"SEÑALES
DE AMOR"
CAPÍTULO
TREINTA Y DOS.
09 de diciembre de 2016.
__Sí, pensaba que dirías eso.
Puso ceño.
__Todavía estoy dentro de vos.
__Ya lo noto. __ Sonreí desconcertado.
__Bueno al menos déjame salir antes de que me
digas que estás intentando dejarme.
Me incliné sobre él y lo besé.
__Todavía no sé si eso es lo que estoy
haciendo…
Acostumbrado
a que nada fuera sencillo conmigo, Guillermo soltó el aire lentamente y se
retiró de mí, se incorporó tendiéndome la mano y decidiendo confiar en él, dejé
que me pusiera de pie, y subí la
escalera detrás de él hasta la habitación. Él señaló con la cabeza la cama.
__Métete
dentro.
Como
estaba desnudo y saciado, sin ganas para discutir, me metí en la cama y me
tumbé de costado. Observé con placer cómo Guillermo se desnudaba por completo y
entraba bajo las sábanas a mi lado. Inmediatamente me acomodé en su costado con
la cabeza en su pecho caliente.
__El
construir puentes supongo que es mi manera poco eficiente e inmadura de
enfrentar los abismos de mi vida que me persiguen. Así lo afirmó mi terapeuta
en forma de pregunta. La abrumadora realidad no se puede negar o sí, pero a
estas alturas… Con mi padre nos distanciamos hace una eternidad y con mi hijo
desde que dejé las llaves de la casa en poder de mi exesposa hace ya tanto que
sería cansador tratar de enumerar los días.
Viajar de acá para allá recorriendo a lo largo y ancho el país relacionándome con los más disímiles caracteres que viven en toda clase de cuerpos, mantienen mi mente tan ocupada –o debería decir saturada- que no me permite siquiera extrañar o sentir un poco del natural remordimiento que, sin embargo, horada mi interior silenciosamente cambiando lo blando por sólida roca.
Tener un amor en cada puerto –en este caso “puente”- podría decirse que enmascara mi soledad o entreteje un andamiaje sobre la misma y así la vida transcurre sin sobresaltos sobre la ficticia llanura que, por el simple resultado de su monotonía, adormece tanto el dolor como el deseo de cambiar que aparece cada tanto. Cambiar de amor periódicamente también se vuelve monótono y te deja sediento como si tuvieras agujeros por donde fuga cualquier líquido que sorbas tratando de saciar tu sed.
Viajar de acá para allá recorriendo a lo largo y ancho el país relacionándome con los más disímiles caracteres que viven en toda clase de cuerpos, mantienen mi mente tan ocupada –o debería decir saturada- que no me permite siquiera extrañar o sentir un poco del natural remordimiento que, sin embargo, horada mi interior silenciosamente cambiando lo blando por sólida roca.
Tener un amor en cada puerto –en este caso “puente”- podría decirse que enmascara mi soledad o entreteje un andamiaje sobre la misma y así la vida transcurre sin sobresaltos sobre la ficticia llanura que, por el simple resultado de su monotonía, adormece tanto el dolor como el deseo de cambiar que aparece cada tanto. Cambiar de amor periódicamente también se vuelve monótono y te deja sediento como si tuvieras agujeros por donde fuga cualquier líquido que sorbas tratando de saciar tu sed.
Mientras
se trabaja, todo ayuda a que la máquina siga funcionando sin sobresaltos y
aceitadamente. Pero como nada es perfecto, cada tanto están esos días en que
todo se para, por feriados o esperando fondos o a que se resuelva el conflicto
gremial. Esos días colecciono las patéticas imágenes que proyecto comiendo solo
en el hotel aparentando un interés que no es, en algo que veo en la
computadora, leyendo el diario mientras tomo el café, recostado en la cama
imaginando la obra terminada o caminando por el pueblo o ciudad que en realidad
no me interesan. La soledad en su más puro estado disfrazada de ocupación.
A puente terminado abismo incrementado, pero no me quejo, sigo enceguecido hacia el próximo proyecto, el único, el de índole tangible y concreto. El triste proyecto que mantiene con vida la lenta muerte que me sigue como perro a la distancia de un puente que, paradójicamente, es menor a medida que el real incrementa sus dimensiones y tiempo de ejecución. Cambiar, modificar, repensar, son vocablos que cada vez más esporádicamente tratan de asaltar mis emociones sin lograrlo y que se apagan hasta la próxima vez después de recibir la noticia de que el nuevo puente en los confines del territorio, fue autorizado.
No me quejo y no sería sabio hacerlo. Es pura propia decisión, una elección pensada y consensuada y de la que ya no hay vuelta atrás.
A puente terminado abismo incrementado, pero no me quejo, sigo enceguecido hacia el próximo proyecto, el único, el de índole tangible y concreto. El triste proyecto que mantiene con vida la lenta muerte que me sigue como perro a la distancia de un puente que, paradójicamente, es menor a medida que el real incrementa sus dimensiones y tiempo de ejecución. Cambiar, modificar, repensar, son vocablos que cada vez más esporádicamente tratan de asaltar mis emociones sin lograrlo y que se apagan hasta la próxima vez después de recibir la noticia de que el nuevo puente en los confines del territorio, fue autorizado.
No me quejo y no sería sabio hacerlo. Es pura propia decisión, una elección pensada y consensuada y de la que ya no hay vuelta atrás.
Gasté
dos tercios de mi vida inmerso en los caminos y montañas de papeles que
componen el paisaje principal por el que transito. Las respuestas estudiadas
fluyen naturalmente ante las preguntas o cuestionamientos acerca de mi vida
privada, privada de amor, de dolor, de vida. Ya no quiero abrir mi corazón, si
es que tengo; siento que es tarde, prefiero pensar que es tarde. Sentado
cómodamente veo por la ventana que da a la plaza del pueblo cómo las personas a
que alguna vez me parecí hacen las cosas que solía: sienten, disfrutan,
comparten. Los veo y ni siquiera los envidio, son como bloques de piedra que
conforman una estructura que decidí abandonar y a la que no voy a regresar. Las
tímidas e indiscretas miradas de las mozas, conserjes y compañeros de soledad
no me abofetean más, las asumo con constancia y casi indiferencia ya que,
aunque no lo sepan, ahora y exactamente en este instante están tan solos como
yo.
¡Ese hormigueo!, siento el golpe por dentro. Mi cabeza convulsionada yace tranquilamente sobre el mantel ante los impávidos camaradas que no atinan a reaccionar, tengo miedo, estoy solo. Ese era yo, ese mi destino antes de conocerte Pedro.
