SIGNIFICAR.
CAPÍTULO CATORCE.
“LOS NADIES.
Eduardo Galeano.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”
Eduardo Galeano.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.”
¿Qué hace una persona cuando ve algo inverosímil?
Derrotada por la evidencia, la incredulidad se resiste, insiste en él no puede
ser, hasta que la imagen fresca en la retina lentamente hunde su ancla en la
conciencia y se sumerge descendiendo a lo profundo, arrastrando a su paso la superficie del mar donde el barco sobre el
que creía navegar naufraga en silencio. El paisaje conocido en el que el sitio
propio y el de todos los personajes principales se asienta, sufre un retumbante
cataclismo: Juan deja de ser Juan, el marido predecible y se convierte en el
enigma. La Esfinge con patas de león, un monstruo irreconocible. ¿Habrá acaso
una explicación distinta?, se pregunta
Guillermo, ¿estaré acaso haciendo deducciones falsas, proyectándome? Ha seguido
andando despacio, acercándose a la farmacia donde don Julio comienza a apagar
las luces. El Aralen, se dice Guillermo. Tengo que comprar la medicación para
doña Bea, regresar donde Pedro. Hablaré con él. Él tiene que saber algo. Él me
lo podrá explicar. Está agitado. El pensamiento desordenado salta sobre un
tablero con un ruido de fichas derrumbadas. ¿Es esto o aquello? Guillermo sube
las gradas. Espere. No cierre aún, le dice a Don Julio, necesito una caja de
Aralen para doña Bea. Tiene malaria. El viejo se vuelve y lo mira.
__Usted es el señor del accidente de Pedro, ¿no es
cierto?
Guillermo se pregunta si sabrá que ese hombre que salió con Matías es su marido.
__ ¿No está Camila o Matías? _pregunta intentando
disimular mas averiguar.
__Camila pidió licencia y Matías se fue ya. Últimamente
se va a las cinco en punto. ¡Ese muchacho es peor que Camilita!
__No los culpe, son jóvenes _ sonríe zalamero_-. Tienen
que tomar buses. Viven lejos de aquí.
__Camila sí toma el bus y cuida a la madre. Matías qué
va, nada de bus, no señor _el viejo está detrás del mostrador. Pone la caja de
pastillas sobre el vidrio_. Eso era antes. Ahora lo vienen a recoger.
__ ¿Todos los días?
__Casi. Son cincuenta pesos. __Don Julio desliza la caja
de pastillas hacia él.
Guillermo quiere preguntar más. No se atreve. El viejo lo
mira fijo.
_ ¿Y a usted que lo trae por aquí?
__Vine al taller de Pedro a encargarle un trabajo, es
buen ebanista.
_ ¿Y cómo se enteró que doña Bea tiene malaria?
No es asunto suyo, quiere decirle, pero se aguanta. Le
explica que estudió medicina, que supo de los síntomas de la señora, lo supuso
y la llevó al centro de salud. Tiene prisa y la conversación se ha alargado.
Desiste de comprar más cosas. No quiere que el viejo siga preguntando.
__Me tengo que ir, don Julio. Muchas gracias por
atenderme, y consiga más suministros, podría haber una epidemia o algo así.
El viejo levanta la mano con intención de descarte y retorna
a su oficio de apagar las luces, moviéndose torpe apoyado en el bastón.
Guillermo tiene el cuerpo descompuesto. Al bajar hacia la
calle se percata de la flojera de las piernas, el cosquilleo en los brazos.
Está atrapado en la sensación que producen las caídas, las bolsas de aire en
los vuelos, los temblores, lo sólido convertido en gelatina. Juan cayendo en
picada del cielo como un globo agujereado por un pájaro. Su casa, su noción de
hogar, el futuro, Juan podría estar enamorado, podría anunciarle cualquier día
de estos que ya no lo quiere y que se marcharía a vivir con ese hombre apuesto
y joven, modoso, no bello quizá pero agradable, dulce, desconocido además,
ávido sin duda de ser descubierto, no como el a quien conoce ya quizá demasiado
bien, con quien en veintiséis años ha traspasado cuanto límite existe en la
intimidad entre dos hombres. Lo espantaría la vejez cercana, los kilos de más,
las arrugas, los pijamas sudados, y pensará que él se rendirá a esos signos del
tiempo y se doblegará. Si supiera que está dispuesto a dar pelea, a no dejar
que la biología lo engañe, a no confundir el medio siglo con el fin de los
tiempos, si supiera que él también ha hecho el amor con un hombre joven y
bello. ÉL TAMBIÉN. El pensamiento
centellea así, en mayúscula, lo asalta como una novedad, sí, él también está
haciendo lo mismo. ¿Por qué lo de Juan parece una traición mayor? Se enciende
la luz en el alero de las casas por donde camina. Apenas se ha percatado de la
oscuridad que sube como un vaho y deshace los contornos de las cosas. Aquí y
allá las ventanas se tornan amarillas., las luminarias que no están rotas emiten un zumbido cuando
el neón las surca y empieza a despertarlas. Guillermo no sabe cómo ha logrado
caminar pero pisa fuerte, con rabia. No logra procesar la cascada de emociones
anegándolo, le falta el aire. La noche se acopla a su sangre, se le mete por
los poros como humo espeso y tóxico.
__! Guillermo! __es Pedro que sale a encontrarlo y lo
rodea en una jaula__, pensé que te había pasado algo. Tardaste mucho. ¿Todo
bien?
No le contesta, está decidiendo no decirle nada, mas lo
besa, lo ansía, lo necesita.
__ ¡Qué maneras las de usted de enloquecerme! De llevarme
a visitar el universo cuando me concede que le explore cada parte de su cuerpo
con mis besos. Qué maneras las de usted
de enamorarme, con esa inocencia que ante mis caricias se corrompe, cuando sus gemidos lo delatan por completo al repetir en mis oídos excitado tres palabras... ¡Te amo, junto con mi nombre! Qué maneras tan propias las de usted de declararse mi dueño por completo, de penetrar todo mi corazón... Y hacerse cómplice de todos mis deseos, de hacerme temblar las piernas al estremecer cada poro de mi cuerpo. Qué maneras las de usted de volverme loco,
de sacar a flote su pasión que con mis besos le provoco... Porque cuando usted cierra los ojos en el recorrido de mis labios soy tan solamente suyo. ¡Yo lo reconozco! Qué maneras las de usted de controlar lo que mi piel y mi corazón desean cuando su boca me sonríe, es tan hermoso que hace brotar en mi vientre primaveras, provoca en ambos las erupciones
de un volcán, ardo en deseos de saborear sus montañas con mi lengua.
de enamorarme, con esa inocencia que ante mis caricias se corrompe, cuando sus gemidos lo delatan por completo al repetir en mis oídos excitado tres palabras... ¡Te amo, junto con mi nombre! Qué maneras tan propias las de usted de declararse mi dueño por completo, de penetrar todo mi corazón... Y hacerse cómplice de todos mis deseos, de hacerme temblar las piernas al estremecer cada poro de mi cuerpo. Qué maneras las de usted de volverme loco,
de sacar a flote su pasión que con mis besos le provoco... Porque cuando usted cierra los ojos en el recorrido de mis labios soy tan solamente suyo. ¡Yo lo reconozco! Qué maneras las de usted de controlar lo que mi piel y mi corazón desean cuando su boca me sonríe, es tan hermoso que hace brotar en mi vientre primaveras, provoca en ambos las erupciones
de un volcán, ardo en deseos de saborear sus montañas con mi lengua.
Qué maneras las de
usted de ser tan mío, cuando nuestro
amor y nuestra pasión se vuelven una sola. Cuando no desperdiciamos una sola gota, cuando nuestras miradas de delirio, hacen una postal sugerente y seductora. Qué maneras las de usted de ser
ese hombre que me cubre, me posee, me colma, me llena, me trastorna, cuando los
dos nos volvemos una sola piel. Y al impregnarnos en la piel nos extasiamos,
convirtiéndonos en café de dos aromas.
Estás pálido.
__La subida _ sonríe seductor__. Tengo días de no hacer
ejercicios y me cansé. Tengo el Aralen.
Cuando ese beso lleva implícito todo el amor que es
posible dar, todos los besos que se den así son siempre el primer beso, y el
beso número un millón sigue siendo: «El Primer Beso». Se puede dar un primer
beso acariciando el alma con un poema, no necesariamente tiene que haber
contacto físico, solo basta la voluntad y el amor; y... a veces... es el beso
que más arraigo tiene. Aún percibo el calor vivificante, la pureza y la
espontánea honestidad de ese beso que robé con ansiedad; me donaste larga vida
en un instante.
Aún se encienden en pasión abrasadora estos labios de
besaste en arrebato; me siento como un niño... un novato y te espero en cada
ocaso y cada aurora. Con un beso a mis labios alentaste aquel día, en ardiente
primavera, como previa caricia y la postrera. No comprendo por qué ya te
olvidaste de alimentar y abonar esta quimera. Me diste vida... y también me
aniquilaste.
__Pedro, estamos en la calle, y yo no olvidé nada _le
dice sonriendo.
__ Es el día internacional del beso, y estaba pensando en
que podríamos festejarlo.
_ ¿Sí? Nunca lo supe ni le di importancia.
__Bueno, pero no, doña Bea tuvo otro ataque de fiebre,
ven...
