martes, 13 de agosto de 2019

DESAFÍO CAPÍTULO TREINTA Y CINCO.


DESAFÍO
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO.
«… Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte…»
*Julio Cortázar /
“Tú decides hacia dónde y hasta cuándo.
Porque tu camino es un asunto tuyo”. J. Bucay.


__Martes, 09 de agosto de 2016.  

__En este crepúsculo de estío, desde mi estancia te pienso, te imagino entre mis brazos que me inspiran a escribirte, cierro mis ojos y te sueño despierto, extendiendo mis brazos simulando que estás aquí y, de pronto siento tu presencia, el calor de nuestra piel, que se evapora en este bello atardecer, con muchos deseos de amarnos, fundiéndonos de pasión.

Me acerco al cristal de mi recinto para cerrar las persianas, el cantar de las aves divagan en mi mente, luego, me tumbo en mi lecho extendiendo mis brazos de nuevo, te llamo en silencio suspiro y te digo: abrázame, ven…  solo abrázame, eres lo más valioso de mi vida, no hace falta nada más, solo un abrazo tuyo que me haga sentir bien, amado y complacido.

En este precioso ocaso, mis sentidos y mis deseos se alborotan; abrázame y quédate conmigo, siempre en mis pensamientos, para continuar mis días de espera mientras regresas, quédate en mi corazón, para que me llenes con tu inmensa pasión y, en mi alma para que perdure siempre nuestro amor; me siento solo sin vos cuando estás ausente, y te vas lejos.
A tu lado me siento completo, seguro, correspondido, henchido de amor, no sé qué haría si
me faltara tu cariño, tus mimos, sé que nada llenaría este espacio, porque tú eres la alegría
de mi vida, me haces feliz, solo abrázame, porque sé que no soy el único que se siente así, con estos deseos y añoranzas.

Me pregunto: ¿cuántos corazones no lloran y sufren la ausencia, la pérdida de un ser amado, al ver sus lechos fríos y vacíos? Sin embargo me da aliento que aún te tengo, que nos queremos, usualmente cuando siento nostalgia abrazo a mi hijo, pensarte me hace sentirte tan cerca, por ahora solo abrázame en mis ensueños, así me reposo y con ansias te espero. _Pedro, mi amor no se te ocurra dejarme solo, yo tampoco puedo seguir sin vos, despierta precioso.

Escuchó pasos y levantó la cabeza, la enfermera, la misma que lo había conducido hasta allí lo miraba con expresión bondadosa, le sonrió con calidez.

__El doctor me dijo que lo mantuviera al tanto si había alguna novedad, ¿ustedes son abogados del caso del empresario asesinado verdad?
__ Sí –contestó__. Usted, ¿cómo lo sabe?

__No creo que haya persona en el país que no lo sepa, doctor _respondió ella__. Ese hombre era muy conocido, y  el caso ha sido titular de diarios y programas televisivos desde que sucedió, creo que debe de imaginar o saber que desde la presidencia se lo mantiene vigente. ¿Es por ello que él está herido?

__No lo sé… ni siquiera he hablado con la policía _dijo y movió la vista hacia Pedro. Se puso repentinamente de pie__. ¿No le hace frío? _se preocupó al notar que tenía el dorso desnudo bajo la sábana.

__No _aseguró la muchacha__. Todo está controlado. Quédese tranquilo. Él está muy confortable __aseguró__. Si desea usar el sanitario o tomar algo, solo tiene que pedírmelo.

Guillermo intentó sonreírle. Le leyó el nombre en el cartel que colgaba en la pechera del uniforme.
__Gracias Martha. Mi nombre es Guillermo. __Le tendió la mano que la mujer estrechó.

__Encantada, Guillermo. Lo noto pálido. ¿Puedo tomarle la presión?
__Es por el susto estoy bien, aunque aceptaría de buen grado una taza de café negro, sin azúcar.
__Enseguida.

La muchacha salió y Guillermo sumergió la mirada de nuevo en Pedro, se inclinó para estudiarlo de cerca. El análisis minucioso le fue revelando la perfección de sus facciones, la barba le crecía rápido y sonrió mientras se la acarició con dedos inseguros. Le dibujó el perfil de la nariz pequeña y cuando bajó hasta los labios se los oprimió apenas, lo admiraban su grosor y esponjosidad. Los besó.

__Sos el ser más hermoso que he conocido en mi vida cielito y te amo __susurró__. Locamente _añadió y sonrió al evocar un día en que entre los dos habían buscado una lista de adverbios para definir el sentimiento__. Sinceramente, honradamente, mágicamente, apasionadamente, eróticamente, infinitamente, fielmente, eternamente y todos los adverbios existentes y por existir.

__Felizmente _ volvió a susurrar como la primera vez, aunque meditó que lo que definía aquel amor con precisión era locamente pues ¿no era de locos haber amado a ese hombre a la primera mirada, haber percibido las almas encadenadas esa misma tarde en aquel cumpleaños de Alberto y amarse como si se conocieran de eones? ¿No era de locos que se hubiese separado casi al unísono y que fueran a vivir juntos el sábado siguiente? ¿No era una locura jamás haber tenido una discusión siquiera? ¿No lo era que semejante sentimiento hubiese roto las cadenas que lo unieron a la farsa de cincuenta años en horas apenas? Se le llenaron los ojos de lágrimas y le tembló el mentón al recordar el momento en que lo había visto caer de rodillas primero y luego de boca, después del impacto de la bala. Lo estremecía la imagen y se le cortaba el respiro. ¿Qué hubiera estado haciendo a esa hora si su Pedro hubiera muerto? “No pienses eso siquiera” se reprochó.

