
Y no miento, no me
importa quién es él. No me importa qué hizo, qué hace en el malón. Está aquí
ahora y es lo único que quiero.
Me hace sentir. Lo
deseo. Él me desea. Entonces me toma, me doy, soy su ofrenda y no hay dolor.
Está adentro de mí,
se hunde, penetra, se impulsa, soy de él, está muy adentro y fuera, sus manos
en todas partes, son sus alas y hacen magia, me las presta y volamos juntos.
Sus labios finos y
suaves me infunden vida, ávidos poseen y liban mi néctar, su lengua entra, la
mía sale al encuentro, el asalto es absoluto, conquista, le cedo, sus labios me
llenan, me dibujan me crean.
Digo su nombre, él
dice el mío.
Estoy intoxicado por
el sonido de los cuerpos en vaivenes, por la cadencia, por el ritmo.
Su corazón late a un
ritmo firme, me acoplo, estamos tan vivos que duele, nuestros brazos y piernas se enredan en un revoltijo, somos
calor y fuego, y saliva, y sudor.
Nuestros ojos se
encuentran y no se apartan, él sostiene la mirada mientras se desliza dentro de
mí, en cada embestida, lo disfruta, y yo, me encanta contemplarlo, es mágica la
unión, también cuando sale y arremete. Se estremece, convulsiono, estamos ascendiendo.
La luz de la luna se derrama desde la ventana hacia mi piel y
hacia la suya.
Abrazo su cuerpo hacia
atrás como puedo, lo empujo, quiero más, lo quiero todo, sus ojos enmarcados
por pestañas negras se acercan, fulguran, se cierran, y entonces… estallamos…,
no hay materia, sino luz, somos la misma luz, y movimientos, y asfixia y
agonía, y uno… y la oscuridad.
Pero se despierta en
minutos y volvemos a estar juntos, una y otra vez, cada vez es diferente, cada
vez es salvaje y respetuosa y es increíble.
El mundo está plagado de oscuridad, seres sin corazón que
hacen de la maldad su razón de vida. Está en su naturaleza, como el alacrán.
Para ellos ser bueno tiene dos significados bobo, o equivocado en una sociedad donde los valores se van extinguiendo, igual que la fe, la esperanza y la bondad. Pueden decir que estoy errado al pensar así, pero no podemos ignorar la cruda realidad. Lo que pasa en el mundo, las estadísticas de muerte son atroces y no es solo por enfermedad, es porque el mismo ser humano se encarga de hacerlo, la forma o las causas solo están en su desquiciada mente, así saca la podredumbre que lleva dentro, que cree que tiene la potestad de quitar la vida. Mujeres que son esclavas, niños sin padres, frustrados, traumados sin poder entender por qué tanta maldad.
Para ellos ser bueno tiene dos significados bobo, o equivocado en una sociedad donde los valores se van extinguiendo, igual que la fe, la esperanza y la bondad. Pueden decir que estoy errado al pensar así, pero no podemos ignorar la cruda realidad. Lo que pasa en el mundo, las estadísticas de muerte son atroces y no es solo por enfermedad, es porque el mismo ser humano se encarga de hacerlo, la forma o las causas solo están en su desquiciada mente, así saca la podredumbre que lleva dentro, que cree que tiene la potestad de quitar la vida. Mujeres que son esclavas, niños sin padres, frustrados, traumados sin poder entender por qué tanta maldad.
¿Qué está pasando? Acaso ya vienen con defectos de
fábrica, en qué momento cambia su inocencia por maldad, es el medio, vienen de
un hogar disfuncional, la verdad no entiendo ¿A dónde está el amor? Quiero
imaginar que el amor es una semilla que se esparce con el viento. La elección
es nuestra siempre podemos elegir el bien por el mal, sembremos amor en cada
niño, porque no todo es oscuridad, que si caes habrá un ser lleno de bondad
para ayudar, que dar lo que se tiene te regocija el alma, que no todo está perdido,
que ahí en el fondo del lodo existe esperanza. Amor quiero que repartamos como
si fuera pan, para enseñar que la humanidad está hecha de luz, que lo que nos
dejó Jesús no se perdió, que prevalezcan sus enseñanzas de amor infinito,
porque esa semilla será nuestra salvación, que renazca el amor, porque es la
mejor razón para existir.
__ ¿Nahuel? __murmuré
mirándolo.
__ ¿Qué?
__Dime la verdad, ¿hay
gente como yo en Tierra Adentro? ¿Acepta tu padre al huinca allí?
Lo digo porque en el
Fuerte Sarmiento hay gente como Blasco y más que desean estudiar y
evangelizarse.
__Blasco no es del
todo ranquel, no importa. Gente como vos no hay, porque vos sos único, pero sí,
hay huincas viviendo en mi tierra.
__ ¿Esclavos como
todos dicen?
__No. No tomamos esclavos, no Mariano Rosas ni yo.
El huinca que vive allá lo hace por su voluntad, por amor, Pedro. Solo por
amor. Pero no pienses en eso ahora, no
creo que puedas soportar esa vida, de
veras.
__ ¿Entonces?
__Entonces, no seas
ansioso, espera a que Agustín se recupere, y ya veremos, yo he estudiado, y
pude ir a Europa a seguir haciéndolo, como también mi padre, pero mi deber era
entonces regresar a su lado.
__ ¿Qué quieres
decir?
__Nada, amorcito,
duerme tranquilo. Y puedes llamarme por el nombre que me dio Agustín, él me
bautizó como a un huinca, si quieres, me llamo… Guillermo Graziani.
