martes, 12 de marzo de 2019

"SEÑALES DE AMOR". CAPÍTULO VEINTISIETE.



"SEÑALES DE AMOR".

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CAPÍTULO VEINTISIETE.


 03  de diciembre de 2016.
“Luis Cernuda.
...
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando solo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad porque muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido”.

A pesar de que Gaby recuperó la conciencia, el personal médico se la llevó en la ambulancia, Alberto fue con ella, Guille y yo subimos a un taxi para seguirlos al Hospital, Guille llamó a Marcos y yo no dije nada de que al salir…  en casa entraba Camila.
En emergencias había mucha espera y nadie nos contaba nada, y para cuando Cuca, Marcos y Fabián que lo supo llegaron, todavía nadie nos contaba nada.

__Sobrinito, ¿qué le ha pasado a Gaby? _interrogó Cuca.

Guillermo lo explicó mientras yo permanecía de pie a su lado en silencio, observando a mi hermano que caminaba de un lado al otro reconcentrado, yo con mi mente acelerando a través de todos los peores resultados, y pensando que en casa esperaba enfrentar a Camila luego de meses. Estar en el hospital me estaba desquiciando, solo quería que Gaby saliera diciendo que todo estaba bien. No creía que ni Alberto ni yo pudiéramos enfrentar ninguna otra posibilidad.

__ ¿Familia de Gabriela Soria? __nos llamó una enfermera y todos salimos en estampida. Ella nos miró con los ojos como platos__. ¿Y son todos familiares directos?

__Sí_ respondió Guille antes de que Beto y yo pudiéramos responder.

__Vengan conmigo.
Gaby nos estaba esperando, sentada con las piernas colgando del lateral de una cama de urgencias. Nos recibió con un saludo de niña pequeña muy típico de ella y el corazón se me subió al pecho.
__ ¿Qué está pasando? _ Aída que llegó con Isabel minutos antes corrió a su lado y Gaby aferró la mano tranquilizadora de su madre.

__ ¿Familiares de Gabriela?
Al volvernos vimos a un médico de unos cuarenta y tantos de aspecto libresco cerniéndose sobre nosotros.
__Sí _ dijimos todos al unísono, y Gaby esbozó una sonrisa de agotamiento.

__Encantado, soy el doctor Mazza, vamos a subir a Gaby a hacer una resonancia en cuanto la máquina esté disponible.
__ ¿Una resonancia? _Los rasgos de Guille se estaban tensando al mirar a su protegida en tanto mi hermano empalidecía__. ¿Qué está pasando chiquita?

Sus ojos se ensancharon al vernos a todos y sentir el estallido de preocupación.
__Hace tiempo que no me siento bien.
__ ¿Qué quiere decir que no te sientes bien exactamente? _ preguntó Beto con impaciencia, acechándola con su intimidación erizándose y haciendo que Gaby se encogiera de miedo.

__Beto. __ Tiré de su brazo para que se calmara pero él se sacudió y se liberó.

__No se enojen, pero creo que el médico se equivocaba cuando dijo que necesitaba anteojos _reconoció ella en voz muy baja.

El doctor Mazza se aclaró la garganta, obviamente sintiendo que tenía que acudir al rescate de su paciente.
__Gaby nos ha contado que ha tenido dolores de cabeza, entumecimiento, sensación de hormigueo en el brazo derecho, falta de energía, falta de coordinación… y hoy ha tenido su primer ataque convulsivo no siendo epiléptica. Solo vamos a mandarla arriba a hacer una resonancia para saber que todo esté bien.
__ ¿Entumecimiento? _murmuré, mirándole el brazo, y sintiendo que me inundaban las imágenes de ella, apretándoselo, agitándolo. La cantidad de veces que me había dicho que le dolía la cabeza.

__Lo siento, Guille, Pedro. No quería reconocer ante ustedes que me sentía tan mal para no preocupar a Beto.
__No puedo creerlo. __Alberto pegó un puñetazo en la pared y lo aferré de los hombros, temblaba__. Tendrías que habérnoslo dicho.

__Lo sé, Albert. __El labio de Gaby tembló.

__ ¿Cuándo está lista la resonancia? _preguntó Guillermo con voz grave y exigente.

El médico parecía intimidado...
__Subiré a Gaby en cuanto esté libre la máquina, pero hay varios pacientes programados antes de ella. Luego del estudio, lo veré, no hace falta esperar el informe.
Y allí comenzó la espera.

Luego de horas y horas de espera, mandaron a Gaby a casa después de hacerle la resonancia. Nos dijeron que dado el error que había cometido el primer médico al no hacer estudios específicos, tomarían tiempo en analizarlos y nos comunicarían los resultados lo antes posible... Eso todavía significaba hasta dos semanas de espera... Al final esperamos diez días, y todos y cada uno fueron espantosos. Nos inundaba una especie de entumecimiento cuando los peores resultados corrían por nuestras cabezas. Fui a la psicóloga pero ni siquiera fui capaz de hablar de lo que estaba pasando conmigo. Fue una sesión silenciosa.
Los diez días fueron una sesión silenciosa, con los cuatros sentados en casa, recibiendo llamadas de todos pero sin decir realmente nada. Hubo mucha preparación de té y café, comida para llevar y televisión. Pero ninguna discusión. Era como si el miedo hubiera echado un cerrojo en conversaciones significativas. Y por primera vez desde que comenzamos a vernos, Guille y yo compartimos la cama, sin tener sexo. No sabía qué hacer ni por él ni por Beto, así que cuando tuvimos sexo fue lento y suave. Cuando no  lo había, Guille se ponía de costado y me envolvía en su brazo, atrayéndome hacia él con la cabeza apoyada en la mía. Yo envolvía su brazo con el mío, enlazaba su pierna con mi pie y dejaba que se quedara dormido así contra mí.
Eludí a Camila los primeros días, supe por Pao que se había reincorporado al trabajo, hasta que al fin decidí enfrentarla antes de saber lo que sucedía con Gaby.

