domingo, 28 de octubre de 2018

"SEÑALES DE AMOR". CAPÍTULO VEINTICINCO.



"SEÑALES DE AMOR".

CAPÍTULO VEINTICINCO.



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__ Miércoles, 08 de noviembre de 2016.

__Gracias por confiar en mí.
Sostuve su mejilla con la mano y suspiré pausadamente.
__Creo que ahora para recordarnos por qué estábamos acá, deberíamos tener sexo.
Los ojos de Guille se entornaron.
__No __me dijo con brusquedad apretándome. Tendría sexo con vos por cualquier cosa menos por eso.
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Sorprendido, descubrí por una vez que no tenía respuesta y Guille no la esperó, no era solo sexo. Me plantó un beso en la boca y luego se deslizó en la cama atrayéndome hacia él. Me puso a su lado y se inclinó para apagar la luz.
__Duerme, precioso.

Anonadado por los sucesos de la noche, me quedé allí tumbado, acurrucado a él, escuchándolo respirar antes de que el agotamiento… me reclamara.

Julio Cortázar, Carta a Lucienne y Marcelle Duprat, 19 de abril de 1940.
(…) yo me quedo con las casas donde he sido feliz, donde he asistido a la belleza, a la bondad, donde he vivido plenamente. Guardo la fisonomía de las habitaciones como si fueran rostros; vuelvo a ellas con la imaginación, subo escaleras, toco puertas y contemplo cuadros. Yo no sé si los hombres son demasiado ingratos con las cosas, o si en mi gratitud hacia ellas hay algo de neurosis. El hecho es que amo los recintos donde he encontrado un minuto de paz; no los olvido nunca, los llevo conmigo y conozco su esencia íntima, el misterio ansioso por revelarse que habita en toda pared, en todo mueble. (…)
Claro, uno no puede sentir las casas; y sin embargo yo sé que ellas tratan de comunicarse, de hacerse querer… Los poetas lo vieron y lo dijeron: yo balbuceo estas incoherencias, como una tentativa inútil de expresar lo que vivo. (Yo me explico los fantasmas: ¿cómo no regresar de la muerte, algunas veces, a visitar las casas queridas? ¿Cómo no acariciar las colgaduras, entornar las puertas de los armarios, asistir al lago de los espejos, entreabrir el aire de los aparadores? Yo seré un fantasma incansable, alguna vez; ¡tengo tantas casas que visitar de nuevo, diseminadas en la ciudad, en los pueblos, en las novelas, en la historia…!)
Julio Cortázar.

“Te has quedado solo, como bruma en invierno, solo como el pensamiento abrazando su recuerdo para sentir que aún el amor existe. Solo igual que ese corazón cansado que late con desgana porque ya no tiene ilusión, el amor era su motor y hoy solo quedan recuerdos de aquella que dijiste amar. Solo como el viento que sopla para sentir que existe. Solo con tu soledad rumiando tu tristeza, llorando sobre tu almohada esperando una llamada, esperando qué, nada. Nada va a cambiar, ella se fue sin regresarte a ver, a ella le dejaste de importar porque tiene otro amor, aquel que le hizo sentir hasta sus huesos y sembró en ella la ilusión de felicidad. De nada vale llorar afronta tu soledad, el amor es así. Se gana, se pierde, y se vuelve a empezar. Solo  y es mejor la soledad que estar con alguien que  nunca amó. Recordando para olvidar. Camila no me ama, presiento que  ha hallado otro camino, y tampoco yo me he quedado solo por ello, pues lo quiera o no estoy enamorado de un par”.

__ ¿Qué sucede, Pedro? ¿Hablas solo?
__Pensaba en voz alta, de no haberte conocido quizá me hubiese quedado solo, Pao me dijo que en unos días regresa Camila, y creo que una ausencia tan larga no es casual.
__ ¿Te importa acaso?
__No. Ahora ya no supongo, me facilita las cosas.
__Vamos a contar estrellas a cualquier montaña solitaria, huyendo de todo y de todos, inundando nuestros pulmones con altas dosis de aire puro, llenándolos de nosotros. Vamos a quedarnos aunque se acabe la fiesta, embriagando todo con sonrisas, bailando hasta que no se escuche ni una sola nota. Vamos a plantarle cara los problemas, a los días más grises, a las piedras que encontremos a lo largo del camino. Vamos a volar tan alto como queramos, a vivir en aeropuertos, a conocer lugares y rincones tan distintos como espectaculares. Vamos a aprender a disfrutar de las tormentas, a querer cuidarnos siempre, a ser felices con lo poco que tengamos. Vamos a dejarnos llevar, a desprendernos del miedo y las dudas, a no preguntarle a nadie más que al corazón. Vamos a apostar por lo que somos, a tragarnos los kilómetros que tengamos por el medio, a reinventarnos de tal forma que todos los días se asemejen al primero. Vamos a reírnos a carcajadas, a perdernos en momentos de una sola vez, a escribir nuestra historia de la forma que nos apetezca. Vamos a quedarnos quietos, en silencio, a dejar que las miradas hablen por sí solas. Vamos a construir algo de lo que siempre estemos orgullosos. Vamos a pensar en el presente, en lo que tenemos ahora, no en lo que fue, no en lo que pudo haber sido, no en lo que podría ser. Vamos a beber cada segundo como si fuera el último, a dejar una bonita huella, a no ser mejor que nadie, pero sí mejor que ayer. Vamos a emocionarnos compartiendo mil atardeceres, a encontrar magia en los lugares más remotos de las ciudades más dispares. Vamos a embarcarnos en errores, a dejar que nos enseñen que, la próxima vez, sin duda lo haremos mejor. Vamos a buscar lo que el resto no comprende, todo aquello que nos llene y mueva el alma, aunque no siga una moda. Vamos a marcar la diferencia, pero sin tratar de hacerlo. Vamos a decirnos todas las cosas bonitas que crucen por la mente, sin motivo, porque sí, solo por si algún día, tuviera que ser la última vez. Vamos a mirarnos cuando no seamos conscientes, a sentirnos terriblemente afortunados, a creer que la palabra gracias, en ocasiones, se nos está quedando pequeña. Vamos a ser niños cuando lo necesitemos, locos cuando lo sintamos, y adultos cuando sea necesario. Vamos a enseñarle nuestros besos a la luna. Vamos a buscar el equilibrio, a darle más importancia a lo bueno, a intentar que se diluyan siempre las complicaciones. Vamos a ser uno, sin dejar jamás de ser nosotros. Vamos a sentirnos libres, compartiendo el mismo espacio. Vamos a morder las madrugadas sin que nadie más lo sepa. Vamos a derribar muros, a hacer polvo los escudos, a quitarnos las corazas. Vamos a coleccionar latidos que bombean a velocidad de vértigo. Vamos a poner nervioso al pulso cuando ya no haya distancia. Y que la única norma sea la felicidad. Y que nunca queramos apagar la magia. Y que se pare el mundo si le da la gana, mientras nosotros sigamos perdidos en un abrazo.
__Ardo en deseo de tener tus caricias, tus manos deslizándose en mi piel, caricias de tus dedos perdidos en mi ser, en esta habitación no calmó mi sed. Amor, mis sábanas tienen tu olor. Embriágame toda mi esencia, sensible soy ante ti, me llenas de lujuria y placer, mis sentidos ya no son míos, pierdo la razón, la locura es solo de que me  poseas, cada noche amor, soy enteramente tuyo, de nada sirve negarlo.

