jueves, 12 de septiembre de 2019

PROHIBIDO CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.


PROHIBIDO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.
Bs. As. Lunes  13 de febrero.
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"Porque sin buscarte te ando encontrando por todos lados... ".
(Julio Cortázar)
“Existe entre nosotros algo mejor al amor: una complicidad.”
Margarite Yourcenar.

El agua le llegaba al cuello y me desesperé, me hundí tratando de encontrar a qué estaba sujeto  o qué lo atrapaba y no vi nada. Yo también estaba con solo la cabeza fuera del agua pero me movía con cierta libertad. Los minutos transcurrían y el nivel del agua llegaba al límite. Ya no había a quién recurrir ni nadie que ayudara o socorriera, era  él quien afrontaba la muerte y lo sabía. De algún modo su ser deseaba que todo terminara. Sus tristes y apagados ojos casi dejaban ver la desesperanza. Yo me preguntaba cómo era esto posible, los dos estábamos inmersos en el mismo abismo pero yo no temía por mi vida, lo soportaba.
Cuando solo su nariz escapaba de la sofocante inundación y la impotencia de no poder salvarlo colmaba de amargura y desolación mi alma también, de la nada, milagrosamente y por algún artilugio que sinceramente desconozco, las aguas comenzaron a bajar y él a moverse libremente, como si nada hubiese sucedido. Ni siquiera un vestigio, ni humedad en su ropa pude ver aunque sabía muy bien que en algún momento todo volvería a repetirse.
La desesperación ante la aguda depresión de mi amado, va de a poco socavando mi entereza y vivo ansioso rogando que se retrase ese amanecer en que tras el “buenos días mi amor”, sus opacos ojos me dicen que ya empezó.
¡Pedro!

Guillermo despertó  y supo que estaba solo, de algún modo aunque el sueño se mantenía real y al mismo tiempo parecía ser la historia pasada, Pedro no estaba a su lado. Se incorporó…  tras lavarse la cara y ponerse una bata  se dirigió a la sala y encontró a su hijo.

__ ¿Viste a Pedro, hijo? –interrogó ansioso mientras Fabián le servía café.

__No papá, recién llego a desayunar, Felipe duerme,  pensé que estaba con vos.
__Bueno, no  está, y solo me dejó una nota diciendo que tenía algo que hacer pero me resulta extraño, siempre hacemos todo juntos _ dijo Guillermo sintiendo el conforte del sorbo de café negro y amargo.

_Debe de estar en la facultad, o quizá con los padres ¿llamaste?
__No tiene sentido molestarlos, al menos todavía, no creo que a esta hora haya ido a verlos.
__Ya está papá, es grande, quizá fue a buscar trabajo, ya sabes que no se siente bien con ese tema.
__Hijito  sigue teniendo la cátedra de letras y ya tiene alumnos particulares,  esto es otra cosa y no me gusta.
__ ¿Qué estás pensando ahora?
__Que no sé si puedo olvidar que no hace un año quiso suicidarse, Fabián, que a veces necesita aislarse y huir y que tal vez ir a esa reunión por Felipe y oír a esos hipócritas lo afectó más de lo que dijo __ le contó Guillermo.

__Bueno a lo mejor le afectó y quiso ir a terapia, déjalo hacer lo que necesite _ pidió Fabián__ o tal vez no, y necesitó ir a correr o al gimnasio. ¿Tan mal fue en esa reunión?

__En este mundo de libre pensamiento y limitado movimiento, hay más desconocimiento que esa trama  programada de la ignorancia.
La ignorancia es, mirar al otro lado del conocimiento, con la ciega fe del creyente que no adora sus estatuas, que no cree  con esa fe en sus dirigentes, ni a su representante vaticano en la embajada de Dios, que atesora riqueza y en su conocimiento e ignorancia, mira   al otro lado de la pobreza. Pero siguen creyendo con esa ciega fe, más por la educación de los siglos, más por la costumbre que forjan leyes, más por la imposición de milenios, no creemos en los dirigentes pero sí, en sus dioses, sin darte cuenta, en tu ignorancia que crean tu alma, en la exclusiva  de sus santos y santas, muertos y por morir, de su prestada fe ajena de otra sinagoga religión.
__Bueno, papá ya termina debe de estar por allí, tranquilo…  es grande.
__Es que es un día especial y le preparé una sorpresa y además tuve una pesadilla nada agradable en verdad.
Le contó.
__Para mí es claro lo que sucedió  con los dos, estuvieron al borde de la muerte y  no premonitorio, ya papá deja de sugestionarte o lo de Felipe quedará en la nada, mejor sería que  lo lleve el otro abogado solo.
__Ni loco. Felipe me preguntó por la reunión en cuanto nos vio regresar, aunque no quisimos inquietarlo.
__Sí los oí.
__Bueno a él no le dije nada casi, no necesita saber que esos hipócritas van a seguir protegiendo al cura, y que tentaron a Carlos de todas las formas para que no lo acuse, de no estar nosotros allí yo no confiaría, hijo _confirmó Guillermo.

__ ¿De veras son tan  necios?
__De veras yo iré al fondo con esto con o sin el apoyo de ellos, siga o no Carlos con nosotros.
Iré al estudio si cuidas que Felipe no se impaciente y huya a jugar, debe de esperar unos días más hasta que el médico saque los puntos y dé el alta.
__Yo me quedaré estudiando con él acá, tranquilo y si Pedro asoma por allá como seguramente hará avísame o me dejarás preocupado.
__Lo mismo digo.
__ ¿Se casan?
__ ¿Qué?
__Digo, mañana es el día de los enamorados…  pensé que era tal vez la sorpresa.
__No hijo no me casaría sin decirte, al menos a vos.
__

A la noche cuando Guillermo ya había recorrido  todo sitio conocido, Pedro se presentó en el apartamento con un ramo de flores para él y una cena exquisita y opípara que fascinó solo con el aroma a los chicos. Había varios tipos de pastas, pollo asado para tentar a Felipe, ensaladas diferentes, quesos de calidad, una botella de vino francés que opacó el enfado de Guillermo junto con el beso que lo dejó sin memoria ni de su nombre y una montaña de postres.

__Pedro, poco faltó para que llamara a la policía, no me vas a entretener mucho tiempo con flores, besos y comida _ le amonestó Guillermo mientras Fabián le hacía un guiño.

