“Quiero hacer contigo lo que la primavera hace
con los cerezos”.
Pablo Neruda.
Pablo Neruda.
"Te
amo a tiempo. Te amaré por mucho tiempo. Y cuando se acabe el tiempo, aún te
amaré. Y nada de este amor como nada de lo que ha sido, podrá ser jamás
borrado."
*Jean
D’Ormesson.
"SEÑALES DE AMOR"
CAPÍTULO TREINTA Y TRES.
09 de diciembre de 2016.
__No
puedo creerlo, Pedro, es muy difícil de entender _respondió Camila ante la
verdad de Pedro.
__Es
por tu bien Camila, por tu bien no me casé, no quiero hacerte daño, yo no me
atrevía a enfrentar la verdad, pero hace mucho que sé que no me gustan las
mujeres, y te pido perdón__ musitó secándole las lágrimas con el dorso de la
mano__. Fui muy egoísta, solo pensaba en ocultar lo que sentía, no podía
enfrentar la muerte de mi madre, la culpa y el pánico, pero no quiero fingir ni
continuar en la mentira, mucho menos arruinarte la vida.
__ ¿Estás
enamorado de él, de Guillermo? _interrogó ella enfrentando la mirada.
__Sí,
desde que lo conocí, quise negar las señales de amor pero en verdad ante él
sentía de todo, el corazón se me disparaba, se me secaba la garganta, el mundo
se detenía… Perdón. Si quieres seguir trabajando acá eres la mejor contadora, y
si no, lo entenderé _le ofreció.
__No
quiero dejar la empresa, llevo cinco años acá, me gusta lo que hago, aprecio a
la gente _respondió recomponiéndose__. Ya me acostumbraré a lo que debemos de
ser que es solo amigos pero déjame
seguir acá.
__Yo
encantado, nada mejor que te quedes, hermosa, y ojalá tu padre pueda entender
que lo que hago no es cobardía sino lo mejor para ti __ dijo, con firmeza y
ternura.
__ ¿Puedo
darte un último abrazo? _preguntó ella.
__Claro,
un abrazo no se niega a nadie __dijo atrayéndola a sus brazos y acariciándole
el largo cabello rubio__, y espero que no sea el último, te quiero mucho.
__Yo
te quiero, tonto.
Transcurrieron
años de soles infinitos, veranos de tardes calurosas llenaron tus vacíos
tiempos sin amor, encerrada en tu jaula de aristas puntiagudas, el racimo dulce
de tu sonrisa se marchitó. Confianza, se llamaba el rito sagrado que solíamos
adorar en ese tiempo, tomados de la mano como en plegaria, lloramos, sufrimos,
nos amamos.
La
ardiente bendición de las mañanas, felices cada día nos despertó, y en la embriaguez
sabia de las palabras, solíamos abrazarnos en la cama, hablando de nuestra íntima intimidad.
Han
pasado tantas cosas desde ese tiempo, que todo en la casa se perdió, el agua en
los jarrones ya no es fresca, el sol en lluvia y neblina se transformó, tus
labios cerrados se mantienen, ya no dicen te quiero como yo.
La
vida es un puñado de sal que se derrama grano a grano, poco a poco, sin amor, debemos
cerrar fuerte los puños, reteniendo lo que más podamos del amor aunque solo
sean vestigios de ilusión…
--
__
¿Sabes cuándo regresas? _preguntó Ana a Guillermo que le contó del viaje.
__En
una semana supongo, quince días, no más, quiero estar para el parto de mi nieto aunque mi hijo me deteste _respondió
suspirando, sentándose en el sillón del living.
__No
te detesta, Guille, está enojado, y con los dos por cierto, debimos decírselo
antes.
__Se
lo dije ahora, cuando pude, como pude.
__Lo
sé. Ya sé que despediste a pedido de
Pedro a la nueva socia, pero le firmé la
demanda de divorcio a Marcos, en unos meses serás libre __le informó Ana __. En
cuanto a Fabi, creo que en cualquier momento lo tendrás pidiéndote algo, perdón por el arrebato, es
solo que lo está procesando, o le cuesta perdonar la omisión de tantos años y
la farsa que le montamos.
__Quise
hacer lo mejor, darle una madre, y no me arrepiento, Ana, espero que lo
entienda.
__Lo
hará, ¿cómo está Gaby?
__Mejor,
en unos días más estará en el estudio, al fin se casará… más adelante.
__ ¿Casamiento
doble? __ adivinó Ana__. Al fin Alberto y Pedro son hermanos y es lógico.
__A
lo mejor, Ana, aunque dudo que logre convencer a Pedro y no creo que ellos nos
esperen años. __Guillermo se puso de pie y depositó un beso suave en la frente
de su ex__. Gracias por todo, saluda a mi hijo y Valeria de mi parte, dile que…
No le digas nada, solo que estaré, que estoy.
__Ve
tranquilo, saludos a Pedro.
__Iré
por mis cosas a la suite, ya a mi regreso quizá me instale en el loft o
alquilemos algo.
Guillermo
pasó una hora en su casa, buscando la ropa que llevaría al viaje pero también
muchas cosas que ya deseaba sacar de esa casa que no sentía como propia. Y en
cada instante su mente volaba a Pedro. Al recuerdo del día de la mudanza, al
momento en que supo lo querría en su vida para siempre.
Y
aquí aun aguardo, en esta estación fría de soledad, sentado en una banca de recuerdos,
esperándote en este andén del tiempo, viendo cómo a cada instante llega ese
tren de horas que se lleva mis pensamientos, con sus sesenta vagones en minutos
y buscándote en cada uno de ellos, en sus sesenta asientos de segundos espero
algo de ti traiga y me vuelva el aliento.
