VECINOS
CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS.
Roma. Abril de 2018.
VECINOS
CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS.
Roma.
Abril de 2018.
__ ¿Qué pasa papá? __preguntó Fabián en voz baja.
__Hijito necesito que me hagas un favor
_respondió el padre mirando a lo lejos a Pedro jugando con Malena.
__Dale ¿qué pasa?
__Pasa que llevamos un mes sin pistas de la
madre de Pedro, y sufre, lo sé __dijo embargado de emoción__. Muchas noches
tiene pesadillas y otras ni siquiera duerme, necesito que me hagas un favor.
__El que quieras, ¿qué?
__Quiero que lo entretengas con Malenita, él
los adora.
__No entiendo. ¿Que lo entretenga para?
Ustedes siempre están juntos.
__Justamente solo aceptará separarse de mí un
rato si es por ustedes, necesito ir al penal pero solo __ dijo muy serio.
__ ¿A ver otra vez a ese hombre? ¿Acaso no me
contaron que no sabe nada?
__Lleva muchos años encerrado y le creo que
no sepa exactamente del paradero de Diana pero se me escapó algo y quiero
averiguarlo, pero tampoco quiero crear falsas esperanzas porque él se sentirá
peor. Y ese hombre no tiene cómo
comunicarse con nosotros, quiero
llevarle un burner por si recordara algo que pueda servir __informó Guillermo.
__Pero no te dejarán que le dejes un celular
o se lo robarán.
__Sí si lo pido al director del penal y le
explico, si lo revisan y desarman y ven que solo tienen mi número, confía en
mí, aun encerrado, Alberto es el único que puede darnos pistas de Diana.
__ ¿Entonces?
__Entonces le pedirás que los acompañe al
Vaticano le dirás que deseas subir a la Cúpula y que necesitas que cuide a la
nena, o donde quieras que no pueda entrar Malenita, él no se negará a cuidarla,
y yo le dice que estoy grande para eso, que me quedaré descansando o pondré
cualquier excusa solo necesito un par de horas ¿puede ser?
__Yo le digo, pero no sé si aceptará y además
¿no iban al convento ese primero? ¿No puede estar allí?
__Iremos al convento, pero antes se me ocurre
algo más, te contaré luego, a él
incluso.
__ ¿Y por qué no puede ir contigo?
__Porque ver al padre lo pone mal, no lo ha
perdonado, no lo hará hasta no encontrar a la madre y quizás ese hombre me diga
cosas que no a él, no hagas tantas preguntas anda, dile __continuó__. Vamos
hijo si lo que pienso resulta luego se lo diré, sabes que no tengo secretos con
Pedro.
Rato después.
__Guille yo no tengo problemas y me encanta
cuidar de Malena pero ¿por qué no vienes con nosotros? _interrogó Pedro
abrazándolo.
__No precioso estoy cansado esto de mudarnos
a esta casa y de andar caminando todo el día para mí es demasiado __mintió__
soy un hombre grande y sé que Fabián quiere subir a la cúpula anda ve, pueden
turnarse para cuidar a la nena, y subir
los dos, yo soy un hombre grande y en esa no me apunto, mientras me echaré una
buena siesta.
__No puedes dejar de subir, perderás la mejor vista de Roma _ dijo Pedro
mirándolo con desconfianza.
__Miro una postal.
__No es lo mismo.
__Dale Pedo ven con nosotros, parecen estampillas ustedes, además en esta
estoy de acuerdo con mi viejo, es
demasiado para que lo suba, no está acostumbrado a hacer ejercicio.
__Por favor Pedrito ven, no quiero que Fabián
pierda cosas por mí _suplicó Malena que sentada en el regazo de Guillermo le
acariciaba el rostro.
__Bueno, está bien, ganaron por esta vez y solo porque recién nos
trasladamos a esta casa, vamos yendo entonces.
__De paso compren algo rico para cenar, no
quiero salir todas las noches.
__No te gusta nada de la comida de otro papá.
__La del hotel era de terror, traigan algunas
pizzas y un buen vino, luego localizaremos algún supermercado y alquilaremos un
coche para andar _pidió Guillermo mientras ordenaba ropa en el vestidor.
__ ¿Vos comiendo pizza? __ preguntó el hijo.
__Hijito si no pruebo pastas y pizzas en Roma
no sé qué puedo comer… consigan leche
para Malena y algo para la cena, ya mañana encontraremos algún mercado.
__Y postre, ese que comimos fuera Fabi.
__ ¿Qué comieron además de tomar todos los
gustos de helado?
__Tiramisú papá, Fabián dice que lo hacen
acá.
__ ¿Le diste café a tu hermana? _lo amonestó
el padre.
__No papá le di queso, es queso no te quejes.
__Es queso con café y con chocolate y eso si con suerte no le ponen licor.
__No papi, no te enojes. Fabi me sacó el azúcar con café que lo cubre
y me fue dando solo el queso pero es rico igual __ le dijo Malena acariciándole
las mejillas ante lo cual Guillermo ya no opuso resistencia.
__Bueno, ya, está bien, trae cuatro opciones
de tiramisú, pero vayan ya que perderán la excursión y que quiero dormir un par
de horas.
“Estaba sentado en tiempo y forma, el lugar
preciso en el momento oportuno, frente a mí, el incesante goteo de la oxidada
canilla producía en el balde de plástico un rítmico y seco sonido. Podía intuir
lo deterioradas que estaban las paredes, y el olor a humedad completaba el
cuadro siniestro que podría haber sido pero no, debido a la naturalidad del
mismo. Pero toda mi atención descansaba en el goteo que poco a poco y a medida
que mi concentración aislaba todo lo demás, se incrementaba en sonoridad y
tensión. De a poco comenzó a alterarme a tal grado que los síntomas que
generaba esta insoportable secuencia de disparos que se repetían una y otra
vez, estaban por desquiciarme. Llegué al punto de odiar mi situación actual,
sentía como si la sangre circulara en sentido contrario y el oleaje con que
aparecían las náuseas se sincronizaba con el estallido de las gotas al dar
contra el espejo de agua del interior del balde. No lo soporté más y me levanté
furioso y descompuesto. Al abrir la puerta, me recibió un abismo oscuro y
tenebroso que pedía por mí, me incitaba a dar el paso necesario para que mi
humanidad fuera devorada por el mismo. No cedí al impulso pero miré, quería
develar su significado pero un fuerte viento ascendía con fuerza y me impedía
la contemplación. Súbitamente y sin mediar advertencia del significativo hecho,
voces ininteligibles y grotescas acompañaban al aterrador sonido del viento
ascendente. “Despreocupado” fue lo primero que entendí, aunque la voz no me
resultó conocida, “despreocupado” oí otra vez, en el preciso instante en que
recuperaba la consciencia debido a los golpes que casi paralizan mi corazón.