__Creo que le gustas demasiado _dijo el hijo.

__No te enojes de antemano, te he dejado una nota.
__Dos palabras y nunca tienes secretos, no al menos desde hace meses.
__Y no los tengo, es solo que necesitaba hacer algo, ya les contaré a todos _explicó mientras entre todos repartieron las cosas por la mesa del comedor y comenzaron a disfrutar de los manjares, hablaron de partidos de fútbol y de recitales y grupos de música entre Pedro y Fabián que Guillermo desconocía hasta que Felipe se fue a dormir. En medio de la cena se les unió Carlos, y entonces comenzó a relatarles de sus viajes por Roma a la que tanto había querido, a lo que Pedro prestó especial atención.

__Es la ciudad más romántica de mundo no tienen que dejar de ir, tal vez por lo de Pedro o de luna de miel _ dijo y Guillermo clavó la mirada en su prometido __. Viniendo de un exsacerdote el comentario resultaba extraño, y Carlos consciente de ello, sonrió__. Me di cuenta después de dejar la iglesia. Algún día me encantaría volver. Fue alucinante estar en el Vaticano pero trabajaba quince horas al día. Cuando terminaba solía dar largos paseos nocturnos. Es una ciudad exquisita. Deberían ir y llevar a los muchachos alguna vez.__ Los trataba como amigos más que como clientes.

__Hay un mundo donde llevarlos, en verdad a los tres _ dijo Guillermo sabiendo que Pedro excepto Chile tampoco conocía nada __. En cuanto  termine esto de Felipe y podamos sacarlo del país creo que deberíamos comenzar por Europa.

Entonces al abogado se le ocurrió algo.
__ ¿Les gusta navegar?
__Sí __lanzaron a coro Pedro y Fabián.

__Yo nunca probé _dijo Guillermo.

__Tengo un velero ridículamente pequeño, salgo con él los fines de semana cuando no tengo trabajo hasta arriba. Deberíamos ir con Felipe algún fin de semana si les parece.

Como les sucedía a ellos, Carlos también deseaba que el nene conociera alguna de las alegrías de este mundo y les pareció a todos que podría ser un plan divertido antes de que comenzara el frío.
Siguieron hablando un rato. Sobre los veranos de su infancia mientras apuraban el vino, y fue una velada agradable, relajante, con sabor familiar y antes de marcharse, Carlos dijo que llamaría para cerrar el plan del viaje en velero, que además debería ser antes  marzo en que Felipe iniciaría el instituto  y Fabián la facultad a full.
__Sigo sin saber qué hiciste todo el día __ le recriminó Guillermo a Pedro mientras  ordenaban la cocina.

__Ya bueno, está bien _dijo a los dos__. No es un secreto, pasa que es algo que tenía que hacer solo, sé que si regresabas a alguna dependencia de la iglesia podían llegar a quemarla.

__ ¿Qué? ¿Acaso pasó algo más con lo de Felipe?
__No tiene que ver con el nene, y fui con Carlos, es solo que le pedí no decir nada durante la cena _confesó y logró total atención de padre e hijo__. Él me está ayudando, en algún momento tendré que ir a Roma, no es casual que tocara el tema, pero regresé a la archidiócesis para dejar la petición formal de dispensa absoluta de mis votos al Vaticano.

__ ¿Que hiciste qué cosa? __se sorprendió Guillermo.

__Amor, si ya te lo había dicho, quiero dejar de ser cura, y la notificación que adjunté no creo les deje dudas, pero sé que inicié el camino largo que antes evité, ahora puedo enfrentarlo porque no estoy encerrado.
__El que termina junto al papa.
__Exactamente, y tal vez sea bueno que cuando llegue el momento ya estemos casados, en el pedido no oculté nada, ni el traslado compulsivo, ni lo del padre Ernesto que me avergüenza sin mencionar a Felipe ni que soy gay. Si llego al Vaticano casado con un hombre, Carlos dice que no cree que me sigan reteniendo, que igualmente lo conseguiré.
__Bueno, siendo así…
__Te felicito, Pedro fue muy valiente lo que hiciste _le dijo Fabián.

__No quiero más comentarios como los de los padres de tu novia Fabián, me equivoqué como le sucedió a Carlos y no tienen derecho a condenarnos de por vida.
__Le contaste, papá.
__Hijo, no tenemos secretos, como ya sabes, como que tienes que quedarte con Felipe en casa todo el día y la noche porque con Pedro nos tomaremos el día.
__ ¿Qué?

Esta vez el sorprendido fue Pedro.
14 de febrero, martes.

Salieron de la ciudad de madrugada y a medida que esta fue perdiéndose y por el rumbo que tomó el coche de alquiler, Pedro dedujo que no irían a ningún sitio conocido.
Al fin de la autopista entraron por un camino más estrecho, junto a una preciosa casa antigua, y el auto traqueteó cuando pasaron sobre unas barras metálicas del camino. El terreno que vio Pedro era verde y frondoso, y atravesaron pastos ondulados en campo abierto.

__Pensé que odiabas el campo, las vacas, la alfalfa _sonrió a Guillermo.

__Y es verdad, pero este sitio es especial, es una granja ecológica, cultivos orgánicos, son unos terrenos… cuidados, salpicados de vacas y ovejas sí, pero lejos de la casa, con la gente que cuida a los animales. No puedo no pensar además que a mi hijo, a vos y al nene le gustan los deportes y cabalgar.
__ ¿Guille? ¿Dónde estamos?
__En una casa en una propiedad que me han prestado por un día, pero con posibilidades de compra si nos gusta, es Tigre el partido, Nordelta. La casa es antigua, tal vez haya que remodelar y vender mil cosas pero quiero que la veas.

 A medida que el coche traqueteaba por el camino un edificio gris enorme fue emergiendo ante ellos, Pedro pensó que era  la casa más imponente que había visto en su vida, con una chimenea que había visto desde el camino.
El auto los dejó junto a una entrada lateral, donde los recibió una mujer con pelo cano, de mediana edad y una chica más joven, el ama de llaves y la cocinera según dijo Guillermo. Las siguieron y llegaron a la cocina más grande que hubieron visto jamás. Con armarios  de madera, piso embaldosado. Estaba impecable y ordenada, con una mezcla de cosas antiguas y modernas, en verdad eran dos cocinas acopladas, una con una mesa para doce comensales. Desde allí, la mujer mayor llamada Martha, los condujo por un pasillo cubierto de paneles de madera y decorado a ambos lados con cuadros antiguos de paisajes, caballos, escenas religiosas y retratos. Pasaron por varias puertas cerradas a uno y otro lado hasta llegar  a una puerta doble también de madera  tras la cual  se abrió otro pasillo similar, y hacia el lado opuesto, varias puertas una de las cuales tomarían, pero desde el descansillo, pudieron ver una  impresionante escalera enmoquetada que conducía al recibidor de planta baja. En el descanso un enorme ventanal panorámico con vistas al río, dividido por un parteluz, y un gigante tapiz colgaba de la pared pegada a la escalera.
Comenzaron a recorrer habitaciones y salas.