A
diario mi atención absoluta está en esas puertas, cuando se abren esos minutos
esperando descienda entre palabras, entre imágenes y voces que en esos segundos
vienen viajando, algo que de ti me hable, una palabra que me diga me piensas,
una imagen tuya que ilumine mis días de espera, el sonido de tu voz que llene
de melodías el pecho.
En
espera aquí me tienes, las horas diurnas pensando, las horas nocturnas soñando,
solo en ti mi tiempo se ocupa, a cada tren de horas que llega con el reloj, con
ansias lo espero a que venga con tu nombre, que los vagones de minutos me
traigan de ti esas palabras simples tuyas, palabras de amor que permanecen
grabadas en mi corazón y mis sentidos.
Seguiré
por ti aguardando, en compañía de nuestros recuerdos, de tantos momentos que
llenaste mis silencios, cuando el tren de las horas de ti venga repleto,
detendré para nosotros el tiempo, besaré tus palabras, abrazaré tu voz para que
mis latidos vuelvan a tener tu ritmo, montaremos juntos un nuevo tren llamado
nuestro tiempo, donde comenzaremos el recorrido sin final… que será por siempre
amarnos.
---
__Bueno,
¿estás segura de que vas a estar bien?
Gaby cruzó los brazos sobre el pecho y soltó
el aire entre los labios.
__ Si me preguntas eso otra vez o a tu
hermano no te molestes en volver porque buscaremos otro testigo de casamiento.
Le lancé a Guille una mirada y él negó
ligeramente con la cabeza.
__A mí no me mires. Gaby no tenía esa actitud
hasta conocerlos.
Eso no era justo.
Gaby sonrió ante mi falsa expresión de herido
y levantó las manos.
__Chicos, Albert ayúdame a empujarlos, vamos. Ha pasado un
mes. Estoy bien. Albert vive prácticamente conmigo, tenemos que organizar la
boda… y tienen un avión esperándolos.
Guille abrazó a mi hermano, besó a Gaby antes
de volverse para abrir la puerta con nuestra maleta en la mano. Al final, había
sido buena idea que rompiera mi billete porque invitarlo a venir conmigo
significó reordenar su agenda y cambiar las fechas del vuelo. Y bueno, para ser
sincero, queríamos asegurarnos de que Gaby volvía a estar en pie antes de
marcharnos.
Después de un mes de que la cuidaran
como madres todas las mujeres, Alberto, Guille, su madre real y yo,
probablemente estaba contenta de librarse de nosotros, lo único que nos apuraba
era el próximo parto de Valeria, y que quizá con él, llegara la comprensión de
Fabián que al momento… seguía sin hablar con su padre.
__Regresaremos para Navidad, y lo del
casamiento está por verse.
__Deja de molestar, Guille, no vas a convencer
a mi hermano, y yo no quiero esperar, somos la segunda pareja de la leyenda,
una vez casados nosotros todo te será más fácil, créeme _ le dijo Beto mientras
nos despedía.
Gaby todavía estaba tratando de recuperar sus
niveles habituales de energía, y continuaba exhausta y muy agitada por la
experiencia. Yo le había aconsejado que fuera a ver a mi terapeuta y sé que
tiene la primera consulta al cabo de unos días. Con un poco de suerte la buena
doctora la ayudará a superar lo sucedido. Me preguntaba al salir si la buena
doctora me ayudaría a mí con todas las experiencias nuevas. Estaba sintiendo un
poco de angustia de separación de lo conocido.
__Pedro, el taxi está esperando en la puerta
_dijo Guillermo, y Gaby empezó a empujarme hacia la puerta__. Gaby, ni se te
ocurra ir al estudio, Marcos terminará de cerrar el trabajo antes de fin de
año, comenzarás luego de la feria.
__Eso si te la devuelvo, Guille _ acotó
Alberto abrazándola__. Puede que sigamos de luna de miel o que ya esté
embarazada.
__Vamos, Pedro, ni se te ocurra Alberto.
__ Bien _ murmuré__. Pero si te pasa algo
mientras no estemos, te mataremos.
__Entendido.
__Lo mismo corre para ti, hermano, cuídense.
__Le avisaré _ dijo Alberto haciendo el
tonto, Ahora vete y ocúpate de esto, que es muy importante. __Me abrazó con fuerza__. Ojalá pudiera ir
contigo, tráeme lo que te pedí.
Le di un apretón en el brazo y me aparté.
__Estaré bien. Tengo un abogado penalista
mandón cubriéndome las espaldas.
__Lo he oído _dijo Guillermo desde el otro
lado de la puerta.
Maldición. Pensaba que ya estaba en el taxi.
__Será mejor que vaya antes de que termine
tomando este vuelo solo.
__Llama cuando aterricen.
__Lo haré.
Nos
dijimos adiós y dejé que Guille me metiera en el taxi.
Había
sido un mes largo, nos habíamos preocupado por Gaby y seguíamos preocupándonos,
pero un montón de sexo improvisado con Guille desde luego nos había quitado un
poco de peso de encima.
Todavía
estábamos recolocándonos después de todo el lío de la ruptura, pero ese nuevo
nosotros era caliente, y en esa nueva isla ya no estaba la gerente suplente de
Gaby. Guille la recolocó en otra parte cuando se lo pedí, creo que podría haber
conseguido trabajo sola, porque es increíblemente hermosa, pero Guille se
sentía culpable. Técnicamente su gerente se le había echado encima, con lo cual
no tenía nada por lo que sentirse culpable, pero Guille no estaba a gusto con
la idea de que ella hubiera intentado de alguna forma aprovecharse de él. Eso
no encajaba en su mundo cavernícola.