“¿Ocupado?” resonó tajante la pregunta.
“Ocupado”, fue mi respuesta desprovista de gentileza mientras el goteo volvía a ser solamente eso, un goteo.
“¿Ocupado?” resonó tajante la pregunta.
“Ocupado”, fue mi respuesta desprovista de gentileza mientras el goteo volvía a ser solamente eso, un goteo.
Tras un mes en el viejo hotel de habitaciones minúsculas de la parte antigua
de Roma al fin nos mudamos a una casa alquilada, porque supimos que la cosa no
será simple, al menos aunque es vieja
como todo acá y tiene ruidos que confunden la nena, puede correr fuera y está cerca de la playa.”
Apenas logré que salieran los chicos
llevándose a Pedro, pedí un coche de alquiler y
regresé al penal, hay algo que no pensé antes y que nos puede ayudar. Y
no quise que Pedro piense mal pero es necesario seguir en contacto con el
padre, puede recordar algo que sirva y no dejamos nada donde pudiera
localizarnos.
Penal.
__No Alberto Pedro no sabe nada que vine, es
solo que quise traer el burner y preguntarle cosas que con la emoción y
expectativa pasamos por alto __ explicó Guillermo extendiéndole el celular por sobre la mesa.
__Me lo quitarán.
__No mientras se comunique conmigo, cuide que
no se lo robe un preso, por la gente del
penal no se preocupe, está autorizado a tenerlo y necesito que ante cualquier cosa que recuerde
que pudiera servirnos para dar con Diana me llame __ le pidió.
__Está bien pero yo no les he mentido antes, he dicho de
verdad… lo que sé.
__Y le creo, es que por cuidar de las
emociones de Pedro yo mismo omití de preguntarle cosas importantes que pueden
darnos pistas. Quiero que sepa que si Diana está viva y ellos me lo piden tal
vez podría ayudarlo a que lo trasladen
de país o a reducir la pena _comunicó Guillermo y el hombre meneó la
cabeza.
__Le agradezco pero no es lo que pretendo si
no el perdón de ellos, yo nunca me perdonaré lo que hice, cargo con demasiadas
culpas. Le contaré algo.
“¿Cuánto tiempo dura la condena? Ya sé, hasta
que muera, pero la pregunta va más allá, todos tenemos pecados que nos siguen
el rastro y aunque a veces nos olvidamos de ellos, en algún momento te
abofetean otra vez, y así sigue la rueda. ¿Pedir perdón? ¿Arrepentirse de
verdad? Ya pasé por eso hace tanto y tantas veces pero no hay consuelo, la
bofetada otra vez. ¿Cambia la cosa que uno fuera niño, joven, o adulto? Para mí
no. ¡Maldición! ¿Qué quiere ese fantasma? ¿Hasta cuándo va a ser mi sombra? No
lo quise hacer, o sí pero no en lo cabal de mi juicio, en la reflexión varonil
de la sentencia carente de error. Más bien, en la estupidez de la adolescencia
revestida de barba facial y voz de tono rasposo. Mi juicio es eterno y yo soy
el implacable e incorruptible juez.
No me quejo del punitorio, uno debe aprender a vivir con ciertas cosas, pero qué clase de vida es. Desearía ser un psicópata y dejar esto atrás pero atrás todavía está. Seguro que espera la justicia del llanto demencial, la imagen del pecado entremezclada en cada abrazo, en cada felicitación, en la alegría mayor, que por la intromisión no llega a serlo. Si al menos alguien me ayudara de una vez y parara este dolor. Dolor invisible a los demás, la cáscara afilada de pan que desciende y desprende sangre y piel, que rasga y divide sin que dejes de sonreír. No se puede mostrar, hay que aguantar. “Seguí hablando y hablando”, me aconsejaron, y aquí estoy una vez más frente al instante que jamás me dejará de herir.
El sábado 12 de noviembre, planeábamos cómo seguir con mi novia, apoyados en la cerca del puerto en el paseo que bordea el profundo y caudaloso río. El muelle contorneaba el negro de la noche fresca y rociada de amor. Una figura desdibujada apareció desde lejos corriendo o tratando de hacerlo por el delgado muelle del río. Paraba y seguía en una rutina de desconsuelo fácil de entender. Cuando los dos la vimos, ya estaba cerca. Se paró frente a nosotros a llorar y agarrarse el cabello, estaba descalza y la firme cerca ponía otra barrera entre los tres. “No aguanto más”, dijo llorando, y por lo bajo la juzgué drogada y perdida. “Me quiero matar, me voy a tirar”, amenazó entre lágrimas y su sombrío hablar. La miré y con total indolencia forjé la sentencia que gravita con la misma fuerza aún hoy: “Tírate hermana, dejó de sufrir y molestar”, me miró con la piedad que yo no tuve, se dio vuelta e iluminada por las estrellas, desapareció en el sonoro y oscuro ruido del agua que la recibió.
La encontraron río abajo, a unos kilómetros dos días después, los diarios dijeron que había perdido al bebé que estaba gestando hacía siete meses, producto de una paliza que le propinó su pareja. A mi pareja de ese día, no la volví a ver y la entiendo, tuvo una vista gratuita y anticipada del monstruo con el que tendría que lidiar con el tiempo. Cómo no la voy a entender. “
No me quejo del punitorio, uno debe aprender a vivir con ciertas cosas, pero qué clase de vida es. Desearía ser un psicópata y dejar esto atrás pero atrás todavía está. Seguro que espera la justicia del llanto demencial, la imagen del pecado entremezclada en cada abrazo, en cada felicitación, en la alegría mayor, que por la intromisión no llega a serlo. Si al menos alguien me ayudara de una vez y parara este dolor. Dolor invisible a los demás, la cáscara afilada de pan que desciende y desprende sangre y piel, que rasga y divide sin que dejes de sonreír. No se puede mostrar, hay que aguantar. “Seguí hablando y hablando”, me aconsejaron, y aquí estoy una vez más frente al instante que jamás me dejará de herir.
El sábado 12 de noviembre, planeábamos cómo seguir con mi novia, apoyados en la cerca del puerto en el paseo que bordea el profundo y caudaloso río. El muelle contorneaba el negro de la noche fresca y rociada de amor. Una figura desdibujada apareció desde lejos corriendo o tratando de hacerlo por el delgado muelle del río. Paraba y seguía en una rutina de desconsuelo fácil de entender. Cuando los dos la vimos, ya estaba cerca. Se paró frente a nosotros a llorar y agarrarse el cabello, estaba descalza y la firme cerca ponía otra barrera entre los tres. “No aguanto más”, dijo llorando, y por lo bajo la juzgué drogada y perdida. “Me quiero matar, me voy a tirar”, amenazó entre lágrimas y su sombrío hablar. La miré y con total indolencia forjé la sentencia que gravita con la misma fuerza aún hoy: “Tírate hermana, dejó de sufrir y molestar”, me miró con la piedad que yo no tuve, se dio vuelta e iluminada por las estrellas, desapareció en el sonoro y oscuro ruido del agua que la recibió.
