sábado, 28 de septiembre de 2019

EQUIVOCADO. CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.



EQUIVOCADO.
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.


“La lujuria merece tratarse con piedad y disculpa cuando se ejerce
para aprender a amar”. Dante Alighieri.
“De todas las aberraciones sexuales, la más singular tal vez sea
la castidad”. Remy de Gourmont.
“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo:
la imaginación". Octavio Paz.

Abro los ojos, me acorrala el silencio entre las sábanas blancas que me arropan.
Te espero con el corazón estallando en mi pecho... me agazapo ovillando mi cuerpo y escudriño el silencio, escucho el chirrido de la puerta y ahí estás tú, dios inmaculado del averno, insinuador provocante de mi sexo.
Te desvistes  con suavidad puritana, mientras mis ojos se llenan de embeleso. Te acuestas y al hacerlo, rozas mi piel con tu cuerpo y la eriza  un caudaloso deseo.
¡Ay, de mí!  Que no me contengo. Le regalas tu espalda a mis besos y la como poco a poco, hasta germinarle la miel  a tu sexo.  ¡Oh!  Manantial de aguas cristalinas donde me pierdo en los ojos de un precioso hombre leonino. Cierro los míos. La tempestad se apodera de ti y me subleva, tus piernas rodean a la mía  y la mojan  con sus aguas dormidas, ahora despiertas por el caudal tormentoso de tu  fuente. Difamador  de las perversidades más eróticas  del deseo.
Me atrapas en tu encanto y me maltratas con inusitado escarmiento, mientras la libido presiona por abandonar la celda de los cuerpos. Estoy dentro de ti y se inmola el universo en cada beso que le robo a tu boca, con el frenesí de mi hombría batallando en la victoria  de tu gloria, ser etéreo de mis sueños  más mezquinos, más inquietos.
¡Oh, súplica de un amor eterno! Un suspiro se abandona en el jadeo de tu boca por la lluvia de placer y estalla en un grito acalorado, mientras desgarra mi garganta un mudo aullido de pasión que despliega mil colores en el éxtasis de mi ser.

 Ven, dame la mano y dejemos que los sentidos bailen. Escucha el breve silencio y no temas, solo es mi corazón suspirando un latido. Mis manos ya rozan tu piel, el acorde inicia música y el aire se llena de feromonas. Pervierte la contorsión y juega  a escondidas la sensualidad, la caricia muerde y los labios mojan ternura, se retuerce la lengua por querer salir y se aprietan los dientes. Entre mis dedos, la pausa y tus cabellos. En mi boca se tensa tu cuello y poco a poco, tu sudor respira en mi piel. El tiempo se detiene, se encoge el espacio, el latido es intenso y el rasguño de tu deseo, arranca mi camisa. Dejo que mis dedos se descuelguen y atrapen cien burbujas de mi champagne, dejo que se atrevan… Y recorren tus labios. Despacito, resbalan por tu cuello y posesionan fuego entre tus pezones. Caminan húmedos y tiernos, sienten cada poro y entre dos, acarician tu pezón. Gritan las burbujas, gime la uva y despierta el erotismo.
Embrujas locura, te conviertes en cielo y tu boca arde en mi pecho. Siento tu lengua enredada en mis vellos, tus pestañas acariciando mi garganta y tus manos poseyendo mis muslos. No te detengas porque mis acordes no callan, el saxo robó la música de las nieves y la percusión la explosión del volcán. No te detengas, déjame respirar dentro de ti porque tu aire es libertad, tus humedades mi mar y tus entrañas mi hogar. Desenfrena intensidad, mueve pecado, enloquece mi vigor y sentirás que cuando el amor penetra, se abraza el silencio, eyacula el orgasmo y el erotismo se viste de elegancia.

__ ¿Estás más tranquilo?__ preguntó Guillermo abrazando a Pedro.

__Sí, al menos los chicos duermen, seguros, están bien _respondió dejándose cobijar en el abrazo.

__Pero sigues inquieto.
__ No puedo negarlo, no   sé qué es, seguramente los delirios de ese asesino, ¿estás seguro de que Ana y Fabián no corren peligro?
__No amorcito, están con custodia, la casa es segura, no te vuelvas loco.
__Es que si quieres podríamos arreglar que vayan a Chile, allá conservo el departamento, hasta que lo atrapemos _ ofreció, Pedro.

__No creo que haga falta, a ver, precioso,  no nos hará nada a ninguno de nosotros, ¿cómo es que dijo este loco aunque no lo sea? Que ya somos parte de la pesadilla, nos metió dentro de su macabra función, somos personajes de su obra, o algo así, además trasladar a la familia sería complejo, Fabián y Ana casi no me hablan, no creo que ni siquiera los relacione conmigo.
¿Y si pensáramos un rato en nosotros? __Lo miró con ojos oscurecidos de deseo__. A veces siento haberte sacado de Chile, pero te amo, y creo que el destino habría jugado solo las cartas para unirnos.