Haces sentirme vivo, con tantas caricias, renaces cada sentimiento, mis emociones se vuelven excitantes. Eres dulzura fugaz, y soy dichoso ante tus brazos, ante tu piel. Sedúceme amor, con tus besos. Acaríciame mis miedos, vuélveme loco al gemir por tantas caricias infinitas, eres mi universo. Estreméceme, mi boca está sedienta, por tus labios, por tu boca, que cuando hacemos el amor, solo tus caricias me deshacen estando contigo amor. Solo pretendo desearte, que seas mi pasión, mi deseo, mi sueño. Quiero ser el que te acaricie, despertar en ti toda esa esencia, todo sentir en mi cuerpo, erizarte la piel, descubrirte, hacerte mío ese instante lleno de placer, solo mío. Solo tuyo, hombre de mis sueños perversos y mis fantasías. Delicias son tus labios que muerden los míos, benditos tus besos que me dejan sin aliento, gloriosa tu lengua  que me lleva al infierno, celestial tu sexo que me eleva al cielo, sublime el estallido agudo y agonizante de mi orgasmo. Maravilloso  es este momento  en que me convierto  en lo más sagrado, pecado de tu cuerpo.

Apenas llegué a casa que me estaba llamando de nuevo.

-Hola amorcito,  te invito a tomar un café.
-Hola amor, acepto pero con una condición.
-No hay problema ¿dime cuál? Vos sabes que te complaceré.
-Quiero tomar el café en nuestro lugar favorito.
-Por supuesto,  en diez minutos paso por vos.
-Te espero amor. Te amo amor mío.
-Hola amor, vamos quiero que disfrutemos, te deseo mucho, me excitas con tan solo verte.
__Amor, amor mío eres todo mío, solo mío en este espacio especial de los dos.
Ven quiero disfrutarte amor mío, ven tómame,  haz conmigo lo que tú desees. Te deseo,  tú me excitas  con solo acariciar mi cuerpo. Ven déjame acariciarte, déjame demostrarte que podemos, disfrutar nuestro encuentro. Recorreré tu cuerpo hasta llegar al punto exacto donde quiero llegar,  te haré gemir hasta que lleguemos juntos a sentir fluir nuestro néctar del amor.

Era un día normal como cualquier día, te vi solo despertar. Ahí pensé que han sido muchos días  que no nos hemos sentado a conversar. Te pedí ver una película, y en tu rostro vi mucha pasión, entendí que te había olvidado y hacía falta un día de acción. Empecé a tocar su cabello, pude sentir ahí su ansiedad, sentí sus pezones  todos duros y me los puse a besar. Bajé poco a poco a su vientre, fue una dicha beber tu elixir, pues fueron torrentes de delicias, las que pude deleitar. Fue un día corto el nuestro, pues 24 horas fueron cortas  porque bebí mucho de tu boca y tu cuerpo calmó mi ansiedad. Quiero repetir de nuevo el día, quiero saber si gritabas, porque llegabas al clímax total. Quiero que arañes de nuevo mi espalda y así poder saber que eres mío y de nadie más.
Previamente ya habíamos estado preparando el ambiente en la tarde, ambos teníamos muchas  ganas... cuando regresé al dormitorio lo vi con ese short corto, y una camisa  abierta. Al verlo así, el deseo me hizo sentir de una forma especial, entonces comencé nuestro juego.
__ ¿Qué haces aquí tan solo? - le dije en voz baja y con mi rostro lascivo. Acercándome a la cama en la que estaba. Comprendió el juego en el instante y participó también.
 - Tan solo pasaba por aquí, señor lobo - respondió con voz suave, mirada traviesa y ocultando una sonrisa deseosa.

Tomándolo con mis manos lo arrodillé en la cama, mientras yo seguía de pie en el suelo frente a él. Mis manos hambrientas comenzaron a acariciar su cuerpo por encima de la ropa fuertemente, y mientras parafraseábamos las líneas de la historia combinándolas con nuestro juego, nos excitábamos y provocábamos más. Quité  la camisa de su cuerpo, sacándola por encima, haciéndole levantar sus brazos  así que mi boca se ensañó con sus pezones, llenándolos de besos y chupones, mis manos inquietas entraron donde querían, hasta su entrepierna por dentro de la ropa, mis dedos y sus movimientos lo enloquecieron. Quité lo que quedaba de sus prendas y él desvistió las mías.
Lo acomodé sobre sus rodillas y sobre sus manos encima de la cama. Me puse atrás  y con mi boca lo  llené de placer durante unos minutos, cuando estaba en el máximo esplendor de su placer, lo penetré, sus gemidos y mi pasión se mezclaron. Lo embestía con fuerza y rapidez mientras que una de mis manos apretaba uno de sus pezones  y la otra acariciaba su  umbría, hasta que tuvo uno de los orgasmos más deliciosos que experimentó en su vida, ahogando un grito para no ser escuchado fuera de nuestro lugar, unos cuantos segundos después mientras aún seguía delirando de placer, mi cuerpo entero se estremeció llegando dentro de él a derramar mi ser y dárselo. Sudados, jadeando y complacidos, mezclamos nuestra realidad y la fantasía de la forma en que solo nosotros podíamos, un beso concluía el momento que daría inicio a otros más esa misma mañana.

__Deseo que mi amor recorra tus venas, que habite en tu sangre y no te abandone jamás, cielito.
¿Qué le dirás a Camila?
__No lo he pensado, pero supongo que todo terminó, presiento que lo supo desde el inicio, o no habría escapado por tanto tiempo, y su padre también porque no me llamó más. ¿Y tú?
__Yo, supongo que te refieres a Fabián y Ana, creo que es hora de que mi hijo sepa que ese matrimonio es una farsa y que soy gay, luego del parto de Valeria, plantearé el divorcio.
No temas, no estoy haciendo trampas.
Y espero verte pronto en el estudio, de verdad quiero que audites las cuentas, creo que Marcos cobra más en especias que en dinero, y Miguel destrozó varias cosas que tengo que reponer, ahora ya sabes por qué no fui contra él, si le pongo una mano encima, temo no frenar a tiempo, y hoy no quiero terminar preso, menos por él.
Te veré más tarde, amorcito. Lléname de besos que me alcancen hasta la noche al menos.
Deseo tus besos,  húmedos, tiernos, delicados, para llenarme el alma de tu pasión y dulzura... para ingresar al universo en un suspiro y volar al infinito con tus tiernos labios. Deseo sentirte, ser totalmente parte de tus ansias, nutrirme en la miel de tu boca, para saciar mi desierto,  besarte, besarte intensamente hasta que tus labios apasionados, calienten mi cuerpo.
Necesito de tu boca causándome estragos, que las mariposas revoloteen por todo mi universo,  que tus besos ardientes derriben mis fortificaciones, me duren una eternidad y me llenen de emociones. Deseo tus besos acompañándome en las noches solitarias, y si tengo frío me abriguen el alma. Que cierren mis ojos ante el dulce sueño, porque por tus besos tú vos sos el dueño de todo mi amor y de todo mi fuego.
___
__ ¿Cómo te sientes ahora que le has hablado a Guillermo de David?
Mi mirada se deslizó del título de doctorado enmarcado en la pared de mi doctora a su cara.
__Asustado, pero aliviado al mismo tiempo, feliz porque él también tiene su lado oscuro que se dejó ver.
__Asustado porque se lo has contado a alguien además de mí.
__Sí. Bueno solo mi hermano lo supo siempre todo.
__ ¿Y aliviado…?
Me moví en el asiento.
__Soy perfectamente  consciente de que soy reservado con la gente, y sé que eso no es valiente, pero es así como manejo las cosas. Cuando se lo conté a Guille, no se acabó el mundo. Me sentí valiente por una vez. Y eso fue una especie de alivio.
__
Estaría negando lo evidente si no dijera que las cosas cambiaron entre Guillermo y yo desde esa noche. Nos unimos. De la forma en que la gente se une cuando comparte miradas y se comprende lo que el otro quiere decir, en ese torrente emocional de palabras silentes. Y pasamos mucho más tiempo juntos. Decidí no pensar en futuro. Justo entonces estaba teniendo un sexo asombroso con un gran hombre que además  resultaba que era un amigo. No quería el mañana. Sabía lo que me esperaba en la mañana y lo que esperaba era un caos inevitable. Todo era mucho más bonito en el presente.

