miércoles, 28 de agosto de 2019

"SEÑALES DE AMOR" CAPÍTULO TREINTA Y DOS.



"SEÑALES DE AMOR"

 CAPÍTULO TREINTA Y DOS.



09  de diciembre de 2016.
__Sí, pensaba que dirías eso.
Puso ceño.
__Todavía estoy dentro de vos.
__Ya lo noto. __ Sonreí desconcertado.

__Bueno al menos déjame salir antes de que me digas que estás intentando dejarme.
Me incliné sobre él y lo besé.
__Todavía no sé si eso es lo que estoy haciendo…
Acostumbrado a que nada fuera sencillo conmigo, Guillermo soltó el aire lentamente y se retiró de mí, se incorporó tendiéndome la mano y decidiendo confiar en él, dejé que  me pusiera de pie, y subí la escalera detrás de él hasta la habitación. Él señaló con la cabeza la cama.

__Métete dentro.
Como estaba desnudo y saciado, sin ganas para discutir, me metí en la cama y me tumbé de costado. Observé con placer cómo Guillermo se desnudaba por completo y entraba bajo las sábanas a mi lado. Inmediatamente me acomodé en su costado con la cabeza en su pecho caliente.

__El construir puentes supongo que es mi manera poco eficiente e inmadura de enfrentar los abismos de mi vida que me persiguen. Así lo afirmó mi terapeuta en forma de pregunta. La abrumadora realidad no se puede negar o sí, pero a estas alturas… Con mi padre nos distanciamos hace una eternidad y con mi hijo desde que dejé las llaves de la casa en poder de mi exesposa hace ya tanto que sería cansador tratar de enumerar los días.
Viajar de acá para allá recorriendo a lo largo y ancho el país relacionándome con los más disímiles caracteres que viven en toda clase de cuerpos, mantienen mi mente tan ocupada –o debería decir saturada- que no me permite siquiera extrañar o sentir un poco del natural remordimiento que, sin embargo, horada mi interior silenciosamente cambiando lo blando por sólida roca.
Tener un amor en cada puerto –en este caso “puente”- podría decirse que enmascara mi soledad o entreteje un andamiaje sobre la misma y así la vida transcurre sin sobresaltos sobre la ficticia llanura que, por el simple resultado de su monotonía, adormece tanto el dolor como el deseo de cambiar que aparece cada tanto. Cambiar de amor periódicamente también se vuelve monótono y te deja sediento como si tuvieras agujeros por donde fuga cualquier líquido que sorbas tratando de saciar tu sed.
Mientras se trabaja, todo ayuda a que la máquina siga funcionando sin sobresaltos y aceitadamente. Pero como nada es perfecto, cada tanto están esos días en que todo se para, por feriados o esperando fondos o a que se resuelva el conflicto gremial. Esos días colecciono las patéticas imágenes que proyecto comiendo solo en el hotel aparentando un interés que no es, en algo que veo en la computadora, leyendo el diario mientras tomo el café, recostado en la cama imaginando la obra terminada o caminando por el pueblo o ciudad que en realidad no me interesan. La soledad en su más puro estado disfrazada de ocupación.
A puente terminado abismo incrementado, pero no me quejo, sigo enceguecido hacia el próximo proyecto, el único, el de índole tangible y concreto. El triste proyecto que mantiene con vida la lenta muerte que me sigue como perro a la distancia de un puente que, paradójicamente, es menor a medida que el real incrementa sus dimensiones y tiempo de ejecución. Cambiar, modificar, repensar, son vocablos que cada vez más esporádicamente tratan de asaltar mis emociones sin lograrlo y que se apagan hasta la próxima vez después de recibir la noticia de que el nuevo puente en los confines del territorio, fue autorizado.
No me quejo y no sería sabio hacerlo. Es pura propia decisión, una elección pensada y consensuada y de la que ya no hay vuelta atrás.
Gasté dos tercios de mi vida inmerso en los caminos y montañas de papeles que componen el paisaje principal por el que transito. Las respuestas estudiadas fluyen naturalmente ante las preguntas o cuestionamientos acerca de mi vida privada, privada de amor, de dolor, de vida. Ya no quiero abrir mi corazón, si es que tengo; siento que es tarde, prefiero pensar que es tarde. Sentado cómodamente veo por la ventana que da a la plaza del pueblo cómo las personas a que alguna vez me parecí hacen las cosas que solía: sienten, disfrutan, comparten. Los veo y ni siquiera los envidio, son como bloques de piedra que conforman una estructura que decidí abandonar y a la que no voy a regresar. Las tímidas e indiscretas miradas de las mozas, conserjes y compañeros de soledad no me abofetean más, las asumo con constancia y casi indiferencia ya que, aunque no lo sepan, ahora y exactamente en este instante están tan solos como yo.
¡Ese hormigueo!, siento el golpe por dentro. Mi cabeza convulsionada yace tranquilamente sobre el mantel ante los impávidos camaradas que no atinan a reaccionar, tengo miedo, estoy solo. Ese era yo, ese mi destino antes de conocerte Pedro.

__No estás solo, Guille.
__Entonces ¿qué estás haciendo con esto… lo nuestro?
Menuda pregunta y por dónde empezar.

__Guille, yo tenía una familia muy buena __le dije en voz baja con un dolor que había ocultado demasiado tiempo enrollado en cada palabra__. Lo que te diré solo Alberto lo conoce, ni siquiera Camila lo supo.