__Lo sé mi amor, lo atraparemos y todo esto también va a pasar, como sucedió con el loco del éxtasis.

 __Yo estoy loco, pero por vos. Tu belleza es como un libro de imágenes de belleza lujuriosa.
El sol te ama cuando acaricia tu piel, y bebe sin consuelo tu sexualidad  y allí quiero ser el agua del mar y calmar mi deseo bestial y sed de amar.
Tu boca entreabierta, es una catedral de silencios elegidos. Envidio la arena en tus muslos cuando me miras con florecidos sonrojos y a la brisa, que enreda el trigal de tus cabellos sobre el mar de tus ojos.  Y te acercas, con tu casi desnudez que cautiva hasta el horizonte.
Diminutos diamantes dejan las olas en tu ensortijado cabello de miel y sol y mi corazón gime, bello  príncipe que contagia ternura, buscando el amor. Ver tus pezones  de seda enturbia de lujuria mi vasta soledad.  Inventaré nuevos mundos con caricias y mis besos, porque voy a poseerte olvidando el tiempo, para vivir en los bordes dulces de tu vientre ardiente.  Sin otro horizonte que tus pestañas de seda, bebo de tu boca. Quiero que sientas la lujuria que me mata y lo que siento cuando te tengo y llenando mi vida que fue nada sin ti, y poder murmurarte un ¡te quiero!
¡Estás tan cerca! La enervada punta de tus pezones  ardientes me pierde. Y será una tarde tibia de mi corazón enloquecido cuando tu cintura sea mía y sienta entre tus brazos, la dulce y tibia pasión de mis primaveras perdidas.
Te desnudaré acariciándote, lentamente, con mi lengua en tu boca. Lujurioso, abrevaré con ella, todos los perfumados barrancos de tu pecho  y allí perderé toda mi cordura, penetrando la  hondonada  de tu vientre perfecto.  Amor mío, escribiré un poema con mi boca en tu espalda.
Con letras que irradien luz de mi amor, entre las penumbras de mis ocasos  y te vuelque en un delirio amoroso mis esencias, como aguas de tu cántaro.  Entreabierta tu boca que gime, me enamoro de tu tibio aliento. Bebo de ti en todas las curvaturas dulces de tu cuerpo, complacidamente  en toda una tarde entera, infinita, sin sentir el dolor del tiempo, amándote.
Tu lengua acaricia la mía, en el instante supremo de ver el amor. Siento mi sangre estallar, entre el latir acompasado  tuyo y el mío cuando mis simientes se siembran ardientes y germinan tu túnel  prohibido. Extasiados, seguimos amándonos como si fuera la primera vez.
Vivamos apasionados el amor consentido y la sumisión de nuestro cuerpos abandonados al amor, rendidos de lujuria, en esta nuestra tarde sin tiempos. Somos como dos versos que riman sin rima,  somos la comunión de dos cuerpos, y el amor.

__Te voy a contar un secreto _ dijo Guillermo con voz ronca, cómo te encontré en realidad.

__Pero sé cómo fue, el llamado a Camila que yo atendí _ concluyó, Pedro.

__No exactamente, sí quería hablar con ella, pero además necesitaba encontrar el sentido de la vida,  llenar un vacío que  me asfixiaba desde hacía tiempo.
Te contaré la verdad de ese llamado del cual poco hablamos.

“A puro latido, casi en la desesperación del amor no encontrado y sacudiendo la soledad que se aferraba con uñas y dientes a mi espalda, abrí la guía telefónica y comencé a buscar. Me había auto dictaminado numerólogo y creía fehacientemente que el ocho era el número ganador y mi guía hacia la felicidad sentimental. Con el dedo seguía la lista de teléfonos buscando algo, hasta que me topé con el 448-3828. Seguí con el dedo índice la línea hacia la izquierda hasta llegar al nombre que poseía toda mi expectativa: Daniel  Baggio.
 Respiré profundo y me encomendé a quien fuera rogando tener suerte y mantenerme lo suficientemente calmo como para afrontar esta empresa que a priori resultaba bastante alocada. Mientras sonaba el tono de llamada, repasaba lo que iba a decir.
__ ¡Hola!
__ Hola. ¿Daniel?
__ Sí, ¿quién habla?
__ Hola,  soy Guillermo Graziani y te llamo porque estoy buscando a mi gran amor y pensé que llamando al azar a alguien abriendo la guía telefónica en cualquier parte, quizá  lo encontraría. Por eso te llamé. Quisiera que me conozcas y conocerte…
__ Mire señor, yo soy un señor  muy mayor  y creo que esto es una broma de mal gusto. ¿No tiene algo mejor que hacer? Si no es una broma permítame aconsejarle que se compre un perro. ¿Qué clase de tonto estando libre, sin ataduras, sin presiones, estaría buscando todo lo contrario? ¡Buenas tardes!

El golpe lo sentí en forma de ridiculez pero estaba decidido y metí el dedo y abrí la guía nuevamente. 448-8088. Perteneciente  a    Banfield- Cab.
__ Usted se ha comunicado con Radio Taxi, Cab, para solicitar un móvil presione…
Me sentí aún más ridículo. Los nervios previos a la llamada no me permitieron razonar, Cab, ¡taxi en inglés! Me sentí tan patético. Tantas veces había afrontado el debate si es que al amor se lo busca o se lo encuentra, pero la soledad me estaba secando y esta opción, la última, por lo menos me mantenía ilusionado, ocupado, esperanzado.

Casi proferí una oración antes de abrir la guía en la siguiente, lo había decidido, era la última tentativa. 448-4884. La ansiedad me ahogaba mientras esperaba que  Maximiliano  Salinas atendiera y me confirmara que había hallado a mi último amorío.
__ ¿Sí? --respondió la masculina voz del otro lado del teléfono.
__ Hola, me llamo Joaquín Delgado. Quisiera hablar con Maxi.
__ Con  ella habla, ¿qué necesita?

Corté abruptamente, decepcionado y sintiendo el puñetazo del fracaso y la burla de mi soledad que se reía en mis oídos. Suena el teléfono y atiendo tratando de reacomodar mi derrumbado ánimo.
__ ¿Sí?- pregunto totalmente desanimado.
__ Si…
-- Usted me llamó recién y me cortó, querría saber qué necesitaba. Hay que ser educado y por lo menos saludar antes de cortar, ¿no le parece?
__ Le pido disculpas y sí, usted tiene razón pero fue una confusión, nada más que eso. Que tenga una buena tarde.
__ ¿Se encuentra bien? ¿Lo puedo ayudar en algo?

Mi tono de voz seguramente le causó la impresión de que yo estaba mal y era lógico.
__ Está todo bien, no se haga problema, hasta luego. --Corté y me dispuse a tomar un café, mi mejor amigo y única compañía, por cierto. Lo de comprar o conseguir un perro me daba vueltas en la cabeza.
Cuando suena el teléfono, me imaginé que era  la mujer que volvía a llamar preocupada por mí.
__ Hola,  ¿Guillermo? Soy Pedro. Mi abuelo  me dijo que recién la llamaste y me contó lo que le dijiste.
__ ¿Tu abuelo? –le respondí más que desconcertado.

__ Sí,  Daniel Beggio. Te llamo porque estoy buscando a mi gran amor y pensé que quizás esta era una señal de que lo había encontrado.
La vista engaña, la voz no, y así llegué a vos cielito luego supe de Camila.