El sábado llegó sin que me diera cuenta, y era el sábado donde como despedida del club, Guille había invitado una banda y un DJ famosos, como punto de partida de la primera semana de un curso en la universidad de derecho que alquiló el salón. No me moría de ganas de ver un montón de jóvenes de primer año, pero tampoco Guillermo, y él tenía que estar allí en muestra de respeto por ese famoso DJ del que yo nunca había oído hablar, así que Gaby, Beto y yo estábamos haciéndole un favor.
Cometí el error de ir esa tarde a hacerme un nuevo corte de cabello y a comprar un traje especial, ceñido a mis formas y a juego con lo que pensé sería esa fiesta. Era sencillo, azul, con camisa celeste bordada, zapatos azul oscuros, decididamente  más elegante y provocativo que nada de lo que me había puesto en público antes.
Vale, estaban las bermudas, los shorts a rayas amarillas, pero un traje de noche era más arriesgado.
Cuando estuve listo, choqué con Gaby y mi hermano que la miraba embobado, como siempre ella estaba divina, con un vestido dorado y sandalias con cordón que robaban el aliento a Beto.
Íbamos a reunirnos con Guille en el club, a veces me pregunto cómo es que Fabián no sospecha, o acaso sabe que está a punto de dejar a su madre y cree que es solo eso, lo deja estar, lo de encontrarlo en el sitio fue probablemente una buena idea, porque torció el gesto en cuanto me vio llegar, y por la cresta que  me cuesta entender a este hombre. Los cuatro estábamos en su oficina con la música del club resonando alrededor. Puse los brazos en jarras al ver su expresión.

__ ¿Qué? __solté.

Su mirada viajó por todo mi cuerpo, y regresó con un brillo de peligro para aterrizar en la mía.
__ ¿Qué demonios te has puesto, Pedro?
Entrecerré los ojos.
__ ¿Qué problema tienes, vas a chillar por mi peinado además?
Gaby se aclaró la garganta.
__Guille, creo que está precioso.
__Calla, Gaby que no necesito defensores.
Guille le lanzó una mirada de advertencia a su socia.
Dolido por su respuesta a lo que pensaba que era un traje sexy, me encogí de hombros como si no me importara.

__Vamos a tomar una copa.
Di media vuelta y me satisfizo oír a Guillermo inspirando con fuerza. Acababa de echar un vistazo a mi espalda y más abajo.

Oí pisadas que me seguían al abrirme paso por el club bastante tranquilo. Era pronto y la gente estaba empezando a aparecer. El espacio de la planta principal era enorme y estaba dividido en dos niveles. Cuatro escalones largos en curva separaban la barra y una pequeña pista de baile, con sofás y mesas en torno a ella, del enorme espacio de la planta. Paredes negras con luces intermitentes rodeaban el nivel superior, mientras que una serie de lámparas de papel de formas de llamas iluminadas desde atrás salpicaban los bordes de la sala en el espacio principal. Del techo colgaba una especie de enorme araña de luces  moderna modelada en forma de llamas temblorosas que añadía dramatismo a lo que por lo demás era un club sencillo. La gente llegaba al club desde el nivel inferior por medio de una escalera que conducía allí y una segunda escalera conducía a otros dos niveles inferiores.
El primer nivel albergaba un pequeño salón y una pista de baile y la planta de sótano, era una barra de cócteles.
Ni siquiera llegaba a las escaleras cuando volví a encontrarme atraído hacia el pecho de Guille. Su mano se deslizó por mi cintura y me tomó la cadera con fuerza al tiempo que se acercaba para murmurarme algo al oído.

__El problema es que estás para comerte. Ese es mi problema. No quiero que todos te contemplen. Sos un objeto de placer muy bonito, pero solo mío.
__A esta hora estoy recordando  lo feliz que fui contigo,  y de tantas cosas que hablamos,  de tanto amor que había entre nosotros, todavía conservo muchas cosas de ti, fotos, canciones, felicitaciones, flores, dedicatorias, poemas,  versos tuyos y míos, secretos,  confidencias, sueños, anhelos,  peleas, reconciliaciones, reclamos. Como este… miles, no arruines lo que hemos avanzado…  tanto amor que nos dimos y al final,  puros reclamos nos volvimos.  Mis celos fueron el agua que derramó  el vaso y, al final ¡Mírame dónde estoy!
Pensando en olvidarte;  no me celes o te aseguro que borraré tu recuerdo porque me hace mucho daño,  borraré tu nombre de mi piel si es posible, la arrancaré, no quiero tener nada tuyo porque me hace imposible olvidarte. Me he prometido que borraré tu recuerdo  junto con tus canciones, poemas, fotos,  no fuiste mi ayer y no eres mi mañana.
Tengo en mi piel, el olor de tu piel,  y en mi alma, tu alma estampada con amor,    el amor que juré darte toda la vida,  siento en mis entrañas el deseo de ti,  y en mis piernas la humedad cuando te pienso dueño de todo de mí, de ti, del amor de los dos, me siento en tus brazos y tú con tus labios entreabiertos para beber de mis  pezones y ósculo  la miel  de tus deseos y cada momento que vivimos,  lo llevo tatuado en mi mente y corazón,  de oídas te recuerdo pero ya
estoy convencido que te borraré de mis recuerdos..., y serás un libro de poemas apócrifo arrancado de mi alma y corazón, sentenciado a ser un amor anónimo,  algo que pudo ser y nunca fue,  no nos dimos el tiempo,  todo lo que perdimos por necios, amor, pasión, deseo, el fuego que nos hacía arder a los dos, sucumbió antes de tiempo al fracaso, un amor que tenía alas para volar hasta las alturas, un amor que tenía todo para ser feliz. Mis celos llevaron a la bancarrota este amor. ¡Estoy recordando para olvidar cuánto te amaba! Tus celos terminarán de sepultarlo.