Guillermo lo oyó y me agarró el brazo.
__Mi madre como la conociste ya era la gran señora y empresaria, pero no fue siempre así, ella… era huérfana, sus padres murieron en Europa, el papá durante la segunda guerra mundial, y ella pudo a través de una fundación conectada a  organizaciones de ayuda a víctimas de guerra llegar a América, mas creció en casas de acogida  hasta que se trasladó a Estados Unidos y tuvo esos padrinos y un visado de trabajo.  Luego se trasladó a Chile, se  enamoró en el campus universitario del papá de Alberto, y como sabes al morir este  de mi padre, se casaron poco tiempo después y durante unos años vivieron felices, todos lo hicimos. Mis padres no eran como los de mis amigos, yo tenía catorce años, Beto era ya mayor de edad y ellos aún estaban escapándose, escondiéndose para besarse cuando creían que nadie podría verlos. Estaban locos el uno por el otro. __Sentí que se me cerraba la garganta pero inspiré sofrenando el ataque de pánico y pude continuar__. Estaban locos por mí, por Alberto, y por una hermanita de la cual él y yo no hablamos con nadie,  Angélica la llamaron porque parecía un ángel. Mi madre era sobreprotectora con los tres y un poco autoritaria porque no quería que nos sintiéramos tan solos como se había sentido ella al crecer. __Sonreí__. Yo pensaba que era súper, más guay que todas las demás madres porque, bueno, tenía ese acento y era bastante seca,  pero de una manera divertida que asombraba  a algunas de las amas de casa que vivían en nuestro pueblo antes de trasladarnos a Buenos Aires.
__Suena como alguien que conozco _murmuró Guille con diversión en la voz.

Sonreí al pensar que al fin podría ser en algo parecido a Eloísa.
__Sí, bueno era asombrosa. Y mi padre era igual, genial. Era el padre que te preguntaba cada día para ver qué pasaba a cada uno, lo mismo a Beto que a mí. Incluso al hacerme mayor, al hacernos adolescentes, siempre seguía allí. __Sentí que las lágrimas se deslizaban por mis mejillas__. Éramos felices _susurré, logrando apenas pronunciar las palabras.

Sentí el beso de Guille en mi pelo con su abrazo en mi brazo tan fuerte que me dolía.
__Pedro, lo siento mucho.
__Hay que soportarlo, ¿verdad? __Me limpié rápidamente las lágrimas__. Un día estaba sentado en clase y la policía vino a decirme que mi padre había chocado con un camión para esquivar a un motorista que había caído de la moto, en el patio encontré a Alberto con el rostro anegado que me miró… Muertos. Papá y nuestra hermanita. Mi madre estaba en casa cuando llegamos.  Perdimos a mi padre y a una niña pequeña que era el amor de todos, a la que no habíamos tenido oportunidad de conocer,  aunque la conocíamos lo suficiente como para saber que la adorábamos. Yo sabía que lloraría si no podía ver a su osito de peluche favorito, su pequeño oso raído con una cinta azul en torno al cuello que era mío, y olía como yo. Sé que tenía un gusto especial por la música, porque lo único que tenías que hacer para que dejara de llorar era poner un  casete o cantarle bajito. __Reí con tristeza al recordarlo__. Sabía que cuando  estaba pasando un mal día lo único que tenía que hacer era tomarla en brazos apretarla cerca, oler su piel y sentir su pequeño calor contra mí para saber que todo estaba bien.

Descarrilé cuando los perdí, Guille, y Beto escapó a Mendoza a cuidar de sus viñedos. Mi madre estaba tan sumida en su dolor que apenas si estaba viva y eso me iba bien porque apenas alguien se fijaba si estaba vivo y eso me iba bien, porque significaba que podía hacer lo que quería.
__Las fiestas con tu amigo, lo del diputado, Emanuel…

__La única cosa que entumecía el dolor y todo era hacer cosas estúpidas que me hacían sentirme como una mierda conmigo mismo, fiestas, bailes, borracheras, alguna hierba, perdí la virginidad demasiado joven, y luego de la muerte de David me cambiaron de colegio… __Respiré hondo otra vez ante la opresión en el plexo solar, sintiendo que la culpa me inundaba otra vez__. Yo no quería ser nada para nadie, luego de lo que pensé respecto de la muerte de mi amigo. En ese colegio una chica era muy maja y necesitaba un hermano, me necesitaba, y yo no se lo concedí, ni siquiera sé lo que le ocurrió luego de terminar el curso __. Negué con la cabeza y suspiré apesadumbrado__. Y como a ella a todos. Cuando estuve allí, fui a alguna fiesta a lo largo de los años, no muchas. Siempre terminaba con algún tío al que no conocía ni me importaba. __Solté un suspiro pesado__. La verdad es que salía el mismo día todos los años. A una fiesta, a un bar. No importaba siempre que me ayudara a olvidar.

Emanuel siempre estaba allí, intentaba evitar que me dañara, pero no ya mi mejor amigo…  ni padre ni mi hermanita, Alberto no regresaba, no lo hizo hasta el episodio de Eloísa.
He pasado años enterrando a mi familia, a mis amigos, simulando que nunca habían existido, como dijiste era más fácil simular que nunca los había tenido que afrontar lo mucho que me dolía haberlos perdido, de allí las fotos escondidas. Y ahora me doy cuenta de lo injusto que fui con ellos. Con su recuerdo. __Apreté la mandíbulas para contener las lágrimas pero se derramaron de todos modos, goteando en el pecho de Guille__. La noche que salía era el aniversario de la muerte de papá y mi hermana, la noche que Eloísa me vio con Emanuel venía de una de esas salidas, con ella me permití toda la culpa acumulada del resto de mis errores. Y todo terminó  luego de su entierro, esa noche salí y fui a una fiesta, sin Emanuel, y no pude recordar nada de lo que ocurrió después de que llegué. Me desperté al día siguiente y estaba desnudo en la cama con dos tipos a los que no conocía, ni sé qué pasó.
Guille maldijo entre dientes.
__Pedro…
Ahora estaba enfadado con retraso y lo sabía.

__Créeme. He estado allí. Estaba furioso conmigo, me sentía violado, asustado. Podría haberme ocurrido cualquier cosa. Y sexualmente...
__No.
Me detuve porque su tono daba miedo.

__Me revisé e hice análisis y esos chicos no me habían pasado nada, gracias a Dios. Pero nunca volví a acostarme con nadie. Hasta que lo hice contigo.
Otro apretón fuerte por eso.