Si vas a amarme, ámame con el alma. No me quieras con los ojos, que la vista engaña. Ámame con la luz de tu corazón con lo más profundo de tu alma y tu ser. Si vas amarme no me ames la belleza del cuerpo. Ama la dulzura de mis besos y mis abrazos. Ama el buen pensamiento que te abrigue. No quieras palabras que te hostiguen. No Ames con los ojos,
ama conociendo el alma y el corazón
La vista engaña, ama con la fuerza de tus sueños, con las ansias de un corazón bueno.  Ilusiónate con los hechos de  quien te ame de verdad. Ama a quien sea real, no de palabra superficial. Si vas a amarme, ámame con todo tu ser,  conoce la luz del espíritu y siente su calor.
Ámame amor por lo que soy que la vista no te engañe,  que el corazón le pregunte  al alma.
No busques la belleza del cuerpo. No ames con los ojos, que la vista engaña,  ámame con tu corazón. Siente el amor en mis brazos, que son abrigos que cobijan el alma.
Ámame amor con el corazón y el alma que amar con los ojos perjudica…  la vista engaña.
__Hoy amor mío un aguacero de sentimientos me ha despertado con un pedacito del más bello sueño en mis manos, me desperté empapado  de amor y no sabía qué hacer con tu imagen que se me escapaba de entre mis brazos, tenía tu olor impregnado en mi memoria, y el sabor de tus besos aún estaba bailando en mis labios, al desperezarse mi cuerpo pude sentir cómo se despedían tus caricias de mi piel, y nada podía hacer por retenerte en mí, hoy, has vuelto amor…  volvías abriendo el amanecer para mis sentidos, sentí ese te quiero perdido mezclado entre melodías perdidas en el aire, en mí, quedó tu esencia y tu risa  que creo escuchar en mis noches sin lunas, llenas de delirios con ansias de amarte y salir en busca de tus besos en mis noches vacías de ti, necesito una noche a tu lado, necesito estar cerca de tus besos vida mía, y volar en tus labios con mis besos desnudos, y sentir tu cuerpo mordiéndome el alma.
Te esperaré en la noche vida mía, dejaré en mi piel el sabor de la dulzura empapada de amor.

El teléfono interrumpió el idilio, era Daniel, y Guillermo luego de contarle de la llamada del asesino  le dio con Pedro.

__Mantendremos oculta la nota _ dijo aún medio dormido__, no haremos tiempo de que salga en la mañana, la dejaremos para el día siguiente, así tendremos tiempo de hacerla bien. ¿De acuerdo?

Respondí que sí.
__ Ahora bien y es lo que mi dirá el jefe, es  que la radio, el resto de los medios no se enteren de esto. __Vaciló__. Tenemos que hablar con los policías. Esa fue nuestra parte del trato, asegurándonos de que ellos cumplan con la suya y no lo divulguen, esto debe de ser primicia nuestra. __Hizo una pausa__. ¿Has tomado muchas notas?

__Páginas y páginas, en mi profesión estamos entrenados en lo mismo.
__Bien _ dijo Daniel__. No se las entregues a nadie. ¿Me acompañarán  a ver a Malvárez  en la mañana? Dejaremos que nos interroguen, nos prestaremos a declarar, haremos lo que haga falta, pero… no te desprendas de las notas por nada del mundo. ¿Qué te ha dicho el tipo?

__Que siente impulsos muy fuertes de matar y de hablar de ello.
__Increíble. Creo que ese será el tema principal. ¿Qué más ha dicho, algo de la próxima víctima?
__No. Ni idea y eso me vuelve loco, cómo las busca. Ha  contado muchas cosas de su vida, anécdotas, en realidad  y no sé muy bien con qué objeto. Luego ha descrito el asesinato de los ancianos.
__ ¿Con detalles?
__Con pelos y señales.
__! Dios mío! __exclamó, Daniel.

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Tocar con un movimiento suave de los labios, realizar un ademán  parar besar algo a tu alma. Un beso es el encuentro de dos cuerpos, es ingresar en la intimidad de los deseos de la otredad. El rozar de los labios  de los enamorados, es el ingreso al universo  de los deseos. Entrar en la galaxia de la pasión  como ciudadanos, de un amor seguro y como enamorado
capaz de crear un mundo nuevo. Un beso es el alimento predilecto del amor y la energía que potencia el néctar para amar.
Un beso, un beso hizo que los dos formáramos la constelación  del amor duradero… Un beso despertó  nuestros corazones ansiosos de un amor deseoso en la galaxia de la pasión…
Nuestros besos nos dirigen en dirección al cielo, como gaviotas enamoradas girando por los aires y los vientos  de pasión y deseos. Somos gaviotas enamoradas en libertad  y nuestra forma de besar alimenta la galaxia pasional.
Navega en los mares de mi locura, en la bravura de mis olas, sin vestimenta adquirida, recorrerme dulce con sabor a ti, quiero explorar lo prohibido, olor a ti, eres mi vicio sexual, sábeme a memoria, nuestras ropas estorban, sed que me consume de nuestras bocas, mis caricias la tinta, mi piel tu lienzo, mi cuerpo el pergamino  donde tatuaré con orgullo mi nombre.
En tus manos  las mías aprenden a pecar jugando a querer amar, eres trovador  y pintor, en mis llanuras y valles  esculpes tu obra maestra, sempiternas colinas con pétalos y zumos, ardiente cordillera midiendo mis brazos, nuestros latidos se acompañan, el tiempo no para, pieles atrapadas, bajo el dominio de la noche, indecible  melodía  resuelta en hacerme polvo; más siempre hermosa con esos murmullos hechos  arpegios.
Vivir sin tus caricias  es mucho desamparo, desnudando por la perversa imaginación que de mi mente piensa en la bendita seducción; cíñeme a tu epidermis, explora cada uno de mis polos, de norte a sur, de oeste a este o viceversa eso no importa, sé que soy deleite, veneno que mata, droga en la sangre, beberte, embriagarme con el suave licor de tus labios.
La tibieza de tu cuerpo, éxtasis supremo, gemidos intangibles en prosa, en rima y en verso, es la entrega de amor en este universo, y en la madrugada quedan solo cenizas de ese fuego, de esa llamarada hecha infierno, cubriste mi piel, me abrigaste del frío intenso, llega otro anochecer y volvemos a ser amantes, a repetir el erotismo y la sensualidad, como ya es costumbre.