Mejor te cuento cómo me supe gay,  nunca lo hice y ahora no puedes reírte de mí. Escuchaba a mi viejo retarme, sacaba chispas porque, como niño consentido que era, yo había roto la guitarra que me había comprado con mucho esfuerzo, después de decirles que no quería tocar más guitarra como contramedida a su resolución de obligarme a ir a la academia, que por cierto yo lo había hartado pidiendo ir. Ese fue el primer día que vi a mi sombra hacer algo diferente a lo que mi cuerpo expresaba.
Mientras mi viejo me reprendía, yo le respondía también haciendo gestos de hastío aunque no era más que un mocoso de  ocho a nueves años. Nos encontrábamos en el pequeño comedor junto a la puerta que daba a una de las habitaciones y la lámpara que ganaba el centro de la sala proyectaba mi estampa sobre la pared que lleva al baño. Al mirarla noté cómo la misma permanecía en posición sumisa y con la cabeza gacha a pesar de mis movimientos gestuales. Pensé que solo había sido un error, una distorsión entre lo que vi y lo que pensé ver, pero pronto la historia se repetiría.
La tarde que mis amigos vinieron a buscarme para salir a recorrer en bicicleta los caminos al fondo del barrio, me sorprendió ver que mi sombra se quedaba en su lugar mientras yo, bici en mano, había comenzado a recorrer los primeros metros del pasillo que llevan a la puerta de calle. Volví unos pasos y me coloqué en la posición inicial y la imagen contra la pared de la galería coincidía en todo pero al avanzar, mi sombra no lo hacía, solo se movía la de la bicicleta. Les grité a mis amigos que no iba porque me estaba sintiendo mal y estos me respondieron con algunos insultos y se marcharon. Uno de ellos, Adrián, esa tarde cayó en un pozo abandonado que tenía brea y se ahogó antes de que mis otros amigos llegaran con ayuda, pensé en la sombra y que tal vez pude haber sido yo.
No siempre hice caso de la sombra contraria a mis movimientos. Sentía que de algún modo, ella quería apoderarse de mi vida y no estaba dispuesto a ceder mi voluntad a una parte de mi ser. Yo quería ser el dueño de mis acciones así que muchas veces opté por no seguir sus “sugerencias”. Gaby era una vecina que me tenía loco y debo confesar que de reojos miré la sombra en busca de indicios y seguramente los vi pero hice como si no, el día que había decidido declararle mi amor. Tarde, tras mi confesión vi cómo mi oscura compañera, encorvada y triste ya había dado vuelta, como enfilando para casa, aunque Gaby todavía no se me había reído en la cara.
Poco a poco fui siguiendo sus notables sugerencias aunque ese hecho me hacía sentir dominado. El que fuera mi propia sombra la que obedecía sumiso como cachorro, no me hacía menos estúpido. Experimenté por un tiempo tomar decisiones bajo el destello de varias luces, en la avenida, a unos metros de casa. Me paraba entre dos columnas de luz y duplicaba mi sombra, entonces pensaba en algo que quería hacer y me movía. Por lo general una me seguía y otra no. Empecé a llamarlas sombra buena y mala respectivamente. El problema ahora era no saber cuál estaba equivocada y cual me anunciaba el error. Solo lo entendía ante el hecho consumado. Cuántas veces me la agarré con la sombra por lo que me había sugerido hacer, pensando que era la buena.
El probar con cuatro, por ejemplo en medio de la cancha de fútbol, no ayudó en nada, dos me seguían y dos no, o las cuatro sí. Remedié el asunto dejando las ideas locas de lado, tal vez fue solo por haberme vuelto adulto. Actualmente casi ni miro a mi sombra pues sé que está allí, a mi lado. Quizá signifique que me encarrilé. Quizás ese era su cometido en la vida, hacerme un hombre de bien e institucionalizado, un ser sin rebelión interna, un ente más, como otros que andan por ahí sin cuestionar nada. Solo una cosa me preocupa, desde hace un tiempo noto una conducta rara en ella: cuando pasa un hombre bien parecido y de buen cuerpo, se da vueltas como para mirarlo de atrás. Espero que no sea lo que pienso. Pero lo era.

Un chirrido lo obligó a incorporarse. Era Martha que arrastraba una mesita en la que traía café con magdalenas, tostadas y masas.

__No se permite comer en los cubículos __dijo la enfermera__, pero se nos ordenó que hiciéramos concesiones con usted.

__Gracias Martha.

Creyó que nada le pasaría por la garganta, no obstante apenas sorbió el café y mordió una tostada se le abrió el apetito mal satisfecho en los últimos días. Comió con fruición, sabía que no se trataba de un alimento nutritivo, sí una forma de energía. Lo que precisaba para mantenerse de pie junto a Pedro.

__Si se queda con él Martha y no se mueve de su lado, me atrevería a ir al baño.
__Aquí está seguro.
__No lo está __la contradijo con una vehemencia que sobresaltó a la joven__. La gente que le hizo daño podría ingresar a este cubículo y rematarlo en su cama.

__No me moveré de aquí __prometió la muchacha.

La obligó a agendar en el celular su número telefónico y le indicó que ante cualquier anormalidad por nimia que la juzgara lo llamara. Caminó hacia el baño sabiéndose objeto de las miradas del personal, que murmuraba a su paso. Se higienizó deprisa. Lo ahogaba la distancia que lo separaba de Pedro, le sabía a ausencia y no lo soportaba, regresó al cubículo dando grandes zancadas y volvió a ubicarse en la silla y a aferrarle la mano pues le afectaba la falta de contacto, mientras la enfermera se marchaba.

__No sea quién fue, precioso pero cuando te recuperes prometo que lo voy a saber, no demoraré como en el caso, será rápido. ¿Cómo lo hiciste mi Pedro? _ dijo en un susurro__. ¿Cómo destruiste mis defensas una por una sin que me diera cuenta? __Guardó silencio y se lo quedó mirando, incapaz de apartar la vista de su rostro tan amado, lo atormentaba la tonta creencia de que si apartaba los ojos de encima algo malo caería sobre él__. ¿Sabes amorcito que ya no sé vivir sin vos? …__se le cortó la voz y volvió a descansar la frente en el antebrazo de Pedro.

Un tiempo que no supo medir más tarde, la enfermera regresó con la libreta en mano y carraspeó para llamar la atención de Guillermo, que se mantenía inmutable, con la vista en al paciente.

__Hay gente esperándolo fuera doctor _dijo la mujer.

De pronto la necesidad de abrazar a Fabián se tornó acuciante.
__Quiero ver a Fabián pero no quiero dejarte solo __balbuceó entre sollozos__. ¿Qué hago amor mío? Vos siempre tienes la respuesta justa, Pedro. ¿Qué hago?