__Guille _balbuceé.
Y cuando por la
mañana el sol enceguece mis ojos, volteo
la cabeza, pero él, ya no está a mi lado, sin embargo, lo siento, es como me
dijo, está en mí, se queda en mí, es mi esencia, está brillando su energía en
mis átomos, es su piel la cubierta de mi dermis, es su aroma el que aspira mi
nariz, es su sabor, el dulce despertar de mi aliento, es mi vida, es… Nahueltruz Guor o es Guillermo Graziani, y es
el amor de mi vida.
___
Aunque nunca le había
tenido fe a Francisco, el menor de sus hijos varones, Abelardo se avino a la
realidad, era el único que le quedaba. A pesar de ser el que más se le parecía
en lo físico __el cabello renegrido, los ojos como el carbón y la piel cetrina
__, Francisco era, el vivo retrato de su madre en lo espiritual, un joven
tranquilo, medroso en ocasiones, contemporizador
y sensible.
__ ¿No me habrá
salido manflorón? __se atormentaba Montes, seguro de poder soportar a un hijo
casado con la bastarda de una lavandera, pero jamás a uno que le tomara el
gusto a otro del mismo sexo.
Lo llamó a comparecer
una mañana muy temprano a su despacho y le ordenó.
__Te casarás con tu
prima Ignacia.
A Abelardo Montes le
sorprendió gratamente que Francisco no solo asintiera sin chistar sino que luciera
complacido con el mandato.
Ignacia no dudó en
aceptar la propuesta de matrimonio de Francisco Montes, más allá de que siempre
había despreciado su sonrisa timorata, su voz suave y baja y su excesivo
sentido de la urbanidad.
Le gustaba Leopoldo
porque era lo opuesto, un tanto desaprensivo, rebelde, seguro de sí mismo y
arrojado. Pero de nada habían valido las triquiñuelas urdidas para atraparlo, Leopoldo se había enamorado de una muchacha basta y simple, sin nivel ni
estirpe, que vestía con harapos, que tenía las manos plagadas de callos, que
llevaba el pelo suelto y que no se perfumaba.
Dijo sí a Francisco,
no le quedaba otra salida. Leopoldo ya se había casado y su virtud estaba en
entredicho gracias a sus propios enredos.
Alcira visitaba la casona de la calle de las Artes, y
llenaba la despensa con conservas, jamones que ella misma curaba, quesos, dulce
de membrillo y de leche, garrapiñada de maní y almendras. Mi madre le servía
chocolate caliente en invierno y borchata en verano, mientras Alcira daba parte
de los últimos chismes de los Montes y de las familias conocidas.
Pasaban momentos muy
agradables. No recuerdo aquellas tardes, pero, según la misma Alcira solía
reseñarme, yo, Blanca Montes, me había aficionado a ella, tanto que, cuando
anunciaba su partida me ponía a llorar.
Poco más tarde,
cuando mi tía Calorita, ya instalada en su mansión de la Rue du Saint- Honoré,
en París, mandó a llamar a Alcira, aquellas tardes terminaron.
Mi abuela, María del
Pilar, también visitaba a sus hijos cuando la salud y su esposo se lo
permitían. Llevaba obsequios para mis padres, para tío Tito y para mí.
Es de aquellos
obsequios que aún conservo el guardapelo de oro, que siempre llevo colgado al
cuello con los mechones de mis dos hijos, uno rubio como el oro, el otro negro
azabache, y el reloj de platino de mi padre que había pertenecido a su abuelo
el duque de Montalvo con las iniciales grabadas en su interior.
Hace poco se lo
regalé a Mariano, que lo conserva en su caja de madera, junto a sus recuerdos
más preciados.
__
Pedro perdió la mirada en el techo, cerrando el
libro con los pensamientos arremolinados en un torbellino.
__Tía Blanca, tu amor
era mi padre, ¿era Escalante o era Mariano Rosas? ¿Los dos?
¿Acaso viviste Tierra
Adentro?
Las palabras de Guor
resonaron de súbito: “El huinca está allá por… amor”.
El guardapelo tiene
el cabello rubio de Agustín, y ¿el negro es… de quién?
No te mueras, hermano, necesito hablar muchas
cosas contigo, y tienes que leer este diario, y por otra parte, ¿por qué la
urgencia de hablar con papá y por qué necesitas estar cerca de Nahuel?
Vive Agustín… vive.
CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES
SON FICTICIOS.
Cualquier parecido
con la realidad es mera coincidencia.
Lenguaje adulto. Escenas
explícitas.
Victoria Precioso y nostálgico . Gracias
ResponderEliminarPatricia Melancólico y nostálgico. Precioso!!!
ResponderEliminarRosa Hermosa
ResponderEliminarMiryam bellisimooo, sublime excelso amor, pluma_ maravillosa
ResponderEliminarMelissa Muy bello
ResponderEliminarOliver Excelente!
ResponderEliminarValle Enorme
ResponderEliminarMaria Dolores Gracias amiga Eve Monica Marzetti
ResponderEliminarTeresa Extrañar no es estar vacio, sino estar lleno de alguien que se hace presente, a pesar de la ausencia 😘
ResponderEliminarLeticia A veces se extraña de una forma diferente , al que se extraña nos visita en sueños . Eso es mágico .
ResponderEliminarSusana ¡Genial!
ResponderEliminarSilvia Excelente!
ResponderEliminargénesis, chicas, aviso si no publico me han hakeado las cuentas y por el sitio en que lo hago no puedo, veré qué hacer, recién me encuentro esto, besos. Lean lo atrasado.
EliminarVeronica Lorena Piccinino Lindo capítulo.. .su primera vez hermosa... Gracias
ResponderEliminarBellísimo Eve, no hay barreras que puedan separar a dos que verdaderamente se aman...Un encuentro mágico y una verdad muy cercana a ser revelada...
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