La encontraron río abajo, a unos kilómetros dos días después, los diarios dijeron que había perdido al bebé que estaba gestando hacía siete meses, producto de una paliza que le propinó su pareja. A mi pareja de ese día, no la volví a ver y la entiendo, tuvo una vista gratuita y anticipada del monstruo con el que tendría que lidiar con el tiempo. Cómo no la voy a entender. “
¿Cree que estar fuera de acá puede significar algo? No doctor, esto que le cuento ocurrió antes de conocer a Diana, y por esto es que asesiné a mi amante y no a ella, creo, mas yo estoy condenado desde que nací, merezco lo que me sucede, nunca el amor de ella o de mi hijo, ellos serán felices sin mí__ dijo sinceramente y Guillermo asintió__. ¿Qué cree puede ayudarle?
__Usted dijo que Noelia su amante, estaba
casada, el plan era matar a Diana y a su
esposo ¿verdad?
__Sí así es.
__Bueno eso necesito y omití saber, quién es ese hombre, dónde puedo
hallarlo, quizás él sepa algo de Diana. ¿La conoció? ¿Qué sabe él? ¿Dónde
puedo verlo?
Alberto permaneció en silencio como buscando
los recuerdos.
__No sé si conoció a Diana, en realidad creo
que no, pero igualmente por lo que
supe acá dentro, ese hombre murió. En realidad fue todo muy raro, era el ser más
poderoso y al tiempo siniestro que he conocido, y supe que estuvo preso y fue a juicio porque según se
dijo había asesinado a su esposa… era casado.
Noelia era su amante oficial pero a su esposa no la tenía en cuenta. Le
tomó la defensa el mismo abogado que hizo que me condenaran, un genio, por ello
aunque todo lo condenaba a mí no me pareció raro que el veredicto fuera
inocente.
__ ¿Adónde puedo hallarlo? ¿Por qué dice que
murió?
__Es que al salir de tribunales y todo esto
lo supe estando acá pero no creo me mintieran, pero se dijo que el coche donde
iba con el abogado desbarrancó, y murieron,
los dos están muertos… los dos.
__ ¿No cree que haya sucedido? _ se interesó
Guillermo.
__Sí, creo que están muertos, lo que no creo
es que fuera un accidente, pero eso es otra larga historia que no creo tenga
que ver con mi familia.
__ ¿Y algún familiar que haya conocido o el
nombre de sus empresas? Si era tan rico, tal vez sigan en marcha __ preguntó
Guillermo.
__Es probable pero hasta donde sé, su mujer
era toda su familia, sí debería tener
gente que manejara las empresas, las tenía por toda Europa y de todo tipo,
hasta pozos petroleros e islas en Grecia pero no sé a nombre de quién o qué…
__se interrumpió.
__ ¿Qué sucede?
__La esposa…
ella sí tenía un hermano, lo
había olvidado disculpe, era casi tan
poderoso como este hombre y nunca lo quiso, más bien se odiaban porque lo
conocía y sabía que había usado a su hermana para aumentar su fortuna. Recuerdo
que una vez quiso hundirlo cargando droga en uno de sus barcos y en medio del
mar Demetrio este hombre lo hizo volar antes que lo descubrieran, pero él se
salvó, nadie supo cómo.
Su cuñado y él vivieron en guerra toda la
vida y lo fundió a ese hombre con trampas y nunca sana competencia.
__Me sirve y mucho, Alberto ¿dónde está ese
hombre? Lo conoce ¿verdad?
__Lo vi un par de veces sí, es que ha pasado
tanto tiempo que no recuerdo… Barcos, astilleros, petróleo… es lo que tenían los dos. Y a su esposa la
conquistó mintiendo y luego la culpó de tener un aborto y ya nunca más la tuvo
en cuenta, prácticamente vivía con Noelia.
__ ¿Podría recordar los nombres de las
empresas y el del hermano de esa mujer?
__Lo intentaré le prometo, es el cuñado de Demetrio, intentaré recordar, sé que era más joven,
quizás esté vivo… le prometo que lo
intentaré.
__Bien, si recuerda algo llámeme o envíeme un
mensaje.
__ ¿Ya fueron al convento?
__No todavía
o mejor dicho fuimos a uno, pero creo que equivocamos el sitio, ojalá
ella estuviera allí, pero quiero disponer de más datos, lamento que ese hombre
esté muerto.
__Cuente conmigo, doctor es lo menos que
puedo hacer por Diana, lograr que pueda reunirse con su hijo.
Percibo la presencia de Pedro antes de
despertarme del todo. Siento en mi piel
la calidez que irradia su cuerpo. Con la placentera sensación del tacto
de su piel sobre la mía abro los ojos y veo la mañana neblinosa y al encantador
Pedro Beggio profundamente dormido y enroscado en mi cuerpo como una
enredadera, como un helecho, con su mano en mi vientre y la cabeza reposando en
mi pecho. Lo sujeto con un brazo por los hombros con gesto posesivo, ojalá
pudiera ahorrarle tanto dolor, desnudo y muy pegado a mí. Sonrío satisfecho
cuando mi propio cuerpo se excita, ¿es que nunca me cansaré de este
hombre? lo dudo.
Permanezco acostado un rato disfrutando del
calor de su cuerpo y del perfume de su pelo. Él se remueve y masculla algo
ininteligible, entonces parpadea y abre los ojos.
__Buenos días precioso _susurró_. Esta es tu
llamada de despertador.
Y lo volteo boca abajo sobre el colchón.
Antes apenas parpadea un par de veces, le beso la punta de la nariz y le
acaricio con la mía el punto sensible detrás de la oreja. Él esboza una amplia
sonrisa, mientras me abraza por el cuello y mis manos se deslizan por sus
veredas hacia sus pezones haciéndolo gemir.
__Hoy tengo ganas de ti... Tengo ganas de
amarte sintiendo tus labios sedientos de ti y de mí, sin ti, quisiera besar tus
labios sosegados que descansan en una fotografía, que no sé ni cómo la
tengo... creo que te la robé.