No entran en el taller. Tocan la puerta de la casa vecina, les abre la hija de doña
Bea, la madre de la niña, una mujer pequeña, de carnes apretadas y pelo largo
oscuro, Leila. Entran tras ella a la casa. Hay luces de neón adosadas a la
pared. La luz blanca en la pared verde baña con un reflejo duro, sin sombras,
el interior de la pequeña sala. La niña ve muñequitos animados en la televisión
acostada en el suelo sobre una almohada. Huele a guiso, hay una olla en el
fuego. La cocina a gas de dos quemadores está sobre una mesa junto a la pared,
cerca de la niña.
__Cuidado con la olla _dice Guillermo.
__La niña es cuidadosa _le responde Leila.
La mujer ha ordenado la casa. Las dos mecedoras de madera
están ahora acomodadas frente a la puerta del dormitorio. Guillermo se percata
de dos colchonetas apoyadas sobre la pared. De seguro duermen en la sala de
estar la madre y la hija. La enferma está otra vez temblando. Ahora es Leila
quien retorna a sentarse a su lado y le aplica los paños de agua fresca en la
cabeza.
__Doña Bea, ya le
vamos a dar la medicina _dice Guillermo__: Se sentirá mejor pronto.
La ve abrir los ojos, sonreír, asentir con la cabeza.
Encarnar el papel de médico ayuda a concentrarse. No recuerda exactamente la
posología más allá de las dos pastillas iniciales del tratamiento, pero por
suerte la caja trae el vademécum dentro y mientras Leila le da lo dosis inicial
a la mamá, Guillermo consulta y anota las indicaciones en un papel tomado de
uno de los cuadernos de la niña, dice pastillas, dos más a las seis horas y dos tabletas más
en los dos días siguientes, reposo,
mucho líquido, dieta suave, no deben dejarla sola las próximas veinticuatro
horas. Puede tener náuseas.
Al fin Guillermo y Pedro se despiden. Regresan al taller.
No bien cierra la puerta, Guillermo lo observa y lo abraza. Se pega a él.
Cierra los ojos. Pedro lo abraza pero está eufórico y lleno de orgullo, no cesa
de celebrarlo, de admirar su tino con
doña Bea, de decirle cuánto le impresionó verlo transformado en doctor, tendría
que terminar la carrera, le dice, tendría que ejercer la medicina, quizás hasta
podría acompañarlo, le gusta, le permitiría ayudar a esa gente carenciada,
nunca lo vio así de hermoso, le lucía. Guillermo ríe por sus ocurrencias, le
sonríe, es tan hermoso y le hace tanto bien su juventud, su alegría, Pedro lo
mira viéndolo, lo admira, lo valora, es noble, divertido, culto, atento. No
puede hablar, siente que se echará a llorar si habla o si abre la boca. Como un
poseso, Pedro lo besa, lo toca, lo tienta, lo embriaga, lo delinea, lo dibuja
con caricias, lo amolda a su antojo con ellas, lo estruja, lo envuelve, lo
desnuda, le permite todo, solo se dedica a oír la dulzura de esa voz y cuánto
lo seduce.
El agua cae lentamente, sobre nuestros cuerpos desnudos y
mis manos libre y traviesas,
suben y bajan enjabonando tu cuerpo y lentamente los suspiros comienzan a brotar
y la piel se eriza, mientras el agua trata de apagar ese fuego que comienza a crecer, mas las manos siguen recorriéndote y la espuma abraza nuestras siluetas, los labios se unen en un beso, mientras la cascada de agua que corría sobre nuestros cuerpos intenta en vano separarnos, y el agua seguía cayendo, sin poder diluir nuestras ganas, la pasión se desboca y comenzamos a amarnos bajo la fina lluvia de la ducha que recorre gota a gota todo, nuestros ardientes cuerpos. Se apoya contra la pared de azulejos, la boca y las manos de Pedro no dejan sitio, plano o recoveco sin adorar, lo asaltan sus besos húmedos, le lame la oreja susurrando los te amo mientras lo penetra y él lo desea, se concentra, lo escucha, lo enardece, se acopla al otro cuerpo y al movimiento, lo desea muy dentro suyo más allá de todo lo conocido, suyo, quiere serlo.
suben y bajan enjabonando tu cuerpo y lentamente los suspiros comienzan a brotar
y la piel se eriza, mientras el agua trata de apagar ese fuego que comienza a crecer, mas las manos siguen recorriéndote y la espuma abraza nuestras siluetas, los labios se unen en un beso, mientras la cascada de agua que corría sobre nuestros cuerpos intenta en vano separarnos, y el agua seguía cayendo, sin poder diluir nuestras ganas, la pasión se desboca y comenzamos a amarnos bajo la fina lluvia de la ducha que recorre gota a gota todo, nuestros ardientes cuerpos. Se apoya contra la pared de azulejos, la boca y las manos de Pedro no dejan sitio, plano o recoveco sin adorar, lo asaltan sus besos húmedos, le lame la oreja susurrando los te amo mientras lo penetra y él lo desea, se concentra, lo escucha, lo enardece, se acopla al otro cuerpo y al movimiento, lo desea muy dentro suyo más allá de todo lo conocido, suyo, quiere serlo.
_ Mi alma reclama a tu alma, mis labios tu despertar y
mis caricias las llevas grabadas en tu piel,
estas son las pequeñas cosas que nos unieron y dieron inicio a esta
pasión,
mas júrame que lo que hoy nos une, no es un simple sueño y que serás mío para siempre, porque tú sabes sacar lo mejor de mí y hasta sacas una sonrisa cuando la vida me ha obligado a llorar, por eso si volviera a nacer, sin duda que volvería a buscarte, para encontrarte otra vez, porque haberte tenido en esta vida, no es suficiente para haberte amado, porque el amor no tiene límites y es eterno como el tiempo, por eso mi amor por ti, es un amor sin final… Respiras en mis párpados cual suspiro de un niño dormido; es tu canto el silencio del olvido.
En el capullo del sopor, mis latidos se ciñen al rosario de sueños rendidos. Danzan en mis labios recuerdos alados en mi insondable ponto, férreos anclados. ¡Sello de acero ígneo arrulla mi nido; es tu nombre anestesia en mis sentidos! Fecundo mi piélago anhela tus besos en su oquedad húmeda, mi fuente tus labios para darte mi deseo, mi secreto oscuro tu mástil para que me recorra y posea.
mas júrame que lo que hoy nos une, no es un simple sueño y que serás mío para siempre, porque tú sabes sacar lo mejor de mí y hasta sacas una sonrisa cuando la vida me ha obligado a llorar, por eso si volviera a nacer, sin duda que volvería a buscarte, para encontrarte otra vez, porque haberte tenido en esta vida, no es suficiente para haberte amado, porque el amor no tiene límites y es eterno como el tiempo, por eso mi amor por ti, es un amor sin final… Respiras en mis párpados cual suspiro de un niño dormido; es tu canto el silencio del olvido.
En el capullo del sopor, mis latidos se ciñen al rosario de sueños rendidos. Danzan en mis labios recuerdos alados en mi insondable ponto, férreos anclados. ¡Sello de acero ígneo arrulla mi nido; es tu nombre anestesia en mis sentidos! Fecundo mi piélago anhela tus besos en su oquedad húmeda, mi fuente tus labios para darte mi deseo, mi secreto oscuro tu mástil para que me recorra y posea.
Permítame usted amarlo con toda mi pasión, extender mis
brazos y susurrarle palabras de amor, encontrar las palabras precisas para seducirlo
y lograr erizar su piel, mi pasión y mi deseo es entregarme a usted completamente,
meterlo a mi cama, entre mis sábanas hacerle el amor... acaríciame, quiero sus manos locas recorriendo mi cuerpo, hacerlo vibrar con mil emociones, atormentarlo
si es preciso, darle mi fuego encendido, quiero ser su tentación, no tenga
miedo, abrígueme con su piel que tengo frío, cobíjeme con su cuerpo, deseo ser
adicto a usted, esclavo de sus besos, de sus fantasías, de sus placeres
infinitos, me encanta seducir su mente, entrégueme sus infiernos y sus gemidos,
quiero poseerlo, quiero ser la droga perfecta
que le cause daño, que se extinga por todo su ser, quiero ser su peor pecado, que
su insomnio sea por mí, me fascina excitar sus deseos, hacerlo sentir un hombre
vivo, que llene de gozo su alma, y que su aroma y esencia se quede en mis
sábanas, en mi piel, déjeme amarlo con intensidad, que sea usted un volcán en
erupción, yo abrazarle tan fuerte que se quede siempre conmigo, cada tatuaje de
usted es significativo en mi piel, son sus besos que recorren cada centímetro que me endulzan la vida por tener su boca tan exquisita, entrelace
todo su cuerpo
con él mío, quizás usted no lo sabe pero me vuelve loco su forma de amarme, porque señor mío Usted es mi vicio deseable.
con él mío, quizás usted no lo sabe pero me vuelve loco su forma de amarme, porque señor mío Usted es mi vicio deseable.
__Se empieza a consumir
la noche, los ojos son los primeros en valerse de ella para conciliar el
sueño… luego le siguen los sentidos, dominados por la percepción y un inconsciente
despierto, imagen repetida una y otra vez queda registrada en la memoria,
aquella piel desnuda de él detrás de mi espalda, mi mano que se va hacia atrás
y recorre sus piernas hasta su cintura, noto que no es un escultural cuerpo
pero es perfecto para mí.
Sus labios en mi espalda dejan sellados los besos de
suave sonido pero que mi piel vive a cada instante, lo recuerda, lo necesita…
sabor de su boca sienten mis labios aun sin esa noche haber besado, no hizo
falta abrir mis ojos, ni voltear mi mirada para que en mi corazón su cuerpo, su
amor quede guardado, hizo falta saber que su amor existe para mí, hizo falta
saber que mi pasión a su piel sucumbe aun en los sueños.