Fluyo en ti, en tu geografía, acurrucándome en tu pecho, escuchando cada acorde de tu corazón...  Adoro rodearme con tus brazos protectores, mientras respiro ese perfume de hombre que emanas,  perdiéndome en tu boca dulce  como almíbar  que me invita a probar más y más...
Tu amor es mi compañía en las noches solitarias, por él soy capaz de atravesar  valles, montes y cañadas... Circularía en tus ríos, buscando tu voz en el viento que me acaricia el rostro, tan sutilmente, tan tiernamente... Tus manos  desatan huracanes: pasión, ardor, fuego,
tempestades que arrasan todo a su paso, que enervan  mis sentidos y me doblegan hasta debilitarme.
¡Mi carne se desespera! Vibra y te grita... ¡se incendia!
Y me quedo quietecito  esperando tu asalto, tu posesión, tu manera intensa de hacerme tuyo, de moldearme según tus antojos...  Aquí, justo en este momento no solo hay amor...
Es el deseo apropiándose de mí, dándome a ti, rogándote me des tu esencia, haciendo de todo para contenerte, para recibirte mientras desfalleces... Has sembrado mi cuerpo de besos, de magia,  el placer dio paso a la calma de un anochecer plagado de estrellas, nuestra desnudez reposa en la inmensidad de las sábanas de seda...
¡La comunión de nuestras almas fue perfecta!
Soy feliz... Aunque cuando no estás, me envuelvo en el recuerdo de tu sonrisa triste,
y cierro los ojos para contemplarte desde esta agonía letal de tu ausencia, pero te espero con mi amor y alma dispuesta a ser tuyo,  por siempre tuyo,  ¡porque es una linda historia de amor, la nuestra!
Llegas todas las noches a rastrear mi silueta, amante clandestino, preámbulo de mi locura, tu aterciopelado cuerpo, pradera de mis sentidos sensuales, caminos misteriosos tentadores y ondulantes, sensaciones al recorrerme en horas nocturnas de pasión y amor,  geografía de una piel anhelante comamos el fruto del pecado.
Amantes sin control, tu piel expone un brillo que asemeja a la aurora, se acercan tus manos desnudas, vino que destila tu boca, bajo  el sabor exquisito de tus ósculos, fáltame al respeto, sin verbo sin medida, húrgame bajo las sábanas que necesito amarte; penetrando mis  secretos  muy lentamente dibujándome con tus dedos, ¡oh, ángel mío! Me desquicias, travieso me desgajas.
Enredémonos en esta perpetua madrugada, nuestra epidermis lo demanda, es el banquete perfecto de dos océanos enredados como madrigueras, infierno exquisito, obstinación por el deseo, la obsesión por el erotismo, tu cuerpo me llena a plenitud, el calor el fuego ardiente, tus palabras, tus caricias, y todo ese amor hecho pasión.
Sé que te encanta desordenar mi mente, sigues alborotado mi cuerpo, es acariciar el vuelo, siendo arrasados en caudales del vendaval, mi aire es tu fragancia, eres un gran seductor, ángel o demonio no sé qué eres tú, has despertado los deseos, curándome con tu delicioso sexo.

Un fragmento de ti en mis páginas nuevas, describo con mi pluma y tinta, el viento se llevó todos mis sufrimientos, me invades con tu dulzura, después que navegaba sin rumbo, en esta soledad, insomnios llenos de nostalgia, agoté mis lágrimas, duro  me volví del corazón.
Dibujaba sonrisas falsas, mi alma destrozada, me agobiaba la idea de no amar, tormentas de gran dolor pintando de gris el cielo, negro era mi latir, no permitía a nadie entrar, yo mismo asesinaría a todo mi sentir, muros tan altos y de roca, para no querer, y llegaste tú a desquiciarme.
Me arrancaste la daga que llevaba a cuestas en medio de mi alma, promesas que has cumplido hasta hoy, ¡y cómo no quererte amor mío! Si aditivo es tu amor, si me enseñas a amar, a dar lo mejor de mí mismo, son tus besos fina miel, tus caricias el ensueño a mi piel, has descubierto mil océanos porque disfrutar, ese vacío infernal cuando estuve roto.
Quiero enloquecer, perder la cordura…  hazme soñar tu sueño, hoy muero por ti, muero sin mí, confinados en saber que existimos, en lo más inefable que es lo nuestro, en este sublime encuentro, donde mis labios pedirán nombrarme antes de dormir en tus brazos… es el brío de tu ternura, enamorarme de ti.

Seductor, es tu caminar,  tu cuerpo tan exquisito. Curvas arriesgadas  donde yo quiero transitar. En ese camino quiero andar quiero recorrer ese camino, quiero transitar tu destino, deseo estar en tu paladar.
En tus ojos palpitar siendo tú  mi respirar, en tus labios pintar un beso congelado. Estaré en tu corazón atado. En tu suspiro, en tu vivir. Que tu corazón sienta latir a  cada instante, estar a tu lado como el viento que toca tu piel,  esas son mis caricias, como el sol te acaricia así seré yo, en tu piel.
Siento cómo palpita mi cuerpo,  al sentir el suave roce de tus dedos acariciando la tibieza de mi piel incitando todos mis deseos. Sí, volviendo locos todos mis deseos con tu esencia varonil, mi pulso se acelera al sentir cómo desnudas mi cuerpo, porque me encanta ver el deleite de tu lengua paseando por mi cuerpo y mis delicias.
Es un placer besarte y acariciarte, y regalarte cada una de mis lujurias,  mis sensaciones, las despiertas al placer,  con ese delicioso aroma a sexo y miel. Haciendo que mis gemidos griten
y que nuestros labios se abracen  sin desear  que acabe este momento de placer, ni que nuestros gemidos  terminen separándose.
Deseos de consumar esta ardiente pasión y de lanzar gemidos al viento aliados en un elixir estruendoso lleno de un envolvente orgasmo de placer. Disfrutando este torbellino de pasión
y sentir cómo nuestros fluidos se mezclan en una melodía que enternece, quedando ambos extasiados y ardientes. Caricias, deseos, anhelos amor mío que este torbellino de pasión arda en las llamas de una hoguera, dándonos siempre su abrigo y calor.