__ ¿Le dejarás al fin? _interrogó Guille con una expresión torturada que me estremeció.

__Sí.__ Me encuentro inmerso en el caos de tu mente, no descifro esa forma tan extraña de pensar… quisiera odiarte, sacarte de mi vida y olvidarte mas no puedo, pues mi mente, cuerpo y alma  se mueren por volver a verte, amarte, besarte… y mi lengua inquieta por sentir de nuevo tu piel,  probar tu sal que a mi paladar solo sabe a miel…
Moriría sí, por tenerte en mi lecho, besarte con ríspida desesperación  y degustar el suave aroma de tu cuerpo, crispando a rabiar tu sangre cual lava que fluye sin cesar, viviendo momentos divinos  que trasmutan al tiempo en nítidos y sublimes instantes que hasta la muerte he de recordar… Mi corazón late bajo febril locura imaginando que te he vuelto a encontrar, suspira mi alma venciendo a la cordura cerrando los ojos, para regresar el tiempo.
Mis manos ávidas de ti al no tocar más tu piel han resentido el cruel castigo de no sentir el sabor que tantas veces  hizo vibrar a este corazón infiel que hoy sin ti permanece dormido. Las noches que intenté pasar lejos de ti fueron así, una tortura.
Para el amor ya no tengo calma,  mis ojos se privan del brillo que da la vida, mi alma carece de luz, esta se fue contigo… hoy en esta lóbrega y fría noche,  solo el dolor ha de ser mi abrigo. Tengo un sueño en la cabeza que no me deja dormir  así que paso la noche con Morfeo hablándole de mí  y le tengo tan loquito al pobre qué no sabe que decir  cuando una y otra vez le cuento ese día en que lo vi. Que decidió despertarme para echarme al fin de allí  y en el medio del Olimpo no sé hacia dónde puedo ir  sí en esos labios de Afrodita con la dulce miel serví,  mas tan grato era el veneno que no dejé de consumir. Que despertaba una y otra vez para volverlo a vivir  hasta que Cronos ya cansado me dijo ¡lárgate de aquí  que no tengo yo el tiempo para que te puedas divertir!  Mas antes de su último aliento de otro beso conseguí.
Y con la sonrisa en el rostro me marché al fin de ahí  con otro montón de sensaciones que a nadie le pedí,  mas ando henchido en esta nube desde que te conocí,  sí las aladas alas del amor a otro ángel se las concedí. No necesitaba de más cielo para en ese cielo ser feliz  sin tanta historia ni cuento. Tan solo enamorado de ti recordando entre mis labios el sabor de aquel cáliz  dando un doble gusto que repartí  al alma y al corazón.  Que me desperté de nuevo en un verbo que decía así,   hoy me encuentro en un desierto y en él un poema escribí  tan profundo en su arena que Eolo no lo pudo deshacer  pues cada letra tenía un fuego al que nada lo prohibí. Atizando más su brasa con la intensa llama que le di   Apolo quedó en ridículo tal cual y como prometí  siendo culpable del verso en su pecho que bien hundí  porque no era tanta su luz cuando en su sol le sometí.
El silencio atronador que golpea en los vacíos de mis noches, otorga tantas respuestas, tú silencio hace que mi alma caiga vencida cuando a gritos te llamo y el silencio arrogante le da la respuesta contundente, vacío y ausencia de ti, mientras yo siempre a la espera en esta soledad inmensa, cuando el silencio se hace en la noche, se hace el rey del desasosiego que grita y se engaña asimismo sin pronunciar una palabra, esa palabra que no se entrega, no tiene destino, pero araña mi alma y sin remedio me hiere.
No te sientas culpable amor miope, mi ser que de desilusiones llenó los bolsillos de mi alma, soy yo tu niño al que le encanta enredar con el destino, lo provoco para que me deje entrar en tus pensamientos para no sentir tu ausencia, soy  culpable de jugar en tus ojos y corretear por tus labios, yo único culpable de haberme enamorado sin pensarlo, fue mi corazón que hipnotizado y aturdido no supo salir de ti, me quedé a vivir en tus brazos y en tus ojos, los hice míos, y ahora se siente incapaz de dejar de amarte.
No más silencios amor, no más noches vacías de tus risas y locuras.
Te espero vida mía con mi sonrisa intacta, tal vez un halo de tristeza en mi mirar, son heridas que asoman para ser sanadas por tu mirar.
__Pedro, cien veces me dijiste que lo harías, ¡hazlo!

Cuando se acercó más, Pedro se puso de pie al menos para intentar contrarrestar el sentimiento de inferioridad. Y no se refería solo a la altura. Ese hombre lo intimidaba, lo aplastaba con sus silencios, sus órdenes y su personalidad difícil de manejar. Pero no sirvió para nada más que para reafirmar su frustración, porque aun así le llegaba apenas al pecho.

__ ¿Quieres decirme qué diablos te intimida? ¿Soy yo, cierto?__ Una sonrisa lasciva apareció en su rostro.

__Tienes una repugnante vulgaridad __ mintió. Ese lenguaje lo hacía vibrar pero no lo confesaría nunca, antes la muerte. Él pareció no haberlo escuchado y Pedro tuvo la sensación de estar más frustrado aún por esa absoluta falta de respeto.

__Es inútil que los hayas echado, no cambiaré de idea. __Levantó la barbilla con la expresión más altiva que logró componer, aun cuando dentro de sí sentía cómo lo recorrían la rabia y miedo. Y lamentablemente, no solo eso. Sentía también otra sensación mucho más terrenal que se abría paso dentro de él.
__No los eché por eso. No me interesa si vos cambias de idea o no. Ya te lo he dicho, quiero que Gaby esté tranquila.
__ ¿Y entonces qué quieres?
__Poseerte. __ La palabra cayó entre ellos como una roca.