__Puede que no pare nunca de tener miedo al mañana, Guille __reconocí con calma__. Me asusta el futuro y lo que podría sacar de mí. Y en ocasiones me vuelvo loco y en ocasiones mis locuras hacen daño a la gente que tengo más cerca, como fue Eloísa, el mismo Emanuel o Camila.

__Eso lo entiendo. Puedo afrontarlo. Has de confiar en mí.
__Pensé que eras tú el que tenía problemas con la confianza _gruñí.

__Confío en vos, Pedro. No te ves de la forma en que yo te veo.

Tracé un garabato en su pecho.
__Yo confío en ti. No esperaba que Gaby me mintiera, y por eso la creí a pie de juntillas. Lo siento.
Guille dejó escapar el aire.

__Te quiero de verdad, Pedro. Estas últimas semanas han sido una pesadilla por más de una razón, pero por vos terminé con mis contradicciones, con la farsa, puedo haber perdido a mi hijo pero decirle la verdad fue un alivio, que Ana lo entienda otro.
__Y yo lo valoro, y mal que me pese si no te veo te extraño, te siento siempre conmigo, Guille. Dibujo una vida contigo cada noche.
__ ¿Cómo?
__ Como cada noche al apagar la luz…  un beso le dejo a tus labios en aquel retrato, un suspiro inevitable huye de mi boca para besarte en la distancia y entre la penumbra mi piel te reclama, mis ojos se cierran para sentirte llegar, mi mente se entrega al corazón y allí mi mano como una pluma al aire, te dibuja a mi lado.
El contorno de tu cuerpo va sintiendo mi mano y tu silueta en la penumbra mis sentidos perciben, voy respirando tu aire, juego a acomodar tus cabellos, el paso de mis caricias dibuja las líneas de tu cuello, voy sintiendo la suavidad de tu piel, camina mi mano por tu hombro y en un punto, mis labios graban allí un beso.
Mi piel se despierta ante la sensación de sentir la proximidad de tu calor, escucho susurros de te amo…  melodía de tu voz acariciando mis oídos y haciendo vibrar las fibras de mi ser, sigo dibujándote entre mis sábanas, mis piernas juegan con la suavidad de las tuyas y para mis labios mi pulgar dibuja los tuyos a centímetros de mi boca.
Y abrazo un vacío que ocupas en la cama, mis párpados dormidos no pueden ocultar la emoción en mis ojos al sentirte tan cerca teniéndote lejos, entre suspiro y humedad mis labios a ese espacio de la almohada, que ocupa tu boca, van camino a besar y en mi pecho grito tu nombre con tantos te amo, que logren hacer un puente entre tu espacio y el mío para poder amarnos.
En este calor que siente mi pecho, en la sed de mis labios y entre las caricias que duermen en mis manos, todo mi ser y mi alma parecen cada noche gritar, por dios… cuánto más enamorado de ti, se puede estar.

Pensé en la rubia de piernas largas que me había hecho pasar un infierno y le miré.
__ ¿Y qué pasa con Alicis?
__Juro que nunca me acosté con ella _ dijo sin apartar la mirada__. Pedro, no siento deseo ante una mujer, aunque creas que sí porque tengo un hijo y estaba casado con una es lo que ibas a hacer con Camila.

__ ¿Pero ocurrió algo?
Su pecho se puso frío debajo de mí.
__ ¿Guille?

Suspiró pesadamente.
__ Ella me besó, ayer me besó, pero yo no le devolví el beso. La aparté y le aclaré lo que soy, y le hablé de vos.

Me quedé un momento en silencio y entonces repliqué con determinación.
__Debes despedirla.
Guille resopló.
_ ¿Va Pedro Beggio a reconocer al fin que me quiere? ¿A poner fin a lo de Camila y a aceptar que somos la tercera pareja de la bendita leyenda?
__No puedo prometer que será fácil, Guille. Probablemente siempre seré un poco irracional respecto al futuro. Me preocuparé mucho.
__Mi señor, mi príncipe alado, hemos tenido un pasado equivocado por igual, y le he dicho por ello que puedo manejarlo. Le pido, desde esa profundidad absoluta, a veces disoluta de mi ser,
mi más abierta disculpa.
Sé, que he estado como ausente, distante, abstraído, absorto en las cavidades de mi ser, en esas soledades, al asalto de mi alma divagando conmigo mismo, en mis hondos abismos, interrogando mis silencios, donde sigilosa y de pintillas asoman sus pensamientos, allí, donde su mudez me ofrece sus filantropías.
Le ruego perdone mis cábalas  en ser en usted o no ser nada, en ser, luego existir si existe, luego tengo una razón de ser, si por ser y existir no le disculpo la vida, ni a Dios, mi muerte
sin usted, y a esta humanidad la vida sin nosotros a este mundo nuestra existencia.
Gracias, a su noble calavera a los huesos de su alma, por estar a mi lado cuando soy ausente,
cuando perdido,  en el entramado laberinto del complot de la vida, de cementerios vivientes
de hombres muertos, y cadáveres sin esperanzas deseando existir, y usted, desde sus eyaculadas profundidades, es mi  mi hilo de oro, las migas de pan, el rastro a seguir por mis huellas perdidas, mi luz aclaratoria, mis razonamientos y salida de mí mismo.