__Señor, ¿dónde quisiera que se sirva el almuerzo?
__Creo que en la biblioteca,  el comedor es demasiado intimidante por ser la primera vez.
__Como desee, en cinco minutos  estará todo preparado.

La alegría estalló en el interior de Guillermo al ver el asombro en el rostro de Pedro recorriéndole todo el cuerpo como un espectáculo de fuegos artificiales, la intensidad lo dejó sin respiración. Apenas puede creerlo.
Le acarició el labio inferior con el pulgar sin poder evitarlo inclinándose hacia delante para besarlo. Posó los labios en los suyos, con suavidad…  pero Pedro lo rodeó como un fuego abrasador y su pasión lo tomó por sorpresa. Tenía los labios y la lengua ávidos, impacientes y hundiendo los dedos en su pelo, tiro de él, y lo retorció entre sus dedos. Queriendo más mucho más. Guillermo gimió mientras su cuerpo cobró vida y profundizó el beso tomando todo cuanto Pedro tenía para ofrecer percibiendo cierta desesperación en su boca ardiente y exigente, tenía una necesidad, y quiso ser él quien la saciara. Guillermo le introdujo las manos en el pelo y lo sujetó para que no se moviera tranquilizándolo, bajando el ritmo deseando hacerlo suyo allí, en ese momento, en el descanso de la escalera.

__Me excitas al instante, te deseo, te necesito, te amo.
__Yo más.

Recorrieron varios salones más, hasta que encontraron la puerta de acceso a la biblioteca.
__Así que tiene sala de música y bastante equipada, yo aprendí algo de piano, bueno de órgano y piano y creo que a Fabián le gustaría la guitarra y a Felipe la batería.
Llegaron de nuevo al descanso, y Guillermo le marcó la puerta.
__El salón principal está tras la doble puerta, pero por ahora almorzaremos en la biblioteca que tiene cientos de libros, algunos muy antiguos.

Cuando dieron unos cuantos pasos hacia el interior de la habitación se sintieron como ingresando a otro mundo…  un tesoro oculto de literatura y antigüedades expuesto en bibliotecas de pared, y en esquineros llenos de vitrinas, chimeneas, repisas, y cuadros.
__Guau, hay mucha historia concentrada aquí, habría que ver si se vende toda equipada, y catalogar esto.

Sobre una pared una chimenea de mármol ornamentado estaba situada entre dos ventanales altos y delgados que daban a un patio.
__Vaya, parece que todo el servicio se ha marchado _dijo Guillermo y Pedro siguió su mirada.

Ante la chimenea halló una mesita deliciosa cubierta con un elegante mantel de lino y dispuesta para dos personas con todo lujo en detalles desde cubiertos de plata, copas talladas y platos de delicada porcelana decorada con dibujos, un centro de mesa con flores y apoyada en él una nota, un sobre. Guillermo le retiró la silla y Pedro se sentó mientras Guillermo ocupó la cabecera.

__El sobre es para vos, feliz día mi amor __dijo Guillermo embargado de emoción mientras Pedro sintiéndose un noble del siglo XIX iba leyendo su carta:

“Sabes que no soy bueno en palabras dichas, por eso te escribí lo que te quiero decir.
Es mi sentimiento más puro, estas son las letras de mi corazón, es mi corazón:
‘Desde que te conocí trajiste refrigerio a mi alma y tu perfume me acarició con la ternura justa que necesitaba. El desierto y la aridez de mi soledad fueron regados con tu comprensión, tus brazos extendidos, tu mirada indulgente y tu profunda pasión que como antorcha encendió este pobre corazón mío que ya casi no latía.
Decoraste con tus flores y sonrisa mi vida. Verde sobre el suelo yermo. Aire nítido en la asfixia y el sopor. Solo gracias mi amor. Fuiste mi maestro, contigo aprendí que amor se escribe con “H” como la honestidad de tus labios al proferir siempre la palabra justa al tiempo… en todo tiempo.
Feliz día de los eternos enamorados. Siempre te amaré.
Espero te haya gustado… Espero…’”

__Mi amor eterno,  mi señor __balbuceó Pedro __sé, que por causas ajenas más por mí que por usted, la distancia es breve en días, o en alargadas horas, y preciso su acercamiento sintiendo la sicofonía del habla de su voz, o componer una sinfonía al conjunto de su ser, sobre el pentagrama azul de sus ojos inyectados, en el rojo vivo, ardiente de sus sentimientos.
Una melodía, mi señor a los arcos de sus cejas, en ese tatuaje que hace su naturaleza, descubrir los sonidos de su expectante silencio, notas acompasadas de su pecho al respirar
en el ansia de su existencia. Pondría, mi señor un do mayor a su piel de auroras pintadas, de atardeceres, con usted antes del crepúsculo, cuando de noche, a la luz de llamas artificiales, como ese calor de hogar que me brinda su cuerpo, esa llama sucedánea que mira sobre los
acantilados de la discreción, grabaría un adagio de emociones, recomponiendo noches, lunas y estrellas, y besos, besos, con el destino de todos sus labios en la conclusión de su boca.
Podría,  llegar el fin del mundo… el apocalipsis de esos cuatro jinetes con la conclusión
de todos los males de Dios, maldiciendo el mundo. Ser, mi señor, todas sus guerras, sus victorias y todas sus derrotas, el jinete del hambre de niños y hombres, en esta hambre mía insaciable hasta las entrañas que por usted, vivo y soporto, la montura de las enfermedades que siento y padezco en el cáncer de mi piel, o que la muerte me espere con las bridas del destino, que espere nuestra llegada en el fin del mundo o de todos los tiempos.