¡Ese hormigueo!, siento el golpe por dentro. Mi cabeza convulsionada yace tranquilamente sobre el mantel ante los impávidos camaradas que no atinan a reaccionar, tengo miedo, estoy solo. Ese era yo, ese mi destino antes de conocerte Pedro.
__No
estás solo, Guille.
__Entonces
¿qué estás haciendo con esto… lo nuestro?
Menuda
pregunta y por dónde empezar.
__Guille,
yo tenía una familia muy buena __le dije en voz baja con un dolor que había
ocultado demasiado tiempo enrollado en cada palabra__. Lo que te diré solo
Alberto lo conoce, ni siquiera Camila lo supo.
Guillermo
lo oyó y me agarró el brazo.
__Mi
madre como la conociste ya era la gran señora y empresaria, pero no fue siempre
así, ella… era huérfana, sus padres murieron en Europa, el papá durante la
segunda guerra mundial, y ella pudo a través de una fundación conectada a organizaciones de ayuda a víctimas de guerra
llegar a América, mas creció en casas de acogida hasta que se trasladó a Estados Unidos y tuvo
esos padrinos y un visado de trabajo.
Luego se trasladó a Chile, se
enamoró en el campus universitario del papá de Alberto, y como sabes al
morir este de mi padre, se casaron poco
tiempo después y durante unos años vivieron felices, todos lo hicimos. Mis
padres no eran como los de mis amigos, yo tenía catorce años, Beto era ya mayor
de edad y ellos aún estaban escapándose, escondiéndose para besarse cuando
creían que nadie podría verlos. Estaban locos el uno por el otro. __Sentí que
se me cerraba la garganta pero inspiré sofrenando el ataque de pánico y pude
continuar__. Estaban locos por mí, por Alberto, y por una hermanita de la cual
él y yo no hablamos con nadie, Angélica
la llamaron porque parecía un ángel. Mi madre era sobreprotectora con los tres
y un poco autoritaria porque no quería que nos sintiéramos tan solos como se
había sentido ella al crecer. __Sonreí__. Yo pensaba que era súper, más guay
que todas las demás madres porque, bueno, tenía ese acento y era bastante seca,
pero de una manera divertida que
asombraba a algunas de las amas de casa
que vivían en nuestro pueblo antes de trasladarnos a Buenos Aires.
__Suena
como alguien que conozco _murmuró Guille con diversión en la voz.
Sonreí
al pensar que al fin podría ser en algo parecido a Eloísa.
__Sí,
bueno era asombrosa. Y mi padre era igual, genial. Era el padre que te
preguntaba cada día para ver qué pasaba a cada uno, lo mismo a Beto que a mí.
Incluso al hacerme mayor, al hacernos adolescentes, siempre seguía allí.
__Sentí que las lágrimas se deslizaban por mis mejillas__. Éramos felices _susurré,
logrando apenas pronunciar las palabras.
Sentí
el beso de Guille en mi pelo con su abrazo en mi brazo tan fuerte que me dolía.
__Pedro,
lo siento mucho.
__Hay
que soportarlo, ¿verdad? __Me limpié rápidamente las lágrimas__. Un día estaba
sentado en clase y la policía vino a decirme que mi padre había chocado con un
camión para esquivar a un motorista que había caído de la moto, en el patio encontré
a Alberto con el rostro anegado que me miró… Muertos. Papá y nuestra hermanita.
Mi madre estaba en casa cuando llegamos.
Perdimos a mi padre y a una niña pequeña que era el amor de todos, a la
que no habíamos tenido oportunidad de conocer,
aunque la conocíamos lo suficiente como para saber que la adorábamos. Yo
sabía que lloraría si no podía ver a su osito de peluche favorito, su pequeño
oso raído con una cinta azul en torno al cuello que era mío, y olía como yo. Sé
que tenía un gusto especial por la música, porque lo único que tenías que hacer
para que dejara de llorar era poner un
casete o cantarle bajito. __Reí con tristeza al recordarlo__. Sabía que
cuando estaba pasando un mal día lo
único que tenía que hacer era tomarla en brazos apretarla cerca, oler su piel y
sentir su pequeño calor contra mí para saber que todo estaba bien.
Descarrilé
cuando los perdí, Guille, y Beto escapó a Mendoza a cuidar de sus viñedos. Mi
madre estaba tan sumida en su dolor que apenas si estaba viva y eso me iba bien
porque apenas alguien se fijaba si estaba vivo y eso me iba bien, porque
significaba que podía hacer lo que quería.
__Las
fiestas con tu amigo, lo del diputado, Emanuel…
__La
única cosa que entumecía el dolor y todo era hacer cosas estúpidas que me
hacían sentirme como una mierda conmigo mismo, fiestas, bailes, borracheras,
alguna hierba, perdí la virginidad demasiado joven, y luego de la muerte de
David me cambiaron de colegio… __Respiré hondo otra vez ante la opresión en el
plexo solar, sintiendo que la culpa me inundaba otra vez__. Yo no quería ser
nada para nadie, luego de lo que pensé respecto de la muerte de mi amigo. En
ese colegio una chica era muy maja y necesitaba un hermano, me necesitaba, y yo
no se lo concedí, ni siquiera sé lo que le ocurrió luego de terminar el curso
__. Negué con la cabeza y suspiré apesadumbrado__. Y como a ella a todos.
Cuando estuve allí, fui a alguna fiesta a lo largo de los años, no muchas. Siempre
terminaba con algún tío al que no conocía ni me importaba. __Solté un suspiro
pesado__. La verdad es que salía el mismo día todos los años. A una fiesta, a
un bar. No importaba siempre que me ayudara a olvidar.
Emanuel
siempre estaba allí, intentaba evitar que me dañara, pero no ya mi mejor
amigo… ni padre ni mi hermanita, Alberto
no regresaba, no lo hizo hasta el episodio de Eloísa.
He
pasado años enterrando a mi familia, a mis amigos, simulando que nunca habían
existido, como dijiste era más fácil simular que nunca los había tenido que
afrontar lo mucho que me dolía haberlos perdido, de allí las fotos escondidas.
Y ahora me doy cuenta de lo injusto que fui con ellos. Con su recuerdo.
__Apreté la mandíbulas para contener las lágrimas pero se derramaron de todos
modos, goteando en el pecho de Guille__. La noche que salía era el aniversario
de la muerte de papá y mi hermana, la noche que Eloísa me vio con Emanuel venía
de una de esas salidas, con ella me permití toda la culpa acumulada del resto
de mis errores. Y todo terminó luego de
su entierro, esa noche salí y fui a una fiesta, sin Emanuel, y no pude recordar
nada de lo que ocurrió después de que llegué. Me desperté al día siguiente y
estaba desnudo en la cama con dos tipos a los que no conocía, ni sé qué pasó.