La noche me condena a sentirte sin tocarte, a hacernos el
amor sin que nuestros cuerpos puedan poseerse, te escondes en las penumbras
para despertar tantas veces a tu gustos mis deseos de tu piel, de tu aroma, de
tu sabor, me has despertado de madrugada para hacerme percibir que has estado
montado en mi pelvis y te has atrevido a sobresaltar mi descanso con tus
excitantes gemidos de placer.
Selladas quedan las noches que por tu piel desnuda mis
labios, mi lengua sus huellas dejaron, sonidos inconfundibles del delirio que
entre sueños nos bebimos, tu aliento ardiente de pasión que enmudeció de
garganta, tu boca que supo ocultar en su oscuridad mi excitación… me has amado
tantas veces así en sueños que mis desvelos húmedos se han adueñado de mis madrugadas.
Es un delito no temerte, cuando tanto este amor de
nuestra piel ausente se mantiene, es un delito que los besos se den al aire
cuando las bocas por ellos están sedientas, es un delito que la humedad de la
pasión, el sudor del cuerpo se pierda en una solitaria noche al abrigo de frías
sábanas sin la presencia de la pasión… Que no sea un delito impune, en las noches
exclamo cuando despierto creyendo estar amándote y descubro mis brazos vacíos,
que el cielo pronto nos condene a saciar los cuerpos de tantas noches vacías de
pasión… nos condene a hacer perpetuo este amor.
__Sí mi amor así fue y así lo hice sin miedos ni
pensamientos con turbulencias, solamente pretendía abrazar al amor de nuevo,
por eso borré cada rincón cada lugar de mi vida, borré mi pasado para que no te
molestara, para así amarte con todas mis fuerzas, desalojé mi corazón para
darte todo mi espacio cada noche, en cada sueño cubría con mis verbos tu piel,
dejé que volaras por mis labios y mi alma, y aun así lloré, lloré por ti y por mí,
por tus ausencias y mi soledad, lloré y me sentí vivo, muy vivo pero sin ti, ya
no bailan nuestros corazones al compás de una melodía cualquiera que sonaba en
nuestras noches de amor, ya no, ya las melodías están muertas, la pasión se ha
dormido en ese suspiro de amor, mis besos tiritando de frío están.
La noche se me presenta inmensa, con tu silencio que me mata, mi corazón, te buscará al igual que cualquier noche, mi voz, gritará tu nombre en el aire adormecido, hace calor vida mía, me pesa el cielo y me sobra la vida porque tú no estás, quiero amor unos sueños nuevos, quiero volver a empezar, quiero verte en mi locura de amor, el eco de la gloria será nuestro y mañana será un día nuevo donde los sueños recobrarán vida y mis verbos serán compuestos de melodías encadenadas, así vida mía se acabará mi llanto ahogado, seré de nuevo tu enamorado, que quiere sentirse vivo, ven abrázame amor esta noche _susurra Pedro adormilado y Guillermo lo contempla embelesado.
La noche se me presenta inmensa, con tu silencio que me mata, mi corazón, te buscará al igual que cualquier noche, mi voz, gritará tu nombre en el aire adormecido, hace calor vida mía, me pesa el cielo y me sobra la vida porque tú no estás, quiero amor unos sueños nuevos, quiero volver a empezar, quiero verte en mi locura de amor, el eco de la gloria será nuestro y mañana será un día nuevo donde los sueños recobrarán vida y mis verbos serán compuestos de melodías encadenadas, así vida mía se acabará mi llanto ahogado, seré de nuevo tu enamorado, que quiere sentirse vivo, ven abrázame amor esta noche _susurra Pedro adormilado y Guillermo lo contempla embelesado.
-Te amo amor. Llámame soñador por vivir en este sueño de amor, por escribir versos de amor imposibles de cumplir, desde que te conocí, eres el sueño en mis silencios, y compañero de juegos en mis noches de soledad, donde te busco y te encuentro para no poder besarte vida mía, al cerrar mis ojos sueño para sentir tus besos lentos, bésame despacio te susurro para que tus besos sean eternos y pueda sentirlos en mis labios en mis noches de insomnio, y guardarlos en mi memoria.
De momento amor mío me soñaré en tus brazos, me soñaré bailando y dejándome acariciar, dejaré que mis zapatos vacíos de amor se pierdan dejándose llevar por los tuyos y entre paso y paso nos acercaremos a ese momento enamorado que todo lo envuelve, me dejaré besar, cuando acerques tu cuerpo al mío y en esa sensación de explosión de deseo dancemos vida mía. No tardes y abrázame vida mía.
__Quiero amarte muy duro, mientras te miro a los ojos, para
llevarte deprisa junto al lavabo, meterte los dedos entre la humedad del
cabello, y acariciar tus sentidos mientras te peino despacio. Deseo ponerte de
espalda y taparte con vendas los ojos, con sutileza penetrarte hasta el subconsciente,
con bellos poemas e historias hermosas,
y además repetirlo, muchísimas veces. Quiero que ahora te vengas hacia esta cálida estancia, que desnudes tu
cuerpo y también tu alma, acuéstate suavemente sobre la cama, que con dulces
masajes, acariciaré tu mente.
Deseo robarte la calma y protegerte a la vez de tus
miedos, que sientas el cálido aliento de
mis besos fugaces detrás de tu cuello, y
el calor corporal de mis ansias, explorando el interior de tu cuerpo. Quiero
rozar tus intenciones y acelerar cada latido, sentir tu piel relajada mientras
recorro tus emociones, vente conmigo al cielo, o si prefieres al infierno, pero
por lo que más quieras, vente conmigo de nuevo.
__El tiempo, tesoro
que se nos escapa cada segundo, transcurren las horas y yo esperando a mi
eterna amiga, a mi tierna y querida
noche, donde me abraza con tanto amor y placer que caigo rendido ante sus
cualidades infinitas, dejándonos al desnudo sin defensa ante su poder de
posesión. En ese instante entran a mi mundo sin pedir permiso ángeles y musas,
obligándome a compartir mis historias con duendes que se sienten identificados con las más sublimes y profundas ideas que brotan de mi alma. En mi encierro de fantasía, del cual no quisiera salir, camino hacia mi silla donde reposo mi cuerpo extenuado, pero con deseos de perderme en el viento, flotando como nube buscando eternamente el final de un camino sin regreso. Frente a mí me seduce la mesita de noche, la cual domina mis manos, colocando en ella la pluma donde cae la tinta frágil y continúa en versos y liras sobre la seducción de hojas blancas, enamorándose ambas, uniéndose al igual que la tierra y el mar. A mi lado sobrevive la lámpara que me acompaña sin descanso en la oscuridad de cada instante de soledad, alumbrando con sus luces de ideas, mi mente prisionera de mi propia locura. Y en ese vaivén en los espacios del tiempo, me encuentro atrapado entre poemas y prosas, al cual pertenezco, a este mundo mágico y soñador, donde nos sentimos libres y seguros de llegar a ese camino fantástico que solo encontramos en la incansable, inagotable y poderosa materia gris de nuestra mente. Pero en ellos solo hay un dueño, un nombre, un destino, un amor, y eres tú, Guillermo __le dice y le cree.
obligándome a compartir mis historias con duendes que se sienten identificados con las más sublimes y profundas ideas que brotan de mi alma. En mi encierro de fantasía, del cual no quisiera salir, camino hacia mi silla donde reposo mi cuerpo extenuado, pero con deseos de perderme en el viento, flotando como nube buscando eternamente el final de un camino sin regreso. Frente a mí me seduce la mesita de noche, la cual domina mis manos, colocando en ella la pluma donde cae la tinta frágil y continúa en versos y liras sobre la seducción de hojas blancas, enamorándose ambas, uniéndose al igual que la tierra y el mar. A mi lado sobrevive la lámpara que me acompaña sin descanso en la oscuridad de cada instante de soledad, alumbrando con sus luces de ideas, mi mente prisionera de mi propia locura. Y en ese vaivén en los espacios del tiempo, me encuentro atrapado entre poemas y prosas, al cual pertenezco, a este mundo mágico y soñador, donde nos sentimos libres y seguros de llegar a ese camino fantástico que solo encontramos en la incansable, inagotable y poderosa materia gris de nuestra mente. Pero en ellos solo hay un dueño, un nombre, un destino, un amor, y eres tú, Guillermo __le dice y le cree.
__El lenguaje del alma es complejo de entender. Es algo
que es difícil de comprender,
pues tiene sus propias reglas, y aunque en entenderlo te esfuerzas, solamente él sabe lo que quiere decir. Solamente lo puede entender otro corazón que se detenga a escuchar esa particular forma de hablar, y que otros no lo pueden hacer. Cada corazón tiene su forma de expresión, pues transmite su verdadero sentir, y la forma en que quiere vivir, lo cual hace con mucha pasión. Muy pocos corazones se entienden, pues no tienen mucha empatía, yendo con orgullo y soberbia, defendiendo lo que por su verdad comprenden.
pues tiene sus propias reglas, y aunque en entenderlo te esfuerzas, solamente él sabe lo que quiere decir. Solamente lo puede entender otro corazón que se detenga a escuchar esa particular forma de hablar, y que otros no lo pueden hacer. Cada corazón tiene su forma de expresión, pues transmite su verdadero sentir, y la forma en que quiere vivir, lo cual hace con mucha pasión. Muy pocos corazones se entienden, pues no tienen mucha empatía, yendo con orgullo y soberbia, defendiendo lo que por su verdad comprenden.