Disculpe, si a veces voy tras el viento, o filósofo divago con el padre universo, soñador dialogo
con la azul señora del cielo, si teólogo de dioses muertos elevo mi alma con el anciano tiempo,
arrodillando mi esencia a la parturienta  eternidad, en su parto eterno de la vida y la muerte, la existencia y el caos, la soledad, el silencio la materia el espacio el mundo y nosotros.
Si enamorado divago con las estrellas, si rio y me estremezco  con  la brisa, si cabalgo sobre cometas y caballitos de mar, persiguiendo los prodigios de la libertad.
Perdone usted, a este ingenuo loco, que acosa utopías  y causas perdidas y aún llora con los niños.
La mayor distancia es la que provoca su ausencia, pues solo su piel me distancia del mundo.
Con sabor a besos de miel, mi pensamiento se entrelaza  con el recuerdo de tu piel, que como fuego me abraza. Aunque quiera borrar tus huellas, mi piel las lleva muy grabadas porque al llegar la hora de amar, quedan impregnadas en mí. Se separaron nuestros caminos  pero el recuerdo siguió fiel, y por esas cosas del destino  hoy somos  de nuevo dos en una misma piel.
Quiero leer tu contenido sin detenerme, que mis manos descubran tu silueta lentamente, encendiendo cada rincón de tu hermosa piel, ardo por acariciarte, por gozar tu carne, disfrutar de tu lienzo, escribiendo mi nombre; volverte a besar, apoderarme de tu boca sensual, en la que me atrapan tus besos, ven desnúdame y quítame todo este amor, estas ganas de enloquecer, hasta perder la cordura.
Hurgas por cada rincón de norte a sur, ceñirme a ti, piel a piel, eres la lascivia que nace de los dos, con fantasías interminables llenas de perversión, al límite de la pasión, me haces perder el control, atrofias mis sentidos, desnudando nuestros sentimientos, que hoy por hoy, son nuestro vicio, conjugando el verbo amar, alimentando nuestros instintos al hacer el amor.
Enardecidos…  estamos frente a frente, desnudando el alma, mirándonos en silencio cruzando miradas fervientes, trastocando nuestros sentidos, llevándolos al pecado, mi amante en turno; donde el paraíso ahora se convierte en infierno exquisito, sigilosamente me entrego sin mesura al erotismo que nos fascina, me evaporo en ti, te has convertido en mi esencia, me fusiono, te aspiro, murmullos y susurros que me hacen temblar, sintiéndome vivo.
Somos aromas, mezclas excelsas, esencias de dos cuerpos que se envenenan, droga, somos veneno que mata, quiero disfrutarte a granel, adicto seré a ti, entre mis sábanas siempre  vos estarás.
Puedo manejar tus temores, Pedro.

__ ¿Por qué?
__Porque… __Suspiró__. Me haces reír, me retas, me excitas como nadie puede hacerlo, me desafías. Siento que me estoy perdiendo algo realmente importante cuando te vas, casi sentí que moría cuando descubrí el billete. Nunca había sentido que alguien era mío antes, Pedro. Pero sos mío. Lo he sabido desde el momento en que nos conocimos. Y yo soy tuyo. No quiero ser de nadie más, nunca.

Me incliné sobre un codo para poder mirarlo a los ojos antes de plantarle un beso suave en los labios y caer sobre él en el momento en que sus brazos me rodearon para aguantarme cerca y profundizar el beso. Cuando finalmente salí a buscar aire estaba jadeando. Toqué sus labios con un dedo decidido a que un día disfrutaría de esa satisfacción sin preocuparme porque me la quitaran.
__ ¿Crees que podrías venir a Chile conmigo? ¿A revisar las cosas de mi familia?
Sus ojos sonrieron, y no puedo explicar lo que significó para mí poder hacerle feliz.
__Al fin, por supuesto. Iremos cuando quieras, pero regresaremos.
Asentí.
__Solo iba a mudarme porque pensaba que tú te habías mudado con Alicis.
Guille gruñó.
__Muy bonito.
__ ¿Vas a despedirla?
Entornó los ojos.
__ ¿Verdad que lo harás?
__ ¿Quieres que la despida así, sin más?
__Si te dijera que alguien de la empresa me besó anoche me harías renunciar o me pedirías lo mismo, ¿acaso no es lo que quieres que le diga a Camila?

Guille pareció pensarlo.
__Entendido. Le encontraré empleo en otro sitio.
__En otro sitio en el que tú ni trabajes ni frecuentes.
___Qué mandón.
__Eh, ¿no recuerdas que te echaste encima de mí en un escritorio después de que un amigo me besara?
__Otra vez entendido.
Enterré la cabeza en su pecho.
__Pensaba que había arruinado todo de verdad _dije en susurro.

__Los dos casi lo hicimos. Pero ya es pasado. De ahora en adelante estoy completamente a cargo y ya no hay secretos. Creo que tendremos mucho menos drama y desde luego ninguna ruptura más, si yo controlo esto.
Le di un golpecito en el estómago.
__Lo que necesites decirte a ti mismo para pasar el día, Guille.
__Todavía no lo has dicho, ¿sabes?

Volví la cabeza y le sonreí. Respiré hondo.
__Te amo, Guillermo Graziani.
Su sonrisa hizo que se me hinchara el pecho.
__Dilo otra vez.
Reí.
__No porque eres muy vanidoso.
__Sí, dilo.
__Te amo.

Se sentó rápidamente y luego bajó de la cama atrayéndome hacia él. Me empujó hacia el baño en suite.