 Huellas de un amor. Plácidas alas en frágil vuelo, un tañido hurga sobre el tálamo, presa de caricias, juego hendido, hiere la aurora cobija al tiempo. Regreso a transitar en jácaras recientes, limítrofe el céfiro anubla mis tersuras, tomo esa nostalgia, cálido arrullo, río de tristezas, laguna el llanto. Solo existí en ese firmamento, el día se perdía en ambos meridianos, cubriéndonos las sombras con cielo iluminado, conjuros recreamos en ardido roce.
Teníamos las estrellas de las madrugadas, cantando los delirios en bocas con susurros. Teníamos las manos rozando nuestros labios, sagrado me quedé sumido en su regazo, las nubes cautivaron un lienzo majestuoso, el renombrado beso en talle jubiloso, elegida vehemencia. Estela de palabras, una exquisita locura, un confite silencioso pernocta en mi alma. Es la angustia chispa de una preciosa visión, depositado en mí, grato momento, fenece, las horas, el lapso, se ha consumado el venturoso idilio, imágenes surgen en lírico aliento, no anida  en mí alcoba, sombrío instante, él es feliz, gracias por eso.
__Mi muy amado, gratificante y omnipresente señor: Acompáñeme, al eterno mitiga anti social de mi alma en rebeldía, al confesionario de mis pecados capitales, del cielo abierto de sus infiernos, y sígame, sígame, como el hambre la guerra y Dios en silencio.
Lo invito señor mío a que me acompañe en un paseo por mi vida a lo largo de mi existencia. A repartirnos, como buenos amantes, abrazos en el silencio del desespero cuando las lágrimas lo requieran y mi compañía lo precise. Abrazarnos, por el placer de abrazarnos, o cuando encerrados en los brazos, por el placer globalizado de amarnos.
Lo invito a mi casa, que usted hace mi hogar, a la barraca de mi corazón que es su palacio, a la choza de mi alma que hace usted mi fortaleza, a mi alcoba, que tiene su nombre y su genética información, a caminar por su suelo que hace el cristal de sus huellas desnudas. Sea usted, el invitado de honor del consultorio de mi almohada, y a las sábanas en carne viva que hace su desnuda piel, y por el módico precio de su boca, lo invito al bufete libre de mi cama, a la barra libre de mis labios a la degustación de mis besos, al banco de mis te quiero…  en el interés de su cuerpo, a la inauguración de los establecimientos de mis caricias, a la muestra gratuita de mi ser, a una cita a ciegas con mi ciego amor. Le rogaría encarecidamente me hiciera un descuento, de un cien por ciento en todos sus orgasmos.
__Hoy amor, abriré uno de nuestros sueños, porque el mejor momento de mi vida es en donde estás tú, hoy contaré cómo en cada noche dos almas se encontraban para amarse dentro de un sueño, cómo llegabas a mi ventana, tú mi Romeo y yo tu Julieta, yo te regalaba versos y tú a mí me entregabas poemas, ¿recuerdas amor nuestro encuentro? tú en tu cárcel y yo libre como el viento, era mágico el momento, yo sonreía ampliamente cuando tras el cristal te acercabas, donde me dejabas flores de tu jardín cada noche y cada mañana, la música a dos, recuerdas amor cuando me decías ¿bailamos? Y yo te decía, ya estoy en tus brazos… tú reías y me llamabas mi príncipe. ¿Recuerdas vida mía, cuando te regalaba mis besos lentos para que no te sintieras vacío de nada, recuerdas amor lo felices que nos sentíamos cuando los edenes volaban, cuando mi sonrisa se desnudaba para ti ya en la madrugada? Cómo olvidarme amor de las canciones que me dedicabas, todas tenían ese mensaje de amor nunca declarado, rosas rojas a ti te traeré esta noche, guitarra suena más bajo, los boleros de Moncho, y no puedo estar sin ti, desde que llegaste a mi vida con tu sonrisa tan llena de locura, cómo olvidarme amor, ¿cómo?
Serás mi eterno amor, donde yo tu consentido, me convertía en tu enamorado que entró en tu alma, el que te extraña y sueña,  el que te busca en cada mañana, el que al no saber de ti se le desarma el alma, pero aquí sigo, en el rincón de mi sueños, componiendo versos de amor en la madrugada, porque el amor nunca muere, y mi amor por ti será eterno.
Te amo vida mía.
__Te extrañé ayer, me preocupé también _susurró Guillermo.

__ Se precisa nostalgia. Se necesita tristeza y distancia…  soledad y silencio  para saber qué es la felicidad. Preciso tu alejamiento para saber cuánto te necesito, tu abandono, para saber de tu compañía, tu silencio para recordar tus apellidos y tu nombre, tiempo para tener conciencia y a ciencia cierta, de cuánto te dispongo, tu mudez para no olvidarte, tus andares para seguir tus pasos, la desnudez de tus caricias para intuir la orfandad de mi piel y tus abrazos.
Se requiere tristeza y distancia para estar lejos y recordarte, me es necesario tu anhelo para discernir que me eres necesario, me es urgente, apremiante acuciante, que seas mi dios,
para seguir creyendo en ti y el plural de tu primera persona, que seas mi ángel
guarda sombra custodiando mi luz, requiero del universo, poder identificarte ante el vació, que seas una simple partícula de un átomo de tu mirada de una célula de tu sonrisa, una galaxia donde ubicarte, una estrella donde tropezar contigo, una luna para desnudarte un reverso para mirarte, una playa donde vestiste de arena y tiempo de relojes y eternidad. Se necesita tristeza, distancia, soledad y silencio, a dios y a la muerte para tenerte y recordarte.

Callaron cuando Martha y la chica entraron con bandejas cargadas de platos, tomó dos de la bandeja cargando en ellos lo que había preparado la cocinera.

__Cerdo  de una de las granjas locales, con ensaladas de botes verdes, señores __anunció.

__Gracias _respondieron.

__ ¿Quiere que sirva el vino?
__Lo haré yo, gracias _dijo Guillermo.

La mujer les obsequió un pequeño gesto de asentimiento y se retiró casi empujando a la chica.
__ ¿Una copa de vino? __Guillermo tomó la botella y examinó la etiqueta__. Es un buen Cabernet.

__Sí, por favor. __Pedro lo observó mientras le llenó la copa hasta la mitad__. Nunca me han… servido excepto cuando estoy contigo __se sinceró Pedro.

__Pues será mejor que te acostumbre. __Le guiñó un ojo y elevó la copa para brindar luego de aprobar el vino__. Feliz día de los enamorados, el primero del resto de nuestra vida _dijo Guillermo.

__Feliz día amor mío.

Tras el almuerzo salieron al jardín tomados de la mano percibiendo el calor de la piel del otro en la propia. Hace un día diáfano, y el sol los saluda suspendido en el cielo, a escasa altura cuando echaron a andar por un sendero flanqueado de hayas que lleva a la puerta de entrada, sintiendo que tras los traumáticos acontecimientos de la semana merecían dar ese paseo tranquilo bajo el sol de la tarde.

__ ¿Por qué te asustó el sueño ese? __interrogó, Pedro__. Supongo que llevo huyendo tanto tiempo de mis deseos que ya nada de eso puede suceder.