Es mágico cuando encuentras ese corazón que te entiende a
la perfección, sintiendo una gran emoción, al sentirte escuchado de veras.
Cuando dos corazones encajan, las almas empiezan a brillar, al empezar una
forma distinta de amar, al poder hablar desde la sinceridad.
El lenguaje del corazón es mágico, y no existe otro que
se pueda comparar, al ser un lenguaje realmente universal, y que por su
sentimiento es único. Es algo tan especial, que cuando se habla al amanecer, el
sol sale con forma de corazón.
__De a poco te fuiste apoderando de mí, de mis suspiros,
de mis pensamientos, de mis letras hasta quedar atrapado en ti, atado a tu
sonrisa, esclavo de tus deseos.
Mis labios te besan cuando así lo pides y mis dedos te recorren cuando de mí te quieres saciar y yo me quedo atrapado en tu cuerpo que clama por mi boca y mis manos, termino sometido, yo me someto a tus deseos con gusto y placer. Dejas descansar tu cabeza en mi regazo y de amor te lleno, de caricias que me atan y así me atrapas de nuevo en tus ojos.
De palabras que suenan a poesía y tu rostro hermoso me hechiza y en sí mismo es poesía.
Vivo preso de tus maneras, a veces dulce como la miel, a veces loco y atolondrado como la locura misma. A veces tierno como la mirada que brota de tus ojos y me atrapa, a veces fuego que me incinera de pasión. A veces risas y carcajadas. A veces triste como el silencio que rasga el vacío que deja tu ausencia. A veces fría y distante como el más grande y alejado témpano de hielo. A veces mío a veces tuyo, esclavo siendo amo pero siempre amante, siempre hermoso y esplendoroso. Siempre bello y en ti yo atrapado por voluntad propia. Atrapado y atado con el amor siendo mis cadenas y tus besos el cerrojo.
Mis labios te besan cuando así lo pides y mis dedos te recorren cuando de mí te quieres saciar y yo me quedo atrapado en tu cuerpo que clama por mi boca y mis manos, termino sometido, yo me someto a tus deseos con gusto y placer. Dejas descansar tu cabeza en mi regazo y de amor te lleno, de caricias que me atan y así me atrapas de nuevo en tus ojos.
De palabras que suenan a poesía y tu rostro hermoso me hechiza y en sí mismo es poesía.
Vivo preso de tus maneras, a veces dulce como la miel, a veces loco y atolondrado como la locura misma. A veces tierno como la mirada que brota de tus ojos y me atrapa, a veces fuego que me incinera de pasión. A veces risas y carcajadas. A veces triste como el silencio que rasga el vacío que deja tu ausencia. A veces fría y distante como el más grande y alejado témpano de hielo. A veces mío a veces tuyo, esclavo siendo amo pero siempre amante, siempre hermoso y esplendoroso. Siempre bello y en ti yo atrapado por voluntad propia. Atrapado y atado con el amor siendo mis cadenas y tus besos el cerrojo.
Y con el paso del tiempo me di cuenta de que el destino me
cruzaría con ese ser de luz,
ese ángel que ante los demás aparenta ser un demonio. Ahora quiero luchar por su amor;
quiero desatarlo de esas cadenas que lo aprisionan, que no dejan que vuele libremente.
ese ángel que ante los demás aparenta ser un demonio. Ahora quiero luchar por su amor;
quiero desatarlo de esas cadenas que lo aprisionan, que no dejan que vuele libremente.
Un día alguien me habló sobre las almas gemelas; esas con
las que sientes una empatía profunda. ¡Y yo estoy dispuesto a comprobarlo! Antes mis pasos eran distintos, ahora son
completamente firmes. Antes caminaba sin rumbos, ahora el camino se encuentra
marcado en las calles y como referencias tengo muchas para poder llegar a él. Tengo
que mirar a un ángel que por fuera sonría, pero por dentro está destrozado. Yo
sé que no es malo. Sin embargo, la gente piensa lo peor de él y yo quiero
cambiar ese concepto. Su corazón late muy débil, pero yo creo que con la llama
del amor se irá fortaleciendo un poco más.
Así es él por falta de cariño, por falta de amor y por falta de una persona que lo comprenda.
Y que por más que sufra siempre entrega su noble corazón. Yo soy capaz de salvarlo, de dirigir sus pasos por el buen camino. Me siento con la capacidad suficiente de cuidar a mi alma gemela. Soy capaz de abrazarlo sin que haga frío, sin que él me lo pida. Yo daría mi vida por conseguir un poco de su amor a manos llenas. No necesito poner carteles ni activar alertas.
Ya encontré a mi alma gemela y aunque no sepa exactamente dónde vive yo tocaré su puerta y le diré al oído: Alma gemela no sufras más. He llegado para cuidarte, protegerte y enamorarte.
Voy a luchar por ello y sé que con el tiempo lo voy a lograr.
Así es él por falta de cariño, por falta de amor y por falta de una persona que lo comprenda.
Y que por más que sufra siempre entrega su noble corazón. Yo soy capaz de salvarlo, de dirigir sus pasos por el buen camino. Me siento con la capacidad suficiente de cuidar a mi alma gemela. Soy capaz de abrazarlo sin que haga frío, sin que él me lo pida. Yo daría mi vida por conseguir un poco de su amor a manos llenas. No necesito poner carteles ni activar alertas.
Ya encontré a mi alma gemela y aunque no sepa exactamente dónde vive yo tocaré su puerta y le diré al oído: Alma gemela no sufras más. He llegado para cuidarte, protegerte y enamorarte.
Voy a luchar por ello y sé que con el tiempo lo voy a lograr.
Guillermo lo escucha, lo arrulla, le deja hacerle el amor
y concienzudamente se lo hace a él. Se abandona a un sentimiento anverso
oscuro, vengativo, pensando en Juan. Si Juan lo viera.
__Juan se está acostando con Matías, el compañero de
Camila __dice cuando yacen uno al lado del otro, quietos.
__No seas loco _responde Pedro sin moverse.
__No soy loco. Acabo de verlos. Juan lo pasó a buscar y
al parecer viene haciéndolo a diario. Los vi entrar al auto juntos. Se reían.
No me quedó duda.
Pedro se sienta en la cama aturdido. Se levanta. Busca
los cigarrillos, enciende uno. Exhala una gruesa cortina de humo.
__Nunca te lo dije, pero hace uno o dos meses, cuando
esto empezó, Camila me contó que tu esposo había pasado por la farmacia
queriendo saber si tú habías venido a
verme. Se hizo amigo primero de ella.
¿Será solo amigo
del muchacho o cómo se llamaría esto? ¿Un cuadrilátero?
__Vos no tenías nada con Camila y espero no gustes de
Matías. Eso espero.
__No, claro que no, pero Camila es mi amiga, y al pibe lo
conozco. Vos creías que ella estaba enamorada de mí, ella pensó que Matías se
iba a enamorar de mí… y bueno, creo que ella sí, que así era. Tú sabes lo
irresistible que soy _ríe__. Perdón, pero es insólito. ¿Qué vas a hacer?
¿Quieres que hable con el pibe?
__Los vi. ¡Me dio un susto! Pero después me di cuenta de
que si yo estoy haciendo lo mismo que Juan, ¿qué podría reclamarle en buena
consciencia?
__! Reclamarle! No creo que se trate de eso, pero
evidentemente algo pasa o no pasa en tu matrimonio. Algo te falta a vos y algo
le falta a él. Eso es lo que me parece
serio a mí, lo que me preocuparía si fuera vos.
Guillermo toma un cigarrillo y lo enciende.
__Recuerdo la descripción de una pareja en un restaurante
hecha por un escritor argentino. La pareja no habla mientras come, y él escribe
que luce como “una pareja condenada a matrimonio perpetuo”. Pero sin embargo
para él es ejemplo de la soledad entre la gente, por ello se siente bien
mirándolos, porque se siente y conoce la soledad, y le gusta verlos así, solos
entre dos.
__ ¿Así te sientes con él?
__Nunca hasta hoy había pensado dejar a Juan con certeza.
Soy cómodo, me da pereza, y después de tantos años no sé si tiene sentido. Pero
verlo con Matías tambaleó todas mis convicciones. Es curioso, ¿no? Uno piensa
que la fidelidad es una convención, que nadie espera realmente esa monogamia
absoluta, pero no es lo mismo hacerlo uno a que se lo hagan a uno.
__Pero, amorcito, a estas alturas ¿para qué necesitas a
Juan?
__ ¿Vos me quieres adoptar? __ríe Guillermo.
__Aquí mismito te pongo tu camita y te enseño a tapizar
muebles_ se burla Pedro, fingiendo el tono machista de un campesino.
Guillermo se acerca. Lo abraza.
__ No es que fuera un vicioso del juego y la bebida.
Simplemente, me habían inculcado que mi profesión y esas «distracciones»
estaban vinculadas. Soy un ser introvertido, me gusta contemplar los
atardeceres, como el que acababa de presenciar, y otras cosas que serenan mi
espíritu tras una jornada en la que, en contra de mis deseos, debo aparentar
una competitividad que no poseo. Pero recién acabado el servicio militar
conseguí aquel trabajo y en mi primera visita a la ruta asignada, acompañado de
mi predecesor en la zona, este me presentó al grupo de agentes comerciales con
los que él se reunía tras la jornada laboral para jugar interminables partidas
de póquer y vaciar un sinfín de botellas, en humeantes y pestilentes
habitaciones de hotel, para acabar en algún puticlub donde eran muy conocidos.