De pronto vibró el celular. Era Alberto.
__ ¿Guille? Estamos aquí.
__ ¿Dónde es aquí?
__A las puertas de Cuidados Intensivos.
__Enseguida estaré con ustedes. __Convocó a Martha y le pidió que permaneciese en el cubículo__. Debo Salir. Tendré el celular en la mano por cualquier cosa.

Besó a Pedro, lo miró con fijeza mientras le acariciaba la frente y se marchó. Casi corrió hasta la salida. Abrió la puerta y al ver a toda la gente del estudio y a Fabián de pie frente a él hasta a Cuca se le hizo un nudo en la garganta. Se sonrieron con labios temblorosos.

 __Querido __dijo Cuca evidentemente emocionada y Guillermo la abrazó. En seguida percibió las manos en la espalda y quiso recordar cuántas veces su tía lo consoló.__Se separó con delicadeza y se hundió en el abrazo de Fabián que lloraba, las lágrimas se mezclaron y Guillermo le secó la cara a su hijo con el dorso de la mano. Buscó al resto de su gente que aguardaban silenciosos y los saludó, aunque la expresión se le congeló al ver a Moravia.

__ ¿Qué pasó papá? Tuve que ir a la facultad y para cuando llegué  me contaron.
__  ¿Por el caso, Guille? _interrogó inocentemente Gaby mientras Alberto meneaba la cabeza.

__No lo sé. No lo sé chiquita. ¿Dónde está Camila Orestes?
__Ven Guillermo. __Le señalo un banco__. Sentémonos acá.

Se ubicaron en los sillones.
__Camila está en mi casa, no ha salido en los últimos días más que a terapia y acompañada _dijo Moravia__. Tiene un asistente terapéutico, y cuando no, la acompaña Marcial…  Guillermo, no quiero que pienses…

__Yo pienso lo que me da la gana, Moravia, perdón no es con usted el enojo pero en verdad no veo a la gente del caso mandando a  matar a Pedro y  su hija no lo cree gay, quiere un hijo de él, está obsesionada.
__Sin embargo crees que o la mujer o la amante asesinaron ¿verdad? _dijo el juez__. Camila puede estar desequilibrada por momentos pero no es capaz de algo así.

__No sé quién ha sido pero en cuanto Pedro esté a salvo lo averiguaré, lo prometo. __Se volvió hacia Alberto__. Gracias por estar todos acá, no saben lo bien que me hace.

__Papá no quiero que te enojes pero luces cansado.
__Hijito no quiero dejar solo a Pedro.
__ ¿Cómo está él? _se interesó el juez.

__Le extrajeron una bala del hígado, hizo un paro, perdió mucha sangre pero todo salió bien. Lo sedaron y ahora está descansando.
__Gracias a Dios _dijo Gaby.

__Guille, puedo  traer custodios de Arévalo así vas a descansar un rato y me quedaré yo mismo _ofreció Alberto.

__Me gustaría contarles en detalle _dijo__. Pero no soporto dejarlo solo por mucho tiempo _repitió__. Temo que lo intenten de nuevo.

__Ordenaré para los tres, y hablo de Fabián una guardia las veinticuatro horas _dijo Moravia__ de modo que puedan descansar.

__No confío en nadie Moravia _afirmó Guillermo.

__ ¿Ni siquiera en tus amigos?
__Si Alberto se queda pegado a él me gustaría ir a darme una ducha y a cambiarme __reconoció Guillermo pues ansiaba un baño__. Hijito no quiero que te quedes solo en el departamento ve con tu madre y no salgas.

__Quiero quedarme acá.
__Con Ana dije.

De pronto Guillermo se asombró de ver a Juan.
__Has cambiado Guille __afirmó el ex__. No pasó demasiado desde la última vez que nos vimos, y sin embargo has cambiado.

__No puedes imaginar cuánto.
Pedro tiene que ver con esa metamorfosis, ¿verdad?
__No puedes imaginar cuánto.
__ ¿Estás enamorado de él?
__Sí, lo amo.
__Recuerdo cuántas veces me dijiste que no podías amar, que no sabías hacerlo.
__Pedro me enseñó.
__Tengo la impresión de que no te enseñó nada, que vos sabías amar pero que no te lo permitías.
__Puede ser.
__ ¿Por qué?
__Porque no me sentía merecedor, por temor a la pérdida, por esto… duele.
__Ya lo creo que duele.
__Guille, me quedaré pegado a Pedro _dijo Alberto, además de la custodia que ha enviado Miller, ve a descansar.

Guillermo asintió, no obstante pese a lo que pensó un minuto antes la idea de dejar a Pedro, aunque fuese al cuidado de su amigo, le resultó intolerable. Le temió al amor desmesurado que había nacido en él y a la dependencia que implicaba.

__Apenas  se refrenaba y caminaba lentamente para respetar los pasos de su tía, se dejó convencer por Gaby de ir a su casa, allí había preparado algo para comer aunque se negaba a hacerlo, supo que quizás ella tenía razón.
Apenas llegar supo cuán cansado estaba.

__Quiero darme un baño.
__Ven, por aquí __dijo Gaby que lo proveyó de toallas y ropa que Fabián había retirado del departamento.


Entró al baño y de pronto sintió el cansancio y un repentino dolor de cabeza. Estuvo buen rato frente al espejo, observándose. El amor por Pedro lo había reconciliado consigo mismo y al verse en el espejo, la imagen le daba paz.
Se dio una larga ducha, le permitió al chorro de agua caliente que le masajease la espalda durante un rato. El dolor de cabeza fue remitiendo lo mismo que el latido en las sienes. Se lavó el cabello y el cuerpo con fricciones que le enrojecieron la piel, se afeitó y se cepilló los dientes. Salió renovado.
En el comedor le esperaba un plato de sopa con trozos de pollo y ensaladas y le supo todo delicioso.

__No puedo creer lo que pasó __dijo Gaby__. Alberto se sintió responsable, y al cabo de que me contó de la amenaza, también yo, Guille.

__No chiquita, ustedes no tienen culpa alguna, fue Camila, estoy prácticamente seguro.
__ ¿Camila? __se extrañó Gaby__. Creí que estaba de novia con Marcial, y mira que pasó por el estudio  queriendo firmar la demanda de divorcio.