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El teléfono los sacó del sueño, la oscuridad les dijo que no era la mañana, era el móvil de Pedro que atendió pensando en oír a Daniel, mas era una mujer policía.

__Es mi esposa, Camila Moravia.  __El rostro se demudó, Guillermo se incorporó expectante__. ¿Cómo? ¿Dónde está?

__Pedro, ¿qué sucedió?
__No lo sé, Guille, es Camila, algo le pasó, está en el hospital, debo ir _ dijo buscando su ropa en el suelo.

__Voy con vos.
__No, ve con la policía, Guille te llamaré, sigue el caso  con Daniel, dejo las notas, lo necesita.
__Pero… Pedro, llámame.
__Lo haré.

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Malvárez  aguardaba con Jésica en la jefatura de policía, llevaba un traje azul sin corbata, la camisa abierta, dejaba al descubierto el vello del pecho. Cuando vio a Guillermo con Daniel les sonrió.

__Una azafata __dijo.

__ ¿Qué? __preguntó Guillermo, mientras le estrechaba la mano.

__Rubia, alta, joven. Estaba enseñándome a volar. __Sonrió de nuevo.

__Lo siento --dijo.

Se encogió de hombros.
__El trabajo antes que el placer.
Subimos al ascensor del edificio con un par de agentes de uniforme, hablaban de una pelea en que habían tenido que intervenir esa noche.
__Por aquí __ les indicó el detective cuando las puertas se abrieron en la tercera planta.

Por un instante las luces los cegaron. El departamento de homicidios estaba en una oficina grande dividida en docenas de compartimientos más pequeños, mediante tabiques que no llegaban al techo. Dentro de cada uno había un par de escritorios orientados en direcciones opuestas, otras tantas sillas y teléfonos.
Los detectives, de pie en las puertas los miraban pasar por los pasillos. Sus trajes y corbatas de alguna manera resultaban incongruentes con el marco  deprimente que los rodeaba. Las paredes eran verdes  y reflejaban la luz fluorescente. En ellas había colgadas fotografías de criminales y carteles de personas buscadas por la justicia, lista de guardias y un gran letrero escrito a manos que rezaba: Todos los agentes que están asignados al caso del asesino de los números deben presentarse a diario ante el sargento Jésica… o el oficial de servicio.
 Seguimos a Malvárez a su oficina.
Sobre su escritorio había decenas de fotografías de color. Advirtieron que se trataba de imágenes del escenario del crimen. En ellas aparecía el cadáver cubierto de sangre, encogido dentro del maletero de un coche. El hombre se detuvo y tomó unas de las fotos.

__ ¿Alguna vez habían visto los destrozos que hace una pistola de calibre doce disparada a bocajarro? No es muy bonito, ¿verdad? Esto es cosa del hampa. La noticia apenas llegó a publicarse en el periódico. Como se imaginarán, el crimen no desaparece cuando hay un psicópata suelto. Tenemos que encargarnos de estas cosas también.
Estudiaron la fotografía. El rostro ensangrentado de la víctima estaba paralizado en una expresión de horror, con la boca abierta y los ojos en blanco.  El disparo lo había alcanzado en el pecho, que ahora era un revoltijo de entrañas y sangre.

__ ¿Han detenido al culpable? _preguntó, Guillermo.

__Solo es cuestión de tiempo. Tenemos a un sujeto en una celda que aún no se decide a hablar.  Él conducía un coche en el que el asesino se dio a la fuga. No creo que le atraiga la idea de pagar por lo que hizo otro.

Siguieron caminando hacia el fondo entre el murmullo de voces y los timbrazos de los teléfonos. Se oía una decena de conversaciones al mismo tiempo, el ruido parecía un telón de fondo para la actividad como en la redacción. El ulular  de sirenas penetraba desde el exterior, oficiales entraban y salían de las oficinas, algunos llevaban hojas, otros ajustaban las pistoleras.
Pasaron a un despacho que tenía la puerta cerrada, pero en ella había una ventanilla. Malvárez se asomó.

__Ah _dijo__, la hora de la confesión.

Echamos una ojeada y vimos a un hombre negro. Estaba fumando y había dos detectives con él, uno de ellos tomaba notas.  En el rincón había un taquígrafo.  Sus dedos se movían sobre el teclado.

__Mató a su esposa _ explicó el detective__, como ven, asesino, móvil y víctima, un caso común__. Ella había estado tomándole el pelo, se hallaban en casa y él decidió demostrarle quién mandaba allí. La molió a palos.

Siguieron caminando hasta ver a Jésica esperando en la entrada de una oficina.
__Gracias por venir _ dijo__. ¿Han estado aquí antes?

__No.
__No es muy bonito, ¿verdad?
__Escuchen, queremos que nos cuenten qué les dijo el asesino y después, cuando el taquígrafo termine el trabajo en la otra sala, lo contarán ante él de nuevo. A veces, la segunda vez, se recuerdan más cosas. ¿Tomó notas Graziani?
Daniel lo miró.
__Sí las tiene, pero las necesito yo para el artículo.
__ ¿Y una copia?
__ ¿Por qué no? Es lo mismo que si fuera una cinta. Al fin y al cabo, también somos ciudadanos y no le hemos prometido al asesino no cooperar con la policía.
__Pero no olviden nuestro pacto _ dijo el periodista _. Nada de filtraciones a otros medios. No quiero estar atendiendo llamados de otros antes de publicar en mi periódico.

__De acuerdo _ dijo la chica__. Comprendo. __Parecía furiosa__. Todo el mundo tiene que sacar tajada de esto.

__ ¿Y qué esperabas? _ replicó, Daniel.

Desvió la vista.
__ ¿Qué importa?