Guille
maldijo entre dientes.
__Pedro…
Ahora
estaba enfadado con retraso y lo sabía.
__Créeme.
He estado allí. Estaba furioso conmigo, me sentía violado, asustado. Podría
haberme ocurrido cualquier cosa. Y sexualmente...
__No.
Me
detuve porque su tono daba miedo.
__Me
revisé e hice análisis y esos chicos no me habían pasado nada, gracias a Dios.
Pero nunca volví a acostarme con nadie. Hasta que lo hice contigo.
Otro
apretón fuerte por eso.
__Puede
que no pare nunca de tener miedo al mañana, Guille __reconocí con calma__. Me
asusta el futuro y lo que podría sacar de mí. Y en ocasiones me vuelvo loco y
en ocasiones mis locuras hacen daño a la gente que tengo más cerca, como fue
Eloísa, el mismo Emanuel o Camila.
__Eso
lo entiendo. Puedo afrontarlo. Has de confiar en mí.
__Pensé
que eras tú el que tenía problemas con la confianza _gruñí.
__Confío
en vos, Pedro. No te ves de la forma en que yo te veo.
Tracé
un garabato en su pecho.
__Yo
confío en ti. No esperaba que Gaby me mintiera, y por eso la creí a pie de
juntillas. Lo siento.
Guille
dejó escapar el aire.
__Te
quiero de verdad, Pedro. Estas últimas semanas han sido una pesadilla por más
de una razón, pero por vos terminé con mis contradicciones, con la farsa, puedo
haber perdido a mi hijo pero decirle la verdad fue un alivio, que Ana lo
entienda otro.
__Y
yo lo valoro, y mal que me pese si no te veo te extraño, te siento siempre
conmigo, Guille. Dibujo una vida contigo cada noche.
__
¿Cómo?
__ Como
cada noche al apagar la luz… un beso le dejo
a tus labios en aquel retrato, un suspiro inevitable huye de mi boca para
besarte en la distancia y entre la penumbra mi piel te reclama, mis ojos se
cierran para sentirte llegar, mi mente se entrega al corazón y allí mi mano
como una pluma al aire, te dibuja a mi lado.
El
contorno de tu cuerpo va sintiendo mi mano y tu silueta en la penumbra mis
sentidos perciben, voy respirando tu aire, juego a acomodar tus cabellos, el
paso de mis caricias dibuja las líneas de tu cuello, voy sintiendo la suavidad
de tu piel, camina mi mano por tu hombro y en un punto, mis labios graban allí
un beso.
Mi
piel se despierta ante la sensación de sentir la proximidad de tu calor,
escucho susurros de te amo… melodía de
tu voz acariciando mis oídos y haciendo vibrar las fibras de mi ser, sigo
dibujándote entre mis sábanas, mis piernas juegan con la suavidad de las tuyas
y para mis labios mi pulgar dibuja los tuyos a centímetros de mi boca.
Y
abrazo un vacío que ocupas en la cama, mis párpados dormidos no pueden ocultar
la emoción en mis ojos al sentirte tan cerca teniéndote lejos, entre suspiro y
humedad mis labios a ese espacio de la almohada, que ocupa tu boca, van camino
a besar y en mi pecho grito tu nombre con tantos te amo, que logren hacer un
puente entre tu espacio y el mío para poder amarnos.
En
este calor que siente mi pecho, en la sed de mis labios y entre las caricias
que duermen en mis manos, todo mi ser y mi alma parecen cada noche gritar, por
dios… cuánto más enamorado de ti, se puede estar.
Pensé
en la rubia de piernas largas que me había hecho pasar un infierno y le miré.
__
¿Y qué pasa con Alicis?
__Juro
que nunca me acosté con ella _ dijo sin apartar la mirada__. Pedro, no siento
deseo ante una mujer, aunque creas que sí porque tengo un hijo y estaba casado con
una es lo que ibas a hacer con Camila.
__ ¿Pero
ocurrió algo?
Su
pecho se puso frío debajo de mí.
__ ¿Guille?
Suspiró
pesadamente.
__
Ella me besó, ayer me besó, pero yo no le devolví el beso. La aparté y le aclaré
lo que soy, y le hablé de vos.
Me
quedé un momento en silencio y entonces repliqué con determinación.
__Debes
despedirla.
Guille
resopló.
_
¿Va Pedro Beggio a reconocer al fin que me quiere? ¿A poner fin a lo de Camila
y a aceptar que somos la tercera pareja de la bendita leyenda?
__No
puedo prometer que será fácil, Guille. Probablemente siempre seré un poco
irracional respecto al futuro. Me preocuparé mucho.
__Mi
señor, mi príncipe alado, hemos tenido un pasado equivocado por igual, y le he
dicho por ello que puedo manejarlo. Le pido, desde esa profundidad absoluta, a
veces disoluta de mi ser,
mi más abierta disculpa.
Sé, que he estado como ausente, distante, abstraído, absorto en las cavidades de mi ser, en esas soledades, al asalto de mi alma divagando conmigo mismo, en mis hondos abismos, interrogando mis silencios, donde sigilosa y de pintillas asoman sus pensamientos, allí, donde su mudez me ofrece sus filantropías.
Le ruego perdone mis cábalas en ser en usted o no ser nada, en ser, luego existir si existe, luego tengo una razón de ser, si por ser y existir no le disculpo la vida, ni a Dios, mi muerte
sin usted, y a esta humanidad la vida sin nosotros a este mundo nuestra existencia.
Gracias, a su noble calavera a los huesos de su alma, por estar a mi lado cuando soy ausente,
cuando perdido, en el entramado laberinto del complot de la vida, de cementerios vivientes
de hombres muertos, y cadáveres sin esperanzas deseando existir, y usted, desde sus eyaculadas profundidades, es mi mi hilo de oro, las migas de pan, el rastro a seguir por mis huellas perdidas, mi luz aclaratoria, mis razonamientos y salida de mí mismo.
mi más abierta disculpa.
Sé, que he estado como ausente, distante, abstraído, absorto en las cavidades de mi ser, en esas soledades, al asalto de mi alma divagando conmigo mismo, en mis hondos abismos, interrogando mis silencios, donde sigilosa y de pintillas asoman sus pensamientos, allí, donde su mudez me ofrece sus filantropías.
Le ruego perdone mis cábalas en ser en usted o no ser nada, en ser, luego existir si existe, luego tengo una razón de ser, si por ser y existir no le disculpo la vida, ni a Dios, mi muerte
sin usted, y a esta humanidad la vida sin nosotros a este mundo nuestra existencia.