__Una pantalla de seguro.
__Albert intentó rastrear la llamada y la dirección de IP de las amenazas que enviaron al celular pero… nada, lo siento. Dijo algo así como que el Protocolo de Internet estaba enmascarado.
__No me sorprende _dijo Guillermo, algún buen hacker trabajando para el autor o los sicarios.

__ ¿De verdad no quieres dormir unas horas? Prometo despertarte _ ofreció Gaby.

__No preciosa, gracias _concluyó__. Solo junto a Pedro estoy tranquilo. No debí dejarlo solo tanto tiempo__se reprochó__. Lo que sí les pediría es que contacten a Malvárez y a Jésica,  Pedro no va a declarar por días, yo no sé nada del tipo que disparó, lo que sé es lo que dije  mientras llegaba la ambulancia y vieron todos, pero quiero que estén con ellos por el caso y que me informes de novedades.

__Lo haré descuida ahora te llevaré a la clínica.
Al llegar se despidieron Alberto que salió y Gaby y Guillermo corrió dentro del hospital, cruzó deprisa las puertas y corredores que lo separaban de la razón de su existencia. El ritmo cardíaco se le aceleraba a medida que las zancadas devoraban metros. Se lavó deprisa las manos con una sensación fea en la boca del estómago, temía encontrarse con una tragedia. Divisó a lo lejos al guardia de la policía leyendo muy tranquilo y lanzó un suspiro.

__ ¿Todo tranquilo?
__Más imposible señor _aseguró.

Por fin entró en el cubículo, soltó el morral en el suelo ciego de inquietud por verificar que Pedro estuviese bien. Lo halló dormido y sereno.

__Aquí estoy amor mío __susurró, y se inclinó para besarlo__. Aquí estoy. No veía la hora de volver a vos.

Se incorporó al oír un ruido a su espalda. Era Martha que indicaba a un hombre de ordenanza que colocara una cama junto a la ortopédica donde estaba Pedro.
__Para usted, Guillermo. Para que descanse esta noche__ dijo sonriendo__. Son órdenes de las altas esferas __explicó y Guillermo sonrió.

Orestes, gracias, pensó.

__Sigo aquí. En el transitar de la vida se tiene que amar, si no, no tendría razón, tantos dicen que han amado, tantos decimos que no es pecado, pero solo a ti he confesado, tú, mi amor eterno, tú, a quien llamo, tú, por el que he llorado, tantas veces quieto en mi lecho, lágrimas del corazón mis ojos han derramado, pero siento que no fue suficiente, porque sigo aquí sin verte, en espera tal vez, de algún imposible, por el que he llorado, por el que no está a mi lado, por aquel amor eterno, es que mis ojos están cansados.
La tarde se me presenta cálida, todo lo sensual me envuelve en ese misterio que me llevará a la hora esperada donde, inesperadamente una visita que alegrará a mi alma en la madrugada, ahí, donde los sueños y deseos moran en la soledad de mis frías sábanas aparecerás vos,  vida mía, para frenar un nuevo amanecer donde removerás todas mis aguas revueltas, donde inquietas están mis emociones por morir en la cárcel de tus ojos.
No quiero vida mía que te alejes, ni que pintes soles oscuros en mi cielo, unamos nuestro soñado horizonte,  el tuyo y el mío, como los caminos de mis sueños, como sabes amor, dejé mis puertas y ventanas abiertas, seguirán abiertas para ver pasar tus pensamientos y anhelos, yo los recogeré en mis manos cuando lleguen a posarse, en el crepúsculo de la noche que adormece mil lunas para mí.

Quiero ser pasajero de tus viajes y vivir el tiempo que nos queda, y quizá podamos hacer que el reloj se pare cuando menos lo esperemos, somos estrellas fugaces como el aroma de las flores que hoy abren y mañana se mueren por no ser regadas con un suspiro suave de amor en el rocío de la noche.
Ámame vida mía y verás cómo mi alma muere por abrazarte, sentirás cómo en mi piel nace ese deseo de ser amado, ante este sentimiento que muere cada noche ante las ausencias que llenas están de ti. Solo me siento cuando te busco, los recuerdos viajan por mi cuerpo y se me escapan deslizándose entre mis dedos, solo pretendo vida mía hacer de ellos un sueño que me mantenga vivo, donde estés vos, llega la noche, y de nuevo me cubrirá con su manto negro, no cerraré mis ojos si no puedo soñarte, me rebelo, y me condeno, maldigo a los tiempos, y las normas, maldigo los sucesos, los mismos que nos separan y no permiten dar vida a nuestro sueño de deseo.
Deambulo buscándote entre los caminantes sin rostro, por las calles donde habito, te veo entre las sombras de este paisaje negro de mis espacios, y no te encuentro, solo tengo tu mirar clavado en mis ojos, los mismos que me acarician en mis sueños.

Sé que no tendré vida más allá de vos vida mía, lo sé, porque esta necesidad de vivirte me mantiene vivo, es el alimento de mis verbos escritos para ti en cada tarde, en cada madrugada, donde tú eres mi luz en este camino, en esta vida de luces ciegas que me separan de ti.
En esta noche sin luna te amaré, vida mía, me sentaré frente a ti y, mirándome en tus ojos moriré una vez más.
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Pedro intentaba levantar los párpados sin éxito. Se oponía con tenacidad a la somnolencia que lo invitaba a seguir durmiendo. Quería despertar. Lo acuciaba la certeza de que había algo de capital importancia de lo que debía ocuparse. “Guille”, pensó, y la respiración y las pulsaciones se le aceleraron al tiempo que una angustia creciente le oprimía el pecho. “! Guille!", intentó exclamar pero de su garganta no brotó sonido alguno.

Supo dónde estaba gracias al aroma a antiséptico y a los pitidos regulares y monótonos de las máquinas que chequeaban las constantes vitales, las de él, se dijo. Los recuerdos acudieron  con nitidez. Resultaba indescriptible la desesperación que experimentaba mientras pensó que moriría sin volver a ver a Guillermo que había salido un momento. Y cuando por fin lo vio se dio cuenta de que algo iba muy mal, todo fue confuso y ocurrió casi al mismo tiempo, en un instante eterno en el que alguien iba a dispararle y Guillermo corría e intentaba interponerse. Jamás olvidaría ese grito de él… su nombre…  ese ¡no! que lo oyó proferir y tampoco olvidaría su imagen corriendo hacia él como si la vida le fuera en ello, sin embargo existió un momento en que su ejecutor entró a su campo visual, incluso habían cruzado una mirada pero el golpe seco en el vientre lo puso de rodillas y lo volteó después. Luego nada.