Me exhibes tu desnudez,  con una sensualidad tan sutil,  que me enamora cada día más,  por eso te tomo en mis brazos y siento cómo tu cuerpo  se viste de escalofríos, rozo tus labios con los míos, y comienzo a beber tu aroma,  ese aroma muy tuyo que penetra en todo mi ser, e inmediatamente, se eriza mi piel y se excita mi sed,  me embriago con tu humedad, y van quedando huellas en tu piel de mi paso por ella, y lentamente, se va encendiendo la hoguera y se van avivando los gemidos, mientras, el tiempo parece detenerse en esta noche de locura y de pasión, donde dos cuerpos han formado uno, y aunque sé que solo hay una vida la mía solo quiere perderse eternamente en tu cuerpo, solo te quiero mío, Pedro.
__Mientras viva serás mi amor eterno, el  que provoca cantidades de sonrisas en mis labios con tan solo mirarte.  Esos labios que saben besar el alma con ternura y amor que seducen con besos al corazón. Un corazón que palpita de emoción al ver su rostro iluminado entre los suspiros de mis miradas alegres.  Una mirada tierna cariñosa donde fluye el amor en crecientes de aguas por las venas agitadas de deseos.
Unas venas que están a punto de reventar de pasión y placer al sentir el fuego ardiente de tu cuerpo adherirse contra mi piel. Te cobijo en el hueco de mi mano,  te desnudo con mis letras,  te hago mío en mil poemas,  siento tu ser en la distancia infinita  que se apodera de todo mi ser,  me abrazas con suspiros de tu alma,  te siento con la brisa que me habla,  con los latidos del corazón,  solo él sabe que esto no es un juego…  que es amor eterno amor del bueno,  tu promesa y tu pacto es terminar tus días en mis brazos,  mi promesa y mi pacto es hacerte feliz hasta mis últimos días,  estar así siempre juntos cuidándonos, amándonos,  un amor más allá de la eternidad,  un amor que jamás morirá .
Si en el pasado hubo campos sombríos usted es la diferencia. Lo nuestro no fue un encuentro fortuito ni suerte, ni coincidencia... Somos dos mundos distintos que hacen la mezcla mística y perfecta, yo lo amo y usted me ama como el cielo ama a las estrellas. Con turbulencias escondidas que desnudan su poder, amo encuentro de galaxias, seamos el amor, la dulzura y el placer. Explosiones de caricias. Sensaciones por haber, no tenga miedo de amarme porque solamente usted  posee esos desiertos en su piel. Y yo deseo y necesito  saciar por completo toda su sed. Si somos como el ave fénix que resurge en las cenizas, y al encontrar nuestras miradas se abrazan, besan y acarician... ¿Entonces por qué dejar escapar el amor que nos da vida? Yo lo amo y usted me ama ¿Qué no somos, el uno para el otro? ¡Lo siento, eso es toda una mentira! Somos tan diferentes y tan iguales  a la vez, porque a la hora de entregarnos somos dos bocas que se devoran  sin dejar nada para después, volcanes en calma a la hora de acariciar el alma. Pero al primer roce de nuestros cuerpos, somos la pólvora y el fuego que en explosiones se desatan. No formule preguntas, si las hace deje que mis besos le respondan,
deje que mis ojos le revelen lo que pasa. Amémonos de una, dos o tres mil formas, que cuando se ama con esta intensidad no se respeta, ni creencias, ni piel y por ende, ni ninguna norma.
__Pedro, yo te amo así, y hoy te quiero solo para mí. La eternidad grita eufórica en nuestro camino, impulsos que se enfrentan en una guerra de caracteres, tú dejando surcos en mi mente,  yo tatuando huellas en tu alma, ambos prisioneros del tiempo,  enjuiciados por el silencio de misterios, la vida continúa su peregrinar, dejándonos atrás en el recuerdo, mientras tanto nos miramos sin sentido y aun así desnudamos deseos, solo escuchamos nuestro eco como antídoto al placer, donde esperamos por las respuestas,  en las brisas sin destino del viento. Yacen las horas, impacientes, corren los minutos, segundos desesperados por ver tu rostro, el olvido borra tu sombra de mis recuerdos, se consume lento en mi memoria. Tu nombre se pierde en mi garganta en minutos, el aroma de tus labios se esfuma en mi boca,
nos prometimos mucho, y no cumplimos nada, solo queda el silencio que grita a lo lejos,
lo que nunca entendimos. Fuegos que gimen moribundos sin rumbo, llorando de angustias, por no quemar tu cuerpo, en las llamas del deseo. El tiempo nos atrapa en su telaraña,
atrapados en las locuras fantásticas de tus ilusiones, que te invitan al suicidio de voces, por no escuchar mis razones. Horas que yacen en tu mirada perdida, que caminan hacia las dudas, despojando lo hermoso de mis verbos moribundos, porque tu amor ya no me pertenece, no quiero pensar ni permitir algo así.
__Lo sé, ni yo.  Pero no le dices la verdad a Ana, y menos creo puedas con tu hijo. Ya sé la respuesta.
__Pase lo que pase con Gaby, quiero que pasemos las fiestas de fin de año todos juntos, sé que no me he divorciado ni los míos saben la verdad, pero lo mismo, quiero que armemos solo una mesa.
__Está bien, solo Camila no puede estar, déjame hablar con ella y confía en mí.
__Profundo. Me acusas, ¿lo soy?, no es un juego, tampoco mero concepto pero me sacudes a placer quizá por un oculto deseo. ¡Ah, si supieras del peligro! Controlas la situación y me pones a prueba, me avasallas con tu belleza, yo expectante, lanzas con puntería donde me hace mella, yo asumiendo, desprendes agudeza en cada expresión, yo aprendiendo. Me llamas así, incisivo, quizá fustigando o por tu naturaleza; sé que me intuyes de esa manera y crees que me lo he ganado, sin embargo, te preceden tu entusiasmo, vehemencia, fuerza, profundidad, pasión. ¿Intenso yo?, si es lo que deseas seré más que penetrante, profundo. Lo mereces.
Qué hace tu piel, entre frías sábanas que de calor engañoso la envuelven, falsas caricias recibe tu cuerpo, mientras dormido te volteas en la cama cuando entre sueños te pierdes entre inconscientes deseos de amarme.
¿Qué hace tu piel, llenándose de vacío tan distante de mí, cómo harás para que tus poros transpiren de pasión si mis labios no la adornan de suaves besos, sin el calor de mi cuerpo incendiando tu piel al amarnos?
Qué hace tu piel, qué su suavidad, de mis manos ávidas de recorrerla en caricias, encierras entre distintas prendas, la vistes de vacío… ese vacío que mi calor hurgando entre las prenda que luces,  erradicaría de vos.
Qué hace tu piel, mientras la mía aquí se llena de vacío sin tu tibieza… aquí acurrucándose mi cuerpo trata de abrigar los poros que estallan de frío por no tener el fuego de tu pasión, que tan distante de mí se pierde entre tus frías sábanas.
Dime qué hace tu piel, durmiendo y despertando tan lejos de la mía… déjala confesar en las noches que desea mis caricias, desespera por mis besos… déjala confesar que, como la mía  en silencio clama de una vez arder en este amor que nos estalla en el alma.
Déjame convalecer mi amor sobre tu regazo, en la palidez del sol seré luz para tus ojos, déjame ser poema que se escapa desde el alma para siempre poder estar con vos. En la eterna blancura de tu imagen  seré candil y no tu oscuridad, abrigo en tus inviernos sin sosiego, eternidad en tu entrega preñada de deseo, vida y camino en los apresurados adioses del ayer.
Quiero ser la orilla de tus besos,  arrimado a tus silencios y a tus recodos moldeando el amor en tu cintura, sintiendo la fortaleza en tu ternura  abrazando las quimeras sin premura. Deshojaré las promesas una a una destilando las mieles del placer y besando tu cuerpo poro a poro, sentirás que el tiempo es solo un sueño, como tantos sueños por soñar... Te amo, Pedro, déjala y luego confía en mí.
__Solo tú disparas todas las señales de amor.
 El vaso de angustia de sus pupilas llovió en mis pupilas mientras su sonrisa se entregaba como una rosa de amor. Su nombre sonaba al murmullo del viento lejano, cuando limpio de palabras, fueron míos los besos de sus labios. Cerca de mi pecho como quien  quiere ahogarse, lo oí decir: ¡basta que se me nubla el cielo! y lo que pase sea culpa mía; no puedo creer que ya te conocía mi corazón, tampoco le creo a mis ojos, que ya no quieren dejar verte. A punto de evadirse de la vida y tocar el cielo, buscó añadir ¡déjame, déjame antes que en mi boca se prenda la chispa!; y lo que suceda sea culpa mía más que tuya… Como queriendo salvarlo, lo solté de mis brazos. ¡Cayó! y sobre un manto de estrellas muertas, lo vi rasgar la piel negra de la noche, encontrándome otra vez, absorto ante las líneas de su cuerpo que la luna escondía, derramé mi pasión como la lluvia, al alimentar mares y ríos.
Con el amanecer, ante nosotros la ciudad marchita, el agua rubia, los costados de las calles abarrotados de estrellas agonizantes y sobre los techos de las casas el rumor del amor a punto de ir, espirales de brumas habían devorado nuestros suspiros… Pero si hay en lo nuestro recuerdos no vividos, ni dichos, busca en mis ojos el futuro porque en los tuyos, ¡aquella noche! encontré la palabra con que se llama a dos corazones latiendo; ¡ciertas quimeras, amigo, han sacado amores de las flores!
Amores de esos que acaban antes de empezar, amores blancos de aquellos que tienen ancha la memoria y corta la felicidad, amores que han nacido para hacer perpetuo un día… ¡amores de quimera, amigo mía, donde un beso es la eternidad! Ahora comprenderás por qué al día siguiente de decir te amo, el recuerdo es la única manera de seguir viviendo, de jugar con la vida y levantar la copa de haber soñado en unos brazos la calma que no tiene la realidad, ni la dulzura que tiene el día. Y sea cerca o lejos, despierto o dormido no dejaré de escuchar la música deliciosa de tu recuerdo cuando al separarnos dijiste: ¡besémonos para siempre! por todo el tiempo que no nos conocimos y, por todo el tiempo que nos volveremos a ver.
__Cómo alimentar el silencio de la conformidad, preferiremos siempre el hambre de libertad, nunca seremos partidarios de cadenas que nos detienen por faltas de carencias en el alma y acciones impulsadas por la maldad,  nuestra dignidad jamás estará en peligro si luchamos juntos por el camino de los sentimientos más nobles y sinceros como protagonistas de expresiones llenas de afectos hacia todos. Quienes vivimos dentro de los sueños nos regeneramos de sus deseos y cualidades que perdurarán por siempre en  liras, ideas, narrativas, en fin nunca terminará, nunca morirá ese amor. Quien mire la vida desde una óptica metódica y planificada nunca será feliz, se necesita de la imaginación,  de las locuras imprevistas, debemos vivir la vida sin miedo disfrutarla sin medir las consecuencias que nos traerá, pues la vida está ahí esperando por nosotros para vivirla,  no para entenderla. Me obligaste a buscar y encontrar en los sueños ese amor real, seguro y confiable, que solo entre tus brazos lo percibo,  siempre estarás en mis pensamientos, cargando a cuestas sueños reales y no una realidad engendrada por lo incierto, lo banal,  lo superficial regidos por normas y conceptos absurdos que nos hacen refugiarnos en nuestro interior para no respirar esa peste desagradable a mundo exterior, solo aquellos que estemos en el umbral de los sueños y fantasías soportaremos los castigos y embates malignos de un mundo cruel. Los que intentan ignorar este mundo nuestro, cada día se hunden más en el pantano de los olvidados por el amor, en la historia escrita por Dios.
Los sentimientos más hermosos estarán siempre guardados en personas sencillas, humildes y leales,  en ellas navegarán las respuestas que muchos buscan y solo el amor nos las brinda en sueños regalándonos el deseo, la pasión y el amor que no logramos en esta triste realidad. Amémonos solo amémonos. Así pienso, así soy, me gusta la libertad y soy rebelde pero con causa, con causa que es sentirme eternamente enamorado. Te amo a ti, a ese sentimiento hermoso y profundo que responde al nombre de: Amor.
__Te contaré algo _ dije rozándole la nariz con la mía.