Entraron al despacho y se sentaron en silencio. Los ojos recorrieron la habitación hasta posarse en una pizarra con algunos nombres escritos. Y la chica siguió la dirección de las miradas.
__ ¿Saben cuántas personas están trabajando en esto a jornada completa? Treinta detectives. Más de un tercio del personal.__Se puso de pie y se dirigió a la pizarra__. No han visto esto _advirtió__. Si alguien se entera puede costarme caro.

Malvárez cerró la puerta.
__No sé por qué los ayudo _murmuró la chica, pasándose los dedos por el cabello corto.

Había cuatro listas de nombres en la pizarra, detectives divididos en cuatro grupos: EJÉRCITO DE VIETNAN. HOSPITALES PSIQUIÁTRICOS. DETALLE SEXUAL. CALLE. En otra parte de la pizarra había otras listas de nombres con los encabezamientos: BALÍSTICA, ESCRITURA, VOZ. Encima de la pizarra, en la pared, había fotografías ampliadas de los fragmentos de bala extraídos de los cadáveres. Había varios puntos de comparación numerados y escritos con lápiz rojo.

__Verán _ dijo la sargento__, estamos estudiando todo  este material. Cada equipo trabaja con una tarea específica durante las veinticuatro horas del día. Por ejemplo, estamos revisando el historial de todos los pacientes que han tenido los hospitales para enfermos mentales del país, y de varios estados de Estados Unidos.  Hemos puesto en conocimiento del caso al FBI, porque pensamos que la ciudad a la que se mudó en principio el tipo es Chicago, aunque no estamos seguros. Estamos examinando los registros de oficinas de reclutamientos, escuelas y demás, tratando de encontrar algo de dónde agarrarnos.

__ ¿Y? _ Se interesó, Guillermo.

__Todavía hay demasiadas alternativas, Graziani. Conocemos el arma en los tres casos, estamos recorriendo todos los establecimientos donde se venden municiones de este tipo. Compilamos listas, ideas, lo que sea. Pero nada nos servirá de mucho hasta que tengamos el perfil bien definido. Pero de momento no tenemos nada, ningún nombre, ninguna identidad.
Echó un vistazo a las notas. La expresión de la chica se demudó. Adquirió una especie de intensidad. Malvárez sacó una libreta de su bolsillo.

__ ¿Lo ha dicho él directamente? __preguntó.

_Ha dicho que es buen tirador, de ojos grises. Como Daniel Boone _ dijo Guillermo.

La chica asintió.
__Eso servirá. Especialmente para afinar la búsqueda de los registros del ejército.
__Si no ha mentido _ argumentó Guillermo__. Dijo  que en 1971 ya no estaba en el ejército y que estaba ingresado en un hospital de veteranos.

__ ¿Ah, sí? __se entusiasmó Jésica__. Muy bien.

__Eso nos será útil _ acotó el detective, con la misma sonrisa con que había mencionado lo de la azafata.

Guillermo le entregó las hojas.
__Cópielas y las repasaremos línea por línea, el tipo hablaba muy deprisa, y lástima que Pedro tuvo una urgencia, pero algo pude oír, y eso siempre que no haya mentido.
__No se preocupe _ dijo Malvárez __. Tienen mi palabra  de que esto será confidencial.

Guillermo pensó en la voz del asesino, sus recuerdos, su arrogancia. Tenía la impresión  de bascular entre él y la policía. Aunque se inclinaba más hacia ellos, se sentía incómodo sin saber bien el porqué.

La noticia eclipsó a todas las demás en el periódico del día siguiente.
Todavía era de mañana cuando Guillermo salió de la jefatura de policía.
__Sigan tirándole de la lengua _ dijo Malvárez__, tal vez se le escape alguna pista.

 Les estrechó la mano. Contemplaron el edificio, las ventanas los miraban como los ojos sin vida del hombre asesinado de la fotografía. Malvárez dio media vuelta y se despidió, subieron al coche de Daniel, exhaustos, habían pasado la noche en vela. El sol de la mañana brillaba cada vez más alto, y Guillermo no podía localizar a Pedro ni tenía noticias de lo sucedido.

Sentados ante el escritorio de Daniel, apareció el jefe.

__ ¿Cómo fue con la policía?
__Dicen que hemos sido de ayuda, el asesino ha dado datos que podrían servir en la identificación.
__ ¿Cómo se encuentran? _se interesó.

__Bien _ dijo Daniel__, sin embargo me siento como si estuviese haciendo algo que no debo.

__ ¿Por qué? __preguntó Nicolás__. Siempre intercambiamos información con la policía. ¿Qué nos diferencia del resto de esta ciudad? Si tú o el doctor, o yo presenciáramos un crimen, ¿no tendríamos la misma obligación de denunciar al criminal? ¿Qué nos hace diferentes?

__No lo sé _contestó __, pero me siento extraño.

__Eres como cualquier periodista _ señaló__. No soportas compartir la información. __Extendió la mano y tomó las notas__. Debe de haber hablado durante buen rato.

Guillermo asintió.
__Bien _ dijo__. Escríbelo y después vete a casa a dormir un poco.

Y así lo hizo, el artículo diagramado para su publicación. El titular abarcó de nuevo seis columnas, en primera plana justo debajo del antetítulo: VUELVE A LLAMAR EL ASESINO. “SIENTO IMPULSOS”, DICE.
“El hombre que la policía denominó el asesino de los números ha telefoneado de nuevo al perfilador colaborador  del periódico para referir los espeluznantes detalles del reciente asesinato de una pareja de ancianos.
Ellos, dijo el asesino con voz desprovista de emoción, eran totalmente inocentes. Una vez más el asesino prometió continuar con su serie de crímenes: una recreación, dijo, de un episodio violento aún no especificado, ocurrido durante la guerra de Vietnam durante el conflicto.
Mientras tanto la policía ha renovado sus esfuerzos para identificar y detener al asesino”.

__
__Camila, tienes que quedarte en casa de tu padre, al menos hasta que esto se aclare _ suplicó, Pedro.

__No quiero depender de ellos, ni de ti, solo por hoy te pido te quedes a mi lado _ murmuró__. Solo un par de días, sé que tienes que  trabajar, y yo no debo ser una carga.