Incliné la cabeza hacia atrás para mirarlo, sintiéndome estúpido por no haberme dado cuenta de que Guille estaba experimentando un momento cavernícola.

__Para que lo sepas, fui a la peluquería y me vestí así para ti, pero si harás un escándalo a cada persona que me mire, me puedo ir por donde vine.
__Tontín, perdona, no soporto que te mire otro.
__!oh! __Sonreí con un poco de petulancia __. Bueno, suerte que eres el único que va a entrar debajo de mi ropa.

Sonrió de modo depredador, claramente aplacado solo en cierto modo, pero asintió concediéndome el punto.
__Está bien. Ve con Gaby y tu hermano a la mesa que les haré llegar las bebidas, la he reservado.
__ ¿A dónde vas?
__Van a llegar invitados, incluidos los medios locales. Tengo que dejarme ver un rato. Regresaré pronto.

Asentí y me volví para dirigirme donde mi hermano con Gaby, que tenían aspecto de estar manteniendo una conversación bastante acalorada. Estaba a punto de volver a darme la vuelta, cuando Beto levantó la mirada y se separó abiertamente de Gaby, ordenándome con los ojos que me sentara ya. A veces creo que Guille lo ha contratado para espiarme cuando él no está cerca. Le lancé una mirada de… “eres un idiota” y me senté del otro lado de Gaby.

__Guille va a mandar las bebidas. No me había dado cuenta de que había invitado a más gente. Pensaba que éramos solo nosotros.
__No. __ Gaby apretó los labios, ahora claramente de mal humor__.  A algunos de sus ex, y de sus amigos con derecho a roce les encanta ir a los clubes. Los ha invitado a ellos y a algunos de sus reales amigos.

Fue como si me diera un puñetazo. Me tensé, anonadado por el hecho de que Guille hubiera invitado a sus ex novios esa noche. ¿Y había tenido amigos con derecho a roce? Me había dicho que no lo había hecho nunca antes.
__Gaby. __Alberto le lazó una mirada cargada de reproches__. ¿A qué estás jugando? No armes lío.

Confundida ella negó con la cabeza y Beto hizo un gesto hacia mí. Ella se volvió para mirarme y lo que vio en mi expresión la hizo palidecer.
__Mierda, Pedro, no quería decir nada. Quiero decir que esos tipos no significan nada.
__Vamos a emborracharnos _anuncié.

Mi hermano me miró detenidamente.
__No creo que sea la mejor idea. Mejor esperemos a Guillermo.

Pero esperar a Guille se convirtió en un plan más largo de lo que podía soportar. Durante un rato observé a través de la luz tenue del club que iba llenándose hasta los topes, y fui testigo de cómo chicas y chicos flirteaban con él y de cómo él les devolvía la sonrisa como un idiota.
Desacostumbrado al agudo pinchazo de celos que estaba sintiendo, me puse en la piel de superguay y salí a la pista de baile.

“Navegaré por el oscuro sendero que tus ojos delatan a mi alma, he de surcar sin prisa alguna la sonrisa que tus labios ofrecen a la luz de la luna perdiéndome desnudo en las pasiones que tu corazón inspira, solo para amarte, sin condiciones, sin control, sin medida. Dejaré en tu piel lo que me resta de vida junto con las ilusiones de mi alma  que alguna vez se creyó perdida al vivir la ausencia del amor y sufrir. En verdad que me haces falta… cómo anhelo estés aquí y verte mío, sentirme dócil, dejarme guiar  por los caminos que llevan al placer, de sentir la entrega de tu alma cuando viaja en pos del alma mía.
Cómo he de negar que al recordarte traes a mi boca el sabor  de tus ígneos besos,  de tu piel y de tu mente que con frases galantes de amor reviven las ilusiones  y el latir de mi corazón
se hace cada vez más fuerte. De muy poco me sirve la vida cuando ya no tengo ilusiones, cuando a pesar del tiempo, he vivido sin verte, del incongruente sabor de la tristeza, de pensar que por siempre he de perderte, si tú no estás aquí, para que con tu calor le des vida a este cuerpo frío, que en amarga soledad yace casi inerte.
Uno de mis bolsillos lo llevo lleno de besos  y el otro de bofetadas.
Por cada avispa que pica, un gorrión que me canta.  A veces suelo caerme sin darme cuenta
en lo más llano  y otras me bailo un tango en el filo de un tejado.  A veces mi dardo da en la diana  y otras lo pierdo por la ventana.  Mejor es perderlo que no tirar nunca,  si duele que duela, más duele una duda. Puedes reprocharme que no supiera hacerlo  pero nunca acusarme de que no lo intento.  Por mucho que busco yo no encuentro el freno.
Tiro hacia delante, no paro, me arriesgo y me estrello.  Pero le pongo corazón,  yo le pongo corazón,  a cada paso, a cada beso, a cada letra, a cada melodía,  a cada sitio, a cada abrazo, a cada amigo, a cada compañía.  Aunque a veces me estrelle. Yo le pongo corazón.
No soy un  iluso, sé cómo va el juego,  conozco las fichas, conozco el tablero.
Hay dados marcados, desagradecimiento.  Quien apuesta el alma, sale perdiendo  pero hay veces que logro ganar tu sonrisa  y con ella me pinto de colores la vida.
La verdad de otra forma yo no sé hacerlo.
Ámame como solo tú sabes amar, en la luz o en las sombras, me da lo mismo donde lo hagas, en el cielo, en el purgatorio o en el infierno. Ámame como aprendiste de la vida,
con rabia, con mesura, con pasión. Araña mi espalda, mis nalgas, mi pecho, mi abdomen,
háblame vulgar, pídeme más. Ámame con ternezas, ámame con perversidad,
como  un caballero o un donjuán, con tus fobias y tus filias, sabes bien que no me importa
de qué modo lo hagas, solo ámame de verdad, ámame y nada más.
Hazme el amor, píchame, cógeme, fóllame, cómeme con pudor o con vulgaridad,
no importa cómo lo quieras llamar. Lame mi miembro, chúpalo, lubrícalo con tu saliva, con tus besos de vida, vicio y sal.
Abre tus piernas y déjame en ellas libar tu néctar, encender tu umbría, humedecerte, tocar tus pezones, chuparlos, morder tus pezones, tus nalgas turgentes, verlas moverse en cada embate de mi pene, de mi deseo erecto y salvaje dentro de ti.
Ámame, solo ámame con toda tu humanidad en la cama, en el suelo, en el baño, en el sofá,
en las gradas, en el balcón, en la cocina, en el patio.
Ámame como solo tú sabes amar, como un ángel, como un diablo, romántico, erótico, pornográfico, en la mañana, en la tarde, en la noche, al mediodía, al despertar.
Ámame, solo ámame y nada más, como la macho que eres, latino, fogoso, ámame como solo tú sabes amar.
 Si no lo haces, pensaré, que todas las parejas terminan igual, y no merece la pena”.