__ ¿Vas a decirlo otra y otra vez mientras te hago el amor en cada sitio, frente al espejo, en la ducha, en el jacuzzi?
__Todo ese rollo de que tomes el control me excita.
__ Te vas a excitar más, cielito.
Me enseñaron que nunca debía pecar estando él o  yo casado, que un amante pervierte y solo se divierte contigo en la cama, que es pecado amar mucho, porque nada más te quiere para sexo, porque no se enamora, porque no siente, solo toca y pervierte todos tus sentidos.
Pero si amar lo prohibido es pecado yo quiero condenarme, quiero ser un pecador, iría al cielo para pedirle a  Dios un poquito de compasión, pues  yo me pregunto ¿por qué es mal visto, tener un amante? ¿Que acaso no tenemos derecho a amar, a gozar, a tener a alguien que nos lleve aunque sea un ratito  al infierno exquisito y por qué no darles nuestro paraíso?
Me encantaría tener un amante,  que sea ajeno, que me dé su aroma, que me posea cada noche, sentirme amado, deseado, que me dé su fuego, entregarme sin pudor y sin pena, que me devore entero porque si amar es pecado entonces que me condenen, que ¿acaso ellos no
han amado? porque yo amo tanto y lo grito, le di todo a otros, mi esencia, mi ternura, mi pasión, mi seducción, placeres como si fuera, mi amante, y él solo se quedó en otra piel.
Ya lloré, ya supliqué, ya me hinqué, y aun así se fue, porque si no te quieren si ya no eres su vida, te dicen ruega que vuelva contigo, porque quedarás desamparado y olvidado, mientras
que tú también puedes amar, y puedes hacer locuras porque ya no forma parte de tu vida, él o ella pertenecen a otras mieles y tú ¿ dónde quedas? en soledad; cuando puedes disfrutar de lo prohibido, del amor, de los años que te quedan, qué sé yo, solo quisiera disfrutar de alguien
que le dé vida a mi vida, sentirme vivo, de qué más se puede disfrutar, no teniendo un amante.
Si estoy en un error solo dime.
__Te digo que quiero  dejar definitivamente a Camila y que deberías darle el divorcio a Ana, eso digo, Guille.
__Lo sé, precioso sé lo que necesitas para sentirte seguro __respondió besándome el cuello__. Huele a peligro estar cerca de vos y amarte tanto... te deseo entre la vida y la muerte, el cielo y el infierno, amarte y vivirte es un peligro que me hace desearte muchas veces entre mis piernas amándote y teniéndote, tomándote, sintiéndote mío en mis entrañas como fuego y pasión ardientes, y como viento imponente arrasando con mi cuerpo, elevándome a tus antojos,  a tu voluntad y deseos y yo tan  tuyo sin fuerzas para resistirme me dejo querer y me abandono a tus deseos y a tus antojos tan tuyo, es un peligro estar cerca de vos porque me robas la voluntad, no me tengo, me doy a vos  y dejo de ser yo para ser vos. Y me doy a vos para vivirte con la intensidad de un río que ahoga mis ganas en vos y me sepulto en tu piel y no me encuentro,  me pierdo en vos, sin querer hallarme, me doy con el alma, con la vida y el cuerpo, soy tuyo, de nadie más, no busco otros ojos, ni busco otros labios porque en vos quedo anegado y el sudor de tu piel se junta con mi piel y en humedad sentimos los cuerpos, nos amamos, nos sentimos, nos entregamos hasta perder la razón y entras por mis columnas,  bebes de mi fuente,  besas mis mellizas provocando un orgasmo   tras otro en mí.
 Ojos míos que se pierden en un beso a fuego de infierno, nos ardemos al poseernos, nos sostiene la vida que a vida nos lleva para vivir amándonos entre el cielo y el infierno…  pasiones, amor y deseo, es un peligro  caer en tus redes todas las noches de mis días en vos que te vivo. Viviendo con intensidad este amor cada noche y tantas. Más y las que vengan y faltan y sigues en mí y yo en vos. Es un peligro estar cerca de vos  y amarte tanto y hacerte mío y entre   piel y entrega se encuentran tu alma y la mía…  amándose. Siempre tuyo siempre mío.
__Despiértate vida mía y déjate soñar, no esperes más, no esperes a que te ahoguen las lágrimas al final, despiértate y ven a mí no esperes más, no permitas que ese camino incierto te separe aún más, no te preguntes nada, no lo quieras entender, no hay nada que entender y si hay mucho para vivir, deja que llegue a Dios este amor nuestro, este amor que nació del corazón, solo un instante nos bastó para darle voz a los silencios que agazapados vivían en los encaros de nuestras almas.
Te amo sin saber por qué, así soy yo amándote, te amo por tantas cosas y ninguna, te amo por dentro por donde están las cosas bellas, tal vez por esa dulzura que derrama tu sonrisa, tal vez por ese  café de tus ojos asomando, o quizá por tu ternura cuando me abrazas, así te amo yo vida mía como niño enamorado sin cura ni remedio.

Despierta amor mío, despierta y déjate amar. Sabes vida mía que ya mi memoria comienza a olvidar las notas de tu guitarra en aquellas madrugadas llenas de amor y esperanza, sabes vida mía que mis labios recortan de soledad, no sienten la humedad de tus besos, cada letra, cada verso, cada melodía que tarareábamos se están muriendo, que no suenan ni dicen nada,  los lunares de mi piel extraviados se sienten sin tus manos, y mis ojos solos se pierden en ese inmenso cielo de la noche negra, sabes amor, que todo esto cambiaría si las madrugadas se llenaran de ti, si volviesen a sonar las notas perdidas de tu guitarra, si volvieras, la luna se volvería loca de amor, ella volvería a soñar haciéndose cómplice de este amor soñado, solo en un átomo de tiempo nos costaría enredarnos el uno en el otro.
No dejes que mi memoria olvide tus ojos vida mía, ni  tus manos mi piel, no permitas que mueran mis verbos, que nacen por ti cada día. Te amo. Aunque  no dejo de amarte me invade hoy la nostalgia y se pierde toda la magia en cuanto me alejo de ti.
Cuando se quiere y se siente,  amar es el complemento. Para el amor siempre hay tiempo yo te amaré eternamente. Ni por el más ligero error intentes jamás juzgarme,  dedícate solo a amarme y solidifica este amor. El amor y la razón marcharon con su equipaje para encontrar el lenguaje que habla solo el corazón. Caminé aquel largo trecho por un motivo y una razón,  qué le has hecho al corazón dime mi amor ¿qué le has hecho? Yo busco un mundo mejor donde no se impongan normas y no se cambien las formas de amar y hacer el amor.

Me dio un  cachetazo en la nalga y di un gritito, con su risa y la mía llenando el cuarto de baño, le susurré.