Esta noche quiero amarte sin motivo alguno, hoy tengo ganas de ti, de nosotros, de los dos,
de tanto amarte, hasta el cansancio y todavía amarte y no olvidarte y tú sin saberlo, sin sentirme, sin soñarme y sin tenerme en tus ganas de mí, en la música que me dedicas sin saberlo cuando la escucho a solas pensándote y sin tiempo de olvidarte, deseándote en cada beso sin ti, imaginándote mío de mí. Y sin querer ruedan mis lágrimas, en la soledad que no te tengo y te deseo, beso tus ojos, míos, y no lo sabes, me gusta tu mirada esquiva de la mía.
Huyes de mis pensamientos pero te alcanzo con mi amor y mis deseos solo para amarte, en el tiempo y en la distancia cuando nació este amor en contra de los dos.
Hoy precisamente tengo ganas de ti y de mí en mis sueños donde te tengo mío, sin importar, siempre te sueño mío y yo de ti, con la pasión del beso de la despedida la noche aquella que me dijiste adiós... amo todo de ti, hasta tus enojos, porque me enloqueces y me excito con tu mirada furtiva en cada pelea. Besos míos y abrazos míos, amores míos que nunca olvido, cuando olvide diré todos los secretos de ti y de mí. ¡Hoy tengo ganas de ti y te tengo! ¡Te Amo, todavía te amo!
Esta noche quiero amarte sin motivo alguno, hoy tengo ganas de ti, de nosotros, de los dos,
de tanto amarte, hasta el cansancio y todavía amarte y no olvidarte y tú sin saberlo, sin sentirme, sin soñarme y sin tenerme en tus ganas de mí, en la música que me dedicas sin saberlo cuando la escucho a solas pensándote y sin tiempo de olvidarte, deseándote en cada beso sin ti, imaginándote mío de mí. Y sin querer ruedan mis lágrimas, en la soledad que no te tengo y te deseo, beso tus ojos, míos, y no lo sabes, me gusta tu mirada esquiva de la mía.
Huyes de mis pensamientos pero te alcanzo con mi amor y mis deseos solo para amarte, en el tiempo y en la distancia cuando nació este amor en contra de los dos.
Hoy precisamente tengo ganas de ti y de mí en mis sueños donde te tengo mío, sin importar, siempre te sueño mío y yo de ti, con la pasión del beso de la despedida la noche aquella que me dijiste adiós... amo todo de ti, hasta tus enojos, porque me enloqueces y me excito con tu mirada furtiva en cada pelea. Besos míos y abrazos míos, amores míos que nunca olvido, cuando olvide diré todos los secretos de ti y de mí. ¡Hoy tengo ganas de ti y te tengo! ¡Te Amo, todavía te amo!
Tú, yo, nosotros dos; ardemos como un volcán
en erupción, con desenfreno apasionado, con el magma brotando, dos cuerpos
explotando, por instinto, por pecado,
extasiados ante el fuego, el desorden infierno humano, como fieras acechando
noche a noche.
Surcamos cada célula viva, explorando nuestra
sensualidad, el erotismo y las fantasías, navegando en ese mar, descubriendo
océanos sublimes que no se hacen esperar, entre sábanas blancas bullendo sin
piedad.
Caramelo son nuestras noches, vistiéndonos de
pasión, deshabitada, sorda, sin ruidos, tiritando de frío, y tú mi abrigo, es
el calor, el sudor, el brío del verbo amar, emociones a flor de piel,
destilando pura miel.
Encadenados, prisioneros hasta el amanecer,
enloqueciendo, sin recato, mirándonos frente a frente, tierno, dócil te vuelves
ante mi esencia, mezcla de aromas que se fundieron y que solo ahora somos un
sueño y una realidad entrelazando nuestras manos.
Tu mirada que me aclaró la mañana, tu voz es
una suave melodía que llega como aroma de primavera en el amanecer, con los
primeros rayos del sol te escurres entre la persiana, entibiando las sábanas…
te veo a los ojos y allí ese amor que me inunda por completo el alma, te
vuelves mis sentidos, mis latidos.
Voces como caricias entre dormidas nos
entregan los primeros te amo del día… mi mirada que te atrapa, mis sentidos que
se escabullen entre los corazones y tu bata, que como latidos se multiplican y
logro al abrigo de esas sábanas y entre el cobijo de la mañana viajar por tu
piel, en ascenso desde la tibieza y suavidad de tus piernas.
Y a la espalda de nuestras palabras y
miradas, delineo en caricias tu cuerpo, interrumpo con mis sentidos el contacto
de la playera con tu espalda, la aíslo de tu vientre, sigo en ascenso por tu
pecho, es inevitable, pero se hace casi imperceptible para ti, que mis labios
te saboreen pues sienten que dejan besos en el recorrido por tu cuerpo.
Por un instante descansan mis sentidos entre
tu pecho y tu cuello… luego continúan su caminar en caricias por tu hombro
donde lentos caen suave allí mis besos, es ahora mi mirada quien guía a los
secretos sentidos para que viajen por tu rostro, que mis labios sientan, se
posan en tus ojos… desciendo hasta tu boca donde en un apasionado beso siento
yo, que de madrugada todo tu amor me bebo.
__
“El sol brilla, el aire es fresco, frío, la
música suena en el reproductor de CD del coche que hemos alquilado, mientras
los chicos seguían dormidos, y lo miro de reojo y veo cómo va siguiendo el
ritmo de la música tamborileando los dedos de una mano sobre el volante. Me
mira de soslayo, y siento la tensión
creciente en la entrepierna.
Dios, este chico me tiene loco desde el mismo
día en que lo vi en medio del desorden del departamento cuando era… mi vecino.
Su sonrisa ilumina el interior del auto… y a mí.
Correspondo su mirada con una sonrisa
maliciosa y recuerdo lo sucedido esta mañana… y anoche… le he dicho que
intentemos de a ratos pensar que estamos de vacaciones.
Él se coloca el pelo alborotado detrás de la
oreja y aflora un rubor inocente en sus mejillas. Quizá también está
pensando en lo de esta mañana. Eso
espero. Lo imagino en la cama con la cabeza echada hacia atrás por el éxtasis,
abre la boca al gritar y estallar con el pelo
revuelto. Se me acumula toda la sangre en la parte baja del cuerpo al
pensarlo. Sí. Me ha parecido que disfrutaba
más que nunca. Que disfrutaba muchísimo. Me remuevo en el asiento al
recordarlo y alargo la mano para darle un apretón en la rodilla.
__ ¿Estás bien?
Pedro asiente con la cabeza, y veo un brillo
en sus profundos ojos marrones.
__Yo también.
Le
tomo una mano, me la llevo a los labios y le doy un beso de agradecimiento en
la palma abierta.