__ ¿Todo
bien con Ana?
__Todo
perfecto con ella, ya ha firmado la demanda, ahora solo falta que me digas que
nos casemos. ¿Todo terminado con Camila?
__Sí,
y bien. Pero no me apures.
__Me
sorprende el día y sigo pensando en ti, eres madrugador en mis recuerdos,
aclaras mi mirada de ojos turbios con la sola alegría de saber cómo estás. La
lluvia ya se asoma por el sur, se deshilacha despacio y va mojando la
tierra, mordiendo los rencores,
humedeciendo penas; como si este fuera el último de mis otoños. Y las resecas
hojas caen como el olvido, silenciosas, ausentes, llenas de vida muerta,
desnudando los árboles, acariciando ausencias, mariposas sin alas, frías, frías
como la nieve.
El
tiempo mientras tanto se deshace en el cielo, en bandadas de pájaros buscando
algún refugio que les brinde abrigo en el húmedo suelo. Y sigue viviendo en mi
mente la demacrada caricia que me diste esa tarde triste, triste de despedidas,
muriendo en el sendero de las gotas perdidas, esperando la noche en que seas
solo mío.
Yo
todavía por mi parte me sentía culpable por el lío emocional en el que me había
metido. En un esfuerzo por compensarlo, despejé una de las mesitas de noche y
dos cajones del vestidor, una parte del perchero, en la habitación de casa,
para que lo usara Guille. Todavía no podía sacarme de la cabeza la imagen de su
sonrisa estúpida cuando le dije eso. Había saltado de la cama _en medio de una
sesión de besos, podría añadir__ para vaciar su bolsa y meter su ropa en esos
vacíos.
Era
como un niño nervioso en una mañana de Navidad.
Pero
Guille tenía que estar por encima de mí, y me dio una llave del loft que ocupa
al día siguiente. Yo le había dado llave de casa y mi loft aunque ya tenía una.
Estuve
bastante callado de camino al aeropuerto y bastante callado cuando llegamos
allí.
Ya
tenía la cabeza en Chile, con los recuerdos de mi familia. Íbamos a volar a
Santiago, nos hospedaríamos en un hotel cinco estrellas. El almacén donde los
abogados habían puesto todas las pertenencias de mi familia estaba en la
ciudad.
Pese
a la insistencia reiterada de Beto y aun de Eloísa cuando estaba viva de llevar
todo a Buenos Aires en lugar de
vaciarlo, yo continué pagando el alquiler y luego de la muerte de mi madre allí
trasladé sus cosas para dejarlas todas allí. Una vez que lo ordenara todo y decidiera
qué hacer con ello, Guille y yo no dirigiríamos al pueblo donde había crecido
Alberto y que luego yo visitara a poco más de una hora de la capital, y el
viaje en coche por la costa sería una experiencia para ambos, porque ninguno de
los dos había conducido en bastante tiempo, es más a Guille no le apetecía
conducir en un país extranjero.
Medité
sobre esto mientras él se ocupaba de la facturación y pasaba delante de mí el
control de seguridad. No he dejado de observarlo de soslayo, es tan arrebatador,
no imagino si alguna vez me cansaré de mirarlo.
__Sé
que tienes muchas cosas en la cabeza _dijo al tomar asiento junto a la puerta
de embarque__, pero si empiezas a asustarte, avísame.
__Vale.
__Asentí.
__
¿Prometido?
Me
senté a su lado, plantando un beso suave en sus labios al hacerlo.
Permanecimos
un momento callados, en un silencio agradable.
Y
entonces…
--¿Te
apetece hacerlo en el avión?
Lo
miré entornando los ojos, y él me ofreció esa sonrisa lenta y sexy que me había
conquistado.
__Sería
divertido _añadió.
Negué
con la cabeza… sonriendo a mi pesar.
__Guille…
contigo siempre es divertido.
__Hum.
__Hundió su cabeza hacia la mía y susurró en mis labios antes de darme un beso
desgarrador__. Buena respuesta.
Cierras
los ojos, muerdes tus labios, intentando ahogar los gemidos, mientras mis
traviesas manos comienzan a conocer tu
cuerpo, los suspiros y los latidos
aumentan, el corazón parece estallar, la respiración se agita cuando mis labios se deslizan temblorosos sobre tu candente piel, bebiendo el néctar
de cada parte de tu cuerpo, ya no hay límites, todo fluye,
tu piel es mi piel, tu sudor se
confunde con el mío, nuestros cuerpos entrelazados en una sola y silenciosa
forma, lo mejor acaba de comenzar, y estamos en el límite de la excitación, lo
que viene después, lo dejo a la
imaginación.
Un
día cualquiera, un sitio junto al mar.
Chile.
Vacío
caricias en tu cuerpo, ahueco mis sábanas para ti, me interno en tus ojos
soñadores
para mirar la luna y sus colores.
para mirar la luna y sus colores.
Mis
dedos exploran tus abismos, despacio voy logrando tus gemidos, en tus caderas
encuentro mi sosiego y pruebo la dulce miel de tu fuente. Mi lengua es una espada en tus
rincones, mis besos van bebiendo tu rocío, quiero estremecer tu cuerpo con mis
manos, sentir tus latidos en cada suspiro que me das. Permanezco abrazado a la esperanza
a, sin falta tú estarás...