La condena por abandonar aquellas diversiones, según las normas no escritas,
consistía en ser tildado de afeminado o directamente de maricón, sobre todo si,
como a mí, gustabas de contemplar atardeceres.
Sencillamente, me dejé llevar por la opinión de unos cuantos, pocos, que inmediatamente me tomaron la medida, y si bien es cierto que yo no inventé aquellas timbas, tampoco hice nada por evitarlas. En esas circunstancias nos encontrábamos al menos la mitad de los que nos reuníamos en torno a los naipes. Y lo mismo pasa con las relaciones, y con cada adicción aunque hoy sé que es posible amar. Cuando decidí decir que era gay, ya dejé todo aquello, y fue cuando encontré a Juan. Él me enseñó a no aparentar lo que no era.
Sencillamente, me dejé llevar por la opinión de unos cuantos, pocos, que inmediatamente me tomaron la medida, y si bien es cierto que yo no inventé aquellas timbas, tampoco hice nada por evitarlas. En esas circunstancias nos encontrábamos al menos la mitad de los que nos reuníamos en torno a los naipes. Y lo mismo pasa con las relaciones, y con cada adicción aunque hoy sé que es posible amar. Cuando decidí decir que era gay, ya dejé todo aquello, y fue cuando encontré a Juan. Él me enseñó a no aparentar lo que no era.
Con vos creo que aprendí otra cosa, que el amor existe
más allá de las diferencias.
Se puede amar a pesar de las distancias. Se puede amar a
pesar de las ausencias. Se puede amar aun en las carencias. Se puede amar en
todas las instancias. Se puede amar «a pesar de»
saber que no existe perfección; es cuestión de entregar el corazón y darlo entero, total y por la fe. Un beso no es solo el contacto ni el fugaz intercambio de los fluidos; un beso es entrega y sin sentido dar todo de sí.
saber que no existe perfección; es cuestión de entregar el corazón y darlo entero, total y por la fe. Un beso no es solo el contacto ni el fugaz intercambio de los fluidos; un beso es entrega y sin sentido dar todo de sí.
__ De las bellas flores, el color es el que dicta el motivo; a ese tu amor tan
esquivo yo le regalaré una flor. Deja que te lleve, mi amor, esta hermosa rosa
negra, que a nuestra vida se integra con un beso del mismo color. Besándote de
esa manera, con pasión y sin recato, amando de rato en rato nos hallará la
primavera; y rubricaremos el trato segunda vez y tercera.
_Déjame entregarte, erguido, un casto beso en la frente, que por gravedad, vencido,
él solo busque la fuente donde sumergirse ansioso, tras recorrer tu sendero, toda tu esencia, y con gozo, en libar, será el primero. Un ramillete de besos con estrategia entregados,
en tu piel quedarán presos, y por tu esencia embriagados, colmado por los excesos podrás verme aniquilado.
Beso tu cabello, aromático y sedoso, que al viento
describe ágiles trazos, y me lleva al ensueño en tu regazo al influjo de tu
cuerpo tan sinuoso. Beso el amplio reflejo de tu frente, donde inician en
tropel tantas pasiones; que organizan sensuales elucubraciones y nos aísla del
resto de la gente. Alcanzando llegar hasta tu cuello con mi beso en
desenfrenada osadía, de sobra sabes su efecto, vida mía; de mi pecho se escapa
tal resuello que obligado me veo a moderarme, pido tregua benigna que me ayude a
recobrar las fuerzas con que pude en la contienda amorosa aplicarme. Recobradas
ya mis fuerzas me aventuro a iniciar la ascensión de tus montañas, y de una u
otra forma... y con mañas, besaré tus cúspides enhiestas, yo lo juro.
La tibia y mullida meseta de tu vientre, se me ofrece
generosa a la caricia, es la cima de tu ombligo tal delicia, remembranzas de
odalisca del oriente. Con audacia suicida me he lanzado
a la fuente de la vida y del amor; cual sediento colibrí en rica flor, en ella presuroso he libado. He llegado a besar labios de vida, aún con riesgo mortal en el intento; al final de mis días no lamento, y exclamo por fin. ¡Misión Cumplida!
a la fuente de la vida y del amor; cual sediento colibrí en rica flor, en ella presuroso he libado. He llegado a besar labios de vida, aún con riesgo mortal en el intento; al final de mis días no lamento, y exclamo por fin. ¡Misión Cumplida!
__Deposita en mis labios esa boca, dales aliento de vida,
están muriendo; con tu lengua acaricia, humedeciendo las áridas y secas grietas
de la roca. Se tornó pergamino el beso aquel;
de tu amor la tinta se secó; con promesas, tan solo, no bastó; otro beso necesito, amante y fiel.
de tu amor la tinta se secó; con promesas, tan solo, no bastó; otro beso necesito, amante y fiel.
Que se apaga muy lento, ¡y se me nota! la existencia de
este eterno admirador; corre amado y raudo deposita en la fuente reseca que se
agota. Ya tu beso agrega por favor y la vida de este bardo finiquita.
Continuas mareas, vaivenes por mil, furiosos embates me
da tu perfil, que ponen en riesgo con fiera amenaza mi estable paciencia en
frágil vivir. Por Dios, te lo ruego, clemencia te pido, no tolera tanto mi leal
corazón; ya dale el reposo, un beso te pide, un cálido beso... un beso de amor.
Me sentaré frente a tu cama contemplando la naturaleza de
tu desnudez, cómo el tiempo te desnuda en el tiempo. Te miraré, como un
elemento más de tu habitación.
Cómo cotidiano te desprendes de tus atuendos y complementos y yo, admirando tu desnudez, contemplaré tu desnudo como el calendario desnuda los días. Sentiré cómo en la privacidad
de mis miradas aligeras tu cuerpo desnudándolo en la cosmología de tus lunares.
Desértica tu piel en los oasis de tus encajes me arrojarás tu bóxer percibiendo tus olores
como umbría se desnuda hasta la esencia de tu ser.
Cómo los montes se cimbran, decide entre mi deseo y mi ansiedad, cómo desnudas
la incógnita de mis ojos hasta la desnudez de tu alma y yo, mirándote absorto en tu piel.
Cómo cotidiano te desprendes de tus atuendos y complementos y yo, admirando tu desnudez, contemplaré tu desnudo como el calendario desnuda los días. Sentiré cómo en la privacidad
de mis miradas aligeras tu cuerpo desnudándolo en la cosmología de tus lunares.
Desértica tu piel en los oasis de tus encajes me arrojarás tu bóxer percibiendo tus olores
como umbría se desnuda hasta la esencia de tu ser.
Cómo los montes se cimbran, decide entre mi deseo y mi ansiedad, cómo desnudas
la incógnita de mis ojos hasta la desnudez de tu alma y yo, mirándote absorto en tu piel.
Te acostarás en tu lecho brindando a mis ópticas, a mi
cuerpo a mi ser que te ansía, la
pecaminosa visión de tu sexo y montañas, tus piernas abiertas.
Ardo en el infierno
percibiendo tus sugerencias. Premeditado, lascivo, insinuante acariciarás tu
cuerpo rozando tus curvas, tus pezones, tu vientre. Adentrarás tus dedos
buscando tus cavidades perforando tus interiores percibiendo el brillo del
fluido de tu placer que se adentra y sale empapando tus humedades y yo,
contemplándote envidiando tus dedos.
Acariciarás tu
pecho apretando tus aureolas que se endurecen y se estremecen entre tus dedos.
Agitas tu vientre en el vaivén de tus caderas. Arqueas tu cuerpo y tus dedos, jugando
en tu saliente rozando continuado el placer que te conmueve y yo, admirándote en el placer de tus labios. Gimes, gritas, jadeas en la exquisitez del orgasmo que se intuye, se precipita, se arroja por tu cuerpo esparciéndose por tu fuente en tu endurecido saliente.
Apretando tus pezones, encorvando tu espalda, convulsionando tus músculos, abriendo tu carne, quebrantando tus huesos, gritando a tu alma el placer que te reclama y yo, mirándote
en la felicidad de tus placeres. Me acercaré a ti acariciando tu rostro, tus labios, tu frente acogiéndote en la orfandad de mis brazos y así, frágil y delicado como un niño, travieso y picarón te abrazaré eterno para ser el dueño de tu alma.
Agitas tu vientre en el vaivén de tus caderas. Arqueas tu cuerpo y tus dedos, jugando
en tu saliente rozando continuado el placer que te conmueve y yo, admirándote en el placer de tus labios. Gimes, gritas, jadeas en la exquisitez del orgasmo que se intuye, se precipita, se arroja por tu cuerpo esparciéndose por tu fuente en tu endurecido saliente.
Apretando tus pezones, encorvando tu espalda, convulsionando tus músculos, abriendo tu carne, quebrantando tus huesos, gritando a tu alma el placer que te reclama y yo, mirándote
en la felicidad de tus placeres. Me acercaré a ti acariciando tu rostro, tus labios, tu frente acogiéndote en la orfandad de mis brazos y así, frágil y delicado como un niño, travieso y picarón te abrazaré eterno para ser el dueño de tu alma.
Quisiera gritar que te quiero pero me callo para no
sonrojar tu silencio. Ofrecerme tu presencia y escribiré un diccionario a tu
mudez.