__No puedo ni imaginar lo aterrador que debe de haber sido para vos aquella época en que no te dejaban salir _dijo Guillermo y se estremeció dando gracias a todos los dioses por haberlo rescatado y con vida__. Amorcito, sé que estás iniciando este camino libre y quiero decirte que nunca salgas huyendo si tenemos un problema o como ayer, habla conmigo, hazme preguntas sobre cualquier cosa. Estoy aquí y siempre te escucharé. Discute conmigo, grítame si quieres. Yo discutiré con vos y te gritaré a veces. Me equivocaré un montón y vos te equivocarás también. Y no pasa nada. Siempre para resolver nuestras diferencias tenemos que comunicarnos. Si vivimos juntos y somos pareja… pues… tendrás que decirme lo que sientes.
__Vivir contigo… _musitó, Pedro.

__Y sí y no como concubino como seguro dicen por allí, como mi novio hasta que aceptes casarnos. __Guillermo contuvo la respiración y se le aceleró el pulso…  lo ama,  lo quiere con él, para siempre.

__Sí.
__ ¿Sí?

Guillermo dando un grito de júbilo lo levantó de piso en volandas y lo hizo girar por el aire riendo cuando al fin lo dejó en el suelo. Lo que pretendió ser solo un beso diciendo te amo, se convirtió en… otra cosa. Pedro se abrió como una flor exótica, devolviéndole el beso con una pasión apabullante, y Guillermo se deleitó en todo lo que quiso darle.
“Su lengua en mi boca. El movimiento de sus manos deslizándose por mi espalda ya agarrándome las solapas del abrigo.
Todos los nervios de ayer que revivieron los temores de meses, la imagen de él en aquellas celdas, en manos de esos malnacidos, la terrorífica posibilidad cuando me dijeron que estaba muerto de no verlo nunca más__todo se desvanece, y concentro todos mis miedos y mi gratitud de poder tenerlo entre mis brazos en nuestro beso. Cuando paramos a tomar aire, nuestro aliento se mezcla y la risa de Pedro es una brisa de aire fresco que le habla directamente a mi entrepierna”.

__Llevamos demasiada ropa.
__ ¿Quieres quitármela? __dijo, mordiéndole el labio.

__Siempre…
__Tengo mucho calor.

“”Lo miro asombrado, mi comentario era frívolo con la intención de oírlo reír, de arrancarle una sonrisa no la ropa “.
__ ¿Qué me estás diciendo? __preguntó Guillermo__. ¿Quieres que vayamos a la cama?

Su amplia sonrisa es la única confirmación que necesito, y en contra de lo que me dicta mi propio sentido común lo tomo de la mano. Sonriendo y con cierta sensación de vértigo, regresamos casi corriendo a la casa.
Una majestuosa cama con dosel domina la habitación verde oscuro. Hecha de madera noble y pulida, el armazón de la cama con tallas intrincadas. La luz que se cuela por las ventanas proyecta sombras titilantes sobre la madera tallada. Encima de la repisa de la chimenea hay un cuadro de la casa y de los campos que la rodean, y el extremo del fondo de la habitación lo ocupa un armario ropero inmenso, de la misma madera que la cama. Todas las paredes están recubiertas de estanterías con libros y objetos decorativos.

Guillermo habla en voz baja suave, y le brillan los ojos con intensidad, cada vez más grandes y oscuros… llenos de amor y deseo.
Pedro siente el hormigueo que le recorre la espalda al recordar el beso que se han dado en la escalera. Se habría quitado la ropa allí mismo…  si se hubiese atrevido.

__Estoy en shock por la idea de lo que festejamos, de que me amas, y quiero ir a la cama.
__Te amo con todo mi corazón, desesperadamente, locamente __dijo Guillermo con sinceridad pero entonces sonrió rodeándolo con el brazo. __Y también con esto. __Adelantó la pelvis para que Pedro percibiera su erección contra su cadera mientras sus ojos se encendieron con un brillo de humor lascivo. Pedro le devolvió la sonrisa al tiempo que un incendio le abrasó el bajo vientre y la entrepierna. Estaba deseando tocarlo… al fin tomar la iniciativa de lo que jamás se atrevió a hacer… todavía y al cabo, Guillermo lo había tocado a él en todas partes…  con las manos, con los labios, con la lengua. Desplazó la mirada hacia su boca, esa boca experta y sensual, y las llamas ardieron con más vigor aún.

__ ¿Qué quieres precioso?__Le acarició la cara con el dorso de los dedos, y buceó en su alma con sus ojos. Lo ha querido desde el momento en que le dijo que lo amaba.

__Te quiero a ti, quiero hacerte yo el amor. __Las palabras fueron casi inaudibles. Y Guillermo lanzó un gemido.

__Nunca dejas de sorprenderme.
__ ¿Te gustan las sorpresas?
__De vos… mucho.
 Pedro le tiró la camisa blanca hasta  sacársela de la cintura de los jeans.
__ ¿Es que vas a desnudarme? __Guillermo hablaba con voz ronca, como si hubiera dejado de respirar.

Pedro lo miró con ojos pícaros entornados.
__Sí. __Sabía que podía hacerlo, y con dedos valientes pero temblorosos le desabrochó el último botón de la camisa, levantando la vista para mirarlo.

__Sigue __lo animó él con tono delicado y seductor.

Pedro percibió la excitación incipiente en su voz, y eso alimentó su deseo. Le desabrochó el siguiente botón, un poco más arriba, y lo que dejó al descubierto fue el botón de la bragueta de sus jeans, y la línea de vello que conduce a su abdomen. El siguiente botón reveló el ombligo y los músculos de su estómago. A Guillermo se le aceleró la respiración. Ahora respiraba entrecortadamente. Más deprisa. El sonido lo excitó, y Pedro subió volando con los dedos por su camisa. Desabrochándola hasta dejarla completamente abierta exponiendo sus pectorales, muriendo de ganas de inclinarse y apoyar los labios encima de su piel.

__ ¿Y ahora qué Pedro? Estaba esperándolo__. Has lo que quieras __le dijo provocándolo.
Pedro inclinó el cuerpo hacia delante y presionó los labios contra el calor de su pecho donde su corazón latía desbocado bajo la piel.

“Me muero de ganas de tocarlo pero no puedo. Esta es la mayor muestra de audacia que ha tenido conmigo desde que hicimos el amor por primera vez, nunca ha tomado el control. Mi cuerpo se retuerce de deseo. ¿Cómo pueden sus inocentes dedos contener tanto erotismo? Me está volviendo loco. Me desliza la camisa por los hombros y la empuja hacia los codos. Le ofrezco las muñecas.
__Los puños.
Me deslumbra con una sonrisa y desabrocha cada uno de los puños. A continuación me quita la camisa, y la deja en el respaldo del sillón.”