__La leyenda ya la sé.
__Un cuento.
__Este, llamémosle así ya que de alguna manera fue el comienzo de todo, alistaba los utensilios y la parrilla para lo que vendría, ese día sería asado. Suena el timbre a horario y reconoce a los que esperan detrás de la puerta. Todos los jueves se juntaban a comer, un ritual llevado por más de diez años. Instantes después oeste aparece por la puerta y norte y sur vienen detrás. Saludos, besos, el perfume de norte, las bromas y risas de oeste. Las repeticiones hacían los hábitos, y los jueves eran diferentes y rutinarios.
No sé bien por qué pero justo ese jueves este recordó aquella noche en aquel restaurant, tal vez sintió que la vida se le estaba escapando y no aprovechó el último tren, o quizá los años de matrimonio lo agobiaban, pero ese jueves lo recordó.
Sentados a la mesa, casi al final de la cena y las conversaciones a las que uno le prestaría atención, mientras esperaba la cuenta, este sintió la delicada sutileza del tibio pie de norte bajo su pantalón y se estremeció. Hacía solo unos meses que se habían conocido con oeste y su esposa norte pero no lo vio venir. Ese roce lo desgarró por dentro, encendió sus demonios y el fuego interno. Creyó haberse sobresaltado, haber tirado la copa, escupido el sorbo de vino natural y desvanecido que ingresaba en su garganta pero no, nadie lo notó. Sabía que ahora todo dependía de él, norte ya había hecho su jugada. “Tal vez mañana la llame”, pensó para sus adentros, pero esto lo cambiaba todo. ¿Cómo podría seguir siendo el mismo? Esa noche la culpa de aquel roce tibio la pagó sur quién no sospechó que la gran noche de lujuria se la debía a norte, ¿o sí?
Nuevamente un culpable, creo que fue sur o la visión de sur acostada feliz en su lecho. ¿Podría causarle tal daño a su amada? ¿Podría olvidar él alguna vez esta deslealtad hacia su amada esposa? Había tomado la decisión, nada sucedería y nada sucedió. Jueves a jueves el recuerdo de aquella irrupción en sus instintos más bajos y la suave piel de norte se desvanecían y no lo lamentó, hizo lo que debía, salvo los jueves y ese aroma del perfume de norte que por algún tiempo ejerció su poder sobre sur pero ya no. Estaba limpio eso era todo lo que importaba, podía mirar a oeste a los ojos sin culpa, casi sin culpa.
La cena fue óptima, en el patio Este y Oeste se las daban de técnicos de fútbol, arreglaban el país, supuestas conquistas, lo de siempre, chistes, bromas, hombres en estado básico y puro. En el interior, Norte y Sur conversaban de cosas significativas, problemas, emociones, cada tanto reían, y también lloraban. En la mesa, las anécdotas, las miradas, los proyectos y la ostentación de logros. Postre, café, arreglar el menú del próximo jueves en casa de Norte.
En la puerta se abrazan Este y Oeste, bromean de trivialidades. Norte se acerca a Sur, le da un beso en la mejilla y no contiene su deseo y le muerde dulcemente el lóbulo de la oreja. Sur no dijo nada, quizás esa noche Este sería el receptor del premio completo, pero creo que no, creo que ya no.
El toqué solo fue un daño colateral, Este nunca se enteró que la destinataria de aquel tibio y suave roce del pie era Sur, que tenía cruzada la pierna sobre la de Este. Solo esa vez falló Norte. Norte y Sur concordaron en seguir así, mientras Este y Oeste siguieron siendo lo que eran; dos hombres en estado básico y puro, nosotros. Ellas no. Ana y Camila no.
__Confía en mí, ya no seguiré jugando a lo que no soy, Guille, soy puro, como tú, y Ana y Camila en el fondo lo saben, y callan, aceptan, no tú y yo.
__
__ ¿Se puede saber qué hace toda esa gente en casa y por qué no puedo estar allí? __interrogó Camila mientras nos sentamos en la oficina.