__ Gaby, cuando Guille regrese  antes de ir por mí, que lea mi nota.

Pero Gaby estuvo un rato conmigo, y Guille paró a ver cómo estábamos. Me lo saqué de encima con una sonrisa quebradiza, y, antes de que él pudiera cuestionarlo, fue apartado por otro invitado. Gaby había desaparecido, y la busqué entre la multitud de rostros desconocidos, hasta que la localicé en la barra mirando de pies a cabeza a Beto, que estaba coqueteando o al menos eso parecía de nuevo con Pao. ¡Hombres!, me dije, enfadado ahora con él.
A lo mejor estaba un poquito borrachito.
Estaba a punto de ir hacia la barra a sacar de en medio a Pao, y pedir agua cuando sentí una mano en el hombro. Me volví, sorprendido de encontrar a Andrés, uno de los entrenadores personales del gimnasio, sonriéndome.

__Pedro. __Sonrió, todavía tocándome_. Me alegro de verte otra vez.

Reconoceré que la enorme sonrisa que le ofrecí estaba muy relacionada con estar enfurruñado con Guille por haberme pedido que fuera  a ese sitio para luego no hacerme caso durante la mayor parte de la noche, sumada a la presencia molesta de Nazarre, Arismendi y un pibe, un tal Maximiliano, según Gaby.
__Hola.
Silbó al bajar la mirada por mi cuerpo, y noté un ligero balanceo en el suyo. Estaba claramente borracho. Pensé que solo faltaba que aparecieran también Emanuel y Camila, con Ana quizás.

__Estás increíble.
Sonreí otra vez.
__Gracias.
__ ¿Qué estás haciendo aquí esta noche?
__Eh… conozco al propietario.
Sus ojos se entornaron en mí.
__Ya veo.
__ ¿Y tú?
__Bueno, he venido a bailar. Contigo.
Reí descaradamente.
__No lo creo.
__Bueno, lo intento. ¿Por qué…?

Bum.
La mano de Andrés fue apartada de mi cuerpo y observé horrorizado cómo caía al suelo, con sangre goteando de su nariz.
Levanté la mirada y vi a Guillermo que estaba sacudiendo un puño que ya tenía hinchado con el pecho subiendo y bajando con furia al mirar al intruso. La multitud se había separado en torno a nosotros para observarnos y sentí que Beto con Gaby se acercaban.

__ ¿Qué coño ha sido eso? __dije atragantándome, lo bastante fuerte como para que se oyera por encima de la música, que, por otra parte, había bajado  un punto cuando la multitud vitoreó el puñetazo de Guille.
Guillermo lanzó una mirada sucia.

__Es Andrés. El amigo que se acostó con Juan, la otra traición que padecí, amén de la de Silvina. ¿Por qué demonios estabas hablando con él como si lo conocieras?

Me quedé boquiabierto, al fin este era amante de Arismendi que ni siquiera se había acercado, me volví a mirar al entrenador, observando cómo volvía a ponerse en pie. El asombro y el asco pugnaban en mi interior.
__Es entrenador en mi gimnasio. Me ayudó una vez en… ya sabes. __Levanté la mirada a Guillermo__. Juro que no lo sabía. Pero tampoco que te importara tanto todavía.

Andrés resopló y lo miramos. Estaba sorbiéndose la sangre de la nariz y sonriendo a Guillermo.
__Parece que has pasado a cosas mejores, Guillermo. __Esta vez me examinó con una mirada sórdida y libidinosa__. Vaya, la historia se repite porque hace semanas que quiero estar entre sus piernas. ¿Qué te parece, Pedro? ¿Quieres estar con un hombre de verdad?

__Bebe de tu medicina, Joaquín Delgado.
__ ¿Y tú quién mierda eres? __le dije al muchacho que echaba una mirada asesina a Guillermo.

__ Pregúntale a  tu novio. Soy Maximiliano. El pibe de Rosario.
Guille evadió la mirada luego de detectarlo y creería de reconocerlo.

Pero fue como un relámpago, en un momento estaba a mi lado, en el siguiente lo tenía a Andrés en el suelo, asestándole un puñetazo tras otro. Beto pasó corriendo a mi lado, le siguió al fin el otro aludido, Arismendi, que empezaron a separarlos porque yo empezaba a ver borroso, a sentir que no estaba respirando y que el techo daba vueltas. Los vigilantes de seguridad aparecieron entre la multitud, recogieron a un ensangrentado Andrés y lo sujetaron.
Beto sujetó con fuerza a Guillermo cuando los dos se confrontaron. Guille señaló amenazadoramente al tipo, Gaby se tapó la boca con las manos. Andrés se limpió la cara otra vez, haciendo una mueca.

__Mierda, nunca me pegaste cuando me viste en la cama de Juan, de tu antiguo novio y eso que creo fue el primero, Graziani. Provoco un poco a tu último ligue y me  tiras al suelo en cuestión de segundos. Hace rato que lo conozco por si no lo sabes. ¿Qué pasa, tienes el sexo de oro?
Guille gruñó y se abalanzó otra vez hacia él, y uno de los camareros ayudó a retenerlo.

__Ya basta, Guillermo, llamarán a la policía. Se enterará todo el mundillo jurídico _le aconsejó, Beto, yo pensé en el hijo __. Sáquenlo de aquí _ordenó mi hermano a los vigilantes de seguridad, y luego sus ojos se fijaron en el entrenador  al que también conocía__. Es empleado nuestro _ aclaró __. Si te veo en la calle molestando a mi hermano, te sacaré los dientes por la parte de atrás del cráneo.

__! Albert! __exclamó Gaby  palideciendo.

Al oír a mi hermano, tal vez temiendo perder el trabajo, Andrés hizo una mueca, y dejó que los vigilantes lo sacaron del lugar.
Miré a Guillermo con los ojos como platos, sin registrar siquiera las palabras horribles de Andrés. Guille había pegado a alguien. ¿Por mí? Después de que acabara de contarme que nunca había pegado a nadie desde que era un adolescente había vuelto a pegar a alguien, pero que curiosamente también estaba relacionado con Arismendi, que se había mantenido alejado más pálido que Gaby. ¿Era por mí o por su examante?
Luché  por procesarlo, con la sangre todavía silbando en mis oídos.
Guille se sacó de encima las manos de Beto.

__ ¿Estás bien? _le preguntó mi hermano.

En lugar de responder, Guillermo me miró con los ojos entornados. Su brazo salió propulsado y me agarró por la muñeca, tirando de mí al volverse y empezar a abrirse paso hacia su oficina. Yo eché una mirada por encima del hombro a una preocupada Gaby, pero no detuve el impulso por miedo a tropezar  o a entrar en pánico.

__ ¡Joaquín! _exclamé.

Me metió en la oficina con un violento tirón y me tambaleé contra la gran y bonita mesa de oficina de Guille cuando la puerta se cerró detrás de nosotros. Muy deliberadamente, Guille pasó el cerrojo.
Tengo un secreto que lamento ahora que ese hombre que acaba de abollar conoce, debería decírselo yo. Esperé desconcertado por esa respiración de fuego, la versión aterradora del Guillermo cavernícola que caminaba amenazadoramente hacia mí.

__Primero, llevas ese atuendo, así que todos los hombres y mujeres de este club, quieren llevarte a la cama. Después te emborrachas…
__Un poquito. __Hice el gesto con los dedos.