__Y ahora, ¿qué vas a hacer? ___le dijo. Pedro dio un paso atrás para admirar su hermosa musculatura a la luz de la luna en movimiento. El dorado de su vello relumbra bajo la luz de las velas y el brillo de sus ojos lo encandila. Esos ojos lo observan, encerrando una promesa cargada de deseo.

Envalentonado por su mirada, Pedro bajó los brazos y se quitó el suéter, luego pasó la camiseta por la cabeza y sacudió el pelo para dejarlo alborotado.
__Sos precioso. Me gusta mirarte. Esto no va a necesitar de nada de lo que llevas.  __ Guillermo le ayudó a arrojar la ropa encima de la propia y a continuación le tomó un mechón de pelo lo enroscó en el dedo se lo acercó a los labios y lo besó__. Sos muy valiente en muchos sentidos. Y me he enamorado de vos, de todo vos. Locamente, apasionadamente. __Sus palabras le encendieron a Pedro la sangre en las venas, y Guillermo tiró entonces del mechón de pelo y lo atrajo hacia sí. Le ladeó la cabeza y lo besó como si en ello le fuera la vida__. Podría haberte perdido para siempre hace unos meses__ susurró.

Pedro notó el calor que emanaba de la piel y el deseo le enardeció las entrañas. No podía esperar más. Lo amaba. Y todo él. Lo besó con avidez, entrelazando la lengua con la de él sujetándole la nuca con una mano lo atrajo hacia él. Guillermo desplazó los labios a su mentón primero, a su cuello después, y Pedro le deslizó las manos por el cuerpo hasta llegar a la cintura de los jeans.
Se moría por tocarlo cada centímetro de él, pero se detuvo. No sabía qué hacer. Guillermo le sostuvo el mentón con delicadeza entre los dedos.

__Pedro __Le gimió al oído__. Quiero que me toques. __la urgencia en su voz resultó excitante.

__Y yo quiero hacerlo.

Guillermo le acarició el lóbulo de la oreja con los dientes.
__Ah _gimió cuando se le contrajeron en tabla los músculos del bajo vientre.

__Bájame los jeans. __ Él le dejó un reguero de besos por el cuello. Apresuradamente Pedro dirigió los dedos a la cintura del pantalón y, en el proceso le rozó el pene erecto. Se detuvo, fascinado por su cuerpo, y en un movimiento audaz colocó la mano derecha encima de su erección.

--Dios _murmuró.

Con aire vacilante, le recorrió trazando círculos con los dedos. Guillermo dio un respingo y Pedro paró.
__ ¿Te hago daño?
__No. No. Lo haces muy bien. Sí… __Se había quedado sin aliento__. Muy bien. Sigue.

Pedro sonrió, ganando confianza en sí mismo le desabrochó el botón superior con dedos hábiles. Guillermo se quedó inmóvil mientras  él se desplazó hacia el cierre.

”Inspiro honro. Va a tomar la iniciativa. Su entusiasmo es contagioso y me encanta que por fin vaya a animarse de valor para desnudarme. Su piel resplandece a la luz de las velas, y el rojo vivo y el azul resaltan el brillo de su pelo. Me dan ganas de arrojarlo a la cama y hacerle el amor ya mismo pero tengo que ir más despacio. Tengo que dejar que vaya haciendo su descubrimiento a su propio ritmo. Mientras me desabrocha la bragueta, parece sentir menos vergüenza incluso ha olvidado que tiene el torso a mis ojos. Siento el impulso de acariciarlo, hasta que sus pezones estén firmes, duros como una piedra y se retuerza de placer bajo mis manos pero me contengo y acallo las protestas de mi entrepierna. Me baja los jeans por las caderas y piernas y doy un paso para quitármelos de manera que me quedo de pie ante él únicamente con el bóxer.
__Te toca a vos __susurro y le desabrocho rápidamente la bragueta y le bajo los jeans. Separa las piernas para quitárselos por completo y le tomo la cara con delicadeza, y lo beso__. Vámonos a la cama.

__Estará fría.
__Ya la calentaremos.__Principio del formulario Si supieras amado mío, cómo suspira mi alma febril en deseos cuando contemplo lo sagrado de tu cuerpo; no vistas de prendas imprecisas a tu silueta, no cubras el fuego sutil con que la gloria divina  te ha envuelto. No son tus piernas las que me incitan a vulnerar tus puertas teñidas de fuego, son las puertas secretas las que me han de llevar directo hacia el cielo.

¡Qué se mueran de envidia todos ellos!
Los que te acariciaron en sus más profundos sueños, y aquellos, los que nunca lo han hecho.
Tus labios, aquellos que tientan a hablar al mismísimo silencio, aquellos que son el más bello motivo para inquietar a mis besos; besos que ensalivan sin voluntad a mi boca, besos que se encarnan en la algarabía de tu cuerpo; como el crepúsculo abre las puertas del cielo, así mi boca abre tus puertas donde se calcina hasta el más frío de todos los inviernos; y tú sin voluntad acaricias mi cuello, para que mi boca dibuje en ti sin la necesidad de un lienzo, un cuadro que habla con la voz del deseo; pintor con tinta de pasión y de fuego, inspirado en lo más profundo de ti, ahí en el edén, aquel que los dioses le dejaron al hombre de obsequio;
húmedo limbo que mojan mis más secos pensamientos, rocío del cielo... que te moja desde adentro. Tu ombligo, es la brújula que me dirige al templo donde los santos renuncian al cielo;
fibras de carne envueltas en caramelo, dulce pecaminoso que somete... al mismísimo infierno.
Deja que una parte de mí habite en tu adentro, déjame llenarte con mis fluidos de fuego; dame la vida que necesita mi cuerpo, permite que una nueva vida florezca en ti adentro.
Permite que sea mío tu tiempo. ¡Sé mío! Como tuyo es mi universo. ¿Quieres otra vez hacerlo?
Porque yo deseo una y otra vez ser el dueño de un nuevo comienzo. No te vistas por favor, que aún... que aún estoy adentro.
Final del formulario
No, no pretendamos consumir el tiempo, porque el tiempo es todo lo que somos y terminará, consumiéndonos, y mientras vivimos y esperamos…  que no nos falten los besos.”

Pedro desvió la mirada al bulto de mis bóxer y  sonrió.
__ ¿Qué pasa?
Se sonrojó.
__ ¿Qué? __insistí.