__Gaby está enferma.
__ ¿Y? ¿Quién es ella?
__ A ver, Camila, te fuiste sin saludar ni sé a dónde por meses, y esa gente está en casa desde que  la novia de Beto está enferma.
__ ¿Pao?
__No es Paola ya su novia. Es Gabriela. Alcanzaste a conocerla, y a Guillermo antes de irte _dije sin apartar la mirada.

__ ¿Guillermo? ¿El abogado que te alquiló el loft?
__Guillermo Graziani, sí, ahora vive en uno de los loft, se separó de la mujer, y es jefe de Beto que trabaja en su estudio y es el novio de la socia.
__ ¿Todo eso pasó en mi ausencia?, por Dios, si hasta me dijo Pao que viste a Emanuel.
__Está por casarse con Diego, sí.
__Te aclaro que no desaparecí, suspendiste el casamiento y quise darte espacio y tiempo, pero podrías haber seguido en contacto con papá _me reprochó, con la mirada fría, está preciosa pero no la deseo.

__Camila, no suspendí el casamiento porque sí, no quiero engañarte, ni seguir una vida que era una farsa.
__No estoy entendiendo Pedro.
__Soy… gay, no te amo, ni quiero casarme __lo dije al fin.

__ ¿Qué? __Se echó a reír de manera sonora.

__Eloísa murió porque me encontró besándome con Emanuel, Camila.
__ ¿Qué mierda estás diciendo, Pedro?
__Lo que oyes, la verdad, lo supe desde siempre, pero me sentí culpable y quise obligarme a estar contigo, pero no puedo, no puedo mentirme ni mentirte más.
__No. No eres gay, lo sabría,  tú me deseas, me haces el amor, me…
__No como a un hombre, solo te quiero mucho Camila, es solo eso.
__ Ese tipo… ¿Graziani es tu amante y te hizo creer esto? _interrogó con una expresión desquiciada.

__No voy a hablar de él,  yo fui amante de Emanuel hace años, la muerte de mi madre me hizo refugiarme en ti, pero no quiero hacerte daño, no habrá casamiento, solo seremos socios acá, en la empresa.
__No, no, estás loco, no sabes lo que dices, no voy a enfrentar el escándalo, no __ retrocedió mientras negaba con la cabeza, luego se arrojó de súbito a mis brazos llorando y pegándome puñetes en el pecho__. No puedes hacerme esto, no puedes hacerlo.

__Camila, ya suéltame, no hagas esto, ve a casa, a tu casa, piénsalo, nunca fui apasionado ni dulce contigo, perdón, no quise hacerte daño, perdón.
__! Vete a la mierda! No te creo, no te creo, hablaré con Ana.

Salió corriendo… y no la detuve.

Cuando entré lo vi a mi hermano con la cabeza entre las manos, los hombros temblando por el llanto, estaba solo dando rienda suelta a sus miedos, y corrí a cobijarlo entre mis brazos como cuando era yo el torturado de niño y él me arrullaba.

__Shh. Ya hermano, Gaby es fuerte, todo estará bien, tranquilo, cálmate.
__Me muero sin ella, Pedro, es tan dulce, tan buena, tan íntegra. ¿Por qué?
__Porque nada, no sabemos nada todavía, cálmate, no puedo verte así, lo sabes.
¿Oíste los gritos desde acá?
__ ¿Le dijiste?
__Todo, o casi, pero no me cree o finge, tampoco me importa, ahora con el susto que nos ha dado Gaby, ya solo quiero ser yo mismo.
__Me alegro, Pedro _dijo Guillermo apoyado en el vano de la puerta.

__Guille, dijo que iría con Ana, tienes que llegar antes.
__Déjala amorcito, Beto ve a lavarte la cara, adecéntate que Gaby quiere verte __dijo él y mi hermano se puso de pie.