__ Mi siempre eterna, enamorada sonrisa de sus labios. Hay
multitudes que sonríen
por compromiso, por estar, por decir que poseen algo más que unas simples bocas,
otras, más forzadas que por la fuerza de la costumbre, pierden el conjunto de su valor por la comisura de los labios. Pero su sonrisa, mi señor marca un antes y un después, se materializa en el alza enamorada de su boca ancha y sus labios enamorados. La paz en su rostro y la felicidad en la mirada. Si pudiera fotocopiarla, clonarla sobre papel impreso, sería su peculiar sonrisa el fin que justifica todos los medios, se la acomodaría a Jesús en todas sus cruces, haciendo más ligero todo sufrimiento. La regalaría a los vagabundos haciéndola limosna, la rellenaría de alimentos para todos los niños. La pintaría a todas las guerras como una bandera nueva de una nueva paz, más alegre.
Hay gente, que sonríe más por publicidad que por sentimientos, al alto precio que enmarca
sus soledades y su supuesta libertad, que si pudiera rapta su sonrisa al vuelo, saldría de esta redondez terrestre y se la instalaría al mundo, al lado oculto de la luna casi llena, al sol, para sonrojarle a las estrellas, para que brillen distintas en sus ojos, a todas las galaxias para que sepan, de su boca, haciendo de su sonrisa esa materia que ni se crea ni se destruye, transformándola, en algo rabiosamente mejor. Se la donaría a Dios para que se emocione de usted, y al diablo se la vendería por su alma y la mía. Hay gentío, mi señor que sonríe, más por encontrar la felicidad que por buscarla, fingiendo lo que no sienten queriendo sentir lo que finge, son sonrisas heridas, mortales que a veces te critican y te asesinan y allí, en la imprenta de sus bocas. Y querría inculcar su sonrisa en los días de lluvia bajo el sol de su paraguas, en el trueno, el rayo, el relámpago, en cada nube que llora, en todas las olas de todas las playas, haciéndola mojadamente eterna, tendría la denominación de origen de su nombre,
se vendería en los mercados, en las bolsas de valores al coste de un regalo, que los bancos la prestasen a un bajo interés sin costes adicionales, que la publicidad la divulgue que Monalisa la lleve con la intención de la felicidad, que se vote en las urnas hasta que la libertad bese la sonrisa… de sus labios.
por compromiso, por estar, por decir que poseen algo más que unas simples bocas,
otras, más forzadas que por la fuerza de la costumbre, pierden el conjunto de su valor por la comisura de los labios. Pero su sonrisa, mi señor marca un antes y un después, se materializa en el alza enamorada de su boca ancha y sus labios enamorados. La paz en su rostro y la felicidad en la mirada. Si pudiera fotocopiarla, clonarla sobre papel impreso, sería su peculiar sonrisa el fin que justifica todos los medios, se la acomodaría a Jesús en todas sus cruces, haciendo más ligero todo sufrimiento. La regalaría a los vagabundos haciéndola limosna, la rellenaría de alimentos para todos los niños. La pintaría a todas las guerras como una bandera nueva de una nueva paz, más alegre.
Hay gente, que sonríe más por publicidad que por sentimientos, al alto precio que enmarca
sus soledades y su supuesta libertad, que si pudiera rapta su sonrisa al vuelo, saldría de esta redondez terrestre y se la instalaría al mundo, al lado oculto de la luna casi llena, al sol, para sonrojarle a las estrellas, para que brillen distintas en sus ojos, a todas las galaxias para que sepan, de su boca, haciendo de su sonrisa esa materia que ni se crea ni se destruye, transformándola, en algo rabiosamente mejor. Se la donaría a Dios para que se emocione de usted, y al diablo se la vendería por su alma y la mía. Hay gentío, mi señor que sonríe, más por encontrar la felicidad que por buscarla, fingiendo lo que no sienten queriendo sentir lo que finge, son sonrisas heridas, mortales que a veces te critican y te asesinan y allí, en la imprenta de sus bocas. Y querría inculcar su sonrisa en los días de lluvia bajo el sol de su paraguas, en el trueno, el rayo, el relámpago, en cada nube que llora, en todas las olas de todas las playas, haciéndola mojadamente eterna, tendría la denominación de origen de su nombre,
se vendería en los mercados, en las bolsas de valores al coste de un regalo, que los bancos la prestasen a un bajo interés sin costes adicionales, que la publicidad la divulgue que Monalisa la lleve con la intención de la felicidad, que se vote en las urnas hasta que la libertad bese la sonrisa… de sus labios.
Me gustan los perfiles de su sonrisa, los realistas
espejismos del silencio de sus labios, su boca ancha que me dice que de mi está
enamorado.
__Nunca hemos hablado de futuros o pertenencias, Pedro,
hemos vivido el día a día sin siquiera cuestionarnos si nos mueve el amor o la
lujuria. Llegamos a la encrucijada como si voláramos en un aeroplano de papel,
que, súbitamente, pierde altura y debe ingeniárselas para aterrizar sin que los
ocupantes perezcan en el intento.
__Habla por ti, yo sí he hablado de amor, aunque no te he
pedido nada.
Dame el elixir de tus labios, alas de inquieta mariposa, deja
entrar a mi cuerpo en shock, esencia lasciva, estridente, como un buen rock. Déjame
saborear el aroma a café de tu boca,
y deja que escapen... esos demonios perversos, que cada vez que te veo, me provocan un caos. Irrumpe con todas tus ganas, hazme arder en el infierno de tus llamas, soy caso perdido, imposible no caer en tu tentación, démosle buen uso a tus deseos y mis ganas. Conviértete en la flor de mi vivero, en esos delirantes segundos que quiero estar amando contigo.
Sé lo que quieras ser, haz de mí lo que deseas, soy masa de escultor dispuesta a ser tu esclavo.
y deja que escapen... esos demonios perversos, que cada vez que te veo, me provocan un caos. Irrumpe con todas tus ganas, hazme arder en el infierno de tus llamas, soy caso perdido, imposible no caer en tu tentación, démosle buen uso a tus deseos y mis ganas. Conviértete en la flor de mi vivero, en esos delirantes segundos que quiero estar amando contigo.
Sé lo que quieras ser, haz de mí lo que deseas, soy masa de escultor dispuesta a ser tu esclavo.
¿Qué poder tienen tus miradas tan penetrantes, que me besas
y acaricias a cada instante? ¿Cuál es el secreto de tus labios que me dejan
aturdido el deseo queriendo hacer reales estos impulsos tan delirantes? ¿Cuál
es la esencia mágica y seductora, que tiene tu rostro para recordarlo a cada
instante a cada hora?
¿Serán acaso las cenizas de la aurora de ese cigarrillo, que en medio de mis nostalgias, adquieren de tu boca la forma? O de mis pensamientos que claman tanto tu nombre, y tanto es la insistencia que casi te veo, casi te toco, casi te beso.
¿Serán acaso las cenizas de la aurora de ese cigarrillo, que en medio de mis nostalgias, adquieren de tu boca la forma? O de mis pensamientos que claman tanto tu nombre, y tanto es la insistencia que casi te veo, casi te toco, casi te beso.
Quisiera que al escribir mis dolores se esfumaran y mis
pensamientos ya jamás se movieran, que el fuego que no arde, fuese el que menos
doliera, pero a veces lo que no sucede es lo que nos mata por dentro y por fuera.
Guillermo mira a su alrededor, el gato que duerme, la
manta tirada en el suelo, huele el polvillo de la madera, escucha los ruidos
nocturnos del barrio, el rodar de los buses, la respiración cercana de Pedro,
no recuerda otro momento así de irreal en su vida. Estando allí, a menudo el
afuera queda entre paréntesis, pero esa noche tendrá que volver a enfrentarlo.
Hasta ahora ha sido fácil saltar fuera de los muros de su cotidianeidad, dejar
de lado las obligaciones, permitirse el desliz, flotar. Lo que más le tortura
es el planteo de si realmente se enamoró de Pedro o es un refugio donde
sentirse joven, donde escapar de la rutina, donde dejar las normas, donde
compartir otro mundo.
__ ¿Por qué decidiría por ejemplo ese muchacho seguirle
la corriente a tu marido, o enamorarlo? No es muy de él pareciera, aunque
parece coqueto y arrojado. Si viniera a
cuidarme o a dormir como hizo Camila conmigo, nada podría hacer porque es
usted, señor quien ronda en mi mente y mi alma, me tiene hechizado desde el
accidente.
__Cada persona es un misterio, Pedro y tal parece que ese
accidente nos trastocó a todos.
Guillermo no se levanta a tiempo antes de dormirse,
aunque era su intención y ya pensar en el camino, porque en teoría debería
irse.
Una vez más se interrumpió su sueño, no supo cuál fue la
razón, no sabe si existe alguien que piensa en él en las madrugadas o si habrá
alguien que lo extrañe en sus noches de nostalgia, lo que sabe es que despierta cada día a la misma
hora, cuando abre los ojos se encuentra en un callejón de recuerdos y momentos,
a veces se levanta a tomar un trago de whisky para hacer que desaparezcan los
fantasmas del pasado. Pero al segundo sorbo ya está recordando más, y el
callejón parece haberse transformado en un laberinto del que no se puede
escapar; termina su bebida y piensa que quizá debería tomar un aguardiente o un
tequila que lo lleve a perder la conciencia, se sirve un trago más para tomarlo
de un sorbo y regresar a su cama sabiendo que lo que necesita es una dosis de
olvido.
_Vivo solitario, en un ardiente silencio que me quema la vida. Casi como sentirse muerto y la misma vida me mata sin empezar a vivir sometido en el pecado gris de todas las palabras muertas, antes de nacer.
Y llegas tú, y es como beber el universo y florecer mis
otoños. El silencio es verbo, cuando lentamente te desnudo en penumbras dulces y
tus leves caricias lujuriosas encienden mis fuegos, entre llamas y luces.