__Quítatelo.
__ ¿Todo? __ Guillermo esbozó una sonrisa maliciosa.

__Sí.
Se rio… y se quitó una media. Y luego la otra.
__Ya está.
_No quería decir eso__ Pedro se rio también encantado de lo juguetón que Guillermo puede llegar a ser. Este soltó una carcajada y con un rápido ademán, se quitó el bóxer de forma que liberó su erección. Y luego se lo arrojó a Pedro.

__! Eh! __exclamó él, risueño. Se lo quitó de encima, pero él se metió de un salto en la cama y y se pegó a Pedro.

__Hazme un hueco. __Guillermo se acurrucó junto a Pedro bajo las sábanas y lo abrazó lo atrajo hacia él. No me puedo creer que alguna vez estuve a punto de perderte. __Le depositó un beso suave en el pelo y lo estrechó con fuerza entre sus brazos. Pedro lo vio cerrar los ojos como si sintiese dolor…

__Pero no me has perdido. Estoy aquí. Habría luchado contra todos para estar a tu lado __susurró.

__Y ellos te habrían hecho más daño.
Guillermo se incorporó de golpe, y levantó la mano para acariciarle el rostro, se puso serio, le vio la cicatriz en el cuello de meses atrás y la cubrió de besos.
__Mira lo que te hicieron. __ Lo observó con gesto vacilante preocupado.

__Lo hice yo, y he vivido cosas peores.
__Lo sé, lo que te llevó a hacerlo fue peor, lo hicieron ellos.
__Estoy bien, ya olvídalo. No pienses. Ahora iré al papa, y terminaremos lo de Felipe, y ya nunca más lo recordaremos.
Pedro le llevó los dedos a los labios.
Guillermo le tomó la mano, le besó los nudillos.
A continuación, se inclinó, y con besos tiernos le cubrió la cicatriz. Pedro enterró los dedos en su pelo, tiró de él, para levantarle la cabeza y encontrar la mirada.

__ ¿Te hago daño?
__No _respondió, Pedro__. Quiero esto. Te quiero a ti. __Guillermo suspiró y desplazó la boca hasta el pecho y el pezón sin dejar de lamerlo y succionar. Pedro gimió, se retorció bajo su cuerpo, cerrando los ojos abandonándose al placer del contacto de sus labios. Hundió los dedos en su espalda y sintió su erección en la cadera. Se moría de ganas de explorar su virilidad. La de todo su sexo y su cuerpo.

Guillermo levantó la vista.
_ ¿Qué pasa?
__Y……__Pedro se sonrojó.

__Dímelo.
Se rio avergonzado.
__Dímelo.
Abrió un ojo y lo miró haciendo una mueca graciosa.
__Me estás volviendo loco. Dime, ¿qué pasa?
__Quiero tocarte _ contestó él y se tapó la cara con las manos.

Asomándose por las rendijas entre los dedos, vio a Guillermo dulcificar la expresión divertida, se tumbó a su lado.
Pedro le acarició la mejilla recreándose con la sensación que su barba incipiente le dejaba en los dedos.

__Deja que te ayude. __Guillermo le tomó la mano y le plantó un beso en la palma. Él la acercó hasta el pecho y allí la desplegó sobre su piel percibiendo su calor. Separó los labios para lanzar un brusco resoplido__. Me gusta que me toques.

Envalentonado, Pedro desplazó la mano hacia abajo, acariciando con los dedos el vello escaso fino que le cubría el pecho, se entretuvo en los pezones, que se fruncieron bajo sus dedos.
__Oh __exclamó, maravillado.

__Oh _respondió Guillermo con voz ronca, con los ojos entornados y oscuros, intensos. Lo estaba observando  como un halcón. Pedro se mordió el labio y Guillermo lanzó un gemido__. No pares _murmuró. Más desinhibido y disfrutando del hecho de estar excitándolo de esa manera, Pedro deslizó la mano hacia abajo, por las protuberancias y las hendiduras de sus músculos abdominales. Él tensó el cuerpo bajo los dedos y se le aceleraron la respiración y latidos. Pedro alcanzó la línea del vello que conducía a su destino y…

__Adelante _ dijo él y tomándole la mano la envolvió alrededor de su sexo. Pedro lanzó un grito ahogado, de estupor y entusiasmo a la vez, ante el contacto con su erección. Era grande, dura y suave como el terciopelo, todo al mismo tiempo. Le acarició la punta con el pulgar y Guillermo cerró los ojos con la respiración jadeante. Pedro apretó con más fuerza, disfrutando la sensación entre sus dedos, percibiendo el pálpito acelerado. Guillermo lo miró, con ojos abrasados de deseo__. Así __murmuró y, guiando su mano, lo movió despacio unos pocos centímetros, hacia abajo y luego hacia arriba.

__Qué esperas de mí, amor, he abierto el infinito en ti, con sus mundos y revelaciones, he sembrado los besos en tu piel  y han crecido las estaciones. He gastado el llanto de las manos,
caminando en cada trazo  de tus recuerdos, sobre tus flores, del más bello jardín. Qué me has dado amor, un suicidio de penas, una tarde lenta, con sus lluvias y destrozos. No me queda fuerza para amarte, porque tu amor me sostiene,  queda magia en mis labios, los que crearán para ti  un cuadro de mil imágenes. Tú, amor mío  no has dejado de pedir deseos, yo, amor,
deseé  solo uno. Amarte.
__Quiero mirarte a los ojos  y que sea tu mirada  la que me diga que me deseas,  quiero mirarte a los ojos y que el tiempo se detenga, porque mirarte a los ojos  es vivir cada segundo  como si fuera eterno, además quiero sentir  el sabor de tus besos  grabados en mis labios,  porque tus besos son el fuego  que me quema de placer,  por ello con solo ver tus ojos  y sentir tus besos,  despiertas cada uno de mis sentidos y me has hecho entender  qué es el verdadero amor...

Siento el sabor único de ti, siento que mi cuerpo se humedece  y mi corazón palpitante late aún más fuerte. Tus caricias siempre han sido  el bálsamo que despiertan el erotismo más sensual en mí, con cada beso enciendes un deseo fogoso  que solo necesito saborear cada parte de ti. Te recorro con mis manos, cada espacio de tu cuerpo me encanta, pero al llegar a este punto que te hace enloquecer   te agitas cual oleaje en la madrugada de un mar embravecido donde la calma son mis montes ensanchados donde se unen tu cuerpo y el mío.
Lleno de ansias, ganas y locuras al sentirte rígido me excitas, deseoso te adueñas de mi entrepierna  y aunque me haces temblar sigo estando intacto,  el sudor de nuestros cuerpos amordazan nuestros labios. Me encantan tus jadeos y que tus brazos se entrelacen
entre mis pezones al hacer el amor, me domas al recorrerme con tus manos, me vuelves dócil y frágil cuando en mí derramas tu lava interna que con pasión desenfrenada me hace susurrarle a la almohada… esto sí es amor.