Me siento jubiloso, más que jubiloso,
extasiado. Soy más feliz de lo que jamás he sido… desde… desde la muerte de
Bruno y mis padres. No. Desde antes de las muertes de ellos. Y sé que se lo
debo a Pedro… mi vecino.
Sin embargo no quiero obsesionarme con el
sentimiento. No quiero hacerlo, para mí amar es algo nuevo y puro, y aún, un
tanto desconcertante. Nunca me he sentido así antes de él. Y la verdad es que
resulta emocionante.
Voy de compras con un hombre y estoy deseando
hacerlo. Tengo tanto, todo y él casi
nada, sé que eso lo hace sentir mal, pero todo es pasajero. ¿Es la primera vez?
Es que vamos al convento, y en verdad es
que para el tiempo que hace no tiene ropa adecuada.
Es orgulloso, y sé que voy a discutir a la
hora de comprarle ropa nueva, se ha mostrado muy poco convencido en el desayuno
al respecto pero en verdad no tiene opción. Ahora mismo va sentado a mi lado
con unos jeans viejos, una camiseta y unas zapatillas y no es lo que deseo que
lleve si encuentra a su madre.
Apenas se ha recibido, no ha querido aceptar
regalos ni dinero de Fabián más allá del pago de pasajes y alojamientos pero es
una batalla perdida para él.
Dejamos el auto en el espacioso
estacionamiento del muelle. Pedro se muestra curioso, creo que ante la vista
del agua siempre se traslada a su infancia y a Chile aunque no me lo dice se
muestra curioso y husmea a través del parabrisas el entorno que nos rodea.
__ ¿Quieres echar un vistazo? __le pregunto y
bajamos del auto.
Es una escena de postal: edificios y casas de
campo antiguas construidas en piedra alineadas frente al pequeño puerto donde
hay amarrados unos cuantos barcos pesqueros inactivos porque es domingo.
__Es una buena visita __comenta, Pedro.
Lleva el abrigo bien cerrado, le rodeo los
hombros con un brazo y lo acerco a mí.
__Vamos a comprarte ropa de abrigo __le
sugiero con una sonrisa pero el enseguida se zafa del abrazo.
__Guille, no puedo permitirme ropa nueva, ya
demasiado han gastado en mí, me basta con lo que tengo.
__Lo que tienes es ropa del verano, pero acá
ha comenzado a hacer frío y no seguirás así, yo invito.
__ ¿Qué invitas?
__Pedro no tienes nada y para mí es muy fácil
solucionarlo. Por favor déjame hacerlo. Quiero hacerlo. Ya cuando regresemos y
comiences a trabajar también me harás
regalos.
__No está bien que siga aceptando dinero
además de lo que llevan gastado en este viaje.
__ ¿Quién lo dice?
__Yo lo digo yo.
Lanzo
un suspiro.
__Pedro, amorcito, llevamos meses juntos,
cuando te necesité a mi lado no dudaste en dejar de trabajar, y de perder
dinero, es más ni siquiera… cuando te
citaba a la casa del Delta a cualquier hora suspendías tus clases, digamos que
te lo debo.
__No me debes nada, lo hice porque
quise, quería acudir a esas citas, y
entonces pude sentir.
__Mi
amor, yo me vengo ofreciendo a comprarte ropa desde conocerte, desde
antes de tener sexo con vos. Estás helado. Mírate, esa ropa pase para cuando
estábamos en Buenos Aires en verano pero no para el frío que hace acá.
Por favor _insisto__. Sería un gran placer
para mí.
Frunce sus bellos labios inconmovibles. Lo
intento con otra táctica.
__Voy a comprártela de todas formas, lo
quieras o no. Así que puedes acompañarme y elegir algo que te guste o dejármelo
a mí.
Por favor hazlo por mí.
__Sí.”
“Guille tiene razón, necesito ropa de invierno…
diablos apenas alcancé a recibirme que
se dio lo de su enfermedad, lo de Malena y casi no pude trabajar ni ahorrar
para enfrentar este viaje. ¿Por qué me niego con obstinación a su generosa
oferta? Es que siento que ha sido demasiado generoso conmigo ya dándome placer y enseñándome a sentir ¿o es
que aún siento las voces escandalizadas de los mandatos de mis abuelos al
respecto?
¡Basta!
No
voy a permitir que gente sin escrúpulos
me hagan sentir culpable, Guille aún no es mi marido, pero solo porque
no hubo tiempo, por Ana pero jamás nos vamos a separar. Además él dijo que
tomara esto como vacaciones por si no encontramos más que lo que sé que no es
poco sobre mi paternidad, y si hacerme regalos le proporciona placer después
del placer que él me ha enseñado y proporcionado ¿cómo negarse a aceptar sus
ofrecimientos?
Me
ruborizo al recordar, ¿cómo lo ha llamado? La llamada despertador. Que me
despierte así toda la vida, y luego me ha preparado el desayuno, me ha mimado
demasiado.
Hacía
tanto que nadie me mimaba como él.
¿Alguien
alguna vez me ha mimado?
Levanto
la vista para mirarlo y el corazón me da un vuelco. Él gira la cabeza para
mirarme, con expresión de alegría, y en su bello rostro aflora una sonrisa
radiante. Esta mañana tiene un aspecto travieso… cuán diferente se ve a cuando lo crucé en el
edificio en que solo era mi vecino.
El
lugar está a rebosar de gente, niños jugando, parejas de ancianos del brazo,
otras jóvenes besándose, a veces me maravilla que todos puedan manifestar su
afecto con tanta libertad por las calles, incluso nosotros que sentimos
diferente.
Algún
día ganaré dinero suficiente como para poder devolverle todo lo que con esa
mágica tarjeta que pasa a los vendedores, tanto él como Fabián llevan gastado
en mí.
Una
hora después salimos del sitio, con un fondo de armario nuevo para mí y me
parece que Guille gasta demasiado, pero insiste que no si lo hace en mí.”
__
____Disculpen
la demora es que no recibimos demasiadas visitas y además la hermana Theresa
hace años que murió__ nos dice una secretaria laica que no hace demasiado que
está en el convento__ pero he buscado en
los archivos, las hermanas son muy meticulosas con todo, y sí efectivamente
Diana de Beggio ha estado acá.
Tomé
estos días para recabar información y la hermana Magdalena que ya es muy
anciana al fin la ha recordado, es por ello que ella los espera, aunque no sé
si les sirva de ayuda lo que sabe.
__Todo
nos sirve, señorita, ¿podría ver esos libros? __pidió Guillermo.
__Se
perdería doctor, acá tengo las fechas de ingreso y egreso de Diana, la primera vez estuvo acá cuatro años, al
quinto vino a buscarla quien dijo ser su
novio… Alberto Beggio, se casaron acá,
la habían dejado los padres, no tenía más que unos documentos, y nada de ropa
ni dinero.