Ahora despertaba en ese hospital. ¿Dónde estaba? En realidad poco le importaba, solo quería a su Guillermo. Alzó los párpados lentamente, y lo halló sentado a la cabecera, la mejilla apoyada sobre la mano izquierda que a su vez descansaba en el barral de la cama ortopédica, con la derecha aferrada a la de él. Se quedó observándolo dormir.
No negaría su belleza… era arrebatadora y lo había cautivado apenas ingresó aquella mañana para hablar del caso y la potencial sociedad, aunque era justo decir, que aunque su belleza masculina resultara inusual él había conocido mujeres y hombres que no le provocaron la más mínima emoción pero ese hombre emitía una energía que lo enlazaba, que lo alcanzaba en medio del plexo solar y le hacía vibrar una cuerda largamente dormida, una que él de hecho había creído muerta. La vibración que nació en el despacho en la mañana fue adquiriendo una amplitud que le ocupó el pecho por completo y lo tuvo esa tarde y noche en que compartieron y a partir de entonces con el corazón enloquecido. Y luego de las confidencias de aquella noche en su estudio del centro supo que ya no podría vivir sin él. Y semejante conclusión alcanzada en el lapso de horas desde un punto de vista racional no habría podido considerarse como producto de una reflexión sensata, si no como un comportamiento preocupante. De todos modos y dada la felicidad exultante que los embargaba prefería creer que la magia existía y olvidar su profesión.
Sabía que lo sofocaba con la intensidad y poder del sentimiento que lo dominaba, y sin embargo había elegido ser sincero y entregarle su corazón a costa de cualquier riesgo. En rigor elegir no era la palabra adecuada, ese verbo implicaba un acto consciente y deliberado entre dos o más opciones. Y lo de él había sido la consecuencia de haber caído prisionero del fervor que había irrumpido en él a causa de Guillermo, lo había cambiado por completo, lo había avasallado,  lo había postrado a los pies de Guillermo sin opciones pues era siempre él y solo él, había caído postrado, entregado, vencido. Y Guillermo lo había aceptado sin comprender cabalmente lo que esa aceptación significaba para él.
¿Antes de entrar a quirófano había sido claro al expresarle su agradecimiento y la devoción que sentía por él? ¿Había empleado con precisión las palabras para comunicarle  que era el hombre más valiente, noble e íntegro que conocía? ¿Había hablado correctamente al explicarle que lo admiraba por haber luchado por ese amor? Guille amor de mi vida, razón de mi existencia, dijo para sí, porque no quería despertarlo. Él, como si lo hubiese escuchado comenzó a rebullirse,  y a Pedro las pulsaciones se le dispararon de nuevo.
Aguardó en vilo a que abriera los ojos. El café de su iris volvió a maravillarlo como la primera vez que lo vio de cerca. Sin embargo fue la sonrisa que le destinó al encontrarlo despierto lo que le provocó una emoción tan fuerte que lo obligó a apretar la garganta para no echarse a llorar como un niño.

Anhelaba ese momento desde el día anterior. A las seis de la mañana la enfermera le había retirado la medicación que lo sedaba por lo que esperaba que Pedro despertase cuando su organismo eliminara los últimos vestigios de la droga. Ante sus ojos del color del caramelo, abiertos y llenos de vida, no podía hablar. Sonreía, pletórico de dicha. Se inclinó sobre su rostro y lo besó en el labio.

__Te amo _susurró con acento inestable y la frente apoyada en la de él__. Te amo tanto, Pedro. El decirte te quiero es un sonido de amor, juntamos nuestras bocas y nos fundimos en un te quiero, los labios se besan y se juntan como esos dos seres enamorados, que se desean abrazar uniendo sus cuerpos. Mis labios se unieron a los tuyos con ansia y aroma de querernos, libre mi corazón y nuestras almas se unieron al compás del calor  y del fuego de tus  besos, siempre añorando esa dicha de los dos muy placentera.
Sus labios sonrosados me pedían más,  besaba su piel rosácea y húmeda llena de vida y se estremecía pidiendo más cariño, nos entronamos en nuestro amor siempre deseado y soñado, deseo que este día sea recordado por este beso lleno de sentimiento. Nuestros ojos al mirarnos se valoraban en  el sentir, se confundían ante el mirar de los  dos y la luz ardiente de la vida era una  pasión de amor en un día espléndido,  la inmensa alegría de su rostro, hace  estremecer  todo su cuerpo y toda su alma, al llenarse de vibraciones llenas de amor que en nuestras vidas sabemos sentirlas y aprovecharlas.
__ Cuando no estás a mi lado,  me siento vacío, mi cielo se torna un infierno y el infierno se hace eterno porque sin ti la vida no vale la pena, extraño la ternura de tu voz, tus sonrisas, las caricias  y los besos que nos dimos, las promesas hechas, que no sé si llegaremos a cumplirlas, por eso cuando tú no estás, me lleno de miedo y siento que me falta todo, desde la luz que ilumina mi destino, hasta el aire que respiro y que la vida ya no tiene sentido, cuando tú no estás, el tiempo parece haberse detenido y mi vida es oscura y sombría pero solo escuchando tu dulce voz, es lo único que puede volver  a encender este viejo corazón.

La respiración acelerada de Pedro le golpeaba la cara. Se apartó un poco y le descubrió lágrimas que se deslizaban por las sienes.
__No llores amor mío. Estás bien, estás fuera de peligro. Todo está bien Pedro.
__No se trata de eso. Es que he deseado tanto que me amases como yo a ti y ahora que te siento mío y que sé que soy tuyo no puedo controlar esto que siento.
__Te amo locamente _le recordó con una sonrisa cómplice__. Eternamente. Felizmente.