__Tus interrogantes,  tus palabras,  tus miedos por mi silencio,  esposado estoy sin poder comentarte cuánto te amo. No logro conciliar el sueño me desvelo cada noche,
sigo soñando con estremecer tu cuerpo, deseos de tenerte entre mis brazos para sentir que respiro,  a solas tú y yo,  necesitados ambos de salvar nuestro destino. Yo intento arrancar de tus labios palabras y besos, pero tú en la distancia sabiéndote dueño del momento,  situación indeseada para mí. Prefiero que hablen las caricias, besos,  roces,  deseos, que nos enrolemos en el más erótico abrazo y terminemos enjaulados por la tentación de amarnos sin descanso hasta la llegada del alba cuando amanece,  no deseo escuchar,  solo quiero sentir el silencio de una noche interminable,  gemidos como lenguaje preferido que nos llevarán a un estado indescriptible poseídos por un sentimiento divino y placentero que ya lo hemos vivido en los sueños de nuestro recuerdo. Cómo explicar esta pasión soñada,  donde practicamos el sexo en la lejanía de historias compartidas donde intentamos tocar a priori la humedad insaciable de sábanas blancas. Me conquista el pánico al pensar que descubras cuánto te amo,  tu presencia me envenena todas las venas convirtiendo en agua mi sangre,  mis ojos se ciegan ante tanta belleza, mi corazón paraliza sus latidos sin lograr escaparme de tu boca que me tortura por su sensualidad. Y sigo sin responderme mis preguntas, sigo esperando el encuentro bajo la tensión de nervios que se transforman en mis enemigos, trato de liberar a mis instintos pero caigo en la calma revuelta de tu obstinada impaciencia, yacen mis labios de sed por no percibir las mieles de tu piel, nunca intentaré fugarme de tu cárcel pues si me escapo moriría al instante. Nuestra historia perdurará en el recuerdo de pasajes vividos, tú con tu indiferencia, yo esperando que me acompañes en mi soledad con destino a las puertas abiertas que te ofrecí un día cuando te consumías en tu odio por un ego que aún conservas tatuado en tu memoria. ¿Sabes algo? esta noche no intentaré pretenderte, no buscaré refugio de mis fantasmas en ti, aprendí que mi mayor virtud es el silencio, es la frialdad de decisiones ante miedos,  es la fragilidad de mis sentimientos a tus crueles pensamientos,  es la absoluta verdad de mi conciencia ante la intermitente mentira de tu inocencia. Hoy te marchas y no te detendré,  te dejaré libre con tus misterios a cuestas, y yo buscaré un nuevo camino con la duda en mis espaldas por no haberte dicho: !Cuánto te amo, amor mío!
__Ni yo soy indiferente ni te irás a ninguna parte, hablaré con Ana al regresar del hospital, lo prometo, te amo, Pedro, y es de verdad que quiero pasar la vida con vos y ese día llegará. Como las capas de la cebolla te voy trabajando, desnudando, cada muda es más fuerte a la anterior y aparenta el infinito. Solo mi persistencia me acompaña. Siempre el sol en tu rostro, el viento en tus cabellos, el resplandor de tu entorno, la sonrisa que te envuelve y me envuelve.
¡Fuego!, el fuego de tus ojos opaca la mirada angelical. Tus raíces de este mundo me han regresado a la tierra donde mis pies por años se perdieran. Ahora mi círculo vicioso es envidiable, hora negro, hora blanco, hora arcoíris. El mar te bate por doquier mientras me miras fijamente, serio; sabes que me matas con esa mirada. Lo deseas con todas tus fuerzas, pero nunca lo diré en estas circunstancias, jamás en la distancia, es demasiado profundo para tal banalidad. Para decirte “bello” he de mirarte a los ojos.
__Guille, Gaby está muerta de miedo, mi hermano destrozado, ¿qué te parece si armamos las reuniones de fin de año?
__Me parece genial, gracias amorcito.

El doctor Mazza llamó, y pidió que Gaby fuera a hablar con él.
Era malo. Sonaba mal. Miramos a Gaby luego de que colgara el teléfono y todo lo que había estado manteniendo bajo control, reventó por las costuras. Vimos el temor en los ojos de ella pero todos estábamos tan consumidos por el propio miedo que no pudimos decirle nada para ayudarla, así que no dijimos nada en absoluto. Solo Alberto la abrazó y la acompañó a la consulta.
Guille y yo nos quedamos esperando en la casa __una casa grande, fría y silenciosa__, mirando el árbol decorado, sin poder creer que solo faltaban horas para la Navidad.

Las dos horas que estuvieron fuera tuve que sentarme con todo mi peso sobre esa trampilla interior para mantenerla cerrada. De lo contrario no habría podido respirar. Guille se servía un whisky tras otro, suspiraba, y regresaba a mi lado, yo conocía su tormenta interior.
 Cuando oímos que se abría la puerta del vestíbulo, todo se sentía letárgico, como si nos estuviéramos moviendo debajo del agua, aplastados por la presión. Se abrió la puerta de la sala de estar y entró Beto, con la cara pálida y los ojos tan vidriosos que lo supimos incluso antes de mirar a Gaby con el rostro manchado de lágrimas. Sabía cómo se sentía el miedo cuando palpitaba de una persona, sabía que la angustia podía hacer el aire más denso, que podía golpearte en el pecho y causarte dolor en todo el cuerpo. En los ojos, en la cabeza, en los brazos, en las piernas, incluso en las encías.

__Han encontrado algo… Un tumor.
Mis ojos volaron de Gaby  a Guille, ella se encogió de hombros, con la boca temblando.
__Me han derivado  un neurólogo. He de hablar con él de todo mañana mismo. Sobre el siguiente paso. Si habrá cirugía. Si puede ser maligno o no. __ Gaby terminó.

Eso no estaba ocurriendo.
¿Cómo habíamos dejado que ocurriera?
Di un paso atrás confundido, enrabietado, sin poder creer que eso me estuviera pasando otra vez, y sin apartar la mirada de los ojos celestes turbios de Beto.
Era todo mi culpa.
Los había dejado acercarse, había roto mis reglas y volvía a estar en la puta casilla número uno.
Mierda.
Pero los gritos aterrorizados solo hicieron eco en mi cabeza. A Gaby le mostré una señal de asentimiento estoica.

__Estarás bien preciosa. Todavía no sabemos nada.

Pero lo sabía. Lo sabía. Era una maldición, lo sabía como lo supe con David, como lo supe con Eloísa. Sabía que no podía ser tan feliz. Sabía que algo malo ocurriría.
¿Qué le había hecho a Gaby? Yo destruyo a todo el que se me acerca, me convencí y se lo repetí miles de veces a Guille.
¿Gaby? Sentía dolor por ella. Por mi hermano. Quería quitarles el miedo. Quería que estuvieran bien.
Pero no hice nada de eso.
En cambio la sepulté bajo mi trampilla interior.

__Voy a ir un rato al gimnasio. __Los saludé y pasé a su lado.

__ ¿Pedro? __Guille me sujetó del brazo, con los ojos llenos de aprensión y miedo. E incredulidad ante mi actitud. Me necesitaba.

Yo no quería eso, y no quería necesitarlo.
Retiré el brazo con suavidad y esbocé una sonrisa quebradiza.
__Los veré más tarde.
Y entonces salí, dejándolos solos con sus temores.
__ ¿Pedro? ¿Me dejas ir con vos?
__No, quédate, te necesitan, estaré bien.