__Cami, todo ha sido muy confuso, y no estarás bien, en casa de Orestes…
__Dije que no _ casi gritó y la furia apareció en la mirada__. Si piensas usar esto, para que todos crean que sola no podré salir adelante, que necesito psiquiatras y todo eso, olvídalo, quiero quedarme sola, a lo sumo con una mucama de día en la casa que compré.

__ ¿Tengo que entender que debo mudarme contigo con los chicos?
__No, Pedro, no puedo ni quiero ahora ver a los chicos, no puedo… __La voz se quebró antes de romper a llorar y bajar los muros, al fin permitiéndose ser abrazada__. Quédate con ellos donde están, no me importa que vivas y trabajes con Guillermo ahora _ dijo resignada__. Necesito salir de esto sola, o  sí que deberás internarme, por favor dame una oportunidad.

__Camila, ha sido muy duro y confuso, no te culparía si no pudieras.
__Pedro, papá y Marcial están de viaje y no quiero les avises, y sí,  si te quedas más tranquilo… llamaré a Diego, sé que cuando sepa lo sucedido, se vendrá a vivir acá si es necesario, si necesito apoyo, solo quiero el suyo que me conoce _pidió.

__Me parece bien __ admitió, Pedro__. Tienes que saber que he tomado medidas de seguridad, es por ello que te dejo ir a esa casa, es una fortaleza, tienes que estar tranquila.
__ ¿Cómo?
__Lo que oyes, lo hice por nuestro caso, nunca imaginé lo que te ha sucedido _ continuó__. Igualmente, y pese a que podré monitorizarte a distancia, pasaré cada noche, y me llamarás si me necesitas, no te dejaré sola, pero ahora allí estarás bien, ¿sí?

__Gracias.

TRES MESES DESPUÉS.

Camila abrió los ojos y no supo cuánto tiempo llevaba observándola dormida el hombre sentado frente a ella.
El profesor Donato Álvarez estaba en su sillón con las manos plegadas sobre el vientre, al tiempo que su mirada pensativa se posaba con melancólica pesadez en el rostro de ella.

__ ¿Te encuentras más o menos bien? _ se interesó, y al principio ella no entendió la pregunta de su amigo, pero entonces vio la mesilla auxiliar junto a la camilla, en la que reposaban las pastillas que le habían dado en la clínica psiquiátrica, en el pabellón de aislamiento donde la habían ingresado por orden del juez.
Por si acaso. Por si sentía dolor en cuanto despertara.
Estiró los miembros bajo la manta de la clínica e intentó apoyarse en los codos, pero estaba demasiado débil. Dejó cae la cabeza en la almohada y se restregó los ojos.
Había dormido durante el traslado, algo lógico en vista de las pastillas que le daban. Solo los efectos secundarios bastarían para tumbar a un elefante y encima le habían administrado un sedante.

Después de despertar tardó lo suyo en darse cuenta de dónde estaba, el despacho donde antaño, aunque no tanto como el pabellón de aislamiento que no había abandonado durante las últimas semanas. Quizá la curiosa sensación se debía a que hacía poco el hombre había reformado su bufete de abogado penalista, pero Camila lo dudó: lo que había cambiado bastante, era ella, no aquel despacho.
El olor a pintura y parqué de nogal encerado aún se percibía. Durante las obras habían desplazado algunos muebles, pero en el fondo todo seguía igual que en su última visita diez años atrás, la primera. En aquel entonces se había sentado en el sofá vestida con jeans y zapatillas, ahora estaba tendida en camisón en una camilla de altura regulable, casi en el centro del despacho, ligeramente en diagonal con vistas al escritorio de Donato y las ventanas de la fachada.

__Supongo que soy la primera clienta trasladada hasta un bufete en una camilla con ruedas _dijo.

El hombre le dirigió una sonrisa.
__Ya he tenido algunos clientes incapaces  de trasladarse por sí mismos, aunque entonces fui yo quien se trasladó hacia ellos. Pero en la clínica rechazaste todo contacto, Camila, incluso te negaste a hablar con los médicos, así que obtuve una autorización judicial excepcional.
__Gracias _ dijo ella, aunque ya no había nada que agradecer, ni siquiera haber podido abandonar su celda. De hecho, Camila se había negado a recibirlo en la institución, no quería que nadie la viera en ese estado, tan enferma y destrozada encerrada como un animal. No hubiera soportado semejante humillación.

__No has perdido ni una pizca de tu orgullo, querida amiga. __Donato meneó la cabeza pero su mirada no era de reproche__. Prefieres ingresar voluntariamente en la cárcel antes que permitir que te visite… Y eso que ahora necesitas mi ayuda más que nunca.

__ ¿Te lo pidió mi papá? _preguntó fríamente.

__No _respondió  el exjuez __. Sabes que hoy no soy precisamente amigo de Orestes, lo pedí solo por ti, Camila.
Camila asintió.

“Todo depende del desarrollo de su conversación con su abogado”, le habían dicho, tanto los psiquiatras como la policía, que, con toda seguridad, aguardaba en la sala de espera para volver a trasladarla.
Abogado. Una palabra singular. Muy pocos conocían su origen: procedía  de onweald, antiguo término inglés que significaba: “poder”. ¿Acaso Donato tenía realmente el poder de modificar su destino? Era además de Diego como psicólogo su viejo confidente _bueno, viejo no era la palabra adecuada para describir a un hombre deportista, delgado y casi atlético de cincuenta años de edad__. Camila lo había conocido como su profesor cuando estudiaba, y cuando él se presentó, su nombre le resultó familiar, solo después recordó el motivo_ su padre y Donato eran colegas y ambos habían trabajado casos que abarcaban ambos bufetes, casos acerca de los cuales ella había leído en los periódicos, mucho antes de conocer a Pedro. En cambio, el caso que antaño los reunió no apareció en la prensa.