__Te olvidaste de ciegamente.
__Y de mágicamente.
Pedro asintió incapaz de articular. Se sostuvieron las miradas, humedecidas.
__Tuve tanto miedo cuando…
---Shhh… No pienses en eso.
__No puedo olvidar tu grito.
__Lo sé amorcito. Es difícil deshacerse de las imágenes. A mí me sucede lo mismo. No sabes lo que fue verte caer herido. Pero quiero que olvidemos, Pedro. Tengo tantos recuerdos dolorosos. Quiero reemplazarlos por buenos momentos, los que me has dado y me darás desde ahora en adelante. Piensa en que acaba de comenzar el resto de nuestras vidas juntos, la mejor parte.
__Sí __exhaló aún muy afectado__. ¿Fabián?

__Bien pero desesperado por verte, ¿cómo te sientes?
__Feliz como nunca lo he sido.
__No tanto como yo de seguro pero me refiero a físicamente. Dime si te duele algo.
__Nada… solo siento un peso en la parte baja del vientre.
__Es por la bala que se alojó en el hígado, pero la extrajeron y te colocaron un drenaje que llevarás por unos días. El cirujano dijo que te recuperarás sin secuelas.
__ ¿Estabas muy preocupado?
__No quiero acordarme __insistió__. Voy a llamar ahora a la enfermera para que avise al médico.

__Tengo sed.
__Se lo diré.
__Guille… ¿quién fue?
__Hoy es un día especial para enamorarnos... Preparo para ti nuestro lecho de amor con velas, sedas y perfume. Me encanta seducirte, llevarte a ese mundo de placer, donde no existen limitaciones, vallas, solo te enciendes llevando todo tu cuerpo a la pasión. Solo piensa en recuperarte para amarnos, ya sabremos descubrir quién lo hizo.
Me encanta sentir cómo gozas mis besos en tus labios carnosos y que van recorriendo poco a poco tu cuello... Regreso nuevamente a tus labios y en ellos pongo un poco de fruta, mientras tú saboreas la pulpa de la fruta yo disfruto en recorrer nuevamente tu cuello, tu pecho, tu cintura, llegó a ese saliente que es como una fuente, disfruto su olor y saboreo su miel, te escabulles, me deleito en cada uno de tus montes, me presionas tan fuerte que me siento el hombre más feliz al ver cómo disfrutas, cómo gozas.
Me vuelve loco sentir tu pasión desenfrenada al momento que disfrutas sensaciones diferentes, gritas, gimes y pides más. Pero lo que me vuelve más loco es ver tu alma desnuda al entregarte a mí y hacernos un solo cuerpo, un solo templo a tráves de un orgasmo de placer.
__No sufras amor, ya pasó.
__Nada sufre  el que nada espera, nada esperé de ese regalo llamado vida que no es vida ni es regalo. Y así, de esa forma llegó usted, como un presente, adaptando mi sentir evolucionando en su entorno como la ofrenda de una sorpresa, improvisada, sin edictos ni avisos, a bocajarro, como un atraco en mis sentimientos a punta de sorpresa. No sé, si fue una donación de la existencia, o las circunstancias en complot con el destino y la improvisación. Tal vez la soledad
cansada de mi presencia, acaso el silencio de mis interrupciones. Quizá la muerte por llevarse mi alma en pena, o se alinearon los planetas en conjunción con el universo, haciendo compatible nuestros horóscopos. Quizá, mi señor fuese la maldición de una bruja, bien intencionada, me maldijo, hasta llegar al instante de usted. O siempre lo he tenido en mi mano, en la línea de mi destino alineado a la fortuna de conocerlo.
Acaso el diablo me instaló en su camino, en un intento por comprar mi alma, esta que ahora es suya, y dudo, encarecidamente que Dios, malintencionadamente, me pusiese cosiéndome a su costado. Tal vez, haya tenido reencarnaciones fallidas hasta llegar a su nirvana, o ya esté muerto y con usted, estoy viviendo en el paraíso, y por las noches vivo el negro de sus celajes, el blanco de sus transparencias y el rojo infierno de su pasión. Nada sufre, el que nada espera, y ahora que lo espero no se haga  rogar.

Grité, más asustado que vivo, como si el cielo fuese estruendo  entre vivaces nubes, relámpagos que desnudaba el silencio, quizás, una estancada ola que no desea volver a su orilla, o ese grano de arena rebelde que no quiso descender de su reloj de arena deteniendo el tiempo. Grité, en su asombro en la lógica  de su lucidez. Como si fuese Dios, gritó despertando en su agonía, o ese diablo, borracho de fracasos, vomitando sus males atragantándose de bondades, de ese mal que persevera y ese bien que insistente, nos hace tan distintos y a la vez, tan diferentes. Gritó, de realidades de risas por llegar por labios, por nacer, por la memoria perdida aún por recordar. Gritó, casi de luto casi apagado casi muerto, llorando a sus elementos al futuro que nunca se alcanza, o llega pronto, o pasa de largo, o nunca llega.
 Gritó, al viento, a las estrías de sus cadenas, al preso perpetuo  llamado libertad, y gritó, gritó, el horror de su existencia, avergonzado arrepentido  huérfano ante la multitud.
__Me has regalado lo mejor de tu esencia, de tu ser, de todo lo bello que son los sentimientos, el amor, tu presencia, me has recorrido con tu mirada, eres seductor de mis caricias, vibré con tus besos, soy vulnerable ante tu aroma, ese perfume que no se olvida, oler a ti es imprescindible, inefable.
La delicadeza es cuando me tomas por sorpresa con tus manos y recorres mi silueta y yo encantado, me haces tuyo, me besas completo, con caricias tan suaves que se vuelven delicia, tómame entre tus manos, escúlpeme, que soy tu obra de arte, róbame el alma, las ganas de amarte.
Sé fuerte, atrevido, audaz, intrépido, insolente, tierno, dócil, cariñoso, sensible, amable, pero no violento, cautívame siempre, atrápame, quiero evaporarme, fusionarme, aspirarme en tu cuerpo, en tu piel; mi piel tendrá memoria de tan sublimes caricias, murmullos y susurros de tus palabras que hacen temblar de tantas ganas.
Vibrar por esa locura por la bravura de tomarme en tus brazos hasta perder la cordura, al perderme cada noche, porque tu amor es un derroche de sentimientos de dos seres que se entregan sin condición.
__Por su piel anda la culpa de la ruta del pecado en la que solo deseas varar y gozar a cada paso pues del haber tocado se hace tuyo lo abarcado dando el fuego del Vesubio a la caída del ocaso. Por eso traigo mi guía con los paisajes soñados, desiertos dorados, torres de seda en las manos… Danza de manos apretándose con ganas, dulce melodía de piel y en un apretón, sentir lo feliz que son esas manos tan jóvenes que el amor, las hizo tan dichosas.
Se entrelazan con dedos muy amados tejiendo afectos en el rol que el amor les dio. Manos que amarradas a otras no se soltarán porque navegar querrán juntas, muy juntas con la magia de la felicidad, caminar y de la mano andar porque se visten de calma cuando pueden estrecharse y su cariño demostrar. Dame tu mano que me cuidaré para no ir de contramano y jamás dañar a ese corazón que su amor en un apretón reflejó.
__Quiero volver a encontrarte y cruzar el umbral de la noche ante este amanecer que ya me abraza, quiero mirarte a los ojos y sentir esa candela que nos quema a ti y a mí.
Quiero ser el más decente en tu vida y el más indecente en tu cama, hacerte llegar al cielo, rozar las estrellas poquito a poco y resplandecer en tus manos, atado a tu cuerpo. Volver a tu espalda y llenarte cada poro tu piel con mis caricias, derramar mil verbos, tatuarlos en tu espalda.
Déjame llenarte las auroras de susurros, entrar en tu alma y sacarte todo lo que guardas dentro.
Enamorarte cada alba como si de una primera vez se tratara y llenarte los oídos de quejidos cada una de tus madrugadas.
Vivir para escucharte, decir que te mueres por mí, que me declares tu amor cada día, que me mimes y mimarte a cada minuto que estemos cerca.
Besarte la piel hasta desfallecer, arroparte entre mis brazos y perder el miedo a no volver a tenerte.
En este corazón te guardo, son pocas veces las que no he pensado en ti, son pocos los minutos en los que no te he soñado y ¿aún dudas si te amo?
Las yemas de mis dedos andan perdiendo su tacto, de tanto amor como cosecho entre estas páginas en blanco ¿y dudas aún si te quiero? Pregúntale a mi almohada con la que tanto comparto y guardo.