__Hoy
haré que mis caricias, embriaguen tu ser hasta el punto de hacerte enloquecer,
haré que mis besos incineren tu excitado cuerpo, haré que mis labios saboreen
la humedad de tu piel, haré que mi sed se sacie en ese nada apacible
ni sosegado manantial secreto,
más haré que tu candente y abrasador cuerpo sea incapaz de controlar las
oleadas de orgasmos, que produciremos cuando hagamos el amor, hasta llegar al
éxtasis final.
Del
suspiro de una mirada surgiste a mi vida, del debatir de unas ideas la
relación, del calado de la persona la atracción, del toque del alma muestro
amor, y los corazones rebosantes agregaron el idilio.
¿Dónde
puedo apreciarte?
Te
he visto atravesar la puerta de nuestro hogar, acercarte, besarme, comentar el
día y seguir, desnudarte delante de mí, cotidiano, y ducharte. Yo simplemente
aportando luz, para tus andares, para guiar tus pensamientos, para que no pises
el abismo en la oscuridad, para tu obra que es también mi existencia aunque
nunca nos hayamos tocado. ¿Dónde puedo apreciarte? Has surcado los cielos, los
mares, entrelazado los nudos universales, cruzado como una saeta los pechos,
calado hasta el fondo nuestros seres.
Sin
ser presente me calzas, vistes, acicalas, de la nada abarcas mis proximidades,
conversas de los temas más profundos, me besas, me abrazas, me amas.
Los
inviernos contigo son bochornosos veranos, la cama tierna, muy tierna en mi
soledad, el candor de mi habitación te lo agradece, y aunque lo intuyes o lo
anheles no imaginas el peso de tu presencia.
Como
pájaro libre revoloteas mi nido, como fiera salvaje cazo las oportunidades,
como la madre tierra acunas mi suerte donde me arrellano en tu pecho. Curioseas
mi entorno, mis alcances, intervienes mis azares y pensamientos, la silueta que
ha quedado en el lecho, la huella no borrada por el agua en la bañera.
¿Dónde
puedo apreciarte? Cuántas veces te ideé para inspirar mi creación en los
objetos confidentes de mi alrededor en cuyas formas yo percibía tu presencia
aunque fuera con el rabillo de mis ojos. Tu olor me llega por todos lados, al
pasear, al trabajar, al enfrentar la cotidianidad. Mis suspiros necesitan nueva
bocanada de aire que te roban el aliento
que presumo presumes, todo el aire del mundo en una inspiración, la tuya.
¿Dónde
puedo apreciarte?
¿Desde
dónde planificar nuestros proyectos?
¿Cómo
responsabilizarnos de algo que no existe?
¿De
qué manera parar la vigilia por tu presencia?
¿Cuánto
más puedo alargar las noches sin ti?
¿Acudirás
definitivamente a mi llamado?
¿Eres honesto
con tus sentimientos? Donde pueda apreciarte edificaré nuestro hogar.
__Acércate
despacio es que tengo prisa de ti. Acaricia mi voz con la seda de tus poros… atrapa mis acantilados… mis laderas mi locura.
¡Vuélame! Corre tras el viento y respírame completo, devora mis suspiros, mis ahogos…
mi agonía. ¡Desnúdame la vida! Si he de morir hoy que sea enlazado al filo de tus ojos, al hervor de tus latidos, a la tentación de tu boca.
Enciende mis desmayos… ¡Tiémblame! Fracturemos al éxtasis en la eternidad que lo aletea, despliega, delira. ¡Envuélveme! Haz de mi piel un verbo de fuego de mar de desvelo.
Desenredemos los cabellos en los labios del frenesí y con los dedos de la noche desliza a tu sombra a tus ecos a tu ser.
¡Vuélame! Corre tras el viento y respírame completo, devora mis suspiros, mis ahogos…
mi agonía. ¡Desnúdame la vida! Si he de morir hoy que sea enlazado al filo de tus ojos, al hervor de tus latidos, a la tentación de tu boca.
Enciende mis desmayos… ¡Tiémblame! Fracturemos al éxtasis en la eternidad que lo aletea, despliega, delira. ¡Envuélveme! Haz de mi piel un verbo de fuego de mar de desvelo.
Desenredemos los cabellos en los labios del frenesí y con los dedos de la noche desliza a tu sombra a tus ecos a tu ser.
Guille,
no pares _rogué, aferrándome a las sábanas.
Guillermo
me acarició suavemente un pezón antes de pellizcarlo entre el índice y el
pulgar. Lo hizo al mismo tiempo que describía círculos con las caderas y
embestía dentro de mí. Jadeé más todavía.
Me
había despertado esa mañana tumbado de costado y sintiendo su cabeza en mi
espalda, su brazo en mi cintura, y su pene ya hundido dentro de mí.
__Ven
conmigo, precioso –me exigió sin aliento, con movimientos más rápidos__. Ven
conmigo. __Deslizó la mano entre mis piernas, recorriendo mi sexo con un dedo
para describir círculos en sitios precisos.
Eché
la cabeza atrás, gritando su nombre al estallar en torno a su mano y él se
hundió en mí por última vez, enterrando su grito en mi cuello cuando su cuerpo
se estremeció contra mí al alcanzar el orgasmo.
__Buenos
días.
Su
boca sonrió contra mi piel.
__Buenos
días.
__Si
me despiertas así al menos una vez a la semana, seré alguien muy feliz.
__Es
bueno saberlo.
Huelo
tu cuello, profundamente y sin descanso huelo tu cuello y paso de tu cuello a
tus hombros y huelo tus brazos después de tu cuello, respiro el aire que rodea
tus brazos y tu pecho y huelo una vez más tu cuello.
Vuelvo
a tu cuello y lo rozo con mis labios, que te erizan al tocar tu cuello, vuelvo
al camino de tus brazos y mis labios se desvían a tu cintura y mi nariz y mis
labios provocan a tus poros, a tus vellos, a tu piel, a sentir y a gemir.