Ella no se había trasladado aún a Chile, y en una ocasión un exnovio se había pasado de copas y la había violentado en una cafetería cerca de la universidad. Donato que solía cenar allí, había visto que aquel individuo le metía la mano soezmente e intervino de un modo enérgico. Después le dio la tarjeta a Camila, por si necesitaba algo de asesoramiento jurídico, lo cual de hecho ocurrió pues su ex resultó un auténtico abusador… eso antes de caer en Chile en el abismo de tantos otros.
Camila podría haber recurrido a su padre, desde luego, pero eso hubiese empeorado las cosas.
A diferencia de  su ex, Orestes nunca  se había vuelto violento pero a lo largo de los años, su irascibilidad _y los descontrolados ataques de ira que sufría__. Se habían agudizado. Así pues tras mudarse a una habitación de estudiantes, ella se alegró de no mantener demasiado contacto personal con su padre que además solo se interesaba tras su segundo matrimonio por Marcial. Le resultaba incomprensible que su madre lo hubiese soportado por años, que Guillermo lo idolatrara, y en cambio no raro que al fin su mamá se volviera loca y muriera demasiado joven.

 Durante el largo procedimiento en que Donato obtuvo una orden judicial contra su ex, ambos se hicieron amigos, y eso que al principio Camila creyó que el interés de él por ella albergaba segundas intenciones. De hecho su encanto personal le resultaba muy atractivo pese a la diferencia de edad. Ya desde aquel entonces él ocultaba su arrogante mentón tras una barba prolijamente recortada y solía vestir trajes cruzados azul marino a medida y elegantes zapatos cosidos a mano. Su cabello rizado había menguado, pero aún le cubría la alta frente.
Camila comprendía perfectamente por qué muchas de sus clientas eran damas de cierta edad y buena posición puesto que no podían sospechar que, si bien el hombre adoraba a las mujeres, ellas no ocupaban un lugar  en sus fantasías eróticas. La homosexualidad de Donato era un enorme secreto que sin embargo con ella había compartido desde el inicio de su amistad.
Ni siquiera años después cuando viajó a Chile  y los presentó, lo había hablado con Pedro, aunque  en realidad no  revelar las preferencias sexuales se debía a motivos egoístas, tal como ella tuvo que reconocer para sí misma. Gracias a su aspecto y carácter encantador, Pedro recibía numerosas proposiciones que él ya ni siquiera registraba, por ejemplo cuando una bonita camarera le ofrecía la mejor mesa del restaurante o recibía la sonrisa más simpática en la cola del supermercado.

Por eso a Camila le hacía bien que su marido de vez en cuando se pusiera celoso cuando el abogado volvía a llamarla por teléfono para encontrarse con ella a la hora del almuerzo: estaba bien que Pedro creyera que ella también tenía admiradores.
Por su parte, Donato cuidaba su secreto tal vez como por años ahora sabía lo hizo Guillermo para evitar que su reputación de abogado duro y viril se viese afectada, y siempre asistía a las audiencias acompañado de guapas estudiantes de derecho. En la sala del tribunal es mejor parecer un viejo solterón que un marica, le había dicho a Camila.
Y por eso las viudas repeinadas y dispuestas a correr aventuras sufrían una desilusión cuando él les explicaba que él solo aceptaba asuntos penales, no divorcios y aun así solo los intrincados y difíciles.
Como el suyo.

__Gracias por ayudarme _ dijo Camila. Un comentario intrascendente, pero se lo debía. Y añadió_-: Una vez más.

Tras el caso del novio acosador, era la segunda vez que se convertía en su letrado, ahora a raíz de aquella noche en el hotel, cuando fue víctima de un psicópata, un asesino en serie que, antes que a ella, ya había asaltado a otras tres mujeres y sendos  hombres en habitaciones de hotel y les había rapado la cabeza con una afeitadora eléctrica después de violarlos brutalmente.
Y eso que para Camila, las horas subsiguientes en el hospital, fueron peores que la propia violación. Todavía no había recuperado la conciencia cuando un desconocido volvía a manipular sus orificios corporales. Volvió a notar los dedos enfundados en látex en la vagina e instrumental, objetos con los que obtenía el frotis para recabar pruebas. Pero lo peor fueron las preguntas que le hizo la mujer policía.

__ ¿Dónde fue violada?
--En el hotel… En la habitación…
__Allí no hay una habitación con ese número, señora Beggio.
__Sí, también me lo dijeron, pero es imposible.
__ ¿Quién realizó el check-  in?
__Nadie. Me entregaron la tarjeta electrónica junto con los documentos del congreso.
__ ¿Alguien la vio en el hotel? ¿Algún testigo?
__No… Bueno, una mujer.
__ ¿Sabe cómo se llama?
__No, ella era… Da igual. Olvídelo.
__ ¿Puede describir al autor del hecho?
__No, estaba oscuro.
__No logramos descubrir heridas defensivas.
__Estaba anestesiada. Supongo que el análisis de sangre demostrará con qué. Noté un pinchazo en el antebrazo.
__El autor del hecho, ¿le cortó el pelo antes o después de la penetración?
__ ¿Se refiere a si antes o después de la brutal violación?
__Comprendo su agitación.
__No, no la comprende.
__Bien y sin embargo debo hacerle preguntas incómodas. El autor del hecho, ¿utilizó preservativo?
__Supongo que sí, dado que usted dice que no hallaron esperma.
__Y tampoco lesiones vaginales importantes. ¿Suele tener relaciones sexuales con distintas personas?
-Qué dice. ¿Podemos cambiar de tema, por favor?
__Bien, ¿cómo llegó a la parada de autobús donde la encontraron?
__Ni idea. En algún momento debí de perder el conocimiento.
___Entonces, ¿en realidad no sabe si fue violada?
__Ese psicópata me afeitó la cabeza. Y me arde la vagina como si me hubieran metido un atizador. ¿Usted qué cree que me ocurrió?

Camila recordó que Pedro la había llevado a la casa nueva en un taxi y la había acostado en el sofá.
__Todo se arreglará _le había dicho.

Ella asintió con la cabeza y le pidió que le trajera un tampón de los grandes para hemorragias intensas. La sangre la descubrió en el taxi.  Ella estaba embarazada, de la última vez que hicieran el amor en Chile. Pedro no la creía hasta ese aborto que ambos lloraron juntos, y fue la última vez que hablaron de más hijos. Hacía tiempo que esa ilusión se había consumido como la vela que encendió por el nonato.
Ahora tosió, se cubrió la boca con la mano e intentó desprenderse de sus sombríos recuerdos paseando la mirada por el despacho de Donato…

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

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