Apasionado, te posesionas de mi cuerpo como un crisol ardiente.
Te poseo, y es como penetrar en una constelación de estrellas encendidas, siento tu tibia, dulce piel, desesperado amándote, como vivir en mil vidas. Tu apasionada lujuria, en como una tempestad de aromas y piel. Con tu lengua en mi boca, una caricia loca, que me perturba y apasiona, bebo tu esencia y aliento, y reviven mis otoños que aman tus primaveras.
Te poseo, y es como penetrar en una constelación de estrellas encendidas, siento tu tibia, dulce piel, desesperado amándote, como vivir en mil vidas. Tu apasionada lujuria, en como una tempestad de aromas y piel. Con tu lengua en mi boca, una caricia loca, que me perturba y apasiona, bebo tu esencia y aliento, y reviven mis otoños que aman tus primaveras.
El ocaso del cielo pinta de rojo tu desnudez. Regresa la
lujuria, con las curvas de tu cuerpo que solo viven para amar moviéndote como
mariposa en la brisa, buscando juntos el éxtasis final. Vos Pedro sos el ángel prohibido, para mi infierno perfecto.
__Hoy eres tú mi amor callado queriéndote en silencio sin
que nadie lo sepa, estás tan
lejos de mí... Donde yo no te puedo besar y acariciar. Me muero por estar a tu lado y sentir tus brazos, abrazándome fuerte como queriendo no soltarme y me beses con ternura y pasión. Quiero sentir el roce de tu piel cerca del mío, sentir tu aroma, jugar con nuestros cuerpos haciendo del momento algo bello e inolvidable para los dos.
lejos de mí... Donde yo no te puedo besar y acariciar. Me muero por estar a tu lado y sentir tus brazos, abrazándome fuerte como queriendo no soltarme y me beses con ternura y pasión. Quiero sentir el roce de tu piel cerca del mío, sentir tu aroma, jugar con nuestros cuerpos haciendo del momento algo bello e inolvidable para los dos.
Acariciarnos suavemente con nuestras delicadas manos que
están inquietas por tocar y descubrir las sensaciones de nuestros cuerpos.
Besarnos apasionadamente como deseando detener el tiempo
del reloj, cada vez se hacen más fuertes nuestros deseos de entregarnos,
agitados un poco por el movimiento que hacemos con nuestros cuerpos. Queriendo
tirarnos uno encima del otro, la cama
nos espera entre sábanas frías y blancas, pero con nuestro calor se van calentando,
entrelazamos nuestros brazos y piernas dando rienda suelta a nuestros deseos. Sin detenernos en caricias y besos, te siento
amor mío, tu cuerpo ardiente y caliente
como brasa me quema por dentro, llevándome a otra dimensión y conociendo el
verdadero cielo.
Me haces gritar de pasión desenfrenada y con toda mi
efervescencia te doy, mis ricas y dulces mieles que te excitan y vuelven loco,
te lleno todo de todas ellas llenando todo tu cuerpo. Y tú también amor mío,
quieres llenarme de tu esencia, me lo has susurrando al oído, yo te grito sí dámelas las quiero todas para mí,
sentir el olor y el sabor de tu rica esencia en mi cuerpo que está ansioso por
sentirlas y tú mi amor me las das, me hace estremecer de pasión me pierdo en ti
y quisiera que ese momento fuera interminable para
los dos.
__ Fue tu mirada, o esa sonrisa pícara, o esa carita traviesa, o quizás esa morbidez
tuya, que hace que te sueñe a diario, los que despertaron mis deseo y cuando
cierro los ojos, me veo en la dulzura de los tuyos y en la placidez de tus brazos, porque tu mi
niño travieso, sos como una invitación prohibida a despertar mis instintos, que hacen que mi
cuerpo se acelere y se llenen mis sentidos de tu aroma, más lentamente, fui
vistiendo tu desnudez con mis besos y estos fueron grabando en tu piel mis más
ardientes deseos.
__ No sé si tú me amas, pero creo que lo descubrí, lo vi en tus ojos pardos y en el brillo de tu
mirada. También lo noté en silencio, cuando tus labios me llamaban, lo noté en
el temblor de tu pecho cuando tú a mí te acercabas. En el roce de tu mano cuando
mi mano tomabas... en el temblor de tu voz y cuando tus labios callaban. Cuando
mi mirada indiscreta se posó en tu figura cercana, quise que la tierra me
tragara... y cuando vi que te diste cuenta... el rubor nos cubrió las caras.
Soy realidad en tus noches de desenfreno, pasión y deseo al volver el tiempo un
instante eterno, soy verdad, en tu incesante y secreta locura, el narcótico que momentáneamente cura a tu
perversión.
Soy el pasadizo oculto al placer que busca tu cuerpo, el cielo en la tierra en tus noches de
desatada lujuria, soy el camino más largo hacia lo prohibido sin pena ni
culpa... y la cadencia de tu cuerpo, cuando toca mi piel desnuda. Soy el gemido
extasiado y profundo de tu garganta, y el arrepentimiento en vano de tu alma
pecadora, soy el eco del grito que ahogas en tu estertor... noche, día o
madrugada, tu luna o tu sol en todo su esplendor.
Soy toda tuyo a pedazos, aun siendo tan mío, noctámbulo y
necio, de mirada expansiva, soy fuego en tus manos, mortal veneno ya quemo, ya
invado... causando caos en lo sereno.
Soy infierno candente que enerva a tus ansias, gato en celo
sobre tu espalda convertido en fiera, soy la sal de tu sudor que escurre y que
a tu frente perla, todo soy, cuando contigo es total, la entrega. Dejando
marcas como si tallara un cristal, profundas pero delicadas
seré esa fiera, la que despierta cuando te tengo enfrente. Que probará esa
fuente donde sus sales inundarán mi ser y con las caricias quedará su olor impregnado en mi piel.
Hoy me entregaré sin límites a mis deseos, esos llenos de lujuria y ese toque de amor y sensualidad que tanto te encantan, alucinan y acomodan. Hoy se desatarán todos nuestros sentidos culminando entre gemidos de pasiones y cansancio pero siempre fundidos en un solo cuerpo.
seré esa fiera, la que despierta cuando te tengo enfrente. Que probará esa
fuente donde sus sales inundarán mi ser y con las caricias quedará su olor impregnado en mi piel.
Hoy me entregaré sin límites a mis deseos, esos llenos de lujuria y ese toque de amor y sensualidad que tanto te encantan, alucinan y acomodan. Hoy se desatarán todos nuestros sentidos culminando entre gemidos de pasiones y cansancio pero siempre fundidos en un solo cuerpo.
Más tarde no sin esfuerzo, Guillermo se viste con parsimonia,
no sabe qué hará, ya se le ocurrirá en el camino, se dice.
__
Por esas ironías que parecen solo suceder en las novelas,
Juan y Matías han llegado esa tarde a la misma habitación del motel donde
Guillermo y Pedro hicieran el amor por primera vez. Igual que Guillermo, él ha
pasado por allí muchas veces en ruta hacia su casa. Hombre al fin, conoce cómo
funcionan esas instituciones. Más de una vez, soltero iniciándose en amores
furtivos, se refugió en sitios semejantes. De casado ha sido fiel. Una o dos
ocasiones acaso, aventuras pasajeras con enfermeros provocadores, sobre la mesa
de exámenes. Medido con el rasero de las costumbres de los hombres de su
generación, ha sido esposo ejemplar. De allí que apenas logre calmar el
desasosiego al cerrar la puerta y mirar la palidez en el rostro de Matías, la
habitación sórdida, la cama obvia, el sitio claramente desprovisto de otro
mobiliario que el necesario para cumplir la función de lugar de citas clandestinas.
__Lo siento, Matías. Te habría llevado a un hotel… __la
pausa es clara para ambos. Es casado e ir a un hotel lo expondría__. Pero esto
es más seguro que el coche__. Sonríe.
__Y más cómodo __sonríe él. Matías se sienta en la cama,
con las manos hacia atrás examinando la estancia. Se imaginó algo diferente...
Tonto que era como le dice Camila, y romántico.
Esperaba que los hoteles del amor, como les decían,
fuesen más sutiles, que invitaran al romance y no solo al sexo. Supuso que
habría una sala, al menos un sofá mullido donde besarse y tomar una copa a la
luz de las velas. Flores, luces, espejos, pero no.
Tocan a la puerta, Juan paga, pide algo para tomar.
Matías en tanto se consuela. Inútil seguir vagando por la ciudad en búsqueda de
sitios poco frecuentados, temiendo ser vistos.
No puede negar el demonio del deseo y fantasía que le provoca Juan. La mirada de él
entra en su cuerpo y alma y lo hace crecer como el agua a una esponja, le
endereza la espalda, lo desinhibe, y hace su coquetería más arrojada. Ha ido
perdiendo la timidez porque él aprueba cuanto hace, cómo habla, cómo se mueve y
viste, cómo luce. Es una sensación nueva para él. Se ha sentido querido por sus
padres, halagado por otros a ratos a sus pies, o sus manos, por partes de él,
pero hasta ahora nadie le ha abarcado todo con la avidez de este hombre.
No tiene miedo de
él. Será porque es mayor que él y él jamás tuvo amor de padre o será que los
hombres mayores tienen menos prisa, más experiencia. Juan lo trata como si
fuera un jarrón fino, “dónde te pongo para que no te quiebres”.