__Te emborrachas y empiezas a coquetear con ese hijo de mil putas que me traicionó _me soltó pegado a mi cara.

Le empujé el pecho sin ningún efecto.
__! Joaquín!  ¿Qué mierda pasa con ese chico y por qué te llama así?
__No es nada.
__Eh __repuse__. Primero basta con mi vestuario. Me gusta, así que deja de querer mandar también en qué debo llevar. Y segundo, ni siquiera sabía quién era.

Bueno más allá de trabajar en el gimnasio.
Tercero. Eres un cavernícola, para que sepas, en una época trabajé de modelo, y a veces sigo haciendo algunos pases.
 Si era posible su cara se puso aún más anublada. Me estremecí, tratando de dar un paso atrás, pero el escritorio estaba en mi camino.

__! Y aun así estabas coqueteando con él!
No me había gritado nunca antes, y me asusté, sintiéndome intimidado, enojado en igual manera, por lo que hiciera, por sus ex, por ese pibe que no lo llamaba por su nombre. Lo empujé con más fuerza en el pecho, pero me presionó en las manos como si fuera un maldito bloque de cemento.
__ ¿Yo? __ vociferé con incredulidad__. Te has citado con todos tus ex, uno ni siquiera te llama por tu nombre y yo tengo la culpa de… ¿qué? Me pides que me tome la noche libre para esto y luego descubro que no es la despedida y pase del sitio al nuevo dueño sino que has invitado a todos tus amiguitos y novios, y te pasas toda la noche flirteando con ellos. ¿Qué es esto, Guille? Porque si solo pretendes que sienta celos, lo lograste, pero amén de ellos, estoy furioso __. Sentía que la rabia se disolvía en dolor y con él mi voz se hizo más calmada_. ¿Esto es una despedida anticipada?

Observé que parte de la furia se fundía de su expresión, levantando las manos para acercar mis caderas a las suyas. Mi respiración tembló al notar su erección frotándose contra mí, pero no estaba sorprendido. Había algo eléctrico entre nosotros, y era realmente desconcertante estar tan enfadado y tan excitado al mismo tiempo. Sentí que el fuego nacía en mis entrañas, que me arrasaba, me envolvía, yo lo era, era el sol, me fundía, me derretía, y todo eso lo hacía él.
__Cielito, no pasa nada. _Su voz era grave, su cabeza estaba quemándome de cercana a la mía__. Quería una buena entrada hoy, y a muchos de esos chicos les gustan las fiestas y tienen muchas amigas y amigos a los que les gustan las fiestas, y terminé viendo a algunos de mis ex. No había nada más que eso.

__ ¿Quién es Joaquín Delgado? ¿Y Maximiliano?
__Nada, un ex cliente. El tipo me encargó un caso, le prometí un resultado. Fracasé, le fallé, y se enojó. ¿Nunca te pasó que un cliente quede disconforme?
__Cliente, supongamos que lo creo, que te conoce por otro nombre. ¿Y el coqueteo?
Se encogió de hombros.
__Ni siquiera me he dado cuenta. No quería hacerte daño.
__ ¿Le has pegado por mí o por Juan? Vale, ni me digas, no me interesa, no  me has hecho daño. __Tosí, aferrándome a mi dignidad__. No puedes hacerme daño.

Ante mi tono mordaz, la boca de Guille se endureció, había recuperado la rabia. Me vi empujado sin contemplaciones contra el escritorio mientras él agarraba la parte posterior de mis muslos, y luego sus dedos luchaban temblando para desprender mi cinto, la cremallera, presionando entre mis piernas, al tiempo que los descendía, y me sorprendí haciendo lo propio con los suyos, aferrándome luego a él para mantener el equilibrio notando en mi pecho el frío del escritorio.
__No me mientas, Pedro.
Traté de empujarlo, pero él se limitó a apretar con más fuerza, soltando la mano derecha para dar cuenta de lo que quedaba de su ropa. Ya estaba jadeando.
__No te estoy mintiendo.
Sentí que su umbría empujaba suavemente entre mis nalgas al tiempo que se inclinaba para susurrarme al oído.
__Estás mintiendo. __Me besó el cuello.

Entonces me sorprendió con una respiración temblorosa.
Solo pude asentir con inseguridad, sintiendo que perdí todo el control de la situación.

Al tomarme entre sus brazos y percibir su calor me transportó a un mundo nuevo, hacia otra dimensión. Es tanto el amor que me ofrece, es tan grande la emoción,  que mi cuerpo se estremece notando esa sensación  que solo el que ama entiende aunque sea una sinrazón  Y... nos quedamos fundidos. Respirando la pasión  de las pieles erizadas  en la total comunión de sabores suculentos, de ese aroma embriagador. Sintiendo por cada poro cada caricia entregada, del amante y de la amado sin perder por un segundo ni un ápice de ilusión. Pintar entre esos suaves lienzos con la magia de un pintor los trazos tan deseados que brotan desde el centro del mismísimo corazón, hasta rodear los cuerpos con colores muy ardientes y fogosos. Naranja, rojo o bermellón. Es... el color de la lava de un volcán en erupción,  que funde por donde pasa sin ninguna compasión.

__Tú eres mi camino, eres ese hermoso sendero que arrodillado he pedido caminar, eres el sosiego  que soñé, eres la mano que ansié coger, y juntos ir al palacio del amor, tu corazón y el mío.
Eres, aquel encuentro milagroso de una tarde, donde decidiste quedarte y llenarme de felicidad, eres el soñador que sé se enamoró de un vagabundo que se atrevió  a ser feliz, y por gracia divina, le diste gracia a mi vida solitaria.
Sí, eres la maravillosa aparición de aquel mes, eres esta noche mágica, que aun estando lejos, siento tu presencia en mí, siento que tu voz me toca, tanto como tus manos en ademanes de amor, haciendo reposar mi agitado sentimiento  junto a ti.
Solo tú, o como te gusta, solo usted me sostiene en la gracia de Dios, me da la fuerza que necesita un añejo soñador, me refugia del mundo vano, sin importarle que me guste un pasillo, un bolero, que le escriba al amor, porque estoy seguro, que sabe que todas las palabras de amor, yo las escribo y pronuncio con las letras de su nombre, amado.

El viento me susurraba sus secretos,  mientras mis lágrimas calientes  bañaban mi rostro por completo. Una horrible sensación en mi pecho impedía que pasara el aire  hacia los pulmones. Mis entrañas anunciaban  con estallidos de fuego,  una verdad inconfundible. Había perdido una vez más,  después de darlo todo,  esperarlo todo y sentirlo todo.
Eran mis sueños  de alcanzar el amor, los que me llevaban  a hacer castillos en el aire, y a imaginarme tontamente que esta vez había ganado. Pero la triste realidad  me estaba esperando,  para arrancarme trozos de la piel  y dejarme sangrando  una vez más en el camino. Fue un sueño,  un maldito sueño,  donde en cada roce y en cada  palabra,  él era mío, solamente mío, para  siempre mío. Y mi gran error fue aferrarme a ello,  con todas mis fuerzas.

__ ¿Le pegaste por él, lo amas a Juan?
__Pedro. __Se echó hacia atrás, y esta vez destelló en su mirada algo que no comprendía__. Le he pegado __dijo con voz quebrada, y de repente me di cuenta de su expresión de incredulidad__. Le he pegado. Al verlo con vos… le he pegado. Ni siquiera sabía que Juan estaba por allí.