Gracias, a su noble calavera a los huesos de su alma, por estar a mi lado cuando soy ausente,
cuando perdido, en el entramado laberinto del complot de la vida, de cementerios vivientes
de hombres muertos, y cadáveres sin esperanzas deseando existir, y usted, desde sus eyaculadas profundidades, es mi mi hilo de oro, las migas de pan, el rastro a seguir por mis huellas perdidas, mi luz aclaratoria, mis razonamientos y salida de mí mismo.
Disculpe, si a veces voy tras el viento, o filósofo divago con el padre universo, soñador dialogo
con la azul señora del cielo, si teólogo de dioses muertos elevo mi alma con el anciano tiempo,
arrodillando mi esencia a la parturienta eternidad, en su parto eterno de la vida y la muerte, la existencia y el caos, la soledad, el silencio la materia el espacio el mundo y nosotros.
Si enamorado divago con las estrellas, si rio y me estremezco con la brisa, si cabalgo sobre cometas y caballitos de mar, persiguiendo los prodigios de la libertad.
Perdone usted, a este ingenuo loco, que acosa utopías y causas perdidas y aún llora con los niños.
La
mayor distancia es la que provoca su ausencia, pues solo su piel me distancia
del mundo.
Con
sabor a besos de miel, mi pensamiento se entrelaza con el recuerdo de tu
piel, que como fuego me abraza. Aunque quiera borrar tus huellas, mi piel las
lleva muy grabadas porque al llegar la hora de amar, quedan impregnadas en mí.
Se separaron nuestros caminos pero el recuerdo siguió fiel, y por esas
cosas del destino hoy somos de
nuevo dos en una misma piel.
Quiero
leer tu contenido sin detenerme, que mis manos descubran tu silueta lentamente,
encendiendo cada rincón de tu hermosa piel, ardo por acariciarte, por gozar tu
carne, disfrutar de tu lienzo, escribiendo mi nombre; volverte a besar,
apoderarme de tu boca sensual, en la que me atrapan tus besos, ven desnúdame y
quítame todo este amor, estas ganas de enloquecer, hasta perder la cordura.
Hurgas
por cada rincón de norte a sur, ceñirme a ti, piel a piel, eres la lascivia que
nace de los dos, con fantasías interminables llenas de perversión, al límite de
la pasión, me haces perder el control, atrofias mis sentidos, desnudando
nuestros sentimientos, que hoy por hoy, son nuestro vicio, conjugando el verbo
amar, alimentando nuestros instintos al hacer el amor.
Enardecidos… estamos frente a frente, desnudando el alma,
mirándonos en silencio cruzando miradas fervientes, trastocando nuestros
sentidos, llevándolos al pecado, mi amante en turno; donde el paraíso ahora se
convierte en infierno exquisito, sigilosamente me entrego sin mesura al
erotismo que nos fascina, me evaporo en ti, te has convertido en mi esencia, me
fusiono, te aspiro, murmullos y susurros que me hacen temblar, sintiéndome
vivo.
Somos
aromas, mezclas excelsas, esencias de dos cuerpos que se envenenan, droga,
somos veneno que mata, quiero disfrutarte a granel, adicto seré a ti, entre mis
sábanas siempre vos estarás.
Puedo
manejar tus temores, Pedro.
__
¿Por qué?
__Porque…
__Suspiró__. Me haces reír, me retas, me excitas como nadie puede hacerlo, me
desafías. Siento que me estoy perdiendo algo realmente importante cuando te vas,
casi sentí que moría cuando descubrí el billete. Nunca había sentido que
alguien era mío antes, Pedro. Pero sos mío. Lo he sabido desde el momento en
que nos conocimos. Y yo soy tuyo. No quiero ser de nadie más, nunca.
Me
incliné sobre un codo para poder mirarlo a los ojos antes de plantarle un beso
suave en los labios y caer sobre él en el momento en que sus brazos me rodearon
para aguantarme cerca y profundizar el beso. Cuando finalmente salí a buscar
aire estaba jadeando. Toqué sus labios con un dedo decidido a que un día
disfrutaría de esa satisfacción sin preocuparme porque me la quitaran.
__ ¿Crees
que podrías venir a Chile conmigo? ¿A revisar las cosas de mi familia?
Sus
ojos sonrieron, y no puedo explicar lo que significó para mí poder hacerle feliz.
__Al
fin, por supuesto. Iremos cuando quieras, pero regresaremos.
Asentí.
__Solo
iba a mudarme porque pensaba que tú te habías mudado con Alicis.
Guille
gruñó.
__Muy
bonito.
__ ¿Vas
a despedirla?
Entornó
los ojos.
__ ¿Verdad
que lo harás?
__ ¿Quieres
que la despida así, sin más?
__Si
te dijera que alguien de la empresa me besó anoche me harías renunciar o me
pedirías lo mismo, ¿acaso no es lo que quieres que le diga a Camila?
Guille
pareció pensarlo.
__Entendido.
Le encontraré empleo en otro sitio.
__En
otro sitio en el que tú ni trabajes ni frecuentes.
___Qué
mandón.
__Eh,
¿no recuerdas que te echaste encima de mí en un escritorio después de que un
amigo me besara?
__Otra
vez entendido.
Enterré
la cabeza en su pecho.
__Pensaba
que había arruinado todo de verdad _dije en susurro.
__Los
dos casi lo hicimos. Pero ya es pasado. De ahora en adelante estoy
completamente a cargo y ya no hay secretos. Creo que tendremos mucho menos
drama y desde luego ninguna ruptura más, si yo controlo esto.
Le
di un golpecito en el estómago.
__Lo
que necesites decirte a ti mismo para pasar el día, Guille.
__Todavía
no lo has dicho, ¿sabes?
Volví
la cabeza y le sonreí. Respiré hondo.
__Te
amo, Guillermo Graziani.
Su
sonrisa hizo que se me hinchara el pecho.
__Dilo
otra vez.
Reí.
__No
porque eres muy vanidoso.
__Sí,
dilo.
__Te
amo.
Se
sentó rápidamente y luego bajó de la cama atrayéndome hacia él. Me empujó hacia
el baño en suite.
__ ¿Vas
a decirlo otra y otra vez mientras te hago el amor en cada sitio, frente al
espejo, en la ducha, en el jacuzzi?
__Todo
ese rollo de que tomes el control me excita.
__
Te vas a excitar más, cielito.
Me
enseñaron que nunca debía pecar estando él o
yo casado, que un amante pervierte y solo se divierte contigo en la
cama, que es pecado amar mucho, porque nada más te quiere para sexo,
porque no se enamora, porque no siente, solo toca y pervierte todos tus
sentidos.