Pero la pasión ha ido creciendo. El cuerpo de él
responde. Los hombres tendrían que saber que la ternura es lo más sensual que
existe. El único novio que tuvo de joven, con el que perdió la virginidad, lo
montaba como perrito. Nada de caricias, nada de nada. Un bruto. Más bien lo
había dejado pensando que si eso era el sexo para qué molestarse, arriesgarse.
Con Pedro él se habría atrevido, es guapo, en eso
coincide con Camila, pero bueno, Pedro se había interesado por otro. ¡Qué cosa
de la vida que terminara él con Guillermo y él con Juan! No quería ni pensar
dónde iría a parar todo aquello. Él podía imaginarse subiendo de categoría,
viviendo con el doctor, incluso estudiando medicina, lo que no podía imaginar
era a Guillermo viviendo en una carpintería.
Juan se sienta a su lado, le pone el brazo sobre los
hombros. Matías se anida contra él que le acaricia la espalda, el brazo, le
toma la barbilla, y lo besa, un beso que se extiende por su cuerpo como cuando
se echa una piedra en agua y el agua va haciendo círculos. Hace mucho que él
quiere desvestirlo. No se ha atrevido en el auto del todo. Logra soltar botones
de la camisa con dedos torpes. Logra soltar uno y mete la mano para reconocer
su piel suave, joven, el saliente
redondo erecto de sus pezones. Lo recorre un escalofrío al sentir los pezones,
enhiestos, y gradualmente, a medida que lo acuesta en la cama y se va
adentrando bajo su ropa sin dejar de besarlo deslizándose de la boca a la
oreja, a los ojos a la punta de la nariz.
No debo apresurarme, piensa, recordando comentarios de
Guillermo sobre su manera de hacer el amor… mecánica. Matías tiene los ojos
cerrados. Se abandona, dócil, callado, Juan le abre la camisa, le besa los
pezones, desciende, besa el vientre y desciende el cierre del jean hasta
encontrar el ombligo. Matías empieza a gemir, a suspirar, a respirar
audiblemente excitado, Juan se obliga a la calma. Le tiemblan las manos cuando
él alza las caderas para que pueda deslizar el pantalón y bóxer hacia abajo
hasta dejarlo expuesto, mientras Matías toca el suyo, el calzoncillo blanco de
algodón, sencillo y ve la sombra oscura de abundante vello del pubis sobre la
que él pone apenas la mano atraído como si se tratara de un imán, se tocan en
espejo. El cuerpo del muchacho es delgado, los huesos de la cadera se alzan y
crean un valle redondo en el vientre. Es un cuerpo poco más que púber, de ángulos
y esquinas, sombras óseas. Juan cierra los ojos
para evitar el disturbio de pensarlo tan joven.
Sin explorar más, sin atreverse, poseído de pronto por
una urgencia angustiosa, cambia de ritmo, se destraba el pantalón del todo, se
coloca, agitado el condón que lleva en la bolsa y arremete adentrándose todo entero en el muchacho, en el cálido
orificio estrecho que da paso al túnel que lo hunde en un cielo que quisiera no
terminara nunca. Sin embargo, le toma tiempo acercarse al clímax. Se obliga a
desacelerar sus embates, a olvidarse de todo abrazando al muchacho que aún tiene
puesta la camisa, pero que se alza, viaja con él en arcos, en subidas y bajadas
hasta que lo siente tensarse, sacudirse y siente el apretado puño de su cavidad
estrujándolo con los espasmos del orgasmo que al fin provocan en él el
estallido en el que parece que ha muerto...
Un rato después, acostados ambos en la cama, Matías
suspira.
__ Quítate la
camisa _ dice él__. ¿Te fijas que me acostumbré a la prisa? _ ríe.
Matías lo hace. Está tendido, desnudo, sobre la cama y él
lo mira largamente, lo examina como si se tratara de una bella estatua,
contemplando sus brazos, sus piernas, el vientre, el ombligo...
__Te he soñado así _le dice__, exactamente así como sos,
tan delicado.
__ ¿Qué vamos a hacer, Juan? __pregunta él__. Nos estamos
enamorando, creo yo.
Él lo abraza. No quiere mentirle.
__No sé, Matías. No lo sé.
Matías se pregunta si será el momento de decirle que
Guillermo ha estado visitando a Pedro. El problema es que Camila lo negó
enfáticamente cuando Juan empezó a indagar, a visitarla a ella, y quizá le
crea. Por proteger a Pedro, entonces Camila se empeñó en disuadirlo de sus
dudas.
¿Cómo iba ahora él
a decirle lo contrario? Tendría que pensar cómo hacerlo. No era el momento. No
era buen momento. Se abraza a Juan.
__Sé que no me puedes contestar _susurra__. No te
preocupes. No pensemos en eso ahora.
Matías ha hecho la movida correcta, Juan lo mira con
ternura. Agradecido.
Matías lo siente relajarse, quedarse dormido. Verlo así,
despojado de toda superioridad, la boca ligeramente abierta emitiendo leves ronquidos,
le conmueve. Quizás fue solidaridad lo primero que sintió por él, piensa. No
estaba seguro, pero sí ya enterado de la constancia con que Guillermo pasaba
tiempo con Pedro. Y gato encerrado sí que había entre ellos, porque Diego le
había contado que Guillermo estacionaba el auto a veces en su garaje por temor
a que se lo robaran. Y menos mal que Juan no le preguntó a él por eso, ni
siguió preguntándole a Camila. Habría que ver cómo reaccionaba. Los hombres
gais no solían tolerar las infidelidades de su esposo con la resignación propia
de otras parejas.
Recordó entonces a un pariente mujeriego, que, no
obstante que le paseaba las amantes por la nariz a la esposa, la echó sin
miramientos cuando se percató de que ella había buscado consuelo en un pintor
que llegó a trabajarles. La sacó de patitas a la calle sin misericordia. No le
importaron los años que ella había tolerado sus amoríos. Con lujo de crueldad,
hasta le prohibió ver a los hijos. Era difícil suponer que Juan haría lo mismo
con Guillermo o que se iría él de la casa.
Si se llegaba a dar
el caso de que él dejara al marido, Matías prefería que fuera por amor, no por
despecho.
__
Guillermo conduce por las calles donde el tráfico apenas
empieza a aliviarse de la hora pico. Buenos Aires oscura, apenas unas luces
encendidas en las avenidas, es fantasmagórica. Solo unos habitantes se han
acostumbrado al extraño entorno que se asentó tras la inseguridad y la falta de
garantías, la pobreza. Grandes espacios vacíos, calles anchas que se estrechan
de repente, edificios rodeados de pasto, luces de neón y rótulos toscos,
cartoneros, basura. En la noche no se ve el río, ni grandes rascacielos salvo
en el microcentro, nada hace contrapeso al desorden y la pobreza saliendo de
este, donde quien quiere ver la hermosura debe de elevar la mirada en busca de
un cielo estrellado. La naturaleza se ríe del hombre en su intento de construirse
un hábitat digno. Y sin embargo,
Guillermo navega por la ciudad con la naturalidad y holgura de quien lleva
impresa las calles confusas e intratables de los barrios, la ama, ama el
cemento, y desde joven ellos y manejar le han calmado los nervios. En ese
pequeño enclaustro en que viaja solitario, su atención puede bifurcarse: ir pendiente de él mismo,
expandirse dentro de sí mismo, y también mirando el camino.
Desde el accidente, sin embargo, basta con que en su
mente salte el recuerdo de Pedro lanzado por el aire, el sonido de sus carnes y
huesos contra el guardabarros, para que las manos se le pongan frías y se
adhieran a la rueda como ventosas.
Cuando llega a su casa, el auto de Juan no está.
Mejor, piensa.
Se calmará. Tomará unas copas de vino. O quizás algo más
fuerte.
¿Cómo era que la gente hablaba con tanta tranquilidad de
la infidelidad?
Si se encuentra alguien mejor que yo, mis respetos, solía
decirse Miller. Pero cuando el marido lo dejó, se fue con un tipo trofeo. Sin
embargo, Pedro no lo era, o sí, era un verdadero premio que había elegido desde
la primera mirada, aun sin darse cuenta.
CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Diosma 💖¡¡Qué belleza!! ¡¡Me encantó!!
ResponderEliminarMari Bello
ResponderEliminarIsabel Aquí prevalece el amor
ResponderEliminarLupita Excelente
ResponderEliminarMelissa Bellísimo y con mucho contenido,
ResponderEliminarMyriam Hermoso amor que los años no pudieron desvanecer, hermosa prosa con mucho sentimiento,
ResponderEliminarMaria Rosa Bellísimo
ResponderEliminarMiriam Me encanta
ResponderEliminarFernando Eve Mónica gracias, hermosa.
ResponderEliminarMaria Dolores Gracias Eve Mónica Marzotti.
ResponderEliminarLeon Hermoso, gracias
ResponderEliminarEmilceBuenísimo
ResponderEliminarAna Maria Hermoso!!! Felicitaciones
ResponderEliminarSelva Maravilloso.
ResponderEliminarKiki te felicito, desde la óptica de mi gusto, usar un lenguaje sencillo sin palabras rebuscadas llega al entendimiento de la mayoría que te admira, pero aveces no entiende un lenguaje de mayor instrucción.
ResponderEliminarPatriceSublime!!
ResponderEliminarQué momento Eve...Ahora sí que van a tener que confesarse ambos y decidir qué van a hacer con sus vidas...Aunque yo creo que el destino ya marcó el rumbo de los cuatro...Por fin Matías sirvió para algo...Gracias Eve...
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Lindo Eve Monica Marzetti... tienen que sincersrse. Para que seguir con alguien de quien se perdió el amor...