“Mis labios chocan contra la miel, el excitante líquido de tus labios se vierte en el interior de mi boca como esperanza, tu ensalivada lengua juega dulcemente en mi boca mientras me hablan tus besos, disparado asciendo despacio como gota de lluvia, como aleteo percusionista siento pájaros entre las nubes de mi cielo, es que posado en tu boca “todo es tan dorado”, tan puro,
tan mío. Tal dulce mientras mis ojos se cierran, más aun cuando pongo mis manos sobre tus mejillas. Es como descubrir el significado del fuego, del amor verdadero y eterno, y es que en tu piel todo huele a flores, a sábanas violetas y frescas, a púrpuras amaneceres, a brincos de orilla, cantares de sirenas, aguas sagradas. A mar imponente, sosiego. A paz y vida, a ojos anchos, al asombro cuando tus labios cada mañana terminan acurrucados en mi beso. Llamarada de fruto ebrio de dulzura por donde el agua sin contornos camina por sus trazados cauces hasta terminar en el espliego de mi hombría, mientras limamos el sol a golpes de gemidos, encendiéndote la frente, mis labios te dicen que eres mi amor, mi único y enamorado  hombre, el de cantares de caderas, el único que quema el amor de mis fronteras”.
__
En verdad no fui al gimnasio, necesitaba que la brisa fresca me golpeara en el rostro, y evitara el pánico, fui a correr por la costanera hasta que el aire se me terminó, me apoyé en las rodillas jadeando y perdí la vista en la inmensidad, solo para disfrutar de esa vista. Y supongo que por la majestuosidad de todo aquello, era allí donde creía que podría encontrar un poco de paz, y allí, me dirigía siempre que sentía pánico por el temor de no encontrar nunca la paz duradera que buscaba. Ese día lo necesitaba.
Los últimos meses de vértigo, esconder la cabeza como el avestruz, simular que no había consecuencias en amar a las personas me había llevado a donde estaba. Tras solo meses de hacer el cambio de mi nuevo yo, el suelo se había abierto otra vez bajo mis pies.
Eso era egoísta.
Lo sabía.
La que estaba sufriendo era Gaby, en todo caso mi hermano y Guille, no yo.
Pero eso tampoco era verdad.
Gabriela Soria era una persona única, amable, buena, dulce, un poco bobalicona, divertida… de gran corazón… y mi familia.
La primera familia con Guille que empezaba a tener desde que perdí la mía, y ella era la felicidad de mi hermano, lo único que de aquella conservaba.
Y no podía negarlo más, me sentía protector con Gaby, me dolía cuando a ella le dolía, pensaba en su felicidad y en lo que podía hacer yo para ayudarla a ser feliz, amén de que la suya sería la de Alberto. No era lo mismo que con Guille. Gaby era la amiga, la hermana, ni siquiera mi relación con David había sido tan estrecha.
Y David estaba muerto por mi culpa. Y ahora también iba a perder a Gaby.
Me agaché  en el suelo de piedra y me envolví el cuerpo con los dos brazos en un intento de ahogar… el dolor. Se me ocurrió que si lo reescribía todo en mi cabeza, quizá no me sentiría así. Quizá Gaby y yo no teníamos tanta amistad. Quizá nunca la habíamos tenido. Si eso fuera cierto, perderla no sería un drama. No sentía nada por el enojo de Camila y me desgarraba el alma el dolor de Gaby.
Salté de repente al oír el tono de mi teléfono. Mi estómago se cargó de miedo, lo saqué y exhalé aliviado cuando vi que la llamada no era de Guille.

__Hola _respondí.

__Hola __me soltó  Emanuel  desde el otro lado de la línea__. ¿Cómo va? Solo te llamaba para decirte que antes del casamiento,  viajaremos unos días al interior, a casa de Diego, a pasar las fiestas con sus padres. Quiero hacer un hueco para verte, ¿puedo ir a tu casa?

Mal momento.
__ Las cosas están un poco extrañas en casa ahora mismo. ¿Podemos encontrarnos a tomar un café mejor? No iré a ninguna cena de fin de año, ya te contaré.
__ ¿Va todo bien? Suenas fatal.
No quiero hablar de esto por teléfono.
__Te lo explicaré cuando te vea. ¿Café?
__Sí, vale.
__Te veré el lunes, en el de siempre. __Colgué, examinando la vista y luego dejando vagar la mirada hacia las nubes blancas con sus vientres pálidos y rostros malhumorados.

Era solo una amplia formación de algodón sin peso que flotaba. Sus panzas no eran oscuras ni pesadas. Sin el peso no habría lluvia.

Pao me agarró antes que pudiera oír lo que deseaba el siguiente cliente y me arrastró a la sala de personal. Puso los brazos en jarra, con las cejas juntas.

__Estás actuando de una forma muy rara.
Me encogí de hombros, disfrutando del manto de aturdimiento que había encontrado y con el que no había dudado en envolverme.
__Solo estoy cansado.
__No. __Pao dio un paso adelante con la preocupación grabada en el rostro__. Te pasa algo, Pedro. Mira, sé que no somos muy amigos, pero siempre has estado allí, a mi lado cuando tenía problemas, así que si necesitas hablar, aquí estoy.

“No quiero que estés".
__Estoy bien.
Negó con la cabeza.
__Tienes esa expresión de pescado en la mirada. ¿Ha ocurrido algo con Alberto? ¿Con Guillermo?
__No. Y no va a pasar.
__Es por lo que hablaste con Camila, no quería pero los gritos se escucharon desde el cielo. ¿Pedro?
__Pao, hay mucho trabajo aquí, ¿podemos dejar esto?
Ella se estremeció y se mordió el labio con inquietud.
__Vale.

 Asentí y di media vuelta. Para mi asombro, Guille me estaba esperando en la puerta de la oficina. Ni siquiera recordaba que hubiera hecho nada, así que tardé un momento en salir de la neblina y reconocerlo. Estaba apoyado en la barandilla de hierro forjado de la escalinata de acceso, sin afeitar, mirando al suelo en adusta contemplación, con las manos metidas en los bolsillos de su elegante saco. Se volvió cuando salí a la acera y yo casi me estremecí al verlo. Iba más despeinado de lo habitual y tenía los ojos inyectados en sangre.
Por un momento olvidé que había decidido que todo lo que habíamos tenido en los últimos meses, ya no existía, lo había enterrado bajo la trampilla interior. Crucé los brazos y torcí el gesto.