Pero
esperen acá por favor, la madre Magdalena podrá decirles lo que recuerda que no
es demasiado, el convento fue de clausura hasta no hace mucho y casi solamente
ella hablaba con la madre Theresa, tienen suerte de que alguien aún recuerde
algo.
“Unos
quince minutos después, una anciana de rostro afable, transportada por una
novicia, entró a la sala en silla de ruedas, y se presentó como la hermana
Magdalena.”
__Dianita
la chiquita sin memoria _dijo al evocarla, y Pedro sintió un estremecimiento__.
Yo reemplacé a Theresa como madre superiora y por ello tuve acceso a la
información __continuó.
__
¿Qué puede decirnos hermana? Lo que sea nos ayudará.
__
Ay muchacho, tu mamá siempre creyó que estabas muerto y creo que también tu
papá, fue el dolor que la enloqueció luego del parto.
__Sí
eso lo sé. Mis abuelos le mintieron, yo estaba en algún lugar y regresé con
ellos de aquel viaje a mi país.
__A
ella la internaron acá diciendo que eran exiliados políticos por la dictadura
en Chile, que estaban sin nadie ni nada y que no podían ni regresar ni hacer
nada por ella y como la pobrecita estaba tan mal luego de que naciste, creímos
poder ayudarla.
Ella
al parecer tuvo una depresión o demencia puerperal nos dijo el médico entonces,
luego supimos que solo no quería hablar ni vivir, ella solo recordaba que había
visto tu cunita vacía y que tus abuelos le dijeron que estabas muerto, entonces
salió en camisón, una noche de tormenta y se perdió, cuando la encontraron
estaba sangrando, en shock, el parto al parecer era muy reciente, y casi estaba
helada… pasó días internada y ya no
recordó a nadie. Tus abuelos nos pidieron asilo para ella, y prometieron volver cuando pudieran regresar
a Chile, pero…
__Nunca
regresaron.
__Nunca,
ni siquiera para saber si estaba viva, y ella no recordaba nada ni a nadie,
hasta que empezó a llamarte. ¿Eres Pedro?
__Sí
__musitó, Pedro embargado de emoción.
__Lo
primero que ella recordó y dijo, antes que su nombre fue que su hijo se llamaba
Pedro, pensaba que estabas vivo, te llamaba pero no sabía quién era.
Solo
cuando a los cuatro años más o menos vino aquel hombre, empezó a recordar.
__
¿Mi padre?
__Tu
papá, sí, él dijo que era su novio, que se habían desencontrado por la
revolución en tu país, que la amaba, y la visitó día tras día, junto a él
Dianita fue volviendo en sí, como si despertara de un largo sueño, hasta que le
contó que cuando dejaron de verse estaba
embarazada y que tú habías muerto en el
parto, tu papá parecía saberlo.
El
caso fue que se casaron y luego de ese
día, más de cuatro años después de que tus abuelos la dejaran acá, Alberto tu
papá se la llevó, y aunque dijo que volvería de visita, él nos explicó que
sería difícil porque trabajaba en distintos sitios como piloto para alguien muy
importante y en efecto durante un año no volvimos a verla.
La
religiosa calló, y bajó la mirada a su regazo y cuando volvió a elevarla las
lágrimas rodaron por las mejillas.
__ ¿Qué
pasó luego hermana? _preguntó, Pedro.
__Todo
esto te lo cuento pero yo entonces no podía hablar, pero era la suplente de la
hermana Theresa, pasaba tiempo cerca de ella y oía y Diana solo hablaba con
ella.
Lo
que sigue lo sé en parte del mismo modo, en otra porque fui parte del grupo que
la rescató cuando casi se ahoga en el lago.
Tu
mamá sufrió lo que poca gente podría
soportar hijo, lo que nadie debería vivir, es una mujer muy fuerte, muy
valiente, muy buena.
__
¿Es?
__Prefiero
creer que está viva en alguna parte y
que podrá reencontrarse contigo, así debería de ser.
__
¿Entonces no sabe nada con certeza? __preguntó Guillermo porque supo que Pedro
no podría articular.
__Antes
de contarles su segunda estancia acá quiero que sepan, que ella se recuperó, y
que la última vez que vino era feliz,
que estaba de nuevo casada… con un
médico.
__ ¿Un
médico? No entiendo _balbuceó, Pedro.
__Un
psiquiatra que la ayudó mucho hijo. Yo no sé muy bien qué sucedió, sé que un
par de veces...
__Un año estuvo con tu papá hasta que la
rescatamos del agua… Otra noche de tormenta de nuevo sin memoria _dijo la anciana.
__Sí escapando del esposo y la amante, esa
parte la sabemos _dijo Guillermo, Pedro deglutía y luchaba por no llorar a cada
palabra, el dolor de su madre era una daga que lo atravesaba.
__ Cuando lo pudo contar parecía increíble,
pero de nuevo casi se nos va, estaba muy mal cuando la sacamos del agua, había
escapado por milagro de manos de…
__De mi padre y de su amante, sí.
__Así es, pero ella no sabía quién era, por días estuvo internada,
luego sin memoria meses, un hombre vino un par de veces a verla y donaba dinero
al convento, fue extraño porque dijo ser pariente de sus padres y conocer a tu papá.
__ ¿Demetrio? _preguntó Guillermo.
__Es el apellido que figura en los archivos
sí. Dianita estaba muy cambiada… desaliñada, envejecida, había engordado mucho.
Y cada noche despertaba gritando, siempre recordaba que un hombre y una mujer
en un lago una noche de tormenta intentaban hundirle la cabeza en el agua
helada y despertaba aterrada, no sabía quién era ni nada de su pasado. Luego
los recuerdos fueron llegando en flashes hasta que pudo saber quién era, y
cuando se lo dijo a la madre Theresa, fue ese hombre el que vino a llevársela.
Contó que tu padre y una amante habían muerto
por intentar matar a Diana, que fueron juzgados y que él la ayudaría a regresar
a Chile, que conocía a la familia, y entonces Diana salió de acá luego. Eso
fue al año de regresar, cuando estuvo
mejor daba clases de lengua, y se ocupaba del jardín.
__ ¿Ese hombre se llevó a mi mamá la segunda
vez?
__Yo no recordaba el apellido pero es lo que
figura en los archivos hijo, sí _dijo ella mirándolo con afecto__.
Lamentablemente diez meses después de llevársela, supimos por una carta de la
esposa que intentaría asesinar a Diana,
y a poco la mató a la esposa, pero un abogado muy famoso que nunca perdía un
juicio lo sacó libre.