__Salí de la nada para renacer en ti como un pájaro que desea nido, amor y calor, pasión y fuego de ti en mí, me siento bendecido desde que te conocí, porque renací en ti y tú en mí, eres como agua bendita santiguando mis labios, con la pureza de un beso ardiente, beso de fuego. Y quiero ser tu mañana, tu día y tu noche, quedarme preso en tus abrazos bajo sábanas, y quiero despertar las mañanas bajo piel de tu piel, jurándote amor eterno en pleno uso de mis facultades mentales, quiero amarte con mis cinco sentidos más mi locura porque en tus brazos pierdo la cordura y no sé de mí, pierdo la razón y sin razón aparente te sigo amando y la razón de la sinrazón me asiste para darme a ti. Y por eso inventé algunos motivos, como alma, corazón y vida, quiero amarte desde adentro, desde donde solo se ama a Dios, desde adentro donde duele amar, el amor que te doy duele, se estruja el alma desde adentro y se contrae el corazón y me duele amar así. ¡Me llora el alma, de tanto amarte! Me abraza la vida para darte vida, cada vez que morimos por Amor.
Renací en ti, desde aquel día, fecha y hora de tus besos, tu abrazo ciñéndome a tu pecho quedando atado a tu cuerpo, para no irme nunca jamás.
¿Ahora sientes los latidos de mi corazón junto al tuyo?
¡Soy yo, amándote desde adentro!
Seguro que me sientes en el agua que te baña en las mañanas, siente cómo mis manos recorren tu cuerpo, mis dedos se resbalan sin prisa por tenerte. Vuelvo a morir, y a vivir en ti. Y respiro en ti y tú en mí. Te vivo mío y te siento, te toco, te abrazo, te amo cada noche.
Eres mío, mi hombre, mi diario nocturno y mi devocional, no me duermo si no estás, lloro, amor, rio, te hago el amor mil veces y disfruto saberte mío de mí. Contigo olvido y contigo perdono, soy amor, canto y poesía, que vive en ti desde aquel día que te amé.
¡Para ti son mis te amo, Amor!
Si me faltas moriré, tú eres mi respiración, renazco en ti todos los días que te respiro. Eres mi respiración mi muerte y mi vida. ¡Eres hermoso, amor, eres el Amor de mi vida!
__Abrázame amor,  pero abrázame fuerte y profundo, que hoy quiero tenerte en mis brazos y que el tiempo se detenga infinitamente, abrázame en silencio y que sean solo nuestras miradas, las que hablen, abrázame, que hoy quiero recibir tus labios  sobre los míos, mientras el calor de tu cuerpo incinera mi piel, abrázame, pero abrázame fuerte, y convirtamos esta noche en el mayor ejemplo de amor, abrázame amor y así comenzaremos a sentir, lo que es amarse y vivir por siempre en el paraíso, por eso solo abrázame, abrázame otra vez.
__

Los dos respirábamos entrecortadamente y callamos…  nos sostuvimos la mirada en una medición de voluntades en un mudo duelo, en el conjunto de cejas pobladas oscuras y ojos de miel que fulguraron surgiendo como faros en medio de la noche.

__Eres demasiado, Guille, demasiado hermoso, demasiado poderoso y dominante, demasiado pagado de ti, demasiado para mí, no sé si me atrevo a lidiar con un hombre cuya naturaleza es la de un dios. A veces alcanzas extremos de bondad que me aturden como con Gaby, en otras te conviertes en un ser duro, con capacidad destructiva como cuando te dominan los celos.

Me quedé mirándolo sin pestañear, directo a los ojos, donde observé el fuego que arde en él, una enorme fogata que jamás se extingue, me atraen las llamas, me hipnotiza su danza, no le temo más que a alejarme de la calidez que irradia.
Me acerqué hasta que mi rostro estuvo a centímetros del de él, lo desafié con la mirada, él lo reconoció y respetó, se quedó quieto, con expresión neutra de un dios incrédulo con los ojos fijos sin desviarlos.
Arrastré la punta de la nariz hacia su labio superior, al mentón para aspirar su aroma e impregnar las fosas nasales con su fragancia indescifrable, y no lo besé…  Le chupé la boca como si lamiese la base de un helado que está derritiéndose arrastrando la lengua de comisura a comisura, le separaba los labios, le rozaba los dientes, la encía y, mientras tanto lo miraba, lo sentía ceder, lo percibía en la respiración, que me golpeaba la piel con frecuencia creciente, también en las manos que de modo intermitente se aflojaban y se ajustaban alrededor de mis muñecas.

__ ¿Existe algo más bello que tu boca? __Mi pregunta retórica obtuvo una contestación tajante, de voz ronca.

__Tu cola.

Guille procedió a un tiempo, me soltó las muñecas donde sus manos me mordían la carne, me apretó los cachetes de la cola y me penetró la boca con su impertinente lengua, mientras libres mis manos volaron a su nuca y los dedos treparon por el cuero cabelludo hasta sujetarme y enredarlos en mechones de la  base, le hice doler, como venganza me mordió el labio inferior. El tiempo pareció suspenderse mientras yo le tiraba el pelo y él me clavaba los dientes en la carne blanda de la boca. Lo frustraba no ocasionarme dolor al aferrarme el trasero, la tela le impedía hundir los dedos en la carne.
Las respiraciones agitadas se entremezclaban, los ojos se devoraban, la tensión crecía, ninguno dispuesto a aflojar el tormento que le causaba al otro.
Guille me arrastró y me colocó frente al espejo, cuando intenté volverme me aferró por la nuca inclinándome el torso que se mojó con los restos del agua que humedecían el mármol del lavatorio.

__Quédate así.

Profirió una risa corta, nerviosa, y yo otra que me hizo sentir ligero, dichoso, no me molestaba que él asumiese una posición dominante. Me penetraría en el baño, en esa posición y se lo permitiría, la excitación me estaba enloqueciendo, él acabó de cortar el hilo que me unía a la cordura al bajarme el pijama a tirones y deslizar la mano con premura dentro del bóxer para cerrarla sobre mi sexo. Guille soltó un suspiro como si hubiese metido una mano quemada en agua fría y apoyó la frente en mi hombro, cargando el peso de su cuerpo sobre el mío, que percibió el filo del mármol en las crestas ilíacas y en el vientre bajo, el aliento de él quemó el cuello.