Pero
si amar lo prohibido es pecado yo quiero condenarme, quiero ser un pecador,
iría al cielo para pedirle a Dios un
poquito de compasión, pues yo me
pregunto ¿por qué es mal visto, tener un amante? ¿Que acaso no tenemos derecho
a amar, a gozar, a tener a alguien que nos lleve aunque sea un ratito al
infierno exquisito y por qué no darles nuestro paraíso?
Me
encantaría tener un amante, que sea ajeno, que me dé su aroma, que me posea
cada noche, sentirme amado, deseado, que me dé su fuego, entregarme sin pudor y
sin pena, que me devore entero porque si amar es pecado entonces que me
condenen, que ¿acaso ellos no
han amado? porque yo amo tanto y lo grito, le di todo a otros, mi esencia, mi ternura, mi pasión, mi seducción, placeres como si fuera, mi amante, y él solo se quedó en otra piel.
han amado? porque yo amo tanto y lo grito, le di todo a otros, mi esencia, mi ternura, mi pasión, mi seducción, placeres como si fuera, mi amante, y él solo se quedó en otra piel.
Ya
lloré, ya supliqué, ya me hinqué, y aun así se fue, porque si no te quieren si
ya no eres su vida, te dicen ruega que vuelva contigo, porque quedarás
desamparado y olvidado, mientras
que tú también puedes amar, y puedes hacer locuras porque ya no forma parte de tu vida, él o ella pertenecen a otras mieles y tú ¿ dónde quedas? en soledad; cuando puedes disfrutar de lo prohibido, del amor, de los años que te quedan, qué sé yo, solo quisiera disfrutar de alguien
que le dé vida a mi vida, sentirme vivo, de qué más se puede disfrutar, no teniendo un amante.
que tú también puedes amar, y puedes hacer locuras porque ya no forma parte de tu vida, él o ella pertenecen a otras mieles y tú ¿ dónde quedas? en soledad; cuando puedes disfrutar de lo prohibido, del amor, de los años que te quedan, qué sé yo, solo quisiera disfrutar de alguien
que le dé vida a mi vida, sentirme vivo, de qué más se puede disfrutar, no teniendo un amante.
Si estoy
en un error solo dime.
__Te
digo que quiero dejar definitivamente a
Camila y que deberías darle el divorcio a Ana, eso digo, Guille.
__Lo
sé, precioso sé lo que necesitas para sentirte seguro __respondió besándome el
cuello__. Huele a peligro estar cerca de vos y amarte tanto... te deseo entre
la vida y la muerte, el cielo y el infierno, amarte y vivirte es un peligro que
me hace desearte muchas veces entre mis piernas amándote y teniéndote,
tomándote, sintiéndote mío en mis entrañas como fuego y pasión ardientes, y como
viento imponente arrasando con mi cuerpo, elevándome a tus antojos, a tu voluntad y deseos y yo tan tuyo sin fuerzas para resistirme me dejo
querer y me abandono a tus deseos y a tus antojos tan tuyo, es un peligro estar
cerca de vos porque me robas la voluntad, no me tengo, me doy a vos y dejo de ser yo para ser vos. Y me doy a vos
para vivirte con la intensidad de un río que ahoga mis ganas en vos y me
sepulto en tu piel y no me encuentro, me
pierdo en vos, sin querer hallarme, me doy con el alma, con la vida y el cuerpo,
soy tuyo, de nadie más, no busco otros ojos, ni busco otros labios porque en
vos quedo anegado y el sudor de tu piel se junta con mi piel y en humedad
sentimos los cuerpos, nos amamos, nos sentimos, nos entregamos hasta perder la
razón y entras por mis columnas, bebes
de mi fuente, besas mis mellizas
provocando un orgasmo tras otro en mí.
Ojos míos que se pierden en un beso a fuego de
infierno, nos ardemos al poseernos, nos sostiene la vida que a vida nos lleva
para vivir amándonos entre el cielo y el infierno… pasiones, amor y deseo, es un peligro caer en tus redes todas las noches de mis días
en vos que te vivo. Viviendo con intensidad este amor cada noche y tantas. Más
y las que vengan y faltan y sigues en mí y yo en vos. Es un peligro estar cerca
de vos y amarte tanto y hacerte mío y
entre piel y entrega se encuentran tu
alma y la mía… amándose. Siempre tuyo
siempre mío.
__Despiértate
vida mía y déjate soñar, no esperes más, no esperes a que te ahoguen las lágrimas
al final, despiértate y ven a mí no esperes más, no permitas que
ese camino incierto te separe aún más, no te preguntes nada, no lo quieras
entender, no hay nada que entender y si hay mucho para vivir, deja que llegue a
Dios este amor nuestro, este amor que nació del corazón, solo un instante nos
bastó para darle voz a los silencios que agazapados vivían en los encaros de
nuestras almas.
Te amo sin saber por qué, así soy yo amándote, te amo por tantas cosas y ninguna, te amo por dentro por donde están las cosas bellas, tal vez por esa dulzura que derrama tu sonrisa, tal vez por ese café de tus ojos asomando, o quizá por tu ternura cuando me abrazas, así te amo yo vida mía como niño enamorado sin cura ni remedio.
Te amo sin saber por qué, así soy yo amándote, te amo por tantas cosas y ninguna, te amo por dentro por donde están las cosas bellas, tal vez por esa dulzura que derrama tu sonrisa, tal vez por ese café de tus ojos asomando, o quizá por tu ternura cuando me abrazas, así te amo yo vida mía como niño enamorado sin cura ni remedio.
Despierta amor mío, despierta y déjate amar. Sabes vida mía que ya mi memoria comienza a olvidar las notas de tu guitarra en aquellas madrugadas llenas de amor y esperanza, sabes vida mía que mis labios recortan de soledad, no sienten la humedad de tus besos, cada letra, cada verso, cada melodía que tarareábamos se están muriendo, que no suenan ni dicen nada, los lunares de mi piel extraviados se sienten sin tus manos, y mis ojos solos se pierden en ese inmenso cielo de la noche negra, sabes amor, que todo esto cambiaría si las madrugadas se llenaran de ti, si volviesen a sonar las notas perdidas de tu guitarra, si volvieras, la luna se volvería loca de amor, ella volvería a soñar haciéndose cómplice de este amor soñado, solo en un átomo de tiempo nos costaría enredarnos el uno en el otro.
No dejes que mi memoria olvide tus ojos vida mía, ni tus manos mi piel, no permitas que mueran mis verbos, que nacen por ti cada día. Te amo. Aunque no dejo de amarte me invade hoy la nostalgia y se pierde toda la magia en cuanto me alejo de ti.