__
Ascendió por una avenida desde una estación de servicio para doblar a la izquierda nada más pasar un templo. Siguió subiendo por la empinada cuesta y enseguida vislumbró a su derecha el edificio al que se dirigía.
Malvárez entró por la puerta principal. En la pared del lado izquierdo encontró un directorio con los nombres de las empresas sitas allí. Ediciones… estaba en la segunda planta.
Había ascensor pero prefirió subir por la escalera. Le resultó complicado porque estaba llena de cajas de cartón. Aquello contravenía la normativa antiincendios, pero decidió hacer la vista gorda.
La puerta de la oficina estaba abierta de par en par. Se asomó al interior y vio varios empleados sentados a sus mesas de trabajo. La chica que estaba más cerca advirtió su presencia y se aproximó a él.

_ ¿Puedo ayudarle?
__ ¡Está el señor con el que hablé hace un rato por teléfono? Saarona.
__Hola _ dijo en ese momento una voz a su lado. Un hombre algo regordete se asomaba tras un armario separador. Se diría que hasta entonces había estado agachado detrás de él.
__ ¿El señor Saarona?
__Sí soy yo _dijo mientras abría el cajón del escritorio que tenía a su lado para sacar una tarjeta de visita__. Encantado _ añadió mientras le tendía la tarjeta al inspector.

El detective hizo lo propio y le entregó la suya. La de su interlocutor rezaba: Ediciones Kunio__Director ejecutivo__Kunio  Saarona.

__Es la primera vez que me da su tarjeta un policía. La guardaré como un recuerdo __dijo el hombre mientras observaba el reverso__. Oh pero si pone mi identidad y la fecha  de hoy, ya entiendo… Es para prevenir el uso incorrecto de la tarjeta por parte de quien la tenga en su poder.

__Es solo una costumbre.
_Entiendo. Supongo que este tipo de precauciones son necesarias. Bien entonces ¿hablamos acá? ¿O prefiere que vayamos a alguna cafetería?
__Aquí está bien.
__De acuerdo.

El editor lo condujo a una sencilla zona preparada para atender a las visitas situada en un rincón de la oficina.
__Lamento molestarlo en horas de trabajo _dijo Malvárez mientras tomaba asiento. No parecía mala persona.

__No se preocupe. Aquí nos tomamos las cosas con calma no como en las grandes empresas.
__Como le he dicho por teléfono me gustaría hacerle algunas preguntas sobre la chica que murió.
El hombre borró la sonrisa de su rostro.
__Yo me encargaba directamente de sus publicaciones. Lo suyo fue una verdadera lástima. Con el talento que tenía…
__ ¿Se conocían desde hace mucho?
__Unos dos años y pico. Hizo dos libros para nosotros _respondió. Luego se puso en pie y fue hasta su escritorio para regresar con los cuentos infantiles__. Aquí los tiene.

__Con su permiso _dijo el policía tomándolos para echarles un vistazo.

__Le gustaba que sus personajes fueran típicos de la literatura tradicional infantil.
__Conozco una obra que se llama “que llueva mañana”,  ¿verdad?
Recordó que esa era la obra que había visto el occiso y lo había animado a elegir a la chica para que creara el personaje de su serie on line de dibujos animados.
El editor asintió apesadumbrado.

__Ella lograba que esos personajes de toda la vida lucieran con nuevo brillo. Era insustituible.
__ ¿Recuerda su fallecimiento?
__Cómo no… Si hasta dejó una carta para mí.
__En su familia se me dijo que había dejado notas para algunas personas.
Malvárez había hablado por teléfono con la madre de la chica, que le había contado que su hija se había suicidado ingiriendo gran cantidad de somníferos y que en su dormitorio dejó tres notas. Las tres a personas relacionadas con su trabajo, una para el editor.

__Me pedía disculpas por abandonar su trabajo de esa manera. En aquel momento ya le había pedido que nos preparara la siguiente obra y ella debía de sentirse preocupada al saber que iba a dejar eso inacabado _dijo el jefe cuyo gesto se tornó amargo mientras recordaba el episodio.