Descansó un rato sobre mí inconsciente de que me abrumaba, me lastimaba al oprimirme el sexo con aquella destemplanza, y su corazón enloqueció al encontrar mis ojos en el espejo, brillantes de deseos, el labio inferior hinchado por sus mordiscos y las aureolas oscuras lo que extrañamente atizó su lujuria de manera incontrolable, y supe que algo feroz se desataba en él. Experimentó un instante de miedo por mí, según me dijo luego, pues en ese punto, se sabía capaz de cualquier cosa, desbaraté su intento por someter a la bestia cuando pronuncié su nombre.
Lo maravillaba y lo enfurecía que yo contase con el poder de volverle el pene duro con solo llamarlo y dominado por la misma predisposición violenta, susurró embelesado ante el cuadro de los pezones rosados erectos en contraste con la blancura del resto de la piel, y cuando los aprisionó entre sus dedos me convulsioné, me sujeté a los grifos cuando Guille estimuló el pezón con el costado de los índices, una y otra vez, la rigidez de sus dedos rozando la piel sensible.

__Míranos en el espejo _ me ordenó, y lo complací.

Me enloqueció la imagen proyectada frente a nosotros, me enardeció verme, verlo como si se tratase de una película, mi torso casi rozando el mármol, sus manos estimulando mis pezones, sus dedos apretándolos y yo gimiendo contorsionándome y esforzándome por mantener los ojos abiertos para no perder un instante de la imagen más erótica que había contemplado.

__Debería castigarte por poner en peligro nuestro amor e intentar huir _ me reclamó él.

__Entonces castígame, Guille.

La mano derecha abandonó el pezón y bajó mi bóxer más allá de la rodilla. Sin perder contacto visual a través del espejo me exploró el trasero como el ciego que reconoce los lineamientos con la mano, con el tacto, la piel, la curva de los cachetes.

__Mereces que te dé palizas y lo deje rojo.
__Hazlo.
Que después no lo culpase lo justificó ese modito dócil y, a un tiempo, desafiante que no colaboraba para aplacar el monstruo que había roto las cadenas y que se enseñoreaba en él, y de las migajas de sensatez.
Una parte temía lastimarme, otra se regocijaba con la idea. Se puso de rodillas. Había reservado la visión de esa parte de mí para en final. Y sí, resultó más blando, más blanco, más perfecto,  dijo.

Emití un jadeo y me estremecí al darme cuenta de que Guille me separaba las nalgas y hundía la lengua entre ellas. Como me escandalizaba quería exigirle que se detuviese, las palabras se enredaban en mis cuerdas vocales, de donde solo emergían gemidos de gozo producto del masaje extravagante y desnaturalizado.

__Guille _exclamé por fin agobiado de placer y de vergüenza, cuando su lengua sobrepasó los límites y penetró el ano__. No _le imploré. Mortificado.

__Calla, haré lo que quiera, es tu castigo. __Sin embargo abandonó la práctica y se puso de pie. Yo medio desfallecido inclinado sobre el lavabo, asido a los grifos como a la espera de un huracán que me arrollase, levanté la cara y ahogué una exclamación. Jamás lo había visto de esa manera, tan desencajado,  tan poco dueño de sí, las facciones alteradas en una mueca que condensaba rabia, lujuria y angustia.

__Mi amor, ¿qué pasa? __La boca se me secó repentinamente y los ojos se calentaron cuando Guille me acarició el trasero en su redondez, no comprendiendo por qué me excitaba tanto la combinación de esa caricia suave y lenta y la mirada torturada de él en el espejo. La mano se movía como lo habría hecho sobre a cabeza de un niño. La izquierda siguió dibujando el contorno de las nalgas mientras la derecha se ocupó de amasar, apretar los pezones. Yo intenté deslizar la mano porque ansiaba tocarle la erección. Él me dio a entender que renunciara al intento cargando más sobre mí con lo que el filo del mármol me torturó.

__ ¿No volverás a huir de mí?

Ya le había dicho que no, pero necesitaba una excusa para mortificarme y torturarme, por hacerlo sufrir me castigaba, por no confiar en él, por hacerlo sentir indigno de amor.
__No _dije con voz de niño que le ablandaba el corazón y lo enternecía, en ese momento lo enardeció tanto como mi anatomía. La realidad cobraba un cariz inverosímil, y allí estábamos atrapados en esa vorágine de locura, venganza y sexo, a punto de hacer el amor, nada parecía normal entre nosotros.

Descargó la mano sobre el cachete izquierdo y luego sobre el derecho, y sofrené el alarido que se materializó en el rubor de la cara y en el centelleo de mis ojos.
__No, nunca más…  no voy a huir.
Me pellizcó dolorosamente el pezón derecho luego el izquierdo y volvió a aporrearme las nalgas.

__No es lo que a mí me pareció.
__! Por favor! __ ¿Por qué no quitaba las manos de los grifo y me defendía?
¿Qué perversa disposición me mantenía estoico, sin prorrumpir en gritos y me obligaba a padecer los sopapos y pellizcos? ¿Acaso me excitaban? ¿Los disfrutaba? El trasero me hervía y los pezones me escocían y sí, yo gozaba, y gemí de gozo cuando Guille introdujo los dedos índice y mayor dentro de mí.

__ ¿Con qué derecho ibas a irte sin decirme nada?
__Con el de no ser capaz de confiar en mí __grité y exclamé en un acto maquinal cuando el dedo mayor me penetró el ano.

Guille me habló a través del espejo, sin elevar el tono, sin retirar el dedo, sin dejar el pezón.
__Vos solo me amas a mí, me deseas a mí…  solo sos para mí.

Yo lo contemplaba  desde esa posición en suspenso, sostenido por las puntas de los pies y por el cuerpo de él, los músculos en tensión, la mente en completa anarquía. Hechizado por sus palabras como si me hubiese lanzado un conjuro, y recordé cuánto deseaba no abandonarlo y compensarlo por todas las heridas que le había causado.
__Por supuesto __mi voz sonó tensa por lo incómodo de la postura__. Y tú eres todo y solo para mí, Guille. Tú eres el único en mi vida, eres el amor de mi vida.