Beso
tus caderas despacio y con hambre, beso tus caderas y tomo tu última prenda entre mis manos y vuelvo a
besar tus caderas libres ya de tu ropa.
Y
huelo tu sexo, como un huracán me llega el olor de tu sexo, me rompe, me
estira, me moja, me desbarata, tu sexo y su olor a piel y mar.
Bebo
de tus pezones con sed antigua y lejana,
bebo despacio tus cimas despiertas, las
tomo en mis manos y en mi boca, pasando de la una a la otra, tocando y
saboreando lo hermoso y terrible de tus pezones.
Entro
en tu cuerpo, abriendo paso en tu carne, entro en tu cuerpo y paso de tocarte a
beberte, a olerte y a besarte y entro en
tu cuerpo y te invado y me dejas entrar y me tocas y besas y hueles y pruebas.
Exploto
en tu cuerpo y tú explotas en mí y no sé si te mojo o me mojas pero somos
humedad y gritos, pero somos piel y sueños y somos un todo y somos uno y somos
infinitos.
Salió
de mí luego de tres orgasmos, con
suavidad y yo me volví hacia él, levantando la mano para acariciarle la mejilla
y poder darle un beso delicioso.
Cuando
Guille se echó atrás. Estaba torciendo el gesto.
__No
hay más retrasos. Hoy hacemos eso.
Tragué
saliva, pero asentí. Habíamos llegado al hotel tres días antes y no habíamos
podido salir de la habitación porque yo insistía en tener sexo constantemente
con mi novio. La situación le resultaba difícil a Guille, porque realmente no
le importaba el sexo constante ahora, pero le preocupaba que no dejara de
posponer lo que habíamos venido a hacer.
Obviamente,
había llegado la hora.
--
El almacén
estaba a solo veinte minutos del hotel, en una calle alejada del centro. Vi a
Guille examinando la ciudad cuando cogimos un taxi __alquilaríamos un coche
para el viaje al pueblo después__ hacia el almacén, pero la verdad era que no
estaba de humor para recordar el estado en el que había crecido mi hermano y su
padre. Ya iba a tener suficiente de eso,
y estaba bastante asustado para ser sincero conmigo mismo.
__Son
más respetuosos que nosotros para manejar y los peatones también _ se asombró,
Guille.
__Puede
_respondí intentando ahorrar el aire__ hacía mucho que no venía, pero sí, acá
no cruzan por cualquier lado, sino por la senda peatonal, y los conductores los
respetan bastante.
El tipo
del almacén era amable. Le di mi documento de identidad y le dije el número de
almacén. Y él nos condujo por los que parecían garajes de coches normales con
puertas de color rojo brillante. Paró delante de una de ellas abruptamente.
__Aquí
lo tienes. __Sonrió y nos dejó.
Guille
me frotó el hombro, percibiendo mi vacilación.
__Respira,
estoy aquí, siempre. Puedes hacer esto.
__Puedo
hacer esto. Gracias.
Marqué
el código de seguridad en el teclado contiguo a la puerta de metal y esta
empezó a levantarse. Cuando la puerta finalmente desapareció en el techo, dejé
que mis ojos asimilaran la visión que tenía delante. Había cajas y cajas de
cosas. Maletas. Un joyero. Temblando, di un paso al interior y traté de calmar
mi corazón antes de que este me propulsara a un ataque de pánico.
Sentí
la mano fría y grande de Guille deslizándose en la mía y apretándola, luego
pasándola por mis hombros me atrajo hacia él hasta que percibió que respiraba
normalmente.
__Respira,
precioso. Solo respira.
Le
sonreí, una sonrisa una tanto temblorosa.
Decididamente…
podía hacerlo.
__
Tres
días después, Guillermo me observaba
nadar desde un sillón ubicado en la cabecera de la piscina de la casa que
alquilamos en el pueblo. Yo extendía los brazos y abría el pecho al avanzar en estilo
mariposa. Los músculos de mis hombros se inflaban antes de quedar ocultos por
el agua, y de nuevo aparecían, y se inflaban con el esfuerzo. Casi podía
percibir la mirada penetrante en ellos. Así, una y otra vez. ¿Cuántas piscinas habían
nadado? Había perdido la cuenta, deseaba descargar la energía, había estado
tenso durante la cena, los recuerdos me persiguen y sé que me estaba impulsando
eso, la energía que deseaba descargar en el agua.
Por
fin salí de la piscina y me tiré boca abajo, empapado y desnudo, sobre un
sillón largo, mis brazos caían a los costados y descansaban sobre los tablones
de teca.
Guille
abandonó su posición para secarme. Mi espalda se curvaba y bajaba al ritmo de
las respiraciones agitadas.
__Has
realizado un esfuerzo sobrehumano _ me susurró sobre la sien__. Tan fuerte y
poderoso mi precioso. ¿Sabes qué, Pedro?
Podría identificar cada uno de tus músculos y los tendones de todo tu cuerpo.
__Arrastró los labios por mi espalda húmeda y me debe de haber sentido
removerme, y vio cómo se comprimían mis glúteos y se marcaban las depresiones a
los costados__. Sos tan hermoso. __Con una caricia lánguida apenas un roce
tímido, sus dedos recorrieron mi columna vertebral, dibujaron cada lunar y
siguieron por la hendidura que separaba las nalgas. Sé que ahogué un lamento, y mi mano izquierda
se cerró en los resquicios que quedaban entre las tablas de teca.