__No diría nada sobre la causa del suicidio, ¿verdad?
__No. Solo que lo sentía mucho.
Pero la chica no solo había dejado estas notas antes del suicidio, también le había escrito una carta a su madre. Nada más leerla esta telefoneó a su hija, pero, como no le contestaba, avisó a la policía. Una patrulla de agentes locales se desplazó al domicilio, pero ya la encontraron muerta.
En la carta para su madre tampoco explicaba las razones de su suicidio. Le daba gracias por haberle dado la vida así como por haberla criado y educado, y le pedía perdón por dilapidar de aquella manera un bien tan preciado.
Al otro lado de la línea su madre lloraba mientras le contaba al inspector que aún no se explicaban lo que había pasado. Ya habían pasado dos años pero era evidente que la tristeza por la pérdida de su hija no se había disipado de su corazón.

__ ¿Tiene alguna idea de por qué pudo hacerlo?
La boca del editor se torció con acritud mientras negaba con la cabeza.
__También entonces la policía me preguntó lo mismo pero no tengo idea. Me vi con ella unas dos semanas antes de que se suicidara y no le noté nada. Aunque tal vez fue por causa de mi escasa sensibilidad…
Malvárez pensó que no era por eso. Porque ya había  ido a ver a los otros destinatarios de las notas y ambos le habían dicho lo mismo. Nadie le había notado nada.

__ ¿Sabía usted que estaba saliendo con un famoso empresario?
__Algo así tengo entendido. Pero no sé de quién se trataba. Y en los tiempos que corren no cualquiera se atreve a preguntarlo. Corres el riesgo de que te denuncien por acoso o calumnias… _dijo el hombre serio.

__Dejando al margen a esa persona ¿conocía usted a alguien especialmente cercano a ella? Alguna conocida, amiga…
__Entonces también me preguntaron lo mismo pero la verdad es que no  sé de nadie en especial. Podría decirse que era una persona amante de la soledad y reservada. Creo que era una de esas personas que son felices quedándose en su habitación con sus intereses,  en este caso el dibujo. Me parece que no le interesaba demasiado el contacto con los demás. Por eso he de reconocer que me sorprendí cuando me enteré que estaba saliendo con alguien.

Lo mismo que Edyth, pensó Malvárez. Contaba con Elsa como ayudante de pintura y otra amiga de la infancia, como aquella que la acompañó al spa, pero habitualmente vivía sola.  Tal vez al occiso le gustaba ese tipo de mujeres, se dijo.
O no…
No tal vez no. El inspector reconsideró su idea. Era por algo bien distinto. Se acordó entonces de lo que le había contado su  abogado hoy gerente de la empresa: “Él no valoraba eso en nada. Se diría que para él esa mujer, siempre sentada en el sofá incapaz de tener hijos era un mero objeto decorativo un estorbo.”
 Si el occiso elegía mujeres solitarias, era porque solo las veía como instrumentos de procrear. Y debía de pensar que no era necesario que tales instrumentos vinieran equipados con el accesorio de la cualificación para las relaciones humanas.

_Disculpe inspector ¿pero por qué se interesa usted ahora por su suicidio? El motivo sigue siendo desconocido pero parece claro que se trató de un suicidio. Por eso ya en aquel momento tampoco se llevó a cabo una investigación exhaustiva.
__No es que haya nada sospechoso en el suicidio. Es que su nombre ha aparecido en la investigación de otro caso, y estamos comprobando algunos datos.
__Ya…
El hombre puso cara de querer saber de qué iba el otro caso pero el policía dio por terminada la entrevista.
__Bueno, es todo. Lamento haberlo apartado de su trabajo. Gracias por su colaboración.
--¿Ya hemos terminado?
__Sí. ¿Le importaría prestármelos… a los libros? __preguntó tomando los cuentos infantiles.

__Se los regalo.
__ ¿De verdad?
__Claro. Su destino era ser destruidos, así que…
__Bueno, en tal caso acepto, gracias.
__La verdad es que aquello me sorprendió mucho. Cuando lo supe no pensé que se tratara de un suicidio. Incluso cuando nos confirmaron que sí lo era aquí en la editorial empezamos a imaginar si ni la habrían matado. Algo fuera de lugar, lo sé… Pero claro como murió por tomar semejante cosa, pues…
__ ¿Semejante cosa? _se asombró Malvárez.

__Sí, el veneno.
__Pero ¿no eran somníferos?
El hombre frunció los labios mientras negaba con la mano.
__Nada de eso. ¿No lo sabe? Fue arsénico.
__ ¿Arsénico? __Malvárez se sobresaltó al oír la palabra__. ¿Ácido arsénico?

__Sí eso… Creo que se llama así.

El corazón del inspector se aceleró de súbito. Se despidió a toda prisa y bajó por la escalera. Inmediatamente telefoneó a su ayudante para que fuera al archivo central a buscar el expediente de suicidio.
__ ¿Qué ocurre ahora? ¿Sigue preocupado por aquella autora de cuentos infantiles?
__El jefe ya está al corriente, así que haz lo que te digo.

El inspector cortó y subió a un taxi rumbo a la comisaría. A pesar del tiempo transcurrido desde el inicio de la investigación esta no había avanzado mucho, por un lado porque no habían sido capaces de determinar la ruta del veneno, pero sobre todo, tampoco habían encontrado a nadie con motivos para matarlo, excepto quizás Edyth pero su coartada era perfecta.
Malvárez le había asegurado al jefe que alguien debió de entrar en la residencia luego de la salida de Elsa…  su novia anterior.

__ ¿Pero si está muerta o no? __ Le había dicho el jefe.

__Precisamente porque si se suicidó por culpa del occiso tampoco sería extraño que en su entorno hubiese alguien que quisiera verlo muerto a él.
__ ¿Una venganza a dos años? ¿Por qué esperar tanto tiempo?
__No lo sé, quizá porque de ser antes no faltaría quien atara cabos.
__De ser así, esa persona debería ser muy paciente ¿no? Contener ese odio años no creo sea fácil.
De allí que Malvárez, pese al escepticismo del jefe, al fin había obtenido la autorización para investigar…

… Y que un hombre sea asesinado con el mismo veneno que ha usado su novia para suicidarse pareciera demasiada coincidencia, era más lógico pensar que detrás de ello… se hallaba la voluntad de alguien.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO ESCENAS EXPLÍCITAS.

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