Sin desviar la mirada con la que horadaba el espejo, retiró el dedo, lo lamenté. De nuevo, lo había perdido, si la vergüenza y la culpa no me hubieran abrumado, pues se colocó de nuevo de rodillas para venerar mi trasero.

__Pedro…__Su resuello ardiente me escoció la piel. Me pasó la cara por las nalgas enrojecidas y  sensibles,  incapaz de advertir que la barbilla raspaba y aumentaba el padecimiento, me celé de mis glúteos como si los desease más que a mí.

__Guille…
__ ¿Qué?
__Te necesito… No doy más. __ lo enfrenté y me di vuelta, aliviado cuando el mármol tocó mis nalgas calientes__. Bésame _le pedí como usando nuestra confianza infinita.

Guille me sujetó con frenesí, me calzó la mano en la parte posterior de la cabeza y la otra fue a parar a su sitio predilecto, caliente por el maltrato. Me besó con lengüetazos lánguidos y a ciegas me deshice del pantalón y le bajé los bóxers. Guille gimió en mi boca y sacudió el torso cuando así su pene con ansiedad.

__Lo necesito ahora dentro de mí _le confié con los ojos cerrados y sobre sus labios, no quería mirarlo, no quería descubrir su triunfo y la satisfacción de macho, pintados en su cara__. Pasó tanto tiempo, Guille, por favor.

Transcurrieran segundos de respiraciones agitadas.
__Quiero tu pene dentro de mis entrañas. __Luego de la grosería elevé los párpados y al descubrir la excitación desvergonzada que provocaba en él, cobré valor__. Quiero tu erección enorme y dura, muy adentro.

__ ¿Te gusta? __Guille cerró la mano sobre la mía y me obligó a moverla__. ¿Te gusta? __Yo me humedecí el labio y asentí.

Cumpliría su promesa, él nunca renunciaba a sus palabras, me tomaría desde atrás, allí y en cada sitio, me obligó a inclinarme de nuevo sobre el mármol y me indicó que elevase el trasero.

__Te deseo tanto.
__ ¿Sí, verdad? __Su acento irónico no me hostigó. Lo sabía herido y malhumorado, y me había propuesto tratarlo con paciencia__. Solo para esto me quieres. __Colocó la erección entre mis nalgas y presionó__. Para lo demás no confías en mí. Soy tu macho para hacerte gozar por contrato, el que te enseñó a gozar _subrayó__, pero no el hombre para tu vida.

__Sos todo para mí. Guille. Mi amante, mi hombre, mi compañero, mi maestro, mi amigo. Sos en quien más confío. Mi vida te confiaría, lo sabes.
__No lo sé. No fue lo que dijiste muchas veces. __Las últimas palabras brotaron con esfuerzo al tiempo que se impulsaba dentro de mí, firme, preciso, su pene se deslizó y ese simple hecho le drenó la fuerza. Apoyó la frente entre mis omóplatos y no la apartó__. Me lastimaste. Mucho.

Yo apreté los labios y tragué el nudo que pasaba en la garganta. Quería hablar sin conseguir dominar la emoción que me privaba de aliento. Deseaba decirle cuánto lo amaba, como jamás había amado a nadie, ni amaría a otro y que el amor que sentía por él era eterno, infinito y poderoso. Alcancé a balbucear… perdón entre sollozos, él elevó el rostro, y luego de unos segundos de estupor se inclinó y besó el costado de la mejilla húmeda de lágrimas.
 Extendí el brazo hacia atrás y aferré sus cabellos, él siseó para calmarme mientras yo repetía el perdón y le buscaba la boca. Me sujetó las caderas y se impulsó muy dentro de mí, y con espíritu alocado, libre y ligero nada me importó excepto él y esa pasión inmensa que compartíamos en ese ser uno solo, en ese vaivén donde él embestía y yo lo acompañaba. Nos mirábamos en el espejo, hasta que él rompió el contacto  para mirar mis pezones que se movían al ritmo de cada embiste.
Se reclinó sobre mi espalda que quedó paralela al piso, recostado sobre el mármol, él masajeaba los pezones con ardor, mordía el trapecio y me golpeaba con la pelvis. Ladeé la cabeza y oprimí la boca contra su bíceps para amortiguar el grito del alivio, él en cambio no se privó de nada, y gruñó y gimió, desplomándose en un estallido que nos catapultó a la inconsciencia en un solo ser.
__

__Bueno, ¿estás segura de que vas a estar bien?

Gaby cruzó los brazos sobre el pecho y soltó el aire ente los labios.
__ Si me preguntas eso otra vez o a tu hermano no te molestes en volver porque buscaremos otro testigo de casamiento.
Le lancé a Guille una mirada y él negó ligeramente con la cabeza.
__A mí no me mires. Gaby no tenía esa actitud hasta conocerlos.

Eso no era justo.
Gaby sonrió ante mi falsa expresión de herido y levantó las manos.
__Chicos, Albert ayúdame a empujarlos, vamos. Ha pasado un mes. Estoy bien. Albert vive prácticamente conmigo, tenemos que organizar la boda… y tienen un avión esperándolos.

Guille abrazó a mi hermano, besó a Gaby antes de volverse para abrir la puerta con nuestra maleta en la mano. Al final, había sido buena idea que rompiera mi billete porque invitarlo a venir conmigo significó reordenar su agenda y cambiar las fechas del vuelo. Y bueno, para ser sincero, queríamos asegurarnos de que Gaby volvía a estar en pie antes de marcharnos.
Después de un mes de que la cuidaran  como madres todas las mujeres, Alberto, Guille, su madre real y yo, probablemente estaba contenta de librarse de nosotros, lo único que nos apuraba era el próximo parto de Valeria, y que quizá con él, llegara la comprensión de Fabián que al momento…  seguía sin hablar con su padre.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

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