__Pedro
__le oí decir, y me asomé para verle la cara contraída de placer, más bien
parecía soportar un dolor lacerante. Siguió torturándome, pasándome la punta
del índice una y otra vez por el valle entre mis glúteos. Amaba conmoverlo, tal
vez, porque él se mostraba inconmovible.
Cuando su mano se hundió más allá de la hendidura y me acarició los testículos,
me eché sobre él, y le hice el amor en el entablado.
Guille
me apartaba el pelo de la cara y me acariciaba la mandíbula, reseguía sus
ángulos. Nos mirábamos fijamente mientras yo lo embestía dentro de sus entrañas
con fervor creciente. Lo poseía con la misma pasión de siempre. No obstante
algo era más libre, más íntimo, y me
cosquilleaba el alma, como una nueva señal de amor.
Al
regresar al dormitorio, satisfechos y exhaustos, terminamos perdiendo la
conciencia, al dormirnos en la enorme cama, arrullados por el sonido a lo lejos
de las olas rompiendo en la arena. Al despertar
vimos un programa especial que mi amado novio quiso que adoptáramos y
adaptáramos para el futuro.
La
entrevista con el afamado sexólogo y, como a él le gusta definirse:
“Especialista en parejas”, comenzó con los saludos de rigor y la nómina de sus
logros profesionales, títulos de sus libros y reconocimientos de otros
terapeutas y famosos que elogiaban en diferentes medios, el excelente trabajo
del doctor en el campo de las relaciones humanas, más específicamente en el
ámbito de la pareja, fuese esta conformada en la más ortodoxa línea de lo
tradicional o en la absoluta diversidad de género. El público en el auditorio
ayudaba con la tensión generada en el ambiente. Parece ser que ante la
posibilidad de tratar temas de índole sexual, el ser humano comienza a calibrar
los músculos físicos y emocionales y esto se nota. Las primeras preguntas
rondaban lo banal como el perro que parece distraído y ronda el objeto de su
deseo sin aparente preocupación hasta que salta sobre él mismo sin la más
mínima sutileza.
__ Profesor, ¿cuál es el secreto para que una pareja no pierda el fuego de la pasión aun muchos años después de estar en una relación? –Irrumpió la conductora ya con pleno deseo de llegar al hueso.
El casi inaudible sonido del auditorio acomodándose sobre sus butacas, infundió un matiz preocupante al aire que ya era sustancia palpable en el amplio estudio B del canal.
__ No hay un secreto -respondió el entrevistado y continuó, anteponiendo un gesto facial que insinuaba que estaban llegando al clímax de la entrevista, a lo que realmente importaba -. Pero sin dudas, hay algo sumamente importante que uno o ambos pueden hacer para que este barco del amor en forma de pareja, llegue a buen puerto.
Hábilmente la conductora lo miró con fijeza, elevando la tensión, invitándolo a que continúe sin decir una palabra, el profesor entendió el pase y expresó con contundencia: El compromiso.
La de las preguntas no pareció decepcionada como sí lo estaba el auditorio que se había preparado para la gran revelación que era esquiva a sus ansiedades.
__ ¿Lo podría traducir a hechos profesor? -reclamó la periodista sabiendo que por un lado no sería defraudada y por otro lado, la respuesta podría poner en jaque el estilo y reputación del afamado programa que ella conducía con riendas de acero y fuego.
Él le preguntó si ella estaba en pareja, pero más que todo fue mera retórica y ella así lo asimiló. Sin esperar respuesta el invitado repreguntó. Esta vez con una retórica aún más ceñida, la cuestionó acerca de que si alguna vez había tenido una charla íntima, de esas que todas las parejas tienen cada tanto o deberían, esas en donde uno le refiere al otro acerca de sus más privados sentimientos, o miedos o dudas, mientras su compañero mantenía introducidos sus dedos en la vagina de ella y la miraba a los ojos.
La mirada de la conductora se desvió levemente hacia algún pensamiento pretérito y recobró la compostura mientras el público se preguntaba bajo un profuso murmullo que solo en el estudio se percibía, si es que realmente habían escuchado lo que habían escuchado.
__ Por favor profesor, explique ese concepto -reclamó la conductora del programa tratando de mantener el nerviosismo bajo control.
__ Si a la hora de tener una charla profunda, el varón, en este caso, introduce uno o dos dedos de su mano en la vagina de la mujer, o en la hendidura y orificio del hombre y la/lo mira con fijeza y le pregunta qué le sucede, más allá de una primera e incómoda reacción de ella/él, es probable que esa charla nunca sea olvidada y marque un clic en sus vidas. Una marca en la línea de la vida de esa pareja que subrayará el antes y el después. Yo estoy casado hace más de veinte años y con mi compañera hemos atravesado muchos problemas de toda índole y los hemos solucionado, pero el cambio real sucedió el día en que ya después de más de una década de convivir y a minutos de habernos despertado a la mañana, ella pasó junto a mí, camino al baño y la detuve y le aseguré que debía hablar seriamente con ella. Recuerdo que se sentó a mi lado y esperó que le confesara mi infidelidad o deseo de abandonarla pero lejos de eso, le conté abiertamente una serie de cosas de índole sexual que quería experimentar con ella y otro tanto de deseos concretos, cosas que quería que ella me hiciera. A la vez le hablé de mi sofocante deseo de saber qué era lo que ella deseaba, qué cosas quisiera que yo hiciera con y por ella. Lo sorprendente no fue el contenido de los deseos que ambos compartimos, sino que hubiésemos pasado más de diez años ocultándolos, siendo… lo que pensábamos que el otro quería. Concordamos en un encuentro relajado a la noche para redondear la charla y ponernos al día de nuestros deseos ocultos y que en ese caso coincidían con el deseo de que el otro los supliese. Esa noche antes de hacerle una pregunta, introduje dedos en su vagina mientras le ratificaba mi amor y le pedía que me dijese todo, todo lo que deseaba desde hacía mucho tiempo o cualquier cosa que ella quisiera volcarme en confesión. De ahí en más, nuestra vida sexual y el fuego en la pareja se mantuvo en niveles superiores a los de otras parejas de nuestra edad de convivencia. Cuando surge un problema, o sentimos que se enfría nuestra relación, ella se quita la ropa, se sienta en la cama y me espera. El ritual íntimo sigue surtiendo efecto, nos impregna de intimidad y comprensión mutua y florece nuestro deseo.