Cuando
se quiere y se siente, amar es el
complemento. Para el amor siempre hay tiempo yo te amaré eternamente. Ni por el
más ligero error intentes jamás juzgarme, dedícate solo a amarme y solidifica este amor.
El amor y la razón marcharon con su equipaje para encontrar el lenguaje que
habla solo el corazón. Caminé aquel largo trecho por un motivo y una razón, qué le has hecho al corazón dime mi amor ¿qué
le has hecho? Yo busco un mundo mejor donde no se impongan normas y no se
cambien las formas de amar y hacer el amor.
Me
dio un cachetazo en la nalga y di un
gritito, con su risa y la mía llenando el cuarto de baño, le susurré.
__Salí
de la nada para renacer en ti como un pájaro que desea nido, amor y calor,
pasión y fuego de ti en mí, me siento bendecido desde que te conocí, porque
renací en ti y tú en mí, eres como agua bendita santiguando mis labios, con la
pureza de un beso ardiente, beso de fuego. Y quiero ser tu mañana, tu día y tu
noche, quedarme preso en tus abrazos bajo sábanas, y quiero despertar las
mañanas bajo piel de tu piel, jurándote amor eterno en pleno uso de mis
facultades mentales, quiero amarte con mis cinco sentidos más mi locura porque
en tus brazos pierdo la cordura y no sé de mí, pierdo la razón y sin razón
aparente te sigo amando y la razón de la sinrazón me asiste para darme a ti. Y
por eso inventé algunos motivos, como alma, corazón y vida, quiero amarte desde
adentro, desde donde solo se ama a Dios, desde adentro donde duele amar, el
amor que te doy duele, se estruja el alma desde adentro y se contrae el corazón
y me duele amar así. ¡Me llora el alma, de tanto amarte! Me abraza la vida para
darte vida, cada vez que morimos por Amor.
Renací
en ti, desde aquel día, fecha y hora de tus besos, tu abrazo ciñéndome a tu
pecho quedando atado a tu cuerpo, para no irme nunca jamás.
¿Ahora
sientes los latidos de mi corazón junto al tuyo?
¡Soy
yo, amándote desde adentro!
Seguro
que me sientes en el agua que te baña en las mañanas, siente cómo mis manos
recorren tu cuerpo, mis dedos se resbalan sin prisa por tenerte. Vuelvo a
morir, y a vivir en ti. Y respiro en ti y tú en mí. Te vivo mío y te siento, te
toco, te abrazo, te amo cada noche.
Eres
mío, mi hombre, mi diario nocturno y mi devocional, no me duermo si no estás,
lloro, amor, rio, te hago el amor mil veces y disfruto saberte mío de mí. Contigo
olvido y contigo perdono, soy amor, canto y poesía, que vive en ti desde aquel
día que te amé.
¡Para
ti son mis te amo, Amor!
Si
me faltas moriré, tú eres mi respiración, renazco en ti todos los días que te
respiro. Eres mi respiración mi muerte y mi vida. ¡Eres hermoso, amor, eres el
Amor de mi vida!
__Abrázame
amor, pero abrázame fuerte y profundo, que hoy quiero tenerte en mis
brazos y que el tiempo se detenga infinitamente, abrázame en silencio y que
sean solo nuestras miradas, las que hablen, abrázame, que hoy quiero recibir
tus labios sobre los míos, mientras el
calor de tu cuerpo incinera mi piel, abrázame, pero abrázame fuerte, y
convirtamos esta noche en el mayor ejemplo de amor, abrázame amor y así
comenzaremos a sentir, lo que es amarse y vivir por siempre en el paraíso, por
eso solo abrázame, abrázame otra vez.
__
Los
dos respirábamos entrecortadamente y callamos… nos sostuvimos la mirada en una medición de
voluntades en un mudo duelo, en el conjunto de cejas pobladas oscuras y ojos de
miel que fulguraron surgiendo como faros en medio de la noche.
__Eres
demasiado, Guille, demasiado hermoso, demasiado poderoso y dominante, demasiado
pagado de ti, demasiado para mí, no sé si me atrevo a lidiar con un hombre cuya
naturaleza es la de un dios. A veces alcanzas extremos de bondad que me aturden
como con Gaby, en otras te conviertes en un ser duro, con capacidad destructiva
como cuando te dominan los celos.
Me
quedé mirándolo sin pestañear, directo a los ojos, donde observé el fuego que
arde en él, una enorme fogata que jamás se extingue, me atraen las llamas, me
hipnotiza su danza, no le temo más que a alejarme de la calidez que irradia.
Me
acerqué hasta que mi rostro estuvo a centímetros del de él, lo desafié con la
mirada, él lo reconoció y respetó, se quedó quieto, con expresión neutra de un
dios incrédulo con los ojos fijos sin desviarlos.
Arrastré
la punta de la nariz hacia su labio superior, al mentón para aspirar su aroma e
impregnar las fosas nasales con su fragancia indescifrable, y no lo besé… Le chupé la boca como si lamiese la base de un
helado que está derritiéndose arrastrando la lengua de comisura a comisura, le
separaba los labios, le rozaba los dientes, la encía y, mientras tanto lo
miraba, lo sentía ceder, lo percibía en la respiración, que me golpeaba la piel
con frecuencia creciente, también en las manos que de modo intermitente se
aflojaban y se ajustaban alrededor de mis muñecas.
__ ¿Existe
algo más bello que tu boca? __Mi pregunta retórica obtuvo una contestación
tajante, de voz ronca.
__Tu
cola.
Guille
procedió a un tiempo, me soltó las muñecas donde sus manos me mordían la carne,
me apretó los cachetes de la cola y me penetró la boca con su impertinente
lengua, mientras libres mis manos volaron a su nuca y los dedos treparon por el
cuero cabelludo hasta sujetarme y enredarlos en mechones de la base, le hice doler, como venganza me mordió
el labio inferior. El tiempo pareció suspenderse mientras yo le tiraba el pelo
y él me clavaba los dientes en la carne blanda de la boca. Lo frustraba no
ocasionarme dolor al aferrarme el trasero, la tela le impedía hundir los dedos
en la carne.
Las
respiraciones agitadas se entremezclaban, los ojos se devoraban, la tensión
crecía, ninguno dispuesto a aflojar el tormento que le causaba al otro.
Guille
me arrastró y me colocó frente al espejo, cuando intenté volverme me aferró por
la nuca inclinándome el torso que se mojó con los restos del agua que
humedecían el mármol del lavatorio.
__Quédate
así.