__Por mí… Sostuve su cara entre mis manos, y de repente no estaba asustado de él.
__No __susurré en sus labios__. No te hagas eso.

Me aplastó los labios con los suyos, firmes, suaves, cálidos, vivos, su lengua entró al encuentro de la mía justo en el momento exacto en que me desgarraba el bóxer, introduciendo la lengua más allá en mi boca con la misma avidez que su umbría se introducía en mi interior, penetrando lo que era ya suyo. Boqueé ante la invasión repentina, sus manos estaban por todos lados, me apretujaba, me asfixiaba, me poseía, me tomaba, me chupaba, me ondulé cuando él me levantó por las caderas y golpeaba contra la parte posterior de mis muslos con sus montes, y se clavó en mí, una y otra vez, con mis gritos de placer estimulándolo, llenando la oficina y sus gruñidos ahogados en mi cuello escaldado.

__Pedro _gimió, tratando de hundirse más__. Échate atrás _exigió.

Lo hice al instante, recostándome hacia atrás, con la espalda desnuda presionada contra su pecho, el pecho contra la dura madera fría, pero al elevarme, en ese ángulo. Guille me levantó más las piernas, y eso le permitió deslizarse con más dureza, más a fondo de todo límite conocido antes. Me contorsioné en el escritorio, con la parte inferior de mi cuerpo completamente bajo el control de Guillermo. La tortura era exquisita, y el orgasmo me desgarró en un tiempo récord.
Guille no había terminado. Al bajar de mi éxtasis, vi que me observaba, y embestía en mí más allá, se hundía, se perdía, me atravesaba buscando su propio clímax y marcarme como suyo y sentí que ascendía y se cimentaba otro orgasmo porque hacía magia con sus manos. Cuando lo vi que echaba la cabeza atrás, con los dientes apretados y tensando los músculos del cuello mientras me presionaba con las caderas. La sensación de su vaivén primero dentro, luego derramándose en mi interior, la imagen de su rostro al descargar su ser, era lo más sexy que había visto nunca, y grité, con mi sexo pulsando y disparando al cielo mi propio nuevo éxtasis, mis glúteos exprimiendo hasta la última gota del suyo.

__ Pedro. __Guille, me observó con hambre en los ojos.

Finalmente mis músculos se relajaron y cerré los ojos, tratando de recuperar el aliento.
Él todavía estaba dentro de mí cuando se disculpó con suavidad.

__He sido un imbécil esta noche.
__Sí _murmuré.

Me apretó el muslo.
__ ¿Estoy perdonado?
Abrí los ojos y sonreí divertido.
__Ya he aceptado dos orgasmos como disculpas, pero luego me dirás de verdad quién es ese pibe Maximiliano.

Guille  no rio como normalmente lo hacía. En cambio, hundió su miembro un poco más en mi interior hasta que casi sentí que me besaba el centro del ser.
__Mío _murmuró.

Parpadeé porque no estaba seguro de haber oído bien.
__ ¿Qué?
__Vamos. __Guille suspiró, saliendo de mí con cuidado y volviendo a meterse en sus pantalones. Me levantó con suavidad de la mesa e hizo una mueca al recoger mi bóxer roto.
__Ahora saldré sin él, cavernícola. __Sonreí con descaro__. Y estás invitado a verme desfilar.

Guille cerró los ojos pensando en ambas cosas.

__Mírame, en mis ojos estas tú, no tengo por qué disimular. Enséñame a llenarte de besos, a seducirte. Déjame recordarte que esa palabra encierra amor, pasión, placer. Déjame decirte que para tocar el cielo necesitamos dulce deseo de todo, sobre todo un poquito de lujuria, tiempo de fantasías ardientes dentro de cada uno. Para que nuestros cuerpos se amen locamente y profundamente. Abrázame,  ya no aguanto más, abrázame intensamente como tú sabes. Y la vista de Dios, juntos alcanzaremos  la gloria en mis brazos.  En silencio nos miramos como si viéramos por un momento a Dios. No hay nada más que decir, ve mi mirada para que te quede más claro. Llena de mágicas sensaciones bésame despacio,  soy meramente un vagabundo errático, que tan solo encuentra su  inspirador en el amor, por eso cuando no te tengo, no sé realmente qué camino seguir, porque sencillamente, me falta para encaminar mi andar,  sentir la luz de tus ojos  y el llamado de tu corazón,  por eso este caminar errante,  que hoy es mi vida, necesita más que nunca, beber de tus labios ese dulce néctar,  para saciar esta sed desenfrenada,  y así poder reencontrar mi destino, por ello y mientras no te tenga, continuaré vagando y vagando sin rumbo, cansado, agotado y enfermizo, hasta que te vuelva a encontrar, porque esa es la vida de este vagabundo, que vagabundea enamorado del amor.


10 de noviembre de 2016.

Sin falta, al día siguiente me escribe por WhatsApp la dirección, el día y la hora de la próxima cita. ¡Increíble! Tiene mi número de teléfono y nunca me escribió. Bueno, realmente tampoco lo hubiese hecho con el desaire que le hice al no dormir con él dos noches y cambiar el celular. ¿Quién se lo habrá dado? Me da curiosidad saberlo. Cuando lo vea, le preguntaré.
Para mi sorpresa, el encuentro es para esta misma noche. Solo de imaginar que estaré con él en algún lugar comiendo y compartiendo, me emociona. Al recordar esos rocen que hemos tenido, el corazón se acelera y retumba en mi pecho. ¡Sí, sabe cómo reacciono ante él! De seguro se aprovechará de ello. ¿Quiero que lo haga? Por supuesto que sí. 8 p.m. Allí estaré.
Después de terminar la sesión fotográfica con los modelos, salgo de la revista directo hacia el salón de belleza.  Daniel  se percata de mi apuro y me detiene.

― ¿A dónde vas con tanta prisa?
Sin quererme detener más de lo debido, me disculpo; pero él no me deja marchar, así que doy la cara a la conversa. Insiste en que le cuente, no me queda otro remedio. Como no quiero sacar todo a la luz, solo doy detalles.
―Tengo una cita muy importante hoy y debo arreglarme. Más bien voy tarde.
―No seas ridículo. ¿Para qué me tienes sino para ayudarte? Vamos. Apura.
Me arrastra hacia su espacio de trabajo. Un cuarto perfectamente arreglado, con implementos inimaginables. Como siempre he dicho, él es el mejor en su trabajo. Con la mirada me indica que me siente y lo hago. Hace que baje mi cabeza y comienza la sesión. Lava mis cabellos, los seca, me peina. Al verme en el espejo no puedo creerme el cambio que he dado.

―Estás precioso. Definitivamente le encantarás.
―Ojalá ―se escapa de mis labios.

―Ahora falta el toque final. La ropa.