La periodista, recomponiéndose después de haber oído tamaña declaración, lleva un puño hacia su boca y piensa su próxima jugada que todos se animaban a conjeturar iría por el lado de los detalles, de saber más acerca de los deseos que ambos confesaron como escondidos durante tanto tiempo, pero lejos de eso y fiel a su sagacidad, ella le pregunta si no le parece machista y hasta paternalista el hecho de que él introduzca sus dedos en la vagina de su compañera sin saber si realmente era eso lo que ella preferiría. El profesor, lejos de sentirse agraviado o tocado en su sensibilidad le responde que lo que el relató era solo una faceta de la resolución de conflictos con su amada, que con el tiempo los dos implementaron el método y cuando es ella la que toma la iniciativa de hablar o confrontar un problema, la cosa cambia y la que me mira con fijeza es ella mientras me pregunta qué sucede.
La periodista lo interrumpe con cierta extrañeza y confusión en la mirada, y le solicita al afamado doctor que le cuente en qué consiste el método con el que ella logra intimidad “suprema” frente a él. El profesor, inmutable en tono facial le promete que eso se lo revelará en la próxima entrevista.
__
¿Y bien precioso?
Santos
cielos, concordamos nuestra forma…
Bs.
As. 22 de diciembre.
__Pero
¿cómo mierda que el parto se complicó? _bramó, Guillermo en el teléfono__.
¿Dónde la llevan?
__Guille,
¿qué sucede?
__No
sé, dice Ana que Fabián subió en una
ambulancia con Valeria, que tenía dolor fuerte en la espalda, pero cuando ha
roto bolsa y la vio la médica estaba con la presión muy alta, que temen tenga
convulsiones, que no lo vieron venir, no entiendo nada. __ Guillermo lloraba
como un niño.
__Calma
amor, ya debe de estar en la clínica, vamos --dije tomando las llaves del coche.
__Es
una pre o una eclampsia _dijo Gaby.
__ ¿Una
qué?
__Nada,
es una hipertensión asociada a otras
cosas, no es rara en primerizas jóvenes o
grandes, pero qué raro, porque el parto de ella venía normal hasta la
última consulta, sin edemas, sin hipertensión _ acotó Gaby ya lista para
acompañarnos __. Vamos todos, tranquilo Guille, todo saldrá bien, de
última lo que hay que hacer es terminar el embarazo, y está en fecha, estarán bien.
__
Cuando
llegamos a la clínica hice chirriar las cubiertas del Sonic en el
estacionamiento de emergencias, y Guille con Gaby saltaron del auto, mientras
mi hermano y yo los encontramos minutos después
en la recepción de la guardia. La mujer que miraba la pantalla le estaba
indicando dónde quedaba la sala de obstetricia, y casi corrimos hasta el
ascensor, para terminar subiendo dos pisos por la escalera.
Cuando
doblamos por uno de los pasillos vimos a Fabián llorando en brazos de la madre,
el corazón me dio un vuelco, y esta vez no podía entrar yo en pánico, pero de
pronto lo que sucedió, dentro de lo malo,
fue una bendición.
Fabián elevó la mirada anegada del cuello de Ana y al ver a Guille jadeando
a pasos de él, se soltó, y luego de un instante de parecer clavado al piso, no
supe cómo pero aterrizó balbuceando y llorando en brazos del padre, que lo
estrechó siseando, acariciándole la espalda, llorando en silencio, aliviado por
sentirlo de nuevo.
__Ya
hijito, por favor, dime qué sucede.
__
Estaba bien papá, solo hace un par de días que empezó a decirme que se sentía muy pesada, pensamos
que era normal.
__ ¿Y?
__Y
no. Dice la obstetra que tenía líquido acumulado, presión alta, que pudo
convulsivar, que es una complicación que puede ser grave _ balbuceó entre lágrimas,
con la voz entrecortada.
Luego
me vio, y a los demás, porque no solo
estábamos nosotros sino que acababan de llegar Marcos e Isabel.
__Hola,
Pedro _musitó __. Están intentando que baje la presión, pero tienen que inducir
el parto de inmediato, o llevarla a cesárea, porque puede correr peligro.
__Calma,
hijito, va a estar bien, todo saldrá
bien.
__Pa,
gracias por venir.
__ ¿Cómo?
Sos mi hijito, y es mi nieto. ¿Cómo no iba a venir?
__Pero…
yo te traté mal, perdón, no fue con vos ni con Pedro, es que… no lo esperaba,
es común, se ve en todos lados, es normal, creo me molestó no saberlo, no sé.
__Shhh.
Ya está hijito, está todo bien, ahora
solo importa Valeria y Guillermito.
“Eclampsia
La
eclampsia —la aparición de convulsiones en una mujer con preeclampsia— se
considera una emergencia médica. Se requiere tratamiento inmediato, en general
en un hospital, para detener las convulsiones de la madre; tratar los niveles
de presión arterial que son demasiado altos; y dar a luz al bebé.