__ ¿No deberías estar con Gaby?
La mirada de Guille me estaba explorando. Sentí su dolor como un golpe directo que se enterraba y escarbaba como una daga en el corazón. Parecía muy vulnerable. No me gustaba verlo así.
__Le dimos un poco de whisky. Pedía a gritos dormir. Pensé en venir a buscarte.
__Deberías haberte quedado con ella.
Pasé a su lado y él me agarró el brazo con fuerza, de manera casi dolorosa, obligándome a parar.
Cuando elevé la mirada, él parecía menos vulnerable y más enojado. Era un Guillermo que reconocí y, que por extraño que parezca, me resultaba más fácil tratar con eso.

__ ¿Como vos tendrías que haberte quedado esta tarde?
__Tenía cosas que hacer _repuse inexpresivo.

__ ¿Como escapar para intentar no sentir?
Entornó los ojos al atraer mi cuerpo hacia el suyo. Y tuve que sostener su mirada.
__ ¿Tenías cosas que hacer? _preguntó con furiosa incredulidad__. Tenías a una amiga que te necesitaba, un hermano sufriendo y yo… ¿Qué demonios era eso, Pedro?

__No sé de qué estás hablando.
Negó lentamente con la cabeza.
__No _ susurró con voz áspera, bajando la cabeza de manera que nuestras narices se tocaron__. No hagas eso__. Ahora no. Sea lo que sea el rollo que tienes dándote vueltas en la cabeza, para. Te necesita, Pedro. __Tragó saliva con fuerza, con los ojos brillando a la luz de las farolas__. Yo te necesito.

Sentí un nudo familiar en el fondo de la garganta.
__Yo no te pedí que me necesitaras _susurré.


Lo vi. El dolor destelló en su rostro antes de que lo contuviera con rapidez. Me soltó de golpe.
__Bien. No tengo tiempo para tu montón de problemas emocionales. Tengo a una amiga que es como mi hermana que podría o no tener cáncer de cerebro, y ella me necesita, aunque vos no me necesites. Pero te diré algo, Pedro. __Dio un paso adelante, señalándome la cara con un dedo, con la suya endurecida de rabia__. Si no la ves ahora, te odiarás por el resto de tu vida.
 Puedes simular que yo te importo una mierda, pero no puedes simular que Gaby y tu hermano no te importan. Te he visto. ¿Me oyes? _ dijo entre dientes, y sentía su aliento caliente en la cara y sus palabras atravesándome el alma__. Vos los quieres. No puedes borrar o barrer eso debajo de la alfombra, porque es más fácil simular que ella no significa nada para vos que soportar la idea de perderla. Ella merece algo mejor.

Cerré los ojos con dolor, odiando que él pudiera ver en mi interior más profundo. Y tenía razón. Gaby merecía algo mejor que mi cobardía. No podía ocultar lo que sentía por ella, porque todo el mundo lo había visto y lo entendía. Ella lo sabía, ella lo había visto y lo había entendido. ¿Cómo podía abandonarla cuando era yo el que había dejado que nuestra amistad se desarrollara?
Por ella tenía que ser valiente aunque me exigiera todo lo que me quedaba.

__Estaré allí por ella __me encontré prometiendo. Abrí los ojos, esperando que él pudiera ver mi sinceridad__. Tienes razón. Estaré allí por ella.

Guille cerró los ojos, soltando el aire pesadamente. Cuando los abrió, había en ellos una ternura que me dijo que no me había perdido los últimos cinco minutos.
__Me vas a matar, cielito. Te perdimos durante unas horas. ¿Qué vamos a hacer con vos, Pedro? _Estiró el brazo como para abrazarme, y yo lo esquivé dando un paso atrás.

__Deberías ir a casa y descansar un poco. Yo cuidaré de Gaby esta noche así Beto duerme también.
Guille se tensó, con los ojos buscando otra vez y la mandíbula apretada.
__Pedro…
__Solo vete a casa, Guille. __Me volví para irme, pero él me agarró del brazo.

__Pedro, mírame.

Traté de liberarme de la mano, pero él no me soltó y me hizo falta esforzarme al máximo para endurecer mis rasgos al mirarlo.
__Vamos, Guille.
__ ¿Qué estás haciendo? __preguntó sonando como si estuviera tragando papel de lija.

__Hablaremos de esto después. Ahora no es el momento. Es el de Gaby.
Guille me fulminó con la mirada, esta vez con aspecto peligroso, peligroso y decidido.
__Ni se te ocurra pensar en romper conmigo.
__ ¿Podemos hablar de eso después?

En lugar de responder, Guille tiró con fuerza de mí y aplastó mi boca con la suya. Noté el gusto al whisky y desesperación en su lengua mientras su mano apretaba mi cabeza a la suya, en un beso profundo, doloroso y húmedo. No podía respirar. Le empujé el pecho, haciendo ruido de garganta, y me soltó. Bueno su boca me soltó. Sus brazos todavía me sujetaban con fuerza.
__Suéltame _dije gimoteando, con los labios hinchados y doloridos.

__No. __Respiró con fuerza__. No voy a dejar que me hagas esto. No creo ni por un segundo que no signifique nada para vos.

“No tienes elección.”
__No puedo hacer esto contigo.
__ ¿Por qué?
__Simplemente no puedo.
__Entonces no lo acepto.
Me debatí en sus brazos, mirándolo.
__ ¿Si rompo contigo tienes que aceptarlo?
__ ¿Están bien allí?

Llamamos la atención de un borracho y nos volvimos hacia él, nos estaba mirando, enganchados, y de repente se me ocurrió que estábamos discutiendo un viernes por la noche en medio de la calle, donde todavía había gente alrededor escuchándonos.

__Estamos bien _dijo, Guille con calma, sin soltarme.

El borracho me miró.
__ ¿Estás seguro?
No quería que la situación se convirtiera en una pelea __lo último que Guille necesitaba en ese momento__. Asentí.

__No pasa nada.
El tipo nos miró otra vez y, decidiendo que podíamos resolverlo nosotros, se volvió, y se empeñó a llamar un taxi.
Miré a Guillermo.
__suéltame.
__No.
__No puedes salir de esto en modo cavernícola. __No pude sostener su mirada al notar que el dolor y las mentiras burbujeaban en mí__. Me importas, Guille. Eres mi amigo. Pero esto ha durado demasiado.

__Estás asustado. Lo entiendo. __Se inclinó para murmurar tranquilamente en mi oído__. Sé por qué has salido corriendo hoy y sé por qué corres ahora. Hay que joderse, no hay forma de protegerse contra eso, sos más fuerte que tu fobia, no puedes dejar que se apodere de tu vida y gobierne tus relaciones con la gente. Hemos de disfrutar del tiempo que tenemos, dure lo que dure.
Para de correr amor mío. Para…


CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
 CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

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