__Y murieron los dos en un accidente _ casi
afirmó Guillermo mientras Pedro fijó la mirada en él.
__Así es.__Para entonces Diana ya estaba
casada o por casarse con su psiquiatra, ella nos informó de todo esto, su
esposo la salvó de morir a manos del sicario que ese hombre contrató.
__! Dios! ¿Por qué? __Las lágrimas rodaban
por el rostro de Pedro.
__No lo sé hijo, perdón si esta vieja no
tiene explicación para ciertos actos aberrantes pero sí sé que tu mamá se salvó
gracias al hombre con el que se casó y que vivió desde su segunda salida con
ese delincuente no me preguntes por qué en Londres, creo que su esposo es de
allá, deberías buscarla allá.
__ ¿En Londres?
__Es lo que se me ocurre, pues de haber
estado acá creo habría visitado el convento, y sin embargo ya no vino nunca
más, eso creo hijo, que si vive está allá pues su esposo era inglés.
Para
cuando apresaron a ese Demetrio tu mamá trabajaba para él, todo ese año trabajó
para él, pero en empresas de Londres. Ella le tenía aprecio, creo que no supo
hasta el final que planeaba matarla.
Lo siento, no sé nada de ella de los últimos
quince a veinte años.
__Un psiquiatra de Londres _musitó Pedro.
__Alan era su nombre y no recuerdo su
apellido perdón.
__
Quisiera seducirte como el aire que roza tu
piel suavemente y una brisa húmeda transpira tu cuerpo cuando tus poros se
sensibilizan al tocar mis labios tu piel que enloquece en esta noche... tu
mirada se confunde en el brillo de las estrellas y un susurro de excitación que
emana de tus labios; cuando acaricio tu cuerpo y beso tus pezones que se
agrandan a cada paso que sienten mis labios... y tus hermosos botones se abren
como las rosas al sentir el rocío de un amanecer donde nos entregamos
nuevamente en este torbellino de placeres y locuras y miradas perdidas que se
confunden en el brillo de las estrellas y excitado te desvaneces humedeciendo
mi cuerpo de tu intimidad en este aire fresco que nos cobija a un nuevo amanecer
amado mío.
De repente me despierto… en mágicos momentos
estoy viviendo, ríes de mis bromas y tu risa es música nueva y bella que suena
en esta casa, escucho atentamente tu conversación y siento tu voz como un
especial canto de sirena que atrapa mi atención absoluta y domina mis sentidos.
De repente juntos preparamos la cena… cada
momento parece nuevo, juntos probamos la comida, es inevitable… tontos juegos y bromas que llevan a besos y
caricias… diremos era el sazón que le faltaba para que la preparación quede
exquisita… cena para dos se sirve en nuestra mesa.
De repente no recuerdo tus ausencias… no
logro ver mas allá del brillo de tus ojos que no dejan de iluminarme y el vacío
a mi alrededor ya no existe… no logro sentir mas allá del calor y la suavidad
de tu piel que mis manos a cada instante acarician y basta un roce para saber
que eres mi mundo completo.
De repente el final de algo y el comienzo de
todo se despierta en nuestro cuarto, el vacío frío que duerme en la cama se
llena al abrazar las sábanas nuestros cuerpos que de pasión comienzan a arder,
parece que jamás estuviste distante pues reconozco cada centímetro de tu piel
pero aun así palmo a palmo la quiero recorrer.
De repente me lleno de ti… te llenas de mí,
tu aroma inunda el espacio te respiro y no sé otra cosa más que adorarte,
insaciable me bebo los besos de tus labios ahogando tus gemidos en mi boca, tu
sudor se mezcla con el mío y la humedad de este delirio embriaga los cuerpos
adictos a esta pasión que danzan en un frenesí de amor.
De repente la noche se perpetúa para amarnos,
el final de este momento no llegará pues parece que siempre a mi lado te tuve
mas como si esta fuese la primera vez solo quiero gozarte… el delirio final nos
consume. Abrazados desnudos nos dormiremos… no quiero dormir, no sin aferrarme
de ti, pues temo sea un sueño y en la mañana despierte abrazado a esta fría
soledad.
__Tranquilo amorcito la encontraremos __dijo
Guillermo acariciándole el pelo.
__Cómo, Guille, no tenemos a quién seguir en
Londres.
__Tal vez sí.
Guillermo le relató lo hablado con su padre
en el penal lo que esperaba que Alberto recordara.
__No entiendo en qué puede eso ayudar amor _dijo
Pedro sinceramente.
__En mucho _respondió Guillermo__. Uniendo
todo lo que sabemos si tu padre recuerda el nombre del hermano de la esposa de
Demetrio es muy posible que él dirija el imperio de esas dos familias y que
demos con el sitio en que Diana trabajó en Londres, de allí a ella, estaremos
cerca.
__ ¿Eso crees?
__Por lo que sabe tu papá ese hombre y su cuñado trabajaban en lo mismo, y
debe de estar al frente de todo, no tenían más familia, y si damos con él
daremos con el legajo de Diana, en él puede estar el nombre del psiquiatra, tal
vez haya sido el mismo de la empresa.
_Pero…
mi… Alberto no lo recuerda.
__Lo
conoció, es solo esperar, lo recordará ten fe. Amorcito lo prometo… si Diana sobrevivió a todo lo que hoy
sabemos Dios o quien sea que dirige los
caminos de la gente, no querrá que no vuelva a verte, o que no te conozca, la
encontraremos.
Años
atrás. Mansión Demetrio.
__ ¿Por
qué le permitió salir de la casa? _quiso saber Demetrio.
__Perdóneme
señor __repuso el mayordomo__ pero como usted no me dijo que no la dejara salir…
__Bueno,
no es tan importante. Probablemente regresará enseguida.
Cuando
el hombre salió, Demetrio se puso a mirar por la ventana el jardín impecable.
Era muy peligroso que Diana anduviera por las calles, donde alguien podía
reconocerla. “Qué pena que no puedo permitirle vivir. Pero primero… mi
venganza. Seguirá viva hasta que me haya vengado. Voy a divertirme con ella. La
enviaré lejos de aquí, a algún lugar donde nadie la conozca. Londres puede ser
un sitio seguro. Allí podremos vigilarla. Le daré un empleo en mis oficinas de
Londres”.
Una
hora más tarde, cuando Diana regresó a la casa, Demetrio percibió en el acto el
cambio que se había operado en ella. Daba la impresión de que se había
descorrido una pesada cortina, y de repente había cobrado vida. Tenía puesto un
bonito traje de seda azul y camisa blanca. Y a Demetrio le llamó la atención lo
mucho que había cambiado su aspecto desde que entrara al convento. Sexy, pensó…
__Señor
Demetrio, sé quién soy… y también lo que pasó.