Podría
administrarse sulfato de magnesio (un tipo de mineral) para tratar las
convulsiones activas y evitar convulsiones futuras. También podrían
administrarse antihipertensivos para bajar la presión arterial.
La
única cura para la eclampsia es dar a luz al feto.
Síndrome HELLP
El
síndrome HELLP, un tipo especial de preeclampsia grave, puede provocar
complicaciones graves en la madre, incluida insuficiencia hepática y muerte,
también del feto. El profesional de la salud podría considerar los siguientes
tratamientos luego de diagnosticar el síndrome HELLP:
- Dar a luz al bebé, en especial si el embarazo ya lleva 34 semanas o más.
- Hospitalización, a fin de administrar medicamentos intravenosos para controlar la presión arterial y evitar las convulsiones u otras complicaciones, así como inyecciones de esteroides para ayudar a acelerar la maduración pulmonar del feto.”
Cuatro
horas después, Fabián salió de la sala donde entró a poco de que llegáramos con
su bebé en brazos, un precioso Graziani auténtico, miniatura de Guille que
berreaba muy saludable, y nos dijo que Valeria estaba fuera de peligro aunque
quedaría internada en observación sobre todo de la presión arterial, y
retirando los medicamentos.
Guille
lloraba y reía con Ana, abrazados los dos a Fabián y Guillermito, cuando sentí
su mano que me atrajo hacia ellos, habían ocurrido varios milagros, el
reencuentro padre hijo, la comprensión, el nacimiento del niño.
Un
año después.
Al oír
que alguien se aclaraba la garganta, levanté la mirada del espejo y vi a Guille
apoyado en la puerta de nuestra
habitación.
Me
volví y puse los ojos en blanco y los brazos en jarra. Se supone que hoy hay dos casamientos. Que Gaby y yo éramos quienes
nos cambiaríamos en casa, y él con mi hermano en sus respectivos loft, donde
anoche dormimos separados como manda la tradición.
__ ¿Qué
se supone que estás haciendo, Graziani? Se supone que no deberías estar aquí.
Guille
sonrió con delicadeza, devorándome con los ojos, él no estaba cambiado… del
todo aunque su aspecto era arrebatador, y la expresión en ellos me puso sentimentaloide.
Maldito fuera. Siempre saltando mis reglas.
__Estás
precioso, Pedro.
Bajé
la mirada al suelo y suspiré, de última estaba vestido mas no del todo, no sé
si vale para la norma.
__No
puedo creer que me convencieras de esto.
__Puedo
ser muy persuasivo cuando me lo propongo. __ Me
estaba sonriendo con petulancia.
__Persuasivo
es una cosa. Esto… Esto es un milagro. __Lo miré con atención__. Espera, ¿has
venido por eso? ¿Para asegurarte de que salgo de casa? __La idea me molestó.
Mucho. Al fin ya debería confiar en mí.- De hecho sentí que se me paraba el
corazón.
Guille
hizo una mueca.
__No.
Estoy convencido de que vas a salir por esa puerta, al fin tienes que llevar a
Gaby.
__Yo
no tengo que llevarla, vamos al civil, al altar el que debe de llevarla eres
tú. Entonces, ¿por qué estás aquí?
__Porque
hace días que no te veo y te echaba de menos, con esas tonterías de mujeres que
Gaby e Isabel me impusieron.
__Por
empezar solo ha sido una noche, y además vas a verme en media hora. ¿No podías
esperar?
__Pero
allí habrá más gente. __Dio un paso hacia mí, dedicándome esa mirada que tanto
conozco.
Oh,
no. ¡No!
__Eso
puede y debe esperar. __Levanté una mano para mantenerlo alejado__. Mira, tú me
has metido en esto. No estaba seguro de quererlo, pero tú has sido muy
convincente, y me has hecho entrar de cabeza. Y quería que fuera perfecto, como
en… bien hecho… Así que sal de aquí, señor.
Estaba
sonriendo de oreja a oreja al retroceder.
__Bueno,
mira que sos bravo, chiquito, me voy, vos mandas.
Resoplé
al oír eso.
__Te
veré dentro de media hora __soltó__. Pero ni un minuto más tarde, ¿entendido?
__!
Guille!__ Gaby se precipitó en la
habitación con un vestido de seda color champán largo hasta los pies__. Da mala
suerte ver al novio antes de la boda. ¡Sal! Dime que no has entrado con Albert.
__Lo empujó por el pasillo hasta
apartarlo de mi vista.
Lo último
que oí es que mi hermano esperaba en el coche.
__Te
veo en un ratito, Pedro __gritó, Guille, riendo.
Negué
con la cabeza, tratando de calmar los nervios y el vértigo que pugnaba con
ellos al mirarme en el espejo de caballete. Estaba casi irreconocible cuando me
puse el saco.
__ ¿Preparado,
Pedro? __preguntó, Gaby luego de haber sacado a Guille de la casa sin aliento,
casi.
Emanuel
apareció a su lado con una sonrisa provocadora, y un anillo de boda de oro al
lado del de diamante de compromiso que le había regalado Diego. Llevaban ya
meses casados.
__Sí,
¿estás listo, Pedro?
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
YanethBello!!! Saludos.
ResponderEliminarNery Ignacia Bellísima
ResponderEliminarLigia Hermoso
ResponderEliminarLily Rz Que bello!
ResponderEliminarJuanita Hermoso 🌷🌷⚘
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarRosa hermoso!!!!! Feliz🌞😍 Primavera ,.
ResponderEliminarMe encantó Eve...Tanto amor a punto de culminar de la mejor manera...
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