__Nunca había tenido que enseñarle a nadie qué hacer. Posiblemente es lo más erótico que he hecho en mi vida __dijo Guillermo.

Pedro arrugaba la frente en gesto de concentración pero, le brillaban los ojos de asombro y de deseo, entreabriendo un poco la boca mientras movía la mano hasta al fin encontrar el ritmo y volverlo loco. Cuando se humedeció los labios con la lengua, le dieron ganas de derramarse en su  mano.
__Pedro, ya basta. Voy a estallar.
Retiró la mano de inmediato como si acabara de quemarse, y Guillermo se arrepintió de haber dicho nada, tal vez deseaba ir más allá y abarcarlo en la boca, pero en verdad estaba en un abismo peligroso. Se moría de ganas de abalanzarse sobre y dentro de él, pero decidió tomar un camino diferente, y  lo sentó a horcajadas sobre él para de todos modos darle las riendas del asunto, Pedro buscó sus labios con los suyos hasta deslizar la lengua en la boca de Guillermo, no podía darle tregua. Para saborearlo, morderlo o beber su miel, no dejaba de besarlo. Por una fracción de segundo, se miraron a los ojos bajo la luz del fuego de las velas. Unos ojos intensamente marrones. Absolutamente irresistibles. Y generosos y sensuales.
Pedro se inclinó para besarlo una vez más y Guillermo alargó la mano para engancharla en el elástico del bóxer lo que lo hizo sonreír.

__Ahora solo nos falta quitar esto.
Se lo deslizó hacia abajo por las largas piernas y lo tiró al suelo. Guillermo estaba arrodillado entre sus muslos, pero  se recostó hacia atrás sobre los talones y lo empujó hacia su regazo rodeándole la cintura con el brazo.
__ ¿Así, está bien? __Pedro decidió probar la postura, apoyó las manos en sus hombros y entonces Guillermo lo levantó, le hizo quebrar la pelvis hacia delante y lo situó sobre su erección. Esperando su respuesta, Pedro se inclinó hacia delante, con los labios ansiosos por tocar los de Guillermo. Y este lo interpretó como la señal, de modo que muy despacio, demasiado despacio… lo acopló a él. Cerró los dientes sobre su labio inferior y por un instante creyó que iba a morderlo.

__ ¿Estás bien? __le dijo sin resuello.

_Sí __asintió con entusiasmo. Enredó los dedos de nuevo en el pelo y tiró con fuerza, atrayendo los labios de Guillermo a los suyos. Hambriento, lo devoró. Con ansia. Besándolo con la misma intensidad que antes en el descanso de la escalera pareciendo presa de un auténtico frenesí. Con  movimiento ardiente, se comenzó a deslizar arriba y abajo ondulándose para acoplarse al ascenso de la pelvis de Guillermo, una y otra vez, cabalgándolo… cabalgándolo.

“Es embriagador poder poseerlo así mirándolo, estimulándole los pezones, besándolo. Es absolutamente sexi. Pero es frenético. ¡Esto va a acabar demasiado pronto!”

--Eh. __Lo sujetó con más fuerza para inmovilizarlo y le apartó el pelo de la cara__. Con calma, precioso. Tranquilo. Tenemos el resto de la tarde, y de la noche también. Y mañana. Y el día después. __Pedro lo miró con sus ojos oscurecidos, aturdidos y Guillermo sintió que una nueva y embriagadora sensación lo consumió y le inundó el corazón__. Estoy con vos__ murmuró__. Te amo.

__Guille __dijo jadeando e inclinándose para besarlo de nuevo. Se separó para que lo penetrara profundamente y empezó a moverse de nuevo más despacio, dejándole a Guillermo saborearlo. Centímetro a centímetro. A un ritmo más regular… más reposado. Era la gloria.

 Pedro se quedó erguido para descender de nuevo profundo y preciso. Se  erguía y descendía arrastrando a Guillermo consigo, escalando nuevas cimas juntos,  hasta que de pronto se detuvo y anunció a gritos su orgasmo elevando la boca hacia el cielo y desencadenando la reacción de Guillermo y su estallido final.

“Permanecimos inmóviles acostados uno frente al otro. Sin hablar. Solo mirándonos. Ojos, nariz, mejillas, labios. Rostros. Nos miramos el uno al otro. Con la única luz procedente de las velas y la luna y solo oyendo el crepitar  del fuego y el ruido de los latidos del corazón ralentizándose. Pedro levanta la mano y recorre el trazo de mis labios con los dedos.
__Te amo, Guille, me gusta esta casa si podemos comprarla _murmura.

Y me inclino hacia delante y lo beso una vez más. Alza el cuerpo para acudir al encuentro con el mío y volvemos a hacer el amor, dulce… dulce amor.

Estamos agazapados bajo las sábanas, en un propio campamento improvisado. Los dos desnudos sentados con las piernas cruzadas, tocándonos con las rodillas, mirándonos fijamente a los ojos e iluminados por la luz de la lámpara de noche, a nuestro lado dentro de nuestra tienda de campaña secreta… nuestro escondite.
Pedro habla y habla.
Sin cesar hace planes de qué hacer con y en esta casa.
Y yo lo escucho, me deleito de su alegría… y lo escucho… imaginando lo que quizá pueda ser… nuestro hogar.”

En la oscuridad sudando en sábanas revueltas, piel con piel, sensualidad desborda de locura; gemidos de pasión iluminan nuestras células.
Siento tu ser dentro del mío, tus labios muerden dulcemente mi boca, las caricias pasan por todo nuestro cuerpo.
Salvajemente gruñes como león, mi alma palpita de lujuria. Es tanto tu fuego que confunde mi sexo tántrico, quiero más y más pasión.
Poséeme con más fuerza, envuélveme como el viento del sur al norte, lame mi piel como el agua, hazme sentir la dulzura de la tierra, revolviéndome en el lodo de pasión; la llama de tu fuego quema con ternura el éter universal.
Los doce signos pasan por todo nuestro cuerpo cósmico descubriendo la serpiente para conocer y ser dioses de pasión.
No hay tiempo ni espacio cuando realizas el amor en mí ente, eyaculando dentro, para recordar nuestro pacto de poder por los siglos de los siglos sin fin.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

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