Sale del cuarto con prisa. Vuelve en cinco minutos exactos, trae consigo un  atuendo sport elegante espectacular. Blanco.
―Esta es la combinación perfecta. Resaltará el color de tu piel y tus ojos. Será provocativo por el  cuello de la camisa abierto  y resaltará tus curvas, además de que jugarás con tu sensualidad con este cuello. Te verás despampanante. Anda, ya no queda casi tiempo. Aséate en el baño, te cambias y te vas. Un beso. Toda la suerte. Debo irme.
Así mismo como ha llegado, se marcha. Me deja sorprendido y agradecido. ¡Le debo una! Hago lo que me ha dicho. Cuando me coloco el traje, cae perfectamente sobre mi cuerpo. No soy un modelo profesional, pero ciertamente me realza. Me siento atractivo y poderoso. Estoy listo para lo que venga. O eso creo. El vientre bajo empieza a cosquillearme. ¡Nervios, vaya! ¿Hace cuánto no los siento? Ya ni recuerdo. Las señales de amor.
Salgo del edificio, voy al estacionamiento y entro al carro, lo enciendo, me veo por el retrovisor y respiro. ¡Tranquilo, Pedro! Salgo y empiezo a dirigirme a la dirección señalada.
En media hora estoy en el sitio. Pero... ¿esto qué es? No es un restaurante, sino una casa. Una muy espaciosa, cabe decir. Hermosa vista. ¿Será posible? Me ha citado en otra casa. Contrariado, no sé si salir o no del auto. Aquí solo habrá un solo final, y no porque él lo busque, sino porque yo lo haga. ¿Estoy dispuesto a ello?
Mi cuerpo toma la iniciativa y sale en volandas del puesto del piloto. Me detengo en la puerta principal y toco el timbre. La puerta principal se abre y me deja entrar. Mis pasos me llevan al jardín de la casa. Respiro hondo y cierro mis ojos, deleitándome con la fragancia que despiden las flores. Cuando los abro, Guille ya está de pie frente a mí.
―Bajaste del carro ―apunta, con una mirada intensa.

No respondo. Solo me acerco más a él, mis labios tocan su mejilla derecha. Me sonrío.
―Quitas la respiración, ¿lo sabes? Ven.

Extiende su mano sobre la mía, haciendo que la electricidad recorra mi cuerpo por entero. ¡Madre mía, cómo me hace sentir! Me adentra a su casa, me lleva hasta el comedor, galantemente dispuesto. Velas, música, copas, vajilla. Toda una sorpresa. Me sienta en la parte izquierda del comedor, al lado de la cabecera. Me invita a sentar y lo hago.
Pienso que va a ocupar su puesto, pero no. De pronto, siento sus dedos en mi espalda, sus labios en mi cuello. No pongo objeción ninguna, lo necesito. La música de fondo, sensual, sugerente, ayuda a que el momento sea más intenso todavía. Sus dedos me recorren todo, juegan y hacen círculos; sus dientes muerden, su lengua roza. Soy pura sensación.
Mi respiración se acelera y mis manos van justo a la mesa. Cuando un suave jadeo se me escapa de los labios, su sonrisa aparece. Se yergue de nuevo y ocupa su lugar. Lo observo atontado, necesitado, pero no digo nada. Se sienta, sus ojos café e intensos no dejan mi cuerpo ni por un segundo.
¿Qué debo hacer? ¿Dejo pasar el momento o voy por lo que quiero? No puedo creer que con tan poco tiempo de conocerlo, me tiente a querer tantas cosas de él. ¿Qué haré?


Las prendas de nuestra ropa se encontraban en el suelo, él vestía algo de lencería que lo hacía ver súper sexy, mis manos tibias acariciaron su cuerpo, encendiendo su piel, sus ganas y sus deseos. El beso parecía casi irreal, nuestros ojos cerrados mientras que nuestras manos nos sentían, sus labios tenían un sabor delicioso. Mi erección palpitaba entre sus piernas, rozando su sexo, lo tomó entre sus dedos y me masturbó durante algunos segundos de manera lenta sin renunciar al beso, era una tortura placentera que me provocaba las ganas de sentir más.
Tenía su pezón entre la palma de mi mano, apretándolo con movimientos circulares, luego la deslicé por su vientre hasta llegar a su virilidad, pasé mi dedo entre sus montes de principio a fin y repetí un par de veces más, sus pezones se endurecieron y desperté su pasión. Me aferré a él, acercándolo más a mí con mi otro brazo que rodeaba su cintura, sus manos se posaron en mis mejillas, aumentando la pasión en el beso, introduciendo su lengua en mi boca, deslizó ambas manos a mi cuello provocando que mi piel se erizara.
Mis dedos, que acariciaban su  glande y atrás, entraron atrevidamente en él llenándolo de gran placer que sus gestos expresaban. Los moví dentro  y toque puntos que lo descontrolaban... así continué por un par de minutos hasta que sus gemidos no podían ser domados por su autocontrol. Besé su cuello y chupé sus pezones al mismo tiempo que sacaba mis dedos brillantes por su excitación, para poder con esa mano elevar su pierna derecha, empecé a rozar mi pene contra su estrecho acceso, que palpitaba por lo excitado que me encontraba,  se sentía riquísimo.
 - Quiero más - le susurré apretando mis dientes y mirando sus preciosos ojos.
- Yo quiero muchísimo más - correspondió con gesto lujurioso.

Me besó con algo de furia y mordió mis labios, envolvió con su mano mi falo y lo acomodó, la sensación me hizo empujar mi pelvis sin espera para penetrarlo. El sudor se presentaba como una delgada y brillante capa sobre nuestra piel, que a la vista excitaba mucho más. Comencé a embestirlo con ganas, a metérselo y sacárselo cada vez con más ganas, recostó su pecho contra la pared, nos besamos nuevamente y cada vez se lo hacía más duro, el placer que se extendía en nuestros genitales era una mezcla de calor, cosquilleo y sensaciones indescriptibles de placer
- Ya casi. ¡Más duro, no  pares! - gimió entre susurros jadeantes que suplicaban que el placer llegara a su cúspide, para disfrutar de la sensación más rica experimentada por su cuerpo.
 Se lo hice con fuerza, más duro y más rápido hasta que sus piernas temblaron de una manera diferente y empujó con fuerza su cadera contra mi vientre, los líquidos de su clímax se escurrieron por mis manos y sus movimientos produjeron mi orgasmo, inundando su interior de tibios jugos que anunciaron el placer en ambos... volvió en sí varios segundos después al paso que sus músculos se relajaban y lo dejaban saciado con esa sensación única, mi cuerpo culminaba junto al suyo, cerrando con un beso que solo su boca podría darme.

__ ¿Sabes qué fecha se acerca?
__No.
__Lo sabes. El pacto. Los tres meses.
__No sé de qué hablas. Sé que somos la  tercera pareja de una leyenda eterna, y es lo único que importa, o nadie de todos en ella podrá ser feliz.
Piénsalo.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.


20 comentarios:

  1. Mery Que hermosa forma de trabajar sentimientos en letras. Un fuerte abrazo !! Saludos .

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  2. Martha Excelente querida amiga Me ha encantado

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  3. Maria Elena Muy hermoso lleno de amor.
    Me encantó

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  4. Maravilloso Eve, increíblemente bello...Cuánta seducción, cuánta pasión, imposible pensar en ningún plazo cuando el amor dejó de ser un sueño para convertirse en la más hermosa realidad...

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