El
rostro masculino permaneció impasible.
__
¿Ah, sí? Siéntate querida, cuéntamelo.
Estaba
demasiado excitada como para sentarse, entonces comenzó a pasearse sobre la
alfombra desgranando las palabras que venían a su mente.
__Mi
marido y su… amante, de nombre Noelia, trataron de asesinarme. __Se interrumpió
y lo miró fijamente__. ¿Le parece una locura lo que digo? No sé… a lo mejor lo
es.
__Prosigue,
querida __trató él de tranquilizarla.
__Unas
monjas de un convento me salvaron. Mi marido trabajaba para usted ¿verdad? Era
piloto.
Demetrio
vaciló un instante mientras sopesaba su respuesta.
__Sí.
__ ¿Hasta dónde debía contarle? __Era uno de mis mejores pilotos. Yo me sentí
responsable por él…
__Pero
entonces sabía quién soy. ¿Por qué no me lo dijo cuándo fue a buscarme o antes?
__tenía
miedo de que pudiera darte un shock. Por eso me pareció mejor que fueras
descubriendo tú sola las cosas.
__ ¿Sabe
qué suerte corrieron mi marido y su… mujer? ¿Dónde están?
Demetrio
la miró a los ojos.
__Fueron
ejecutados.
Diana
se puso pálida y comenzó a temblar. Hizo un pequeño sonido y de pronto se
sintió que perdía las fuerzas para estar de pie por lo cual se hundió en un
sillón.
__Yo
no…
__Los
ejecutaron las autoridades, Diana.
__Pero…
¿por qué?
Cuidado.
Peligro.
__Porque
ellos confesaron haberte asesinado, hubo testigos de intentos previos.
Frunció
el entrecejo.
__No
entiendo. ¿Por qué tenían que ejecutarlos…? No hubo cuerpo, yo estoy viva…
__Diana,
las leyes acá son muy estrictas y la justicia muy veloz. Hubo un juicio
público. Y varios testigos declararon que tu marido y Noelia habían tratado de
asesinarte varias veces. Se los recluyó y luego fueron sentenciados a muerte.
__Me
cuesta creerlo. __Estaba anonadada__. El juicio…
Demetrio
se le acercó y apoyó una mano sobre su hombro.
__Tienes
que olvidar el pasado. Ellos quisieron hacerte algo muy malo, algo viste en tus
pesadillas y lo pagaron. __Trató de imprimir un tono más animado a su voz__.
Creo que tú y yo deberíamos hablar de tu futuro. ¿Tienes algún plan?
No lo oía. Alberto pensó. El bello rostro de
su esposo… sonriente, sus brazos… su
voz.
__Diana…
Levantó
la mirada.
__Perdóneme
_dijo.
__ ¿Has
pensado algo para tu futuro?
__No…
No sé lo que voy a hacer. Supongo que podría quedarme acá, no regresaré a mi
país, ya no tengo a nadie.
__No
_se opuso firmemente Demetrio__. No sería buena idea tampoco permanecer acá porque
te traería a la memoria muchos malos recuerdos. Yo te sugeriría empezar de
nuevo en otro lado.
__Pero
no tengo sitio adonde ir.
__Yo
lo estuve pensando… Tengo oficinas en Londres. En una época por lo que me contó
tu padre llevabas la administración de sus propiedades. ¿Te acuerdas?
__ Creo
que sí.
__Eras
asistente administrativa de un señor amigo de tu padre, trabajaste un año,
creo.
__Sí…
__Podrías
hacer lo mismo para mí en Londres.
Titubeó.
__No
sé, no quiero parecer desagradecida, pero…
__Comprendo.
Sé que todo da la impresión de estar ocurriendo demasiado rápido, necesitas
tiempo para reflexionar ¿Por qué no cenas tranquila, en tu cuarto, y mañana
seguimos hablando del tema?
El
hecho de que cenara en su cuarto fue un regalo del cielo de último momento, no
podía dejar que su mujer se cruzara con ella.
__Es
usted muy bueno y generoso. Esta ropa…
__No
tienes nada que agradecerme.
Sentada
en su dormitorio observó el deslumbrante cielo en el ocaso en una explosión de
color. “No tiene sentido que reviva el pasado. Mi hijito y mi esposo muertos,
tengo que pensar en el futuro, y gracias a Dios este hombre puede ayudarme. Me
ofrece un puesto en Londres. ¿Lo acepto o no?”
__Le
traigo la cena, señorita __interrumpió una voz.
__
Largo
rato luego Demetrio permanecía en la biblioteca pensando en lo sucedido. Una vez
en la vida se permitió perder las emociones. Se enamoró perdidamente de Noelia
y la convirtió en su amante. Nunca había conocido a una mujer como ella. Nada en ella lo sorprendía y al mismo tiempo
todo en ella lo sorprendía, también lo obsesionaba. Sabía de arte, de música,
de negocios, se volvió indispensable, y era la mujer más hermosa y sensual que
hubiera conocido jamás. Dejó su carrera de actriz para quedarse a su lado. Era
su amante, su confidente, su amiga, le entregó a ella toda su confianza, y ella
lo engañó con Alberto Beggio, error que
pagó con su vida. Él arregló que sus restos fueran sepultados en el cementerio
de Psara, el cementerio privado de la
isla que poseía en el Egeo, para disfrutar del placer de caminar sobre la tumba
de esa puta pero aun así, seguía siendo una herida abierta que ningún médico
podía curar.
¿Por
qué, Noelia? Te amaba tanto… te di todo.
También
tuvo que pagar el tipo de otro modo, pero no era suficiente, tenía pensada otra
venganza perfecta. Iba a complacerse con la esposa de Beggio, tal como él lo
había hecho con Noelia, y después la mandaría a asesinar, la enviaría con
Noelia.
__Demetrio.
__era la voz de Nadia su esposa.
Estaba casado con Nadia Lambrou, una bella
mujer procedente de la aristocracia.
__
¿Quién es la mujer que estaba en el hall?
__
¿Qué? Ah sí Es una amiga de uno de mis socios que enviaré a trabajar a Londres.
__Me
recuerda a la esposa del piloto que trabajaba contigo, pero sé que es imposible
porque la asesinaron hace poco.
__Sí,
la mataron.
Tendría
que tener cuidado, su mujer no era tonta.
“Nunca
debí casarme con ella. Fue un gran error”.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Magdalena Hermoso
ResponderEliminarSylvia Linda
ResponderEliminarAna Que bello , me fascinó
ResponderEliminarMartha Intenso y nostálgico
ResponderEliminarSe está poniendo muy interesante Eve...
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