Profirió
una risa corta, nerviosa, y yo otra que me hizo sentir ligero, dichoso, no me
molestaba que él asumiese una posición dominante. Me penetraría en el baño, en
esa posición y se lo permitiría, la excitación me estaba enloqueciendo, él
acabó de cortar el hilo que me unía a la cordura al bajarme el pijama a tirones
y deslizar la mano con premura dentro del bóxer para cerrarla sobre mi sexo.
Guille soltó un suspiro como si hubiese metido una mano quemada en agua fría y
apoyó la frente en mi hombro, cargando el peso de su cuerpo sobre el mío, que
percibió el filo del mármol en las crestas ilíacas y en el vientre bajo, el
aliento de él quemó el cuello.
Descansó
un rato sobre mí inconsciente de que me abrumaba, me lastimaba al oprimirme el
sexo con aquella destemplanza, y su corazón enloqueció al encontrar mis ojos en
el espejo, brillantes de deseos, el labio inferior hinchado por sus mordiscos y
las aureolas oscuras lo que extrañamente atizó su lujuria de manera
incontrolable, y supe que algo feroz se desataba en él. Experimentó un instante
de miedo por mí, según me dijo luego, pues en ese punto, se sabía capaz de
cualquier cosa, desbaraté su intento por someter a la bestia cuando pronuncié
su nombre.
Lo
maravillaba y lo enfurecía que yo contase con el poder de volverle el pene duro
con solo llamarlo y dominado por la misma predisposición violenta, susurró
embelesado ante el cuadro de los pezones rosados erectos en contraste con la
blancura del resto de la piel, y cuando los aprisionó entre sus dedos me
convulsioné, me sujeté a los grifos cuando Guille estimuló el pezón con el
costado de los índices, una y otra vez, la rigidez de sus dedos rozando la piel
sensible.
__Míranos
en el espejo _ me ordenó, y lo complací.
Me
enloqueció la imagen proyectada frente a nosotros, me enardeció verme, verlo
como si se tratase de una película, mi torso casi rozando el mármol, sus manos
estimulando mis pezones, sus dedos apretándolos y yo gimiendo contorsionándome
y esforzándome por mantener los ojos abiertos para no perder un instante de la
imagen más erótica que había contemplado.
__Debería
castigarte por poner en peligro nuestro amor e intentar huir _ me reclamó él.
__Entonces
castígame, Guille.
La
mano derecha abandonó el pezón y bajó mi bóxer más allá de la rodilla. Sin
perder contacto visual a través del espejo me exploró el trasero como el ciego
que reconoce los lineamientos con la mano, con el tacto, la piel, la curva de
los cachetes.
__Mereces
que te dé palizas y lo deje rojo.
__Hazlo.
Que
después no lo culpase lo justificó ese modito dócil y, a un tiempo, desafiante que
no colaboraba para aplacar el monstruo que había roto las cadenas y que se
enseñoreaba en él, y de las migajas de sensatez.
Una
parte temía lastimarme, otra se regocijaba con la idea. Se puso de rodillas.
Había reservado la visión de esa parte de mí para en final. Y sí, resultó más
blando, más blanco, más perfecto, dijo.
Emití
un jadeo y me estremecí al darme cuenta de que Guille me separaba las nalgas y
hundía la lengua entre ellas. Como me escandalizaba quería exigirle que se
detuviese, las palabras se enredaban en mis cuerdas vocales, de donde solo
emergían gemidos de gozo producto del masaje extravagante y desnaturalizado.
__Guille
_exclamé por fin agobiado de placer y de vergüenza, cuando su lengua sobrepasó
los límites y penetró el ano__. No _le imploré. Mortificado.
__Calla,
haré lo que quiera, es tu castigo. __Sin embargo abandonó la práctica y se puso
de pie. Yo medio desfallecido inclinado sobre el lavabo, asido a los grifos
como a la espera de un huracán que me arrollase, levanté la cara y ahogué una exclamación.
Jamás lo había visto de esa manera, tan desencajado, tan poco dueño de sí, las facciones alteradas
en una mueca que condensaba rabia, lujuria y angustia.
__Mi
amor, ¿qué pasa? __La boca se me secó repentinamente y los ojos se calentaron
cuando Guille me acarició el trasero en su redondez, no comprendiendo por qué
me excitaba tanto la combinación de esa caricia suave y lenta y la mirada
torturada de él en el espejo. La mano se movía como lo habría hecho sobre a
cabeza de un niño. La izquierda siguió dibujando el contorno de las nalgas
mientras la derecha se ocupó de amasar, apretar los pezones. Yo intenté
deslizar la mano porque ansiaba tocarle la erección. Él me dio a entender que
renunciara al intento cargando más sobre mí con lo que el filo del mármol me torturó.
__ ¿No
volverás a huir de mí?
Ya
le había dicho que no, pero necesitaba una excusa para mortificarme y
torturarme, por hacerlo sufrir me castigaba, por no confiar en él, por hacerlo
sentir indigno de amor.
__No
_dije con voz de niño que le ablandaba el corazón y lo enternecía, en ese
momento lo enardeció tanto como mi anatomía. La realidad cobraba un cariz
inverosímil, y allí estábamos atrapados en esa vorágine de locura, venganza y
sexo, a punto de hacer el amor, nada parecía normal entre nosotros.
Descargó
la mano sobre el cachete izquierdo y luego sobre el derecho, y sofrené el alarido
que se materializó en el rubor de la cara y en el centelleo de mis ojos.
__No,
nunca más… no voy a huir.
Me
pellizcó dolorosamente el pezón derecho luego el izquierdo y volvió a
aporrearme las nalgas.
__No
es lo que a mí me pareció.
__!
Por favor! __ ¿Por qué no quitaba las manos de los grifo y me defendía?
¿Qué
perversa disposición me mantenía estoico, sin prorrumpir en gritos y me
obligaba a padecer los sopapos y pellizcos? ¿Acaso me excitaban? ¿Los
disfrutaba? El trasero me hervía y los pezones me escocían y sí, yo gozaba, y gemí
de gozo cuando Guille introdujo los dedos índice y mayor dentro de mí.
__ ¿Con
qué derecho ibas a irte sin decirme nada?
__Con
el de no ser capaz de confiar en mí __grité y exclamé en un acto maquinal
cuando el dedo mayor me penetró el ano.
Guille
me habló a través del espejo, sin elevar el tono, sin retirar el dedo, sin
dejar el pezón.
__Vos
solo me amas a mí, me deseas a mí… solo
sos para mí.
Yo
lo contemplaba desde esa posición en
suspenso, sostenido por las puntas de los pies y por el cuerpo de él, los
músculos en tensión, la mente en completa anarquía. Hechizado por sus palabras
como si me hubiese lanzado un conjuro, y recordé cuánto deseaba no abandonarlo
y compensarlo por todas las heridas que le había causado.
__Por
supuesto __mi voz sonó tensa por lo incómodo de la postura__. Y tú eres todo y
solo para mí, Guille. Tú eres el único en mi vida, eres el amor de mi vida.
Sin
desviar la mirada con la que horadaba el espejo, retiró el dedo, lo lamenté. De
nuevo, lo había perdido, si la vergüenza y la culpa no me hubieran abrumado,
pues se colocó de nuevo de rodillas para venerar mi trasero.
__Pedro…__Su
resuello ardiente me escoció la piel. Me pasó la cara por las nalgas
enrojecidas y sensibles, incapaz de advertir que la barbilla raspaba y
aumentaba el padecimiento, me celé de mis glúteos como si los desease más que a
mí.
__Guille…
__ ¿Qué?
__Te
necesito… No doy más. __ lo enfrenté y me di vuelta, aliviado cuando el mármol
tocó mis nalgas calientes__. Bésame _le pedí como usando nuestra confianza infinita.
Guille
me sujetó con frenesí, me calzó la mano en la parte posterior de la cabeza y la
otra fue a parar a su sitio predilecto, caliente por el maltrato. Me besó con
lengüetazos lánguidos y a ciegas me deshice del pantalón y le bajé los bóxers.
Guille gimió en mi boca y sacudió el torso cuando así su pene con ansiedad.
__Lo
necesito ahora dentro de mí _le confié con los ojos cerrados y sobre sus labios,
no quería mirarlo, no quería descubrir su triunfo y la satisfacción de macho,
pintados en su cara__. Pasó tanto tiempo, Guille, por favor.
Transcurrieran
segundos de respiraciones agitadas.
__Quiero
tu pene dentro de mis entrañas. __Luego de la grosería elevé los párpados y al
descubrir la excitación desvergonzada que provocaba en él, cobré valor__.
Quiero tu erección enorme y dura, muy adentro.
__ ¿Te
gusta? __Guille cerró la mano sobre la mía y me obligó a moverla__. ¿Te gusta?
__Yo me humedecí el labio y asentí.
Cumpliría
su promesa, él nunca renunciaba a sus palabras, me tomaría desde atrás, allí y
en cada sitio, me obligó a inclinarme de nuevo sobre el mármol y me indicó que elevase
el trasero.
__Te
deseo tanto.
__ ¿Sí,
verdad? __Su acento irónico no me hostigó. Lo sabía herido y malhumorado, y me
había propuesto tratarlo con paciencia__. Solo para esto me quieres. __Colocó
la erección entre mis nalgas y presionó__. Para lo demás no confías en mí. Soy
tu macho para hacerte gozar por contrato, el que te enseñó a gozar _subrayó__,
pero no el hombre para tu vida.
__Sos
todo para mí. Guille. Mi amante, mi hombre, mi compañero, mi maestro, mi amigo.
Sos en quien más confío. Mi vida te confiaría, lo sabes.
__No
lo sé. No fue lo que dijiste muchas veces. __Las últimas palabras brotaron con
esfuerzo al tiempo que se impulsaba dentro de mí, firme, preciso, su pene se
deslizó y ese simple hecho le drenó la fuerza. Apoyó la frente entre mis
omóplatos y no la apartó__. Me lastimaste. Mucho.
Yo
apreté los labios y tragué el nudo que pasaba en la garganta. Quería hablar sin
conseguir dominar la emoción que me privaba de aliento. Deseaba decirle cuánto
lo amaba, como jamás había amado a nadie, ni amaría a otro y que el amor que
sentía por él era eterno, infinito y poderoso. Alcancé a balbucear… perdón
entre sollozos, él elevó el rostro, y luego de unos segundos de estupor se
inclinó y besó el costado de la mejilla húmeda de lágrimas.
Extendí el brazo hacia atrás y aferré sus
cabellos, él siseó para calmarme mientras yo repetía el perdón y le buscaba la
boca. Me sujetó las caderas y se impulsó muy dentro de mí, y con espíritu
alocado, libre y ligero nada me importó excepto él y esa pasión inmensa que
compartíamos en ese ser uno solo, en ese vaivén donde él embestía y yo lo
acompañaba. Nos mirábamos en el espejo, hasta que él rompió el contacto para mirar mis pezones que se movían al ritmo
de cada embiste.
Se
reclinó sobre mi espalda que quedó paralela al piso, recostado sobre el mármol,
él masajeaba los pezones con ardor, mordía el trapecio y me golpeaba con la
pelvis. Ladeé la cabeza y oprimí la boca contra su bíceps para amortiguar el
grito del alivio, él en cambio no se privó de nada, y gruñó y gimió,
desplomándose en un estallido que nos catapultó a la inconsciencia en un solo
ser.
__
__Bueno,
¿estás segura de que vas a estar bien?
Gaby
cruzó los brazos sobre el pecho y soltó el aire ente los labios.
__
Si me preguntas eso otra vez o a tu hermano no te molestes en volver porque
buscaremos otro testigo de casamiento.
Le
lancé a Guille una mirada y él negó ligeramente con la cabeza.
__A
mí no me mires. Gaby no tenía esa actitud hasta conocerlos.
Eso
no era justo.
Gaby
sonrió ante mi falsa expresión de herido y levantó las manos.
__Chicos,
Albert ayúdame a empujarlos, vamos. Ha pasado un mes. Estoy bien. Albert vive
prácticamente conmigo, tenemos que organizar la boda… y tienen un avión
esperándolos.
Guille
abrazó a mi hermano, besó a Gaby antes de volverse para abrir la puerta con
nuestra maleta en la mano. Al final, había sido buena idea que rompiera mi
billete porque invitarlo a venir conmigo significó reordenar su agenda y
cambiar las fechas del vuelo. Y bueno, para ser sincero, queríamos asegurarnos
de que Gaby volvía a estar en pie antes de marcharnos.
Después
de un mes de que la cuidaran como madres
todas las mujeres, Alberto, Guille, su madre real y yo, probablemente estaba
contenta de librarse de nosotros, lo único que nos apuraba era el próximo parto
de Valeria, y que quizá con él, llegara la comprensión de Fabián que al momento…
seguía sin hablar con su padre.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Lucia Muy lindo
ResponderEliminarSilvia muy bello !!!
ResponderEliminarGloria bello !
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarTeresita Hermoso
ResponderEliminarSheylla Maravillosa
ResponderEliminarBellísimo Eve, con tanta seducción y tanto amor...Y por supuesto que cuando nazca el hijo de Fabián todo se va a recomponer...
ResponderEliminar